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Los ejemplos de métrica en poesía abarcan versos, rimas y estrofas.

La
métrica es un conjunto de regularidades formales que caracterizan a la
poesía versificada y a la prosa rítmica.

En la métrica española un verso está formado por determinada cantidad de


sílabas y una forma de distribución de los acentos.

Existen también otros tipos de métrica, como la germánica y la


escandinava, la hebraica, la japonesa o la grecolatina.

Los versos de arte menor contienen de dos a nueve sílabas, y los de arte
mayor tienen de diez a dieciséis sílabas.

Hay algunas licencias poéticas que se toman en cuenta para medir las
sílabas de un verso, como la sinalefa, el hiato, la diéresis, la sinéresis y la
última letra de la última sílaba del verso.

Ejemplos de métrica en verso

1- Finalizados en una palabra aguda

En estos casos se cuenta una sílaba más.

Ejemplo

Hombres necios que acusáis (8)

a la mujer sin razón (8)

sin ver que sois la ocasión (8)


de lo mismo que culpáis (8)

2- Terminados en una palabra esdrújula

Cuando se da este caso, se cuenta una sílaba menos.

Ejemplo
Hoy, porque tú has venido a visitarme, (11)

me acuerdo de que hay mundo, y de que hay lágrimas (11)

Bendita seas, bajo el sol de mayo, (11)

tristeza mía, luminosa y cálida. (11)

3- Sinalefa

Se unen la última vocal de una sílaba con la primera de la siguiente

Ejemplo

Tú y yo y Sancho y el niño de Vallecas (11)

4- Cuando hay un acento rítmico

Este acento rítmico impide que se forme una sinalefa.

Ejemplo

Siete condes la demandan, (8)

tres duques de Lombardía; (8)

a todos los desdeñaba, (8)


tanta es su lozanía. (8)

5- Diéresis

Al pronunciar un diptongo en dos tiempos, se cuenta una sílaba más. Esto


se llama diéresis.

Ejemplo

“Arbol de fruto süave” (8). (Se marca con una diéresis)

6- Sinéresis

El caso contrario es la sinéresis: dos vocales en hiato se pronuncian como


una sola sílaba.

Ejemplo

No del mar de la sangre teogónica y la espuma. (14)

Ejemplos de métrica en rimas

7- En rimas asonantes

En la rima asonante o imperfecta, coinciden solo las vocales a partir de la


última vocal acentuada.

Ejemplo

Ya no hay broqueles ni espadas,

ya solamente se acuerda

de Casandra, ni hay amor


más que el conde y la duquesa.

8- En rimas consonantes

En la rima consonante o perfecta coinciden las vocales y las consonantes a


partir de la última vocal acentuada.

Ejemplo

Canta pájaro en la enramada

selva a su amor, que por el verde suelo

no ha visto el cazador que con desvelo

le está escuchando, la bullesta armada.

Ejemplos de métrica en estrofas


Hay tres clases de estrofas, según el estudio de Garcilaso de la Vega: la
lira, la octava real y la décima.

9- La lira

La lira es la combinación de cinco versos, de siete sílabas el primero, el


tercero y el cuarto, y endecasílabos los otros dos. Las rimas se producen
entre el primero y el tercero, y el segundo con el cuarto y quinto.

Ejemplo

Si de mi baja lira

tanto pudiese el son que en un momento


aplacase la ira

del animoso viento

y la furia del mar y el movimiento.

10- La octava real

La octava real es de origen italiano. Son ocho versos endecasílabos con tres
rimas consonantes, en los que los seis primeros riman alternadamente con
los dos primeros. Los dos últimos riman entre sí.

Ejemplo

No las damas, amor, no gentilezas

de caballeros canto enamorados,

ni las muestras, regalos y ternezas

de amorosos afectos y cuidados,

más el valor, los hechos, las proezas,

de aquellos españoles esforzados,

que a la cerviz de Arauco no domada,

pusieron duro yugo con la espada.

11- La décima

La décima es una estrofa compuesta por diez versos octosílabos.


Ejemplo
a. A un panal de rica miel
b. dos mil moscas acudieron
b. que por golosas murieron
a. presas de patas en él.
a. Otra mosca en un pastel
c. enterró su golosina.
c. Así, si bien se examina,
d. los humanos corazones
d. perecen en las prisiones
c. del vicio que los domina.

Para su esperma contar


un frasco dieron a Andrés
que con sus setenta y tres
un hijo quiere engendrar.
El frasco debe llenar
completito y por entero.
Sin poder decir ni pero
lo encierran en un cuartito
y le dicen: tranquilito
que yo aquí afuera lo espero.
Al cabo de mucho rato
después de mucho pujido
con cara de compungido
dijo sin ningún recato:
“Doctora por más que trato
nada he podido lograr
incluso quise jalar
con las manos como embudo
y le juro no se pudo
el frasquito destapar”.
Con dos viagras que me tomo
me siento muy ligerito
casquivano y livianito
que hasta se me eriza el lomo.
Sólo necesito un pomo
pa’ que baje lo nervioso
y entonces sí, afanoso
me dispongo a demostrar
que aún puedo liquidar
sin misericordia al oso.

POSICIONES JUVENILES
Un joven que vi ahorita
apenas si adolescente
me platicó diligente
su posición favorita.
Me dijo que, en la camita,
abajo le gusta estar
para poder manipular
el Playboy en una mano
y con la otra de plano
hacerla hasta rechinar.

EL REGALO

Con muy sanas intenciones


compró un joven unos guantes
y compró en el mismo instante
una dama unos calzones.
Yo no sé porque razones
equivocadas les dieron
las mercancías que escogieron:
dio la empleada envueltos bien
los guantes a la mujer,
los chones al caballero.
El hombre no sospechó
lo que la empleada ese día
le entregó, y por cortesía,
el regalo ya no abrió.
Y a su destino llegó
en un paquete adornado
aquel regalo cambiado.
Mas el hombre sin saber
lo que podía suceder,
puso el siguiente recado:
“Mi amor, rendido a tus pies
te envío aquí el reemplazo
de los que te hice pedazos
el día que te los quité.
Tú sabes bien cuando fue,
cuando más desesperado
te los quité desgarrados
a la vista de la gente;
y aunque son de los corrientes
es lo mejor que he encontrado.
“No niegues: como mujer,
yo sé que sientes bonito
cada vez que te los quito
y te los vuelvo a poner.
Espero ver el placer
en esos ojos tan bellos,
en los momentos aquellos
que tu confianza me gano
y dejas libres las manos
pa’ acariciarte sin ellos.
“La empleada dio garantía,
a los suyos di una ojeada
y ni una sola lavada
le ha dado en noventa días.
Quizá lo mismo tu harías
al usarlos muchas veces,
unos cuatro o cinco meses
sin cambiarlos para nada,
igual que los de la empleada
que a los tuyos se parecen.
“En fin, los nuevos te envío,
ya no pienses en los rotos,
es mejor que uses los otros
aunque son al gusto mío.
Y en este tiempo de frío
te los pondrás de inmediato
y aunque son de los baratos
su oficio cumplen a ley,
calentaran esa piel
que acaricio a cada rato.
“¡Ah!, también a tu mamá
voy a cambiarles los suyos
y nuevos como los tuyos
a la medida tendrá.
Yo sé bien donde comprar
los que usa para el frío.
En ello así yo confío
porque se los vi la noche
que se los quitó en el coche
para lavarse en el río.”

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