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INDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………………………………….
1. Proceso histórico en la formulación de la Constitución Italiana de 1947…………………..
2. Partes de la Constitución Italiana
1.1. Preámbulo
1.2. Parte Dogmática
1.3. Parte Orgánica
1.4. Finalidad Garantista
1.5. Fórmula Económica
1.6. Fórmula de Habilitación
1.7. Formula Identitaria
3. Características morfológicas y ontológicas de la Constitución Italiana de 1947………..
1.8. Ontología de la Constitución Italiana de 1947…………………………………………………..
1.1.1. Constitución originaria o derivada………………………………………………………..
1.1.2. Constitución normativa, nominada o semántica…………………………………..
1.1.3. Constitución ideológica o utilitaria……………………………………………………….
1.1.4. Constitución de programa o balance……………………………………………………
1.9. Morfología de la Constitución Italiana de 1947………………………………………………..
1.1.5. Constitución rígida o flexible……………………………………………………………….
1.1.6. Constitución escrita o consuetudinaria………………………………………………..
1.1.7. Constitución formal o material…………………………………………………………….
1.1.8. Constitución codificada o dispersa………………………………………………………
1.1.9. Constitución principista o reglamentarista………………………………………….
1.1.10. Constitución unitaria o compleja…………………………………………………………
1.1.11. Constitución otorgada, pactada, impuesta o democráticas………………….
4. El Estado Italiano……………………………………………………………………………………………………..
4.1 Forma de gobierno – La República Italiana……………………………………………………….
4.2 Sistema Política de la Constitución de 1947……………………………………………………..
4.3 Régimen político de la constitución de 1947…………………………………………………….
5. Relaciones entre el Estado y las Organizaciones Religiosas………………………………………
6. Características de los Poderes Constituidos……………………………………………………………..
6.1 Poder Ejecutivo…………………………………………………………………………………………………
6.2 Poder Legislativo………………………………………………………………………………………………
6.3 Poder Judicial……………………………………………………………………………………………………
7. Mecanismos de Control Constitucional…………………………………………………………………….
8. Órganos Constitucionalmente Autónomos de la República Italiana………………………….
8.1 División administrativa de la República Italiana…………………………………………..
8.2 División Regional…………………………………………………………………………………………
8.3 Ciudades Metropolitanas……………………………………………………………………………
8.4 Provincias……………………………………………………………………………………………………
8.5 Municipios…………………………………………………………………………………………………..
8.6 Tribunal Constitucional………………………………………………………………………………..
8.7 Modelo económico……………………………………………………………………………………..
8.8 Ordenamiento Económico Constitucional…………………………………………………..
9. Modelo Económico………………………………………………………………………………………………….
9.1 Sección II. De la Administración Pública………………………………………………………
9.2 Sección III. De los Órganos Auxiliares………………………………………………………….
10. Regímenes de excepción………………………………………………………………………………………….
10.1 Articulo 86…………………………………………………………………………………………………..
10.2 Articulo 88…………………………………………………………………………………………………..
10.3 Articulo 90…………………………………………………………………………………………………..

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INTRODUCCIÓN

Terminada la segunda guerra mundial, a Alemania le quedó la enorme responsabilidad de


batallar con los traumas generados por el gobierno totalitario, y reconducir a la sociedad
alemana a un Estado de Derecho y de paz social. Y si bien la conclusión de la guerra, y el
interés del bando aliado, encaminaron a Alemania a su inminente división en dos repúblicas,
luego de más de 40 años se obtiene la anhelada reunificación. La Unificación Alemana trae
consigo una nueva República, y la adhesión a una constitución formulada en base a una
estructura de gobierno federal, y al respeto de los derechos fundamentales. En el presente
trabajo se expondrá el desarrollo histórico de la República Federal Alemana, así como la
creación y exposición a detalle de la Ley Fundamental Alemana, carta constitucional que rige la
forma de Estado, de gobierno, y los valores y principios que ostenta el pueblo alemán. Del
mismo modo, se expone la naturaleza y relación entre los poderes del Estado, pasando por las
partes de la constitución, su tipología, la jurisdicción Constitucional, las formas de Estado y de
gobierno así como los sistemas de gobierno, y culminando con la clasificación de derechos
fundamentales y derechos políticos en Alemania. Este trabajo permite acercarnos desde una
perspectiva constitucional comparada al Estado Alemán, consagrando así las diferencias y/o
similitudes con otros estados miembros del continente Europeo, y que resulta esencial en el
aspecto académico.

3
1. PROCESO HISTÓRICO EN LA FORMULACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN ITALIANA DE
1947

El Estatuto Albertino
La Constitución de la República Italiana, en vigor desde el 1 de enero de 1948, sustituyó al
Estatuto Albertino, constitución obtenida (del término francés octroyée, es decir, concedida)
por el rey Carlos Alberto de Saboya el 4 de marzo de 1848, entonces soberano del Reino de
Cerdeña. Con la proclamación del Reino de Italia, el Estatuto se convirtió en la carta
fundamental de la Italia unida.

El Estatuto, fue escrito en francés, se inspiró en la Constitución francesa de 1814 y fue


concedida por el soberano, debido a que, en fecha 29 de enero de 1848, el rey Fernando II
de Borbón, Rey de las dos Sicilias (Estado soberano de la Italia meridional, creado en 1816,
de la unión de los territorios de los anteriores reinos independientes de Nápoles y Sicilia).,
había concedido a su vez la constitución en el citado Reino de las Dos Sicilias (revocada
después de sólo 3 meses). El propósito era frenar las tendencias revolucionarias y
democráticas de la llamada primavera de los pueblos 1, que estaban socavando la
estabilidad de la monarquía saboyana.

En su interior, el Estatuto esbozaba una monarquía constitucional, en la que el Rey


ostentaba el poder ejecutivo en exclusiva, compartía la función legislativa con las Cámaras,
una electiva (la Cámara de Diputados) y otra nombrada por un monarca real, aunque no
hereditario (el Senado), y preveía la justicia como una emanación del rey, en cuyo nombre
se administraba. Introdujo la responsabilidad de los Ministros de garantizar la inviolabilidad
del Rey. Se reconocieron ciertos derechos a los ciudadanos, como la libertad personal, el
derecho al voto, el principio de proporcionalidad tributaria, la igualdad ante la ley, etc.

El Estatuto Albertino no solo tenía como objetivo reforzar los poderes del soberano, en la
práctica establecía una monarquía parlamentaria en la que, desde el principio, se estableció
una relación de confianza entre gobierno y parlamento y la figura del rey se fue asumiendo
cada vez más ilimitada.

El Estatuto Albertino fue una constitución breve y flexible, ya que no incluía ningún
mecanismo agravante para su posible modificación ni ningún instrumento para comprobar la
conformidad de la ley con respecto a él: en otras palabras, no había impedimentos para
impedir la posibilidad de su derogatoria. Esta característica resultó ser fatal con el
advenimiento del fascismo, ya que el Estatuto fue efectivamente derogado para dejar
progresivamente lugar a disposiciones reglamentarias en cumplimiento del régimen
dictatorial impuesto por Mussolini.

En particular, durante los veinte años del fascismo, el Estatuto, que formalmente siguió
siendo la constitución vigente hasta el nacimiento de la República, se vació de relevancia
jurídica y de valor político: transformando el sistema multipartidista existente hasta ese
momento por un régimen de partido único, derrocando el orden liberal del Estado.

La afiliación al Partido Nacional Fascista se convirtió en un requisito indispensable para el


acceso al empleo público. Con la aprobación de las llamadas leyes fascistas (1925-26), las
Cortes Generales quedaron sustancialmente despojadas de facultades y funciones

1
Las Primavera de los Pueblos o Año de las Revoluciones son movimientos obreros organizados, que
dieron lugar en el año 1948, que se caracterizaron por su carácter nacionalista como respuesta a la
Restauración, que es el movimiento intento contrarrevolucionario de los regímenes absolutistas de
instaurarse en el poder, luego de las Guerras Napoleónicas.

4
legislativas, mientras crecía la centralidad del jefe de Gobierno, que pasó a rendir cuentas
únicamente ante el Rey, derogando así la institución de confianza entre Parlamento y
Gobierno típico de los sistemas parlamentarios.

En 1939, la Cámara de Diputados fue finalmente reemplazada por la Cámara de Fascis y


Corporaciones, compuesta, como todos los demás órganos del Estado, por representantes
únicos del Partido Nacional Fascista. El único órgano que mantuvo una composición
heterogénea respecto del partido único así como cierta autonomía de iniciativa y control
respecto de la voluntad del propio Mussolini fue el Gran Consejo del Fascismo, órgano
colegiado integrado por ancianos del partido, ministros y otras autoridades; sus funciones,
además de la de asesoramiento al Jefe de Gobierno, llegaban hasta el importante papel de
pronunciarse sobre disposiciones legislativas de trascendencia constitucional, pudiendo
también bloquear las iniciativas legislativas de las Cámaras que se estimen lesivas al
régimen.

El fin del fascismo y el referéndum del 2 de junio de 1946


En la noche del 25 de julio de 1943, el Gran Consejo del Fascismo, destituyó al Jefe de
Gobierno Benito Mussolini y permitió que el rey Víctor Manuel III, vuelva a ejercer la
«iniciativa suprema de decisión», es decir, reapropiarse de aquellas prerrogativas que el
Estatuto del Reino le permitía. Dicho acto determinó el inicio de la caída del régimen, tras
dos años de ocupación alemana. Aunque Italia continuó en la guerra, el acto de sacar del
poder a Mussolini, permitió que el rey, dictaminara medidas que desembocaron en la
elección y aprobación de una nueva constitución para Italia.

El 12 de abril de 1944, el rey Víctor Manuel III, quien había demostrado gran simpatía por el
fascismo y por tanto a quien se consideraba culpable de la debacle institucional que había
significado la participación del Reino Italiano en la Segunda Guerra Mundial, renunció al
ejercicio de sus poderes, confiándolos al príncipe heredero Umberto, nombradolo
lugarteniente general del Reino, iniciando así el proceso de reconstrucción del Estado
italiano. Luego el 9 de mayo de 1946 abdica a favor de su hijo, quien toma el trono con el
nombre de Humberto II.

Luego del fin nefasto de la experiencia italiana en la Segunda Guerra Mundial, se dictamina
en el país el Decreto Ley Lugartenencial N° 151, del 25 de junio de 1944, que en su artículo
1, establecía que:

“[…]después de la liberación del territorio nacional, las formas institucionales serán


elegidas por el pueblo italiano, que a tal fin elegirá, por sufragio universal, directo y
secreto, a una asamblea constituyente para deliberar la nueva constitución estatal.”

Luego de esta primera medida, crucial para el inicio del futuro proceso constituyente italiano,
sucede un hecho fundamental. De aprueba el Decreto Ley Lugartenencial N° 23, del 1 de
febrero de 1945, que aprueba el voto a las mujeres mayores de 21 años por primera vez,
haciendo así que el sufragio fuera verdaderamente universal en el Estado Italiano.

El 2 de junio de 1946 se llevó a cabo la primera votación nacional libre por sufragio
universal, a través de la cual todos los hombres y por primera vez también todas las mujeres
mayores de edad (en 1946 la mayoría de edad era 21 años), fueron llamados a hacer una
elección crucial: los italianos tuvieron que decidir, por referéndum, entre la confirmación de
la monarquía o el establecimiento de una república.

Una constitución republicana y democrática

5
La consulta, celebrada tras el final de la Segunda Guerra Mundial que había dejado a Italia,
ya aniquilada por veinte años de régimen dictatorial fascista, parcialmente destruida incluso
en las conciencias, sirvió para definir en primer lugar la forma institucional del país.

Así, más del 89% de los que tenían derecho a votar acudieron a las urnas y la mayoría de
ellos, precisamente el 54,27% -es decir, 12.717.923 votos- optó por la República (frente a
10.719.284 electores, igual al 45,73%, que prefirió en cambio la monarquía).

En la misma ocasión, los italianos también fueron llamados a elegir a los miembros de la
Asamblea Constituyente, es decir, a 556 representantes encargados de redactar, discutir y
aprobar la nueva Constitución de la República Italiana.

Compuesta por exponentes de fuerzas políticas muy distantes entre sí, pero con el objetivo
común de redactar una Constitución de matriz democrática y antifascista, la Asamblea tomó
posesión por primera vez el 25 de junio de 1946 y nombró como su presidente a Giuseppe
Saragat (quien en 1964 se convertiría más tarde en presidente de la República Italiana). Las
tres principales fuerzas políticas presentes en el interior de la sala fueron la Democracia
Cristiana 35.2%, el Partido Socialista 20.7% y el Partido Comunista 18.9%.

Si bien inicialmente el tiempo destinado a la redacción de la Carta fue de 8 meses, en 1947


el plazo se amplió dos veces para permitir la culminación de las actividades.

La Comisión del 75 y el Comité del 18


En el seno de la Asamblea se nombró una Comisión para elaborar y proponer el proyecto
de Constitución, integrada por 75 miembros, 5 de los cuales eran mujeres. A su vez, la
Comisión, presidida por Meuccio Ruini, se dividió en 3 subcomisiones: la primera, presidida
por Umberto Tupini, encargada del tema de los "derechos y deberes de los ciudadanos"; el
segundo, presidido por Umberto Terracini, dedicado al "orden constitucional de la
República"; y el tercero, presidido por Gustavo Ghidini, que se centró en el tema de los
"derechos y deberes económicos".

Al finalizar el trabajo en las subcomisiones, la Comisión del 75 encomendó a una comisión


formada por 18 personas (la denominada Comisión de los 18) la tarea de proceder a
coordinar los textos elaborados hasta ese momento y elaborar un documento organizado
destinado a ser presentado a la Asamblea Constituyente.

El texto base, elaborado por los 18, fue presentado a la Asamblea en enero de 1947. En los
nueve meses de discusión, en el transcurso de 170 sesiones, se presentaron 1.663
enmiendas, de las cuales 292 fueron aceptadas. Los temas más debatidos fueron el
derecho regional, la estructura del Parlamento, las relaciones con la Iglesia Católica, los
derechos económicos y sociales.

El 22 de diciembre de 1947, la Asamblea, con 453 votos a favor y 62 en contra, aprobó el


texto de la Constitución de la República Italiana. El mismo fue luego promulgado por el Jefe
de Estado provisional italiano, Enrico De Nicola el 27 de diciembre de 1947, para entrar en
vigor desde el 1 de enero de 1948, a la fecha.

Estructura y características de la Constitución italiana


La Constitución italiana, a diferencia de otras constituciones contemporáneas (por ejemplo,
la Constitución francesa de la Quinta República, 1958), no tiene preámbulo, y consta de 139
artículos y 18 disposiciones transitorias y finales. Los primeros 12 artículos contienen los
principios fundamentales, es decir, los valores supremos en los que se basa el estado
italiano, que no se pueden eliminar ni renunciar.

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La primera parte de la Constitución, que va desde el artículo 13 al artículo 54 está dedicado
a los derechos y deberes de los ciudadanos y se ocupa de regular las relaciones civiles,
ético-sociales, económicas y políticas entre los individuos y entre éstos y el Estado.

La segunda parte del texto, del art. 55 al art. 139 define el ordenamiento jurídico de la
República, ocupándose de regular los órganos del Estado (Parlamento, Gobierno,
Presidente de la República, Poder Judicial), los órganos territoriales (Regiones, Provincias,
Ciudades Metropolitanas y Municipios) y las garantías constitucionales (incluyendo la
funcionamiento del Tribunal Constitucional).

Las disposiciones transitorias y finales, por su parte, son disposiciones puntuales destinadas
a facilitar el tránsito del antiguo al nuevo régimen tras la entrada en vigor de la nueva
Constitución.

Es una Constitución escrita y larga, no otorgada desde arriba, como el anterior Estatuto
Albertino, sino votada según reglas democráticas que permitieron redactar un texto de
compromiso que reunió a todas las fuerzas políticas presentes en la Asamblea
Constituyente. El supuesto, lo que podríamos definir como el mínimo común denominador,
que permitió llegar a un acuerdo en un tiempo razonablemente corto, es que redactaron una
Constitución con el objetivo de escribir un texto fuertemente antifascista, capaz de proteger
al Estado, y a sus ciudadanos, de la posibilidad de que lo que acaba de suceder no pueda
volver a suceder; una constitución capaz de mantener el fascismo -y cualquier otro régimen
antidemocrático- de una vez y para siempre fuera de las fronteras territoriales, políticas y
éticas de la Italia republicana que estaba a punto de ser instaurada.

Otra característica importante de la Constitución italiana es la rigidez. Conscientes de lo


ocurrido con el Estatuto Albertino durante el fascismo, los constituyentes decidieron
introducir un mecanismo agravado que el Parlamento está obligado a seguir si decide
modificar la Constitución. En otras palabras, no basta una simple ley ordinaria, votada por la
mayoría de los presentes en la sala, sino que se requieren más votos, mayores mayorías de
aprobación; por lo tanto, adecuadas para incluir una reflexión más detenida sobre la bondad
de la reforma en discusión.

Sin embargo, hay partes de la Constitución que no pueden ser revisadas. En primer lugar,
ninguna revisión puede intervenir sobre la forma institucional, ya que " La forma republicana
no puede ser objeto de revisión constitucional" (artículo 139 de la Constitución). En otras
palabras, la forma de estado republicano elegida por los italianos el 2 de junio de 1946, no
se puede cambiar.

Del mismo modo, no puede iniciarse una revisión que pretenda eliminar los llamados
principios supremos, por ejemplo, los derechos fundamentales, del texto de la Constitución;
el principio de soberanía popular (artículo 1 de la Constitución); el principio de igualdad
(artículo 3 de la Constitución); el principio de unidad de la República (artículo 5 de la
Constitución); el principio de representatividad; el principio democrático. Después de todo,
eliminar estos principios implicaría un cambio de facto en el orden constitucional, al punto
que no podemos hablar de una revisión, sino de un cambio real en el pacto fundamental que
une a la comunidad italiana.

Finalmente, ni siquiera es posible eliminar el procedimiento agravado previsto por el artículo


138, porque si esto fuera posible, se perdería una característica fundamental de la
Constitución: la rigidez. En efecto, sin el procedimiento agravado previsto en el citado

7
artículo, la Constitución podía ser modificada mediante una simple ley ordinaria. De esta
forma, se eliminaría la implicación de las minorías parlamentarias, que adquieren un peso
importante en el proceso de revisión constitucional.

Ha habido 18 reformas constitucionales en la historia de la República Italiana. La mayoría


de las reformas aprobadas alcanzaron una mayoría de dos tercios de los miembros de cada
rama del Parlamento en la votación final. En cinco ocasiones (leyes constitucionales 1-1989,
1-1992, 1-2000, 1-2001, 1-2003), se alcanzó la mayoría absoluta en su aprobación. En
cuatro ocasiones las revisiones constitucionales han sido objeto de referéndum: la ley de
revisión del Título V de la Constitución de 2001, la denominada descentralización de 2006,
la reforma Renzi-Boschi de 2016 y la ley de revisión para la reducción del número de
parlamentarios del 2020.

Las reformas realizadas a la Constitución Italiana de 1948, a la fecha, son las


siguientes:

N Reforma Constitucional Disposiciones que contiene


°
Ley Constitucional 2- Se amplio el número de diputados a 630 y 315
1963, que modifica los senadores. Asimismo, cambió la duración del Senado
1
artículos 56, 57 y 60 de 6 a 5 años, alineándolo con el de la Cámara de
Diputados.
Ley Constitucional 3- Se estableció la Región de Molise. Unica región italiana
2 1963, que modifica los nacida de una división regional, de Abruzzi e Molise
artículos 57 y 131
Ley Constitucional 2- Mediante el cual se modificó la duración del cargo de
3 1967, que modifica el art. juez de la Corte Constitucional que pasó de 12 a 9 años
135
Ley Constitucional 1- Con esta reforma se delegó la jurisdicción de los delitos
4 1989, que modifica los ministeriales al poder judicial ordinario.
artículos 96, 134 y 135
Ley Constitucional 1- Reforma que introdujo una excepción a la prohibición
1991, que modifica el art. del Jefe de Estado de disolver las cámaras durante los
88 últimos seis meses de su mandato. Esta facultad sigue
5
siendo ejercitable cuando el llamado " semestre en
blanco " coincide con los últimos seis meses de la
legislatura.
Ley Constitucional 1- Con esta reforma se agravó el procedimiento de
1992, que modifica el art. aprobación de las leyes de amnistía (mayoría de 2/3 de
79 cada Cámara), e introdujo también la prohibición de la
6
aplicabilidad de las leyes de amnistía e indulto por
delitos cometidos con posterioridad a la presentación
del proyecto de ley.
Ley Constitucional 3- Reforma que suprimió la autorización para proceder
7 1993, judicialmente contra los parlamentarios por parte de la
Cámara a la que pertenecen.
Ley Constitucional 1- Modificó la forma de gobierno regional, así como la
1999, que modifica los autonomía estatutaria de las Regiones con estatuto
8
artículos 121, 122, 123 y ordinario
126
9 Ley Constitucional 2- Con esta ley se incluye el principio del debido proceso
1999, que modifica el art. en la Constitución (respecto del contradictorio entre las

8
N Reforma Constitucional Disposiciones que contiene
°
111 partes, en igualdad de condiciones, ante un juez tercero
e imparcial, y con procedimientos de duración
razonable)
Ley Constitucional 1- Con esta Ley se establece el distrito extranjero para el
10 2000, que modifica el art. ejercicio del sufragio y la representación de los
48 ciudadanos residentes en el extranjero
Ley Constitucional 1- Reforma que introdujo un número fijo de diputados y
11 2001, que modifica los senadores elegidos por ciudadanos italianos residentes
artículos 56 y 57 en el extranjero: 12 para la Cámara, 6 para el Senado
Ley Constitucional 3- La revisión del Título V de 2001 modificó la división de
2001, que modifica los competencias legislativas, administrativas y financieras
artículos 114, 115, 116, entre el Estado, las Regiones y los entes locales,
12
117, 118, 119, 120, 123, introdujo ciudades metropolitanas y sistemas de
124, 125, 127, 129, 130 y regionalismo diferenciado y derogó artículos 115, 124,
132. 125, primer párrafo, 128, 129 y 130 de la Constitución
Ley Constitucional 1- Con esta reforma se introdujo el principio de la
2003, que modifica el art. promoción de la igualdad de oportunidades entre
13
51 hombres y mujeres por parte de la República en los
cargos públicos y para los cargos de elección popular.
Ley Constitucional 1- Reforma que derogó la disposición que contemplaba la
2007, que modifica el art. pena de muerte en Italia en los casos previstos por las
14
27 leyes militares en tiempo de guerra (en base al
Convenio Europeo de Derechos Humanos)
Ley Constitucional 1- Con esta modificatoria de ley se introdujo el principio de
2012, que modifica “equilibrio presupuestario”, tras la petición de la Unión
15
artículos 81, 97, 117 y Europea, formalizado en el Tratado sobre el Pacto
119 Fiscal
Ley Constitucional 1- Reforma sobre el tema de la reducción del número de
16 2020, que modifica los parlamentarios que redujo de 630 a 400 diputados y de
artículos 56, 57 y 59 315 senadores a 200.
17 1 enmienda del art. 58 Reforma que reduce la edad para elegir a miembros del
Senado de la República
Ley Constitucional, que Ley destinada a insertar la protección del medio
18 modifica el art. 27 ambiente entre los principios fundamentales de la
Constitución
Fuente:
Elaboración propia

9
2. PARTES DE LA CONSTITUCIÓN ITALIANA

2.1. Principios Fundamentales

El Principio Democrático
El principio democrático, recogido en el artículo 1 de la Carta Constitucional, expresa
la esencia misma de la República, sancionando el reconocimiento y transposición del
referéndum institucional del 2 de junio de 1946, mediante el cual los italianos,
conscientes del reciente régimen monárquico, optaron por la forma republicana.

La República basa sus cimientos en el consentimiento de los gobernados, quienes,


en condiciones de perfecta igualdad, pueden contribuir a la vida política del país.

De igual y primordial importancia es el trabajo, como medio para garantizar la


igualdad de los ciudadanos y permitir su desarrollo personal.

Los ciudadanos son los titulares exclusivos del poder político, aun cuando, por
razones obvias, la soberanía se ejerza de hecho según métodos y con la ayuda de
sujetos ajenos a ellos, la llamada democracia indirecta.

La soberanía pertenece así al pueblo, no al Estado ni a la nación: el aparato es su


instrumento, según los modelos de la democracia representativa que elige
representantes en las Cámaras y designa los demás órganos (en primer lugar, el
Gobierno) y de poder directo. democracia, es decir, la participación activa de los
ciudadanos en sus diversas formas: el arquetipo es el referéndum abrogativo de
conformidad con el artículo 75 de la Constitución.

El principio de igualdad
El artículo 3 de la Constitución, numeral 1, establece que todos los ciudadanos tienen
igual dignidad social y son iguales ante la ley sin distinción de sexo, raza, idioma,
religión, opiniones políticas y condiciones personales y sociales: este es el principio
de igualdad formal, que constituye la regla fundamental del estado de derecho.

El principio en cuestión tiene dos consecuencias fundamentales: todos son iguales


ante la ley, independientemente de la condición social o del papel que desempeñen;
el legislador no puede aprobar leyes que contengan discriminación por motivos de
sexo, raza, idioma, religión, opiniones políticas, condiciones personales y sociales. Si
lo hiciera, las leyes serían anuladas por la Corte Constitucional. Sin embargo, la
prohibición de la discriminación no debe entenderse en un sentido absoluto, ya que la
propia Constitución prevé medidas a favor de determinadas categorías. Son ejemplos
el artículo 6 de la Constitución, que obliga a la República a proteger a las minorías
lingüísticas con disposiciones específicas, y el artículo 51 de la Constitución, que
prevé la adopción de medidas para promover la igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres.

10
Por lo tanto, el principio de igualdad prohíbe únicamente la discriminación irrazonable.
En este sentido se dice que el principio en cuestión evoluciona hacia el principio de
razonabilidad.

Así, el principio de igualdad formal quedaría en puro enunciado teórico si no estuviera


integrado por el compromiso práctico del Estado en la creación de las condiciones de
igualdad sustancial. Por ello, el apartado 2 del articulo 3 de la Constitución
encomienda a la República la tarea de intervenir para eliminar los obstáculos de
carácter económico y social, a fin de que todos los ciudadanos se coloquen
inicialmente en un nivel de igualdad sustancial y gocen de ciertos beneficios sociales
(como educación, salud, trabajo), de la posibilidad de dar pleno desarrollo a la propia
persona y de participar en la dirección del país.

Los derechos de la Constitución italiana

Los derechos inviolables de la persona.


La expresión " derechos inviolables " significa aquellos derechos y libertades
esenciales que constituyen la base y fundamento de nuestro régimen político.

El artículo 2 de la Constitución establece que “La República reconoce y garantiza los


derechos inviolables del hombre, tanto como individuo como en las formaciones
sociales donde se desarrolla su personalidad, y exige el cumplimiento de los deberes
preceptivos de orden político, económico y social”.

Con ello, se han colocado en el fundamento de nuestro ordenamiento jurídico los


principios personalista, pluralista y solidario, ya implícitos en el más amplio principio
democrático, en virtud del artículo 1.

Del principio personalista se sigue que el fin último de la organización social es el


desarrollo de cada persona humana y que, en consecuencia, no es la persona en
función del Estado, sino el Estado en función de la persona.

Por tanto, el “reconocimiento” por parte de la República de los derechos humanos


inviolables significa que estos derechos son anteriores al ordenamiento jurídico y, por
tanto, no están a disposición del Estado, que no puede suprimirlos ni desconocerlos.

Además, estos derechos son indispensables e intransferibles (es decir, irrenunciables


o exigibles) por parte de sus titulares y son imprescriptibles (no caducan a pesar de
que el titular no los ejercite).

El artículo 2 de la Constitución, entonces, cuestiona la República, entendida como


Estado - sistema o Estado - institución, es decir, incluyendo no sólo al Estado - sujeto,
sino también a los sistemas políticos existentes (Regiones, Provincias, Municipios,
Ciudades Metropolitanas) y se refiere tanto a los ciudadanos como a los extranjeros,
en relación tanto con los derechos como con los deberes.

Como se desprende de una interpretación literal del precepto, se reconocen derechos


inviolables al hombre tanto como individuo (derecho a un nombre, a la libertad de
expresión de su opinión) como como miembro de formaciones sociales (derecho de
asociación y reunión).

Finalmente, el artículo 2 de la Constitución garantiza estos derechos también a las


formaciones sociales, como por ej. la familia y los partidos políticos, que constituyen

11
el vínculo entre las instituciones y el ciudadano y que hacen posible el desarrollo de la
persona y su participación en la vida social, política y económica del país.

Identificación de los derechos inviolables


En la identificación de los derechos inviolables se han propuesto dos tesis: una
primera tesis ve en el artículo 2 de la Constitución una regla de "caso cerrado", en el
sentido de constituir una síntesis de los derechos expresamente reconocidos por
otras disposiciones constitucionales; y una segunda tesis, más articulada y más
amplia, que ve en la pertinencia inmediata de otras situaciones jurídicas a los valores
de la persona humana la posibilidad de incluir tales situaciones entre los derechos
inviolables (tesis de la norma constitucional como “caso abierto” ).

La doctrina y la jurisprudencia han considerado más correcto creer que el artículo 2


constituye en el diseño constitucional la regla general que reconoce y garantiza derechos
inviolables, que no son sólo los calificados como tales por la propia Carta Constitucional,
sino que incluyen otros derechos. Estos últimos son también inviolables y se derivan de la
interpretación sistemática y evolucionada de las disposiciones constitucionales que les
conciernen y que responden al logro, en las diversas etapas de nuestra civilización, del
libre y pleno desarrollo de la persona humana.

Además, del principio de la primacía de la persona humana se desprende que a los presos
se les deben reconocer, como a todos los ciudadanos, los derechos fundamentales
compatibles con la detención.

En aplicación del mismo principio, la Constitución no admite la pena de muerte y es


precisamente de esta prohibición de donde deriva el derecho inviolable de toda persona a
la vida.

2.2. Relaciones civiles


Libertad personal
El catálogo de libertades constitucionales se abre con la libertad personal, conforme
al artículo 13 de la Constitución, que constituye la base lógica y jurídica de todas las
libertades reconocidas al individuo por la Constitución.

La libertad bajo consideración no debe entenderse sólo como física, sino también
moral y, por lo tanto, libre no sólo de la coacción física, sino también de cualquier
forma de coacción de la voluntad, el pensamiento y la psique del individuo.

El fundamento constitucional de la libertad personal del individuo, así como en el


artículo 13 de la Constitución, debe reconocerse también en el artículo 23 de la
Constitución, según el cual “ninguna prestación personal o patrimonial puede
imponerse sino con base en la ley”.

El derecho en cuestión es un derecho inviolable y, como derecho de la personalidad,


tiene las siguientes características:

Para proteger la libertad personal, la disposición constitucional hace uso de los


instrumentos de la reserva de ley (absoluta), de la reserva de jurisdicción y de la
motivación obligatoria del acto.

12
La ley en mención, luego de declarar la inviolabilidad de la libertad personal,
establece que “No se admite ninguna forma de detención, inspección o registro
personal, o cualquier otra restricción de la libertad personal, sino por acto motivado
de la autoridad judicial y sólo en los casos y en la forma prevista por la ley".

El derecho del individuo a la identidad personal se inscribe en el ámbito del principio


personalista, del que la libertad personal es expresión, en cuanto derecho al nombre,
primer y más inmediato signo distintivo, parte esencial e indispensable de la
personalidad y como tales pertenecientes al grupo de aquellos derechos, definidos
como inviolables, protegidos por el artículo 2.

La disposición en cuestión también se ocupa del tratamiento del recluso, previendo


una doble garantía:

no está disponible para el propietario;


es intransferible , son nulos de pleno derecho los acuerdos con los que un sujeto
transfiere el derecho a su libertad personal a otros;
es inalienable , los actos que constituyen renuncia a este derecho son anulables;
es imprescriptible , el derecho no caduca aunque el no ejercicio se prolongue por
cierto tiempo;
está protegido contra todos y, por tanto, tiene carácter absoluto .
la primera, prevista por el penúltimo párrafo del art. 13 de la Constitución, se refiere
a las personas en todo caso sujetas a restricción de la libertad personal y consiste en
la prohibición contra ellas de " cualquier violencia física o moral ";
mientras que, el segundo se refiere a quién está sujeto a pena: las penas, dice el art.
27, c.3, Const ., no pueden consistir en tratos contrarios al sentido de humanidad y
deben tener por objeto la reeducación del condenado.
Libertad de domicilio
La libertad de domicilio, regida por el art. 14 const . constituye un derecho individual
inviolable.

El domicilio a que se refiere el precepto constitucional es el lugar donde el individuo


ubica los elementos esenciales de su persona y actúa con una libertad de conducta
que muchas veces puede desconocer los límites de las normas de convivencia.

La disposición constitucional protege el domicilio bajo dos aspectos distintos : como


derecho a admitir o excluir a otras personas de determinados lugares , donde se
desarrolla la vida íntima de cada individuo y como derecho a la intimidad sobre lo
que se hace en los mismos lugares.

Además de los ciudadanos, los titulares de este derecho a la libertad son también los
extranjeros y los apátridas, así como las asociaciones.

La libertad y el secreto de la correspondencia

13
el arte 15 constantes establece la inviolabilidad de la libertad y el secreto de la
correspondencia y cualquier otra forma de comunicación, para garantizar la
confidencialidad contra injerencias abusivas.

Esta correspondencia debe, por ahora, ser entendida en el sentido más amplio
incluyendo también la tecnología moderna.

La libertad en cuestión se configura como un derecho subjetivo perfecto y como un


derecho a la intimidad , reconocido como connatural a los derechos de la
personalidad definidos como inviolables por el art. 2 Const.

Con referencia al art. 2 de la Constitución, el derecho a la comunicación libre y


secreta es inviolable , en el sentido de que su contenido esencial no puede ser objeto
de revisión constitucional, pues incorpora un valor de personalidad que tiene
carácter fundante respecto del sistema democrático deseado por la Asamblea
Constituyente. .

Basado en el arte. 15 de la Constitución, el mismo derecho es inviolable en el sentido


de que su valor contenido no puede ser sujeto de restricciones y limitaciones por
ninguno de los poderes constitutivos sino en razón de la satisfacción obligatoria de
un interés público primario constitucionalmente relevante, siempre que la
intervención restrictiva instaurada es estrictamente necesaria para la protección de
ese interés y se respeta la doble garantía de que la disciplina prevista cumple los
requisitos de la reserva absoluta de la ley y la medida limitante se ordena con acto
motivado por la autoridad judicial.

Libertad de circulación y residencia, libertad de expatriación y libertad de emigración


El derecho garantizado por el art. 16 de la Constitución se expresa en tres facultades:
libertad de circulación, libertad de residencia y libertad de expatriación.

Tanto la libertad de circulación dentro de nuestro territorio como la libertad de


expatriación crean en el sujeto un derecho subjetivo real y para ambas las
limitaciones permitidas sólo pueden ser impuestas por la ley (reserva absoluta de la
ley) y además, para las relativas a la libertad de circulación, por la ley en general y por
razones de salud y seguridad (la llamada reserva legal reforzada).

La libertad de residencia se manifiesta como el derecho a establecer o incluso


trasladar la residencia o el domicilio en cualquier parte del territorio nacional,
incluida la elección del lugar de trabajo.

Finalmente, como aspecto de la libertad de expatriación , el último párrafo del art. 35


de la Constitución . prevé la libertad de emigración , como derecho fundamental
dictado a favor de quienes salen al extranjero en busca de trabajo.

14
También para esta libertad se prevé el límite de las obligaciones establecidas por la
ley en el interés general.

La libertad de reunión
el arte 17 de la Constitución reconoce a los ciudadanos " el derecho a reunirse
pacíficamente y sin armas " (párrafo 1), especificando que las reuniones " sólo
pueden prohibirse por razones comprobadas de seguridad o seguridad pública "
(párrafos 2 y 3).

La disposición constitucional debe ser correlativa con el art. 2 de la Constitución y


con el art. 3 de la Constitución, ya que es un medio que permite a los ciudadanos
desarrollar mejor su personalidad y operar con eficacia.

Es una libertad de carácter colectivo reconocida a todos aquellos que


voluntariamente se reúnen en un mismo lugar con cualquier finalidad (cultural, de
ocio, por motivos religiosos, etc.).

Por lo tanto, incluye desfiles, procesiones religiosas, actuaciones, espectáculos


organizados de forma privada, conferencias, asambleas, mítines.

En cuanto al régimen jurídico de las reuniones , la Constitución distingue las


reuniones en privadas, abiertas al público y públicas , requiriendo la notificación a la
autoridad de seguridad pública sólo para estas últimas por razones manifiestas de
orden público.

La convocatoria deberá ser dada, por lo menos tres días antes de la reunión, por los
promotores de la misma al questore, en forma escrita, con indicación del día, la hora,
el lugar de la reunión y el objeto de la misma.

En el caso de reuniones públicas, la eventual presencia de algún sujeto armado que,


en su caso, deba ser retirado inmediatamente, no produce disolución de las mismas.

Libertad de asociación
La Constitución en el art. 18 garantiza a los ciudadanos el " derecho a asociarse
libremente, sin autorización, para fines no prohibidos a los particulares por la ley
penal " (párrafo 1), prohibiendo expresamente sólo " las asociaciones secretas y las
que persigan, aunque sea indirectamente, fines políticos a través de un militar
naturaleza ” (párrafo 2).

La asociación se diferencia de la reunión en que se caracteriza por:

por una organización estable y duradera;


por la existencia de un vínculo permanente entre los asociados;
de la existencia de un fin común a perseguir.

15
La libertad de asociación es, como la libertad de reunión, una libertad instrumental .
La Constitución, en efecto, garantiza la libertad de que se trata pues considera a ésta
como una libertad indispensable para favorecer el desarrollo de la persona y su
participación en la vida económica, política y social del país.

La protección constitucional no sólo comprende el derecho a formar asociaciones


libremente, o afiliarse a las existentes, sino también a retirarse de aquellas a las que
se haya afiliado y no afiliarse.

Son expresiones de la libertad sindical los partidos políticos y las asociaciones


sindicales.

La unión será tratada en el contexto de las relaciones económicas.

En cuanto a los partidos políticos, está en el art. 49 de la Constitución . debe hacerse


esa referencia, que reconoce el derecho de todos los ciudadanos a asociarse
libremente en partidos a fin de contribuir a la determinación de la política nacional
con un método democrático.

Más precisamente, los partidos políticos constituyen el vínculo entre las instituciones
representativas y la voluntad del pueblo : son asociaciones de personas con una
ideología e intereses comunes que, a través de una organización permanente, tienen
como objetivo influir en la determinación de la dirección política del país.

El único requisito que impone la Constitución a los partidos políticos es que,


independientemente de los fines que persigan, la actividad partidaria respete el "
método democrático ", es decir, aquellas normas que rigen el funcionamiento de
toda formación de base democrática. La única excepción a la libertad de asociación
política es la que representa la prohibición de restablecer el partido fascista .

Además, los partidos políticos, como expresión de la libertad de asociación, no


pueden adoptar la forma de una asociación secreta, ni presentar el carácter de una
organización militar, ni adoptar símbolos o marcas que puedan confundirse con los
símbolos de otras personas o que reproduzcan imágenes religiosas.

Finalmente, los partidos no pueden incluir entre sus miembros categorías


particulares de ciudadanos, tales como militares de carrera en servicio permanente,
policías y agentes judiciales, magistrados, representantes diplomáticos y consulares
en el extranjero.

La libertad de expresión del pensamiento.


el arte 21 de la Constitución , en su párrafo 1°, garantiza tanto la manifestación como
la difusión del propio pensamiento “ de palabra, por escrito y por cualquier otro
medio de difusión ”.

16
La libertad en cuestión es, entre las libertades fundamentales proclamadas y
protegidas por la Constitución, la que mejor caracteriza el actual sistema
democrático.

Las limitaciones sustanciales de esta libertad no pueden ser establecidas sino por ley
(reserva absoluta de la ley) y deben hallar fundamento en preceptos y principios
constitucionales.

Es evidente la diferencia entre la libertad de manifestación del pensamiento y la


libertad de comunicación , diferencia que no concierne al contenido del pensamiento
expresado, sino a los medios elegidos para expresarlo, protegido por el art. 15 de la
Constitución el derecho a la intimidad y con el art. 21 de la Constitución la libertad de
expresión pública.

Son titulares de este derecho todos los ciudadanos, incluso los menores, los
extranjeros y las formaciones sociales.

En cuanto al contenido de esta libertad, se cree que la disposición en cuestión


garantiza a cada individuo el derecho a expresar su pensamiento . Esto no significa
que haya una prohibición constitucional de expresar el pensamiento de los demás,
sino que la disciplina de tal manifestación se deja al legislador ordinario.

La protección constitucional de conformidad con el art. 21 de la Constitución no sólo


contempla la libertad de expresar el propio pensamiento, libertad positiva, sino
también la libertad de guardar silencio o de abstenerse de tal expresión, el llamado
derecho al silencio .

La libertad en cuestión comprende tres posiciones jurídicas subjetivas , distintas


entre sí, correspondientes al derecho a “ buscar, recibir y difundir información ”
reconocido a cada individuo por el art. 19 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948 y que es el derecho a ser informado, el derecho a ser informado y
el derecho a informar.

Sólo este último derecho puede incluirse en la libertad de expresar el pensamiento


"por cualquier otro medio de difusión". Para los otros dos, sin embargo, es necesario
referirse, además del art. 21 Const., a las demás disposiciones constitucionales que
garantizan el pleno desarrollo de la persona (art. 2, c.3, Const.), la igualdad (art. 3
Const.), la soberanía popular (art.1, c.2, Const.) y la participación popular en la
organización del país (art.3, c.2, Const.).

El derecho a informar está incluido en la libertad (o derecho) de informar , que


encontraría un límite en los cc.dd. derechos de la personalidad , es decir, derechos a
la intimidad, al honor, a la reputación, a la dignidad social.

17
El último párrafo del precepto en cuestión establece como único límite la “ moral” ,
entendida por la jurisprudencia constitucional, como un conjunto de preceptos que
imponen una determinada conducta en la vida social, cuya inobservancia implica la
vulneración del pudor sexual. . La Corte Constitucional ha sostenido recientemente
que el contenido mínimo de este límite se encuentra no sólo en lo común a las
diversas morales de nuestro tiempo, sino también en la pluralidad de concepciones
éticas que coexisten en la sociedad contemporánea.

Uno de los medios más importantes e incisivos de expresión del pensamiento es la


prensa . El arte. 21 de la Constitución establece los siguientes principios sobre la
materia:

exclusión de cualquier forma de autorización previa. De hecho, quien se propone


publicar un libro o un impreso no tiene que pedir ningún consentimiento previo para
poder distribuirlo;
exclusión de cualquier forma de censura;
disciplina legislativa de las hipótesis de embargo del impreso;
posibilidad de establecer por ley controles sobre los medios de financiación de la
prensa periódica;
facultad del legislador para adoptar controles preventivos y medios represivos contra
la prensa que ofende la moral.

6. Relaciones ético-sociales
La protección de la familia
La Carta Constitucional se ocupa también de garantizar los derechos sociales
vinculados a la pertenencia del individuo a determinadas formaciones sociales, en las
que se desenvuelve su personalidad.

El primero de ellos es la familia , como “ sociedad natural fundada en el matrimonio ”


en los términos del art. 29 const .

Más específicamente, la familia es entendida como una realidad social y jurídica que
presupone, además de la absoluta igualdad moral y jurídica, la existencia y
permanencia de la comunión espiritual y material entre los componentes del núcleo
esencial.

Además, la Constitución se refiere a la familia fundada en el matrimonio, cuyos


derechos están consagrados en gran parte por el Código Civil (artículos 143 -160 del
código civil) y van desde la libertad para contraer matrimonio, hasta el derecho a
procrear, al derecho a la convivencia , al derecho - deber de asistencia moral y
material de los miembros de la familia, el derecho a la educación familiar (que
incluye el derecho - deber de los padres de educar a sus hijos y asegurar el pleno
desarrollo de su personalidad y, en consecuencia, el derecho de los hijos, tanto
legítimos como naturales , para recibir una educación).

18
Se encuadran dentro de las formaciones sociales a que se refiere el art. 2 de la
Constitución, también la convivencia de hecho, tanto heterosexual como
homosexual, así como las denominadas familias monoparentales.

Finalmente, con la L. 76/2016 , casi toda la disciplina del derecho de familia se ha


extendido a las uniones civiles , es decir, a todas aquellas formas de convivencia de
parejas, basadas en vínculos afectivos y económicos, a las que la ley reconoce un
estatuto jurídico a través de una institución jurídica específica análoga, en muchos
aspectos, a la conferida por el matrimonio.

cultura y escuela
El arte. 9 del precepto constitucional establece que “ la República promueve el
desarrollo de la cultura y la investigación científica y técnica. Protege el paisaje y el
patrimonio histórico y artístico de la nación ”.

La Constitución prevé, por tanto, el compromiso del Estado de intervenir para


promover el desarrollo de la cultura y la investigación científica y, a través de ellos, el
crecimiento de la persona, en la conciencia de que ningún progreso social y humano
puede darse sin crecimiento cultural.

Una aplicación específica de la promoción de la cultura está representada por los


artículos 33 – 34 de la Constitución , que rigen la materia de la educación escolar
según los siguientes principios :

el principio de la libertad de enseñanza; el principio de la presencia de escuelas


públicas para todos los tipos, grados y niveles de educación;
el principio del libre acceso a la educación escolar, sin discriminación alguna entre
ciudadanos y extranjeros. De este modo se realiza la garantía fundamental de los
derechos inviolables del hombre "en las formaciones sociales en las que tiene lugar
su personalidad" (art. 2 de la Constitución);
el principio de la educación obligatoria y gratuita;
el reconocimiento del derecho a estudiar también a quienes carezcan de medios,
siempre que puedan y lo merezcan mediante becas, asignaciones familiares y otras
disposiciones;
el principio de admisión por exámenes a los distintos niveles de enseñanza escolar y
de calificación profesional por exámenes (art. 33, c. 5, Const.); el principio del libre
establecimiento de escuelas por entidades privadas, tanto laicas como religiosas, las
llamadas el pluralismo escolar , resultante del principio reconocido del pluralismo
docente , que se encuentra con el único límite de la moralidad;
el principio de la posibilidad de equiparación de las escuelas públicas y privadas, en
cuanto a los efectos jurídicos y al reconocimiento profesional del título, pero con el
cumplimiento de ciertas condiciones que la Constitución reserva al legislador
ordinario y sin cargas para el Estado.
Entre la familia y la escuela, en lo que se refiere a la educación de los menores y
jóvenes, debe establecerse una relación de colaboración e integración mutua, en el

19
sentido de que mientras la familia es responsable de la educación total (educación)
de los hijos, la la escuela está encargada de la educación de estos últimos. En
particular, la institución educativa enseña los conocimientos y técnicas encaminados
a desarrollar las capacidades intelectuales, artísticas y prácticas de las personas,
necesarias para la vida de las relaciones, pero en cumplimiento de los valores y
creencias fundamentales que surgieron o emergen en el proceso de interacción del
propio menor con su familia .

El derecho a la educación, como derecho social, comprende, por el lado activo, el


derecho a educar y, por el lado pasivo, el derecho a recibir educación .

La primera a su vez se articula en la libertad de enseñanza y la libertad para fundar y


administrar escuelas e institutos educativos , los denominados. libertad escolar ;
mientras que, el derecho a la educación se presenta como libertad de elección de
escuela y como derecho a recibir educación .

El derecho a la salud y los tratamientos de salud


El bien de la salud está protegido por el art. 32, c.1, Constitución , tanto como
derecho fundamental de la persona como de interés colectivo .

Bajo el primer perfil, debe ser considerado como un derecho primario y fundamental,
como un derecho erga omnes , que, como tal, impone una tutela plena y exhaustiva.

Como interés comunitario, sin embargo, el derecho a la salud, según algunos autores
de la doctrina, se traduciría en el derecho a un ambiente sano. Pero, según la
jurisprudencia constitucional y una parte de la doctrina, la protección de este
derecho derivaría de la confluencia unitaria de tres componentes fundamentales,
constituidos principalmente por intereses protegidos por la Constitución como
bienes colectivos, tales como: la protección del paisaje , la salud como interés
comunitario y el derecho individual a la salud.

Este derecho es por tanto de naturaleza compleja , incluyendo tanto los derechos
colectivos como los derechos individuales, tanto es así que, en la legislación, los
primeros se configuran como intereses generalizados referidos a una comunidad y
sólo cuando las actividades nocivas y peligrosas conciernen a personas individuales
se enfrenta el derecho para la salud.

Como derecho individual, el derecho en cuestión incluiría no sólo la integridad física,


según el art. 5 del código civil, sino también la integridad y el equilibrio psicofísico de
la persona en su conjunto, planteándose así como un derecho a la salud mental .

En el contexto del art. 32 de la Constitución, mediante interpretación conjunta del 1°


y 2° párrafo del precepto constitucional, el denominado derecho a los tratamientos
de salud , incluidas todas las actividades terapéuticas y de diagnóstico destinadas a
prevenir y tratar enfermedades. En particular, el mismo artículo en cuestión, en el

20
apartado 1, reconoce al indigente el derecho a un tratamiento gratuito y, a partir del
párrafo 2 de la misma disposición, establece que nadie puede ser obligado a
someterse a un tratamiento médico específico sino por ley. Por el contrario, se
asume el derecho del individuo a elegir los tratamientos de salud a someterse.

Estrechamente ligada a la elección del tratamiento sanitario está la cuestión del


consentimiento informado del paciente a los tratamientos médicos y asistenciales,
como expresión de la adhesión consciente a estos últimos. En este caso, se configura
un derecho real de la persona que se fundamenta en los principios expresados en el
art. 2 de la Constitución , que protege y promueve los derechos fundamentales, y en
los artículos 13 y 32 de la Constitución , que establecen, respectivamente, que "la
libertad personal es inviolable" y que "nadie puede ser obligado a someterse a un
tratamiento médico específico sino por ley".

7. Relaciones Económicas
El trabajo
La Constitución considera el trabajo como el fenómeno más importante de la vida
social, afirmando, en el artículo 1 de la Carta Constitucional , que “ Italia es una
república democrática fundada en el trabajo ”.

Este es el principio de funcionamiento que hace del trabajo el fundamento mismo de


la República, que se extiende a toda forma de actividad económica productiva y que
no puede ser modificado ni siquiera por el procedimiento de revisión constitucional
previsto por el art. 138 de la Constitución .

El apartado 1 del art. 4 constantes afirma que “ la República reconoce el derecho al


trabajo de todos los ciudadanos y promueve las condiciones que hagan efectivo este
derecho ”.

Esta ley otorga a todo ciudadano la libertad de elegir qué actividad laboral
desarrollar, a la vez que obliga al Estado a promover las condiciones que hagan
efectivo el derecho al trabajo.

Si bien la ley establece un compromiso genérico por parte del Estado de llevar a cabo
una política de compromiso pleno de lucha contra el desempleo , no puede ser
considerada sólo una ley programática, sino que es una ley inmediatamente
prescriptiva ya que permite y justifica la intervención del Estado en la economía del
sistema, con el fin de alcanzar el nivel de pleno empleo.

Derechos de los trabajadores


Los principios constitucionales dictados para la protección del trabajo y de los
trabajadores son:

21
el derecho del trabajador a una remuneración “proporcionada a la cantidad y calidad
de su trabajo y, en todo caso, suficiente para asegurar una existencia libre y digna
para él y su familia ” ( art. 36, c.1, Constitución ) ;
el derecho del trabajador al descanso diario, descanso semanal y vacaciones anuales
pagadas ( artículo 36, incisos 2 y 3, de la Constitución ), con el fin de proteger sus
energías psicofísicas y permitirle recuperarse;
igualdad entre hombres y mujeres en materia de trabajo : el art. 37, c.1, Const .,
atribuye a la mujer trabajadora los mismos derechos y, a igual trabajo, la misma
remuneración debida a los hombres, pero también el derecho a que se le aseguren
condiciones de trabajo que le permitan desempeñar su función familiar esencial y
una especial protección adecuada, para que ella también pueda cumplir, si es
necesario, la tarea de madre en el desempeño del trabajo;
derecho a la manutención y asistencia social de los ciudadanos incapaces de trabajar
y sin los medios necesarios para vivir ( art. 38, c.1, Constitución ). Se trata de
disposiciones constitucionales fundadas en la solidaridad colectiva con preceptividad
inmediata;
derecho de los trabajadores, en caso de lesión, enfermedad, invalidez y vejez,
cesantía involuntaria, a la seguridad y asistencia social ( art. 38, c.2, Constitución );
derecho de los trabajadores a colaborar y administrar empresas, con el fin de la
mejora económica y social del trabajo y en armonía con las necesidades de la
producción ( art. 46 de la Constitución ).
libertad sindical
El sindicato fue creado para proteger los derechos de los trabajadores a fin de
mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Nuestra Carta Constitucional proclama en el art. 39 , por un lado, la libertad de


organización sindical , es decir, la libertad de los trabajadores para organizarse
libremente en sindicatos sin ninguna autorización especial del Estado, y por otro
garantiza a los sindicatos el derecho de actuar en los trabajadores ' interés .

Nuevamente para los sindicatos, esta garantía va acompañada de la del autogobierno


y la libre autodeterminación con un orden interno de base democrática para la
consecución de los fines propios de la organización.

Finalmente, nuevamente de la disposición en cuestión, se deriva el principio de la


legitimidad de la pluralidad sindical , es decir, la libertad de constituir varias
organizaciones sindicales dentro de una misma categoría y sector económico,
cualquiera que sea el método de organización o agrupación seguido.

La función fundamental de los sindicatos es estipular convenios colectivos de trabajo


en interés de los trabajadores.

Los sindicatos deberían clasificarse en la categoría de asociaciones no reconocidas ,


con la consecuencia de que pueden celebrar convenios colectivos por ley que tengan
efectos vinculantes solo para sus miembros, incluso si, de hecho, hoy en día los

22
contenidos mínimos obligatorios de los propios convenios se extienden a todos los
convenios. estipulado para ese sector.

Finalmente, el papel del sindicato se extiende también a la realización, en favor de


sus afiliados, de una labor de promoción civil, apoyo a los reclamos, asistencia en los
conflictos.

El derecho de huelga y el lockout


El principal instrumento de lucha sindical encaminado a satisfacer las reivindicaciones
de los trabajadores es la huelga ( art. 40 de la Constitución ) .

Consiste en la abstención concreta del trabajo para la protección de un interés


profesional colectivo y representa una forma de autoprotección, reconocida y
garantizada por la Constitución.

Puede haber abstenciones totales de trabajo , pero también formas particulares de


abstención, como por ejemplo:

huelgas esporádicas , en las que breves períodos de abstención van seguidos de


igualmente breves períodos de trabajo;
huelgas de tablero de ajedrez , donde la abstención, dentro de un sector productivo
dividido en departamentos interconectados, es proclamada por un departamento, y
no por todos, para bloquear por igual el trabajo de todo el sector;
las huelgas blancas , donde no hay una verdadera abstención del trabajo sino una
ralentización del mismo tras una aplicación servil de las disposiciones legales dictadas
para la actividad a la que están sujetos los trabajadores.
Además, la huelga puede ser legítimamente recurrida no sólo para la consecución de
fines económicos y salariales, sino también para todas las reivindicaciones relativas al
conjunto de los intereses de los trabajadores, también a través de la solicitud de
dictar o no dictar actos de gobierno o actos legislativos, influyendo así en las
deliberaciones de los poderes públicos: son los llamados huelgas políticas .

Sin embargo, la libertad de huelga debe tener lugar de tal manera que no perjudique
otras libertades constitucionalmente garantizadas, como p. libertad de trabajo para
todos los que no se unen a la huelga.

El derecho en cuestión ha sido reconocido como legítimo aun cuando implique la


interrupción de los servicios públicos, salvo que se trate de servicios cuyo
funcionamiento deba considerarse esencial, es decir, indispensable para la
comunidad.

Los servicios públicos esenciales son aquellos destinados a garantizar el goce de los
derechos constitucionalmente protegidos de la persona, a la vida, a la salud, a la
libertad y seguridad, a la libre circulación, a la asistencia y seguridad social, a la
educación y a la libertad de comunicación .

23
En el marco de estos servicios, el derecho de huelga debe ejercerse con el
cumplimiento de medidas destinadas a permitir la prestación de los servicios
esenciales o mínimos para la protección de los citados derechos, a través de
procedimientos que permitan el conocimiento previo, mediante notificación previa
no menor de diez días, la duración de la abstención.

Los empresarios también pueden utilizar una herramienta de protesta y lucha


sustancialmente colectiva consistente en el cierre patronal, o más bien la suspensión
de la actividad productiva destinada a inducir a los trabajadores a aceptar o modificar
los convenios colectivos preexistentes ( el llamado cierre patronal ofensivo ) o
soluciones de compromiso a la reclamos realizados ( el llamado bloqueo defensivo ).

La libertad de iniciativa económica.


El conjunto de disposiciones constitucionales contenidas en los artículos 41-47
constituyen los llamados constitución económica .

En particular, debe prestarse atención a la libertad de iniciativa económica privada


( artículo 41 de la Constitución ), como la libertad de los particulares para elegir y
realizar actividades económicas sin intervenciones públicas que la restrinjan
arbitrariamente.

Al reconocimiento de la libertad de que se trata le siguen las limitaciones a la misma


libertad dictadas por los párrafos 2 y 3 del art. 41 de la Constitución: la iniciativa
económica privada, como quiera que se manifieste “no puede tener lugar en
conflicto con la utilidad social o en forma que cause daño a la seguridad, la libertad,
la dignidad humana”.

Según la jurisprudencia de la Corte Constitucional, las limitaciones por razones de


"utilidad social" pueden ser legítimamente dictadas por la ley, por ejemplo, para
proteger la salud pública o la belleza natural o mediante la imposición de límites
contractuales a la competencia; esto se debe a que es una cláusula general y flexible.

Además, la libertad económica privada no puede expresarse en actividades que


atenten contra la seguridad de los ciudadanos o que conduzcan a la humillación o
explotación de los trabajadores.

Finalmente, la disposición comentada en su párrafo 3º faculta al legislador a


establecer programas y controles , con el fin de dirigir la actividad económica privada
"con fines sociales": programas y controles que, sin embargo, no pueden suprimir la
iniciativa individual, sino que sólo pueden dirigirla y coordinarla. .

8. El principio del pluralismo territorial

24
El arte. 5 de la Constitución establece el principio del pluralismo territorial , es decir,
el reconocimiento de centros de poder autónomos, más cercanos al ciudadano, con
miras a la llamada subsidiariedad vertical.

De esta forma, además del principio de unidad e indivisibilidad de la República , se


afirma el principio de descentralización de poderes , promoción y reconocimiento de
las autonomías locales .

En particular, la disposición en cuestión enuncia cuatro principios fundamentales:

la unidad e indivisibilidad de la República;


la promoción y reconocimiento de la autonomía local;
la implementación de la más amplia descentralización administrativa en la prestación
de servicios;
el Estado debe adecuar sus leyes a las necesidades de autonomía y descentralización,
mediante la creación y protección de entes territoriales que sean expresión del
Estado Comunitario.
De hecho, la descentralización y la autonomía son complementarias entre sí. El
desarrollo de la autonomía territorial garantiza también una importante
descentralización de funciones, mientras que la descentralización administrativa
permite acercar los servicios prestados y las funciones a sus destinatarios. No
obstante, el Estado aún debe ser considerado el organismo público soberano por
excelencia.

9. Minorías lingüísticas
es el arte 6 const . que encomienda a la República la protección de las minorías
lingüísticas con disposiciones específicas .

Esta disposición, además de prevenir cualquier forma de discriminación basada en la


pertenencia a minorías lingüísticas, también establece una protección positiva , con
el objetivo de preservar el patrimonio lingüístico y cultural de estas minorías .

En cualquier caso, esto no significa que, de acuerdo con el principio de unidad


estatal, el uso de la lengua italiana goce de primacía sobre las demás lenguas.

Vinculándose idealmente con el artículo 3 de la Constitución, y completando su ideal


de pluralismo diferenciado, la disposición en mención confiere la potestad de
protección a las diversas entidades siempre que respeten la heterogeneidad de
tamaño, arraigo e historia. Por lo tanto, se implica un patrón de proporcionalidad de
propósito en el tratamiento positivo de tales situaciones lingüísticas/culturales
específicas.

Las diversas formas de protección van desde la negociación reglamentaria (principal


instrumento) a la negociación provisional (por tanto en el ámbito administrativo),
hasta la representación institucional del grupo (como ocurre en Trentino-Alto Adige).

25
Un papel fundamental lo juega la ley n. 482 de 1999 , que opera a través de ciertos
comités ya nivel de escuelas, universidades, administraciones públicas (así como en
el ámbito de la justicia). Además, no se cuestiona el simple hecho de que la lengua
oficial de la República siga siendo el italiano, al menos en circunstancias "oficiales"
como las asambleas electivas, el registro civil, la educación escolar, la toponimia y los
medios de comunicación.

10. La Protección del Extranjero


Dentro del ordenamiento jurídico italiano, la condición jurídica del extranjero se rige
tanto por la carta constitucional como por el derecho común.

El apartado dos del art. 10 constantes de hecho, delega en la legislación ordinaria la


regulación de esta condición de conformidad con las normas y tratados
internacionales.

El párrafo tercero de la disposición en cuestión establece, sin embargo, que el


extranjero que se ve impedido de ejercer efectivamente, en su país de origen, las
libertades democráticas garantizadas por la Constitución italiana, tiene derecho de
asilo en el territorio italiano en las condiciones establecidas por la ley

Finalmente, en lo que se refiere al párrafo cuarto de la misma disposición, prohíbe la


extradición por motivos políticos .

Por lo tanto, se puede hacer una distinción entre:

refugiado político , es decir, alguien que vive con un temor fundado de ser
perseguido por motivos de raza, religión, ciudadanía, pertenencia a un grupo
específico;
solicitante de asilo , o la persona que no sólo pide estancia, sino también protección,
por haber eludido los órganos de justicia del país de origen;
refugiado, huido por motivos relacionados con la guerra, la persecución o los
desastres naturales.

La condición jurídica del extranjero que reside en Italia está protegida por la
provisión de una reserva legal reforzada : el tratamiento jurídico al que está sujeto no
se deja a la voluntad de la administración pública, sino que sólo puede ser
establecido por la ley y no puede ser menos favorable que las disposiciones del
derecho internacional, tanto consuetudinario como contractual.

Esto no excluye la posibilidad de que el legislador italiano pueda superar el derecho


internacional al disponer un trato más favorable, estableciéndose así como un
modelo de referencia para la comunidad internacional.

Actualmente existen dos categorías de extranjeros en nuestro ordenamiento


jurídico :

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ciudadanos de la Unión Europea , que disfrutan de una protección particularmente
calificada que tiende a ser similar a la reconocida a los italianos;
ciudadanos no pertenecientes a la Unión Europea (los denominados
extracomunitarios ), que pueden, por otra parte, estar sujetos a restricciones
relativas a su derecho de entrada, estancia y permanencia en nuestro territorio.
11. El repudio de la guerra
Otra disposición normativa que se enmarca dentro de los principios fundamentales
es el art. 11 const . , que constitucionaliza el principio según el cual Italia repudia la
guerra en todas sus formas . Con esta expresión se refiere principalmente a la guerra
ofensiva , admitiendo implícitamente la guerra defensiva , en caso de ataque militar
de una fuerza extranjera.

Los artículos 78 y 87 de la Constitución también especifican que la facultad de decidir


sobre el estado de guerra corresponde a las Cámaras y que esta declaración
corresponde al Presidente de la República.

El artículo en cuestión también establece que Italia acepta limitaciones de soberanía


dentro de su territorio solo si es necesario para la búsqueda de la paz y la justicia
entre las naciones, mediante acuerdos con ellas .

Estas limitaciones no atañen sólo a la actividad normativa del Estado, sino también a
la jurisdiccional y administrativa, de modo que los ciudadanos pueden someterse no
sólo a la autoridad nacional, sino también a las extranjeras, donde existan tratados
específicos sobre la materia.

12. La bandera tricolor


Debe verse como especialmente significativa la ubicación de la disposición sobre la
bandera nacional dentro de los principios fundamentales ( art. 12 de la Constitución )
, ya que se pretendía dotar al emblema de la reserva constitucional, sustrayéndolo
así a la revisión de la ley ordinaria. ley.

En el período fascista, la bandera era el símbolo de la soberanía del estado como


único custodio de los valores nacionales, tanto que estaba prohibido exhibir
banderas de otros estados sin autorización específica (ley 24 de junio de 1929, n.
1085) . Con el nacimiento de la República se convierte en símbolo de un Estado que
se inserta en un orden internacional cuyos valores abraza y promueve.

El tricolor está inspirado en la bandera francesa y la misma división en tres bandas es


expresión de los principios democráticos de libertad, igualdad y solidaridad .

13. Deberes Obligatorios


El arte. 2 de la Constitución , junto a los derechos inviolables, exige el cumplimiento
de los " deberes imperativos de solidaridad política, económica y social ": son
deberes de los que nadie puede sustraerse ya que, por la solidaridad, se cumplen

27
tareas propias del Estado del Bienestar, en que la acción del individuo debe estar
siempre orientada hacia el bien común.

Del derecho al trabajo al deber de trabajar


El trabajo, además de ser un derecho fundamental según el art. 4 constantes es
también un deber de solidaridad , que todo ciudadano está obligado a cumplir para
contribuir al progreso económico y social del Estado y de la comunidad.

Relacionado con esta disposición constitucional se encuentra el art. 38, cap. 1, Const .
, que, basándose únicamente en la solidaridad colectiva, establece que " todo
ciudadano incapaz de trabajar y sin los medios necesarios para vivir tiene derecho a
la pensión alimenticia y a la asistencia social ".

El deber de votar
Otro deber constitucional es el deber de votar que es un deber cívico, como ejercicio
directo de la soberanía popular y rasgo fundamental del carácter democrático del
ordenamiento jurídico.

La capacidad de votar, es decir, expresar la voluntad política de uno a través del voto,
se define como un electorado activo.

Hay dos requisitos: ciudadanía italiana y mayoría de edad , es decir, 18 años (para el
Senado este requisito se eleva a 25 años).

Las características del voto son:

sufragio universal , para el cual la admisión al voto no puede estar subordinada a


condiciones de índole económica o cultural, ni puede haber discriminación de sexo;
personalidades , la única forma de votar es acudir personalmente al colegio electoral
y marcar la boleta con su propia mano;
la igualdad , por la que se excluyen los votos múltiples reservados a determinadas
categorías de personas o los votos múltiples, es decir, los que permiten a un elector
votar en varios distritos;
la libertad , debe garantizarse a cada elector el derecho a atribuir su voto a quien
estime más conveniente, sin coerción de ningún tipo;
secreto , establecido para proteger la libertad de voto, para garantizar al elector de
posibles presiones externas;
no obligatoria, ya que el art. 48 de la Constitución establece que el ejercicio del
derecho al voto es sólo un deber cívico.
El electorado pasivo , por su parte, consiste en la capacidad para ocupar cargos
electivos.

Por el principio de coincidencia entre electorado activo y pasivo, por regla general
quien es elector es, a su vez, también elegible. Sin embargo, para ser miembro de la

28
Cámara de Diputados, la edad no puede ser menor de 25 años, para el Senado de 40
años.

El deber de educar y educar a los niños.


el arte 30, c.1, Const . establece que “ es deber y derecho de los padres mantener,
instruir y educar a sus hijos, aunque hayan nacido fuera del matrimonio ”.

En este caso, el deber de educar y educar a los hijos representa una función social, en
tanto que el mismo derecho es un verdadero y propio derecho subjetivo.

El deber de defender la patria


La Carta Constitucional en el art. 52 contempla el deber de defender la patria,
considerada como “ sagrada ” por el 1° párrafo de la ley en mención.

Se trata de “ un deber puesto por encima de todos los demás ”, como especificación
del deber más genérico de lealtad a la República y obediencia a la Constitución y las
leyes”. El objeto de la disposición en cuestión es proteger y proteger el interés del
Estado-comunidad en su integridad territorial, independencia y supervivencia.

El artículo constitucional deriva del deber en cuestión la obligatoriedad del servicio


militar (párrafo 2, art. 52 de la Constitución), con la previsión de una reserva legal
para la identificación de los límites y formas de expresión de este deber.

Sin embargo, este deber tiene una extensión más amplia que la obligación de realizar
el servicio militar y también puede cumplirse mediante actividades adecuadas de
compromiso social no armado.

14. El orden de la República


La Segunda Parte de la Constitución (artículos 55 a 139 de la Constitución) está
dedicada a la organización de la República, que incluye los órganos constitucionales y
los órganos de importancia constitucional.

La primera categoría incluye a quienes gozan de una posición de autonomía y


participan en la identificación de los fines que el Estado está llamado a perseguir, por
lo que se configuran como "poderes estatales".

Sus estructuras, organización y funciones se rigen directamente por la Constitución


por lo que una modificación de las mismas requiere un procedimiento de revisión
constitucional.

En concreto, los órganos constitucionales son: las Cortes Generales, el Presidente de


la República, el Gobierno y el Tribunal Constitucional.

Las características fundamentales de los órganos constitucionales son:

29
soberanía, es decir, la propiedad de las funciones soberanas ;
representatividad, siendo representante de la voluntad del pueblo;
necesidad, en el sentido de que son indispensables para el correcto funcionamiento
del ordenamiento jurídico ;
independencia, ya que no pueden ser influenciados e influenciados por otros
órganos, constitucionales o no, en el ejercicio de sus funciones;
la indefectibilidad, que implica la imposibilidad de ser sustituido por otros órganos,
salvo circunstancias absolutamente excepcionales, para no alterar el equilibrio
institucional establecido por la Constitución .
Los órganos de trascendencia constitucional , en cambio, no son esenciales a la
estructura constitucional del Estado, por lo que sólo son identificados por la
Constitución, que remite la regulación de su actividad al legislador ordinario.

Los siguientes órganos de importancia constitucional son : el Consejo Nacional


Económico y Laboral (CNEL cuya supresión se espera desde hace años), el Tribunal de
Cuentas, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura y el Consejo
Supremo de Defensa.

Por último, esta segunda Parte comprende también la organización territorial de la


República de la que forman parte las Regiones y los entes locales, así como el
procedimiento para reformar la Constitución y aprobar las leyes constitucionales.

impuesto
Otro de los deberes consagrados en la Constitución es el de contribuir a los gastos
públicos y, por tanto, cumplir con las obligaciones tributarias .

El arte. 53 de la Constitución . de hecho, establece la obligación tributaria, obligación


que incumbe a todos, ciudadanos y no ciudadanos, extranjeros o apátridas
residentes en el Estado. Además, es proporcional a la capacidad de pago del
contribuyente , es decir, a la adecuación de éste a la obligación tributaria que puede
inferirse de la existencia concreta de la relativa condición económica, es decir, al
nivel de renta atribuible globalmente a un sujeto.

El párrafo 2 del mismo art. 53 de la Constitución . establece que el sistema tributario


se basa en criterios de progresividad , en el sentido de que la tributación debe ser
más que proporcional a la renta declarada y comprobada, de modo que los tipos
impositivos progresivamente crecientes correspondan a los distintos niveles de
renta.

No cabe duda que el precepto constitucional tiene una finalidad político-social


dirigida no sólo a permitir al Estado sustentar el gasto público , sino también a lograr
la equiparación social , en cumplimiento de la igualdad sustancial a que se refiere el
art. 3, c.2, Constitución

El deber de lealtad a la República

30
El último deber constitucionalmente sancionado por el 1° párrafo del art. 54 de la
Constitución , que incumbe a todos los ciudadanos, es que " ser fieles a la República y
observar su Constitución y leyes ".

La lealtad de la República se refiere a los principios de una estructura del orden


democrático fundado por ésta, que son absolutamente intangibles e inmutables, ni
siquiera con el procedimiento de revisión constitucional.

Lo que el precepto constitucional exige del ciudadano es que observe las reglas de la
democracia aun en el disenso, o mejor dicho, que no realice actos materiales
violentos que puedan comprometer el buen funcionamiento de la vida democrática.

El siguiente párrafo del reglamento que comentamos impone, por otra parte, a los
ciudadanos que tengan encomendadas funciones públicas , el deber adicional de
cumplirlas con disciplina y honor, prestando juramento en los casos establecidos por
la ley.

Es, por tanto, un deber adicional al del apartado 1 del art. 54 de la Constitución y que
se vincula con el art. 97 de la Constitución , en el sentido de que es fundamental para
procurar el buen desempeño e imparcialidad de la AP

15. La revisión constitucional


En nuestra Constitución se encuentra el art. 138 que rige la revisión de la
Constitución y el proceso de formación de otras leyes constitucionales .

Por leyes de revisión entendemos aquellas leyes que afectan al texto constitucional,
modificando, sustituyendo o derogando las disposiciones contenidas en él.

Por otras leyes constitucionales , en cambio, entendemos leyes que:

están expresamente definidos como tales por la Constitución, como por ejemplo en
los artículos 132 y 137;
se limitan únicamente a derogar una disposición constitucional, sin modificarla (por
ejemplo, la Ley n. 1/1993);
las leyes que las Cortes Generales quieran aprobar mediante el procedimiento
agravado a que se refiere esta disposición.
Tanto las leyes de revisión como las leyes constitucionales requieren el mismo
procedimiento para su aprobación.

Los procedimientos
El procedimiento de revisión se compone de las mismas fases en las que se articula el
procedimiento legislativo normal, a saber, la fase de iniciativa, la fase deliberativa y la
fase de eficacia supletoria. En el procedimiento en cuestión, la fase deliberativa se
escinde en dos y la fase integradora de eficacia se modifica en relación con esta
escisión.

31
Cabe destacar, además, que nuestra Constitución encomienda a las Cámaras la
aprobación de las leyes de revisión y de las leyes constitucionales, dictando
únicamente procedimientos agravados o superagravados para cierto tipo de leyes
constitucionales.

Volviendo al procedimiento:

fase de la iniciativa , el art. 71 de la Constitución atribuye la facultad de iniciativa


legislativa tanto al Gobierno como a los miembros individuales de las Cámaras, así
como al pueblo y a los "órganos y entidades a los que la ley constitucional les
confiere ", tales como el CNEL, en relación con materias relativas a la economía y el
trabajo, y los Consejos Regionales, limitados a materias de interés regional directo.
Fase deliberativa: es especialmente compleja y laboriosa, previendo dos posibles
procedimientos agravantes.

El primer procedimiento consiste en:

en la adopción de las leyes constitucionales por cada cámara con dos deliberaciones
sucesivas a intervalos no menores de tres meses. En otras palabras, se requiere la
utilización del criterio alternativo , consistente en la deliberación primero de una y
luego de la otra Cámara, con la repetición de estas deliberaciones en la segunda
votación;
y en su aprobación en segunda votación por la mayoría absoluta de los miembros de
cada cámara.
El segundo procedimiento es similar al primero en cuanto a la doble aprobación en el
intervalo de tres meses por cada cámara, sólo si en la segunda resolución se alcanza
una mayoría de dos tercios de los miembros de cada cámara, no se puede realizar
referéndum popular . . .

Posible procedimiento de referéndum : entre la fase deliberativa y la fase integradora


de efectividad, se puede intercalar la destinada a permitir la eventual celebración del
referéndum aprobatorio. En esta fase, que sólo puede abrirse si la segunda
resolución obtiene la mayoría absoluta de votos válidos, va precedida de su
publicación en el Boletín Oficialdel proyecto de reforma o ley constitucional, con el
título: "Texto de ley constitucional aprobado en segunda votación por mayoría
absoluta, pero menos de las dos terceras partes de los miembros de cada Cámara",
título completado por la fecha de su aprobación definitiva por las Cámaras y
precedida de la advertencia de que, en el plazo de tres meses, la quinta parte de los
miembros de una Cámara, o quinientos mil electores, o cinco consejos regionales
pueden solicitar la celebración de un referéndum popular.
En este caso la publicación cumple una función de mera cognoscibilidad, como
medio, que va encaminado "a dar a conocer el texto de un proyecto, de manera que
se posibilite una decisión sobre la oportunidad de la iniciativa" en el referéndum.

32
La solicitud de referéndum debe llegar a la Secretaría de la Corte de Casación dentro
de los tres meses siguientes a la publicación de la propuesta, y la Oficina Central de
Referéndum de la misma Corte verifica su legitimidad, es decir, el cumplimiento de lo
dispuesto en el art. 138 de la Constitución, decidiendo al respecto por ordenanza.

Si el decreto declara la ilegitimidad de la solicitud, la ley constitucional es promulgada


por el Presidente de la República; si, por el contrario, declara su legitimidad, el
Presidente de la República convoca a referéndum con su propio decreto, previo
acuerdo del Consejo de Ministros, dentro de los 60 días siguientes a la comunicación
de la ordenanza que lo admite.

En este último caso, la fecha para la celebración del referéndum deberá fijarse en un
domingo entre los días 50 y 70 siguientes a la expedición del decreto de
convocatoria.

La votación se realiza por sufragio universal, con papeleta directa, libre y secreta .
Para este tipo de referéndum no se prescribe quórum, ni de participación ni
funcional.

Si el proyecto obtiene la mayoría de los votos válidos, se considera aprobado y el


Presidente de la República procede a su promulgación. Si, por el contrario, el
resultado del referéndum es desfavorable a la aprobación de la ley, el Ministro de
Justicia dispone la publicación del mismo resultado en el Diario Oficial .

Evidentemente, si transcurren los tres meses sin que se presente ninguna solicitud de
referéndum, el proyecto ya aprobado en la segunda resolución por mayoría absoluta
se consolida como ley en todos sus extremos ya partir de este plazo comienza el
plazo útil para su promulgación y posterior publicación.

Fase integradora de vigencia : comprende la promulgación presidencial de la ley


constitucional y la publicación de la misma. En cuanto a la publicación, se aplican las
reglas establecidas por las leyes ordinarias.
Los límites explícitos
El único límite explícito a la revisión constitucional es el contenido en el art. 139 de la
Constitución , según el cual “ La forma republicana no puede ser objeto de revisión
constitucional ”.

Esta disposición debe leerse en relación con el art. 1 Const .: la forma republicana,
realizando "una democracia fundada en el trabajo", es coesencial al régimen.

Además, del art. 2 de la Constitución , que califica los derechos humanos como
inviolables, traza el límite explícito adicional a la revisión constitucional , entendida
como la inderogabilidad de estos derechos de libertad, pero con la aclaración de que
la revisión puede introducir cambios en la regulación constitucional no sólo para
llevar a cabo perfeccionarlo, ampliarlo, pero también con el fin de adaptarlo a las

33
necesidades emergentes, que podrían requerir una disciplina diferente, pero siempre
en términos limitados y que no afecten la esencia de los derechos mismos.

límites implícitos
La expresión “forma republicana” presente en el art. 139 de la Constitución se
interpreta también en un sentido sumario de lo que evoca la idea de república:
igualdad formal y sustancial, derecho al sufragio, libertad de expresión del
pensamiento, de reunión, etc.

En otras palabras, se toman de esta disposición algunos principios considerados


supremos o institucionales y estructurales de nuestra República, como límites
implícitos de la revisión y por tanto inmutables, principios que incluyen, además de
los ya mencionados, también los principios personalistas y comunitarios, el el
derecho del trabajo, la representatividad de los órganos fundamentales, así como los
principios de pluralidad, solidaridad, unidad e individualidad de la República,
protección de las minorías.

1.10. Parte Segunda: Ordanmiento de la República


la Segunda Parte (artículos 55 a 139 de la Constitución) está dedicada al
ordenamiento jurídico de la República , dentro del cual es posible distinguir entre
órganos constitucionales y órganos de importancia constitucional ( distinción
informada en el párrafo 14 ) .
1.11. Disposiciones Transitorias y Finales

. La norma fundamental del Estado debe ser defendida


y protegida de las amenazas y de los ataques provenientes de los poderes del Estado
y de sus
autoridades, así como de los particulares cuando estos infringen derechos
constitucionales.
En principio el poder judicial en cabeza del Tribunal constitucional tiene la
competencia para
garantizar la integridad y la vigencia de la Constitución. Sin embargo, los sistemas
constitucionales
contemporáneos han establecido que dicha potestad no debe concentrarse
solamente en los
jueces, ya que la defensa y la garantía de la carta debe abrirse a otras autoridades2
por ser un
tema de interés general.
La jurisdicción constitucional está confiada en la Corte Constitucional italiana y en los
jueces
comunes. A ellos se le encarga la tarea de defender la integridad de la Constitución.
La Corte
como lo indica Guastini, ejerce un control “a posteriori, in concreto y por vía de
excepción” (2003,

34
p. 58). Los jueces comunes actúan como “filtros” de causas serias que ameritan pasar
a la Corte
para revisión. Es en realidad un control preliminar de formalidades y contenido

Con relación al aspecto ético-social, la máxima ley del Estado establece que:

La familia tiene derechos y es considerada la forma natural de la sociedad. Se forma


por el matrimonio. En el cual ambos cónyuges gozan de los mismos derechos
jurídicos y morales.
Los padres tienen el deber y la potestad de educar a sus hijos procreados dentro y/o
fuera del matrimonio.
El Estado se encargará de incentivar el fortalecimiento de la sociedad con relación a
sus derechos y obligaciones. Esto a través de medidas que garanticen la protección
de la infancia, juventud y maternidad.
Es responsabilidad de la república la protección de la salud así como la atención
sanitaria a quienes no puedan cubrir los gastos inherentes a esta. Del mismo modo,
nadie está obligado a someterse a ningún tipo de tratamiento médico, a no ser que
así lo establezca una ley.
Se respeta la libre enseñanza de la ciencia y el arte. Así como su autonomía
gubernamental en caso de las instituciones particulares.
El Estado garantiza la educación pública absoluta a los infantes de primaria. Así como
los estudios superiores mediante subsidios y becas a quienes tengan dotes
académicos u otros méritos.

Además de estas garantías, el Estado reconoce: la libertad personal, el domicilio, la


libertad de expresión mediante cualquier medio, y la comunicación en secreto.

Todo ciudadano italiano tiene derecho de movilizarse libremente por el país. Así
como de establecer su residencia donde quiera. A excepción de aquellos casos donde
primen razones de sanidad y seguridad. El tinte político no es motivo para restringir
el traslado voluntario de una persona por el territorio italiano.

Bien pudiéramos hacer una guía extensa de todo lo que debes saber sobre la
organización del Estado italiano. Pero, básicamente esto es lo esencial para que
entiendas un poco más el funcionamiento político, jurídico y social de este país.
Ponte en contacto con nosotros si necesitas hacer un trámite civil.

3. Características morfológicas y ontológicas de la Constitución Italiana de 1947


1.12. Ontología de la Constitución Italiana de 1947
1.1.12. Constitución originaria o derivada

a) Constitución Originaria. – Dentro de esta clasificación se encuentran aquellas


leyes fundamentales que introducen categorías e instituciones jurídicas
constitucionales por primera vez al ordenamiento jurídico, por lo que su
característica resaltante es la innovación; así, las constituciones originarias no

35
se rigen por criterios ya instituidos en otras normas supremas.
b) Constitución Derivada. – En el caso se las constituciones derivadas, son
aquellas que introducen principios e instituciones jurídicas propios de otros
ordenamientos jurídicos; así, adaptan a su realidad y necesidad las instituciones
fundamentales establecidos en una Constitución originaria.

Atendiendo a los conceptos antes señalados en esta primera subclasificación de


las constituciones de tipo ontológico, consideramos que la Ley Fundamental de la
República Federal de Alemania se encuentra dentro de la clasificación de
Constitución
Derivada, pues recoge en gran medida instituciones plasmadas en la Constitución
de
Weimar (1919), la misma que ha sido clasificada por diversos autores como una
Constitución originaria, entre otros motivos por ser la primera Constitución
Europea en
reconocer los derechos sociales (derechos de segunda generación); así también
recoge
el modelo de estado federal que fue adoptado por primera vez en la Constitución
de
Estados Unidos de 1787, que también es una constitución originaria.

1.1.13. Constitución normativa, nominada o semántica

a) Constitución Normativa. – Este tipo de constitución hace referencia a aquellas


normas supremas que guardan una efectiva relación entre el texto escrito y la
realidad política de la sociedad en la que se desarrolla dicha carta magna.
23
b) Constitución Nominal. – Por el contrario, en cuanto a las constituciones
nominales son aquellas en las que no existe una efectiva relación entre los
presupuestos constitucionales y la realidad que regulan; sin embargo, no
necesariamente existe una discordancia total, sino que se da el cumplimiento de
determinadas disposiciones contenidas en el cuerpo normativo de la Ley
Fundamental.
c) Constitución Semántica. – En cuanto a esta clasificación, se entiende por
constitución semántica aquellas en las que no existe una concordancia de la
totalidad de las disposiciones de las normas contenidas en la ley Fundamental
con la realidad político social que regula.

programático : no se limita a sancionar normas para la organización y actuación


de los poderes públicos y para la regulación de las relaciones entre éstos y los
ciudadanos, sino que también establece los objetivos y programas hacia los que
debe tender la actividad de la República;

1.1.14. Constitución ideológica o utilitaria

36
a) Constitución Ideológica. – Son aquellas que contienen un programa ideológico,
es decir “expresan un conjunto de ideas destinadas a orientar y justificar la
acción
del Estado” (García, 2010); asimismo, estas constituciones buscan enfatizar los
fines y objetivos del Estado.
b) Constitución Utilitaria. – Son aquellas que tienen un contenido neutral, en el
entendido que no se menciona ideología, principios o valores que los
identifiquen;
en consecuencia, se limitan a especificar el funcionamiento de los poderes del
Estado
progresista : prevé la consecución progresiva de los principios de soberanía
popular, libertad, igualdad, solidaridad, etc. y se compromete, a través de leyes y
actos reglamentarios apropiados, a lograr estos fines.

1.1.15. Constitución de programa o balance

a) Constitución de Programa. – Son aquellas que pregonan un nuevo tiempo,


adoptan creencias políticas, sociales y económicas nuevas, es decir, apuntan a
modificar las bases ideológicas y doctrinarias del Estado.
b) Constitución de Balance. – Son aquellas constituciones que se basan en la
constitución precedente y le generan algunas reformas y adiciones a un anterior
texto constitucional; es decir, se sustentan sobre una realidad preexistente.

largo : ya que regula en detalle el funcionamiento de los órganos constitucionales


y enumera los derechos y deberes de los ciudadanos;

1.13. Morfología de la Constitución Italiana de 1947


1.1.16. Constitución rígida o flexible
a) Constitución Rígida: Se denomina constituciones rígidas a aquellas que
establecen un procedimiento complejo para la modificación de su contenido,
ello
en mérito a que se busca la perdurabilidad de la misma en el tiempo.
También son
conocidas como fijas, estáticas o estables.
b) Constitución Flexible: En cuanto a las constituciones flexibles con aquellas
que
pueden ser modificadas mediante un procedimiento ordinario de reforma
que
puede ser efectuado por el órgano legislativo ordinario.

rígido : no modificable por las leyes ordinarias, sino sólo a través de un


procedimiento legislativo agravado , que requiere un consenso más amplio
que el de una sola mayoría;
Rígida en el entendido que el procedimiento para su reforma es más
complejo que el procedimiento para reformar una ley. La Constitución debe

37
ser una norma estable y esa estabilidad se asegura afirmando un
procedimiento complejo para su reforma; sin embargo, esa rigidez no debe
ser tal que no permita poner en consonancia el texto constitucional con la
realidad imperante. Lo que se pretende es, como se trata de actualizar la
norma más importante del Estado, que se construya un escenario favorable
para la discusión: un debate político más profundo, extenso y responsable
será la garantía de la reforma válida. Con ello puede evitarse que por la
premura y el debate débil terminen no reformando sino sustituyéndola.
La Constitución italiana de 1947, vigente, es uno de los ejemplos de rigidez,
pues como lo señala Guastini: “Contiene algunos principos que no pueden ser
subvertidos o modificados en su contenido esencial, ni siquiera mediante
revisión constitucional (Corte Const. 1146/1998)” (2003, p. 58). Esto quiere
decir que la Carta italiana tiene algunas cláusulas que la doctrina denomina
pétreas
En las ya clásicas clasificaciones constitucionales se caracteriza como
“rígidas”, "flexibles" o “mixtas” según los requisitos
necesarios para su reforma.
La Constitución Argentina es considerada rígida por cuanto
la necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con
el voto de sus dos terceras partes, al menos, pero es realizada por
una Convención convocada al efecto.
En Italia, es facultad del Parlamento la materia de revisión
constitucional y conviene aquí recordar que la Asamblea Constituyente
italiana dictó dos tipos de leyes: por una parte la Constitución y las otras
leyes declaradas constitucionales, es decir:
Doctrinariamente puede establecerse esta distinción: la ley ordinaria puede
modificar otra ley ordinaria, pero nunca una ley
constitucional. Esta última, en cambio, puede modificar toda norma
preexistente, sea ella contenida en la Constitución o en otras
leyes constitucionales o en leyes ordinarias.
'
1.1.17. Constitución escrita o consuetudinaria

a) Constitución escrita: Son aquellas que se expresan a través de un documento


impreso y usualmente son promulgados de manera solemne. Este tipo de
constitución es el que tiene la gran mayoría de Estados.
b) Constitución consuetudinaria: Se denomina constitución consuetudinaria a
aquellas que gestan su normativa en base a las tradiciones y costumbre de los
Estados, en tal sentido la normativa aplicable se fundamenta en el uso reiterado,
lo cual genera una conciencia de obligatoriedad.
La Ley Fundamental Alemana de 1949 se encuentra dentro de la tipología de
constituciones escritas, por cuando su contenido se encuentra redactado en un
documento que en su momento fue promulgado de manera solemne.

38
es un documento redactado en forma solemne por un órgano especialmente
convocado.

1.1.18. Constitución formal o material

a) Constitución formal: Son aquellas que contienen un texto declarado en forma


solemne y ritual como la norma fundamental de un Estado; asimismo, hace
referencia a un sistema de normas supremas sancionadas por un órgano que
actúa
autorizado por el poder constituyente; de otro lado este tipo de constituciones
tienen establecidos de forma expresa los órganos de poder en su contenido.
b) Constitución material: A decir de García Toma, “son aquellas
independientemente de la forma y solemnidad, real y efectivamente se aplican
dentro de un Estado. Esta eficacia es el producto o resultado jurídico de las
situaciones y estructuras reales (sociales, políticas, económicas, culturales).
Aluden a la vigencia de un conjunto de normas, escritas o consuetudinarias, que
tienen “efectiva” vigencia jurídica, política y sociológica; es decir, involucran lo
real, lo viviente y lo cabalmente verificable en la praxis” (García, 2010)

En el caso de la Ley Fundamental Alemana, nos encontramos ante una


Constitución de tipología formal, pues de su preámbulo se desprende que la
misma fue
sancionada por un órgano investido de poder constituyente; además se verifica
de la
revisión de su contenido que tiene regulados los órganos de poder de manera
expresa:
poder legislativo, ejecutivo y judicial.

1.1.19. Constitución codificada o dispersa

a) Constitución codificada: Se denomina constitución codificada a aquellas cuya


normatividad en materia constitucional se encuentra establecida en un texto
único, orgánico y sistemático
b) Constitución dispersa: Son aquellas cuya normatividad en materia
constitucional se encuentra contenida en una pluralidad de documentos
independientes.
En el caso de la Ley fundamental alemana nos encontramos ante una
constitución de tipo codificada, puses sus normas constitucionales se encuentran
organizadas en la Ley Fundamental de Bonn 1949.

1.1.20. Constitución principista o reglamentarista

a) Constitución principista: Se denomina así a aquellas constituciones cuya


redacción es breve y concisa; en consecuencia, se deja que la legislación
ordinaria.

39
b) Constitución reglamentaria: Son aquellas constituciones que contienen textos
extensos y extremadamente detallados respecto de los organismos que regula,
requisitos, procedimientos, etc.
En el caso de la constitución de Alemania se evidencia que tiene un texto
relativamente breve, pues contiene 137 artículos; no obstante, ello
consideramos que
nos encontramos ante una constitución de tipo principista, la misma contiene a
grandes
rasgos criterios básicos sobre la estructura del poder y el rol de los ciudadanos, lo
cual
se desarrolla bajo la legislación ordinaria.

garante : ya que, a través de las disposiciones de la ley , garantiza una protección


más amplia y explícita de los derechos de los ciudadanos;
1.1.21. Constitución unitaria o compleja

a) Constitución Unitaria: Se denomina constitución unitaria a aquella que se


adscribe al tipo de Estado unitario; en consecuencia, tienen una aplicación
exclusiva y excluyente dentro de todo el territorio de un Estado.
b) Constitución compleja: Son aquellas que se adscriben a los tipos de estado
federal y libre asociado. En el caso del Estado federado, se tiene que es un
Estado
donde coexisten el respeto a las reglas, jerarquía y coherencia de las normas del
Estado federado y de las normas constitucionales del Estado federal.
Al ser Alemania un Estado federal conforme se declara en el Artículo 20 de la
Ley Fundamental de Bonn, nos encontraríamos ante una Constitución Compleja:

1.1.22. Constitución otorgada, pactada, impuesta o democráticas

a) Constitución otorgada: Se denomina así a aquellas constituciones establecidas


unilateralmente por el órgano estatal, son el resultado de una concesión
voluntaria
del Jefe de Estado hacia sus súbditos.
b) Constitución pactada: Expresan el resultado de un acuerdo entre un órgano
estatal
y la comunidad, es decir entre gobernantes y gobernados.
c) Constitución democrática: A decir de García, son aquellas que provienen del
poder constituyente electo por la vía de sufragio, o aprobadas por el pueblo a
través
de referéndum.
d) Constitución impuesta: Son aquellas en las que un país u organismo
internacional
exige la dación de una Constitución sobre un Estado bajo ocupación militar, que
ha sido derrotado luego de un conflicto bélico.
En el caso de Alemania nos encontramos ante una Constitución impuesta pues

40
según lo narrado en el contexto de la dación de esta Ley Fundamental en 1949,
se
verifica que la misma se dio luego de un conflicto bélico y en el marco de la
imposición
de los países que ganaron la segunda guerra mundial.

votado : adoptado por un órgano elegido democráticamente , es decir, por la


Asamblea Constituyente;

4. El Estado Italiano
4.1 Forma de gobierno – La República Italiana

De acuerdo con lo establecido por los artículos 92 al 100 del título III de la carta
magna, el Gobierno italiano se compone por el consejo de ministros, la
administración pública y los entes auxiliares.

Composición del consejo ministerial del Estado


El Gobierno de la República italiana está constituido por el Presidente del país. El
presidente del Consejo, y por los ministros quienes integran el Consejo de ministros.

El ejecutivo de la república es quien designa al encargado del consejo, y este asigna a


los ministros.
Según el artículo 95 de la legislación ya citada, el Presidente del Consejo de ministros
se encargará de dirigir la política gubernamental de la nación. Mientras que los
ministros son los responsables de cada acción del Consejo y a la vez de cada uno de
los ministerios que representan.

Organización de la administración pública italiana


Los artículos 97 y 98 de la Constitución dejan claro la función de quienes asumen
cargos públicos.

Los cargos públicos son organizados de acuerdo con estatutos legales, que garantizan
su correcto desempeño.
Cada ordenanza jurídica relacionada con un área de la administración pública debe
dejar claro las funciones de cada cargo: atribuciones, responsabilidades y ámbito de
acción.
Mientras que una persona sea considerada empleado público estará a la disposición
de la República.

Tipo de Normas Constitucionales alemanas


5.1. Normas declarativas: Son aquellas que anuncian el inicio de un nuevo tiempo
histórico; asimismo, carecen de contenido jurídico exprofeso, son más bien
pautas interpretativas para los procesos de elaboración normativa.
33
5.2. Normas teleológicas: Son aquellas que expresan el deber ser del Estado, su
fórmula política, el modelo económico y social adoptado por el país que expide
la Constitución.
Al respecto la Ley Fundamental Alemana en su artículo 20 señala:
“Artículo 20
(1) La República Federal de Alemania es un Estado federal

41
democrático y social. (…)”
5.3. Normas operativas o autoaplicativas: Son aquellos preceptos normativos que
se bastan a sí mismos, son autosuficientes y perfectamente aplicables, no
requiriendo la dación de normas complementarias para alcanzar eficacia. En la
Constitución alemana se cuenta con algunas normas autoaplicativas, como las
reguladas en el Art. 2, 4, 5 y 9 de la Ley Fundamental:
“Artículo 2 Libertad de acción y de la persona
(1) Toda persona tiene el derecho al libre desarrollo de su
personalidad siempre que no viole los derechos de otros ni atente
contra el orden constitucional o la ley moral.
(2) Toda persona tiene el derecho a la vida y a la integridad física. La
libertad de la persona es inviolable. Estos derechos sólo podrán ser
restringidos en virtud de una ley.”
“Artículo 4 Libertad de creencia, de conciencia y de confesión
(1) La libertad de creencia y de conciencia y la libertad de confesión
religiosa e ideológica son inviolables.
(2) Se garantiza el libre ejercicio del culto.
(3) Nadie podrá ser obligado, contra su conciencia, a realizar el
servicio militar con armas. La regulación se hará por una ley federal”.
“Artículo 5 Libertad de opinión, de los medios de comunicación,
artística y científica
(1) Toda persona tiene el derecho a expresar y difundir libremente su
opinión oralmente, por escrito y a través de la imagen, y de informarse
sin trabas en fuentes accesibles a todos. La libertad de prensa y la
libertad de información por radio, televisión y cinematografía serán
garantizadas. La censura está prohibida.
(2) Estos derechos tienen sus límites en las disposiciones de las leyes
generales, en las disposiciones legales adoptadas para la protección
de la juventud y en el derecho al honor personal.
(3) El arte y la ciencia, la investigación y la enseñanza científica son
libres. La libertad de enseñanza no exime de la lealtad a la
Constitución.”
34
“Artículo 9 Libertad de asociación
(1) Todos los alemanes tienen el derecho de crear asociaciones y
sociedades.”
5.4. Normas programáticas: Son aquellas que para alcanzar eficacia necesitan de la
dación de una legislación reglamentaria, como es el caso de algunos derechos
de carácter social. Estas normas no son susceptibles de aplicación inmediata. En
la Constitución alemana existen algunas normas programáticas, entre ellas las
siguientes:
“Artículo 11 Libertad de circulación y de residencia
(1) Todos los alemanes gozan de la libertad de circulación y de residencia en todo
el territorio federal.
(2) Este derecho no podrá ser restringido más que por ley o en virtud de una ley
y sólo en los casos en los que no existiesen medios suficientes de subsistencia y,
por ello, surgiesen cargas especiales para la comunidad, o cuando fuese necesario
para defenderse frente a un peligro que amenace la existencia o el régimen
fundamental de libertad y democracia de la Federación o de un Land, o para
combatir el peligro de epidemias, catástrofes naturales o siniestros especialmente
graves, para proteger a la juventud del desamparo o para prevenir actos
delictivos.”

42
5.5. Normas Expresas: También denominadas enumerativas, son aquellas que se
encuentran establecidas en la Ley Fundamental de forma expresa, específica y
literal. La Constitución alemana cuenta con normas expresas.
5.6. Normas implícitas: Son aquellas que se encuentran insertas dentro de algunas
categorías, principios o instituciones recogidas por el cuerpo normativo
constitucional. No se ha logrado identificar en la Constitución alemana una
clausula que permita el reconocimiento de otros derechos.
35
5.7. Normas estructurales: Son aquellas referidas a la forma en cómo se estructura
y organiza el Estado. En la Constitución Alemana se puede encontrar las
siguientes normas estructurales:
“Artículo 38
1. Los diputados del Parlamento Federal Alemán serán elegidos por sufragio
universal, directo, libre, igualitario y secreto. Representarán al pueblo
entero, no estarán ligados por mandato ni instrucción y sólo estarán
sujetos a su propia conciencia.
2. Tendrán derecho a votar quienes hayan cumplido dieciocho años de edad
y podrán ser elegidos quienes hayan cumplido la edad en que esté
fijada la mayoría de edad legal.
3. Una ley federal regulará los pormenores de aplicación.”
“Artículo 39
1. El Parlamento Federal será elegido por cuatro años. Su mandato
terminará al reunirse una nueva Dieta Federal. Las nuevas elecciones
se celebrarán en el último trimestre de la legislatura. En caso de
disolución del Parlamento Federal las siguientes elecciones tendrán
lugar en los sesenta días.
2. El Parlamento Federal se reunirá a más tardar el trigésimo día
consecutivo a las elecciones, pero en ningún caso antes de finalizar la
legislatura del Parlamento anterior.
3. El Parlamento Federal señalará la clausura y la reanudación de sus
sesiones, si bien su presidente podrá convocarla para una fecha más
temprana. Deberá hacerlo así cuando lo solicite un tercio de los
miembros, el presidente de la República Federal o el canciller
federal.”
5.8. Normas competenciales: Son aquellas que regulan las atribuciones de los
órganos y organismos previstos en la Constitución. En la Constitución Alemana
se puede encontrar las siguientes normas competenciales:
“Artículo 41
1. Corresponde al Parlamento Federal el examen de regularidad de las actas.
El Parlamento podrá asimismo decidir si un diputado ha perdido su
condición de miembro.
2. Contra la resolución del Parlamento Federal se dará recurso ante el Tribunal
Constitucional Federal.
3. Una Ley Federal regulará los pormenores de aplicación.”
Artículo 93
1. El Tribunal Constitucional Federal decidirá:
1) Sobre la interpretación de la presente Ley Fundamental con motivo de
conflictos sobre el alcance de los derechos y obligaciones de un órgano
36
federal supremo o de otras partes que tengan derecho propio por esta Ley
Fundamental o por el Reglamento de un órgano federal supremo;
2) En casos de controversia o de dudas sobre la compatibilidad formal y

43
objetiva del derecho federal o del derecho de un estado con la presente
Ley Fundamental o compatibilidad del derecho de un estado con otras
normas de derecho federal, a instancias del gobierno federal, de un
gobierno regional o de un tercio de los componentes del Parlamento
Federal;
2a) En caso de controversias sobre si una ley se adecua a los requisitos
del Art. 72, apartado 2, a petición del Consejo Federal, del gobierno de
un estado o de la Asamblea Legislativa de un Estado;
3) En el caso de controversia sobre derechos y deberes de la Federación
y de los estados, especialmente en la aplicación del ordenamiento federal
por los estados y en el ejercicio de la supervisión federal;
4) En otros conflictos de derecho público entre la Federación y los
estados, entre diversos estados o dentro de un mismo estado, cuando no
se dé otro recurso;
4a) Sobre reclamaciones de orden constitucional que podrán ser
interpuestas por cualquiera mediante alegación de que la autoridad
pública le ha lesionado en alguno de sus derechos fundamentales o en uno
de los derechos especificados en los Arts. 20, párrafo 4; 33, 38, 101, 103
y 104;
4b) Sobre reclamaciones constitucionales de municipios y asociaciones
de municipios por infracción del derecho de autonomía administrativa del
Art. 28 en una ley, si bien, cuando se trate de leyes regionales sólo en el
supuesto de que no quepa recurso ante el Tribunal Constitucional del
Estado en cuestión;
5) En los demás casos previstos en la presente Ley Fundamental.
2. El Tribunal Constitucional Federal actuará además en los demás
supuestos que le incumban en virtud de lo previsto en alguna ley federal.”
5.9. Normas procesales: Son aquellas normas que establecen los lineamientos a
seguir para la elección o designación de altos funcionarios públicos, el
procedimiento para las acusaciones constitucionales; así como las pautas de
aprobación de leyes, entre otras. En la Constitución Alemana se puede encontrar
las siguientes normas procesales:
“Artículo 61.- Acusación ante la Corte Constitucional Federal
1. El Parlamento Federal o el Consejo Federal podrá acusar al presidente de la
República ante el Tribunal Constitucional Federal por violación deliberada de
la Ley Fundamental o de cualquier otra Ley Federal. La moción de
enjuiciamiento deberá ser depositada por una cuarta parte, como mínimo, de
los miembros del Parlamento Federal o de una cuarta parte de los votos del
Consejo Federal, y la resolución de enjuiciamiento requerirá una mayoría de dos
37
tercios de los miembros del Parlamento Federal o de dos tercios de los votos del
Consejo Federal. La acusación será mantenida por un comisionado de la
Cámara acusadora.
2. Si el Tribunal Constitucional Federal encuentra que el presidente federal es
culpable de una violación deliberada de la Ley Federal o de cualquier otra Ley
Federal, podrá declararle privado del cargo, y podrá asimismo disponer
mediante auto provisional, una vez acordado el enjuiciamiento, que el
presidente queda incapacitado para el ejercicio de su cargo.”
“Artículo 77 Procedimiento legislativo
(1) Las leyes federales serán aprobadas por el Bundestag. Después de su adopción, el
Presidente del Bundestag las transmitirá inmediatamente al Bundesrat.
(2) Dentro de las tres semanas siguientes a la presentación de la ley aprobada, el

44
Bundesrat podrá exigir la convocación de una Comisión integrada por miembros del
Bundestag y del Bundesrat para la deliberación conjunta de proyectos de ley. La
composición de esa Comisión y el procedimiento que ha de seguir serán establecidos
por un reglamento interno dictado por el Bundestag con la aprobación del Bundesrat.
Los miembros que el Bundesrat delegue en esta comisión no estarán sometidos a
instrucciones. Cuando para la aprobación de una ley se requiera la aprobación del
Bundesrat, el Bundestag y el Gobierno Federal pueden igualmente exigir la
convocación de la Comisión. Si la Comisión propone una modificación del texto
acordado, el Bundestag deberá adoptar una nueva resolución al respecto.
(2a) En tanto una ley requiera la aprobación del Bundesrat, éste, si no ha presentado
una solicitud de acuerdo con el apartado 2, frase 1, o el proceso de mediación haya
concluido sin una propuesta de reforma del acuerdo de ley, deberá resolver la
aprobación en un plazo adecuado.
En tanto una ley no requiera la aprobación del Bundesrat, éste, una vez terminado el
procedimiento a que se refiere el apartado 2, podrá expresar su oposición en un
plazo
de dos semanas a la ley aprobada por el Bundestag.
En el caso de la última frase del apartado 2, el plazo para la oposición comenzará a
partir de la recepción de la nueva resolución adoptada por el Bundestag, y en todos
los demás casos, a partir de la recepción de la comunicación del Presidente de la
comisión prevista en el apartado 2 en el sentido de que ha sido concluido el
procedimiento seguido ante la misma.”

7. FORMA DE ESTADO Y FORMA DE GOBIERNO


7.1. Forma de Estado
Según el Dr. García Toma (2010), podemos clasificar al Estado en dos formas: a) El
Estado
unitario; y, b) El Estado complejo.
Al Estado alemán le corresponde la clasificación de Estado complejo, en tanto se
trata de un
Estado federal.
Al respecto, la Constitución alemana señala lo siguiente:
“Artículo 20. Fundamentos del orden estatal, derecho de resistencia
1. La República Federal de Alemania es un Estado federal democrático y social.”
7.2. Formas de Gobierno
Según el Dr. García Toma (2010), las formas de gobierno se clasifican en dos grandes
grupos:
a) Formas clásicas; y, b) Formas modernas.
Respecto a las formas clásicas, éstas se dividen en: la monarquía y la república. Por su
parte,
las formas modernas son: los sistemas y los regímenes políticos.
En ese sentido, la Constitución alemana define la forma de gobierno (clásica) como
República.
Véase también el artículo 20.
46
7.2.1. Sistema político
Siguiendo al Dr. García Toma (2010), los sistemas políticos pueden ser de cinco tipos:
absolutista, liberal, marxista-leninista, fascista y democrático-social.
En ese sentido, la Constitución alemana define al sistema político alemán como
democrático y
social. Véase también el artículo 20.
Históricamente, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata de

45
Alemania (SPD) han dominado la arena política. Los principales partidos alemanes
son:
- Partido Socialdemócrata (SPD): Centro-izquierda, socialdemócratas
- Unión Demócrata Cristiana (CDU): Conservadora, Demócrata Cristiana
- Bündnis90/die Gruenen: Izquierda, Verde
- Partido Democrático Libre (FDP): Centro-derecha
- Alternativa por Alemania (AfD): Extrema derecha
- Unión Social Cristiana (CSU): Conservadora, Demócrata Cristiana; considerada la
'hermana'
de la CDU y radicada en el Bayern
- Partido de Izquierda: Izquierda
La actual distribución del Bundestag es la siguiente: SPD 28%, CDU/CSU 26,8%,
Alianza
'90/Verdes 16%, FDP 12,5%, AfD 11%, La Izquierda 5,3%, otros 0,4%; escaños por
partido:
SPD 206, CDU/CSU 197, Alianza '90/Verdes 118, FDP 92, AfD 81, La Izquierda 39,
otros 3.
7.2.2. Régimen político
Los regímenes políticos pueden ser de seis tipos: de asamblea, dictatorial,
parlamentario,
presidencial, mixto o compuesto y sultanatico.
47
Alemania es una república parlamentaria federal. El país tiene 16 Estados ("Länder")
o
provincias, que tienen gobiernos locales y legislaturas que disfrutan de una
descentralización
considerable en relación con el Gobierno Federal.
El Jefe de Gobierno es el Canciller, y es elegido por mayoría absoluta en la Asamblea
Federal
por un período de cuatro años. El Canciller tiene el poder ejecutivo, que incluye la
aplicación
de la ley y la gestión de los asuntos cotidianos del país. Los Ministros Federales
(Consejo de
Ministros) son nombrados por el Presidente por recomendación del Canciller.
El Jefe de Estado es el Presidente, elegido por un período de cinco años por la
Convención
Federal (que incluye a los miembros de la Asamblea Federal e igual número de
delegados
elegidos por las legislaturas provinciales). El papel del presidente es en gran parte
ceremonial.
El parlamento o parlamento bicameral está formado por:
Bundesrat (69 escaños estatutarios, 71 actuales; miembros designados por cada uno
de los 16
gobiernos estatales)
Bundestag (736 escaños estatutarios, 736 para el período 2021-25; el total de
escaños puede
variar en cada período electoral; actualmente incluye 4 escaños para miembros
independientes;
aproximadamente la mitad de los miembros elegidos directamente en distritos
electorales de
varios escaños por voto de representación proporcional y aproximadamente la mitad
elegidos

46
directamente en distritos electorales de un solo escaño por mayoría simple de votos;
los
mandatos de los miembros dependen de los estados que representan).

4.2 Sistema Política de la Constitución de 1947

4.3 Régimen político de la constitución de 1947

5. Relaciones entre el Estado y las Organizaciones Religiosas


Libertad religiosa, libertad de religión y libertad de conciencia
Italia es un estado laico y reconoce la libertad religiosa para todos (ciudadanos,
extranjeros y apátridas), sin discriminación alguna.

Esto explica por qué, además de la igualdad en las materias ( art. 8 de la Constitución ),
la libertad de fe religiosa también está garantizada por el art. 19 const .

En términos concretos, esta libertad consiste en la posibilidad de elegir la propia


creencia religiosa, difundirla con obras de proselitismo y ejercer su culto; en la libertad
de no ser obligado a profesar una determinada fe religiosa; en la libertad de no ser
obligado a profesar una determinada fe religiosa; en la libertad de no tener creencias
religiosas propias, cd. libertad del ateísmo .

La única limitación en esta materia la constituye el hecho de que los actos de culto no
deben ser contrarios a la moral, es decir, no deben tomar la forma de manifestaciones
contrarias a la moral vigente.

En cuanto a las relaciones entre el Estado italiano y las confesiones religiosas , para las
confesiones no católicas la disciplina es dictada por el derecho común sobre la base de
acuerdos con las representaciones relativas; por otra parte, en cuanto a las relaciones
con la Iglesia Católica , el artículo 7 de la Constitución se refiere a los Pactos de Letrán
de 1929 (modificados posteriormente en 1984), cuyas modificaciones deben ser
aceptadas por ambas partes.

El diferente relieve se justifica por el radicalismo histórico del catolicismo en Italia, así
como por la presencia del Estado Vaticano en la ciudad de Roma.

6. Características de los Poderes Constituidos


6.1 Poder Ejecutivo

PODER EJECUTIVO

47
Respecto de Italia conviene aclarar que para esta elección actúa con el agregado de
electores elegidos para ese acto. En la elección participan también tres delegados por
cada Región. El Valle de Aosta tiene un solo delegado.
La elección tiene lugar por escrutinio secreto, sin presentación oficial, ni previa
discusión de candidatos, a mayoría de dos tercios de la Asamblea, pero después del
tercer escrutinio es suficiente una mayoría absoluta.
El destacado autor Dionisio Petriella señala que en los “trabajos preparatorios de la
Constitución, fue rechazado el proyecto de la elección directa, considerando que'un
Presidente que fuera exponente directo del pueblo, sería demasiado fuerte y podría
poner en dificultades el funcionamiento del gobierno parlamentario.
Se descartó también la idea de la elección por las solas Cámaras reunidas en sesión
conjunta, que haría al Presidente prisionero del Parlamento”.
No obstante se ha criticado esa forma de elección considerando que los sesenta
electores regionales tiene escasa influencia en un cuerpo compuesto por 800
parlamentarios.
En este sistema, por el art. 929: “El Presidente nombra al Presidente del Consejo de
Ministros y, sobre propuesta de éste, a los ministros".
i Como el gobierno debe tener la confianza de las dos Cámaras, el nombramiento
equivale a una propuesta a las Cámaras de la misma. Sin embargo, es siempre una
función de suma importancia oír a las personalidades del país.
En Italia, el “juicio político por mal desempeño” es mucho más simple y rápido
porque se hace con un simple voto de desconfianza contra el Presidente del Consejo
de Ministros o los ministros mismos, por los cuales la responsabilidad política es la
esencia de la institución. En cambio no existe la responsabilidad igual del Presidente
de la Nación.
El art. 90 establece que el Presidente: “. . .es puesto en estado de acusación por el
Parlamento en sesión conjunta, a mayoría absoluta de sus miembros".
Distinción entre Presidente y Gobierno.
Llegado a este estado del estudio, corresponde destacar que la persona y funciones
del Jefe del Estado (Presidente de la República) son netamente distintas de las
personas y funciones
del Gobierno.
El art. 92 dispone: “El Gobierno de la República está compuesto por el Presidente del
Consejo y los ministros que constituyen juntos el Consejo de Ministros". ' Cada
ministro-secretario de Estado tiene a_ su cargo un Ministerio. Suele designarse
también a Ministros “sin cartera" que son designados con misiones especiales o para
ensanchar la base y reforzar la autoridad y la posición política del Gobierno.
El orden de formación del Consejo de Ministros designados por el Decreto del 10 de
febrero de 1954 es: Presidente del Consejo, Vicepresidente del Consejo, ministros sin
cartera (4); mi; nistros secretarios de Estado (16): Relaciones Exteriores, Interior,
Gracia y Justica, Balance, Finanzas, Tesoro, Defensa, Instruccción Pública, Obras
Públicas, Agricultura y Bosques, Transportes, Correos y Telecomunicaciones,
Industria y Comercio, Trabajo y Previsión Social, Comercio con el Exterior, Marina
Mercante. Se preveía en ese año crear los Ministerios de Sanidad, Turismo,
Espectáculo y Deporte.
En cuanto a la designación de los ministros italianos intervienen dos elementos: la
designación por el Jefe del Estado y la confianza de las Cámaras.
En la práctica constitucional italiana, continuando una costumbre de la época
monárquica, elJefe del Estado, una vez que haya aceptado la renuncia del Ministerio
saliente, inicia las consultas para formar el nuevo, convocando a las mayores
personalidades políticas del país; los que hayan sido Presidentes de la República o del

48
Consejo de Ministros de la‘Asamblea Constituyente y de las Cámaras, los jefes de los
grupos parlamentarios.
No queda excluido que en via excepcional pueda consultarse también a
personalidades no parlamentarias, como los secretarios de los partidos políticos.
Terminadas las consultas, el Presidente encarga la formación del Ministerio a la
personalidad que le parezca con mayores Pro‘
habilidades de éxito frente a las Cámaras. La persona esignada, se reserva el derecho
de aceptar, sólo después de haber realizado sus propias consultas en las Cámaras.
El gobierno que no obtiene la confianza, según una práctica aprobada también por la
Doctrina, queda en el cargo hasta que haya nuevo Gobierno, para los actos de
ordinaria administración. El art. 95 declara responsable al Presidente del Consejo de
Ministros “de la política general del. gobierno” y a los ministros “colegialmente de los
actos del Consejo de Ministros e individualmente de los actos de su propio
Departamento”.

6.2 Poder Legislativo

Con el nombre de Parlamento, se designa en Italia, y casi universalmente, al conjunto


de las dos Cámaras (enlos países que siguen el sistema bicamarista, con división de
Poderes), si.bien se advierte que se trata de dos órganos distintos, cada uno de los
cuales funciona y delibera por cuenta propia.
En los Estados modernos, este órgano denominado también Congreso, es el medio
por el cual el Pueblo ejerce el poder legislativo, pues no pudiendo hacerlo
directamente, elige en su representación un número limitado de personas que-
constituyen a aquéL
La Italia del Estatuto albertino (anterior a la Constitución cn estudio) establecía un
Senado con miembros de derecho (los príncipes de la familia real) y miembros
vitalicios elegidos por el Rey en determinadas categorías de personas.
La Italia republicana ha organizado dos Cámaras electivas, con sufragio universal y
directo, y ambas con carácter representativo. Los Diputados duran cinco años en su
mandato, sus electores deben tener 21 años de edad, para la elegibilidad a diputado
basta tener 25 años de edad, y son elegidos a razón de un diputado cada 80.000
habitantes o fracción superior a 40.000. Los Senadores duran seis- años en el
mandato, sus electores deben tener 25 años de edad; para la elegibilidad de senador
se requiere 40 años de edad, y hay uno por cada 200.000 habitantes o fracción
superior a los 100.000.
Juramento.
No es requerido para los Diputados y Senadores, por lo que entran en funciones por
efecto de la proclamación o de la comunicación al Senado en el caso de los senadores
de derecho o vitalicios.
Privilegios parlamentarios.
-El art. 68 dispone: “Los miembros del Parlamento no pueden ser perseguidos por las
opiniones expresadas y los votos dados en el ejercicio de sus funciones”. La palabra
“perseguidos” según un autor —Balladore-Pallieri— significa que en el ejercicio de
sus funciones, no incurren en responsabilidad civil, penal ni disciplinaria. El mismo
texto señala que: “Sin autorización de la Cámara a la cual pertenece, ningún miembro
del Parlamento puede ser sometido a procedimiento penal, ni puede ser arrestado, o
de otro modo privado de la libertad personal, o sometido a registro personal o
domiciliario, salvo que sea sorprendido, en el acto de cometer un delito por el cual
sea obligatorio el mandato de captura. Igual autorización es requerida para arrestaro
mantener en detención a un miembro del Parlamento en ejecución de una sentencia
aún irrevocable".

49
Se señala especialmente de arresto o cualquier otra privación de libertad, incluso el
registro personal o domiciliario. La tradición parlamentaria italiana extiende esta
inmunidad a los locales donde funcionan las Cámaras y en los cuales la policía puede
entrar solamente por orden del Presidente y después de levantada la sesión.

Período de sesiones.
Italia tiene dos períodos de sesiones que comienzan de derecho el primer día no
feriado de febrero y de octubre y terminan al finalizar sus trabajos.
Como consecuencia de esas normas, en Italia no existe la institución de la "prórroga",
porque es innecesaria. -Además, se advierte que si bien en ambos países existen las
convocacion‘es extraordinarias, en Argentina .son realizadas por el Presidente de la
República y en Italia, no sólo ese funcionario. sino también el Presidente de la
respectiva Cámara o un tercio de sus miembros.

6.3 Poder Judicial


7. Mecanismos de Control Constitucional
8. Órganos Constitucionalmente Autónomos de la República Italiana
8.1 División administrativa de la República Italiana
8.2 División Regional
8.3 Ciudades Metropolitanas
8.4 Provincias
8.5 Municipios
8.6 Tribunal Constitucional
8.7 Modelo económico
8.8 Ordenamiento Económico Constitucional
9. Modelo Económico
9.1 Sección II. De la Administración Pública
9.2 Sección III. De los Órganos Auxiliares

Componen los órganos auxiliares del Estado Italiano los siguientes:

Consejo Nacional de Economía y del Trabajo

Conformado por especialistas en estas materias que fungirán de consultores de las


Cámaras y al Gobierno. Este órgano auxiliar tiene facultad legislativa, es decir, puede
proponer o colaborar con una legislación económica, laboral o social según sus
limitadas funciones demarcadas legalmente.
Consejo de Estado

Este órgano es un consultor jurídico-administrativo y custodio de lo legal en el


ámbito administrativo nacional.
El Consejo de Estado es en Italia el órgano principal_de la administración y el
instituto más importante de la justic1a administrativa. Habría tenido su origen en los
Consejos de Estado o Regios, existentes en las antiguas monarquías, habiendo sido el
gran alma de la codificación en Francia, durante la época napoleónica.
Actualmente este órgano tiene funciones más limitadas, estrictamente técnicas, pues
toda atribución política ha pasado al Consejo de Ministros. Fue establecido por el
Texto Unico del 26 de junio de 1924, N9 1054 y modificaciones sucesivas;
posteriormente se reglamentó por Decreto N9 444 del 21 de abril de 1924. Es
integrado por: un Presidente, cincuenta vocales y un secretario general. Además,
Presidentes de Sección, refrendarios y secretarios de sección.

50
El Presidente, los Presidentes de Sección y los vocales pertenecen a los más altos
grados del escalafón del Estado; respectivamente al 2°, 39 y 4°. Son nombrados por
Decretos del Presidente de la República, a propuesta del Ministerio del Interior y
previa deliberación del Consejo de Ministros.
Gozan de inmovilidad, no pudiéndose privarlos de sus cargos, sino por las causas'
taxativamente determinadas por la ley y con el procedimiento indicado por la misma.
Concluyen su carrera al cumplir setenta años.
El Consejo está dividido en seis secciones; tres consultivas y tres jurisdiccionales.
Además una ley de 1945 le agregó una sección especial para el examen de los
recursos en materia de
“depuración” de empleados comprometidos con el régimen político precedente. _
La función consultiva del organismo, se ejerce sobre la legitimidad y l conveniencia de
los actos administrativos. en dictámenes facultativos o de índole obligatoria.

Tribunal de Cuentas
Es el órgano encargado de controlar la legitimidad de las acciones gubernamentales,
el presupuesto nacional y sobre las finanzas de los organismos que son beneficiados
con regularidad por el Estado.
Ejerce la vigilancia superior sobre la ad Ejerce la vigilancia superior sobre la
administración financiera del Estado. Reconoce como antecedente la Cámara de
Cuentas instituída en Chamberry por los Duques de Saboya en 1351 y fusionada con
la de Turín en 1720.
Hoy es regida por el Texto Unico del 12 de julio de 1934, N9 1214 y algunas
modificaciones sucesivas hasta la Ley del 21 de marzo de 1953, N9 161.
Es integrada por el Presidente, los Presidentes de Sección y los vocales. Todos los
funcionarios mencionados, gozan de absoluta independencia y también de
inamovilidaid.
Las funciones de la Corte son de tres categorías: administrativas, constitucionales-
contables y jurisdiccionales. A éstas se agrega una función especial relativa a la
liquidación de las jubilaciones para el personal de la administración del Estado.
'
En nuestro sistema jurídico no encontramos entidades con jerarquía y funciones
similares a las señaladas para los dos órganos indicados Tal vez lo más parecido a la
Corte de Cuentas italiana, es en el orden nacional la Contaduría General de la Nación,
regida por Ley 12.961 de 1947.

10. Regímenes de excepción


10.1 Articulo 86
10.2 Articulo 88
10.3 Articulo 90

Bibliografia

Guastini, R. (2003). La constitucionalización del ordenamiento jurídico: el caso italiano. En


Carbonell, Miguel (ed.), Neoconstitucionalismos, pp. 49-73. México: Trotta.

51
EL SISTEMA CONSTITUCIONAL DE ITALIA[*]

Angelo Schillaci
Investigador de Derecho constitucional. Universidad de La Sapienza, Roma.
Traducido del italiano por Augusto Aguilar Calahorro

resumen - abstract

palabras claves - key words

La interacción constitucional entre Unión Europea y Estados miembros (I).

SUMARIO

52
1. Introducción
2. Los derechos fundamentales
3. Sistema de fuentes
4. Relaciones entre ordenamientos
5. Justicia constitucional
6. Forma de gobierno
7. Organización judicial
8. Distribución territorial del poder
9. Límites a los derechos fundamentales
10. Perspectiva de género
11. Inmigración

1. Introducción.

Antes de empezar, permítanse unas breves consideraciones de orden metodológico.

En primer lugar, es menester destacar la novedad de un acercamiento metodológico que


reconoce sin ambigüedad la estructura plural del Derecho constitucional europeo, es decir, la
estrecha relación que se da entre los caminos de su construcción doctrinal y normativa y la
multiplicidad de experiencias constitucionales que representan la base histórica de su
desarrollo. De hecho, no se proponen modelos de comprensión del proceso de integración
constitucional europea que subrayen escépticamente la provisionalidad estructural del
proceso mismo; no se invoca su superación en aras a la determinación de instrumentos de
garantía de la estabilidad y la seguridad jurídica modelados – más o menos acríticamente –
sobre experiencias federales; no se apela a la normatividad de la Constitución conjugada en
sentido kelseniano, como fuente de una «Grundnorm» capaz de imprimir orden – lógico más
que real – sobre el sistema. La complejidad y la inestabilidad fisiológica del proceso de
integración se reconducen - como debe ser - a caminos de construcción del Derecho
constitucional europeo fundados sobre un sistema de relaciones cooperativas entre
ordenamientos jurídicos que permitan operar con la multiplicidad de las identidades
constitucionales[1]. El hecho de que se subraye con fuerza la importancia de las
"convergencias" como lugar paradigmático de la formación del Derecho constitucional
europeo nos aleja sensiblemente de modelos de comprensión condicionados por la dogmática
del Estado nación. El uso “masivo” de la idea de la unidad política, típica de tal modelo cultural,
se sustituye por las complejas articulaciones históricas de su formación, profundamente
condicionadas por la actividad de los intérpretes y de los actores políticos. La integración, por
tanto, no debe verse como un resultado, sino como un proceso abierto, y en este proceso
abierto se reconoce el papel de los operadores como constructores de espacios y caminos de
convergencia. En este sentido, sigue siendo fundamental la referencia a la obra de Peter
Häberle, de la que es menester retomar y vivificar su vertiente comparativa[2]. En efecto, no
podemos comprender una realidad constitucional compleja (como conjunto de realidades
constitucionales parciales) si no nos acercamos al estudio de las experiencias constitucionales
bajo un método comparativo: sólo a través de este método es posible "reconocer" la sociedad
abierta de los intérpretes y su obra de legitimación del Estado constitucional. La comparación
implica la apertura: del pensamiento, de la comprensión, pero sin duda - y sobre todo – la

53
apertura del sistema en el que opera el intérprete hacia el encuentro y la relación con «otras»
experiencias[3].

Un "mapa constitucional" de los Estados miembros - en aras a un estudio de sus relaciones con
la UE - no puede acabar siendo algo estático - como si fuese una "foto" - sino más bien tiene
que remitir a un camino de convergencias posible. En otras palabras, un mapa no como una
imagen, sino como un itinerario. No podemos entonces limitarnos a describir la realidad
constitucional de los EEMM: tenemos que mostrar la relación mientras se desarrolla el
discurso, individuando nudos críticos, elementos de asimetría, como paradigmas de evolución
de la integración constitucional. En otras palabras, es necesario comparar "por problemas", ya
que es precisamente ahí donde el proceso de integración parece más frágil, donde se abren los
espacios para una convergencia posible en vista de realizaciones concretas y Europa puede
volver a ser una oportunidad de crecimiento civil para las comunidades políticas de los EEMM.,
«sympolitèia»[4] como lugar de construcción de la unidad democrática.

2. Los derechos fundamentales.

2.1. Consideraciones generales

La protección de los derechos representa - desde hace al menos cuarenta años – un momento
especialmente relevante para la construcción de caminos de convergencia e integración
material entre experiencias constitucionales[5]. Los catálogos constitucionales de derechos
representan uno de los elementos de la identidad constitucional de los EE MM. que con más
recelo han sido protegidos frente al proceso de integración. Al mismo tiempo, las tradiciones
constitucionales comunes en materia de derechos - es decir, las identidades constitucionales
en su interacción - constituyen tal vez, en la doctrina del TJCE, la principal fuente del Derecho
constitucional europeo, en su vertiente material. En los catálogos de derechos confluyen todas
las tensiones que animan los procesos de integración de la comunidad política estatal y, en
ocasiones, los equilibrios fatigosamente alcanzados en su composición. Si, como afirma Peter
Häberle, la Constitución es un instrumento de autorepresentación cultural de una comunidad
política y el catálogo de los derechos incluye su núcleo, la más profunda razón de la
convivencia alrededor de las cual se articula la integración de la comunidad, bien se entiende,
entonces, la razón de que la dialéctica constitucional entre UE y EEMM se haya desarrollado
principalmente respecto a los derechos fundamentales. Esa relación dialéctica - a veces muy
conflictiva - es paradigma de integración, porque es el lugar en el cual se manifiestan las
identidades que quieren entrar en relación cooperativa e integradora. Es precisamente a
través de las interacciones entre niveles de protección de los derechos - lo que el prof.
Panunzio llamaba acertadamente el «dialogo tra le Corti»[6] – donde se construyen caminos
de integración material. La Carta europea de los derechos - hoy en vigor - constituye el punto
de llegada del proceso, al menos hasta ahora, y va a actuar como «pivot» en la búsqueda de
espacios de convergencia cada vez más avanzados.

En los últimos años nuestra Corte ha abierto progresivamente sus caminos interpretativos al
sistema multinivel de protección de derechos. En particular, se abre camino en la doctrina de
la Corte la idea de que la interpretación de las disposiciones constitucionales sobre derechos

54
tiene que enfrentarse a una constelación hermenéutica de referencia que remite al
"patrimonio constitucional europeo" (dec. 182/2008): en otras palabras, a través de esta
operación de "apertura por vía de interpretación", se entrelaza una relación de mutuo
enriquecimiento semántico entre las disposiciones constitucionales, los textos europeos (tanto
constitucionales como supranacionales) sobre derechos, y su interpretación respectiva por los
tribunales constitucionales nacionales, por el TJCE y por el TEDH (cfr., ex multis, decc.
317/2009, 438/2008, 251/2008, 394, 393, 190 de 2006).

2.2. Catálogo y garantías constitucionales de los derechos

En el catálogo de los derechos fundamentales previsto por la Constitución italiana (arts. 13-54)
se hace bien visible el signo del compromiso entre las diversas culturas políticas que animaron
los trabajos de la Asamblea constituyente[7].

En el ámbito de la codificación de los principios fundamentales (arts. 1-12) debe señalarse de


modo particular, en relación a los derechos, los artículos 2 ,3 y 4, de los que se deducen las
coordinadas fundamentales del sistema constitucional de los derechos, pero también la
imagen del ser humano asumida por nuestra Constitución. Particularmente significativo es el
texto del art. 2, en el que se hacen presentes las tres principales matrices culturales del
proceso constituyente italiano, es decir, aquella liberal, aquella católico-democrática y aquella
social-comunista[8].

Este no se limita a enunciar una cláusula general de reconocimiento y protección de los


derechos inviolables del hombre, sino que también coordina esta referencia con la
consideración de la persona en la complejidad de las relaciones sociales en la que está
inmersa: desde tal óptica debe leerse, de manera particular, la referencia al ejercicio de los
derechos en las “formaciones sociales en las que se desarrolla” la personalidad humana y,
sobre todo, la disposición - en el segundo párrafo del mismo artículo 2 – de los deberes
inderogables de solidaridad civil. La imagen del ser humano acogida en la Constitución italiana,
por tanto, no coincide ni con el individuo considerado de manera aislada, ni reenvía
exclusivamente a premisas de carácter iusnaturalista. La huella más significativa del
compromiso constituyente reside, en otras palabras, en la integración entre los distintos
paradigmas de comprensión a través de una decidida declinación dinámica y relacional de la
posición de la persona en la comunidad política[9]. Lejos de representar un término de
referencia estático e inmutable, la persona es reconocida como sujeto que libremente
“desarrolla la propia personalidad”, es decir, se autodetermina ya “sea como individuo”, ya sea
a través de las redes de relaciones interpersonales, asociativas o comunitarias en las que está
inmersa.

También el reconocimiento de la igualdad y de la igual dignidad social del art. 3.1 se inserta en
este contexto interpretativo. El dinamismo intrínseco al reconocimiento de la
autodeterminación de la persona se cualifica ulteriormente sobre el plano de la promoción de
condiciones materiales de vida dirigidas a la plena efectividad del disfrute de los derechos:
desde esta óptica debe leerse la obligación a cargo de la República, del art. 3.2, de suprimir los
obstáculos que “limitando de hecho la libertad y la igualdad” impiden la plena participación de
los trabajadores en la vida política del país. La imagen dinámica y progresiva de la persona
acogida en nuestra Constitución no puede comprenderse sin hacer referencia a la centralidad
del trabajo. El art. 4 reconoce en el trabajo una dimensión esencial de realización de la

55
personalidad, que se materializa en la contribución del “progreso material o espiritual de la
sociedad”, así explicitando por un lado el vínculo dinámico entre autodeterminación y
dimensión social, y por otro lado, la propia cláusula del art. 1 que como se ha dicho funda
sobre el trabajo la convivencia republicana.

Constituye un elemento de garantía general de los principios y derechos fundamentales


contenidos en la primera parte de la Constitución la imposibilidad de revisar «in peius» la
primera parte de la Constitución. Tal y como afirmó la Corte Costituzionale en la histórica
sentencia n. 1146/1988, la cláusula del art. 139 sobre el carácter no revisable de la forma
republicana debe interpretarse de manera extensiva, comprendiendo todo el cuerpo de
principios y derechos fundamentales contenidos en la primera parte de la Constitución, en
tanto que expresan la forma de estado republicana. Ello no implica la intangibilidad absoluta
de los primeros 54 artículos de la Constitución – que han sido objeto recientemente de leyes
de revisión: por ejemplo la revisión del artículo 51 (ver infra apartado 8) y la revisión del
artículo 27 (ley constitucional n. 1/2007), que ha previsto la definitiva abolición de la pena de
muerte, mediante la eliminación de su posibilidad en leyes militares en tiempo de guerra –
sino más bien la imposibilidad de adoptar modificaciones restrictivas o regresivas.

El catálogo constitucional de los derechos se divide en cuatro partes[10]. La primera se titula


“Relaciones civiles” ( arts. 13-28) y comprende los derechos de libertad civiles típicos de la
tradición liberal: libertad personal (art. 13), inviolabilidad el domicilio (art. 14), libertad y
secreto de la correspondencia (art. 15), libertad de circulación (art. 16), libertad de reunión y
asociación (arts. 17 y 18), libre manifestación del pensamiento (art. 21), libertad religiosa y de
culto (arts. 19 y 20), derecho a no ser privado del nombre (art. 22), garantías patrimoniales
(art. 23) penales (arts. 25-27) y procesales (art. 24), y la responsabilidad de los funcionarios
públicos (art. 28).

Se trata de un cuerpo de derechos equipado con el más sólido sistema de garantías, ya sea
mediante su formulación – que no deja dudas sobre su eficacia directa, y por lo tanto sobre su
invocabilidad directa ante el juez de los derechos en cuestión – ya sea mediante la difundida
previsión de reservas de ley, incluso reforzadas. Estas últimas, en particular, revelan la
voluntad del constituyente de blindar las dinámicas de actuación y limitación de los derechos
fundamentales no sólo respecto de la intervención del órgano representativo de la soberanía
popular (art. 1), sino también el intento de circunscribir y orientar tales dinámicas –
especialmente respecto de la eventualidad de la limitación - en relación a los principios
fundamentales, y en particular a la cláusula general sobre el reconocimiento y la tutela de los
derechos (art. 2) y el principio constitucional de igualdad (art. 3).

Un segundo grupo de derechos aparece en los Títulos II y III de la Parte primera,


respectivamente titulados “Relaciones ético-sociales” (arts. 29-34) y “Relaciones económicas”
(arts. 35-47). Este grupo comprende, más allá de la libertad de iniciativa económica (art. 41), la
garantía del derecho de propiedad (art. 42), una nutrida serie de derechos de segunda
generación (derechos sociales), y entre otros: el derecho a la educación (art. 33), a la salud
(art. 32), a la justa retribución (art. 36), el derecho de huelga (art. 40), la libertad sindical (art.
38), garantías de la institución familiar, de la maternidad y de la infancia (arts. 29 y ss.).

En lo relativo a las garantías, sólo algunos de tales derechos gozan de la accionabilidad directa
(cfr. el derecho a la salud, a la huelga, a la justa retribución) y todos dependen, para su
efectividad plena, de la intervención del legislador en orden a la regulación de las condiciones
institucionales de su ejercicio y pleno disfrute de los derechos: piénsese, sólo como ejemplo,
en la ley n. 833/1978, por la que se institucionaliza el Servicio sanitario nacional, en la ley n.

56
300/1970, que contiene el llamado Estatuto de los Trabajadores, o la ley n. 146/1990, relativa
al derecho de huelga en los servicios públicos esenciales.

Aparecen también – aun en la segunda parte, relativa a las relaciones económicas y sociales –
toda una serie de previsiones de carácter programático (art. 43 y ss.) que, integrando la
disciplina de las relaciones económicas, contempla el equilibrio del sistema productivo
mediante la intervención pública en las relaciones económicas (art. 43), la difusión de la
propiedad de la tierra y de las unidades del suelo (arts. 44-46), la difusión y la tutela del ahorro
(art. 47) y, en definitiva, la promoción progresiva de condiciones de igualdad material efectiva
entre ciudadanos, de conformidad con la disposición del art. 3.2. La actuación de tales
disposiciones ha sido deficiente en muchos aspectos, especialmente bajo el perfil de sus
resultados concretos, pero deben recordarse: las intervenciones a favor del derecho a la
vivienda, con la previsión de rentas de alquiler máximas en los inmuebles urbanos destinados
al uso residencial (conocida como «Legislazione sull’equo canone», de 1978); las reformas
agrarias de los años 50, y la reforma de los contratos agrícolas de 1982 (que ha desmantelado
definitivamente el régimen de aparcería). Distinto ha sido el desarrollo de la intervención
pública sobre el mercado. Si bien la experiencia de la programación y planificación de la
actividad económica no ha ido más allá del proyecto de 1967 (conocido como plan “Vanoni”,
por el nombre del ministro proponente), en gran medida inejecutada, más incisiva ha sido la
intervención directa del Estado en la economía mediante el ejercicio público de la actividad
económica y de empresa a través del sistema de las “participaciones estatales”,
definitivamente desmantelado durante los años 90 por la influencia del ordenamiento
comunitario, que no podía tolerar los efectos distorsionantes sobre la competencia
provocados por situaciones de monopolio público (el llamado proceso de privatización)[11].

La tercera parte del catálogo, titulada “Relaciones políticas” (arts. 48-54), prevé aquellos
derechos y deberes políticos estrechamente ligados al funcionamiento de las instituciones: el
deber cívico de voto (arts. 48), el derecho a asociarse libremente en partidos políticos “para
concurrir mediante procedimientos democráticos a la determinación de la política nacional”
(art. 49), el deber de defensa de la Patria y de fidelidad a la República (arts. 52 y 54), la
progresividad del sistema tributario (art. 53), la promoción de la paridad efectiva en el acceso a
cargos públicos (art. 51).

2.3. Comparación con la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y posible contribución a


las tradiciones constitucionales comunes[12]

Por lo que se refiere al contenido de las convergencias materiales entre ordenamiento italiano
y ordenamiento europeo en materia de derechos, resulta muy útil una comparación entre el
texto de la Carta europea de derechos y nuestro catálogo constitucional.

En primer lugar, hay que subrayar unas convergencias obvias con respecto a la codificación de
los derechos de primera y segunda generación (libertades civiles y políticas y derechos
sociales), en particular por lo que se refiere a la aportación italiana en materia de derechos
sociales como contribución específica a la formación de las tradiciones constitucionales
comunes en el marco del constitucionalismo europeo de la segunda posguerra mundial.

Al mismo tiempo, la estructura jurídica débil de los derechos sociales de la Carta - me refiero,
en particular, a la remisión al legislador nacional, así como, más en general, la difícil

57
ponderación con las libertades económicas - pone de relieve la fragilidad de los caminos de
convergencia. En este sentido, se abre la posibilidad de aportaciones ulteriores de la
experiencia italiana en la materia. No hay que olvidar, sin embargo, que la efectividad de los
derechos sociales en el ordenamiento europeo plantea problemas en parte análogos a los que
plantean en los ordenamientos nacionales - es decir, a nivel presupuestario, así como por lo
que se refiere a la ponderación con otras libertades o a la necesaria intervención legislativa y a
la consecuente ausencia de justiciabilidad directa - claro está que con la particularidad de
algunos aspectos críticos, en ausencia del marco estatal de referencia y, por otro lado, de una
orgánica y concreta acción europea de protección social.

En segundo lugar, la comparación entre la CDFUE y nuestra experiencia constitucional resulta


útil, por el contrario, para determinar el alcance de las influencias europeas sobre nuestro
sistema de protección de DDFF Por un lado, la codificación en la Carta de derechos de cuarta y
quinta generación (protección de datos personales, derechos de la tercera edad, de la infancia,
de personas con discapacidades, o en materia medioambiental), pone de manifiesto la raíz
"europea" del reconocimiento en nuestro sistema de los llamados "nuevos derechos", no
codificados en el texto constitucional. Por otro lado, previsiones como la garantía del
contenido esencial (que procede de Alemania, y queda fuera de nuestra tradición científica y
dogmática) permiten leer en la óptica de la convergencia material con Europa unas muy
recientes aperturas de nuestra Corte a la utilización de esta categoría en su doctrina (cfr. dec.
80/2010, llamativamente en materia de derechos de personas con discapacidad y dec.
222/2004 en tema de derechos a la defensa del extranjero).

Al mismo tiempo, las previsiones más avanzadas de la Carta de derechos estimulan una
reflexión acerca de los desafíos a los que Italia todavía está llamada a enfrentarse en el
proceso de integración. Reconocimiento completo de la libertad religiosa, laicidad del Estado,
libertad de conciencia en materia bioética, autodeterminación afectiva y no discriminación en
razón de la orientación sexual remiten a espacios en los que la convergencia con Europa sigue
siendo frágil. Por otro lado, la libertad de información y la efectividad de la competencia en el
sistema de los medios de comunicación siguen limitadas por una situación de monopolio que
ha sido declarada varias veces incompatible con el derecho comunitario por el TJCE. Aunque
nuestra identidad constitucional posea los anticuerpos necesarios para enfrentarse a esas
ambigüedades - me refiero al art. 2, al 3, al 21 - Europa puede y debe estimular nuestro
camino de autocomprensión constitucional hacia la más amplia difusión de los derechos civiles
y de la democracia integral.

3. Sistema de fuentes.

3.1. Características del sistema de fuentes

El sistema italiano de fuentes del derecho se ve afectado marcadamente por el pluralismo que
caracteriza la forma de Estado y de gobierno. Por un lado, de hecho, la Constitución reconoce
– en el art. 114 – la pluralidad de ordenamientos jurídicos en que se articula la República
(Ayuntamientos, Provincias, Ciudades metropolitanas, Regiones, Estado, cada uno dotado, con
distinta intensidad, de autonomía normativa); por otro lado, en el ámbito de la forma de

58
gobierno, el sistema de fuentes reproduce la compleja articulación de las relaciones entre
poderes (por ejemplo, la potestad normativa primaria y secundaria del Gobierno)[13]. Ello
comporta una progresiva superación del modelo piramidal kelseniano a favor de un sistema
que, si bien se caracteriza por la posición de vértice de la Constitución, no se rige sólo sobre
actitudes jerárquicas sino que traduce el pluralismo en la distribución de competencias
normativas entre diversos centros de poder reconocidos por la Constitución[14]. La
superioridad jerárquica de la Constitución, en otras palabras, adquiere significado sólo a través
de su comprensión como vértice de articulación plural del sistema de fuentes.

También la centralidad de la ley parlamentaria – que ha caracterizado, históricamente, la


experiencia del constitucionalismo liberal- se ha resentido progresivamente por los efectos de
tal pluralismo. En una síntesis extrema, se deben mencionar, los artículos 76 y 77, relativos a la
delegación legislativa por el Parlamento al Gobierno y al decreto gubernamental de urgencia
con fuerza de ley. Por otro lado, deben recordarse las numerosas reservas de ley en materia de
derechos y libertades (cfr. supra, apartado. 1) y las “reservas de Parlamento”, previstas por los
artículos 79, 80 y 81 (en cuanto a la amnistía y el indulto, la autorización de la ratificación de
los tratados y las leyes presupuestarias) particularmente ligadas a la forma de gobierno.

Finalmente, respecto de la ley y el reglamento, existe una relación jerárquica que configura al
reglamento como fuente secundaria destinada al desarrollo y ejecución de las leyes. En el
devenir de los años, sin embargo, la exigencia de simplificación legislativa, junto a la necesidad
de intervenir en determinados ámbitos con instrumentos más flexibles, ha determinado una
significativa expansión del recurso a las fuentes reglamentarias. Particularmente significativa, a
este propósito, ha sido la experiencia de los procesos de delegación, disciplinados por el art. 17
de la ley n. 400 de 1988. Resumiendo en extremo, estos conducen a la sustitución por el
reglamento de la ley en determinados ámbitos, en el respeto de una ley (ley de delegación)
que, al autorizar al Gobierno en el ejercicio de la potestad reglamentaria sobre la materia,
dicta principios y directrices, y dispone la abrogación diferida de la legislación vigente en la
materia, es decir, desde la entrada en vigor del reglamento[15].

La rigidez constitucional se garantiza por un procedimiento agravado (art. 138) que prevé una
doble deliberación de las dos Cámaras espaciadas por el periodo de al menos tres meses, con
la previsión de la posibilidad, para las minorías, de solicitar un referéndum de oposición
cuando en segunda deliberación no se alcance – también en una sola Cámara – la mayoría de
dos tercios de los componentes de la Asamblea[16]. La validez de tal referéndum – por su
consideración de instrumento de tutela de las minorías – no se ha ligado a un quórum
estructural de participación: es suficiente que una mínima parte del cuerpo electoral se
declare contraria al proyecto de reforma, para que éste no entre en vigor. El instrumento del
referéndum constitucional se encuentra inactivo desde 2001. Su activación “tardía” ha sido
condicionada profundamente por el pasaje hacia la estructuración bipolar del sistema político.
Si hasta 1994 la naturaleza compromisoria de nuestro parlamentarismo había determinado
que las (pocas) iniciativas de revisión fuesen siempre objeto de largas convergencias entre las
fuerzas políticas, el pasaje hacia un parlamentarismo cada vez más caracterizado en sentido
mayoritario ha determinado la progresiva adscripción de las reformas constitucionales como
un elemento cualificante del programa político de ambas partes, cuando no como un
verdadero instrumento de dirección política. Esto ha conllevado, en dos ocasiones (la revisión
de todo el Título V de la Segunda Parte – sobre las Regiones aprobada en 2001 por la mayoría
de centroizquierda y, en 2005, el intento de revisión de toda la Segunda Parte – arts. 55-139 –
realizado por la mayoría de centroderecha), la aprobación de revisiones de largo alcance y
delicadeza de los contenidos por parte de la mayoría política, con el consiguiente recurso al
instrumento del referéndum, que ha visto expandirse de nuevo, tras 52 años de su institución,
su irrenunciable función de garantía de las minorías.

59
Otra garantía de la rigidez constitucional, junto al procedimiento agravado, es la previsión de
los límites materiales a la revisión: en referencia al art. 139 que prevé la intangibilidad de la
“forma republicana”. Esta norma, ha sido interpretada de manera extensiva por la Corte
Costituzionale que, con la sentencia n. 1146/88, ha considerado que comprende también una
referencia implícita a toda la primera parte de la Constitución.

3.2. Sistema de fuentes y derecho europeo

El impacto del proceso de integración europea sobre el sistema de fuentes ha puesto en crisis
los tradicionales criterios de comprensión dogmática de los procesos de normación, y de las
relaciones entre los diversos niveles de producción normativa[17].

Desde el principio del proceso de integración, tuvo lugar una dialéctica muy animada entre
nuestra Corte costituzionale y el TJCE en materia de régimen de aplicación del Derecho
comunitario derivado. El conflicto se resolvió sólo en 1984 con una solución que certifica la
crisis de la dogmática tradicional. En efecto, según nuestra Corte, la antinomia entre Derecho
interno y Derecho comunitario se resuelve no por medio de un juicio de validez de la norma
interna, sino más bien reconociendo la primacía del Derecho comunitario, que se tendrá que
aplicar directamente y sin tener en cuenta el Derecho interno contrario. Eso significa
abandonar el principio de exclusividad del ordenamiento jurídico estatal - según el cual el
intérprete puede tomar en consideración sólo normas que procedan del ordenamiento al que
pertenece - que, según clásicos como Bobbio, Perassi y Crisafulli representaba la condición
esencial de la posibilidad misma de concebir un sistema de fuentes. Al mismo tiempo, superar
el principio de exclusividad impone una reconsideración del alcance de las cláusulas
constitucionales de apertura -el art. 11- que, conforme a ese principio, siempre se había
concebido como cauce -directo o indirecto- de producción de normas internas de contenido
equivalente a las externas (cfr. dec. 183/1973).

Las ambigüedades en la comprensión de la relación entre Derecho comunitario y Derecho


interno se han resuelto sólo parcialmente con la introducción, en 2001, de la primera
referencia constitucional al ordenamiento comunitario, el art. 117.1. No se trata, sin embargo,
de un «Europaartikel» con carácter exhaustivo, sino más sencillamente de la introducción
expresa de la obligación del legislador estatal y regional de respetar "los vínculos que proceden
del ordenamiento comunitario". Además, la Corte costituzionale, al excluir que la disposición
haya impactado sobre los medios de resolución de la antinomia entre Derecho interno y
comunitario, excluye «de facto» que el conflicto se traduzca -por medio de la norma
constitucional- en un vicio de constitucionalidad, quedando en el nivel de la aplicación del
Derecho.

El problema fundamental en la comprensión de las relaciones entre fuentes comunitarias y


fuentes internas sigue siendo la falta de una norma constitucional al respecto, que resuelva,
entre otras cosas, la cuestión de la relación entre Derecho comunitario y Derecho
constitucional interno. Esta, como es bien sabido, sigue resolviéndose a través de la teoría de
los contralímites que, si por un lado proyecta la rigidez de la Constitución sobre la relación
entre ordenamientos, por otro lado no siempre ha sido concebida como herramienta de la
integración. Más recientemente, debido también a la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y
de la cláusula de protección de las identidades constitucionales nacionales (art. 4.2 TUE), se

60
van abriendo camino soluciones del "conflicto existencial" entre ordenamientos que no se
centran en la prevalencia del uno sobre el otro, sino más bien en la búsqueda de
convergencias interpretativas a nivel material entre los principios constitucionales y
correspondientes principios del derecho comunitario (Cfr Corte cost. dec. 28/2010).

Más allá de la reflexión sobre la apertura del sistema constitucional hacia el ordenamiento
comunitario, el impacto del proceso de integración sobre el sistema de fuentes ha suscitado
problemas específicos: me refiero, por ejemplo, a la relación entre directiva comunitaria y ley
de delegación, al problema de la capacidad de la directiva de cumplir las condiciones de las
reservas de ley contenidas en la Constitución (dec. 383/1998), es decir, la relación entre ley y
reglamento en el cumplimiento del derecho comunitario.

Otro aspecto relevante del impacto de la integración europea sobre el sistema de fuentes
atiende a la relación entre ley estatal y ley regional en la implementación de las obligaciones
comunitarias: según el art. 117.5, las Regiones pueden aplicar directamente las obligaciones
comunitarias en aquellas materias de su competencia, excluyendo el poder sustitutivo del
Gobierno en caso de incumplimiento.

4. Relaciones entre ordenamientos.

4.1. Relaciones entre ordenamientos jurídicos

Las relaciones entre ordenamientos jurídicos se articulan al menos en dos dimensiones. En


primer lugar la dimensión institucional, que se traslada a la disciplina de los procedimientos en
los que las instituciones nacionales entran directamente en contacto con el ordenamiento
europeo, participando activamente en el proceso político y contribuyendo a la formación del
derecho europeo.

En segundo lugar, la dimensión material, es decir, el efecto de la convergencia constitucional


sobre los contenidos y su concreta conformación del ordenamiento considerado. Más difícil de
determinar, puede traslucirse en la evolución normativa, en las reformas institucionales (reales
o debatidas) pero también en los desarrollos argumentativos de la jurisprudencia,
especialmente constitucional.

A nivel institucional es necesario distinguir entre ordenamiento estatal y ordenamiento


regional.

4.2. Articulaciones institucionales de las relaciones entre ordenamientos

Respecto del ordenamiento estatal, merece la pena profundizar en el perfil de la participación


del Parlamento en la formación de los actos normativos europeos (fase “ascendente”) y en la

61
implementación del derecho europeo (fase “descendente”), como articulación específica de
las relaciones entre ordenamiento italiano y ordenamiento europeo[18].

Tras la institución de Comisiones parlamentarias con competencia en materia de políticas


comunitarias, hay que considerar la ley 11/2005. Dicha ley -que ya en el art. 1 se refiere al
principio democrático como criterio rector del cumplimiento de los compromisos
comunitarios- se ocupa del papel del Parlamento, que se realiza, en primer lugar, a través de la
comunicación de los proyectos de actos normativos comunitarios por el Gobierno (así como de
la obligación para el mismo Gobierno de informar periódicamente a las Cámaras acerca de las
políticas comunitarias) y en segundo lugar, por medio de específicos poderes parlamentarios
de dirección política. La efectividad de la dirección de las políticas europeas por el Parlamento
desciende, por un lado, de la previsión expresa de la vinculación del Gobierno a los actos
parlamentarios de dirección (art. 4 bis). Por otro lado, hay que mencionar la introducción -en la
misma ley n. 11- de la "reserva de examen parlamentario" en los trabajos del Consejo de
ministros de la UE: según el art. 4 de la ley, cada vez que el Parlamento esté examinando el
proyecto de acto normativo comunitario, o si el Gobierno considera oportuno dicho examen,
puede pedir al Consejo europeo que la aprobación del acto normativo comunitario quede
interrumpida hasta que se complete el examen parlamentario (con un plazo máximo de 20
días).

Hay que mencionar, además, el art. 4 quater, en materia de control parlamentario sobre el
respeto del principio de subsidiariedad (remisión al texto escrito).

Al mismo tiempo, la necesidad de cumplir con el derecho comunitario en el tiempo más breve
posible ha llevado a la institución de específicos instrumentos normativos: me refiero a la
llamada "ley comunitaria", introducida con la ley n. 86/1989, reformada por la ley 11/2005.
Dicha ley, que el Parlamento aprueba anualmente, aspira a ser instrumento principal y
orgánico de coordinación en el cumplimiento de los compromisos comunitarios. Por lo que se
refiere en particular a las modalidades de cumplimiento, la ley comunitaria puede contener
disposiciones de realización directa del Derecho comunitario, pero es más frecuente que actúe
delegando poder legislativo al Gobierno, en el respeto de los principios y criterios rectores
contenidos en la misma ley comunitaria, tanto a nivel general, como en la concreta disposición
de delegación.

La transferencia de poder normativo al Gobierno, para asegurar la rapidez en el cumplimiento


de los compromisos comunitarios, representa un problema central en el análisis de la
influencia de la integración europea sobre el sistema de fuentes. Dicho fenómeno, como es
evidente, acaba afectando al equilibrio interno de la forma de gobierno.

Tienen gran importancia, en este sentido, los arts. 10 y 11 de la ley 11/2005. El art. 10
introduce la posibilidad de que el Gobierno dé cumplimiento al Derecho comunitario por
medio de actos urgentes no tipificados, debiéndose concluir que, aparte del Decreto ley, el
Gobierno puede adoptar actos de naturaleza administrativa. Aunque la disposición prevea
algunos límites -en particular, limitando la "urgencia" a la eventualidad de que el plazo de
realización del compromiso comunitario se cumpla antes de la entrada en vigor de la ley
comunitaria y vinculando al Gobierno, en el segundo apartado, a garantizar un rápido examen
parlamentario de las medidas adoptadas- quedan abiertos algunos problemas relevantes,
como la posible incidencia de las medidas urgentes en materias cubiertas por reservas de ley,
ya que la ley nada dispone al respecto.

Por otro lado, el art. 11 introduce la posibilidad de transponer las directivas mediante
reglamentos autorizados por la ley comunitaria. Dichos reglamentos coinciden con los

62
previstos por el art. 17.2 de la ley n. 400/88, es decir, son reglamentos autorizados mediante la
previsión de principios y criterios rectores de la actividad normativa del Gobierno. Quedan
excluidas las materias cubiertas por reserva absoluta de ley y la posibilidad de institución de
nuevos órganos o estructuras administrativas, así como las medidas que impliquen nuevos
gastos o menores ingresos. Mucho menos clara resulta la disciplina de los principios y criterios
rectores: en efecto, el art. 11.3 prevé una serie de normas generales que deberían valer en
todo caso como autorización de poder reglamentario, reenviando, por lo demás, a los
principios y criterios que se puedan deducir de la directiva, salvo el caso en que la misma
directiva deje márgenes de actuación: en este caso será la disposición de autorización de
ejercicio de poder reglamentario el que contenga los principios y criterios rectores. Más allá
del problema de la compatibilidad de dicha disciplina con el art. 17.2 de la ley 400/88 -que
remite al debate doctrinal relativo al rango de ley 400/88 (relativa a la organización del
Gobierno y sus poderes normativos en el sistema de fuentes)- el problema más serio resulta
ser el del cumplimiento de las reservas de ley, en ausencia de la previsión legislativa de
principios y criterios rectores. ¿Es suficiente, a tal efecto, la directiva comunitaria o se debe
entender que se sustrae al procedimiento democrático-parlamentario la disciplina de materias
que, según la Constitución, deberían ser competencia de la ley? Hay que subrayar, como es
obvio, que la sustitución por la directiva de esferas propias de la ley opera como consecuencia
de las limitaciones de soberanía autorizadas en la Constitución: pero al mismo tiempo, no se
puede permitir que, bajo el escudo del cumplimiento de los compromisos comunitarios, se
realice una transferencia de poderes al Gobierno en ausencia de control parlamentario.

4.3. Relaciones de los distintos niveles con el ordenamiento europeo[19]

A nivel regional, la ampliación del catálogo competencial – realizado mediante la reforma


constitucional de 2001 (ver infra, apartado 7) – ha determinado una doble exigencia en
referencia a las relaciones con la UE. Por un lado, como se ha visto, se ha reconocido a nivel
constitucional (art. 117. 5) la competencia de las Regiones en la implementación del derecho
comunitario en aquellas materias en las que tengan potestad normativa exclusiva o
compartida. Para la transposición de las directivas comunitarias, el art- 16 de la ley n. 11/2005
prevé que – cuando recaiga en un ámbito material cuya competencia sea compartida – debe
ser la propia norma comunitaria la que dicte los principios fundamentales no derogables por la
normativa regional.

Al mismo tiempo, la ampliación de las competencias regionales ha hecho necesaria una


reflexión en profundidad de la fase ascendente, introduciendo formas de participación de los
órganos regionales en el procedimiento de conformación de los actos normativos comunitarios
que incidan en materias atribuidas a la competencia regional. El propio art. 117.5 dispone que
las Regiones “en las materias de su competencia, participan en las decisiones dirigidas a la
formación de los actos normativos comunitarios”.

En cumplimiento de tal norma, el art. 5 de la ley n. 131/2003 establece la participación de


representantes de las Regiones en las delegaciones del Gobierno en el Consejo de Ministros
UE, con la previsión de que en las materias atribuidas a la competencia legislativa regional
exclusiva tales representantes pueden asumir las funciones del jefe de la delegación.
Encuentra así un significativo cumplimiento el art. 114 de la Constitución que rediseña la
articulación de la República en un sentido distintivamente pluralista, ordenando de forma par
al Estado con los entes territoriales, mientras que se hace plásticamente evidente la

63
superación del principio de neutralidad del ordenamiento europeo respecto de la organización
institucional de los Estados miembros.

La disciplina de la ley n. 131/2003 será posteriormente integrada en la ley n. 11/2005 (arts. 5, 6


y 17) que prevé posteriores formas de implicación de los entes regionales, a través de la
disposición de una serie de obligaciones de información y comunicación del Gobierno.

No obstante, la efectividad de dichas formas de participación sigue siendo perjudicada por la


ausencia de una completa proyección a nivel de las instituciones estatales del "nuevo"
regionalismo italiano: me refiero, en particular, a la necesidad de una reforma del Senado que
lo transforme en una Cámara de representación de los intereses territoriales.

Dicha carencia se ha colmado sólo en parte aumentando los poderes de la Conferencia Estado-
Regiones, órgano de cooperación interinstitucional entre los Gobiernos estatal y regionales. La
previsión de la adopción de acuerdos en la Conferencia sobre la participación de las Regiones
en la formación de los actos normativos comunitarios - junto a la previsión de una sesión
comunitaria de la Conferencia (art. 17, ley 11/2005) no alcanza el objetivo de una completa
adecuación territorial del proceso político europeo, que subyace tras la idea de la participación
regional. La ausencia en la Conferencia de representantes de los Consejos regionales
(legislativos) -que confirma la preeminencia de los ejecutivos en la forma de gobierno regional-
perjudica la calidad democrática de la participación regional en el proceso político europeo, lo
que se ve agraviado, además, por la débil publicidad de los trabajos de la Conferencia.

La reforma del Senado, también en Italia, representa una prioridad no sólo desde el punto de
vista de una completa democratización del regionalismo -mejor dicho, de una proyección del
regionalismo sobre la calidad democrática del proceso político a nivel estatal- sino también en
el marco de las influencias e interacciones constitucionales entre UE y Estados miembros,
como posible contribución a la realización del principio democrático en la Unión. La
participación de las Regiones a nivel europeo es una herramienta de la democracia europea:
por tanto, cuanto más democrática sea la participación de las Regiones en el proceso de
formación de las decisiones estatales en materia europea, tanto más se garantiza la efectividad
de la democracia europea.

5. Justicia constitucional.

5.1. La justicia constitucional en Italia[20]

En Italia, la justicia constitucional es administrada de forma concentrada por un órgano


específico – la Corte Costituzionale – que no forma parte del orden judicial. La Corte se
conforma por 15 jueces, de los cuales un tercio es nombrado por el Presidente de la República,
un tercio es elegido por el Parlamento en sesión conjunta y otro tercio es designado por la
jurisdicciones supremas (tres por la Corte de Casación, uno por la Corte de Cuentas y uno por
el Consejo de Estado).

Las competencias de la Corte costituzionale son las siguientes:

64
- juzga la legitimidad constitucional de las leyes y de los actos del Estado y de las Regiones con
fuerza de ley;

- resuelve los conflictos de atribución competencial entre el Estado y las Regiones;

- juzga la admisibilidad del referéndum abrogativo;

- juzga la responsabilidad del Presidente de la República, acusado por el Parlamento en sesión


conjunta como dispone el art. 90 de la Constitución.

Como resulta del elenco de las competencias de la Corte, la función de órgano de garantía
constitucional se articula en dos dimensiones fundamentales: material e institucional.

Por un lado, la Corte garantiza el respeto a la Constitución por parte del legislador estatal y
regional: tal control es desarrollado de forma abstracta –es decir, independientemente de la
aplicación de la ley impugnada– en caso de recurso directo por el Estado o las Regiones (art.
127), y de forma concreta en el caso de remisión de la cuestión de legitimidad constitucional
por parte de un juez en el curso de un proceso (llamado juicio de legitimidad constitucional en
vía incidental). Por otro lado, la Corte debe asegurar el respeto de la Constitución en las
relaciones interinstitucionales, desarrollando funciones de tipo arbitral y gestionando – en
caso de acusación – situaciones políticas particularmente delicadas.

Sobre el juicio de admisibilidad del referéndum abrogativo debe hacerse un discurso


parcialmente autónomo: si este, formalmente, adopta la forma del control de
constitucionalidad –preventivo- sobre una fuente “primaria” (el referéndum) no se puede
silenciar, incluso en consideración de la experiencia aplicativa del instituto refrendario, que
puede tener profundas implicaciones políticas y suscita la reflexión sobre el papel de la Corte
en el proceso político (piénsese en la relevancia política del juicio de admisibilidad del
referéndum abrogativo en materia electoral en 1993, o también, más recientemente, el juicio
de admisibilidad de los refrenda en materia bioética).

Este discurso, evidentemente, vale también para el caso de las decisiones sobre legitimidad
constitucional de las leyes o actos con fuerza de ley de contenido políticamente sensible: por
ejemplo, la declaración de inconstitucionalidad – en octubre de 2009 – de la ley sobre
inmunidad procesal de los altos cargos del Estado, que ha tenido enormes repercusiones
políticas de absoluta relevancia.

5.2. Relaciones con el Tribunal de Justicia de la UE

Como se ha visto sobre el sistema de las fuentes (cfr. supra, apartado 2), las relaciones entre
Corte costituzionale y Tribunal de Justicia se han caracterizado –al menos hasta 1984– por un
trato marcadamente conflictivo, en relación a la configuración de las relaciones entre el
derecho interno y el derecho comunitario y, sobre todo, en relación a los instrumentos de
resolución de antinomias.

Sobre este aspecto es oportuno detenerse sobre otro aspecto de las relaciones entre ambas
jurisdicciones, sobre la parcial institucionalización a través del recurso de la Corte, por primera

65
vez en 2008 (sentencia n. 102), al instrumento de la cuestión prejudicial. Con esta sentencia la
Corte ha reconocido su competencia para elevar una cuestión prejudicial en caso de juicio de
legitimidad constitucional planteado en vía principal por el Estado o las Regiones (en el sentido
del art. 127 CI), sobre la violación por parte del legislador estatal o regional de normas de
derecho comunitario primario o derivado, que integren el parámetro de constitucionalidad del
art. 117.1. Dada su naturaleza de juez de única instancia, la Corte costituzionale ha tendido a –
en presencia de dudas interpretativas sobre el efectivo alcance de las disposiciones y de los
principios de derecho comunitario invocados – referirse al órgano institucionalmente
competente para la interpretación del derecho comunitario, es decir, el Tribunal de
Justicia[21].

La Corte costituzionale italiana, parece haber reconocido la importancia del diálogo entre
Tribunales en un sistema articulado sobre varios niveles. Aunque tal posibilidad haya sido
limitada a los juicios en vía de acción – mientras que en sede de juicio incidental, el problema
de la “doble prejudicialidad” continúa siendo resuelto invitando al juez a quo a referir una
cuestión prejudicial – con tal cambio jurisprudencial, la Corte se ha insertado plenamente en el
circuito europeo de Tribunales y, por tanto, ha puesto las bases para la propia participación
activa en la construcción de nuevos caminos de convergencia.

6. Forma de gobierno.

6.1. La forma de gobierno italiana: apuntes generales

Italia es una República parlamentaria. La dirección política, por tanto, toma cuerpo a través de
la relación de confianza que vincula al Gobierno con ambas Cámaras del Parlamento[22],
mientras que al Presidente de la República le corresponden las funciones de representación,
garantía de la unidad nacional, impulso y control de la actividad de los otros órganos
constitucionales cuya relevancia política varía según el grado de estabilidad expresado por los
elementos del sistema de partidos.

La confianza corresponde en votación a las dos Cámaras del Parlamento al comienzo del
mandato, por mayoría simple, en votación abierta y por apelo nominal, y las Cámaras pueden
siempre retirar su confianza al Gobierno a través de una moción presentada por al menos una
décima parte de sus componentes. El Gobierno puede, en todo momento, provocar una
moción presentando la “cuestión de confianza” sobre un proyecto de ley.

6.2. Incidencia de los partidos políticos y del sistema electoral sobre la forma de gobierno

El contenido de las previsiones constitucionales sobre las relaciones políticas internas en la


forma de gobierno no resulta solamente de su texto sino también, como es obvio, del
comportamiento real del sistema de partidos en estrecha conexión con el sistema

66
electoral[23]. Un ejemplo particularmente llamativo se encuentra en la evolución de la praxis
en materia de formación del Gobierno tras la reforma electoral de 1993.

Debe subrayarse que la disciplina constitucional de la formación del Gobierno se limita al


momento del nombramiento del mismo por parte del Presidente de la República, del
juramento del Gobierno, y a los distintos momentos que evidencian la relación de confianza
(excluyendo la cuestión de confianza, que se desarrolla en la praxis). La normación
constitucional ha sido, por lo tanto, integrada en conjunto por la práctica, tanto a nivel de
convenciones constitucionales, como a través de la formación de auténticas costumbres[24].
Es el caso de toda la fase que precede al nombramiento del Gobierno: en el silencio de la
Constitución se ha desarrollado una práctica –que ha dado lugar a una costumbre
constitucional– por la que el Presidente de la República, con la finalidad de elegir a un
Presidente del «Consiglio» que pueda obtener la confianza de las Cámaras, tiene que consultar
a los representantes de los partidos políticos con representación en el Parlamento (las
consultas). El verdadero nombramiento, según la práctica, prosigue al “encargo” de formar
Gobierno, acto no formal pero políticamente significativo; la circunstancia de que el Presidente
no proceda al nombramiento del Presidente del Consejo de Ministros inmediatamente
después de la consulta denota la presencia de un posterior espacio de acción reservado a las
fuerzas políticas y, en particular, a los acuerdos entre el Presidente “encargado” y los partidos
políticos de la (futura) mayoría para la elección de los ministros. Por otro lado, en fases
políticas particularmente convulsas –y si el resultado de las consultas presidenciales no pusiese
de manifiesto con claridad la posibilidad de dar vida a una mayoría política capaz de expresar
la confianza en el ejecutivo– la fase del encargo se ha traducido en una ulterior fase de
consulta, esta vez reservada al Presidente encargado; es el caso de los llamados “mandatos
explorativos” confiados a exponentes institucionales (como el Presidente de la Cámara o del
Senado) y destinados a verificar, de forma menos solemne y formal que en sede de consultas
presidenciales, la posibilidad de forjar acuerdos políticos para la formación del Gobierno,
también –en esta ocasión- en referencia a la propia elección del candidato a la Presidencia del
Consejo de Ministros (aunque sólo rara vez el titular del mandato explorativo terminaba por
ser nombrado Presidente del Consejo).

La relevancia de la práctica hasta aquí expuesta ha variado muy significativamente tras la


reforma electoral de 1993.

Antes de aquella fecha, la vigencia de un sistema electoral de tipo proporcional puro había
determinado la articulación del sistema político en un multipartidismo extremo, que a su vez
conducía a un parlamentarismo de tipo compromisorio. La competición electoral se
desarrollaba entre los propios partidos políticos, que sólo tras las elecciones forjaban acuerdos
programáticos para dar vida a la mayoría política capacitada para expresar la confianza en el
Gobierno. Como sabemos, desde 1948 a 1993 el multipartidismo italiano se ha caracterizado
por la presencia de dos grandes partidos de masas –Democracia cristiana y Partido comunista–
entre los que, sin embargo, nunca se ha determinado una alternancia; las mayorías políticas se
formaban siempre en torno a la Democracia cristiana que, incluso sin alcanzar nunca la
mayoría absoluta de los parlamentarios, podía contar con el apoyo de los partidos minoritarios
y sistemáticamente, desde 1962, del Partido socialista. Las negociaciones entre los partidos
políticos incidían directamente sobre el proceso de formación del Gobierno, determinando su
amplitud y complejidad y, sobre todo, explotando al máximo la práctica en materia de
consultas, encargo y mandato explorativo: ya fuese al inicio de la legislatura como en el curso
de la misma, ya que la fragilidad del compromiso político provocaba con frecuencia crisis
políticas, que sin embargo sólo rara vez conducían a la disolución anticipada de las Cámaras
(dando lugar a nuevas negociaciones y posteriores compromisos, siempre provisionales y
frágiles, entre partidos).

67
Tras 1993, la introducción del sistema electoral mayoritario -junto a la quiebra de los partidos
protagonistas de la fase precedente– provoca la estructuración bipolar de nuestro sistema
político en torno a dos coaliciones (centro derecha y centro izquierda) que han gobernado el
país en los últimos quince años alternándose, no sin momentos de significativa inestabilidad.
En el año 2005, la estructura bipolar ha sido exasperada con una reforma electoral que ha
conducido a un sistema mixto: a las listas cerradas, típico de los sistemas proporcionales, se
han añadido potentes correctivos en sentido mayoritario (premio de mayoría del 55% a la lista
o a la coalición de listas vencedora; doble cláusula barrera del 2% a los partidos en coalición, y
del 4% para los partidos no en coalición).

Se ha asistido así a una evolución en la práctica de la formación del Gobierno, debiéndose


distinguir entre formación del Gobierno al inicio de legislatura y, en caso de crisis políticas,
durante la legislatura. En el primer caso, de hecho, la clara indicación –en sede electoral- de
una coalición vencedora que pueda asegurar la mayoría absoluta de escaños y guiada por un
“jefe de coalición”, informalmente candidato a la Presidencia del Consejo de ministros, ha
determinado una significativa restricción de los poderes de apreciación del Presidente de la
República, contrayendo al mínimo la fase de las consultas –convertida en una suerte de
“registro” del resultado electoral– y el lapso de tiempo electoral entre encargo y
nombramiento.

La elasticidad de la práctica en la formación del Gobierno se ha propuesto de nuevo en casos -


poco frecuentes– de crisis política a mitad de legislatura. Más allá de los casos de
“recomposición” (de ajustes mínimos en la composición del Consejo de Ministros)
particularmente frecuentes en el quinquenio 2001-2006, han sido muy significativos los casos
de moción de confianza a los Gobiernos guiados por Romano Prodi (1998 y 2008), que han
dado lugar a fases de consultas complejas y articuladas que han conducido – en 1998 – a la
formación de una nueva mayoría de gobierno (con la decidida oposición de quien invocaba la
disolución anticipada de las Cámaras como consecuencia de los resultados electorales) y en
2008 a la concesión –muy contestada por la oposición de centro derecha– de un mandato
explorativo al Presidente del Senado, en el intento de coagular una mayoría en torno a algunos
temas fundamentales de reforma política. Este mandato fue fallido, y el Presidente de la
República fue obligado a disolver las Cámaras.

6.3. Incidencia de la organización territorial sobre la forma de gobierno

Como se verá mejor en el apartado 7, el proceso de descentralización político madurado entre


1995 y 2001 no se ha proyectado aun sobre la forma de gobierno estatal. De forma particular,
la participación de las Regiones en el proceso político a nivel estatal se encuentra aun en fase
embrionaria. En ausencia de reformas en el Senado, de hecho, el papel de las Regiones se ha
limitado a experiencias de concertación con el Gobierno en el ámbito de la Conferencia
Estado-Regiones (v. apartado 4).

6.4. Forma de gobierno e integración europea

68
Como ya se ha dicho con respecto al sistema de fuentes, el proceso de integración europea ha
afectado a la forma de gobierno, aumentando las competencias del Ejecutivo, dificultando el
ejercicio por el Parlamento de las funciones de dirección política y control. La debilidad de los
Parlamentos depende, en buena medida, del papel que los Ejecutivos nacionales desarrollan
en el ordenamiento comunitario, a través del Consejo de ministros de la Unión. Los
Parlamentos nacionales representan, junto al Parlamento europeo, el lugar más acertado para
compensar (como contra balance) el protagonismo de los Gobiernos a nivel europeo a través
del control democrático, también en aras a la solución del problema del déficit de democracia
en la Unión. Sin embargo, sólo con el Tratado de Ámsterdam se ha reconocido la importancia
del papel de los Parlamentos nacionales, tanto en la vertiente de la cooperación
interparlamentaria como en relación a su función de control de la actividad de los Gobiernos.
Las razones más próximas de dicho reconocimiento se remontan a la ampliación de
competencias llevadas a cabo por el Tratado de Maastricht de 1992 -en particular respecto a la
definitiva unificación del mercado y al proceso de adopción de la moneda única- pero también
a la institución misma de la Unión europea como base de un proceso de integración política.
En este marco, no se puede olvidar la decisión del TCF alemán sobre el Tratado de Maastricht,
en la cual se destaca la necesidad de profundizar la calidad democrática de la Unión europea a
través del control de los Parlamentos nacionales sobre los Gobiernos. La llamada teoría de la
legitimación indirecta no implica solamente la bien conocida definición de los Estados como
señores de los Tratados, sino también la recuperación de legitimación democrática a través de
la participación de los Parlamentos en la formación de las decisiones "europeas" de los
Gobiernos. El TCF siempre ha confirmado dicha doctrina, llegando a definir -en la decisión
sobre el Tratado de Lisboa- el papel de los Parlamentos en términos de una verdadera
"responsabilidad de integración".

La adopción de un Protocolo sobre el papel de los Parlamentos nacionales se debe interpretar,


por lo tanto, como señal específica de la influencia de las identidades constitucionales
nacionales -en particular, de la relación que en ellas entrelazan el principio democrático y el
papel del Parlamento- sobre las estructuras institucionales de la UE.

Al mismo tiempo, las normas nacionales que -cumpliendo o, en su caso, anticipando el


Protocolo- disciplinan la participación parlamentaria en la formación de las decisiones
"europeas" de los Gobiernos afectan a la forma de gobierno, en el sentido de la profundización
democrática de las tradicionales funciones de control parlamentario de la acción exterior de
los Gobiernos.

También por lo que se refiere a la forma de gobierno se registra, por lo tanto, un doble
movimiento de influencias -de las identidades constitucionales nacionales a la europea y
viceversa- que acaba traduciéndose en una red de relaciones cooperativas entre las
instituciones, en aras a la completa realización del principio democrático. Hay que subrayar, en
particular, que los Parlamentos nacionales ejercen sus funciones de control en una doble
vertiente. Primero, como titulares, según el Protocolo, de unas modestas posibilidades de
intervención en el proceso político europeo; segundo, como titulares de específicos poderes
de control de la actividad "europea" de sus respectivos Gobiernos.

7. Organización judicial.

69
La administración de la justicia –confiada al poder judicial– se inspira en una serie de principios
constitucionalmente sancionados que observan tanto las modalidades de ejercicio de la
función jurisdiccional como la organización del poder judicial.

Por lo que respecta a los principios que inspiran el ejercicio de la función jurisdiccional, debe
recordarse sobre todo la previsión general del derecho de defensa del art. 24, integrado por la
garantía de acceso a la defensa para aquellos desprovistos de recursos económicos (a
expensas de la hacienda del Estado, como se dispone en los arts. 74 y ss. del DPR n. 115/2002),
al que se añade – en el art. 25 – el derecho al juez ordinario establecido por la ley, del cual
“ninguno podrá ser sustraído”: este principio comporta la prohibición de establecer jueces
extraordinarios (cfr. También art. 102.2). Respecto del derecho de defensa, debe subrayarse
que la previsión del artículo 24 debe ser leída e integrada a la luz del texto del art. 111,
modificado por la ley constitucional n. 2/1999. En el sentido de dicha disposición la jurisdicción
“actúa” a través del “justo proceso regulado por la ley”: por justo proceso se entiende, a partir
de los sucesivos apartados del art. 111, el proceso en el ámbito garantizado por la plena
efectividad de los derechos de defensa a través del proceso contradictorio entre las partes y la
razonable duración del mismo. Con la constitucionalización del principio de razonabilidad en la
duración del proceso se trató, en particular de poner fin al conspicuo contencioso ante el
Tribunal Europeo de Derecho Humanos, que tantas veces había condenado a Italia por
violación del art. 6 del CEDH (derecho a la defensa) bajo el perfil de la irrazonable dilación de
los procesos: con la ley n. 89/2001 se ha acometido una primera actuación del principio
constitucional (llamada Ley Pinto) que ha establecido una acción resarcitoria especial frente al
Estado en caso de excesiva duración del proceso. Al mismo tiempo, se han sucedido a lo largo
de los años numerosas reformas del código de procedimiento civil, que han tratado de
racionalizar el proceso y aligerar la carga de trabajo de los tribunales.

En cuanto a los principios que disciplinan la organización del poder judicial, se debe hacer
referencia a los artículos 101 y ss. de la Constitución, que dictan una serie de normas
destinadas a garantizar la independencia del poder judicial respecto a los demás poderes (art.
104.1), y en particular del poder ejecutivo. Junto a la previsión general de una reserva de ley
en materia de organización judicial (art. 108) se establecen enunciaciones de principio como la
exclusiva sujeción de los jueces a la ley (art. 101), la autonomía de la magistratura –que se
traduce en la institución de un órgano de autogobierno (el Consejo superior de la
Magistratura, art. 104)– y la independencia de cualquier otro poder. En el sentido del artículo
107, la independencia se concreta, sobre todo, en la garantía de la inamovilidad –es decir, en
la imposibilidad de trasladar a un magistrado sin su consentimiento- , pero también en la
ausencia de una estructura jerárquica del poder judicial y en los limitados poderes del
Ministerio de justicia, que exclusivamente puede promover acciones disciplinarias ante el CSM,
reservando a este último la competencia para pronunciarse de manera definitiva sobre la
acción. También puede observarse como una norma de garantía de la independencia, aunque
sea de manera indirecta, la garantía constitucional de las oficinas del Ministerio Fiscal
(“Pubblico Ministero”) a través de su reenvío a la legislación sobre la organización judicial: de
manera particular, debe recordarse que en el ordenamiento italiano, la acusación pública
pertenece al orden jurisdiccional y comparte la carrera y las garantías de independencia con la
magistratura juzgante. No puede, por tanto, contemplarse ningún vínculo entre magistratura
de instrucción y Gobierno, como sí se muestra en la obligación de ejercicio de la acción penal
(art 112).

En cuanto a la estructura de la jurisdicción, junto a la jurisdicción ordinaria –competente en


materia civil y penal– existen jurisdicciones especiales, competentes en materias específicas
(por ejemplo, el Tribunal superior de Aguas públicas o las Comisiones tributarias), o según la

70
posición jurídica subjetiva protegida (derecho subjetivo o interés legítimo) o según ambos
criterios en combinación (por ejemplo, el juez administrativo en las materia de jurisdicción
exclusiva).

En cuanto a la organización de la judicatura ordinaria, la justicia se administra, regularmente,


en tres grados: al vértice se encuentra la Corte de Casación, competente en el sindicato de la
legitimidad de las decisiones de los jueces inferiores bajo el perfil de la correcta interpretación
y aplicación del derecho (la llamada función nomofiláctica o garantía de la interpretación
uniforme). Respecto a las jurisdicciones especiales, nos limitaremos a recordar la organización
de la justicia administrativa, que prevé Tribunales administrativos regionales, competentes en
primer grado, y como órgano de apelación el Consejo de Estado, con sede en Roma.

8. Distribución territorial del poder.

8.1. El regionalismo italiano tras las reformas de 1999 y 2001[25]

El impacto del proceso de integración en el regionalismo italiano se ha entrecruzado con el


camino de reforma de nuestra descentralización territorial, culminada en 2001 con la reforma
del Título V de la Parte II de la Constitución. Antes de esta fecha, el papel de las Regiones en el
proceso de integración europea era bastante marginal: la relevancia política de los entes
territoriales no era tal que justificase la participación en la llamada fase ascendente y, por otro
lado, el reparto competencial mantenía el cumplimiento de las obligaciones comunitarias
como una responsabilidad del Estado. No obstante, con la sentencia 399/1987 despunta un
primer reconocimiento del impacto de la integración sobre el regionalismo italiano –sentencia
basada en un conflicto de atribuciones entre Estado y Regiones– en ella la Corte reconocía la
legitimación de la Región para invocar la invasión de una competencia reconocida por el
derecho comunitario, reconociendo con ello la idoneidad de este último para derogar el
reparto constitucional de competencias.

En todo caso, sólo después del proceso de reforma del regionalismo –de la reforma de la ley
electoral regional del 1995, a la transferencia de funciones administrativas de 1997, hasta
llegar a las dos revisiones constitucionales de 1999 y de 2001– ha habido una profundización
de la autonomía regional y la progresiva emersión de una efectiva exigencia de
redimensionamiento territorial del proceso político.

Respecto del sistema anterior la reforma del regionalismo aprobada entre 1999 y 2001 ha
determinado una significativa ampliación de las competencias regionales y, sobre todo, ha
puesto las bases para el desarrollo de un verdadero proceso político a nivel regional: es
central, en este sentido, la previsión de la elección directa del Presidente de la Región. En
cuanto a las competencias, debe recordarse esencialmente la llamada “inversión” del reparto
entre Estado y Regiones: si hasta el 2001, la atribución general de competencias legislativas
operaba a favor del Estado, mientras que había un elenco taxativo de materias atribuidas a la
competencia (concurrente) del Estado y las Regiones, tras la reforma el reparto se caracteriza
por el elenco taxativo de las competencias del Estado, a las que se añade una serie de materias
(notablemente ampliada) confiadas a la competencia concurrente y, sobre todo, una cláusula

71
residual que confía de manera exclusiva a las Regiones la competencia legislativa en todas las
materias no atribuidas a la potestad legislativa exclusiva del Estado o a la potestad legislativa
concurrente (art. 117.4). Paralelamente, el artículo 117.6, atribuye de manera general la
potestad reglamentaria a las Regiones, exceptuando las competencias exclusivas estatales (en
las que no obstante la potestad reglamentaria puede ser delegada a las Regiones).

Otra previsión significativa es la del art. 118.1, que regula la descentralización de las funciones
administrativas mediante su atribución en vía general a los Ayuntamientos, con la previsión de
la posibilidad de su “atracción” a un nivel superior (Provincia, Región, Estado) para asegurar “el
ejercicio unitario” en el respeto de los principios de “subsidiariedad, diferenciación y
adecuación”.

Debe recordarse que, a pesar del carácter autonómico de la reforma, la interpretación que ha
recibido por la jurisprudencia constitucional se ha caracterizado por una fuerte presencia del
carácter “unitarista”.

Pueden ponerse dos ejemplos de ello. En primer lugar, la interpretación de algunas materias
de competencia estatal significativas, como la tutela del medioambiente y la competencia,
como materias “funciones” con la finalidad de incidir transversalmente, limitando el ejercicio
de las competencias regionales.

En segundo lugar, debe recordarse la interpretación del art. 118.1, y del procedimiento de
atracción de funciones en él previsto, que ha suscitado notables problemas y debates relativos
a la comprensión adecuada del principio de subsidiariedad (sent. 303/2003). Según tal
jurisprudencia constitucional, el principio de subsidiariedad no coincide sólo con un criterio de
asignación eficiente de funciones administrativas, en una dimensión estática, sino que se
caracteriza de manera dinámica, como un instrumento de disciplina de las relaciones e
interacciones, normalmente conflictivas, entre los diversos niveles de gobierno. En esta óptica,
el principio de subsidiariedad interactúa con el principio de colaboración leal (o lealtad
institucional) y exige, en caso de transferencia de funciones de acuerdo al art. 118 de la
Constitución, la previsión de herramientas procedimentales adecuadas para la garantía de la
participación de los distintos niveles de gobierno en la determinación de los presupuestos de la
transferencia.

8.2. Distribución territorial del poder e integración europea

La presencia de sistemas descentralizados en buena parte de los Estados miembros ha


afectado al proceso de integración, tanto respecto a la progresiva incorporación de las
realidades territoriales en el proceso político europeo, como respecto de los procesos de
recepción e influencia, que han provocado reformas en varios países de la Unión, incluso en
aquellos con una tradición centralista más fuerte (piénsese en el caso francés e inglés).

Por lo que se refiere a la influencia de los sistemas nacionales de distribución territorial del
poder sobre el ordenamiento europeo, hay que destacar dos aspectos.

En primer lugar, la intensificación de las experiencias de distribución territorial del poder ha


entrado en conflicto con un principio que había inspirado el proceso de integración desde sus
orígenes, es decir, el principio de neutralidad de la Unión frente a la estructura institucional de

72
los EEMM Tal y como se ha visto en relación al papel de los Parlamentos nacionales, también
respecto a las entidades territoriales se ha registrado una progresiva apertura del
ordenamiento europeo hacia la consideración de las articulaciones institucionales internas de
los EEMM en el proceso político europeo: la institución del Comité de las Regiones es un
ejemplo en este sentido.

Más allá de la vertiente institucional, la progresiva ampliación de las competencias


comunitarias ha puesto de manifiesto la necesidad de adecuar (moldear) el proceso político
europeo a las exigencias de las distintas realidades territoriales: la introducción a nivel
europeo del principio de subsidiariedad -y el papel de las entidades territoriales en el
procedimiento de control sobre el respeto del principio- son un buen ejemplo.

9. Límites a los derechos fundamentales.

La Constitución italiana no prevé una disciplina de los estados de excepción. Por tanto no se
contemplan casos específicos y predeterminados de limitación de los derechos fundamentales,
en consideración de exigencias extraordinarias de orden público[26].

La tutela del orden público en sentido material –entendido como convivencia pacífica– inspira
sin embargo la posibilidad de restricciones de algunos derechos fundamentales, como por
ejemplo, la libertad de reunión, que puede ser impedida en casos de perturbación del orden
público (art. 17, y T.U.L.P.S de 1931).

La ausencia de previsiones constitucionales al respecto no ha impedido al legislador adoptar,


en fases particularmente delicadas de la historia republicana, leyes con carácter excepcional,
especialmente en materia penal, destinadas a gestionar emergencias: piénsese por ejemplo en
la llamada “Legge Reale” (n. 232/1975 y sucesivas modificaciones) dirigida a afrontar la
emergencia terrorista, y al inicio de los ’90 la legislación en materia de contraste de la
criminalidad de naturaleza mafiosa, caracterizada por un notable endurecimiento de la
regulación carcelaria, especialmente en relación al régimen de aislamiento (llamada “Carcere
duro”).

10. Perspectiva de género[27].

En Italia, el camino para la efectiva realización de la paridad de oportunidades entre hombre y


mujer destaca en sus inicios, pero ha sido lento y accidentado. Como procesos más destacados
a la abolición la prohibición de acceso a la función pública (como la magistratura) se han
sumado intervenciones significativas de tipo penal pesadamente discriminatorias (que
regulaban principalmente el ámbito de las relaciones familiares: piénsese en el abandono de
hogar conyugal, en las diferentes represiones del adulterio femenino en comparación con el
trato dado al concubinato masculino), hasta alcanzar en los años ’70 conquistas importantes
como la reforma del derecho de familia –que ha adecuado plenamente la disciplina civil a las

73
normas constitucionales– y la legislación en materia de divorcio e interrupción voluntaria del
embarazo. También a partir de los años ’70 se registra una intensificación de la intervención a
favor de las madres trabajadoras.

Sin embargo, la integración plena de la perspectiva de género en la disciplina de las relaciones


jurídicas se encuentra aun ausente. En el último decenio destacan dos importantes reformas
constitucionales. Destaca señaladamente la modificación del art. 51 de la Constitución (ley n.
1/2003), que ha insertado la expresa mención de la garantía de la paridad de oportunidades en
el acceso de hombres y mujeres al desempeño de cargos públicos: junto a la significativa
integración del comienzo del artículo (“todos los ciudadanos, de uno y otro sexo”, con una
integración de la perspectiva de género), se ha previsto la obligación de la República de
promover la igualdad de oportunidades “en condiciones de igualdad”. Puede observarse en
esta disposición el eco del debate sobre “acción positiva” que ha caracterizado la evolución de
la aproximación comunitaria al problema (tanto en sede normativa como jurisprudencial). En
el mismo sentido, debe recordarse la previsión del art. 117.7 –introducida en el 2001– que
obliga doblemente al legislador regional a remover los obstáculos a la paridad plena entre
hombres y mujeres en la vida social, cultural y económica, y promover la paridad en el acceso a
cargos electivos.

En la legislación ordinaria, desde 2006 se encuentra en vigor un “Código de igualdad de


oportunidades” (D. Lgs. n. 198/2006) que, más allá de recoger en un único texto normativo el
conjunto de disposiciones vigentes en materia de prohibición de la discriminación (también
mediante reenvíos a otros textos), contiene una serie de previsiones originales en materia de
no discriminación en el trabajo y en materia de acceso a los puestos representativos.

Es particularmente relevante el Decreto legislativo n. 151/2001, relativo al texto único de


disposiciones en materia de tutela de la maternidad y de la paternidad.

En el ámbito de la forma de gobierno, puede recordarse la creación, a partir de la legislatura


1996/2001 de un Departamento de Igualdad de Oportunidades situado en la Presidencia del
Consejo de Ministros, a cuyo cargo se designó un Ministro sin cartera.

Respecto de la violencia de género, la primera intervención legislativa se remonta al 1996, y ha


conllevado la introducción de delitos autónomos en materia sexual (arts. 609 bis a decies del
código penal), desde el Decreto ley n. 11/2009, convertido mediante ley n. 38/2009, y la
introducción de art. 612 bis, en materia de acoso (represión del llamado «stalking»). Debe
también recordarse la ley n. 154/2001, que se ocupa específicamente de la violencia familiar,
introduciendo en el código de procedimiento penal la medida de seguridad de alejamiento de
la casa familiar y, en el código civil, la tipología de protección contra los abusos familiares.

La lucha contra la discriminación entre hombres y mujeres recoge las actuaciones comunitarias
al menos desde la mitad de los anos '70 (dec. Defrenne c. SABENA), aunque, al principio, sólo
se ciñese a la vertiente de las relaciones de carácter económico y laboral (con respecto a las
cuales se han adoptado también directivas).

No se puede negar que la influencia de la integración europea ha estimulado la progresiva


inclusión de una perspectiva de género, en la medida en que ha favorecido el contacto con
experiencias muy avanzadas en la materia (piénsese en los países nórdicos). Por otro lado,
como elementos de un inventario «de jure condendo», pueden recordarse las numerosas
intervenciones del Fondo social europeo y la progresiva integración de la perspectiva de
género en las políticas presupuestarias, incluso regionales.

74
11. Inmigración[28].

Los ciudadanos extranjeros residentes en Italia –a fecha 1 de enero de 2010– eran 4.235.059,
el total del 7,0% de los residentes, con un aumento de 343.764 (+8,8%), respecto del año 2009.

Se trata, por supuesto, de datos referentes exclusivamente a los ciudadanos extranjeros


residentes y censados, es decir, en posesión del permiso de residencia (Fuente: ISTAT, Cestim-
online, http://www.cestim.it/index.htm?/index01dati.htm). Respecto de los ciudadanos
extranjeros irregulares en territorio nacional no existen datos precisos.

No es posible resumir en esta sede, sino someramente, el impacto que el crecimiento


exponencial de los flujos de inmigración ha tenido en Italia, ya sea a nivel de cambio del tejido
social, o sea específicamente en el ámbito jurídico.

Se trata de cuestiones tan complejas que adquieren un carácter de encrucijada entre libertad,
seguridad, acogida y protección social, muy típico de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, la
incidencia de la seguridad sobre la protección de los derechos fundamentales abre nuevos
escenarios –en relación a la gestión del fenómeno migratorio– en la comprensión de la
relación entre dignidad humana y ciudadanía.

El fenómeno de la inmigración adquiere un amplio espectro temático: desde las soluciones


normativas en materia de ingreso y residencia, a las cuestiones suscitadas por la protección
internacional y la represión penal de la inmigración irregular, hasta alcanzar materias ligadas a
las condiciones de vida del migrante ya establecido en el territorio, como el derecho a la
unidad familiar, los derechos políticos y sociales, también en el marco de una progresiva
reflexión del propio concepto de ciudadanía, como el de los proyectos de ley actualmente en
discusión.

En Italia, la única política orgánica en materia de inmigración es la de gestión de los flujos


migratorios y la disciplina-muy restrictiva– del ingreso, junto a la represión de la inmigración
irregular. La alarma social acerca del fenómeno migratorio -agraviado por una sinergia muy
dañina entre medios de comunicación y mensajes políticos de timbre xenófobo- ha injertado
argumentos sobre seguridad en el debate político acerca de la inmigración, llevando a la
represión penal de la inmigración irregular, introduciendo un autónomo delito de status
consistente en la permanencia irregular en el territorio nacional, y una circunstancia agravante
(declarada inconstitucional por la Corte en la dec. n. 249/2010: v. también la muy reciente dec.
n. 359/2010).

Igualmente crítica es la protección social de las personas migrantes, en consideración de sus


precarias condiciones de vida y de actuaciones restrictivas de muchas administraciones locales
que, por ejemplo, reservan las medidas de asistencia sólo a los nacionales o vinculan su
otorgamiento a la presencia plurianual (y regular) en el territorio nacional. En ausencia de
legislación estatal, son las Regiones las que se han hecho cargo del problema, tanto a nivel
estatutario como legislativo. Si, por un lado, la Corte ha declarado que las disposiciones
estatutarias en la materia carecen de eficacia jurídica vinculante (en las decisiones de 2004
sobre los Estatutos de Umbria, Toscana y Emilia Romagna), el control sobre las leyes regionales
en la materia ha dado lugar, en los últimos meses a una serie de decisiones muy interesantes.

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Me refiero, en particular, a las decisiones n. 187 y 269 de 2010, favorables a normas que
otorgaban protección y asistencia social prescindiendo de la duración (y en el segundo caso, de
la misma regularidad) de la permanencia en el territorio nacional. Lo que es muy significativo
es que en estas decisiones el argumento fundado en el patrimonio constitucional europeo, y
en particular en las aportaciones del sistema CEDH, juega un papel decisivo: ellas constituyen,
por lo tanto, un ejemplo muy importante de influencia y convergencia entre los distintos
niveles de protección de los derechos.

Resumen: En el presente estudio el autor se aproxima al análisis de los rasgos esenciales del
ordenamiento constitucional italiano, intentando comprender su intrínseca complejidad, a
través del método jurídico comparado. De tal forma, el autor se propone explorar las
convergencias materiales entre el ordenamiento italiano y el ordenamiento europeo en el
marco del proceso de integración europeo a fin de avanzar hacia caminos de convergencia
posibles.

Palabras clave: Ordenamiento constitucional italiano, método comparado, convergencia


europea, integración, pluralidad de ordenamientos y de fuentes, multinivel.

Abstrat: In this study the author approximates to the analysis of the essential characters of the
Italian constitutional order, trying to comprehend its intrinsic complexity, through the
comparative legal method. In this regard, the author aims to explore the material
convergences between the Italian legal system and the European Union Law in the framework
of the process of European integration with the purpose of advancing in the ways of possible
convergences.

Key words: Italian Constitutional Law, comparative method, European convergence,


integration, diversity of systems and sources, multilevel.
____________________________________________

[*] Las referencias bibliográficas de cada sección de este trabajo se han reducido a lo esencial.
Una completa bibliografía de los temas tratados sería inalcanzable, tanto en relación a mis
fuerzas como a la naturaleza y dimensiones de esta contribución. Se reseña de forma abierta,
no obstante, un elenco de los principales manuales de derecho público y constitucional
italiano: C. MORTATI, Istituzioni di diritto pubblico , Pádua, CEDAM 1975; G. AMATO – A.
BARBERA, Manuale di diritto pubblico , Bolonia, Il Mulino 1997; L. PALADIN, Diritto
costituzionale , Pádua CEDAM 1997; A. PIZZORUSSO, Istituzioni di diritto pubblico , Nápoles
Jovene 1997; G. U. RESCIGNO, Corso di diritto pubblico , Bolonia Zanichelli 2010; A. CERRI,
Istituzioni di diritto pubblico , Milán Giuffré 2006; P. BARILE, E. CHELI, S. GRASSI, Istituzioni di
diritto pubblico, Pádua CEDAM 2009; T. MARTINES, Diritto costituzionale , Milán Giuffré 2010;
F. POLITI, Diritto pubblico , Turín Giappichelli 2010; G. DE VERGOTTINI, Diritto costituzionale,
Pádua CEDAM 2010; M. MAZZIOTTI DI CELSO – G. M. SALERNO, Manuale di diritto
costituzionale , Pádua CEDAM 2010; R. BIN – G. PITRUZZELLA, Diritto costituzionale , Turín
Giappichelli 2009; A. VIGNUDELLI, Diritto costituzionale , Turín, Giappichelli 2008; F.
MODUGNO (coord.), Lineamenti di diritto pubblico , Turín Giappichelli 2008; P. CARETTI – U.

76
DE SIERVO, Istituzioni di diritto pubblico , Turín, Giappichelli 2009; F. CUOCOLO, Lezioni di
diritto pubblico , Milán Giuffré 2006; G. GUZZETTA – F.S. MARINI, Diritto pubblico italiano ed
europeo, Turín Giappichelli 2008. Véanse también los principales diccionarios de derecho
público y constitucional y los comentarios a la Constitución , en particular: S. MANGIAMELI
(coord.) Diritto costituzionale , Milán Il Sole 24 ore 2008; S. CASSESE (coord.), Dizionario di
diritto pubblico , Milán Giuffré 2006; AA. VV., Commentario della Costituzione , Branca e
Pizzorusso (eds.), Bolonia Zanichelli 1975-2005; R. BIFULCO, A. CELOTTO, M. OLIVETTI,
Commentario alla Costituzione , Turín UTET 2006.

[1] En este sentido v. sobre todo P. RIDOLA, Diritto comparato e diritto costituzionale europeo,
Turín, Giappichelli, 2010.

[2] Me refiero en particular a la de sobra conocida Europäische Verfassungslehre, Baden


Baden, Nomos 2011, pero también al clásico Der kooperative Verfassungsstaat (1978) en Id.
Verfassungs als öffentlicher Prozeß , Berlin, Dunckler&Humblot 1998 (III Aufl.)

[3] En este sentido, v. también A.A. CERVATI, Per uno studio comparativo del diritto
costituzionale , Turín Giappichelli 2009; P. RIDOLA, Diritto comparato …, cit.; P. LEGRAND, Le
droit comparé , París, PUF, 1999; P. LEGRAND (Coord.), Comparer les droits, résolument , París,
PUF 2009; M. DELMAS MARTY, Les forces imaginantes du droit , París, Seuil 2004-2007 (vol. I,
II, III).

[4] El término sympolitéia remonta a la obra de D. Th. TSATSOS, European Sympolity towards a
new democratic discourse , Bruxelles, Bruylant 2009.

[5] Cfr. entre otros, P. RIDOLA, Diritto comparato …cit.; G. CÁMARA VILLAR, “Los derechos
fundamentales en el proceso histórico de construcción de la Unión Europea y su valor en el
Tratado Constitucional”, en esta Revista nº. 4, 2005, pp. 9-42; F. BALAGUER CALLEJÓN,
“Niveles y técnicas internacionales e internas de realización de los derechos en Europa: una
perspectiva constitucional”, en esta Revista, n. 1, 2004, pp. 25-46.

[6] S. P. PANUNZIO, “I diritti fondamentali e le Corti in Europa”, en Id. (coord.), I diritti


fondamentali e le Corti in Europa , Nápoles, Jovene, 2007, pp. 1 ss.; ahora véase tambièn, en
sentido crìtico, G. DE VERGOTTINI, Oltre il dialogo tra le Corti , Bolonia, Il Mulino 2010.

[7] Sobre el proceso constituyente 1946-1948 en Italia, v. entre otros G. MONINA (coord.),
1946-1948. Le origini della Repubblica , Soveria Mannelli, Rubbettino, 2007; U. DE SIERVO
(coord.), Scelte della Costituente e cultura giuridica , Bolonia, Il Mulino, 1980; P. RIDOLA,
“L'esperienza costituente come problema storiografico: bilancio di un cinquantennio”, en
Quad. Cost . 1998, pp. 241 ss.; ahora, también A. BURATTI, M. FIORAVANTI (coord.),
Costituenti ombra. Altri luoghi e altre figure della cultura politica italiana, Roma, Carocci 2010.

[8] Sobre el art. 2, v. al menos A. BARBERA, Art. 2, en V. BRANCA – A. PIZZORUSSO (coord.),


Commentario della Costituzione , Bolonia, Zanichelli 1975.

[9] V. P. RIDOLA, Diritti di libertà e costituzionalismo , Turín, Giappichelli 1997, pp. 39 sigs.

[10] Acerca del catálogo constitucional de los derechos, v. en general P. RIDOLA, R. NANIA
(coord.), Diritti costituzionali , Turín Giappichelli 2006.

[11] V. al respecto, A. PREDIERI, Pianificazione e costituzione , Milán, Edizioni di Comunità


1963; G. DI GASPARE, Diritto dell'economia e dinamiche istituzionali , Pádua, Cedam, 2003; E.

77
PICOZZA, “Diritto dell'economia: disciplina pubblica”, en Trattato di diritto dell'economia ,
coord. E. PICOZZA y E. GABRIELLI, Pádua, Cedam, 2005; S. CASSESE, La nuova Costituzione
economica , Bari, Laterza 2004

[12] V. al respecto, en general, P. RIDOLA, Diritto comparato ..., cit.

[13] Sobre nuestro sistema de fuentes, v. al menos, V. CRISAFULLI, Lezioni di diritto


costituzionale. II.1. L'ordinamento costituzionale italiano (Le fonti normative), Pádua, CEDAM
1993; G. ZAGREBELSKY, Le fonti del diritto , Turín UTET 1988; A. PIZZORUSSO, “Delle fonti del
diritto: art. 1-9”, en Commentario del Codice civile Scialoja Branca, Bolonia, Zanichelli 1977; F.
SORRENTINO, Le fonti del diritto italiano , Pádua, CEDAM 2009; F. MODUGNO, Appunti dalle
lezioni sulle fonti del diritto, Turín Giappichelli 2005, R. BIN – G. PITRUZZELLA, Le fonti del
diritto , Turín, Giappichelli 2009.

[14] V. CRISAFULLI, “Gerarchia e competenza nel sistema delle fonti normative”, en Riv. trim.
dir. pubbl . 1960, pp. 775 sigs.; A. RUGGERI, Gerarchia, competenza e qualità nel sistema delle
fonti normative , Milán, Giuffré 1977.

[15] V. además de las obras ya citadas, N. LUPO, Dalla legge al regolamento: lo sviluppo della
potestà normativa del governo nella disciplina delle pubbliche amministrazioni , Bolonia, Il
Mulino, 2003; F. MODUGNO (Coord.) Trasformazioni della funzione legislativa. II, Crisi della
legge e sistema delle fonti , Milán, Giuffré 2000;.

[16] Acerca de la revisión de la Constitución , v. ademàs de los Manuales citados al principio y


del clásico C. MORTATI, “Concetto, procedimento e limiti della revisione costituzionale”, en
Riv. trim. dir. pubbl . 1952, pp. 58 sigs., entre otros, A.A. CERVATI, “La revisione costituzionale
ed il ricorso a procedure straordinarie di riforma delle istituzioni”, en A.A. CERVATI –
S.P.PANUNZIO – P. RIDOLA, Studi sulla riforma costituzionale , Turín, Giappichelli, 2001, pp. 1
ss.

[17] V., entre otros, F. SORRENTINO, Profili costituzionali dell'integrazione comunitaria , Turín,
Giappichelli 1996.

[18] D. GIROTTO, Parlamento italiano e processo normativo europeo , Nápoles, Jovene, 2009;
D. A.. CAPUANO, S. BIANCOLATTE, La partecipazione dell'Italia all'Unione europea : la legge n.
11 del 2005 e il ruolo del Senato , Roma, Senato della Repubblica, 2009.

[19] V. al respecto, A. D'ATENA, (coord.), Regionalismo e sovran azionalità, Milán Giuffré 2008;
Id. , “ La nuova disciplina costituzionale dei rapporti internazionali e con l'Unione europea”, en
Rass. Parl. 2002, pp. 913 ss.; G. CARPANI, T. GROPPI, M. OLIVETTI, A. SINISCALCHI (coord.), Le
regioni italiane nei processi normativi comunitari dopo la Legge n. 11/2005 , Bolonia, Il Mulino,
2007; E. DI SALVATORE, “Le relazioni delle Regioni italiane con l'Unione europea: fondamento
costituzionale, normativa statale e disciplina statutaria”, en Rass. Parl . n. 3/2007, pp. 641 y ss.

[20] Véanse al respecto las siguientes obras generales: A. CERRI, Corso di giustizia
costituzionale, Milán, Giuffré, 2008; S. M. CICCONETTI, Lezioni di giustizia costituzionale , Turín,
Giappichelli 2010; A. RUGGERi, A. SPADARO, Lineamenti di giustizia costituzionale , Turín,
Giappichelli, 2009; E. MALFATTI, S. PANIZZA, R. ROMBOLI, Giustizia costituzionale , Turín,
Giappichelli, 2007; G. ZAGREBELSKY, La giustizia costituzionale , Bolonia, Il Mulino, 1988; C.
MEZZANOTTE, Il giudizio sulle leggi.I, Le ideologie del costituent e, Milán : Giuffrè, 1979.

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[21] Sobre esta decisión, v. al menos F. SORRENTINO, “Svolta della Corte sul rinvio
pregiudiziale: le decisioni 102 e 103 del 2008” y M. CARTABIA, “La Corte costituzionale e la
Corte di giustizia: atto primo”, ambos en Giur. Cost . 2008, pp. 1288 ss., 1312 ss.

[22] Fundamental, al respecto, M. GALIZIA, “Fiducia”, en Enciclopedia del Diritto , Milán, 1968,
XVII,. pp. 388 ss.; v. también L. ELIA, Costituzione, partiti, istituzioni , Bolonia, Il Mulino, 2010.

[23] V. al respecto al menos MORTATI, Le forme di governo. Lezioni , Pádua CEDAM 1973; L.
ELIA, “Governo (forme di)”, en Enc. dir ., ahora en Id. Costituzione, partiti, istituzioni, cit.

[24] Acerca de las costumbres y de las convenciones constitucionales, v. ESPOSITO, “La


consuetudine costituzionale”, en Id. Diritto costituzionale vivente , Milán Giuffré 1992, pp. 283
ss.; G. U. RESCIGNO, Le convenzioni costituzionali , Pádua CEDAM 1972.

[25] V. A. D'ATENA, Lezioni di diritto costituzionale , Turín, Giappichelli 2006; A. ANZON, I


poteri delle Regioni: sviluppo attuale del secondo regionalismo , Turín, Giappichelli, 2008; B.
CARAVITA DI TORITTO, Lineamenti di diritto pubblico federale e regionale , Turín, Giappichelli,
2009; S. MANGIAMELI, La riforma del regionalismo italiano , Turín, Giappichelli 2002; P.
CARETTI, G. TARLI BARBIERI, Diritto regionale , Turín, Giappichelli 2009; P. CAVALERI, Diritto
regionale , Pádua CEDAM 2009; S. GAMBINO (coord.), Diritto regionale e degli enti locali ,
Milán Giuffré 2009; G. ROLLA, Diritto regionale e degli enti locali , Pádua CEDAM 2009; T.
MARTINES, A. RUGGERI, C. SALAZAR, Lineamenti di diritto regionale , Milán Giuffré 2008.

[26] G. RAZZANO, L'amministrazione dell'emergenza. Profili costituzionali , Bari Cacucci 2010;


A. FIORITTO, L'amministrazione dell'emergenza tra autorità e garanzie , Bolonia Il Mulino 2008;
A. BENAZZO, L'emergenza nel conflitto tra libertà e sicurezza , Turín Giappichelli 2004.

[27] F. DI SARCINA, L'Europa delle donne : la politica di pari opportunità nella storia
dell'integrazione europea , 1957-2007, Bolonia, Il Mulino, 2010; A. DONÀ, Le pari opportunità:
condizione femminile in Italia e integrazione europea , Roma-Bari, Laterza, 2006.

[28] V. G. BASCHERINI, Immigrazione e diritti fondamentali , Nápoles, Jovene 2007; v., también
A. SCHILLACI (coord.) “Immigrazione”, dossier publicado en la Revista de la Associazione
italiana dei costituzionalisti , http://www.rivistaaic.it/articolorivista/immigrazione.

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