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Por el contrario, la zona de influencia de la cultura bizantina siempre abarcó los límites
trazados en el año 395, llegando incluso a traspasarlos. Así la línea divisoria, en un principio
ideada tan s.Jlo como frontera administrativa, se convirtió en un factor que ha estado
influyendo hasta la actualidad en la historia de los Balcanes: al ser adjudicadas las diócesis
de Macedonia (la actual Grecia) y de Dacia (Servia meridional) al Imperio oriental, gran
parte de los Balcanes eslavos quedaron sometidos a la influencia cultural bizantina, y no a
la europea occidental.
Debido a la falta de datos estadísticos, resulta difícil esbozar la estructura demográfica del
área de dominio bizantino. Para determinar el número de habitantes, sus oscilaciones y su
distinta densidad regional únicamente contamos con referencias generales. En el siglo IV la
población total del Imperio apenas llegaba a una cuarta parte del número de habitantes de
este mismo territorio en la época moderna. Sin duda alguna las provincias orientales,
principalmente Asia Menor, Siria y Egipto con sus numerosas ciudades, estaban más
densamente pobladas · 1. No puede precisarse con cifras en qué medida provocaron un
descenso de la población las periódicas epidemias, el hambre y las catástrofes políticas
exteriores en el Imperio bizantino. Tampoco puede determinarse con exactitud la
composición étnica de la población imperial. En el Imperio romano ésta no era ya
homogénea y estuvo sujeta a una serie de procesos de desplazamiento difícilmente
reconocibles. Todo lo cual aún resulta más válido en lo que . se refiere al Estado bizantino,
que desconoció el concepto de nacionalidad y que se vio forzado a asimilar continuamente
(por ejemplo, en el asentamiento eslavo) nuevos factores étnicos.
Por el contrario, era evidente una clara diferencia económica. Desde hacía tiempo el centro
de gravedad de la productividad industrial, el capital y la potencia tributaria se hallaba en las
provincias orientales, con su mayor densidad demográfica y una estructura más
desarrollada. Estas provincias poseían, y no en última instancia , gracias a las estrechas
relaciones existentes con los países limítrofes de Oriente, los centros más importantes de la
industria y el comercio. La banca y los servicios de crédito se hallaban aquí más
desarrollados que en las provincias occidentales, que más bien hacían las veces de
mercados y actuaban como suministradores de materias primas. La crisis producida por la
invasión de los bárbaros aumentó aún más la superioridad económica y consolidó la
estabilidad de la parte oriental del Imperio. La descomposición de la administración
tardorromana hizo estragos en Occidente. El comercio, la industria y la política financiera se
vieron seriamente disminuidas. .Sin embargo, en Asia Menor, Siria y Egipto la situación
económica de la agricultura, así como la de los grandes centros urbanos, apenas si se vio
influida por tal acontecimiento.
El Estado bizantino heredó, a la par que el mundo político de Roma, los graves proble~as
de Imperio concernientes a política exterior. Ciertas regiones limítrofes de vital importancia
para Bizancio estaban situadas en dos áreas tradicionalmente críticas: el curso bajo del
Danubio y Siria-Armenia. La guerra bifrontal se convirtió en una constante de la historia
bizantina, tras varios siglos de continua presión políticomilitar en estas zonas. En un
principio se logró desviar en la frontera del Danubio el empuje de la migración germana
hacia el oeste: Pero en el siglo vr el asentamiento eslavo en los Balcanes resultó ser un
foco de peligros de mayor envergadura, además de continuo. El mundo romano poseía
desde hacía mucho tiempo una tupida red de relaciones económicas y culturales con el
este. Pero al mismo tiempo se hallaba confrontado con ·el reino persa de los Sasánidas, un
estado altamente civilizado y severamente organizado, cuya pretensión de dominar el
control político del área siria y de Asia Menor tenía que .Provocar, necesariamente, un
conflicto permanente. Con la destrucción del reino sasánida por el Califato eri el siglo vn ,
cambió tan sólo el rival y no la constelación política. Los coraceros persas fueron
reemplazados por los ejércitos. árabes y, más tarde, por los turcos. Dos factores
·geográficos amenazaban principalmente la estabilidad y la resistencia del Imperio bizantino
ante estas constantes estratégicas y de política exterior: la situación limítrofe de las zonas
más ricas y fecundas (Africa del Norte, Egipto y Siria) y la falta de barreras naturales que
hubiesen facilitado una defensa eficaz de los frentes del Imperio tanto en el Danubio como
en el desierto sirio y africano. Estos dos aspectos resultaron definitivos en la rápida pérdida
de las provincias orientales y
de Africa en el siglo VII, así como también en el menoscabo de la situación económica,
originalmente próspera , del Imperio. Por el contrario, demostraron ser factores positivos las
favorables condiciones geográficas existentes para la creación de una soberanía marítima
en el Mediterráneo y, fundamentalmente, la sólida situación defensiva de Asia Menor, que
junto con Tracia constituía la reserva humana más importante. La altiplanicie de Asia Menor
estaba protegida hacia el · sudeste por la barrera constituida por los Montes Tauro, así
como por escarpados acantilados en la amenazada costa meridional. Realmente, desde el
punto de vista militar, el problema geográfico se centraba en Armenia, pues, al contrario que
en el frente sudeste. ofrecía pasos a través de valles de fácil tránsito.