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Universidad de Medellín
Medellín-Antioquia
2023
INTRODUCCIÓN
el contrato es, en último término, un fenómeno social, cuyo ámbito propio es la vida
de relación
Como fenómeno evidentemente social, el contrato, además de las partes, del acuerdo
de voluntades, del contenido patrimonial y de la causa, requiere de un modo de
expresión, de aparición, de reconocimiento objetivo en el ambiente social. En
palabras de SCOGNAMIGLIO, el contrato «no puede considerarse existente, en
concreto, si no logra un suficiente grado de reconocibilidad»
Cabe aclarar que el hecho de que el principio de libertad de forma diga que por regla
general las partes pueden elegir el modo de expresión objetiva del contrato en el
ambiente social, no significa que los contratos que no tengan prescrito una forma
impuesta no requieran forma en lo absoluto, pues todos los contratos pueden
llamarse formales, pues todos precisan de alguna forma para celebrarse y aparecer
en el mundo del derecho.
TIPOS DE FORMA
La forma puede tener varios tipos:
a) La declaración es la expresión objetiva y directa del contrato mediante signos,
generalmente lingüísticos. Esta expresión podrá ser, según los casos, oral o
documental, incluyendo tanto el documento físico como el documento electrónico (6
y 14 L 527/99).
b)La conducta concluyente es la expresión objetiva e indirecta del contrato mediante
un comportamiento que, a pesar de no estar mediado por signos lingüísticos, recibe
en el ambiente social, por deducción necesaria e inequívoca, un claro significado de
celebración del contrato, como cuando el destinatario de la oferta realiza «un hecho
inequívoco de ejecución del contrato propuesto» (854 CCO), cuando se produce «la
aquiescencia tácita de una persona a la gestión de sus negocio por otra» (2149 CC) y
cuando el representante profesional no rechaza
expresa y oportunamente el encargo asignado por una persona ausente, caso en el
cual «su silencio se mirará como aceptación» (2151 CC).
La declaración y la conducta concluyente no se excluyen entre sí. La forma del
contrato puede estar compuesta por la declaración de una de las partes y por la
conducta concluyente de la otra.
SAVIGNY señaló que el negocio jurídico está conformado por tres elementos: la
voluntad, su declaración (o manifestación) y la correspondencia entre ellas. En esta
estructura tripartita, la voluntad es el elemento constitutivo, la esencia y el
fundamento del negocio jurídico. En palabras del propio SAVIGNY, «la base de
toda manifestación de voluntad es la existencia de la voluntad misma». Sin embargo,
la declaración cumple una función que no por secundaria e instrumental deja de ser
indispensable para el perfeccionamiento del negocio jurídico.
Surgió en la Alemania de fin del siglo XIX como reacción a los excesos de la teoría
de la voluntad. Para sus exponentes, una aplicación literal del postulado básico de la
teoría de la voluntad, según el cual la voluntad debe prevalecer sobre la declaración,
sería incompatible con las exigencias de seguridad, confianza y transparencia del
tráfico jurídico, porque el desenvolvimiento del negocio jurídico quedaría a merced
de las incertidumbres propias de un elemento psicológico de difícil comprobación
El jurista ruso-alemán Von TUHR señaló que «la ley no confiere la eficacia
creadora y transformadora implícita en todo negocio jurídico a la voluntad de las
partes reservada en su fuero interno, sino al deseo exteriorizado, toda vez que la
voluntad, considerada como fenómeno psicológico, no es cognoscible, con mayor o
menor seguridad, si no se revela en la conducta y en los actos». Por esa razón, el
elemento constitutivo, esencial y fundamental del negocio jurídico no es la voluntad,
sino la declaración, tal como puede ser razonablemente entendida en el ambiente
social. En palabras del mismo autor, «esta declaración de voluntad es la verdadera
médula del negocio jurídico, puesto que de ella se derivan los efectos jurídicos
propios del negocio y apetecidos por las partes».
Hay una ruptura con las anteriores: hasta ahora se ha venido concibiendo en la
voluntad (interna o externa) para esta tesis, por el contrario, la voluntad no es un
elemento definitorio del negocio jurídico, es decir, el negocio jurídico por definición
es un acto voluntario, se presupone que la celebración de los actos negociables
proviene de la voluntad de sus actores. Por lo tanto, el negocio jurídico no puede
seguirse definiendo por su presupuesto
Muy similar a la teoría preceptiva, es decir, que está de acuerdo con esta teoría en
que la importancia del negocio es el contenido y el efecto, y se aparta de la teoría
preceptiva, ya que, el resultado del negocio jurídico debe regirse más que por
preceptos, por normas jurídicas. Ejemplo el articulo 1602 sostiene que “todo
negocio celebrado es ley para las partes”.
Esta teoría tiene un alto contenido de las teorías Kelsenianas, a raíz de la famosa
pirámide Kelseniana, por lo tanto, esta misma teoría normativa le da sustento a su
tesis o a sus preceptos estimando además que la norma jurídica como ley que es,
más que precepto es una fuente del derecho y establece otra diferencia y es que las
normas creadas por los particulares tienen dos características: 1) personales y 2)
concretas; a diferencia a las normas creadas por el legislador que tienen un carácter
general, impersonal y abstracta.
Algunos teóricos (doctrina) sostienen que la legislación colombiana sigue la
corriente de esta doctrina como fiel reflejo del artículo 1602.
Ninguna de las teorías anteriores por sí misma ofrece una definición completa y
ajustada a lo que es el negocio jurídico, cada una de ellas tiene matices en lo que
coinciden y en lo que se distancian y de ellas se infiere y se deduce, la estructura
para la definición de negocio jurídico de la siguiente manera: la subjetiva y la
declaracionista hacen énfasis en el negocio la cual está representada en la voluntad,
la demás hacen énfasis en el efecto y contenido, entendiendo ese efecto y ese
contenido como una derivación de la autonomía privada, las primeras se ocupan del
nacimiento del negocio, mientras que la segunda se ocupan de la función o finalidad,
es decir, del resultado.
Entonces, el negocio jurídico es una declaración de voluntad, encaminada a producir
reglas de conducta con el fin de crear, modificar, o extinguir relaciones jurídicas
Precepto es diferente a norma: los preceptos son reglas que tienen más contenido
moral y ético que la norma que es más jurídica.
FORMALIDAD.
La forma es un concepto general del cual deriva el concepto de formalidad, lo cual
divide el concepto de forma en dos acepciones, forma en sentido amplio, que
obedece al concepto ya explicado, y forma en sentido estricto, que obedece al
concepto de formalidad y que consiste en una derogación excepcional del principio
consensualista. Es una forma impuesta, que se da cuando el ordenamiento jurídico
condiciona la producción de efectos o la existencia de un contrato, a la observancia
de ciertas formas admitidas como únicas aptas para la declaración de voluntad, de
manera que este pueda producir plenos efectos.
FUNCIONES DE LA FORMALIDAD
Las formalidades pueden cumplir múltiples funciones, cuya sistematización puede
responder a diversos criterios. Sin embargo, para alcanzar cierto grado de síntesis y
claridad sobre este tema, es posible señalar que las formalidades pueden cumplir tres
funciones genéricas: