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ANEXO:

ENSEÑANZA DE LOS COMPONENTES LINGÜÍSTICOS

La subcompetencia léxica
La dificultad de la enseñanza del léxico reside en su programación. El léxico no es algo
estático, sino que está en constante renovación; es decir, no dejamos de aprender nuevas
unidades léxicas al mismo tiempo que olvidamos otras porque no las hemos usado durante
mucho tiempo. A pesar de que han intentado clasificar los elementos léxicos en numerosas
ocasiones, la mayoría de estas divisiones han sido poco productivas o eficaces. Solo el léxico
estructurable en conjuntos cerrados no presentan grandes dificultades de sistematización
(pero gran parte de este léxico se incluye en la gramática).

Convergencia de aspectos que hacen difícil la enseñanza-aprendizaje del léxico:


- La aparente sinonimia, la polisemia, la dependencia (hiperonimia/hiponimia).
- Cambio de significado según sea el denotado, el figurado o el surgido de una
combinación de palabras (irse con viento freco, tomar el pelo).
- Las restricciones combinatorias: romper un trato/*romper tres tratos; coger/tomar el
autobús, pero tomar un café/*coger un café.
- Las variedades diafásicas y diastráticas, es decir, los registos: culto, coloquial,
familiar, vulgar, argot. Las variedades diatópicas…

La gramática cognitiva ha abordado el aprendizaje del léxico y el aprendizaje de segundas


lenguas en general. Como conclusiones han optado a que el aprendizaje de palabras se
establece mediante asociaciones semánticas: el significado como elemento estructurador. En
menor medida, mediante asociaciones formales (oposiciones casa/caza; contraste
morfológico: mesa/mesilla). Además, influye la competencia del hablante en su L1.

Antes de abordar el léxico se debe tener en cuenta que el aprendizaje del léxico, como sistema
abierto, no finaliza nunca. Debido a su número, exige una gradación o una reducción, basada
en frecuencias o en el uso específico del ámbito en que se va a usar la lengua. Como voces
individuales el aprendizaje no es suficiente: hay que conocer su funcionamiento sintáctico:
palabras con que puede combinarse; posibilidades semánticas de sustitución…. Esto ha
llevado a hablar de los ejes sintagmático y paradigmático al tratar el vocabulario.

Frente al difuso concepto de palabra, se ha optado por el de lexía o unidad léxica que incluye
tanto las voces individuales (silla, plato, comer) como los resultantes de la composición
(lavavajillas) o las pluriverbales (máquina de afeitar): lo importante no es la forma, sino el
concepto que designa. Restricciones de uso de acuerdo con el registro, situación geográfica,
situación temporal y social. Las estructuras, colocaciones y combinaciones dependen de
buena parte de la semántica.

Por un lado, se ha intentado definir un VOCABULARIO ESENCIAL, en el que se han


incluido las siguientes categorías:

1) Modalizadores; es decir, verbos de modalidad que indican parecer, certeza,


obligación o posibilidad porque están relacionados con la subjetividad.
2) Verbos de régimen, aquellos que rigen preposición o que requieres un sustantivo
concreto: abrir el apetito. Estos deben enseñarse con el elemento que lo acompaña.
3) Palabras interactivas; esto es, aquellas útiles en las relaciones sociales: de nada,
hasta luego, etc.
4) Marcadores del discurso, aquellas palabras necesarias para ejercer el control de la
conversación.
5) Sustantivos básicos que poseen un significado concreto y genérico, empleo de
sinónimos, hiperónimos, …
6) Deícticos espaciales, temporales y personales.
7) Adjetivos básicos: estudiar valores según la preposición, altas horas de la noche.
8) Adverbios básicos según los criterios de frecuencia, dentro de los que se incluyen
las combinaciones sintagmáticas.
9) Verbos básicos: aquellos que indican actividades diarias
10) Otros ítems léxicos

Es labor del docente organizar este material y presentarlo de manera organizada y


contextualizada

La noción de palabra
Dentro de la noción de palabra es clave diferenciar el término léxico y vocabulario. Al hablar
de LÉXICO se hace referencia al conjunto de todas las unidades léxicas a disposición de
un locutor en un momento concreto y; sin embargo, al hacer referencia al
VOCABULARIO se hace referencia a la serie de unidades léxicas que el hablante emplea
eficazmente en un acto de habla concreto. Por ello, a causa de la limitación de la mente
humana, ni un hablante nativo podrá alcanzar un dominio absoluto del léxico de su
Lengua Materna. Según los estudios, unas 4000 unidades léxicas son suficientes para cubrir
las necesidades léxicas básicas de un individuo en un 95%.

En cuanto al vocabulario, podemos distinguir entre vocabulario receptivo y vocabulario


productivo:

- Vocabulario receptivo: unidades léxicas que pueden ser reconocidas al escucharlas


o leerlas.
- Vocabulario productivo: unidades léxicas que se pueden usar y recuperar en la
práctica oral y escrita.

O entre vocabulario activo y vocabulario pasivo:


- Vocabulario activo: unidades léxicas que una persona emplea al hablar y escribir.
- Vocabulario pasivo: unidades léxicas que un individuo es capaz de comprender.
Diferencia con el receptivo: en el receptivo lo reconocemos, pero no sabemos el
significado.

No obstante, al hacer estas distinciones es común encontrarse con problemas


terminológicos entre unidad léxica y palabra para denominar a las unidades que incluimos
en el hiperónimo vocabulario. La terminología unidad léxica es más abarcadora y se ajusta
a lo que se enseña y se adquiere en el aula o fuera de ella, mientras palabra hace referencia
a aquella unidad lingüística dotada de significado, separada de las demás por pausas y blancos
en la escritura.

El conocer una unidad léxica, en cambio, es un proceso muy complejo en el que


participan todos los niveles de la lengua:

----
Pronunciación y ortografía

Se debe conocer su género número,


persona y tiempo (caso de los verbos); su
Morfología composición (lexema y afijos) y las
unidades léxicas relacionadas por su
formación.

Sintaxis ----

Se debe poder captar su significado para


Semántica relacionarla semánticamente con otras
unidades.
El hablante debe ser consciente de la
variedad a la que pertenece la unidad
Sociolingüística y pragmática
léxica para saber en qué situación
comunicativa utilizarla o no.

Criterios para la selección del léxico que se debe enseñar

Por un lado, muchos expertos (Pastora Herrero, 1990; Mc Carthy, 1992; Schmitt y Mc
Carthy, 1997; Cervero y Pichardo, 2000) coinciden que se deben tener en cuenta diferentes
criterios para la selección del léxico que se debe enseñar en las clases de LE/L2. Según la
propuesta de Pastora Herrero de 1990, estos serían los principales:

- Criterio psicológico: unidades léxicas que se suponen propias teniendo en cuenta el


uso y el proceso de aprendizaje. Por ejemplo, si quieren trabajar en un ámbito en
concreto. Si eres bollera: tijera.
- Criterio filológico: unidades léxicas que tengan un gran valor conceptual.
- Criterio pedagógico: unidades que faciliten el aprendizaje.
- Criterio social: unidades léxicas con mayor frecuencia dentro de un grupo que
comparte la misma lengua.
Por otro lado, el MCER (Marco Común Europeo de Referencia) propone otras
recomendaciones para la selección del léxico que se debe enseñar en el aula de LE/L2 para
favorecer el aprendizaje significativo y funcional:

En primer lugar, la SELECCIÓN DEL TEXTO se debe hacer siguiendo unidades clave
en las áreas temáticas y en correspondencia con el nivel. Este criterio combina la
frecuencia real con la productividad. Para lograr este objetivo, el uso de listas de frecuencia
es un criterio muy cuestionado porque no todas las unidades de estas listas resultan útiles a
los estudiantes, por lo que la labor del profesor consiste en distinguir qué palabras frecuentes
están vacías semánticamente y hasta qué punto hay que prestarles atención (palabras
gramaticales como artículos, preposiciones, etc.). Así, se recomienda el trabajo con textos
auténticos (orales y escritos), ya que permiten a los estudiantes entrar en contacto con la
lengua real en diferentes registros y el profesor puede graduar la dificultad del texto en
función de los estudiantes. Por último, el Consejo de Europa recomienda NO planificar el
desarrollo del vocabulario y de posibilitar el conocimiento de todo lo que los alumnos
necesiten cuando vayan a intervenir en tareas comunicativas. Del mismo modo, la puesta
a prueba de la capacidad de improvisación de los profesores permite trabajar con un
amplio número de unidades.

El tratamiento léxico en las distintas metodologías


Método tradicional (Gramática-traducción): léxico supeditado a aprender la gramática,
traducir textos, se explica si implica aspectos gramaticales o la mejora de una traducción.

Método natural y directo: se aprende por repetición imitativa, el léxico se aprende de forma
asociativa en estructuras de uso cotidiano.

Métodos estructurales: menor atención al léxico porque está supeditado a las estructuras
gramaticales. Las palabras se integran en estructuras contextuales y los estudios de
frecuencias establecen la gradación del léxico de más fácil a más difícil.

Métodos comunicativos: léxico integrado en el carácter discursivo de la lengua, se aparta el


léxico de la dependencia gramatical, sino que aparece integrado en ejercicios en los que no
es una finalidad, sino un instrumento de comunicación. Se estudia el léxico integrado en
aspectos gramaticales con el fin de comunicarse.

Método por tareas: presentación del léxico insertado en tareas o en ejercicios en grupo. La
realización de tareas intermedias para favorecer la interacción. Promueve el uso discursivo
de la lengua.

Método de enfoque léxico: Promueve el empleo de frases estandarizadas y secuencias léxicas


en bloque (chunks) que permiten la comunicación. El aprendizaje mediante el estudio de
combinaciones.

Métodos surgidos de la lingüística textual: Clark y Nation: localizar la palabra e intentar


averiguar su significado por el contexto. Bruton y Samuda: el alumno adivina el significado
antes de buscarlo en el diccionario. Van Parreren y Schouten: hallar las partes de un texto
dado y partiendo del tema suponer el significado a través del texto. Williams: identificar a
qué partes de la oración corresponden las palabras desconocidas y mediante el análisis de las
palabras con las que se relacione extraer el significado.

Competencia léxica según el Marco Europeo.


La competencia léxica, que es el conocimiento del vocabulario de una lengua y la capacidad
para utilizarlo, se compone de

El tratamiento del error léxico


El error es un elemento necesario y normal, que forma parte de la línea de continuidad entre
la L1 y la LE; es decir, de la interlengua, donde es imposible no cometer errores. Además,
sirve para deducir reglas de funcionamiento debido a que a partir de él el alumno formula
hipótesis.

Dependiendo del criterio que se adopte, se diferencias diversos tipos de errores:


En el caso de los errores léxicos, que son los que a nosotros más nos interesan por la temática
del presente trabajo, debemos decir que los cambios léxicos se dan entre palabras que pueden
tener una relación semántica, pero que en la situación específica del texto en cuestión no son
intercambiables. Por ejemplo, se entró por se introdujo o comenzó; rectificar por
perfeccionar, mejorar; están por son; lista por inteligente; etc.

Elementos que integran la competencia léxico-semántica


Una cuestión primordial consiste en establecer el tipo de unidades léxicas fundamentales para
la comunicación efectiva y que servirán de base para el enriquecimiento posterior, según las
necesidades de los alumnos. De acuerdo con las orientaciones del Consejo de Europa, la
competencia léxica se compone de elementos léxicos y gramaticales y la competencia
semántica se ocupa de asuntos relativos al significado de las unidades léxicas, tanto en
relación con el contexto general como las relaciones semánticas entre ellas.

McCarthy considera que hay una serie de palabras que desarrollan muchas más funciones
gramaticales que léxicas y que deben estudiarse dentro de la gramática en los niveles
principiante y elemental. Se trata de elementos que desempeñan una unción relacional, no
semántica, y que deben ser enseñados como sistemas cerrados dentro de la gramática. Cuando
especifica los elementos léxicos, señala dos bloques:
A) Vocabulario abierto: sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios; conjuntos léxicos
cerrados (días de la semana, meses de año).
B) Expresiones hechas compuestas por varias palabras y que se utilizan como un todo:
a. Fórmulas de interacción social y cortesía
b. Unidades fraseológicas: colocaciones (oportunidad de oro).
c. Otras expresiones idiomáticas: clichés, muletillas, comparaciones fijadas
(ciego como un topo).
d. Estructuras fijas iniciadoras de frase.
e. Otras combinaciones formadas por palabras que se utilizan juntas
frecuentemente: verbos con régimen preposicional, complejos sintagmáticos,
etc.

Lewis, al tratar de delimitar qué clase de palabras debe comprender el vocabulario mínimo
adecuado, propone diferentes clases de ítems léxicos, considerados como unidades mínimas
para ciertos propósitos sintácticos; son:

a) Palabras
b) Polipalabras: Varias palabras unidas que podemos encontrar en un diccionario: fin
de semana.
c) Colocaciones: craso error/error garrafal.
d) Expresions fijas: Tienen base pragmática y pueden clasificarse en varios grupos:
formulas sociales y de cortesía (Feliz Año Nuevo) o frases completas (hacer una
montaña de un grano de arena).
e) Expresiones semi-fijas: sirven también para un propósito pragmático y aglutinan
expresiones orales con huecos (¿podría pasarme… por favor?).

Este autor destaca que todas estas expresiones institucionalizadas suponen una ayuda para el
aprendiz no nativo y resulta evidente que un repertorio de tal clase es una parte importante
para la fluidez de un estudiante de nivel intermedio y avanzado.

También McCarthy, al considerar que el criterio de frecuencia es insuficiente y excluir


aquellas palabras de función gramatical o pragmática, concluye que el vocabulario esencial
(core vocabulary) está formado por diez tipos de unidades léxicas:

1) Modalizadores; es decir, verbos de modalidad que indican parecer, certeza,


obligación o posibilidad porque están relacionados con la subjetividad.
2) Verbos de régimen, aquellos que rigen preposición o que requieres un sustantivo
concreto: abrir el apetito. Estos deben enseñarse con el elemento que lo acompaña.
3) Palabras interactivas; esto es, aquellas útiles en las relaciones sociales: de nada,
hasta luego, etc.
4) Marcadores del discurso, aquellas palabras necesarias para ejercer el control de la
conversación.
5) Sustantivos básicos que poseen un significado concreto y genérico, empleo de
sinónimos, hiperónimos, …
6) Deícticos espaciales, temporales y personales.
7) Adjetivos básicos: estudiar valores según la preposición, altas horas de la noche.
8) Adverbios básicos según los criterios de frecuencia, dentro de los que se incluyen
las combinaciones sintagmáticas.
9) Verbos básicos: aquellos que indican actividades diarias
10) Otros ítems léxicos

El profesor procurará presentar todo el contenido léxico objeto de estudio en contextos


identificables para que el significado de la expresión completa sea claro en relación con el
discurso en el que ocurre.
Una serie de conceptos íntimamente relacionados con el contenido léxico, considerados útiles
para la planificación léxica y que facilitarán la interpretación del siguiente apartado:

a) Vocabulario receptivo versus productivo:

- Vocabulario receptivo: unidades léxicas que pueden ser reconocidas al escucharlas


o leerlas.
- Vocabulario productivo: unidades léxicas que se pueden usar y recuperar en la
práctica oral y escrita.

b) El léxico frecuente se basa en el número de veces que se repiten los vocablos en la


medición o cuantificación de un corpus. Este léxico ocupa los lugares más altos en
los diccionarios de frecuencias. Aunque la noción de frecuencia está directamente
unida a las nociones de utilidad, rentabilidad, e incluso a la disponibilidad, el criterio
de frecuencia es insuficiente en la elaboración de un léxico fundamental del español
como LE, ya que la probabilidad de realización aumenta a medida que el lexema es
menos concreto, es decir, está menos condicionado por el tema del discurso.

c) El léxico básico es el conjunto de vocablos habitualmente utilizados en las


situaciones de comunicación, orales y escritas, de la vida cotidiana. Se caracteriza por
un alto grado de estabilidad, hecho que les permite aparecer con mucha frecuencia y
en todo tipo de discursos.

d) Léxico específico. Designa las voces utilizadas en situaciones comunicación, orales


y escritas, que implican la transmisión relevante de un campo de experiencia
particular. Este vocabulario va acompañado siempre de una exigencia de exactitud y
precisión (tecnolecto).

e) Vocabulario disponible. Es el que un hablante puede utilizar inmediatamente según


las necesidades derivadas de la producción lingüística. Son aquellas que acuden en
primer lugar a la memoria; son las más frecuentes e inmediatas al hablar de un tema
determinado. Se trata de un vocabulario de carácter nocional, solo las palabras
altamente disponibles permanecerán en el vocabulario activo.

f) Léxico fundamental. Hace referencia a aquel que está formado por el léxico básico
y el léxico disponible. Mientras los léxicos básicos ofrecen una proporción real del
uso de las diferentes clases de palabras, la disponibilidad léxica señala el vocabulario
concreto que el hablante podría utilizar en un contexto comunicativo dado. Los
léxicos básicos recogen las clases de palabras más estables en la lengua mientras que
los disponibles muestran las palabras más inestables; son, por tanto, criterios
complementarios.

Planificación del contenido léxico en la programación de ELE


Una de las principales formas de organizar el contenido léxico es a través de áreas temáticas
o campos semánticos. El profesor procurará una planificación léxica que comprenda
diferentes subáreas temáticas, teniendo en cuenta varios contextos de uso (ámbitos y
referentes), y procurará la inclusión de diversos tipos de unidades léxicas: nombres, adjetivos,
verbos, adverbios, combinaciones sintagmáticas, expresiones idiomáticas, fórmulas
idiomáticas, fórmulas rutinarias, etc., relacionadas con el área temática de referencia a la que
pueda adscribirse la tarea comunicativa final, la unidad didáctica o el texto.

Criterios de selección léxica


Si el profesor de ELE distingue entre léxico planificado y léxico ocasional, no debe
preocuparle que aparezca un elevado número de unidades léxicas en algunas clases y que el
alumno no reciba información sobre todas ellas; lo que ha de favorecer, es el aprendizaje
significativo y funcional, es decir, que tome en consideración las necesidades comunicativas
de los alumnos que desarrolle estrategias de aprendizaje, que sepa que los materiales y
procedimientos para los estudiantes de niveles iniciales son diferentes de los empleados para
estudiantes de nivel avanzado, y que estimule el lenguaje autónomo.

Según Gaims y Redman hemos de trabajar entre ocho y doce unidades léxicas en la misma
clase, pero es necesario tener presente que ciertas unidades léxicas se aprenden con mayor
facilidad ya sea por similitud formal o de significado, ya sea porque se producen en contextos
identificables y relacionados con vivencias personales, etc., mientras que otras resultan más
difíciles bien por sus características sintácticas, bien por su escasa relación con la cultura del
alumno, etc. Por ello, ya Nation señaló que el esfuerzo requerido para el aprendizaje de una
nueva unidad léxica depende de tres factores: la lengua materna del estudiante y su
experiencia previa en la LE, las estrategias de aprendizaje que permita dicha palabra y la
dificultad intrínseca que encierra.

Se corrobora la utilidad que representa elaborar una planificación léxica con alto grado de
flexibilidad en la selección y gradación. Para decidir el criterio de selección, las opciones
propuestas por el Consejo de Europa:

i. Seleccionar unidades léxicas clave en las áreas temáticas requeridas.


ii. Aplicar principios léxico-estadísticos que muestran las palabras de mayor frecuencia
en discursos orales y/o escritos o aquellas referidas a ciertas áreas temáticas
delimitadas. Pero la utilidad pedagógica de las listas de frecuencia ha sido cuestionada
por varios autores porque la frecuencia de una palabra nos dice poco en sí misma.
iii. Elegir los textos auténticos, hablados y escritos, y practicar la enseñanza-aprendizaje
de cuantas palabras contengan.
iv. No planificar previamente el desarrollo del vocabulario, pero posibilitar el
conocimiento de todo lo que el alumno necesite cuando intervenga en tareas
comunicativas. Ello supone tratar en el aula un vocabulario muy amplio atendiendo a
las demandas de los aprendices.

Ha de seleccionarse un número efectivo y equilibrado de sustantivos, adjetivos, verbos,


adverbios y expresiones hechas que faciliten no solo el uso puntual, sino también la retención;
de ahí que deben favorecerse aquellas unidades léxicas que facilitan mejor las relaciones
asociativas.

Una sugerencia para la selección en los niveles iniciales es que el profesor elabore el mapa
conceptual del área temática delimitada y así la visualización de los componentes del
asociograma le permitirá tener presentes los subtemas, las nociones específicas, las
asociaciones conceptuales con otras áreas y subáreas temáticas y, también, las posibles
situaciones comunicativas. Estos mapas conceptuales pueden ayudar al alumno a elaborar su
propio diccionario personal, si bien la asociación cognitiva inicialmente establecida
coincidirá, probablemente, con la que tiene en su lengua materna. Además, otra ventaja
relevante que ofrece el mapa mental para el profesor es la secuenciación de contenidos, ya
que puede establecer el orden de presentación de los subtemas de acuerdo con la organización
del manual de ELE y puede temporalizar y graduar la profundidad de desarrollo de los
diferentes bloques, según niveles, a lo largo de la unidad didáctica o lección; asimismo, puede
eliminar o ampliar alguna de estas subáreas.

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