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MEZCLAS BITUMINOSAS
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Las mezclas asfálticas entran a formar parte de la mayoría de los pavimentos que se
realizan en nuestro País. Se colocan normalmente en la parte superior de los firmes
y por tanto son frecuentemente las designadas para soportar directamente los
esfuerzos que produce el rodar del tráfico, las variaciones climáticas, etc.
Sirvan alguna de estas reflexiones para hacernos ver el importante papel que juegan
administraciones, laboratorios, técnicos, contratistas, etc. por el aparente y simple
hecho de colaborar en el diseño y ejecución de un pavimento para una carretera,
calle o camino.
Las mezclas asfálticas son mezclas de diferentes tamaños de áridos, con un ligante
hidrocarbonado, que suele ser un betún o una emulsión. En ocasiones intervienen
otros componentes como fibras, cauchos, polímeros, etc.
LOS ARIDOS que forman la estructura resistente de la mezcla, para ser utilizados,
se separan en diferentes fracciones, para luego ser nuevamente mezclados en unas
determinadas proporciones y así conseguir la curva granulométrica final que
deseemos; cuando hablamos de árido grueso nos referimos a los tamaños
Es necesario tener también en cuenta que los pavimentos, sobre todo en vías
urbanas, requieren a veces unas características no estructurales como la
luminosidad, el color, la limpieza, que en determinados casos se vuelven prioritarios.
Nos mide la capacidad para soportar las cargas y tensiones producidas por el tráfico
con unas deformaciones tolerables, que impidan la fuerte transmisión a las capas
subyacentes. El rozamiento interno de los áridos y la cohesión producida por el
ligante nos determinara su valor.
Las capas mas rígidas van situadas en las capas de base, aunque no debe existir
fuertes diferencias de estabilidad entre capas.
Cuando existen cargas y temperaturas altas, las mezclas, sino están bien diseñadas,
tienen tendencia a deformarse al acumularse deformaciones de tipo plástico,
desplazando el material de lugar y ocasionando las conocidas roderas, que dificultan
la circulación al perdese la regularidad superficial.
Una baja viscosidad del betún, relaciones bajas polvo mineral/betún, la forma del
árido si origina un bajo rozamiento interno del mismo, etc., son factores que
favorecen las deformaciones permanentes.
3.4.- Flexibilidad.
3.6.- Impermeabilidad.
Normalmente las capas de rodadura deben ser lo mas impermeables posibles para
evitar el paso de agua y posterior deterioro de las capas inferiores. Si la capa de
rodadura la hacemos específicamente porosa debe exigirse y controlarse la
impermeabilidad en la capa inmediatamente inferior.
El agua, aire, sol, viento, lluvia, etc. y la propia presión que los neumáticos ejercen
sobre el pavimento al circular, son factores que afectar al envejecimiento del ligante
y por tanto de la mezcla. El betún se oxida y rigidifica en los mm superiores,
comenzando por producirse microfisuras y acabando con grietas, desprendimientos,
etc., si no se realizan los tratamientos preventivos adecuados.
Es una característica que se manifiesta bajo los esfuerzos tangenciales del tráfico,
por giros bruscos fundamentalmente a bajas velocidades, frenazos, arranques, etc.,
y que por tanto se pone de manifiesto de forma más evidente en los discos de
ciudades, glorietas, aparcamientos, etc.
Son más sensibles a estos desajustes las mezclas con una gran macrotextura; así
en las mezclas en caliente lo son las porosas por su bajo contenido en mortero (alto
porcentaje en huecos), y entre las de frío las lechadas y microaglomerados en frío.
En las mezclas en frío tipo lechadas y micros se mide, aunque de forma indirecta,
con el ensayo de abrasión por vía húmeda WTAT.
Existen muchas formas de clasificar las mezclas bituminosas según que nos fijemos
en uno u otro parámetro para hacerlo.
4.2.- Por el porcentaje de huecos que tienen, una vez que se ha puesto en
servicio.
En efecto, todas las mezclas deben tener un mínimo contenido en huecos capaz de
ser ocupado por el betún cuando éste aumenta de volumen con la temperatura,
evitando así las deformaciones plásticas bajo los efectos del calor y el tráfico.
Mención especial merecen las mezclas porosas que con su más de 20 % en huecos
filtran el agua que cae a su superficie hacia capas inferiores, evitando la presencia
de agua y por tanto el fenómeno de “aguaplaning”, razón por la cual se emplean en
capas de rodadura.
4.3.- Por el tamaño máximo del árido empleado podemos definir “mezclas
gruesas” como aquellas que el árido alcanza tamaños superiores a 12 mm.
Proporcionan macrotextura al pavimento y si el tamaño supera los 25 mm., solo se
emplean en capas intermedias o de base. Las “mezclas finas” con tamaños máximos
inferiores a 12 mm., están muy en desuso por su tendencia a no cumplir las mínimas
características de textura exigible a cualquier pavimento que pudieran catalogarlo de
seguro. Cuando se emplean lo hacen en capas de rodadura o bajo mezclas porosas
como capa impermeable.
4.4.- Por la estructura del árido. Las podemos catalogar de mezclas “sin
esqueleto mineral”, no usuales en España, en donde la elevada proporción del polvo
mineral y betún, impide el contacto regular entre áridos gruesos, determinando su
capacidad resistente por la cohesión del mortero que forma el filler con el betún sin
apenas contribución del rozamiento interno. Su textura lisa obliga a incrustar en su
superficie gravillas, normalmente preenvueltas, para dotarle de una rugosidad
mínima.
Por el contrario las mezclas con esqueleto mineral, que son la totalidad de las
especificadas en España, tiene un alto contenido en árido gruesos (50 – 70 %) y por
tanto un elevado rozamiento interno con suficiente mortero para proporcionar
cohesión interna.
Las modificadas, tanto en frío como en caliente, emplean ligantes que previamente
han sido tratados con polímeros, mejorando así su susceptibilidad térmica, su
resistencia al envejecimiento, su elasticidad, etc.; estas mejores prestaciones del
betún se trasladan a las mezclas proporcionándolas mayor cohesión interna,
mejores resistencias a fatiga y envejecimiento, etc. Son por tanto mezclas
especialmente indicadas en climas muy adversos, en capas delgadas, en
pavimentos de obras de fabrica, etc.
Podríamos incluir aquí un tercer tipo de mezclas que serian las “fabricadas con
ligantes sintéticos”. Los betunes empleados en ellas están constituidos por una
mezcla de resinas y polímeros cuyas características finales son similares a las de los
betunes de destilación, pero con la peculiaridad de ser fácilmente coloreables, por lo
que se emplean para fabricar mezclas decorativas o de usos especiales tales como
zonas peatonales o de bicicletas, plazas, túneles, etc. El alto precio del betún impide
un uso masivo.
4.6.- Por la granulometría del esqueleto mineral las mezclas las podemos
clasificar en “continuas” en las que entre el polvo mineral y el árido mas grueso, no
existe falta de ningún tamaño y las “discontinuas” que en la normativa española
indica ausencia de material entre 2 y 4 mm.
Las mezclas discontinuas se suelen fabricar con betunes modificados y/o aditivos
tales como las fibras. Se pueden igualmente fabricar con mas ó menos huecos (tipo
F y M) y se aplican en capas delgadas que suelen oscilar entre espesores de 1,5 –
3,5 cm.
Las opciones a utilizar uno u otro tipo de mezcla nos viene determinado por el
espesor de la capa a poner y el lugar que vaya a ocupar en la estructura del firme,
tal y como indicamos en el cuadro siguiente :
4.7.1.- Las mezclas para capas de base además de las características propias con
las que las dota su naturaleza asfáltica tales como la ausencia de retracción, su
flexibilidad, su compatibilidad con otras capas asfálticas dando buena continuidad al
firme, etc., debe poseer resistencia suficiente para absorber las tensiones y
deformaciones que le llegan de las capas superiores por los efectos del tráfico y ser
igualmente resistente en la fatiga, de las deformaciones plásticas y a los fenómenos
posibles de fisuración.
Las mezclas que para este uso se citan en las ordenes circulares son las siguientes :
Módulo a 20 °C (Mpa)
Valores medios
Mezclas Gruesas 4.000
La tecnología en frío aporta soluciones a las capas de base para tráficos medios y
ligeros mediante mezcla tipo AF-20 y AF-25 y las denominadas gravas-emulsión.
Las mezclas tipo grava-emulsión GEA-1 y GEA-2 con tamaños máximos respectivos
de 25 y 40 mm., poseen un 65 % de árido grueso y alto porcentaje en filler, lo que se
traduce en un elevado rozamiento interno y una gran compacidad. Los ligantes son
emulsiones de betún puro que se suelen emplear en dotaciones del 4 – 6 %. Son
mezclas con una resistencia a compresión y tracción una vez que estas están
debidamente compactadas y curadas después de su periodo de maduración.
Ofrecen ventajas e inconvenientes frente a las bases granulares, la de tipo hidráulico
o las mezclas bituminosas en caliente convencionales.
4.7.2.- Las mezclas para capas de rodadura por su contacto directo con el tráfico y
ser la capa sobre la que inciden directamente factores externos como sol, agua,
viento, etc., ha de cumplir una serie de características adicionales a la del resto de
capas. Así pues además de su resistencia estructural, de su impermeabilidad para
impedir el paso del agua a las capas inferiores, o de su resistencia a las
deformaciones plásticas han de ser capas seguras, comfortables y resistentes al
envejecimiento prematuro.
Las mezclas densas D-12 y D-20 son mezclas de granulometria continua con
tamaños máximos respectivos de 20 y 25 mm. Las mas gruesas tienen un
porcentaje de árido grueso entre el 55 y 65 % y un contenido mínimo en betún en
capas de rodadura del 4,75 % siendo habitual porcentajes del 5 % e inclusive
superiores. En espesores superiores a 5 cm siempre se tiene que ir a D-20.
Las mezclas semidensas S-12 y S-20 se utilizan más que la densas anteriormente
descritas. Son igualmente de granulometría continua con un contenido en árido
grueso del 55 – 70 %. El % de betún mínimo esta igualmente en 4,75 % s/a siendo
frecuentes valores en torno al 5 %.
La tecnología en frío contribuye a las capas de rodadura con dos mezclas y los
microaglomerados en frío.
Como hemos podido comprobar las posibilidades de elección del tipo de mezcla que
queremos es muy amplio y las diferencias que entre ellos existen son muy sensibles.
El tipo de tráfico, climatología, tipo de base, disponibilidad de materiales, espesores,
situación de la obra, etc. serán los parámetros que nos convenzan para utilizar uno u
otro tipo.
5.- BIBLIOGRAFIA.
¾ FIRMES.
M. A. Del Val y C. Kraemer, 1990.
¾ PAVIMENTOS URBANOS.
Intevia, 2001.
¾ O. CIRCULAR 5/2001.
Ministerio de Fomento. Riegos auxiliares. Mezclas bituminosas y pavimentos de
hormigón.