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Ello, Yo y Superyó

Ello, yo y superyó son instancias que forman la psique humana, de acuerdo con la
teoría de la personalidad, desarrollada por Sigmund Freud en sus estudios sobre el
psicoanálisis.

El ELLO es el componente innato de los individuos, las personas nacen con él.
Consiste en los deseos, voluntades e instintos principalmente originados por el
placer. A partir del ello se desarrollan las otras partes que componen la personalidad
humana: yo y superyó.

El YO surge a partir de la interacción del ser humano con su realidad, adecuando


sus instintos primitivos (el ello) con el ambiente en que vive. El yo es el mecanismo
responsable por el equilibrio de la psique, buscando regular los impulsos del ello, al
mismo tiempo que intenta satisfacerlos de modo menos inmediato y más realista.
Gracias al yo la persona logra mantener la cordura de su personalidad. El yo
comienza a desarrollarse ya en los primeros años de vida del individuo.

El SUPERYÓ se desarrolla a partir del yo y consiste en la representación de los


ideales y valores morales y culturales del individuo. El superyó actúa como un
"consejero" para el yo, alertándolo sobre lo que es o no moralmente aceptado, de
acuerdo con los principios que fueron absorbidos por la persona a lo largo de su
vida.

De acuerdo con Freud, el superyó comienza a desarrollarse a partir del quinto año
de vida. Es aquí cuando el contacto con la sociedad comienza a intensificarse, a
través de la escuela, por ejemplo. En este momento las relaciones sociales pasan a
ser mejor interpretadas por la persona.

¿Qué es el Ello, el Yo y el Superyó para Freud?


El Ello contiene las pulsiones, impulsos y deseos. El Superyó es el conjunto de
valores morales y creencias en las que proyectamos la mejor versión de nosotros
mismos y el Yo es el mediador entre el Ello y el Superyó.

Dos principios que rigen el funcionamiento del psiquismo

● PRINCIPIO DEl PLACER

En una primera etapa Freud lo denominó «principio de la inercia de las neuronas»,


y según él, es el que rige el funcionamiento del sistema neurónico para mantenerse
en un estado de baja excitación ya que, en caso contrario, aparece el dolor o
displacer. Más adelante concebirá este principio como regulador general de la
estructura psicológica, de forma que, a partir de su división en tres estructuras de la
psique: el ello el yo y el superyo, considerará que el ELLO, que es inconsciente,
está regido por el principio del placer que tiende a la inmediata satisfacción y
realización de todos los deseos y pulsiones bien realmente, bien en la fantasía, a
efectos de reducir la excitación.

Lutprinzip, denomina el principio del placer como el deseo del ser humano de
obtener la gratificación inmediata de las necesidades mediante la obtención del
placer y evitación del displacer.

● PRINCIPIO DE REALIDAD

El YO se rige por el principio de realidad, que en base a las exigencias éticas


socialmente establecidas, modifica los impulsos surgidos del ello. Mediante el
principio de realidad el yo toma la decisión de si debe realizar o postergar la
satisfacción de los deseos o, incluso, si debe suprimir la aspiración de la pulsión por
condiderarla peligrosa. La formación del yo se determina a partir de esta tensión
entre los dos principios psíquicos fundamentales.
En Más allá del principio del placer, Freud defendió la existencia de un instinto de
muerte (thánatos) que tiene como misión el retorno de todo lo animado al estado de
inanimado, en oposición al eros cuya misión es, por el contrario, perpetuar la vida.

La Sublimación
La sublimación en psicoanálisis es un término descrito por Sigmund Freud como
uno de los destinos posibles de la pulsión. Se trata de un proceso psíquico
mediante el cual áreas de la actividad humana que aparentemente no guardan
relación con la sexualidad se transforman en depositarias de energía libidinal
(pulsional).1​El proceso consiste en un desvío hacia un nuevo fin. Entre los ejemplos
de Freud como nuevos destinos de la pulsión sexual está lo artístico y lo intelectual:
sublimar consistiría en mudar el fin pulsional hacia una actividad desexualizada,
intentando su realización, por ejemplo mediante tareas creativas o de prestigio
social: arte, religión, ciencia, política, tecnología.
En este extracto de 'La moral sexual "cultural" y la nerviosidad moderna' de Freud
se da una definición de sublimación:

Pulsión

La pulsión es la energía psíquica profunda que dirige la acción hacia un fin,


descargándose al conseguirlo. El concepto refiere a algo dinámico que está influido
por la experiencia del sujeto.

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