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CONTEXTO

Atenas en el siglo V a.C fue un período de gran importancia en la historia de


Grecia y del mundo occidental en general. Este siglo es a menudo considerado
como la "Edad de Oro" de Atenas debido a sus logros culturales, políticos y
sociales.

Uno de esos grandes logros es la democracia (demos - pueblo / cracia,


kratos - poder). Atenas era una ciudad-estado (polis) con un sistema político
democrático. Aunque la democracia ateniense no era universal (las mujeres,
esclavos y extranjeros no tenían derechos políticos), fue un sistema en el que los
ciudadanos (hombres adultos nacidos en Atenas) tenían el derecho de participar
en la toma de decisiones a través de la Asamblea (Ekklesia) y el sistema de
jurado popular (Heliea).

Tenemos que tener en cuenta dos conceptos capitales para poder entender la
democracia ateniense en profundidad. Estos dos conceptos son: Isonomía e
Isegoría:

La isonomía era el principio central de la democracia ateniense. Es más, se


tiene documentación suficiente como para creer que era el nombre original con el
que se denominaba al gobierno democrático. Isonomía está compuesta de dos
partículas: isos (igualdad) y nomos (ley), por lo que su significado literal sería
“igualdad ante la ley”. No obstante, el concepto isonomía, denominador absoluto
de la presencia de una democracia, posee un significado mucho más amplio. Por
isonomía se entiende una igualdad de derechos políticos de todos los
ciudadanos consagrada en la ley. Es la existencia misma de la democracia que
designa la ruptura, el escándalo que permite que todos, sin mediar títulos,
nacimiento, jerarquía ni posesiones, puedan ingresar al campo de la decisión
política y tomar la palabra para expresar sus opiniones (doxa).

La democracia instituye el principio de la isegoría que no es otra cosa que la


posibilidad de que cualquiera, sin importar su condición social, pueda tomar la

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palabra en la asamblea (ho boulomenos). Pero no sólo eso, sino que es un
«igual derecho a su uso». La palabra del último vale tanto como la del primero
en la lista. Y los argumentos de los que antes eran nadie deben ser sopesados y
tomados en cuenta en la discusión pública. Quizás deben tomarse más en cuenta
que los otros, ya que los que no tenían parte, léase el demos, siempre son los más.
Es decir, la condición de la igualdad y la posibilidad de que sean muchos los
que gocen esa condición es lo que le da el carácter democrático al uso de la
palabra.

Algunas condiciones que tenemos que tener en cuenta de la vida ateniense


para que se desarrollara este modelo político son:

● Economía y Comercio: Atenas se benefició de su ubicación estratégica en


el Mar Egeo y se convirtió en un importante centro comercial. La moneda
ática se convirtió en una moneda ampliamente aceptada en el mundo
antiguo.

● Esclavitud: A pesar de los avances democráticos y culturales, la esclavitud


era una parte fundamental de la sociedad ateniense. Los esclavos
realizaban la mayor parte del trabajo manual y estaban bajo el control
completo de los ciudadanos atenienses.

● Religión: La religión desempeñó un papel importante en la vida de los


atenienses. Atenas era el hogar de varios templos y festivales en honor a los
dioses griegos, como el festival Panatenaico en honor a Atenea.

El promotor de la democracia se dió gracias al liderazgo de Pericles, un


influyente estadista y orador discípulo de Anaxágoras. Fue una figura central en la
Atenas del siglo V a.C. Durante su liderazgo, la democracia se fortaleció y Atenas
experimentó un auge cultural. También se llevaron a cabo reformas para asegurar
que los ciudadanos más pobres pudieran participar en la vida política a través de
pagos para el servicio en la Asamblea.

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Algunos puntos más importantes del avance de la democracia fueron los
siguientes:

● Desarrollo del Ágora: Pericles promovió la construcción y expansión del


Ágora, el centro de la vida política, comercial y social de Atenas. Esta área se
convirtió en un espacio público importante donde los ciudadanos se reunían
para debatir, comerciar y socializar.

● Fomento de las Artes y la Cultura: Bajo el liderazgo de Pericles, Atenas


floreció en términos culturales. Se promovieron las artes, la arquitectura y la
literatura, y se llevaron a cabo importantes proyectos de construcción en la
Acrópolis, incluyendo el famoso Partenón, como parte del programa de
reconstrucción de la ciudad.

● Promoción de la Educación: Pericles alentó la educación y el aprendizaje


en Atenas. Esto contribuyó al auge de la filosofía y la retórica, ya que muchos
filósofos y oradores notables se formaron en la ciudad.

● Apoyo a la Marina Ateniense: Pericles fortaleció la flota naval de Atenas, lo


que ayudó a consolidar la posición de Atenas como una potencia marítima en
el mundo antiguo. Esta flota fue fundamental en la defensa y expansión del
imperio ateniense.

Por último, Liga Helénica como mayor potencia Atenas y Conflicto con
Esparta: Atenas estaba en conflicto con Esparta, otra potencia griega, en lo que se
conoce como la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.). Este conflicto prolongado y
destructivo tuvo un gran impacto en Atenas y eventualmente condujo a su derrota y
debilitamiento. Tras la derrota, en Atenas se instauró un tipo de gobierno, la tiranía,
que conllevó a un atraso con respecto a la vida cultural: El gobierno de los Treinta
Tiranos.

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LOS SOFISTAS

Contexto:

Como hemos visto, dentro de la democracia de Pericles se dan numerosos


cambios en la sociedad ateniense. Hay uno que es fundamental para comprender
por qué y cómo los sofistas se introducen dentro del marco de la educación y la
política. La razón principal se da en un cambio de la noción de virtud (areté) política
ya que ésta deja de ser exclusivamente de la aristocracia. Se crea un nuevo ideal de
hombre político. La virtud en este nuevo tipo de modelo político va a ser basado en
el saber, por ende, existe una necesidad de educadores y de una educación política.

Todos los sofistas eran metecos, es decir, extranjeros y, por ello, no podían
dedicarse a la vida política o pública. Sin embargo, eran los educadores de los
políticos y, con ello, ganaron una posición de relevancia dentro de la sociedad
ateniense (muchos de ellos ganaron inmensas fortunas en muy poco tiempo
únicamente utilizando la palabra).

Haciendo un poco de repaso en la historia, la palabra sofista no tenía nada


de despreciativo cuando se comenzó a utilizar. La raíz «sof» (de «sofía» sabiduría)
designaba al experto y «ser sofista» equivalía a «poseer un conocimiento profundo
sobre una facultad concreta». No obstante, esta noción del sofista como especialista
duró más bien poco. Escribe Jenofonte en su obra Memorables: “Son llamados
sofistas unos hombres que se prostituyen y que por dinero venden su propia
sabiduría a quien se la pide: ellos hablan para engañar y escriben por la ganancia y
no ayudan a nadie en nada”.

¿A qué se debe el odio hacia el sofista? Principalmente se basa en las


diferencias radicales que se tienen del saber y la educación con Sócrates. Pero no
nos adelantemos. Antes que nada tenemos que especificar qué hacían los sofitas y
en qué se dedicaba su profesión para ser tan odiados.

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Debemos mencionar que los sofistas son profesores ambulantes que van de
ciudad en ciudad enseñando a los jóvenes la areté política, es decir, el conjunto de
cualidades, habilidades y saberes necesarios para ser un buen político, triunfar en
política y en los pleitos judiciales.

Enseñan por dinero, mediante una retribución, caso nuevo en Grecia y que
sorprendió no poco. Tenían gran brillante y éxito social; eran oradores y retóricos y
fundamentalmente pedagogos (fueron los primeros en concebir el ideal de
educación, paideia). Con retóricos y oradores nos referimos a que son individuos
particulares, que no forman parte de ninguna institución, y que son versados en el
arte de hablar en público. Las asignaturas en las que eran maestros y, con lo cual,
impartian dichos saberes eran: Gramática, Retórica y Dialéctica.

Además, de su visión como formadores en el arte de la oratoria también


cumplían una función social muy importante: la de logógrafos. Éstos confeccionaban
por encargo discursos políticos, elogios fúnebres y defensas para convencer al
jurado de la inocencia a favor del acusado. Al principio, la función de «abogado» se
llevaba a cabo de una manera secreta ya que la única persona que podía
defenderse de la acusación era sí mismo (peor para los que nos sepan hablar), y
terminaron siendo aceptados por los tribunales como defensores legítimos.

Entrando ya en materia, pretendían saber y enseñar todo y, desde luego,


cualquier cosa y su contrario, la tesis y la antítesis. Es más, se comenta que Gorgias
de Leontini era capaz de improvisar un discurso sobre cualquier tema que fuese
propuesto y Antifonte escribió para el mismo proceso hasta cuatro discursos: uno a
favor y otro en contra de la acusación, uno a favor y en contra de la defensa. El caso
que acabamos de enunciar no era un caso aislado, pues, este tipo de discurso
epidíctico (retórico), se convirtió muy famoso en la época y se le dio el nombre de
antilogias («discurso de dobles razones»). En éste el sofista en un primer momento
defendía una tesis para, acto seguido, llevarse totalmente la contraria con
argumentos igualmente irrefutables.

El hecho de enunciar este tipo de discurso no es baladí para comprender en


qué consiste la sofística, sino más bien, es un ejemplo capital de las características

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que sostienen los sofistas: No importa la verdad. Es por ello, que Sócrates y sus
seguidores concibieron a los sofistas y la sofística como una «falsa filosofía».

Características:

1. Relativismo gnoseológico (todo es relativo»)


2. Escepticismo tanto religioso como filosófico y gnoseológico.
3. Convencionalismo moral y político. Concepción del nomos: Fundamento
del “acuerdo” entre los seres humanos. El mundo cultural y el mundo natural
se contraponen.
4. Relativismo cultural. Cultura e individuo son fuentes del conocimiento →
Constatación de diferencias culturales (leyes, religión, etc.) → Recordemos la
frase de Jenófanes de Colofón.
5. Apuesta por la educación → La virtud se puede enseñar y aprender.

Relativismo

Los sofistas fueron los primeros en aportar la idea del subjetivismo (decir que
«todo es subjetivo». Este subjetivismo suponía que cada individuo y cultura debería
vivir según sus propias convicciones. Actualmente esta filosofía ha permeado e
invadido el posmodernismo, que equipara creencias y se abstiene de criticarlas por
considerar que no existe una base objetiva en la que basar dicha crítica.

El relativismo sostiene que no existen verdades absolutas y asegura que las


personas tienen diferentes perspectivas que condicionan sus propias verdades
individuales. Es frecuente que los defensores de este relativismo razonen que,
puesto que cada quien "tiene su verdad".

Debate entre physis y nomos:

Este debate entre los propios sofistas se centró en la naturaleza (physis)


versus la convención o ley (nomos) como principios fundamentales para entender la
realidad y la moral.

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Physis se refiere a la naturaleza, a lo que es intrínseco y fundamental en el
mundo. Los sofistas que defendían la posición de physis sostenían que existían
leyes naturales y principios subyacentes en el universo que podían ser descubiertos
y comprendidos a través de la razón y la observación. Argumentaban que estas
leyes naturales eran universales y aplicables a todos, independientemente de las
convenciones culturales o sociales.

Por otro lado, nomos tiene múltiples traducciones: Opinión (en el sentido de
doxa aunque colectiva y estable), costumbre, ley (aplicada únicamente a la
colectividad) y cultura (a raíz del debate). Sin embargo, podemos acordar que
frente al significado de physis como algo universal y permanente, el nomos se
concebirá como algo arbitrario y convencional.

Los sofistas que abogaban por el nomos sostenían que la verdad y la


moralidad eran relativas a las convenciones sociales y culturales. Argumentaban
que las leyes y normas eran productos de acuerdos humanos y que no existían
verdades universales más allá de lo que la sociedad acordaba el cual, en último
término, tiene una relación directa con el interés y la convivencia.

Este debate tenía implicaciones significativas en áreas como la ética y la


política. Aquellos que favorecían physis tendían a buscar principios éticos y políticos
fundamentales, mientras que los partidarios de nomos estaban más inclinados hacia
una visión relativista y pragmática de la ética y la política.

Ejemplificando la problemática en corte político, los defensores de la physis


estarán más orientados a creer en las temoi, leyes de origen divino, ya que, para
ellos, existiría una verdad universal que no necesita interpretación ni la modificación
del ser humano, tan sólo la sumisión a ella ya que es en las temoi donde reside la
verdad y la noción de justicia. Por otro lado, los defensores del nomos creerán que
lo más justo y beneficioso para la colectividad será regirse por las nomoi, leyes
creadas por el ser humano, ya que para éstos defensores no existiría una cosa tal
como las temoi, pues, existen un escepticismo frente a los dioses. Otra
característica a resaltar es la defensa por la relatividad cultural, cada cultura tiene

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que hacer sus propias normas para adaptarlas a la colectividad y, por último, un
convencionalismo que va ligado a la característica citada anteriormente.

Sobre la educación:

Partiendo de la base de que los sofistas, como ya hemos mencionado, eran


relativistas y escépticos, su teoría pedagógica no se centraba en la búsqueda de
verdades objetivas. Ellos concebían el lenguaje como un instrumento de poder,
pues, quien poseía dominio en la retórica y la persuasión podía conseguir sus
intereses.

A diferencia de la educación tradicional en la antigua Grecia, que a menudo


se centraba en la adquisición de conocimientos abstractos y la contemplación
filosófica, la paideia sofística se enfocaba en habilidades prácticas y utilitarias.
Los sofistas preparaban a sus estudiantes para participar en la vida política, legal y
social. Además, este tipo de educación estaba orientada hacia el éxito personal y
social. Los sofistas enseñaban a sus alumnos a desenvolverse eficazmente en la
sociedad, adaptándose a las circunstancias y utilizando la persuasión para
alcanzar sus objetivos.

Sofistas:

Protágoras: «El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en
cuanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son» → Subjetivismo y
relativismo.

Gorgias: «Primero, que nada existe. Segundo, que si existiera algo, no


podría ser conocido por el hombre, y tercero, que si pudiera ser conocido por él, no
podría ser explicado ni comunicado a los demás» → Escepticismo.

Trasímaco (c. 459-400 a.C.): Aunque se le asocia principalmente con el


pensamiento de la justicia en la obra "La República" de Platón, Trasímaco

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argumentaba que la justicia es simplemente el interés del más fuerte y que las
normas morales son creadas por aquellos en el poder.

Calicles: Aparece en el diálogo "Gorgias" de Platón, donde sostiene que la
justicia convencional favorece a los débiles y que los fuertes deberían seguir sus
deseos sin restricciones.

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SÓCRATES

Frases que resumen el pensamiento socrático:

● “Cualquiera que sostenga una opinión verdadera sobre un tema que no


entiende es como un hombre ciego en el camino correcto”.

● “Solo existe un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”.

● “Una moral que se basa en valores emocionales relativos es una mera


ilusión”.
● “¡[En el mercado] Mirad cuantas cosas que no necesito!
● “Solo sé que no sé nada”.
● “El camino más noble no es someter a los demás, sino perfeccionarse a uno
mismo”.

● “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran
su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”.
● “La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia”.
● “Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente,
responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”.
● El grado sumo del saber es contemplar el por qué”.
● “Es peor cometer una injusticia que padecerla porque quien la comete se
convierte en injusto y quien la padece no”.
● “Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben
mandar”.
● “Mi consejo es que te cases: si encuentras una buena esposa serás feliz, si
no, te harás filósofo”.

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Contexto:

Sócrates tuvo una actuación digna como ciudadano y como soldado,


concretamente como hoplita, lo que vendría siendo infantería pesada. Pero sobre
todo, fue un hombre del ágora, hombre de la calle y de la plaza, que habla e inquieta
a toda Atenas. Al principio Sócrates parecía un sofista más con su modo de discurrir
empleando el método mayéutico, sin embargo, nada más lejos de la realidad,
Sócrates se opondría a los sofistas, pues, la misión sería restablecer el sentido de la
verdad en el pensamiento griego.

El “gordo y hombre más feo de Atenas” como los describen los textos de
Platón resultó ser, como se dice en el mismo texto antes citado, “un dios por dentro”.
Sócrates hace de su vida un camino hacia la verdad en el cual afirma que le guía un
daimon, una voz que a día de hoy sigue siendo un misterio para nosotros. Su misión
no estaba alejada de los dioses como los filósofos jonios, sino que era una misión
divina que le había encomendado el Oráculo de Delfos. Éste había dicho que
“Sócrates es el hombre más sabio de toda la ciudad”. Sin embargo, nuestro maestro
ignorante no estaba del todo convencido. Es por ello que emprende a la ciudad a
preguntar a los «supuestamente sabios» y a los ciudadanos de Atenas, ¿qué era
ser sabio? Todo un reflejo de la ironía socrática. ¿Qué es el valor, la justicia, la
amistad, la ciencia? Sócrates preguntaba allá donde andase y resultaba que nadie
lo sabía y, ni siquiera, tenía, como Sócrates, conciencia de su propia ignorancia.

Sócrates jamás escribió una línea (estaba en contra de ello), pero su


discípulo Platón elaboró muchos «diálogos socráticos», con su maestro como
personaje central. Muchas de las personas más influyentes de la época se
resintieron por el examen cruzado de Sócrates, ya que con sus preguntas refutaba
las reputaciones de sabios y virtuosos.

Como hemos mencionado, Sócrates participó activamente en la vida pública


de Atenas, pero su estilo provocador y su cuestionamiento constante de las
creencias convencionales lo hicieron impopular entre algunos sectores. Fue
acusado de corromper a la juventud y de no reconocer a los dioses de la ciudad. En

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el 399 a.C., tras un controvertido juicio, fue condenado a muerte por ingestión de
cicuta.

Aquí podemos contemplar cómo Sócrates se desenvuelve utilizando la


mayéutica y poniendo en evidencia los principios de su acusación:
https://www.facebook.com/FyCCEL/videos/506425790690450/. Cabe destacar que
este es un fragmento de la película de Roberto Rossellini, titulada Sócrates, del año
1971.

La muerte de Sócrates, descrita en detalle por Platón en su obra "Fedón",


simboliza su compromiso con sus principios filosóficos. Aceptó su condena,
rechazando la oportunidad de huir de la prisión, y bebió la cicuta con calma. Su
legado perdura en la filosofía occidental, influyendo en pensadores a lo largo de los
siglos y estableciendo las bases para la ética, la lógica y la epistemología. Sócrates,
el hombre que buscó incansablemente la verdad y desafió las convenciones de su
tiempo, es recordado como uno de los padres fundadores de la filosofía occidental.

Giro antropológico

Las dos grandes cuestiones de los filósofos jonios: ¿Cuál es el origen de


todas las cosas? y, ¿Cuál es el principio del movimiento? Se quedan atrás en el
pensamiento socrático. Como hemos visto con los sofistas, en la Atenas de este
siglo hay un debate muy fuerte en relación al componente natural o social de las
normas y de nosotros mismos, es decir, qué depende de la physis, naturaleza, y qué
del nomos, de la convención social.

La mayor preocupación para Sócrates es el ser humano en tanto que ser


moral, virtuoso y portador de sabiduría, no de dónde procede la primera sustancia.
De ahí que digamos que Sócrates con su filosofía da un giro antropológico.

Intelectualismo moral

Sócrates considera al hombre desde un punto de vista distinto: el de la


interioridad, «conócete a tí mismo», «saca tu interioridad a la luz». Para él, la

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virtud es la disposición última y radical del hombre, aquello para lo cual ha nacido
propiamente. Por ello, cuidar el alma es cultivar el pensamiento racional y basar
la conducta moral en un verdadero conocimiento de los valores morales → La
theoria (contemplación) se convierte en praxis (acción).

Sócrates fue el primer promotor y férreo defensor del intelectualismo moral.


Una postura ética y filosófica que defiende que no existen personas malas, sino
ignorantes. Es decir, quien actúa moralmente de una manera incorrecta, lo hace
porque desconoce qué es el bien. Por su parte, aquel que sí lo conoce, lo
practicará siempre; pues se da cuenta de que es el verdadero camino a la felicidad.

El intelectualismo moral defiende que el conocimiento de lo que es justo y


correcto, desde el punto de vista ético, es suficiente para que el ser humano no
cometa ningún acto malvado. En otras palabras, solo basta conocer qué es la
justicia para poder ser justo, y saber lo que es bueno para poder obrar de acuerdo
con el bien.

Dicho esto, si un individuo llegase a realizar una acción éticamente


incorrecta, no sería su culpa, sino del hecho de que no ha accedido a ese
conocimiento. Pues, para Sócrates, no existía la posibilidad de que alguien, por su
simple voluntad, pudiera actuar erróneamente. Esto deja entrever una especie de
determinismo, pues deja de lado el libre albedrío.

Diferencias y afinidades con los sofistas:

1. Posición no relativista → Búsqueda de verdades fijas, eternas y


universales.

2. El sistema político debe tener un fundamento único, sin ser relativo y


tampoco convencional → El camino para perfeccionar, cambiar el sis­tema
político será la interioridad individual.

3. Entender la enseñanza → No enseña normas, doc­trinas o teorías, sino que


pretende ayudar a cada individuo a «dar a luz» a su verdad.

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4. El objetivo básico de su enseñanza es la ética → La práctica consciente
de la virtud, el bien, la justicia... No enseña a triunfar en política, a saber
gobernar, sino a ser responsables, "buenos ciudadanos" (no
ciudadanos con éxito).

5. Método → conversaciones, discusiones basadas en el diálogo, es decir, un


método dialéctico, opuesto al de los sofistas, el cual estaba basado
generalmente en el monólogo y explicaciones generales.

Del punto 3. y 4. podemos extraer que no pretende enseñar la virtud, como


los sofistas, sino comprometerse en su búsqueda. Busca hallar una virtud
universal común en todos la cual está en nuestro interior. Para ello, exigirá el
conocimiento de la función primordial, de la finalidad de la vida humana. Este
conocimiento ha de buscarse en uno mismo → «Conócete a ti mismo».

Método socrático

El método dialéctico o diálogo socrático consiste en conversaciones y


disputas que mantiene no tanto para rebatir las opiniones de los demás y afirmar las
propias como para buscar la verdad e inducir a todo el mundo a meditar sobre
temas éticos y políticos (finalidad práctica).

No podemos descubrir lo universalmente verdadero a través de la


observación de las cosas, que sólo nos informan de lo particular, pero podemos
conocerlo reflexionando sobre el lenguaje acerca de las cosas, en el que se desvela
la verdad.

Se le atribuye el el «descubrimiento» del razonamiento inductivo y la


apuesta por las definiciones universales desde un punto de vista racional.
Según Sócrates, de lo útil para llegar a lo bueno, de lo aparente para llegar a lo real,
del placer a la felicidad, de lo particular a lo universal.

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La búsqueda de la definición universal se da a través del diálogo donde se
les ayuda a que los interlocutores «den a luz» o «parir», es decir, lleguen a
conocimientos propios y más verdaderos.

Pasos del método:

1. 1. Ironía → Reconocimiento de la propia ignorancia.

2. Mayéutica (momento donde se «da a luz») → Recoger diferentes ejemplos


para ir concretando el campo de investigación → Procedimiento inductivo (de
lo particular a lo general).

3. Definición general.

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UN POCO DE HUMOR…

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