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UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA

CAMPUS DE MADRID

FACULTAD DE TEOLOGÍA
SECCIÓN DE TEOLOGÍA PASTORAL

Trabajo final:
“Los jóvenes y las religiones”
Sobre el diálogo interreligioso en la pastoral con jóvenes

Asignatura: Fenomenología de la religión


Alumno: Santiago Obiglio
Profesor: Dr. José María Pérez-Soba Díez del Corral

Madrid – 2023
1 INTRODUCCIÓN

Hay una sana, y santa, curiosidad en los jóvenes que los mueve a querer conocer lo
diferente, lo nuevo, a adentrarse en lo desconocido. Por tratarse de un tiempo de
búsquedas, pero también por la disposición de abrirse al distinto.

En el mundo de lo espiritual y de las religiones, esto toma diferentes actitudes:


algunos, sedientos, desean profundizar, cuestionar y madurar en su experiencia de fe;
para ellos, el conocimiento de otras creencias puede resultar iluminador en sus
contrastes. Otros, en cambio, pueden encontrarse tentados de cerrazón y fanatismos,
para ellos también es indispensable una palabra amable y valorativa sobre las religiones
que los ayude a desarmar prejuicios, motivando, al menos, una fraternidad humana.
Existen, además, quienes “picotean” indiscriminadamente en varias religiones o
espiritualidades, confundiendo o traicionando la esencia de las mismas, impidiéndose a
sí mismos consolidar un verdadero camino espiritual, al menos según las grandes
tradiciones lo proponen. El desconocimiento es aquí denominador común.

El desconocimiento confunde, el desconocimiento aleja, el desconocimiento asusta


o encandila engañosamente. El desconocimiento impide el verdadero amor -a Dios, a los
demás y a las comunidades creyentes. Sobre ello estas páginas, excesivamente
simplificadoras, ciertamente, pero que quieren servir al menos para dar un primer paso
en una descripción esencial de las grandes religiones, y de algunas cuestiones
familiarizadas.

En la primera sección propondré una reflexión pastoral de la cuestión, acudiendo a


las conclusiones del Sínodo de Jóvenes (2018) y al documento que el Papa Francisco
escribió especialmente para ellos: la exhortación apostólica “Christus Vivit” (2019).

En la segunda sección presentaré, breve y sencillamente, cuatro grandes religiones


que, junto al cristianismo, conforman algunas de las más grandes tradiciones
espirituales de la historia, reconociendo, por supuesto, que hay muchas más.
Acompañaré cada presentación con la integración de algún testimonio de cercanía entre
dicha confesión religiosa y nuestro cristianismo. Adentrado en este ámbito, asumiendo
la confusión que a veces los jóvenes -y muchos adultos- manejan, añado una ligera
aclaración sobre el ecumenismo, pensando especialmente en su relevancia para el
mundo juvenil cristiano.

Acepto que la gran mayoría de los lectores serán católicos, jóvenes o acompañantes
de jóvenes, por eso este estilo del lenguaje y de exposición, aunque eso no resta en nada
mi anhelo de que quienes se asomen a estas páginas puedan crecer en un “amor” y
“amistad” interreligiosa.

2
2 LAS RELIGIONES EN LA PASTORAL JUVENIL

Todos los jóvenes están en el corazón de Dios. Esta certeza debe ser el punto de
partida sobre el cual empezar a caminar en el conocimiento de otras religiones y en el
acercamiento a otros jóvenes: que todos, sin exclusión de ninguno, están en el corazón
de nuestro Dios, y de la Iglesia, dirá el Sínodo de Jóvenes1. Es la certeza de que Jesús
“murió por todos” (2 Cor 5, 15), y de que la salvación no depende solamente de la
pertenencia a la Iglesia, ni de la profesión de fe en Cristo, aunque creamos en ellos como
camino principal y ordinario para vivirlo y anunciarlo como buena noticia.

Debe haber lugar también para todos aquellos que tienen otras visiones de
la vida, profesan otros credos o se declaran ajenos al horizonte religioso. Todos
los jóvenes, sin exclusión, están en el corazón de Dios y, por lo tanto, en el
corazón de la Iglesia.2

La afirmación de que “fuera de la Iglesia no hay salvación” había que comprenderla


en su contexto histórico, según la cual algunos que habían elegido libremente la fe y el
bautismo, decidían abandonar su pertenencia comunitaria. Allí la relevancia que se
diera -y aun hoy- a la vivencia comunitaria de la fe, dimensión esencial del cristianismo.
Sin embargo, el desarrollo histórico fue desfigurando o confundiendo la expresión,
necesitando ser nuevamente aclarada en el Concilio Vaticano II (cf. LG 16). El desarrollo
minucioso de la cuestión excede estas páginas, pero basta mirar a Cristo para reconocer
que su mensaje fue siempre inclusivo, especialmente dedicado -y delicado- hacia los
alejados, más condenatorio para los de adentro que para los de afuera. De allí que sea
necesario recuperar y reafirmar, no sólo la propia valoración y pertenencia eclesial, sino
además la valoración y compasión hacia los alejados o diferentes; comprometidos en la
evangelización, pero también permitiendo que Dios lleve a todos los hombres de buena
voluntad hacia Él por caminos que sólo Él conoce y comprende.

Reconocemos con franqueza que no siempre esta afirmación que resuena en


nuestros labios encuentra una expresión real en nuestra acción pastoral: con
frecuencia nos quedamos encerrados en nuestros ambientes, donde su voz no
llega, o nos dedicamos a actividades menos exigentes y más gratificantes,
sofocando esa sana inquietud pastoral que nos hace salir de nuestras supuestas
seguridades. Y eso que el Evangelio nos pide ser audaces y queremos serlo, sin

1 Cf. PAPA FRANCISCO, Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, Roma 2019, 235. (En adelante: CHV).
2 Ibid.

3
presunción y sin hacer proselitismo, dando testimonio del amor del Señor y
tendiendo la mano a todos los jóvenes del mundo.3

Culturalmente sinodales. El ideal de “caminar juntos” -sinodalmente- está siendo


uno de los valores más trabajados por la Iglesia en nuestros tiempos. Esto que los
adultos intentamos con mucho empeño, resulta culturalmente más fácil para las nuevas
generaciones:

Los jóvenes generalmente muestran una apertura espontánea ante la


diversidad, que los hace estar atentos a las temáticas de la paz, la inclusión y el
diálogo entre culturas y religiones. Numerosas experiencias de tantos lugares del
mundo testimonian que los jóvenes saben ser pioneros de encuentro y diálogo
intercultural e interreligioso, en la perspectiva de la convivencia pacífica. (DF 45)

Libres de toda ingenuidad, debemos reconocer que lo que es dificultad para


algunos, o facilidad para otros, no sólo tiene excepciones en muchos sino que debe ser
trabajado por todos. De allí el cometido de estas líneas en despertar en nosotros
conciencia y motivación. El “amor interreligioso” no sólo es encarnación del mensaje de
Cristo de fraternidad universal, sino además es credibilidad para la Iglesia, que abierta
al mundo hace presente un Dios que a todos acoge y con todos se quiere vincular.

Esta dinámica fundamental tiene claras consecuencias en el modo de


cumplir la misión junto a los jóvenes, que requiere comenzar un diálogo con
todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con franqueza y sin rebajas.
Como afirmó san Pablo VI: «La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje;
la Iglesia se hace coloquio» (Ecclesiam suam, 34). En un mundo marcado por la
diversidad de pueblos y la variedad de culturas, “caminar juntos” es fundamental
para dar credibilidad y eficacia a las iniciativas solidarias, integradoras, de
promoción de la justicia, y para mostrar en qué consiste una cultura del
encuentro y de la gratuidad. 4

Al mismo tiempo, este amor por los demás -distintos- no pretende diluir en nada la
propia identidad. Solo un amor verdadero y maduro sabrá sostener las propias
convicciones y valores, abriéndose al encuentro, al diálogo, al intercambio con los
demás.

3Ibid.
4 Documento Final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos "Los jóvenes, la fe y el
discernimiento vocacional", Roma 2018, 126. (En adelante: DF).

4
Precisamente los jóvenes, que viven cotidianamente en contacto con sus
coetáneos de diferentes confesiones cristianas, religiones, convicciones y
culturas, estimulan a toda la comunidad cristiana a vivir el ecumenismo y el
diálogo interreligioso. Esto requiere la valentía de hablar con parresia, y la
humildad para escuchar, asumiendo la ascesis —y a veces el martirio— que esto
implica.5

Espiritualidades difusas. Como introducíamos anteriormente, la apertura trae, en


algunos, el riesgo de la confusión. Esto es en sí parte del problema de la identidad, que
tiene que ver, en algún sentido, con el desconocimiento. Ahondar, tanto en la propia fe
como en las otras religiones, de manera sólida y rigurosa -no rigorista, sino
responsable- permitirá reconocer que, aunque podemos aprender todos de todos, hay
ciertos elementos claramente distintos que reclaman una opción.

En general, los jóvenes se declaran en búsqueda del sentido de la vida y


muestran interés por la espiritualidad. Tal atención, sin embargo, toma a veces la
forma de una búsqueda de bienestar psicológico más que de una apertura al
encuentro con el Misterio del Dios vivo. En particular en algunas culturas,
muchos consideran la religión una cuestión privada y seleccionan de diversas
tradiciones espirituales elementos en los que encuentran sus propias
convicciones. Se difunde así un cierto sincretismo, que se desarrolla bajo el
presupuesto relativista de que todas las religiones son iguales. No todos ven la
adhesión a una comunidad de fe como la vía de acceso privilegiada al sentido de
la vida, y va acompañada o a veces es reemplazada por ideologías o por la
búsqueda del éxito en el plano profesional y económico, en la lógica de una
autorrealización material.6

En este sentido, de nuevo, todos estamos necesitados de conversión y de vigilancia


constante, que no supone un miedo a lo diferente, ni una represión de las búsquedas o
cuestionamientos, sino un alegre compromiso de profundización y renovación en la fe
abrazada, ¡un tomarnos en serio nuestra fe -la que sea, y en sentido valorativo!

Protagonistas de la apertura: amigos y solidarios. Hay mucho que se puede


hacer por el acercamiento con personas -y especialmente jóvenes- de otras creencias
religiosas. La reflexión, como aquí intento proponer, es parte importante, pero tal vez el
trato amistoso puede ser el medio más adecuado para crecer en el conocimiento mutuo,

5 Ibid.
6 DF 49.

5
liberando prejuicios y enriqueciendo con los propios valores al otro. Es decir, a la
disposición hay que cuidarla y acompañarla con la acción; allí el protagonismo.

El pluralismo cultural y religioso es una realidad que crece en la vida social


de los jóvenes. Los jóvenes cristianos ofrecen un hermoso testimonio del
Evangelio cuando viven la fe de un modo que transforma su vida y sus acciones
cotidianas. Están llamados a abrirse a los jóvenes de otras tradiciones religiosas
y espirituales, a mantener con ellos relaciones auténticas que faciliten el
conocimiento recíproco y acaben con prejuicios y estereotipos. Son así pioneros
de una nueva forma de diálogo interreligioso e intercultural, que contribuye a
liberar a nuestras sociedades de la exclusión, del extremismo, del
fundamentalismo y también de la manipulación de la religión con fines sectarios
o populistas. Estos jóvenes, testigos del Evangelio, se convierten junto con sus
coetáneos en promotores de una ciudadanía inclusiva de la diversidad y de un
empeño religioso socialmente responsable y constructivo del vínculo social y de
la paz.

Recientemente, a petición de los jóvenes, se lanzaron iniciativas para


favorecer la convivencia entre personas que pertenecen a diferentes religiones y
culturas, de tal modo que todos, en un clima de armonía y respetando las
respectivas creencias, sean protagonistas de un compromiso común y
compartido en la sociedad.7

Junto con el trato amistoso, otro medio importante es el de la mutua colaboración


en favor de causas solidarias al servicio de los más sufrientes de nuestro mundo, más
allá de cualquier confesión religiosa o espiritual. Este protagonismo en programas
sociales y de ayuda para los más necesitados puede ser gran oportunidad para “trabajar
codo a codo con jóvenes de otras Iglesias o de otras religiones”, y potenciando así una
amistad social y una amistad religiosa conjuntamente.8

3 CUATRO RELIGIONES EN LENGUAJE JUVENIL

Luego de esta contextualización y motivación acerca de la relación entre los jóvenes


y las religiones, especialmente desde la perspectiva del joven cristiano pero válida para
todos, avanzamos hacia una presentación sintética de cuatro grandes religiones: el
hinduismo, el budismo, el judaísmo y el islam.

7 DF 155.
8 Cf. CHV 172.

6
Una distinción básica y necesaria: el ecumenismo y lo interreligioso. Es
habitual la confusión, simple y valiosa la comprensión de la cuestión para el mundo
juvenil; por eso la necesidad de aclaración antes de comenzar.

El catecismo de jóvenes -YouCat- afirma que “por religión se puede entender


genéricamente una relación con la divinidad. Un hombre religioso reconoce algo divino
como el poder que le ha creado a él y al mundo, del que depende y al que está orientado.
Quiere agradar a la divinidad mediante su forma de vida y adorarla”9. De allí que la
religión implique una visión y vivencia particular de:

- el mundo como ámbito y realidad de lo sagrado; todo puede ser sagrado para la
persona religiosa, no hay encierro de lo “sagrado” en oposición a lo “profano”.
- de un misterio percibido como divinidad (“dios”) -de maneras y concepciones
muy diferentes.
- de una experiencia religiosa como vivencia personal de comunicación con el
misterio divino.
- y, finalmente, de puentes simbólicos –“mediaciones”- como presencia y
acercamiento existencial de dicha experiencia religiosa.

Esta determinada estructura es necesaria para afirmar la existencia de “religión”,


entre las cuales podemos mencionar, como las más grandes y reconocidas de manera
universal: hinduismo (s. X a.C.), el judaísmo (s. VIII a.C.), budismo (V a.C.), el
cristianismo (s. I), el islam (s. VII).

Por otra parte, dentro de la religión cristiana existen diferentes “Iglesias” o


“comunidades eclesiales”, cuyos miembros son bautizados en una fe trinitaria y
cristológica –“en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, con ciertos
acuerdos esenciales, aunque separadas en la plena comunión, por diferentes razones y
acontecimientos. “Ecumenismo”, del griego “oikumene” significa “la tierra habitada, el
orbe”, y se refiere a los esfuerzos que se realizan por recuperar la unidad entre los
cristianos separados10.

Aunque menciono el tema del ecumenismo como distinción de lo interreligioso,


también en este ámbito es valioso y necesario el esfuerzo de todos, y entre ellos de los
mismos jóvenes, por el conocimiento mutuo, la aceptación, la reconciliación y la
colaboración.

9 YouCat, Editorial Encuentro, Madrid 2011, 14.


10 YouCat 81.

7
En cuanto al camino de reconciliación entre todos los cristianos, el Sínodo
agradece el deseo de muchos jóvenes de acrecentar la unidad entre las
comunidades cristianas separadas. Empeñándose en este sentido, muy a menudo
los jóvenes ahondan en las raíces de la propia fe y experimentan una apertura
real a lo que los demás pueden dar. Intuyen que Cristo ya nos une, a pesar de que
permanezcan algunas diferencias. Como afirmó el papa Francisco durante la
visita al patriarca Bartolomé en el año 2014, son los jóvenes los «que hoy nos
instan a avanzar hacia la plena comunión. Y esto, no porque ignoren el
significado de las diferencias que aún nos separan, sino porque saben ver más
allá, son capaces de percibir lo esencial que ya nos une» (Intervención con
ocasión de la Divina Liturgia, Iglesia Patriarcal de San Jorge, Estambul, 30
noviembre 2014).11

De todas maneras, que esta sutil mención sea aliento para profundizar el tema por
fuera del trabajo presente.

Comenzaremos presentando las dos religiones más antiguas -el hinduismo y el


budismo- y luego avanzaremos sobre el judaísmo y el islam, que junto con el
cristianismo forman las tres religiones abrahámicas.

EL HINDUISMO –UNA BÚSQUEDA DE LIBERACIÓN

El término “hinduismo” no se lo aplican los hindúes a sí mismos sino que es una


denominación extrajera para intentar conceptualizar su práctica religiosa, que en
realidad no es uniforme sino heterogénea, afirmando incluso que no hay una religión
hindú sino muchas, denominadas bajo el mismo concepto exageradamente
generalizador. El hinduismo, por su multiplicidad de posibilidades -de conducta y
doctrina- escapa en buena parte al concepto más clásico de religión. Aunque
culturalmente había permanecido distante del mundo occidental, desde hace algunas
décadas el interés de muchos -jóvenes especialmente- por una religión menos
intelectual y más sensible y experiencial, los movió a buscar algunos de esos elementos
en estas religiones orientales. 12

El nombre parte del gran río del actual Pakistán llamado “Indo” -en sánscrito
“Sindhu” y en persa “Hindu”- que designaba también al país por el que fluye (por
detrás), la India, y sus inicios datan del 4000-3000 a. C.

11 DF 156.
12 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, Editorial Cristiandad, Madrid 1987, 177ss.

8
Una doctrina descentralizada. Esta descentralización habilita a los gurús a
enseñar y guiar a sus aprendices desde un trasfondo básico de tradición, aunque sin
ninguna obligación de doctrina fija, pudiendo reelaborarla y transmitirla de maneras y
con ideas muy diferentes, incluso contradictorias.

En último término se trata de manifestaciones de fe que van desde el


empleo de fuerzas mágicas en ritos de fecundidad y ofrendas cultuales,
pasando por toda una gama de creencias politeístas, dualistas y
monoteístas, hasta la concepción de un Absoluto no antropomorfo ni
personal, que trasciende toda representación humana.13

Dichas diversidades son admitidas como diferentes, sin intentar la uniformidad,


aunque sí confiesan una meta última de toda religiosidad: “en la liberación nos
encontraremos”14. Hoy los grupos más importantes son el “visnuismo” -adoración del
dios Visnú- y el “shivaísmo” -adoración del dios Shiva.

Lo que el hindú busca a través de la práctica del yoga y de la meditación es


“abrirse camino hacia una nueva experiencia de sí mismos, hacia una nueva orientación
del hombre”.

Textos védicos. En torno al 1000 a. C. se terminó de configurar esta tradición de


textos sagrados, una colección de himnos a diversos dioses, fórmulas rituales,
sacrificiales, de protección y de conjuro, que desde entonces se ha transmitido en gran
parte inalterado. Sin embargo, estos textos no tienen mucho influjo en la religión del
pueblo sino que solo un sector muy reducido de expertos los conoce realmente.15

Un sistema de castas. En la India, la sociedad se divide de forma


extremadamente jerárquica, con un sistema de cuatro castas sociales. Tres de ellas
vinculadas a importantes funciones en la sociedad -los sacerdotes, “brahamanes”; los
nobles y guerreros –“kshatriyas” y los encargados de la casa y del campo –“vaisyas”. La
cuarta clase compuesta por los sometidos –“sudras”- los cuales son la mayoría en la
sociedad, que prestan servicios a las otras castas.

Este sistema fue un punto de llegada de los pensadores indios, que querían
entender por qué los hombres son tan diferentes y tienen realidades tan distintas -en
formación, salud, dones, posibilidades económicas, etc.; incluso las divergencias de los
elementos y seres de la naturaleza.

13 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 179.


14 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 186.
15 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 191.

9
El karma. Asegurando la bondad de la divinidad, afirman que las diferencias son
adquiridas por los mismos seres vivientes, y eso recibe el nombre de “karma” que
significa “hacer/actuar”: “lo que ella ha vivido y sufrido allí, pero también lo que ha
realizado y lo que ha hecho a otros, repercute en su nueva vida. Y lo que ahora haga o
deje de hacer determinará a su vez la calidad de su próxima existencia.”16

La reencarnación. Es parte del ciclo de nuevos nacimientos, dependiente del


karma, según el cual se dispone para recomenzar la siguiente vida desde la
multiplicidad de los seres vivos -animales, seres humanos e incluso dioses celestes;
pudiendo ascender y descender de la jerarquía de seres vivientes según la vida anterior,
la ascesis y la capacidad de conocimiento alcanzada. “Cada individuo recoge sin duda los
frutos de sus propias acciones, si no en esta vida, en una de las vidas futuras” 17,
terminándose el karma cuando se ha experimentado su efecto -tanto en el premio por
las buenas acciones como en el dolor de las malas acciones. A todo hombre le llega un
día la liberación de este ciclo de nuevos nacimientos, pero puede adelantarlo por una
conducta ejemplar que acabe con su karma.

Caminos de liberación. De ordinario se afirman tres: el camino de la actuación,


el del saber y el del amor a Dios. La acción esta consiste en la ascesis para dominar la
voluntad y en el sacrificio a Dios -lo cual incluye el alimentar al hambriento y al huésped
como sacrificio a la divinidad. El camino del conocimiento no se trata de una senda
meramente intelectual sino de descubrir el mundo con una conciencia nueva, lo cual
requiere de la educación de la voluntad, la meditación y técnicas como el yoga. El
camino del amor de Dios requiere las fuerzas emocionales del hombre para ofrecerse a
Dios en la entrega de sí mismo, aunque solo podrá esperar la gracia de Dios como puro
regalo de la divinidad; esta ofrenda de sí mismo incluye “la entrega de dones, la oración
y el ritual en casa y en el templo, así como el estudio junto a un maestro espiritual.”18

El neohinduismo reformista. Con la interrelación de India con Europa, surgió


una oleada reformista que retornó a valores primitivos del hinduismo que habían
quedado olvidados o trastocados durante siglos. Es característico de ello una
sensibilidad social que traspasa los límites de las castas y trata de formar un hombre
nuevo y un compromiso por la difusión de la tolerancia y el pacifismo, centrado en la
transformación personal. Hombres como Gandhi fueron influidos por esta corriente.

16 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 263.


17 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 266.
18 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 272.

10
El hombre es parte de lo absoluto, parte del Uno, y a través del crecimiento en el
conocimiento -práctico y teórico- se va liberando, a través de nuevos nacimientos, hasta
recuperar la unidad con lo Absoluto, diluyéndose de nuevo como parte en el Todo.

La divinidad ha dado al hombre normas de comportamiento y sabe


también que estas normas son infringidas con frecuencia. Pero también se
ha ocupado de que la infracción de las normas se autocastigue. Esto
ocurre ya en los niveles inferiores de manifestación a través del nuevo
nacimiento, que puede conducir a gusanos o infiernos. Sigue la ley del
karma (…). Pero tampoco el nuevo nacimiento constituye propiamente un
castigo, sino que siempre es experiencia en el estado en que uno se ha
colocado por sus acciones anteriores. El Dios supremo no tiene nada que
ver con el oficio insatisfactorio del juez. 19

Los ritos cotidianos. Es habitual encontrar hinduistas rindiendo culto -


repitiendo oraciones, dejando ofrendas de flores, monedas, etc.- a sus divinidades en
muchos momentos y sitios de la vida cotidiana, de modo particular en los caminos y en
el templo. Llama la atención también cierta indiferencia abierta hacia los sufrimientos
de los demás, a no ser que se trate de alguien de la propia casta. Los creyentes se
purifican en las aguas sagradas del río Ganges y junto a él creman los cadáveres,
creyendo que éstas provienen del cielo y quienes mueran en ella pueden recibir la
liberación salvadora que acabe con el ciclo de los nuevos nacimientos.

Mahatma Gandhi – Un Dios que salva. Resulta iluminador el siguiente pasaje de


la vida de Mahatma Gandhi, hindú de religión, aunque él mismo admitiera que en sus
años jóvenes no comprendía mucho su fe; con todo, esto no le impidió comenzar a
reconocer a su Dios en vivencias cotidianas de salvación.

“Regresamos de la conferencia al atardecer. Después de cenar nos


sentamos para jugar al bridge con el ama de la casa, costumbre que se
cultiva en Inglaterra, incluso en los hogares más respetables. Es natural que
los jugadores se hagan objeto de bromas inocentes, pero en este caso, mi
compañero y el ama de casa, comenzaron a gastar bromas indecentes. Yo
ignoraba que mi amigo fuera adepto de este arte. Lo cierto es que me sentí
arrastrado, me uní a ellos y comencé a excederme. Y en el preciso instante
en que iba a pasarme del límite, abandonando el juego y todo, bajo la
atracción del ama de casa, Dios, por boca de mi buen compañero, murmuró

19 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 243.

11
una bendita advertencia: ‘¿Desde cuándo se aloja en ti el pecado, hijo mío?
¡Apártate inmediatamente’.

Me sentí avergonzado. Acepté la advertencia y expresé en mi fuero


íntimo el más profundo agradecimiento hacia mi amigo. Y recordando la
promesa que hice a mi madre, de no conocer mujer, hui de la escena de mi
tentación. Llegué a mi cuarto tembloroso, agitado, latiéndome el corazón
apresuradamente, como una paloma que ha logrado escapar del halcón. (…)
Yo entonces no conocía la esencia de la religión ni tampoco de Dios, ni sabía
cómo vela él sobre nosotros. Solo de un modo vago comprendí que Dios me
había salvado en aquella ocasión. Y me ha salvado igualmente en todos mis
momentos de prueba. Me consta que la frase “Dios me ha salvado” tiene hoy
día para mí un significado más profundo. Sin embargo, comprendo que no
capto de una manera íntegra su sentido. Solo una experiencia más rica
puede procurarme una plena comprensión. Pero en todas mis horas de
prueba —las de naturaleza espiritual, como abogado, como político y como
dirigente de instituciones— puedo afirmar que Dios me salvó. Cuando se
esfuma toda esperanza “cuando nadie puede ayudarnos y todo consuelo es
inútil”, veo que llega el auxilio de algún modo y no sé cómo, ni de dónde. Los
ruegos, las plegarias, el culto, no son supersticiones. Son cosas mucho más
reales que los actos de comer, beber, sentarse o caminar. No es exagerado
decir que solamente las plegarias y el culto son reales y que todo lo demás
tangible, material, es pura irrealidad.

La plegaria no es un ensayo de elocuencia; ni un homenaje a flor de


labios. La verdadera plegaria brota del corazón. Y cuando logramos
alcanzar esa pureza que se obtiene con el corazón, vacío de todo, menos de
amor; cuando mantenemos afinadas las cuerdas de nuestros sentimientos
más elevados, entonces la plegaria se convierte en una dulce música que
asciende a los cielos. La plegaria no precisa de palabras. Y no me cabe la
menor duda de que la plegaria es el medio infalible de limpiar el corazón de
pasiones. Pero debe ir fundida con la máxima humildad.”20

20M. GANDHI, Autobiografía – La historia de mis experimentos con la verdad, Editorial Temis, Bogotá 2007,
68.

12
EL BUDISMO – DESPEGARSE DEL DOLOR

Buda significa “iluminado” o “despierto” y es el apodo que recibió el príncipe


indio Siddharta Gautama por llegar al estado de conocimiento pleno. Esta es la meta del
budismo: conducir, por el conocimiento pleno, a la liberación del temor y del
sufrimiento. No se considera una religión revelada sino que todo surge desde la
experiencia de Buda.

Buda – Siddharta Gautama. Nacido por el 563 a. C. en la frontera de India,


habiendo tenido una niñez ejemplar, rodeado de lujos y comodidad en el reino de su
padre, al pie del Himalaya, según se afirma, creció combinando un aspecto noble, la
agilidad del atleta y la inteligencia del sabio. Casado joven con su prima, tuvo con ella un
hijo, a quienes dejó a los veintinueve años para emprender una vida de monje errante.
Al salir de su reino, se vio conflictuado por la enfermedad y la miseria que encontró, y
buscó respuestas en los sabios, sin encontrarlas satisfactorias. Decidió entonces
comprometerse con una vida de renuncia y ascetismo, en la cual fue incursionando y
experimentando hasta llegar a dos conclusiones: es verdadero el sufrimiento como
existente es también un medio de liberación, mediante “el camino medio” entre la
ascesis y el placer.

Entrar en el budismo. No hay ningún rito iniciático para comenzar a ser


budista, pero sí se requiere la cualidad de la “saddha” que es la fe, la confianza, en que
hay un objetivo a alcanzar y un camino para ello.

La doctrina. Actualmente, quien quiera vivir el budismo intentará vivir las


enseñanzas que Buda fue registrando desde su vida como doctrina –“Dhamma”- dirigida
a todas las personas, más allá de su condición. Primero se propone ordenar la vida
exterior para luego ordenar la interior; estas elecciones no serán por pura obediencia
sino por experiencia. No hay mandamientos a obedecer sino la elección concreta de
cada persona, aunque sí se afirma una llamada al sentido común y al orden social. Las
normas morales se formulan en cinco preceptos: abstenerse de hacer daño a seres
vivos, de tomar lo que no se ha dado, del mal uso de los sentidos, de palabras
inconvenientes y de tomar drogas o bebidas que ofusquen la mente.

Otro axioma resume la doctrina budista: “Dejar de hacer el mal. Aprender a hacer
el bien. Purificar la propia mente.”21 Y de manera central de la ética es “no dañar a un
ser vivo”.22

21 H. SADDHATISSA, Introducción al Budismo, Alianza Editorial, Madrid 1974, 27.

13
La tradición afirma que los primeros discípulos de Buda, monjes eminentes,
reunieron y ordenaron sus enseñanzas orales y luego de su muerte las pusieron por
escrito en un canon llamado “Tripitaka” (“tres cestas”, por sus tres partes constitutivas).

Vidas anteriores. Influido por el hinduismo, Buda afirma que estamos


condicionados por lo que hemos dicho, pensado o hecho en innumerables vidas
anteriores; beneficiados o perjudicados según el karma de nuestras acciones. Sin
embargo, es el presente lo único que vale para determinar el futuro.

Practicar la meditación. Es el camino necesario para adentrarse en el budismo;


la práctica y la experiencia personal son más importantes que la teoría. La meditación
posee un método, consistente en elegir un lugar y un tiempo apropiados, cuidarlos
responsablemente, mantener una postura adecuada durante toda la meditación y
perseverar en la regularidad.

Alcanzar el “nirvana”. Significa literalmente “extinción”, y se explica como el fin


del sufrimiento, del deseo, del odio, de la obcecación; que para el sabio es la paz
absoluta. En realidad, el nirvana no es ni la aniquilación absoluta ni la vida eterna, sino
un estado impensable pero experimentable de felicidad en la extinción de las pasiones.
Esto no necesariamente se alcanza después de la muerte, sino que puede alcanzarse
durante la vida terrena, alcanzándose la liberación de la necesidad de aferrarse a la
existencia.

La “sangha”. Esta es la comunidad monástica que Buda funda para retirarse del
mundo y recibir a todos aquellos que quisieran adquirir la perfección, librándose de la
vida doméstica llena de obstáculos e impureza.23 Cumpliendo la regla de vida de estos
monjes, en la austeridad de sus vestidos, comida y posesiones, evitando las habladurías
y las diversiones, permite alcanzar el ideal buscado.

Thomas Merton – Comprender el budismo en un budista. Thomas Merton,


monje trapense norteamericano, fallecido en Bangkok durante un viaje de predicación
en 1968, profundizó su espiritualidad católica enriqueciéndola con sus contactos con el
oriente, en especial en lo referido a la contemplación. En el siguiente escrito,
reconocemos la necesidad de adentrarnos en la amistad con otros creyentes para
conocer verdaderamente la religión, a diferencia de quien intenta acortar distancias
meramente desde el conocimiento intelectual y doctrinal.

22 H. SADDHATISSA, Introducción al Budismo, 362.


23 H. SADDHATISSA, Introducción al Budismo, 393.

14
“En lo que a mí respecta, me atrevo a decir que, en el Dr. Suzuki, el
Budismo se me hizo, por fin, completamente comprensible: antes me daba la
impresión de una maraña de palabras, confusa y misteriosa, erizada de
vocablos, imágenes, doctrinas, leyendas, rituales, arquitecturas, y demás.
Tenía la sensación de que la enorme y perturbadora exuberancia cultural
que revestía las variadas formas del Budismo, en sus diversos epicentros
asiáticos, no era más que una bella indumentaria destinada a cubrir algo
extremadamente sencillo. De hecho, todas las religiones superiores son muy
simples. Entre ellas se observan muy importantes diferencias esenciales, a
qué dudarlo, pero, en su realidad interior, el Cristianismo, el Budismo, el
Islam y el Judaísmo son de una marcada simplicidad — aunque también
capaces, como he dicho antes, de inquietantes exuberancias — y acaban
todas con la más simple y desconcertante de todas las cosas, como es la
confrontación directa con el Ser Absoluto, el Amor Absoluto, la Piedad
Absoluta o el Absoluto Vacío, a través de un compromiso inmediato y
plenamente despierto con la vida de cada día. En el Cristianismo, la
confrontación reviste modalidades teológicas y afectivas; se sirve de la
palabra y el amor. En el Zen se trata de un proceso metafísico e intelectual,
a través de la percepción y la vacuidad. Sin embargo, la Cristiandad también
es depositaría de una tradición contemplativa, la del conocimiento en el
«no-conocer»; las últimas palabras que recuerdo haber oído de labios del Dr.
Suzuki (antes de las salutaciones de uso) son: «Lo más importante es el
Amor». Debo reconocer que, como cristiano, esto me conmovió
profundamente. En verdad, el Prajna y el Karuna son uno y el mismo (como
dicen los budistas), vale decir que la Caritas (amor) equivale al más elevado
conocimiento.

Sólo vi al Dr. Suzuki en dos breves visitas, durante las cuales opté por
no malgastar el tiempo solicitándole explicaciones abstractas o doctrinarias
de su tradición. Sentí que hablaba con un ser humano que, a partir de una
formación completamente distinta a la mía, había madurado y se había
completado, hallando su propio camino. No es posible comprender al
Budismo antes de conocerlo de este modo existencial, a través de una
persona en la cual el Budismo está vivo. Entonces desaparece el problema de
la comprensión de esas doctrinas que, inevitablemente, resultan un tanto
exóticas a los ojos de un occidental, y todo se reduce a apreciar un valor que,

15
de por sí, es evidente. Estoy seguro de que ningún occidental alerta e
inteligente pudo conocer al Dr. Suzuki sin una experiencia de este tipo.”24

EL JUDAÍSMO – EL DIOS DE LA HISTORIA

Comienza la religión judía con la experiencia de un pueblo en Medio Oriente,


alrededor del s. V a. C., de un Dios único -monoteísmo- y personal, que elige a su pueblo
y se vincula con él. El primer origen se encuentra en la persona de Abraham y continúa
con aquel pueblo conformado por su descendencia.

Así lo rememoran continuamente en la recitación de lo que fue tomando forma


como su credo histórico en el libro del Deuteronomio:

Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí


con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande,
fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos
impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el
Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra voz. El vio nuestra miseria.
nuestro cansancio y nuestra opresión. y nos hizo salir de Egipto con el
poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de
signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana
leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo que
tú, Señor, me diste.

Dios – YHVH. El nombre que Dios les revela es el de “YHVH” –“Yahvé”, que
significa “Yo soy el que soy”, o que “forman el verbo ser, en pasado, presente y futuro,
pero todo comprimido en una sola palabra, como si pretendiéramos decir y pensar los
tres tiempos a la vez”25. Sin embargo, este nombre se escribe pero no se pronuncia, para
no encerrar a Dios en una representación humana, porque conciben a Dios como el
radicalmente trascendente, distinto y sagrado -separado de lo humano- evitando toda
forma de simbolizarlo o de representarlo, lo cual consideran idolatría. Sin embargo, la
identidad de Dios es para ellos de enorme cercanía: Dios se relaciona y comunica con su
criatura, elige y acompaña a su Pueblo, y se muestra como liberador y compañero de su
pueblo, haciendo alianza con ellos a través de una Ley que les da y cuya promesa es
tomar posesión de una tierra prometida.

24T. MERTON, El Zen y los pájaros del deseo, Editorial Kairós, Barcelona 1972, 82-83.
25E. VILANOVA – B. GARZÓN – M. PIRUZ – F. TORRADEFLOT, Religiones y experiencia de Dios, PPC, Madrid 2001,
44.

16
La Palabra de Dios. Su experiencia religiosa y doctrina se asienta en un conjunto
de libros llamado “Tanaj” formado por tres partes: el Pentateuco -la Torá, es decir la
Ley; el libro de los Profetas y el libro de los Escritos. Con estas enseñanzas Dios guía la
vida de su Pueblo, mostrándole su voluntad en todas las cosas.

“La verdadera experiencia de Dios reside en el cumplimiento de su Ley, es decir,


en la acción guiada por las seiscientas trece mitswot, preceptos que contiene la Biblia
hebrea, el Pentateuco.”26 Pero aquellos preceptos no son ante todo “reglas” sino más
bien puntos de encuentro con Dios.

Sin embargo, la doctrina como tal no es lo más importante, sino la ley y la


experiencia: “El mundo del pensamiento judío no está principalmente en el discurso,
sino en la experiencia, y la experiencia es silencio. Allí se forjan la oración que sólo
formará parte de la vida religiosa si se gestó en la vida interior y de allí emergió al
mundo de la palabra.”27

El ser humano. Es para el judaísmo creación de Dios, polvo con una chispa
divina, con una sola vida que es regalo del creador. “Está hecho a imagen de Dios, y
disfruta de libre albedrío. Y en todos los momentos de su vida se enfrenta a la elección
entre el bien y el mal. Al amar a Dios y tratar de imitarlo, el hombre aprende también a
amar a sus semejantes”.28

La oración. Los judíos rezan habitualmente tres veces por día: al amanecer, por
la tarde y al anochecer. Una oración cargada de bendiciones y de repeticiones de la
Escritura, especialmente cotidiana es la recitación del Shemá: “Escucha Israel, Adonai es
nuestro Señor, Adonai es Uno”.

La mirada de Dios. No solo se evita cualquier representación de Dios sino que el


hombre no es capaz de mirarlo, de verlo, cara a cara. Sin embargo, Dios sí que mira
continuamente al hombre, y esa mirada define su presencia constante junto a él.

“No es el Dios al que yo veo, con lo cual lo hemos sacado del mundo
de los objetos; no es un Dios que yo pueda conquistar con la mirada física
ni con la mirada del saber. Por el contrario, me sitúo como un ser visto por
Él, no vigilado sino más bien cuidado por Él, protegido por su pro-
videncia.”29

26 E. VILANOVA – B. GARZÓN – M. PIRUZ – F. TORRADEFLOT, Religiones y experiencia de Dios, 50.


27 E. VILANOVA – B. GARZÓN – M. PIRUZ – F. TORRADEFLOT, Religiones y experiencia de Dios, 45.
28 M. DÁVALOS (DIR.), Las grandes religiones del mundo, Libros Time Life, 121-122.
29 E. VILANOVA – B. GARZÓN – M. PIRUZ – F. TORRADEFLOT, Religiones y experiencia de Dios, 49.

17
Una salvación nacionalizada. Actualmente “los judíos reinterpretan la herencia
de Abrahán en plano nacional”30, sabiéndose familia espiritual del cristianismo y del
islam, pero reconociéndose “portadores legítimos de la tradición abrahámica en el
mundo”31. Para la mayoría de ellos, la salvación esperada se vincula muy especialmente
con el reino concreto de Israel, en la tierra palestina, aunque también esperan un
paraíso eterno más allá de esta vida.

Una rutina religiosa. Las casas judías suelen entenderse como casas de Dios, y
por ello tienen en cada puerta una pequeña caja llamada mezuzah con algunos
versículos de la Escritura, la cual besan al entrar y salir del hogar. También tienen leyes
referidas a la comida, siendo la referencia más conocida la de la prohibición del cerdo o
la de la preparación especial de las carnes desangradas u otros alimentos, todos
preparados según un rito particular (“kosher”). El sábado es un día de descanso
sagrado, regalo de Dios que hay que celebrar con una comida especial, bendiciones y
cesando totalmente el trabajo -o cualquier actividad que implique esfuerzo; ese día
también hay culto en la sinagoga, donde se proclama la Palabra de Dios y sus
comentarios.

Las tres fiestas más solemnes son la del año nuevo judío -Rosh Hashanah- el día
del perdón -Yom Kippu y la pascua hebrea -Pesaj.

Entre los grupos judíos encontramos a ortodoxos, que cumplen minuciosa y


literalmente las prácticas clásicas; los conservadores, que tratan de adaptar la Ley a la
vida moderna y el movimiento reformista que buscan vivir los principios judíos más que
sus prácticas literales, que pueden ir cambiándose.32

Etty Hillesum – De Dios en mi Holocausto. Esta mujer judía, que vivió entre los
años 1914 y 1943, muriendo en el campo de concentración de Auschwitz, es testimonio
de la fe, la esperanza y la caridad de la que el Dios de los hebreos puede ser fuente,
encontrando no sólo reconciliación sino sentido y entrega en una tragedia indecible
como la del holocausto.

“(…) En lo que a mí respecta, puedo olvidarme de todo, hechos y rumores, y


estudiar y leer toda la noche. ¡Qué curioso...!: ni una sola de las preocupaciones y
temores del día me ha seguido hasta aquí; me siento en mi escritorio «intacta»,
inmersa en mis estudios como si nada estuviera ocurriendo en el mundo exterior.

30 X. PIKAZA, Las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo, islam, Fundación Santa María, Madrid 1996,
119.
31 X. PIKAZA, Las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo, islam, 119.
32 Cf. M. DÁVALOS (DIR.), Las grandes religiones del mundo, 128.

18
Simplemente, todo se ha distanciado de mí sin dejar huella alguna, y me siento más
«receptiva» incluso que antes. La semana que viene, sin duda, será el turno de los
judíos holandeses. A cada minuto que pasa, me libero de más anhelos, deseos y
apegos.

Estoy preparada para todo, para cualquier lugar de esta tierra donde Dios
quiera enviarme, y estoy dispuesta a dar testimonio hasta la muerte, en cualquier
situación, de que la vida es bella y tiene sentido, y que no es de Dios la culpa de que
las cosas sean como son, sino de nosotros mismos. Se nos ha concedido la capacidad
de utilizar todas nuestras capacidades, pero aún tenemos que aprender a
manejarlas. Es como si a cada momento estuviera deshaciéndome de pesos
enormes, como si estuvieran disipándose para mí todas las divisiones que se dan
entre los hombres y entre las naciones. Hay momentos en los que puedo ver
correctamente mediante la vida y el corazón humano, en los que comprendo cada
vez más y me encuentro cada vez más tranquila, y estoy llena de una fe en Dios que
ha crecido tan rápidamente en mi interior que al principio me asustaba, pero que
ahora se me ha hecho inseparable. Y, ahora, a trabajar. Primero, algo de Jung, de lo
inconsciente en la vida psíquica normal y patológica.”33

EL ISLAM – SUMISIÓN A DIOS

“Islâm en árabe significa «sumisión», entendida como sumisión a Dios. El muslim


(muslime, musulmán) es quien se somete a Dios incondicionalmente.” Así lo define el
“Diccionario de las tres religiones”.34

Mahoma, el profeta. Esta religión es fundada por Mahoma -Muhammad- quien


es considerado como el último profeta de la revelación comenzada con Abrahám. “Para
los musulmanes, Muhammad es el último de los profetas que Dios ha mandado a la
humanidad, enviado no solamente a los árabes sino a todo el género humano. Su
persona está rodeada de veneración y, cuando pronuncian su nombre, los musulmanes
suelen decir «Dios lo bendiga y lo salve».”35

Mahoma nació en la ciudad de la Meca, en Arabia, por el año 570. Huérfano de


padre, antes de nacer, y de madre, a los pocos años, fue criado por su abuelo y luego por
su tío. Cuando creció, comenzó a trabajar para una viuda, próspera comerciante, con
quien se casó a los 25 años. “Cuando tenía cuarenta años recibió las primeras

33 ETTY HILLESUM, Escritos esenciales, Sal Terrae, Santander 2011, 101.


34 X. PICAZA – A. AYA, Diccionario de las tres grandes religiones, Verbo Divino, Estella 2009, 549.
35 X. PICAZA – A. AYA, Diccionario de las tres grandes religiones, 734.

19
revelaciones de un ángel, que sería identificado por la tradición como Ÿibrîl, quien le
instaba a predicar contra la idolatría politeísta de sus conciudadanos.”36

Inicialmente, fue seguido por muchos discípulos jóvenes, pobres o esclavos, ya


que predicaba denunciando el abuso de los comerciantes de la Meca, que se
privilegiaban de la ciudad como centro de peregrinación pagano en Arabia.

Al morir su esposa y su primo, que por su poder lo protegían frente a los


enemigos de la Meca, se retira con sus seguidores a la ciudad de Medina. Allí, el
encuentro con los judíos habitantes de aquella ciudad y la mala relación con ellos, lo
llevan a cambiar su orientación de la oración que hasta entonces dirigían a Jerusalén,
haciéndolo ahora a la Meca (asimismo, fundamentado el cambio por la revelación
recibida del profeta).

Allí, en Medina, creció su poder, aliándose además con numerosas tribus árabes y
ganando numerosos enfrentamientos bélicos en la zona, hasta finalmente tomar
posesión de la ciudad de la Meca, destruyendo los elementos idolátricos y consagrando
la ciudad como santuario islámico.

Mahoma fallece en el año 632 en Medina, logrando hacer musulmana a toda la


población de Arabia y preparando un ejército para marchar hacia Siria.

El corán. La enseñanza que Mahoma recibe de Dios queda posteriormente


registrada en el libro sagrado del Corán, que para la tradición islámica fue dictada
literalmente de parte de Alá, a través del ángel Gabriel -Yibril- a Mahoma, quien la fue
memorizando y transmitiendo oralmente, compilada por escrito posteriormente.

La doctrina. El Islam confiesa a Dios como Allah -el Dios Único y Absoluto- y como
ar-Rahaman -el Compasivo y Misericordioso. No hay sacramentos, ni imágenes y música
religiosa; Dios es totalmente trascendente. Pone un acento especial en el hombre como
criatura de Dios y por ello “sometido” a Él; no anula la libertad, pero la devoción hace al
musulmán rendirse totalmente como siervo de Allah.37

Pilares del Islam. Hay cinco pilares afirmados por una tradición islámica: el
testimonio –“Hay un solo Dios y Mahoma es su profeta”; la oración -orientada hacia la
Meca y realizada cinco veces al día, y los viernes de manera comunitaria (acerca de la
oración hay que aclarar que se trata de alabar y suplicar, no de “hablar con Dios”, como
en otras confesiones); la limosna obligatoria según los bienes poseídos, donado a un

36 Ibid.
37 H. KÜNG, El cristianismo y las grandes religiones, 98-99.

20
grupo determinado merecedor de dicho beneficio; el ayuno, guardado durante el mes de
Ramadán, absteniéndose de todo consumo y práctica sexual, cada día, hasta la puesta
del sol; y la peregrinación a la mezquita de la Meca, al menos una vez en la vida, si
hubiera posibilidades de realizarla.

La vida eterna. El Islam cree en un juicio futuro, después de la muerte, ligado a la


experiencia de un Dios benévolo, que premiará a los justos y castigará a los injustos. Se
afirma una resurrección, es decir, un levantamiento a la vida nueva del paraíso como
premio para los fieles. También hablan de cuatro resurrecciones en la vida del creyente:
la primera es al encontrar el Islam; la segunda, el despertar de cada día; la tercera es la
muerte, como paso a la eternidad y la cuarta, la resurrección última que llegará con el
último juicio al fin de los tiempos.

Fraternidad hasta el martirio - H. Christian. Quiero acompañar esta breve


presentación del Islam con el siguiente extracto del testamento espiritual del H.
Christian de Chergé, monje católico trapense en Argelia, escrito poco antes de su
asesinato, como confesión de amistad con los musulmanes, para eximirlos de la culpa de
lo que él sabía no era el verdadero Islam sino una desvirtuación fanática del mismo.

Si me sucediera un día -y ese día podría ser hoy- ser víctima del
terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los
extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia,
mi familia, recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país.
(…) Me parece importante proclamarlo. En efecto, no veo cómo podría
alegrarme que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin distinción, de mi
asesinato. Sería pagar muy caro lo que se llamará, quizás, la "gracia del
martirio" debérsela a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo si él dice
actuar en fidelidad a lo que él cree ser el Islam.

Conozco el desprecio con que se ha podido rodear a los argelinos


tomados globalmente. Conozco también las caricaturas del Islam
fomentadas por un cierto islamismo. Es demasiado fácil creerse con la
conciencia tranquila identificando este camino religioso con los integrismos
de sus extremistas. Argelia y el Islam, para mí son otra cosa, es un cuerpo y
un alma. Lo he proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de
ellos he recibido, encontrando muy a menudo en ellos el hilo conductor del
Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primerísima
Iglesia, precisamente en Argelia y, ya desde entonces, en el respeto de los
creyentes musulmanes. Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a

21
los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista: "¡qué diga
ahora lo que piensa de esto!" Pero estos tienen que saber que por fin será
liberada mi más punzante curiosidad. Entonces podré, si Dios así lo quiere,
hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con Él a Sus hijos del
Islam tal como Él los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo,
frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto
será siempre, el de establecer la comunión y restablecer la semejanza,
jugando con las diferencias. (…) Y que nos sea concedido reencontrarnos
como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo
y mío.

¡AMEN! IM JALLAH38

4 CONCLUSIONES

Llegando al final de este trabajo, confirmo lo preanunciado en la introducción: la


presentación de las religiones ciertamente es una intensa simplificación, que deja fuera
muchísimo, pero que al menos descubre cierta esencia de cada una. Sin embargo, como
sugería Merton aludiendo a su amistad con el Dr. Suzuki no quería tratarse de un mero
estudio expositivo sino más bien de una motivación al acercamiento, a la santa
curiosidad, para crecer en la comprensión y valoración mutua.

La referencia al ecumenismo y a las diferencia entre Iglesias cristianas y religiones


es mínima, aunque reconozco cuánta luz puede ofrecer dicha mención frente al
desconocimiento y a la confusión habitual de los jóvenes en temas tan complejos pero
que muchas veces interesan, en su sensibilidad por la diversidad antes mencionada.

Creo que el foco de la cuestión en el mundo juvenil nos permitió reconocer cuánta
disposición hay en ellos a favor del pluralismo religioso, “culturalmente sinodales”, y a
su vez despertar una advertencia clara acerca de los “collages religiosos” que atentan
contra la sabiduría de cada tradición religiosa, como del camino espiritual de quien
quiere madurar honestamente en ello.

Sorprenden, en los testimonios citados, la centralidad del amor y de la entrega en


cada experiencia religiosa, explicados, alimentados y vividos con matices diferentes,
ciertamente, pero con un horizonte ético altamente familiar. Allí la insistencia del Papa
Francisco en trabajar conjuntamente a favor de la humanidad. Será la amistad

38 CHRISTIAN DE CHERGÉ, Testamento espiritual “Cuando un A-Dios se vislumbra”, disponible en:


https://www.moines-tibhirine.org/es/documents/le-testament/51-testament-spirituel-de-christian-de-
cherge

22
interreligiosa -ejemplificada en varios de los testimonios aquí ofrecidos- y el
compromiso mutuo en la solidaridad, los motores que favorezcan la fraternidad entre
las religiones, fructificando fuertemente en una paz universal. El conocimiento mutuo es
importante, pero no puede ser un conocimiento frío ni competitivo, ha de insertarse en
esta intención comprensiva, colaborativa y fraterna.

Pensando en los jóvenes, desde y hacia quienes quise realizar esta reflexión, quiero
terminar con las siguientes palabras del Papa en un encuentro juvenil interreligioso en
Madagascar, deseando, con él, animar a la reconciliación y a la pacificación, en la cual,
jóvenes de nuestro tiempo, ¡juegan un papel especial!

Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por
animaros a vivir el desafío de la paz y a celebrarla hoy juntos como familia; también
a aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa estáis participando. Es
hacer la experiencia de que todos somos necesarios, con nuestras diferencias, pero
necesarios. Nuestras diferencias son necesarias. Vosotros juntos —así como os
encontráis ahora—, sois el palpitar de este pueblo, donde cada uno juega un papel
fundamental en un único proyecto creador, para escribir una nueva página de la
historia, una página llena de esperanza, llena de paz, llena de reconciliación. Os
pregunto: ¿Queréis escribir esta página? [Responden: sí.] Cuando yo entraba,
cantaban: “Reconciliación”. ¿Lo repiten? [Todos: Reconciliación. Reconciliación.
Reconciliación.] Gracias.39

39 Papa Francisco, Encuentro interreligioso con jóvenes, Viaje apostólico a Mozambique, Madagascar y
Mauricio, 5 de septiembre de 2019. Disponible en:
https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/september/documents/papa-
francesco_20190905_giovani-mozambico.html.

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5 BIBLIOGRAFÍA

DÁVALOS (DIR.), M., Las grandes religiones del mundo, Libros Time Life, 1967.

Documento Final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos "Los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional", Roma 2018.

GANDHI, M., Autobiografía – La historia de mis experimentos con la verdad, Editorial


Temis, Bogotá 2007.

HILLESUM, E., Escritos esenciales, Sal Terrae, Santander 2011.

KÜNG, H., El cristianismo y las grandes religiones, Editorial Cristiandad, Madrid 1987.

MERTON, T., El Zen y los pájaros del deseo, Editorial Kairós, Barcelona 1972.

PAPA FRANCISCO, Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, Roma 2019.

PICAZA X. – AYA, A., Diccionario de las tres grandes religiones, Verbo Divino, Estella
2009.

PIKAZA, X., Las religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo, islam, Fundación Santa
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SADDHATISSA, H., Introducción al Budismo, Alianza Editorial, Madrid 1974.

VILANOVA, E. – GARZÓN, B. – PIRUZ, M. – TORRADEFLOT, F., Religiones y experiencia de


Dios, PPC, Madrid 2001.

YouCat, Editorial Encuentro, Madrid 2011.

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