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El presente trabajo encuentra su contexto en el Libro Segundo de
nuestro Código Civil: “De los Bienes, y de su Dominio, Posesión, Uso y
Goce”. Bajo el Título XII del mismo, titulado De la Reivindicación,
encontramos el artículo 915, que cierra dicho título en los siguientes
términos: “Las reglas de este título se aplicarán contra el que poseyendo a
nombre ajeno retenga indebidamente una cosa raíz o mueble, aunque lo
haga sin ánimo de señor.”1 Al objeto de la investigación, resulta pertinente
hacer sobre él ciertas aclaraciones preliminares.
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En base a la lectura del tenor literal del artículo, surge la pregunta,
¿quién es el poseedor contra el cual se dirige la acción? En virtud de la
definición de posesión que nos entrega el Código en el artículo 700, el
poseedor consistiría en aquel sujeto que tiene “la tenencia de una cosa
determinada con ánimo de señor o dueño” 5, y por ende, solo se podría
accionar contra quien además de tener la cosa materialmente, tenga el
ánimo de señor o dueño sobre ella.
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Entonces, la posesión se ve realmente amenazada cuando falta la
concurrencia de sus dos elementos, el corpus y el animus, o se ven, al
menos, desafiados. Lo dicho ocurre cuando la falta de tenencia de la cosa
está acompañada por una pretensión de propiedad de quién la detenta, que
desafía la de aquel que reclama la cosa como suya y no la tiene en su poder.
Todo esto se traduce en que la acción de dominio o reivindicación la
ejercerá un dueño no poseedor (toda vez que no concurren ambos
elementos de la posesión) contra el poseedor actual de la cosa, definido
anteriormente, que, por lo demás, según el Código, se reputa dueño de la
cosa8.
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Ahora bien, posteriormente, al encontrarnos con la última regla del
Título de la Reivindicación, el artículo 915, se genera un problema con
respecto a todo lo anterior, toda vez que este establece la posibilidad de
ejercer la acción reivindicatoria contra el que posee a nombre ajeno, y que
incluso este puede prescindir del ánimo de dueño (“aunque lo haga sin
ánimo de señor”). Concordando con las definiciones del Código, aquel
sujeto que no tuviese animus dominis más sí la tenencia de la cosa (en
palabras del CC, “poseyendo a nombre ajeno”) corresponde al mero
tenedor. En efecto, nuestra legislación llama mera tenencia la que se ejerce
sobre una cosa, no como dueño, sino en lugar o a nombre del dueño, es
decir, es mero tenedor todo el que tiene una cosa reconociendo dominio
ajeno.11
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demandado en un juicio civil reivindicatorio sea siempre y necesariamente
el poseedor actual de la cosa.
13 SELMAN (2011) p. 60
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que le da derecho a su tenencia, no se encuentra en el deber de restituir
dicha cosa mientras ese vínculo se mantenga vigente. Pero bien si el
contrato o la relación jurídica termina por alguna causa legal, o es
inoponible al verdadero dueño, y el “poseedor a nombre ajeno” se resiste a
entregar la cosa, se produce la situación prevista en el art. 915 y el sujeto
pasa a retener la cosa indebidamente porque, sin derecho, pretende
conservarla para sí, y se transforma, por tanto, en injusto detentador.14
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Por ende, en vista de lo anterior, se podría establecer que el artículo
915 se aplicaría en aquellos casos en que exista una persona que retenga
una cosa sin justificación legal, y al mismo tiempo reconociendo que no le
es propia. En este sentido, y existiendo ya claridad en lo que se refieren los
preceptos de la disposición que compete, es necesario establecer cómo
aplica esto en los tribunales chilenos y, con ello, las interpretaciones que la
doctrina y la jurisprudencia han establecido frente a dicho artículo.
17 SELMAN (2011) p. 60
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tanto, el poseedor inscrito que ha perdido la materialidad del bien no reúne
los requisitos necesarios para ejercer la acción reivindicatoria 18.
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En síntesis, para esta segunda postura y parafraseando a Alessandri y
Somarriva, la disposición implica que cuando por la acción que en cada
caso se haga valer (que será distinta a la reivindicatoria), se pida la
restitución de la cosa al injusto detentador, se aplicarán en contra de este
las reglas del título de la reivindicación, pero solo las que se concilien con
la acción ejercitada, que por lo general son aquellas que se refieren a
prestaciones por deterioros frutos y mejoras.21
Así las cosas, lo que pretenden establecer los partidarios de esta tesis
es que, para recuperar el dueño el bien que tenía el mero tenedor, éste sólo
podría recurrir a dicho artículo para aplicar las reglas en lo relativo a las
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prestaciones mutuas, es decir, lo que corresponde a los frutos, deterioros y
mejoras que hubiera tenido el bien retenido23, toda vez que las prestaciones
mutuas, de acuerdo con lo señalado en el tratado de los profesores
Alessandri, Somarriva y Vodanovic, consistiesen en todos los hechos y
pagos que recíprocamente deben realizar, uno a favor de otro, reivindicador
y poseedor vencido en una reivindicación en sentido estricto. 24 La primera
obligación del poseedor vencido será la restitución de la cosa, y de ahí que
sirva la extensión de estas prestaciones en la acción personal o de
restitución contra el mero tenedor que según esta postura procede en el
caso.
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un mero tenedor en un juicio reivindicatorio, el fallo que se dicte deberá
pronunciarse sobre la procedencia o improcedencia de las prestaciones
mutuas. Pero claramente el asunto es previo: ¿cómo emplazar a un mero
tenedor en un juicio reivindicatorio?
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nombre de otra persona, se presume que esta posesión ha continuado en el
mismo orden de cosas, sin interrupción.30
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que abordan la cuestión de la posesión;33 estos artículos indican que la
posesión puede ser ejercida por el poseedor directo, por un mandatario
designado para representar a otro, o incluso por intermedio de
representantes legales. Además, se permite que la posesión sea tomada por
alguien que no ostenta la calidad de mandatario ni de representante legal.
En este último caso, el Código establece que se presume la continuidad de
esa posesión desde el momento en que comenzó hasta el momento en que
se alega.
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Es por todo lo expresado que el último artículo del Título de la
Reivindicación nos compete, pues no está exento de problemáticas que
irrumpen la expedita solución de los casos relativos a la propiedad.
Lamentablemente, el origen de este artículo se encuentra con ocasión del
primer examen al que fue sometido el Proyecto de 1853 por la Comisión
Revisora, por lo que no existe ninguna nota de Andrés Bello que pueda
aportar en la interpretación de la norma en base a las fuentes empleadas en
su redacción, ni de mucha claridad sobre su espíritu36.
Así las cosas, nuestra literatura civil no tiene una respuesta uniforme
sobre cómo interpretar esta regla, pero de lo que sí hay acuerdo es que el
problema típico se suscita en el caso del propietario de un inmueble que ha
sido privado de su tenencia material37. Asimismo, el problema en términos
generales aparece cuando de su lectura resulta una interpretación que no se
ajusta a otras disposiciones en el Código Civil, generando una aplicación
errónea del ordenamiento, sobre todo en temas de dominio, posesión y
acción de dominio.
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artículo refiere a quien comienza a detentar a nombre ajeno un bien, para
posteriormente resistirse indebidamente de entregar la cosa a la persona a
cuyo nombre detenta. La mayoría de los autores reconoce una amplia
universalidad sobre la figura del poseedor a nombre ajeno, incluyendo, por
ejemplo, al depositario, al usufructuario, al acreedor prendario, al
arrendatario, y al comodatario.
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que “que excepcionalmente las reglas del Título XII del Libro II del
Código Civil se aplican en contra de aquellos que sin título o
indebidamente, retienen una cosa raíz o mueble aunque lo hagan sin ánimo
de dueño”40.
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Ante este fallo, el actor interpuso un recurso de casación en el fondo
acusando infracción de los artículos 1700, 889, 895, 915 del Código Civil y
19 N°24 de la Constitución.
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cabe duda que el dueño y poseedor inscrito de un inmueble tiene aptitud
jurídica para ejercitar la acción reivindicatoria en contra de quien detenta su
posesión material, como también lo reconoce el artículo 915 de esa
codificación.”43
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poseedor de mala fe. Es en torno a lo anterior que, incentivamos el uso de
la excepción del artículo 915, que logra responder en gran medida a la
discusión enmarcada en la búsqueda de una acción restitutoria de bienes
que sea de aplicación general.
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embargo, estos derechos no afectaban en forma alguna los que tenía doña
Orfelia, toda vez que ella era cónyuge sobreviviente de Don Carlos. 46 Esto
quiere decir que tanto como Prosperina como Orfelia tenían ciertos
derechos en relación a esos bienes.
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aunque el demandante obtuvo un reconocimiento administrativo como
poseedor regular, no cumplía con el requisito de mantener la posesión
física inscrita durante un año, como lo exige el artículo 15 del Decreto Ley
2.695. Además, argumentó que el artículo 728 del Código Civil, que
prohíbe la posesión en contra de un título inscrito, no se aplica durante el
período de un año de posesión inscrita, ya que solo prohíbe la suspensión
de la prescripción, pero no su interrupción.48
Ante estos hechos, el juez subrogante del caso emitió una sentencia
en la que declaró que el actor, Ramón Insunza, era el dueño del terreno y
ordenó al demandado, Víctor Salazar, que lo restituyera dentro de cinco
días desde la ejecutoria de la sentencia, bajo amenaza de ser desalojado con
la ayuda de la fuerza pública si era necesario. Con todo, no se impuso el
pago de costas al demandado.51
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El demandado, no conforme con lo establecido por el juez
subrogante, apeló el fallo, lo que provocó que la Corte de Apelaciones de
Temuco emitiera una sentencia el 24 de agosto de 2005 que precisamente
revocó la decisión previa y rechazó la demanda en su totalidad. Además, no
se condenó al actor al pago de costas judiciales, bajo la consideración de
que tenía motivos válidos para litigar.
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según el demandado, la demanda original solicitaba que se declarara que el
demandado estaba en posesión física del inmueble en cuestión. Sin
embargo, la sentencia final aceptó la demanda, pero la basó en una causa
diferente, indicando que el demandado era solo un tenedor del inmueble.
Por esto, don Víctor establece que el recurso se ampara en el artículo 254,
Nº 5, del Código de Procedimiento Civil, que establece que la sentencia no
puede abordar situaciones que no hayan sido específicamente discutidas
por las partes en el juicio. El demandado considera que este error afecta el
contenido de la sentencia, ya que, dado que se demostró que el demandado
era solo un tenedor, la demanda que se basaba en la calidad de poseedor
debió haber sido rechazada. Por lo tanto, el recurso presentado por Víctor
Salazar busca anular la sentencia y que el caso sea juzgado nuevamente por
un tribunal no inhabilitado.52
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cosa. Esto lo dedujo el tribunal tras examinar otros artículos en el Código
Civil que utilizan la misma expresión.53
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La tercera excepción está en el artículo 915 del Código Civil. Esta
disposición, como sabemos, permite dirigir la acción reivindicatoria contra
alguien que posee una cosa en nombre de otra persona, aunque no actúe
como dueño.56 Es decir, que este artículo se utiliza en situaciones donde el
mero tenedor retiene la cosa indebidamente, a pesar de que no tenga
intención de ser el dueño.
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Por lo anterior, se destaca el considerando 17 del fallo, donde los
jueces, basándose en los hechos previamente presentados, evalúan si la
acción reivindicatoria es aplicable en la situación particular en cuestión.
Para lograr aquello, la Corte inicia recordando que para que sea
aplicable el artículo 915 deben cumplirse 3 requisitos: 1) Debe tratarse de
un mero tenedor que retiene la cosa a nombre ajeno, es decir, en nombre
del propietario real. 2) El mero tenedor debe retener la cosa. Y 3) La
retención de la cosa por el mero tenedor debe ser indebida.60
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el demandante, que es el legítimo propietario, tiene el derecho de
considerar que la retención por parte de la otra persona es injusta o
indebida. Esto significa que solo el demandante puede argumentar que la
retención de la propiedad no está siendo realizada correctamente y
emprender acciones legales para recuperar su propiedad. En consecuencia,
las personas que no sean el legítimo propietario de la cosa en disputa no
tienen el derecho de considerar que la retención es indebida, ya que no son
los dueños legítimos de esa propiedad.
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le entregó en arrendamiento, y respecto del cual el arrendador vio
extinguida la acción personal nacida del contrato; o del comodatario que,
prescrita la acción personal en su contra, se niega restituir lo prestado; o del
depositario que indebidamente no restituye, el arrendador, el comodante y
el depositante, en los ejemplos propuestos, pueden asilarse en la acción
reivindicatoria y podrán dirigirla en contra del mero tenedor que, a nombre
del correspondiente demandante, retiene indebidamente la cosa".65 En otras
palabras, la disposición permite, a modo de ejemplo, que un arrendador
demande al arrendatario si este último se niega a devolver una propiedad
arrendada o un comodatario que no devuelve algo prestado, incluso si las
acciones originales propias del contrato respectivo ya no son válidas, pues
en último término el legítimo propietario podría utilizar la acción
reivindicatoria para recuperar su propiedad.
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reivindicación se aplican también a quienes retienen indebidamente una
cosa a nombre de otro, incluso si lo hacen sin la intención de ser
considerados como dueños.68
30
En la conjunción de dichos argumentos, el recurrente sostuvo que se
cumplían todos los requisitos del artículo 915 del Código Civil, ya que el
demandado se había convertido en un injusto detentador del inmueble en el
momento en que se negó a restituirlo.
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El demandado ha sostenido desde el principio que ocupa el inmueble
en virtud de un contrato de comodato celebrado con doña Prosperina San
Martín Matus, quien es la propietaria del predio. Este contrato le permite a
él, junto con su esposa e hijas, vivir en la misma casa que doña Prosperina
y su madre ocupan. A cambio de esto, el demandado se comprometió a
ayudar con el mantenimiento del inmueble y realizar diversas tareas, como
siembras, cercos y reparaciones en la propiedad.
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En consecuencia, el recurso de casación en el fondo interpuesto por
el demandante fue desestimado, lo que llevó a que la Corte Suprema
ratificara la sentencia emitida por la Corte de Apelaciones en el año 2005,
así como su interpretación de la aplicación del artículo 915.
Por todo esto, la teoría expuesta a la luz de este caso nos resulta
adecuada, siempre que se considere de manera limitada la expresión
"poseyendo a nombre ajeno" sin equipararse al concepto de "mero
tenedor."76 Es decir, esta teoría es apropiada si entendemos que "poseyendo
a nombre ajeno" se aplica en circunstancias específicas sin necesariamente
significar lo mismo que "mero tenedor."
73 SELMAN (2011) P. 64
74 SELMAN (2011) p. 64
75 SELMAN (2011) p. 64
76 SELMAN (2011) p. 64
33
El razonamiento se basa en no extender la aplicación de esta
expresión a todas las situaciones en las que alguien tiene una cosa en su
posesión, ya que esto podría llevar a resultados confusos o injustos. En
lugar de eso, se limita su aplicación a casos particulares, como aquellos en
los que se presente un contrato de comodato, donde el que tiene la cosa en
su poder a nombre del propietario real no la devuelve correctamente.
34
cualquier mero tenedor, es contrario y no justificable a las normas relativas
a la acción de dominio del Código Civil, sí se justifica frente a
determinadas situaciones que resultan injustas y que las leyes no han sabido
enfrentar, siendo respuesta, por tanto, a vacíos legales que requieren de una
acción y respuesta, por parte de los tribunales, ante la urgencia de hacer
justicia y prohibir que se generen abusos77.
35
que establece el Código Civil claramente no fue concebida para reemplazar
la detallada regulación de la acción reivindicatoria. Además, perfectamente
podría no proceder la acción de simple precario, precisamente por haber un
contrato entre las partes, toda vez que la primera se consagra para casos
“sin previo contrato”79.
36
debe ser protegido por una acción real, pues, no se debe olvidar que de los
derechos reales emanan acciones reales. Además, el Derecho de propiedad
es un derecho consagrado en nuestra Constitución, norma fundamental de
nuestro ordenamiento
37
Bibliografía
PÉREZ PEÑA, María Francisca (2014): “La protección del dueño ante quien
retiene indebidamente un bien: análisis jurisprudencial del artículo 915 del
código de Bello”, Revista Chilena del derecho, vol. 21, N°1: pp. 387-421.
SELMAN NAHUM, Arturo (2011): “Artículo 915 del Código Civil: una
solución jurisprudencial a la limitación de las acciones tradicionales”, Ius
et Praxis, vol. 17, N°1: pp. 57-80.
38
TALLERES DE ACTUALIZACIÓN DEL REPERTORIO DE LEGISLACIÓN Y
Jurisprudencia Citada
INZUNZA SAN MARTIN RAMÓN CON SALAZAR SAN MARTIN VICTOR (2005):
Corte de Apelaciones, 24 de agosto, Rol N°2334-2003 (civil- apelación
sentencia definitiva) en Buscador Jurisprudencial de la Corte de
Apelaciones (https://juris.pjud.cl/busqueda/u?03i7), Fecha de consulta 02
de noviembre de 2023.
INZUNZA SAN MARTIN RAMÓN CON SALAZAR SAN MARTIN VICTOR (2007):
Corte Suprema, 13 de junio, Rol N° 5210-2005 (civil- casación de fondo)
en Buscador Jurisprudencial de la Corte Suprema
(https://juris.pjud.cl/busqueda/u?xxju), Fecha de consulta 03 de noviembre
de 2023
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