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Sistema de alianza europeas del siglo xx.

Durante el siglo XX, se formaron y disolvieron varias alianzas en Europa.


Algunas de las más destacadas fueron:

1. Triple Entente: La Triple Entente fue formada en 1907 y estaba compuesta


por Francia, Rusia y Reino Unido. Su objetivo principal era contrarrestar la
influencia de Alemania en Europa. Esta alianza fue una respuesta a la
formación de la Triple Alianza.

2. Triple Alianza: Establecida en 1882, la Triple Alianza estaba conformada por


Alemania, Austria-Hungría e Italia. Tenía como objetivo principal mantener el
equilibrio de poder en Europa y proteger los intereses comunes de sus
miembros.

3. Pacto Molotov-Ribbentrop: Firmado en 1939 entre la Unión Soviética y


Alemania nazi, este pacto garantizaba la no agresión entre ambos países y
también incluía un acuerdo secreto para dividir Europa del Este en esferas de
influencia. Sin embargo, este pacto se rompió cuando Alemania invadió la
Unión Soviética en 1941.

4. OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte): Fundada en 1949, la


OTAN es una alianza militar que inicialmente incluía a Estados Unidos, Canadá
y varios países europeos occidentales. Su objetivo principal era la defensa
colectiva ante una posible agresión soviética durante la Guerra Fría. A lo largo
de los años, ha ampliado su membresía a otros países europeos.

5. Pacto de Varsovia: Establecido en 1955 como respuesta a la OTAN, el Pacto


de Varsovia incluía a la Unión Soviética y sus países satélites de Europa del
Este. Tenía como objetivo principal contrarrestar la presencia militar occidental
en Europa y fortalecer la influencia soviética en la región.

Estas alianzas tuvieron un impacto significativo en la geopolítica europea


durante el siglo XX y reflejaron las tensiones y rivalidades entre las potencias
europeas en ese período.

Inicio y desarrollo del conflicto:


El conflicto en Europa durante el siglo XX tuvo diferentes inicios y desarrollos,
pero uno de los eventos clave que desencadenó la serie de conflictos fue el
estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Esta guerra se originó a partir
de tensiones políticas, rivalidades imperialistas y alianzas militares entre las
potencias europeas. El conflicto se extendió por varios años y resultó en una
devastación sin precedentes.

Después de la Primera Guerra Mundial, Europa experimentó un período de


inestabilidad política y económica. En este contexto, surgieron movimientos
totalitarios como el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia. Estos
regímenes autoritarios buscaron expandir su influencia y llevaron al estallido de
la Segunda Guerra Mundial en 1939.

La Segunda Guerra Mundial fue aún más destructiva que la primera,


involucrando a países de todo el mundo. Durante este conflicto, se llevaron a
cabo atrocidades como el Holocausto y hubo un total de aproximadamente 70
millones de muertes.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa quedó dividida entre dos
bloques principales: la influencia occidental liderada por Estados Unidos y la
influencia soviética encabezada por la Unión Soviética. Esto dio lugar a una
nueva forma de conflicto conocida como la Guerra Fría, caracterizada por
rivalidades ideológicas, carrera armamentista y disputas geopolíticas.

A lo largo del siglo XX, Europa también experimentó conflictos regionales como
la Guerra de los Balcanes en la década de 1990. Estos conflictos fueron el
resultado de tensiones étnicas y nacionalistas en la región.

En resumen, el conflicto en Europa durante el siglo XX fue complejo y tuvo


diferentes inicios y desarrollos, desde la Primera Guerra Mundial hasta la
Guerra Fría y los conflictos regionales. Estos eventos dejaron un impacto
duradero en la historia y configuración geopolítica de Europa.

Rivalidad entre Alemania e Inglaterra:


La rivalidad entre Alemania e Inglaterra ha sido históricamente significativa y
se remonta a varios siglos atrás. Durante el siglo XX, esta rivalidad se
intensificó debido a varios factores, incluyendo diferencias políticas,
económicas y territoriales.

En el período previo a la Primera Guerra Mundial, Alemania emergió como una


potencia industrial y económica en Europa. Su rápido crecimiento amenazaba
la posición dominante de Inglaterra como la principal potencia mundial.
Además, Alemania buscaba expandir su imperio colonial, lo que generó
tensiones con el Imperio Británico, que ya tenía un vasto imperio colonial.

Durante la Primera Guerra Mundial, Alemania e Inglaterra se enfrentaron


directamente como enemigos en el conflicto. La guerra fortaleció aún más la
rivalidad entre ambas naciones y dejó profundas heridas y resentimientos.

Después de la Primera Guerra Mundial, las tensiones continuaron durante el


período de entreguerras. Alemania sufrió las consecuencias del Tratado de
Versalles, impuesto por las potencias vencedoras, incluyendo restricciones
económicas y territoriales. Estas condiciones alimentaron el resentimiento
alemán hacia Inglaterra y otras naciones aliadas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania bajo el régimen nazi liderado


por Adolf Hitler buscó la dominación de Europa y desafió directamente a
Inglaterra. La Batalla de Inglaterra en 1940 fue un punto crucial en la guerra,
donde la Real Fuerza Aérea británica resistió los ataques aéreos alemanes.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la rivalidad entre Alemania e


Inglaterra se transformó en una rivalidad política y económica durante la Guerra
Fría. Alemania Occidental (RFA) se convirtió en un aliado clave de Estados
Unidos, mientras que Inglaterra fue uno de los miembros fundadores de la
OTAN.

En la actualidad, aunque las tensiones históricas han disminuido, Alemania e


Inglaterra siguen siendo dos de las principales potencias económicas y
políticas de Europa. Su relación se basa en la cooperación y colaboración en
diversos ámbitos, aunque también existen diferencias y competencia en
algunos aspectos.

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