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PSICOLOGIA EDUCACIONAL

(Plan 91 y 2012)

DECIMA SEMANA: 8 al 15 de Junio

UNIDAD 2 - La práctica del psicólogo/a educacional: historia y


reconfiguración

En esta semana, continuaremos trabajando en profundidad los temas


desarrollados en el pto 1 y 2 de la Unidad 2, para analizarlos y reflexionar en el
relato de un caso.
En todas las comisiones ya vienen trabajando con los coordinadores, la
articulación teoría practica del Caso de Daniel Lemme. En esta semana deben
concluir esta tarea, completando la guía y subirla al Aula Virtual.
Recuerden revisar la bibliografia de la Unidad 2 (semana 6,7,8 y 9). Pueden
incluir los desarrollos conceptuales realizados por Marina Lerner en el encuentro
del Jueves 11/6. El link para acceder a este Conversatorio es:

https://drive.google.com/file/d/1muWG-iZi-
QQmPXKTsVk0WDksFJEzb5MN/view?usp=sharing

BIBLIOGRAFIA

A continuación recordamos la bibliografia trabajada en la Unidad 2 para


retrabajarla el caso:

 REYNAGA, Diego Andrés (2019) Oficiar la práctica. Procesos y fundamentos


en la reconstrucción de la práctica del psicólogo/a escolar. Ficha de Cátedra.
Facultad de Psicología, UNT.
 LEAL SOTO, Francisco (coord..)(2018), Psicólogos en la escuela. El replanteo
de un rol confuso. Temas en Psicología Educacional. Contribuciones para la
formación de especialidad. Buenos Aires, Noveduc.
 CHARDON, Cristina (comp)(2000) “Legitimar las practicas del psicólogo en la
escuela o construirlas críticamente?”. En Perspectivas e interrogantes en
Psicología educacional. EUDEBA. Buenos Aires.
 VALDEZ, Daniel (2001) El Psicólogo Educacional: estrategias de intervención
en contextos escolares, en Elichiry N. E. ¿Dónde y cómo se aprende? Temas
de Psicología Educacional , EUDEBA, Buenos Aires
 GRECO, M. B., ALEGRE, S. y LEVAGGI, G. (2014) Los equipos de orientación
en el sistema educativo. La dimensión institucional de la intervención, Buenos
Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
ACTIVIDADES

Entregar Practico Caso Lemme, siguiendo las pautas propuestas para su análisis:

 Leer detenidamente el Caso de una experiencia relatada por Daniel Lemme


 GUIA para trabajar el caso. Se proponen considerar cinco ejes para su
analisis:

1 - ¿Se trata de un proceso de construcción de un problema? ¿Por qué?


¿Hay demanda de intervención? ¿Cuál? ¿Cómo se pasa de la demanda a la
(re)construcción del problema?
2 - ¿Cuáles son las unidades de análisis en la/las perspectiva/s sobre el
problema?¿Cambian a través de la experiencia?, ¿cómo? ¿Se vincula la
intervención del agente psico-educativo con dichos cambios?
3- ¿Hay “apropiación” de nuevos sentidos y significados por parte de los sujetos
escolares? ¿Cuáles y sobre qué? ¿Se vincula la apropiación a la interacción entre
distintos agentes profesionales y entre sistemas de actividad diferentes?
4 - ¿Aparecen signos de crisis de autoridad, o de un sentido diferente de la
autoridad que el del “experimento escolar moderno”?
5 - ¿Aparecen indicios de giro contextualista en el modo de entender y vivir el
aprendizaje? ¿Cuáles?

A CONTINUACION ADJUNTAMOS EL CASO DE DANIEL LEMME


RELATO DE UNA PRÁCTICA PROFESIONAL Relato de Daniel Lemme
(Coordinador del Programa Escuela y Comunidad), presentado en el marco de un
taller de análisis de prácticas realizado en el Ciclo de Desarrollo profesional para
equipos de orientación del Ministerio de Educación de la Nación.
El carácter narrativo de este relato de una práctica responde a la consigna de
trabajo que se les dio a los participantes del taller –todos coordinadores de
equipos de orientación provinciales- ya que se les pidió, justamente, que narren
por escrito y en primera persona una práctica profesional, para luego analizarla
grupalmente.
Fines de noviembre. El ritmo de la vida escolar parece marcar el de mi propia vida.
Era momento para cerrar cuestiones. Echar un vistazo a lo logrado, y mirar de
reojo aquello que había soñado concretar y pasaba a la carpeta de lo pendiente…
Mientras preparaba el mate en el box del Programa veo llegar a Graciela. Ojos
tristes; rostro agotado. Inquieta; como si estuviera apremiada. Nos habíamos
conocido tres meses atrás, al finalizar una Jornada a la que me convocaron para
hablar sobre Escuela y Comunidad. Allí me preguntó como podía contactarme. La
invité a sentarse. No sabía que hacer con el mate recién ensillado. Opté por
ofrecerle uno. Esbozó una sonrisa, dejó la lapicera Bic que bailoteaba entre sus
dedos y me miró a los ojos. “Ya no se que hacer” dijo. “La escuela es un caos. Los
chicos asisten tres días por semana. Se matan entre ellos. No logro convocar a los
padres, no les interesa nada... si vieras como viven en los galpones de
ferrocarril…” “Y yo que puedo hacer a esta altura del año” -pensé mientras
esperaba que me devolviera el mate- con un gesto la invité a seguir hablando.
Criticó nuevamente a los padres, señaló un cierto desgano o abatimiento en las
maestras, dejo traslucir que atravesaba una situación familiar muy dolorosa.
Transcurridos unos 30 minutos de entrevista, me avisan que tengo una llamada, le
pido disculpas y me levanto. Al regresar ella estaba de pié, con su bolso y unas
carpetas en la mano, “estoy apurada” me dice. Le respondo que la llamaré para
acordar una reunión. Nos despedimos, había algo de exceso en su
agradecimiento… como si hubiera depositado una carga en mis hombros. Ya en la
escuela me entrevisto con ella y Mónica –la vice-directora, que lleva mas de 15
años en el cargo; Graciela apenas tres- el planteo era el mismo. Sólo una
diferencia, Mónica la miraba hablar y de a ratos me miraba con un gesto de…
“siempre fue así”. Graciela parecía desbordada. Mónica, acostumbrada. Sonó el
timbre, el bullicio inundó el patio y la sala contigua, algunas maestras se
acercaban a la dirección, al verme pedían disculpas pero no dejaban de
interrumpir la entrevista diciéndole algo a Mónica, mientras, Graciela me miraba…
Pasado el recreo decidí hacerles una propuesta: “Me gustaría que tuviéramos un
encuentro con las docentes” y fijamos fecha para un taller. Ya en la puerta con
cierta decepción en el rostro al despedirnos, Graciela me pregunta ¿y los
padres…? Nos vemos el martes respondí. El taller comenzó con las palabras de la
directora, me presentaba ante las docentes: “…el licenciado nos va ayudar a ver
que hacemos con esta comunidad…” recordé entonces una frase de Bernard
Shaw que había escuchado en un capítulo de Criminal Minds: “El mayor problema
de la comunicación, es hacerse la ilusión de que esta se produce”. Presenté una
consiga muy sencilla: “Recuerden una experiencia de trabajo con los chicos que
para Uds. haya sido significativa, valiosa. Compártanla en cada grupo y elijan una
para socializar en el plenario”. Graciela desconcertada, Mónica expectante. El
plenario resultó interesante. Todas habían podido recuperar alguna experiencia.
Las cuatro que pusieron en común eran significativas y mientras las relataban se
iba contagiando cierta cuota de pasión y alegría… Recuperé sintéticamente
algunos ejes que compartían las presentaciones y señalé el entusiasmo que se
había percibido en el intercambio, con la tiza hice un recuadro alrededor de los
ejes destacados, mientras les decía: “Este es el marco de un espejo, me parece
que se pueden reconocer en él”. Se produjo un silencio. El tiempo apremiaba -
como siempre- aproveche el momento para cerrar el taller con una propuesta:
“Seguramente existen muchas dificultades, como en toda escuela, pero también
desarrollan experiencias donde enseñar y aprender no sólo es posible, sino
también gratificante. El próximo año, si les parece bien, podemos hacer algo
juntos para potenciarlas y articularlas mas”. Había en juego algo del orden de la
promesa y el desafío, pero no sólo sobre mis hombros. Diciembre vuela… nos
reencontramos con el equipo directivo a mediados de febrero. El tema de los
padres que “no se hacen cargo”, las “carencias” de los chicos, “la violencia con la
que se tratan entre ellos” insistía. Sólo señalé en esa oportunidad que en las
experiencias relatadas por las maestras, parecía que eso no había sido obstáculo,
que teníamos entonces una punta de la madeja para comenzar a trabajar juntos.
Invité al equipo directivo a que se incorporara al Proyecto de Apoyo a la Gestión
Directiva del Programa y les comenté algunas ideas para el año: Hacer un
“Cortometraje con los chicos” y ya que compartían el edificio con un CBU -que usa
las instalaciones por la tarde- extender la invitación también a ellos. “Al fin y al
cabo se trata de las mismas familias” concluí. Presentamos la propuesta en una
reunión de personal y las docentes con algunas dudas, se sumaron. Ya había una
tarea. Convoque a Giovanni -actor de teatro- y a Valeria –comunicadora social-
ambos compañeros del Programa. Hicimos un convenio con una cooperativa de
realizadores que fomenta la producción de “cortos en los barrios” y comenzamos a
transitar la experiencia. Marcela y Edith (maestras de 5to. y 6to.) Martín
(coordinador de curso del CBU) y Mónica asistieron a una capacitación sobre
producción de cortometrajes de la cooperativa. Las maestras, el coordinador de
curso, Giovanni y Valeria comenzaron a trabajar con los chicos pensando temas,
ideas para armar el guión. La consigna era que ellos definieran sobre qué trataría
cada corto. Yo por mi parte coordinaba algunos talleres con todas las docentes. A
ese espacio se traía la producción de los chicos y se colaboraba con ellos
sugiriendo, interrogándonos, señalando aspectos que podían enriquecer los
guiones, acompañando a las docentes que trabajaban directamente con los
alumnos. La vida de los chicos se desplegaba en cada taller, en sus escritos se
palpaban miedos, situaciones que enfrentaban diariamente, sueños, esperanzas,
incertidumbres… sus particulares modos de ver la vida y la escuela. Sus
experiencias en el barrio, en “los galpones”, el espanto y también, el amor. Se
distribuyeron funciones, papeles y comenzó a surgir la necesidad de contar con
otros mas, ¿qué padre podría ayudar con la escenografía? Se necesitaba un
anciano con bastón, que miraba desde la vereda la escena central de uno de los
cortos. ¿Algún abuelo podría protagonizar el papel? Se invitó a actuar al portero
del CBU, representando ni más ni menos, que al portero del CBU… Otros que se
sumaban con algo y para algo… De eso se trataba: hacer juntos, entre varios.
Mediaba agosto y el viento hacia remolinos de polvo y papeles de caramelo en el
patio… “no llegamos”, parecía imposible lograrlo. En octubre había que filmar. La
cooperativa traía todo el equipamiento, en un día se filmaba y en otro se editaba.
Se elaboró el guión y la producción. Fueron necesarias charlas, búsqueda de
material, tentativas de temas y de escritura, ensayos, permisos, invitaciones e
intervenciones de otros docentes… hasta que finalmente llegó el día! Desde
temprano, la escuela estaba expectante. En la primaria: los permisos otorgados y
no, los llamados de urgencia para firmar autorizaciones, los padres invitados, los
docentes, el aula para vestuarios y maquillajes, el registro fotográfico, el repaso de
la letra, Don Peralta, el actor-abuelo invitado, los nervios, los instrumentos y el
técnico que desembarcó con todo el set de filmación. En el secundario, un proceso
similar. La escuela se convirtió en un gran estudio de grabación donde padres,
estudiantes y docentes miraban asombrados lo que estaba sucediendo: la
concentración de los chicos, las retomas por la risa, por los nervios y los olvidos.
Lamentablemente, ese mismo día no llegamos a filmar con primer año hubo que
postergarlo, pero una semana después el efecto fue el mismo: ¡Día de grabación!
Se multiplicaron los espejos. Fines de noviembre. En una producción colectiva se
objetivaba un proceso de trabajo, se desplegaron sentidos desafiando miradas y
prácticas. Emergieron interrogantes acerca de las relaciones, los sujetos, las
subjetividades, los modos de organización. El enseñar y el aprender. Un
movimiento… de “una foto” a “las películas”. Daniel Lemme

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