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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Artes
Escuela de Teatro
Introducción a la Dirección

Trabajo Escénico:

“La Gaviota”

Nombre: María Fernanda Olivares


Colaboración actoral: Tamara Astudillo
Profesor: Luis Ureta
Ayudante: Annick Durán
Fecha: 02/10/2019
“Cuestionamiento a la vida rutinaria. El deber te enferma”

Con la premisa anterior que surge luego de una selección de textos de la


obra “La Gaviota”, tomé la decisión de enfocarme en la problemática de la
vida rutinaria que carga la mayoría de las personas; limitando sus sueños,
libertades y tiempo. El deber de cumplir con un oficio, trabajos y deberes
que finalmente, a todos le pasa la cuenta.
Hablamos de gente no realizada emocionalmente. Felicidades frutadas.
Tristezas, dudas, anhelos, rabia, llantos. Una presión constante que
conduce al colapso y hasta la locura.
La sociedad de hoy nos habla del futuro, y el que se debe entregar a las
futuras generaciones; sean hijxs, nietxs, hermanxs, sobrinxs.
La sociedad es individualista, nos jerarquiza, y claro, todos desean escalar
a la cima sin importar a quien pisoteas.
¿El fin justifica los medios?
¿Que necesitamos una estabilidad económica, y éxito?
¿El respirar, observar y vivir, no está permitido?
Somos parte de este gran sistema y estamos atados para permanecer toda
la vida. Un chip de instrucciones insertado en el cerebro hace que en
consecuencia actuemos como máquinas.

De cada ser vivo, ser humano, depende priorizar su salud mental,


estabilidad emocional y social. Tomar la decisión de soltar, saltar e
intentarlo una y otra vez. Disfrutar de la belleza natural que nos entrega la
Tierra, y saber vivir de aquella.

Hay una pequeña luz en nuestro interior que nunca se apagará, pues esta
nos acompaña siempre, pero solo a veces la vemos; la esperanza.

● Primera atmósfera: la voz interna que necesita salir. La locura que


desbordó al ser humano. El enfermo cansado.

● Segunda atmósfera: el yo externo, sus distintas caretas. Expresión en


libertad. Explosión sanadora.
Fragmentos de la obra:

-¡Que vida tan clara, tan cálida, tan alegre, tan pura!

-¡Qué sentimientos!

-Peces silenciosos que habitan el agua...

-¡Vidas todas, vidas todas, vidas todas...


que giran sobre nuestro triste círculo y se apagan todas!...
¡Hace ya mil siglos que la tierra no contiene ni un solo ser vivo, y que esta
pobre luna enciende en vano su farol!

-El miedo a la muerte es un miedo animal...Hay que aplastarlo. ¡Solo los


creyentes en la vida eterna, que sienten el temor de sus pecados...temen a la
muerte… pero tú! En primer lugar, no eres creyente. Y en segundo, ¿Qué
pecados tienes? ¿No haber trabajado más de 20 años en lo mismo?

-Amo esta agua, estos árboles, este cielo…

-Siento la naturaleza, que es la que excita en mí la pasión y el deseo


invencible de decir.

-Yo soy el primer obstáculo a mi tranquilidad. Siento que me devora la


propia vida, porque para conseguir la miel que luego entrego a algunos de
los seres que pueblan el espacio, he de recoger antes el polvo de mis mejores
flores, destrozarlas y pisotear sus raíces. ¿Acaso no soy un loco?

-Perdóneme...no puedo quedarme más tiempo… ¡El caso es que, ha dado


usted en mi punto débil, y ay empiezo a excitarme y a enfadarme un poco!
-Hablemos pues, hablemos de mi maravillosa y clara vida. ¿Por dónde
empezamos?

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