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Segundo control de lecturas de Historia del Perú Antiguo y Colonial

2022-2

A la luz de las lecturas reunidas en esta página explique usted la organización política del
Tahuantinsuyo (20 puntos).

María Rostworowski de Diez Canseco. “Historia del Tahuantinsuyu”.

https://issuu.com/gcadem/docs/historia_del_tahuantinsuyo-
maria_ro?fbclid=IwAR159gTresgdTqP4KYBcJjBHJJUUnLNjMiD8ZVhP1TN2xTBaSNOq
AsW9gSA

Franklin Pease: “Perú, hombre e historia. Entre el siglo XVI y el XVIII”:


https://fundacionbbva.pe/wp-content/uploads/2016/04/libro_000050-1.pdf

Indicaciones:

1. Redacte su ensayo de 4 a 6 carillas.


2. Letra Arial o Times New Romas n° 12.
3. No escriba citas literales o textuales solamente de paráfrasis.
4. Escriba un párrafo de conclusión.
LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA CULTURA INCA
INTRODUCCIÓN
Durante el periodo de tiempo en el cual la cultura incaica significó una hegemonía entre las
civilizaciones del nuevo mundo, esta ocupó una organización política y social particular. La
gran extensión del Tahuantinsuyo conllevó una gran cantidad de representantes y diferentes
estamentos que optimizarían la organización laboral y gubernamental. Previo a la extensión del
territorio incaico, susodicha cultura era un conjunto de macro etnias, cada una de ellas
representadas por un Hatun Curaca. Posteriormente, para consolidar la cultura de las macro
etnias ya mencionadas, estas unificaron el poderío en un solo representante: El Sapan Inca,
formándose así el inicio de la cultura incaica. Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado,
¿lo que conocemos a través de las crónicas acerca del Tahuantinsuyo bastará para poder
determinar la verdadera organización política y social que esta conservaba?
LA ÉLITE
Como se mencionó anteriormente, antes de la formación del Tahuantinsuyo, existían
numerosas macro etnias, cada una con un representante conocido como Hatun Curaca
(Grandes Señores). Estos eran la máxima autoridad y gobernaban sobre varios curacazgos,
quienes poseían rangos de poder, algunos muy limitados. Aquellas macro etnias se unificaron
y formaron la cultura Inca, aceptando a uno de los Hatun Curaca como el preeminente, el cual
es denominado Sapan Inca. Pese a ello, inicialmente el Inca parecía poseer la autoridad de un
Hatun Curaca, pero su poder fue incrementando a medida de la expansión del territorio.
Dentro de la élite se encontraba el inca, quién era la máxima autoridad, pero surgen dudas
respecto a la forma de gobierno que este poseía. En numerosas crónicas dan a entender que la
organización social de los incas poseía dualidad. No se sabe a ciencia cierta, pero se sospecha
que existía un correinado, es decir, era una civilización con dos representantes. María
Rostworowski de Diez Canseco menciona en su crónica la existencia del correinado en los
hijos del Inca Pachacuti. Se suele mencionar que este fue un gobierno provisional, pues otras
crónicas mencionan que el heredero del poder fue el Inca Tupac Yupanqui. Ello explicaría
porqué el Inca Huayna Cápac dejó a dos de sus hijos como candidatos a ser Incas. Según
historiadores estos sucesores fueron Ninan Cuyochi y Guáscar, pero ambos eran indignos según
un ritual tradicional. Al fallecer Huayna Cápac, los sacerdotes presentan a Atahualpa como
posible candidato y comienza el conflicto entre Huáscar y Atahualpa. La primera guerra la
perdió Atahualpa y fue tomado como prisionero. Las crónicas mencionan que los dioses lo
transformaron en serpiente y logró escapar, a partir de allí no perdió las demás guerrillas. Aquí
se presentó otra de las características del Inca, pues era considerado hijo del dios Inti, por lo
que contaba con el apoyo de los dioses y no podía perder una guerra. Es por ello por lo que
Atahualpa fue considerado como Inca, pues los dioses lo apoyaban. Ello explica por qué
Atahualpa es considerado por algunos cronistas como “usurpador”, mientras que consideran a
Huáscar como el verdadero heredero al trono. El Inca, además, es mencionado como aquel que
brinda el maíz, puesto que en los mitos él fue quien empezó su agricultura por orden del dios
Sol. El poder del inca era tal que no se le permitía desplazarse sin ser llevado por sus
cargadores. Se rumorea que el inca, al ser hijo del dios Inti, podía causar terremotos u otro tipo
de fenómeno al poner en contacto su pie con la tierra. Dentro de la élite se encontraban, además,
los panacas, elegidos por el inca, quienes tenían mayor importancia los del último inca y eran
olvidados los panacas de incas más antiguos. También se encontraban los ayllus “custodios”,
aquellos que se encargaban del cuidado de la ciudad y del inca.
LOS SEÑORES
Esta cultura se caracterizaba por conquistar y expandir su territorio, pero ¿cómo se aseguraban
de que no surja una rebelión por parte de los pueblos conquistados? Cada macro etnia
conquistada tenía el deber de enviar a un señor a la capital, para que este sirviera de rehén en
caso ocurra dicha rebelión. Los señores de las macro etnias gobernaban 1000 unidades
domesticas y he aquí donde nos reencontraremos con el problema de la dualidad en el mando.
Las crónicas mencionan que cada etnia se dividía en dos mitades: Hanan y hurin, o ichaq y
allauca (izquierda-derecha), donde cada mitad poseía su representante. Cabe resaltar que una
de estas dos autoridades poseía más poder que el otro, pero se encontraban en el mismo rango
social. La dualidad en el mando se vuelve más compleja al saber que cada representante tenía
un cacique “subalterno”, quien lo representaría en caso sea necesario. Este era conocido como
yanapaq (ayudador o compañero). Algunos cronistas sospechan que la dualidad en el mando
era propia de algunas macro etnias preincas, mas posiblemente los incas extendieron esta forma
de gobierno mediante un mandato para una mejor jurisdicción de sus tierras. Ejemplos de esta
dualidad se tiene en el gobierno de los collaguas, quienes se dividían en Yanqui Collagua de
Hanansaya y de Hurinsaya.
LOS CURACAS
En un rango inferior contamos con los curacas, distinguiendo dos tipos: eventuales y yana. El
inca solía recorrer su territorio y nombraba a ciertas personas para cumplir determinada
función, convirtiéndolo en un curaca eventual. Una de estas funciones era la de supervisar una
aldea o un territorio. Son conocidos como eventuales ya que el inca podía quitarles ese rango
por infidelidad ante él. Por ejemplo, tenemos el caso de Pedro Atasco, quien afirma que su
padre fue nombrado curaca de un pueblo cercano al Cusco por el Inca Tupac Yupanqui, pero
su poder se le fue revocado, pues ante el sol y la luna él no merecía ese puesto.
Los curacas yana son aquellos que en un principio servían al inca. Los yana eran de la
servidumbre del inca, tema que se tomará posteriormente, pero podían ser nombrados por su
fidelidad y como premiación con el cargo de curaca. A diferencia de los curacas eventuales,
estos vivían con el propósito de servir las órdenes del inca sin objeción alguna, lo que le
resultaba favorable al inca y causaba temor en los curacas eventuales a ser reemplazados,
obligándolos a cumplir con sus funciones.
Los curacas poseían una Tiana, que era un asiento que posiblemente utilizaban en ceremonias
de importancia. Al igual que el Inca poseían andas y eran llevados por cargadores. El número
de cargadores que tenían dependía del poder que poseía. También tenían a su disposición
Tabernas, quienes eran portadores de bebidas y, cuando el curaca bajaba de su anda, las
Tabernas tenían que ofrecer bebidas al pueblo donde se encontrasen. A más poder del curaca
habría más bebidas que pudiesen ofrecer.
Las macro etnias poseían a un curaca que supervisaba el correcto intercambio de los bienes, y
se encargaban del sostenimiento de los niños y de los viejos, pues no podían prestar los
servicios que prestaban en su juventud. Hay que resaltar que el inca tenía contacto con al menos
un curaca de cada etnia, posiblemente porque se le consideraba al curaca como un mediador
con los dioses. Este contacto que poseía el inca con el curaca permitía realizar un principio de
“redistribución”. Para ejemplificar lo mencionado, si un pueblo realizaba textiles de buena
calidad, estos textiles eran dados al inca, quien se lo repartía a un curaca de una etnia y el curaca
tendría el deber de redistribuirlos a la población de su encargo. Como curiosidad se puede
resaltar que la autoridad de los curacas no fue entendida correctamente por los españoles. En
un principio fueron nombrados como “caciques”, título que también se le fue atribuido al Inca
por los españoles, dando a entender que no diferenciaron al título de Inca con el de curaca. El
Inca fue pobremente entendido, pues posteriormente se le denominó como “El Cuzco” o
“Cuzco Viejo”.
LOS ADMINISTRADORES
En un rango inferior se contaban con los administradores. El inca, al tener un extenso territorio,
debía de disponer funcionarios que manejaran los negocios internos del Tahuantinsuyo. Los
administradores poseían diversas funciones, entre ellas se encargaban de controlar los ingresos,
planificar la fuerza de trabajo de los curacas, ordenaban construcciones, etc. Cada
administrador tenía diferentes funciones y uno de los administradores más conocidos es el
quipucamayoc, quienes se encargaban de las contabilizaciones dentro del territorio. La cultura
inca sobresalía por ser trabajadora. Al Inca no le convenía tener un pueblo sin trabajo, pues
desfavorecería la economía. A mayor número de la población había más trabajadores
disponibles, es por ello por lo que había un administrador que recorría el territorio incaico
buscando a los jóvenes solteros y los reunía para realizar el matrimonio en presencia del
administrador.
LOS SACERDOTES, HECHICEROS Y ADIVINOS
Un rango importante lo presentan los sacerdotes, hechiceros y adivinos. De los sacerdotes no
se cuenta con mucha información, pues ante los españoles no aceptaron sus cultos y
destruyeron sus huacas y creencias. Los sacerdotes fueron llamados por los españoles como
“brujos”. Cobo afirma que los sacerdotes fueron cambiando, pues no siempre fueron igual. En
tiempos del Inca Viracocha, los sacerdotes realizaron rebeliones y motines, por lo que el inca
les despojó de su poder y se realizó un cambio religioso: El dios preeminente sería el dios Sol.
Según Guamán Poma, los antiguos sacerdotes fueron condenados a muerte por el noveno inca,
quien también nombraría nuevos pontífices.
En la cultura había una afición por los oráculos, pues ellos podían predecir el futuro. Es por
ello por lo que, antes de ejecutar ordenes, siempre se consultaba al callpa, quién extraía el
corazón de un camélido, pues este le ayudaba a leer el futuro. Existían otros tipos de sacerdotes,
como los ayatapuc, quienes se comunicaban con los muertos y los hamurpa, quienes miraban
las vísceras de animales sacrificados. También se encontraban los yañca, quienes se encargaban
de mirar la sombra del sol sobre una pared, lo cual les ayudaba a determinar el tiempo perfecto
para celebrar las fiestas. Los aucachic eran como una especie de confesores y los socyac podían
predecir el futuro utilizando solamente granos de maíz. Como se puede observar, había una
gran variedad de puestos en el sacerdocio, por lo que había diversas formas de entrar en
aquellos puestos. Uno de ellos era de manera hereditaria, mas resulta, como dato curioso, que
aquella persona que le ocurriera un acontecimiento, como que le caiga un rayo, y sobreviviera,
esta persona se convertía automáticamente en sacerdote, pues estaba “en el cuidado de los
dioses”.
LOS MERCADERES Y LOS ORFÉBRES/ARTESANOS
Los mercaderes ocupaban un rango importante en el Tahuantinsuyo, pues se encargaban del
trueque, y por ello de la economía de la cultura. Otro rango es el de los tratantes norteños y
chinchanos. Los tratantes chinchanos llevaban cobre para intercambiarlo con mullu
(Spondylus), pues era la ofrenda favorita de las huacas, mientras que los norteños se
encargaban del trueque de pescado, ropa de lana, frijoles, etc.
Los artesanos, a diferencia de otros puestos, podían trabajar en su propio beneficio, es decir,
no estaban obligados a la mita guerrera o agraria – no tenían un trabajo obligatorio ante el inca-
por lo que se les permitía trocar -intercambiar- su producción era realizada por beneficio
propio.
LOS HATUN RUNA
Los hatun runa eran muy importantes dentro de la jerarquía, puesto que eran la clase
trabajadora y la mayoría de ellos eran campesinos. El término hatun runa significa “hombres
fuertes” y de entre ellos se escogía a los soldados, yana y mitmaq. Puesto que la economía era
muy importante para el conjunto de macro etnias, era muy importante reconocer la capacidad
de cada hombre de poder realizar trabajo. He aquí donde nos encontramos con una curiosidad:
Los incas no conocían el término edad. Ellos se clasificaban según sus ciclos biológicos, es
decir, de acuerdo con la capacidad de contribuir del hombre al trabajo. Es por ello por lo que,
para ellos, la edad más importante era entre los 25 a 50 años, pues es la edad en la que el hombre
tiene mayor potencial. Dentro de este rango de edad se encontraban los auca camayoc
(guerreros), mitmaq y yana. En su contraparte femenino se encontraban las auca camayoc
uarmi (mujeres de los guerreros). Los hombres que poseían un rango mayor de edad se
encargaban de recolectar leña o paja y las mujeres tejían, podían ser despenseras o cocineras.
Si poseían un rango de edad muy elevado eran cuidados por el curaca y, si ellos deseaban, se
les permitía cuidar a algún animalejo. Aquellos que eran enanos, mancos o cojos se casaban
entre ellos solamente para aumentar la población, los niños de 12 a 18 años cazaban pajarillos
y los más pequeños tenían la labor de ayudar a sus padres y cuidar a sus hermanos. La edad en
la que ellos poseían mayor trabajo era cuando ellos contraían matrimonio.
PESCADORES
En un rango menor se encontraban los pescadores, quienes vivían en grupos, posiblemente para
el trueque de sus pescas, y realizaban trueque con la población de los pueblos. Ellos no tenían
permitido tener cosechas y vivían cerca al lago o mar.
LOS MITMAQ
Los mitmaq eran designados por el inca para alejarse de sus pueblos, junto con sus familias y
costumbres, a un pueblo a realizar una función determinada. Ellos tuvieron un origen preinca
y, a finales del imperio, fueron utilizados por el Inca para realizar funciones importantes. En
un rango inferior se encontraban los yana. Como se mencionó anteriormente ellos eran la
“servidumbre” del inca. Algunas crónicas mencionan que un Orejón intentó rebelarse y la Coya
le sugirió al inca convertirlo en un yana, posiblemente este haya sido su origen. No se cuenta
con mucha información de los yana, mas se conoce que podían ser premiados por su fidelidad
ante el inca convirtiéndolos en los curacas anteriormente mencionados: los “curacas yana”.
Los cronistas dan a entender a los yana como “esclavos”, pero algunos estudios se inclinan con
la idea de que los yana eran “ayudadores”, pues yana proviene del término yanapaq (ayudar).
Los cronistas señalaban que el principio de reciprocidad no se aplicaba con ellos, pues se les
menospreciaba, pero visto desde otro punto de vista, se les otorgaba “un gran honor” al servir
a un inca o un curaca -incluso tenía la oportunidad de volverse curaca.
LAS YANACONA
La contraparte femenina de los yana era la mamacona, quienes se encargaban de la fabricación
de textiles y de bebidas. Anteriormente se realizó la pregunta cómo los incas se aseguraban de
que los pueblos conquistados no se rebelarían, otro método que ellos usaban era la de ofrecer,
por reciprocidad a una mamacona como esposa del hatun curaca de una macro etnia. Ellas eran
llevadas al aclla huasi y una de ellas sería elegida para ser la esposa del inca.
LOS PIÑAS
Finalmente, en el último escalón de la jerarquía encontramos a los piñas. No se cuenta con
mucha información de ellos pues, no aparecen en muchas crónicas, pero son mencionados en
diccionarios de runa simi. Ellos, básicamente, eran los prisioneros de guerra, pero la
información es escaza por la limitada cantidad de piñas que existieron.
CONCLUSIÓN
En síntesis, se puede resaltar que existió una jerarquía estamental como organización política
de la cultura incaica, teniendo como máxima autoridad al Inca, una autoridad absolutista y
tirana que dominaba a macro etnias conquistadas y del cual se tiene dudas acerca de un posible
correinado. La jerarquía, además, era extensa, pues el inca contaba con panacas y ayllus
custodios; contando el inca con curacas en cada poblado que se encargaba de una redistribución
y en un escalón más bajo, los sacerdotes y hechiceros. Se contaban con mercaderes, artesanos
y pescadores, quienes favorecían el truque – y la economía- en la sociedad; y el rango social
con mayor población, los hatun runa. Entre los rangos inferiores en la jerarquía se contaban
con los yana, posiblemente una especie de esclavos, las mamacona y, en el escalón más bajo,
a los piñas, prisioneros que demuestran la soberanía militar que se tenía en la cultura. Pero
como se ha demostrado a lo largo del texto, parte de la historia demuestra que la jerarquía esta
basada en presunciones de los cronistas, como al entender el cargo de inca y curaca como
cacique, dando a entender que la jerarquía incaica fue entendida con cierto grado de
incertidumbre. Además de ellos hay ciertas hipótesis, como la existencia de un correinado y se
cuenta con poca información de otros rangos dentro de la sociedad, como el de los piñas. Lo
mencionado nos permite inferir que se requiere un profundo estudio acerca de la jerarquía en
la sociedad incaica, pues la compleja jerarquía no fue entendida correctamente por los
cronistas. Es por ello por lo que las crónicas nos permiten entender una jerarquía incaica muy
cercana a la original, pero con influencia y juicio de los escritores; lo que no permite entender
a la perfección una jerarquía que posiblemente era más compleja de la conocida.

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