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Actividades para 6° 5° Sociales T.

T
Materia: Literatura
Profesora: Victoria Belsito
Nombre Alumno/a

Evolución del teatro en la Argentina

El teatro Criollo:

Los historiadores consideran que el nacimiento del teatro más íntimamente


ligado
a la conformación de la identidad cultural de nuestro país tuvo su origen en las carpas de
los circos que recorrían los pueblos y Rioplatenses hacia fines del siglo XIX. Hasta
entonces, los espectáculos teatrales habituales eran realizados por compañías
provenientes de España o actores y dramaturgos locales qué hacía en un teatro con
modelos estéticos europeos.

Del circo al escenario:

La transformación del artista circense en el escenario fue un proceso gradual, en


el cual se produjo un pasaje de la magia los acróbatas y el humor de los payasos a la
teatralidad de los actores. Uno de los espectáculos criollos que presentó este pasaje
fue el circo de los hermanos Podestá.
José y Pablo podesta eran hijos de inmigrantes genoveses, y habían comenzado
su circo en 1877, en Uruguay, entre acrobacias y trapecios. En 1880 llegaron a Buenos
Aires. Muy permeables a los intereses y el gusto de los sectores populares, en 1886
comenzaron a ofrecer funciones en su circo con un doble de espacio: la pista circense o
“picadero”, donde se Lucía con destreza no sus destrezas acrobáticas, y una suerte de
escenario básico en el que representaban dramas criollos, siendo el “Juan Moreira” el
primer y famoso drama representado.
Inmigración y teatro:

En paralelo al proceso descripto, el ingreso masivo de inmigrantes,


mayoritariamente de origen español e italiano, modificó por completo la composición
social del país, en particular, en las llanuras fértiles próximas a los puertos. Muchos
inmigrantes se asentaron en zonas rurales del interior del país y fueron partícipes del
crecimiento de la actividad agropecuaria en estancias y chacras, notable desde 1880 en
adelante. No tuvieron el mismo destino aquellos que permanecieron en ciudades que no
estaban preparadas para albergarlos.
La ciudad de Buenos Aires creció a ritmo acelerado pero no estaba preparada
para dar vivienda y trabajo digno a todos los inmigrantes, quienes se vieron obligados a
refugiarse en sus barrios marginales, asignados en viviendas precarias llamadas
conventillos, los cuales no estaban habitados por extranjeros de distintas nacionalidades
(italianos, españoles, polacos, árabes, etc.), sino también por hombres y mujeres nacidos
en el país (criollos), marginados dentro de una población que se volvió abruptamente
heterogénea. Este complejo entramado social y étnico heredé al para ser llevado al
teatro porque la esencia del género dramático es un enfrentamiento de dos o más
fuerzas opuestas que plantearon conflicto y su resolución, los cuales se daban por
múltiples factores entre inmigrantes y criollos, entre inmigrantes de distintos orígenes,
entre honestos y corruptos o “avivados”, entre disputas de “guapos” (patoteros), riñas
por el amor de una “percanta” (mujer ingenua y soñadora) o por dinero. El sainete
criollo supo poner en escena la problemática social de esta época y ganarse el público
para ser un éxito rotundo.

El sainete criollo:

Temáticas y personajes
Según el estudioso de nuestro teatro Tulio Carella, “con la risa el sainete borras
las desigualdades sociales y mentales y crea un lazo de Unión que sólo el tiempo
hubiera hecho efectivo”. El sainete no sólo trataba de reflejar una realidad social y el
desafío de hacer reír, sino también deshabilitar ciertos valores colectivos sobre la
solidaridad, la integración social, el trabajo honrado, la familia y el amor por lo propio.
En general, en el sainete, los personajes carecen de una individualidad
psicológica particular y responden a una tipología básica: el criollo, el inmigrante, el
compadrito o guapo armado y patotero, el guitarrero cantor de tango, el buscavidas, el
ingenuo, el vago simpático, entre otros. Los personajes femeninos están tipificados, por
un lado, como la muchacha “buena y honrada” o percanta, que no se deja tentar por los
lujos y las luces del centro; y por el otro, se encuentra la muchacha “mala” o la
mantenida, que abandona su “cuna” (el conventillo) y se entrega por dinero para huir de
la miseria. Estos personajes estereotipados se comportan siempre de la misma manera y
reiteran el rasgo que los caracteriza: son ridículos, pendencieros, cobardes o corajudo.
Entre ellos, uno solía ser la figura central, finalmente interpretado por un actor muy
popular de grandes recursos para el humor, con quien el autor se aseguraba el favor del
público.
Además de esta galería de personajes estereotipados, era centrar la presencia en
el escenario del cantor de tangos, y a partir de esto muchos tangos se escribieron
especialmente para un estreno y luego, por el gusto del público, pasaron a formar parte
de la música característica de Buenos Aires.
El espacio en el que se desarrollan las acciones de estos personajes es el patio
del conventillo donde tienen lugar sus encuentros y desencuentros y se entrecruzan
lenguas y costumbres. Otro espacio el típico era la venida del conventillo, donde se
esterilizaban algunos conflictos interiores.
El comportamiento y el modo de hablar de los personajes generaban la risa del
público, mientras que los conflictos que atravesaban o la imposibilidad de alcanzar sus
sueños y ambiciones provocaban un sentimiento de compasión. Estas características las
convierten en personajes tragicómicos.

El cocoliche y el lunfardo:
Uno de los más grandes hallazgos del sainete criollo fue apostar a la comicidad
verbal basada en los juegos de palabras, las alusiones, el doble sentido y la ironía. El
chiste verbal era construido a partir del habla de los inmigrantes y los sectores
populares, fundamentalmente en los cruces entre el cocoliche y el lunfardo.
El término cocoliche, de hablar español rioplatense de muchos inmigrantes
italianos, se originó la compañía de los hermanos Podestá, pioneros del teatro criollo,
donde surgió un personaje llamado Cocoliche, y cuya forma de hablar era una
disparatada fusión del habla de los italianos, los compadritos y los gauchos que hizo
furor entre los espectadores y dio origen al estereotipo del “tano cocolichero” siempre
presente en los sainetes para diversión del público.
El lunfardo, en cambio, es una jerga originada y desarrollada en la ciudad de
Buenos Aires y sus alrededores. Se cree que esta jerga tuvo carcelario un origen
carcelario y que la utilizaban los presos para hablar entre sí y no ser comprendidos por
sus guardianes. En un principio fue empleada por delincuentes, pero pronto los sectores
populares comenzaron a utilizarla y el tango la hizo conocida en todos los estratos
sociales. Algunos términos vinculados con la vida marginal y el lunfardo son: bacán
(adinerado) catrera (cama o catre), bulín (pieza), pichicata (droga), batir (denunciar,
mandar al frente), punga (ladrón de bicicletas), entre otras.
Existe también, un conjunto de préstamos del italiano referidos a calificativos
personales que tienen un uso muy frecuente en el habla bonaerense, entre los cuales
podemos citar: capo (jefe), chanta (irresponsable), engrupido (agrandado o vanidoso),
piantado (loco), lungo (muy alto), piano, piano (muy despacio)

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