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EDELWEISS EDWARD SCHILLEBEECKX


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SOY UN TEÓLOGO FELIZ

ENTREVISTA CON FRANCESCO STRAZZARI


INTRODUCCIÓN DE ROSINO GIBELLINI

SEGUNDA EDICIÓN

Otros títulos
de la colección EDELWEISS

- Gregorio Mateu, La aventura de ser joven.


- A. Cencini, Vocaciones: de la nostalgia a la profecía.
- J. L. Martín Descalzo, Un cura se confiesa.
- C. Bertola, Fraternidad sacerdotal.
- J. R. Ramón Flecha, Buscadores de Dios, I.
Buscadores de Dios, II.

SOCIEDAD DE EDUCACIÓN ATENAS


MADRID 1994
INTRODUCCIÓN

SINCEROS PARA CON EL MUNDO.


LA TEOLOGÍA DE FRONTERA
Título del original italiano, Sonó un teólogo felice
DE EDWARD SCHILLEBEECKX
Centro Editoriale Dehoniano - Bologna 1993
Traducción: Francisco Pérez Miguel

Si todo gran pensador -según Heidegger- está siempre


guiado por un único pensamiento, que desarrolla en múlti-
ples variantes, se puede afirmar que el pensamiento-guía
de la investigación y de la reflexión teológica de Edward
Schillebeeckx es un planteamiento de frontera: la relación
Cubierta: Maite Rozas entre experiencia cristiana y experiencia humana. Teólogo
belga de lengua flamenca, docente de teología primero en
Lovaina (Bélgica) y después (desde 1958) en la facultad
de teología de la Universidad católica de Nimega (Holan-
da) la figura de Schillebeeckx comenzó a destacarse en el
panorama teológico y eclesial en la primera mitad de los
años sesenta, con ocasión del concilio Vaticano II, en el
que participó como teólogo consultor del entonces diná-
mico episcopado holandés. Uno de los temas más innova-
dores del concilio, el que, según la denominación corrien-
© SOCIEDAD DE EDUCACIÓN ATENAS te, se conocía con el nombre de «Iglesia y mundo», en-
Mayor, 81 - 28013 Madrid contró, en las conferencias y artículos de este teólogo, su
ISBN: 84-7020-353-3 intérprete más sensible y más agudo, como confirmaría
Depósito legal: M. 30.403.—1994 después la serie de volúmenes con el título general Ensa-
Impreso en España por
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ARTES GRÁFICAS BENZAL, S. A. Virtudes, 7. 28010 MADRID
yos teológicos (*) (5 vol., 1964-1972), que recoge los di- los mejores conocedores de su teología- un «cambio nota-
versos ensayos con los cuales estaba participando tanto en ble». A partir de aquí tiene lugar un giro que lleva al teó-
el debate conciliar como en el debate teológico internacio- logo dominico a abandonar el tomismo de escuela (tam-
nal. bién en la re-interpretación de sus maestros lovanienses y
En la obra de E. Schillebeeckx (1914) se pueden distin- parisinos), que en las obras precedentes representaba el
guir dos períodos. En el primero -entre los inicios de su marco conceptual de referencia, para confrontarse con las
actividad académica en la inmediata posguerra, en 1946, y nuevas hermenéuticas y para dialogar más directamente
el inmediato posconcilio, en 1966-1967- su reflexión se con la experiencia del hombre secular de la modernidad y
coloca en la línea de un tomismo abierto: de este primer de la contemporaneidad. En este segundo período -el más
período son sus estudios sobre la teología de los sacra- original y creativo- el teólogo de Nimega se encuentra con
mentos y su reconstrucción histórica de la teología sacra- la problemática hermenéutica, la introduce en la teología
mental en La economía sacramental de la salvación sistemática católica y la aplica con rigor y radicalidad al
(1952), así como la sistematización posterior desarrollada corazón mismo de la tratadística católica, es decir, a la
en Cristo, sacramento del encuentro con Dios (1958). Los cristología.
escritos de este período están caracterizados por el método La teoría hermenéutica plantea el problema de la inter-
histórico, que reconstruye la historia de la doctrina antes pretación, es decir, de la inteligibilidad de los textos de la
de proceder a su elaboración sistemática -método aprendi- revelación, de su actualización y de la relevancia expe-
do en la escuela de Le Saulchoir y en la Ecole des Hautes riencial de las fórmulas de fe. Esta había hecho su entrada
Études de la Sorbona (donde el ex-rector de Le Saulchoir, en la teología evangélica con la hermenéutica de Schleier-
Chenu, impartía cursos de especialización)-; y por el pers- macher, y resueltamente en nuestro siglo con la herme-
pectivismo gnoseológico, aprendido en Lovaina en la es- néutica existencial de Bultmann, de Fuchs y de Ebeling en
cuela de De Petter, que proponía una síntesis entre tomis- los años cuarenta y cincuenta. El intento de los ensayos
mo y fenomenología. hermenéuticos de Schillebeeckx -recogidos en el quinto
volumen de sus Ensayos teológicos con el título Interpre-
En el segundo período, que se inicia inmediatamente
tación de la fe (1972)- es el de ofrecer una contribución a
después del concilio y que encuentra su primera expresión
la introducción de la hermenéutica en la teología sistemá-
en las conferencias americanas de 1967, Dios, futuro del
tica católica.
hombre, se da -como indica el teólogo norteamericano
Robert Schreiter, ex-discípulo de Schillebeeckx y uno de La teología católica posconciliar, que comenzaba a
confrontarse con la cultura secular, ha puesto de manifies-
to que las fuentes de la reflexión teológica son dos: la re-
(*) Citamos todos los títulos de las obras de E. Schillebeeckx en castella- velación y la tradición cristiana, por una parte, y la expe-
no para facilidad del lector. Al final se ofrece un elenco de las obras de E.
Schillebeeckx publicadas en castellano. riencia humana, por otra. Y el trabajo hermenéutico a de-
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experiencia-de-salvación. Y, por tanto, se inserta en la vi-
sarrollar es el de realizar una constante correlación entre
va tradición cristiana formando experiencia: «En definiti-
las dos fuentes (o los dos polos): fe cristiana y experiencia
va se trata de una historia cristiana de experiencia que
humana. Pero la misma fe, como adhesión a la revelación
continúa».
(primera fuente de la teología), tiene una estructura expe-
Pero, para que la «historia cristiana de experiencia»
riencial; la fe es una experiencia, y una experiencia de ex-
continúe, el mensaje transmitido debe ser comprensible
periencias, es decir, es experiencia cristiana de experien-
también para el hombre de hoy, y no sólo aceptado sobre
cias humanas (la experiencia de sí y del mundo que los
la base de una autoridad institucional que es su mediado-
cristianos tienen en cuanto seres humanos). En su inicio
ra. En la sociedad secular, la experiencia religiosa no es ya
no fue una doctrina, sino que «comenzó con una experien-
una high experience, una experiencia fuerte generalizada,
cia muy precisa» que puso en marcha una «historia de ex-
sino que se configura como «experiencia de experien-
periencias» que aún continúa. En los orígenes del Nuevo
cias»; debe, por tanto, insertarse en el contexto de las ex-
Testamento, en efecto, se da un encuentro de Jesús con
periencias humanas seculares para hacerse convicción y
sus discípulos, los cuales, en dicho encuentro, «sorpren-
experiencia personal. El mensaje de la tradición debe ser
dente y desconcertante», han tenido una experiencia-de-
propuesto en una «catequesis de experiencia» como inter-
salvación que, después, han interpretado y puesto por es-
pretación posible de las experiencias humanas, como
crito. También la interpretación forma parte de la expe-
«proyecto de búsqueda» para la búsqueda de sentido del
riencia, en cuanto toda experiencia contiene elementos in-
ser humano y debe poder ser experimentado como «res-
terpretativos, es un percibir interpretando. El Nuevo Tes-
puesta de liberación» a los interrogantes vitales que el ser
tamento es, en definitiva, el relato de una experiencia-de-
humano se plantea. La teología está llamada a mantener
salvación interpretada: la experiencia se cifra en un men-
abierta la comunicación entre los contenidos tradicionales
saje y el mensaje se transmite, generando en el oyente una
de la fe y la experiencia humana, en una constante corre-
experiencia-de-vida. El mensaje remite a una experiencia
lación crítica entre las dos fuentes, la tradición bíblica
como origen y genera experiencia como resultado. La re-
(primera fuente) y nuestro mundo actual de experiencia y
velación divina no es, en su origen, una doctrina, sino la
de vida (segunda fuente).
libre iniciativa de Dios que se comunica manifestándose
en hechos que determinan una experiencia-de-salvación, El teólogo flamenco ha afrontado concretamente este
la cual es interpretada y fijada en un mensaje escrito. El compromiso en un vasto «proyecto cristológico» en tres
mensaje contiene una doctrina, pero no es la doctrina el densos volúmenes: Jesús. La historia de un viviente (1979),
elemento primario, sino la experiencia. La doctrina es co- donde la experiencia cristiana fundamental es analizada
mo un re ordenar en el plano de la reflexión y de la pro- en la tradición sinóptica; Cristo y los cristianos. Gracia y
fundización ese contenido de experiencia que está en su liberación (1977), donde la experiencia cristiana funda-
origen, y sirve para la transmisión y la activación de tal mental es analizada en las otras tradiciones neotestamen-

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tarias, en particular en la tradición paulina y en la joánica, ción resitúa el discurso teológico, y tarea de la hermenéu-
y donde, en una sugestiva síntesis conclusiva, se indivi- tica es la de ayudar a determinar una situación que permi-
dualizan los elementos estructurales sea de la tradición ta a la autocomprensión secular transcenderse y abrirse al
cristológica de la Iglesia, sea de la experiencia del hombre misterio de la vida y de la realidad, que ha hallado decisi-
secular; El hombre, imagen de Dios (1989), donde se va y definitiva revelación en la figura de Cristo. Las defi-
muestra cómo el corazón del mensaje cristiano, salvación- niciones de fe y los enunciados teológicos no son deduci-
en-Jesús-por-parte-de-Dios, puede ser de nuevo experi- bles de la experiencia, pero deben tener la cobertura de la
mentado en la historia de la humanidad. experiencia, o sea, deben estar en condiciones de iluminar
Estos tres libros del teólogo de Nimega representan la la experiencia, de hablar a la experiencia del hombre secu-
obra cristológica más ambiciosa y más creativa de nuestro lar; de otra forma no serían defendibles y se llegaría a una
siglo. Es innovadora desde el punto de vista metodológi- ruptura de la comunicación.
co: Schillebeeckx no sigue el hilo conductor de la tradi- Para lograr esto la teología debe poner constantemente
ción de la Iglesia (como es normal en los tratados cristoló- en correlación la respuesta de la fe con la pregunta huma-
gicos), sino que acepta el reto de negaciones radicales, na que brota de la experiencia. Y esta correlación se obtie-
practicando con radicalidad el método histórico-crítico. ne si la pregunta humana se puede configurar como pre-
Schillebeeckx pretende introducir un saber histórico que gunta de sentido sobre la realidad y sobre la existencia, a
sea lo más intransigente posible, pero su investigación la que siguen respuestas humanas que intentan articular
histórica está sostenida por el intento teológico de recons- un sentido, pero que sólo de la respuesta cristiana recibe
truir la génesis de la confesión cristológica de la Iglesia y una sobreabundancia de sentido, un sentido último y defi-
de mostrar su pertinencia también para los contemporá- nitivo. La respuesta cristiana es, entonces, la respuesta re-
neos de la ciudad secular. El método es, en sí, legítimo y solutiva al buscar humano, que se articula en pregunta ra-
no lleva a una racionalización del hecho cristológico; la dical y en respuestas parciales. A la pregunta radical sobre
discusión subsiguiente -también a nivel oficial- se refiere la realidad sólo la fe responde radicalmente, pero la res-
sólo a algunas modalidades de ejecución de lo que puede puesta cristiana no cae perpendicularmente de lo alto, sino"
ser llamado, con toda propiedad, un verdadero «experi- que se inserta en un contexto de experiencias en el que ad-
mento en cristología». quiere sentido, confiriendo sobreabundancia de sentido. Y
Schillebeeckx no considera que la secularización inva- esta sobreabundancia de sentido debe probarse no sólo en
lide el discurso teológico, en cuanto la autocomprensión la teoría, sino que debe bajar también al terreno de la pra-
humana secular permanece abierta al misterio, como se xis. En este sentido se habla de «hermenéutica de la expe-
evidencia por la confianza radical en la realidad, por el riencia y de la praxis».
compromiso con los otros, por la llamada a realizar el La teología de Schillebeeckx no busca la contraposi-
bien y luchar contra el mal. Por el contrario, la secularíza- ción y el enfrentamiento con la cultura secular -esta es la
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actitud del pensamiento religioso fundamentalista, incluso Dándole la vuelta al título de un best-seller de los prime-
de firma católica- sino que se hace partícipe de la búsque- ros años sesenta, Honest to God («Sinceros para con Dios»)
da humana, está atenta a los diversos proyectos antropoló- -que, en su tiempo, tuvo en el teólogo de Nimega uno de
gicos que va elaborando la cultura secular, los cuales, a sus más lúcidos recensores-, se podría caracterizar la ins-
pesar de su fragmentariedad, se revelan como tematiza- tancia que guía la reflexión -hermenéutica, cristológica y
ción de una experiencia universal de búsqueda de sentido teológica- de Edward Schillebeeckx por la exigencia de
que remite a un horizonte de plenitud de la humanidad, ser «sinceros para con el mundo».
que es el horizonte de la fe.
Una teología, por tanto, que mantiene vivo el sentido Rosino Gibellini
de la integridad del humanum, en sus dimensiones antro-
pológica, social y cultural, teórica y práctica, utópica y re-
ligiosa. Una teología que elabora una soteriología en clave
moderna, en cuanto guiada por la preocupación, en senti-
do negativo, por el humanum amenazado (Bloch) y por la
historia de sufrimiento y muerte de la humanidad; y, en
sentido positivo, por el souhaitable humain (Ricoeur) con
plenitud e integridad del humanum: ambas preocupacio-
nes son compartidas, a su nivel, por los movimientos se-
culares de emancipación y de liberación, pero encuentran
en la salvación cristiana radicalidad y plenitud de interpre-
tación y de sentido. No se puede hablar de la salvación
cristiana prescindiendo de, censurando, o denigrando la
historia de la emancipación-liberación humana para hacer
sitio a la salvación religiosa. Lo que unifica la cultura en
la época moderna y contemporánea es la búsqueda no de
una salvación exclusivamente religiosa, como podía darse
en épocas pasadas, sino la búsqueda de una humanidad sa-
na, íntegra y digna de ser vivida. Todas las ciencias, que
no existían en las épocas pasadas, trabajan en esta direc-
ción. La redención cristiana no es reductible a la emanci-
pación-liberación histórica, pero a ella «permanece, sin
embargo, ligada por una relación crítica de solidaridad».
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PREFACIO

Desde enero de 1958, el dominico belga Edward Schi-


llebeekx, discutido teólogo de la escuela de Nimega, vive
en el Albertinum o convento de San Alberto Magno. Es
un grandioso edificio construido al final de los años vein-
te, abierto oficialmente el 8 de septiembre de 1932. En
otro tiempo vivían en él unos ciento veinte hermanos do-
minicos, ahora son solamente unos treinta. Desde 1942 al
1945 fue ocupado por el ejército alemán y los frailes mar-
charon al exilio.
Al final de la guerra, el Albertinum se llenó de herma-
nos y estudiantes. Pero en los sesenta, en plena crisis de
religiosos, una parte del edificio fue alquilada a la Univer-
sidad católica de Nimega.
Allí he ido para encontrarme con el gran teólogo Schi-
Uebeeckx.
Había ido ya no sé cuántas veces para discutir con él de
teología y para escuchar lo que pensaba sobre importantes
problemas de actualidad. Siempre me impresionaron el
enorme edificio, el silencio del convento, la oración de los
frailes y también aquellos rostros de gente arrojada al mar
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por la tempestad. Porque hubo tempestad en el convento, De tú a tú con SchiUebeeckx, uno de los más grandes
cuando muchos decidieron marcharse porque no compren- teólogos del siglo, un verdadero gigante de la ciencia teo-
dían ya la vida religiosa, para elegir otros lugares más ín- lógica. Pero no se siente uno incómodo con él. Habla co-
timos y, al mismo tiempo, más insertos en la vida de los mo si se encontrase contigo en la calle y te pidiese alguna
hombres. Me impresionaron siempre aquellos árboles que información sobre algún sitio. Como si estuviese sentado
resistían a los vientos y a las lluvias, que en Holanda son en una mesa de café o frente al mar, que tanto lo fascina.
frecuentes y tienen siempre algo de misterioso. Expresión Lo he escuchado días y días, sin interrumpirlo apenas,
y afirmación de resistencia y valor, de una cierta obstina- dejándole hablar de su historia y de su pensamiento, de
ción, una especie de calvinismo, herencia del pasado. Por- sus amistades y de sus enfrentamientos, de su pasado y de
que esta gente de los Países Bajos no se calla con nada, no su presente, con la mirada siempre puesta sobre ese último
ahorra críticas, no deja pasar las cosas por formalismo o tiempo (la escatología), hacia el descubrimiento de un ca-
diplomacia. Esta gente busca siempre la luz, no se conten- mino que manifieste la grandiosidad de la misericordia de
ta con meros reflejos, abre la ventana para tenerla toda y Dios en el encuentro final con cada hombre.
que ilumine todos los rincones. Muy pocas preguntas, las necesarias para recordarle
A los Países Bajos el P. SchiUebeeckx ha traído la no- que yo estaba con el hombre de la calle que se interroga
vedad, con una enseñanza cada vez más atrayente, pero sobre el Dios creador, sobre Jesús de Nazaret que lo anun-
también vista cada día con más recelo; con una reflexión cia, sobre el Cristo que inicia la historia de una nueva for-
cada vez más madura y, al mismo tiempo, más lejana de ma de vivir, de una nueva praxis. Y también sobre el Espí-
los esquemas habituales. ritu, que anima a una Iglesia siempre por reformar, hacia
En su estancia, sobrecargada de libros -detrás de una la que todo afecto no es nunca suficiente.
cortina está su cama de fraile-, me ha hablado durante ho- No quería de SchiUebeeckx una respuesta a los miles
ras de su vida: de la infancia feliz a los desasosiegos sobre interrogantes del hombre de la calle, sino la búsqueda ra-
la elección de hacerse religioso; de los estudios humanísti- cional, la intuición, la sorpresa incluso hasta la poesía,
cos, filosóficos y teológicos a la enseñanza universitaria porque SchiUebeeckx es también poeta, tal como aparece
en Nimega. Una vida valiente, con los primeros ataques a en algunas páginas de su tercer libro de cristología.
su apertura desde los tiempos de su actividad con los estu- No he buscado en él ni la audacia ni la ironía. Mucho
diantes de la orden. Y también las fases de su investiga- menos la acritud hacia la Iglesia institución que, por otra
ción, los procesos romanos, las noches pasadas estudiando parte, tantas veces lo ha incordiado.
la Escritura y la tradición, a los modernos y contemporá- He buscado sólo la historia de un teólogo que ha escri-
neos, para responder a los interrogantes del hombre in- to Jesús. La historia de un viviente; Cristo y los cristia-
quieto por el silencio de Dios o fascinado por la gratuidad nos. Gracia y liberación; Los hombres, relato de Dios.
de su presencia. Los tres volúmenes de su cristología.
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El me ha contado su historia, a veces con voz firme, I
otras con voz grave, teniendo siempre presente su cora-
zón, que desde hace algún tiempo le causa problemas. LA AVENTURA DE UN TEÓLOGO
Schillebeeckx está en estas páginas, casi dictadas, ge-
neralmente en francés, pero a veces en alemán o en inglés,
para hablar de la riqueza de su trabajo.
Pero Schillebeeckx está también en la vida del conven-
to, en la celebración festiva del día del Señor, con sus ho-
milías sobre distintos temas, en el esparcimiento del final
de la tarde, cuando los hermanos, fuera ya de sus habita-
ciones o habiendo regresado de la ciudad o los pueblos
vecinos, se encuentran para conversar y bromear, bebien-
do vino o cerveza. O en la comida extremadamente frugal,
recíprocamente servida.
Teólogos y exégetas hablarán aún largamente sobre es-
te hombre con cara de chico, que les organiza de las su-
yas, pero al que es imposible no perdonar su pasión, que
va siempre acompañada con una penetrante perspicacia.
Es el Schillebeeckx que el día de santo Domingo de
1989, memoria del fundador de la orden de predicadores,
escribía al comienzo de su tercer volumen: «Espero, ade-
más, que entre mis lectores figurarán también algunas au-
toridades, que prestarán oído a un teólogo que no ha he-
cho otra cosa, durante toda su vida, que buscar a tientas
y balbuciendo qué significa Dios para el hombre».
Este es el Schillebeeckx que el lector encontrará en es-
te libro y en sus textos inéditos.

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DE KORTENBERG A NIMEGA

Soy el sexto de mis hermanos; éramos catorce: nueve


hombres y cinco mujeres. Nunca hemos estado todos jun-
tos porque, cuando nació mi última hermana, mi hermano
mayor era jesuita y estaba en la India. Aún vive. Fue maes-
tro de novicios durante varios años, y después padre pro-
vincial. A sus 87 años trabaja todavía con los pobres. Fue
también profesor de dogmática. Ha venido de la India en
dos ocasiones para ver a nuestros padres. Antes, cuando
uno se marchaba a la India, era muy difícil regresar. Vol-
vió para celebrar las bodas de diamante de nuestros pa-
dres. Se le pidió al padre general -que entonces era Jan-
sen, un flamenco- quien dijo a mi hermano que debía re-
gresar a Kortenberg para la fiesta. Pero, en aquel momento
-era el mes de febrero-, estaban en plenos ejercicios espi-
rituales ignacianos, que duran un mes. Nos hizo saber que
no vendría a Bélgica en febrero, sino un mes después. Pe-
ro, durante ese tiempo, mis hermanos que vivían en Amé-
rica ya se habían ido. Conclusión: no tenemos ni una foto
en la que estemos todos juntos. Falta el jesuita.

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Nací el 12 de noviembre de 1914. Fue una casualidad programa fundamentado puramente en los clásicos, sin
que naciera en Amberes (Bélgica). Mis padres vivían en ningún curso de inglés o alemán.
Kortenberg, entre Bruselas y Lovaina, pero se habían esta-
blecido en Holanda durante la invasión alemana. En aquel ¿Cómo y por qué, a los diecinueve años, se hizo domi-
momento se encontraban en Amberes de vuelta para Kor- nico?
tenberg.
Aquí sí que tengo que contarlo desde el principio, por-
Tuve una juventud libre y muy feliz porque estábamos
que yo no conocía a los dominicos. Sólo conocía a los re-
siempre con la gente de Kortenberg. El pueblo era peque-
dentóristas, que venían al pueblo a hacer la misión, y a los
ño y nos conocíamos todos. Eramos unos cien chicos y
jesuítas, lógicamente. Al tener un hermano jesuíta, mi in-
chicas. El principio educativo de mis padres era este: so-
tención era hacerme jesuíta, ir a la India, estudiar el hin-
mos muchos y nos educamos mutuamente. Mi padre era,
duismo y el budismo. Pero la disciplina del colegio no me
sí, severo, pero de una severidad muy racional. Discutía,
gustaba nada. Un día, en tiempo de silencio, ayudé a un
pedía el parecer de todos y aceptaba los puntos de vista
compañero en sus estudios. Había infringido la regla del
diferentes. Trabajaba de experto contable, y mi madre se
silencio. Fui severamente reprendido. Me defendí dicien-
dedicaba a las faenas de la casa. Tenía bastante trabajo
do que había ayudado a un compañero. Se me respondió:
con catorce hijos.
Debes respetar el silencio por principio. ¡El principio!
A la edad de seis años comencé a ayudar a Misa. Re-
Experimentaba dentro de mí una profunda rebelión. Sin
cuerdo mi emoción cuando, en la elevación de la sagrada
embargo, por otra parte, en los jesuitas de entonces había
forma, tocaba la campanilla. Pensaba: también yo seré un
algo que me atraía: era el compromiso con la cuestión so-
día sacerdote. Me gustaba cantar. Mi madre tenía una voz
cial.
bellísima. Recuerdo la Navidad...
Me las ingenié para acompañar a los muchachos de do-
ce-trece años de Turnhout, que no tenían ni ropa ni comi-
EN LOS JESUÍTAS DE TURNHOUT da. Y ninguna instrucción. El P. De Wit me encargó darles
el catecismo. Incluso puse en circulación un pequeño pe-
Fui al gran colegio de los jesuítas de Turnhout a los on- riódico para estos muchachos. Era una publicación men-
ce años. Era un internado. Allí estuve hasta los diecinueve sual hecha prácticamente por mí, con breves artículos de
años.Tuve que hacer dos cursos preparatorios porque las carácter religioso, informativo, recreativo.
escuelas de mi pueblo no eran muy buenas y la prepara- En aquel tiempo, a la edad de diecisiete-dieciocho años,
ción no era suficiente. No estaba en condiciones de seguir escribí algún artículo para una revista de espiritualidad di-
los estudios del colegio. Después empecé los estudios de rigida por el P. De Wit, que estaba muy atento a las cues-
latín y de griego. Fueron ocho años de estudio duro: un tiones sociales. El fue quien me metió dentro el interés
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por la cuestión obrera. Leí muchos libros sobre el tema. dio, la investigación, la teología centrada en la predica-
Eran los tiempos de Cardjin, el fundador de la JOC; los ción. Saqué la conclusión: Me hago dominico. Una vez
tiempos de las grandes figuras en el campo social. había escuchado predicar a uno en una iglesia y me impre-
sionó: era el P. van Gestel, que fue después prior mío en
¿ Cuáles eran sus materias preferidas ? Lovaina y era sociólogo. No tuvo una influencia directa
sobre mi elección, pero cuando, después de la lectura de la
En aquel momento, antes de hacerme dominico, prefe- vida de santo Domingo, decidí hacerme dominico, recordé
ría los clásicos. En los jesuítas se estudiaban mucho los la predicación de van Gestel.
clásicos, tanto los latinos como los griegos. Pero este estu- Me preguntaba qué tendría que hacer para ponerme en
dio de los clásicos era más bien de vocabulario, gramati- contacto con los dominicos. No sabía siquiera dónde ten-
cal, sin llegar a la belleza de los textos. Yo prefería el grie- drían un convento. Un amigo me dio la dirección de los
go. La verdad es que sobresalía en él; me gustaba hasta el dominicos de Gante. Escribí al prior, que era el P. Matt-
punto de improvisar conversaciones en griego. Pensaba hijs, después profesor de metafísica en el Angélico. Me
que un día sería profesor de griego. Cuando estudié filoso- respondió: Venga a verme a Gante. Una carta preciosa,
fía con el célebre profesor De Petter, que fue después pro- que conservo aún entre mis cosas más bellas.
fesor de Lovaina, pensaba ser filósofo. En Gante, donde Puso dentro una estampa de santo Domingo abrazando
hice tres años de filosofía en el estudiantado de los domi-
a san Francisco, de Fray Angélico. Me confirmó en la de-
nicos, me enamoré de la filosofía.
cisión de entrar en los dominicos. Durante las vacaciones
del último año de estudios humanísticos -tenía entonces
Pero volvamos un momento hacia atrás, y cuente cómo
diecinueve años- me trasladé al noviciado de los domini-
y por qué se hizo dominico. cos de Gante y participé en la vida de los novicios. Era
Hacia el final de mis estudios en el colegio de los jesuí- una vida durísima. Nos levantábamos a las tres de la ma-
tas de Turnhout, tuvimos una especie de retiro en una casa drugada para rezar maitines: una hora de oración. Después
de los jesuítas. Lo dio un jesuíta bastante austero. Me con- volvíamos a dormir. ¡Terrible! No lo habría resistido du-
vencí de que no sería jesuíta. ¡No, basta con los jesuítas, rante toda la vida, pues mi salud era más bien frágil. A los
te arruinan la vida! No conocía ninguna otra orden religio- dos días pedí marcharme. Fui entonces dispensado de le-
sa. Yo quería ser religioso, sacerdote religioso. Leí la vida vantarme en la madrugada. Me sentí un poco mejor. Re-
de san Benito, la de san Ignacio, la de san Francisco de cuerdo aquella experiencia como traumática. Después de
Asís y la de santo Domingo, la escrita por el P. Clérissac: la guerra la disciplina se suavizó.
El espíritu de santo Domingo. Me impresionaron el equi- Con todo, la visita a Gante me gustó. Me sentí satisfe-
librio del santo, su alegría, su apertura al mundo, el estu- cho.
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Terminé los estudios en el colegio de los jesuítas, hice Comencé el estudio de la filosofía bajo la dirección de
los exámenes finales ante tres jesuitas venidos de fuera, De Petter. Enraizada en la tradición, su enseñanza era muy
muy conocidos por su cultura clásica. Uno de ellos me di- abierta a la modernidad. En Lovaina había aprendido fe-
jo: ¡Quépena que usted no se haga jesuíta! nomenología. Intentaba una síntesis entre el tomismo y la
El superior del colegio sabía que había escrito a Gante fenomenología de Husserl. Era, sobre todo, un antropólo-
porque, en aquel tiempo, las cartas se abrían y se leían. go y sabía hacer la síntesis entre las adquisiciones anti-
También la respuesta del prior de Gante era conocida por guas y las nuevas. Yo estaba realmente prendido por sus
el superior, que me preguntó: ¿ Usted ha escrito a los do- clases.
minicos de Gante? ¿Tiene, verdaderamente, la intención Estudié filosofía tres años y, antes de entrar en teolo-
de hacerse dominico? Le respondí: Sí. He leído la vida de gía, en Lovaina, hice un año de servicio militar. Durante
santo Domingo y me gustaría mucho hacerme dominico. el servicio, por algunas horas de la tarde, estábamos bajo
Añadió: Usted es un tipo que razona mucho y estoy segu-
la vigilancia de eclesiásticos, con la posibilidad de fre-
ro que lo ha pensado bien. Siga su vocación. Aprecié mu-
cuentar cursos de teología. También se hacía así con los
cho sus palabras. A los jesuitas no les agradó mi elección,
protestantes y con los rabinos. Por eso recibí la ordena-
pero no pusieron ningún obstáculo. Yo estaba entre los
ción sacerdotal en 1941, después de sólo dos años de teo-
primeros de la clase, entre los mejores en estudios huma-
logía, porque el año de teología durante el servicio militar
nísticos
se consideraba válido para la ordenación.
NOVICIO DOMINICO EN GANTE Reemprendí después los estudios de teología en el estu-
diantado dominico de Lovaina. Eran unos estudios de tipo
Pasadas las vacaciones, en septiembre de 1934 entré tomista clásico.
en el noviciado de los dominicos de Gante. Me acompañó Durante dos años fui lector de teología, es decir, ense-
mi padre y me entregó a los frailes. La vida era muy dura: ñante, en el estudiantado dominico y, después de la gue-
el oficio en plena noche; el ayuno desde el 14 de septiem- rra, en 1945, fui enviado a Le Saulchoir y a París para ha-
bre, fiesta de la exaltación de la Cruz, hasta la Pascua. Por cer el doctorado.
la mañana, sólo un trozo de pan. Al final del noviciado es-
taba deshecho. Me desvanecía con frecuencia. Me marea-
ba durante la meditación. A los veinte años me encontraba
mal de salud. Eramos ¿mos ochenta novicios en una
capilla donde se respiraba con dificultad. Me desvanecí
muchas veces en la iglesia. Tenía una anemia fortísima. Se
me dispensó de la cuaresma y me repuse.
26 27
EN LA ESCUELA DE LOS GRANDES TEÓLOGOS estudios sobre Dante, santo Tomás, san Buenaventura,
Duns Escoto figuran entre los más importantes en el cam-
Allí encontré a los grandes: Chenu1, Congar2,... Fue so-
po de la investigación medieval. Fueron estas personas
bre todo Chenu el que tuvo una gran influencia. No era
quienes me abrieron a la dimensión histórica.
profesor en aquel momento en Le Saulchoir, porque en fe-
brero de 1942 había sido retirado de la enseñanza por dis-
EN LOVAINA
posición del Santo Oficio. Era profesor en Hautes Études.
A Le Saulchoir -en las afueras de París- yo iba sólo los lu-
Vuelto a Lovaina en 1947, tuve presente, en mi ense-
nes; el resto de la semana iba a París para asistir a la Sor-
ñanza, la experiencia francesa y propuse un acercamiento
bona, donde enseñaban los grandes filósofos: Rene Le
a santo Tomás desde el punto de vista histórico.
Senne, Louis Lavelle, Jean Wahl. Bajo la dirección de
Era responsable de todos los cursos en teología dogmá-
Chenu leí a santo Tomás desde el punto de vista histórico,
tica. En cuatro años enseñaba de todo: desde la teología
en el contexto de la filosofía de su tiempo, y no sólo lite-
de la creación a la escatología. Durante diez años.
ralmente. En Le Saulchoir aprendí a afrontar los proble-
Me dediqué al estudio de la Escritura por mi cuenta.
mas desde un punto de vista histórico. En mis cursos, des-
Estudié, sobre todo, al gran exégeta de Lovaina, Cerfaux.
pués, recorrí sucesivamente el Antiguo y el Nuevo Testa-
No conocía en absoluto a los exégetas alemanes, la Form-
mento, las enseñanzas de los padres, de santo Tomás y de
geschichte3, la Redaktiosngeschichte4.
la época post-tridentina. Estaba convencido de que la fe y
Vuelvo un poco hacia atrás. Después de mi vuelta de
la reflexión sobre la fe deben estar en estrecho contacto
París y tras un año de enseñanza, me nombraron maestro
con la tradición.
espiritual de los estudiantes. Era profesor de toda la dog-
Seguí también las lecciones del filósofo Gilson, cuyos
mática, tenía muchas horas de clase, era también confesor
1
en un colegio, tenía la dirección espiritual de unos sesenta
Dominico francés (1895-1990), rector de la facultad de Le Saulchoir
desde 1920 hasta 1942; autor de Le Saulchoir: una escuela de teología
estudiantes, durante algún tiempo confesor de religiosas y
(1937), incluido en el índice en febrero de 1942. Perito en elconcilio Vatic.a- por seis años confesor de presos. Un trabajo enorme. Fue-
no II y auíór de varios libros, entre ellos Para una teología del trabajo ron años bellísimos.
(1955)"La teología como acontecimiento en el siglo XIII (1927).
2 Me identifiqué con los estudiantes. Me encontraba a
Dominico francés nacido en 1905; discípulo de Chenu en Le Saulchoir,
de donde fue profesor de teología fundamental y eclesiología. Encausado por gusto con ellos. Los estudiantes, en aquel tiempo, eran
el Santo Oficio, marchó a Israel, a Jerusalén, y después a GfárTFréTana, a
3
Cambridge"VuéTto del exilio, fue acogido por el obispo de Estrasburgo, don- La Formgeschichte es el método usado, sobre todo, por los exégetas ale-
de enseñó teología en la universidad hasta 1968. Perito conciliar y autor de manes. Se basa en el presupuesto de que los Evangelios están formados por
muchas obras de eclesiología -Verdaderas y falsas reformas en la Iglesia pequeñas unidades sueltas preexistentes.
4
(1950), Jalones para una teología del laicado (1953) -y de ecumenismo-ZJi- La Redaktiongeschichte es el método que trata de descubrir la concep-
versidady comunión (1982), El Espíritu Santo 3 vol. (1979-80). ción total de cada redactor (evangelista).

28 29
una categoría separada totalmente de los profesores y de lación y buscaba un sucesor. La facultad de teología pre-
los superiores. Estando con ellos, llegué al punto de no te- sentó mi candidatura a propuesta del célebre profesor
ner contacto con los frailes. Vivía con ellos, comía con Grossouw. El provincial de los dominicos se opuso: Le
ellos, jugaba con ellos. Estaba convencido de la necesidad necesitamos como maestro de estudiantes. He formado a
de reestructurar la vida de los estudiantes. Decía que la teo- unos 150. Todavía me llaman Padre maestro o, simple-
logía debe servir para hacer algo. Era también redactor je- mente, Edward. Entonces, desde Nimega se envió una
fe de la revista Tijdschrift voor Geestelijk Leven (Revista carta al Maestro general, el P. Brown, futuro cardenal, que
de vida espiritual). Me llovieron encima las críticas y tuve respondió: Cuando un dominico tiene la ocasión de ser
las primeras dificultades importantes. Tuve conflictos con profesor de universidad, ese es supuesto.
mis superiores porque yo juzgaba desfasado aquel tipo de Obligó al padre provincial a dejarme libre. Fui al pro-
disciplina. Por suerte, el padre provincial me defendía. El vincial y le dije que estaba dispuesto a ir a Nimega. Como
consevadurismo era oprimente. Resistí los ataques de los provincial -me dijo- soy responsable de la provincia y us-
conservadores durante más de diez años. Llevaba muy ted, en mi opinión, es necesario aquí. Por eso me he
dentro mi relación con los estudiantes, una relación es- opuesto. Pero, si por el bien de la orden es usted llamado
pontánea, sincera, serena. a otro sitio, estoy contento de ello.
En el capítulo provincial de la orden tuve una especie Fui nombrado profesor de dogmática y de historia de la
de reprimenda, una reprensión grave, tanto que el nuevo teología de la Universidad católica de Nimega en 1957.
provincial, que venía del Congo, donde enseñaba teología, Vine aquí, al Albertinum, en enero de 1958 y, tres sema-
hubo de llevar el caso a Roma, donde el Maestro general, nas después, comencé mis cursos de teología. Era todo
el P. Suárez, le escuchó. Comprendió la situación y dijo al nuevo para mí. También la lengua. El flamenco y el ho-
provincial que suspendiese los cánones contra mí. Fue landés, aun siendo la misma lengua, tienen diferencias de
contra las Constituciones, que establecen que los cánones pronunciación y de léxico. Son un poco como el inglés y
de un capítulo provincial deben ser cumplidos. Los cáno- el americano.
nes permanecían, pero el Maestro general decidió sobre-
seerlos. El padre provincial me pidió, con gran amabili- ¿Cómo se encontró en el nuevo ambiente? Me parece
dad, que me hiciese más presente en la vida conventual, que fue usted mismo quien dijo que le parecía haber vuel-
cosa que cumplí. to a la Edad Media.

Para mí se trató de una nueva inculturación. Después


EN NIMEGA, HOLANDA
de la separación de Bélgica y Holanda (1839), los dos paí-
El profesor G. Kreling, que enseñaba dogmática en la ses aumentaron sus diversidades culturales y recorrieron
Universidad católica de Nimega, estaba cercano a la jubi- un camino distinto. Tuve la impresión de que Holanda era
30 31
más formalista, más rígida, calvinista. Pero, con todo, no tas de Turnhout -como le decía- comencé a escribir. Des-
me costó mucho ambientarme. pués, de estudiante, he escrito sobre teología y espirituali-
En aquellos años, la teología católica en Holanda era dad. Publiqué enseguida algunos estudios de investiga-
prácticamente nula, paupérrima. Yo venía de Bélgica, ción. Escribir para mí es como una segunda naturaleza.
donde la filosofía y la teología habían alcanzado un alto Me gusta.
nivel de cientificidad. Piénsese en la Universidad de Lo-
vaina. La Universidad de Nimega tiene una historia re-
ciente, desde junio de 1923.
Cuando comencé a enseñar, la Universidad tenía sólo
dos mil estudiantes; ahora son dieciséis mil. Traía yo una
teología progresista, en relación con la que se enseñaba
aquí. Me esforzaba por no enseñar un cuerpo de doctrina,
sino por analizar la historia para descubrir en ella la ac-
ción salvadora de Dios y, con esta base, llegar al presente.
El teólogo debe reflexionar sobre la situación actual,
afrontar los problemas de hoy, de otro modo habla en el
vacío. Lo he constatado en mis cursos y seminarios. Cuan-
do la rebelión estudiantil, cada miércoles tenía un curso
sobre las cuestiones más candentes.
Lo primero que hice fue comenzar la publicación de
una nueva revista teológica, Tijdschrift voor Theologie
(Revista de teología), de la que fui redactor jefe, que se
contraponía a la revista Studia Catholica de la facultad.
En el primer número se hacía un balance de la nueva teo-
logía, tanto moral como exegética o dogmática. Era un
programa para toda la facultad. En realidad, no podía de-
cirse que fuera la nueva revista de toda la facultad, sino de
un camino totalmente nuevo.

¿ Usted ha tenido siempre la pasión de escribir?

Sí; siendo aún un muchacho, en el colegio de los jesui-


33
32
2
LOS TIEMPOS DEL CONCILIO

En la Universidad de Lovaina se enseñaba una teología


histórica. Desde el modernismo se huía de la teología es-
peculativa, pues se la consideraba demasiado peligrosa.
Se impulsaron, entonces, los estudios teológicos desde el
punto de vista histórico, y salieron teólogos y exégetas de
fama internacional.
En Holanda, en cambio, se enseñaba una teología de
manual. Fui llamado aquí con motivo de mi grueso volu-
men De sacraméntele heilseconomie (La economía sacra-
mental de la salvación, con el subtítulo: Reflexión teológi-
ca sobre el contenido de los sacramentos en santo Tomás a
la luz de la tradición y de la problemática sacramental ac-
tual, 1951).
Era mi tesis doctoral de Le Saulchoir. Un libro de 689
páginas, que analizaba los sacramentos desde el punto de
vista histórico. El libro abría horizontes nuevos y aquí, en
Nimega, en aquel momento, había mucha admiración por

35
el libro. Un libro contra la magia sacramental, contra el ex Y así comenzó mi reflexión sobre la historia de la sal-
opere operato5. vación, concepto desconocido para los tomistas. Era, in-
Como profesor joven, en Lovaina me dediqué a revisar dudablemente, una renovación de largo alcance en Holan-
la doctrina de los sacramentos desde el punto de vista fe- da. Los estudiantes, aquellos que habían asistido a las cla-
nomenológico. Todo el libro estaba inspirado en la feno- ses del padre Kreling, encontraron, al principio, cierta di-
menología. ficultad, pero los más jóvenes se entusiasmaron. Mi teolo-
En Nimega retomé los cursos impartidos en Lovaina. gía no podía considerarse escolástica1 o neo-escolástica.
Mi predecesor, el padre Kreling, gran dogmático de aquel Hubo una ruptura entre los neo-escolásticos y mi presen-
tiempo, leía a santo Tomás de un modo original, pero au- cia en la Universidad. Encontré un fuerte apoyo en aque-
ténticamente tomista, de escolástico puro, sin la dimensión llos que, ya desde hacía tiempo, impulsaban en Holanda
histórica. Se leía a santo Tomás siguiendo a Cayetano, teó- los estudios de psicología y sociología: las ciencias huma-
logo de la reforma católica, y a los teólogos tomistas del nas, en una palabra. Para mí fue un reto. Comprendí la im-
siglo pasado. En este sentido, mi predecesor abrió la puer- portancia de las ciencias humanas, porque la ciencia histó-
ta a nuevos desarrollos en la lectura de santo Tomás. rica como tal, que yo seguía, no es de suyo una ciencia
Cuando llegué a Nimega, Kreling me dijo que comen- humana. Los Países Bajos, en aquella fase de mi investi-
zase con el De Deo uno. Pero comencé con la escatología6. gación, me estaban aportando mucho. Empezó, entonces,
El no sabía nada de escatología. Absolutamente nada. Du- la influencia recíproca entre mi teología y los estudios de
rante sus tres años de enseñanza no había hablado nunca las ciencias humanas; una influencia que aportó una nueva
de ella. Se puso furioso y nuestra relación se rompió. Era dimensión a mi investigación teológica.
dominico, como yo. Vivió aún unos diez años, cada vez Los dominicos tenían la revista De Bazuin (La Trom-
más aislado, en una pequeña parroquia dirigida por los do- ba), muy abierta, en contraste con las opciones de la or-
minicos. den. Hubo conflictos, tensiones, pero no ruptura; de he-
Comencé, pues, con la escatología, influenciado, en cho, con el paso del tiempo, las ideas de De Bazuin llega-
aquel momento, por los estudios del suizo J. L. Leuba -un ron a ser patrimonio de la mayor parte de los católicos ho-
autor protestante de Neuchátel- sobre la historia de la sal- 7
Propiamente, la filosofía cristiana del medievo. El escolástico, en los
vación.
primeros siglos del medievo, era el maestro de artes liberales y, después, el
docente de filosofía o teología, que tenía sus lecciones primero en la escuela
5
Los sacramentos son de por sí eficaces en orden a producir la gracia. del claustro o de la catedral, después en la universidad. El escolástico, no
6
Eschata quiere decir últimos, novísimos. Todo lo que se refiere al senti- fiándose de las solas fuerzas de la razón, apelaba a la Sagrada Escritura y a la
do definitivo, más profundo y último de la vida humana se denomina escato- tradición. En el s. XIX, los papas propugnaron un retorno a la escolástica
lógico. La escatología no sólo trata de las cosas post-terrenas, sino también de (neo-escolástica) para recuperar, en el marco de la problemática moderna y
lo que se refiere al sentido definitivo de la vida, al tiempo final, en el sentido contemporánea, las tradiciones del pensamiento teológico y filosófico del me-
dievo.
de tiempo de salvación.

36 37
tomistas y neo-escolásticos, que en el concilio no tuvieron
landeses. De Bazuin se comprometió a fondo en la prepa-
influencia. Ya al final del concilio se podía prever una es-
ración del concilio.
pecie de restauración, pues no se estaba, en absoluto, en
Pero las exigencias de aquel tiempo se abrían camino y
condiciones para admitir la renovación de la teología. Así
urgían una reflexión. También la facultad de teología ne-
que, inmediatamente después del concilio, se desarrolló una
cesitaba una reforma seria. Entonces asistían a ella sola-
corriente muy fuerte contra los teólogos, que se convirtie-
mente los que querían licenciarse en dos años. Después
ron en blanco de sospechas y calumnias. Es una constata-
del concilio comenzaron a asistir también los que querían
ción histórica.
completar todos los estudios teológicos.
Eran los tiempos en que enseñaba, entre otros, el famo-
RECORDANDO F.T, VATICANO II
so dogmático jesuíta Piet Schoonenberg8. Así se empezó a
hablar de la escuela de Nimega. Las ciencias humanas en- Ahora puedo decir libremente y con toda franqueza lo
traban a formar parte de la reflexión teológica. que pienso del Vaticano II. El concilio fue un compromi-
A menudo se dice que el Vaticano II trajo la renovación so. Por una parte, fue un concilio liberal, que consagró los
de la teología. No es del todo exacto. El Vaticano II supuso nuevos valores modernos de la democracia, de la toleran-
una especie de confirmación de cuanto habían hecho los teó- cia, de la libertad. Todas las grandes ideas de la revolu-
logos antes del concilio: Rahner9, Chenu, Congar y otros. ción americana y francesa, combatidas por generaciones
Se trataba de una renovación teológica fuera de los cau- de papas; todos los valores democráticos fueron aceptados
ces de la neo-escolástica. Rahner no es un escolástico, es un por el concilio. Por otra, el concilio no pudo dar una res-
autor clásico, como también lo es Schoonenberg. La teolo- puesta a los síntomas de cambio que ya se advertían. Es la
gía neo-escolástica fue abandonada ya antes del concilio. ironía de la historia. Un concilio que se abría a la historia,
~, Por tanto, el concilio no fue, de hecho, el punto de par- al mundo, a la sociedad, se veía, inmediatamente después,
tida de una nueva teología, sino solamente el sello de lo superado por las nuevas ideas.
que algunos autores ya habían hecho antes; teólogos que A mí el concilio no me aportó grandes novedades. Hizo
habían sido condenados, apartados de la enseñanza, envia- alguna alusión a nuestra teología, confirmándonos en nues-
dos al exilio, y cuya teología triunfó en el concilio. Por tra investigación teológica. Nos sentimos libres como teó-
eso hubo después una reacción por parte de los teólogos logos y liberados de sospechas, del espíritu de inquisición
y de condena. Pesaba sobre nosotros el espíritu de la Hu-'
8
Holandés, autor de Un Dios de los hombres (1969) y de La aventura de maní generis10 (1950), la encíclica de Pío XII que conde-
la cristología (1971): una audaz reinterpretación de la fórmula del concilio de
Calcedonia sobre la divinidad y la humanidad de Jesucristo. 10
9
Jesuita alemán (1904-1984), uno de los máximos teólogos del siglo, La encíclica sometía a crítica "las nuevas tendencias que sacudían a las
suspendido de la enseñanza, rehabilitado y perito del concilio, autor de nume- ciencias sagradas", sobre todo por obra de la Nouvelle Théologie (Nueva teo-
rosas obras. logía), un movimiento teológico francés del período inmediatamente posterior

38 39
nó a Le Saulchoir y la Fourviére: las escuelas de los domi- EL CENTRALISMO ROMANO
nicos y de los jesuítas. En la primera sesión del concilio (12 de octubre-9 de
Todos nosotros eramos sospechosos antes del concilio diciembre de 1962), por mis muchos contactos con los
y el concilio nos liberó. Los obispos, en su actividad pas- obispos comprendí que existían profundos resentimientos
toral, eran abiertos, pero su teología se había quedado contra la curia romana, incluso por parte de los obispos
vieja. Había, en aquel momento, una fractura entre la teo- conservadores. Los obispos de las misiones, sobre todo,
logía escolástica y la práctica pastoral. tenían mucho que decir. Manifestaban abiertos sentimien-
tos anticuriales los cardenales Frings, de Colonia; Liénart,
de Lille; Kóning, de Viena... Muchos obispos no querían
PRIMERAS ESCARAMUZAS tanto un nuevo planteamiento de la teología, cuanto elimi-
nar el poder de la curia en cuanto tal, que se colocaba por
A principios de 1961 apareció una carta pastoral, con encima de los obispos. Ni hecho a posta, la Santa Sede, en
fecha del 24 de diciembre de 1960, firmada por todos los aquel momento, nombró obispos a todos los secretarios de
obispos holandeses. El papa Juan XXIII había anunciado las comisiones conciliares y a un buen número de curiales.
el concilio. Los siete obispos holandeses se declaraban a La curia se fortaleció aún más con estos nombramientos.
favor de la renovación de la fe y de la Iglesia. Al final del Puedo confirmar, con la distancia de los años, que los
documento, el episcopado expresaba su reconocimiento a obispos tenían a la curia entre ceja y ceja, y que esta, por
los colaboradores: «Damos las gracias al prof. E. Schille- otra parte, no comprendía nada de cuanto estaba sucedien-
beeckx o.p. de la Universidad de Nimega y a la Comisión do en la Iglesia y en el mundo. Hubo una gran alegría cuan-
para el apostolado por los preciosos servicios que nos han do el papa Juan, a petición de muchos obispos, dio un giro
prestado en la redacción del texto de esta carta». Con ra- al concilio, rechazando el esquema sobre la Revelación.
zón los funcionarios del Santo Oficio me consideraron el Todos los esquemas del concilio son un compromiso.
verdadero redactor de la carta. La había escrito yo de la a Se lo dije a mons. Philips, de Lovaina, gran teólogo, sena-
a la zeta. La carta suscitó un verdadero pandemonio, in- dor belga, hábil diplomático: Después del concilio tendre-
cluso fuera de Holanda, y fue traducida a varias lenguas. mos muchas dificultades por la poca claridad de los do-
Desde entonces, el Santo Oficio comenzó a ocuparse de cumentos conciliares. No era de mi opinión. Pero después
mí. del concilio se verificó lo que yo temía. Philips volvió a
Lovaina y la curia, poco a poco, recuperó su poder. Ahora
parece que sea sólo el cardenal Ratzinger11 el único auto-
a la segunda guerra mundial. La teología era replanteada a la luz de la Biblia
11
y de la patrística, para responder a las nuevas exigencias filosóficas y cultura- Alemán, nacido en 1927. Profesor de dogmática, arzobispo de Munich
les. desde 1977 a 1981, cardenal en 1977, prefecto de la Congregación para la

40 41
rizado para interpretar auténticamente el concilio. Esto va Holanda. Se empezó a revalorizar al papa, que con el sí-
contra toda la tradición. En este sentido reafirmo que se nodo de Roma (enero de 1960) -una auténtica farsa- había
está traicionando el espíritu del concilio. perdido mucho prestigio. Se temía que el concilio tuviese
El centralismo romano, sobre todo en la primera se- el mismo fin. El discurso de apertura -verdaderamente
sión, estaba en boca de todos los obispos, que no podían profético- trajo un gran deseo de abrirse al Espíritu. Se co-
ya soportarlo. Era urgente y necesario eliminarlo. Con la menzó a pensar que no sería como el sínodo de Roma, si-
idea de la colegialidad se pensaba que el centralismo ten- no algo realmente nuevo.
dría los días contados, pero el 16 de noviembre de 1964 Estas son las tres grandes novedades del concilio: la
apareció aquella famosa Nota explicativa previa, que ex- aportación de los teólogos anteriormente condenados; el
plícitamente afirmaba que el papa puede hacer solo algu- anticurialismo de los obispos venidos a Roma; el discurso
nos actos que no competen en absoluto a los obispos, co- de apertura de Juan XXIII. Tres factores de enorme inte-
mo convocar y dirigir el colegio, aprobar las normas de rés, que nos trajeron a todos la esperanza de que algo se
acción, etc. Además, el sumo pontífice, como pastor su- movería, de verdad, en la Iglesia. Pero, a decir verdad, no
premo de la Iglesia, puede ejercer la propia postestad en estábamos muy seguros de ello.
todo momento a su discreción, tal como lo requiere su En el mes de noviembre de 1962, cuando se debía deci-
mismo oficio. dir sobre el aparcamiento o no del esquema sobre la Reve-
Esto frenará la renovación posconciliar. lación, el papa intervino para sacar al concilio de un calle-
¿Qué recuerdo de aquel período? ¡Oh, sí!, el famoso jón sin salida. En efecto, los opuestos al esquema no habían
discurso de apertura de Juan XXIII, el 11 de octubre de logrado la mayoría de dos tercios, por lo que se debía con-
1962. ¡Qué respiro! El papa decía, entre otras cosas, que tinuar el examen del esquema. Juan XXIII tomó la deci-
una cosa es la substancia de la antigua doctrina del depósi- sión de interrumpir la discusión, modificar su contenido y
to de la fe y otra cosa es la formulación de su presentación. encargar de ello a una comisión especial con algunos car-
En Holanda, antes del concilio, nos habíamos reunido denales, miembros de la Comisión teológica y miembros
para proponer algunas cuestiones que enviar a Roma. Por del Secretariado para la unidad de los cristianos. Fue una
ejemplo: el restablecimiento del diaconado. No se dijo na- decisión muy importante, un giro que influiría sobre todos
da de la colegialidad, poco sobre la renovación del matri- los trabajos conciliares. Juan XXIII realizó un gesto que
monio. A decir verdad no fue una gran discusión precon- pasaría a la historia. Era un valiente. El cardenal Alfrink12
era miembro de la presidencia y me contaba lo que se co-
ciliar.
cía entre bastidores. Como, por ejemplo, aquella vez que
El discurso del papa Juan abrió horizontes también en
12
Cardenal holandés (1900-1987), famoso arzobispo de Utrecht, miem-
doctrina de la fe (1981), presidente de la Comisión bíblica y de la Comisión bro de la comisión central del concilio y valedor del Nuevo catecismo holan-
teológica internacional. dés.
42 43
me dijo: «Mañana por la mañana, a las nueve, habrá una era aún arzobispo de Milán, Alfrink fue invitado a dar una
noticia sensacional: el esquema será rehecho por una nue- conferencia en Milán y todos conocían la amistad entre
va comisión, pero es necesario no divulgar la noticia». ellos. Alfrink, lo sé directamente, tenía gran admiración
Nosotros, los holandeses, nos reuníamos todas las tar- por Pablo VI; más que por Juan XXIII. Eran dos intelec-
des una media hora con la prensa para hacer un balance de tuales abstractos, pero atentos a los problemas del mundo
la situación. Alfrink estaba contentísimo. De vuelta a mi y de la Iglesia. Extremadamente sensibles, externamente
habitación, oí que, desde el teléfono del pasillo, el obispo serenos, casi fríos, pero interiormente en ebullición. De
de Hertogenbosh, Bekkers, estaba dando la noticia a la vez en cuando, ese intelectualismo le jugaba a Alfrink al-
prensa holandesa. Tanta era su felicidad. Le dije: «Exce- guna mala pasada. Como la vez en que trató mal a mons.
lencia, ¿qué está haciendo?». Era la primera vez que me Bekkers, que era de pueblo y le encantaba pasar algunos
tomaba la libertad de reprender al obispo de mi diócesis. días en la granja de su casa, rodeado de animales. Le gus-
Me respondió asombrado: «Alfrink nos ha pedido que nos taban, sobre todo, los caballos. Alfrink fue a verlo. Estaba
callemos, pero esto no significa que no se pueda comuni- yo también. «Ha elegido usted un caballo muy inteligen-
car la alegría». Bekkers era así. Pero fue el comienzo de la te», le dijo Alfrink con sutil ironía. Bekkers lo entendió y
ruptura entre Alfrink y Bekkers. Al final del concilio ya le sentó mal, pues sabía que no era un intelectual y que así
no se hablaban. No entendí nunca el verdadero motivo de era considerado.
la ruptura. Quizá una especie de relación de odio-amor Tengo algunas críticas respecto a Alfrink. Tenía miedo
por parte de Alfrink. Ciertamente, Bekkers, en su ingenui- de Pablo VI, un miedo tal que no se atrevía a pedirle ser
dad, cometió algún error, pero Alfrink -me disgusta decir recibido en audiencia. En aquel momento era necesario
esto- no le perdonaba su modo de hacer las cosas. Puedo que los dos hablasen sobre la situación de nuestra Iglesia
entender la reacción de Alfrink, pero era exagerada. Cuan- holandesa. No alcanzo todavía a comprender por qué Al-
do Bekkers, enfermo de cáncer, fue ingresado en el hospi- frink tenía miedo de Pablo VI. Quizá porque provenía de
tal, Alfrink fue a verlo y hubo una cierta reconciliación. El un pequeño pueblo de rigor calvinista, y él era un poco
hecho nos producía un gran dolor. En la segunda sesión calvinista. El rector del colegio holandés le decía: «Es ne-
no se sabía aún nada de su enfermedad. Pero Bekkers no cesario que usted vea al papa y le explique nuestra situa-
era el mismo. Lloraba a menudo y por nada. Tenía fortísi- ción». También yo le decía a menudo: «Eminencia, debe
mos dolores de cabeza. hablar con el papa de este o de aquel problema». Pero él
no me hacía caso. Yo le decía que fuese a ver al cardenal
ALFRINK Y PABLO VI Ottaviani13.
Entre Pablo VI y Alfrink existía una relación muy cor- 13
Cardenal romano, prefecto del Santo Oficio, conocido por su rigidez.
dial. Ya en la primera sesión del concilio, cuando Montini Se opuso denodadamente a la Nueva Teología francesa.

44 45
Cuando, por fin, tuvo una audiencia con el papa, estuvo validez del matrimonio, la renuncia de Grossouw a la en-
contento. Después del concilio fue llamado a Roma para señanza. Le dije a Alfrink que Roma no podía poner tal
aclarar la postura sobre la cuestión de la catolicidad de la condición para la validez porque la ley natural prevalece
Universidad de Nimega. Yo era el presidente de la comi- sobre la disposición eclesiástica. Alfrink fue de la misma
sión universitaria y defendí la opción aperturista de la opinión y no le dijo nada a Grossouw, que se casó en un
Universidad. El Prefecto de la Congregación romana para clima de gran devoción y recogimiento. Fue a poner flores
la educación católica (seminarios y universidades) era el en el altar de la Virgen. Grossouw no sabía nada del tele-
cardenal Garrone14. El profesor van der Ploeg, un domini- grama. Más tarde se lo conté.
co que vive en Nimega, pero que no tiene relaciones con En Roma, a la puerta del colegio holandés, me encon-
el convento, me había denunciado a Roma. Había traduci- tré con Alfrink, que venía de una entrevista con Seper. Es-
do en un pésimo francés el informe de la Comisión y se lo taba todo sonriente. Me contó el encuentro y me refirió las
había enviado a Garrone, por lo que tuve que ir a Roma palabras de Seper: «Eminencia, como pastor yo habría he-
para aclarar la posición de la Universidad. cho lo que usted». Alfrink era como un muchacho con
Alfrink, entre tanto, había sido llamado a Roma por Se- problemas. Vivía en un estado de continua ansiedad.
per15, prefecto de la Congregación para la doctrina de la
fe. Estaba en cuestión el matrimonio del profesor Gros- ¿ Tiene usted algún recuerdo especial d^Pablo VI2
souw, el gran exégeta, que había escrito muchos libros,
uno de los artífices de la apertura de la Iglesia en Holanda. En 1971 ó en el 72, en el Consejo pastoral nacional ho-
Un escritor de espiritualidad bíblica, leído por miles de landés, la mayoría defendía la separación sacerdocio-celi-
personas, que se había enamorado y quería casarse. Ya ha- bato. El Consejo en cuanto tal pedía explícitamente que
bía sido fijado el día de la boda. Cuatro días antes, Alfrink Roma tomase en consideración el celibato opcional. Fue
recibió un telegrama del cardenal Seper. Se obligaba a el comienzo del fuerte litigio entre la Santa Sede y Holan-
Grossouw a dimitir como profesor de la Universidad de da, mucho más que aquella famosa carta de 1960 de los
Nimega. Alfrink me mandó llamar y me habló del caso. obispos holandeses sobre El sentido del concilio. El secre-
Le dije: «Eminencia, todo está dispuesto para la boda». tario de estado, Villot16, defendió a Alfrink y le dijo al pa-
Alfrink no habló con Grossouw. En el telegrama se decía, pa que no tomase ninguna disposición. Alfrink fue a ver al
explícitamente, que era condición sine qua non, para la papa y le explicó la petición del Consejo sobre el celibato
opcional. El papa le dijo: «Yo soy de la opinión de que el
14
Ex arzobispo de Toulouse, nacido en 1901. Miembro de la comisión celibato sea opcional, pero no quiero pasar a la historia
doctrinal en el concilio. En 1966 fue nombrado por Pablo VI pro-prefecto de
la congregación de seminarios y universidades.
15 16
Ex arzobispo de Zagreb, figura relevante en el Vaticano II. Sucedió al Ex arzobispo de Lión. Uno de los cinco subsecretarios del concilio.
cardenal Ottaviani como prefecto del ex Santo Oficio. Fue llevado a Roma por Pablo VI.

46 47
como el papa que abolió el celibato obligatorio». Lo dijo audiencia había sido una desilusión. El papa me dijo: «Es-
explícitamente. toy verdaderamente contento de lo que usted ha dicho en
Escribí el libro El celibato ministerial (1965) cuan- la conferencia sobre la eucaristía, en la Domus Mariae».
do supe por Alfrink lo que había dicho Pablo VI. Lo hice Yo defendía entonces la transignificación. Acababa de
con la finalidad de preparar a los católicos holandeses para aparecer la encíclica Mysterium fidei (septiembre de 1965)
la separación entre ordenación sacerdotal y celibato. Esa y comencé la conferencia alabando la encíclica. Dije que
era mi intención: preparar al pueblo para el celibato opcio- estaba contra la transignificación entendida como puro
simbolismo, y que la transubstanciación17 es una transig-
nal. Los más progresistas me atacaron porque el libro era
nificación en sentido ontológico18. El papa me dijo« «Me
poco fuerte. Yo estaba convencido -y lo estoy todavía para
han dicho que ya es usted uno de losnuestros». No entendí
otras cuestiones- de que, si el pueblo no está preparado, se
el sentido de sus palabras. Tuve la sensación de no haber
comete un gran error y se hace mal al introducir noveda- sido claro. ¿Por qué sería ahora «uno de los nuestros»? Yo
des que pueden hacer daño, antes que hacer progresar la soy de la Iglesia. ¿Quienes son estos «nuestros»?
vida de la Iglesia. Por ejemplo, la ordenación de mujeres.
Tenía, por supuesto, observaciones que hacer sobre la
El pueblo debe ser informado, instruido, hecho partícipe
encíclica, pero las expuse blandamente. Tenía observacio-
de la cuestión, de otro modo se hace daño. Alfrink, por lo
nes sobre la transignificación como puro simbolismo. Para
que toca al libro sobre el celibato, estaba totalmente de mí se trata de una transignificación ontológica. que es al-
acuerdo. go totalmente distinto a una transignificación física. Algu-
-AUDIENCIA CON PABLO VI
no intentó explicarme la expresión usada por Pablo VI, en

Antes de terminar el concilio, Alfrink pidió al papa una Q^ Transubstanciaciórujjjtnsformación o conversión del pan en el cuerpo
audiencia para mí. Le dijo que él había pedido en dos oca- y del vino en la sangre. La "transignificación" es una transformación radical
siones que yo fuese nombrado perito oficial del concilio, del sentido final de lo que es el pan después de la consagración. Antes de la
sin éxito. Pablo VI le dijo a Alfrink que deseaba verme. consagración el pan es un alimento para el cuerpo, mientras que tras la consa-
gración el panjgs_tütalmente alimento espiritual.
No sabía que el cardenal Ottaviani se había opuesto siem-
^"Transfinalización^el pan es un alimento espiritual, pero la finalidad del
pre a mi nombramiento como perito oficial. Me comuni- pan consagradQXLun^alimento espiritual, don de Cristo salvador.
caron la audiencia con el papa. Fui a verle el 4 de diciem- ^^Trañsignificacióp)' y "transfinalización" son conceptos más cercanos a la
bre de 1965. Estuve con él poco más de media hora. No mentalidad moderna. Con estos nuevos términos, Schillebeeckx pretende cap-
logré decirle casi nada. Intentaba hablarle, pero él me in- tar mejor el sentido antropológico de la presencia eucarística por la relación
que ella tiene con el creyente y con la Iglesia.
terrumpía enseguida y bruscamente. Hablaba perfecta-
Con la consagración cambia la finalidad profunda del pan.
mente en francés. Quería decirle algo, pero no me lo per- 18
Después de la consagración, la "realidad" del pan es algo distinto, pre-
mitía. ¡Fue algo penoso! Más tarde le dije a Alfrink que la cisamente el cuerpo de Cristo.

48 49
el sentido de que el papa no era contrario a mis ideas so- contestación social. Es una especie de ironía: el concilio,
bre la eucaristía. por una parte, hace propios los valores liberales; por otra,
De todos modos, para mí era una expresión poco feliz. es inmediatamente superado por los movimientos críticos
Me animó a continuar la investigación, se mostró con- con la sociedad moderna. Un concilio moderno, por tanto,
tento de las conferencias. Yo quería defenderme de cuanto en el sentido de que aceptaba los valores modernos, pero
se andaba diciendo sobre mi teología, pero no me lo per- en un momento en que ya asomaba la postmodernidad. Ya
mitió. Al final de la audiencia sacó de una caja un rosario: comenzaba la crisis de los valores liberales y se abrían ca-
«Lléveselo a su padre». ¿Y para mi madre? Me dio otro. mino las exigencias de solidaridad. Estaba ya presente la
Llamó después al secretario, que hizo entrar al fotógrafo. reflexión sobre la Iglesia de los pobres, pero no tuvo una
Y la audiencia terminó. influencia dominante en los textos conciliares. Los diver-
En la puerta encontré al abad benedictino inglés Hume, sos mensajes finales del concilio (diciembre de 1965) de-
que llegaría a ser arzobispo de Westminster. Me dijo: «Pa- jan entrever que se entraba ya en otro camino. Pero los
dre Schillebeeckx, adelante, siga así». textos conciliares son fruto de compromisos. Gutiérrez19
mismo, el padre de la teología de la liberación, me decía
LOS DOCUMENTOS CONCILIARES: UN COMPROMISO haberse inspirado más en los mensajes conciliares, para
iniciar su teología, que en los textos conciliares mismos.
Repito lo que, en parte, ya he dicho: el concilio afirmó
los valores liberales, modernos, que la Iglesia había com- HOLANDA EN CONCILIO
batido en el pasado. El concilio hizo propios estos valores:
el respeto a la libertad de conciencia, de religión, la tole- Usted me pregunta qué recuerdo tengo del discutido
rancia. Valores de la modernidad como tal, que la Iglesia Consejo pastoral holandés, llamado por algunos «conci-
combatió hasta Pío XII. El concilio aceptó todo esto. En lio» o «sínodo». Fue idea de mons. de Vet, obispo de Bre-
este sentido se trató de un concilio que hizo propios algu- da, el que se podía tener en Holanda una especie de conci-
nos valores de la modernidad. Se puede definir como un lio para retomar todos los temas del Vaticano II. El carde-
concilio moderno liberal. Ciertamente, no hizo la crítica nal Alfrink aceptó. Yo lo animé. Después de algún tiempo
de la sociedad, como hicieron después los movimientos se empezó a preparar el Consejo pastoral. Se constituye-
estudiantiles del 68. Es verdad que la constitución conci- ron una docena de comisiones. La crítica que se hizo al
liar Gaudium et spes (La Iglesia en el mundo contemporá- Consejo pastoral fue que se trató de un Consejo hecho por
neo; 7 de diciembre de 1965) es un poco demasiado opti-
mista, pero con todo derecho, porque parte del principio
19
de que el Espíritu actúa por doquier. En realidad, los años Teólogo peruano, autor de la Teología de la liberación (1971), primer
tratado sistemático de esta teología. Autor de publicaciones atentas a la reali-
sesenta eran años llenos de esperanza. Después vendría la dad de América Latina.

50 51
intelectuales, profesores de Universidad, hombres de cien- ques por parte de gente sencilla, de obreros, por ejemplo,
cia, gente culta y de prestigio, comprometida en la direc- que eran sólo tres o cuatro. Manifestaron abiertamente su
ción de los movimientos eclesiales, sociales y empresaria- desacuerdo y esto impresionó mucho. Ciertamente, en
les. El Consejo se preparó de una forma bastante seria y Holanda no se tuvo en consideración a la clase obrera, que
minuciosa. Se tuvieron varios encuentros y asambleas y, no es como en Bélgica, donde es muy fuerte en el interior
al final, las doce comisiones presentaron sus informes. de la Iglesia, aunque muchos obreros la abandonaron du-
Obviamente, muy abiertos. Se trataba de una nueva puesta rante la industrialización. Valonia se apartó de la Iglesia;
al día con respecto al Vaticano II. Cada comisión hacía re- Flandes menos. En Holanda, en cambio, la clase obrera no
ferencia al Vaticano II, pero se fue más allá en todos los abandonó la Iglesia y no se la tuvo en cuenta en el Conse-
campos. La comisión sobre la fe, por ejemplo, fue mucho jo pastoral, donde no tuvo peso. La gente de la calle no es-
más allá que la del concilio. Y también la comisión sobre taba representada. La olvidaron. Hubo dos encuentros li-
los ministerios. Estaban todos los grandes teólogos: dog- bres en los que tomaron parte obreros, estudiantes, jóve-
máticos, exégetas, moralistas. Se trataba de un sínodo, pe- nes, gente sencilla, que pudieron hablar libremente.
ro, como la palabra daba miedo, se llamó Consejo pastoral Hubo testimonios de gran efecto, conmovedores. En las
de los Países Bajos. comisiones se integraron otros elementos. Con Roma había
Roma no lo vio bien desde el principio, porque no ha- tal enfrentamiento que en 1972 se clausuró el Consejo20
bía distinción entre jerarquía y laicado. En Bélgica, des- con cierta satisfacción porque, a pesar de la oposición de
pués del concilio, se tuvo también una especie de Consejo Roma, nos sentíamos un pueblo compacto, después de es-
pastoral, pero no se cargó la mano sobre la separación y cuchar a la gente de la calle.
Roma quedó satisfecha. Pero Holanda no es tierra de com- El Consejo hizo suyos los distintos informes y en las
ponendas. parroquias se siguió discutiendo y profundizando. Las
El Consejo tuvo un enorme éxito. Cada sesión duraba conclusiones carecían de la aprobación de la Santa Sede,
varias semanas, y se discutieron los distintos informes pero a esto no se le dio gran importancia.
hasta 1972. Se avanzaba cada vez más hacia una apertura
que molestaba a Roma. Salía continuamente el problema LA S A N I ^ J S E D E - ¥ - H Q L A N D A EN LA TORMENTA: EL CATE-
del ministerio y, consecuentemente, el problema del celi- CISMO HOLANDÉS
bato. En el Consejo había conservadores, aunque pocos,
que atacaban continuamente los informes de las comisio- Hubo también el asunto del catecismo. Roma impuso
nes con gran dureza. Llegaron hasta el punto de denunciar
20
a varias personas a Roma, y así fue aumentando la des- El Consejo pastoral holandés, en realidad, siguió cansadamente des-
confianza respecto a la Santa Sede. pués de 1972. Tras la clausura de la tercera asamblea (6 de enero de 1984),
fue obligado a modificar su Estatuto. Desde entonces fue convocado por los
Es verdad que, dentro del Consejo pastoral, hubo ata- obispos y siguió un orden del día dispuesto por la jerarquía.

52 53
correcciones, pero Alfrink lo defendió. En Holanda el su- brados por Roma y otros tres elegidos por el episcopado
plemento con las correcciones no fue tomado nunca en holandés. Discutieron juntos desde el 8 al 10 de abril de
consideración, ni siquiera se vendió. 1967. El Vaticano pidió que se introdujesen en el catecis-
mo precisiones bien meditadas. Los holandeses se nega-
Llegados a este punto, interrumpimos la conversación ron. Pablo VI quería que se efectuaran algunos cambios;
e incluimos un apartado sobre el asunto del catecismo ho- por ejemplo, sobre la concepción virginal de Jesucristo,
landés, que tanto dio que hablar. sobre la doctrina de la existencia de los ángeles, sobre el
carácter sacrificial de la redención de Cristo. Una comi-
El 1 de marzo de 1966, en Utrech, el arzobispo carde- sión de cardenales (Frings, de Colonia; Lefebvre, de Bour-
nal Bernard Alfrink daba el imprimatur al De Nieuwe Ka- ges; Jaeger, de Paderborn; Florit, de Florencia) fue la en-
techismus. Geloofsverkondiging voor volwassenen (El cargada de examinar el texto.
nuevo catecismo. Anuncio de la fe a los adultos). Escribían Los cardenales se reunieron los días 27 y 28 de junio
los obispos en la introducción: «Pero no entendamos mal de 1967, con la participación de teólogos que sabían ho-
la expresión "nuevo". No quiere decir que hayan cambiado landés. Decidieron que, antes de proceder a la publicación
algunos puntos de la fe, mientras todo lo demás habría de nuevas ediciones y traducciones, el Catecismo holan-
quedado como antes. De ser así, hubiera bastado modifi- dés debía ser diligentemente revisado y corregido.
car algunas páginas del catecismo anterior. Pero no es así. Se constituyó una segunda comisión de teólogos perte-
Es exactamente al revés. Todo el mensaje, la fe en su tota- necientes a siete naciones, a los que se asignó la tarea de
lidad sigue siendo la misma, y sin embargo es nueva la examinar el texto y emitir su parecer. Los cardenales, to-
manera de acercarnos a ella, es nuevo & aspecto del con- mada cuenta de las observaciones de los teólogos, en la
junto. Todo lo vivo permanece igual a sí mismo y se re- reunión de los días 12-14 de diciembre de 1967, dieron a
nueva. El mensaje de Cristo es algo vivo. Por eso, este Ca- conocer las modificaciones que debían introducirse y dis-
tecismo para adultos se esfuerza por anunciar la fe impe- pusieron que lo hiciese por una comisión restringida, com-
recedera en una forma moderna». puesta por dos teólogos del episcopado holandés y otros
El libro -más de seis años de trabajo- era, sin duda, sin- dos elegidos por la comisión cardenalicia. Estos terminaron
gular. Su estilo fascinante, su lenguaje moderno lo impu- el trabajo en febrero de 1968; lo sometieron a la Santa Se-
sieron a la atención de la gente tanto en los Países Bajos de, a la comisión de cardenales y al episcopado holandés.
como fuera de ellos, provocando, por una parte, una ola Entre tanto, el Catecismo holandés fue publicado, sin la
de entusiasmo, y, por otra, desconcierto y peticiones de aprobación del episcopado holandés y sin ninguna correc-
precisiones. Hasta tal punto que la Santa Sede no pudo se- ción, primero en inglés y después en alemán y en francés.
guir callada. Hubo un encuentro entre tres teólogos nom- La edición italiana, con la Declaración de la comisión

54 55
cardenalicia y el Suplemento al Nuevo Catecismo, recibía en Roma, en tiempos del concilio, estaba en contra del Va-
el imprimatur del arzobispo de Turín, cardenal Michele ticano II y de los obispos holandeses. Después del Vatica-
Pellegrino, el 31 de mayo de 1969. no II se hicieron en Holanda algunos nombramientos de
obispos contrarios a la apertura conciliar. Simonis y Gij-
Volvamos a Schillebeeckx, que lo comenta así: sen fueron nombrados, respectivamente, obispos de Rot-
terdam y Roermond, en el momento de la tormenta del
Ante todo hay que tener en cuenta que el catecismo fue Consejo pastoral, para hacer frente a las nuevas ideas y
concebido y redactado antes del concilio Vaticano II. Fue romper la unidad interna de la conferencia episcopal. Se
publicado después, en 1966, pero las ideas de fondo son proponían la restauración, y aprovechaban cualquier oca-
preconciliares. No están, pues, todas las innovaciones apor- sión para criticar al Consejo pastoral. Poco a poco, tam-
tadas por el concilio. En aquel momento, cuando las dis- bién otros obispos, bajo la presión de Roma, hicieron caer
cusiones eran bastante fuertes, el cardenal Alfrink me pi- el silencio sobre el Consejo; pero en las parroquias se ac-
dió que examinara atentamente el texto, obra admirable tuaba como antes. La ruptura con Roma era cada vez más
del equipo de jesuitas de Nimega bajo la dirección del pa- clara. Sacerdotes y fieles no entendían ya a sus obispos, y
dre van Hemert. Lo leí entero y pedí que se cambiase so- la fosa se ensanchaba cada día más. No solamente, pues,
lamente una fórmula que se repetía unas veinte veces: que la fricción con Roma, sino, sobre todo, la desunión en el
Jesús era una persona humana, dando la impresión de que interior de la Iglesia holandesa. Es el drama de este mo-
no era Dios. mento.
La corrección fue aceptada. En esto consistió toda mi
Por las dificultades con Roma el pueblo no sufrió mu-
aportación. Dicho ya que se trata de un catecismo precon-
cho, pero por las fricciones dentro de la comunidad ecle-
ciliar, lo encuentro demasiado individualista. Le falta la
sial, está aún sufriendo bastante. Entre obispos y fieles
dimensión político-social. Es un texto muy pío. Con esto
continúa sin haber diálogo. Es el desastre provocado por
no quiero quitarle nada de su belleza, que destaca en todo
nombramientos discutibles.
el libro. Es un libro que tiene una fecha concreta y se re-
Yo no estoy en contra de los obispos conservadores,
siente de la atmósfera de aquellos años, los sesenta.
pero se han nombrado algunos obispos21 que no tienen la
inteligencia necesaria para comprender la historia. Se pue-
HOLANDA SE DIVIDE: LOS NUEVOS OBISPOS
21
El Consejo pastoral fue, indudablemente, un aconteci- En 1982 fueron nombrados cuatro obispos auxiliares: de Kok y Niéu-
haus para Utrech, Casterman para Roermond, Bar para Rotterdam. En 1983
miento importante para Holanda. Se fue más allá del Vati- Simonis pasó a Utrech y Bomers fue nombrado para Haarlem. En 1985 Ter
cano II, y estalló la reacción. Mons. Simonis, por ejemplo, Schure sucedió a Bluyssen en Hertogenbosch. Muchos católicos, sacerdotes y
se opuso a él con todas sus fuerzas. Siendo aún estudiante laicos, se sintieron heridos y atacaron a la Santa Sede por el ejercicio autorita-
rio del poder.

56 57
de ser conservador, pero conservador inteligente a nivel 3
pastoral. Simonis, antes de ser nombrado obispo, era muy LOS PROCESOS
buen pastor; pero ahora, como obispo, para él ya no cuen-
ta la pastoral sino el principio: la obediencia a Roma. Y de
una forma poco inteligente, por cierto. Algunos obispos
dicen cosas increíbles sobre la fe, Jesucristo, la sexuali-
dad, la mujer.
Muchos intelectuales, en su momento líderes de movi-
mientos, han abandonado la Iglesia. Una pérdida que está
pesando mucho en la vida eclesial. Muchos se han vuelto
indiferentes. La Iglesia ya no interesa. El resultado de es-
tos nombramientos es una profunda tristeza general. No
es, ciertamente, una situación normal. Continúa la lucha PRIMER PROCESO SOBRE ALGUNOS ENSAYOS TEOLÓGI-
entre los curas de las parroquias y sus obispos. Hay mu- COS (1968)
cha tensión en algunas parroquias: pro Roma, contra Ro-
ma; pro Simonis, contra Simonis; pro Gijsen, contra Gij- Yo no sabía nada de que estaba en curso un proceso
sen; pro Bomers, contra Bomers. Roma, la Santa Sede es contra mí. Me lo dijo Rahner, que me pidió ir a verme,
para los católicos holandeses la curia romana, burocrática «pero no al convento, porque uno de sus hermanos domj-
y oprimente. Antes del concilio, los católicos de Holanda nicos lo ha denunciado, a Roma». Se trataba del profesor
estaban vinculadísimos a Roma y al papa; ahora todo ha van der Ploég/que enseñaba exégesis en la Universidad
cambiado. Del papismo preconciliar se ha pasado a los de Nimega. Fundó dos revistas, de signo muy conserva-
ataques, a la indiferencia, al silencio. Es una situación tris- dor, donde atacaba a obispos y teólogos. Rahner me dijo
te y anormal. que no podía hablarme por teléfono, dada la delicadeza
del asunto. Le invité a la secretaría de la revista Concilium,
en Nimega. Rahner había sido designado relator pro auc-
tore (abogado) con el objetivo de defenderme de los ata-
ques y de las sospechas. Me entregó un dossier con todas
las denuncias en mi contra por parte de hermanos míos y
del pro-nuncio. Lo leí de un tirón. Había hasta entrevistas
concedidas a periódicos y revistas en América.
El primer proceso se refería a mis ideas sobre la secula-
rización. Mi pensamiento era este: los campos del hombre
58 59
son autónomos en cuanto tales. Rahner recogió el dossier seguida a Roma. Se pensaba que había sido él quien había
prometiéndome devolvérmelo después, pero la muerte le hablado. Era imposible que hubiese sido algún miembro
ha impedido dármelo. Sé que se encuentra en Innsbruck, del Santo Oficio. El secretario de la Congregación romana
en el archivo de Rahner. era en aquel tiempo mons. Philippe, un dominico. Rahner
Sólo él sabía que yo estaba siendo procesado. A Rah- me dijo enseguida que había sido interrogado, durante tres
ner se le había impuesto el secreto bajo pena de pecado horas, por Philippe. «No he dicho nada a Schillebeeckx»,
grave, pero éljiecfaqiieeLdej^ sobre repetía una y otra vez el gran teólogo alemán ante Philip-
una disposición oBjetiva. No hablé con nadie. Después de pe. Este, finalmente, se dio por vencido y se excusó con
treToraatro^íe^es^estáKa en América, dando unas confe- Rahner.
rencias- hablé con mi secretario, el P. Truyman, dominico, Había sido Rahner quien me había dicho que estaba
experto en medios de comunicación. Me dijo: «¿Puedo procesado, pero que para él era un deber moral decírmelo.
decírselo a Fesquet, el informador religioso de Le Monde? Según él era una verdadera injusticia portarse así. El, co-
¿Puedo pedirle que haga indagaciones en Roma, a ver si mo abogado, debía poder hablar con su cliente... «En esta
es verdad que hay un proceso contra usted?». Todo era se- ocasión la conciencia me ha exigido la restricción men-
creto. El P. Chenu, en 1942, se enteró por la radio de que tal23», me repetía Rahner.
había sido condenado. Tres meses después, Truyman fue a El teólogo alemán Lehmann, asistente de Rahner, escri-
París y habló con Fesquet; este le prometió que no divul- bió el texto de defensa. Rahner hacía trabajar mucho a sus
garía la noticia antes de una rigurosa investigación. asistentes. Encargó a Lehmann leer todas mis publicacio-
Un años después, Truyman me contó que Fesquet había nes y escribir la defensa.
recogido toda la información. El 24 de septiembre, la noti- El lunes 7 de octubre de 1968, Rahner habló ante los
cia apareció en el periódico francés Le Monde22. consultores de la Congregación -quizá unos diecinueve- y
Pero, ¿quién había hablado, sin tener en cuenta la obli- todos debían darle su valoración sobre mis escritos. Supe
gación de secreto bajo pena de pecado grave? ¿Quién ha- que no estaba presente Danneels, muy abierto, que sería
bía roto el secreto? El Santo Oficio montó en cólera, mien- después obispo de Amberes y hoy es arzobispo de Mali-
tras el mundo eclesial tomaba postura contra los procedi- nas-Bruselas. Creo que ni fue invitado. Estaban presentes
mientos inquisitoriales de Roma. Rahner fue llamado en- solamente los teólogos de la escuela romana.
Rahner tomó la palabra después de la intervención de
22
«La agitación levantada por la encíclica Humánete vitae está lejos de
23
aplacarse. Hoy se ha sabido que la Congregación para la doctrina de la fe ha La «restricción mentáis es un acto interno de la mente, por el cual,
incoado una especie de proceso, con desconocimiento del interesado, bajo mientras se habla, las palabras se refieren a un sentido que no es su sentido
sospecha de herejía contra el P. E. Schillebeeckx, en el que el cardenal Al- obvio.
frink tiene, desde hace años, su confianza y que está considerado como el teó- Para que sea lícita es necesario que esconder la verdad sea beneficioso o,
logo del episcopado holandés» (Le Monde, 24 de septiembre de 1968). al menos, útil y no haya otros medios disponibles.

60 61
los consultores de la Congregación. Criticó el método Redactaron un cuestionario, que me fue enviado el 20 de
adoptado y denunció la desconfianza respecto a los teólo- octubre de 1976.
gos, culpables solamente de no recurrir al vocabulario or- En la introducción se decía que en mi obra había nume-
dinario. Habló con pasión. rosas afirmaciones que, tanto desde el punto de vista de
Su exposición causó un enorme efecto. Aquel día no se los principios metodológicos como de los resultados de la
tomó ninguna decisión. El resultado fue comunicado a la investigación exegética, o de la teología dogmática, cau-
asamblea plenaria de los cardenales de la Congregación, saban graves perplejidades. Se me pedía aclarar mi pensa-
que, a su vez, elevaron un informe al papa. Ni Rahner ni miento:
yo fuimos informados de los resultados de la votación. 1.- sobre la preferencia dada a ciertas corrientes exegé-
Rahner me telefoneó dos horas después de la conclu- ticas y el uso de la hermenéutica;
sión del debate y me dijo que muchos consultores de la 2.- sobre el Jesús histórico: lo referente a su persona
Congregación estaban de acuerdo con mis ideas, quizá humana, a su misión profético-escatológica, a su relación
dos tercios. con el Padre, y, finalmente, a su resurrección;
El 15 de enero de 1971, el prefecto de la Congregación 3.- sobre los misterios de la encarnación y de la Trini-
para la doctrina de la fe, Hamer, hacía públicas las nuevas dad; sobre la concepción virginal de Jesús y sobre la Igle-
normas sobre los procedimientos procesales. De hecho, en sia.
mi segundo proceso, en 1979, todo se desarrolló conforme El 13 de abril de 1977 respondí detalladamente, por es-
al nuevo procedimiento. Pero, ahora, estas normas, con crito y en francés, a todas las cuestiones propuestas por la
Ratzinger, no se respetan, porque él tiene coloquios infor- Congregación.
males con el teólogo acusado, sin un procedimiento for- El 18 de julio de 1978 recibí un segundo cuestionario
mal. En mi opinión, esto es mucho peor. Todo queda a su de la Congregación. Algunas cuestiones podían darse por
arbitrio, mientras que las normas de Hamer marcaban un aclaradas y resueltas, pero permanecían en suspenso otros
camino bien preciso. Estas normas pueden ser criticables, puntos de doctrina. Comprendí que me había topado con
pero el acusado puede defenderse de un modo serio y or- otro proceso sobre cuestiones distintas de las que me en-
denado. viaron en 1976.
A través del cardenal Willebrands24, arzobispo de
SEGUNDO PROCESO SOBRE LA CRISTOLOGÍA (1979)

24
Se había iniciado otra investigación secreta, por parte Holandés, nacido en 1909; cardenal en 1969, arzobispo de Utrecht des-
de 1975 a 1983, presidente emérito del Consejo Pontificio para la promoción
de la Congregación para la doctrina de la fe, sobre mi li- de la unidad de los cristianos. Camarlengo del Colegio cardenalicio. Es una de
bro de cristología Jesús. La historia de un viviente (1974). las figuras eminentes de la Iglesia católica.
62 63
Utrecht, el 6 de julio de 1978 se me pidió ir a Roma para fuera de lugar, de ingenuo. Me dijo que le explicase la
aclarar mi postura sobre nuevas cuestiones cristológicas. hermenéutica. Le respondí con un dicho de santo Tomás
En diciembre de 1979 fui a Roma y comparecí ante tres (era un tomista convencido): Quidquid recipitur, ad mo-
teólogos, bajo la presidencia del prefecto de la Congrega- dum recipientis, recipitur. «Ah, ahora comprendo. Bien,
ción. El 13 de diciembre, Hamer leyó un texto de intro- bien...» Eso fue todo.
ducción en el que se decía que la Congregación se atenía a Descamps me conocía bien. Me había invitado varias
las prescripciones del 15 de enero de 1971; se recordaban veces a Lovaina, a dar conferencias, y también a dar reti-
los cuestionarios enviados el 20 de octubre de 1976 y mi ros a los sacerdotes. Me hizo algunas precisiones desde el
respuesta del 26 de abril de 1977. Hamer hacía votos para punto de vista exegético: «Yo estoy aquí como exégeta y
que el coloquio, previsto por las normas, se desarrollase no como teólogo dogmático». Con gran competencia y
en un «espíritu eclesial de respeto y mutua confianza». elegancia había recensionado, en la revista teológica de
El prefecto podía ser sustituido por el secretario, y fue Lovaina, mi libro (1975) y yo tuve en cuenta sus críticas.
mons. Bovone quien presidió el coloquio. Estaba el gran En el coloquio, aun reafirmando sus críticas, elogió mi
exégeta de Lovaina, mons. A. Descamps, al que conocía investigación
bien; el dominico A. Patfoort, profesor del Angelicum y el El proceso se desarrolló sobre mi libro Jesús. La histo-
jesuíta de la Gregoriana, J. Galot. Patfoort era flamenco, ria de un viviente, aunque ya había sido publicado el se-
de Lille; conocía un poco mi libro sobre los sacramentos, gundo: Cristo y los cristianos. Gracia y liberación (1977).
pero no mis otras publicaciones. ¡Daba pena, el pobre! El coloquio-proceso duró dos días y medio. Los teólo-
Galot sacó las entrevistas que yo había concedido antes de gos leían su intervención ya preparada, mientras que yo
mi llamada a Roma. Me opuse diciendo que lo que yo debía responder, sin preparación previa, sobre cualquier
pensaba estaba en mis libros y no en las entrevistas, nece-
cuestión. Me encontraba, de hecho, frente a un nuevo pro-
sariamente incompletas. Después sacó texto y foto de una
ceso, pues al primero ya había respondido por escrito en
celebración con ocasión del matrimonio de un sacerdote
1977. Se intentó, sin éxito, hacerme caer. No fui condena-
en una parroquia holandesa, en cuya boda dije unas pala-
do. Quedaron algunas cuestiones en suspenso. El proceso,
bras. Le dije con firmeza a Galot que nada de esto tenía
que ver con el proceso. pues, concluyó bien para mí.
En cierto momento, Bovone intervino: «Schillebeeckx El 20 de noviembre de 1980 recibí una carta de la Con-
tiene razón. Hay que discutir sobre su obra». Pero Galot gregación que me invitaba a aclarar algunos puntos y a
no se daba por vencido, y Bovone le mandó callar. Galot eliminar algunas ambigüedades. No había ninguna conde-
quedó bastante mal. Estaba furioso. na en la carta. Quedaron abiertas algunas cuestiones sobre
Cada uno de los tres teólogos disponía de media hora las que no estoy de acuerdo con la doctrina de la Iglesia,
para hablar. Patfoort me dio pena. Me hacía preguntas pero no contra la fe. Esto es muy importante.

64 65
TERCER PROCESO SOBRE EL MINISTERIO (1984)
presidían. Eran casos comunes en Oriente. Cuando el obis-
po no podía estar presente, era el diácono quien presidía
Fue sobre el libro El ministerio eclesial: responsables
como representante del obispo. Ratzinger decía que la cues-
en la comunidad cristiana (1980). El proceso se inició
tión quedaba cerrada.
siendo aún prefecto Hamer, al que conocía bien, porque
Dos o tres meses después de la publicación de la carta,
estábamos juntos en Lovaina, pero fue conducido hasta el
el mismo Ratzinger me comunicaba que la cuestión estaba
final por Ratzinger, que fue nombrado prefecto de la Con-
cerrada, y que no hay lugar para el ministro extraordinario
gregación en noviembre de 1981.
en la presidencia de la eucaristía. La última palabra ha si-
Entre tanto, en septiembre de 1982, dejé la enseñanza
do dicha, pero es la palabra de Ratzinger. Ciertamente, el
en la Universidad de Nimega; ya no estaba, pues, bajo el
papa ha dado su consentimiento, pero no se trata de un ac-
gran canciller de la Universidad, el cardenal Simonis, ar-
to del papa. No entiendo que sea una cuestión cerrada. Es
zobispo de Utrecht. sorprendente. He escrito un epílogo a la edición francesa
El Maestro general de la orden, Vincent de Couesnon- de mi libro sobre el ministerio. En él critico a Ratzinger,
gle, recibió un dossier contra mí que después me fue en- que se arroga el derecho de interpretar a su modo un con-
tregado por el padre provincial. Se pedía formar una co- cilio, el Lateranense IV.
misión de teólogos holandeses para examinar la obra. Fue
Después de la publicación del documento de Ratzinger,
constituida la comisión. Se pronunció por unanimidad di-
escribí un nuevo libro sobre el ministerio. Ya no hablo en
ciendo que no había nada contra la fe; que, de hecho, teo-
él del ministro extraordinario, pero pido una especie de
lógicamente hablando, la presencia del ministro extraordi-
sacramento para los agentes pastorales, es decir, que pue-
nario existe en casi todos los sacramentos, reconocida por
dan recibir una ordenación en el ámbito de los ministerios
la doctrina oficial de la Iglesia. Yo sostenía que, en ciertas
sacramentales. Por tanto, no hablo ya de un ministro ex-
circunstancias extraordinarias, se puede recurrir a la presi-
traordinario para presidir la eucaristía, pero, diciendo lo
dencia de un ministro extraordinario.
mismo, utilizo otra categoría.
Ratzinger recibió el informe de la comisión de los teó- El Maestro general me dijo que tenía que ir a Roma pa-
logos holandeses. El 6 de agosto de 1983, publicó la carta ra un coloquio con Ratzinger. Estaba también el secretario
sobre el ministerio sacerdotal en la que sostenía que la ex- de Ratzinger, un americano, y hablamos en inglés, un
clusión de un ministro extraordinario para la eucaristía ha- idioma que Ratzinger habla bien. El coloquio duró unos
bía sido decretada por el concilio Lateranense IV. Ratzin- tres cuartos de hora y fue muy cordial. No se trató de un
ger forzaba el texto del concilio y sacaba una conclusión proceso según las normas de 1971, sino de un simple co-
lógica, porque el concilio decía solamente que sólo los sa- loquio, sin ninguna formalidad. Es un procedimiento peor
cerdotes ordenados pueden presidir la celebración eucarís- que un proceso regular. Me encontré cara a cara con Rat-
tica, dándose en aquel tiempo casos de diáconos que la zinger y recordé los tiempos del concilio. Ya entonces ha-
66 67
bía en él algo que no me convencía. En las reuniones, du- ¿Ha sufrido mucho por estos procesos?
rante el concilio, no hablaba nunca. Estaban Rahner, Che-
nu, Congar, y él no opinaba No diría que mucho. En el primero, cuando Rahner me
Durante nuestra conversación fue muy gentil. Le dije comunicó que estaba procesado, sin saber por qué, me
que en el nuevo libro no hablaba ya del ministro extraor- quedé aterrado. Recuerdo que le dije a Rahner: «¡Vaya
dinario. Pedía solamente una nueva ordenación con la epí- tratamiento que nos dan a los que trabajamos día y noche
clesis25. Me preguntó qué estaba haciendo en aquel mo- por la Iglesia!». En el segundo proceso estaba un poco
mento, una vez dejada la enseñanza en la Universidad. Le molesto, pero me sentía libre ante la Congregación, ante
respondí que trabajaba más que antes. Yo me decía: «Para los teólogos inquisidores, ante mí mismo. Era un proceso
mí esta forma de coloquio puede estar bien, porque ya a cara descubierta y me encontré a mis anchas, aunque la
tengo cierta edad, pero, para los más jóvenes, esto es una presencia de Galot me fastidiase. Me preguntaba cómo era
manera gentil de segarles la hierba bajo los pies. Ellos no posible todo esto en la Iglesia de Dios. No somos infali-
pueden saber qué hay detrás de su gentileza y afabilidad». bles como teólogos, pero hay maneras y maneras de tratar
Salimos acompañados por su secretario. El Maestro ge- a las personas.
neral hizo intención de decir que tenía alguna observa-
ción que hacer sobre el coloquio, pero el secretario lo in- ¿No se le ha pasado nunca por la cabeza abandonar la
terrumpió diciendo: «Este será, quizá, el nuevo procedi- Iglesia o dejar la orden, como ha hecho recientemente el
miento de la Congregación: un coloquio entre Ratzinger y teólogo brasileño Leonardo Bojf?
el teólogo». El Maestro general y yo nos miramos. Des-
Nunca. Jamás. Yo pertenezco a la Iglesia católica ro-
pués apareció en L'Osservatore romano una nota al pue-
mana, pero no quiero decir que esta Iglesia no cometa ton-
blo cristiano en la que se decía que, para la Congregación,
terías. De hecho las comete y es necesario tener el coraje
quedaban aún algunos puntos en desacuerdo con la doctri-
de decirlo. ¿Salir de la orden de los dominicos? No he
na oficial de la Iglesia, pero no contrarios a la fe.
puesto nunca en discusión la opción que hice a los dieci-
En conclusión, en ninguno de los tres procesos he sido
nueve años. Me duele la opción de Boff, un amigo muy
condenado.
querido, unido a los pobres; pero lo que ha hecho me des-
concierta. Me duele mucho.
Concluyendo el capítulo de los procesos, digo que, has-
ta el presente, y espero que para siempre, no he tenido
25
Es la oración de la eucaristía con la cual, especialmente en las liturgias ningún tipo de condena y, a pesar de los problemas, soy
orientales, se invoca al Espíritu Santo sobre las ofrendas del sacrificio para feliz por pertenecer a esta Iglesia y a la orden de santo
que sean cuerpo y sangre de Cristo y, así, principio de salvación para aquellos Domingo.
que participan en la eucaristía.
69
68
4
LA INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA

En mi reflexión teológica hay una evolución. Comencé


comentando qué quiere decir sacra doctrina en santo To-
más. No es la sacra doctrina de la Iglesia, sino la Sagrada
Escritura, que comprende no sólo la Biblia, sino también
la patrística y toda la tradición cristiana. Hay dos corrien-
tes en santo Tomás: una acepta el uso de sacra doctrina
refiriéndose a la teología, la otra sostiene que la teología
comienza con la Biblia y la Biblia es el fundamento de to-
da la teología. La teología es la Biblia que se propaga en
la historia. En la primera fase de mi reflexión teológica he
seguido el método de la sacra doctrina.
En los años sesenta, con la irrupción de las ciencias hu-
manas, hizo su aparición la crítica de la sociedad, de la
cultura, de la ideología y también de la teología como dis-
ciplina teológica. He seguido esta corriente. He entrado,
por tanto, en la fase de la hermenéutica, que, en realidad,
desarrollé contemporáneamente a la fase crítica. He afron-
tado el problema de la interpretación de los textos porque
la hermenéutica en cuanto tal, tanto en los ambientes cató-

71
lieos como en los protestantes, no era conocida en absolu- ción con Dios. Su experiencia viene del Espíritu y, en este
to. Se hablaba más bien de evolución de los dogmas. Pri- sentido, se puede decir justamente que la Biblia está inspi-
mero hablé de evolución de los dogmas, después de evo- rada.
lución de la tradición cristiana y, en los años sesenta, de Pero, al mismo tiempo, es necesario tener presente la
hermenéutica26. mediación humana, histórica, contingente. No se da nunca
Estudié, después, la corriente del estructuralismo27. un encuentro directo, de tú a tú, de Dios con el hombre,
La hermenéutica para mí no es sólo el problema her- sino siempre a través de mediaciones. Son los hombres los
menéutico o interpretativo: es la ciencia de la interpreta- que hablan de Dios.
ción que indaga sobre los presupuestos de una interpreta- Para la investigación teológica y para entender la evo-
ción. En el primer capítulo del tercer volumen de la cristo- lución de los dogmas, esto es muy importante. No se pue-
logia, trazo una síntesis de la estructura cognoscitiva de la de comprender la nueva teología sin este concepto de re-
experiencia humana. Hablo de la experiencia de fe en la velación mediada por la historia, por la experiencia inter-
'Biblia, no entendida como una teología de la palabra, por- pretativa de los hombres. Cuando no se acepta la media-
que la palabra de Dios es la palabra de los hombres que ción, se cae necesariamente en el fundamentalismo.
hablan de Dios. Decir «sic et simpliciter» que la Biblia es Mi método teológico se fundamenta sobre la experien-
la palabra de Dios no se corresponde con la verdad. Es só- cia humana y cristiana, comunitaria y personal. Lo aplico
lo indirectamente la palabra de Dios. Los escritos bíblicos a la tradición, que es una experiencia que se prolonga. La
son testimonios de hombres de Dios que han vivido una individualidad está comprendida en esta experiencia co-
historia y han manifestado a Dios. Cuando la Biblia dice: munitaria. En mi reflexión teológica continúo aplicando el
«Dios ha dicho, Cristo ha dicho...» no es Dios quien lo ha método de la experiencia.
dicho, no es Cristo quien lo ha dicho en sentido estricto,
sino los hombres que han contado su experiencia de rela- CARA A LA MODERNIDAD

26 He analizado la modernidad desde el Cusano hasta


Hermeneusis es «interpretación», hermenéutica la «ciencia de la inter-
pretación» que indaga sobre los presupuestos de una hermeneusis o interpre- Descartes, Leibnitz, Pascal. Un año tuve un curso sobre
tación (p. e. de la Biblia). Tal investigación es necesaria a causa del progresi- Marx, producto de la modernidad, por una parte, y crítico
vo ensanchamiento del horizonte de nuestras experiencias, de nuestra refle- de la subjetividad, que es el núcleo de la modernidad, por
xión y de nuestro modo de enunciar tales experiencias.
27
El término «estructuralismo» se aplica a escuelas lingüísticas bastante
otra.
diversas, que tienen en común el hecho de que fundamentan la lingüística so- Ahora observo que existe la tendencia a ponerse contra
bre el estudio de los enunciados realizados, tratando de definir su estructura la modernidad, considerada como una especie de anticris-
(la arquitectura, la independencia de sus elementos internos), mientras que to-
do aquello que se refiere a la enunciación (es decir, el sujeto y la situación) no
to. El papa actual parece negar la modernidad con su pro-
se toma en consideración. yecto de reevangelizar Europa: es necesario -dice el papa-
72 73
retornar a la antigua Europa de Cirilo y Metodio, santos zación la causa de todos los males. Acusan a la seculariza-
eslavos, y de san Benito. El retorno al catolicismo del pri- ción de haber apagado el sentido religioso, etc. Evidente-
mer milenio es, para Juan Pablo II, el gran reto. Después mente, se da el secularismo, pero es un fenómeno distinto
siguen los siglos de la ruptura, primero con Oriente y, más de la secularización.
tarde, en el interior del Occidente cristiano. En el segundo Por eso prefiero hablar de modernidad, de postmoder-
milenio, Europa ha decaído y, con ella, ha decaído toda la nidad, aunque sean términos inflados y ambivalentes. Es
cultura occidental. Para reevangelizar Europa es necesario una postmodernidad en las condiciones actuales, en las
superar la modernidad y todos los valores modernos y re- que el hombre es una estructura.
gresar el primer milenio. Regresar al cristianismo rural,
modelo de toda la cristiandad. Entonces -añado yo- sería MIS LIBROS
necesario tener el coraje de aceptar también la teología del Debe hacerse una distinción entre el proyecto que yo
ministerio del primer milenio. Pero esto el papa no lo di- he tenido siempre en la cabeza, y las obras ocasionales.
ce. Es la cristiandad premoderna, agrícola, no crítica, la En la Universidad de Nimega no fui obligado a dar cursos
que, según el pensamiento del papa, es el modelo de la preestablecidos, sino solamente a tratar cuestiones. Yo po-
cristiandad. «Francia, ¿qué has hecho de tu bautismo?». día elegir los temas. Hacía el final de los sesenta, en el
Es la expresión típica de este retorno. Yo critico este retor- tiempo de las grandes contestaciones, los estudiantes me
no porque los valores modernos de la libertad de concien- llevaron a un compromiso: seguir teniendo mi curso y tra-
cia, de religión, la tolerancia no son, desde luego, los va- tar algunos temas de actualidad. En Lovaina tuve cursos
lores del primer milenio. obligatorios, en Nimega podía elegir. Centré la reflexión
sobre la escatología y la cristología. Pero, por otra parte,
En un tiempo, usted hablaba de secularización. Fue las circunstancias me llevaban a afrontar temas específi-
procesado por ello. ¿Cree superado este concepto? cos, motivados por situaciones particulares. En las revis-
Para mí, secularización es un concepto que no se ha en- tas teológicas (Concilium, Tijdschrift voor Theologie...)
tendido bien. Yo entiendo la secularización como un fenó- publicaba artículos referentes a situaciones de la Iglesia y
meno histórico-cultural en el que el mundo y la sociedad del mundo. En un cierto sentido, por una parte, he hecho
se proyectan dentro de un horizonte cognoscitivo racional. una teología contextual y, por otra, he continuado mi pro-
El hombre proyecta el mundo y a sí mismo mirando a un yecto. Los tres volúmenes de la cristología han sido, tam-
futuro obra de sus manos y, de este modo, desaparece una bién ellos, motivados por la crisis de la cristología en el
fuente de la que, en el pasado, se había alimentado la reli- panorama teológico, tanto protestante como católico. Es
giosidad. Entiendo secularización en el sentido de autono- un proyecto personal que me ha entusiasmado siempre.
mía de lo terreno. Los obispos y Roma ven en la seculari- En los últimos años he comenzado a tratar de la creación

74 75
en relación con la escatología. Es una investigación que II
aún continúa. TEMAS DE INVESTIGACIÓN
Los libros sobre el ministerio, sin embargo, han nacido
de la situación pastoral en Holanda y, de reflejo, en el mun-
do católico.
En conclusión: por una parte, algunos escritos son con-
textúales, ocasionados por acontecimientos y problemas
tanto del mundo como de la Iglesia, y, por otra, hay obras
que tienen su origen en mi proyecto personal. Sobre todo,
las obras de cristología.

76
5
LA CREACIÓN

Quiero ahora referirme a algunos temas específicos de


mi investigación a los que yo doy mucha importancia. So-
bre algunos de estos temas es la primera vez que expreso
con franqueza mis ideas, consciente de que suscitaré algu-
nas perplejidades. Son temas que estoy estudiando día y
noche, pues me apasionan mucho.
Comienzo por la creación.
Considero que la creación es el fundamento de toda la
teología. En estos momentos hay una especie de demanda,
desde muchos frentes, para que la teología ponga a la crea-
ción en el lugar que le corresponde. Se ha hablado tanto
de la historia de la salvación que se advierte la necesidad
de una nueva reflexión sobre el concepto de creación, por-
que, cuando se dice de la nada, no se dice nada. Sería ne-
cesario encontrar nuevas palabras para decir qué es la crea-
ción. Se sabe bastante del evolucionismo, pero de la crea-
ción no se sabe casi nada. Los mismos cristianos tienen
problemas con la creación. Ya en Lovaina no hablaba mu-
cho de creación de la nada -concepto filosófico-, sino de
participación.

79
He vuelto a este concepto al final de mi carrera univer- una parte, es la misma experiencia de la contingencia, pe-
sitaria. Durante dos años he dado cursos sobre la creación. ro, por otra, es una experiencia que puede ser distinta se-
La he analizado en el Génesis, la he estudiado en los pue- gún sea de un creyente o de un ateo. Me doy cuenta de
blos asirio-babilónicos y en muchos otros relatos. He en- que es muy difícil formular el pensamiento.
contrado las mismas imágenes que en el Génesis. He tra- En la conclusión de mi curso he dicho que hay una di-
zado un panorama de la creación en la patrística, en el me- ferencia entre Dios y la criatura, pero la diferencia no está
dievo, sobre todo en santo Tomás. He estudiado la polémi- en Dios, sino en nosotros.
ca entre evolucionistas y creacionistas, atacando el con- El núcleo de mi reflexión sobre la creación es el con-
cepto de causalidad referido a la creación, que se puede cepto de experiencia, que en un tiempo no era aceptado en
comprender si se conoce la filosofía, pero a un cristiano absoluto por la filosofía atea, pero ahora, con Sartre, la fi-
no se le pide tal conocimiento. losofía atea afirma la experiencia del contingente humano.
He examinado el concepto de contingencia y de néant La creación es la experiencia de la contingencia, pero en
(nada) en Sartre, que le ha llevado a no aceptar a Dios. relación con Dios.
Sartre hace un análisis profundo del contingente sin la Hay un creciente interés hacia la creación también en
aceptación de Dios. Yo me pregunto: ¿cuál es la diferencia el campo teológico. Se advierte la necesidad de hacer ex-
entre la experiencia de la contingencia hecha por un cre- periencia de lo creado, de la contingencia. Es una necesi-
yente y la experiencia de la contingencia hecha por un no dad profunda. Basta pensar en la New Age (Nueva era).
creyente? ¿Es la misma experiencia? Personalmente estoy en contra de este tipo de interioriza-
La experiencia de la contingencia de un creyente es ción de todos los problemas. Por otra parte, en todas las
distinta de la experiencia de la contingencia de un ateo corrientes místicas cristianas existe, de hecho, la interiori-
porque, aun tratándose de la misma experiencia de la con- zación, pero pienso que no está fundamentada desde el
tingencia, de hecho se trata de una contingencia vacía. Sin punto de vista antropológico porque, para entrar en sí mis-
Dios, la experiencia de la contingencia es totalmente dis- mo, hay que pasar por la exterioridad. Esto es tomismo.
tinta de la contingencia que se remite a Dios. Es una cues- Interiorizar bloqueando la exterioridad es, para mí, un ca-
tión muy delicada. He reflexionado mucho para encontrar mino falso. Es el vacío. Interiorización y exteriorización
la palabra justa, porque los humanistas me hacían obser- no se pueden separar. La dicotomía es un fenómeno mo-
var que se trata de la misma experiencia, ¿y por qué, en- derno que viene de la filosofía cartesiana. La interioriza-
tonces, introducir la interpretación, que es una superes- ción se da siempre a través de la exterioridad. La interiori-
tructura? Pero no es una superestructura, porque la expe- dad debe llenarse de exterioridad.
riencia de la contingencia de un ateo es, de hecho, una ex- El dualismo espíritu-materia cambia la relación con la
periencia interpretativa atea. Es una experiencia atea, to- contingencia y, consecuentemente, con la creación. Por
talmente diferente de la experiencia de un creyente. Por eso estoy contra todas estas corrientes: New Age, trans-

80 81
cendentalismo, ... Es difícil encontrar en estas corrientes Hay, en estos movimientos, una búsqueda seria de la
un sitio para Jesucristo. De hecho, Jesucristo no es nece- persona, pero la solución está equivocada. Es necesario,
sario. No hay mediación de la historia; no hay más que de todos modos, encontrar el porqué del desarrollo de es-
vacío en esta interiorización sin exteriorización. No recu- tos fenómenos. Sin duda está siendo puesta en cuestión
rrir a la experiencia histórica es caer en el vacío, y, sin la nuestra espiritualidad, que tiene bastantes lagunas. Se han
historia, la humanidad del hombre está vacía. ¿Qué es la olvidado las verdaderas corrientes místicas. La misma Igle-
psique sin la exterioridad? ¿Qué es el alma sin la corporei- sia se ha mostrado, con frecuencia, recelosa. En todas las
dad? La creación es para mí cada vez más una antropolo- religiones monoteístas, que son proféticas, al misticismo
gía. Cuando la naturaleza, el cosmos, vienen asumidos por se le mira con recelo. Hay una corriente mística en el ju-
la historia humana, se tiene una noción equilibrada de la daismo, la hay en el cristianismo, por no hablar del islam.
creación. De otro modo, sin el mundo, se tiene solamente
Las religiones monoteístas son religiones místicas. El fun-
una noción ficticia, imaginaria, fantástica. La subjetividad
damento del misticismo es la relación con Dios como per-
moderna no puede llegar a Dios dejando de lado la natura-
sona. En las religiones orientales, Dios es impersonal. Pa-
leza. Se tiene sólo subjetividad y, quizá, imaginaria.
ra nosotros, Dios es visible en Jesucristo en la historia del
La New Age es el apogeo de la modernidad en su di-
hombre.
mensión peor. Para ella, sólo la espiritualidad del hombre
es importante e interesante. La mística es, para mí, la forma más intensa de la expe-
riencia de Dios que acompaña siempre a la fe. Es esencial-
¿Qué relación hay entre la oración y la interiorización? mente la vida divina. No es un sector reservado de la vida
cristiana, accesible sólo a algunos privilegiados.
Los ejercicios de interiorización no son la oración. La La verdadera mística no es una fuga del mundo, sino, a
oración, para un cristiano y para los seguidores de las reli-
partir de una experiencia destructora del origen, es una
giones monoteístas, es ponerse ante una persona con la
simpatía integradora y conciliadora con cada cosa: un
que se puede hablar, dialogar, y a la que se puede escu-
acercamiento ardiente, no una fuga.
char. En todas estas místicas no cristianas no se da la rela-
ción con una persona, sino con un misterio indefinido. Pa- Lálioción de creación es, pues, fundamental para com-
ra nosotros, los cristianos, es Dios quien se revela. En la prender la historia de la salvación. Cristo es la creación
New Age, en la meditación transcendental, es el individuo concentrada, condensada. Todo el fenómeno-Cristo está
quien logra el éxito, no se da el concurso de la gracia. Es en relación con la creación. En Cristo, la criatura está per-
el hombre mismo quien se redime solo, descendiendo a la fectamente cristalizada. Es la consecuencia de la acepta-
profundidad de su ser. Pero, ¿qué encuentra allí? Quizá el ción de la creación. Dios se ha hecho hombre. El hombre-
vacío. Cuando se hace sin la naturaleza y sin la historia, Jesús es la manifestación personal de Dios, pero en la in-
ahí se acaba. tegridad de su humanidad.
82 83
La criatura-Jesús es una creación concentrada, conden- La Trinidad es el modo de Dios de ser persona. En esto
sada, en la que toda la participación con Dios se realiza de soy plenamente ortodoxo y en sintonía con el dogma.
una manera única, no realizada en los demás hombres. Esto es lo que el dogma nos pide, porque las tres perso-
Se puede concebir al hombre sin relación con Dios. Es nas en cuanto personas no constituyen el dogma en cuanto
lo que hacen los ateos. Pero no se puede concebir a Jesús tal. El concilio de Toledo1 habla de «tres res» (tres entida-
de Nazaret en cuanto hombre sin relación con Dios. Esta des) en Dios: hay Trinidad de Dios, que se refiere a la per-
es la explicación de las tres personas de la Trinidad. sonalidad, al modo divino de ser de una persona.
No soy seguidor del «modalismo», la doctrina teológi-
LA TRINIDAD ca de los siglos II y III según la cual las tres personas de la
Trinidad son tres formas de aparecer de una sola persona
Acerquémonos a tientas y balbuciendo a este misterio. divina; tres formas de aparecer al exterior, al mundo, de
Se trata, primero de todo, de Dios que se manifiesta en la una sola y misma persona.
creación y, de manera singular, en el pueblo hebreo como Rechazo el «modalismo» porque para mí la naturaleza
pueblo de Dios. Segundo: Dios se manifiesta en Jesús, y divina es trinitaria, y personalmente trinitaria. No digo ex-
entonces se habla de Hijo de Dios. % tercero, se da una plícitamente tres personas porque es ambiguo (triteísmo),
manifestación de Dios en la vida de la Iglesia y en toda la sino que digo que la naturaleza de Dios es ella misma per-
creación: es el Espíritu Santo. Es el mismo Dios: Dios en sonal con una estructura trinitaria.
el Antiguo Testamento, Dios en Jesucristo, Dios en el Es- El personalismo divino es una estructura trinitaria. Ha-
píritu Santo; pero son modos de existencia de Dios en la blar de tres personas puede poner en peligro a la Trinidad
historia. como tal.
El cristianismo habla de Trinidad divina. Pero, por lo Es la primera vez que manifiesto mi reflexión sobre la
que respecta a la Trinidad, yo soy más bien reticente. Di- Trinidad tan abiertamente. Para mí, la Trinidad es el modo
ciendo que Dios es tres personas, temo caer en una espe- de Dios de ser persona. Todas las exigencias del dogma
cie de triteísmo: tres dioses, tres personas, como una espe-
cie de familia. Tengo miedo de hacer una teología especu- 1
El IX concilio de Toledo (675), que no fue ratificado por el papa Ino-
lativa sobre las tres personas y sobre las relaciones entre cencio III, como erróneamente se ha dicho a menudo, consagró las fórmulas
ellas. A través de Jesucristo, Hijo de Dios, se da la relación agustinianas de la Trinidad. No estaba en juego una definición de las tres per-
con Dios Padre y, después de su resurrección, Cristo nos sonas en cuanto personas, sino las relaciones entre el Padre, el Hijo y el Espí-
ritu Santo: «Tres en uno».
da a Dios en la forma del Espíritu, como don escatológico No se quiere consagrar el término «persona» en cuanto tal (es presupuesto
de Dios y suyo. Se puede hablar de Trinidad: pero, ¿qué y conocido por los lectores); se reacciona contra el triteísmo («No son tres
quiere decir tres personas? Acepto la personalidad de Dios, dioses») pero la definición (de un sínodo local, por otra parte) no se refiere al
pero el modo divino de esta personalidad no lo conocemos. término «persona» en cuanto tal. La intención se refiere al Padre, el Hijo, el
Espíritu Santo, de una misma substancia, y a sus relaciones recíprocas.

84 85
las admito sin correr el riesgo de hablar de tres personas, pre la personalidad de Dios, pero la personalidad de Dios
de una especie de familia y, de hecho, de un triteísmo, que en la historia de la Iglesia, en la historia de la salvación.
es bastante popular en la fe cristiana, El Padre, el Hijo, el Espíritu son la Trinidad, una Trini-
dad que no se puede diseccionar, como en los grandes tra-
¿ Usted critica a las teologías que todavía surgen sobre tados de san Agustín, de san Buenaventura, de santo To-
la Trinidad? más y, más cercanos a nosotros, de Rahner, de Schoonen-
berg. Son, a fin de cuentas, tratados que pecan de inmo-
En verdad no comprendo la especulación sobre la Tri- destia con relación al misterio de la Trinidad.
nidad. Respeto las especulaciones de santo Tomás, por
Por lo que respecta al Espíritu Santo, me quedo siem-
ejemplo, pero no le dicen nada a mi espiritualidad. Se es-
pre perplejo cuando los teólogos modernos, al afrontar la
pecula demasiado sobre la Trinidad. ¿Dónde está la utili-
cuestión, dicen que la teología ha olvidado al Espíritu
dad para la fe de todas estas especulaciones? El P. De Pet-
Santo. Pero, cuando se leen sus libros, no se sabe mucho
ter, mi maestro de filosofía y director espiritual, se pre- más del Espíritu. No saben decir apenas nada. Es realmen-
guntaba: «¿Qué es la Trinidad? Para mí es la confianza te verdad que es como el viento que sopla donde y como
que Dios nos manifiesta diciéndonos que es en tres perso- quiere y no se sabe de dónde viene.
nas, mientras nosotros no entendemos nada». Nos confía Pero existen los efectos del Espíritu. Por esencia, el Es-
un misterio sin decirnos que es un misterio. Dios es Trini- píritu es el innominado y, por eso, me resulta muy difícil
dad (¡esto es dogma!), pero no es tres personas. Sería tri- personalizarlo. Soy, por tanto, muy modesto, casi agnósti-
teísmo. No he escrito nunca sobre este tema porque tengo co con relación a una teología trinitaria.
miedo. No quiero hacer especulaciones, pero siento que es Confieso la Trinidad, pero es necesario tener una espe-
algo grandioso, fascinante. Hay una Trinidad en la natura- cie de reticencia respecto a la racionalización de las rela-
leza personal de Dios. ciones de las tres personas.
Algunos grandes nombres de la teología también han
¿Y cómo hace su profesión de fe? afrontado el tema del Espíritu Santo. El gran Congar, por
ejemplo. Sus tratados son, sin duda, muy interesantes; me
Como he dicho ahora. Acepto plenamente el Credo, dicen mucho sobre Dios, pero siempre sobre Dios. Para
pero en la profesión de fe no están las tres personas divi- mí, cuando hablan del Espíritu, es siempre el mismo Dios
nas. Creo en Dios omnipotente; en Jesús el Cristo, el ama- desde diversos aspectos y puntos de mira. El Espíritu San-
do del Padre, Hijo de Dios por excelencia; creo en el Espí- to es la unión entre el Padre y el Hijo: ¿esto qué quiere de-
ritu Santo, que para mí es el verdadero problema. En la cir? Hay, ciertamente, una relación entre Dios y Jesús de
Biblia el Espíritu es un don, no la tercera persona: es el mo- Nazaret. Es una relación interpersonal. Pero esta relación
do mismo de ser Dios, que se da a los hombres. Es siem- entre Dios y Jesús ¿es una tercera persona? Yo me lo pre-
86 87
gunto. No estoy en contra de estas especulaciones, pero creación. Ha puesto su imagen en ella para decir: Yo soy
no veo qué añaden a mi vida espiritual. Diría que no aña- el Señor, el soberano de toda la creación. Y esta imagen
den nada. de Dios es el hombre. Cuando se habla de vicario de Dios
La personalidad de Dios, que es una personalidad con se entiende el hombre como tal. Es el vicario de Dios en
una estructura trinitaria, un misterio que acepto, no signi- toda la creación.
fica tres personas en cuanto tales. Repito: no es un dogma Se pueden hacer especulaciones sobre la imagen de
que se deban aceptar tres personas. Hay que aceptar la Dios, pero creo que, recurriendo a la imagen del empera-
Trinidad, pero, ¿cómo explicar la Trinidad? Se dice: fides dor, el concepto está más claro: Yo soy el Señor.
quaerens intellectum, pero la inteligencia pone un límite a El hombre como imagen de Dios quiere decir que la
la razón. La Trinidad de muchas especulaciones teológi- humanidad en cuanto tal es vicaria de Dios. El hombre es
cas es una Trinidad racional y no una Trinidad de lafides imagen de Dios donde y cuando obra la justicia, respeta la
quaerens intellectum. Es una Trinidad de la razón. Es de- integridad de lo creado, practica la solidaridad. Se puede
masiado. decir que allí donde Dios reina, el hombre tiene el derecho
de ser hombre. En su humanidad, el hombre manifiesta el
¿ Usted prefiere permanecer en el misterio? reino de Dios en la historia. Es el hombre la mediación de
la presencia del reino de Dios. Evidentemente, el reino de
Confieso la Trinidad, pero estas especulaciones sobre Dios es Dios, la gracia de Dios, la gratuidad de Dios me-
las relaciones entre las tres personas no me dicen nada. diada por el hombre. Por esto es por lo que la antropología
No se puede racionalizar el misterio y, cuando se raciona- y la soteriología están vinculadas la una a la otra.
liza, como hacen san Agustín, san Buenaventura, Rahner, El hombre es imagen de Dios y Cristo también es ima-
etc., el resultado es que estas teologías trinitarias no dicen gen de Dios, como dice la carta a los colosenses. Pero hay
nada sobre el misterio de Dios que sea aprovechable para una diferencia: la imagen de Dios en Jesucristo está con-
la espiritualidad. Son pura racionalización, quizá muy in- centrada, es decir, Cristo es la imagen de Dios con una
teresante, pero de una frialdad... unicidad exclusiva. El hombre puede ser considerado au-
tónomo con relación a Dios, como es, de hecho, el ateo.
HOMBRE-CRISTO-DIOS
El hombre es también inteligible sin relación con Dios.
Los campos del hombre son autónomos y puede haber una
El hombre es imagen de Dios Trinidad. Es una afirma- antropología sin Dios. Pero esto es imposible para Cristo
ción fundamental. Imagen de Dios significa que, así como como tal. Su humanidad en cuanto tal humanidad está en
en la antigüedad se erigían las imágenes del emperador relación con Dios. Es la relación filial con Dios lo que
romano en todos los países del imperio para decir: «aquí constituye la humanidad de Jesús. La humanidad de los
el emperador es el señor», Dios ha hecho lo mismo en la hombres puede estar en relación con Dios en su autono-

88 89
mía. También en Jesucristo hay autonomía humana, pero En cada momento él es nuevo para nosotros porque es
esa autonomía está constituida por la relación filial con gratuidad, es libertad absoluta. Pueden darse lugares don-
Dios. Tanto Jesucristo como el hombre, aunque de modo de el discurso sobre Dios es inteligible, pero esto no es pro-
diverso, son imagen de Dios bar la existencia de Dios: es probar que está racionalmen-
te fundamentado hablar de Dios. Se puede probar sólo la
LA GRATUIDAD DE DIOS inteligibilidad del discurso sobre Dios.
Santo Tomás, con sus famosas cinco vías, quiso sola-
En el tercer volumen de su cristología usted habla de mente explicar que la fe en la existencia de Dios tiene un
la gratuidad de Dios con acentos altamente líricos, que fundamento racional, es decir, que es inteligible para los
impresionan profundamente. hombres. Se puede, por tanto, hablar de Dios; no es absur-
do el discurso sobre Dios, pero esto no es probar la exis-
La esencia de Dios es libertad absoluta. En la filosofía tencia de Dios.
escolástica se distingue entre naturaleza de Dios y libertad Yo hablo siempre de la presencia gratuita y absoluta de
de Dios. Es una distinción que hace también santo Tomás. Dios con relación a las criaturas. Aunque Dios quede en
La naturaleza de Dios no es necesidad, sino libertad abso- silencio, su presencia se da, y nosotros creemos en la gra-
luta. Respecto a nosotros, la naturaleza de Dios es nueva tuidad de esta presencia. Nuestra experiencia puede con-
en cada momento, porque es libertad absoluta. Es sorpresa tradecir su presencia.
en todos los momentos de nuestra vida, hasta en la eterni-
dad. Es sorpresa absoluta. Por tanto, no hay distinción en- EL DIOS ESCONDIDO Y SILENCIOSO
tre la naturaleza de Dios y su libertad. De otro modo se
hace de la libertad de Dios un libre arbitrio, es decir, la ca- Su presencia es fundamental, sobre todo, en referencia
pacidad de elegir entre el bien y el mal. Y sería una liber- a la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo. No
tad finita y limitada. La naturaleza de Dios, sin embargo, es Dios quien quiere el sufrimiento, pero él está presente
es libertad infinita y absoluta. de una forma silenciosa. En el momento de la muerte de
Por eso Dios es, por naturaleza, pura gratuidad. Y por Jesús, Dios estaba presente, pero de forma silenciosa. La
eso no se puede probar la existencia de Dios con argumen- muerte cuando Dios calla es el sufrimiento supremo. El
tos racionales. Se puede decir, solamente, que en nuestra hombre que cree en Dios sabe que su silencio no es ausen-
vida humana, individual o comunitaria, existen puntos, lu- cia. Se puede, por tanto, confiar en Dios incluso en el mo-
gares en los que hablar de Dios es inteligible. Pero, para mento del silencio supremo.
nosotros, la existencia de Dios es pura gratuidad. Y la gra- Es la conexión entre antropología y gracia: la presencia
tuidad no se puede probar; es y basta. absoluta de Dios es gratuita y salvadora para el hombre.

90 91
Dios no es solamente una presencia, sino que es una pre- Dado que la presencia de Dios es absoluta, no se la
sencia gratuita, personal; por eso se puede hablar a Dios, puede localizar en nuestro mundo. Dios abarca toda la
gritarle el dolor. creación. Es inmanente y transcendente. Es palabra y si-
El silencio absoluto de Dios revela su presencia absoluta. lencia.
ni silencio puede hacer nacer la plegaria, pero puede
también hacer experimentar el vacío. Se puede aceptar la
EL ATEÍSMO
presencia silenciosa, pero sin descubrir el misterio de for-
ma personal. Se puede recurrir a la oración entendida co-
La presencia absoluta de Dios es una presencia silen-
mo inmersión en el misterio sin pedir nada, sin dialogar
ciosa. Se puede uno quedar en la experiencia de la contin-
con nadie. No es la oración de los creyentes, sino la pura
gencia, como los ateos, sin ir más allá, sin ponerse en rela-
inmersión en el océano de lo infinito. Una especie de pasi-
ción con Dios. Cuando se afirma, como cristianos, que
vidad mística. Frente a la gratuidad de Dios hay, pues, tres
Dios puede permanecer en silencio, la posibilidad del ateís-
posibilidades: la aceptación que lleva a la oración perso-
mo es un hecho. No se puede probar la existencia de esta
nal, el ateísmo, la pasividad. Pero sobre esto volveremos
presencia silenciosa. El ateísmo es posible. En la antigüe-
enseguida.
dad y en el medievo había también ateísmo, pero en la épo-
ca moderna el ateísmo se apoya sobre fundamentos teóri-
JESÚS, DON GRATUITO
cos. Se puede interpretar el silencio de Dios como no-exis-
tencia de Dios. El ateísmo es una posibilidad humana. Hay Usted ha dicho y escrito muchas veces que Jesucristo
una especie de racionalidad en el ateísmo. La experiencia es el centro de su reflexión teológica. Hay quienes mani-
de la contingencia puede llevar a Dios o a negarlo, a no fiestan ciertas reticencias sobre «su» Jesús. Pero, ¿quién
sentirlo en absoluto. Tanto el teísmo como el ateísmo no es Jesús para usted ?
i se pueden probar. Pertenecen a la experiencia interpretati-
] va de ía realidad. Rechazo afirmar que los ateos no creen Es el don gratuito de Dios. La creación en cuanto tal es
I y que sólo los miembros de una religión son creyentes. un don gratuito de Dios, que ha puesto al hombre en su
i Todos son creyentes, pero la creencia tiene contenidos dis- autonomía. La creación es el presupuesto para entrar en
I tintos. Hay quien, de la experiencia de la contingencia, de- relación con Dios. El, creando, ha colocado al hombre en
duce la gratuidad de Dios y hay quien, en la contingencia, su humanidad, y el hombre, en su espiritualidad autóno-
vive la experiencia de la nada, del vacío. La experiencia ma, puede entrar en relación personal con Dios. A esta re-
de la contingencia coloca al hombre frente a una opción: o lación la llamamos gracia. Hay una gran diferencia entre
la fe en la gratuidad de Dios o el rechazo de un Dios que creación y gracia. La creación es una especie de gracia,
calla. pero no es la gracia de la vida teologal, es decir, el diálogo

92 93
intenso entre el hombre y Dios. La creación es poner al noteístas se da el Dios personal al que podemos dirigirnos
hombre como otro respecto a Dios, y los dos pueden en- con confianza, como hijos que hablan a un padre.
trar en relación recíproca, intersubjetiva. La intersubjetivi- Por otra parte, hasta en la relación religiosa de Jesús la
dad entre el hombre-criatura y Dios es la vida de la gracia. experiencia es teocéntrica. Dios es el Dios de todos los
Esto presupone la creación del hombre como una persona hombres, quiere la salvación de todos y hay mediaciones
que puede entrar en relación con Dios. Antes de darse una para llegar a Dios al margen de Jesús. En las otras religio-
intersubjetividad o una interpersonalidad, es decir, la vida nes se accede directamente a Dios. Si, por una parte, no se
de gracia entre Dios y el hombre, debe existir una criatura. puede aceptar el exclusivismo de que la salvación esté
Por tanto, hay distinción entre gracia y creación. La alian- concentrada sólo en Jesús, afirmo, por otra, la unicidad
za entre Dios y el hombre es la intersubjetividad, es la vi- absoluta de Cristo en la historia de las religiones, soste-
da teologal del hombre. niendo el valor positivo de las religiones no cristianas, por-
Esta vida teologal está concentrada de manera única en que son humanas. El criterio es la humanización. Si se da
Cristo, porque en él se da la plenitud de relación entre Pa- una religión que ofende y destruye al hombre y la dignidad
humana, se trata de una religión que se niega a sí misma.
dre e Hijo. Nuestra vida teologal es una participación en
Una religión que humilla al hombre es, por definición,
la vida de Cristo. En su filiación divina. Nosotros partici-
una forma equivocada de creer en Dios o, por lo menos,
pamos de la relación Padre-Hijo, no somos esta relación.
una religión que ha perdido el sentido de su propia inter-
Sólo Jesús es relación interpersonal, nosotros solamente
pretación así como el contacto con sus raíces auténticas.
tomamos parte en ella. Aquí está la unicidad de Jesucristo. Son ideas muy densas, que deben ser desarrolladas y
Las religiones orientales hablan de la relación con Dios, profundizadas. El sufrimiento del hombre, la muerte de
pero no de la revelación de Dios. No conocen este con- los inocentes, las enfermedades; todo esto pone en cues-
cepto. Hay en ellas una mística del hombre, que, en su in- tión el silencio de Dios, que, sin embargo, está presente de
terioridad, encuentra a Dios; una especie de redención rea- forma gratuita.
lizada por el hombre mismo, que entra en sí mismo y en- Dios que se da gratuitamente, Dios que habla callando
cuentra a Dios en su intimidad. El origen de la relación con e inquietando; todo esto lo considero fundamental para la
Dios es el hombre mismo. espiritualidad cristiana. Se puede decir que la religión pro-
Hay una gran diferencia entre estas religiones y las re- fética cristiana es una religión de abandono místico y, al
ligiones monoteístas: en estas, Dios, como persona, se co- mismo tiempo, una religión de alta profecía, que compro-
munica. En la religiones orientales se entra en el misterio, mete contra las injusticias por la liberación y la felicidad
a menudo una especie de vacío. No hay oración, no se del hombre. Abandono y compromiso son los dos pilares
ruega a Dios: es, solamente, sentirse en el misterio. Hay de la religión cristiana, mientras que las otras religiones se
en ellas algo que fascina, pero sólo en las religiones mo- caracterizan más por el abandono. El compromiso contra

94 95
la injusticia es, para nosotros, esencial. Ahí es donde está ¿Yla oración?
la apuesta de Jesús mismo. Incluso sobre cruz el cristiano
ve la presencia gratuita, elocuente, benévola de Dios. Que La oración tiene un aspecto místico, es decir, es la ex-
no quiere el sufrimiento, presente en la estructura misma periencia de la presencia gratuita de Dios; es reconocer la
de la creación. Dios está para vencer el mal y la injusticia. presencia de Dios. Esto ya es oración. Pero la oración tiene
El hombre puede querer el mal, pero Dios no está obliga- un aspecto de petición, como se ve en el Padre Nuestro.
do por este querer del hombre. Dios se opone a él con la Se pide a Dios la venida del reino; se ruega que se haga
mediación del hombre, que está llamado a luchar contra el su voluntad; se pide el perdón de las culpas y el pan coti-
mal. diano. Son peticiones. La oración, en las religiones mono-
teístas, tiene un carácter de petición. Se pide algo para uno
mismo cuando se ruega la venida del reino, que es la feli-
SANTIDAD Y ORACIÓN
cidad del hombre, pero en el abandono en la presencia ab-
soluta de Dios. En la oración están presentes siempre es-
¿Qué es, para usted, la santidad? tos dos aspectos: la alabanza a Dios, con la aceptación de
Es la voluntad de Dios comunicada a los hombres. So- su presencia absoluta, y la petición de algo para uno mis-
mos nosotros los que debemos buscar qué es el bien. So- mo y para los demás.
mos nosotros los que debemos tener experiencia del bien.
La santidad es la conciencia de la presencia absoluta y Usted ha concentrado mucho su reflexión sobre el
gratuita de Dios; es el compromiso por los demás en la hombre, sobre su relación consigo mismo, con Dios, con
justicia y en la caridad. Es la integridad del hombre, pero la creación. ¿Por qué tanto interés por el hombre?
asumida en la intersubjetividad de Dios. No digo que ser
humanos y ser cristianos sea lo mismo, porque se puede El hombre es la imagen de Dios. Allí donde está el hom-
ser humano sin una relación viva con Dios; pero la santi- bre, allí donde actúa y construye la historia de una forma
dad es una humanidad inserta en la vida teologal de Dios. humana, Dios realiza la salvación. El hombre es un ser li-
Santidad y vida teologal, o vida de gracia, son la misma bre; puede escribir una historia de pecado o una historia
cosa. Fe, esperanza y caridad son las virtudes que nos re- de salvación. En la construcción de una historia que levan-
fieren directamente a Dios. La vida teologal presupone y ta a la humanidad, en este compromiso humano, Dios nos
asume la vida ética, pero la teologalidad es más que la éti- da la salvación a través de la mediación del hombre. Es
ca, y no se puede reducir la vida cristiana a la vida ética, Dios quien hace de la historia una historia de salvación
que, por otra parte, es, evidentemente, esencial para la vi- con la mediación del hombre.
da cristiana.

96 97
MARÍA: LA GRAN HERMANA DE LOS CRISTIANOS 6-
LA £áCATOLOGÍA
No le parezca extraño si, en este momento, le pregunto
por María
Inmediatamente después del concilio, en estos treinta
años, ha habido una especie de pausa en la mariología; no
se ha hablado mucho de María. Ahora se reemprende la
investigación con otras perspectivas, poniendo el acento
en la relación entre María y el Espíritu Santo. Ahora es una
mariología cristo-pneumatológica, que puede ser aceptada
también por las otras Iglesias, porque en sus mariologías
está la relación entre María y el Espíritu Santo. Todos los El hombre es un ser histórico, puesto en la historia para
títulos marianos son títulos eclesiológicos. Las letanías hacer historia. Por eso su itinerario es un itinerario recorri-
hacen referencia a la Iglesia. En mi opinión, también los do con Dios, porque es criatura de Dios. Pero puede ser,
títulos eclesiológicos derivan de títulos pneumatológicos. también, un recorrido sin Dios o, incluso, contra Dios. El
La madre de la Iglesia no es la Virgen, sino el Espíritu San- hombre es un ser histórico en relación con el Dios eterno.
to. María está junto a los fieles y, puesto que el Espíritu Esta relación del hombre histórico con el Dios eterno
Santo es la madre de todos los miembros de la Iglesia, plantea el problema de la escatología. Puesto que la vida
María es la gran hermana de todos los cristianos. Es un es una vida contingente, con un principio y un final, ¿pue-
punto de vista feminista: el acento se pone sobre la «soro- de sobrevivir el hombre? ¿Puede mirar más allá? ¿hay una
ridad» de María más que sobre la maternidad de la Iglesia. vida después de la muerte? ¿Hay un cielo para el hombre
El concilio no ha querido consagrar la invocación «Madre que ha obrado el bien? ¿hay un infierno para quien ha co-
de la Iglesia»; solamente ha dicho que María es llamada metido el mal? El problema se plantea por la historicidad
por algunos «Madre de la Iglesia». Yo opino que se debe del hombre. La respuesta cristiana a todos estos proble-
elaborar una mariología pneumatológica. mas constituye la escatología. La vida eterna no es un da-
to inserto en la naturaleza del ser contingente. Aunque el
hombre tiene un alma espiritual, no se puede decir que la
espiritualidad del alma humana es el fundamento de una
vida más allá de la vida. Esta no es, en absoluto, una idea
cristiana es una idea griega. El fundamento de la fe en la
resurrección, en la vida eterna, está en la intersubjetividad

98 99
entre el Dios eterno y el hombre contingente. Por tanto, el nes hacen el mal de forma definitiva. Su muerte física es
fundamento de la vida eterna del hombre está en la vida también su final absoluto. Por tanto, desde el punto de vis-
teologal, en la vida de comunión con Dios, y no en la es- ta escatológico, sólo existe el cielo.
piritualidad del hombre. Es una cosa totalmente distinta de la apocatástasis o re-
Por eso el Nuevo Testamento habla siempre de resu- capitulación general de Orígenes2 y otros. Repito: no se si
rrección y no de inmortalidad del alma. Que deba ser la existirán hombres tan perversos que rechacen la gracia y
espiritualidad en cuanto tal el fundamento de la vida eter- el perdón de Dios. Es posible que todos los hombres estén
na es una concepción griega y pagana. El hombre es un destinados al cielo; pero, en todo caso, si eventualmente
espíritu encarnado, que inicia un camino y después lo aca- existiesen hombres malvados, en el sentido de definitiva-
ba. En la Biblia no se dice que el alma vive y el cuerpo mente malvados, su muerte física sería el final de su exis-
muere. Es la vida teologal, es la vida de gracia el funda- tencia. Existe sólo el cielo, y no junto a un infierno donde
mento de la resurrección, y esta vida teologal es más fuer- los hombres sufren el fuego y las penas para toda la eter-
te que la muerte. nidad. Va contra la naturaleza de Dios, que es amor, el que
los hombres sean castigados eternamente. Para mí, como
PARAÍSO. INFIERNO Y PURGATORIO
hombre de fe, es impensable que, mientras la alegría inun-
da el cielo, haya personas, a dos pasos, en medio de sufri-
Usemos la terminología del hombre de la calle. ¿Qué mientos infernales y eternos. No puede existir un infierno
que sea el reverso de la alegría eterna del reino de Dios.
es el cielo? ¿Qué es el paraíso? ¿Qué es el infierno?
No existe más que el reino de Dios.
El cielo y el infierno son posibilidades antropológicas. Cielo e infierno son posibilidades antropológicas por-
Yo sostengo que hay una asimetría entre la noción de cielo que el hombre es finito, su libertad es finita, puede elegir
y la noción de infierno, es decir, no se pueden colocar en el bien o el mal de una forma definitiva. Es un dato antro-
el mismo plano. Si el fundamento de la supervivencia es pológico. Si existen estos hombres que optan por el mal,
esta relación vivida con Dios, me pregunto qué habrá no lo sé. Pero, aun admitiendo que existan, el infierno no
cuando no hay, en absoluto, esta relación vivida con Dios, existe3. No hay una vida infernal. Si hay alguno que en su
es decir, cuando el hombre hace el mal con voluntad defi-
nitiva. 2
Escritor eclesiástico, nacido en torno al año 185 en Egipto, quizá en
No se sabe si hay hombres que hagan el mal con volun- Alejandría; muerto hacia el año 253-4 en Tiro.
tad definitiva, rechazando la gracia y el perdón de Dios; En el mundo cristiano, la apocatástasis fue afirmada sobre todo por los
pero si hay hombres -es una hipótesis- que no tienen rela- padres orientales y por Orígenes, entendida como retorno de toda la creación
a un estado de plena felicidad.
ción teologal con Dios, estos no tienen ni siquiera el fun- 3
Para aclarar estas expresiones un poco expeditivas, comprensibles en el
damento de la vida eterna. El infierno es el final de quie- género de la entrevista, tomamos del volumen de R. Gibellini, La teología de

101
100
vida es capaz de separarse totalmente y de forma definiti- ¿ Y el purgatorio ?
va de la comunión con el Dios de la vida, este está desti-
La noción de purgatorio es una noción católica que
nado a la aniquilación de su propio ser.
considero esencial para la escatología. Aun cuando el
Algunos teólogos me dicen: «Entonces no hay castigo
hombre haya elegido el bien y tenga una vida eterna en el
por el mal que se comete». Respondo: no se entiende lo
cielo, no es un santo como Jesucristo. Tiene imperfeccio-
que quiere decir estar con Dios durante toda la eternidad.
nes, culpas. Aun cuando el hombre muera en estado de
Para los hombres no habría una vida de comunión con
gracia, como se suele decir, sigue siendo un pecador. En el
Dios... Es terrible. Dios no tiene sentimientos de vengan-
primer encuentro con Dios en el cielo, el Dios de la santi-
za. Para mí es imposible esta coexistencia del cielo eterno
dad, el primer acto de amor de Dios es una especie de ca-
para los buenos y el infierno para los malos, que reciben
tarsis, de purificación. El primer acto de caridad de Dios
un castigo eterno. El «eschaton» o el cumplimiento último
es la purificación de todas nuestras imperfecciones. En un
es exclusivamente positivo: no existe un «eschaton» nega-
instante.
tivo. Es el bien, no el mal, el que tiene la última palabra.
El purgatorio, por tanto, no es un lugar, como tampoco
Este es el mensaje y esta es la praxis de vida de Jesús de
lo son el cielo y el infierno, sino un estado, que no se puede
Nazaret.
representar. El primer acto de amor de Dios en el cielo es
un acto de iluminación. Dios proyecta su luz sobre el hom-
bre, lo ilumina y lo purifica. Es una especie de radicación
XX secólo (Queriniana, Brescia 1992, 367-368): «Para Schillebeeckx no se da
una simetría entre "paraíso" e "infierno"; y, por lo tanto, el infierno no puede
en Dios. Es el primer momento de la visión beatífica. To-
hacer de contrapunto del paraíso, como generalmente se ha afirmado en la teo- dos los hombres, pues, pasan a través del purgatorio antes
logía-de-escuela. Pero Schillebeeckx no acepta ni siquiera la revisión realiza- de entrar en la visión beatífica de Dios.
da en este punto por los teólogos no "infernalistas" (según la expresión de von
Balthasar), como Teilhard de Chardin, Rahner y el mismo von Balthasar, que No hay, por tanto, fuego purificador de las penas. El
consideran el infierno como una posibilidad real de desastre final pero, al mis- mismo santo Tomás se preguntaba cómo un alma separada
mo tiempo, insisten en el deber de "esperar para todos". Schillebeeckx formula del cuerpo puede ser purificada por el fuego. No se trata
otra solución: la lógica del bien, tal como se expresa en la praxis del reino,
lleva, sobre la base de la promesa y de la gracia, al cumplimiento final de la
del fuego del castigo, sino del fuego de la purificación. El
felicidad eterna; la lógica del mal no lleva, en cambio, a ninguna parte; y si fuego es solamente una imagen.
hay alguno que es capaz, en su vida, de separarse total y definitivamente de la Hay teólogos que sostienen que la vida eterna es la vi-
comunión con el Dios de la vida, este está destinado a la aniquilación de su
propio ser: "Pero no hay ningún reino de sombras infernal junto al reino de
da terrena de los hombres que creen, que están en comu-
Dios de la felicidad eterna. [...] El eschaton, o sea, lo que es último, es exclu- nión con Dios. Para estos teólogos la muerte física es el fi-
sivamente positivo. No hay ningún eschaton negativo. El bien, no el mal, tie- nal del hombre. No habría una vida después de la muerte.
ne la última palabra. Este es el mensaje y la característica de la praxis humana Se entra en el seno de Dios sin una existencia personal.
de Jesús de Nazaret, a quien, por esto, los cristianos confiesan como el Cris-
to" (E. Schillebeeckx, Los hombres, relato de Dios). Para ellos, la vida acaba y no hay ninguna relación entre

102 103
la vida llevada en la tierra y la vida en el seno de Dios. la protología. La creación es la proyección de cómo los
Pero, entonces, la vida sería una farsa. Hablan de inmorta- profetas concebían la idea del paraíso en el que había sido
lidad y de supervivencia, pero, después de la muerte, se puesto el hombre. Es una trasposición de la escatología
desaparece en Dios sin una existencia propia, personal. profética al inicio de la humanidad. Se ha tratado de dar
Es una teoría que, por desgracia, se está abriendo cami- una explicación a esta historia, en la que Dios habla al
no y contra la cual lucho, porque no concibo que mi vida hombre de salvación. Se ha transferido el mensaje de los
física acabe en el anonimato, aunque sea divino. profetas al inicio de la creación. Dios ha puesto al hombre
El dominico francés Pohier es de esta opinión, aunque en el paraíso, pero el hombre ha pecado, ha sido expulsa-
ahora acepta la resurrección de Cristo. Y ahora me parece do de él y ha comenzado una historia de pecado.
aún más estúpido: aceptar, por un lado, la resurrección de La noción de paraíso pertenece a la escatología. Toda
Cristo y, por otro, no aceptar la resurrección del hombre. la narración del Génesis está inserta en la escatología. Pa-
ra los padres griegos, el hombre escribe enseguida una
Pero, estos teólogos ¿ cómo explican las palabras del historia de pecado. Los padres latinos, por el contrario,
Credo sobre la resurrección de la carne? describen al hombre en el paraíso, el hombre perfecto que
después ha pecado. Es una mistificación de los padres lati-
Diciendo que en el hombre se da un deseo infantil de nos. El paraíso, en el pensamiento de los padres griegos,
supervivencia, como una forma de megalomanía. También es el porvenir del hombre. El hombre va hacia el paraíso.
yo digo que no tenemos ningún derecho a una vida eterna, Toda la protología está encuadrada en la escatología por-
que es, por el contrario, pura gratuidad de Dios. San Pablo que ha sido redactada con una perspectiva escatológica.
dice que sin la resurrección la vida está vacía. Y es ver- Los profetas dicen que en el reino de Dios el león y los ni-
dad. ños jugarán juntos. San Agustín y los padres latinos refie-
ren estas imágenes al paraíso. Es verdad que era intención
ESCATOLOGÍA Y PROTOLOGÍA 4 de Dios que la historia fuese así, pero es necesario decir
que el hombre no la ha comenzado dotado de ciencia y sa-
Quisiera, ahora, decir algo sobre el paraíso. En el Anti- biduría, sino que, partiendo del pecado, se encamina hacia
guo Testamento se habla de la escatología mirando a la el reino de Dios. La protología, por tanto, debe leerse a la
protología. En todo el Génesis, la idea del paraíso y del luz de la escatología.
hombre que lo habita es un reflejo de la escatología sobre

4
/Yel pecado original qué es?
El término griego «protón» significa «primero», el «inicio», lo contrario
de «eschaton», último y final. La protología se refiere a la concepción religio-
sa (extracientífica) de los orígenes del mundo y de la humanidad (narraciones
Las nuevas teorías sobre el pecado original fueron con-
de la creación). denadas por Roma. Ahora se prefiere callar. Creo en el pe-
104 105
cado original; creo que hay un pecado del mundo, que las 5
estructuras del mundo están hechas por hombres pecado- LA ÉTICA
res y que se llega al mundo con el pecado. Pero el pecado
es anterior al hombre. El hombre viene a un mundo donde
hay pecado. Por una parte, entra en una historia de salva-
ción, pero, por otra, entra en una historia de pecado. Es un
pecado que transciende la voluntad personal del hombre.
La situación misma está afectada por el pecado del hom-
bre. Toda nuestra historia se desarrolla «desde el pecado
al pecado», como dice el concilio de Trento. Esta es la his-
toria del hombre.
El hombre ha pecado en Adán, pero Adán en los rela- No existe una ética cristiana. San Pablo dice que hay
que vivir in Domino, es decir, «en el Señor». Toda la ética
tos del Génesis no es una persona histórica: es la humani-
de san Pablo está fundada sobre la ética de la stoa5, sobre
dad entera. El pecado es preexistente a nuestra voluntad.
todo cuando se refiere al matrimonio. Pero san Pablo aña-
Esto es lo que fue definido por el concilio de Trento. Las
de que hay que vivir «en el Señor». Es una ética autóno-
imágenes oscurecen la noción de pecado original. La Con-
ma, no cristiana, humana; pero esta ética humana, autóno-
gregación para la doctrina de la fe es muy abierta respecto
ma, debe vivirse a la luz de la vida teologal. Todos, sean
a las teorías del pecado original. Es el único dogma del
cristianos o no, ateos y humanistas, buscan normas. Cuan-
que se acepta su desmitificación. Yo creo en el pecado ori-
do se busca unidos una solución, por ejemplo, para el
ginal, aunque otros teólogos sostienen que se trata de un
aborto o la eutanasia, se aducen argumentos y, al final, se
puro mito. Para mí, el pecado del mundo, como lo llama llega a un «consenso»; esto lo hace suyo la vida teologal.
san Juan, es una realidad. Es necesario también tener el
En la historia se puede constatar que no siempre han si-
coraje de desmitificar la protología para recuperar el nú-
do los cristianos los que han percibido la situación de in-
cleo de la narración, que es que el pecado del mundo es
justicia. Tomemos, por ejemplo, la esclavitud. Los cristia-
una realidad muy fuerte que supera nuestra voluntad y la
nos la aceptaron. San Pablo dice: como cristiano soy libre,
inclina al mal.
no hay distinción entre esclavos y libres, pero, en la vida
social, el esclavo debe seguir siendo esclavo. Y esta situa-

5
Una de las grandes escuelas filosóficas de la época helenística, así lla-
mada por el «pórtico pintado» en el que fue fundada, en torno al año 300 a.C.
por Zenón de Zitio. Afirma el primado del problema moral sobre los proble-
mas teóricos.

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ción duró siglos y siglos. No fueron los cristianos quienes RELIGIÓN Y ÉTICA
dijeron que la esclavitud era un mal. Fue la conciencia hu-
mana quien dijo no a la esclavitud. San Pablo no llegó a La religión no se reduce a la ética. Pero existe una vin-
concluir que la esclavitud era un mal. Podía deducirlo de culación íntima entre fe y moral. El cristiano percibe la
la cristología, pero no lo hizo. La moral en cuanto tal es ética autónoma de la humanidad en el contexto de una
autónoma, pero debe ser vivida por los cristianos en un práctica acorde con el reino de Dios, donde se sitúa su ex-
contexto religioso. Se da una especie de interrelación en- periencia. La espiritualidad de la ética cristiana, que en
tre la ética autónoma y el contexto cristiano en el que se cuanto ética no es un plus de la moral autónoma, se coloca
asume tal autonomía. en el plano de la vida teologal, es decir, de la relación con
Por eso estoy en contra de ciertas posiciones éticas de Dios. La ética, de todos modos, tiene necesidad de un
la Iglesia oficial, que se hacen pasar por cristianas pero Dios que sea más grande que la ética. Cuanto más calla-
que, de hecho, no lo son, porque pertenecen a una filoso- mos sobre este Dios meta-ético, fuente primera y horizon-
fía determinada. Piénsese en el exasperado fixismo res- te de toda ética, y más lo declaramos muerto, más nos ata-
pecto a la sexualidad y al matrimonio. La Iglesia oficial mos a los falsos dioses, a los ídolos que nosotros fabrica-
algunas veces sigue una determinada corriente filosófica, mos.
la escolástica, que tiene una determinada concepción de la Pero Dios no es compatible con los ídolos; es un Dios
naturaleza humana. Las normas éticas humanas y cristia- celoso que, por el bien del hombre, no entra nunca en con-
nas tienen como fundamento la dignidad humana. Este es flicto con su dignidad. Al contrario, la eleva y la honra.
el criterio en todos los campos de la moral: los cristianos
buscan con los demás aquello que, en determinadas cir- ¿ Usted qué piensa de la actitud de la Iglesia respecto a
cunstancias está permitido o prohibido. Buscan con los
los homosexuales?
demás las normas, no los privilegios.
No hay revelación con respecto a la ética; esta es un Tampoco en lo que respecta a la homosexualidad existe
proceso humano. No es Dios quien dice: «Esto está ética- una ética cristiana. Es un problema humano, que debe ser
mente permitido o prohibido». Es el hombre quien, con su resuelto de forma humana. No hay normas específicamen-
reflexión y su experiencia, debe decirlo y establecerlo. No te cristianas para juzgar la homosexualidad. Los obispos
existe, pues, una ética cristiana. americanos han protestado recientemente por la carta del
Para el Islam el discurso es distinto; tiene una ética. cardenal Ratzinger sobre la homosexualidad. Va contra to-
Para el cristiano, ni la revelación ni la fe imponen nor- das las nuevas adquisiciones de la ciencia. Hay homose-
mas éticas, aunque de ellas puedan venir inspiraciones y xuales por naturaleza. ¿Qué se puede decir? No hay aún
orientaciones. un «consenso» sobre la materia, pero decir que la discri-
minación en la vida social está éticamente permitida, esto
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no; esto va contra el cristianismo. Recurrir a la Biblia para 8
condenar la homosexualidad no es justo. Comprendo que LOS MINISTERIOS EN LA IGLESIA
es necesario reflexionar mucho y ser cautos, pero ni la
condena ni la discriminación son cristianas. Estas perso-
nas sufren.
En conclusión: la noción de ética autónoma, que debe
vivirse «en el Señor», en un contexto cristiano, no está
aún admitida por la Iglesia. Pesa todavía la concepción de
santo Tomás, cuya ética es aristotélica, basada en la pura
racionalidad.

No estoy en contra de las instituciones de la Iglesia.


Pero son instituciones humanas, históricas, que deben
evolucionar para el bien de los cristianos. Esto se ve por
las cartas post-paulinas. Las instituciones se fundamentan
en el hecho de que existe la Iglesia, pero la institución co-
mo tal es una institución humana. Por ejemplo, no se pue-
de decir que los obispos, los presbíteros, los diáconos, han
sido instituidos por Jesucristo. Son fruto de una evolución.
El episcopado, el sacerdocio y el diaconado, tal como son
hoy, los tenemos desde la segunda mitad del siglo segun-
do. Son el fruto de una evolución lícita y positiva, pero no
veo por qué no pueden cambiar.
En los documentos del Vaticano II -lo había ya señala-
do el concilio de Trento- ya no se dice que son una institu-
ción de Cristo. El concilio de Trento decía por disposición
divina, es decir, han evolucionado históricamente por la
acción de Dios. Trento corrigió la expresión por institu-
ción divina, prefiriendo la expresión por disposición divina.
El Vaticano II eligió una tercera expresión: ab antiquo, es

111
110
ir
decir, desde la antigüedad, porque, de hecho, la articula- movimiento, una comunidad viva de creyentes, conscien-
ción jerárquica de la Iglesia evolucionó siguiendo leyes tes de ser el nuevo pueblo de Dios: la «cosecha» escatoló-
sociológicas. Se da, sin duda, la vinculación con el Cristo gica, obra de Dios, primero de todo Israel, y de todos los
histórico. El gran exégeta Descamps sostiene que los Do- hombres después.
ce tienen una conexión con Cristo. La Iglesia es el nuevo En otras palabras: un movimiento de liberación escato-
Israel. En la comunidad de los Doce existe el ministerio lógica con el fin de reunir a los hombres en uno, en una
petrino. Es un dato neotestamentario en cuanto la direc- misma paz, paz entre ellos, paz entre los pueblos, paz con
ción de la Iglesia pertenece a los Doce. Pero, ¿como pue- el ambiente.
de ser ejercido el ministerio petrino? ¿Puede ser, por ejem- La eclesiología deriva, pues, de esta visión escatológi-
plo, un triunvirato? ¿O un colegio? ¿O un sínodo? Es una ca, del mensaje escatológico de Jesús.
cuestión histórica, sujeta a cambios. Toda la institución es un ministerio para preservar la li-
En el Vaticano II se habló de colegialidad: Pedro y los bertad de los hijos de Dios. La jerarquía es un servicio al
otros Once rigen la Iglesia colegialmente. La colegialidad, pueblo de Dios. El episcopado tiene la función de velar
como ha demostrado Botte, es una noción patrística. En la por que el mensaje de Cristo mantenga su integridad, pero
Nota explicativa previa del Vaticano II se quiso disminuir sin herir la humanidad de los cristianos. Hay que respetar
el alcance de la colegialidad: el papa puede obrar incluso la ley de la Iglesia, el derecho canónico, pero, cuando se
sin el colegio. En el tiempo de las monarquías absolutas, comprueba que estas leyes no son aceptadas por los fieles
esto aún se podía entender, pero ahora, en el tiempo de la porque son consideradas inhumanas, estas normas deben
democracia y del pluralismo, no. La autoridad es necesa- ser cambiadas. Y al contrario, si son para el bien de los
ria, pero no el autoritarismo. Se puede ejercer el poder de cristianos deben aceptarse.
forma democrática, pero no contra los fieles. Hay que es- La estructura de la Iglesia debe ser desmitificada, a pe-
cuchar a la base. sar de que la institución es necesaria para preservar la li-
Aunque Cristo no haya instituido directamente la Igle- bertad en la Iglesia. Cuando la Iglesia se hace servidora,
sia, porque creía próximo el fin del mundo y no creía en es una Iglesia creíble y es acogida con simpatía.
una historia temporalmente larga, de hecho, después de su
muerte continuó la proclamación del significado universal ECLESIOLOGÍA EN TONO MENOR
y definitivo del mensaje y de la praxis de vida de Jesús.
La imagen que la Iglesia primitiva tenía de sí misma La Iglesia hoy peca por omisión. Hay muchas posibili-
desde el comienzo era la de ser el pueblo de Dios del final dades en el mundo que hoy mira a la Iglesia. Pero los cris-
de los tiempos, cuando todo el pueblo de Israel se reuniría tianos, muchas veces, no se sienten comprendidos por la
por fin en una misma fe en Jesús y en su mensaje evangé- jerarquía. La Iglesia es necesaria, porque sin la Iglesia se-
lico. Por tanto, Jesús nos ha transmitido simplemente un ría el caos.
112 113
Sufrir por causa de la Iglesia y por la Iglesia forma parte ben admitirse con una ordenación, es decir, con un reco-
de nuestra vida cristiana. Pero esto no quiere decir que se nocimiento oficial por parte de la Iglesia. La separación
deba callar. Se debe tener el coraje de criticar, porque la entre la tríada y los otros ministerios debe superarse, aun-
Iglesia tiene siempre necesidad de purificación y de refor- que se diga que esos tres pertenecen al clero y los otros al
mas. laicado. También en Holanda se dice: «los agentes de pas-
Prefiero una eclesiología en tono menor, no una gran toral hacen un trabajo maravilloso, necesario, pero son lai-
eclesiología. Muchos cristianos no están de acuerdo con la cos». Pero, ¿esto qué significa? ¿Qué quiere decir que son
visión de una Iglesia grande y potente. Están más por una sola y simplemente laicos? Yo me lo pregunto. De hecho,
eclesiología modesta. hacen mucho más en las parroquias que los presbíteros.
¿Cuál es el centro del Vaticano II? La Iglesia. No es Muchas veces son ellos los que llevan sobre sí la comuni-
Dios, ni el mensaje de Dios para todos los hombres. Tene- dad. Y así, los sacerdotes son vistos como los hombres de
mos, quizá, necesidad de un concilio que hable de Dios en los sacramentos. Es una reducción peligrosa.
este nuestro tiempo. El concilio analizó meticulosamente
la Iglesia, dejando a Dios muy en el fondo. La Iglesia de- LOS NUEVOS MINISTROS
bería ser, más bien, un apéndice, un corolario de lo que
decimos sobre Dios. Cuando esto se haga, la Iglesia ten- Se discute si todavía son válidos los seminarios. Sabe-
drá más voz en el mundo. mos que fueron fundados después del concilio de Trento.
La Gaudium et spes estudió el mundo, aunque ahora En Holanda se abolieron después del Vaticano II, pero
vemos que refleja aquel momento histórico particular de ahora se trata de reactivarlos. Los candidatos al sacerdo-
gran euforia. Eran los años sesenta. cio reciben una formación teológica en la universidad, pe-
En este sentido tiene razón Ratzinger cuando dice que ro no una espiritualidad apropiada. Alguna vez puede que
la Gaudium et spes es demasiado optimista. Eran los tiem- se dé, pero no es tarea de las facultades teológicas dar una
pos del «homo faber» de una sociedad maravillosa. Pero formación espiritual y pastoral. Es necesaria una forma-
Ratzinger es un agustiniano, y su crítica refleja su propia ción específica para el sacerdocio. ¿Cómo realizarla? En
concepción del mundo. pequeñas comunidades, como ya se está experimentando
hoy en muchas partes. Ya no sirven los grandes semina-
Ejj^&stQ^Iglesia «semper reformanda», ¿cómo ve los rios, los conventos, los monasterios, sino las comunidades
•fhinisteriosf pequeñas, con una regla adecuada. Los candidatos buscan
más un lugar de espiritualidad que un seminario pre-cons-
f5tt-rsflglesia hay muchos ministerios que deben ser tituido, con normas ya predeterminadas. Los candidatos
aceptados por la Iglesia. La tríada obispos-presbíteros-diá- prefieren darse ellos reglas de vida, reglas que pueden
conos debe mantenerse, pero hay otros ministerios que de- cambiar según las diversas exigencias. Creo que estas co-
114 115
munidades tienen futuro para la formación al ministerio zón, el alma de la vida cristiana. ¿Y, entonces, por qué de-
jar a comunidades cristianas enteras sin la eucaristía do-
sacerdotal.
minical?
CELIBATO VOLUNTARIO
Es una pregunta dramática que no recibe respuesta.

LA ORDENACIÓN/tfE MUJERES
En el curso de nuestra larga conversación usted se ha
referido al problema del celibato. ¿Quiere añadir algo so- De hecho, son más las mujeres comprometidas en la vi-
bre el tema? da de la Iglesia que los hombres. Pero no tienen autoridad,
Es una cuestión que, en mi opinión, depende cada vez no tiene jurisdicción. Es una discriminación. Cristo eligió
más de los obispos, que continúan interpelando a la Santa mujeres, auténticas apóstoles a su modo. Es una mujer la
Sede para que reflexione seriamente sobre el problema. primer testigo de la resurrección. La exclusión de las mu-
Hay cardenales y obispos que piden explícitamente que se jeres del ministerio es una cuestión puramente cultural
revise la ley. Desde muchas partes se pide que el celibato que ahora no tiene sentido. ¿Por qué las mujeres no pue-
sea una opción. Cara al futuro, si no se deja el celibato co- den presidir la eucaristía? ¿Por qué no pueden recibir la
mo opcional, habrá problemas serios para la Iglesia. Hay ordenación? No hay argumentos para oponerse al sacerdo-
sacerdotes que han aceptado el celibato obligatorio y que cio de las mujeres.
continúan renovando su opción, pero hay muchos otros En una sociedad moderna, las mujeres pueden desem-
que ya no lo aceptan y mantienen relaciones con mujeres. peñar todos los roles, pueden ocupar todos los puestos. ¿Y
En una Iglesia autoritaria esto se puede entender. Sería por qué no está permitido en la Iglesia? Hay que preparar
más honesto obrar al descubierto. Tanto quien está casado al pueblo. Cuando no se le prepara, pueden darse cismas
como quien no lo está es un posible candidato al ministe- dolorosos que deben evitarse. Personalmente me he empe-
rio sacerdotal. El celibato es un carisma. El ministerio sa- ñado, con mis escritos, en informar al pueblo sobre estos
cerdotal se ofrece a todos los cristianos. Comprendo que problemas. ¿Y por qué no hablar de ello en las homilías,
se piense: «si se hace así, todo se irá al desastre, a la deri- con mucho respeto, delicadeza y serenidad?
va». Pero, ¿por qué? La Iglesia protestante no va a la deri- He seguido por la radio el debate que se ha desarrolla-
va, ni la Iglesia ortodoxa, ni la Iglesia católica de rito do en el Sínodo general de la Iglesia de Inglaterra (11 de
oriental. ¿Dichas Iglesias son menos santas? ¿Cuándo ven- noviembre de 1992). Ha sido un debate de un nivel alto y
drá esto? No lo se. Pero, mientras tanto, se pierde tiempo. profundo, con una fuerte preocupación pastoral, en sus di-
Muchos sacerdotes han abandonado a causa del celibato. ferencias con los opositores, por mantener la unidad de la
Miles y miles. ¿Por qué se deja al pueblo sin eucaristía? Iglesia.
El Vaticano II dijo que la eucaristía dominical es el cora- En este sentido, estoy contento de la decisión de confe-
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116
rir el sacerdocio también a las mujeres, y, en mi opinión, Son posibilidades de la existencia humana que los reli-
se trata de una gran apertura para el ecumenismo, más que giosos asumen por el reino de Dios. La vida religiosa es la
de un obstáculo, porque muchos católicos van en la mis- vida cristiana en cuanto tal, pero vivida de modo diverso.
ma dirección. Es un estado de vida especial en relación con la vida cris-
tiana común, pero no se puede decir que esta vida sea un
LA VIDA RELIGIOSA EN EL SEÑOR «plus», algo que transciende la vida cristiana. Se dice co-
munmente que la vida religiosa es una vía superior. Yo no
Digo algo sobre la vida religiosa, que me afecta de cer- pienso eso. Es una acentuación, una posibilidad humana
ca como dominico. No es una vida separada de la vida en perspectiva religiosa. El religioso se compromete con
cristiana. Es la elección de un camino especial, que com- el mundo de una forma especial porque pone el acento so-
promete con los votos. bre el carácter escatológico de la vida cristiana, no esca-
Los votos religiosos son posibilidades de la existencia pando del mundo. La vida religiosa -órdenes, congrega-
humana en general. También los no religiosos pueden vi- ciones, institutos- es un signo escatológico y, por tanto,
vir una vida célibe por una opción diversa de vida. Por la tiene una función crítica con relación al mundo y a la Igle-
política, por ejemplo. En la base de la vida religiosa hay sia. En la Iglesia los religiosos han tenido siempre esta
posibilidades antropológicas. Es el mismo discurso que he función crítica sobre todo respecto a la Iglesia, para la que
hecho para la ética. Hay una posibilidad humana autóno- muchas veces son unos enfants terribles, unos contra-co-
ma, que se puede vivir in Domino, en el Señor. El celibato rriente. Estimulan y critican a la Iglesia.
por el reino de Dios es una posibilidad humana, que se vi-
ve en el Señor, con la perspectiva del reino de Dios. El ce- ¿Cómo explica la crisis actual de la vida religiosa?
libato en cuanto tal no es un «plus» en relación con la vida
matrimonial; es, simplemente, una posibilidad humana Se dice que se debe a la falta de sentido religioso. No
distinta que el religioso vive por el reino de Dios. lo creo. Al contrario, creo que aumenta el sentido religio-
Así también, la pobreza como tal no es una virtud. Es so en el mundo. No se puede decir que en occidente so-
una situación humana. Se puede vivir la pobreza volunta- mos víctimas de la secularización. Es más bien la institu-
riamente para ser solidarios con los pobres del mundo. Se ción Iglesia la que no se comprende tal como se presenta
puede, por tanto, vivir in Domino por el reino de Dios. en algunos de sus aspectos. En esta crisis de la vida reli-
La obediencia es también una posibilidad humana. Se giosa veo, sobre todo, una reacción al sobrenaturalismo de
puede vivir en el Señor. La vida religiosa en su conjunto la vida religiosa entendida como fuga del mundo, como
es, pues, una posibilidad que puede ser vivida comunita- ponerse al resguardo de las desgracias del mundo. Hay
riamente por razones que pueden ser distintas del reino de hoy día muchos jóvenes en el tercer mundo y son laicos.
Dios. Ellos son los nuevos sacerdotes, los nuevos misioneros.
118 119
Lo que en un tiempo hacían los sacerdotes y misioneros, 9
hoy son los laicos quienes lo hacen. Hay solamente un LA CONFESIÓN DE UN TEÓLOGO
desplazamiento, no una pérdida del sentido religioso. Se
comprende cada vez más que el sentido religioso debe en-
carnarse en la humanidad y, por tanto, en la solidaridad
social para cambiar las estructuras. Son muchos los laicos
cristianos que se comprometen en el mundo. Antes eran
sólo los sacerdotes y los religiosos. Se da, pues, un des-
plazamiento, no una pérdida.
Esta crisis anuncia tiempos nuevos. No tanto la necesi-
dad de nuevas órdenes, congregaciones, institutos, cuanto, Usted, en la introducción al último volumen de su cris-
sobre todo, de una nueva orientación de estos, que com- tología, escribe: «Espero que este libro sea fructífero pa-
porta obviamente un cambio de las mismas estructuras. ra muchos lectores. Para mí se trata de la confesión de fe
Este convento, por ejemplo, el Albertinum, grande, inmen- de un teólogo que se considera racionalmente coherente,
so, está ocupado por unos pocos hermanos. Ha cumplido consciente de la catolicidad en la que se sitúa; que quiere,
su tiempo. Para mí se trata de una crisis de crecimiento, que debe, a partir de ella, dirigirse a sus hermanos y her-
de aggiornamento de la vida religiosa. manas en humanidad, para ofrecerles lo que sigue» ¿ Qué
sentido tienen estas expresiones al final de nuestra con-
versación?

Soy racional al ciento por ciento. Estoy contra la fe del


carbonero. Ratzinger dijo hace algún tiempo que es nece-
sario tener una forma de fe un poco ingenua. No reflexio-
nar mucho sobre la fe... Como si la reflexión sobre la fe
fuese sólo competencia de la jerarquía. Como creyente
soy racional y busco argumentos racionales. Así me siento
cien por cien creyente. No hay en ello ninguna contradic-
ción, como alguno me ha querido hacer ver. Ser creyente
no quiere decir ser irracional. La fe es confesión de un
hombre racional. La racionalidad de la fe debe ser siempre
explorada y clarificada. Toda mi teología es teología de un

120 121
creyente. Fides quaérens intellectum. La razón humana responder a sus preguntas. La teología tiene, pues, una fe-
debe usarse al cien por cien en el campo de la fe. Sacar a cha, es contextual; pero, al mismo tiempo, quiere ir más
colación la obediencia y cerrar los ojos no es cristiano, no allá de la misma situación. Hay una intención universal en
es católico. Es necesario ser creyentes racionales. Santo mis obras porque me esfuerzo por tomar en consideración
Tomás es santo en su racionalidad porque usó la razón pa- el porqué de los hombres de toda la humanidad. De otro
ra afrontar la fe. Es cada vez más necesaria la racionalidad modo no sería una buena teología. La actualidad de una
sobre todo para reaccionar ante el fundamentalismo6, que teología no es una actualidad efímera. Vendrán después
mina cada vez más a la Iglesia. El fundamentalismo, pre- otros teólogos para otros tiempos.
sente también hoy en algunas comunidades cristianas, lle- Estoy satisfecho de haber dicho algo para el hombre de
va al oscurantismo. Es un gran peligro, porque se niega la hoy y, quizá, algo interesará también a la generación futu-
razón humana. ra. Cuando una teología puede nutrir a la generación si-
Es cierto que no se debe dejar a la razón humana como guiente es una gran teología, continúa la gran tradición teo-
suficiente en sí misma, porque se corre el peligro de llegar lógica.
a un puro positivismo. La fe cumple la función de crítica y
de corrección para no caer en el racionalismo y cerrarse al ¡SOY VERDADERAMENTE UN HOMBRE FELIZ!
misterio. Sin la razón humana la fe se convierte en funda-
mentalismo. Ambas, fe y razón, cumplen la función de Es difícil trazar una línea de división neta entre mi ex-
crítica recíproca. periencia personal y mi vida de teólogo. Ambos aspectos
se desarrollan en el espacio de esta celda del Albertinum y
¿Cómo juzga su actividad teológica? en el ámbito de la Universidad de Nimega, desde hace más
de treinta años.
En un tiempo se hablaba de escuelas teológicas: había Dos textos de las Escrituras me han sostenido y aún me
maestros y discípulos. Ahora ya no. La idea de hacer es- sostienen: las palabras de san Pedro: «estad siempre dis-
cuela es una idea superada. Las grandes síntesis, que per- puestos a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os
manecen para varios siglos, ahora ya no existen. Yo no es- pida explicaciones» (1 Pe 3, 15b) y de san Pablo: «No
cribo para la eternidad, sino para el hombre de hoy, que se apaguéis la fuerza del Espíritu; no menospreciéis los do-
encuentra en una determinada situación histórica. Trato de nes proféticos. Examinadlo todo y quedaos con lo bueno»
(1 Tes 5, 19-21).
Es el Espíritu el que habla a través de estos dos textos.
6
Movimiento americano iniciado a finales del siglo XIX. En nombre de De una parte, en el continuo esfuerzo de reorientarme en
una radical y absoluta fidelidad a la Biblia se opuso a las interpretaciones fun-
damentadas sobre métodos científicos, favoreciendo una exégesis puramente
las direcciones insospechadas hacia las que el Espíritu so-
verbal. pla; este mismo Espíritu ha dado a mi trabajo teológico un
122 123
carácter de esperanza, liberador y constructivo, que abre a meneos como holandeses, me han dado, desde el princi-
la esperanza, según me han comunicado mis lectores, ver- pio, generosamente, en provecho de mi trabajo teológico.
balmente y por escrito, con gran alegría por mi parte.
Por otro lado, el Espíritu ha sido también fuente del
inextinguible carácter crítico de mis escritos, de la actitud
crítica que en el curso de estos últimos años me ha llevado
a recibir un cierto número de cartas en las que hermanos
cristianos me han definido como «un demonio en carne y
hueso» y «un lobo con piel de cordero», «un hereje de la
peor especie» y «un emigrado a Holanda, que por el bien
de la Iglesia y de la sociedad haría mejor volviéndose a su
tierra de origen».
Mi trabajo científico significa todavía para mí, de ma-
nera muy consciente, una forma de apostolado y, en parti-
cular, una forma de predicación dominica de la Buena No-
ticia: el Evangelio de Jesús, Mesías del Dios liberador,
elegido por el Espíritu.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo, he aprendi-
do por experiencia que, si la religión es el mayor bien del
hombre y para el hombre, es también muchas veces com-
pletamente instrumentalizada para humillar y hasta para
torturar al hombre (en el cuerpo y en el espíritu).
Por eso, sobre todo en los últimos años, mi reflexión
teológica ha preferido defender al ser humano, hombre y
mujer, contra las exigencias inhumanas de la religión, más
que defender a esta contra nuestras ilusorias exigencias de
hombres pecadores, como somos todos.
En los dos aspectos de mi pensamiento teológico, el
crítico y el constructivo, he querido testimoniar a los de-
más la esperanza y la alegría que hay en mí: ¡soy verdade-
ramente un hombre feliz! Estoy también muy reconocido
por la libertad que mis superiores dominicos, tanto fla-
124
125
¡NO TENGÁIS MIEDO!
(El salmo oración)

Por petición del poeta holandés Huub Oosterhuis com-


puse este salmo-oración, con el que querría terminar estos
días de conversación, en los que he dictado el testamento
de un teólogo apasionado por Dios y por los hombres.

¿Eres un Dios cercano


y no un Dios distante? Jer 23, 23

Verdaderamente
tú eres un Dios escondido. Is 45,15

¿O acaso nos ocultas tu rostro


para ver, así, cuál será nuestra suerte? Dt 32, 20

Sin embargo,
tú no te complaces en castigar
y afligir a los hombres. Lam 3, 33

127
Das respuesta «Mira, voy a hacer algo nuevo,
a los que no te preguntan; ya está brotando, ¿no lo notas?» Is 43, 19
vas al encuentro
de los que no te buscan; Creo, Señor,
dices «aquí estoy» pero ayúdame a tener más fe. Me 9, 24
a quien no te invoca. Is 65,1
Soy un pobre ser, Señor,
Y yo ¿te busco en el vacío? Is 45,19b ¡enséñame a orar! (Guido Gezelle)

Oigo tu voz, Señor, que dice:


«Yo soy el Señor,
que digo lo que es justo
y proclamo lo que es recto» Is 45,19c

Pero los desvalidos y los pobres


buscan agua y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed. Is, 41,17

¿Cómo puedo esperar en silencio


tu llegada, ¡oh Dios!, mi salvación? Sal 62,1

Acoge, Señor, a quien actúa rectamente. Is 64, 4

Entonces podremos decir a todos:


Tú eres nuestro Dios,
tú haces libres a los hombres.
Tú has escuchado mi grito.

Tú te me has acercado
y me has dicho: «¡No temas!» Lam 3, 57

129
«VENGA A VERME A GANTE...»

Gante, 16 mayo 1933

Querido Edward,

Con gran placer he leído tu gentil y honesta carta del


catorce de este mes y no quiero tardar en hacerte, quizá,
un servicio. Ante todo quisiera expresarte mi más cordial
enhorabuena, porque el Señor te ha concedido la gracia
del noble deseo de dedicarte enteramente a él y al cuidado
de las almas. Mis oraciones quieren serlo contigo y por ti,
para que puedas continuar y ver claramente qué orden ele-
gir para realizar este tu ideal. Tengo la impresión, por tu
carta, de que tú ya has leído algo sobre la orden de santo
Domingo: sabes que es una orden de monjes-sacerdotes y
monjes-apóstoles que tienen como palabra de orden «con-
templata alus tradere» y como lema «veritas». Con gusto
te daría una idea global de la orden y una respuesta ex-
haustiva a todas tus preguntas. Pero sería demasiado arries-
gado. Personalmente me siento tan feliz en el hábito blan-
co de santo Domingo que no quiero ser embarazoso para
alguien que quizá tenga la misma vocación. Prefiero ad-
mitir que en pocas líneas sólo puedo indicarte algunos da-

131
tos aburridos. Quizá podrías venir aquí alguna vez para es- 4.- Aparte de la santa Misa, rezamos, como verdaderos
cuchar algo sobre nuestra orden y, algo aún más importan- monjes, el oficio de las horas, de día y de noche.
te, compartir durante algunos días nuestra vida. Aprende- 5.- La orden tiene misiones en todo el mundo. Nuestra
rías mucho más que en todos los libros y en todas las car- provincia tiene una en el Congo belga, «In den Uele», fun-
tas, porque son cosas que debes experimentar o ver de cer- dada en 1911.
ca para poder hacerte una idea. Así podrías darte cuenta 6.- Brevemente, este es el curriculum de un padre do-
fácilmente si tu puesto está aquí, con nosotros. Podrías ve- minico:
nir, por ejemplo, la tarde del sábado, víspera de Pentecos- a. Postulante (tras completar la escuela superior y un
tés, y quedarte hasta el lunes. examen de admisión); diez días.
He aquí una breve respuesta a tus preguntas: b. Imposición del hábito. Inmediatamente después del
1.- El estudio en los dominicos. Nuestra orden es cono- comienzo del noviciado. Un año de noviciado.
cida como la orden del estudio por excelencia. Ya desde c. Primera profesión por tres años. Tres años de estudio
su origen. Para promover el estudio, los superiores están de filosofía. Después, la profesión solemne, definitiva.
obligados por la regla dominica a conceder algunas dis- d. Cuatro años de teología en Lovaina. Ordenación sa-
pensas a los hermanos, por ejemplo, del ayuno y del oficio cerdotal durante estos años de estudio.
nocturno. El estudio, junto con la vida de oración, ocupa e. Al concluir estos estudios, los estudiantes mejores
la parte principal; la orden fue fundada sobre: oración y son enviados a otras universidades para especializarse en
estudio. alguna materia específica (Roma, Friburgo, Jerusalén, Lo-
2.- Se estudian, sobre todo, filosofía y teología, con vaina).
otras disciplinas conexas, como por ejemplo, la sociolo- 7.- El horario diario aquí, en Gante. No muy diferente
gía. de las otras casas.
3.- Dado que la orden se ocupa sobre todo en estudios De noche, a las tres, maitines y laudes (alrededor de
superiores, los dominicos han fundado pocos colegios. En una hora). A las seis y cuarto: primera meditación hasta
Francia, el padre Lacordaire instituyó una congregación las siete. Sigue la santa Misa. Desde las ocho y cuarto
tercera de santo Domingo para enseñar en los colegios. hasta las once y media, clases. A las once y media: tercia,
Recientemente esta tercera orden ha sido equiparada a la sexta y nona. A las doce comida con recreación hasta la
primera. En Holanda tenemos un gran colegio en Nimega. una y media. Siguen las vísperas, y después clases o estu-
En Bélgica se fundará un colegio, probablemente, dentro dio.
de pocos años, cerca de Amberes. (Dos paseos todas las semanas: lunes y jueves)
Muchos dominicos enseñan en institutos universitarios, Siete menos cuarto: cena y recreación hasta las ocho
como en Roma (el Angelicum), en Friburgo, en Nimega, menos cuarto.
etc. Ocho menos cuarto: completas y oración de alabanza.

132 133
Tenemos conventos en Lovaina, Amberes, Bruselas, EN RECUERDO DE MARIE DOMINIQUE
Ostende, Tienen, La Sarte. Pronto se abrirá una casa en (MARCEL) CHENU O.R
Genk, cerca de las minas de carbón. Los flamencos per- (7 enero 1895-11 febrero 1990)
manecerán en su tierra: tenemos dos noviciados para los
flamencos, aquí en Gante, y un solo noviciado para los
francófonos en La Sarte (Huy). También para la filosofía
hay dos conventos, los mismos. Sucesivamente todos los
estudiantes se reunirán en Lovaina para la teología. Allí la
lengua es libre y las clases se dan en latín. Algunas mate-
rias en flamenco para los flamencos y en francés para los
valones. La cuestión de la lengua no representa ninguna
dificultad entre nosotros. M.D. Chenu murió en Saint-Jacques, en París; tenía 95
He aquí, querido Edward, algunos datos. Si no puedes años. Estaba prácticamente ciego desde hacía diez años y
venir y deseas más informaciones, estoy dispuesto a dárte- caminaba con dificultad; pero mantuvo la agudeza de es-
las en lo que me sea posible. Te aconsejo, de todos modos, píritu hasta el final. Los funerales se celebraron en la igle-
no tomar ninguna decisión antes de haberte documentado sia de Notre Dame, en París; concelebraron el cardenal
bien sobre la vida dominica. Porque tengo la impresión Lustiger de París; Damián Byrne, maestro general de la
por tu carta de que a ti te iría bien el hábito blanco de san- orden dominica; el P. Marneffe, provincial de París, y seis
to Domingo. Pero es sólo una impresión y no debería in- obispos. Algunos cientos de dominicos venidos de toda
fluir en tu opción. Podría, quizá, servir para convencerte Francia y del exterior llenaban las dos naves laterales,
de hacer una visita al convento de Gante, donde muchos mientras que la central estaba repleta de fieles conmovi-
hermanos te acogerían en el amor de Cristo. dos. Durante la celebración se leyó un telegrama del papa,
Recibe, querido Edward, con mi bendición sacerdotal, firmado por el cardenal Casaroli, en el que el pontífice ex-
también la seguridad de mi gran deseo de hacerte feliz. presaba el agradecimiento por todo lo que Chenu había
hecho por la Iglesia.
S.M. Matthijs Ya antes de la «teología de la esperanza», de la «teolo-
Prior de los dominicos gía política», de la «teología económica» y de las varias
Hoogstraat 39. Gante ramas de la teología de la liberación, Chenu comenzó la
renovación teológica. Etienne Gilson dijo una vez: «un
P.D. He usado una máquina de escribir para no cansarte
padre Chenu sólo se da una vez en un siglo». No se sabe
con mi caligrafía.
bien si admiraba más la genialidad creadora de Chenu o

134 135
su humano y cálido corazón. Claude Gefré escribió justa- oración: «El padre Chenu me ha enseñado, como quizá
mente, con ocasión de su muerte: «Chenu era maestro de muchos historiadores hubieran querido sin ser capaces de
teología y de humanidad» (Témoignage Chrétien, n. 2380, ello, a esclarecer el desarrollo y la actividad de la teología
19-25 febrero, 1990). y del pensamiento religioso en la historia, situándolos en
En 1913 Chenu entró en el convento Le Saulchoir (una el centro de la historia universal, donde, sin depender de
casa «ad salices») de los dominicos franceses, en la zona ellas, pueden situarse junto a la historia económica y la
de Kain, en Bélgica, porque muchas órdenes religiosas es- historia social, la historia de las ideas y la historia ecle-
taban aún prohibidas en Francia. Estudió también duran- siástica en todas sus dimensiones materiales y espiritua-
te un tiempo en Roma y regresó a Kain en 1920. Cultivó les». El no creyente Le Goff era el único que aplaudía ca-
su sentido histórico con los padres Mandonnet y Lemon- lurosamente en la iglesia de Notre Dame. Todos los pre-
nyer, entonces decano de la facultad de Le Saulchoir, don- sentes le oían: el honor postumo al gran maestro Chenu
de enseñaba también el gran exégeta P. Lagrange. En 1932 era más que merecido. Le Goff concluyó diciendo:
fue nombrado «regens studiorum», maestro de estudios «Adiós, padre. Gracias por lo que ha sido, por lo que ha
dicho, por lo que ha escrito, por lo que ha hecho. Pero us-
y, después, rector de dos facultades. Poco antes de la gue-
ted permanece, en espíritu y en nuestros corazones, con
rra, el convento de Le Saulchoir fue trasladado a Etiolles,
nosotros, porque nosotros tendremos siempre necesidad
cerca de París y dispuesto en un nuevo edificio en forma
de usted».
de castillo. En 1942 Chenu tuvo que encajar el primer gol-
No debemos olvidar que Chenu no era en absoluto un
pe. El librito, inocente y brillante, Une Ecole de Théolo-
estudioso ajeno al mundo. Fue también el gran animador
gie: Le Saulchoir (1937) fue condenado por Roma: resul-
de los curas obreros franceses. Por ello fue exiliado de Pa-
tado de siniestras instrumentalizaciones, como bien sabía
rís, en 1954, por intervención del Vaticano. Una historia
Chenu. Desde entonces no volvió a poner los pies en Le dolorosa que ha sido valorada y analizada en sus mínimos
Saulchoir. detalles en un reciente estudio del padre Frangois Leprieur
Algunos años después, le llegaba la petición de parte o.p., Quand Rome condamme. Dominicains et prétes-ouv-
de la École des Hautes Études de la Sorbona de tener una riers (París 1989). Chenu no practicaba una «teología es-
clase semanal sobre el medievo. Yo mismo frecuenté sus peculativa». Era teólogo apoyándose en los hechos, en los
lecciones en el curso académico 1945-46. Sus publicacio- acontecimientos, en los movimientos; tanto pasados como
nes sobre el medievo son todas fruto de estas lecciones. actuales. Era un buscador: siempre en búsqueda, como nin-
Fue el mismo gran maestro medievalista Jacques Le Goff gún otro, de los «signos de los tiempos» (véase su artículo
quien, en nombre de la Sorbona, de la École des Annales «Los signos de los tiempos» en Nouvelle Revue Théologi-
y de los medievalistas parisinos, rindió homenaje al P. que 97 (1965), 29-39). Por eso su teología era muy viva y
Chenu en la liturgia fúnebre. Quiero citar una frase de su presente en todos los ámbitos: en el nacimiento de la JOC

136 137
de J. Cardijn, ya en 1933, cuando Chenu vivía en Bélgica; Cuando Chenu cumplió setenta años, fue homenajeado
en la fundación de las revistas Esprit, Sept y Témoignage en presencia del cardenal Feltin. Este alabó a Chenu por
chrétien; en la institución de la «Misión de París» y de la haber aceptado humildemente y sin desobedecer las san-
«Misión de Francia»; y, por fin, en la fundación de Conci- ciones impuestas por Roma. Chenu se levantó como mo-
lium en 1962. De edad muy avanzada escribió todavía una vido por un resorte y dijo: «Eminencia, no era obediencia,
pequeña obra maestra, La «doctrine sociale» de l'Église porque la obediencia es una virtud moral más bien medio-
comme idéologie (1979), en la que analiza todas las encí- cre. Era la fe que tenía en la Palabra de Dios, frente a la
clicas sociales de los papas. Junto con su hermano en la cual las dificultades y los incidentes del camino no son
orden, Y. Congar, Chenu redactó el texto de un «Mensaje nada; y porque tenía fe en Cristo y en su Iglesia». Este era
de los Padres del Concilio al mundo», en los años del con- Chenu: un hombre al que amar.
cilio Vaticano II, hablando de la Iglesia de los pobres. Con
muchas correcciones, muy debilitado, este mensaje fue
enviado al mundo. El mensaje inspiraría después a los pri-
meros teólogos de la liberación de América Latina, sobre
todo a Gustavo Gutiérrez.
Después de su condena, Chenu optó por irse a vivir a
Saint-Jacques, convirtiéndose en el eje de la vida intelec-
tual y espiritual de la ciudad universitaria. Todos los sába-
dos por la tarde, la mitad del clero de París se trasladaba a
Saint-Jacques donde Chenu hablaba de libros nuevos,
dando autorizados consejos sobre qué libros leer o no. Era
una especie de forum donde Chenu, como en su tiempo
santo Tomás en sus «Quodlibeta», respondía a todas las
preguntas del clero parisino. Yo asistí varias veces a estos
encuentros: era realmente un acontecimiento, algo así co-
mo un torneo medieval, con ese aire entre vanidoso e in-
genuo que corresponde.
Aprendí de Chenu que el «pensar» es sagrado: «es lo
intelectual que contiene lo espiritual». Sin embargo, más
que ninguna otra cosa, me embarga aún el gran calor comu-
nicativo del padre Chenu. Era un hombre de esperanza, un
optimista de la gracia. Por eso era tomista hasta el fondo.

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EL AMOR MUTUO
COMO MANDAMIENTO DE VIDA.
«AQUEL MOMENTO» (Jn 14, 20)

Quinto domingo de Pascua (ciclo C)


Lecturas: Ap 21, l-5a; Jn 13, 31-35
Albertinum, 17 mayo 1992
Presidente de la asamblea: P. Edward Schillebeeckx

Para comprender lo que se conoce como el «nuevo


mandamiento» del amor, debemos traer a la mente la si-
tuación en que las comunidades de la tradición joánica se
encuentran después de la desaparición de Jesús: Cristo ha-
bía sido arrestado y muerto, ¿qué ocurriría después? En
este evangelio, el nuevo mandamiento, un mandamiento
de amor hasta la muerte, es la respuesta al problema de la
ausencia física de Jesús (Jn 13, 33-34).
Según el evangelio de Juan, la muerte de Jesús es, por
una parte, «la victoria del príncipe de este mundo» (14,
30; ver 12, 31) y, por otra, según su verdadero y real sig-
nificado, la vuelta de Jesús a la «casa del Padre», la vuel-
ta, por tanto, a su casa (7, 34-36; 8, 21-22; 13, 33-36). La
pasión, la muerte y la resurrección de Jesús, su sentarse a
la derecha de Dios y el envío del Espíritu; aquel Jesús que

141
en aquel momento -el momento preciso de «su hora»- con originariamente joánico, «de la presencia recíproca de
el Padre, en el Espíritu, en el día de Pascua viene a «habi- Dios en el hombre y del hombre en Dios» y el doloroso y
tar» definitivamente entre sus discípulos, constituye para humillante camino de la cruz que Jesús tuvo que andar.
la tradición joánica un único e indivisible acontecimiento: (Esa ruptura, aparte de un fondo «dogmático», tenía tam-
la glorificación, o santificación, del nombre de Dios y por bién que ver con una polémica y una rivalidad en el inte-
medio de él, y al mismo tiempo, la glorificación de Jesús rior de la comunidad cristiana: el hecho de que Pedro -por
a través de Dios. Según el cuarto evangelio, nuestro amor tradición autor de una línea muy distinta en la Iglesia anti-
fraterno es testimonio presente, visible, participación efec- gua-, por la causa de Jesús el Cristo, fue llevado a la muer-
tiva, casi tangible, en la única, liberadora venida de Cris- te como mártir, mientras el místico «discípulo al que Jesús
to. El amor de Dios es un acontecimiento que Dios puede amaba», origen de la comunidad que vivía según la tradi-
realizar sólo en nosotros y por medio de nosotros, es decir, ción joánica, murió de forma natural, sin ningún tipo de
si nosotros realizamos un amor como el de Jesús: si es ne- martirio. En una parte central, añadida posteriormente, del
cesario -aunque no preferiblemente- hasta la muerte. evangelio de Juan (ver Jn 21, 18-23) se hace una clara alu-
sión a esa rivalidad).
La novedad de la que se habla en el evangelio de Juan
Un grupo de la comunidad minusvaloraba el significa-
en el discurso de despedida de Jesús, que antes de su par-
do de la muerte de Jesús en la cruz. Estos cristianos unían
tida deja a sus discípulos el mandamiento del amor como
el don santificante de la vida eterna -que de hecho, en toda
mandamiento de vida, no se pone en contraposición con
la tradición joánica, se inicia ya en esta tierra-, con la en-
los preceptos del Antiguo Testamento. Ya en la base de
carnación de Jesús como tal, por su «descenso de lo alto»
ese mandamiento hay un elemento de novedad: como Je-
y su ser lleno de espíritu, por su «origen celeste», y no te-
sús, es necesario, eventualmente, estar dispuestos a sacri-
nían en cuenta su respuesta humana a la invitación de cum-
ficar la propia vida para permanecer fieles a ese amor
plir la voluntad de Dios, un camino que al final lleva a una
cuando ningún otro camino es transitable sin traicionar el
muerte humillante. Era, sin embargo, una muerte que fue
propio mandamiento de vida. Las últimas cartas de Juan,
transfigurada por el amor de Jesús en salvación liberadora
que muestran una nueva situación en las comunidades
para todos nosotros (1 Jn 4, 7-11; Jn 3,16).
cristianas, ponen, por este motivo, el acento sobre el he-
cho de que tal mandamiento del amor se concretiza en la En suma, podemos decir ahora que algunos miembros
observancia de los mandamientos de Dios y en el segui- de la comunidad compartían una cierta ligereza de vida
miento de Cristo. Uniendo ambos aspectos, estas cartas con todos aquellos que posteriormente interpretaron mal
reaccionan contra algunos miembros de la comunidad de el incisivo dicho de Agustín: «ama et fac quod vis»: ama
los creyentes que interpretan el patrimonio religioso joáni- y haz lo que quieras. Las cartas de Juan reaccionan contra
co en una dirección mística unilateral y provocan una rup- la falsa aplicación de este dicho que, interpretado de modo
tura entre el entusiasmo místico auténticamente cristiano, correcto, resume en sí todo el mandamiento de vida que

142 143
está en la unión entre las promesas y los mandamientos ya mandamiento del amor mutuo- alude en ambos casos a
recibidos: en «palabras» de Dios, o por los llamados «diez una misma verdad. En ella se expresa algo que es típico
mandamientos». Según el cuarto evangelio, sería no sólo de Jesús y también de Juan. Dada la condición humana, la
una traición para con el espíritu de los mismos mandamien- alianza de Dios con los hombres, con su pueblo, es por
tos, sino que convertiría el mandamiento bíblico del amor definición siempre una nueva alianza. Es esencial para el
en algo completamente distinto a cuanto Jesús, desde el eterno pacto de Dios con los hombres frágiles y mortales
principio de su predicación, entendió y enseñó. Dice la que se trate de un pacto nuevo ya en el Antiguo Testamen-
primera carta de Juan: «Queridos, el mandamiento acerca to y lo será siempre, en el sentido de pacto renovado (Jer
del que os escribo no es nuevo, sino un mandamiento anti- 31, 31-34). «Alianza» significa también la relación de obe-
guo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento anti- diencia de Israel en lo que respecta a la entrega soberana y
guo es la palabra que oísteis» (1 Jn 2, 7-8); es decir, desde libre de Dios a los hombres, en una situación típica y ca-
el principio, el mandamiento del amor dado por Jesús, racterística de la humanidad, es decir, la situación en que
unido a la observancia de los mandamientos de Dios, es el Israel ha infringido y continúa infringiendo la relación de
corazón del mensaje cristiano: la exaltación mística en Dios libertad instituida por Dios. No se puede ignorar el hecho
y el compromiso ético en defensa del prójimo, típicos de de que el mismo evangelio de Juan, así como habla de la
Juan, pertenecen estrechamente la una al otro. La una no novedad del mandamiento del amor, habla también, repe-
puede existir sin el otro (aunque esta sectaria tradición joá- tidamente, del «pecado del mundo» como ningún otro
nica, con el término «prójimo», entendía aún, lamentable- evangelio. Para el pensamiento de Juan no se trata tanto
mente, casi exclusivamente los hermanos cristianos). del «mundo» como creación buena de Dios, sino de «este
Hasta aquí, el verdadero alcance del concepto de amor mundo», escenario de la lucha entre el bien y el mal, entre
como nuevo mandamiento de vida, según el significado la vida y la muerte, un mundo en el que el mal y la muerte
del cuarto evangelio, no ha sido aún plenamente desvela- parecen triunfar: «el mundo entero yace en poder del ma-
do. Aparece de modo evidente que, mientras los evange- ligno» (1 Jn 5, 19). Hoy más que nunca, basándonos en
lios sinópticos hablan de la cena y de la «nueva alianza» análisis científicos, sabemos que todo hombre entra en un
en el cuerpo y sangre de Jesús, el cuarto evangelio, en la mundo que, en muchos aspectos, está ya estructurado so-
narración de la última cena, no menciona nunca la institu- bre un plano humano, colectivo y social. Además de un
ción de la eucaristía como recuerdo de la «nueva alianza» doloroso aspecto personal, el mal tiene también una es-
y habla, sin embargo, del servicio del lavatorio de los pies, tructura histórica, es un poder anónimo. A causa de esta
explicando ese gesto como símbolo del nuevo manda- estructura, «este mundo» es fuente de discriminación y
miento. La novedad de tal amor tiene que ver con el nue- marginación, un mundo de fuerza bruta, un ambiente vital
vo pacto del que hablan las otras tradiciones cristianas. lleno de enemistad y exclusión de los demás. Traducido
La palabra «novedad» -tanto de la alianza como del en términos modernos, la expresión joánica «este mundo»

144 145
significa que la economía mundial, los sistemas de gobier- sa de muerte antes que de perdón (Jn 8). En esta lucha
no y las relaciones de fuerza geo-políticas llevan consigo también Dios participa y se compromete. Parece estar de
injusticias, pobreza y dolor, violencia y muerte y, final- la parte de Jesús. Según Jesús, el Hijo del hombre del
mente, destrucción de la naturaleza. Este es el pecado del evangelio de Juan, quien trabaja por la libertad, la verdad
mundo. Aparte de la connotación física (o incluso fisioló- y la vida cumple la obra de Dios. Por el contrario, según
gica) de la expresión «pecado original», nosotros cristia- el octavo capítulo de este evangelio, quien crea esclavitud,
nos no podemos ignorar (sobre todo hoy, como quizá al- mentira y muerte hace el juego al demonio (Jn 8, 31-34).
gunos quisieran) la estructura pecaminosa de nuestra he- Este evangelio de Juan, con dos caras, no ha pasado aún
rencia cultural y social, una estructura que precede a nues- por el filtro del iluminismo moderno, no conoce matices
tro hacer personal y a nuestras culpas y que, al mismo modernos; es blanco o negro; bien o mal. No hay vía me-
tiempo, inevitablemente nos viene atribuida. La dimen- dia. Pero, no obstante todas las legítimas críticas sobre el
sión del pecado original es, por desgracia, un duro aspecto universo conceptual de este evangelio, por su innegable
de nuestra realidad cotidiana, que no puede ser simple- sectarismo ligado a una determinada situación exclusiva-
mente liquidada por una sofisticada teología moderna. Así mente interior de la Iglesia, su lectura permanece para no-
fue desde el comienzo de nuestra historia: así era en el sotros como recuerdo peligroso y provocador. En esta na-
tiempo de la comunidad joánica. Así es ahora, sólo que rración evangélica, para nosotros decididamente esotérica,
hoy, nosotros, con los medios de comunicación, nos en- se habla de un Dios que estrecha un pacto con una huma-
contramos continuamente con esta realidad a escala mun- nidad siempre nuevamente pecadora, mientras él perma-
dial y local. nece siempre coherentemente fiel a su promesa sin condi-
Según el evangelio de Juan también Jesús se encontró ciones, a pesar de los continuos fallos y debilidades de los
en un campo de batalla similar, en la posición vulnerable hombres. Dios no comercia con los hombres, no dice: «si
entre las fuerzas del bien y del mal. Jesús tomó una clara vosotros hacéis esto, yo Dios haré esto otro». No pone
opción de bando por la justicia y el amor, contra las fuer- condiciones; da sin razón y permanece fiel a tal sinrazón.
zas del mal. Su modo de vivir lo demuestra: arremete con- En lo que respecta a los hombres, continuamente pecado-
tra el templo, que se ha convertido en un lugar de comer- res, Dios es fiel a su pacto, siempre sorprendentemente
cio para beneficio de los invasores romanos y de la clase nuevo. Como ya Pablo escribía: «Dios nos ha mostrado su
sacerdotal de los saduceos (Jn 2). Arremete contra los pre- amor... cuando aún éramos pecadores» (Rom 5, 8), así di-
juicios de los judíos que se posesionan de Dios como pro- ce también la primera carta de Juan: «El amor no consiste
piedad suya, excluyendo a los samaritanos como herejes en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
(Jn 4). Combate contra la ceguera de algunos fariseos que nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para librarnos de
ponen la ley por encima de la vida de los hombres (Jn nuestros pecados» (1 Jn 4, 10). Y lo mismo afirma una
5.9). Se opone a la violencia del sistema moral que es cau- tradición pospaulina en la carta a los cristianos de Éfeso:

146 147
«Pero Dios, que es rico en misericordia y nos tiene un in- tido por los hombres entre ellos es la manifestación visi-
menso amor, aunque estábamos muertos por nuestros pe- ble, por medio de los signos humanos de una amorosa so-
cados, nos volvió a la vida junto con Cristo...» (Ef 2, 4). lidaridad y ternura, del acontecimiento salvífico por el que
¡El eterno pacto de Dios con la humanidad es, de hecho, en el hombre Jesucristo, al mismo tiempo, Dios viene va-
cada día, una novedad para los hombres pecadores! lorado y el hombre santificado. ¡Dios, Jesús y el hombre
En fin, queda aún un elemento muy delicado en la na- son honrados en él! «Y los tres son una misma cosa».
rración del evangelio de Juan que hoy hemos escuchado Esta es, pues, la visión profética del «mundo nuevo»
en esta liturgia. El evangelio lo expresa en términos muy del que habla la primera lectura de esta liturgia. Ya no hay
misteriosos para nosotros, en el contexto de un ambiente un templo separado de nuestra vida: «Esta es la tienda de
místico-cultural marginal al hebraísmo, con el que pocos campaña que Dios ha montado entre los hombres. Habita-
de nosotros pueden identificarse. rá con ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará
Durante la última cena, poco después de haberse mar- con ellos» (Ap 21, 3). Se ve aquí la ciudad del amor, la
chado Judas a cumplir su traición, según la contemplativa ciudad transparente con sus puertas abiertas hacia los cua-
reflexión del cuarto evangelio sobre todo lo que había su- tro puntos cardinales. Allí ya no habrá extranjeros ni inmi-
cedido a Jesús según la tradición, Jesús dijo: «Ahora va a grantes humillados. Todos son hermanos y hermanas, un
manifestarse la gloria del Hijo del hombre, y Dios será único amor y una misma solidaridad. Esta es la humanísi-
glorificado en él. Y si Dios va a ser glorificado en el Hijo ma visión final de aquella experiencia de fe, historiada y
del hombre, también Dios lo glorificará a él, Dios mismo con dos caras, de Juan. Pero lo que permanece vivo para
dará a conocer su propia gloria. Y lo va a hacer muy pron- nosotros de su provocador y estimulante mensaje es la
to» (Jn 13, 31-32). Después de estas misteriosas palabras, profesión de fe plenamente cristiana según la cual la ma-
Jesús, a punto de despedirse, deja a sus discípulos el nue- jestad de Dios se hace visible como salvación del hombre
vo mandamiento del amor: el amor, que Jesús a su vez ha- en el radical amor de Jesús por la humanidad, y que, con-
bía recibido del Padre, se convierte así en la herencia de secuentemente, en nuestra andadura día a día, año a año,
los cristianos redimidos y creadores de liberación. ¡Por siempre, dicha majestad divina y dicha salvación humana
ese amor deben los cristianos hacerse reconocer como permanecen visibles, incluso palpables en medio de noso-
hombres felices y salvados! En términos misteriosos para tros, en la medida en que nosotros (la siempre nueva ge-
nosotros, tomados del ambiente cultural, el evangelio de neración de cristianos) vivamos en la misma longitud de
Juan no dice nada distinto de lo que los primeros evange- onda del amor de Jesucristo. El hombre viviente, amoroso
lios expresaron sobriamente en la oración de súplica del y comprometido con el hombre sufriente, es el honor y la
Padre Nuestro: «Santificado sea tu nombre, venga a noso- gloria de Dios: todos santifican su Nombre.
tros tu reino». La justicia y el amor entre los hombres La pregunta que el evangelio de hoy nos plantea con
constituyen el honor y la gloria de Dios. El amor compar- fuerza, aquí y ahora, es la siguiente: ¿es cierto que noso-

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tros, en este año, en medio de lo que sucede en nuestro ¡ABBA, PADRE! TODO TE ES POSIBLE
mundo, tan lejano a veces y otras tan próximo, incluso en (Me 14, 36)
nuestro mismo barrio, en nuestra propia familia o comuni-
dad, en nuestra vida personal, somos reconocibles como
hombres liberados y portadores de libertad, salvados y
portadores de salvación, reconciliados y portadores de re-
conciliación?
Porque es este el provocador mensaje del evangelio de
hoy.

Decimoséptimo domingo ordinario (ciclo C)


Lecturas: Gn 18, 20-32; Le 11,1-3
Albertinum, 26 julio 1992
Presidente de la asamblea: P. Edward Schillebeeckx

En ningún otro lugar como en las dos versiones del Pa-


dre Nuestro, usadas ya en la Iglesia antigua y provenientes
de una fuente anterior, común a Mateo y a Lucas, la pri-
mera comunidad cristiana imprimió en su memoria de
modo tan preciso el recuerdo de las palabras de Jesús so-
bre Dios y hacia Dios. Hay también una tercera versión,
que se remonta al mismo período en la Didaché no canó-
nica, que contiene el conocido añadido litúrgico: «Tuyo es
el reino, tuyo el poder y la gloria...». En esta oración, co-
mo reflejado por un prisma en la vida de oración de sus
discípulos, vemos lo que conmovía más profundamente a
Jesús. Esta es, además, la llave de todo el Nuevo Testa-
mento. El contenido y el significado del ejemplo de Jesús
(no directamente accesible a nosotros) vienen reflejados y
llegan, por eso, a ser comprensibles también para noso-
tros, en el seguimiento que los discípulos hacen de Jesús.

150 151
Es de notar que, al contrario que Mateo, la narración de chas mistificaciones (como sugiere el contexto en el que
Lucas sobre la enseñanza del Padre Nuestro por parte de Mateo sitúa el Padre Nuestro: Mt 6, 5-13; ver Le 18, 11).
Jesús está situada en un contexto de oración: «Un día esta- Olvidemos por un momento, y olvídenlo también las
ba Jesús orando en cierto lugar». En esta narración, no mujeres aquí presentes, la legítima pregunta feminista so-
obstante algunas posibles referencias a una tensión entre bre el carácter patriarcal, determinado por la cultura, de la
el movimiento bautista de Juan, que enseñó a orar a sus introducción: «Padre». ¿Por qué no igualmente «Madre»?
discípulos, y el primitivo movimiento cristiano en torno a Olvidémoslo por un momento. El problema se resuelve
Jesús, parece que Lucas quiera decir, sobre todo: como Je- solo a partir del texto mismo, aunque así no se justifique
sús ora, así quieren orar también sus discípulos. De aquí el abuso histórico religioso del término «padre».
viene su petición a Jesús: ¡Enséñanos a orar! La palabra aramea «Abba» puede ser traducida de una
La que acabamos de escuchar es la versión de Lucas de forma muy precisa como «querido padre». Es, sin embar-
lo que nosotros llamamos hoy el Padre Nuestro -una ver- go, un malentendido pensar que el término «Padre» signi-
sión más breve que la de Mateo, que usamos en nuestra li- fique aquí el nombre propio de Dios, como si fuese la pa-
turgia-. En su eficaz concisión, la fórmula de oración de labra «padre» la que debiese ser santificada. «Santificar el
Lucas, a pesar de su carácter menos decididamente he- nombre de Dios» es una expresión corriente. El «Nom-
breo, se encuentra quizá más cercana a las palabras efecti- bre» o la «santidad» de Dios es como el aspecto exterior
vamente pronunciadas por Jesús, desconocidas para noso- de Dios que se auto-revela, que refleja fielmente lo que
tros, el cual nos enseñó cómo y, sobre todo, por qué debe- acontece en la insondable profundidad de la «interiori-
mos orar. Sobre todo en la versión de Lucas, se trata de dad» de Dios. En este sentido, el «Nombre» es la expre-
una oración extremadamente concentrada, reducida a lo sión que sirve para indicar a Dios mismo en su inescruta-
esencial. Conociendo la tradición hebrea de la oración, ble existencia misteriosa, en cuanto, por medio de su es-
nos esperaríamos lo primero una solemne introducción de plendor, llena la tierra, la historia y la humanidad, y preci-
alabanza, de homenaje y exaltación de Dios, una doxolo- samente ahí debe ser reconocido por nosotros. Con fre-
gía (así la llaman los liturgistas), un canto de alabanza en cuencia esto es muy difícil en nuestra situación concreta,
el que, con gran riqueza de palabras, es exaltada la gran- cargada de tantos injustos sufrimientos y que, precisamen-
deza de Dios. Justo, pero, desde el punto de vista humano, te por eso, se revela contraria al esplendor del nombre de
se da a menudo en las personas recogidas en oración la Dios. Reconocer el nombre de Dios «en nuestro tiempo»
gratificante conciencia de ser los hijos privilegiados de es- no es empresa fácil: en el tiempo en el que acontecen co-
te Dios tan altamente alabado. ¡No hay nada tan sutilmen- sas incomprensibles en la ex-Yugoslavia y en otros luga-
te peligroso! Jesús mira con sospecha un exceso de auto- res, y también en este duro invierno para la Iglesia.
glorificación del hombre en oración que se sabe amorosa- El nombre de Dios es la esencia misma de Dios: su ser
mente cuidado por Dios. Eso se convierte en fuente de mu- Dios, ese mismo nombre debe ser santificado (Ez 36, 22-
152 153
28; ver 2 Sam 6, 2; Jer 7, 11; Am 9, 12). «Santificar el son oraciones de petición: ni mística, ni doxología. Jesús
nombre» tiene el mismo significado que «exaltar el nom- se dirige a Dios suplicándole. Para él no es humillante pe-
bre» (ver Is 59, 19; Zc 14, 9) o hacerlo «público». Tomar dir algo a Dios, por ejemplo: «Padre, pase de mí este cá-
en serio a Dios, el santo e incomparable: de eso se trata. liz», de igual modo que nosotros, no raramente, debemos
«Santificar el nombre de Dios» es una exigencia dirigida a pedir: «¡Dios mío, esto no!». Por eso no sirven los párra-
nuestra más profunda fidelidad. En otros términos, ¿a quién fos largos y complicados para dirigirse a Dios. Es mejor
elegir al final? hacer como los niños: pedir, pedir, pedir aún, importunar
Al contrario, la palabra «Padre» (y precisamos: en el hasta que se obtiene algo. Lo mismo hemos oído en la pri-
contexto socio-cultural del tiempo de Jesús) dice solamen- mera lectura, cuando Abraham suplica a Dios regateando
te algo sobre la naturaleza de la relación recíproca y mu- y haciendo tratos con él: «¿Perdonarías a la ciudad peca-
tua de Jesús y sus discípulos hacia Dios: aun en toda su dora si encontraras en ella cincuenta justos?... ¿Y si sólo
majestad, Dios es un misterio al que podemos dirigirnos, hubiera cuarenta y cinco?... ¿Y si hay sólo cuarenta?...».
un Tú personal. Aun por encima de los hombres, es posi- Al final pide insistentemente, casi con impertinencia: «¿Y
ble, no obstante, individuarlo en lo mejor que podemos si hubiera sólo diez?». Y Dios responde. ¡Sí!
experimentar en los padres, es decir, el amor paterno y Pero en todas estas peticiones de súplica está la única
materno. Las relaciones hebreas de parentela, si están bien petición universal, radical, que presenta dos caras: «Santi-
logradas y son felices (recuérdese el mandamiento hebreo: ficado sea tu nombre» y «Venga tu reino». Los exégetas
«honra a tu padre y a tu madre»), se ponen aquí en parte llaman doctamente «pasivo teológico» la construcción de
como modelo de la relación entre el discípulo de Jesús y esta frase, es decir, una construcción en forma pasiva en la
Dios. Por tanto, dice Jesús, lo mejor es dirigirse a él como que el nombre de Dios está silenciado, siendo Dios el su-
«querido padre», si bien todo creyente hebreo sabe que la jeto de la frase, como decir que sólo Dios puede santificar
voluntad del padre es ley. Por eso la oración de Lucas no su propio nombre, imponerse como Dios («Haré que se
contiene la súplica que encontramos en Mateo: «Hágase reconozca la grandeza de mi nombre», leemos en Ez 36,
tu voluntad en la tierra y en el cielo». La fórmula «padre» 23). Además, sólo Dios puede realizar su reino; nosotros,
contiene ya ese pensamiento; no es necesario explicitarlo en el mejor de los casos, únicamente somos siervos de po-
después. co valor. Dejemos que Dios sea Dios: el que afirma su
Característico de la especificidad cristiana de todo el propia majestad y quien, por medio de la fuerza de su pro-
Padre Nuestro es que se trata de súplicas, de peticiones; pia acción y de su reino entre los hombres, lleva a pleni-
no de una contemplación mística. Lucas lo subraya aún tud al hombre mismo. Se trata, en suma, del honor de Dios
más: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad, y y de la felicidad de los hombres. Dios pone su honor en la
os abrirán». A excepción de dos casos (Mt 11, 25; Jn 11, felicidad y en la santidad de los hombres: este es el objeti-
41), todas las oraciones de Jesús en el Nuevo Testamento vo de todo el Padre Nuestro en cuanto petición u oración

154 155
de súplica. Suplicamos a Dios para llegar a los hombres. puedan realizarse y, en suma, alcanzar la felicidad -recí-
Suplicamos a Dios ser capaces de desearlo en todo. Evi- procamente confirmados y ambos, por ello, felices-. Me
dentemente, esto no lo podemos hacer solos. Quizá, en la parece una peculiaridad del cristianismo el que Dios y el
práctica, ni siquiera lo deseamos. No pedimos, en efecto, hombre sean felices juntos.
desear sólo a Dios; también fuera de él hay muchas cosas En lo que se refiere al segundo aspecto, encontramos
buenas, verdaderas y hermosas, todas ellas aspectos exte- una triple plegaria. Con las palabras: «Danos hoy el pan
riores y limitados de la universal bondad, verdad y amor de cada día - perdona nuestras ofensas - no nos dejes caer
de Dios. En el Padre Nuestro pedimos a Dios que realice en tentación», el cristiano que ora presenta a Dios una sú-
para nosotros su reino y su ser Dios. ¡Que esto se cumpla! plica profundamente humana. Así, como antes habíamos
¿Llegamos, de verdad, a orar así? En realidad, esto es lo pedido que lo más íntimo del corazón de Dios llegase a
que nos pregunta Jesús. A pesar, -o mejor- gracias a la ser nuestro más íntimo deseo, en la segunda parte del Pa-
justa formulación de esta oración como súplica o «ruego»; dre Nuestro pedimos que también Dios, a su vez, haga su-
es este modo de orar la más alta mística cristiana, que yo, en su corazón, lo que nosotros, sobre todo los más po-
Eckhardt llama «abandono»: pedir ser capaces de dejar es- bres, juzgamos de importancia vital: tener lo necesario pa-
pacio a Dios como Dios. Mística y salvación humana son ra vivir, día tras día (en aquel tiempo, en Palestina, lo ne-
frutos de una oración de súplica a Dios más que resultado cesario eran tres pequeños panes), ser liberados del peso
de una autoliberación, de una ascesis o de un esfuerzo es- del pecado que agarrota nuestra existencia cotidiana, una
piritual. De este modo enseña Jesús a orar a los cristianos. ofensa de la que Dios nos libera si nosotros perdonamos
Por tanto, en el Padre Nuestro están en juego dos inte- las ofensas de los demás (pedir el perdón de Dios es inse-
reses, el de Dios y el del hombre. En lo que se refiere al parable de la misma disponibilidad humana de perdonar).
primero, encontramos dos plegarias. Con las palabras: Es, en fin, una oración de súplica contra la amenaza de la
«Santificado sea tu nombre» y «Venga tu reino», el cris- desesperación: pedimos poder continuar creyendo en la
tiano que ora expresa como esencia profunda de su preo- vida hasta el fondo, a pesar de todo. Pedimos no llegar a
cupación e interés vital lo más íntimo del corazón de la peligrosa situación de perder la fundamental confianza
Dios, precisamente que Dios sea Dios y que se realice en en la vida: débil confianza humana que encuentra, sin em-
su intangible santidad en los hombres, en la naturaleza, en bargo, una base segura en la fe en Jesucristo, Señor y «au-
la historia, en toda la creación. Y, al mismo tiempo, que tor de la vida» (Ap 3, 15). Pedimos, pues, no traicionar la
este santo y majestuoso Dios sea un Dios de los hombres fe cristiana, en tiempos hostiles para la Iglesia y para el
y construya su reino de libertad y justicia, de amor y de mundo, tiempos de «dolores mesiánicos», como los defi-
bondad entre los hombres. Se trata de un gobierno divino nen las Escrituras (Lucas dice «peirasmós»),
y real sobre todas las relaciones humanas, de una política En la relación de alianza y de amor entre Dios y el hom-
y de una gestión en la que tanto Dios como los hombres bre, lo que cuenta para Dios, es decir, el ser reconocido en

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la santidad de su Nombre en la llegada de su Reino entre OBRAS DE E. SCHILLEBEECKX
los hombres, es también, para los cristianos, una cuestión
que afecta al hombre, como también los intereses de los
EN CASTELLANO
hombres afectan a Dios y están unidos a su voluntad de
salvación. De este modo, nosotros los hombres podemos
experimentar el amor auténtico, que es corresponsabilidad
por el bien y la salvación del otro, participación en las exi-
gencias de la vida de los demás, siempre tan diversas. No
podría ser de otro modo, y nuestra relación con Dios no
puede ser sino esta. Para Lucas, esto quiere decir: orando
de esta forma, Dios -sea lo que se le pida- dará su Espíritu
Santo y escuchará así toda oración. Esto es lo que nos dice El celibato ministerial, Sigúeme, Salamanca 1968.
el «Querido Padre» que el mismo Jesús nos ha enseñado. Revelación y teología, Sigúeme, Salamanca 1969.
Dios, futuro del hombre, Sigúeme, Salamanca 1970.
El mundo y la Iglesia, Sigúeme, Salamanca 1970.
Los católicos holandeses, DDB, Bilbao 1970.
Interpretación de la fe, Sigúeme, Salamanca 1973.
Cristo y los cristianos. Gracia y liberación, Cristiandad,
Madrid 1983.
El ministerio eclesial: responsables en la comunidad cris-
tiana, Cristiandad, Madrid 1983.
En torno al problema de Jesús, Cristiandad, Madrid 1983.
Jesús. La historia de un viviente, Cristiandad, Madrid
1983.
Jesús en nuestra cultura, Sigúeme, Salamanca 1987.
Los hombres, relato de Dios (en preparación), Sigúeme,
Salamanca.
158 159
ÍNDICE

Introducción
SINCEROS PARA CON EL MUNDO.
LA TEOLOGÍA DE FRONTERA
DE EDWARD SCHILLEBEECKX 5

PREFACIO 15

/.- LA AVENTURA DE UN TEÓLOGO 19


l.DEKORTENBERGANIMEGA 21
En los jesuítas de Turnhout 22
Novicio dominico en Gante 26
En la escuela de los grandes teólogos 28
En Lovaina 29
En Nimega, Holanda 30

2. LOS TIEMPOS DEL CONCILIO 35


Recordando el Vaticano II 39
Primeras escaramuzas 40
El centralismo romano 41
Alfrink y Pablo VI 44
Audiencia con Pablo VI 48
Los documentos conciliares: un compromiso
Holanda en concilio 50
La Santa Sede y Holanda en la tormenta:
El catecismo holandés 52
Holanda se divide: los nuevos obispos 56
161
3. LOS PROCESOS 59 8. LOS MINISTERIOS EN LA IGLESIA 111
Primer proceso sobre algunos ensayos Eclesiología en tono menor 113
teológicos (1968) 59 Los nuevos ministros 115
Segundo proceso sobre la cristología (1979)... 62 Celibato voluntario 116
Tercer proceso sobre el ministerio (1984) 66 La ordenación de mujeres 117
La vida religiosa en el Señor 118
4. LA INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA 71
9. LA CONFESIÓN DE UN TEÓLOGO 121
Cara a la modernidad 73
Mis libros 75 ¡Soy verdaderamente un hombre feliz! 123

¡NO TENGÁIS MIEDO!


//.- TEMAS DE INVESTIGACIÓN. 77
(EL SALMO ORACIÓN) 127
5.LA CREACIÓN 79
«VENGA A VERME A GANTE...» 131
La Trinidad 84
Hombre-Cristo-Dios 88 EN RECUERDO DE MARIE DOMINIQUE
La gratuidad de Dios 90 (MARCEL) CHENU O.P.
El Dios escondido y silencioso 91 (7 ENERO 1895 - 11 FEBRERO 1990) 135
El ateísmo 92
EL AMOR MUTUO COMO MANDAMIENTO
Jesús, don gratuito 93
DE VIDA. «AQUEL MOMENTO» (Jn 14, 20)... 141
Santidad y oración 96
María: la gran hermana de los cristianos 98
¡ABBA, PADRE! TODO TE ES POSIBLE
(Me 14, 36) 151
6. LA ESCATOLOGÍA 99
Paraíso, infierno y purgatorio 100 OBRAS DE E. SCHILLEBEECKX
Escatología y protología 104 ENCASTELLANO 159

7.LAÉTICA 107
Religión y ética 109
162 163

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