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La subcompetencia léxica
La dificultad de la enseñanza del léxico reside en su programación. El léxico no es algo
estático, sino que está en constante renovación; es decir, no dejamos de aprender nuevas
unidades léxicas al mismo tiempo que olvidamos otras porque no las hemos usado durante
mucho tiempo. A pesar de que han intentado clasificar los elementos léxicos en numerosas
ocasiones, la mayoría de estas divisiones han sido poco productivas o eficaces. Solo el léxico
estructurable en conjuntos cerrados no presentan grandes dificultades de sistematización
(pero gran parte de este léxico se incluye en la gramática).
Antes de abordar el léxico se debe tener en cuenta que el aprendizaje del léxico, como sistema
abierto, no finaliza nunca. Debido a su número, exige una gradación o una reducción, basada
en frecuencias o en el uso específico del ámbito en que se va a usar la lengua. Como voces
individuales el aprendizaje no es suficiente: hay que conocer su funcionamiento sintáctico:
palabras con que puede combinarse; posibilidades semánticas de sustitución…. Esto ha
llevado a hablar de los ejes sintagmático y paradigmático al tratar el vocabulario.
Frente al difuso concepto de palabra, se ha optado por el de lexía o unidad léxica que incluye
tanto las voces individuales (silla, plato, comer) como los resultantes de la composición
(lavavajillas) o las pluriverbales (máquina de afeitar): lo importante no es la forma, sino el
concepto que designa. Restricciones de uso de acuerdo con el registro, situación geográfica,
situación temporal y social. Las estructuras, colocaciones y combinaciones dependen de
buena parte de la semántica.
La noción de palabra
Dentro de la noción de palabra es clave diferenciar el término léxico y vocabulario. Al hablar
de LÉXICO se hace referencia al conjunto de todas las unidades léxicas a disposición de
un locutor en un momento concreto y; sin embargo, al hacer referencia al
VOCABULARIO se hace referencia a la serie de unidades léxicas que el hablante emplea
eficazmente en un acto de habla concreto. Por ello, a causa de la limitación de la mente
humana, ni un hablante nativo podrá alcanzar un dominio absoluto del léxico de su
Lengua Materna. Según los estudios, unas 4000 unidades léxicas son suficientes para cubrir
las necesidades léxicas básicas de un individuo en un 95%.
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Pronunciación y ortografía
Sintaxis ----
Por un lado, muchos expertos (Pastora Herrero, 1990; Mc Carthy, 1992; Schmitt y Mc
Carthy, 1997; Cervero y Pichardo, 2000) coinciden que se deben tener en cuenta diferentes
criterios para la selección del léxico que se debe enseñar en las clases de LE/L2. Según la
propuesta de Pastora Herrero de 1990, estos serían los principales:
En primer lugar, la SELECCIÓN DEL TEXTO se debe hacer siguiendo unidades clave
en las áreas temáticas y en correspondencia con el nivel. Este criterio combina la
frecuencia real con la productividad. Para lograr este objetivo, el uso de listas de frecuencia
es un criterio muy cuestionado porque no todas las unidades de estas listas resultan útiles a
los estudiantes, por lo que la labor del profesor consiste en distinguir qué palabras frecuentes
están vacías semánticamente y hasta qué punto hay que prestarles atención (palabras
gramaticales como artículos, preposiciones, etc.). Así, se recomienda el trabajo con textos
auténticos (orales y escritos), ya que permiten a los estudiantes entrar en contacto con la
lengua real en diferentes registros y el profesor puede graduar la dificultad del texto en
función de los estudiantes. Por último, el Consejo de Europa recomienda NO planificar el
desarrollo del vocabulario y de posibilitar el conocimiento de todo lo que los alumnos
necesiten cuando vayan a intervenir en tareas comunicativas. Del mismo modo, la puesta
a prueba de la capacidad de improvisación de los profesores permite trabajar con un
amplio número de unidades.
Método natural y directo: se aprende por repetición imitativa, el léxico se aprende de forma
asociativa en estructuras de uso cotidiano.
Métodos estructurales: menor atención al léxico porque está supeditado a las estructuras
gramaticales. Las palabras se integran en estructuras contextuales y los estudios de
frecuencias establecen la gradación del léxico de más fácil a más difícil.
Método por tareas: presentación del léxico insertado en tareas o en ejercicios en grupo. La
realización de tareas intermedias para favorecer la interacción. Promueve el uso discursivo
de la lengua.
McCarthy considera que hay una serie de palabras que desarrollan muchas más funciones
gramaticales que léxicas y que deben estudiarse dentro de la gramática en los niveles
principiante y elemental. Se trata de elementos que desempeñan una unción relacional, no
semántica, y que deben ser enseñados como sistemas cerrados dentro de la gramática. Cuando
especifica los elementos léxicos, señala dos bloques:
A) Vocabulario abierto: sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios; conjuntos léxicos
cerrados (días de la semana, meses de año).
B) Expresiones hechas compuestas por varias palabras y que se utilizan como un todo:
a. Fórmulas de interacción social y cortesía
b. Unidades fraseológicas: colocaciones (oportunidad de oro).
c. Otras expresiones idiomáticas: clichés, muletillas, comparaciones fijadas
(ciego como un topo).
d. Estructuras fijas iniciadoras de frase.
e. Otras combinaciones formadas por palabras que se utilizan juntas
frecuentemente: verbos con régimen preposicional, complejos sintagmáticos,
etc.
Lewis, al tratar de delimitar qué clase de palabras debe comprender el vocabulario mínimo
adecuado, propone diferentes clases de ítems léxicos, considerados como unidades mínimas
para ciertos propósitos sintácticos; son:
a) Palabras
b) Polipalabras: Varias palabras unidas que podemos encontrar en un diccionario: fin
de semana.
c) Colocaciones: craso error/error garrafal.
d) Expresions fijas: Tienen base pragmática y pueden clasificarse en varios grupos:
formulas sociales y de cortesía (Feliz Año Nuevo) o frases completas (hacer una
montaña de un grano de arena).
e) Expresiones semi-fijas: sirven también para un propósito pragmático y aglutinan
expresiones orales con huecos (¿podría pasarme… por favor?).
Este autor destaca que todas estas expresiones institucionalizadas suponen una ayuda para el
aprendiz no nativo y resulta evidente que un repertorio de tal clase es una parte importante
para la fluidez de un estudiante de nivel intermedio y avanzado.
f) Léxico fundamental. Hace referencia a aquel que está formado por el léxico básico
y el léxico disponible. Mientras los léxicos básicos ofrecen una proporción real del
uso de las diferentes clases de palabras, la disponibilidad léxica señala el vocabulario
concreto que el hablante podría utilizar en un contexto comunicativo dado. Los
léxicos básicos recogen las clases de palabras más estables en la lengua mientras que
los disponibles muestran las palabras más inestables; son, por tanto, criterios
complementarios.
Según Gaims y Redman hemos de trabajar entre ocho y doce unidades léxicas en la misma
clase, pero es necesario tener presente que ciertas unidades léxicas se aprenden con mayor
facilidad ya sea por similitud formal o de significado, ya sea porque se producen en contextos
identificables y relacionados con vivencias personales, etc., mientras que otras resultan más
difíciles bien por sus características sintácticas, bien por su escasa relación con la cultura del
alumno, etc. Por ello, ya Nation señaló que el esfuerzo requerido para el aprendizaje de una
nueva unidad léxica depende de tres factores: la lengua materna del estudiante y su
experiencia previa en la LE, las estrategias de aprendizaje que permita dicha palabra y la
dificultad intrínseca que encierra.
Se corrobora la utilidad que representa elaborar una planificación léxica con alto grado de
flexibilidad en la selección y gradación. Para decidir el criterio de selección, las opciones
propuestas por el Consejo de Europa:
Una sugerencia para la selección en los niveles iniciales es que el profesor elabore el mapa
conceptual del área temática delimitada y así la visualización de los componentes del
asociograma le permitirá tener presentes los subtemas, las nociones específicas, las
asociaciones conceptuales con otras áreas y subáreas temáticas y, también, las posibles
situaciones comunicativas. Estos mapas conceptuales pueden ayudar al alumno a elaborar su
propio diccionario personal, si bien la asociación cognitiva inicialmente establecida
coincidirá, probablemente, con la que tiene en su lengua materna. Además, otra ventaja
relevante que ofrece el mapa mental para el profesor es la secuenciación de contenidos, ya
que puede establecer el orden de presentación de los subtemas de acuerdo con la organización
del manual de ELE y puede temporalizar y graduar la profundidad de desarrollo de los
diferentes bloques, según niveles, a lo largo de la unidad didáctica o lección; asimismo, puede
eliminar o ampliar alguna de estas subáreas.