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El artículo que trata sobre los diferentes paradigmas o modelos de abordaje en las políticas

públicas para la infancia es un estudio profundo y complejo que nos permite comprender las
distintas visiones y enfoques que han surgido a lo largo del tiempo en relación a la protección y
promoción de los derechos de los niños. Estos paradigmas son representaciones sociales que
se reflejan en prácticas, dispositivos y estructuras que abordan los problemas relacionados con
la infancia según la visión dominante de una época.

En el contexto de América Latina y específicamente en Argentina, se identifican al menos tres


posturas analíticas en el campo de las políticas sociales para la infancia. Estas posturas reflejan
diferentes perspectivas y enfoques que han sido adoptados a lo largo del tiempo para abordar
los desafíos y problemáticas que enfrentan los niños en la sociedad.

La primera postura es la de los polos opuestos. Esta postura se caracteriza por presentar dos
polos opuestos, uno centrado en el control, la tutela y la "Ley de Patronato", y el otro en la
protección, la asistencia, la promoción y la Convención sobre los Derechos del Niño (CIDN). En
esta postura, prevalece un análisis normativo-prescriptivo que busca superar el paradigma de
la "situación irregular" y pasar al de la "protección integral". Se reconoce la importancia de
proteger y garantizar los derechos de los niños, pero también se enfatiza la necesidad de
control y tutela para mantener el orden social.

La segunda postura es la de la convivencia paradigmática. Esta postura sostiene que todos los
enfoques conviven en la actualidad y están presentes en las políticas sociales para la infancia,
debido a las diferentes representaciones sociales existentes. Aquí se enfatiza un análisis
técnico-político que busca comprender la realidad y tomar decisiones más consistentes. Se
reconoce que existen diferentes visiones e interpretaciones de los paradigmas que rigen las
políticas sociales para la infancia, y se enfatiza la necesidad de comprender el trasfondo de
cada paradigma y visualizar las prácticas asociadas a cada uno de ellos para interpretar el
funcionamiento de los abordajes de la problemática.

La tercera postura es la de la problematización de las prácticas cotidianas. Esta postura afirma


que la realidad es más compleja para encasillarla en un único paradigma, y que es necesario
revisar las experiencias y los abordajes de situaciones de vulneración de derechos desde
enfoques etnográficos, psicosociales y antropológicos de las prácticas institucionales
cotidianas. Se busca comprender las dinámicas y realidades concretas en las que se
desenvuelven los niños y cómo las prácticas institucionales pueden afectar su bienestar y
desarrollo.

En el artículo se exploran estrategias y abordajes que transgreden lo prescriptivo y buscan


transformar la realidad desde abajo, adoptando una institucionalidad basada en la
responsabilidad en las políticas sociales para la infancia. Se reconoce la necesidad de superar
los enfoques tradicionales y buscar nuevas formas de intervención que consideren las
necesidades y derechos de los niños de manera integral.

Además de estas posturas analíticas, el artículo también examina dos paradigmas históricos en
Argentina: el paradigma de la "situación irregular" y el paradigma de la "normalización de la
infancia". El paradigma de la "situación irregular" se basaba en la Ley de Patronato y promovía
la institucionalización y el control social de los niños considerados en situación irregular. En
este enfoque, se consideraba a los niños como sujetos problemáticos y se buscaba regular y
controlar su conducta.

Por otro lado, el paradigma de la "normalización de la infancia" buscaba transformar la realidad


de los niños a través de la formación y desarrollo, promoviendo la justicia social y la
eliminación de privilegios sociales. Este paradigma tenía como objetivo lograr una infancia
normalizada, en la que todos los niños tuvieran igualdad de oportunidades y acceso a los
recursos necesarios para su desarrollo pleno.

Sin embargo, ambos paradigmas presentaban limitaciones y enfoques adulto-céntricos. A pesar


de ello, sentaron las bases para la protección ampliada y la protección integral de los derechos
de la infancia, reconociendo la importancia de garantizar el bienestar y desarrollo de los niños
como sujetos de derechos.

En conclusión, el artículo examina de manera detallada los diferentes paradigmas en las


políticas públicas para la infancia, resaltando la existencia de posturas analíticas divergentes y
la importancia de comprender y reflexionar sobre las prácticas asociadas a cada paradigma.
También enfatiza la necesidad de reconocer a los niños como sujetos plenos de derechos y
adoptar enfoques integrales y comprensivos en las políticas y prácticas relacionadas con la
infancia. El estudio nos invita a reflexionar sobre cómo abordamos los desafíos actuales en la
protección y promoción de los derechos de los niños, y nos anima a buscar nuevas formas de
intervención que consideren la complejidad de la realidad y las necesidades de los niños en su
diversidad.

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