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Rechazado y falsamente

adorado
Dios y Hombre

Tema: La entrada triunfal de Jesús - Falsas expectativas y rechazo de Jesús.


Texto bíblico: Juan 12:12-19

Introducción
Nos encontramos ya a una semana de la crucifixión y Jesús va nuevamente a
Jerusalén. Muchos esperaban con ansias a Jesús debido al milagro de la
resurrección, y al enterarse que Jesús iría a Jerusalén toman palmas para
recibirle. Las palmas eran un símbolo de gozo y victoria. Con este acto ellos
estaban declarando que al fin había venido la salvación a Israel y celebran la
victoria que él Señor traería a su pueblo de la opresión romana. El punto es que
si Jesús podía resucitar a alguien de entre los muertos, no había límites para él
y podía de seguro, liberarlos de los romanos.
Jesús se acerca a Jerusalén y al llegar a un lugar llamado Betfagé (Mt. 21:1)
envía a sus discípulos a una aldea a buscar un pollino de asna que estaba atado
en un establo. Les da instrucciones y estos al ir busca del asno lo encuentra tal
como Jesús lo había previsto. Juan (así como Mateo) nos explica que este hecho
daba cumplimiento a la profecía de Zacarías que es un anuncio del futuro rey
de Sion.
Zacarías 9:9 (RVR60)
9Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí
tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre
un pollino hijo de asna.
Esto al principio no lo entendieron los discípulos, sino hasta que Cristo fue
resucitado y ascendido al cielo. Aun los discípulos tenían un entendimiento
limitado y hasta fallaron en ver a Jesús plenamente como el Mesías.
Jesús va entrando a Jerusalén y la multitud lo recibe con las palmas cantando
¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! La
palabra Hosanna significa "salva ahora". Es una expresión en tono de súplica
donde el pueblo clama al Señor que no dilate más su salvación, sino que venga
pronto en su socorro. Es parecida a la expresión de clamor que es dirigida al
Señor en la visión de Juan al final del libro de Apocalipsis ¡Ven, Señor Jesús!
(ap. 22:20). Las palabras del vers. 13 son una referencia al Salmo 118:25-26
donde el salmista espera de la salvación del Señor.
Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas
prosperar ahora. 26Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde la casa
de Jehová os bendecimos. (Sal 118:25–26).
Este es un salmo mesiánico que ve la futura salvación del Señor. Es claro que
cuando estos dirigen estas palabras hacia Jesús están claramente identificándolo
como aquel que vendría a liberarlos y que el tiempo de su salvación había
llegado. Si bien, todo esto era cierto, el problema es la idea equivocada que ellos
tenían sobre el Mesías. Ellos no estaban esperando a un líder meramente
espiritual que traería un mensaje de paz, sino un rey que vendría a liberar con
fuerza a su pueblo de la opresión romana.
Muchos que estuvieron con Jesús cuando resucitó a Lázaro daban testimonio
acerca de él y le aclamaban con júbilo, pero los fariseos murmuraban entre sí
diciendo que no debían seguir esperando, pues muchos se iban tras Jesús. Esta
reacción de los fariseos deja en claro que ya el tiempo de la ejecución de Jesús
había llegado, por supuesto, no porque ellos así lo habían planificado, sino
porque Jesús así lo había establecido por medio de su entrada a Jerusalén la cual
puso el punto y final de esta confabulación de los líderes religiosos para dar
muerte al Señor.
Significado de la entrada de Jesús a Jerusalén
Quisiera considerar tres puntos que nos dan a entender el significado de suceso.
Esto lo he extraído del comentario de Juan de William Hendriksen.
1. Jesús se entrega voluntariamente y en el tiempo señalado. como lo he
mencionado, este evento marcó el punto culminante del plan de los judíos
de matar a Jesús. Pero esto no por asar, sino porque así Dios lo había
establecido. En muchas ocasiones estos intentaron atrapar a Jesús, pero
no pudieron porque no había llegado la hora. (cp. Jn.7:30 Entonces
procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había
llegado su hora.). En muchas ocasiones satanás intentó frustrar los planes
de Dios, pero no pudo, demostrando así que la vida y misión de Cristo
estaban en las manos de Dios. Aún la muerte y resurrección de Jesús no
se escapaban de su potestad y gobierno. En diferentes ocasiones Jesús
dijo que él era quien ponía su vida y quien la volvía a tomar (Jn. 10:18).
De manera que la muerte de Jesús no fue meramente un producto del
infortunio o de las acciones malvadas de los hombres, sino un acto de la
voluntad divina. Esto demuestra aun más que que todas las cosas ocurren
conforme al designio divino. También nos hablan del gran amor de Dios.
Jesús no murió porque lo mataron, sino porque él se entregó por nosotros.
2. Jesús se presenta como el Mesías. Jesús es el cumplimiento de las
profecías del AT. El mismo Jesús confirmó su identidad como el Mesías
a lo largo de su ministerio y precisamente lo consideramos aquí en el
hecho de que no prohibió que la multitud pronunciara tales alabanzas. En
distintas ocasiones, cuando los ángeles se aparecían a los hombres,
muchos buscaron adorarles, pero estos se los prohibieron (cp. ap. 22: 8-
9). Sin embargo, Jesús no prohibió la adoración de María (12:1-3) y no
prohíbe que la multitud diga ¡Bendito el reino de nuestro padre David
que viene! (Mc. 11:10). De hecho, En Lc. 19:40 (el relato paralelo)
cuando los fariseos le exigen a Jesús que calle a la multitud este le dice
que si ellos callaban aun las piedras hablarían. Jesús tiene bien en claro
quién es. Él es el Mesías y Rey salvador de Sion.
3. Jesús demuestra la clase de Mesías que es. Él no es el líder político-
militar que todos ellos esperan, el cual vendrá a hacer guerra contra los
romanos. Jesús vino como el príncipe de paz y no como guerrero. La
salvación que estos debían recibir no era del imperio romano, sino de sus
pecados. "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; 32y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33Le
respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos
de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34Jesús les respondió: De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado. 35Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda
para siempre. 36Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente
libres. (Jn 8:31–36).
En el relato vemos dos tipos de reacciones. Están aquellos que alaban a Jesús
pero tienen una concepción equivocada de él. Ven en Jesús un Mesías que
vendría a solucionarles sus problemas personales, pero no lo ven como el
salvador de sus pecados y de la muerte. Por otro lado, están los fariseos quienes
después de ver las señales y el cumplimiento de las profecías, aun así tienen una
actitud hostil ante Jesús y el que muchos acudan a él lo ven como una amenaza
y no como algo bueno. Por un lado están los que le rechazaron, pero por otro
lado están los que pretendieron buscarle por motivos equivocados y meramente
humanos. Incluso los mismos discípulos no lograron entender por qué Jesús
montó el pollino, sino hasta después de su ascensión cuando recordaron estos
sucesos y pudieron comprender que todo estaba escrito y que Jesús en verdad
era el Cristo.
Como esta multitud que esperó a Jesús con falas expectativas están hoy día
aquellos que ven en Jesús a un mero curandero que puede sanar todas sus
enfermedades. O como un boleto de lotería que pueden comprar con la
esperanza de hacerse prósperos. O están aquellos que buscan un evangelio que
no implique ningún tipo de sacrificio. La pregunta que te hago hoy es ¿Qué tipo
de fe estás poniendo en Cristo? ¿Has venido a Cristo porque él puede salvarte
de tu incredulidad, de tu arrogancia, de tus celos, tu chisme, la mentira, el odio,
el rencor? ¿Has venido a Jesús porque solo él puede transformar tu vida y darte
entrada al cielo? O para ti Jesús es el genio de la lámpara y el médico a quien
acudes solo cuando crees necesitarle. ¿Quién es Jesús para tu vida?
Para algunos Jesús es:
• Una amenaza a su comodidad y a su independencia
• Una privación de sus deseos
• Un riesgo para su éxito y prosperidad
Para otros Jesús es
• Aquel que se conforma con una reverencia a medias.
• Aquel a quien pueden adorarle como mejor les parezca sin exigencia
alguna
• Aquel a quien a pueden servirle cuando quieren y como quieren
• Aquel a quien acuden solo cuando necesitan algún favor personal
• Aquel a quien le demandan sus derechos de tener riquezas y salud.
Te pregunto ¿Oras cuando quieres o en todo tiempo? ¿Lees la biblia cuando
quieres o la escudriñas con diligencia? ¿Te congregas cuando quieres o has
asumido el compromiso de congregarte y servir a tu iglesia? ¿Contribuyes
económicamente a tu iglesia con regularidad o solo cuando te provoca y solo
unos cuantos billetes que te sobren? ¿Eres activo e intencional en la lucha contra
tu pecado o pasas tu vida sin evaluarte a ti mismo? Muchos creyentes cargan
con pecados de mentira, chisme, pereza, celos, egoísmo, ira y no se han dado
cuenta. ¿Estás tan preocupado con tu santificación que te escudriñas a diario y
clamas al Señor que te convenza de todo pecado? ¿Demuestras celo por tu
santidad estando dispuesto a aceptar la reprensión con humildad? ¿O eres de los
que se apresura a excusarse o defenderse? Si has fallado en alguna de estas
áreas, probablemente estás siendo culpable de tener una perspectiva equivocada
de Jesús. Quizá no lo estás viendo como tu Señor y como el salvador de tu vida.
Te animo a que reflexiones y evalúes la calidad de respuesta a Jesús hoy. Quizá
lo estás rechazando al no responder con obediencia a su llamado. O quizá estás
adorándole de manera equivocada al tener una perspectiva mediocre de tu fe.
Evalúa tu vida, arrepiéntete y acércate a Jesús rindiéndote en fe y obediencia
plena, pues él es el salvador de tu alma, tu Señor y tu Rey.

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