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La independencia del Perú

fue un capítulo importante en las guerras de independencia hispanoamericanas. Fue un


proceso histórico y social, el cual corresponde a todo un periodo de fenómenos
sociales, revolución y guerra civil que propiciaron la independencia política y el surgimiento
de República Peruana como un estado independiente de la monarquía española, resultado
de la ruptura política y desaparición del Virreinato del Perú por la convergencia de las
corrientes libertadoras de América y la acción de sus propios hijos.6
Los antecedentes más remotos de un afán de independencia se pueden encontrar desde
la misma creación del Virreinato del Perú hasta bien entrado del siglo XVIII. A lo largo del
periodo virreinal algunos movimientos devinieron en auténticas rebeliones. La
sangrienta rebelión de Túpac Amaru II no fue la primera ni la última pero sí la más
importante ocurrida y terminó en una violenta represión por parte de las autoridades
virreinales. Tuvo su estallido en la aplicación de las reformas borbónicas y por primera vez
los documentos virreinales usaron el término insurgentes y un movimiento proclamó la
abolición de la esclavitud en el Perú,7 pero se discute si la finalidad de esta rebelión era
una verdadera revolución del orden social virreinal o tenía como objetivo la emancipación.
A principios del siglo XIX se produce la invasión francesa a España, los reyes
españoles Carlos IV y su hijo Fernando VII fueron secuestrados por el emperador
francés Napoleón Bonaparte y abdicaron al trono a su favor, y este cedió la corona a su
hermano, José Bonaparte. Se produjo el levantamiento de España y se crean juntas
autónomas de gobierno en España y diversos puntos de la América española que
disputaban la hegemonía sin pretender cambiar el orden virreinal. Fue entonces que
el virrey Abascal hizo del Ejército Real del Perú, y del virreinato peruano, la base de la
contrarrevolución frente a los revolucionarios en el Alto Perú, Quito, Chile y el Río de la
Plata. Las primeras rebeliones autónomas peruanas surgieron en este contexto
de revolución rioplatense y se sucedieron múltiples levantamientos en Tacna, Huánuco,
Huamanga, Cuzco, Apurímac y otras regiones que sin embargo no lograron alcanzar la
libertad del país, no obstante las montoneras del Perú mantuvieron una guerra de
guerrillas a la llegada de las corrientes revolucionarias.
En 1820, la rebelión de la Grande Expedición de Ultramar hizo desaparecer la amenaza de
invasión del Río de la Plata y Venezuela, y posibilitó la llegada al Perú de las corrientes
libertadoras. La Expedición Libertadora del Perú al mando del general argentino José de
San Martín desembarcó en las costas peruanas procedente de Chile. Los realistas
abandonaron Lima, se fortificaron en el Cuzco y el general San Martín proclamó la
independencia del Estado peruano el 28 de julio de 1821, y bajo su Protectorado se formó
el primer Congreso Constituyente del país. La Guerra de Maynas consigue desintegrar el
oriente peruano en 1822 de España. Pero con el estancamiento del conflicto y la
decepcionante Entrevista de Guayaquil con el Libertador Simón Bolívar, San Martín se ve
obligado a retirarse del Perú. La joven república sostenía una guerra de resultado incierto
contra los reductos realistas en el interior del país, y esta situación propicia la llegada al
Perú de la corriente libertadora del norte y de Simón Bolívar que se pone al frente
del Ejército Unido Libertador del Perú. Finalmente, en 1824, la rebelión del Alto
Perú quiebra el bastión de la sierra, tuvieron lugar las batallas de Junín y Ayacucho que
culminaron con la capitulación del ejército realista y el fin del Virreinato del Perú.
Consecuente a la independencia del Perú, en abril de 1825, concluye la campaña de
Sucre en el Alto Perú. En noviembre de ese mismo año, México consigue la capitulación
del castillo español de San Juan de Ulúa en Veracruz. Por último, en enero de 1826, caen
los reductos españoles del Callao y Chiloé. Una década más tarde, España renuncia en
1836 a todos sus territorios continentales americanos.8
Los resultados de la Independencia fueron muy variados: en lo político se cortó la
dependencia de España, en lo económico se mantuvo la dependencia de Europa, y en lo
social el despojo de tierras a indígenas se acentuó en la era republicana.9 El empleado
doméstico indígena fue tratado de forma inhumana, incluso en las primeras décadas del
siglo XX.10 Esta población consiguió la ciudadanía peruana en el mismo nacimiento de la
república, el 27 de agosto de 1821,11 y anteriormente el indígena originario ya había
obtenido la plena ciudadanía en la monarquía española con las Cortes de Cádiz. 12 Sin
embargo, aún en pleno siglo XXI se sigue construyendo una sociedad genuinamente
democrática, donde sea posible la plena garantía y el respeto de los derechos humanos.13

Antecedentes[editar]
Véase también: Protestas y rebeliones del siglo XVIII en el Virreinato del Perú

Algunos de los primeros conquistadores españoles que exploraron el Perú hicieron los
primeros intentos de independencia de la corona española. Intentaron liberarse
del Virreinato, que gobernaba en nombre del rey de España. A lo largo del siglo XVIII, hubo
varios levantamientos indígenas contra el dominio virreinal y su trato por parte de las
autoridades virreinales. Algunos de estos levantamientos se convirtieron en verdaderas
rebeliones. Las Reformas Borbónicas acrecentaron el malestar, y la disidencia tuvo su
estallido en la rebelión de Túpac Amaru II.
Durante la guerra de la Independencia española (1808-1814) se perdió la autoridad central
en el Imperio español y muchas regiones establecieron juntas autónomas. El virrey del
Perú, José Fernando de Abascal, jugó un papel decisivo en la organización de ejércitos
para reprimir los levantamientos en el Alto Perú y en la defensa de la región de los
ejércitos enviados por las juntas del Río de la Plata. Después del éxito de los ejércitos
realistas, Abascal anexó el Alto Perú al virreinato, lo que benefició a los comerciantes
de Lima ya que el comercio de la región rica en plata ahora se dirigía al Pacífico. Debido a
esto, el Perú se mantuvo fuertemente realista y participó en las reformas políticas
implementadas por las Cortes de Cádiz. A pesar de la resistencia realista, el virreinato
finalmente sucumbió a los ejércitos independentistas después de las decisivas campañas
continentales de José de San Martín y Simón Bolívar.14

Guerra de Independencia hispanoamericana (1810 -


1830)[editar]
Artículos principales: Guerras de independencia hispanoamericanas, Era de la
revolución y Retroversión de la soberanía de los pueblos.

Mapa animado de la revolución hispanoamericana (1808-1825):


Territorios bajo control realista. Territorios bajo control de movimientos independentistas. Territorios
bajo control de la Gran Colombia. España bajo ocupación francesa. España dominada por el Trienio
Liberal. Zonas sin un gobierno claro.

La emancipación americana forma parte de un periodo mayor, denominado


de Revoluciones Atlánticas, que ocurre entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, y
proponían nuevas formas de gobierno liberales o republicanas, donde el rey es suprimido
o relegado a un papel secundario, y engloba hechos tales como la Independencia de
Estados Unidos en 1776, la Revolución francesa de 1789, la Revolución haitiana de 1791,
o la Independencia de Brasil, y que ocurrieron fuera del mundo hispano.
El principal detonante de la independencia hispanoamericana fue la invasión napoleónica a
España de 1808 y el descabezamiento de la monarquía española, mediante
las Abdicaciones de Bayona. Desde entonces, los patriotas, denominados así por su
identificación con América (Término empleado desde 1820 por el bando independentista
peruano, ya que antes de esa fecha era identificado con los virreinales del Perú)15
defendieron la libertad e independencia frente a las autoridades peninsulares. Según
la retroversión de la soberanía, los reinos americanos eran posesiones del rey de España,
independientes de otros reinos de España, si bien todos formaban una misma corona, que
ahora había caído de forma ilegítima en manos de los Bonaparte. Pero el establecimiento
de las Cortes de Cádiz de un imperio unitario de hegemonía peninsular en ambos
hemisferios, como el Estatuto de Bayona, fue un punto de quiebre con las Juntas
americanas que pedían el autogobierno; entonces se las declaró en rebeldía, y propició la
aparición de las primeras declaraciones de independencia y el comienzo del conflicto
armado.
Tras la derrota de Napoleón, el Tratado de Valençay reconoció a Fernando VII rey de
España, y como rey efectivo, rechazó la constitución española de 1812 por considerarla
una constitución republicana,16 contraria al Antiguo Régimen. Las Cortes españolas, lo
mismo que las Juntas americanas, defendían los derechos de Fernando VII pero como un
rey subordinado a ellas. El rey veía su soberanía entregada o compartida. No reconocían a
Fernando ningún poder superior, le consideraban poco más que un funcionario despojado
de soberanía. Pero, la restauración de Fernando VII en la península ibérica tampoco
significó la vuelta al Antiguo Régimen sino a una nueva forma de poder, más radicalizado
hacía una tiranía personal, el Absolutismo. En España, a través de un golpe de Estado,
el Manifiesto de los Persas, Fernando declaró estos decretos "nulos y de ningún efecto",
se borró todo rastro de liberalismo, se persiguió y exilió a los liberales españoles, mientras
volvían los afrancesados, bonapartistas favorables al poder establecido. En América, por el
contrario, la resistencia armada de las juntas posibilitó nuevas declaraciones de
independencia a través de sus congreso constituyentes y la creación de estados
republicanos ahora completamente separados del Imperio español.
En este contexto podemos dividir las campañas político-militares de la independencia
peruana en dos grandes periodos:

 La primera fase (1811-1818), de los levantamientos autónomos, en la que se


desarrollan una serie de conspiraciones y rebeliones que dan comienzo a la
lucha por la libertad del Perú.
 La segunda fase (1820-1824), de las corrientes libertadoras de América, es la
fase que comienza con la llegada de la Expedición Libertadora de José de San
Martín (corriente libertadora del sur) y posteriormente por la de Simón
Bolívar (corriente libertadora del norte), que concluye con las victorias en los
campos de Junín y Ayacucho y en la que se alcanza la derrota de las fuerzas
virreinales y la consolidación de la independencia del Perú.

Primera parte: levantamientos autónomos del


Perú[editar]
Al producirse la invasión francesa de España, los reyes Carlos IV y su hijo Fernando
VII abdicaron del trono español en favor del emperador francés Napoleón Bonaparte, quien
cedió la corona a su hermano, José Bonaparte. Como consecuencia de la ocupación
francesa se produjo el levantamiento y revolución de España y, de toda la América
española contra los franceses. Pero en diversos puntos de América se crean juntas
autónomas de gobierno que disputan la hegemonía del país sin pretender cambiar el orden
colonial. Se convocan Juntas de gobierno en Chuquisaca, La Paz y Quito. En este marco
el virrey del Perú, José Fernando de Abascal hizo del Ejército Real del Perú, y del
virreinato peruano, la base de la contrarrevolución frente a los avances revolucionarios en
el Alto Perú, Quito, Chile y el Río de la Plata. Las primeras rebeliones autónomas
peruanas se suceden a partir de estas primeras campañas de los ejércitos convencionales,
en un contexto peruano de descontento social del indígena y de colaboración criolla con la
revolución rioplatense, pero la guerra irregular desarrollada en el Perú no consiguió
alcanzar la libertad del país.
Las insurrecciones de Tacna (1811 y 1813), Huánuco (1812) y El Cuzco (1814), más que
alzamientos anticoloniales, fueron mayormente movimientos anti-limeños.17 Aunque el
movimiento cuzqueño tiene una particularidad distinta a la de los demás por su declarado
liberalismo y su proyección extrarregional, sin embargo, todas aún declaraban su lealtad al
rey Fernando VII, o a la Constitución de Cádiz (una vez fuese abolida), pero no contra la
monarquía (salvo voces de algunos grupos radicales promovidas por el Río de la Plata a
partir de 1813). Envalentonadas bajo la formula "Viva el Rey, Muera el Mal Gobierno". La
gran mayoría fueron instigadas por medio de conspiraciones relacionadas con la Junta de
Buenos Aires con objeto de facilitar las campañas militares rioplatenses en el Alto Perú.
Por otro lado, la actitud asumida por los principales comerciantes fue inicialmente de
prudente indiferencia, para luego el pueblo sumarse a la triunfante restauración realista.18

Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú[editar]


Véase también: Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú

Primera revuelta de Tacna de 1811[editar]


Artículo principal: Insurrección de Tacna (1811)

Francisco Antonio de Zela, líder de la primera revuelta de Tacna.

Los revolucionarios peruanos, conocedores del avance de los ejércitos rioplatenses en


el Alto Perú (actual Bolivia), organizaron en Tacna un movimiento libertario contra
el virrey José Fernando de Abascal. El 20 de junio de 1811 (día de la batalla de Huaqui, en
donde las tropas realistas al mando del general José Manuel de Goyeneche vencieron a
los independentistas rioplatenses), los independentistas, dirigidos por Francisco Antonio de
Zela, asaltaron los dos cuarteles militares realistas de Tacna, proclamando a Zela
comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de
infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25
de junio se supo en Tacna de la derrota de los rioplatenses en Huaqui. Aprovechando el
desconcierto provocado por la noticia, los realistas desmontaron el movimiento y tomaron
preso a Francisco Antonio de Zela, a quien llevaron a Lima donde fue condenado a cadena
perpetua en la cárcel de Chagres, Panamá, donde falleció en 1819, a los 50 años de edad.
Segunda revuelta de Tacna de 1813[editar]
Artículo principal: Rebelión de Tacna de 1813

El general argentino Manuel Belgrano reorganizó las tropas rioplatenses derrotadas en


la batalla de Huaqui. El 24 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas
por el general Pío Tristán, las venció y detuvo el avance del ejército
realista sobre Tucumán. Más tarde, obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por lo que
Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con lo cual el Ejército argentino volvió a
emprender otra ofensiva y ocupó nuevamente el Alto Perú. El general español Joaquín de
la Pezuela, que había reemplazado a Goyeneche en La Paz por disposición del virrey del
Perú Abascal, reorganizó el Ejército Real del Perú y derrotó al argentino Manuel Belgrano
en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y seguidamente en la batalla de
Ayohuma, el 14 de noviembre de 1813.
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que
el general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Paillardelli, su
hermano Enrique Paillardell conspiraba en Tacna y Julián Peñaranda lo hacía
en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en
concertar el alzamiento de todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardell, los
rebeldes tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y
apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió
una milicia realista al mando de José García de Santiago. Se produjo el combate de
Camiara, el 13 de octubre, donde fueron derrotados las fuerzas de Paillardelli que se
replegaron a Tacna. A los pocos días se supo de la derrota de Belgrano y los
revolucionarios se volvieron a dispersar. Enrique Paillardell y unos cuantos seguidores
huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que Tacna fue retomada
por los realistas.

Rebelión de Huánuco de 1812[editar]


Artículo principal: Rebelión de Huánuco
Juan José Crespo y Castillo, uno de los líderes de la rebelión de Huánuco de 1812.

La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el régimen


colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco,
donde se produjo la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812. El intendente de Tarma José
González de Prada reconquistó Ambo el 10 de marzo con un contingente colonial. Los
rebeldes abandonaron Ambo y Huánuco; los realistas entraron a ambas ciudades el 19 de
marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los rebeldes, que
contaban con 2000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron
capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca
Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron
enjuiciados sumariamente y ejecutados con la pena del garrote. A otros sublevados se
les desterró y muchos fueron puestos en prisión.

Rebelión del Cuzco de 1814[editar]


Artículo principal: Rebelión del Cuzco

Los hermanos Angulo: José, Vicente y Mariano Angulo, líderes de la Rebelión del Cuzco de 1814.

En 1814, se produjo la Rebelión del Cuzco que abarcó el sur del virreinato del Perú. La
rebelión de 1814 se inició con la confrontación política entre el Cabildo Constitucional y
la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro americano y el segundo
como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento, fueron encarcelados los hermanos
Angulo a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos
escaparon y tomaron el control de la ciudad del Cuzco. En esos momentos, ya se habían
aliado con el brigadier y curaca de Chincheros, Mateo Pumacahua. Este último personaje
fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac
Amaru II y comandante de los indígenas realistas en la batalla de Huaqui; sin embargo,
había cambiado su postura beligerante movido por imposición del virrey Abascal de no
garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 en el virreinato del Perú.
Mateo Pumacahua, curaca de Chinchero y otro de los líderes de la Rebelión del Cuzco.

Los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres secciones:


Expedición al Alto Perú[editar]
La primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando del iqueño Juan Manuel Pinelo y del
cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon La Paz con 500 fusileros y
20 000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del
mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles, pero
estos aprovecharon la situación para hacer volar el polvorín; enfurecidos, los
independentistas paceños les dieron muerte. Para reconquistar La Paz, marchó
desde Oruro un regimiento realista de milicianos cuzqueños, con 1500 fusileros al mando
del general español Juan Ramírez Orozco. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1
de noviembre de 1814, y los independentistas resultaron derrotados. Pinelo y Muñecas
ordenaron replegarse y una parte de la tropa quedó dispersa en la región en forma
de guerrillas.
Expedición a Huamanga[editar]
La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del argentino Manuel
Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y
a Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad el 20 de septiembre. Días antes se
desarrolló en esa ciudad el levantamiento de cientos de mujeres campesinas el cuartel de
Santa Catalina (actual Centro Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura
Ccalamaqui, en apoyo a la causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo,
ciudad que tomaron pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió
desde Lima al regimiento español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González.
Se produjo la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las acciones duraron tres
días, luego de los cuales los rebeldes abandonaron Huamanga. Se reorganizaron
en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815,
en Matará, donde fueron nuevamente derrotados. Los insurgentes volvieron a
reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre tanto, el
argentino Hurtado de Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones,
2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas estuvieron
bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). Debido a la
traición de José Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza, a quien dio muerte y rindió a
los realistas, los revolucionarios se dispersaron y los cabecillas de la revuelta fueron
capturados. Las traiciones fueron un hecho común en las rebeliones independentistas de
toda América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos
no eran extraños. En el caso de los líderes locales, sus filiaciones políticas estaban
vinculadas a los conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los
hermanos Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al
Cuzco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del
escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población y evitar futuros
alzamientos.
Expedición a Puno y Arequipa[editar]
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo
brigadier realista Mateo Pumacahua, y contaba con 500 fusileros, un regimiento de
caballería y 5000 indios. Pumacahua, como curaca de Chinchero, tenía un gran dominio y
liderazgo entre la población indígena. Al Cuzco fueron enviados los hermanos José y
Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros leales. El control del Cuzco era
fundamental por motivos ideológicos y de logística. Por múltiples motivos, Cuzco tenía una
fuerte influencia sobre el Alto Perú; y, a su vez, el Alto Perú mantenía un vínculo colonial
administrativo con la ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros revolucionarios
de los años 1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en la batalla de la Apacheta,
el 9 de noviembre de 1814. Tomó prisioneros al intendente de Arequipa José Gabriel
Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga, su antiguo compañero de armas de la
batalla de Huaqui. Los independentistas ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas
independientes, el cabildo de Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cuzco, el 24
de noviembre de 1814. Pero la reacción realista no se hizo esperar. Pumacahua, enterado
de la aproximación de tropas realistas, abandonó Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa
se volvió a reunir y se apresuró a acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año.
Tales cambios de “lealtad” en los dirigentes locales fueron normales durante toda la
guerra, pues se escogía al sector que era dueño de la plaza fuerte, como una forma de
garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, no necesariamente por una
inclinación ideológica ni menos una predisposición para la lucha a favor de cualquier
bando.
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a Arequipa el
9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general
Ramírez salió de Arequipa en busca de los insurgentes en febrero de 1815. Dejó como
gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, el realista y el patriota, se desplazaron
cautelosos por diversos parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el
enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se encontraron cerca de Puno, en la batalla de
Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto
equipamiento y mayor disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el
curso de la batalla. Entre los insurgentes capturados estuvo el célebre poeta Mariano
Melgar, quien fue fusilado en el mismo campo de batalla. Pumacahua fue apresado en
Sicuani, donde fue sentenciado a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.

Rebelión de Aymaraes de 1818[editar]


Artículo principal: Rebelión de Aymaraes (1818)

La rebelión de Aymaraes es el levantamiento contra el sistema político español ocurrido en


el partido de Aymaraes, de la intendencia del Cuzco, y actualmente en el Departamento de
Apurímac, ocurrida en la segunda mitad del año 1818. Inicialmente se trató de una revuelta
indígena de protesta social que terminó convertida por los dirigentes mestizos, que
tomaron el control, en un movimiento que proclama la independencia. La rebelión fue
derrotada por las tropas realistas pero sus montoneras y guerrillas siguieron combatiendo
hasta el arribo de la Expedición Libertadora de José de San Martín.

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