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Spring 2022

La crisis carcelaria en el Ecuador: las causas, manifestaciones y


algunas recomendaciones
Ava Lausch
SIT Study Abroad

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Lausch, Ava, "La crisis carcelaria en el Ecuador: las causas, manifestaciones y algunas recomendaciones"
(2022). Independent Study Project (ISP) Collection. 3473.
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La crisis carcelaria en el Ecuador: las causas, manifestaciones y algunas recomendaciones

Ava Lausch

School for International Training

Primavera de 2022
1

Indice

RESUMEN… 2
INTRODUCCION… 2
CAUSAS DE LA CRISIS… 5
Reformas legales 5
Falta de presupuesto 7
Cambios en el modelo 9
Corrupcion 11
MANIFESTACIONES DE LA CRISIS… 13
Hacinamiento 13
Violencia 15
NARRATIVA DEL GOBIERNO VERSUS LA REALIDAD EN LAS CÁRCELES… 17
Contradicciones y la realidad en las cárceles 19
Prioridades del estado 21
SOLUCIONES & RECOMENDACIONES… 23
Reformas al sistema penitenciario 24
Politica de prevencion 25
JUSTICIA RESTAURATIVA… 28
El modelo restaurativa y sus beneficios 28
Resistencia 29
Desarrollo y avances en la justicia juvenil restaurativa en Ecuador 30
CONCLUSION… 32
METODOLOGIA… 33
REFLEXIONES PERSONALES… 35
RECONOCIMIENTO… 36
BIBLIOGRAFIA… 36
2

RESUMEN

Esta monografía trata de la crisis carcelaria en Ecuador. Empieza con las causas

multidimensionales de la crisis y las maneras en cómo se manifiesta. La próxima sección explica

la narrativa del gobierno versus lo que realmente está haciendo y la política pública relacionada

con el sistema penitenciario. La tercera sección tiene que ver con soluciones y recomendaciones

por la crisis. Finalmente, hay una sección sobre la aplicación e importancia de la justicia

restaurativa como una alternativa a la privación de la libertad. Para conseguir la información

incluida, realice una revisión de fuentes secundarias e hice entrevistas con los varios funcionarios

del sistema de justicia.

Palabras claves: crisis carcelaria, política pública, justicia restaurativa, crimen organizado

INTRODUCCION

La crisis carcelaria en el Ecuador es un problema con causas multidimensionales y varias

manifestaciones claras. Para entender el conflicto, hay que empezar con los antecedentes que la

dieron origen.

En la situación económica del Ecuador, hay unos elementos que son importantes de

considerar. La pandemia del COVID, en combinación con la baja en el precio del petróleo causó

un debilitamiento de la economía ecuatoriana. A propósito de la pandemia, y los largos

confinamientos necesarios para evitar mayor número de muertos, tuvo un impacto en la

economía del país, ya que prácticamente se paralizó. Esto provocó un crecimiento de la pobreza

en 7 puntos, situación similar que ya experimentó el país hace 20 años. También, en 2020 bajó el

precio del petróleo llegando a 15 centavos. Ecuador es un país que depende de las exportaciones

para sostener la economía, y el petróleo es el ingreso más fuerte (Ribadeneira). Entonces la baja
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en el precio del petróleo, debilitó mucho la economía del Estado y no pudo invertir en su

población, quedando más personas sin trabajo, vulnerables y desprotegidas.

Esta situación fue mucho más conflictiva y evidente en las cárceles del país, donde los

internos no sólo que estuvieron aislados, sin recibir visitas de sus familias por casi un año, con la

presencia mínima de equipos técnicos, médicos y psicólogos, sino también, porque su

presupuesto fue disminuído por la crisis del país en alrededor del 85% (Nunez et al. 35). Las

masacres ocurridas en el 2020 y 2021 en las cárceles del país, con 381 muertos, prendió la

alarma sobre la gravedad de la situación que se estaba viviendo en las cárceles, pues nunca en el

Ecuador se había dado este nivel de violencia.

El discurso oficial fue y sigue siendo que la violencia se produce en las cárceles por el

aumento y complejidad de la criminalidad, ya que es consecuencia de las peleas entre miembros

del crimen organizado, por disputa del control de las rutas para transportar las drogas que vienen

de Colombia o las armas del Perú, dada la situación geográfica de Ecuador. Las autoridades del

ejecutivo indicaron además, que el poder de estas bandas es tan grande que son ellos los que

estaban controlando varias cárceles del país. Si bien ésta es una de las causas no es la única que

ha generado la violencia y por lo tanto, para ir pacificando las cárceles es necesario conocer las

otras causas de este problema. Estudios e investigaciones se han llevado a cabo tanto a nivel de

centros de investigación como también en el propio Ministerio del Interior para conocer con

certeza cuales son las causas de esta situación de violencia que se ha generado en las cárceles del

país. Los resultados de estos estudios evidencian la multicausalidad que ha generado esta

situación: poco presupuesto designado, cambios en el modelo penitenciario que han perjudicado

la dinámica y convivencia en las cárceles, un Código Integral Penal que cambió la visión

garantista que señala la Constitución Ecuatoriana a un enfoque punitivista, aumentando las


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penas, incluyendo nuevos delitos, aumentando las penas en delitos contra la propiedad, excesivo

uso de la prisión preventiva, causas éstas que generan hacinamiento. Construcción de megas

cárceles, que se suponían era para evitar el hacinamiento y de máxima seguridad, pero que nunca

cumplieron con el objetivo. Desde el 2015 las cárceles son unidades de inteligencia

penitenciaria, es decir, que la policía trabaja con informantes para combatir el microtráfico,

dando privilegios a quienes colaboran con ellos con información. La corrupción es otra causa

fundamental de análisis pues según datos de la Comisión para la Pacificación de la Cárceles,

grupo creado por el Presidente de la República, señalan que la corrupción no solo involucra a los

presos sino también a miembros de la policía, ejército y funcionarios del sistema penitenciario.

La crisis carcelaria también tiene que ver con la cultura ecuatoriana, que tiene ciertos

rasgos que complican la situación carcelaria, manifiesta la Dra. Amelia Ribdeneira, una

periodista investigativa quien se especializa en temas de justicia, “Yo creo que nuestra sociedad

tiene muchos tintes autoritarios que le empujan al estado y a los gobiernos a implementar

medidas populistas en el área penal, que demandan castigo, sanción”. Entonces hay por un lado

la creencia de que el castigo es la mejor solución al conflicto. Por otro lado, también dice ella

que un problema grave en la sociedad ecuatoriana es la violencia social que es uno de los

factores que causan tanto conflicto. La Dra. Verónica Polit, quien es la coordinadora del proyecto

de Justicia Juvenil Restaurativa en la organización Tierra de Hombres, dice “Creo que tenemos

una sociedad bastante violenta, con crianzas violentas. La concepción sobre la crianza de los

niños en América Latina sigue siendo muy violenta”. La combinación de los altos niveles de

conflicto con este pensamiento castigador significa que muchas personas están encarceladas.
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CAUSAS DE LA CRISIS

Aparte de los antecedentes de la crisis ya mencionados, hay algunas causas de la crisis

que son las más relevantes para entender cómo el país ha llegado a tener casi cuarenta mil presos

y situaciones tan precarias y violentas dentro de las cárceles.

Reformas Legales

La crisis carcelaria en Ecuador se puede dividir en tres épocas distintas. La primera, antes

de 2010, era caracterizada por unas medidas que resultaron en la descongestión de las cárceles.

En 2007, el gobierno creó la Unidad Transitoria de Gestión de la Defensoría Pública, que fue

formalizada como una institución autónoma en 2010. Según la Defensoría Pública, por los

servicios gratuitos que proveyó, en 2009 el país registró cero personas privadas de su libertad sin

sentencia. También, en el año 2008, los constituyentes otorgaron un indulto para las personas

denominadas “mulas del narcotráfico”, o microtraficantes. 95% de las personas privadas de

libertad por delitos asociados con microtráfico se beneficiaron del indulto y salieron de la cárcel.

Por eso, entre 2007-2009, hubo una descongestión del 38% de la población encarcelada

(Ribadeneira et al. 4).

En esta segunda época, entre 2010 y 2014, hubo un giro en la política criminal garantista

hacia una política más punitiva y castigadora. La prisión preventiva era la primera alternativa, en

vez de aplicar otras medidas cautelares alternativas a la prisión. En el 2010, la Asamblea

Nacional reformó delitos asociados con robo y hurto en el Código Penal, aumentando la pena y

reduciendo el monto de valor del objeto sustraído.


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En 2014, el estado consolidó estas políticas más punitivas en el nuevo Código Orgánico

Integral Penal, o el COIP. La intención de estas reformas legales era prevenir el cometimiento de

delitos a través de la amenaza de un castigo mayor, pero en vez de esto, causó el incremento en

la población de personas privadas de su libertad. El nuevo Código Orgánico Integral Penal crea

más delitos, aumenta las penas, incluye penas acumulativas hasta cuarenta años, elimina las

salidas alternativas como la suspensión del procedimiento y los acuerdos reparatorios, y elimina

las rebajas por buena conducta, entre otras normas. Hubo una excepción a este enfoque

castigador, aunque fue por un tiempo bastante corto, en el 2014. Se trató de volver a mirar los

delitos de drogas (ley 108 vigente desde 1991) como un problema de salud y pobreza y no como

un problema de criminalidad, había un esfuerzo de “recuperar la visión social del ‘fenómeno

socioeconómico de las drogas’”, según la investigación sobre la Crisis Carcelaria del Ministerio

de Gobierno (Ribadeneira et al. 9). Para esto se elaboró tablas de consumo, lo que facilitaba a los

jueces distinguir entre consumidores versus microtraficantes y las penas eran proporcionales al

delito. Pero el año siguiente, bajaron de nuevo los umbrales de drogas (tablas de consumo) y otra

vez hubo un incremento en las personas encarceladas por delitos relacionados con droga sin que

exista en muchos casos proporción entre la pena y el delito (Esquetini). Según la Dra.

Ribadeneira, la investigadora quien dirigió la investigación del Ministerio de Gobierno sobre la

crisis carcelaria, “este sistema que se construyó en el 2014 es un sistema castigador, que mira el

sistema penal como la solución de los conflictos. No construyen un sistema en el cual la sociedad

aprenda a resolver sus conflictos de manera pacífica y racional. El sistema penal es costoso y

además no resuelven el problema”. Este cambio hacia el populismo penal, en vez de disminuir el

cometimiento de delitos, resultó en un aumento en la población de presos, que no es una solución

efectiva a este problema de inseguridad y crimen. Según la Dra. Polit, estos cambios crean más
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violencia dentro de las cárceles porque “mientras más gente que por cualquier cosa está en una

cárcel, por un robo con ciertos agravantes puede estar 10 años en la cárcel, por tráfico de

cantidades menores de drogas, por cosas que no son tan grandes, estás poniendo a estas personas

en cárceles donde no tienen otra opción que ser parte de la delincuencia organizada”. La

delincuencia organizada será discutida con más detalle más adelante, pero es importante

reconocer el rol del crecimiento de la población por culpa de estas reformas legales como un

factor en estos conflictos.

Falta de Presupuesto

Una de las causas más graves de la crisis carcelaria es la falta de un presupuesto

adecuado para manejar el sistema y proveer los servicios necesarios. En 2019, el presupuesto del

SNAI era de 98 millones de dólares, pero el año siguiente disminuyó a 55 millones, y en 2021

continuó disminuyendo a 15 millones por la crisis causada por la pandemia (Nunez et al. 35).

Según la Dra. Ribadeneira, “En el 2020, que fue el año más duro, el Gobierno central redujo un

85% del presupuesto del sistema carcelario. Entonces la posibilidad de invertir para temas de

rehabilitación, que son importantísimos para las personas que están en prisión, eso no fue

posible.” Todos los aspectos de la vida dentro de la cárcel fueron afectados por este cambio, no

solo los aspectos orientados hacia la rehabilitación, sino también servicios básicos como

alimentación y acceso a salud. Según el Diagnóstico del Sistema Penitenciaria realizado por

Kaleidos, hay un déficit de personal por todas partes dentro de las cárceles. En noviembre del

2020, se identificó un déficit de 2,089 profesionales para cumplir con los ejes de tratamiento del

SNAI (Nunez et al. 35). En febrero de 2022, había un déficit de 3,000 agentes de seguridad, y en

las cárceles regionales tienen 300 o 400 presos bajo su control. El diagnóstico dice que una de las
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áreas con un déficit mayor es en relación a salud mental. De las 37 cárceles en Ecuador, solo 2

tienen un programa de salud mental. Como dice el diagnóstico, “Un acompañamiento emocional

o psicológico personalizado es imposible cuando existe aproximadamente un total de 67

psicólogos para una población de 39000 personas” (Nunez et al. 27). Pero los problemas se

extienden más allá de estos servicios psicológicos; sólo 25 de los 37 cárceles tienen un médico

familiar o general. También, hay grandes problemas con la alimentación y agua que reciben los

internos. En la cárcel regional de Latacunga, no hay suficiente agua y solo reciben dos veces

cada día por dos horas y las cárceles tienen horarios muy limitados de recolección del agua, que

también tiene una influencia en la higiene y salud de los internos (Esquetini). Con alimentación,

solo hay un presupuesto de $2.50 para las tres comidas diarias. En la comida, también hay una

falta de valor nutritivo y cantidad suficiente: 76% de los familiares entrevistados dicen que hay

escasas porciones de alimento (Nunez et al. 69). Además, en el área de actividades recreativas,

educativas y laborales los programas son inadecuados o inexistentes. Según los hallazgos de la

Comisión de Pacificación, que escribió un informe encargado por el Presidente Lasso, hay pocos

internos que pueden continuar con la educación secundaria por costos de la universidad misma o

el pago a intermediarios para poder usar las computadoras, así que menos de la mitad de los

internos participan en alguna actividad educativa. También, hoy día no disponen de talleres ni

otras oportunidades de trabajo (“La comisión de pacificación”). Considerando todos estos

déficits en el sistema penitenciario, es claro que no hay rehabilitación social ni condiciones

adecuadas para que una persona pueda vivir con dignidad.


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Cambios en el modelo

Estas reformas legales también coincidieron con cambios en la gestión del sistema y el

modelo penitenciario. En 2013, el gobierno empezó a construir tres “mega cárceles” en

Guayaquil, Latacunga, y Cuenca con el objetivo de reducir el hacinamiento. Estos centros son de

máxima seguridad, y están ubicados fuera de las ciudades. Estos centros albergan al 35% de la

población encarcelada. Según Amelia Ribadeneira, “Estos 3 mega centros empezaron a

funcionar sin los recursos necesarios: en personal, en tecnología, en servicios como agua potable

y otros. Empezaron a funcionar como respuesta a una situación política.” Es decir que desde el

principio, los centros ya no estaban listos para recibir y manejar este gran porcentaje de la

población que estaba allí. Además, por su ubicación geográfica, este 35% de la población está

aislada de su comunidad y de su familia, que también resultó en más conflictividad dentro de los

centros. Según el diagnóstico, “la reforma del sistema penitenciario y la construcción de las

regionales afectó fuertemente la convivencia y salud emocional de los internos” (Nunez et al.
10

12). Aunque había muchas críticas de este cambio por parte de organizaciones de derechos

humanos y organizaciones sociales, el estado las ignoró y siguió con estos cambios en el modelo.

También, el COIP también prohibió el ingreso de organizaciones no gubernamentales, o

ONGs, y organizaciones de derechos humanos que apoyaban a los presos (Alfonso de la Cruz).

Estos servicios eran sumamente importantes para los presos, porque eran estas organizaciones

que ofrecían programas educativos y recreativos para los presos. Según Donald Estupinan, un

ex-preso quien estuvo por 34 meses en la cárcel de Guayaquil en los años noventa, antes de la

salida de estas organizaciones, en las cárceles no había programas de rehabilitación social de la

cárcel misma, sino sólo de organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil o religiosas,

como por ejemplo Confraternidad Carcelario, una organización religiosa que implementaba

programas por los internos. El dijo, “Cuando una persona es llevada a la cárcel, no hay

rehabilitación. Cuando fui con [Confraternidad Carcelario], tuve el privilegio de ser rehabilitado

dentro de la cárcel”. Pero según Luis Alberto Alfonso de la Cruz, el director de la organización

Confraternidad Carcelaria, alrededor de 2014, con la aprobación del COIP, estas organizaciones

tenían que salir de las cárceles, y con ellas también salieron los programas que ofrecían un tipo

de rehabilitación social verdadera.

En esta época, otro cambio muy significativo en el modelo penitenciario fue la

desaparición de los comités de internos y la limitación de las visitas de familias, dos aspectos del

modelo que anteriormente ayudó mucho con la pacificación de las personas dentro de los

centros. El Sr. Estupiñán explicó que para los internos las visitas eran la parte más importante,

como un “alimento”. Según una socióloga y experta en temas de cárceles quien trabajó en los

centros antes y después de las reformas legales que pidió permanecer en el anónimato, señala que

en el 2014, ya había desaparecido el modelo de vínculos familiares con el desmantelamiento del


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régimen de visitas flexibles que permitían que las familias entraran. Con la combinación del

cambio del modelo, la ubicación de los centros, corrupción en los centros que prevenía que las

familias pudieran ingresar, y luego la pandemia y los altos niveles de violencia en los centros, el

acceso de las familias a los internos era mucho más difícil. Otro aspecto importante de la

pacificación dentro de las cárceles era el comité de internos, que estaba manejado por los mismos

internos y que establecía cierto orden y regulaba el espacio dentro de las cárceles (socióloga

anónima). Según el Diagnóstico del Sistema Penitenciaria realizado por Kaleidos, “la reforma

desmovilizó los comités de internos, quienes históricamente habían gestionado la precariedad del

encierro y los niveles de conflicto interno” (Nunez et al. 90). Como dice el diagnóstico, estos dos

factores son muy importantes para entender el aumento en conflicto dentro de las cárceles porque

desequilibró el modelo de pacificación. Según una investigación de la socióloga anónima, “al

quebrarse vínculos familiares, al quebrarse el comité de internos, al impedirles organizarse iban a

surgir eventos violentos”. Los resultados de estos cambios en el modelo son claros en los altos

niveles de violencia y desorden en las cárceles ahora, que se discutirá más adelante en este

ensayo.

Otro cambio en el modelo fue la desaparición de los emprendimientos de los internos.

Antes de 2014, había un modelo empresarial funcionando en las cárceles con un enfoque en la

formación donde los internos podían aprender sobre administración, contabilidad, manejo de

empresas y comercio exterior entre otras cosas. La socióloga anónima explicó que este

crecimiento empresarial es crítico para el crecimiento humano y es fundamental para el punto de

reintroducción a la sociedad. Según ella, “También eran empresas que tenían rentabilidad

psicológica para las personas privadas de libertad. Yo no saco mucho si la persona sigue en su

misma dinámica de extorsión o delincuencia y no piensa en reparar las cosas que hizo y en
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cambiar su vida”. Entonces estos emprendimientos daban una oportunidad a los internos para

crecer y cambiar su vida después de su salida de la cárcel. Cuando desaparecieron estos

emprendimientos, los internos perdieron no solo una oportunidad para ganar dinero sino también

más habilidades con aplicación en su vida fuera de la cárcel.

El último cambio significativo en el modelo que también tiene una influencia en la crisis

es el cambio en la gestión del sistema penitenciario. Antes del 2019, había un Ministerio de

Justicia, Derechos Humanos y Cultos, pero en este año desapareció el ministerio y se creó el

Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de Libertad, “el SNAI”. Se dividió la función

del ministerio entre el SNAI y la Secretaría de Derechos Humanos (socióloga anónima). En vez

de tener un ministerio, con muchos más recursos y autoridad, se bajó el nivel a un servicio y se

rompió la comunicación y conexión con los otros ministerios. Ahora, el organismo penitenciario

es uno de “segunda orden”, según la socióloga anónima, y con este cambio “ ahora estamos

funcionando como funcionábamos en los años 90”. Aunque los problemas dentro de las cárceles

estaban creciendo, con este cambio el estado estaba perdiendo más la habilidad de controlar y

manejar la situación.

Corrupción

Otra causa importante de la crisis carcelaria es la corrupción dentro de las cárceles. Según

la Comisión de Diálogo Penitenciario y Pacificación, hay por lo menos un 10% de los

funcionarios de justicia que están trabajando con las bandas delictivas dentro de la cárcel

(Pimentel). Incluso funcionarios del SNAI, policía y militares están involucrados en estas redes

de corrupción. La corrupción dentro de las cárceles es un tema muy complicado, porque hay

abuso e involucramiento por parte de tanto los funcionarios como los internos. Dentro de las
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cárceles, hay una “cultura de supervivencia que opera vendiendo favores, extorsionando,

vendiendo protección en las cárceles” (Pimentel). Y por la falta de recursos y temas de

inseguridad en las cárceles, ha permitido que crezca mucho la corrupción en las cárceles. La

extorsión se manifiesta en muchos aspectos de la vida de los prisioneros, incluso visitas,

alimentación, medicina, y encarece mucho más la vida dentro de la cárcel. Para que las familias

puedan ingresar, un director de una cárcel dijo a la Comisión de Pacificación que muchas veces

los familiares tienen que pagar USD $50 cada visita (“La comisión de pacificación”). La

corrupción relacionada con el acceso a la medicina también causa más precariedad de salud de

los internos. En algunos centros tienen que comprar hasta el agua. Además, la corrupción tiene

una relación fuerte con la violencia dentro de las cárceles. Dra. Ribadeneira expresó, “Basado en

la cantidad y los objetos con los que están dentro de las cárceles, es evidente que es una

corrupción muy contundente y creo que ese es uno de los factores que más han facilitado la

violencia dentro de las cárceles”. En las cárceles se han encontrado armas, escopetas, granadas, y

más cosas ilícitas que no podrían ingresar si los funcionarios no estuvieran implicados

(Esquetini). Ella dijo que la corrupción es un factor determinante en la crisis carcelaria hoy día y

para intentar resolver los problemas, hay que limpiar el sistema de corrupción.

MANIFESTACIONES DE LA CRISIS

Hacinamiento

Como resultado de estos cambios en la política pública entre otros factores, los niveles de

hacinamiento y violencia en las cárceles incrementaron mucho en los siguientes años. Aunque ha

sido un tema investigado en Ecuador desde los años noventa, en años recientes el hacinamiento

se ha convertido en un problema muy grave. Una causa y manifestación clara y fuerte de la crisis
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carcelaria hoy en día es el hacinamiento en el sistema penitenciario ecuatoriano. Por culpa de las

reformas legales mencionadas anteriormente, el número de personas privadas de su libertad en

Ecuador es más alto que nunca y sigue creciendo. En teoría, la construcción de las mega cárceles

era la solución al hacinamiento, pero por las reformas legales y la política criminal punitivista, la

población carcelaria todavía crece y aparte de la construcción de estos centros, según el

diagnóstico, hay un porcentaje de hacinamiento de 34% en las cárceles y en algunas cárceles hay

más que 100% de hacinamiento.

(Gráfico prestado por la Dra. Patricia Esquetini)

Estos dos cambios (el uno en el modelo y las reformas legales) ocurrieron de manera simultánea

y contradictoria, porque por un lado estaban intentando descongestionar el sistema penitenciario,

pero por el otro estaban enviando más personas a la cárcel a través de la política punitiva. Hay

una clara contradicción entre las intenciones de esta política y los resultados. La socióloga

anónima también mencionó esta contradicción en lo que ella llama “el populismo penal”. Dice

ella que los resultados de estos cambios son los siguientes: van a haber más personas privadas de

su libertad, van a estar en peores condiciones, y que es mucho más difícil para un estado ya sin

recursos darles alimentación, salud y acceso a otros servicios básicos. El crecimiento de la

población en combinación con la falta de presupuesto ha resultado en situaciones inhabitables

dentro de las cárceles. Según el diagnóstico, “el 42% de los presos duerme en el suelo, el 20% no

tiene acceso regular a agua potable” (Nunez et al. 11). Por estas condiciones, como la falta de

servicios básicos como agua, el deterioro de la infraestructura de saneamiento, y el nivel de


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hacinamiento de los centros penitenciarios son los factores que recrudecen la vulnerabilidad de la

población penitenciaria y genera más violencia dentro de las cárceles. Según el informe de la

Comisión de Pacificación, el hacinamiento es “uno de los ejes de mayor producción de violencia

personal e interpersonal”.

Violencia

Otra manifestación de la crisis carcelaria relacionada con el hacinamiento que es también

muy clara y fuerte es la violencia dentro de las cárceles. En los años recientes, hay violencia

como no se ha visto antes dentro de las cárceles (Polit). Es importante considerar todos los

cambios en el modelo y las reformas legales ya mencionados anteriormente para entender la

violencia, pero otro factor determinante es la influencia del crimen organizado. Dos otros

factores que tienen una relación complicada y que también están provocando violencia son la
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corrupción y la presencia del crimen organizado. Como se mencionó anteriormente, hay mucha

corrupción entre los funcionarios del sistema y los internos, y eso ha desempeñado un papel

fuerte en el crecimiento de violencia. Según la Dra. Rebideneira, “Desde el 2018 hacia atrás, la

violencia que teníamos era violencia interpersonal como situaciones de convivencia. Pero desde

2019, se siente la presencia del crimen organizado y eso ha sido posible porque hay un sistema

que lo permite y obviamente las personas que trabajan dentro de las cárceles son cooptadas y

aprovechan su situación de privilegio. Ese sistema corrupto es el que ha facilitado mucho la

violencia dentro de las cárceles”. Por estas redes de corrupción, el crimen organizado tiene

acceso a armas, celulares, droga y alcohol que ha fortalecido su influencia dentro de las cárceles

ecuatorianas. Las masacres carcelarias que pasaron en años recientes se tratan de disputas de

poder entre las bandas para el control de la economía criminal asociada con las drogas. Según la

evaluación de la crisis carcelaria publicada por el ministerio de gobierno, estas disputas por el

liderazgo entre las pandillas es “una de las premisas más fuertes para entender la violencia”

(Ribadeneira et al. 10). Dentro de estas disputas, están luchando por control sobre los territorios,

rutas y conexiones con el crimen organizado internacional. Además, la corrupción y las

conexiones entre las pandillas y los funcionarios, incluso la policía, ha causado más violencia.

No solo por la involucración en el ingreso de objetos ilegales, sino también por la creación de

redes de informantes. En 2015, se creó la Unidad de Inteligencia Policial en las cárceles,

informalmente llamada “unidad del ultramundo” por los presos. Entonces, en este año empezó el

uso de la cárcel como un lugar de recolectar información sobre la droga a cambio de privilegios

y traslados en la distribución de la población (Ribadeneira). Por un lado, eso crea violencia

porque si los informantes de la policía son descubiertos, son asesinados y frecuentemente hay

venganzas entre las bandas. Según la Dra. Ribadeneira, las autoridades están seguras que en
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algunas de las masacres, algunos de los asesinatos pasaron porque había pasado información a la

policía. Por otro lado, también crea violencia para fortalecer a las bandas criminales con darles

recursos y ubicarlos todos en el mismo pabellón. Entonces, a través de su guerra contra la droga,

el estado está involuntariamente fortaleciendo las pandillas y creando más violencia dentro de las

cárceles.

NARRATIVA DEL GOBIERNO VERSUS REALIDAD EN LAS CÁRCELES

Política Pública y Narrativa del Gobierno

En el manejo de la crisis carcelaria, hay grandes disparidades entre lo que dice y hace el

gobierno y la política pública y lo que está pasando dentro de las cárceles. En febrero de 2022, la

Secretaría de Derechos Humanos entregó su política pública al Presidente Lasso para el periodo

2022-2025. Según el gobierno, el enfoque de esta política pública será la rehabilitación social

para prevenir el cometimiento de delitos después de salir de una cárcel. Con este enfoque, dice

que va a garantizar los derechos de los 40,000 presos y sus familiares, que son en total 100 mil

personas (Chejín), acorde a la norma constitucional ecuatoriana, que en el artículo 35 dice “las

personas privadas de libertad son de atención prioritaria para el Estado… recibirán atención

prioritaria y especializada en los ámbitos público y privado” (Constitucion Ecuatoriana).

Entonces, en teoría es una obligación del estado garantizar estos derechos.

El documento dice que hay cuatro prioridades del estado en este momento: mejorar la

seguridad en los centros, reducir el hacinamiento y la excesiva aplicación de la prisión

preventiva, mejorar la gestión penitenciaria y mejorar la rehabilitación social. La Dra.

Ribadeneira, investigadora del estudio sobre cárceles elaborado por el Ministerio de Gobierno,
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señala que: “Hay la comprensión que estas personas sólo han perdido su derecho a la libertad.

Todos los otros derechos se conservan. Eso significa fortalecer las cárceles con tecnología y con

personal para que las personas cumplan sus penas y salgan, pero salgan con una posibilidad de

reinserción, que salgan con una profesión por lo menos de técnica o carpintero o electricista, que

tienen opciones”. Según el Presidente Lasso, es injusto que una persona privada de libertad no

tenga acceso a educación, deporte, cultura y salud. En la nueva política pública, dice que

destinan un presupuesto de más de 24,7 millones de dólares. También, dicen que van a utilizar un

“enfoque integral” para que puedan resolver problemas como el hacinamiento y las condiciones

precarias en las que viven los internos, trabajando en conjunto con otras organizaciones, incluso

la Secretaría de Derechos Humanos, el SNAI, y el Ministerio de Salud, Cultura y Deporte entre

otras (Chejín).
19

Contradicciones y la realidad de las cárceles

En la realidad, hay muchos problemas con esta política pública, empezando con el

presupuesto dado al sistema. Según la política pública, es crítico invertir en “los olvidados” para

realizar esta rehabilitación social necesaria. El documento dice que el presupuesto será dividido

entre principalmente salud, trabajo, educación y rehabilitación. En la presentación de la política

pública, parece como si hubiera una gran inversión en programas sociales y de otros tipos para

los internos, pero en realidad la cantidad de dinero asignado a cada categoría no es suficiente

para inaugurar estos proyectos. En años anteriores, el presupuesto era mucho mayor que lo que

tienen ahora. Por ejemplo, en 2019 había más de 90 millones de dólares. Para el año 2021, ya

bajó a 54 millones, y hoy día es menos de la mitad de esta cantidad de dinero (Nunez et al. 35).

Con la limitación del presupuesto, será imposible realizar todos los objetivos del plan para la

rehabilitación social.

Entre los objetivos fundamentales del estado en relación al mejoramiento de la vida

dentro de las cárceles está garantizar los derechos humanos de los detenidos, pero en la práctica

no se da. Concuerdo con esto el Dr. Luis Samaniego, un juez especializado en justicia juvenil en

la provincia de Loja, dice que “de acuerdo a nuestra Constitución de la República, en el artículo

uno, claramente se establece que somos un estado constitucional de derechos y justicia, que este

sistema universal de Derechos Humanos tiene una aplicación directa.” Entonces la constitución

dice claramente que los derechos humanos deben aplicarse a todos, pero en realidad el

tratamiento que reciben y las condiciones dentro de las cárceles no son dignas y no están de

acuerdo con la garantía de estos derechos. Según la Comisión de Pacificación en su primer

informe presentado al Presidente de la República, los miembros de la comision señalan que “Por
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las condiciones en que sobreviven las personas privadas de libertad, estos centros carcelarios se

consideran bodegas de seres humanos y centros de tortura. Para corroborar la realidad, las PPL

de Esmeraldas han enviado a la Comisión una carta de denuncia contra la tortura” (“La Comision

de Pacificacion”). En una de las primeras páginas del informe, dice “Garantías básicas de

derechos humanos– como comer nutritivamente, accesos a servicios médicos y educativos,

reunificación familiar, rehabilitación, reinserción social, entre otras– fueron anuladas”. Unos

ejemplos claros de este incumplimiento de derechos básicos son la indiferencia de la

administración de las cárceles a la convivencia de los internos. El informe dice que, “No existen

categorías internas, mezclando PPL en pabellones sin tomar en cuenta antecedentes,

peligrosidad, condiciones de salud y perfil personal, lo que añade elementos de peligro y

violencia en la convivencia”. Otro ejemplo que la socióloga anónima mencionó que en “las

visitas íntimas con las esposas por ejemplo se hacen en la misma celda y tú estás rodeado de 60

personas más, eso te parece digno?”

Los otros objetivos de la política pública incluyen la salud mental y física de los internos.

Según la política pública, es muy importante la garantía de un centro de salud de primer nivel de

atención en cada centro (Chejín). En cambio, los hallazgos de la Comisión de Pacificación

indican que hay muchas personas con enfermedades como tuberculosis, presión alta, diabetes y

otras enfermedades muy graves que no reciben la atención médica requerida. También dice que

en la Cárcel de Mujeres, no hay atención médica a emergencias. El acceso a salud es otro

derecho básico que debería ser garantizado para los internos, pero en la realidad hay una gran

diferencia entre lo que dice el estado sobre la atención médica y lo que reciben los internos.

También en el ámbito de servicios psicológicos falta mucho por hacer. La política pública

reconoce que hay la necesidad de atención psicológica especialmente para las familias de
21

quienes murieron en las masacres, pero la Comisión de Pacificación dice que en realidad no han

recibido atención ni los familiares de los masacrados, ni los funcionarios, policías y militares que

estuvieron en estos enfrentamientos. Ni tampoco han recibido atención psicológica los internos

que están en los recintos carcelarios donde se produjeron las masacres.

La última área que menciona la política pública con claridad es el acceso a servicios

educativos, laborales, y recreativos. Aunque no son servicios básicos, si son derechos

fundamentales y hay el reconocimiento por parte del Presidente Lasso de la importancia de estos

servicios para la reinserción social. Para que los internos puedan tener oportunidades de trabajo

cuando salgan, es importante que haya oportunidades para el desarrollo de ellos dentro de la

cárcel. Sin embargo, la Comisión de Pacificación no encontró talleres ni otras oportunidades de

trabajo para los internos, salvo unas pocas excepciones en las cuales trabajan en la cocina o la

panadería (“La Comisión de Pacificación”). Entonces hay pocas oportunidades para que ellos

crezcan y la reinserción social es muy difícil al punto de salir de la cárcel.

Prioridades del estado

En vista de todos estas realidades, es claro que la prioridad del estado no es la

rehabilitación de las personas privadas de la libertad. Aunque la narrativa del presidente y en la

política pública es una de rehabilitación social y derechos humanos, en realidad los esfuerzos del

estado en relación a la crisis carcelaria tienen más que ver con el tema de seguridad. La Dra.

Ribadeneira dice que la seguridad y temas de violencia organizada son “la primera obsesión del

estado” en este momento, aunque también hace referencia a la política pública de derechos

humanos. Según la Dra. Veronica Polit, “este gobierno tiene un discurso claro sobre acabar con

las bandas de delincuencia organizada, pero hay una necesidad de incorporar el enfoque de
22

Derechos Humanos del sistema carcelario”. Falta el aspecto de derechos humanos, pero hay

mucho énfasis en el problema del crimen organizado.

Como se ha señalado anteriormente, la violencia es un problema grave dentro de las

cárceles, pero el estado no ve el problema en su totalidad. El informe de la Comisión de la

Pacificación dice que al estado “focaliza el problema masivo de drogas y armas trae consigo el

ocultamiento de las otras causas de violencia estructural, minimizarlas, como si se tratara de un

conflicto con una sola causa”. El estado ignora a los problemas estructurales que no están

relacionados solo con la delincuencia organizada, pero eso también hace más vulnerable la

población carcelaria. Aunque el rol del crimen organizado es fuerte, es el estado quien creó las

circunstancias burocráticas, sociales y políticas que produjeron las masacres carcelarias (Nunez

et al. 92). Un claro ejemplo de esta visión del gobierno limitada y con cero respeto a los derechos

humanos y de los internos de las cárceles fue la declaración del ministro del interior, que señaló

refiriéndose a las cárceles: “Vamos a limpiar el establo de augías en que se ha convertido el

sistema penitenciario” (“Vamos a limpiar el establo”). Es decir, para él son las cárceles establos

que se deben limpiar del estiércol.

Pero estas políticas orientadas sólo hacia la seguridad son problemáticas y no

necesariamente efectivas. Según el diagnóstico, “En la línea de sus predecesores, el gobierno

actual va a construir más cárceles y va a comprar tecnología para mejorar la seguridad

penitenciaria. Si algo hemos aprendido del fracaso de la reforma es que el centro de gravedad de

la política pública de rehabilitación no puede ser únicamente la seguridad” (Nunez et al. 91). Y

es justamente lo que el gobierno hace, En este mes de abril 2022, según información del

periódico Primicias, el gobierno invertirá USD 2 millones en proyectos de infraestructura,


23

equipamiento y tecnología para La Cárcel de la Roca, que será el lugar en la que trasladen a los

presos más peligrosos (Esquetini).

Dentro de la cárcel y fuera, los esfuerzos de la policía de disminuir la violencia en

realidad tienen efectos contradictorios. En las cárceles, la inteligencia policial genera más

conflictividad entre las bandas. El diagnostico explica, “En este momento las megaprisiones no

son centros de rehabilitación social sino centros de inteligencia policial, espacios de tortura como

lo han denunciado organizaciones de [derechos humanos] y mecanismos de gestión penal de

problemas sociales” (Nunez et al. 91). La preservación de derechos es un tema de segunda orden,

y el estado prioriza la prevención de violencia. Además, en las calles, hay una “hipervigilancia

de las calles” en barrios empobrecidos bajo el pretexto de seguridad, pero en realidad la policía

está atacando a estas comunidades vulnerables (Ribadeneira). La población carcelaria está

compuesta de las personas más vulnerables: “los que van a la cárcel son los jóvenes que están

entre los 21 y los 36 años de edad, los que han estudiado menos, los que han tenido problemas de

pobreza extrema, de violencia intrafamiliar” (socióloga anónima). Entonces las medidas de

seguridad fuera de las cárceles tampoco son efectivas porque solo tiene que ver con los

resultados del problema (crimen) y no con los orígenes del problema (pobreza).

SOLUCIONES & RECOMMENDATIONS

Para solucionar la crisis carcelaria, hay algunos pasos que son más pertinentes y urgentes,

incluso para reaccionar a la crisis actual pero también en el ámbito de prevención. Por todos los

factores ya mencionados, el estado tiene que intervenir también dentro y fuera de las cárceles

para mejorar la situación.


24

Reformas al sistema penitenciario

En las cárceles mismas, hay algunos cambios que son importantes a corto plazo para

mejorar la calidad de vida de las personas privadas de libertad. Para empezar, dice el diagnóstico

que “es urgente desmontar incentivos a la corrupción que encarecen la vida de la gente en

prisión” (Nunez et al. 90). Este cambio es importante para reducir la violencia y bajar los precios

de la vida dentro. La Dra. Ribadeneira dice que la mejor manera de reducir la corrupción es tener

una personal adecuado, capacitado, y bien pagado para desincentivar redes de corrupción. Otro

cambio en el modelo que es de primer orden para reducir la violencia es despoblar las cárceles

por toda la conflictividad que genera el hacinamiento. Para disminuir la población que ya está en

las cárceles, sería importante ofrecer indultos, crear mecanismos alternativos de penas, y

adelantar la caducidad de prisión preventiva para que haya menos personas encarceladas sin

sentencia. Un paso adicional que es importante para reducir la violencia a corto plazo es abrir las

cárceles de nuevo al régimen de visitas flexibles. Según la socióloga anónima, una de las

prioridades del estado debe ser serenar a las poblaciones encarceladas para prevenir que la

violencia continúe. Ella dice que la pacificación es “un proceso que viene desde adentro. Hay

que dialogar con la gente, establecer mecanismos de resiliencia. Hay que establecer programas

de seguridad dinámica permanente con ellos. Tienes que hacer brotar el lado creativo desde el

interior de la propia gente”. Entonces, el regreso de mecanismos como visitas y el comité de

internos son urgentes para reinstalar. También, sería prudente abrir las cárceles a las

organizaciones de la sociedad civil y organizaciones de derechos humanos para que puedan

continuar con su trabajo dentro de las cárceles. Estas organizaciones son vitales para el punto de

reinserción social porque ofrecen oportunidades para el crecimiento personal y laboral. Según la

Dra. Veronica Polit, la parte más débil del sistema penitenciario es el punto de reintegración a la
25

sociedad, y estas organizaciones que apoyan a los internos son lo que facilita la reinserción sin

tantos problemas. Ella dice que, “la crisis penitenciaria justamente nos da una oportunidad para

cambiar la represión con respecto al sistema. Esto implica justamente que en el sistema haya

inversión, fortalecimiento de equipos, más recursos y tienen que unirse todas las instituciones del

Estado que están a cargo de la protección social”. El enfoque integral de que habla la política

pública es realmente necesario para evitar más violencia y maltrato de los internos.

Otra recomendación muy importante tanto del diagnóstico como de los entrevistados es el

cambio en la administración de los cárceles, es decir cambios en el funcionamiento del SNAI. La

Dra. Ribadeneira explica, “Ahora este Gobierno tiene la enorme obligación y una presión de

reparar todo lo que se hizo mal, cambiar a nuevos nuevos modelos de gobernanza dentro de las

cárceles de la administración carcelaria”. Entre los funcionarios del gobierno como ella hay el

reconocimiento que la administración de las cárceles no está funcionando. Según el informe de la

Comisión de Pacificación y el diagnóstico de Kaleidos, hay una falta de credibilidad de los

funcionarios del SNAI y mucha corrupción institucionalizada y permitida por los reglamentos

(Nunez et al. 91). Además, como se mencionó antes, las prioridades de la organización están

equivocadas: “se ha confundido la seguridad penitenciaria con rehabilitación social”. Hay que

reestructurar el SNAI e imponer un nuevo sistema de gestión, tomando en cuenta las

recomendaciones propuestas desde la sociedad civil y la academia, quienes en el pasado el

estado hizo caso omiso.

Politica de prevencion

Para realizar cambios a largo plazo, es importantísimo que el estado imponga una política

de prevención. Otro tema que es recurrente en muchos de los entrevistados, esto es, la
26

responsabilidad del estado de prevenir que tantas personas vayan a las cárceles. Según la Dra.

Ribadeneira, “No solamente se trata de que el Estado reaccione ante una crisis, sino que

prevenga las crisis. Pero prevenir una crisis significa que debemos entender estos fenómenos.

¿Qué ocurrió antes para que tengamos estos problemas?” Entonces, es crítico que el estado

entienda lo que está causando esta crisis. Hay una relación fuerte entre la pobreza y el

cometimiento de delitos que es aparente tanto en los tipos de delitos cometidos (robo, hurto,

microtraficante) como en la demografía de las personas encarceladas, quienes son mayormente

jóvenes, pobres y sin educación. Según la Comisión de Pacificación en su primer informe señala

que las cárceles se han convertido en “centros de retención juvenil”, ya que el 75% de la

población penitenciaria —aproximadamente— lo conforman jóvenes de entre 18 y 35 años.

Es decir, son las personas más vulnerables, que en vista que no hay presencia del Estado, el

crimen organizado puede cooptar fácilmente a estas personas, ofreciéndoles un sueño de una

vida mejor (Ribadeneira). El microtráfico es usualmente un crimen de necesidad, cuando una

persona está empobrecida y no tiene otras alternativas.

Entonces es una obligación del estado implementar políticas públicas que tienen que ver

con la prevención del cometimiento de delitos, empezando con las circunstancias que causan que

muchas personas empiezan a delinquir. En términos amplios, el estado tiene que trabajar en

mejorar las condiciones socioeconómicas de las personas. La Dra. Ribadeneira dice, “Yo creo

definitivamente que mejorar la situación económica y social de la sociedad va a incidir en la

reducción del hacinamiento y también en la violencia. Y si consigue mejorar las condiciones de

vida de los ciudadanos hay menos probabilidades de que el crimen tenga oportunidad de cooptar

a la gente”. Mejorar la situación económica sirve doble, porque resulta que menos personas

delinquen y también hay menos incentivos para involucrarse en el crimen organizado. Según la
27

socióloga anónima, “tenemos la obligación de construir políticas, modelos, proyectos, programas

a largo plazo que se mantengan para evitar que las personas comentan delitos”. Entonces a través

de una política pública que apoya a la gente en términos sociales y económicos aliviará muchos

de los problemas que el estado enfrenta en el ámbito penal.

Otra área en la cual el estado tiene que trabajar mucho es en la formación y educación de

su población. Según la Dra. Ribadeneira, “Desde una visión política qué se cultivó digamos

desde el 2017 hacia atrás pero también desde la cultura ecuatoriana, hay una fascinación o un

gusto muy fuerte por el castigo”. Tanto la cultura ecuatoriana como la política pública del estado

juegan un papel en esta construcción de cómo debe ser la justicia en la mente de los ciudadanos.

Esta cultura de castigo es muy fuerte en el Ecuador, y para combatir estas tendencias hacia el

populismo penal es necesario que el gobierno realice proyectos de reeducación para que la gente

aprenda pensar de otra manera sobre temas como criminalidad, seguridad y el papel del sistema

penal (Ribadeneira). Según la Dra. Veronica Polit, “tenemos que trabajar muchísimo en

concienciar en el respeto de la ley. Esa conciencia va a permitir que tengamos disciplina, que

seamos capaces de respetar al otro en toda su dimensión humana, que tengamos conciencia de lo

que es justo, o de lo que es reparador para disminuir esta ansiedad loquísima que tenemos por

castigar”. Por un lado, el estado tiene que trabajar en la educación de la gente alrededor de lo que

es justo y reparador, y por el otro lado debe ser un proyecto del estado de reeducar a la gente para

que no delinquen tanto. En las palabras de la Dra. Ribadeneira, “Tenemos que educar para que

aprendan a respetar la ley, para que aprendan a manejar el consumo del alcohol, para bajar

niveles de sexismo, machismo, xenofobia, homofobia, tantas fobias. El estado debe entender que

invirtiendo en reeducación va a ser mucho más económico que gastar sus recursos en las
28

cárceles”. Tanto por el estado como por la ciudadanía hay beneficios de invertir en la formación

de la sociedad así.

JUSTICIA RESTAURATIVA

Un tema que surgió en la mayoría de las entrevistas es la necesidad de cambiar el sistema

punitivo y castigador que existe hoy en día en Ecuador. Según la Dra. Veronica Polit, “La crisis

penitenciaria está poniendo en cuestión esta visión que ha tenido el estado. Sobre primero la

capacidad que tiene el estado de manejar un sistema punitivo, porque simplemente no existe

capacidad”. Ella cree que por toda la violencia que ha pasado en años recientes, la necesidad de

cambios en el sistema se hizo obvio. Pero especialmente en el ámbito del sistema penitenciario

adulto, es muy difícil cambiar las ideas sobre el castigo como la única opción y hay mucha

resistencia a la idea de una justicia más restaurativa.

El modelo restaurativo y los beneficios

Para empezar, es importante entender que es el modelo de justicia restaurativa y cuáles

son los objetivos de este sistema. La justicia restaurativa tiene como sus principales objetivos la

restauración del orden en la comunidad, la reparación de las relaciones dañadas, dar apoyo y

protagonismo a la víctima, y prevenir la reincidencia del ofensor a través de la reintegración en

la comunidad (Ramirez Freire 5). Según el Dr. Proaño, Defensor Público especializado en

jóvenes en conflicto con la ley, la respuesta punitiva deja de lado a la víctima porque no da

respuestas o reparación a ella. El sistema punitivo “está creado solo para lo que es el procesado”,

pero la víctima no puede tener un papel activo en la resolución del conflicto (Proaño). Por otro

lado, la justicia restaurativa da una oportunidad a la víctima para solucionar el conflicto de una
29

manera que de verdad le repara y le beneficia. Dice Dr. Samaniego que estas prácticas

restaurativas “permiten entender, reunir a los involucrados, comprender y tomar decisiones que

vayan a favorecer a todos: la adolescente infractor, familia víctima, familia de la víctima”. No

solo beneficia a los ofensores, sino más a las víctimas.

Otro beneficio de la justicia restaurativa es el descongestionamiento del sistema

penitenciario. El procedimiento ordinario puede llevar años, pero la justicia restaurativa

soluciona conflictos en corto plazo. Según la Dra. Reino, una fiscal en Quito especializada en

trabajo con adolescentes en conflicto con la ley, “se siente satisfecha de que algo se hizo el

mismo día, lo que se pudo haber solucionado un año, yo lo hice en un día”. Además, con menos

personas en la prisión y la desjudicialización de casos de delitos menores, es menos costoso para

el estado.

Resistencia

Aunque hay muchos beneficios de la justicia restaurativa, especialmente con adultos hay

una mentalidad punitiva y de oposición a la aplicación de este modelo. Según la Dra. Polit, la

resistencia tiene varios orígenes. Para empezar, las creencias culturales mencionadas

anteriormente contribuyen a las ideas negativas en la imaginación social de la justicia

restaurativa. Dice ella, “Hay contextos culturales de machismo, de violencia que contribuyen a

que haya una resistencia cultural sobre la justicia restaurativa”. Por este diálogo sobre la

peligrosidad, hay la idea que medios de descongestión como la justicia restaurativa crean

inseguridad en la sociedad, pero según la socióloga anónima solo un 6% de las personas

encarceladas están allí por crímenes violentos. Lamentablemente, estas creencias también están

mantenidas por los algunos operadores de justicia, quienes perciben a la justicia restaurativa
30

como una forma de impunidad. Estas ideas están reforzadas por los medios de comunicación,

quienes tampoco tienen suficiente especialización en el tema para manejarlo con sensibilidad.

Otro factor que produce resistencia es la idea de que el modelo restaurativo es una importación y

que no puede funcionar en Latinoamérica. La Dra. Polit observa, “En muchas ocasiones nos han

dicho que estamos tratando de traer un modelo externo, un modelo extranjero, un modelo que

funciona bien en Suiza, pero en América Latina no creen que va a funcionar”. Por todos estos

factores, es bastante difícil avanzar con la justicia restaurativa, especialmente con adultos.

Desarrollo y avances en la justicia restaurativa juvenil en Ecuador

Con los adolescentes, la justicia restaurativa ha tenido más éxito. En la norma

ecuatoriana, ya están integradas medidas alternativas a la privación de la libertad. En 2003, se

aprobó el Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia, que incluye los principios de

especialidad y mínima intervención y que dice claramente que la privación de la libertad es el

último recurso (Polit Chiriboga y Sandoval Ayala 3). Según Diego Proaño, “en este código

orgánico de la niñez de adolescencia y en base al artículo 40 de la Convención de los Derechos

del Niño, es que se creó una mediación penal juvenil. Allí hay conciliación, los acuerdos de

reparación, la suspensión condicional del proceso”. En la constitución ecuatoriana también dice

que los adolescentes infractores tienen una doble vulnerabilidad y deben recibir una protección

especial y atención prioritaria (Polit Chiriboga y Sandoval Ayala 5). En 2019, se confirmó el

esfuerzo nacional por consolidar la justicia juvenil restaurativa a través de una sentencia emitida

por la Corte Constitucional del Ecuador en la que obliga a que la justicia juvenil sea aplicada por

operadores de justicia especializados y acreditados. La Dra. Polit dice que “Ahora a partir de esa

de esa sentencia de la Corte Constitucional y de otras sentencias en materia de Justicia


31

restaurativa juvenil ya han mejorado mucho las cosas”. Entonces el marco legal en relación a la

justicia restaurativa juvenil está bastante desarrollado.

Una organización fundamental para el desarrollo de la justicia restaurativa juvenil

especialmente en el ámbito de la política pública es Tierra de Hombres, o TDH, donde trabaja la

Dra. Veronica Polit. TDH coopera con todas las instituciones involucradas en el sistema de

justicia, incluso la Fiscalía, el Consejo de la Judicatura, la Defensoría Pública y el SNAI para

fortalecer el enfoque restaurativo dentro de la justicia juvenil, haciendo proyectos de incidencia,

formación e innovación social. Con el apoyo de TDH, el gobierno desarrolló la política pública

mencionada en el párrafo anterior entre otras actividades como el modelo de atención construido

con el SNAI.

También, TDH hace mucho trabajo en el eje de formación. Realiza capacitaciones con

todos los operadores de justicia tanto fiscales, defensores como jueces para que todos entiendan

de la misma manera la aplicación del modelo de la justicia restaurativa y para facilitarles una

retroalimentación entre ellos. A través de una metodología de “aprender haciendo” los

operadores analizan casos y simulan audiencias. El Dr. Samaniego enfatiza la necesidad de este

trabajo en conjunto, “Si no es así pues el juez prácticamente estaría solo en una isla, sin que a su

alrededor existan esos apoyos para poder salvar al menor de edad”. Aparte de este énfasis, hay

también el énfasis en la especialización y acreditación porque es muy importante que los

operadores entiendan la diferencia entre el tratamiento de adolescentes y adultos. Antes, no había

una especialización en la justicia juvenil, entonces había una mala aplicación de la justicia en el

ámbito de adolescentes.

La política pública reconoce que el enfoque restaurativo es vital para el sistema de

adolescentes, y los resultados son evidentes. Las medidas socioeducativas son obviamente
32

mucho mejores que la cárcel. Si bien estas medidas socioeducativas se pueden cumplir en un

centro de adolescentes infractores con privación de libertad o en no privación de libertad. Esto

depende de la decisión de los jueces. Como dice el Dr. Samaniego, juez especializado, “El joven,

que si lo criminalizamos y penalizamos, le cortamos las alas y después tratamos de reintegrarlo

con medidas que no tienen objetivos, no va a ser fácil que ese chico se acostumbre a vivir en

sociedad”. Hay evidencia de que hay menos reincidencia cuando cumplen los jóvenes las

medidas socioeducativas en medio abierto que en centros de privación de la libertad. Según

Diego Proaño, señala que de los resultados obtenidos en una investigación realizada en el 2020, “

la reiteración de delitos en jóvenes que cumplieron la medida socioeducativa en medio abierto

fue mínima, no llega al 10% frente al 40% de reiteración de delitos con adolescentes que

estuvieron privados de su libertad”. Tanto para el crecimiento de los adolescentes como para el

índice de reincidencia, las medidas que se cumplen en medio abierto son mucho más efectivas.

CONCLUSION

La crisis carcelaria en Ecuador es una situación muy complicada y con muchos actores

involucrados, entonces también las soluciones y maneras para intentar manejar el conflicto

también son complejas. No solo el estado y las instituciones tienen un papel en el conflicto, pero

la mayoría de las soluciones tienen que ver con cambios en la política pública o el manejo de las

cárceles y los conflictos relacionados. Con los gobiernos recientes, no han manejado la crisis de

una manera efectiva, y por eso la situación sigue empeorando. Las causas principales de la crisis

tienen que ver con cambios por parte del estado en los años pasados que han causado al mismo

tiempo un crecimiento en la población encarcelada y un desequilibrio del modelo dentro de las

cárceles, que están resultando en los amotinamientos violentos dentro de las cárceles entre otros

problemas. Aunque el estado dice que está enfocando en los derechos humanos y la
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rehabilitación de los internos, en la realidad eso no pasa. No hay una garantía de los derechos

más básicos como acceso a agua y comida nutritiva, y mucho menos a programas que les apoyan

a reintegrarse en la sociedad. En realidad el estado está mucho más enfocado en temas de

seguridad y el control de la violencia dentro de las cárceles, incluso las están usando como una

fuente de inteligencia policial, que en la realidad crea más violencia dentro y fuera de las

cárceles por temas del crimen organizado.

Pero hay unos pasos claros para equilibrar el modelo de nuevo y hacer las condiciones de

la vida dentro de la cárcel más dignas. Primero, el estado tiene que hacer cambios a la política

pública e invertir tanto en los internos mismos como en la prevención de delitos. También, tiene

que instituir de nuevo aspectos del modelo como el comité de internos y el régimen de visitas

flexibles para restablecer el orden en las cárceles. Otro avance importante es implementar

herramientas de descongestión de las cárceles como salidas alternativas y reformas al Código

Orgánico Integral Penal para que menos personas vayan a las cárceles.

Hay mucha información en la investigación sobre las causas de la crisis, que son muy

importantes para tener un entendimiento de la situación carcelaria, pero creo que las

implicaciones más significativas de este estudio tiene que ver con el futuro y las soluciones al

conflicto. Para continuar con esta investigación, sería interesante ver como la nueva política

pública del estado está implementada en el futuro o no y cuales son las consecuencias de estos

cambios. También, sería interesante ver específicamente como el nuevo gobierno maneja temas

como seguridad y el rol de la policía entre otras cosas.

METODOLOGIA
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La mayoría de la información usada en esta monografía viene de la revisión de fuentes

secundarias y entrevistas con varias personas involucradas en el sistema penitenciario. Para

encontrar las fuentes secundarias, recibí mucha ayuda de mi consejero, la Dra. Patricia Esquetini,

abogada en Quito. En general, la información de las fuentes es de investigaciones hechas por el

gobierno mismo, como la evaluación de la crisis carcelaria hecho por el Ministerio del Gobierno

y el informe de la Comisión de Pacificación; también hay investigaciones realizadas por

instituciones privadas como el diagnóstico de Kaleidos, una organización que se autodenomina

como un “centro de etnografía interdisciplinario”. Las otras fuentes son realizadas por individuos

o investigadores que son expertos en temas de justicia, como las fuentes sobre la justicia

restaurativa en Ecuador.

El resto de la información incluida en la monografía es de varias entrevistas. Para tener

una base de información amplia, entreviste a personas involucradas en varias áreas del sistema

penitenciario, incluso un juez, una fiscal, un defensor público, una periodista investigadora, una

socióloga, una funcionaria de una ONG, un director de una organización religiosa y un ex-preso.

Cada entrevista fue diferente; algunas veces tenía que preguntar más, y otras veces los

entrevistados hablaban mucho sin preguntarles mucho. Como cada persona tiene un trabajo o un

rol distinto dentro del sistema penitenciario, las preguntas asociadas con cada entrevista son

diferentes también. Preparé preguntas antes de las entrevistas, pero también cuando surgió un

tema interesante, les preguntaba sobre temas relacionados a él. Intenté usar preguntas abiertas

para que pudiera sacar más información, pero algunas veces tenía que estar muy directa para

averiguar la información que me interesaba.


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REFLEXIONES PERSONALES

Este proyecto me marcó mucho, tanto en el proceso de investigación como en el proceso

de escribir. En los Estados Unidos, tuve una pasantía con el Departamento de Correcciones.

Entonces, vine a Ecuador con unas ideas sobre cómo sería el sistema de justicia, pero me

sorprendió como sean tan diferentes los dos sistemas de justicia y las concepciones de justicia.

La influencia del crimen organizado creo que es una diferencia marcada entre el sistema

de los Estados Unidos y Ecuador. Aunque la guerra contra las drogas es un factor que incide

mucho en temas de justicia, no hay la misma influencia de la delincuencia organizada allá.

Aprender de la violencia dentro de las cárceles ecuatorianas fue una experiencia super fuerte para

mi. También cuando trabajé en este tema en los Estados Unidos, fue fuerte para mi aprender de

las experiencias de los internos y las condiciones que tienen que soportar. En el transcurso del

proyecto, algunas veces después de un día de hablar de temas super pesados, era difícil para mí

continuar trabajando en el proyecto porque me causó mucho agotamiento en términos

emocionales.

Aunque había dificultades en el proceso de investigación, era una experiencia súper

interesante, especialmente porque tenía la oportunidad de trabajar con una variedad de personas

que tienen perspectivas distintas sobre el tema. Aprendí mucho no solo sobre la crisis carcelaria,

sino también mucho sobre la sociedad, la norma y la cultura ecuatoriana. Después de realizar

este trabajo, me di cuenta que tal vez temas de la reforma de la justicia son una cosa que quiero

hacer como una carrera. Esta experiencia fue súper impactante porque amplió mis horizontes y

me dio una perspectiva muy diferente sobre el tema de la justicia.


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RECONOCIMIENTOS Y LISTADO DE INFORMANTES

Quiero agradecer a mi consejero de mi proyecto, la Dra. Patricia Esquetini, quien me

ofreció sugerencias, lecturas, oportunidades para entrevistas y mucho más durante el proceso de

investigación. También, quiero agradecer a Fabian Espinosa, el director académico del programa

quien me ofreció mucho apoyo.

Quiero agradecer a todas las personas quienes participaron en las entrevistas, incluso:

Amelia Ribadeneira (13 de abril)


Veronica Polit (14 de abril)
Socióloga anónima (14 de abril)
Diego Proaño (19 de abril)
Luis Samaniego (20 de abril)
Martha Reino (22 de abril)
Donald Estupinan (22 de abril)
Luis Alberto Alfonso de la Cruz (22 de abril)

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Chejín, Susana Roa. “La Política Pública Del Sistema De Rehabilitación Social De Ecuador,

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Pimentel, Carolina. “La Comisión De Pacificación Estima Que El 10 % De Los Funcionarios De

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https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/la-comision-de-pacificacion-estima-que-e

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Samaniego, Luis. Entrevista. Entrevistado por Ava Lausch, 20 de abril de 2022.

Sociologa anónima. Entrevista. Entrevistado por Ava Lausch, 14 de abril de 2022.

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