poeta y novelista salvadoreño de prestigio internacional nacido en San Miguel en el año 1935. Desarrolló su interés por la literatura desde temprana edad. A los trece años ya había publicado poemas. En relación a esto, en una entrevista para la universidad de Honduras, Manlio declaró que su primera formación literaria fueron los relatos orales de su madre, abuela y de Chela, una empleada, que conforman un corpus ecléctico en la que figuran cuentos de Las mil y una noches, relatos y canciones populares y tangos argentinos. El contacto temprano con la literatura de manera oral y la musicalidad del canto, le facilitó escribir poemas incluso en la primaria. En la década del ’50 del siglo pasado, formó parte de lo que se denominó la generación comprometida, junto a otros escritores- entre ellos el mítico poeta Roque Dalton (1935-1975). El compromiso y el análisis social será un tema constante en su obra y en su vida. Es así que, en el año 1972, partió hacia Costa Rica exiliado por sus posturas críticas para con el gobierno militar del general Arturo Molina, quien llegara al poder gracias al fraude electoral. Argueta no volvería a su país hasta la década del ´90.
En el exilio publica la novela Caperucita en la zona roja y este trabajo
se hizo con el premio Casa de Las Américas del año 1977. Sin embargo, su obra más conocida es Un día en la vida (1981), que tuvo un gran impacto no sólo en la comunidad hispana si no que cuenta con un especial reconocimiento entre los lectores de lengua inglesa. Este interés se ve reflejado en el gran caudal de trabajos académicos en torno a ella en Estados Unidos e Inglaterra. Además de lo ya señalado, fue traducida a 15 idiomas. 6- Guadalupe Martínez Ana Guadalupe Martínez Menéndez (Santa Ana, 1952) es una líder política salvadoreña, uno de los cuadros más importantes de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (El Salvador) y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN. En la actualidad, se desempeña como secretaria del Partido Demócrata Cristiano (PDC). Es hija de Froilán Martínez Flores, militar al servicio de la Fuerza Aérea Salvadoreña donde se desempeñaba como piloto y quien en 1944 participó en un movimiento de sublevación de un importante grupo de oficiales de las fuerzas armadas de El Salvador contra la presidencia del General Maximiliano Hernández Martínez el 2 de abril de 1944. Esta situación le provocó el exilio. A su regreso al país su familia le pidió que evitara vincularse nuevamente al sector militar. Su madre Lucila Menéndez, es proveniente de una prospera familia de agricultores cafeteros. Ana Guadalupe Martínez nació en la Hacienda de su abuelo materno en inmediaciones del municipio de Metapán, departamento de Santa Ana. Ella se verá influenciada por las corrientes políticas del Partido Demócrata Cristiano de El Salvador, que para la década de los sesenta se orientaba hacia una línea progresista de centro derecha en el país. Ana Guadalupe comienza a interesarse por la cuestiones sociales y políticas al final de sus estudios secundarios en 1971. A través de una tía paterna que para la época era dirigente del sector de los maestros y especialmente el movimiento trabajador de los profesores que se movilizó en 1968, Ana Guadalupe se contagia del espíritu reivindicativo de la época.1 Esta inquietud continuara ampliándose a principios de la década de los años setenta cuando ingresa a la Universidad Nacional de El Salvador a adelantar estudios de Medicina. 7- Francisco Gavidia
Francisco Antonio Gavidia Guandique (San Miguel, 29 de diciembre de
1863-San Salvador, 22 de septiembre de 1955) fue un escritor, educador, historiador, politólogo, orador, traductor y periodi sta salvadoreño. Su vasta obra alcanzó dimensiones enciclopédicas, y se le conoce por ser el orientador de Rubén Darío para adaptar el verso alejandrino a la métrica castellana además de incursionar en el cuento, poesía, teatro y ensayos. Hijo de Francisco Antonio Gavidia y de Eloísa Guandique de Gavidia y bisnieto del prócer Gregorio Melara, nació en el municipio de Cacahuatique, hoy Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, El Salvador. Debido al extravío de la partida de nacimiento original, hubo un debate sobre el año de su nacimiento. De acuerdo a Hugo Lindo, el año de 1865 se eligió debido a que existían indicios que soportaban esta teoría, pero existen otros datos que acercan el año a 1863.2De hecho, de acuerdo a un Decreto de la Asamblea Legislativa de El Salvador, se reconoce esta última como la fecha de su nacimiento. Debido a la muerte de su madre, cuando contaba con 8 años de edad, Francisco Gavidia se trasladó a la finca de su padre ubicada en el norte del departamento de San Miguel, en el actual municipio de Ciudad Barrios.3 En 1880 obtuvo el grado de Bachiller en Ciencias y Letras, y luego se trasladó a San Salvador donde ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de El Salvador. Sin embargo, dejó la carrera después de un año, para convertirse en un autodidacta.4Para 1882, era miembro del grupo literario La Juventud, y ya entonces mostraba un fuerte interés por los versos franceses. Fue en ese mismo año, de acuerdo a numerosas fuentes, que conoció a Rubén Darío. Ambos desarrollaron una fuerte amistad hasta el punto que en 1890, Gavidia fue padrino de bodas de Darío. 8- Francisco Díaz
Poeta, dramaturgo y militar salvadoreño,
nacido en San Salvador el 6 de junio de 1812, y fallecido -según apuntan la mayor parte de sus biógrafos- en Santa Rosa de los Llanos, el 10 de junio de 1845, víctima de un contraataque bélico de las tropas hondureñas. A pesar de que apenas se han conservado testimonios autógrafos o impresos de sus obras, está considerado como uno de los padres de la literatura salvadoreña, pues a su pluma se debe la primera obra teatral de autor conocido escrita en su patria. Aunque nació en el seno de una familia de escasos recursos (era hijo del modesto matrimonio formado por José León Díaz y María Josefa Urías), pudo estudiar merced a los libros que le proporcionó un sacerdote amigo de la familia (don José Ignacio que más tarde sería nombrado obispo). El entonces joven presbítero se asombró del tesón y el esfuerzo autodidacto de Francisco Díaz, y procuró facilitarle una formación humanística basada en el conocimiento de los autores clásicos grecolatinos. Sin embargo, este tenaz proceso de aprendizaje se interrumpió brusca y dramáticamente cuando, tras el derrocamiento del presidente del Gobierno Mariano Prado, fue hecho prisionero por los sectores más reaccionarios del lugar y enviado a una prisión guatemalteca, donde perdió la vida su progenitor, que había sido capturado en la misma refriega. Tal vez durante aquel período de encarcelamiento prendió en Francisco Díaz esa violenta dependencia del alcohol que ya no habría de abandonarle en toda su corta existencia.