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POSGRADO EN GESTIÓN CULTURAL Y COMUNICACIÓN

“Lado B: una experiencia de gestión cultural en la ciudad de Neuquén”

Instancia: Trabajo final

Alumna: Giuliana María Bertoya

DNI: 38.495.924

Dirección: Luis Alberto Quevedo

Fecha: 31 de marzo de 2024

INTRODUCCIÓN
(…) danza, teatro, performance suelen ser llamadas en su conjunto artes vivas, artes
escénicas, artes performáticas, arte de acción (…) Al llamarlas artes performativas
queremos acentuar, precisamente, su carácter performativo por sobre cualquier otro,
aquel que posibilita “hacer cuerpo” en un proceso sensible y susceptible a las fuerzas
del acontecimiento. Su capacidad de generar efectos y afectos, cambiar las formas o los
modos establecidos y proponer -al menos temporariamente- pequeños espacios de
libertad. (Hang, A., & Muñoz, J. 2019, p. 14-15)1

Después de pasar diez años especializándome en Danza Contemporánea en diversas


ciudades e instituciones, regresé a Neuquén. Aunque mi retorno no fue voluntario, si lo fue
quedarme. Siempre había anhelado volver y contribuir al desarrollo de la danza local. Fue
entonces cuando surgió la posibilidad de crear Galpón del Medio, el primer estudio privado de
danzas contemporáneas en la ciudad, donde se brindan de forma regular clases y talleres
abiertos a la comunidad. Sin embargo, al sumergirme en esta experiencia personal y compartir
sentires con mis colegas, me di cuenta que existe una percepción limitada sobre las
oportunidades profesionales en el ámbito de la danza. Pareciera que la única salida después de
estudiar cualquier carrera referida a esta disciplina es dedicarse exclusivamente a la enseñanza
causando sensaciones del tipo “en Neuquén no hay nada para hacer” o “Neuquén es muy
chato”. Lado B nació con la intención de generar empleo artístico, encuentro, intercambio e
integración de distintos sectores de la ciudad. Promoviendo nuevos públicos y participantes
con propuestas escénicas, de formación y co creación. Es un proyecto interdisciplinario con
formato lúdico y performativo donde se combinaron en distintos espacios de la ciudad danza,
teatro, poesía y música.

El presente trabajo busca compartir una reflexión sobre mi práctica como gestora de
Lado B y responder a la pregunta ¿qué concepciones sobre la gestión cultural hicieron posible
la articulación teórica y concreción del proyecto Lado B en la ciudad de Neuquén?

La información recopilada y analizada colaborará además a la hora de exponer líneas


de reflexión sobre las que se impulsaron y edificaron los propósitos de Lado B. Entre ellos,
generar interculturalidad y proliferación en el trabajo de artistas locales, invitarnos a asumir la
responsabilidad por el autodiseño en un mundo estetizado, abrir un espacio para jugar con las
identidades, socializar la práctica del arte; e iniciarnos en la práctica de un pensamiento
sistémico que nos permita “pensar lo cultural como un factor determinante en la
reconstrucción del tejido social para pensar en el desarrollo local de los territorios.” (Mascías,
2023)2.

DESARROLLO

1
Hang y Muñoz (2019): “El tiempo es lo único que tenemos”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Caja
Negra.
2
Mascias, P (2023): “Cultura y territorio”. Clase 5. Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación,
FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
¿Bastará en esta situación, como parece proponer Lyotard, decir adiós a los relatos
legitimadores y sustituirlos por “millares de historias, pequeñas o no tan pequeñas, que
continúan tramando el tejido de la vida cotidiana?” (Lyotard, F., 1995, p.74)3.

¿Qué son y a qué se refieren estos relatos legitimadores? Los relatos legitimadores, o
metarrelatos, son aquellos condicionamientos que preceden a la creación y a los que se
articuló la Modernidad para establecerse como una explicación acertada de las cosas. Se
basaron en la idea de progreso, en la idea de una historia que marcha en una dirección
determinada en la que el futuro es superación del presente. Los metarrelatos, construyen
categorías, que tornan la realidad inteligible, racional y predecible. El progreso de la razón y el
autoconocimiento, la emancipación del hombre y la voluntad autónoma fueron algunas de
ellas. Además, se utilizaron para nombrar la relación a la que artista y objeto estético están
sujetos.

El fin de los metarrelatos junto a la disolución de fronteras entre disciplinas, el


extrañamiento, el retorno del cuerpo, la estetización de la existencia, el pastiche y las
reinterpretaciones son algunos de los puntos más característicos del pensamiento
posmoderno. En concordancia con Darío Sztajnszrajber4, Marcelo Isse Moyano en su libro “La
danza en el marco del arte moderno/contemporáneo” 5 propone que estos puntos surgen como
resultado de la crisis del concepto occidental de la verdad como algo único y absoluto
fundamentada desde la racionalidad humana para describir la realidad. Aunque se encuentran
diversos autores que proponen distintas teorías sobre el fin o caducidad de la época moderna,
se entiende y se observa un replanteo de los discursos e ideologías que moldeaban esta época.
Entendido como un cuestionamiento de la noción de verdad radical que implicaba esta
linealidad en la historia, el posmodernismo despierta la posibilidad de mirar el pasado y
practicar una mezcla ecléctica que combina libremente los elementos del modernismo con la
tradición reinterpretada. La novedad, ahora reside en el posible pluralismo de las escrituras, o
como nos recuerda Darío rememorando a Nietzsche, hoy ya “no hay hechos, solo
interpretaciones”.

Las nuevas teorías desplegadas debido a los cambios de paradigmas que involucran
distintos ámbitos de la vida cotidiana (social, cultural y económico) afectaron a su vez a todos
los campos artísticos y están aparejadas con una nueva manera de intentar explicar el arte.
Arthur Danto (Michigan, Estados Unidos 1924 – Nueva York, Estados Unidos 2013) plantea en
su libro “Después del fin del arte” 6 una Historia del Arte cuyo comienzo sitúa en el s. XV. Este
momento responde a una forma particular de occidente de entender al arte como obra de un
artista cuya producción es sólo para la contemplación estética; y que finaliza a partir de la

3
Lyotard, JF (1995): “La condición posmoderna”. Buenos Aires, Argentina. Editorial R.E.I.
4
Sztajnszrajber, D (2023): “La cuestión posmoderna”. Clase 3, parte 1. Módulo 2. Posgrado Gestión
Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
Sztajnszrajber, D (2023): “Estéticas posmodernas: la historia del agotamiento de la transgresión”. Clase 3,
parte 2. Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual
5
Isse Moyano, M (2013): “La danza en el marco del arte moderno contemporáneo: los nuevos modelos
de producción”. Buenos Aires, Argentina.
6
Danto, A. C. (1997). “Después del fin del arte: El arte contemporáneo y el linde de la historia.” Paidós
Ibérica.
exhibición de las Brillo Boxes de Andy Warhol en 1964 7 y se cristaliza en los setenta luego de la
entropía de estilos de la década anterior.

Según Darío, en su clase “La cuestión posmoderna” del segundo módulo que
corresponde a teoría de cultura y procesos culturales 8, el arte muere porque se disuelve en un
espacio más amplio desbordándose lo estético por fuera de sus límites preestablecidos. En
otras palabras, actualmente el arte es producido en un mundo artístico no estructurado y
donde se han abolido las fronteras entre arte y vida. Luego de pasar por la era de la imitación
donde el arte era entendido como una destreza o técnica productiva, se continuó con la era de
las ideologías y vanguardias donde cada una trató de aniquilar a sus antagonistas. Aquí la
originalidad, la revolución, la transgresión, fueron las nociones de moda. Hoy se presenta una
libertad artística que resulta propia del posmodernismo o según Danto, “Poshistoria” del arte,
para referirse a la aparición de expresiones artísticas con características diferentes de las que
dominaron nuestra Historia del Arte en Occidente. Al desaparecer estos relatos legitimadores o
metarrelatos que determinen cómo debe crearse y cuál debe ser la relación entre artista y
objeto artístico, se da lugar al surgimiento de nuevos modelos de producción. Se hizo evidente
que ya no hay restricción filosófica o estética y aparecen en consecuencia consignas como
“cualquier cosa es una obra de arte” o “cualquiera es un artista”.

Martin Hopenhayn, citado por Isse Moyano, adjudica la obsolescencia de los


metarrelatos de la Modernidad a los repentinos cambios y avances tecnológicos a través de los
cuales se conocieron nuevas formas de producción al diversificarse los procesos de creación;
con la revolución en las ciencias exactas y naturales y la destrucción del modelo de racionalidad
única reemplazado por el incremento y multiplicación de signos y lenguajes; enalteciendo la
diversidad, el individualismo estético y cultural y el relativismo axiológico. Surgida de la
constelación de un orden dominante no correspondido, una tecnología mediatizada y una
política monocroma, la posmodernidad desde los años setenta en adelante sospechó de la idea
del genio artista y de la idea de vanguardia; conceptos y elementos propios de la época
moderna. A partir de la falta de movimientos de innovación y de etiquetas de un “ismo”
novedoso y consciente de sí mismo, surge el universo de lo posmoderno donde la mezcolanza,
los entrecruzamientos y lo híbrido no responden a las limitaciones que condicionaban a las
antiguas vanguardias. El agotamiento de éstas da lugar a manifestaciones artísticas que sacan
al arte del estatuto de revolucionario, abandonando la búsqueda pura de lo nuevo. Ya no se
trata de crear nuevos estilos, sino de utilizar todos al mismo tiempo. De esta manera, el
posmodernismo se rebela contra la unidimensionalidad del arte moderno, reclamando obras
fantasiosas, despreocupadas e híbridas; validando el eclecticismo, la heterogeneidad de los
estilos, lo decorativo, lo metafórico, lo lúdico, lo vernáculo y la memoria histórica. Todos
valores prohibidos hasta ese momento. A consecuencia de esto, se podrá calificar de
contemporáneo a las tendencias u obras que no puedan ser correspondidas a ningún
movimiento o corriente delimitada en la historia del arte previa. Perteneciendo a un terreno de
experimentaciones, nómade y plural en sus formas y contenidos.

Si entendemos a la posmodernidad como el contexto en donde se presentó el fin de los


relatos que explicaban y moldeaban la historia del arte en occidente, entendemos que la danza
no ha escapado a los cambios acontecidos en esta etapa. En su "Manifiesto del NO", Yvonne

7
Ver anexo 1
8
Sztajnszrajber, D (2023): “La cuestión posmoderna”. Clase 3, parte 1. Módulo 2. Posgrado Gestión
Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
Rayner (1965) expresó su rechazo a diversas formas de expresión artística instaladas hasta el
momento:

No al espectáculo, no al virtuosismo, no a las transformaciones, a la magia y al hacer


creer. No al glamour y la trascendencia de la imagen de estrella, no a lo heroico, no a lo
antiheroico, no a la imaginería basura, no a la implicación del intérprete o del
espectador. No al estilo, no al amaneramiento, no a la seducción del espectador por las
artimañas del intérprete, no a la excentricidad, no a conmover o ser conmovido. (p.
s/n)

Hoy en día, el campo de las artes del movimiento se ve compuesto por varias
categorías que surgen de la aparición de conceptos, ideas y verdades propias del nuevo
pensamiento posmoderno. Uno de los grupos más emblemáticos que cuestionaron la estética
de la danza y rechazaron tanto los postulados de la Danza Clásica como de la Danza Moderna,
se llamó Judson Dance Theatre. Fue conformado por un grupo de jóvenes coreógrafos que
presentó en el verano de 1962 un concierto de trabajos producidos para las clases de
coreografía de Robert Dunn en el estudio de Merce Cunningham, entre 1960 y 1962 en Nueva
York, Estados Unidos. Con sus abordajes modificaron radicalmente el concepto de espectáculo
cambiándolo por el de performance y recibieron tanto a profesionales de la danza, entrenados
físicamente, como a personas no entrenadas en la disciplina. Cuestionaron la relación entre
danza y música y ampliaron el abanico de posibilidades en cuanto a métodos y formas de
producción. Estos iban desde procedimientos aleatorios, el uso de la improvisación, los juegos
de roles, la ejecución de tareas con movimientos cotidianos hasta el uso de multimedia,
expandiendo la noción de lo que hasta ese momento se había llamado danza.

En sus inicios académicos la Danza Clásica se desarrolló entre los siglos XVII y XVIII
sobre las nociones de simetría, gracia y proporción del cuerpo. Sus movimientos, altamente
virtuosos, se estructuraron en una técnica que se basó en estas mismas nociones respondiendo
a un ideal de belleza y soslayando la idea del peso y agotamiento físico desafiando
constantemente la gravedad. Desde el uso de zapatillas de puntas en las mujeres hasta la
ejecución de grandes saltos en los varones, la búsqueda por la perfección requería gran
disciplina y control sobre el propio cuerpo. Nacida en los salones de las cortes monárquicas,
con sus historias reflejaban valores estéticos y sociales de la aristocracia europea como la
lealtad, el deber, el honor, los amores trágicos o prohibidos y sus consecuencias. También ante
al anhelo por lo sobrenatural y metafísico, ofrecían la posibilidad de sumergirse en mundos de
fantasía con seres mágicos que además de proporcionar un refugio de la realidad invitaban a
reflexionar sobre la condición humana y la sociedad.

Aunque la Danza Moderna no logró reestructurar todas las convenciones instaladas


hasta ese entonces, desarrolló nuevas técnicas a partir de la experimentación del movimiento
incorporando la noción de gravedad y una nueva relación con el espacio escénico. En un
contexto atravesado por la Primer y Segunda Guerra Mundial, la Danza Moderna fue un medio
para expresar los sentimientos y tensiones de los cambios culturales y sociales del momento.
Sus mayores exponentes hablaron de lo que les atravesaba en ese presente; temas como la
alienación, el sufrimiento y la esperanza fueron algunos de ellos. Con este propósito utilizaron
movimientos más abstractos y expresivos, hicieron uso del suelo, de distintos niveles y
direcciones para generar impacto visual. Sin embargo, no dejaron de configurarse como
técnicas sujetas a las categorías de virtuosismo físico y estilización del movimiento.

Con la creación del Judson Dance Theatre es que la danza consigue finalmente traer a
la escena cuestiones como inclusividad, diversidad, interdisciplinariedad, experimentación y
libertad creativa. Sally Banes, teórica norteamericana citada en Isse Moyano, detalla el
desarrollo de esta nueva forma de concebir la danza en su país en tres momentos. En primer
lugar, la década del sesenta que se caracterizó por el espíritu lúdico, la democratización de la
danza en desafío al academicismo modernista y la revaloración del cuerpo humano. Personas
no profesionales fueron bienvenidas e integradas al mundo de la danza manifestando la
disolución de los límites entre arte y vida, artista y espectador. La década del setenta, como
segundo momento, integró a la práctica los movimientos, gestos y posturas cotidianas, los
comentarios verbales contribuyendo a la búsqueda del movimiento diferenciado de la
expresión personal. Con intenciones minimalistas, se suprimió el uso de la música, efectos
especiales, vestuario y ornamentaciones. En última instancia, la década de los ochenta es la
que dio paso a la que nombramos como Danza Contemporánea. Identificada por un pluralismo
estético cultural, aparecieron narrativas basadas en la autobiografía, lo fragmentado, la
inclusión de la palabra, el uso de la cita, el trabajo sobre el pastiche y la ironía, el juego y la
referencia histórica junto al uso de música y danzas populares. Producto de la irrupción de
minorías históricamente oprimidas, otras influencias culturales y estilísticas que se sumaron al
espectro de la danza son aquellas denominadas danzas urbanas o Street Dance. Este conjunto
de prácticas refiere a una variedad de estilos, lenguajes y estéticas surgidas como expresiones
artísticas y de manifestación de culturas y subculturas de las comunidades afroamericanas y
latinas de ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago en Estados Unidos. Dentro de
estos lenguajes de movimiento desarrollados principalmente en la calle o clubes nocturnos se
encuentran el hip-hop, el breakdance, el popping, el house entre otros. La suma y combinación
de todas estas premisas, permiten definir a la danza hoy en día como movimientos corporales
independientes de sus características, particularidades y técnica.

En este contexto, quisiera destacar el surgimiento de las técnicas de improvisación, en


las cuales coreógrafos y bailarines abrazan las diferencias en la interpretación del azar y el
significado que cada une puede atribuir a distintos tipos de movimientos sin importar su
origen. Esto conlleva a la ruptura del escenario como el único espacio donde la danza puede
desarrollarse y con esta nueva mirada, la reflexión se convierte en la parte estructural de las
obras, de su producción y percepción. El proceso, antes dividido en ideación y ejecución, ahora
se presenta como único producto ya que busca reflejar la propia percepción del artista. El
interés se ubica en qué es aquello que mueve a los cuerpos en lugar de como se mueven.
Desaparecen los estatutos corporales establecidos por las técnicas académicas como
determinantes y se busca llevar a cabo una exploración de los diferentes estados y experiencias
de vida que atraviesan a les bailarines. Éstas nuevas ideas, herramientas y conceptos significan
una discontinuidad en las prácticas que venían rigiendo las artes del movimiento permitiendo
que la danza se transforme, individualice y adquiera autonomía.

Si a lo largo de la historia, diversos enunciados han estructurado el conocimiento y las


posibilidades de experiencia, una vez muerta la verdad y el arte, ¿cómo seguir? Filósofos
nihilistas como Nietzsche o Heidegger, nos invitan a entender que el ser no coincide
necesariamente con lo que es estable, fijo o permanente. Por el contrario, nos proponen que
tiene algo que ver más bien con el acontecimiento, el consenso, el diálogo y la interpretación.
Estos autores, nos colaboran en captar esta experiencia de oscilación del mundo posmoderno
como la oportunidad de un nuevo modo de ser, quizás por fin, humano. Que podamos
reflexionar sobre esta condición y darnos la oportunidad de celebrarnos y re conocernos fue
uno de los puntos fundantes del proyecto Lado B llevado a cabo durante el año 2023 en la
ciudad de Neuquén Capital. Gestionamos un espacio donde jugar con los roles de artista-
espectador, hacerle lugar y volver visibles esos millares de historias que traman la vida
cotidiana; habilitar un lugar para exponer y experimentar con las propias identidades, disfrutar
y participar de actividades donde se expresen los rasgos distintivos de culturas coexistentes a
través de distintas creaciones artísticas. Tanto el nombre del proyecto como sus ediciones,
devienen de conceptos surgidos por este cambio de paradigma ante la falta de una verdad que
nos guíe. Antes de desarrollar cómo devinieron las propuestas, me gustaría profundizar en
algunos conceptos que resultaron comunes y esenciales en su elaboración: pastiche,
estetización de la existencia y retorno del cuerpo.

En 1984, Fredric Jameson, citado en Isse Moyano y en Sztajnszrajber, llevó a cabo un


análisis dividido en cinco movimientos a partir de una innovación temática, donde lo
posmoderno pasa de ser una ruptura estética o cambio epistemológico para transformarse en
una señal cultural de un nuevo estadio de la historia del modo de producción dominante. El
tercer movimiento de su postulado está abocado específicamente a la cultura, siendo así el
primer autor en inaugurar el concepto de posmodernidad en el arte. A consecuencia de esto,
las disciplinas antes estrictamente diferenciadas empiezan a perder sus limitaciones para
entrecruzarse y dar lugar a una desdiferenciación de la esfera artística. De estos estudios
híbridos surge lo que Jameson llamó pastiche. Una parodia neutra que ha perdido su sentido
del humor, sin intenciones satíricas de los estilos del pasado y un acto experimental. Surge, a la
vez, de la destrucción del espíritu de la originalidad e innovación con el fin de deconstruir toda
estética y permitirle el entrecruzamiento con el resto de los estilos. Así, ya que ahora “todo es
arte”, el artista deja de ser revolucionario para pasar a ser un “experimentalista” practicando
un ejercicio lúdico despojado de las categorías de profundo y serio.

Según Darío, el pastiche desjerarquiza la cultura al difuminar los límites entre la cultura
popular y la de élite, así como entre géneros, registros y formatos, lo que sugiere una posible
democratización cultural. Esto se relaciona con la sensación de ironía y transgresión constante
promovida por la posmodernidad9. Esta nueva forma particular de vivir y sentir el mundo,
influenciada por la multiplicación de las comunicaciones, un nuevo tipo de consumo que
acerca el arte a la vida cotidiana y la creciente aparición de subculturas que toman la palabra,
nos sumerge en un presente que trasciende las categorías del “bien” y del “mal”, lo
“verdadero” y lo “falso”. Ante una sociedad hegemonizada por la imagen, donde junto con la
apariencia adquieren una importancia central, cada elección que hacemos se convierte en una
expresión de nuestra identidad estética. Si todo es imagen, la estetización de la existencia le
quita sentido a la pregunta por la representación, sumergiendo aún más a los individuos en un
constante juego estético entrelazando realidad y ficción. Borys Groys es uno de los autores que
fundamenta la responsabilidad ética, estética y política que cada ciudadano del mundo
contemporáneo tiene que asumir hoy por el diseño de sí. 10 Esta dinámica, representa una
extensión y expansión del proyecto del diseño moderno de objetos materiales hacia el diseño
del sujeto mismo. Hoy ya no podemos delegar las decisiones a un otre por lo que cada

9
Sztajnszrajber, D (2023): “Estéticas posmodernas: la historia del agotamiento de la transgresión”. Clase
3, parte 2. Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual
10
Groys, B (2023): “Devenir obra de arte”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Caja Negra.
Groys, B (2021): “Volverse público”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Caja Negra.
individuo se convierte en un artista que se presentan como obras de arte autoproducidas,
adquiriendo la manifestación del yo una importancia vital en la esfera pública.

El retorno del cuerpo tiene que ver con el reconocimiento de la importancia de la


corporalidad en esta construcción de identidad y comprensión del mundo. En contraposición
con la modernidad, donde predominaba una visión racionalista y objetivadora del cuerpo, la
posmodernidad enfatiza la experiencia subjetiva y singular del mismo. Insistiendo en la
necesidad de ir deconstruyendo los discursos para liberar los fragmentos oprimidos, la
posmodernidad también habilita el cuestionamiento de normas y restricciones impuestas al
cuerpo por las distintas instituciones sociales y culturales. La búsqueda por una libertad y
autonomía corporal, así como la valoración de la experiencia sensorial y la incorporación del
cuerpo como tema central en el arte y la cultura promueven la expresión individual y
diversidad corporal. El énfasis puesto en el placer y en lo instintivo ponen en tensión a un
cuerpo liberado de la racionalidad predominante en épocas anteriores frente a un cuerpo al
servicio de una sociedad del hiperconsumo en un mundo capitalista.

Pero pensar la idea de “retorno del cuerpo”, ¿supone que alguna vez ese cuerpo no fue
nuestro? ¿O que todo este tiempo hemos estado por fuera de él? Respondo a estos
interrogantes con un aporte que viene siendo transversal a todos mis años de estudio, práctica
y experiencia como bailarina, docente y recientemente como gestora cultural. Silvia Federici en
su texto “En alabanza al cuerpo danzante” (2016) piensa a la danza no sólo como exploración
de relaciones con el entorno, con cada une y con les demás; sino que también la considera
fundamental en esta búsqueda de reapropiación de nuestros cuerpos:

En esencia, el acto de danzar es una exploración e invención de lo que un cuerpo


puede hacer: sus capacidades, sus lenguajes, sus articulaciones de los esfuerzos de
nuestro ser. He llegado a creer que hay una filosofía en la danza, pues la danza imita los
procesos por los que nos relacionamos con el mundo, conectamos con otros cuerpos,
nos transformamos a nosotros mismos y al espacio a nuestro alrededor. (s/n)

Concebí a Lado B junto a Noelia Martínez, bailarina y docente de Danza Clásica recibida
del Instituto Universitario Patagónico de las Artes; Flaaw Muñoz, bailarín y docente de Hip Hop
y Popping proveniente del Street Dance; y Agustina Rivas, bailarina y docente de Danza
Contemporánea recibida de la Escuela Experimental de Danza Contemporánea de Neuquén.
Un proyecto cultural autogestivo por artistas independientes y respaldado por Galpón del
Medio con el fin de crear espacios de aprendizaje, reflexión y transformación.

En primera instancia, propuse generar encuentros semanales de intercambio y


experimentación con colegas. Estos consistieron en brindarnos clases de danza
interdisciplinares no remuneradas con el fin de llevar a cabo un entrenamiento y montaje
escénico donde mostrar el trabajo artístico producto de ese recorrido. En mi proyección esas
clases servirían para congregar a profesionales de la danza de Neuquén y gestionar una
temporada de funciones en algún teatro local. Queríamos entrenar, aprender, ensayar y
trabajar de lo que habíamos estudiado, bailar. Sin embargo, con el tiempo se develaron y
expandieron nuestros objetivos y necesidades. El número de personas con el que estimábamos
trabajar no aparecía, por lo que nos resultó primordial generar encuentro y red con otros
sectores artísticos y más colegas. Después de meditar sobre este primer diagnóstico y de
pensar alternativas, salimos en la búsqueda de crear alianzas para materializar las ideas,
integrar distintos sectores y sus públicos. El resultado de esos intercambios fue la expansión del
proyecto hacia otras propuestas lúdicas, interculturales, interdisciplinares, experimentales,
metafóricas, de construcción colectiva y aptas para todo público. En cada una de ellas, nos
parecía importante que tuviera lugar lo espiritual, lo material, lo intelectual y lo afectivo para
crear espacios seguros de expresión y ojalá desarrollar sentimiento de comunidad y respeto
por la diversidad.

La primera edición que materializamos se inspiró en las batallas callejeras del ámbito
del Street Dance. Atravesada por las nociones de interculturalidad y en la producción de
sinceridad, ironizaba sobre la era contemporánea, su incertidumbre, su multidireccionalidad y
sobre la responsabilidad estética implicada en el diseño personal. Se realizó en Galpón del
Medio ubicado en la zona oeste de la ciudad en el mes de septiembre y recibimos como
invitada a Ayelén Ramírez desde San Martín de los Andes, Neuquén. La bailarina, coreógrafa y
docente fue pensada por su versatilidad y experiencia con prácticas performativas tanto en
Danzas Urbanas como en Danza Contemporánea para brindar una clase de “Herramientas para
la improvisación”. Luego, les participantes provenientes de la Danza Contemporánea, Danzas
Urbanas y Teatro se presentaron individualmente a través del movimiento, jugando con la
duda, la toma de decisiones y la incertidumbre que influyen en su identidad presente. Al igual
que en el formato original de batallas, se conformó un jurado ecléctico que premió bajo
consideraciones personales a tres artistas con una beca de clases para Galpón del Medio, una
remera de Lado B y el libro “Improvisación en la vida y en el arte” de Stephen Nachmanovitch.
A diferencia de las batallas tradicionales donde el premio es la suma de dinero recaudada por
la organización, elegimos estos premios con el deseo de seguir impulsando el proyecto desde
los planos mencionados anteriormente. Además, contamos con la participación de
Andrómeda, directora del proyecto de danza y música Estilo Terrenal y Dj local, que musicalizó
el evento; de Porys, un bailarín y referente de la cultura del Street Dance de Neuquén que se
sumó ese día colaborando como parte del staff; y de Keila Guevara y Agustín Rolo quienes
respaldaron el encuentro con registro audiovisual.

El segundo evento que compartimos fue co creado para con el proyecto Estilo Terrenal
y la escritora Florencia Quesada. Lo hicimos en octubre y se llevó a cabo en Spazio Morrigan en
el centro de Neuquén. Siendo un lugar caracterizado por su versatilidad, ofrece y aloja de
forma regular hace más de siete años propuestas diversas y a distintos grupos culturales de la
zona y de otras provincias. Desde radio en vivo, bandas de distintos géneros, ferias de
emprendimientos, exposiciones de fotografía, Jam’s de danza, noches de música electrónica de
DJ’s locales, entre otros. Cuenta con un servicio rico y variado de comida y bebida, un espacio
donde bailar y un escenario donde se ubican las bandas o cabina del DJ. Con la intención de
seguir haciendo de este lugar público un espacio para la expresión artística y de
autocelebración de las comunidades transitorias, durante el momento de la cena contamos
con una instancia de micrófono abierto donde se leyó poesía. Participaron escritores,
bailarines, teatristas, turistas, cantantes, emprendedores, hasta las empleadas del bar leyendo
poesía de su propia autoría por primera vez. A partir de la medianoche, se habilitó la cabina
abierta donde de forma voluntaria distintos DJ’s a musicalizaron para bailar hasta el cierre. Las
paredes del bar, estaban cubiertas por afiches con preguntas y consignas disparadoras para
intervenirlos y también contamos con el respaldo de Victoria Guerrero que fotografió el
evento.

La tríada culminó en noviembre con el primer objetivo que visualizamos a principio de


año. La gestión de dos funciones compuestas por obras breves de artistas regionales en el
teatro Ámbito Histrión ubicado en el este de la ciudad, también fotografiadas por Victoria
Guerrero. El teatro, con una capacidad para cien personas, cuenta con un pequeño bar en la
entrada con el que nos pareció ideal contar para complementar la experiencia de les
espectadores. A pesar de no haber podido llevar a cabo un proceso de entrenamiento y
creación con un grupo de bailarines profesionales de la ciudad, repuse y bailamos con el grupo
una obra que presenté como tesis de graduación de la Escuela Profesional de Bailarines dirigida
por David Señoran en el año 2019 en Buenos Aires, “Usina”. Para completar la programación
convocamos a distintos elencos con el mismo objetivo que inspiró el proyecto. Mezclar
públicos, mostrar distintas historias que traman la vida cotidiana, promover la salida al teatro
como una actividad cotidiana. Nuestra intención consistía en empezar a desmitificar una
premisa local -pero creo también global- que “la Danza Contemporánea es difícil de
comprender”. Con una duración de quince minutos cada una aproximadamente, las obras
denotaron el entrecruzamiento de estilos y disciplinas que atraviesan hoy en día a la Danza
Contemporánea y particularmente a la Danza Contemporánea del Alto Valle (Neuquén y Río
negro). “Usina” (Buenos Aires-Neuquén), una obra de Danza Contemporánea es a modo de
metáfora una crítica al capitalismo y su concepción del cuerpo; “Living” (San Martín de los
Andes) es una parodia que se presta de las disciplinas de danza y teatro y manifiesta a través
de la neurosis el desafío de enfrentarnos a un mundo lleno de posibilidades, a la incertidumbre
posmoderna, la nostalgia de un pasado y un futuro incierto; “IÑCE” (Neuquén) se desarrolla
desde los recursos de la autoreferencialidad y autobiografía. Con lenguajes de breakdance y
teatro ofrece un espacio de reflexión y homenaje a la cultura Mapuche y su lucha actual.
“Debut” (Fiske Menuco) ensambla las disciplinas de Danza Contemporánea, música y teatro e
ironiza qué significa para la artista elaborar y mostrar su primera obra en un mundo todavía
abordado principalmente desde la óptica de las Bellas Artes; y “Mundos imaginarios”
(Neuquén) una obra de Danza Contemporánea, pero respondiendo a una estructura Clásica,
utiliza recursos como la mímesis, la narración de una historia y movimientos provenientes de
técnicas académicas. El objetivo fue principalmente ofrecer un encuentro de lenguajes del
movimiento para invitar a nuevos públicos a acercarse al teatro a ver danza. Nos dirigimos
particularmente a nuestros grupos sociales por fuera del ámbito para seguir ampliando su
alcance a través de programaciones y espectáculos locales e independientes.

A partir de esta breve presentación sobre las instancias elaboradas, rememoro y


observo que el modo de gestión a lo largo de todo el año fue irónicamente (o no)
contemporáneo. A su vez, cada integrante, fue compartiendo experiencias que resultaron de
aprendizajes pasados del conocido “prueba y error”. La verdad es que, a pesar de nuestras
formaciones académicas o de vida, no teníamos cubiertos los horizontes de planificación,
producción y gestión que requería cualquiera de estos eventos. En un ideal, nuestros estudios
nos brindaban las herramientas necesarias para que, una vez finalizados, pudiéramos
sumergirnos en un circuito económico, laboral y cultural donde abundaran las propuestas para
involucrarnos desde los roles de bailarines o intérpretes en los que nos formamos. Sin
embargo, cuando emprendimos esa búsqueda para desplegar y encarnar nuestro arte, nos
dimos cuenta que éramos nosotres mismes quienes debíamos generar y gestionar estos
espacios. Han pasado muchos años durante los cuales como bailarines independientes
llevamos adelante proyectos que comparten algunas similitudes. Entre ellas, ocupar diversos
roles simultáneos en la organización y pensar el trabajo no remunerado como una “apuesta al
futuro” o una “inversión”, lo que se dice trabajar por amor al arte. Parte del proceso que
decidimos encarar tuvo que ver con preguntarnos si era posible revertir esta situación a través
de la división del trabajo y de tejer redes colaborativas. Ante la combinación de estos factores
no perseguimos en primera instancia un fin económico ni para nosotros ni para con el
proyecto. Quisimos en todo caso, priorizar el poder generar un circuito de producción y empleo
a través del intercambio monetario o de distintos tipos de servicio. Luego de analizar y aunar
criterios, tomamos la decisión de no salir en la búsqueda de apoyo estatal y hacer uso del
financiamiento por iniciativa privada de Galpón del Medio. Esto no sólo tuvo que ver con que
queríamos autonomía para elegir los tiempos y colaboradores del proyecto, sino también con
la sensación que las entidades públicas locales resultan endogámicas en cuanto al apañe y
respaldo de proyectos culturales. Podía resultar ambicioso querer posicionar al proyecto como
herramienta de desarrollo cultural y social con estas condiciones, pero quisimos probar de
todas formas. Concretarlo tenía que ver con practicar la gestión, contagiar la iniciativa,
investigar sobre los modos de producción, generar experiencias y oportunidades. Nos lanzamos
entonces a un proceso de composición (poner-con) con lo que teníamos, con lo que queríamos
y con lo que podíamos. Hicimos una mixtura de formas tradicionales de gestión con los deseos,
las experiencias personales, la lectura del territorio y las necesidades del presente
configurando nuevos mecanismos para materializar las ideas. Frente a un contexto cambiante y
complejo, era imposible idear y sostener un único plan de acción que abarcara todos nuestros
objetivos. Como grupo autogestivo e independiente, entrenamos la adaptabilidad y
corroboramos que era a través del cambio que el proyecto iba a poder sostenerse y crecer. Las
prácticas sensibles con las que fuimos componiendo las propuestas, como lo son las artes
performativas, ponen el foco de atención en el espacio, el tiempo, el movimiento y el entorno.
Por eso, decidimos entregarnos a la posibilidad que Lado B se manifieste y conforme como tal.
Una obra viva, una práctica sensible. Cada instancia se configuró entonces en base al objetivo
principal, pero de acuerdo a propósitos y contextos particulares observados.

En conocimiento de ser parte de una era digital atravesada por las tecnologías de
comunicación, nuestro primer paso consistió en contratar el servicio de diseño gráfico, diseñar
un logo identitario y desarrollar flyers publicitarios para generar difusión en redes sociales
sobre los encuentros y espíritu del proyecto. 11 El valor monetario asignado al primer encuentro
fue establecido con el fin de recuperar el dinero invertido en el diseño gráfico, los viáticos de
Ayelén Ramírez, sus honorarios y los premios entregados. Generamos una alianza con
Andrómeda y su proyecto Estilo Terrenal que resultó en el intercambio de trabajo no
remunerado para las primeras dos fechas compartidas. También tuvimos el apoyo y
colaboración de Galpón del Medio que prestó el espacio, de Porys que se ofreció a participar
como miembro del staff y de Keila y Agustín quienes se encargaron del registro audiovisual y
nos brindaron el material a modo de regalo. Spazio Morrigan fue otro de los lugares que nos
ofreció el lugar sin costo alguno. En esta ocasión, cobramos una entrada a la gorra con el fin de
cubrir los gastos que incluían la compra de afiches, elaboración de flyers publicitarios y el
sistema de sonido alquilado. Victoria Guerrero se ofreció a realizar registro fotográfico a
cambio de hacer uso del material para difundir su trabajo. La asociación del teatro Ámbito
Histrión que alojó la tercera edición, nos brindó la dinámica del borderó donde el dinero
recaudado por la venta de entradas se distribuyó de forma proporcional entre el teatro y Lado
B. Con el valor de las entradas vendidas, estipulado entre las partes mencionadas previamente,
y dos funciones a sala llena, pudimos costear los honorarios del técnico de luces y sonido,
retribuir significativamente a la sala, a los elencos que participaron, cubrir el gasto de
producción de remeras de Lado B y los separadores que entregamos con un QR para acceder al

11
Ver Anexo 2
programa digital12, el registro audiovisual y sorpresivamente quedarnos con una pequeña
ganancia como producción y organización del proyecto.

A medida que fue culminando este primer ciclo, el proyecto Lado B demostró su
capacidad para abarcar una amplia gama de ámbitos laborales. Desde el diseño gráfico, la
docencia, la venta de entradas, el circuito que corresponde a bares y restaurantes, registro
audiovisual, notas periodísticas13, notas en la radio, turismo, producción de indumentaria,
entre otros. Incluso, a pesar de no haber perseguido fines económicos, también se fue
visibilizando la dimensión y relevancia que como propuesta cultural podíamos tener en la
economía local. Al mismo tiempo, a través de devoluciones y testimonios recibimos altos
niveles de satisfacción y agradecimiento, tanto de participantes como de co productores,
evidenciando que el proyecto no solo conformó un sector económico con dinámicas propias,
sino que también interactuó con otros sectores productivos y aportó valor simbólico a la
comunidad. Sin embargo, no podemos pasar por alto que, a pesar de todo el circuito generado,
de las pequeñas o grandes ganancias que recibieron las distintas partes, el proyecto no hubiera
sido posible sin la colaboración y apañe de personas, grupos y espacios independientes. Es aquí
donde me detengo, con la convicción que, en este primer ciclo de Lado B, esta es la mayor y
mejor ganancia que pudimos obtener de todo lo que llevamos a cabo, haber generado redes
de sostén. No estoy segura de contar con la fundamentación teórica y el tiempo necesario para
hablar de esta condición, solo me surgen preguntas y mucha gratitud. Lado B es un proyecto
donde convergen distintos campos y cómo nutrir el proyecto con los aprendizajes de la
experiencia, cómo ponerle valor a lo intangible, cómo reivindicar el trabajo artístico y circuitos
económicos vinculados a la cultura son algunos de los interrogantes que nos quedan. Observar
a partir de su realización, entre otras cosas, la proliferación de propuestas locales, la llegada de
nuevas personas interesadas, la conformación de nuevos vínculos entre espacios y personas
nos impulsan a querer seguir extendiendo la propuesta para que su incidencia tanto en los
ámbitos sociales, culturales y económicos pueda sea cada vez más significativa. La demanda
cultural existe y apelo a lo que comparte Fernando Arias 14 para emprender la búsqueda a las
respuestas de esas preguntas:

En resumen, poco se ha avanzado en dimensiones cualitativas en el campo de las


actividades e industrias culturales y en gran medida se debe a que existe un gran vacío
metodológico respecto a cómo medir lo “intangible”. En este sentido parece
imprescindible una mayor articulación de los organismos públicos que impulsan la
sistematización de la información cultural con el campo académico. (p.22)

Sobre esta línea considerar también utilizar el proyecto como argumento ante las
entidades públicas locales para promover apertura hacia nuevas propuestas y enfoques. Esto
podría implicar desde pequeños aportes en caso que no se contara con fondos suficientes,
como por ejemplo otorgando espacios donde llevar a cabo las instancias para seguir moviendo
el proyecto hacia otros centros culturales o barriales de la ciudad; hasta con el desarrollo de
más políticas públicas que apoyen estas iniciativas culturales independientes.

12
Ver Anexo 3
13
Ver Anexo 4
14
Arias, F (2023): “Industrias culturales: las relaciones entre cultura y economía en diferentes contextos
históricos y los avances en Latinoamérica en la medición de la economía cultural”. Clase 2. Módulo 6.
Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
Hasta que algo de eso suceda, la única certeza con la que contamos es que, para
hacerlo funcionar, tenemos que salir a buscar y en palabras de Pancho Machiaro desarrollar
propuestas que acompañen la agenda glocal, vivir la ciudad y su cultura de forma crítica e
intensa15. Es paradójico pensar que, a pesar de no contar con las condiciones ideales en un
principio, pudimos concretar nuestro primer objetivo construyendo el camino a partir de la
elaboración de propuestas previas. Es así que llego a resonar, adherir, compartir, corroborar y
manifestarme a favor de la noción del gestor cultural como mediador propuesta por Pancho.
Tal apasionado convencimiento es debido a que esta interpretación me resulta oportuna para
entender a esta tarea también como una práctica de danza. Particular y específicamente, como
una práctica de Danza Contemporánea. Ésta trae a la escena cuerpos humanos, cuerpos en
relación afectados por la fuerza de la gravedad, cuerpos que sienten y están vivos. Invita al
espectador a involucrarse con su sentir e imaginación, se desarrolla a partir de la organicidad
de los movimientos y la respiración. Se adapta al suelo, a otros cuerpos y contextos. Promueve
cuerpos disponibles y flexibles haciéndole lugar a los archivos físicos alojados en cada historia
celebrando la diversidad y señalando la realidad invitándonos a reflexionar. Mas allá que
nuestra condición de bailarines haya sido el núcleo sobre el cual se construyeron las
propuestas de Lado B, consideramos primordial difundir que es a través de esta noción de la
danza y el cuerpo que debemos abordar nuestra condición posmoderna. Principalmente
porque creemos en el poder de expansión de sus potencias individuales y colectivas capaces de
hacer de este mundo sin verdades, como propone Darío, “un mundo menos violento y
autoritario” (Sztajnszrajber, 2023, p. 22).

Dado que el poder de ser afectado y afectar, de ser movido y moverse, una capacidad
que es indestructible, agotada sólo con la muerte, es constitutivo del cuerpo, hay una
política inmanente residiendo en él: la capacidad de transformarse a sí mismo, otros, y
cambiar el mundo. (Federici, 2016: s/n)

CONCLUSIÓN
15
Marchiaro, P (2023): “El gestor como mediador cultural”. Clase 4. Módulo 3. Posgrado Gestión Cultural
y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
De la danza aprendemos que la materia no es estúpida, no es ciega, no es mecánica,
sino que tiene ritmos, tiene lenguaje, y es auto-activada y auto-organizante. Nuestros
cuerpos tienen razones que necesitamos aprender, redescubrir, reinventar.
Necesitamos escuchar su lenguaje como sendero a nuestra salud y sanación, así como
necesitamos escuchar el lenguaje y los ritmos del mundo natural como sendero a la
salud y sanación de la tierra. (s/n)

Responder a la pregunta sobre ¿qué concepciones sobre la gestión cultural hicieron


posible la articulación teórica y concreción del proyecto Lado B en la ciudad de Neuquén?
Tiene que ver con esta última analogía presentada, entender la gestión cultural como un acto
de mediación, y por ende como una práctica de Danza Contemporánea.

Al igual que en la danza es importante reconocernos flexibles para poder adaptarnos a


los distintos territorios. Casi como en un acto performativo donde entra en juego lo sensible, el
gestor habilita espacios de encuentro, reflexión y participación. Combina la teoría con
experiencia, hace uso de la creatividad para enfrentar desafíos y generar alianzas. Desarrolla la
percepción para satisfacer necesidades, practica la improvisación para abrazar las diferencias
de interpretación y significado, tensionar entre los distintos intereses y realidades,
reconociendo la multiplicidad de narrativas propias de una era posmoderna.

Así, danzar se convierte en mediar, y mediar se convierte en gestionar, en un proceso


dinámico, vivo y en constante evolución.

ANEXOS
Anexo 1: foto de la obra “Brillo Boxes” de Andy Warhol, presentada en 1964.

Anexo 2: logotipo Lado B y flyers publicitarios de las distintas ediciones


Anexo 3: separador entregado en las funciones con QR para acceder a programa digital y link al
programa digital

file:///D:/Galpon%20del%20medio/Lado%20B/2023/Edici%C3%B3n%20teatro/Programa
%20Lado%20B.pdf

Anexo 4: nota digital por Abril Casanova para Descubrí tu Destino

https://www.descubritudestino.com/post/lado-b-un-espacio-de-creaci%C3%B3n-y-diversidad-
art%C3%ADstica-en-neuqu%C3%A9n

Anexo 5: dirección de URL de Instagram de Lado B

https://www.instagram.com/lado.be_/
Bibliografía de referencia:

Falta bibliografía de historia de la danza

Arias, F (2023): “Industrias culturales: las relaciones entre cultura y economía en diferentes
contextos históricos y los avances en Latinoamérica en la medición de la economía cultural”.
Clase 2. Módulo 6. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual

Bayardo, R (2023): “Economía y cultura: problemas y debates preliminares”. Clase 1. Módulo 6.


Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual

Danto, A. C. (1997). “Después del fin del arte: El arte contemporáneo y el linde de la historia.”
Paidós Ibérica.

Federici, S. (2016). In Praise of the Dancing Body. (J. Verde, Trad.). Gods and Radicals, s/n (22 de
agosto de 2016). Recuperado el 19 de julio de 2017, de
https://brujeriasalvaje.blogspot.com/2017/06/en-alabanza-del-cuerpo-danzante-por.html

Frydman, F (2023): “Reflexiones sobre la sustentabilidad económica de Proyectos Culturales”.


Clase 5. Módulo 3. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual

Groys, B (2023): “Devenir obra de arte”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Caja Negra.

Groys, B (2021): “Volverse público”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Caja Negra.

Hang y Muñoz (2019): “El tiempo es lo único que tenemos”. Buenos Aires, Argentina. Editorial
Caja Negra.

Isse Moyano, M (2013): “La danza en el marco del arte moderno contemporáneo: los nuevos
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Lyotard, JF (1995): “La condición posmoderna”. Buenos Aires, Argentina. Editorial R.E.I.

Marchiaro, P (2023): “El gestor como mediador cultural”. Clase 4. Módulo 3. Posgrado Gestión
Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual

Mascias, P (2023): “Cultura y territorio”. Clase 5. Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y


Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual

Masseti, C (2023): “Diseño y elaboración de proyectos culturales”. Clase 1. Módulo 3. Posgrado


Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual

Omar, R (2023): “Acerca de la(s) cultura(s): artes, identidades y entretenimiento”. Clase 1.


Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en
flacso.org.ar/flacso-virtual

Rayner, Y. (1965). “Manifiesto del NO”.

Sztajnszrajber, D (2023): “La cuestión posmoderna”. Clase 3, parte 1. Módulo 2. Posgrado


Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual
Sztajnszrajber, D (2023): “Estéticas posmodernas: la historia del agotamiento de la
transgresión”. Clase 3, parte 2. Módulo 2. Posgrado Gestión Cultural y Comunicación, FLACSO
Argentina, disponible en flacso.org.ar/flacso-virtual

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Uequin, G (2023): “Aproximaciones al concepto de cultura y cultura popular”. Clase 2, parte 1.


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