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DEPARTAMENTO DE CASTELLANO
Diversos autores han abordado el concepto de competencia comunicativa, algunos de los cuales se indican
a continuación:
Munby (1978, 1981): Menciona cuatro tipos de conocimientos y capacidades del usuario de la lengua: gramatical,
psicolingüístico, sociocultural y de facto.
Canale y Swain (1980), Canale (1983): Distinguen varias subcompetencias dentro de la competencia comunicativa:
competencia gramatical, competencia sociolingüística, competencia discursiva y competencia estratégica.
Bachman (1990): Elabora un modelo arbóreo donde se ubicaría la competencia de la lengua, dentro de la cual se
encuentra la competencia organizacional, la que –a su vez- se compone de la competencia gramatical y la
competencia textual; y, por otra parte, una competencia pragmática dentro de la cual se encuentra una competencia
ilocucionaria. Una tercera rama la constituiría la competencia estratégica, la cual no habría sido descrita dentro del
modelo de Canale y Swain. Una cuarta rama sería la de los mecanismos sicofisiológicos en torno a los procesos de
emisión y recepción de mensajes.
Marín (2004): Afirma que los textos o discursos se producen dentro de situaciones que son cambiantes y que
condicionan a los interlocutores para que elijan qué decir, cómo decirlo y cómo organizar lo que dicen, lo que supone
que una comunicación eficaz y adecuada pone en juego ciertas competencias o habilidades que conforman la
competencia comunicativa, la cual –a su vez- incluye otras competencias: competencia lingüística, competencia
discursiva, competencia textual, competencia pragmática, competencia enciclopédica .
De acuerdo con Lomas (2001), es posible hablar de subcompetencias comunicativas. Para él, la adquisición
de la competencia comunicativa se logra cuando se usan de forma apropiada un conjunto de conocimientos,
destrezas y normas que son esenciales para comportarse comunicativamente no sólo de manera correcta sino, sobre
todo, de manera adecuada a las características del contexto y de la situación en que tiene lugar el intercambio
comunicativo. Es decir, cuando se posee
a) una competencia lingüística o gramatical, entendida como capacidad innata para hablar una lengua y a
la vez como conocimiento de la gramática de esa lengua: el dominio de esta competencia favorece la
corrección expresiva de los enunciados lingüísticos;
b) una competencia sociolingüística, referida al conocimiento de las normas socioculturales que
condicionan el comportamiento comunicativo en los diferentes ámbitos del uso lingüístico. La competencia
sociolingüística está asociada a la capacidad de adecuación de las personas a las características del
contexto y de la situación de comunicación;
c) una competencia discursiva o textual, relativa a los conocimientos y habilidades que se precisan para
poder comprender y producir diversos tipos de textos con cohesión y coherencia;
d) y una competencia estratégica, que se refiere al conjunto de recursos que podemos utilizar para reparar
los diversos problemas que se pueden producir en el intercambio comunicativo (desde los malentendidos
hasta un deficiente conocimiento del código) y cuya finalidad es hacer posible la negociación del significado
entre los interlocutores." (Lomas, 2001: 35).
La competencia comunicativa es, por ello, una clave de la competencia social. En suma, está compuesta de:
• Conocimiento lingüístico y paralingüístico, es decir, fonología, gramática, léxico, y aspectos no verbales o
paralingüísticos que poseen significados convencionales en cada comunidad hablante.
• Habilidades interaccionales, es decir, conocimiento y expectativas respecto de quién puede o no puede hablar en
ciertas situaciones, con quiénes se puede hablar, cuándo guardar silencio, cómo hablar con personas de
distintos status y roles, qué comportamientos no verbales son apropiados para ellas en los distintos contextos,
qué rutinas se deben usar en los turnos de habla, cómo preguntar, como solicitar asistencia o cooperación, cómo
ordenar, etc. En otras palabras, las habilidades interaccionales de las convenciones sociales que regulan el uso
de la lengua y otros recursos comunicativos en situaciones particulares.
• Conocimiento cultural – competencia cultural, es decir, el conjunto total de conocimientos y habilidades que los
hablantes aportan en una situación. Esto involucra el conocimiento de las estructuras sociales inherentes de la
comunidad hablante, así como los valores y actitudes acerca del lenguaje y las formas de habla.
Además de las recientemente mencionadas, Lomas (2001) sugiere que sería adecuado añadir otros dos tipos
específicos de competencias que, aunque cabrían dentro de la competencia textual o discursiva, tienen una especial
significación pedagógica.
• la competencia literaria, es decir, los conocimientos, habilidades y hábitos que permiten leer y disfrutar los
textos literarios, y
• la competencia semiológica, aquella que incluye los conocimientos, habilidades y actitudes que favorecen una
interpretación crítica de los usos y formas de los medios de comunicación de masas y de la publicidad.