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Carga
la prueba
Teoría de las cargas probatorias dinámicas: polémica
Juicios de familia y de responsabilidad civil
Reglas del Código Civil y Comercial
ASTREA
BUENOS AIRES - BOGOTA - PORTO ALEGRE
2016
Calvinho, Gustavo
Carga de la prueba I Gustavo Calvinho
-
la ed. Ciudad Aut6noma de Buenos Aires: Astrea, 2016.
304 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-987-706-148-2
1. Derecho Civil. 1. Título.
CDD 346
O EDITORIAL
ASTREASRL
Lavalle 1208 - (C1048AAF)Ciudad de Buenos Aires
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A mi familia.
Al Maestro.
PREFACIO
BONNIER,
Tratado redrico-prdctico de las pruebas en derecho civil y pe-
nal, t. 1, p. 45,
ÍNDICEGENERAL
Prefacio ........................ .
...
...................................................VI1
CONCEPTOSBASALES
LA CARGA PROCESAL
C) APORTES
D O ~ I N ~ P
O ~SR AEL ESTUDIO
DE LA CARGA PROCESAL
E) REGLAS
GENERALES Y ESPECIALES
SOBRE CARGA DE LA PRUEBA
LA CARGA DE LA PRUEBA
EN EL C ~ D I G OCIVIL Y COMERCIAL
111
CAP~TULO
GENERALIDADES
E) EXAMEN
Y ALCANCE DE LAS TRES REGLAS ESPECIALES
PARA LOS JUICIOS DE RESPONSABILIDAD CIVIL
POLÉMICASOBRE LA TEOR~A
DE LAS CARGAS PROBATORIAS DINÁMICAS
Bibliografía ...........................................................................271
CONCEPTOSBASALES
PRIMERO
CAP~TULO
LA CARGA PROCESAL
' HABERMAS,
Facticidad y validez, p. 57
CONCEPTOS BASALES
5 4. SISTEMAS
DE JUSTICIA Y PRINCIPALES CORRIENTES PROCE-
SALES: ACTIVISMO Y GARANTISMO. - Básicamente, podemos cons-
truir un modelo de enjuiciamiento desde y para la autoridad
que imparte justicia -modelo jurisdiccionalista- o desde y para
la persona que recurre a ella -modelo humanista-. Estos
puntos de partida son los que generan, de alguna manera, las
dos corrientes procesales más importantes en nuestros días:
el activismo jurisdiccional y el garantismo procesal, respecti-
vamente. Los mayores esfuerzos para deslindar proceso y
procedimiento se verifican en esta Gltima línea, que no debe
confundirse con el garanto-abolicionismo ni con el minimalis-
mo o permisivismo penales, ya que reivindica el proceso como
método de debate que se comporta como garantía humana -y
no solo en materia penal-, apoyado en dos principios: igualdad
jurídica de las partes e imparcialidad del juzgador.
BIDART
CAMPOS, Teoría general de los derechos humanos, p. 38.
Instituciones de derecho constitucional, t . 1, p. 637.
'O BADENI,
5
8. ANTECEDENTES DE LAS CARGAS PROCESALES. - La obser-
vancia de estas cargas se ha presentado, en la práctica, siglos
antes de que siquiera se le haya conferido al fenómeno una de-
nominación más o menos singular en el lenguaje juridico. In-
cluso, la doctrina comenzó a ocuparse muy tardiamente de su
estudio, pese a que los litigantes, desde antaño, contaban con
la alternativa de contestar demanda, oponer excepciones, ofre-
cer y producir pruebas, presentar alegatos o, por el contrario,
no hacerlo. Y esto venia aconteciendo regularmente mucho
tiempo antes de que se hablara de carga procesal12. Es decir,
lZ
Se hace notar que el concepto de carga de la prueba se halla in-
corporado a la vida del proceso desde la más remota antigüedad, pues los
principios que lo rigen y los aforismos en que se traduce nos vienen del de-
recho romano; de tal manera, el concepto de carga ha crecido juridicamente
alrededor de ese núcleo primitivo que fue la carga de la prueba, o bien ocu-
rrió que la construcción de carga se percibiera con claridad en el fenómeno
probatorio y se le diera esa denominación, mientras que transcurrieron si-
glos antes de que se conociera como un concepto de aplicación general en el
mundo juridico [SENT~S MELENDO, Qué es la prueba (natum!eza de la prueba),
"Revista de Derecho Procesal Iberoamericana", no 2-3, 1973, p. 3541.
LA CARGA PROCESAL
C) APORTES
D ~ N A R I O SPARA EL E S ~ O
DE L4 CARGA PROCESAL
5
11. Los TRABAJOS DE JAMESGOLDSCHMIDT Y FRGNCESCO
- Casi al unísono, aunque por carriles diferentes,
CARNELUTTI.
dos célebres juristas dedicaron sus esfuerzos al estudio de la
carga procesal: JAMES GOLDSCHMIDT (1874- 1940) y FRANCESCO
CARNELUTTI (1879-1965). Reseñaremos algunas de sus conside-
raciones al respecto, que nos parecen dignas de análisis.
a) La carga procesal e n la feorz'a de James Goldschmi-
dt. En el caso de JAMES GOLDSCHMIDT, las enseñanzas que
diera a conocer en torno al concepto de carga procesal re-
presentan su más recordado y repetido legado. Aunque ello
constituye el ápice en una teoría mucho más amplia, polémica
y compleja que supo sostener: el proceso como situacibn jurí-
dica, que formularA en su libro, publicado en Berlín en 1925,
titulado Der prozess als rechtslage: eine kritik des prozessualen
denkens15.
La teoría del proceso como situaci6n jurídica que enarbo-
la e1 berlinés es una reacción contra la visión que lo considera
una relación jurídica, la cual venía abriéndose paso con firme-
" GOLDSCHMIDT, Der pmzes als rechtslage: eine kritik des prozessualen
denkens (El proceso como situación jurídica: crítica del pensamiento procesal).
LA CARGA PROCESAL
lb Ver VON B ~ L O W
La, teoría de las excepciones procesales y los presupues-
tos procesales.
l7 GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, p. 203, donde añade que las mas
importantes cargas procesales son la de comparecencia, la de la afirmacidn
y contestación de los hechos alegados por el actor como fundamento de la
demanda, la de probar, la de jurar, la de exhibir documentos, la de caucibn y
anticipo de las costas y la de gestión del proceso.
CONCEPTOS BASALES
no lo hacen por ningún otro imperativo que aquel que les im-
pone su propio interés en triunfa$*. De esta forma -asevera-,
no se trata ni de un derecho ni de un deber, sino solo de la
posibilidad de efectuar determinados actos. Y concluye que
la actividad afirmadora y probadora de las partes se manifies-
ta como emanación del interés natural que tienen en el éxito
del proceso, como una necesidad práctica sin cuya satisfacción
las partes lo perderían39.
d) El desarrollo de Micheli partiendo desde la teoría gene-
ral úeZ derecho. El otro autor que -junto con ROSENBERG- SO-
bresale en el tratamiento de la carga de la prueba es GIANAN-
TONIO MICHELI, quien presenta su obra cumbre a comienzos de
los años cuarenta.
Encara MICHELI el estudio de la carga en la teoría general
del derecho; también se ocupa de diferenciar los conceptos de
carga y de obligación, en el sentido de que en algunos casos
la norma jurídica fija la conducta que debe observarse cuan-
do un sujeto quiere obtener un resultado jurídicamente rele-
vante. De allí que -agrega- en tales hipótesis es necesario un
determinado comportamiento del sujeto para que se alcance el
fin juridico, pero ese sujeto es libre de organizar su propia con-
ducta como mejor le parezca, incluso eventualmente en senti-
do contrario al previsto por la norma. Por consiguiente, la no
observancia de esta norma no conduce a una sanción jurídi-
ca, sino solo a una sanción económica y, precisamente, la no
obtención de aquel fin conducirA a una situaci6n de desventa-
ja para el sujeto titular del interés tutelado. La obligación, en
cambio, se caracteriza por un vínculo impuesto a la voluntad
del obligado por un interés ajeno; la violación de ese vínculo
importa una ilicitud, en cuanto se trata de un mandato que no
deja al obligado en libertad de elección. En sustancia, la
norma o bien indica una conducta que debe ser observada
en interés ajeno -eventualmente bajo pena de sanción jurídica-
45 Sistema procesal.
VELLOSO,
ALVARADO Garantía de la libertad, t. 1, p. 52
y 53.
46 ALVARADO VELLOSO,Sistema procesal. Garantía de la libertad, t. 1, p. 54.
47 Ver, ademds, BRISERO SIERRA,Derecho procesal, vol. 11, p. 165.
48 ALVARADO VELLOSO,Sistema procesal. Garantía de la libertad, t . 1, p. 54
y 55.
49 O Derecho procesal, vol. 11, p. 168.
En sentido similar, B R I S E ~SIERRA,
CONCEPTOS BASALES
9 20. INTRODUCCI~N.
- A esta altura, y a partir del marco
te6rico explicitado, quedamos en condiciones de referirnos a
los caracteres que presenta la carga procesal en general. En
el 5 31, al revisar la carga procesal de la prueba, veremos qué
otros rasgos particulares pueden ser adicionados.
En el género carga procesal detectamos cuatro notas sa-
lientes, que se hacen extensivas a todas sus especies. Una de
ellas es la distintiva, que trataremos en primer término: su ca-
rácter insular. Las otras notas que luego examinaremos son
el requerimiento de la expresión de una conducta voluntaria de
la parte procesal y una eventual actividad posterior; su integra-
ci6n al ejercicio del derecho de defensa en juicio, y las conse-
cuencias jurídicas que produce.
A) CONCEPTO,
UTILIDAD Y APLICACI~N
DE LA CARGA PROBATORIA
' DAMASKA,
El derecho probatorio a la deriva, p. 90.
CONCEPTOS BASALES
5 28. LAS
FUNCIONES DE LAS REGLAS DE LA CARGA PROBATORIA
QUE SURGEN DE LA REALIDAD. - Muchas veces, los productos ofre-
cidos por los laboratorios procesales se elaboran en el encierro
de sus propias construcciones teóricas y están muy distancia-
dos de lo que acontece en la vida diaria. La observación de
las conductas habituales, es decir, las actividades del quehacer
diario, aporta al estudio del derecho una necesaria retroali-
mentaci6n y conciliación entre la teoría y la práctica, que re-
dunda en una más apropiada comprensión de los fenómenos
que se presentan.
Sin desconocer que destacados autores encaran intentos cla-
sificatorio~~,preferimos ir al grano y privilegiar aspectos liga-
dos a la bajada empírica de la carga probatoria, que nos conducen
a su examen por el sendero de la dualidad funcional que presenta.
5 29. INCIDENCIA
DE LAS FUNCIONES DE LA CARGA DE LA PRUEBA.
Podemos verificar en la vida cotidiana que la incidencia cuanti-
tativa de la carga de la prueba como regla de conducta es enor-
memente mayor a la que confiere como regla de juicio, pues en
innumerables acciones humanas -mucho antes de que se ini-
cie un proceso, y aun sin tenerlo siquiera en cuenta- las per-
sonas de alguna manera están considerando una eventual y
futura observancia de cargas probatorias. Un simple requeri-
miento de entrega de un recibo, factura o boleta que patentiza
el pago que se acaba de realizar, la búsqueda desesperada
de testigos que hayan presenciado el accidente que se ter-
mina de sufrir o la conservación de un título de propiedad,
son unas pocas muestras cabales de su permanente utilizacibn
como regla de conducta, millones de veces por día, en todo el
mundo.
La regla de juicio, en cambio, se aplica en una proporci6n
notoriamente más modesta, porque no solamente es posible
ponerla en práctica luego de tramitado íntegramente un pro-
ceso, al momento de dictar la sentencia sino que, además, debe
existir al menos un hecho todavía incierto luego de aplicarse
soluciones legales que pueden derivar, v.gr., de los efectos de la
rebeldia o del régimen presuncional.
La perspectiva cualitativa nos conduce a las reglas de car-
ga probatoria per se, continentes de ambas funciones, impli-
cando una necesaria distribución clara y predeterminada del
onus probandi conforme distintas pautas y que puede postu-
larse como regla general o especial, según corresponda.
La carga de
l9 ROSENBERG, la prueba, p. 3.
CONCEPTOS BASALES
D) DISTINCI~N
ENTRE CARGA DE LA PRUEBA
Y PRESUNCIONES
E) REGLAS
G ~ E R A L E SY ESPECIALES
SOBRE CARGA DE LA PRUEBA
da, pero que puede situarse en la segunda mitad del siglo 11 de nuestra era,
pues se estima que su autor vivió entre 125 y 175 d.c.,se refiere a esta proble-
mática: en el libro decimocuarto, cap. 11, titulado "Disertación de Favorino,
por consulta mia, sobre los deberes del juez", de las Noctium Atticorum -No-
ches dticas- de AULOGELIO, se describe magistralmente la preocupación que
hace casi dos mil años ya despertaba el problema de tener que juzgar ante la
falta de pruebas y las reglas aplicables entonces (p. 169 a 173).
55 La l a Aebutia del siglo 11 a.c. y la lex lulia iudicioru-tkmprivatorum
instalan el procedimiento formulario en reemplazo de las legis actiones
(GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, p. 11)) aunque, en verdad, la segunda fex
del año 17 d.C. fue la que abolió la opción entre las legis actiones y el proce-
dimiento formulario (BRISEÑO SIERRA, Compendio de derecho procesal, p. 61,
quien aclara con m8s precisión -p. 60- que el procedimiento formulario co-
menzd a aplicarse a las relaciones entre los romanos y los extranjeros posi-
blemente en el año 243 a.c.con la aparición del pretor peregrino).
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
" Basta recordar que para RICCIel principio regulador del deber de
probar debe formularse de este modo: "Quien quiera que sienta como base
de su demanda 6 excepción, la afirmacibn 6 la negación de un hecho, estA
obligado 6 suministrar la prueba de la existencia 6 de la no existencia del he-
cho, toda vez que sin esta demostración la demanda ó la excepción no resul-
ta fundada y e1 juez no puede admitir demandas o excepciones infundadas"
(Tratado, t. 1, p. 93).
63 DOMAT, Les lois civiles duras leur ordre naturel, t. 11, p. 407.
64 POTHIER, Traité des obligations, t. 11, p. 307.
CONCEPTOS BASALES
65 El art. 1315 del C6d. Civil francés señala: "Celui qui reclame l'exk-
cution d'une obligation doit la prouver. Rkciproquement, celui qui se prk-
tend libéré doit justifier le paiement ou le fait qui a produit l'extinction de son
obligation".
66 CHIOVENDA, Principios de derecho procesal civil, t . 11, p. 262, donde ex-
plica que la teoría de la carga de la prueba guarda íntima relacibn con la
conservación del principio dispositivo por lo que se refiere a la declaración de
los hechos. A esta apreciación la contradicen, en general, los autores que
aceptan la distinción entre carga de la prueba subjetiva y objetiva, desligando
la carga de la prueba como algo exclusivo del proceso dispositivo y reafirmando
que también interesa cuando existe un procedimiento inquisitivo (ver DEVIS
ECHANDIA, Teoría general de la prueba judicial, t. 1, p. 420; ROSENBERG, La
carga de la prueba, p. 2 5 ; MICHELI,La carga de la prueba, p. 222 a 228).
CHIOVENDA, Principios de derecho procesal civil, t. 11, p. 254 a 261.
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
La carga de
74 ROSENBERG, la prueba, p. 91.
75 ROSENBERG, La carga de la prueba, p. 39.
76 ROSENBERG, La carga de la prueba, p. 44 y 45. Para una posición con-
traria, ver DEVISECHAND~A, Teoría general de la prueba judicial, t . 1, p. 468,
pues sostiene que la alegacidn es requisito para que el hecho sea considerado
como fundamento de la sentencia si se prob6, pero no para que Ia parte so-
porte la carga probatoria.
77 ROSENBERG, La carga de la prueba, p. 40.
CONCEPTOS BASALES
87 Para el juicio por rendición de cuentas, el art. 652 del Cód. Proc. Ci-
vil y Comercial prevk "El traslado de la demanda se hard bajo apercibimiento
de que si el demandado no la contestare, o adrnitiere la obligacidn y no las rin-
diere dentro del plazo que el juez fije al conferir dicho traslado, se tendrán por
aprobadas las que presente el actor, en todo aquello que el demandado no prwe-
be que sean inexactas".
88 Puede llamar la atencibn la particular perspectiva de UGO ROCCO,
cuando afirma que la carga de la prueba es exclusiva del proceso de cogni-
ción, pues aunque pueda encontrar lugar en el proceso ejecutivo, ello ocurre
siempre dentro del Ambito de un proceso de conocimiento que se inserta en
el curso del proceso ejecutivo, en la forma de las oposiciones, que dan lugar
a un proceso de cognición (Tratado, t. 11, p. 201). Téngase en cuenta que la
idea de proceso de ejecución que manejan los italianos no es igual al modelo
español -impuesto en Latinoamérica-, donde se lo asimila a un proceso de
conocimiento abreviado.
89 A esta altura, ya casi está de m8s criticar a los autores de la reforma
instaurada por ley 25.488 -y todas las posteriores- por dejar subsistente, sin
una adaptacidn que requiere un mínimo esfuerzo, el último parrafo de esta
norma, el cual -como muchos otros pasajes del Código- sigue remitiendo a
las disposiciones referidas al proceso sumario que fueron derogadas por la
mismisima ley 25.488.
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
una causa legal, si Ia causa no ha sido probada en juicio en vida del testador"
(art. 3746).
92 Repasemos algunos ejemplos, tomados al azar, que aparecen en el
Código Civil que perdió vigencia: a) Art. 500: "Aunque la causa no esté expre-
sada en la obligación, se presume que existe, mientras el deudor no pruebe lo
contrario". Se advierte que se trata de una falsa presunción, pues puede es-
tablecerse lo mismo de esta manera: corresponde al deudor probar la inexis-
tencia de la causa de la obligación, en todos los casos, aun cuando no esté
expresada. b) Art. 2221: "Se presume que el depositante concedib al depo-
sitario el uso del depósito, si no constare que lo prohibi6". La regla podría
haberse establecido diciendo que corresponde al depositante probar que le
prohibió al depositario el uso del depósito. c) Art. 2519: "Todas las cons-
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
93 Por eso suscribimos las siguientes palabras de uno de los más im-
portantes procesalistas europeos contemporáneos: "con relación al juez, esta
CONCEPTOS BASALES
doctrina [la carga de la prueba] no sirve para que este diga a las partes cual
de ellas debe probar. A lo largo del proceso el juez no asume la que podria-
mos llamar una función distribuidora de la carga de la prueba; como hemos
dicho, si un hecho est5 probado al juez no debe importarle quién realiz6 la
prueba, pues 61 cuestiona la carga solo cuando falta la prueba de una afirma-
ción de hecho y en el momento de la sentencia" (MONTERO AROCA,La prueba
en el proceso civil, p. 122 y 123).
94 CHIOVENDA, Principios de derecho procesal civil, t . 1, p. 124 y t. 11, p. 243.
95 MICHELI, La carga de ta prueba, p. 212 a 213 y 221.
96 GUASP, Derecho procesal civil, t. 1, p. 322.
97 MONTERO AROCA,i.u prueba en el proceso civil, p. 139.
98 LESSONA, Teoría general de la prueba, t. 1, p. 161.
99 ROSENBERG, La carga de la prueba, p. 78 y 79.
'O0 DEVISECHANDIA, Teoría general de la prueba judicial, t. 1, p. 495.
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
'O' F A L C ~Tratado,
N, t. 1, p. 264.
'O2 ARAZI,La prueba en el proceso civil, p. 75 y 76.
'O3 ALVARADO VELLOSO, Sistema procesal. Garantía de la libertad, t. 11, p. 42.
'O4 QUADRI, La prueba en el proceso civil y comercial, t. 1, p. 710.
'O5 Incluso, estos pactos sobre incumbencia probatoria pueden influir
sobre los costos de una operacidn comercial, al relevarse a una de las par-
tes de ciertos gastos que le podría ocasionar la toma de los recaudos necesa-
rios para suministrar una fuente de prueba en el futuro, cuando para el otro
contratante proponerla le representa menor esfuerzo económico. O pueden
brindar mayor certeza a la transacci6n, dejando asentado quién tiene la car-
ga probatoria de un hecho determinado, ante la inseguridad que brindan
ciertas normas de distribución jurisdiccional de las consecuencias de la falta
de prueba o ciertas resoluciones que, pese a lo señalado por la norma, reco-
gen teorías en este sentido y las aplican a los casos concretos.
'O6 Tal es el caso del art. 280 de la ley de navegación 20.094, que declara
absolutamente nula y sin efecto toda clAusula de un contrato de transporte o
de un conocimiento que modifique la carga de la prueba.
CONCEPTOS BASALES
9 40. BREVES
REFERENCIAS HIST~RICAS SOBRE LAS REGLAS
GENERALES DE CARGA PROBATORIA EN LA ARGENT~NA.- Una Vez des-
terrado el antiguo derecho español en estos lares, las reglas
generales de la carga de la prueba se apoyaban en conocidas
máximas romanas, hasta que se empezaron a incluir en algún
cuerpo procedimental. Así, el art. 116 del antiguo C6d. de
Procedimiento Civil y Comercial de la provincia de Buenos Ai-
res, de finales de 1905, traía la siguiente disposición: "El que
afirma está obligado a probar, de manera que el actor debe
probar su acción y el demandado sus excepciones".
'O7 En sintonia con esta opinión y basado en una norma similar espa-
ñola, MONTERO AROCA,La prueba en el proceso civil, p. 140.
LA CARGA PROCESAL DE LA PRUEBA
9 48. REGLAS
DE CARGA PROBATORIA DE LOS C ~ D I G O S PROCE-
SALES "VERSUS" REGLAS DEL C ~ D I GCIVIL
O Y COMERCIAL. - Podría
pensarse sin mucho esfuerzo, que las distintas reglas de carga
probatoria insertadas en el Código Civil y Comercial no tarda-
rán en entrar en conflicto con otras dispuestas por los diversos
códigos procesales civiles que rigen en el país.
a) La aplicacidn de reglas generales en los distintos cddi-
gos procesales civiles. Para avanzar en este punto, recorde-
mos preliminarmente que hemos listado en el 5 40 la conste-
lación de códigos procesales civiles argentinos que contienen
expresa regla general de carga probatoria, mencionando al
pasar algunos casos más recientes que han incurrido en una
conmixtión sistémica poco alentadora, debido a que la combi-
nación de una variante objetiva y una subjetiva genera incerti-
dumbre a los litigantes.
Tambidn cabe tener en cuenta que los c6digos procesales de
Santa Fe, Córdoba y Jujuy han optado por prescindir de una dis-
AROCA,La
l5 MONTERO ~rtaebaen el proceso civil, p. 28 y 29.
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
s Algunos autores prenden las alarmas sobre este punto. Para MEDI-
NA, que en el C6digo Civil y Comercial no se defina quk es un procedimiento
familiar es una cuestión de las mAs preocupantes, porque no queda claro
cuál es el Ambito de aplicación del sistema procesal establecido en su Tít.
VIII. Cabe preguntarse -prosigue- si la norma incluye a los procesos segui-
dos por los hijos o por los cdnyuges entre sí, por transmisibn de enfermeda-
des o por daños por violencia domkstica, o si estAn comprendidos los am-
paros de salud para lograr la cobertura de un tratamiento de discapacidad,
o si abarca las autorizaciones para realizar una operación de reasignacibn
de sexo cuando se trata de menores (ley 26.743}, o si se aplican a los proce-
sos de salud mental. En definitiva -concluye- no se sabe en quk medida la
participacibn de los miembros de la familia en el litigio o el impacto que
la resoluci6n del conflicto tiene en todos los miembros de la familia permite
considerar que se est8 frente a un proceso en materia de familia (El proceso
de familia en el cddigo unificado, "Revista Reformas Legislativas", afío 4, no 3,
2015, p. 27).
Ver en este sentido, PANIGADI,en RIVERA - MEDINA(dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación,t. 11, comentario al art. 706, p. 632.
Esta clase de procedimientos puede encuadrarse dentro de los mal
llamados actos de jurisdicción voluntaria, y que en verdad hace ya mucho
tiempo el procesalismo ha aclarado que se trata de actos de competencia ne-
cesaria, donde el juez realiza funciones asimilables a las administrativas. La
denominación jurisdicción voluntaria es insostenible, al punto de que se ha
hecho notar que pocas veces una construcción jurídica de existencia pluri-
secular y plurinacional habrá descansado sobre cimiento tan deleznable [AL-
CALA-ZAMORA Y CASTILLO,Estudios de teoría general e historia del proceso (1945-
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
" El art. 24.1 de la Const. española dispone: "Todas las personas tienen
derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de
sus derechos e intereses legítimos, sin que,en ningún caso, pueda producirse
indefensi6nP'.
l 2 Ver art. 18 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre de 1948; arts. 8" y 10 de la Declaracibn Universal de Derechos
Humanos de 1948; arts. 6" y 13 del Convenio Europeo de Derechos Huma-
nos de 1950; art. 2.3. a del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
de 1967; y arts. 25.1 y 27.2 de la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos de 1969.
l 3 Explica BIDART CAMPOS que el derecho a la jurisdiccidn consiste en po-
der acudir a un órgano del Poder Judicial para que resuelva la pretensidn
jurídica que ante él lleva un justiciable a efectos de que administre justicia;
cuando esa pretensi6n lleva en si lo que el justiciable estima ser uno de sus
derechos, se comprende toda la trascendencia de la cuestión: el acceso al
tribunal, la legitimación del justiciable, la tutela de lo que él cree ser su de-
recho, al impartir de justicia por parte del mismo tribunal para resolver la
pretensi6n del justiciable, deben reivindicarse (Teoría general de los derechos
humanos, p. 38 y 39).
l4 TOLLER, "Tutela judicial efectiva de los derechos fundamentales", en
VIGO- GATTINONI DE MUJ~A (dirs.), Tratado de derecho judicial, vol. 1, p. 490 y 491.
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
estas características (ver art. 36, incs. lo, 4" y 5") impuesto para
toda clase de juicios41. Como el lector conoce en qué grado es
aplicado en la práctica, huelga todo otro comentario.
g) Oralidad. Dejaremos de lado aquí la extensísima -y
hasta casi aburrida- disputa tan ingeniosamente titulada por
ODERIGO como tinta versus saliva42. Lo importante es que el le-
gislador amolde cada una de las actividades procedimentales
a lo más conveniente según su naturaleza, costos, medios e in-
fraestructura con que se cuenta. Por eso, se trata en verdad
de una regla que hace, como señala CHIOVENDA, que el proce-
so sea siempre aun en sistemas predominantemente
orales la demanda y su contestación se exigen -salvo excepcio-
nes- por escrito; en modelos básicamente escritos, no se pue-
de prescindir de algunas actuaciones orales -y que se vuelcan
a un acta-. Además, según este eximio procesalista italiano,
el principio de la oralidad comprende idealmente una serie de
principios consecuenciales -identidad física del juez del plei-
to, concentración del pleito e inapelabilidad de las interlocuto-
rias- y una vinculación muy estrecha con la concentración pro-
~esa1~~.
En lo atinente a los procedimientos de familia de nuestro
Código Civil y Comercial, se ha proclamado en el elenco del
70 Tal como luce su disposicibn, la regla de juicio del art. 710 del C6d.
Civil y Comercial no es una facultad, sino un deber del juez BERRERA, en
LORENZETTI (dir.), Código Civil y Comercial de la Nación, t. IV, comentario al
art. 706, p. 5941.
71 También se señala, como otra interpretación al respecto, que en el
art. 710 el criterio de las designadas como cargas dinhmicas es presentado
como residual, pues la carga de la prueba recae finalmente en quien esta
en mejores condiciones de probar, y esa directiva no depende de la decisión
judicial [ALTERINI - ALTERINI,en ALTERINI(dir. gral.), Código Civil y Comercial,
t. 111, p. 8801.
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
A) LA F U N C I ~ NRESARCITORLA EN MATRIA
DE RESPONSABILIDAD CIViL EN EL DIGO CML Y COMERCLAL
Y LAS REGLAS DEL "ONUS PROBANDI~
El art. 1721 del C6d. Civil y Comercial refiere que los factores de atri-
buci6n de un dafio al responsable pueden ser objetivos o subjetivos; a falta
de normativa, el factor de atribuci6n es la culpa. El art. 1722 aclara que es
objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de atribuir res-
ponsabilidad; en estos casos, el responsable se libera demostrando la causa
ajena, excepto disposici6n legal en contrario. El art. 1723 agrega que cuan-
do de las circunstancias de la obligación o de lo convenido por las partes sur-
ge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad
es objetiva. El art. 1724 expresa que los factores subjetivos de atribucibn
son la culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisi6n de la diligencia debi-
da según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las personas,
el tiempo y el lugar, comprendiendo la imprudencia, la negligencia y la impe-
ricia en el arte o profesidn. El dolo se configura -continúa- por la produc-
ci6n de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los
intereses ajenos. El art. 1726 trata la relación causal, haciendo reparables
las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el he-
cho productor del daño, resultando indemnizables, salvo disposici6n legal en
contrario, las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
Adviértase que lo referente a la prueba del factor de atribución se tra-
ta de un tema propio del onus probandi y no una cuesti6n de fondo vinculada
a la naturaleza objetiva o subjetiva de la responsabilidad (VAZQUEZ FERREYRA,
Las obligaciones de medios y de resultado en el Cddigo Civil y Comercial, "Re-
vista Código Civil y Comercial", año 1, no 4, oct. 2015, p. 149).
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
PICASSO,
en LORENZETTI
(dir.), Código Civil y Comercial de la Nación,
t. VIII, comentario al art. 1734, p. 457.
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
l 2 Se expone que la distribución excepcional del art. 1735 del Cód. Civil
y Comercial requeriría, para entrar en funcionamiento, de la condigna pe-
tición de parte; si el gravado por el art. 1734 se encuentra en situaci6n de
objetiva dificultad para producir Ja prueba que dicha regla espera de él, po-
drá -y deberá- plantearlo ya desde los albores del proceso. Ello permitirá al
magistrado -prosigue- oír al contrario sobre el particular y, eventualmente,
pronunciarse; incluso, la existencia de mejores posibilidades probatorias
LA CARGA DE LA PRUEBA EN LOS JUICIOS SOBRE RESPONSABIILDAD CIVIL 1 57
introducirlo es en la del ofrecimiento probatorio, considerando
la propia de cada fuente13. En caso de que uno de los litigan-
tes realice este planteo, se le deberá dar traslado al contrario
para luego resolver.
l b PICASSO,
en LORENZETTI (dir.), Cddigo Civil y Comercial de la Nación,
t. VIII, comentario al art. 1735, p. 441. La misma opini6n surge de QUADRI,
Las cargas probatorias dindmicas en el Código Civil y Comercial, LLBA, año
22,no 11, dic. 2015,p. 1184 a 1186.
l7 Para ARAZI la redacción del art. 1735 puede dar lugar a diversas inter-
pretaciones, principalmente en cuanto a la oportunidad en que el juez esta
facultado para hacer esa comunicaci6n a fin de no retrogradar el proceso; en
caso de que se tenga prevista una audiencia preliminar (v.gr., art. 360 Cód.
Proc. Civil y Comercial),entiende que ese será el momento indicado para que
LA CARGA DE LA PRUEBA EN EL C ~ D I G OC M L Y COMERCIAL
aprobado un nuevo código procesal civil en Costa Rica, cuyo art. 41.1 con-
templa el criterio de facilidad y disponibilidad probatoria tomado del art.
217.7 de la LEC española.
'O En este sentido, se expresa que el CPC SFe no contiene reglas de dis-
tribución de la carga de la prueba; sin embargo, sus antecedentes y economia
permiten sostener su adscripcidn al clásico esquema tripartito chiovendano
[ver PEYRANO, en PEYRANO (dir.), Código Procesal de Santa Fe, t. 1, p. 4611.
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
sión a los dos ultimos que realiza el art. 217.7 de la LEC, aquel está implícito
(ver MONTERO AROCA,La prueba en el proceso civil, p. 131).
l6 Sobre el particular, SILVA MELERO explica que la normalidad se nu-
tre de la continuidad de las situaciones y la experiencia de siglos, aunque las
conclusiones a que se arriben deben ser valoradas con prudencia y discreción
(La prueba procesal, p. 100).
l7 Entre ellos, GORPHE, PLANIOL Y RIPERT, FRAMARINO DEI MALATESTA, FITTING,
SAVIGNY, UNGER,WINDSCHEID y REGELSBERGER (ver DEVISECHANDIA, Teoría general
de la prueba judicial, t. 1, p. 440 a 442; CHIOVENDA, Principios de derecho pm-
cesal civil, t. 11, p. 255; LESSONA, Teoría general de la prueba, t . 1, p. 125 a 127).
l8 ROSENBERG, La carga de la prueba, p. 115 y 116.
l9 ARAZI,La prueba en el proceso civil, p. 80, donde se explica que, ver-
bigracia, en materia de obligaciones, lo normal es que se cumplan; entonces
-de acuerdo con esta teoría- quien alega el incumplimiento debiera probar-
lo. No obstante, hay acuerdo autora1 en que es el deudor quien tiene la car-
ga de probar el cumplimiento de la obligaci6n.
20 PEYRAMO - CHIAPPINI,
Lineamientos de las cargas probatorias dimímicas,
p. 1006 y 1007.
de hecho sin voluntad de unirse en la cual, por conocer la inti-
midad de la pareja, el cónyuge supérstite, que busca mantener
la vocación hereditaria, esta en mejores condiciones de probar
su propia inocencia o la culpabilidad del otro c6nyuge ya falle-
cido, que los causahabientes de este.
Esta es la pauta de mayor trascendencia como norte de la
teoria de las cargas probatorias dinámicas. Y sin ningún ro-
deo, ya desde un comienzo, deja en claro que apunta a la pro-
duccidn de la prueba. Al tiempo, se empieza a apoyarla en
el criterio de facilidad y disponibilidad probatoria2', que es
un viejo conocido en el derecho español. Si tenemos en cuen-
ta que, en rigor de verdad, facilidad y disponibilidad probato-
rias son conceptos distinguibled2, la teoria de las cargas pro-
batorias dinámicas se estaría posando en el primero. Más
adelante, en el 5 79, ahondaremos sobre el llamado criterio de
facilidad y disponibilidad probatoria.
b) El cardcter dimímico 6%la carga de la prueba. Conti-
nuando con la publicación de PEYRANO y CHIAPPINIde 1984, los
autores detectan en las dos hipótesis precedentes el carhcter di-
námico de las reglas de carga probatoria, pues -enfatizan- no
se atan a preceptos rigidos, sino que, mhs bien, dependen de
las circunstancias del caso concreto. Finalmente, ven conve-
niente que la doctrina se ocupe de conceptualizar detallada-
mente el tenor de estas nuevas cargas probatorias dinámicas,
las cuales se desplazan hacia una u otra parte en miras de ser-
vir mejor a la justicia23.
9 74. REFLEXIONES
EN TORNO A LOS PRIMEROS LINEAMIENTOS
DE LA TEOR~A DE LAS CARGAS PROBATORIAS D I N ~ I C A S ,- Con
rela-
ción al opúsculo que pretendidamente da el puntapié inicial a
la teoría de las cargas probatorias dinámicas, creemos conve-
26 Así, explica FENOCHIETTO que los hechos evidentes son hechos referi-
dos al mundo de la naturaleza, en un ejemplo, de día se ve mejor que de no-
che. Ellos obedecen -continúa- a leyes físicas, universales, generalmente
inmutables y admitidas que, al igual que ocurre con las múximas de la ex-
periencia, no necesitan ser alegadas ni probadas, a diferencia del hecho noto-
rio, que debe ser alegado aunque no probado ["El principio de demanda y
los hechos exentos de prueba", en MORELLO (dir.), Los hechos en el proceso
civil, p. 501.
27 Este mismo ejemplo es retornado por PEYRANO en un estudio poste-
rior, pero ahora explicado con mayor detalle: pensemos -señala- en un jui-
cio de resolución de vocación hereditaria con el cdnyuge supérstite separado
de hecho del premuerto; imaginemos que son los herederos del cónyuge pre-
muerto los que demandan para excluir de la vocación hereditaria al cónyuge
supérstite, afirmando la inocencia de aquel y la culpa de este en la separa-
ción de hecho antes producida, sin lograr acreditar tales circunstancias. A
su vez -añade- el cónyuge supkrstite afirma su inocencia y la culpa del otro
y también fracasa su intento probatorio. Palmario es -continúa- que con el
esquema normal del art. 377 del CPCCN la pretensibn en cuestión deberfa ser
desestimada, en tanto que si operara la doctrina de las cargas probatorias
dinámicas dicho reclamo debería prosperar. Y a rengl6n seguido, reconoce
que la aplicación de esta teoria no es inocua ["La doctrina de las cargas pro-
batorias dinámicas y la mAquina de impedir en materia juridica", en PEYRANO
(dir.), Cargas probatorias dinámicas, p. 94 y 951. También repite la menci6n
a este ejemplo en el mismo capitulo de la obra, unas páginas más atras (p. 79),
con lo que se recurre a él tres veces en el mismo libro, sin perjuicio de su uti-
lizaci6n en otras ocasiones ya indicadas. Con el caso m8s puntillosamente
expresado, se evidencia que con la propuesta de esta teoría se pretende alte-
rar la instruccibn que el derecho le señala -mediante las reglas sobre carga
probatoria- al juzgador ante la falta de prueba. Y no hablaría bien de la
parte actora que, en este supuesto, pretendiera excluir de la vocación heredi-
taria a la contraria sin al menos generar varios indicios concordantes, preci-
sos y graves que puedan llegar a convencer al juez -lo que no es imposible ni
diabblico, porque si se ofrecieron fuentes probatorias básicas y se practica-
ron, pueden extraerse de ellas los indicios que generen presunci6n simple- y,
ante la total falta de pruebas, se condene al cónyuge supérstite. Ni siquiera
desde el punto de vista de la tan mentada justicia del caso concreto se observa
la bondad de la aplicación de la teoría de las cargas probatorias dinámicas,
5
75. ARGUMENTOS EN LOS QUE SE SOSTIENE LA TEOR~ADE LAS
DXNAMICAS. - Tras el articulo reseñado, el lla-
CARGAS PROBATORIAS
mado de sus autores a que la doctrina se ocupe de la teoría
de las cargas probatorias dinámicas se cumplió con creces, so-
bre todo en la Argentina y entre las filas de sus seguidores. El
procesalismo vernácuIo, en su mayoría, es tan condescendiente
como escasamente crítico de esta teoría. De allí que, en lo su-
cesivo, nos ocuparemos de las aristas salientes en determina-
dos estudios que apoyan esta figura.
a) La facilidad probatoria o "favor probatiunes". Desde
su presentación -según vimos- se viene sosteniendo a la teo-
ría de las cargas probatorias dinámicas como una regla de fa-
cilidad probatoria o favor probatioízes o reparto del esfuerzo
probatorio, la cual, entendida de manera un tanto particular,
deriva en la siguiente máxima que se repite a coro: la carga de
la prueba recae sobre la parte que se encuentra en mejores con-
diciones profesionales, técnicas o fácticas para producirla, sin
que interese su emplazamiento como actora o como deman-
dada28.
Se afirma, ampliando la idea, que esta doctrina no dero-
ga las normas tradicionales que regulan la carga de la prueba,
sino que las vuelve más elasticas y aligeradas; con el nuevo en-
foque se traslada un mayor peso probatorio sobre una de las
partes, produciendo a la par la descarga o aligeramiento en el
derado que pudieron haber sido de relevancia para superar el trance padeci-
do por la codemandante". En el consid. 6" se lee: "Que para determinar la
eventual responsabilidad de la demandada, el a quo tampoco tuvo en cuenta
los dichos de una obstetra que había sido testigo presencial de etapas rele-
vantes del proceso de preparto y que había dado una versión de los hechos
que agregaba datos que habian sido omitidos en las conclusiones del dicta-
men médico, a raíz de la falta de los mencionados elementos de la historia
clínica".
38 Fallos, 319:2129.
39 CSJN, 2118197, "P. P. clclinica Médica Integral Las Palmas y otros",
LL, 1998-B-568.
40 El consid. 19 del voto particular del doctor VAZQUEZreza: "Que en el
tema de mala praxis médica debe acatarse -en principio- el antiguo aforis-
mo procesal onus probandi incunabit actore, así como que le son aplicables
las normas de la culpa subjetiva. No obstante, como en la mayoria de los
casos se trata de situaciones extremas de muy difícil comprobación, cobra
fundamental importancia el concepto de 'la carga dinámica de la prueba' o
'prueba compartida' que hace recaer en quien se halla en mejor situación de
aportar los elementos tendientes a obtener la verdad objetiva, el deber de ha-
cerlo (médicos o entidad hospitalaria, por tener un conocimiento técnico y
carga de la prueba, producci6n probatoria, presunción hominis
y apreciación de la prueba, que pasa inadvertido que la falencia
no se circunscribe a la falta de prueba, sino a la interpretación
y valoraci6n de la que hay1.
En definitiva, y más allá de la pretendida aplicación de la
teoría de las cargas probatorias dinámicas en el fallo "Pinhei-
ro", puede advertirse que la solución del caso, en verdad, no co-
rresponde al meridiano de la carga de la prueba. En general,
la intromisión de la teoría de las cargas probatorias dinámicas
requiere de un contexto de confusión terminológica para, con
ella, alterar el resultado que surge de las reglas legales. Así y
todo, la doctrina y la jurisprudencia, en numerosas ocasiones,
cae en la tentación de exhibir el espejismo de atribuir la solu-
ción del caso a esta teoría, cuando la que se brinda debe bus-
carse -y está- en otros dominios.
b) El caso "Perón". Cuarenta años antes de "Pinheiro",
nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó un fa-
llo que, con el correr de los años, también se lo ha querido ver
como un precedente donde se habría aplicado la teoria de las
cargas probatorias sin darle ese nombre.
detti dell'attore o del convenuto pel solo fatto che piaccia ad un cittadi-
no chiamare un altro in giudizio: dipenderebbe in questo sistema dalla
volonth, dall'arbitrio, da1 capriccio di qualunque individuo creare ad al-
tri un pericolo sottoponendolo alla pih penosa, alla piSi arbitraria fra tutte
le discussioni. 1 piu probi potrebbero agevolmente soccombere e perde-
re colla fortuna l'onore, poich&il vizio suole ottenere nel cieco mondo ma-
ggiore considerazione che la virtii; l'eguaglianza civile scomparirebbe in
faccia all'arbitrio illimitato del giudice chiamato a stimare, senza alcun cri-
terio certo, il rispettivo merito personale dei litiganti; e la sicurezza civile di
ciascheduno sarebbe ad ogni istante in balia degli audaci e degli improbi"
(La logica del diritto frammenti di dottrina e di giurisprudenza, vol. 1, p. 91).
romano, intentó crear reglas flexibles de distribucibn de la
carga probatoria. Aclara que parece existir acuerdo entre los
modernos comentaristas alemanes, frente al admirable trata-
miento que se le dio al desplazamiento de la carga de la prue-
ba desde los orígenes del derecho germanico, tomando como
punto de partida las reglas consuetudinarias; así, teniendo en
cuenta la posición que ocuparan las partes en relación con las
pruebas, el juez decidía cuál de los extremos tenía la carga
de probar. Luego menciona que en la actualidad en Alemania,
Austria y los cantones germanos de Suiza se le reconocen al
juez amplios poderes de investigación dándole predominio a la
noción de carga objetiva de la prueba, según la cual aquel goza
de amplias facultades para valorar con absoluta libertad las
pruebas y distribuir las consecuencias negativas de su falta a la
parte que no demostró el factum medular de la controversia, de
acuerdo a su proximidad con el medio probatorio. Finalmen-
te, en lo que aquí interesa -y dejando de lado las observaciones
que le podríamos hacer a algunas de sus afirmaciones puestas
en la oración anterior-, este autor recuerda que la doctrina de
la facilidad probatoria igualmente fue expuesta por BENTHAM a
comienzos del siglo x ~ en
x Inglaterra59.
C) ¿Tiene algo de novedoso la teoría de las cargas proba-
torias dinámicas? Se ha demostrado que orientaciones simi-
lares a la teoría de las cargas probatorias dinámicas existen
desde hace siglos, descolocando el ánimo de novedad que sus
adeptos le han querido imprimir. Porque, básicamente, la
práctica de dejar en manos del juzgador la distribución de las
consecuencias del dato incierto lleva mucho tiempo, aparte
de los distintos parámetros o pautas de adjudicación que se
puedan seguir: encontramos registros de comienzos de nues-
tra era donde los jueces imponían las consecuencias a aquel
que consideraban peor persona o menos honradoB0,o -ya en el
siglo XVTI- al que perdía echando suertesb1.
Si nos empeñamos en resaltar alguna novedad en la teoría
de las cargas probatorias dinámicas podemos, apenas, encon-
72 Ley 5261, CABA, art. 13: "Carga dinámica de la prueba. En los pro-
cesos promovidos por aplicación de la presente ley, en los que controvierte la
existencia de hecho, acto u omisi6n discriminatoria, resultar&suficiente para
la parte que afirma dicho motivo de acreditacidn de hechos que, evaluados
prima facie, resulten idóneos para inducir su existencia; en ese caso corres-
ponderá a la parte demandada a quien se reprocha el hecho, acto u omisión,
la prueba de que este tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a
toda discriminacidn. Las presunciones establecidas es ese artículo no rigen
en materia penal o contravencional".
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
76 CPCCN, art. 377; C6d. ContAdm y Trib CABA, art. 301; CP Chaco,
art. 355; Chubut, art. 381; Corrientes, art. 377; Entre Ríos, art. 363; Misio-
nes, art. 379; Río Negro, art. 377; Santa Cruz, art. 355; San Juan, art. 340, y
Santiago del Estero, art. 382.
77 Este grupo se conformaria con las siguientes normas: CP Chaco, art.
355; Corrientes, art. 377; La Pampa, art. 340; Misiones, art. 379; San Juan,
art. 340, Santiago del Estero, art. 382, y Tierra del Fuego, art. 375.
78 El CP Chaco, en su art. 355, dice: "Carga de la prueba. Cada una de
las partes deberá probar el presupuesto de hecho de la norma o normas cuya
aplicación sirva de fundamento a su pretensidn, defensa o excepcidn. Sin
perjuicio de la regla precedente, el juez o tribunal apreciará según las cir-
cunstancias de la causa y de conformidad con las reglas de la sana critica,
la conducta observada por las partes y las deficiencias u omisiones en que
hubieren incurrido en materia probatoria. Si la ley extranjera invocada por
una de las partes no hubiere sido probada, el juez deberal investigar su exis-
tencia y, en su caso, aplicarla a la relación jurídica materia de litigio".
79 Adviértase que el tiempo verbal utilizado en las alternativas I y 2
con relación a las partes es el pasado, porque la decisión la toma el juez ul-
teriormente, cuando ya no existe posibilidad ni de cumplir con el deber de
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
9
79. LA NORMALIDAD O ANORMALIDAD DE LOS HECHOS IN-
VOCADOS, EL CRITERIO DE FACILIDAD Y DISPONIBILIDAD PROBATORIA
Y SUS DENVADOS COMO PAUTAS PARA DISTRIBUIR EL Y~~~~ PROBAN-
DI". -Para finalizar el recorrido, queda un punto de sustento
muy caro a la teoría de las cargas probatorias dinámicas que
debemos examinar: la demostración de hechos normales y
anormales y el criterio de facilidad y disponibilidad probatoria.
Una de las explicaciones más recurrentes que corre en au-
xilio de la teoría de las cargas probatorias dinámicas es que
se inspira en un sentido de justicia que se obtiene ponderan-
do las circunstancias del caso concreto. Y que cobra vida a
través de ciertas directrices que deben fijarse para la distribu-
ción jurisdiccional de las consecuencias del dato necesitado de
confirmación que permanece incierto al momento de senten-
ciar. Entre aquellas pautas, desde un primer momento se pen-
s6 en la guía que surge de la alegaci6n de los hechos normales
y anormaless3,o en colocarla sobre las espaldas de la parte que
se halle en mejores condiciones para producir determinada
pruebas4.
Ninguno de estos dos parámetros representa una novedad,
y desde antaño son tratados en doctrina y empleados por el le-
gislador para establecer diferentes reglas de carga probatoria,
junto a otras variantes similares, como las que colocan el onus
probandi en quien innova o en quien alega condiciones especí-
ficas. Nos referiremos sucintamente a ellas.
a) Las condiciones generales y específicas como crite-
rio para distribuir la carga probatoria. A lo largo de la his-
toria, se han realizado intentos para distribuir la carga de la
prueba conforme distintos factores, aunque sin apartarse de
la contemplación del hecho en sí. En este sentido, se ha
tomado como referencia la diferenciación entre condiciones
generales y especificas de la existencia de las relaciones jurídi-
5 80. PRINCIPALES
CRITERXOS PAU APLICAR LA TEOR~ADE LAS
- D e los cuatro parámetros an-
CARGAS PROBATORIAS IDINAMICAS.
tes explicados, al que más recurren los jueces que aplican la
99 Art. 27 de la ley 24.240 (sustituido por art. 11, ley 26.361): "Registro
de reclamos. Atención personalizada. Las empresas prestadoras deben ha-
bilitar un registro de reclamos donde quedarán asentadas las presentaciones
de los usuarios. Los mismos podrAn efectuarse por nota, telefono, fax, co-
rreo o correo electrónico, o por otro medio disponible, debiendo extender-
se constancia con la identificacidn del reclamo. Dichos reclamos deben ser
satisfechos en plazos perentorios, conforme la reglamentación de la presente
ley. Las empresas prestadoras de servicios públicos deberAn garantizar la
atención personalizada a los usuarios".
teoría de las cargas probatorias dinAmicas, a fin de distribuir
a discreción las consecuencias de la falta de prueba de un he-
cho incierto al momento de sentenciar, es el de proximidad de
la parte con la fuente de prueba, a efectos de producirla. Esta
alternativa, conocida como criterio de facilidad y disponibilidad
probatoria, en puridad -tal como vimos anteriormente- busca
una más eficiente práctica probatoria considerando el acceso a
la fuente y no que se releve de su aportación a quien afirmó el
dato necesitado de prueba. Y, mucho menos, la modificación
a las reglas del onus probandi.
a) Crítica a la aplicación de la teoría de las cargas pro-
batorias diniímicas según la facilidad y disponibilidad
probatoria. Podemos añadir una tan interesante como fun-
dada advertencia crítica que hace TERRASA, sosteniendo que la
invocación por el juzgador de criterios como el de facilidad
y disponibilidad probatoria -o similares- como razones para
alterar la carga probatoria y, por esa vía, invertir el sentido de
la decisión, podría fácilmente encubrir una reducción o rebaja
en la necesidad de motivar el pronunciamiento, y ser utilizada
como cobertura argumenta1 de lo que -en realidad y en el me-
jor de los casos- sería pura intuición subjetiva. En consecuen-
cia, podemos concluir junto al autor en cita que la aplicación
de la teoria de las cargas probatorias dinhmicas no solo impide
a las partes el ejercicio de un control ex ante, sino que además
restringe la posibilidad del control ex post que realizan por me-
dio de la motivación de la sentencialOO.
b) La teoría de las cargas probatorias diniímicas, ¿pro-
ducto argentino que se ha exportado a España? Mención
aparte merece alguna fervorosa apreciación en la que se en-
tiende que la teoría de las cargas probatorias dinamicas es un
producto surgido de un juzgado de provincia argentinolo'que se
ha exportado a tierras españolas, y que definitivamente fue
incluida en su nueva ley de enjuiciamiento civi1102. A esta al-
nica, artículos de revistas científicas, etc.- que siempre pueden llegar a ofre-
cerse de manera completa o completable -v.gr., cuando es necesario solicitar
una diligencia previa para determinar datos de algún testigo-. El inconve-
niente, debe reconocerse, se presenta en la producci6n o prActica posterior
para incorporar estas fuentes al proceso. Esto se soluciona con herramien-
tas m u y distintas a las reglas de la carga probatoria, que son llamadas a ope-
rar en otro ámbito.
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
los gastos que implique su practica, sin perjuicio de lo que se resuelva luego
sobre costas.
22 CALVINHO,El proceso con derechos humanos, p. 155 a 157.
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
destaca que ello surge de las aludidas conclusiones del XVII Congreso Nacio-
nal de Derecho Procesal [ver PEYRANO, "La doctrina de las cargas probatorias
din8micas y la maquina de impedir en materia jurfdica", en PEYRANO (dir.),
Cargas probatorias dindmicas, p. 831, las cuales -como indicamos- fueron el
fruto de una comisión que él integraba.
40 PEYRANO, "La doctrina de las cargas probatorias dinámicas y la má-
quina de impedir en materia jurídica", en PEYRANO (dir.), Cargas probatorias
dinámicas,p. 90 y 91.
POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
47 AQUINO, Suma de teología, t. 111, p. 496 (11-IIae, cuestión 60, art. 4),
donde, además, contesta a una de las objeciones sosteniendo que puede ocu-
rrir que el que interpreta en el mejor sentido se engafie mAs frecuentemente;
pero es mejor que alguien se engañe muchas veces teniendo buen concepto
de un hombre malo que el que se engañe raras veces pensando mal de un
hombre bueno, ya que por esto último se hace injuria a otro, mas no ocurre
por lo primero.
48 TARUFFO, Simplemente la verdad, p. 255.
49 En San JUAN,7:51, se lee: "¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin
haberlo escuchado antes para saber lo que hizo?".
siglos antes de la irrupci6n del modelo de enjuiciamiento inquisi-
tivo al que en realidad tributan.
Por consiguiente, el apoyo de la teoría de las cargas proba-
torias dinámicas en razones de equidad y justicia es débil y par-
cial, dado que ese sustento es aceptado desde una óptica exclu-
sivamente finalista: se impone el criterio particular de justicia
en el caso concreto, conculcando la justicia propia de un méto-
do de debate conformado por reglas preest ablecidas.
El proceso dispositivo -respetuoso de la persona y su li-
bertad- lejos de repeler la justicia, se nutre de ella. Por tan-
to, las teorías que lo acechan intentan brindar -recurriendo al
falso dilema apuntado- alguna explicación elegante que oculte
su real propósito, que no es otro que una máxima concentra-
ción en manos de los jueces de un poder procesal cuasi má-
gico. Que, con creces, la teoría en estudio consigue, porque
con ella -y al margen del derecho de defensa- el juzgador pue-
de transformar la derrota en victoria y al ganador en perdedor.
¿Es ello justo?
b) La teoría de las cargas probatorias dinámicas ¿nos
acerca a la verdad? En el 5 58, en ocasi6n de examinar los
procedimientos de familia, planteamos el problema de la ins-
piración que se le atribuye a la teoría de las cargas probatorias
dinámicas apoyada en razones dirigidas hacia la búsqueda de
la verdad.
Ni bien se sobrevuela la cuestión, se advierte que la teorla
de las cargas probatorias dinámicas le permite al juzgador ge-
nerar una regla de juicio a la medida del caso que tiene para
resolver, ceñida a la débil pauta de fijar discrecionalmente las
consecuencias perjudiciales en cabeza de quien estaba en mejo-
res condiciones de probar aquel hecho.
La generación de esta regla de juicio particular y subjeti-
va tiene como presupuesto -al igual que para la aplicación de
las reglas del onus probandi objetivas y a priori- que un hecho
permanezca incierto al sentenciar. Y esta circunstancia se ve-
rifica en dos hipótesis que, a menudo, enfrentan los jueces; la
primera es que no haya pruebas sobre un hecho afirmado y ne-
cesitado de ella, y la segunda, que la prueba arrimada sobre
un hecho, luego de interpretada o valorada, no logre convencer
acerca de la existencia de lo afirmado,
250 POL~MICASOBRE LAS CARGAS PROBATORIAS DINAMICAS
C A R R IGaranttas
~, constitucionales en el proceso penal, p. 5 11.
6' VAZQUEZROSSI,Derecho procesal penal, t. 1, p. 276.
" En materia penal, si bien por medio de esta idea se niega la revisión
en casacidn, algunos fallos admiten excepciones (ver, a mayor abundamiento,
CAFFERATA NORES, La prueba en el proceso penal, p. 14 y 15).
63 Destaca VAZQUEZROSSIque si bien se acepta que el principio in dubio
pro reo opera fundamentalmente al momento de dictar sentencia, no puede
desconocerse que hay casos en que elementales razones de economía proce-
sal aconsejan su aplicacidn en momentos previos. En efecto, cuando por las
particularidades de la causa es notorio que no podrá avanzarse desde el es-
tado probatorio conseguido, y que este no ofrece elementos como para justi-
ficar un estado de certeza, carece de sentido mantener la sujeción al proceso
y arribar a la instancia del juicio, por lo que deviene razonable un pronun-
ciamiento desincriminador; en alguna forma, esto se encuentra previsto en
los códigos como auto de falta de mérito, archivo o sobreseimiento (Derecho
procesal penal, t . 1, p. 277).
64 CAFFERATA NORES, La prueba en el proceso penal, p. 12.
constituyendo en tal aspecto un freno para el subjetivismo o la
arbitrariedadB5.
c) El principio "in dubio pro" y la valoración de la prue-
ba. A fin de explicar ejemplos en el derecho estadounidense
donde una misma persona puede ser condenada civilmente y
absuelta penalmente por el mismo hechob6,se incursiona en un
correlato entre el proceso penal y el proceso civil, enfatizando
que, en este, la duda juega en contra de la parte que está gra-
vada con la carga de probar un determinado hecho, atendiendo
a las reglas de distribución de la carga de la prueba; mientras
tanto, en aquel, la duda despliega sus efectos siempre a favor
del acusado, porque cuando el juez no alcanza la certeza sobre
un hecho que lo perjudique se tendrá por no probado67.
Sin embargo, observando otras utilizaciones queda ex-
puesto de forma más clara que el in dubio pro excede la estric-
ta función de valoración de la prueba. La más reciente con-
sagración del in dubio pro operario en la legislación argentina
lo demuestra. Segiín el art. 9 O de la ley de contrato de traba-
jo 20.744, modificado por la ley 26.428 del 26 de noviembre de
2008, en caso de duda sobre la aplicación de normas legales
o convencionales, la interpretacibn o alcance de la ley, o en la
apreciación de la prueba en los casos concretos, los jueces o en-
cargados de aplicarla se decidirán en el sentido mas favorable
al trabajadoF8. Y con poca precisión, la nueva redacción del
art. 3" de la ley 24.240 establece un in dubio pro consumidor
tomar el toro por las astas y encarar una seria revisión del C6-
digo CiviI y Comercial7"en esta materia.
Estamos convencidos de que es momento de enfrentar el
problema y dejar de analizarlo en clave de poder, para dar prio-
ridad a la efectivización de los derechos de las personas tenien-
do al hombre como centro y fin del ordenamiento jurídico75.
Por algo, sabiamente, nuestros constituyentes recibieron
un derecho humano que declararon, sin excepción alguna, in-
violable: el de defensa en juicio.
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