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SALA LABORAL - TRIBUNAL SUPERIOR

Protocolo de Sentencias
Nº Resolución: 132
Año: 2020 Tomo: 2 Folio: 444-448

EXPEDIENTE: 328831 - - CHIALVO, IVANA V C/ MUNICIPALIDAD DE VILLA MARIA, Y OTRO -

ORDINARIO - OTROS (LABORAL)

SENTENCIA NUMERO: 132. CORDOBA, 27/07/2020.

Se reúnen en Acuerdo los integrantes de la Sala Laboral del Tribunal Superior de


Justicia, doctores, Luis Enrique Rubio; M. Mercedes Blanc de Arabel y Luis Eugenio
Angulo, bajo la presidencia del primero de los nombrados, a fin de dictar sentencia en
estos autos: "CHIALVO IVANA V. C/ MUNICIPALIDAD DE VILLA MARIA Y
OTRO – ORDINARIO – OTROS (LABORAL)" RECURSO DE CASACION –
328831, a raíz del recurso concedido a la parte actora en contra de la sentencia N°
633/17, dictada por la Cámara del Trabajo, Villa María, cuya copia obra a fs. 393/408
vta., en la que se resolvió: “I- Rechazar la demanda instaurada por la Sra. Ivana
Verónica Chialvo en contra de la Municipalidad de Villa María y de Rubén Alberto
Quevedo. II- Imponer las costas por el orden causado, atento los fundamentos
expresados al tratar la primera cuestión planteada (Art. 28 LPT), difiriéndose la
regulación de honorarios profesionales… III-… IV-… V… VI-…”. Oportunamente se
fijaron las siguientes cuestiones a resolver:
PRIMERA CUESTION: ¿Resulta procedente el recurso interpuesto por la actora?
SEGUNDA CUESTION: ¿Qué resolución corresponde dictar?
Practicado el sorteo de ley resultó que los señores vocales emitieron su voto en
el siguiente orden: doctores M. Mercedes Blanc de Arabel, Luis Enrique Rubio,
y Luis Eugenio Angulo.

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A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA:
La señora vocal doctora M. Mercedes Blanc de Arabel, dijo:
I. La recurrente denuncia que el Tribunal vulneró la Ley N° 26.485 de protección
integral de las mujeres, cuyo objeto es prevenir, sancionar y erradicar la
discriminación y violencia contra este género, en cualquiera de sus manifestaciones y
ámbitos. Entiende que la a quo no aplicó la legislación vigente en la que se sustentó la
acción de la Sra. Chialvo. Recuerda la presentante que en su art. 4° la ley define este
tipo de violencia como toda conducta, acción u omisión que de manera directa o
indirecta, tanto en el ámbito público, como en el privado, basada en una relación
desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica,
sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Sostiene
que la prescripción normativa es específica al contemplar el daño que fue causado a la
actora del que dio cuenta el dictamen pericial psiquiátrico. Invoca asimismo el art. 1°
de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación de la
Mujer, aprobada por la Ley N° 23.179 e incluido en el art. 75, inc. 22 de la C.N. y a
los arts. 1 y 2 (inc. b) y 6 de la Convención Interamericana de Belem do Pará. Desde
otro costado la casacionista señala que la situación de contratada de la actora también
la colocó en una situación de vulnerabilidad frente al trato de Quevedo, quien se
aprovechó de su condición jerárquica y la hostigó acosándola sexual y laboralmente.
Cita el Convenio N° 111 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que
incluye al acoso sexual como forma de discriminación por motivos de sexo; el art. 7°
de la declaración Universal de Derechos Humanos; el Protocolo de San Salvador (art.
3°); la Observación General N° 18 del Comité de Derechos Económicos Sociales y
Culturales; La Declaración Sociolaboral del Mercosur (art. 1°) y los arts. 14 bis y 16
de nuestra Carta Magna.
Además la impugnante expresa que la Juzgadora vulneró las reglas de la sana crítica

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racional al descalificar la prueba médica. Entiende que se involucró en materia ajena a
su competencia y se atribuyó la facultad de “disentir” con el conocimiento científico
del profesional. Alega que la alteración de los relatos de los testigos resulta evidente
cuando la Decisora afirmó que la mayoría de los declarantes refirieron a que Chialvo
consintió una relación sentimental con Quevedo. Sostiene que es absolutamente falsa
esa premisa ya que fueron dieciocho los testigos que depusieron en la causa y catorce
de ellos ni siquiera aludieron a alguna de las acciones o conductas que la a quo
atribuyó a la empleada para tener por acreditada una relación sentimental. Asevera que
por el contrario los declarantes resultaron contundentes al describir los hechos de
acoso y hostigamiento por parte del demandado y los transcribe.
II. El a quo tras conceptuar la circunstancia de acoso sexual con base en la doctrina a
la cual adhirió e invocar la definición que promueve la OIT, entendió que las
conductas de connotación sexual sólo pueden considerarse acoso cuando el asediado
inequívocamente manifiesta oposición a las propuestas e insinuaciones del asediante.
Luego sostuvo que la mayoría de los testigos expresaron que entre el supuesto
acosador y su subordinada parecía que existía algún tipo de relación personal y que la
propia víctima manifestaba frente a sus compañeros que había entrado en un juego
peligroso. De ello derivó que Chialvo consintió la relación que se gestó con Quevedo.
Y afirmó que dicha circunstancia fue probada a través de las conductas o acciones de
su parte: comidas extralaborales, reuniones en parejas, regalos, etc. Concluyó que si
bien Quevedo reviste una personalidad proclive a formular insinuaciones, chistes de
contenido sexual, piropos, exhibición de material de contenido pornográfico, etc.
éticamente criticable para un Encargado de área Municipal, lo cierto fue que dichas
manifestaciones eran en general a todas las empleadas de Tránsito. Pero, agregó, no se
demostró que la actitud de la actora se encontrase condicionada, exteriorizando su
voluntad con signos inequívocos. Por ello descartó la existencia de acoso sexual.

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III. Las constancias del subexamen evidencian que la Juzgadora se apartó de la
legislación vigente al analizar las circunstancias que se ventilan en el presente litigio.
En primer lugar omitió el método de evaluación con perspectiva de género,
desconociendo el alcance regulatorio que contiene el sistema legal argentino en esa
materia. Esta Sala ya ha sostenido que el mismo constituye un horizonte interpretativo
con nuevos y mejores paradigmas en materia de la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer (“Convención de las Naciones Unidas sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer” 18 de diciembre
1979; Ley 26.171 del 15 de noviembre 2006; “Convención Interamericana De Belem
Do Para” de 1994 ratificada por Argentina en 1996 mediante la Ley 24.632 y la Ley
Nº 26.485 “Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones
Interpersonales” sancionada por el Congreso de la Nación en el año 2009).
Si bien la a quo al iniciar su análisis invocó, aunque parcialmente, la normativa de que
se trata, luego no aplicó sus estándares al evaluar las conductas acreditadas. Ello
resulta evidente cuando a fs. 407 les quitó entidad agraviante por estar dirigidas a la
generalidad de las empleadas. El Tribunal no tuvo en cuenta que los dispositivos que
rigen en esta materia, trascienden la calificación ética que realizó, conceptuando a
tales conductas como ilícitos que deben sancionarse y erradicarse. Asimismo su
conclusión relativa a la existencia de consentimiento por parte de Chialvo y la
verificación de un vínculo sentimental con Quevedo, amén de no tener eficacia para
erradicar la existencia de acoso, tampoco se deriva del material transcripto en la
sentencia. Ello es así desde que las acciones a las que el a quo le atribuye tal
connotación no demuestran necesariamente ese tipo de relación (salidas extra
laborales, comidas con parejas, regalos). Más aún teniendo en cuenta otras
declaraciones que sí precisaron conductas inadmisibles por parte del demandado. En

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efecto: a fs. 397 vta./398 Villarroel declaró que “….las chicas por el hecho de ser
mujeres tenían que aguantarlo todo…que las invitaba a salir…que si las contratadas
se quedaban o no, era decidido por cuatro o cinco y Quevedo era uno de ellos…que
era imposible estar dentro de Tránsito…que Chialvo era dócil, quería encajar, ser
parte…hasta que no pudo lidiar más con eso y algo le pasó…los comentarios eran
diarios y permanente con chistes como…”. A fs. 399 Brossard Nadia afirmó que:
“…sabía de los problemas en Tránsito…hubo seis denuncias por acoso sexual
laboral, Quevedo fue uno de los denunciados. Las denuncias públicas fueron de
Marcela Quiero, Ivana Chialvo, Claudia Giardone y Tejeda…las denuncias eran para
Carranza, Quevedo y Vázquez….Quevedo expuso unas fotos…había una carpeta que
decía Quevedo y había fotos de carnet de tránsito de chicas que trabajaban ahí con
pornografía…” (impugnada por juicio pendiente). A fs. 400 vta. Brossard Rosana
declaró que: “…Quevedo era encargado del personal de Tránsito …vio que Chialvo
estaba sentada en el escritorio y se levantó y Quevedo le sacó una foto de la
cola…cuando se juntaron con Chialvo ella dijo estoy harta de esta situación…que
veía mal la actitud de Quevedo, pero no dijo nada porque era contratada…”.
Camusso a fs. 401 sostuvo: “…hubo denuncias en contra de la gente de
Tránsito…Entró un día Quevedo con el diario en la mano, se reía y en ese momento
dijo que iba a decir que ellos habían sido amantes con Chialvo….Conoció a Ivana
(Chialvo)…siempre la actora fue correcta para actuar y para hablar. A fs. 402 vta.
Chirino declaró que es Secretario Gremial de UTEM y que “…estaban desarrollando
un reclamo gremial…cuando un grupo de compañeras de tránsito le comunicó que
iban a hacer público el acoso sexual del que eran objeto…se hizo una conferencia de
prensa…Habrán tenido dos o tres asambleas sobre el tema…Las trabajadoras
hablaban de Carranza, Quevedo y Vázquez….la publicación salió en El
Diario…..existe un alto grado de miedo….puede no renovarse el contrato…depende

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del humor del jefe de turno….Recibieron las denuncias y las creyeron creíbles….en la
precariedad laboral hay temor a perder el trabajo…..cuando tomaron conocimiento
de los acosos dijeron a las compañeras que los denunciaran pero tenían miedo…”.
Consta a fs. 403 la declaración del Coordinador de Riesgos y Defensa Civil Sr.
Bersano: “…recuerda que salió en los diarios y publicaciones…sobre el hecho de
esta causa. Le tocó asistir a Chialvo porque había intentado quitarse la vida…”. El
único testigo que describió la relación de que se trata afirmando que “…era amantes
porque había abrazos y besos entre ellos…” fue Carranza (fs. 403 vta.) quien fue
condenado por la Cámara Laboral de Villa María en el mismo marco que se ventila en
la presente, sólo que con distinta integración. Y es en este punto donde no pasan
desapercibidos los términos de la contestación de la demanda del Sr. Quevedo (fs. 26),
quien luego de afirmar la existencia de una relación sentimental clandestina con la
trabajadora, se refiere a ella atribuyéndole conductas procaces e indecorosas. Dicha
circunstancia no debió ser un dato menor de la causa frente a las recomendaciones de
la CIDH vinculadas a la frecuente constatación de situaciones de re-victimización o
victimización secundaria de las denunciantes. En efecto: El Comité de Derechos
Humanos, en el caso LNP v. Argentina (2011), consideró que las constantes
indagaciones sobre la vida sexual y la moral de la peticionaria constituyeron una
injerencia arbitraria en su vida privada y un ataque ilegal a su honra y reputación. El
Comité también recordó su Observación General N° 28, señalando que se entiende
como injerencia en el sentido del artículo 17 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos la toma en consideración de la vida sexual de una mujer al decidir
el alcance de sus derechos y de la protección que le ofrece la ley.
En este orden de ideas, también cobra relevancia la pericia psiquiátrica oficial
incorporada a fs. 138/144. Allí se describen las maniobras antisimulatorias practicadas
a la accionante y el resultado obtenido de las mismas. El Dr. Guillermo Andrés Paris

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se refirió al método científico utilizado y a los índices orientadores del test clínico-
diagnóstico de la simulación de CAPELLI, concluyendo que la trabajadora no simuló
conductas. El profesional respondió a cada uno de los puntos sujetos a su evaluación,
afirmando entre otros argumentos que las patologías constatadas eran respuestas de
situaciones vivenciales traumáticas de acoso y coerción ante la amenaza de la pérdida
de empleo. Agregó que la secuela psicológica derivó del modus vivendi laboral de la
actora y su exposición prolongada a ese factor, oportunamente identificado por su
médico tratante como determinante de su estado de enfermedad. La descalificación de
este material por parte del Tribunal se sustentó en el único argumento de que el perito
dio por cierto un hecho que era de probanza jurídica (acoso), lo cual constituyó una
verdad de Perogrullo. Entonces cotejada procesalmente la realidad de referencia, cobra
virtualidad la prueba de que se trata.
En definitiva, la conducta del demandado Quevedo que el Tribunal en su
pronunciamiento fijó como cierta, se encuentra descripta en la legislación vigente
como una acción ofensiva, humillante y discriminatoria para quien la padece (Ley N°
24.632 y Ley Nº 26.485 “Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus
Relaciones Interpersonales” sancionada por el Congreso de la Nación en el año 2009).
Luego no debió obviar su aplicación.
Por lo expuesto, debe casarse el pronunciamiento y entrar al fondo del asunto (art. 104
CPT).
Verificada la existencia de las conductas antijurídicas descriptas, a las que la pericial
médica oficial otorgó entidad suficiente para provocar el daño detectado en la salud de
la actora -incapacidad absoluta y permanente- debe condenarse a los demandados al
resarcimiento del mismo. La condena solidaria al Municipio encuentra sustento en la
responsabilidad objetiva emanada del hecho del dependiente (arts. 1113 CC).

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Las pautas para su determinación son las siguientes:
1) Para establecer el lucro cesante pasado corresponde el cálculo líneal de las
ganancias perdidas. Para su obtención, se parte del salario actualizado con el
coeficiente que resulta de dividir 60 por la edad de la actora a la fecha de la
interposición de la demanda -tal como pide- y multiplicado por el número de períodos
temporales útiles transcurridos entre ese momento y la fecha de la sentencia. Al
resultado, deben adicionarse los intereses del 2% mensual más la tasa pasiva del
BCRA, desde que cada suma mensual fue debida y hasta la decisión del juez.
2) El resarcimiento futuro, al realizarse por anticipado, sigue un procedimiento de
renta capitalizable, conforme el cual se tiene en cuenta la productividad del capital, la
renta que puede producir y que se agote al final del lapso resarcitorio. En este período,
la operación parte de actualizar nuevamente el salario con el mismo método que el
anterior, pero ahora el coeficiente surge de dividir 60 por la edad de la damnificada a
la fecha del resolutorio del a quo (60/=), al resultado se lo multiplica por 13 períodos y
este es el capital, que puesto a un interés equivalente al 6% anual por los años que le
quedan de expectativa de vida, es decir, hasta cumplir los 75 años, arroja la
indemnización para la posteridad. Los intereses para este tramo, empezarán a
generarse desde aquel pronunciamiento hasta su efectivo pago. Finalmente, también se
deberá calcular el daño moral en una suma equivalente al veinte por ciento del daño
patrimonial.
Voto por la afirmativa.
El señor vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo:
Coincido con la opinión expuesta por la señora vocal cuyo voto me precede. Por
tanto, haciendo míos los fundamentos emitidos, me expido en la misma forma.
El señor vocal doctor Luis Eugenio Angulo, dijo:
A mi juicio es adecuada la respuesta que da la señora vocal doctora Blanc a la

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primera cuestión. Por ello, de acuerdo a sus consideraciones, me pronuncio en
igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA:
La señora vocal doctora M. Mercedes Blanc de Arabel, dijo:
A mérito de la votación que antecede corresponde admitir el recurso interpuesto por la
parte actora y en consecuencia casar el pronunciamiento en cuanto fue motivo del
mismo. Hacer lugar a la demanda en cuanto pretende reparación integral por el daño a
la salud, condenando solidariamente a las demandadas por los fundamentos expuestos.
Con costas. Los cálculos se efectuarán en la etapa previa a la ejecución de sentencia
conforme a las pautas dadas en la cuestión anterior. Los honorarios de la Dra. Cecilia
Pérez Correa serán regulados por la a quo en un treinta y dos por ciento de la suma que
resulte de aplicar la escala media del art. 36 de la Ley N° 9.459 sobre lo que constituyó
materia de impugnación (arts. 40, 41 y 109 ib.), debiendo considerarse el art. 27 del
C.A.
El señor vocal doctor Luis Enrique Rubio, dijo:
Adhiero a las consideraciones expresadas en el voto que antecede. Por tanto, me
expido de igual modo.
El señor vocal doctor Luis Eugenio Angulo, dijo:
Comparto la postura que propone la señora vocal doctora Blanc a la presente. Por ello,
me pronuncio de la misma manera.
Por el resultado de la votación que antecede, previo Acuerdo, el Tribunal Superior de
Justicia, por intermedio de la Sala Laboral,
R E S U E L V E:
I. Admitir el recurso deducido por la parte actora y, en consecuencia, casar el
pronunciamiento conforme se expresa.
II. Hacer lugar a la demanda en cuanto pretende reparación integral por el daño a la

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salud, condenando solidariamente a las demandadas por los fundamentos expuestos en
la primera cuestión tratada.
Los cálculos se efectuarán en la etapa previa a la ejecución de sentencia conforme a las
pautas dadas.
III. Con costas.
IV. Disponer que los honorarios de la Dra. Cecilia Pérez Correa sean regulados por la
Cámara interviniente en un treinta y dos por ciento de la suma que resulte de aplicar la
escala media del art. 36 de la Ley N° 9.459 sobre lo que fue motivo de discusión.
Deberá considerarse el art. 27 ib.
V. Protocolícese y bajen.
Se deja constancia que los señores vocales doctores Luis Enrique Rubio, M. Mercedes
Blanc de Arabel y Luis Eugenio Angulo han deliberado y emitido opinión en estos
autos en el sentido expresado, pero no firman digitalmente la resolución en razón de
hallarse imposibilitados conforme Acuerdo 1629, Serie “A”, considerando 7, punto 8
de la resolutiva, Resoluciones de Administración General Nros. 57, 70 y 73 -todas del
corriente año- y por cuestiones técnicas, habiéndose firmado materialmente el
documento previo al presente, todo de conformidad a la normativa de emergencia
vigente.

Texto Firmado digitalmente por:


LASCANO Eduardo Javier
Fecha: 2020.07.27

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