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Los Hijos de Cain
Los Hijos de Cain
COMUNICACIÓN
Revista 27 p. XX - XX
Medellín-Colombia. Enero-Diciembre de 2010, ISSN 0120-1166
Para hablar de esos hijos tan diversos, ante todo Una perlesía, que quiere decir: una privación o
debemos mencionar el contexto en el que la mayoría disminución del movimiento de partes del cuerpo,
de ellos vive. Ese contexto es la ciudad. Dios no es debido a su edad avanzada, acompañada de temblor.
fundador de ciudad, no creó la ciudad, quien la Un constructor como Caín no puede desapegarse de
construyó y la concibió fue un hombre singular llamado su esfuerzo. Su proyecto pierde sentido si no puede
Caín, este hombre construyó una ciudad, junto a seis disfrutar con su propio cuerpo de la obra que ha erigido.
más. La ciudad de Caín posee un aura de lo siniestro, El castigo divino tiene ese fuerte componente de
es decir, cuando se cita, cuando se hace referencia a impotencia. Al constructor no se le permite disfrutar
ella, se piensa en su arquitecto, un arquitecto de ciudad de su realización, por lo tanto, todo el esfuerzo
que está envuelta por una amplia sombra. realizado se pierde. Es paradójico, pero hay un vínculo
demasiado fuerte entre la salud y la satisfacción de
El cuerno vergonzoso de Caín que lleva en su frente hacedor de ciudades. Su labor y su trabajo se anulan
no es una prótesis para su defensa, o para sus labores, ante la impotencia de su cuerpo, ya que no puede
es una protuberancia monstruosa equivalente a la falta disfrutar de su creación.
que cometió por matar a su hermano Abel, el pastor
de los animales. En Caín ardió el fuego de los celos y Un hambre voraz que nunca sacia. Además de sufrir
la ira, no soportó el desprecio de Dios. Caín, la inmovilidad de alguna parte de su cuerpo, el hacedor
constructor de siete ciudades, no podía ocultar la ira de ciudades padece un hambre voraz. El suplicio puede
en su alma. ser visto como aquel que se deleita devorando todo y
que, por lo tanto, nunca cesará su necesidad.
La ciudad es el fruto de la soledad y la culpa. Luego, Atiborrarse de todo parece ser su castigo, pues su
no es extraño pensar que la ciudad tendría murallas apetito es de nunca acabar y que aparentemente
para protegerla de los extranjeros. Esa ciudad no podría disfrutar eternamente del placer de comer.
estaría precedida por el relato del gran constructor
sino de un nefasto relato de un fratricida. De ese Desde otro punto de vista, puede ser comprendido
constructor se diría que eliminó a su complementario como un personaje que se destaca como el mayor
y cuando decidió construir la ciudad carecía de un depredador de los animales terrestres y de todo cuanto
proyecto civilizador. Será posible afirmar que pudo se pueda digerir. En consecuencia, estará condenado
hacer esas siete ciudades para refugiarse en sus siete a devorarlo todo y cuando todo se consuma, su
castigos. angustia se multiplicará, dado que no tendrá la
voluntad bajo control para soportar las hambrunas.
El cuerno que porta en su frente no le permite ser
otro, por el contrario, siempre será el monstruo La decepción en todos sus deseos. El deseo se
fratricida. Su monstruoso distintivo será una marca constituye en el motor, en el hálito de todo proyecto
imborrable que llevará consigo y que estará que se emprenda. El deseo es la fuerza que impulsa a
indicándole al otro que ese constructor de ciudades la acción. Cuando el hombre ha realizado el proyecto
es, ante todo, un criminal. que diseñó, queda la satisfacción y el orgullo de sus
sueños. Para este constructor de ciudades, se
El grito “¡fratricida!” que rugen las montañas o los constituye en orgullo concebir y construir ciudades.
valles, produce la jaqueca y el dolor desmesurado, En la antigua Mesopotamia, en el Egipto, las ciudades
horadando inclementemente los oídos del culpable. de los reyes y los faraones era el testimonio de su
Nosotros, los hijos de Caín, hemos continuado con el inteligencia y de su espíritu, por ellos en los sellos, en
las paletas de maquillaje siempre aparecía el animal a la primera pareja levantar vapores nunca vistos, les
que protege las murallas o columnas de la ciudad. Es ofreció comer del árbol prohibido, y comieron del fruto
allí donde el hacedor deja su impronta de ley y orden, del conocimiento, Samael se las ingenió para estar
su labor durante años habla ante los demás. Sin con Eva y engendrar a Caín. Caín ya era portador de
embargo, así como el comer para el devorador nunca la tragedia de ser asesino de su hermano Abel.
puede ser saciado, lo ingrato para el constructor es
que lo realizado no lo satisfaga. Estará condenado a Después de cometido el fratricidio, como hemos
desear pero nunca a ser complacido, ni complacerse contado, la mente del hacedor de ciudades estaba
por su empeño. Su empresa será una empresa que atormentada por siete suplicios. Esos suplicios han
posea la condición de la crátera porosa que no servirá trascendido el tiempo para observarse en la ciudad
para contener el agua, puesto que siempre dejará del presente. La ciudad moderna y posmoderna, junto
escapar el líquido almacenado haciendo infructuoso con sus habitantes, padece los suplicios que narra el
el trabajo. Un ambiente de insatisfacción y de mito.
frustración serán los incondicionales aliados del
soñador de ciudades. El cuerno vergonzoso lo llevamos todos los urbanitas.
Sea el caso de aquel que abandona la ciudad y se
Una perpetua falta de sueño. Además de llevar en la traslada a otro contexto o a una población más
frente el símbolo del fratricida, el grito de las montañas pequeña, inmediatamente es estigmatizado por los
y los valles, la imposibilidad de desplazarse en sus propios, como una persona que puede contagiar de
ciudades, el padecer un hambre voraz que no puede los males a esa ciudad, su cuerno es el señalamiento
tener fin, la decepción de la permanente insatisfacción, que le hacen los nativos del lugar, por lo tanto, no es
el sexto castigo es la falta de sueño, es decir, que no tangible a la vista pero el forastero se identifica como
podrá tener jamás descanso, su mente estará en el portador de todo cuanto negativo y despreciable
permanente actividad. Su conciencia estará agitada pueda tener.
por los anteriores castigos y para colmo de males se
le ha negado la posibilidad de que alguien le ayude en Si lo pensamos como en su condición de extranjero,
sus suplicios o que alguien le dé término a sus suplicios en el mejor sentido de Camus, ahí tenemos a ese
quitándole la vida. portador vergonzoso del símbolo del hombre
contemporáneo. Estigmatizado, repelido, solitario,
El fundador de ciudades padece siete castigos sumido en su propia hibrys, un depredador que
inclementes. Sin embargo, la ciudad, como ente acecha, un lobo citadino.
complejo que es, revela que ha encarnado los males
de su gestor. El grito de ¡fratricida! seguramente ya no es
pronunciado por las montañas ni por los valles, lo
La ciudad es un mecanismo biótico y sustancial. Su llevará en su interior, en las calles, en los sistemas de
complejidad es la de un organismo vivo que en transporte, en los espacios abiertos y cerrados, en
apariencia es ordenado y armonioso, pero que al los cíclopes de las cámaras de vigilancia. Ese
internarse en sus configuraciones, la ciudad moderna, extranjero es un asesino en potencia. Es allí, en el
muestra su rostro caótico tanto para propios como panóptico de las extremas seguridades de las ciudades
para extraños. del presente, donde se da la exclusión, el atropello,
donde la violencia invisible y gestual aparece en el
Dios estaba en medio del Caos y el Vacío. Su obra derecho reservado de admisión. El potencial asesino
demiúrgica carecería de sentido si hubiese existido se sumerge en la viscosidad de la infamia
algo y ese algo estaría contenido en un supuesto orden. contemporánea. La xenofobia que cada vez es mayor
Además, debemos agregarle que al creador de en las ciudades de tradición civilizada. Rechazo y
ciudades lo envuelve el aura del fratricida. Los urbanitas violencia hacia la diferencia. El espíritu criminal se hace
pertenecemos a un mundo donde la ley y el orden se presente. Ejemplificada de manera patética en la
han alterado por el primer crimen en la historia película El día de la bestia, del director Alex de la
mitológica hebrea. Cuando Dios dio orden al Caos, Iglesia. En esta cinta se cuenta cómo un sacerdote ha
cuando creó la luz, separó el cielo de las aguas, descubierto, en unos códigos antiquísimos, que el 25
permitió que emergiera la tierra y que ésta fuera de diciembre de 1995 nacerá el anticristo. Ese
poblada por animales terrestres, entre ellos el descubrimiento lo lleva a invocar a Samael para
hombre. Los primeros padres, Adán y Eva, fueron detener el nacimiento del anticristo. Su misión lo
seducidos por Samael, quien, envidioso de haber visto relacionará con un metalero y un gurú telemático,
porque todas las ciudades estarán conformadas por Con lo que no contábamos era con la antidemocracia
la estirpe de los fratricidas. para acceder a él. Allí ya no somos comunidad sino
potenciales consumidores individualizados, según la
La ciudad del presente oferta una fachada de orden y capacidad de pago.
eficacia que les otorga a sus usuarios cierta
tranquilidad. Sin embargo, se evidencia su fragilidad Un significativo porcentaje de ese mundo del goce lo
cuando se es consciente de los factores que componen representa el adquirir cosas, objetos. Lo paradójico
ese organismo aparentemente perfecto. La ciudad es ver que lo que gobierna nuestro deseo es la
proviene del Caos. Ella misma es Caos absoluto. Está posesión de los objetos. Objetos que nos asfixian y
constituida por cúmulos caóticos. Los paliativos de un consumen el amor líquido que en algún momento
régimen democrático, la garantía de la seguridad, de profesamos hacia él.
la prosperidad y otros más no dejan ser rostros
quiméricos que ocultan su verdadera esencia caótica. Para los creadores de la democracia ateniense la
El Caos está integrado por lo monstruoso, por lo palabra era la fortaleza o la fuerza que todo lo sostenía.
abominable. Si bien los atenienses fueron conscientes del poder
de las palabras para solucionar los problemas, las
Manuel Delgado lo plantea en su libro Ciudad líquida, necesidades y los conflictos, sufrieron de igual forma
ciudad interrumpida. Las sociedades urbanas, las el poder nefasto de las palabras que persuadían a
ciudades, serían ejemplos de escenarios en que se una asamblea para que cambiara su decisión y
produce lejos del equilibrio, en los que la estabilidad cometer así injusticia. Es decir, así como se sintieron
no existe, en donde ninguna de las conductas es orgullosos de ser los creadores de la democracia
apenas predecible y en las cuales el desorden es la gracias al lenguaje, también guardaron prudencia ante
fuente más segura del orden. De un orden que es el un lenguaje retórico que no buscara justicia sino un
resultado de la constante autorganización de lenguaje agonal que estaba diseñado y concebido para
elementos moleculares sometidos a todo tipo de derrotar a su contrincante por el hecho de derrotarlo.
convulsiones y de movimientos desordenados Autores como Richard Sennett afirman que este agón
(Delgado,1999: 85). La ciudad está contenida en el permanente, este combate entre iguales fue lo que
Caos. Sólo que nuestra terquedad se alimenta de la condujo a los atenienses a destruir lo que habían
ilusión de un mundo estable, que aparentemente es construido.
inmune al desorden. Su naturaleza, además de los
siete suplicios capitales, es que los urbanitas, los hijos Parte de los objetos que deseamos es poseer las
de Caín, debemos poseer unas naturalezas de fluidos palabras. Las palabras son el puente entre las
que nos permitan unos performances adecuados para diferencias. Aquellos que nos autodefinimos como
cada ocasión para negar, a través de la sonrisa eterna miembros del bien común aún creemos en la palabra.
de los anuncios publicitarios, que el Caos no está con Pero los tecnócratas de las palabras también nos han
nosotros. excluido de su esfera del bien común. La palabra que
vale, que es repetida por la masa de televidentes, por
Hacemos parte de una supuesta comunidad con un los consumidores, es la palabra entramada que dice
bien común y nos encontramos rodeados de ser virtuosa pero que pertenece a los portadores del
privatizaciones, zonas privadas de parqueos, parqueos poder y que, por lo tanto, nos hace excluidos de la
exclusivos, parques públicos privatizados por sus ventaja de pertenecer al bien común.
tarifas de nunca pagar, calles privatizados por vigilantes
informales que cobran una mensualidad y si no la Vicente Verdú comenta en su libro, Yo y tú, objetos de
pagas hay que atenerse a la inseguridad. Hacemos lujo: La primera parte del siglo XX creyó en la
parte del bien común cuando de repartir los impuestos realización de la utopía para bien (y para mal) de la
y todo tipo de gravamen y tragedia se presente, pero condición humana, pero el siglo XXI, es descreído,
somos excluidos a la hora de compartir la justicia. Si cínico y superficial. El mundo se ha colmado de tantos
estamos condenados a desear, pero nunca satisfechos, objetos superfluos, de perfumerías, karaokes y tiendas
asentirnos frustrados ante nuestros proyectos, es por de ropa, de chats mal escritos, de teléfonos que hacen
una razón muy sencilla: nos han excluido del libreto fotos, de parques temáticos, centros comerciales y
del goce. óscares al efecto especial, que considerado en
conjunto hace pensar en un paso importante a lo
Todos aparentemente somos serviles del goce. Él se distraído, de lo trascendente a un presente sin más
constituye en el motor de cuanto nos lleva a la acción. horizonte que su propio bazar. (Verdú, 2007: 14). Los
Bibliografía
Bauman, Zigmunt (2002). En busca de la política.
México: Fondo de Cultura
Económica
Camps, Victoria (1987). Historia de la ética I, II.
Barcelona: Crítica.