Está en la página 1de 2

Las 

guerras de independencia hispanoamericanas fueron una serie de conflictos armados que


se desarrollaron en las posesiones americanas del Imperio español a principios del siglo XIX entre
1810 y 1829, en los cuales se enfrentaron el bando a favor de las independencias, también
denominado patriota o revolucionario, contra el bando a favor de mantener la integridad de
la Monarquía española,6 que se conocería más tarde como realista o virreinal. En 1808, Napoleón
secuestra a los reyes españoles que abdican en Bayona. En 1810, el vacío de poder conduce a una
revolución liberal en América y España que terminan con el Antiguo Régimen. El rey es despojado
de soberanía que se disputa entre las cortes de Cádiz y las juntas americanas en un conflicto de
alcance continental. En 1814, Napoleón es derrotado, firma el tratado de Valençay, Fernando VII
recupera el poder en España, impone el absolutismo, reprime a los liberales españoles, pero no
consigue derrotar a los revolucionarios americanos. En 1820, la rebelión de Riego o del Trienio
Liberal acaba con el apoyo militar de la metrópoli y la resistencia española en América se
desmorona. Los independentistas americanos obtienen sus principales victorias y consolidan su
independencia. Según la postura historiográfica, estos conflictos además de guerras de
independencia son considerados también guerras civiles78 o bien, una combinación de diversas
formas de guerras.915
El secuestro y abdicación de los reyes españoles da lugar an vacío de poder y una revolución liberal
en América y España. La revolución liberal española y los movimientos liberales
de Hispanoamérica comienzan de formas políticas variadas, de acuerdo con las condiciones que
imperaban en cada región, pero todos convergen en la soberanía popular y el Estado liberal.17 Una
postura historiográfica dice que las repúblicas hispanoamericanas tienen sus raíces en
la independencia de las colonias británicas de América del Norte en 1776, la Revolución francesa o
la Revolución haitiana.
El antecedente inmediato de la emancipación hispanoamericana es la invasión francesa de España
en 1808, las abdicaciones de los reyes Borbones y el ascenso del rey José Bonaparte. El vacío de
poder conduce a una revolución liberal en América y España. Entre 1808 y 1810 se instalaron
muchas juntas de gobierno que ejercieron la soberanía en nombre del abdicado rey Fernando VII,
tanto en la península ibérica, como en los territorios americanos. La resistencia de las juntas
americanas a someterse a los gobiernos formados en España radicalizó las posiciones políticas. El
establecimiento en las Cortes de Cádiz de un imperio unitario de hegemonía peninsular en ambos
hemisferios, como en el Estatuto de Bayona, fue un punto de quiebre con las Juntas americanas
que pedían el autogobierno; entonces se las declaró en rebeldía, comienza el conflicto armado
entre el gobierno español y los americanos, y aparecen las primeras declaraciones de
independencia.
Tras la derrota de Napoleón, el Tratado de Valençay reconoció a Fernando VII rey de España, y
como rey efectivo, rechazó la constitución española de 1812 por considerarla una constitución
republicana, 18 contraria al Antiguo Régimen. Las Cortes españolas, lo mismo que las Juntas
americanas, defendían los derechos de Fernando VII pero como un rey subordinado a ellas. El rey
veía su soberanía entregada o compartida. No reconocían a Fernando ningún poder superior, le
consideraban poco más que un funcionario despojado de soberanía. Pero, la restauración de
Fernando VII en la península ibérica tampoco significó la vuelta al Antiguo Régimen sino a una
nueva forma de poder, más radicalizado hacía una tiranía personal, el Absolutismo. En España, a
través de un golpe de estado, el Manifiesto de los Persas, Fernando declaró estos decretos "nulos y
de ningún efecto", se borró todo rastro de liberalismo, se persiguió y exilió a los liberales españoles,
mientras volvían los afrancesados, bonapartistas favorables al poder establecido. En América, por
el contrario, la resistencia armada de las juntas posibilitó nuevas declaraciones de independencia a
través de sus congreso constituyentes y la creación de estados republicanos ahora completamente
separados del Imperio español.
El conflicto militar dio paso a la aparición de los "libertadores", entre los que
destacaron Hidalgo y Morelos en México, y el rioplatense José de San Martín y el
venezolano Simón Bolívar en América del Sur. La independencia de los nuevos estados de América
se consolidó en la década de 1820, con el Trienio Liberal, derivando en la creación en México
del Ejército Trigarante en 1821 y terminando en América del Sur con la destrucción del
último ejército virreinal en la batalla de Ayacucho en 1824, suceso al que se suele recurrir como el
fin de las grandes campañas de las guerras de independencia en América del Sur.192021 Aunque el
periodo estricto de lucha militar iría desde el combate de Cotagaita (1810) hasta la batalla de
Tampico (1829).22
Los últimos bastiones españoles son el Castillo San Felipe en Puerto Cabello hasta 1823; en San
Juan de Ulúa, Veracruz hasta 1825. Por último, en enero de 1826, caen los reductos españoles
del Callao y Chiloé. Solo permanecen como últimos dominios españoles las islas de Cuba y Puerto
Rico, que resisten como bases de la reconquista tras los frustrados planes colombo-mexicanos de
expedición conjunta para la liberación de Cuba (1820-1827).23 El último capítulo de la guerra terminó
con la tentativa de reconquista de España contra sus antiguas posesiones mexicanas en 1829,
cuando la expedición de Isidro Barradas llegó a Tampico y fue derrotada por el Ejército Mexicano.
Sin embargo los gobiernos independientes tuvieron que enfrentar las guerrillas realistas, por
ejemplo entre 1823 y 1827 en Venezuela; entre 1822 y 1826 en Pasto, Colombia; hasta 1832 en el
sur de Chile, apoyados por mapuches y pehuenches; y hasta la década de 1830, la guerrilla de
Iquicha en Perú.
El reconocimiento internacional de las independencias llega desde el Reino Unido de Portugal y
Brasil en primer lugar. Seguidamente los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia establecieron
relaciones comerciales con los nuevos gobiernos americanos y posteriormente reconocieron la
soberanía de los nuevos estados a lo largo de la década de 1820. Sin embargo España sólo
abandonó los planes de reconquista después de la muerte del rey Fernando VII, ocurrida en 1833.
Las Cortes españolas renunciaron a sus posesiones en América en 1836 y autorizaron al gobierno
para realizar tratados de paz y reconocimiento con todos los nuevos estados surgidos en el
continente.

También podría gustarte