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LORENA VERZERO

TEATR

RADICA
LORENA VERZERO

TEATRO MILITANTE
RADICALIZACION ARTÍSTICA
Y POLÍTICA EN LOS AÑOS 70

K d i l o r i a l BibloN
Verzero. Lorena
Teatro militante: radicalización artística y política en los años 70. -1" ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Biblos, 2013.
414 pp. + 20 pp. ilustradas; 16 x 23 cm. - (Artes y medios)

ISBN 978-987-691-208-2

1. Teatro. I. Título
CDD 862

Realizado con el apoyo de

BH
Ministerio de Cultura GCBA

Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U.


Imágenes de tapa: fotomontaje. Derecha: Juan Carlos Gené en Fiesta de la
victoria, por el Centro de Cultura Nacional José Podestá, en un local de la Ju-
ventud Peronista de Chivilcoy. 1973. Izquierda: en la misma obra, de izquierda
a derecha: Paulino Andrada en el bombo: a su izquierda Pablo Codevila, Beby
Levy. Domingo Basile y María Helena Oliver. Archivo Mauricio Kartun.
Armado: Ana Souza

© Lorena Verzero, 2013


lorena verzero@gm ail.com
©Editorial Biblos. 2013
Pasaje José M. Giuffra 318. C1064ADD Buenos Aires
info@editorialbiblos.com I www.editorialbiblos.com
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medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros mé-
todos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las
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Esta primera edición


se terminó de imprimir en Imprenta Dorrego,
avenida Dorrego 1102. Buenos Aires.
República Argentina,
en octubre de 2013.
La intervención cultural c o m o proyecto político

L a diferencia sustancial entre LTL y Once al S n r . ó p -


timo no desarrolló una vinculación'polít o ' ül- CAPÍTULO 4
sobre la realidad se concreta en el terreno de ri i f ; " '^^^^^^nciól
Un enfoque culturalista
transformaciones a nivel de "la í^a" "''"'''^ ' ^"^«t^

A lü largo de estos recorridos, los colectivos de teatro militante han es-


tablecido vinculaciones con otros sectores del campo artístico. De hecho,
si, como hemos afírmado en el capítulo 1, las expresiones militantes
desbordaron la noción de campo tal como la propone Fierre Bourdieu,
esto se efectuó en un terreno compartido por diversas prácticas artísti-
cas. Desde la música, el cine, las artes visuales, la literatura y el teatro,
se conformó un circuito de trabajadores de la cultura que perseguían
los mismos fines, realizaban experiencias conjuntas y participaban en
espacios comunes. E s por esto que resulta fundamental un abordaje
integral de las expresiones culturales militantes. A partir del teatro
militante, me acercaré en lo sucesivo a algunas temáticas a partir de
las cuales se irá trazando el complejo circuito cultural militante.

Territorio e intervención:
el espacio en las experiencias culturales militantes

Decidí que nunca más iba a tener ham-


bre. Por eso seguí viajando.
María Escudero, "Después de la noche,
amanece"

A lo largo de una hora y media yo me sen-


•) * tí surco y caña, melaza, miseria, Tucumán.
Haroldo Conti, "La hermosa gente al fi-
nal del camino"

L a s experiencias culturales militantes, entre expresión artística y


política, convocan al desplazamiento de la significación social de los
espacios (simbólicos y materiales) y a la construcción de espacios li-
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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

m í n a l e s , en los que el desarrollo sociopolítico y el artístico se inte • p,„. su parte. Bourdieu (1997) introduce la noción de "distinción"
netran. I elemento constitutivo de la configuración del espado social. A s í , el
Ileana D i é g u e z Caballero (2007) reflexiona en torno a la noción concepto mismo de espacio se fundamenta en la idea de diferencia, des-
"liminalidad". que toma del antropólogo social Víctor T u m e r y la tra -j ición o rasgo distintivo, cuya propiedad específica es la relacional. E l
da a la esfera artística con el fin de observar la teatralidad en una « e-pacio es el "conjunto de posiciones distintas y coexistentes, extemas
de experiencias performativas (10). L a liminalidad aparece, enton iina.-í a otras, definidas en relación unas de otras, por su exterioridad
como una perspectiva desde la cual aproximarse a los acontecimien niutua y por relaciones de proximidad, de vecindad o de alejamiento y
artísticos que encuentran su definición, precisamente, en las zonas asimismo por relaciones de orden, como por encima, por debajo y entre"
tersticiales entre espacios sociales. "Percibo lo liminal", define Dié (16). Cada espacio social existe en y a través de la relación entre parti-
Caballero (60), "como tejido de constitución metafórica: situación ambi- L-iilaridades distintivas que lo ocupan:
gua, fronteriza, donde se condensan fragmentos de mundos, perecedera
y relaciona), con una temporalidad acotada por el acontecimiento pro- El espacio social se constituye de tal forma que los agentes o
ducido, vinculada a las circunstancias del entorno". los grupos se distribuyen en él en función de su posición en las
De esta manera, el espacio material en el que transcurren las expe- distribuciones estadísticas según los dos principios de diferencia-
riencias artísticas liminales, así como también el espacio simbólico que ción [...]: el capital económico y el capital cultural. (18; subrayado
se construye con el acontecimiento, son parte constitutiva de esa expe- en el original)
riencia. Entorno y hecho cultural se producen y se definen mutuamente.
E n este sentido, el territorio, cuya etimología (del latín térra) re-
L a intervención político-cultural militante rompe con los espacios
mite a una e x t e n s i ó n de tierra habitada por un grupo humano, que
artísticos convencionales y también se integra a ellos, resignifica unos
espacios sociales y construye otros; penetra en ámbitos privados, terri- puede ser delimitada a escala local, regional, nacional o supranacional,
torios comunales y lugares públicos. representable cartográficamente, y t a m b i é n se define a partir de va-
es
raciones sociales.' E l territorio, entonces, no es un espacio "neutral"
A partir de este conglomerado de modos posibles de hacer referencia ion
a la cualidad de habitar, será de utilidad establecer una distinción con- u "virgen". U n suelo habitado por una comunidad está cargado de sig-
ü
ceptual entre lugar, territorio y espacio. nificaciones sociales, que surgen de las interacciones al interior de esa
comunidad y de las relaciones que ese grupo social entabla con otros.
De acuerdo con Michel de Certeau (2007), el lugar es el ordenamien-
E n este sentido, l a región - d i r á de Certeau (2007: 138)- "es pues el es-
to a partir del cual los elementos que lo ocupan entablan relaciones
de coexistencia: "Un lugar es pues una configuración i n s t a n t á n e a de pacio creado por una interacción".
posiciones" (129). Implica estabilidad y, por tanto, queda excluida la Uno de los objetivos principales de las experiencias culturales mili-
posibilidad de que dos objetos ocupen el mismo lugar. tantes ha sido abandonar l a institución arte y llevar las producciones
artísticas a los espacios habitados por los sectores populares. B r e s s á n ,
E l espacio, por su parte, lleva impregnada la idea de desplazamien-
to. " E l espacio es un entrecruzamiento de movilidades [...] Espacio es el en la primera de las entrevistas, lo explica de la siguiente manera:
efecto producido por las operaciones que lo orientan, lo circunstancian,
Nosotros nos reivindicamos como antiinstitución teatro [...]
lo temporalizan y lo llevan a funcionar como una unidad polivalente
Teatro circular, sin autor, sin director, sin el edificio, sobre todo,
de programas conflictuales o de proximidades contractuales" (129). E l
sin el edificio teatral. Dijimos: "May que hacer teatro popular, tea-
espacio es, entonces, "un lugar practicado" (129). L a práctica del lugar tro en la calle, en los sindicatos. Después de la calle, del teatro en
e s t á dada por un sistema de signos interpretable. E s decir, el espacio se el barrio, pasamos a la organización justa donde está nucleada la
construye a partir de un sistema semiótico que otorga significación a un gente, que eran los sindicatos. Porque la gente no iba al teatro. Va
lugar. L a interpretación de dicho sistema de signos posibilita el acceso adonde está nucleada, a las escuelas, a los sindicatos. Donde la
a la significación del espacio. De esta manera, por ejemplo, la calle, que
es a priori un lugar, se transforma en espacio al ser intervenida y se
carga de valor simbólico al ser interpretada.
1. Véase Gilberto Giménez (1996: 10-12).
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U intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

• I gente se nuclea por otras cosas, ahí debería estar el teatro. Enton- B £ s decir, el artista es una entelequia inaccesible, una imagen idílica. De
•4 ., ees, ése fiie nuestro mayor acierto y nuestro mayor apego. ^ esta manera, la experiencia de teatro militante ejerce la resignificación
ót?l espacio materia] del club del barrio no sólo a través de la introduc-
Asimismo, Kartun establece el acceso a los espacios habitados p 9 eión de la expresión artística, sino t a m b i é n a través del hospedaje de
sectores populares como uno de los fundamentos de la experiencia mijotos que en el imaginario social se inscriben en un umbral en el que
"Asados con teatro": ^
conviven la fantasía y l a realidad.
E n ios casos de giras o viajes, se ingresa a un territorio regido por
Entonces lo que él [Carlos Carella] decía es: "Bueno, ¿por qué yo J normas ajenas a las clases medias urbanas de donde - e n general- pro-
le voy a pedir a la gente que venga a ver a un teatro? ¿Por qué no le 3
llevo esto a un club?". (Entrevista citada) J vienen estos trabajadores de la cultura. Al llevar las experiencias a
pueblos del interior o comunidades campesinas, el espacio material (el
patio de escuela, l a plaza de pueblo o el fondo de iglesia) se carga de un
Así, estos artistas, "«entes liminales», que ocupan los intersticíc«
valor simbólico añadido que tiene que ver con el arribo de lo urbano,
de las estructuras sociales, que se encuentran en sus m á r g e n e s " (Dié-
generalmente comprendido en términos de modernización. Este mismo
guez Caballero, 2007: 38), penetran en un espacio social distintivo y,
sentido cobra la puesta en escena de espectáculos de los colectivos mili-
en l a interrelación con las culturas locales, se apropian de algunos de
sus códigos y ofrecen otros. E n t r e los códigos que i n t e r a c t ú a n en es- tantes en teatros del interior del país. Graciela Ferrari (en Molí, Pinus
tos encuentros, a d e m á s de un capital cultural racionalizable, entran y Flores, 1996: 133) explica que en las giras "se presentaba mucho l a
en juego lenguajes que comprenden cuestiones como l a e x p r e s i ó n de situación de llegar a un lugar donde lo único que había era un teatro. Y
la afectividad, las relaciones intercorporales (proxemia, gestualidad, nos adecuábamos a él". Desde el punto de vista de la comunidad recep-
etc.) y los usos l i n g ü í s t i c o s . Estos lenguajes, a su vez, son manifesta- tora del hecho artístico, la presentación en teatros de pueblos expresa
ción de creencias, f a n t a s í a s , temores, estados emocionales, marcados la necesidad de difusión cultural y de conservación de un espacio de
culturalmente. E l espacio social efímero que se construye en el tiempo congregación de l a comunidad.
de l a experiencia se erige, entonces, a partir de un entramado que Estos encuentros, por u n lado, proporcionan el establecimiento de
involucra una sincronía (en l a coparticipación) y una diacronía (en una communitas transitoria en el que los l í m i t e s de clase parecerían
la e x p r e s i ó n de las relaciones con l a tradición), a s í como t a m b i é n los desarticularse y, por otro, ponen de manifiesto la existencia de fronte-
planos de lo individual (en l a experiencia í n t i m a de lo propio y de l a ras. Explica de Certau (2007) en este sentido:
alteridad) y lo colectivo (en t é r m i n o s de imaginarios sociales).
Desde la distinción que separa al sujeto de su exterioridad
E n algunos casos, la pretensión didáctica determina la apropiación hasta las divisiones que localizan objetos, desde el hábitat (que
consciente de códigos de los sectores populares, como usos de la lengua se constituye a partir del muro) hasta el vi^e (que se construye
u objetos que forman parte de la escenografía. con base en el establecimiento de una "otra parte" geográfica o
Muchas experiencias, entre ellas, los "Asados con teatro", t a m b i é n de un "más allá" cosmológico), y en el funcionamiento del tejido
concretan una resignificación de l a noción de artista manejada por las urbíino y en el paisaje rural, no hay espacialidad que no organice
bases. E n este caso, al tratarse de espacios situados en el conurbano bo- la determinación de fronteras. (135)
naerense, el público e s t á conformado por sectores obreros, que asocian
la figura del artista con el actor televisivo,^ de teatro o cine comerciales.

teatral- para los sectores de la élite, que participaban de la historia desde el living de
su hogar. Hasta 1960 sólo existió el canal oficial (canal 7). Ese año se abrieron dos nue-
2. E n los años 70. los sectores populares fueron incorporándose al consumo de televisión vos canales privados (canal 9 y canal 13) y, al año siguiente, un tercero (canal 11), en el
marco de acuerdos gubernamentales con el sector privado de telecomunicaciones. Con la
la leaTad" ^^^"'^"""m'^""'^ ^" A ' ' ^ - * ' - -asivo acto d d.^de
la lealtad, reahzado en Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1951. b^jo el primer gobierno escalada de consumo de electrodomésticos de la década del 60, las clases medias y bíqas
fueron accediendo al aparato de televisión, aunque esta distribución se dio tardíamente
mientras el pueblo peronista" oficiaba de actor -social, pero también ya casi dirfamos en comparación con la pronta aparición del medio televisivo en el país.
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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

L a distinción entre artistas y pueblo se disuelve y se refuerza en .oiivencionales y comerciales como modo de profesionalización de su la-
el acto mismo de trasladar la experiencia artística. E l espacio común l,or E n este sentido, Bressán, en la primera de las entrevistas, explica
construido en el momento de la representación licúa las distincioneB que la popularidad obtenida por LTL gracias a su trabajo en espacios no
sociales y, al mismo tiempo, las expone. E l espacio construido es un convencionales, sobre todo en Córdoba, revirtió posteriormente en la
espacio de umbral, que conecta y divide a l a vez. posibilidad de llevar público al teatro de sala: ;v

Paradoja de la frontera: creados por los contactos, los puntos de Y después, eso hizo que la gente viniera a vernos cuando está-
diferenciación entre dos cuerpos son también puntos en común. La ^jl bamos en las salas. Ese fue el derrotero. Eso fue lo que nos permi-
unión y desunión son indisociables. (De Certau, 2007: 139) tió vivir los últimos tiempos. El último año o los últimos dos años,
vivimos de eso.
Contrariamente a las obras concebidas para "sitios específicos",^ el
arte militante encuentra entre uno de sus rasgos distintivos la posibi- E s posible afirmar que, salvo contadas excepciones, las prácticas
lidad de ser presentado en (casi) cualquier lugar. Ferrari lo explica con culturales militantes recorrieron este tipo de espacios. L a P o d e s t á se
respecto a LTL (en Molí, Pinus y Flores, 1996: 132): presentó en el cine-teatro Real de Rosario o en el teatro Lasalle, tal
como ocurría en otras disciplinas artísticas. Así, en los teatros G r a n
Los espectáculos estaban previstos en su mont£ye y en su par- Rex y Opera se presentaban recitales de "canción de protesta" o "nue-
V te técnica para que pudieran ser hechos en cualquier circunstan- va canción". Estos espectáculos eran muy convocantes. E n octubre de
cia donde se juntara un poco de gente. 1971, por ejemplo, se esperaba cubrir las 6.800 localidades disponibles
en dos funciones del festival Encuentros del Hombre Nuevo en el teatro
E n este sentido, a d e m á s de recorrer espacios no convencionales, el Gran Rex, en el que participarían Mercedes Sosa, el uruguayo Daniel
teatro militante en ocasiones se presentó en salas de teatro de grandes Viglietti y el grupo chileno Quilapayún.''
ciudades. Algunas de ellas (como l a sala Planeta de l a ciudad de Buenos L a inclinación a lo político por parte de amplios sectores sociales se
Aires) programaban presentaciones de colectivos militantes con cierta materializaba en la participación en espectáculos de esa índole. Mien-
frecuencia. De la misma manera, por ejemplo. Once al Sur montó es- tras que en las presentaciones en espacios no convencionales y margi-
pectáculos en teatros convencionales en América Latina (Venezuela, nales convocaban a espectadores de extracción popular, el público que
E l Salvador, Guatemala) y Europa (Italia, Suiza), fundamentalmente, asistía a las funciones en salas estaba conformado por sectores medios,
mientras que en Estados Unidos recorrió un circuito m á s ligado a insti- e integrado por un alto porcentaje de estudiantes. Explica B r e s s á n (en
tuciones académicas y teatros experimentales. E s t e grupo y LTL solían Molí, Pinus y Flores, 1996: 131) en este sentido: "Todo eso genera ade-
montar en salas sus espectáculos de humor e infantiles, y también ac-
más un nuevo público, es otra manera de recibir el teatro. Al dejar la
tuaron en locales de café-concert.
sala intervienen otros sectores de l a población". Se evidencia con esto
E l dilema de participar del circuito comercial era ampliamente dis- el borramiento de los limites entre arte y sociedad, asi como t a m b i é n la
cutido por estos agentes culturales. E l propósito de transformar las es- sujeción del arte a la lógica política.
tructuras sociales entraba en tensión con el de la profesionalización del Algo similar ocurría en el campo de las artes plásticas. E n este sen-
artista. Roberto Videla (en Molí, Pinus y Flores, 1996: 132) lo sintetiza tido, Longoni (2001) verifica que, mientras que en los años 60 la van-
de la siguiente manera: "Nosotros queríamos romper con la sala tea- guardia abandonó las instituciones artísticas, en los 70 se combinaban
tral, pero t a m b i é n ir a la sala teatral". L a conclusión a la que arribaron las exposiciones en espacios públicos con la participación en convoca-
estos colectivos teatrales se concretó en su presentación en espacios torias institucionales "con obras que se planteaban alcanzar un fuerte

3. E l arte para sitios específicos se define por su posibilidad de acontecer en un solo lugar,
en función de cuyas características (topológicas y simbólicas) fue creado. Véase al resoec- 4. Véase "Recital de protesta harán el lunes en el Gran Rex", La Opinión, Buenos Aires,
to Miwon Kwon (2004). 16 de octubre de 1971: 33.
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La intervención cultural c o m o proyecto político Un enfoque culturalista

L a distinción entre artistas y pueblo se disuelve y se refuerza f ^.(jncionales y comerciales como modo de profesionalización de su la-
el acto mismo de trasladar la experiencia artística. E l espacio com bor E n este sentido, B r e s s á n , en la primera de las entrevistas, explica
construido en el momento de la representación licúa las distincio ue popularidad obtenida por LTL gracias a su trabajo en espacios no
sociales y, al mismo tiempo, las expone. E l espacio construido es convencionales, sobre todo en Córdoba, revirtió posteriormente en la
espacio de umbral, que conecta y divide a la vez. posibilidad de llevar público al teatro de sala:

Paradoja de lafrontera:creados por los contactos, los puntos de y después, eso hizo que la gente viniera a vernos cuando está-
diferenciación entre dos cuerpos son también pimtos en común. La bamos en las salas. Ese fue el derrotero. Eso fue lo que nos permí- ^
unión y desunión son indisociables. (De Certau, 2007: 139) tió vivir los últimos tiempos. El último año o los últimos dos años,
vivimos de eso.
Contrariamente a las obras concebidas para "sitios especificóseJÉB
arte militante encuentra entre uno de sus rasgos distintivos la posiHr Es posible afirmar que, salvo contadas excepciones, las prácticas
lidad de ser presentado en (casi) cualquier lugar. Ferrari lo explica con culturales militantes recorrieron este tipo de espacios. L a P o d e s t á se
respecto a LTL (en Molí, Pinus y Flores, 1996: 132): presentó en el cine-teatro Real de Rosario o en el teatro Lasalle, tal
como ocurría en otras disciplinas artísticas. Asi, en los teatros Gran
Los espectáculos estabein previstos en su montaje y en su par- Rex y Ópera se presentaban recitales de "canción de protesta" o "nue-
V te técnica para que pudieran ser hechos en cualquier circunstan- va canción". Estos espectáculos eran muy convocantes. E n octubre de
cia donde se juntara un poco de gente. 1971. por ejemplo, se esperaba cubrir las 6.800 localidades disponibles
en dos funciones del festival Encuentros del Hombre Nuevo en el teatro
E n este sentido, a d e m á s de recorrer espacios no convencionales, el Gran Rex, en el que participarían Mercedes Sosa, el uruguayo Daniel
teatro militante en ocasiones se presentó en salas de teatro de grandes Viglietti y el grupo chileno Quilapajnin.''
ciudades. Algunas de ellas (como la sala Planeta de la ciudad de Buenos L a inclinación a lo político por parte de amplios sectores sociales se
Aires) programaban presentaciones de colectivos militantes con cierta materializaba en la participación en espectáculos de esa índole. Mien-
frecuencia. De la misma manera, por ejemplo, Once al Sur montó es- tras que en las presentaciones en espacios no convencionales y margi-
pectáculos en teatros convencionales en América L a t i n a (Venezuela, nales convocaban a espectadores de extracción popular, el público que
E l Salvador, Guatemala) y Europa (Italia. Suiza), fundamentalmente, asistía a las funciones en salas estaba conformado por sectores medios,
mientras que en Estados Unidos recorrió un circuito m á s ligado a insti- e integrado por un alto porcentaje de estudiantes. Explica B r e s s á n (en
tuciones académicas y teatros experimentales. Este grupo y LTL solían Molí, Pinus y Flores, 1996: 131) en este sentido: "Todo eso genera ade-
montar en salas sus espectáculos de humor e infantiles, y también ac-
más un nuevo público, es otra manera de recibir el teatro. Al dejar la
tuaron en locales de café-concert.
sala intervienen otros sectores de la población". Se evidencia con esto
E l dilema de participar del circuito comercial era ampliamente dis- el borramiento de los l í m i t e s entre arte y sociedad, asi como t a m b i é n la
cutido por estos agentes culturales. E l propósito de transformar las es- sujeción del arte a la lógica política.
tructuras sociales entraba en tensión con el de la profesionalización del Algo similar ocurría en el campo de las artes plásticas. E n este sen-
artista. Roberto Videla (en Molí, Pinus y Flores, 1996: 132) lo sintetiza tido, Longoni (2001) verifica que, mientras que en los a ñ o s 60 l a van-
de l a siguiente manera: "Nosotros queríamos romper con l a sala tea- guardia abandonó las instituciones artísticas, en los 70 se combinaban
tral, pero t a m b i é n ir a la sala teatral". L a conclusión a la que arribaron las exposiciones en espacios públicos con la participación en convoca-
estos colectivos teatrales se concretó en su presentación en espacios torias institucionales "con obras que se planteaban alcanzar un fuerte

3. E l arte para sitios específicos se define por su posibilidad de acontecer en un solo lugar,
en función de cuyas características (topológicas y simbólicas) fue creado. Véase al respec- 4. Véase "Recital de protesta harán el lunes en el Gran Rex", La Opinión, Buenos Aires.
to Miwon Kwon (2004). 16 de octubre de 1971: 33.
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impacto político" (1). De acuerdo con l a autora, "el aprovechamieuti . ón son prologadas por frases que anuncian la temática a ser tratada,
de los intersticios que las instituciones culturales dejaban abierto" iiiitü con el posicionamiento ideológico asumido. E n el mismo sentido,
una de las estrategias implementadas "para lograr instalar allí un acto pniiiel Barberis explica en la entrevista: "Los espectáculos eran itine-
una denuncia, una acción política" (1). Sin embargo, mientras que ,-aii(i's, los ¿levábamos... Eran espectáculos dentro de la campaña, eran
el campo de la plástica las instituciones se mostraron renuentes a lag agitativos". Y m á s adelante describe: v
prácticas politizadas (en la s u s p e n s i ó n de premios o muestras, el recha-
zo de propuestas o l a prohibición de realizar instalaciones), las institu- Por ejemplo, nos llamaban del grupo de unidades básicas de
ciones teatrales no tuvieron reacciones tan directas frente al teatro de Villa Fiorito. Entonces, se juntaban las unidades básicas de Villa
intervención política en los primeros a ñ o s de l a década. Como vimos en Fiorito y armaban en el Camino Negro, en el barrio de los ita-
"Libre Teatro Libre" (cap. 3), en 1973, por ejemplo, LTL puso en escena lianos, una movida calculada para doscientas personas y caían
La mayonesa se bate en retirada en l a sala Sarmiento del TMGSM. Esta dos mil. ¡Era una efervescencia! Y era una tarima, en una calle
apertura del campo teatral se fue clausurando a partir de la segunda de tierra, las luces eran dos bombitas y nosotros, que llevábamos
mitad de ese año. nuestros equipos arriba.

De esta manera, tanto la participación en el circuito comercial como Asi como la política se apropia de elementos teatrales,^ l a acti-
en el oficial eran estimadas por parte de los colectivos teatrales. E n este
vidad e s c é n i c a se nutre de procedimientos performativos del evento
sentido, como s e ñ a l a Longoni (2001: 11), la movilidad de las experien-
político. E n este sentido, se incorporan al hecho cultural dispositivos
cias culturales militantes en circuitos institucionales confrontaba con
propios de l a praxis política, como l a c o n g r e g a c i ó n de las masas para
las estrategias adoptadas por las formaciones armadas, que postulaban
un acto de propaganda, con un tablado desde donde se profieren los
la marginalidad y la construcción de canales alternativos. E n el período
discursos de exhortación que transforman el entorno festivo inicial
camporista, sin embargo, con la instalación de sectores de la izquierda
un una e x a l t a c i ó n colectiva. Fiero, en la entrevista, reconocía que
del movimiento en cargos públicos, la tensión entre las agrupaciones
"las canciones [de la P o d e s t á ] eran de barricada". E l funcionamiento
peronistas y los colectivos culturales se diluye.
del espacio e s c é n i c o aparece a q u í regido por las reglas del escenario
Por otra parte, el traslado de la práctica artística al espacio político político. Se opera un desplazamiento de la significación social del en-
(locales partidarios, sindicatos, etc.) no sólo redimensiona el espacio, cuentro o mitin político al becbo cultural.
sino t a m b i é n el hecho artístico, acentuando su politicidad y, cuando se
E n estas experiencias, lo político imprime un carácter en el que lo
trata de locales partidarios, subrayando t a m b i é n su filiación al partido.
público cubre la totalidad de l a escena. E l espacio de lo privado no tie-
Independientemente del espacio de recepción, que puede estar confor-
ne lugar en el acontecimiento político. Toda manifestación individual
mado por militantes políticos y público no asociado al partido, el hecho
obtiene su funcionalidad en tanto metonimia del acontecer colectivo.
artístico (y, con él, los agentes culturales) asumen su carácter político
E n tiempo de c a m p a ñ a electoral, el acto privado existe en potencia, en
como elemento distintivo.
la forma del voto. Se opera colectivamente para el ejercicio de la acción
Esto no ocurre al presentar (incluso l a misma obra) en espacios aca-
individual a posteriori.
démicos (escuelas o universidades), donde se subraya su significación
E n otro tipo de situaciones, lo público y lo privado se interpene-
social y su relación con la esfera de "lo político", pero no necesariamente
tran. E l caso extremo es l a realización de experiencias de interven-
los vínculos partidarios, aun si los hubiera.
ción política en domicilios particulares. A s i , por ejemplo, Marta Valle
También, en ocasiones, las expresiones culturales militantes se
len B r i s k i , 2005: 94) relata una experiencia de Octubre desarrollada
apropian de elementos específicos de l a práctica política. Esto sucede,
sobre todo, en tiempo de c a m p a ñ a electoral, cuando existe por parte de
todos los sectores sociales una predisposición a lo fralitico y la política.
Asi, s e g ú n relata Rovito en la entrevista, la Podestá, por ejemplo, pre- 5. Desde la antropología teatral se ha ahondado en los estudios sobre la teatralidad de la
política. Tal es el caso de AUcia del Campo Í2004). quien, entre otros acontecimientos, ha
paraba "unas palabras" que eran dichas entre sketch y sketch. De l a
estudiado el carácter teatralista del entierro de Allende, en "Cuerpo del pecado, cuerpo
misma manera, muchas de las canciones del Cancionero para la libera- del perdón: la teatralidad política del funeral oficial de Salvador Allende (98-158).

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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

en l a casa de u n a s e ñ o r a en u n barrio de l a periferia de l a ciudad H es una idea del cristianismo... No lo tengo claro, pero me parece -f
L a Plata. ® que viene de ahí...
E n todos los casos, sin embargo, l a p r o p e n s i ó n a lo real bistórico Pero, ¿por qué nos apasiona tanto? Porque sabíamos que la
determina un predominio de elementos del orden de lo colectivo. Los alternativa en Argentina, la fuerza, la potencia, estaba en esos
sucesos que se recrean en las obras son de orden público y el punto lugares. Era una muy buena política ir ahí. (Entrevista citada)
de vista es exterior. L a s prácticas documentales persiguen una inten-
ción de objetivación, para lo cual se intenta ocultar los mecanismos Si en alguna ocasión lo particular aparece privilegiado, esta opera-
de construcción de la realidad e s c é n i c a . E s t o se concreta a través ción persigue la finalidad de vebiculizar la toma de conciencia social, tal
por ejemplo, del trabajo con material periodístico (en el teatro perio- L-oino cuando representan situaciones o procesos sociales. L a dimensión
dístico de Boal, la P o d e s t á o LTL) o de la construcción de arquetipos de lo íntimo se ve afectada, por ejemplo, en las experiencias de teatro
sociales (es el caso de las obras de Octubre, o Contratanto y El fin del invisible. Allí, el espectador no se convierte en actor (como se pretendía
camino, de L T L ) . con el teatro del oprimido de Boal o con la metodología de Octubre),
E n ocasiones, los dispositivos mediante los cuales se ponen en esce- sino que rompe la barrera de su intimidad para entrar en contacto con
na situaciones sociales revelan el artificio. Esto se debe a tres motivos c'I otro.
fundamentales: la precariedad de los medios técnicos, la urgencia del E n estas experiencias, se interviene en el desenvolvimiento espacial
tiempo político o la b ú s q u e d a e s t é t i c a de un efecto de distanciamiento de lo cotidiano. Contrariamente a lo que ocurre en las prácticas docu-
a l a manera brecbtiana. mentales, donde lo real invade el espacio escénico, en el teatro invisible
E l primer caso se observa, por ejemplo, en Octubre. Plataroti descri- el espacio social se ve afectado por la intromisión del factor ficcional.
be en la entrevista que un actor vestido con su ropa personal y un casco Durante el tiempo que dura l a representación, se interviene el espacio
se convertía en soldado. jj| social y se expone una historia privada (ficcional) que proyecta metoní-
Hemos visto t a m b i é n cómo la urgencia política operaba en l a cons- micamente dilemas sociales (reales), con l a intención de activar zonas
trucción escénica en l a Podestá, cuando en el capítulo 3 citábamos a íntimas de los sujetos a partir del procedimiento de la identificación. E l
Kartun: "Era más una cosa de tablado, alguien subía y decía: «Yo soy teatro invisible violenta, asi, las fronteras entre lo público y lo privado.
Lanusse»" (entrevista citada). De esta manera, se operan dos pasajes en paralelo: de lo privado a lo
LTL, por su parte, bacía explícita su investigación estética, entre las público y de lo ficcional a lo real.
cuales la teoría brecbtiana era u n referente ("Brecht siempre estuvo Por otra parte, los espacios sociales transitados por los trabajado-
atravesando nuestra historia, aunque nunca hicimos Brecht", afirma res de la cultura encuentran sus limites en configuraciones políticas
B r e s s á n en la primera entrevista. Y , m á s adelante: "No hacíamos lo o ideológicas, antes que en circuitos de presentación. Los itinerarios
que Briski: «¡Viva Perón!», sino que presentábamos dialécticamente un espaciales de los intelectuales y artistas no contemplan fronteras ma-
problema. En ese sentido, muy brechtiano"). Como respondiendo a esta teriales. E n este sentido, por ejemplo, Martin "Poni" Micbarvegas, líder
afirmación, Briski expone que el fundamento último de la propuesta de del colectivo Canto Popular Urbano, y el artista plástico L u i s Felipe
Octubre era establecer lazos con los sectores populares en sus amblen- Noé tenían a comienzos de los a ñ o s 70 un bar, el B a r Baro, en l a calle
tes de desarrollo. E l teatro brecbtiano proveería elementos didácticos, Reconquista, donde se ofrecían recitales de poesía. T a m b i é n se presen-
pero no suministraría herramientas para la creación de empatia entre taban obras de teatro en salas de cine y se exhibían películas en el
sectores sociales: marco de experiencias teatrales, o se programaban ciclos que incluían
diversos tipos de espectáculos.
Piscator nada que ver con Octubre, pero sí tiene lo que sería Los límites en los recorridos espaciales e s t á n marcados por el deve-
el teatro superestructural, desde arriba, que baja determinadas... nir político, de manera que, por ejemplo, a mediados de 1972, cuando
Bueno, Brecht sería, ¿no? Brecht es un teatro pedagógico, adver- las organizaciones de izquierda comparten actividades, proliferan las
tidor. No sé si es muy molecular y se mete tanto en la comunidad presentaciones de colectivos militantes convocados por partidos o agru-
misma. La ¿dea de meterse en la comunidad a mi me parece que paciones variadas. E s t a apertura se va clausurando a medida que se

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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

dilata l a brecha en t é r m i n o s políticos. Así, en 1974 es infrecuente en pendientemente del artista, continúa Arendt, la acción se funda en su
contrar colectivos teatrales próximos al PRT en eventos convocados por agencia. De ahí que, si el becbo cultural militante se despliega en un
el peronismo y viceversa. interregno entre el arte y lo político, su potencia se asienta en la toma
E s posible delinear, t a m b i é n , regiones faro para el trabajo cultural de posición que implica la palabra asumida y, por ende, no tanto en
militante. A d e m á s de l a ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonae- cualidad artística como en su capacidad de acción, es decir, en su
rense, las ciudades de Rosario, Córdoba y San Miguel de Tucumán, con dimensión política.
sus zonas periféricas, constituyen centros politicamente neurálgicos en Por otro lado, "dado que siempre actuamos en ima red de relaciones,
la época, ineludibles en el itinerario de los artistas militantes. las consecuencias de cada acto son ilimitadas, toda acción provoca no
De esta manera, la cartografía topológica de experiencias culturales rtólo una reacción sino una reacción en cadena" (Arendt, 1995a: 105).
militantes contempla una diversidad de espacios sociales y configura- Además, l a acción posee l a cualidad de ser irreversible; es imposible
ciones ideológicas. E s t e tipo de propuestas penetraba en el tejido social, desecharla o destruirla (106). E s t a condena a la irreversibilidad de lo
interviniendo en circuitos artísticos convencionales, en lugares públicos actuado encuentra su redención en las facultades del perdón y de la
urbanos, zonas marginales y territorios comunales, resignificando las promesa, como mecanismos de control que permiten iniciar nuevos pro-
prácticas habituales. L a pregnancia de lo político multiplicó los cauces cesos constantemente (107). A s i , en un principio esperanzador que liga
de desplazamiento, dando lugar a diversos tipos de público asociados a con la ontologia, Arendt sostiene que la acción aparece como la posibi-
los diferentes espacios. lidad de articular siempre un nuevo comienzo, es decir, como principio
E s t e entramado sociopolítico contemplaba, también, la integración de liberación. De esta manera, lo propio de la condición humana es la
de experiencias de diversa índole disciplinaria. Asi, la pulsión política capacidad de comenzar algo en el mundo. L a inserción en el mundo a
diagramaba la arquitectura de la época, en la que la definición de los través de la palabra y de la acción da lugar a un segundo nacimiento
itinerarios espaciales c o n s t i t u í a una marca de definición identitaria. _ (Arendt, 1993: 201). Si bien tanto la acción como la palabra son proferi-
das por un ser individual, a t a ñ e n a l a trama de relaciones en la que ese
sujeto e s t á inserto (206-207). L a idea de acción es, por tanto, indisocia-
El teatro militante como acción cultural: ble de la de responsabilidad.
funcionalidad de expresiones no teatrales en la mititancla teatral E n este sentido el becbo cultural militante es en si mismo una ac-
ción mediante la cual el agente toma la palabra y opera en el mundo,
E l acontecimiento teatral militante excedía el ámbito de lo teatral, estableciendo una red de relaciones y de reacciones. Analizaré en lo
tanto en los circuitos de presentación como en la conformación de los sucesivo algunas de las vinculaciones estéticas, sociales y políticas que
grupos y en la construcción del hecho artístico como totalidad. De esta dieron forma a las experiencias de teatro militante.
manera, resulta limitada la consideración del teatro militante a partir Como be descripto en la reconstrucción histórica de los colectivos
exclusivamente del análisis de los lenguajes propios del quehacer teatral. teatrales militantes, el aspecto musical tenia un lugar preponderan-
L a experiencia desborda los limites del teatro; se concibe a partir de una te en l a mayoría de los casos. Todos los colectivos teatrales militantes
amalgama de elementos que la convierten en una acción cultural. contaban con m ú s i c o s entre sus integrantes y la inclusión de la m ú s i c a
Para Hannab Arendt (1995a: 91), l a acción ocupa el lugar m á s ele- comprendía la presentación de canciones en vivo, en ocasiones con el
vado de las actividades humanas y e s t á conectada con la esfera políti- solo acompañamiento de guitarra.
ca. A d e m á s , la acción mantiene una estrecha ligazón con la palabra, E n los espectáculos de la Podestá, como h a afirmado K a r t u n en l a
puesto que en la acción se baya implícita la agencia. " L a acción muda", entrevista, '7a base era musical". E n una coincidencia lexemática, Fiero
sostiene Arendt, "no existe, o si existe es irrelevante; sin palabra, l a ac- también sostiene que la m ú s i c a era '7a base [porque] la música es más
ción pierde al actor, y el agente de los actos sólo es posible en la medida fuerte en un acto [de agitación política]" (entrevista citada). De hecho, l a
en que es, al mismo tiempo, quien dice las palabras, quien se identifica única producción que se conserva del grupo y de la cual existen crónicas
como el actor y enuncia lo que e s t á haciendo, lo que h a becbo o lo que periodísticas es el disco Cancionero de la liberación (imagen 20). Aquí,
trata de hacer" (104). Mientras que una obra de arte significa inde- como en la mayoría de los casos, se trataba de canciones construidas

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U n enfoque culturalista
La intervención cultural c o m o proyecto político

a partir de una o dos estrofas y estribillo, de ritmo pegadizo y acor- . doctrinaria para la toma del poder y La revolución justicialista, de
des simples, con la inclusión de ritmos folclóricos y tango, y con fuerte Cine Liberación).® Asimismo, esta chacarera incita a la participación,
asiento en la s e m á n t i c a de los textos. ^.n primera instancia, discursiva, y, en última, armada, y remite a la
E n este sentido, el Cancionero incluye una milonga campera ("ivij. j.esistencia peronista como ejemplo de lucha:
longa del proscripto"), im malambo ("Triunfo del cuero"), una chacarera
("Movilizar, organizar") y un c h á m a m e ("El c b a m a m é del Tío"), en con- El General nos pide organización. E l general ordena movilización.
sonancia con el boom del folclore que se había dado desde los anos 60 En cada lugar de la voz, con toda la fuerza de tu voz,
E n 1961 tuvo lugar la primera edición del festival de Cosquín y, según organizar, movilizar por la liberación
expone Pujol (2002: 281), el a ñ o clave para la instalación de la mo-
Y si tu voz no alcanza que sean tus manos
dernización del folclore fue 1962, con el Primer Festival del Disco. L a
las que levanten los fierros para liberarnos
renovación de las tradiciones e s t é t i c a s nacionales del tango y el folclore
significaban un modo de enfrentarse al imperialismo representado por Es una tarea llena de amor y paciencia, ''
la intrusión del rock. L a identidad nacional que se consideraba en ries- como la tuvieron los hombres de la resistencia. ("Movilizar, orga-
go se intentaba preservar a través de la revisión de las formas estéticas nizar", Barberis, Cancionero de la liberación, 1973)
populares del pasado.
L a renovación de los ritmos folclóricos durante la década del 60 es- L a obediencia a los mandatos de Perón aquí expresada establece un
taba asociada a l a denuncia de las injusticias sociales y la exigencia de lazo semántico con la marcha "Aquí e s t á n , éstos son...", de Rovito. E n
un cambio político. A comienzos de los a ñ o s 60, la tradición folclórica ya este caso, en ritmo de marcha militar se realiza un revisionismo en el
se había instalado en el gusto de los sectores j ó v e n e s de las clases me- que se establece un canon de "patriotas": "San Martín, Justo, al lado,
dias urbanas que, con elementales conocimientos de guitarra, podían Juan Manuel [de Rosas], / "el Chacho" [Felipe] Várela, el gran Facundo
llevar la música a cualquier parte. Este instrumento era accesible para IQuiroga]". L a Juventud Peronista, acaudillada por los nombres recu-
las clases medias y podía ser trasladado, oficiando de acompañamiento perados por el revisionismo bistórico de l a época y estigmatizada en
para la voz, que "era lo que importaba" (Pujol, 2002: 282). P e ñ a s y fies- i a sangre montonera", será la encargada de llevar adelante la trans-
tas terminaban en una guitarreada, "el ritual moderno del folclore, su formación social: "Lograrán, justa, libre y soberana, / esa Patria que es
ámbito m á s directo de socialización" (282). toda su ambición. / Vivirán con orgullo de argentinos. / É s t o s son los
De esta manera, las clases medias urbanas legitimaban las tradicio- muchachos de Perón".
nes musicales nacionales, bajo la triple argumentación de la reacción E l "Cbamamé del Tío", de G e n é y Alejandro Mayol, por su parte,
ante los modelos extranjeros, la defensa de lo nacional y la participa- celebra la lealtad de Cámpora al líder. Los versos asimilan la figura
ción de las tendencias latinoamericanistas (Marcbini, 2008: 127). "Po- de Perón a la del "pueblo peronista", por cuyos intereses "el delegado"
dría decirse", concluye Pujol (2002: 282), "que en los 60 el folclore se se sacrificaba: "Él nunca hizo lo que quiso, sino lo que el General / y el
hizo de izquierda, si bien con un componente nacionalista de peso". E n pueblo que son lo mismo precisaban pa' ganar". L a grabación en vivo es
este marco, la P o d e s t á apelaba a las formas tradicionales renovando
sus contenidos a partir de la alusión textual a los dilemas del peronis-
mo de 1973.
6. E l material fiie exhibido, legal o clandestinamente, en sindicatos, y reuniones estu-
E n este sentido, el disco se abre con ima estrofa de la "Marcha pe- diantiles y militantes. E l objetivo se expone en el título mismo de la propuesta y consiste
ronista" cantada a cápela por un conjunto de voces. E s t a introducción on transmitir a los cuadros políticos y a las bases los lineamientos tácticos y estratégicos
opera a modo de prólogo y cumple con la función de establecer un an- del movimiento en la coyuntura particular definida como "hacia )a toma del poder". Frag-
claje ideológico. Inmediatamente d e s p u é s , "Movilizar, organizar", de mentos de las entrevistas a Perón fueron publicados en 1973, en el número 1 de la revista
Crisis (en Perón, 2008). Además, la revista Primera Plana, año x, N" 487, 30 de mayo de
Barberis. en su primer verso solicita la adhesión a los preceptos que
1972, junto a un "Reportaje a Perón" tomado en Puerta de Hierro el 25 de mayo (10-12),
Perón formulaba desde tiempo antes (y son repuestos en las entrevis- publicó un informe especial que contiene el "Documento de información doctrinaría para
tas de 1971 en que se basan los documentales Actualización política la juventud" (31-37).

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La incervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

una exaltación de gritos sapucay, voces y palmas, y su final desemboca Así, el Cancionero t a m b i é n participa de la renovación del tango.
en un clamor al son de "¡Y dale, Tío! ¡Dale, dale. Tío! ¡Y dale. Tío! ¡Dale Esta forma orillera d e b í a ser modificada en aspectos sustanciales
dale. Tío!". para ingresar al horizonte de expectativas sesentista. L a s t e m á t i c a s
L a disolución de las canciones en consignas y e s l ó g a n e s de la época sociales debían cargarse de contenido ideológico; las amorosas, de-
se reitera en otros casos, como en "Evita presente", de Marilina Rosa. jar lugar a las cuestiones políticas; el macbismo debía actualizarse
L a s nociones de "consigna" y "eslogan" son definidas por Silvia Sigal y en virtud de la "revolución feminista" y la a l u s i ó n a los arrabales,
Elíseo Verón (2008: 155-156), quienes establecen una productiva dis- transponerse a los nuevos espacios urbanos. L a a p e l a c i ó n al pasado
tinción entre ellas: mientras que los e s l ó g a n e s "marcan simplemente crioUista debía trascender el ámbito de lo privado y ser referida en
la presencia del colectivo y de su identidad o, dicho de otro modo, per- consonancia con el revisionismo bistórico. De la misma manera, la
manecen en el plano de l a c o n s t a t a c i ó n [...], las consignas e s t á n aso- apelación al mundo de la infancia no encontraba un espacio de recep-
ciadas a la línea de conducción del movimiento político, expresan una
ción adecuado. A pesar de estas dificultades, se operó una renovación
especie de mandamiento, subrayan una conducta a seguir o, si se pre-
de la poética del tango.
fiere, un deber hacer". Ambos, sin embargo, "connotan la cohesión y la
E n el mismo sentido, la obra El inglés, de Gené, incluía la "Milonga
presencia física del colectivo de identificación, en la situación misma
para mis muertes", de Gené, Rubén V e m a y Oscar Cardóse Ocampo.
de una r e u n i ó n multitudinaria, donde se canta y donde se grita" (156).
Los medios gráficos y los sellos discográficos apostaron a la reno-
Los últimos compases de la canción "Evita presente", entonces, vación de las formas nacionales. L a industria cultural respaldaba, so-
enuncian el eslogan "¡Viva Perón!", que se continúa como cántico luego bre todo, las producciones folclóricas. E n este sentido, la grabación del
de que los instrumentos cesan y se transforma en "¡Si Evita viviera, long-play de la Podestá generó discusiones en el grupo respecto de la
sería montonera!". De la misma manera, "Aquí están, éstos son..." se participación de la lógica del mercado discográfico, como relata Piero:
transforma en el eslogan que c o n t i n ú a reiterando esa frase ("¡Aquí es- "Tuve una discusión fuerte con Gené, con Alfaro. Porque yo quería ira la
tán, éstos son los muchachos de Perón!"), mientras los instrumentos se RCA [RCA Víctor], que era la BMG. Y ellos querían con el sello... «Mariano
extinguen uno a uno. Estos cánticos, sin embargo, son contenidos, no Pujadas», qué sé yo. Y discutimos, hasta que salió por la RCA. Después
poseen la carga de desborde propia de las manifestaciones populares.
tuve que salir yo, después quemaron los discos, las matrices y todo, ahí
L a participación del público en la grabación que tuvo lugar en el sindi-
en RCA" (entrevista citada). L a participación de la industria discográfica
cato de L u z y Fuerza se reproduce de esta manera en el producto final,
les implicó hacer alguna concesión. U n a de las tres canciones de Bar-
como gesto simbólico.
beris que tenían un lugar importante en uno de los espectáculos fue
Asimismo, las letras de "Evita presente" y " E l c b a m a m é del Tío" apa- censurada por RCA por constituirse en homenaje a los presos políticos
recieron reproducidas en El Descamisado (N" 2, 29 de mayo de 1973: 5), muertos en Trelew. L a canción fue excluida del disco.
bajo los títulos "Evita e s t á presente" y "Cbamamé de Cámpora", respec- E n el caso de Octubre, hubo una sola persona que se encargaba del
tivamente, y sin firma de autor, junto al "Himno de la victoria" y fotogra- aspecto musical. S e g ú n relata Tbono B á e z , el grupo hizo una suerte
fías de artistas e intelectuales en la ceremonia de consagración de Cám- de casting en el teatro del Centro donde él se p r e s e n t ó y fue aceptado.
pora como presidente. Esto comprueba las relaciones entre la Podestá "Mi rol", define B á e z , "fue el de juglar. Mis canciones tenían la tónica
y Montoneros, y expone cierto modo de funcionamiento de la trama de decididamente social, descriptiva, de análisis de clases [...] A través de
difusión del movimiento en ese momento.
la canción se arengaba a la gente a tomar acción, a decidirse a tomar
"Evita presente" significa, además, la actualización del mito en tér- acción, a formar grupos. También era apologista en el sentido mis-
minos cercanos a l a expresividad religiosa: "Evita e s t á presente en cada mo de la épica, reivindicando a compañeros y compañeras que habían
acción del pueblo, / en cada voz que grita, en cada gesto nuestro. / [ . . . ] caído" (entrevista personal). B á e z componía canciones que eran in-
señalando el camino de nuestros compañeros". E l tema inmediatamente cluidas en las diversas experiencias, de acuerdo con su adecuación en
anterior es el tango "Pebeta peronista", de María Maristany y Santos cada caso. Asimismo, en ocasiones escribía canciones en el momento
Maggi, donde se realza el rol femenino al interior del movimiento, a ima- o improvisaba a partir de las t e m á t i c a s surgidas de las comunidades
gen de la figura de E v a Duarte. locales.
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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

* E l aspecto musical cobra un importante valor en El fin del camin ^. esto opera generando un e x t r a ñ a m i e n t o que permite objetivar lo na-
de LTL. L a s canciones, que responden a diversos géneros, son en general j i ado. con el fin de tomar conciencia de la realidad.
patrimonio de los oprimidos (esclavos, campesinos, etc.) y cumplen L a ú l t i m a escena de l a pieza, " E l fin del camino", reitera una estra-
función explicativa o narrativa de situaciones bistóricas, al tiempo q^^ tegia implementada como umbral entre las dos iniciales que funciona-
persiguen crear un efecto de distanciamiento. ban a modo de prólogo y l a tercera escena: los actores abandonan "los
Como expone la didascalia inicial: instrumentos musicales y dejan de lado todo aquello que han utilizado
para realizar la ficción y los juegos" (40). Se rompe el estatuto ficcional
• í Los mismos actores pueden hacer la música, puesto que los V los actores miran al público. Toman cada uno su c a ñ a , "empuñada
instrumentos que usan son sencillos: percusiones, guitarras, etc., con decisión, con serenidad, con sencillez; como hombres, como acto-
incluso unos cascabeles hechos con latitas de cervezas. (Libre
Teatro Ubre. 1973-1974: 1) res, como trabajadores" (40). C a n t a n a c á p e l a u n a canción que anima
a seguir en la lucha, a pesar del "duro destino". Luego de un silencio
abrupto, comienzan a hacer un ritmo golpeando las c a ñ a s contra el
E n la segunda escena, la m ú s i c a parodia el discurso oficial que ex-
piso en un crescendo, "haciendo un ritmo cada vez m á s complejo y
hibe las condiciones turísticas de la provincia de T u c u m á n (que en la
rico basta lograr un ritmo único y total que va creciendo. Cuando las
primera escena h a b í a n sido presentadas a través de un afiche), ocultan-
cañas suenan juntas sobre el fuerte redoble comienza el canto" (40)
do la verdadera realidad. Así, una "Fanfarria" despliega cualidades cir-
nuevamente. E l reenvío a la esfera de "lo real" refuerza el contenido
censes en n ú m e r o s de acrobacia con el a c o m p a ñ a m i e n t o de una marcha,
documental de la obra, poniendo de manifiesto la funcionalidad del
militar, paródica del sector castrense. U n silbato, a cargo del Jefe de
teatro que el grupo defendía. E s t a concepción del teatro aparece ex-
Pista, indica el cambio de un n ú m e r o a otro. L a escena se desenvuelve
en un crescendo de despliegue corpraral, m ú s i c a y canto, que se desborda puesta en el texto dramático por parte del Documentalista: "Pero se-
en ruidos y gritos, basta que se impone la exposición de datos de la rea- ñor Jefe de P i s t a . . . Como de costumbre, el teatro pretendiendo alterar
lidad tucumana: suena el silbato, los "saltimbanquis" se ubican en fila y la realidad" (26).
una actriz toma la palabra: "Visite T u c u m á n , Jardín de la R e p ú b . . . [ E l Por otro lado, l a e s t é t i c a del café-concert i m p r e g n ó parte del traba-
Documentalista metido por momentos a la fuerza en toda esta fanfarria jo de LTL y Once al Sur. Adbelma Lago, en la entrevista citada, men-
y que h a recobrado y a su compostura alcanza a l a actriz un papelito que ciona una experiencia en un bar en Guatemala con gran éxito de pú-
contiene un dato] ...blica, con un 66% de deserción escolar". Con esta blico, que luego fue repuesta en el hotel Honduras Maya, en ese país.
acción se rompe el clima festivo, se resalta la función paródica de los E n ese espectáculo combinaban sketcbs teatrales con presentaciones
juegos anteriores y se expone el sentido de denuncia de l a pieza. L a s dos musicales. S e g ú n describe Lago, una vez que fue acordado el monta-
primeras escenas han funcionado a manera de prólogo, anticipando la je del espectáculo tuvieron que "empezar a buscar músico, modista,
t e m á t i c a y el punto de vista de la pieza. partituras para mi (porque yo era la que c a n í a i a / ' ( e n t r e v i s t a citada).
"Hacíamos un sketch donde Oscar [Cicconejy [Jorge] Amosa luchaban
L a "Canción de los esclavos" (8), puesta en boca de unos "Juglares",
por una mujer y terminan bailando juntos. Eso es de Adellach tam-
con el a c o m p a ñ a m i e n t o de tambores y panderetas, forma parte de l a
bién. O sea, todo con la dinámica del café-concert. Lo dirigió Rubens
escena " E l Rey Azúcar", donde se recrea didácticamente l a conquista
[Correa]. Rubens en su vida había dirigido café-concert y se mandó".
española. L a canción "La alegría del trabajo" (14) propone un esquema
Como be mencionado anteriormente, este tipo de e s p e c t á c u l o s t e n í a
circular que repite el determinismo que rige la vida del cañero gene-
como finalidad la obtención de un ingreso económico.
ración tras generación. E n un ritmo repetitivo que recrea el trabajo
E n la experiencia "Asados con teatro" se repuso el s a í n e t e El con-
de cortar la caña, los campesinos demuestran su dedicación a la labor,
a c o m p a ñ a d o s por u n coro. L a letra convoca a pelear por la posesión de ventillo del Gavilán. E n lo que respecta a l a inclusión de elementos
la tierra por parte de quienes la trabajan. De esta manera, la función musicales, Kartun destaca el fin de fiesta, propio de esa forma teatral:
narrativa y didáctica de las canciones es apoyada por la teatralización. "Terminábamos cantando ese vals, «Blanca palomita que pasas volan-
Los personajes cumplen con l a función de narrar su propia experiencia^^ do». Por eso, terminaba el espectáculo con todos cantando y bailando, y
había inserís musicales" (entrevista citada).
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Kartun describe t a m b i é n un n ú m e r o cómico que montaban con el E n este sentido, en las experiencias de agitación y propaganda se
grupo Cumpa: iniplementan procedimientos bumorísticos, pero el bumor no aparece
como principio constructivo. L a s estrategias bumorísticas proliferan en
Había un gato que lo tenía el Negro [Armando] Corti, y se lla- las piezas críticas, con el fin de promover un pensamiento reflexivo.
maba Lenteja, y yo tenía un número con el gato que era asi: yo lo Nos encontramos, entonces, frente a distintos tipos de fiesta popu-
agarraba a upa, yo metía la mano abajo de la cola y le agarraba lar: uno, referido a la vitalidad y el desbordamiento de las masas que
, ,, las bolas. Cuando yo le apretaba las bolas, el gato gritaba, pero no consideran viable l a transformación de las estructuras sociales, y otro,
se iba. Y, entonces, yo había armado un número musical en el que
que se presenta, en principio, como congregación para el divertimento
cantaba a dúo con Lenteja.
y se propone fomentar una conciencia social. E l primero de los casos
supone la participación consciente del público en un acto cultural y po-
Como ocurría con la renovación de las formas musicales populares, lítico. E l segundo, repone la ceremonia del encuentro.
el sentido de fiesta popular era un efecto buscado con el fin de recons-
E n este último caso, se recuperan formas rituales de la fiesta popu-
truir los espacios sociales de los sectores populares a partir de sus pro-
lar, a través de l a espontaneidad y la libertad de expresión, la cercanía
pios lenguajes. "Pensamos", expresa Escudero al respecto, "que se debe
corporal entre público y actores, la ruptura del escenario a la italiana
volver a crear el sentido de la fiesta popular al estilo de las ruedas en
que otorga un lugar privilegiado al artista y, en ocasiones, el becbo de
que cada uno va contando sus experiencias"." Y , desde la fiesta, tomar
compartir la comida, los momentos previos a l a puesta en escena y los
conciencia de la necesidad y las posibilidades de transformación social.
posteriores, en una cbarla o asamblea comunitaria. L a reposición de
E s t a s formas escénicas favorecían la comunicabilidad con los secto- estos elementos en el becbo teatral genera un nosotros colectivo que
res populares, a partir de l a construcción de retóricas alejadas de toda potencia la capacidad de t r a n s m i s i ó n de un contenido ideológico. Así, el
complejidad, basadas en la beterogeneidad formal, la simplicidad de los teatro como fiesta bace que el sujeto vuelva a sentirse parte de un todo,
medios técnicos, el cuerpo del actor y la impresión de espontaneidad. miembro de una comunidad. Este sentido de pertenencia favorecería la
L a s estructuras abiertas, flexibles y dinámicas posibilitaban la creación creación de una conciencia colectiva, que es el objetivo último persegui-
de un espacio lúdico, propicio para la libertad de expresión corporal y do por las experiencias culturales militantes.
la explosión de la risa.
Sería excesivo, tal vez, definir estas experiencias como subversivas
L a creación de un ambiente festivo promovía un estallido de vitali-
de los órdenes establecidos -como postula Bajtín para la expresividad
dad que operaba una desconexión de la vida cotidiana y una reversión
popular en la época del Renacimiento-. E n l a recuperación de elemen-
sobre ella al mismo tiempo. L a risa -como sostiene Bajtín (1994) en
tos de la festividad popular por parte del teatro militante, existe la
su texto sobre Gargantúa y Pantagruel- encubre una crítica a las es-
intención de minar las estructuras impuestas, pero su carácter revul-
tructuras de dominación. Con respecto a la época del Renacimiento,
sivo cobra diferentes dimensiones dependiendo del momento político.
Bajtín dirá que el acto mismo de reír dentro del mundo del carnaval se
Durante los gobiernos militares de la "revolución argentina" se t e n í a
convierte en la expresión de una conciencia libre, crítica e bistórica. E s -
la certeza de estar socavando el régimen, que respondía con censuras
tas experiencias, si bien no establecen un mundo transitorio regido por
y persecuciones, aunque a ú n existía un margen para cierto tipo de di-
reglas opuestas a las de la vida cotidiana como el carnaval, dan forma
sidencia. Durante el gobierno de Cámpora, la festividad aludía a la
a u n tiempo en el que se promueve la crítica social a partir de la di-
sensación de baber concretado el acceso al poder, como paso previo a
versión. A través de la risa se ejerce resistencia frente a la forma seria
la liberación de los oprimidos. Luego, los espectáculos festivos dismi-
del discurso begemónico. E l bumor generado a partir de la parodia e,
nuyeron o fueron abandonando la crítica social y el contenido político,
incluso, de l a burla a los estamentos de poder posee una carga agresiva
ciñéndose a la diversión como puro entretenimiento para continuar con
y otra defensiva.
la expresión artística. Tanto durante los gobiernos militares anteriores
a 1973 como a partir de 1974, se realizaron experiencias semiclandesti-
nas y clandestinas, en cuyos casos el aspecto político aparecía reforzado
por el becbo mismo de l a congregación comunitaria.
7. E n "Para el pueblo y en el pueblo", El Mundo, año i, N° 75. Archivo Lindor Bressán.
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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

L a participación del público era un fin perseguido por todas las ex^ Ese es el gambito por el que las clases medias pretendemos llegar
riendas de teatro militante. L a forma m á s difimdida era, como bemt a ser los dirigentes en una nueva situación.
señalado, la asamblea final. E s t a metodología establece un lazo con las
prácticas políticas, antes que con las teatrales propiamente dicbas. E n Los colectivos teatrales eran conscientes de este conflicto. Para evi-
las experiencias en comunidades barriales, se debatía en tomo a las tar el riesgo de caer en la figura del intelectual iluminado, por ejemplo,
problemáticas locales surgidas a partir de la representación, LTL puso el trabajo de Octubre o el del teatro del oprimido partía de las proble-
en práctica una dinámica que consistía en entregar a la gente papel máticas manifestadas por las personas de cada lugar, y LTL realiza-
y crayones para que dibujaran lo que b a b í a n visto (Ferrari, en Molí ba tareas de investigación y documentación que se plasmaban en sus
Pinus y Flores, 1996: 136). L a implementación de esta técnica expone obras de teatro. Sin embargo, el solo becbo de que la gente se acercara
un sentido didáctico que no estaba ausente en las asambleas, las cuales por la presencia de figuras públicas, a pesar de los beneficias en cuanto
eran coordinadas por los miembros de los grupos o por los referentes ii congregación de público que eso significaba, aparece como s í n t o m a
políticos locales (imagen 21). del valor popular depositado en los artistas y puede anticipar por me-
Converge en esta actitud la problemática de las relaciones entre las tonimia la imposibilidad de continuidad con el programa de revolución
clases medias (intelectuales) y las clases populares. E n los casos en que formulado por estas metodologías.
la conducción de los debates refleja un carácter didáctico, se expone Mediante este tipo de t é c n i c a s teatrales, entonces, se corre el ries-
una intención de asimilación de la situación de clase de los artistas a go de desembocar en la idea de que los oprimidos no tienen conciencia
la de los sectores populares, con quienes compartirían los ideales de de la fuerza de su clase para l a revolución (lo cual lleva implícita la
lucba, respondiendo al modelo por el cual é s t a debe caracterizarse por idea de que la revolución en los 70 latinoamericanos habría de ges-
el apoyo mutuo entre clases medias y proletariado. S i n embargo, esa tarse en las bases) y se busca una solidarización, que puede correr el
a s i m i l a c i ó n se revela dificultosa en la coyuntura setentista, llegando eje de la dominancia de la industria cultural a l a de las producciones
a correr el riesgo de subrayar la brecba entre las clases sociales. Se artísticas que llegan a los barrios, pueblos, e t c é t e r a .
prefigura, entonces, un callejón sin salida; por un lado, queda esboza- Sin embargo, por otra parte, la introducción de elementos propios
do que los oprimidos no tienen la capacidad de discernir claramente de las culturas populares en el becbo teatral supone una imagen de
los conflictos de los cuales son v í c t i m a s , por lo que se bace necesaria la sectores populares que llevan a cabo una apropiación particular de los
m e d i a c i ó n del grupo o de los líderes políticos, y, por otro, se persigue bienes culturales y un uso específico de los mismos, lo cual daría lugar
una a s i m i l a c i ó n de clase con ellos. É s t a aparecerá, entonces, como a formas propias de interpretación y transformación de las condiciones
una m á s c a r a de a s i m i l a c i ó n que inevitablemente desembocará en la de vida. Esto se concreta a través de la inclusión de las formas mu-
frustración del objetivo último: la liberación de las clases dominadas. sicales o usos del lenguaje populares, así como t a m b i é n mediante la
"Todo este afán de ser orgánico", explica Geirola (2000: 253), "de acer- apelación a procedimientos que requieren la aplicación de códigos de
carse a la realidad y a la bistoria, tiene como contrapartida la certeza recepción propios de géneros populares o de los medios de masas, o la
impronunciable de que se e s t á marginado de ellas". L a máscara, la introducción de personajes arquetípicos, como el Oligarca en La murga
teatralización de la igualación de clases, decantará en una nueva de- de Juan Domingo (en Briski: 57-64)® y los hábitos de clase que describe,
pendencia cultural, como afirmaba esclarecedoramente Ismael V i ñ a s o la parodia amplificada en personajes como Míster Ketedi y General
(1959: 23) algunos a ñ o s antes:
Lanudo, en Y los vecinos se unieron... (22-26). E n l a inclusión de estos
elementos se pone de manifiesto una visión no esencialista de las cultu-
Es la tendencia que tenemos los hijos de las clases medias a ras populares, que reconoce relaciones conflictivas y cambiantes entre
abdicar del privilegio económico en que nos encontramos, pero
sólo a condición de intentar reemplazarlo por el acatamiento que
presten las clases proletarias a nuestro liderazgo, es decir, si ellas
aceptan la presunta superioridad que nos da esa cultura que sólo 8. Si bien este texto lleva la ftrma del Grupo de Teatro Evita del Peronismo de Base, un
se debe, justamente, a nuestro actual privilegio económico [...] colectivo surgido de Octubre, lo incluyo en el corpus de textos de este grupo debido a su
proximidad simbólica, política y material, que se verifica en la inclusión en su libro.
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La intervención cultural c o m o proyecto político U n enfoque culturalista

é s t a s y la cultura hegemónica. E l problema emerge frente al didactis pi) del actor es el cuerpo que ocupa el espacio, que se conecta con otros
mo, que se vuelve en contra de estas consideraciones y las opaca, dis' cuerpos, que habla, que calla y que baila.
minuyendo las posibilidades de un uso particular del material provisto Con respecto a las relaciones con el medio fílmico, los grupos de tea-
por parte del pueblo. tro militante no manejaban los avances de la técnica que, con el de-
Por otra parte, el momento de la asamblea era aprovechado por LTL sarrollo del video, posibilitaba una cierta democratización del medio.
para reflexionar en torno a las modificaciones que debían incorporar E n este sentido, afirma Gené en la entrevista citada; "Videos no había
a sus espectáculos. Así, por ejemplo, Ferrari (en Molí, Pinus y Flores en ese entonces. Es decir, había, pero no era popular, no era algo que
1996: 136) explica sobre el proceso de reescritura de Contratanto: "No^ vo manejara, lo manejaban profesionalmente los canales de televisión".
sotros h a c í a m o s d e s p u é s del espectáculo un debate. Con los aportes del Además del tratamiento comercial del video en la televisión, existía
público que íbamos recogiendo a lo largo de muchas funciones, rees- una implementación documental por parte de realizadores cinemato-
tructurábamos la obra. No e s p o n t á n e a m e n t e , sino que ese material se gráficos militantes, que intentaban testimoniar la realidad (tal es el
juntaba, se elaboraba y se proponía nuevamente". S e g ú n la artista, con caso de Cine de la Base y Cine Liberación, los colectivos que mayor tras-
esta metodología lograban "una relación dialéctica" (136) con el público. cendencia han tenido), y también por parte de artistas visuales ligados
E n este caso, la carga de valores se invierte y son las culturas populares a la experimentación, que desarrollaron experiencias con televisores
las que enriquecen el becbo artístico. {Situación de tiempo, David L á m e l a s , 1967, CAY. Instituto Di Telia),
E n otro orden de cosas, como lo expresa la reiterada alusión al traba- circuitos cerrados {Simultaneidad en simultaneidad, Marta Minujín,
jo corporal en las críticas periodísticas, é s t e constituía un elemento par- 1966, CEA, Instituto D i Telia) o proyecciones {Simulacro, Martín "Poni"
ticularmente considerado por Once al S u r y LTL. E n los apartados "Once Micbarvegas, 1970, CEA, Instituto D i Telia) y registraron fílmicamente
al Sur" e "Innovación estética y compromiso social" del capítulo 3 hice sus propias instalaciones o performances."
referencia al trabajo corporal del grupo y a las críticas periodísticas S e g ú n el recuerdo de Gené, en uno de los espectáculos de la Podes-
que lo resaltan. E n lo que respecta a LTL, el colectivo presentó El fin del tá se exhibían proyecciones fílmicas o fotográficas sobre la bistoria de
camino en el festival de Nancy en 1977. Luego, bicieron una gira por E v a , acompañando una canción. M á s allá de esta incorporación, que
E s p a ñ a . Sobre el montaje en Vigo, la prensa afirmó: " L a plasticidad, en no ba encontrado verificación en los documentos de la época, el medio
momentos apoyada por la luz, y la expresión corporal con las que juega cinematográfico no formó parte de las obras teatrales. A pesar de que
el grupo en ocasiones le da una comunicatividad a la obra que a veces se los teatristas militantes no realizaron producciones fílmicas, existieron
volverá repetitiva".^ Sobre la misma función, el periódico Faro de Vigo diversos modos de interrelación entre el cine y el teatro militantes, que
también subrayó la expresividad corporal, afirmando que se trataba de
ameritan un tratamiento particular, por lo que abordaré el tema en el
un teatro "tremendamente gesticulador".^"
próximo capítulo.
Las funciones del movimiento en el espacio t e n í a n por finalidad li- Por otra parte, los grupos realizaban la difusión de sus actividades a
berar la interioridad y entrar en conexión con el otro en escena, así través de medios gráficos. Así, por ejemplo, Plataroti se encargaba de la
como t a m b i é n con el público; desplegar vasos de comunicabilidad que producción de afiches y carteles en Octubre, y Once al S u r diseñaba cui-
rompieran con las barreras socialmente impuestas y con la prepoten- dadosamente sus gacetillas, afiches y d e m á s objetos en papel. Ninguno
cia del texto dramático. E l trabajo con las técnicas desarrolladas por de los grupos apeló a la industria publicitaria o a diseñadores gráficos
Grotowsky y Barba favorecía este proceso, de la misma manera que lo profesionales, a pesar de que estas disciplinas tuvieron gran desarrollo
hacía la formación en pantomima de Escudero o Briski. E n este sentido, durante los años 60. E s t a cuestión tampoco repercutió como un punto
los l í m i t e s entre la creación escénica y la danza se difuminan. E l cuer- de conflicto. ,, •

9. La Voz de Galicia, 24 de noviembre de 1977. Archivo Lindor Bressán


U . Entre fines de los años 60 y fines de los 70, fueron los artistas vinculados al arte
10. "rv Jomadas de Teatro en el Auditorio", Faro de Vigo. 23 de noviembre de 1977. Ar- conceptual quienes hicieron uso del video. Sobre este tema, véase María José Herrera
chivo Lindor Bressán. '1999: 131-134).
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La intervención cultural c o m o proyecto (joiitico

E n síntesis, si el hecho teatral convencional se construye a partir de CAPÍTULO 5


la interrelación de componentes aportados desde distintas disciplinas
algo similar ocuire en las experiencias militantes. E n estos casos, sin
El teatro militante y sus vínculos
embargo, es posible pensar en una acción cultural en la que los ele- con otras disciplinas artísticas
mentos teatrales no ocupan el lugar privilegiado. Aunque la puesta en
escena constituye el acto en tomo al cual se desarrolla la experiencia
la representación opera como excusa para la congregación comunitaria
y el debate político. Así, la acción cultural militante se origina en la
interrelación de los agentes culturales, conformando un circuito cul-
tural-político integrado por músicos, teatristas, cineastas, etc., que se
desarrolla en paralelo a otros circuitos del campo cultural. B r e s s á n lo
expresa de la siguiente manera en la primera entrevista:
Teatro y cine militantes: Cine Liberación y Cine de la Base
Con los distintos grupos de teatro de Córdoba hicimos un fes-
tival en solidaridad por el primer año del golpe de Chile [...] Des- E n lo que respecta al ámbito cinematográfico, el proceso de moviliza-
pués hicimos otro festival con la gente de teatro, que se llamó "To- ción de la sociedad operó generando el desarrollo de un cine militante,
dos juntos", que no me acuerdo si fue para los presos o para qué cuyos objetivos y desenvolvimiento han sido análogos a los experimen-
fue. Y después hicimos un gran festival con los músicos, con los tados en teatro. Cada medio construyó sus propios dispositivos y len-
grupos de teatro, con los grupos de poesía, en Córdoba. Este último
guajes a partir de los cuales llevaron adelante su compromiso cultural
ya fue con el Frente de Trabajadores de la Cultura, donde estaban
gente de cine, gente de plástica, gente de poesía... Me acuerdo que revolucionario. Así, en cine se forjó im modo colectivo de producción,
habían trabajado los de canto popular, y cuatro o cinco grupos de con una metodología de trabajo cooperativa, al tiempo que se incursionó
teatro. Esos espectáculos los trabajábamos juntos. Cada uno pre- en las diferentes posibilidades que brinda el registro documental y en el
sentaba sus cosas, pero era un trabajo de coordinación. borramiento estético de los límites entre ficción y realidad. Asimismo,
se crearon circuitos de difusión para este tipo de cine. Los encuentros
De esta manera, el sentido de la época estaba dado por la acción, que y festivales nacionales e internacionales se multiplicaron, y se genera-
implicaba la participación cooperativa, tanto en el caso de los sectores ron espacios alternativos —públicos y clandestinos- para la difusión de
populares, que se agrupaban en organismos y asociaciones, como en los las películas. Todo esto colaboró en la constitución de un nuevo tipo de
trabajadores de la cultura, que recurrían a esas entidades para la con- espectador.'
gregación de público. E s t e modo de funcionamiento bace que el período
no pueda ser abordado unidisciplinariamente y que, por el contrario,
cada acción cultural deba ser construida a la luz del entorno ante el 1- La filmografia de cine militante incluye las siguientes películas: La hora de los hor-
cual reaccionaba y desde el cual se generabEui respuestas. "os. Cine Liberación. 1966-1968; Ollas populares, Gerardo Vallejo, 1968; Yd es tiempo
de violencia, Enrique Juárez, 1969; Argentina, mayo ¡969. Los caminos de la liberación,
Grupo Realizadores de Mayo, 1969-1970; Medico, la revolución congelada, Raymundo
Gleyzer, 1970; Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, Cine Libe-
ración, 1971; Perón, la revolución justicialista. Cine Liberación, 1971 (1975); El camino
bacía ¡a muerte del "Viejo" Reales, Gerardo Vallejo, 1971; Comunicado Cinematográfico
del ERp N" 2: Banco Nacional de Desarrollo, Raymundo Gleyzer, Cine de la Base-FATRAC,
1972; Comunicados Cinematográficos del ERP N" 5 y 7: Swift, Raymundo Gleyzer, Cine
8e la Base-FATRAC, 1972; Los Velázquez, Lita Stantic, Pablo Szir, Guillermo Shetzke, Mi-
Suel Montill, 1970-1972; Operación masacre, Jorge Cedrón, 1972; Informes y testimonios.
La tortura política en Argentina, D. Eijo, E . Giorello, R. Moretti, A. Oroz, C. Vallina, S.
Verga, Escuela de Cine de La Plata, 1972; Los traidores, Raymundo Gleyzer, 1973; Ni

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