Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Presentación
Ahora bien, antes de considerar las características de este síndrome, voy a referirme
brevemente a los rasgos anímicos del sujeto.
La efracción (contingente) del campo del gozo en la pubertad, afecta el anudamiento del
cuerpo imaginario con la identificación simbólica (muerte).
El real que privilegia es el real del no hay relación sexual. Un conjunto vacío, dado que
no hay un saber instituido sobre la relación hombre-mujer. No hay un instinto
preformado. En verdad hay un encuentro con una hiancia, con un agujero de saber en lo
real. El troumatisme cobra valor enlazado al esfuerzo libidinal y su condición indigente.
Y eso no tiene retorno. Y es, además, una hiancia.
Aquí, cobran relevancia tres conceptos: amor, deseo y gozo. Así, en el Seminario 20:
Aún, Lacan (1972/73) se lee: "El gozo del Otro, del Otro con mayúscula, del cuerpo del
otro que lo simboliza, no es signo de amor".
Lacan establece un distingo entre gozo y amor. En el partenaire se simboliza el gozo del
Otro. Los signos del gozo incluyen jadeo, temblores, movimientos oculares, no se trata
de signos de amor.
Por otra parte, el deseo se constituye como deseo del Otro, en cambio, el signo de amor
requiere de la reciprocidad del otro. Así, tenemos: "Amor que pide amor".
Ahora bien, Polle, escribe Varity, era el nombre del hijo del Barón Münchausen,
de quien se supone que sufrió una enfermedad falsa producida por su padre. Sin
embargo, en “Münchausen´s by syndrome Proxy”, Meadow (1977) propuso otra
denominación, la de síndrome de Münchausen por poder. Este último nombre ha sido
más ampliamente aceptado en la actualidad por la bibliografía especializada.
Las conductas a las que suelen apelar los familiares sólo están limitadas por la
imaginación, así pueden ir desde frotar una herida del sujeto, echar unas gotas de sangre
en su orina para simular una hematuria, cambiar radiografías, frotar el termómetro para
generar fiebre, hasta la exposición a toxinas y/o medicamentos, por ejemplo, cantidades
significativas de aspirinas, sodio, laxantes y barbitúricos. En verdad se puede configurar
todo un libro de injurias y maltratos vinculados, muchas veces, al gozo renegatorio
propio de la perversión.
Otras —no las únicas— entre el conjunto de complicaciones que quiero destacar
y presentar aquí: las infecciones, cirugías o exámenes innecesarios, depresiones,
angustias y las neurosis traumáticas.
Puedo agregar que los padres, en muchas ocasiones, sufren o han padecido ellos
mismos este síndrome, a la par que suelen tener significativos conocimientos sanitarios.
Pero, ¿qué acontece con el profesional? Puedo decir que en ocasiones queda
aprisionado en su paradigma biomédico, ya que incluye un axioma que afirma que sólo
se debe considerar un trastorno funcional o psicológico cuando se hayan descartado las
causas orgánicas. Lo cual abre las puertas a la puesta en práctica de este acto perverso.
Así, con el segundo despertar sexual, el sujeto en tiempos del pasaje adolescente,
entre los 10 y 15 años, puede relatar y solicitar la atención médica, habitualmente por
trastornos urinarios y/o dermatitis ficticias, entre otros problemas.
Así, para Freud, mientras el hombre mira a la mujer, ella mira a su hijo. Para
Lacan, un hombre puede constituir a una mujer en su sinthome o suplencia, mientras
que una mujer suele instaurar a su hijo como sinthome. Esta suplencia se constituye vía
una identificación narcisista: lo que salió de uno mismo. Cuando se desconstituye —
forcluye— esta identificación suelen desencadenarse episodios de violencia.
Con relación al deseo de la madre puedo agregar que implica siempre estragos.
El niño y/o adolescente se encuentra como en la boca de un gran cocodrilo, que no se
sabe cuándo se puede cerrar.
La lectura analítica
En esta frase (tercera fase) que accede a la conciencia, es notorio el borramiento del
sujeto, es decir, su elisión en el fantasma. “Pegan a un niño” implica una articulación
significante en la que vaga la mirada.
Esta joven, luego de ciertas y legítimas dificultades para asociar, introduce material, que
le permite a Freud remitir esta fantasía a dos fases previas en su formación, que pueden
ser expresadas en dos frases.
1 En la página Web de la Sociedad Argentina de Pediatría, escrito por Silvia Morici, se lee: con relación a este
síndrome: "En 1993 se publicaron 105 diferentes presentaciones sintomáticas resaltando las siguientes como las más
frecuentes: (Scheirer, H.A.; Libow, J.A.: Hurting for love: Munchausen by Proxy syndrome. New York, NY:
Guilford Press; 1993). Sintomatología más frecuente: (sangrado, convulsiones, depresión del sistema nervioso
central, apnea, diarrea, vómitos, fiebre, erupciones) • Gastrointestinales • Neurológicos • Dermatológicos • Cardio
pulmonares • Infecciones • Traumatológicos. En el mismo artículo se destaca que el 75% de los casos murieron en el
hospital tratados por pediatras. 40 de 100 operaciones fueron hechas innecesariamente sin condiciones que las
acreditaran. En Rosenberg, D.A. en Child abuse negl, 1990: Morbilidad: a corto plazo: 100%. A largo plazo: 8%.
Mortalidad: 9%. Perpetuador: la madre: 100%".
Precisemos que este fantasma sólo cobra valor en tanto está constituido por elementos
significantes. Así, Lacan (1957/58, p. 409, Ver. AFI) en el Seminario 5, el fantasma es
considerado como "lo imaginario capturado en cierto uso del significante [usage de
signifiant]".
En la primera de ellas, "mi padre pega al niño que odio", la situación presenta
tres personajes, el agente del castigo, el que lo sufre (el niño odiado) y el sujeto. Es
notorio que la relación con el padre ya está instituida (Lacan, 1956/57).
Pero, ¿cómo accede Lacan a esta forma de forclusión del sentido? A partir de un
singular acontecimiento de maltrato en la escuela de Joyce. Este es golpeado con un
bastón por un compañero, Héron y dos amigos y no siente prácticamente nada, ni
vivencia de dolor ni enojo, lo que pone en evidencia una relación de "dejar caer", de
"desenganche" (“laisser tomber”) con su cuerpo (lo imaginario). El nudo falla como
efecto de una operación forclusiva y aquí se ubica el sinthome, como un cuarto anillo,
como un saber hacer con la escritura, que posibilita que lo imaginario, es decir, el
cuerpo de Joyce, persista enlazado a lo simbólico y a lo real.
La experiencia narcisista
2 Cuando en la mujer no ha cobrado eficacia el juicio de castración, se ubica en la posición de uno de los Nombres de
Dios, la madre incastrable, es decir, el Otro incastrable. Como este gozo no es acotado genera estragos en niños,
adolescentes y madres —en la familia—.
En la concepción de Lacan (1970), el deseo de la madre determina siempre un
itinerario de estragos: “Un gran cocodrilo en cuya boca ustedes están, es eso la madre,
¿no? No se sabe si de repente se le puede ocurrir cerrar el pico: eso es el deseo de la
madre ...”. Pero había algo tranquilizante “un rodillo, así, bien duro, de piedra, que está
en potencia a nivel del pico: eso retiene, eso atranca, es lo que se llama el Falo, ¡el
rodillo que los protege si de golpe se cierra!”. La articulación de este rodillo requiere
de una operación singular: la metáfora paterna.
Ahora bien, el escenario perverso nos remite a una modalidad de respuesta del
niño ante el deseo de la madre. En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento
posible de la psicosis”, nos dice que el problema de las perversiones implica pensar la
relación del pequeño con su madre. Una relación constituida no por su dependencia
vital, sino por su dependencia de amor, o, dicho de otra manera: por el deseo de su
deseo. Aquí, el niño “se identifica con el objeto imaginario de ese deseo en cuanto que
la madre misma lo simboliza en el falo”.
En la página 216 de “Tres ensayos” de Freud (1905) se lee: "no es raro hallar en
una misma familia perversión y psiconeurosis distribuidas así entre los sexos: los
miembros masculinos, o uno de ellos, son perversos positivos, pero los miembros feme-
ninos, de acuerdo con la proclividad de su sexo a la represión, son perversos negativos,
histéricos. Es una buena prueba de la copertenencia que hemos descubierto entre
ambas perturbaciones". Es decir, que una misma pulsión parcial (a veces diferentes)
puede cobrar privilegio en una familia y alcanzar en cada uno de sus miembros destinos
diversos. De esta manera las defensas distribuyen posiciones particulares.
La técnica consiste en que la madre muestre el hijo que tiene y no sólo lo que el
hijo tiene, en la medida en que el otro no lo tiene, y no lo comprende. Lo que los
progenitores procuran es capturar al otro no en una mera cuestión de diagnósticos y
tratamientos, sino lograr el placer de revelarle aquello de lo que carece, para sumirlo en
la impotencia y vergüenza por lo que le falta. ¿Algo de esto no acontece en el
denominado bullying escolar? Cuando algunos padres cuestionan la posición de
maestros y docentes y sus conocimientos y saberes son descalificados.
b) Sólo prima la ley del deseo materno, que se sostiene en el anonadamiento del
deseo del sujeto y del profesional que queda ubicado en una exaltada posición
caricatural.
c) Por otra, es también una medida de protección contra la castración, que retorna y
se despliega en el cuerpo del niño o adolescente.
0
El Münchausen y el suicidio-homicidio
3 El filicidio (lat. filium: hijo) implica el homicidio de un hijo/a por sus genitores (padre/madre). En la mitología
griega encontramos a Medea, una tragedia de Eurípides, esposa de Jasón, que asesina a sus hijos. En Argentina
tenemos el caso de Romina Tejerina, madre adolescente que asesinó a su hija recién nacida.
1
Ahora y en este punto dejo constancia de las diferencias, a veces bastante
importantes, propuestas por el DSM IV y V, al ocuparse del síndrome mencionado.
B. El individuo presenta a otro individuo (víctima) frente a los demás como enfermo,
incapacitado o lesionado.
Para finalizar: hay en este síndrome una notoria y asimismo novedosa dialéctica,
que marca el lugar del exceso en ocasiones hasta el filicidio descrito en niños y/o
adolescentes.
2
Bibliografía
Freud, S. (1919h). “Lo ominoso”. Obras Completas. Vol. XVII. Buenos Aires:
Amorrortu editores. 1974.
Freud, S. (1920g). “Más allá del principio de placer”. Obras Completas. Vol. XVIII.
Buenos Aires: Amorrortu editores. 1974.
Freud, S. (1923). “El yo y el ello”. Obras completas. Volumen XIX. Buenos Aires:
Amorrortu editores. 1974.
Freud, S. (1924). “El problema económico del masoquismo”. Obras completas. Vol.
XIX. Buenos Aires: Amorrortu editores. 1974.
Freud, S. ([1925] 1926). “Inhibición, síntoma y angustia”. Obras Completas. Vol. XX.
Buenos Aires: Amorrortu editores. 1974.
Freud S. (1950ª [1892-1899]). “Fragmentos de la correspondencia con Fliess”. Obras
completas. Vol. I. Buenos Aires: Amorrortu editores. 1974.
Lacan J. (1964). El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2004.
Lacan J. (1966) Escritos 1. Siglo XXI. Buenos Aires, 1981.
Moreira, D. (1995). Psicopatología y lenguaje en psicoanálisis. Psicosomática, autismo
y adicciones. Buenos Aires: Homo Sapiens.
Moreira, D. (2016). Ética y quehacer del analista con niños y adolescentes. Ed. Letra
Viva, Buenos Aires.
Moreira, D. (2017). La niñez, la adolescencia y el discurso capitalista. Buenos Aires:
Letra Viva.
Rabinovich, D. (1992). Puntuaciones freudianas de Lacan: Acerca de Más allá del
Principio del Placer. Buenos Aires: Manantial.
Meadow, R. Different interpretations of Munchausen syndrome by proxy. Child abuse
& neglect 2002.