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Revisión: Micobacterias Atípicas
Revisión: Micobacterias Atípicas
Micobacterias atípicas
Fernando Valdésa y Ana Cidb
Unidad de Dermatología. Hospital da Costa. Burela. Lugo. España.
a
INTRODUCCIÓN NOMENCLATURA
Las micobacterias atípicas son un grupo de mico- Desde que en 1882 Koch descubriera el agente pro-
bacterias cuya incidencia no ha hecho más que au- ductor de la tuberculosis no se han dejado de en-
mentar durante los últimos años. Desde el punto de contrar nuevas especies pertenecientes al género
vista dermatológico existen varias especies que es ne- Mycobacterium. Este género incluye a M. tuberculosis,
cesario conocer para así poder atajar con prontitud M. bovis, M. africanum, M. microti, M. leprae y un grupo
estos procesos que pueden llegar a ser potencialmen- de micobacterias caracterizadas por no ser patógenas
te mortales. Por lo tanto, el diagnóstico correcto y el en condiciones habituales, por presentar una amplia
tratamiento precoz constituyen hoy día uno de los distribución por los diferentes ecosistemas y por ser
retos más importantes al cual nos enfrentamos con capaces de comportarse como patógenos oportunistas
este tipo de microorganismos. Antes de comenzar a ante situaciones de inmunodepresión. En 1959, Pen-
describir por separado cada especie de micobacteria so1 propuso el término de «micobacteriosis» para en-
vamos a perfilar varios aspectos que creemos impor- cuadrar una serie de procesos de las enfermedades in-
tantes para la mejor comprensión de estas infecciones fecciosas humanas ocasionados por micobacterias
cutáneas. diferentes a M. tuberculosis y a M. leprae.
En 1899, Moeller los llamó «bacilos seudotubercu-
losos»; Borrel y Marmoreck, en 1901, los denomina-
ron «bacilos paratuberculosos»; posteriormente Pin-
ner en 1932, y Timpe y Runyon en 1954, emplearon el
término «micobacterias atípicas»; Hauduroy, en 1955,
Correspondencia: «micobacterias anormales»; Runyon, en 1959, «mico-
Fernando Valdés. Unidad de Dermatología. Hospital da Costa. bacterias anónimas»; Corpe, Runyon y Lester, en
Rafael Vior, s/n. 27880 Burela. Lugo. España.
Fernando.Valdes.Tascon@sergas.es 1963, «micobacterias inclasificadas» y Mattheus las de-
Recibido el 27 de enero de 2004. nominó MOTT (Mycobacteria other than tubercule bacilli);
Aceptado el 28 de abril de 2004. en 1969, Marks y Selkon las engloban bajo la denomi-
nación de «micobacterias oportunistas»; Wolinsky, en biente como reservorio. Cabe recordar que existen es-
1979, «micobacterias no tuberculosas» (NTM) y Way- pecies descritas recientemente aisladas sólo de enfer-
ne y Sramek en 1992, PPEM (Potentiality pathogenic en- mos inmunodeprimidos y no del ambiente10. El tercer
viromental mycobacteria). También han recibido otras término, «micobacterias atípicas» (por ser microbio-
denominaciones como micobacterias comensales, sa- lógicamente distintas de la especie típica M. tuberculo-
profitas o seudotuberculosas2-4. sis) parece ser el más aceptado por el Grupo Español
Basándose en esta polémica y confusión terminoló- de Micobacterias (GEM).
gica, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Por otra parte, dado que la inclusión o exclusión de
Torácica (SEPAR) creó un grupo de trabajo para con- una especie en concreto dentro de un mismo grupo
sensuar una definición común y adecuada para todas clasificatorio es un proceso dinámico, con el paso del
ellas. En 1998 se publicaron unas recomendaciones tiempo, según se van descubriendo nuevas caracterís-
para referirse a este grupo bacteriano en las que se ticas, ha surgido cierta confusión en cuanto a la no-
acordó que el término que mejor se adecuaba era el de menclatura de algunas micobacterias, como en el caso
«micobacterias ambientales». Así, las especies M. tu- de M. chelonae y M. abscessus. Así, en muchos trabajos
berculosis y M. leprae, dado que no se aíslan del ambien- publicados, cuando se aísla M. chelonae, se refieren in-
te, quedarían fuera de esta clasificación. Sin embargo, distintamente a M. chelonae o a M. abscessus, siendo
este grupo de trabajo concluye que como no existe esta última elevada a la categoría de especie en
una forma incuestionable a la hora de denominar de 199211,12.
forma conjunta a las micobacterias diferentes al bacilo
de la tuberculosis, «se recomienda utilizar, siempre
que sea posible, la denominación binomial», es decir, CLASIFICACIÓN
género y especie de cada micobacteria3.
Sin embargo, la polémica ha continuado en diver- Robert Koch fue el primero en establecer la rela-
sas publicaciones españolas, ya que muchos autores se ción causal del bacilo de la tuberculosis y la tubercu-
guían por la denominación utilizada en uno de los losis, bacilo que recibió la denominación de Mycobac-
manuales más usados en microbiología clínica5,6. Ca- terium tuberculosis en 1886. El género Mycobacterium
sal argumenta recientemente acerca de las tres deno- incluye parásitos obligados, saprofitos y oportunistas.
minaciones más usadas7-9. El término «no tuberculo- El alto contenido en guanina y citosina (G + C) del
sas», propuesto por Wolinsky, que se utiliza hoy día ADN micobacteriano (62-70 %) es similar al de otras
con frecuencia, sería incorrecto ya que el apelativo bacterias productoras de ácido micólico, Nocardia
tuberculosis se debe a la descripción que en 1680 lle- (60-69 %), Rhodococcus (59-69 %) y Corynebacterium
vó a cabo Franciscus Sylvius (1614-1672), que fue el (51-59 %).
primero en utilizar el término tubérculo para descri- Son bacilos delgados de forma recta o ligeramente
bir las lesiones específicas de la tuberculosis. Esos mis- curvada, aerobios, inmóviles, no formadores de espo-
mos tubérculos pueden ser ocasionados por otras es- ras, difíciles de teñir con la tinción de Gram, aunque
pecies de micobacterias. El término «micobacterias se consideran grampositivos. Resisten la decoloración
ambientales» usado por Ruiz et al3 y adoptado por la en las tinciones con ácido-alcohol (BAAR: bacilo áci-
SEPAR, también sería inexacto, pues sólo deben de- do alcohol resistente) y mantienen el primer coloran-
nominarse así las micobacterias que utilizan el am- te como carbolfucsina (tinción de Ziehl-Neelsen y
Kinyoun) o fluorocromos (auramina-rodamina).
De todos es conocida la clasificación de Runyon de
TABLA 1. CLASIFICACIÓN DE RUNYON
1954, y modificada en 1974, basada en las característi-
DE LAS MICOBACTERIAS ATÍPICAS DE INTERÉS cas de crecimiento de las micobacterias atípicas (ta-
DERMATOLÓGICO bla 1). En ella se establece una división natural entre
las micobacterias de crecimiento lento (más de 7 días)
Especie Grupo de Runyon y rápido (menos de 7 días) con su capacidad de pig-
mentación: fotocromógenas, si producen colonias no
M. kansasii pigmentadas en la oscuridad pero pigmentadas si se
I
M. marinum
exponen a la luz; escotocromógenas, si producen co-
M. scrofulaceum lonias amarillas o naranjas con y sin luz, incluso algu-
M. szulgai II
nas incrementan los pigmentos tras la exposición, y
M. gordonae
no cromógenas, si son siempre no pigmentadas. Se
M avium-intracellulare
manejan diversas clasificaciones, modificaciones de
M. haemophilum III
M. ulcerans otras anteriores13,14. En la tabla 2 se reflejan las espe-
cies más frecuentes en la práctica clínica8. Existen
M. fortuitum
M. chelonae IV
otras formas de clasificación más prácticas para el fa-
M. abscessus cultativo como puedan ser aquellas basadas en la pa-
togenicidad de las distintas micobacterias15. Nosotros
basaremos nuestro trabajo describiendo aquellas es- TABLA 2. MICOBACTERIAS MÁS FRECUENTES
pecies que puedan ser más interesantes en la práctica
clínica dermatológica. Grupo/Especie Enfermedad
La taxonomía procariota ha pasado de la clasifica- I. Fotocromógenas de crecimiento lento
ción en función de las características fenotípicas, for- M. kansasii Pulmonar
malmente ya obsoleta, a la utilización de estudios ge- M. intermedium Pulmonar
notípicos y químicos. Así, con el aumento del poder M. asiaticum Oportunista
discriminativo de estas técnicas, emergen y se diferen- M. bucklei Generalizada
cian nuevas especies. Se han descrito hasta el momen-
to alrededor de 100 especies de micobacterias. Desde II. Escotocromógenas de crecimiento lento
M. scrofulaceum Ganglionar
1990 se conocen 42 nuevas especies de micobacterias,
M. xenopi Pulmonar
siendo la mayoría (23 especies) aisladas sólo de mues- M. ulcerans Cutánea
tras clínicas (55 %); diez, aisladas del ambiente –mues- M. szulgai Pulmonar, articular
tras clínicas–, y sólo nueve, del ambiente. Entre las mi- M. simiae Pulmonar
cobacterias de crecimiento lento predominan las M. interjectum Ganglionar
cromógenas (14 de 21), mientras que las de creci- M. gordonae Oportunista
miento rápido son fundamentalmente no cromóge- M. flavescens Oportunista
M. bohemicum Pulmonar
nas (12 de 21). Sigue existiendo, no obstante, un im-
M. lentiflavum Adenitis
portante reservorio de «nuevas especies»16. Existen M. hisciae Adenitis
cinco grandes grupos filogenéticos en el género Myco-
bacterium según las secuencias del 16S ADNr (el rela- III. No cromógenas de crecimiento lento
cionado con M. simiae, crecedores lentos; el relaciona- M. avium Ganglionar generalizada
do con M. terrae, crecedores rápidos y crecedores M. intracellulare Ganglionar generalizada
rápidos termotolerantes) y la mayor parte de las espe- M. malmoense Pulmonar
cies están relacionadas por sus características genotí- M. shimoiei Pulmonar
M. haemophilum Cutánea
picas y fenotípicas. No obstante, hay excepciones M. genavense Diseminada
como M. heidelbergense igual a nivel fenotípico con M. terrae Oportunista
M. malmoense, pero no cuando se comprueba genotí- M. nonchromogenicum Oportunista
picamente. M. celatum Oportunista
M. branderi Pulmonar
M. conspicuum Diseminada
EPIDEMIOLOGÍA M. heidelbergense Adenitis
(23,8 %). En niños, el principal agente aislado en los cimiento rápido que se aíslan con más frecuencia
ganglios linfáticos fue el complejo M. avium en con- están M. chelonae y M. fortuitum30. Según el Centro de
tra de la creencia que atribuía a M. scrofulaceum la Referencia de Micobacterias de la Universidad de Cór-
principal causa de linfadenitis. Este último dato tam- doba, entre 1993 y 1998 se aislaron en España 453 ca-
bién está recogido en otros trabajos23. De forma global sos de micobacterias atípicas, lo que representa el
hay una mayor afectación en varones (59 %) si bien 19,4 % respecto a todos los aislamientos de mico-
existe una prevalencia en mujeres en aislamientos de bacterias. De entre ellas, las especies más frecuente-
M. chelonae y M. simiae. La mayor incidencia se da en mente aisladas, por orden de frecuencia, fueron
torno a la sexta década de la vida. Dentro de los gru- M. avium-intracellulare, M. fortuitum y M. simiae31. Como
pos étnicos más afectados estaban los hispanos, blan- puede verse existe una disparidad entre las especies
cos y negros y, entre los de menor incidencia, los asiá- que producen con más frecuencia patología respecto
ticos y los americanos nativos. El 73 % de los casos se a las especies que se suelen aislar en el laboratorio.
dieron en zonas urbanas y el resto en el entorno ru- En estos casos, son importantes los criterios de pato-
ral24. En el norte de Australia, el principal agente ais- genicidad entre los cuales se encuentran una sinto-
lado fue el complejo M. avium-intracellulare, que se ais- matología e histología compatibles junto a una res-
ló en 45 de los 59 aislamientos entre 1989 y 1997 puesta al tratamiento instaurado.
(78 %). Esto supone, en ese territorio, una incidencia
anual de 3,9 casos/100.000 habitantes23. En Sudáfrica,
sobre una muestra de 8.850 esputos recogidos de for- FACTORES DE RIESGO
ma aleatoria en personas adultas sanas, se cultivaron
604 cepas de micobacterias atípicas lo que representa El factor de riesgo más importante asociado con en-
una prevalencia del 7 %. El principal germen detecta- fermedad por micobacterias atípicas es el tabaco
do fue M. intracellulare25. En Suiza se han registrado (66 %), seguido de la enfermedad pulmonar crónica
0,5 casos/100.000 habitantes entre los años 1983 y (42 %), la infección por VIH (26 %) y el alcoholismo
1988 en pacientes no infectados por el virus de la in- (20 %). Los casos que cursan con linfadenitis no tie-
munodeficiencia humana (VIH)26. En un estudio rea- nen factores de riesgo23. El enfisema y la bronquitis
lizado en Gales sobre 238 casos de micobacterias crónica son las patologías sistémicas asociadas con
atípicas entre 1952 y 1978, el agente principal fue más frecuencia24.
M. kansasii causando sobre todo enfermedades pul- El VIH, los medicamentos inmunosupresores y la
monares en varones con una edad media de 46 años27. reducción en la inmunidad cruzada entre las mico-
En cuanto a la distribución geográfica de las espe- bacterias al existir un menor número de casos de con-
cies de micobacterias atípicas en España, existe un tacto con el M. tuberculosis, han propiciado un mayor
extenso estudio donde se recogieron los datos de ais- espectro de personas susceptibles a las micobacterias
lamientos de micobacterias atípicas en muestras clíni- atípicas. Una disminución del recuento de CD4 por
cas de 11.128 pacientes durante 21 años (1976-1996). debajo de 40 cél./l aumenta el riesgo en 2,5 veces de
Las seis especies más frecuentes fueron M. gordonae infección diseminada por micobacterias atípicas en el
(20,5 %), M. xenopi (19,4 %), M. avium complex (19,1 %), caso de pacientes portadores del VIH32. Otros factores
M. fortuitum (10,5 %), M. kansasii (6 %) y M. chelonae que contribuyen a que exista un mayor número de
(5,5 %). En cuanto a su localización y número de ca- casos son los cambios en los hábitos de vida como el
sos en función de la comunidad autónoma fueron, tomar duchas frecuentemente, al exponernos a aero-
por orden decreciente: Cataluña, 2.769 casos; Madrid, soles con micobacterias, una mayor virulencia de las
806 casos; Aragón, 474 casos; Galicia, 302 casos; Nava- micobacterias atípicas, el envejecimiento de la pobla-
rra, 263 casos; Andalucía, 198 casos; Castilla-La Man- ción y el conocimiento de esta enfermedad entre los
cha, 190 casos; Valencia, 190 casos; Euskadi, 139 casos; médicos23.
Asturias, 129 casos; Castilla y León, 114 casos; Canta-
bria, 64 casos; Extremadura, 39 casos; Baleares, 37 ca-
sos; Murcia, 27 casos; Canarias, 10 casos, y La Rioja, MÉTODOS DIAGNÓSTICOS
5 casos. Los autores concluyen que las especies de mi-
cobacterias atípicas que se aíslan en muestras clínicas Los laboratorios de microbiología pueden ofrecer
son algo dinámico que puede cambiar en el tiempo prestaciones muy diversas para el diagnóstico y con-
en función de factores que actualmente descono- trol de las infecciones micobacterianas, siendo muy
cemos28. importante una sólida colaboración de su personal
En España se han publicado amplias series donde con clínicos y epidemiólogos. Algunas de las sofistica-
las micobacterias atípicas constituyen el 14,5 % de to- das técnicas actuales (amplificación genética, estudios
das las micobacterias, siendo diagnosticados como en- de sensibilidad, técnicas de epidemiología molecular,
fermedad el 0,64 % de todos los aislamientos29. Las etc.) son de coste realmente elevado y no está justifi-
especies patógenas principales son M. avium, M. intra- cado su uso indiscriminado. Es necesario fijar las in-
cellulare y M. kansasii17. Entre las micobacterias de cre- dicaciones y técnicas a utilizar en casos concretos,
Fig. 1.—Tinción de Ziehl-Neelsen. Fig. 2.—Tinción de auramina con bacilos amarillo-naranja fluo-
rescentes.
para la utilización más adecuada de los recursos dis- deseadas. Para muestras estériles, esto puede no ser
ponibles33. necesario, pero sí deben ser concentradas.
Las micobacterias son más resistentes a los ácidos y
bases fuertes, lo que permite utilizar estas técnicas de
Muestras
digestión-descontaminación. Pero si éstas no se usan
Todo el procesamiento de las muestras en las que adecuadamente pueden dar lugar a falsos negativos
hay sospecha de que existan micobacterias debe reali- (exceso de descontaminación) o a un número eleva-
zarse en una cabina de bioseguridad34. Las normas do de contaminaciones (por defecto de descontami-
generales de obtención de muestras para el diagnósti- nación). Se acepta un índice de contaminación en
co microbiológico deben cumplirse también para el medios sólidos entre un 3-5 %, y para medios líquidos
estudio de micobacterias, y pueden destacarse una se- depende del sistema utilizado. Los métodos de diges-
rie de condiciones de las cuales depende la calidad tión-descontaminación más usados son los de Petroff
de los resultados: indicación correcta en el volante de (NaOH 4 %), Taquet y Tison (laurilsulfato sódico 3 %
petición del estudio de micobacterias, selección de la y NaOH 1 %) y Kubica (N-acetil-L-cisteína y NaOH).
muestra más adecuada y de mayor rentabilidad, canti-
dad suficiente que evite falsos negativos, recogida es-
Microscopia
téril y, si es posible, antes del inicio del tratamiento.
En general, las torundas o hisopos no son recomen- Es el método más sencillo, rápido y económico para
dables por su escasa rentabilidad, por ello un resulta- el diagnóstico microbiológico, aunque presenta una
do negativo no es fiable. Siempre que se practique sensibilidad muy inferior al cultivo (entre un 22-80 %),
una biopsia deberá remitirse un fragmento al servicio según donde se haya efectuado el estudio y del tipo de
de anatomía patológica, teniendo en cuenta que para muestras estudiadas6. Las muestras respiratorias son las
el laboratorio de microbiología la muestra debe en- de mayor rentabilidad y siempre que se pueda se reali-
viarse sin fijadores ni conservantes, aunque puede zará concentración para incrementar la sensibilidad.
humedecerse, si es necesario, en agua destilada. No En las técnicas de tinción utilizadas como la clásica de
conviene emplear suero salino, dado que las mico- Ziehl-Neelsen o la de Kinyoun, aparecen de color rojo
bacterias atípicas son sensibles a este medio, ni agua (fig. 1). La variante fluorocrómica (auramina) muestra
del grifo por la presencia de micobacterias saprofitas los bacilos amarillo-naranja fluorescente, se visualizan
y, por lo tanto, falsos positivos. En las lesiones cutáneas más campos de la muestra al requerir objetivo de me-
se debe limpiar con alcohol antes de aspirar la mues- nor aumento (cribado más rápido y exhaustivo) y es la
tra debajo del borde de la lesión. El transporte rápido preferida por los microbiólogos (fig. 2); además, en
de las muestras al laboratorio es fundamental para evi- los casos dudosos puede realizarse una tinción de
tar el sobrecrecimiento de flora acompañante, por lo Ziehl-Neelsen en el mismo portaobjetos.
que la conservación deberá hacerse a 4 °C si se retrasa Aunque la especificidad del examen directo de la
la entrega más de 1 h (excepto muestras de sangre). muestra para detectar micobacterias es elevada, la di-
Es necesario eliminar de las muestras los microor- ferenciación de especies es imposible, aunque en oca-
ganismos contaminantes que interfieren en la recupe- siones ciertas especies nos pueden orientar por ciertas
ración de las micobacterias, así como conseguir la peculiaridades: M. avium suele observarse como co-
licuefacción de los restos orgánicos, para que los agen- cobacilos pleomórficos o M. kansasii como un bacilo
tes descontaminantes puedan destruir las bacterias no de gran tamaño y peculiares granulaciones.
Medios sólidos
El medio más ampliamente utilizado es el de Lö-
wenstein-Jensen (con base de huevo), que tiene la
ventaja de una menor contaminación en su prepara-
ción y puede guardarse almacenado durante meses
(fig. 4). Los medios sin base de huevo, como el Midd-
lebrook 7H10 y 7H11, son de menor caducidad, pero
son útiles para estudios de sensibilidad, contienen 2 %
de glicerol que favorece el crecimiento de M. avium
complex. Se incuban durante 2 meses a 37 °C y/o a
30 °C si se sospechan especies como por ejemplo
M. marinum, M. ulcerans o M. haemophilum. Deben ser
Fig. 3.—Medios líquidos (izquierda) y medios sólidos (derecha).
revisados semanalmente hasta descartarlos como ne-
gativos.
Medios líquidos
Tienen la ventaja de ser medios de enriquecimien-
to, por lo que la detección suele ser más rápida, pero
presentan la desventaja de no poder visualizar la mor-
fología de la colonia ni valorar los posibles cultivos
mixtos hasta visualizar el crecimiento en un medio
sólido. El tiempo medio de incubación suele ser de
42 días a 35-37 °C antes de descartarlos como negati-
vos. Se usan también en pruebas de sensibilidad o de
identificación. Algunos ejemplos de los sistemas uti-
lizados:
Procesos de identificación
Durante muchos años la identificación se ha llevado
a cabo en función de las características fenotípicas (ve-
locidad de crecimiento, morfología de las colonias,
etc.) y a los resultados de pruebas bioquímicas. En la
actualidad, la necesidad de identificar cada vez mayor
Fig. 5.—Sistema MB/BacT de lectura automática.
número de aislados diferentes a M. tuberculosis y la im-
portancia de un diagnóstico precoz, han motivado el
desarrollo de nuevas y sofisticadas técnicas, pero que TABLA 3. PRUEBAS BIOQUÍMICAS
poco a poco han ido disminuyendo su compleji-
dad36-39. Pueden resumirse en técnicas bacteriológicas, Grupo Pruebas bioquímicas clave
bioquímicas, cromatográficas y genéticas o de biología
molecular. No cromógenas Reducción nitrato y telurito,
catalasa termoestable
semicuantitativa, hidrolisis del
Métodos bacteriológicos Tween
Permiten asignar a las micobacterias a un subgru- Escotocromógenas Reducción nitratos, Tween 80,
ureasa
po y seleccionar las pruebas bioquímicas u otros mé-
todos para su ulterior identificación. Estas pruebas Fotocromógenas Reducción nitratos, Tween 80,
no pueden ser totalmente eliminadas, sobre todo en catalasa semicuantitativa, ureasa
los laboratorios donde no se dispone de sondas de Crecimiento rápido Arilsulfatasa, reducción nitratos,
ADN o cuando los resultados de otros métodos son transformación citrato férrico
amoniacal, crecimiento en agar
de difícil interpretación35,40. MacConkey
HISTOLOGÍA
ción de granulomas es más característica de las lesio- tarse por el seguimiento sin tratamiento, la resección
nes más evolucionadas (más de 3 meses) respecto a las o el tratamiento antibioterápico. Aquellos casos con
más precoces, donde se observa un infiltrado neutro- afectación leve, como los VIH con micobacterias atípi-
fílico o histiocítico pero sin la formación de granulo- cas en esputo o en el lavado broncoalveolar, pero con
mas. En pacientes inmunocompetentes, sin embargo, escasas evidencias de lesión pulmonar, no se requiere
no se objetiva esta variabilidad, pues presentan gra- tratamiento. En los demás casos se trata como ya se
nulomas independientemente del tiempo de evolu- ha expuesto en el apartado anterior pensando en
ción de las lesiones64. M. avium-intracellulare o con isoniazida (300 mg/día),
Existen ciertas particularidades histológicas como rifampicina (600 mg/día) y etambutol (15-25 mg/kg/
en el caso de M. avium-intracellulare, ya que puede ca- día) en el caso de M. kansasii. La indicación quirúrgi-
recer de necrosis caseosa, granulomas bien formados ca se reserva para casos de fracaso del tratamiento mé-
y células gigantes como sucede en la tuberculosis. Se dico, enfermedad localizada y ausencia de contrain-
caracteriza por un infiltrado crónico en la dermis pro- dicaciones.
funda y el tejido celular subcutáneo con formación de En las linfadenitis está indicada la escisión quirúr-
abscesos65. A veces puede simular una lepra leproma- gica sin quimioterapia, una vez que se ha descartado
tosa al presentar abundantes macrófagos fusiformes la tuberculosis.
cargados de bacilos66. En M. marinum existen algunos En la afecciones de tejidos blandos y aparato esque-
parámetros diferenciadores como cambios epidérmi- lético suelen estar implicados M. fortuitum, M. absces-
cos con acantosis e hiperplasia seudoepiteliomatosa64. sus o M. chelonae. Es conveniente hacer una limpieza
Durante la fase aguda en la dermis se encuentra un in- quirúrgica pormenorizada de las lesiones e iniciar tra-
filtrado linfohistiocitario inespecífico y, en lesiones tamiento con dos o tres de los siguientes antibióticos:
de más de 3 meses de evolución, granulomas tubercu- claritromicina, clofacimina, amikacina, ciprofloxacino
loides típicos67. En la forma esporotricoide se puede o sulfamidas. Por último, es importante destacar que
afectar, además de la dermis, el tejido celular subcutá- la povidona yodada presenta una gran eficacia como
neo18 y los granulomas aparecen a las pocas semanas68. esterilizante contra varias especies de micobacterias73.
Esta reacción granulomatosa plantea diagnóstico dife- En cuanto a los casos con lesiones cutáneas, a con-
rencial con la tuberculosis verrugosa cutánea o el lu- tinuación se hace referencia pormenorizada de todas
pus vulgar68. Recientemente, se han descrito dos casos las características de las micobacterias atípicas que
de infección por M. marinum simulando lesiones de pueden encontrarse en nuestra práctica clínica diaria
granuloma anular intersticial69. En M. haemophilum pa- (tablas 5 y 6).
rece ser más frecuente la presencia de un infiltrado in-
flamatorio mixto compuesto de neutrófilos y macrófa-
PRINCIPALES MICOBACTERIAS ATÍPICAS
gos, con formación de granulomas en dermis y tejido
celular subcutáneo70.
M. marinum
Fue descrito por primera vez en 1926 por Aronson74
TRATAMIENTO en peces de agua salada en un acuario de Philadel-
phia. En 1951 se aisló como patógeno humano en na-
El tratamiento de las micobacterias atípicas difiere dadores de una piscina en Suecia75. Ha recibido tam-
mucho en función de la forma clínica de presenta- bién las denominaciones de M. platypoecilus y M. balnei,
ción. Debido al desarrollo de resistencias bacterianas, aunque posteriormente se ha demostrado que ambos
es preciso asociar varios medicamentos71. Hoy día no términos hacían referencia a una misma micobacte-
existen pautas protocolizadas a la hora de tratar estos ria15. Hoy día también se emplea el término de «gra-
procesos. Sin embargo, se pueden dar una serie de nuloma de las piscinas» o «de los acuarios» para refe-
recomendaciones generales en cuanto al tratamiento rirse a este tipo de infecciones76. Pertenece al grupo I
de estos pacientes4,72. En caso de infecciones disemi- de Runyon de bacterias fotocromógenas y crece a tem-
nadas en cuadros de sida, hay que tener presente la peraturas entre 30-32 °C en 5-14 días (velocidad de
presencia de M. avium-intracellulare en primer lugar, crecimiento moderada)6. Su reservorio principal es el
sin olvidar otras micobacterias atípicas como M. simiae agua de mar y estancada18. Entre los factores de ries-
o M. scrofulaceum. Se debe de incluir claritromicina go se encuentran las actividades relacionadas con pe-
(500 mg/12 h) o azitromicina (500 mg/día) en todas ces y agua dulce o salada contaminados como los
las pautas de tratamiento, si no sabemos el agente acuarios, tanques de agua y piscinas. Se puede hallar
causante. Como segundo antibiótico incluir el etam- también en granulomas por picadura de erizo77. Pue-
butol (15-25 mg/kg/día) y, como tercero, rifabutina de considerarse una enfermedad profesional en sub-
(300 mg/día), clofacimina (100 mg/día), rifampici- marinistas o en trabajadores de astilleros78. La puerta
na (600 mg/día) o ciprofloxacino (500 mg/12 h). de entrada suelen ser pequeñas erosiones o traumatis-
En las infecciones localizadas con afectación pul- mos recogidos en la historia clínica, si bien las lesiones
monar (M. avium-intracellulare y M. kansasii) puede op- pueden desarrollarse después del contacto con agua
Afectación
Especie Linfadenitis Diseminación Otras
pulmonar
Fig. 11.—Absceso dérmico. (Hematoxilina-eosina, ×200.) Fig. 12.—Lesión en dorso de mano por M. marinum.
contaminada en ausencia de trauma previo15. En La infección por M. marinum no suele cursar con sin-
1997 existían 8 casos descritos en la literatura espa- tomatología sistémica61. De forma infrecuente puede
ñola79. producir sinovitis u osteomielitis86,87 y en casos excep-
En un tercio de los casos se localiza en extremida- cionales llega a diseminarse88-90. Tras un periodo de
des. Con más frecuencia en extremidades superiores, incubación de 2-3 semanas se forma una pápula o pús-
en concreto, en dedos y cara posterior de manos tula que evoluciona a una úlcera costrosa o un absce-
(figs. 11 y 12). En las extremidades inferiores, la ro- so. Las lesiones suelen ser autorresolutivas, cicatrizan-
dilla y la región pretibial son los lugares más afec- do en el periodo de 1-3 años18. Aquellas que presentan
tados61,80. un menor tamaño pueden curar sin tratamiento, aun-
Puede presentarse como lesiones nodulares, espo- que otras pueden progresar. Por lo tanto, dado que no
rotricoides o diseminadas. Casi siempre son solita- podemos saber qué evolución van a tener, es conve-
rias81. La distribución esporotricoide es la forma de niente iniciar el tratamiento cuando se confirma el
presentación más frecuente cuando la infección es diagnóstico61.
contraída por contagio en acuarios76,82-84 (fig. 13). Este Entre los tratamientos más frecuentemente reco-
patrón aparece en el 20-40 % de todos los pacientes85. mendados se encuentran la minociclina, la doxicicli-
Fig. 13.—Patrón esporotricoide por M. marinum. Fig. 14.—Lesiones fistulizadas tras liposucción por M. chelonae.
A B
la capacidad de esta última de no crecer ante la pre- supresores. Los principales factores de riesgo para su-
sencia de cloruro sódico al 5 %. A su vez, existe otro frir enfermedad cutánea por M. chelonae chelonae son
test bioquímico como es el uso de citrato como fuente los traumatismos previos y los tratamientos con corti-
de carbono que es positivo en M. chelonae chelonae y coides100.
que constituye el test de elección para separar las dos Se han descrito infecciones por catéteres peritonea-
subespecies100. les105,106, intervenciones de dacriocistorrinostomía107,
Como trastornos concomitantes en casos disemina- laserterapia en miopía108, liposucciones109 (fig. 14),
dos de M. chelonae chelonae están la artritis reumatoide uso de violeta de genciana contaminado en interven-
(25 %) y los trasplantes (25 %). También son impor- ciones de cirugía plástica110, traumatismos por el
tantes aquellos pacientes que están en programa de uso de lavaplatos98, depilación111, inyecciones112-114, uso
hemodiálisis y los que sufren enfermedades autoin- de broncoscopios115,116, heridas superficiales117 o en
munes que requieren corticoterapia sistémica100. Tam- pacientes que tenían tortugas como mascotas118. Tam-
bién se han descrito varios casos en pacientes neutro- bién existen casos idiopáticos119,120. Aparte de la afec-
pénicos101. En pacientes trasplantados la infección se tación cutánea, que suele ser la principal manifesta-
manifiesta como media a los 3,5 años después de ha- ción, esta micobacteria se ha visto relacionada en
ber recibido el trasplante102. Se ha descrito en pacien- casos de endocarditis tricuspídea121, abscesos tiroi-
tes con otras dermatosis como síndrome de Sweet103 y deos122, linfadenitis103,123, lesiones gingivales118, quera-
dermatomiositis104. Los pacientes con infección por titis124,125 y en otitis media-mastoiditis126,127.
VIH no parecen presentar mayor riesgo, aunque sí El periodo de incubación oscila entre 3 semanas y
puede tenerlo el uso de corticoides sistémicos o el uso 6 meses111. La principal presentación cutánea es la for-
de catéteres intravenosos por periodos prolongados. ma diseminada con 5-100 nódulos eritematosos cir-
En general, más del 90 % de los casos se dan en pa- cunscritos o con tendencia a confluir en grandes ma-
cientes que toman corticoides a dosis relativamente sas con fístulas de drenaje múltiples100 (figs. 15A y B
bajas (5-20 mg/día) asociados o no a otros inmuno- y 16). También se puede presentar como nódulos sub-
M. haemophilum
Descrito por Sompolinsky et al141 en 1978 a partir
de unas úlceras cutáneas en un paciente con enfer-
medad de Hodgkin. Pertenece al grupo III de Runyon
y requiere, a diferencia del resto de micobacterias, la
presencia de hemoglobina o hemina en los medios de
cultivo y una temperatura óptima entre 30-32 °C. Para
su aislamiento también se necesitan periodos que os-
Fig. 17.—Lesiones en extremidades inferiores por M. chelonae. cilan entre 14-28 días. Estas dos especiales caracterís-
ticas han propiciado que los trabajos publicados sean
escasos con menos de 120 casos descritos en la litera-
tura médica142. Parece existir crecimiento en menor
cutáneos simulando lesiones vasculíticas128. Se suelen grado a temperaturas de 37 °C precisando, en este
localizar en las regiones dorsales de las extremida- caso, periodos prolongados de incubación, de forma
des100. Preferentemente afectan las extremidades infe- similar a lo que ocurre con otras especies de micobac-
riores129 y deberían entrar en el diagnóstico diferen- terias atípicas como M. marinum y M. ulcerans15.
cial de los procesos que cursan con nódulos crónicos En las series de pacientes más amplias, las formas de
en dicha localización119 (fig. 17). No suelen tener dis- presentación más frecuentes son las lesiones cutáneas
posición lineal ni esporotricoide. Las lesiones de ma- seguidas de enfermedad pulmonar, artritis y osteo-
tentes, puede usarse la pauta de claritromicina/azitro- osteomielitis u osteítis subyacentes182. Existen casos
micina más etambutol más rifampicina92,93. La duración de afectación diseminada descritos en pacientes infec-
media de los tratamientos oscila entre 18 y 24 meses178. tados por el VIH182. Como datos clínico-epidemioló-
La duración en el caso de pacientes con sida es de por gicos que pueden orientar a su diagnóstico figuran el
vida171. En pacientes con VIH que inician tratamiento hecho de que el paciente viva o haya viajado a una
antirretroviral, puede existir el denominado síndrome zona endémica, sea menor de 15 años de edad y que
de restauración de la inmunidad que consiste en la re- la lesión esté localizada en las extremidades inferiores.
activación de una infección por micobacterias atípicas Sin aplicar ningún tratamiento, las lesiones suelen
al recuperar el organismo la capacidad de respuesta ser autorresolutivas en el plazo de 3-6 meses, pero a
inmunitaria170. En España no se está recomendando la costa de dejar secuelas irreversibles con formación de
profilaxis primaria en pacientes VIH que inicien trata- cicatrices retráctiles y contracturas. Otras posibles
miento antirretroviral de alta eficacia171, aunque en ca- complicaciones son el sangrado, la infección secunda-
sos de pacientes inmunodeprimidos o en VIH con me- ria de las lesiones o la destrucción de estructuras ad-
nos de 50-100 CD4/ml, se recomienda administrar de yacentes. El tratamiento es fundamentalmente quirúr-
forma indefinida claritromicina (500 mg/12 h) o azi- gico, con amplias exéresis que deben de llegar a la
tromicina (1.200 mg semanalmente)92,93. El tratamien- fascia subyacente, a no ser que ésta también esté afec-
to de mantenimiento, como profilaxis primaria, puede tada y posterior reconstrucción mediante injertos cu-
suspenderse en aquellos casos que, de forma manteni- táneos. De vital importancia es el tratamiento rehabi-
da durante más de 6 meses, consigan una recupera- litador para prevenir deformidades. Se asocia a lo
ción del estatus inmunológico con más de 100-150 anterior tratamiento antibiótico con rifampicina180,
CD4/ml92,93,171. El tratamiento en caso de profilaxis se- claritromicina180 o etambutol en casos de amplias le-
cundaria (supresión postratamiento) se efectúa con siones o casos diseminados. Otra pauta es la que aso-
claritromicina o azitromicina, asociados ambos a etam- cia rifampicina más amikacina o etambutol junto a co-
butol (15 mg/kg/día)92,93. trimoxazol de 4 a 6 semanas92.
M. ulcerans M. abscessus
El primer caso confirmado fue publicado en 1948 Se encuentra ampliamente distribuido pudiéndose
por MacCallum et al179 en Australia, si bien los prime- aislar del suelo, polvo y agua. Presenta una gran resis-
ros casos fueron descritos en 1897 por Sir Albert Cook tencia ante los métodos de esterilización y desinfec-
en Uganda, aunque posteriormente no fueron publi- ción por lo que pueden verse implicados en brotes de
cados en revistas médicas. En dicho país, existe una infecciones nosocomiales. En la mayor parte de los ca-
zona endémica donde se describieron gran cantidad sos descritos en seres humanos se adquiere por la ino-
de casos en los años 1950, de donde toma el sobre- culación ante traumatismos accidentales, intervencio-
nombre de «úlcera de Buruli». Suele encontrarse en nes quirúrgicas o inyecciones183,184. Desde 1992 se
zonas próximas a los ríos o en aguas estancadas; por considera una nueva especie diferente de M. chelo-
ello, afecta, en la mayor parte de los casos, a la pobla- nae12. La identificación y la diferenciación de las espe-
ción rural de países tropicales o subtropicales (Ugan- cies de M. chelonae y M. abscessus tiene poca relevancia
da, Congo, sureste de Asia y Australia). Se han descri- a la hora de diferenciar cuadros clínicos puesto que
to también casos esporádicos en Europa180,181. estos son muy parecidos, con la excepción de que un
El microorganismo causante crece mejor a tempe- 90 % de las enfermedades pulmonares son producidas
raturas de 30-32 °C, y produce una toxina denomina- por M. abscessus y que la mayor parte las infecciones
da micolactona, que es la responsable de la destruc- cutáneas diseminadas están provocadas por M. chelo-
ción tisular. nae185 por lo que remitimos al lector a lo ya referido en
Suele afectar principalmente a niños y adolescen- el trabajo de esta última micobacteria.
tes. Se transmite a partir de heridas o picaduras de in-
sectos, y se localiza donde éstas son más frecuentes, en
M. scrofulaceum
la extremidades inferiores. Se desconoce el modo de
transmisión, pero parece que podrían estar implica- Figura como el segundo agente causal de linfade-
dos ciertos insectos acuáticos de las especies Naucoris y nopatías cervicales, precedido tan sólo por M. avium
Dyplonychus. El periodo de incubación es aproximada- intracellulare186. Es una micobacteria de crecimiento
mente de 2 meses, a partir de los cuales se desarrolla lento que se encuentra en agua y en el tracto respira-
en la puerta de entrada un nódulo asintomático o torio humano. Sus principales manifestaciones clíni-
pruriginoso de 1-2 cm de diámetro que evoluciona a cas son la linfadenitis cervical en niños y la enferme-
una úlcera indolente de crecimiento lento y progre- dad pulmonar en adultos. En un amplio estudio
sivo que no se suele acompañar de síntomas sistémi- realizado en Estados Unidos entre 1958 y 1990 se re-
cos. También existen lesiones tipo pápula, placa o for- cogieron 105 casos de linfadenitis en niños, de los
mas edematosas. En ocasiones, pueden desarrollarse cuales M. scrofulaceum era el principal agente causal
hasta el año 1978, a partir del cual, comenzaron a im- pus eritematoso sistémico, cánceres hematológicos,
perar los casos atribuidos a M. avium complex. Estos vasculitis, dermatomiositis, leiomiosarcoma, trata-
autores no se explican el porqué de dicho cambio epi- mientos con corticoides sistémicos prolongados,
demiológico. El comienzo de la enfermedad es en etc.198. En el 72 % existe un trastorno inmunodepre-
torno a los 3 años de edad, siendo menores de 5 años sivo que favorece la aparición y diseminación de las
el 80 % de los casos. Parece existir una ligera prepon- lesiones; en el 28 % restante aparece en pacientes in-
derancia en mujeres y una predilección estacional en munocompetentes. En estos casos el modo de infec-
invierno y primavera187. Resulta fundamental, en el ción es a través de pequeños traumatismos cutá-
caso de la linfadenitis, saber si el germen causante es neos199. Existe un caso con lesiones diseminadas en un
M. tuberculosis o una micobacteria atípica, dado que el paciente inmunocompetente asociado a tubercúlide
tratamiento en el primer caso es la asociación de ciru- papulonecrótica200.
gía y antibioterapia, además de las consideraciones El primer caso de lesiones cutáneas por esta mico-
epidemiológicas específicas que se derivan de dicha bacteria data de 1965196, y hasta 2001 se han registrado
enfermedad; por el contrario, de demostrarse una mi- 45 casos adicionales199. Predomina en varones en tor-
cobacteria atípica, el tratamiento es fundamental- no a la quinta década de la vida198. Su principal mani-
mente quirúrgico. Con más probabilidad estaremos festación clínica es en forma de infección pulmonar
ante una linfadenitis por micobacterias atípicas en el en pacientes con enfermedad respiratoria previa.
caso de que la prueba de Mantoux sea inferior a Otras formas de presentación son linfadenitis en ni-
15 mm, la radiografía de tórax sea normal, la ausencia ños, meningitis, tendinitis, sinovitis, infecciones ocu-
de exposición ante otro paciente con tuberculosis, la lares, artritis, empiema, osteomielitis, síndrome del
prueba de Mantoux negativa en los miembros fami- túnel carpiano e infecciones hepáticas o espléni-
liares y la edad del paciente menor de 4 años188. Se cas199,201-203.
manifiesta como un nódulo localizado preferente- La forma de presentación clínica es muy variada, al
mente en la región yugular o submandibular, unilate- igual que sucede con otras micobacterias. Entre las
ral, eritematoso o violáceo, que puede fistulizar en el manifestaciones clínicas se han descrito nódulos, pá-
20 % de los casos. El tono violáceo de la piel parece pulas, pústulas, úlceras, celulitis, lesiones esporotricoi-
ser característico de infección por micobacterias atípi- des, etc., de carácter generalmente indolente. El tra-
cas. Es de carácter asintomático o levemente doloro- tamiento de las formas cutáneas gira en torno a la
so y no se suele acompañar de síntomas sistémicos189. exéresis quirúrgica199,202 y a la administración de anti-
De forma excepcional puede producir lesiones cutá- bióticos como eritromicina199, isoniazida197,198,200-207,
neas en forma de papulopústulas a través de trauma- etambutol197,198,200-204,206, rifampicina197,198,200-206, estrep-
tismos en dedos190-193 así como cuadros diseminados192. tomicina206,207, PAS207 o pirazinamida204.
Se ha asociado a síndrome de Sweet103, lupus eritema-
toso sistémico192 y a osteomielitis194.
M. szulgai
Entre los tratamientos que pueden administrarse
figuran la rifampicina186,190, etambutol186,193, azitromi- Es una micobacteria escotocromógena del gru-
cina190,195, isoniazida193, claritromicina186, kanamici- po II de Runyon descrita por primera vez en 1972208,
na195 y etionamida195. Algunos autores recomiendan sin que hoy día esté aclarado su origen ambiental209.
asociar claritromicina más clofacimina con o sin etam- Se trata de un patógeno humano muy poco frecuen-
butol92,93. El tratamiento de elección, en caso de ade- te; en la literatura especializada, hasta el año 2000,
nopatías, es la extirpación quirúrgica que ha de ser sólo se han recogido una treintena de casos como
precoz para evitar complicaciones como la cronifica- causante de enfermedad pulmonar en pacientes con
ción de las lesiones o la fistulación186. Algunos autores afectación previa en forma de enfermedad cavitaria
aconsejan que la intervención quirúrgica se realice an- o fibrosis 210 . Cursa como si fuera una tuberculosis
tes de un mes desde el comienzo del cuadro, para así convencional con infiltrados en los lóbulos superio-
lograr un resultado estético satisfactorio57. res o cavitación211.
A la escasez de casos pulmonares hay que añadir la
dermatológica, con tan sólo 5 casos descritos hasta el
M. kansasii
año anteriormente referido. La mayor parte de casos
Se trata de una micobacteria, de lento crecimiento, descritos están asociados a inmunodepresión210. Pue-
fotocromógena perteneciente al grupo I de Runyon. den presentarse en forma de pápulas eritematosas
Fue aislada en 1953196 y crece a una temperatura ópti- ocasionalmente ulceradas209. Existen pacientes con in-
ma de 37 °C. Su hábitat natural se encuentra en el me- fección por esta micobacteria en forma de síndrome
dio acuático, detectándose en piscinas, depósitos de del túnel carpiano asociado a tenosinovitis212,213, osteo-
agua o en aguas residuales. En agua corriente es capaz mielitis209,214,215 o de queratitis tras cirugía ocular con
de sobrevivir durante un año197. Afecta principalmen- láser216-218.
te a personas inmunodeprimidas. Se han descrito ca- El tratamiento se basa en la administración de iso-
sos en pacientes con sida, trasplantados renales, lu- niazida209,210,219-221, rifampicina209,210,219-222, etambu-
tol209,210,219-222, estreptomicina221, ciprofloxacino222 o cla- nográfico que nos ha aportado para la elaboración
ritromicina210,218, así como escisión o drenaje de las le- de este trabajo.
siones210.
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démicos verdaderos con esta micobacteria, lo que 5. Metchock BG, Nolte FS, Wallace RJ. Mycobacterium. En:
refleja su baja patogenicidad224. Sí se han recogido Murray PR, Baron EJ, Pfaller MA, Tenover FC, Yolken RH,
brotes seudoepidémicos en relación con medios editors. Manual of Clinical Microbiology. 7.ª ed. Washing-
Bactec contaminados225 o por agua contaminada226. Es ton DC: ASM Press, 1999; p. 399-437.
necesario, para que sea considerado patógeno, su ais- 6. Nolte FS, Metchock B. Mycobacterium. En: Murray PR, Ba-
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conforme mejora la situación clínica del paciente223. crobiol Clin 2003;21:296-8.
Muchos de los casos recogidos en la literatura médica 8. Casal M. Las micobacteriosis como enfermedad emergen-
están mal documentados y no cumplen los criterios te. Enferm Infecc Microbiol Clin 2000;18:55-8.
relatados223. 9. Casal-Roman M. Réplica al artículo: Significado clínico del
aislamiento de Mycobacterium kansasii y valoración de la ne-
Algunos autores apoyan el hecho de su patogenici-
cesidad de identificación de las micobacterias no tuber-
dad ante su aislamiento en pacientes con infección culosas. Enferm Infecc Microbiol Clin 2002;20:475; author
pulmonar, lesiones cutáneas227-229, peritonitis230, endo- reply 475-6.
carditis231, bacteriemia232 o ileítis233. En el caso de afec- 10. Kazda J. Ecology of Micobacteriae. 1st ed. London: Kluwer
tación pulmonar esta es más frecuente en varones Academic publishers, 2000.
entre la quinta y octava década de la vida con enfer- 11. Wallace RJ Jr. Recent changes in taxonomy and disease
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mente a nivel de los lóbulos superiores. Muchos de Clin Microbiol Infect Dis 1994;13:953-60.
estos casos acaban cronificándose a pesar de los trata- 12. Kusunoki S, Ezaki T. Proposal of Mycobacterium peregrinum
mientos223. Las lesiones que afectan a piel y a tejidos sp. nov., nom. rev., and elevation of Mycobacterium chelonae
blandos son más frecuentes en mujeres jóvenes sin en- subsp. abscessus (Kubica et al) to species status: Mycobacte-
fermedad de base, sin síntomas sistémicos asociados y rium abscessus comb. nov. Int J Syst Bacteriol 1992;42:240-5.
con respuesta favorable a los tratamientos223. Suelen 13. Runyon EH. Anonymous mycobacteria in pulmonary di-
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domy HJ, editors. Manual of Clinical Microbiology. 5th ed.
El tratamiento se basa en la administración de cla-
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ritromicina229,232, rifabutina232, rifampicina228,229,233, iso-
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