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Raúl Lugo Rodríguez

James Frazer, El pequeño problema, como explicar

folklore en el Antiguo la norma que regulaba la sucesión


del sacerdocio de la diosa Diana en
Testamento: estudios Aricia, Italia, la obra se multiplicó y
comparativos de religión. ramificó, abarcando los mitos y dio-
Raúl Lugo Rodríguez* ses agrícolas, los mitos de la vegeta-
ción, las víctimas propiciatorias, la
Sobre el autor y la obra magia, los alucinógenos, los ritos de
fertilidad y el temor a los muertos en
Nacido en Escocia el 1 de enero de el nacimiento de las religiones. Una
1854 y muerto en Cambridge el 7 de obra digna de asombro, pero difícil
mayo de 1941, Frazer ofreció una re- de leer, como podrán imaginarse. La
levante contribución al estudio de los rama dorada intenta definir los ele-
orígenes de las creencias sostenidas mentos comunes de las creencias re-
por las religiones. A partir del estu- ligiosas, que van desde los antiguos
dio comparativo, Frazer relacionó los sistemas de creencias a las religiones
distintos mitos y rituales de las varia- relativamente modernas como el cris-
das culturas antiguas con algunos de tianismo.
los mitos y rituales sobrevivientes en De esta obra mayúscula se desprende
algunas culturas de su época y llegó a el volumen que nos convoca: El fol-
la conclusión, polémica para su época klore en el Antiguo Testamento: estudios
(y aún para la nuestra), de que la ma- comparativos de religión.1 Fue escrito
gia, la ciencia y la religión no parecen entre 1917 y 1918, pero vio su prime-
tener caminos tan distintos para lle- ra traducción al castellano hasta 1981.
gar a sus conclusiones, como solemos Como puede verse desde el índice de
imaginar. la obra, el propósito es acercarse a al-
Frazer cristalizó sus búsquedas en- gunos de los relatos más significati-
ciclopedistas en el libro La rama do- vos del Pentateuco y realizar estudios
rada, doce volúmenes con estudios comparativos con mitos y experien-
comparativos en religión. Desde un cias espirituales de otras latitudes.

* Sacerdote católico y licenciado en Sagradas Escrituras (Pontificio Instituto Bíblico de Roma).


Colaborador del Equipo Indignación y de la Escuela de Agricultura Ecológica U Yits Ka’an
en Maní. Autor del blog "Iglesia y Sociedad", en el cual reseña a veces libros que le han
gustado o parecido importantes.
1 Las referencias provienen de James George Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento, 648
págs. Ed. Fondo de Cultura Económica (traducción de Gerardo Novás), México, 1981.

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James Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento: estudios comparativos de religión

La marca de Caín, un ejemplo Senegal, los bagesu de África Orien-


tal, los kavirondo nilóticos, también
Bastará, para hacernos una idea de la africanos, los boloki, del Alto Con-
vastedad de su tarea, fijarnos en uno go, los indios omaha de América del
de los capítulos: la marca de Caín. No Norte, los yabim de Nueva Guinea,
hay duda de que es un relato que ha los bantú, de la cuenca baja del Con-
dejado profundas huellas en nuestra go, las tribus masai, nandi y wagono,
cultura occidental: lo encontramos los indios thompson de la Columbia
como título de la una novela de Sara- Británica, los esquimales tinneh, los
mago, de un disco de Miguel Bosé o indios chinook de Oregon, los arunta
como tópico en la canción de Silvio ti- de Australia central, las tribus de las
tulada Judith, que afirma “No puedo islas Fidgi, y los herero, del África su-
dejar de decir que esta triste canción roccidental.
a tu lado oscurece…, pues es tarde
quizás para mí y Caín me ha marcado El estilo
sobre la frente…”.
Pues bien, a partir del relato bíbli- A su vastedad de fuentes hay que
co, Frazer hace un viaje por muchas añadir una característica no siempre
tradiciones religiosas alternas para presente en los estudios antropoló-
explicar el sentido de la marca de gicos: su arte narrativo. Frazer no es
Caín. Comienza acercándose al trato solamente de lectura agradable, sino
que se ofrece a los homicidas en di- que tiene la particularidad de engan-
versas culturas, en el afán de encon- charte en su misma búsqueda, de
trar similitudes con el relato bíblico. manera que cuando lo lees te sientes
Se pregunta si la marca de Caín tiene como compañero suyo de viaje. Ade-
sentido defensivo para el homicida. más, hay que reconocer su fino senti-
Repasa la tradición ática, que no per- do del humor, que tratándose de una
mitía que el homicida expulsado to- materia religiosa y, por tanto, delica-
cara tierra a su regreso. Pasa después da, aligera la lectura. Les propondré
a considerar la tradición de Tobu, una un ejemplo: cuando trata el caso de
isla de Nueva Guinea: “cuando el jefe la marca de Caín, al terminar el largo
Gaganumore mató a su hermano, no recorrido por todas las culturas revi-
se le permitió volver a su poblado sadas en su concepción del homicidio
y tuvo que construirse uno para él y los rituales a él asociados, Frazer
solo”. Recorre así las costumbres de tiene una conclusión jocosa:
los akikuyu, del África central bri- Nunca podremos saber cuál fue en con-
tánica, los moros marroquíes, la mi- creto la señal con que Dios marcó al pri-
tología griega, varias tribus del Alto mer asesino para protegerlo; lo más que

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podemos hacer es aventurar alguna hipó- desierta extensión de la tierra sin miedo a
tesis al respecto. Si se nos permite juzgar ser reconocido y molestado por el espíritu
a partir de prácticas similares comunes a de su víctima.2
muchos salvajes de nuestros días, puede
que Dios hubiese adornado a Caín con Pero si ya la comparación de Caín y
pintura roja, negra o blanca, o quizás con Smith provoca hilaridad, esperen el
una combinación armónica de esos tres final del párrafo:
colores. Por ejemplo, pudo haberle pinta-
do todo el cuerpo de rojo, como los natu- Esta explicación de la marca de Caín ofre-
rales de las islas Fidji; o de blanco, como ce la ventaja de eliminar del relato bíblico
los ngoni; o de negro, como los arunta; o un absurdo manifiesto. Porque, según la
la mitad del cuerpo roja y la otra mitad interpretación al uso, Dios puso la mar-
blanca, como los masai y los nandi. O si ca sobre Caín a fin de protegerlo frente al
prefirió concentrar sus esfuerzos artís- asalto de otros hombres, con lo cual pare-
ticos en la expresión del rostro de Caín, ce como si Dios hubiese olvidado que no
pudo haberle pintado un círculo rojo al- existía nadie que pudiese dar muerte al
rededor del ojo derecho y un circulo ne- asesino, ya que entonces solo habitaban
gro alrededor del izquierdo, como hacen la tierra él y sus padres. De aquí que al
los wagogo; o pudo embellecerle el rostro suponer que el enemigo temido por el pri-
desde la nariz a la barbilla y desde la boca mer homicida era un espíritu y no un ser
a las orejas, con un toque delicado de ber- vivo, evitamos la irreverencia que supon-
mellón, como lo hacen los indios tinneh. dría imputar a Dios un grave lapsus de
O pudo cubrirle la cabeza con barro, a la memoria, difícilmente atribuible a un ser
manera de los pima, o todo el cuerpo con omnisciente. Por consiguiente comproba-
estiércol de vaca, igual que los kavirondo. mos de nuevo que el método comparativo
O también pudo tatuarlo desde la nariz viene a ser un advocatus Dei eficaz.3
hasta las orejas, igual que los esquima-
les, o entre las cejas, como los thonga, La actualidad de la obra
para que le brotasen granos y darle así
la apariencia de un búfalo encolerizado. Quiero terminar diciendo una pala-
Adornado de ese modo, el señor Smith — bra sobre la relevancia de James Fra-
porque Caín y Smith significan lo mismo zer para los estudios bíblicos. Frazer
(herrero)— pudo haberse paseado por la fue quien enriqueció el nacimiento de

2 James G. Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento, p. 64. Ed. Fondo de Cultura Económica,
México, 1981.
3 James G. Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento, pp. 64-65. Ed. Fondo de Cultura
Económica, México, 1981.

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James Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento: estudios comparativos de religión

las ciencias bíblicas con el aporte an- (cita con profusión la hipótesis do-
tropológico. Me explico. Durante mu- cumentaria de Wellhausen), sino de
chos siglos la Biblia se leyó como un atreverse a comparar los relatos bíbli-
texto de verdades religiosas, sin que cos antiguos con las costumbres que
se sintiera la necesidad de cuestionar se mantenían vigentes en muchas
si los textos tenían pretensiones histó- culturas en el tiempo en que Frazer
ricas, didácticas o simplemente eran escribía. Esto, aunque puede tener
guardianes de leyendas antiguas. el riesgo del anacronismo, revela en
El avance de las ciencias, particular- Frazer una convicción que fue muy
mente de las ciencias del lenguaje, polémica, pero que va terminando
fue complicando más la lectura de por reconocerse: que es propio de la
la Biblia. Uno de esos avances está humanidad el establecimiento de re-
representado por Wellhausen (1844- latos etiológicos y que en ellos se con-
1918), a quien se debe la primera pro- densa la trasmisión de ideas y valores
puesta sencilla y unitaria de cuáles que una cultura (o una religión) tiene
son las fuentes que están detrás del interés de transmitir a las siguientes
Pentateuco, así como su datación cro- generaciones.
nológica. Aunque no es el primero
que la plantea, sí es quien la consa- Contra el fundamentalismo
gró. Un resumen de la hipótesis, que
peca de simplista, sería que los seis El abandono de la lectura antigua
primeros libros de la Biblia habrían de la Escritura, espiritual y didácti-
sido compuestos a partir de cuatro ca, para —en confrontación con los
documentos previos, denominados avances de la ciencia— insistir en sus
Yahvista, Elohista, Deuteronomista aspectos literalistas, ha dado origen
y Sacerdotal (Priesterkodex) y mencio- a una enfermedad que conocemos
nados ordinariamente por las siglas J, como fundamentalismo, que revela
E, D y P. la incapacidad de distinguir en los
Este avance fue el inicio de un es- libros bíblicos los diferentes géneros
tudio serio, desde el punto de vista literarios y que se aferra a una lectura
literario y de las fuentes, que inau- que desconecta el texto de su origen:
guró, por así decirlo, la lectura críti- el ambiente en el que fue escrito, las
ca moderna de la Biblia. A este filón circunstancias históricas y culturales
de estudios literarios vino a sumarse de origen, la evolución de las ideas y
la aportación de Frazer desde la an- las intenciones de los redactores finales.
tropología cultural. Frazer tuvo la No pensemos que el fundamentalis-
osadía, no sólo de asumir algunos mo es solamente problema de alguna
de los avances literarios de la época religión en particular, como podría

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pensarse del islam radical, sino que convincentes. La Biblia no está con-
es una amenaza para todas las reli- denada a ser leída siempre desde una
giones, incluyendo las más moder- perspectiva irracional. Sólo por ese
nas, que no dejan de tener su oscuro legado, vale la pena que la obra de
rincón de fundamentalismo contra el Frazer, aun después de cien años, no
cual habrá que dar una batalla ilus- caiga en el olvido.
trada y plena de argumentaciones

Sir James George Frazer


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Frazer, El folklore en el Antiguo Testamento

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