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Carmen Vela Elío

100497062
Grupo 13

CASO PRACTICO 2
ACTUACIÓN ADMINISTRATIVA Y SU CONTROL
CONCEPTO DE DOMICILIO DEL ADMINISTRADO COMO LÍMITE A LA AUTOTUTELA
EJECUTIVA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 22/1984, de 17 de febrero (BOE


núm. 59, de 09 de marzo de 1984)

Descargue y lea la Sentencia anteriormente referenciada y conteste a las siguientes


preguntas:

1. Defina el concepto de domicilio y apoye su definición con referencia a


sentencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo.

Se puede entender el concepto de domicilio, atendiendo a lo referido


en esta sentencia, como el espacio en el que se desarrolla la vida
privada de las personas y por ello goza de un derecho de
inviolabilidad recogido en el artículo 18 del texto constitucional.

Asimismo, el Código Civil nos ofrece en su artículo 40 otra definición,


en la que se nos explica que el domicilio es el lugar de residencia
habitual de una persona. La sentencia hace referencia a esta
definición de domicilio matizando a su vez que se trata del lugar en
el que la persona jurídica está o del lugar en el que ésta ejercita sus
derechos y obligaciones.

2. Exponga brevemente los orígenes del conflicto y las pretensiones de las partes

Este conflicto se vio iniciado por el Ayuntamiento de Murcia y por la


constructora del bloque de pisos. Se inició a causa de la no construcción del
bloque de viviendas conforme a lo establecido en el plan entregado al
ayuntamiento razón por la que obligó a la constructora a paralizar las obras.
Ante el incumplimiento de lo dispuesto por el Ayuntamiento, éste decidió
adoptar una orden de demolición en 1980 ante la cual el constructor de las
viviendas interpuso un recurso contencioso-administrativo. EL recurso fue
desestimado, y el Ayuntamiento dictó un nuevo decreto para que se demoliese
el edificio y que esta demolición se llevaría a cabo por las brigadas municipales.
AL ver que el edificio ya estaba habitado, se paró la demolición del edificio. Y
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los habitantes de ese edificio presentaron escritos al Ayuntamiento, que éste


desestimaría, al considerar que la transmisión de la propiedad del inmueble no
eximía a los nuevos titulares del cumplimiento de las obligaciones que recaían
sobre la propiedad.
Es entonces cuando Doña Dolores Tomás Pravia interpone una demanda ante la
sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Provincial de Albacete, al
considerar que la orden de demolición violaba sus derechos fundamentales y
alegaba que la orden de demolición se había dado contra el promotor del
edificio y no contra ella que alegaba ser un tercero de buena fe a la hora de
adquirir esa vivienda. La Audiencia Provincial de Albacete dictaminó que la
actuación administrativa se había dado conforme a derecho, al no violar los
derechos fundamentales de la actora.
Se recurrió esta sentencia ante la sala tercera del Tribunal Supremo, quien
desestimó la sentencia
El Ayuntamiento de Murcia pretende la demolición del edificio en cuestión al
estimar que no se hizo conforme a derecho. Para llevar a cabo dicha demolición
hizo uso de su autotutela administrativa a través de la cual puede llevar a cabo
actos administrativos sin necesidad de pedir autorización a los tribunales.
Por su parte, Doña Dolores Tomás Pravia alega que haciendo uso de esa
autotutela administrativa y de la ejecución forzosa de los actos administrativos
se ha llevado a cabo una violación de los derechos fundamentales,
concretamente el de la violación de su domicilio, al no haber una resolución
judicial que permitiese la entrada a la vivienda por parte de los
cuerpos/brigadas municipales. Es por esto por lo que la recurrente pide la
nulidad del acto administrativo y la suspensión de la orden de demolición del
bloque de viviendas

3. ¿Cuáles son los motivos del recurso y el debate de fondo que se plantea?

El principal motivo de recurso de amparo interpuesto por doña María Dolores


Tomás Pravia es la vulneración del artículo 18 de la Constitución acerca del
derecho a la intimidad y a la vida privada.
En esta sentencia encontramos dos posturas encontradas. La primera, la del
Ayuntamiento de Murcia, que indica que ha llevado a cabo la ejecución forzosa
del desalojo atendiendo a su derecho de autotutela administrativa, por al que
puede llevar a cabo acciones sin la necesidad de intervención de los tribunales.
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Por otro lado, tenemos a la recurrente, la cual alega que en la ejecución forzosa
por parte del Ayuntamiento de Murcia se ha vulnerado el artículo 18 de la
Constitución, que prohíbe la entrada y el registro de los domicilios sin previa
autorización judicial.
En resumen, el debate que se plantea es si la actuación de la Administración,
conforme a derecho según los tribunales contenciosos-administrativos, violó el
derecho a la intimidad establecido en el ya mencionado artículo 18 de la
Constitución a la hora de aplicar su ejecución forzosa atendiendo a su derecho
de autotutela; o si, por el contrario, actuó conforme a derecho tal y como dicen
los tribunales contencioso-administrativos.

4. ¿Cuál es el pronunciamiento en esta sentencia sobre el domicilio y los límites de


la autotutela ejecutiva? Principales conclusiones de la sentencia

En los fundamentos de hecho de esta sentencia, se nos dice que en sí la orden


municipal de demolición del edificio son conforme a derecho siendo ésta una
manifestación de la autotutela administrativa. Lo que sí que podría violar los
derechos fundamentales, nos muestra esta sentencia, es la falta de autorización
judicial para el desalojo del edificio, violando el artículo 18 de la CE.
También nos dice que, ante la consideración del Fiscal de que se daba un fin
social mayor que el derecho de inviolabilidad del domicilio, hay una serie de
fines sociales constituidos como principios constitucionalmente aceptados que
están por encima de los derechos fundamentales de las personas. No obstante,
el derecho de la inviolabilidad del domicilio no debe sacrificarse a los fines
sociales, por lo que se puede deducir que ciertos derechos fundamentales que
se encuentran por encima de los fines generales suponen un límite a la
autotutela administrativa, así como a la ejecución forzosa de la misma
En lo que refiere al domicilio, se nos da entender de éste que se trata de un
lugar en el que los ciudadanos llevan a cabo sus actividades y su vida privada
sin estar sujetos a normas y convenciones sociales, por lo que se debe respetar
la inviolabilidad de éste impidiéndose la entrada en el domicilio sin autorización
del titular o mediante resolución judicial.
No obstante, la sentencia nos invita a pensar que los agentes municipales
encargados de llevar a cabo las decisiones administrativas actuasen de forma
contraria a derecho
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5. Mencione refiera resumidamente 3 sentencias del Tribunal Supremo que


aborden los límites de la autotutela administrativa en la ejecución de actos
administrativos.

STS 548/2021 del 15 de febrero, de la sala de lo contencioso-


administrativo del Tribunal Supremo, en relación con un recurso de
casación en materia de desalojo de una ocupación ilegal.
La recurrente alega que, en el momento del desalojo, no se tuvo en cuenta
la presencia de personas vulnerables (niños) en la vivienda y que a la hora
de proporcionar las cautelas necesarias para la protección de estas
personas éstas fueron insuficientes.
La necesaria autorización judicial para la entrada en las viviendas supone
un límite a la autotutela de la que goza la administración para hacer
cumplir sus actuaciones. Para la concesión de dicha autorización es
necesario que se dé una valoración por parte del juez sobre los elementos
formales sin entrar a valorar cuestiones de fondo. Además, el juez deberá
valorar la competencia del órgano que emita la resolución para la
ejecución forzosa. No obstante, desde un prisma constitucional, la
resolución judicial que permita la entrada en un domicilio deberá estar
basada en la consideración de diversos derechos e intereses, y se deberá
optar por la manera menos restrictiva de actuar contrariamente al derecho
fundamental afectado.
La práctica de la ejecución forzosa se dará una vez agotadas las demás
vías que no exijan la invasión del domicilio particular.

STS 409/2023 del 9 de febrero, de la sala de lo contencioso-


administrativo del Tribunal Supremo, en relación con un recurso de
casación en materia de demolición de una construcción sin autorización.
En este caso, el recurrente (la Junta de Andalucía) hizo uso de su
autotutela para demoler una construcción en una finca particular que
carecía de licencia. No obstante, la persona que debía demoler la
construcción alegó que no se le había informado de dicha ejecución
forzosa, y para cuando la Junta le informó de esa ejecución, los plazos
para informar habían pasado.
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El artículo 99 de la Ley 39/2015 nos indica que la ejecución forzosa se


llevará a cabo tras una notificación al interesado: “Las Administraciones
Públicas, a través de sus órganos competentes en cada caso, podrán
proceder, previo apercibimiento, a la ejecución forzosa de los actos
administrativos, salvo en los supuestos en que se suspenda la ejecución
de acuerdo con la ley, o cuando la Constitución o la ley exijan la
intervención de los Tribunales”
Así pues, para poder iniciar el procedimiento de la ejecución forzosa,
manifestación de la autotutela administrativa, hacen falta la decisión final
tomada por una entidad administrativa después de un proceso de revisión
y evaluación, y la notificación al obligado de la ejecución forzosa si no
cumple con el acto administrativo.

STS 858/2022 del 24 de febrero, de la sala de lo Contencioso del Tribunal


Supremo, en relación con revisión de actos declarativos de derechos de la
Seguridad Social que no se da mediante un procedimiento contencioso-
administrativo, sino que debe plantearse ante el orden de lo social.
Se observa que la normativa de la Seguridad Social en temas de revisión
de actos declarativos de derechos de ésta no dista mucho de la revisión de
actos administrativos anulables. La Administración no puede, por sí
misma, dejar sin efecto sus actos declarativos de derechos, ya que esto
supone privar a los ciudadanos de derechos que ya habían sido
reconocidos por la Administración. Es la Administración quien debe
personarse ante órgano jurisdiccional correspondiente para así demostrar
la ilegalidad del acto.

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