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SEGURIDAD SOCIAL

Tabla de contenido

3.1. La enfermedad y el accidente ante la seguridad social: ................................. 4


3.1.1. Enfermedad y accidente en general. ......................................................... 4
3.1.2. El concepto de Accidente de Trabajo. ....................................................... 4
3.1.3. La Enfermedad profesional. ........................................................................ 7
3.1.4. Las contingencias comunes........................................................................ 9

3.2. La acción protectora: Las prestaciones. ........................................................... 9


3.2.1. Concepto de prestación. ............................................................................. 9
3.2.2. Caracteres de las prestaciones. ............................................................... 10
3.2.3. Prescripción y caducidad. ......................................................................... 11
3.2.4. La relación jurídica de protección............................................................. 12
Maria Soledad Mateos Delado

3.1. La enfermedad y el accidente ante la seguridad social:

3.1.1. Enfermedad y accidente en general.


La Seguridad Social cubre tanto la enfermedad y el accidente común como
los laborales, esto es, tanto las alteraciones de la salud y lesiones debidas a
causas inespecíficas a las que cualquier persona se halla expuesta, como las
debidas a causas de naturaleza específicamente laboral, a las que se exponen
quienes realizan un trabajo. La acción de la seguridad social frente a
enfermedades y accidentes, comunes y profesionales, se ha producido
atendiendo a las necesidades sanitarias del enfermo o accidentado y a las
necesidades económicas que se crean en el enfermo o accidentado a
consecuencia de su incapacidad, temporal o definitiva, para el trabajo.
Durante años la consideración de las contingencias como laborales fue un hecho
decisivo a la hora de considerarse, legalmente, merecedor o no de protección
social. Poco a poco se fueron extendiendo los riesgos cubiertos a las
contingencias comunes, de forma que lo importante, a efectos de protección, no
sea tanto el origen del riesgo, sino el resultado de su actualización. La intensidad
de la acción protectora es mayor en las contingencias profesionales que en las
comunes. Lo que explica el importante número de litigios dilucidados ante la
jurisdicción social pretendiendo conseguir la calificación de accidente de trabajo
o de enfermedad profesional, sencillamente para obtener las consecuencias más
favorables que el reconocimiento de éstos comporta.
En todo caso, de acuerdo con el profesor GORELLI HERNÁNDEZ, la protección
por accidente de trabajo y enfermedad profesional comparten las siguientes
reglas comunes:
- Se aplica el principio de alta de pleno derecho.
- Existen particularidades en la cotización (con la consiguiente influencia en la
base reguladora de las prestaciones).
- No se exigen periodos de carencia para causar derecho a las prestaciones.
- Se puede establecer el recargo de prestaciones por incumplimiento de las
normas de seguridad y salud laboral.
- Se establece la colaboración en la gestión a través de las mutuas
colaboradoras.

3.1.2. El concepto de Accidente de Trabajo.


La LGSS determina, en su artículo 156, que un accidente de trabajo es toda
lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del
trabajo que ejecute por cuenta ajena.

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Por lo tanto, en el Régimen General de la SS, para que un accidente tenga esta
consideración es necesario que:
• Que el trabajador/a sufra una lesión corporal. Entendiendo por lesión todo
daño o detrimento corporal causado por una herida, golpe o enfermedad. Se
asimilan a la lesión corporal las secuelas o enfermedades psíquicas o
psicológicas.
• Que ejecute una labor por cuenta ajena, entendiendo como tales los
incluidos en el campo de aplicación del Régimen General de la Seguridad Social,
así como a los trabajadores por cuenta ajena de regímenes especiales, con las
salvedades que, en cada caso, proceda (los autónomos, en principio, no están
incluidos).
Respecto de los trabajadores autónomos, será accidente de trabajo “el ocurrido
como consecuencia directa e inmediata del trabajo que realiza por su propia
cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación del régimen
especial. En el caso de los trabajadores autónomos dependientes, que tienen
que incorporar de manera obligatoria la cobertura de los accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales, se entenderá como accidente de trabajo toda
lesión corporal que sufra con ocasión o por consecuencia de la actividad
profesional (lo que incluye los sufridos al ir y volver del lugar donde presta su
actividad).
• Que el accidente sea con ocasión o por consecuencia del trabajo, es decir,
que exista una relación de causalidad directa entre trabajo-lesión.
¿Qué supuestos están considerados como Accidentes de Trabajo?
• Accidentes producidos con ocasión de las tareas desarrolladas aunque
sean distintas a las habituales: Se entenderá como accidente de trabajo, aquel
que haya ocurrido durante la realización de las tareas encomendadas por el
empresario, o realizadas de forma espontánea por el trabajador/a en interés del
buen funcionamiento de la empresa, (aunque éstas sean distintas a las de su
categoría profesional) (Art. 156.2c LGSS).
• Accidentes sufridos en el lugar y durante el tiempo de trabajo: Las lesiones
sufridas durante el tiempo y en el lugar de trabajo se consideran, salvo prueba
en contrario, accidentes de trabajo (Art. 156.3 LGSS).
• Accidente “in itinere”: Es aquel que sufre el trabajador/a al ir al trabajo o
al volver de éste. (Art. 156.2d LGSS). La doctrina y la jurisprudencia, sintetizando
los requisitos que deben concurrir simultáneamente para que un accidente sea
considerado de trabajo in itinere: teleológico, cronológico, topográfico y
mecánico.
o Requisito teleológico: El desplazamiento del trabajador debe estar
motivado única y exclusivamente por el trabajo, es decir, su causa ha de ser la
iniciación o finalización del trabajo por cuenta ajena, y no por un motivo privado

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o personal. Se trata de demostrar la existencia de conexión o nexo causal entre


la lesión corporal sufrida y el trabajo. No existirá cuando la finalidad o motivo del
desplazamiento sea gestionar asuntos privados.
o Requisito cronológico: El accidente ha de ocurrir en un tiempo inmediato
o razonablemente próximo a las horas de entrada o salida del trabajo, si bien
debe interpretarse de forma flexible en función de cada caso concreto.
o Requisito geográfico (topográfico): Este requisito se compone de dos
elementos, los cuales deben concurrir necesariamente:
El accidente ha de ocurrir en el camino de ida o vuelta entre el domicilio
del trabajador y su lugar de trabajo.
Ese camino o trayecto de ida o vuelta debe ser el adecuado, es decir, el
normal o habitualmente utilizado por el trabajador.
o Requisito de idoneidad del medio (mecánico): El medio de transporte
utilizado cuando tiene lugar el accidente debe ser adecuado y racional para
salvar la distancia, entendiéndose como adecuado el normal o habitual cuyo uso
no entrañe riesgo grave e inminente.
• Accidentes en misión: Son aquellos sufridos por el trabajador/a en el
trayecto que tenga que realizar para el cumplimiento de la misión, así como el
acaecido en el desempeño de la misma dentro de su jornada laboral.
• Accidentes de cargos electivos de carácter sindical: Son los sufridos con
ocasión o por consecuencia del desempeño de cargo electivo de carácter
sindical o de gobierno de las entidades gestoras de la Seguridad Social, así como
los accidentes ocurridos al ir o volver del lugar en que se ejercen las funciones
que les son propias (Art. 156.2b LGSS).
• Actos de salvamento: Son los accidentes acaecidos en actos de
salvamento o de naturaleza análoga cuando tengan conexión con el trabajo. Se
incluye el caso de orden directa del empresario o acto espontáneo del
trabajador/a (Art. 156.2d LGSS).
• Enfermedades o defectos anteriores: Son aquellas enfermedades o
defectos padecidos con anterioridad, que se manifiestan o agravan como
consecuencia de un accidente de trabajo (Art. 156.2.f LGSS).
• Enfermedades intercurrentes: Se entiende por tales las que constituyen
complicaciones del proceso patológico determinado por el accidente de trabajo
mismo. Para calificar una enfermedad como intercurrente es imprescindible que
exista una relación de causalidad inmediata entre el accidente de trabajo inicial
y la enfermedad derivada del proceso patológico (Art. 156.2.g LGSS).
• Las enfermedades comunes que contraiga el trabajador/a con motivo de
la realización de su trabajo, no incluidas en la lista de enfermedades
profesionales. Se debe acreditar fehacientemente la relación causa – efecto

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entre la realización de un trabajo y la aparición posterior de la enfermedad (Art.


156.2e LGSS).
• Los debidos a imprudencias profesionales (Art. 156.5 a LGSS): se califica
así a los accidentes derivados del ejercicio habitual de un trabajo o profesión y
de la confianza que éstos inspiran al accidentado.
¿Qué accidentes NO tienen la consideración de Accidente de Trabajo?
• Los accidentes debidos a imprudencia temeraria del trabajador/a (Art.
156.4 b, LGSS): se considera Imprudencia temeraria cuando el accidentado ha
actuado de manera contraria a las normas, instrucciones u órdenes dadas por el
empresario de forma reiterada y notoria en materia de Seguridad e Higiene. Si
coinciden riesgo manifiesto, innecesario y grave, la jurisprudencia viene
entendiendo que existe imprudencia temeraria, si no será una imprudencia
profesional.
• Los debidos a fuerza mayor extraña al trabajo: es decir, cuando esta
fuerza mayor, sea de tal naturaleza que no guarde relación alguna con el trabajo
que se realiza en el momento de sobrevenir el accidente. No constituyen
supuestos de fuerza mayor extraña fenómenos como la insolación, el rayo y otros
fenómenos análogos de la naturaleza (sí el trabajo habitual del trabajador/a es a
la intemperie sí es A.T.). En el caso de atentado terrorista que afecta al
trabajador/a en el lugar de trabajo no estamos ante un caso de fuerza mayor sino
ante una actuación de un tercero. Art. 156.4 a LGSS
• Accidentes debidos a dolo del trabajador/a accidentado: Se considera que
existe dolo cuando el trabajador/a consciente, voluntaria y maliciosamente
provoca un accidente para obtener prestaciones que se derivan de la
contingencia. Art. 156.4 b LGSS
• Accidentes derivados de la actuación de otra persona: Los accidentes que
son consecuencia de culpa civil o criminal del empresario, de un compañero de
trabajo o de un tercero constituyen auténticos accidentes de trabajo siempre y
cuando guarden alguna relación con el trabajo. El elemento determinante es la
relación causa - efecto. Art. 156.5.b LGSS. Así las bromas o juegos que pueden
originar un accidente ocurridos durante el trabajo o los sufridos al separar una
riña serán A.T.

3.1.3. La Enfermedad profesional.


El articulo 157 recoge la definición de enfermedad profesional es “la contraída a
consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las actividades que se
especifiquen en el cuadro que se apruebe por las disposiciones de aplicación y
desarrollo de esta Ley, y que esta proceda por la acción de elementos o
sustancias que en dicho cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional”.

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Esta disposición es el REAL DECRETO 1299/2006, de 10 de noviembre, por el


que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la
Seguridad Social y se establecen criterios para su notificación y registro.
Según esta definición, para que una enfermedad sea considerada como
profesional deben darse los siguientes elementos:
1. Que el trabajo se haga "por cuenta ajena". Excluye por tanto a los
trabajadores/as autónomos. En cambio, se incluye a los trabajadores/as agrarios
por cuenta propia.
2. Que sea a consecuencia de las actividades que se especifiquen en el
cuadro de enfermedades profesionales. Es un cuadro limitado, con un listado
cerrado de enfermedades profesionales. No obstante, las enfermedades
profesionales que no se encuentren reflejadas en el mismo, pueden quedar
incluidas en el concepto de accidente laboral, según establece el artículo 156.2,
apartado E, de la LGSS, pero no tendrán la consideración de enfermedad
profesional.
3. Que proceda de la acción de sustancias o elementos que en el cuadro de
enfermedades profesionales se indiquen para cada enfermedad.
Para fijar la fecha de inicio de la enfermedad profesional, se establecen las
siguientes reglas:
• Si el trabajador se hallaba en situación de actividad laboral, la fecha de
inicio es aquella en la que se produce la baja o del posible cese por incapacidad
temporal.
• Si el trabajador no se halla al servicio de ninguna empresa, la fecha de
comienzo de la prestación por incapacidad permanente se retrocede a la del
reconocimiento médico oficial.
La especialidad de régimen de las enfermedades profesionales frente a la
regulación de los accidentes de trabajo se refleja en diversas peculiaridades de
la acción protectora correspondiente (art. 176 LGSS):
• Establecimiento de un periodo de observación del presunto enfermo
profesional. Con una duración máxima de seis meses prorrogables por otros
seis, que se asimila a la situación de incapacidad temporal.
• Obligación de trasladar de puesto al trabajador cuando existan síntomas
de enfermedad profesional que no llegue a incapacitarle para el trabajo. La
misma obligación pesa sobre el empresario cuando, curado el trabajador de un
proceso patológico, revista peligro de recaída.
• En caso extremo procederá la baja del trabajador, si no existe puesto de
riesgo, previa conformidad de la Inspección de Trabajo, el trabajador causará
baja en la empresa, percibiendo su salario íntegro en periodos sucesivos de 12
meses con cargo a la empresa, 6 meses con cargo al INSS y 12 meses (seis

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prorrogables por otros seis) con cargo al régimen de desempleo (se ha de


inscribir en un curso de formación intensiva en los tres primeros meses).
Las empresas que tengan puestos de trabajo con riesgo de enfermedades
profesionales están obligadas:
• A practicar reconocimientos médicos previos a la admisión de
trabajadores que vayan a ocupar tales puestos, no pudiéndose contratar los
trabajadores que no hayan sido calificados como aptos para desempeñar ese
puesto de trabajo.
• A realizar reconocimientos periódicos que se establecen para cada tipo
de enfermedad, no pudiendo continuar el trabajador en su puesto cuando no se
mantenga la declaración de aptitud.
El incumplimiento de la obligación de practicar los reconocimientos médicos
constituirá a la empresa en responsable directa de todas las prestaciones que
puedan derivarse, caso de que acontezca la enfermedad profesional.

3.1.4. Las contingencias comunes.


El art. 158 de la LGSS define de este modo las contingencias comunes: “Se
considerará accidente no laboral el que conforme a lo establecido por el art. 156
no tenga el carácter de accidente de trabajo.
Se considerará que constituyen enfermedad común las alteraciones de la salud
que no tengan la condición de accidentes de trabajo, ni de enfermedades
profesionales, conforme a los dispuesto, respectivamente, en los apartados e),
f), y g) del número 2 del artículo 156 y en el artículo 157”.

3.2. La acción protectora: Las prestaciones.


La acción protectora de la Seguridad Social es el conjunto de prestaciones que
el sistema de Seguridad Social otorga a los colectivos protegidos.

3.2.1. Concepto de prestación.


Las prestaciones son un conjunto de medidas que pone en funcionamiento la
Seguridad Social para prever, reparar o superar determinadas situaciones de
infortunio o estados de necesidad concretos, que suelen originar una pérdida de
ingresos o un exceso de gastos en las personas que los sufren.
Se reconocen dos tipos diferentes de prestaciones.
• Contributivas: Están comprendidas dentro de la acción protectora del
Régimen General y de los regímenes especiales de la Seguridad Social
(autónomos) y exigen unos requisitos mínimos de cotización.
• No contributivas: El derecho a estas prestaciones lo tienen aquellos
ciudadanos que se encuentran en situación de necesidad aunque no hayan

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cotizado nunca o, habiendo cotizado, no lo hayan hecho durante el suficiente en


cada caso para alcanzar las prestaciones del nivel contributivo. Su percepción
se condiciona a un nivel máximo de ingresos.
El art. 42 de la LGSS establece las siguientes prestaciones:
• Asistencia sanitaria y prestaciones farmacéuticas.
• Prestaciones económicas por incapacidad temporal, maternidad,
paternidad, riesgo durante el embarazo, riesgo durante la lactancia, cuidado de
menores enfermos afectados de cáncer u otra enfermedad grave, incapacidad
permanente, vejez, desempleo, muerte y supervivencia, así como las que se
establezcan reglamentariamente en las contingencias y situaciones protegidas.
• Prestaciones familiares por hijo a cargo.
• Servicios sociales.
• Asistencia Social.
Las prestaciones de dependencia de la ley 39/2006 de 14 de diciembre no están
incluidas dentro de la Seguridad Social sino que se insertan dentro de los
servicios sociales de las Comunidades Autónomas.

3.2.2. Caracteres de las prestaciones.


La cuantía de las prestaciones se fijará en la LGSS y demás normas reguladoras
de las prestaciones y reglamentos de aplicación según el art. 120 de la LGSS.
Con carácter general, las prestaciones se determinan legalmente según módulos
objetivos que no tienen en cuenta la situación económica del beneficiario, sino
que la necesidad se presume. Las reglas que rigen la cuantía de las prestaciones
son las siguientes:
• La determinación de las prestaciones de cuantía fija se encuentra ya fijada
taxativamente por la ley. Las pensiones o subsidios se suelen determinar
mediante la aplicación de un porcentaje variable, según situaciones y
contingencias, y sobre un módulo (base reguladora) que normalmente está en
función de la base de cotización (modelo profesional contributivo), o del nivel de
ingresos (modelo asistencial).
• La ley establece un límite máximo para las prestaciones, es decir, la
cuantía de la prestación no puede superar un límite superior que fija la ley para
cada ejercicio. Asimismo, una pensión no puede estar por debajo del mínimo
establecido.
El principio de pensión única se contempla en el art. 122 de la LGSS para el
régimen general. Este artículo establece que las pensiones del régimen general
son incompatibles entre sí cuando concurran en un mismo beneficiario, a no ser
que se establezca lo contrario. En consecuencia, si cumpliera los requisitos para
percibir dos o más prestaciones el beneficiario tendrá que elegir la que más le

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convenga aunque excepcionalmente una ley puede señalar que una prestación
sea compatible con otras como la de viudedad.
Sin embargo, este principio de pensión única debe matizarse en el siguiente
sentido:
• Se refiere solo a pensiones (incluida la indemnización a tanto alzado del
art. 139.2 de la LGSS), no a subsidios.
• Se refiere a pensiones causadas por el mismo beneficiario.
• Se refiere a pensiones causadas por riesgos distintos entre sí.
• Se refiere a pensiones causadas dentro del régimen general por la misma
actividad.
• No cabe disfrutar de dos pensiones de Incapacidad permanente en el
mismo régimen, aun por diversos hechos causantes, sino que hay que optar por
una de ellas.
La posibilidad de varias pensiones por pluriactividad simultánea es una
excepción al principio de pensión única del art. 122 de la LGSS de manera que,
cuando se reúnan los requisitos necesarios en diversos regímenes especiales,
por pluriactividad, se deberán generar dos o más pensiones de Invalidez o de
Jubilación, si se dan los requisitos de cotización en los dos y siempre que no
exista en los mismos norma que lo prohíba expresamente.
Los arts. 40 y ss. y 120 y ss. de la LGSS establecen una serie de garantías de
las prestaciones para asegurar su intangibilidad frente a los actos de disposición
del propio beneficiario, frente a los actos de terceros o de los propios entes
públicos que administran la Seguridad Social y que las hayan reconocido. En
este sentido el art. 40 de la LGSS establece un principio de inembargabilidad,
esto es, que las prestaciones de Seguridad Social no podrán ser objeto de cesión
total o parcial, embargo, retención, compensación o descuento, salvo en dos
supuestos:
• Cumplimiento de las obligaciones alimenticias a favor del cónyuge e hijos
• Obligaciones o responsabilidades contraídas por el beneficiario dentro de
la Seguridad Social.
Es, por otra parte, una inembargabilidad relativa, pues sólo se predica de la parte
que no exceda de la cuantía del salario mínimo interprofesional.

3.2.3. Prescripción y caducidad.


La prescripción afecta al derecho al reconocimiento de una prestación. Se
produce, de acuerdo con el art. 43 de la LGSS cuando pasan cinco años desde
el día siguiente a producirse el hecho causante de la prestación.
La caducidad afecta al cobro de una prestación ya reconocida. La caducidad en
las prestaciones a tanto alzado o de cobro único se produce al año a contar

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desde el día siguiente de notificar al beneficiario la concesión de la prestación, y


en las prestaciones de pago periódico lo que caduca es cada cobro mensual una
vez ha pasado un año desde el vencimiento del pago de la prestación de ese
mes.
En todo caso, la LGSS establece (arts. 43, 164 y 178) que las pensiones de
Jubilación, Muerte y Supervivencia por su carácter alimenticio son
imprescriptibles. Pese a que estas prestaciones no prescriben, la solicitud de las
mismas no surte efectos en el momento en que se produjo el hecho causante y
pudieron ser solicitadas, sino hasta tres meses antes de la fecha de solicitud.
No se aplica el régimen citado a la Incapacidad Temporal ya que no precisa de
solicitud pues es suficiente con presentar los partes de baja y se hace efectiva la
prestación de modo automático (principio de “oficialidad”).
Hay que tener en cuenta la caducidad especial de algunas prestaciones, como
las de desempleo, en las que no rige el plazo del año, sino que caducan día a
día (así, según el art. 209.2 de la LGSS cuando los beneficiarios presenten la
solicitud de la prestación de desempleo transcurrido el plazo de quince días,
tendrán derecho al reconocimiento de la prestación a partir de la fecha de la
solicitud, perdiendo tantos días de prestación como medien entre la fecha que
hubiera tenido lugar el nacimiento del derecho, de haberse solicitado en tiempo
y forma, y aquella en que efectivamente se hubiese formulado la solicitud.)

3.2.4. La relación jurídica de protección.


La relación jurídica de protección es una relación jurídica instrumental de la
Seguridad Social, en virtud de la cual un sujeto (entidad gestora o colaboradora)
va a satisfacer prestaciones determinadas legalmente a otro sujeto (beneficiario)
con el fin de hacer frente a una situación de necesidad actual de este último. Hay
una serie de requisitos necesarios para que se produzca una relación jurídica de
protección:
• Tiene que existir una situación de necesidad en las prestaciones
contributivas se presume que existe dicha situación de necesidad sin tener que
demostrarlo, mientras que en las prestaciones no contributivas el beneficiario
tendrá que demostrar que está en una situación de necesidad.
• Un hecho causante, el hecho causante es el que hace nacer la prestación.
El hecho causante es tener una enfermedad común o profesional, o sufrir un
accidente, laboral o no laboral que incapacite a la persona para seguir
trabajando.
El hecho causante se producirá sobre un sujeto determinado, que es el sujeto
causante. El sujeto causante es aquel que reúne las condiciones necesarias para
que nazca la prestación. El sujeto causante puede coincidir o no con el sujeto
beneficiario. El sujeto beneficiario es aquel que sufre la situación de necesidad
actual, ya sea real o presunta, y que va a recibir la prestación.

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Las condiciones para ser sujeto causante son.


• Estar afiliado a la Seguridad Social, este requisito es indispensable para
las prestaciones contributivas.
• Estar dado de alta o en una situación asimilada al alta para tener derecho
a incapacidad permanente en los grados de absoluta y gran invalidez, a una
pensión de viudedad u orfandad y a la prestación de jubilación.
• Tener cubierto el periodo de carencia, es decir, el periodo mínimo de
cotización exigido que se fija en las normas.
Los elementos de la relación jurídica de protección son:
o Los sujetos que intervienen en la relación jurídica de protección, estos
son:
Los sujetos responsables del pago de la protección que son o una entidad
gestora o una entidad colaboradora.
El beneficiario, que es el sujeto que sufre la situación de necesidad real o
presunta y que va a tener derecho a una prestación real y actual.
o El objeto de la relación jurídica de protección son las distintas
protecciones.
o El contenido es el conjunto de actos o circunstancias que rodean a la
relación jurídica de protección.
Las prestaciones no nacen de oficio sino que tienen que ser solicitadas por los
interesados, por tanto además de los dos requisitos (situación de necesidad y
hecho causante) para que nazca la prestación tendrá que ser solicitada por el
interesado y tendrá que ser reconocida por el sujeto responsable del pago de la
misma. El reconocimiento de la prestación le corresponde a la entidad gestora o
colaboradora y se produce cuando la entidad comprueba que el sujeto
beneficiario y el sujeto causante, si son distintos, reúnen los requisitos
necesarios para el reconocimiento de la prestación.
El desarrollo de la prestación se divide en el momento de devengo y el momento
de pago.
• El devengo es el momento a partir del cual nace el derecho a la
prestación. No en todas las prestaciones el momento de devengo es el mismo.
• El pago es la entrega del importe de la prestación y siempre se hará con
efectos desde la fecha de devengo.
La extinción. Las causas generales de extinción son:
• El cumplimiento del pago de una prestación.
• La pérdida de la condición de beneficiario, es decir, cuando una persona
deja de cumplir los requisitos para recibir la prestación.

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• Que desaparezca el hecho causante.


• Cuando al beneficiario se le aplica una sanción que lleva consigo la
pérdida de la prestación.
• La muerte de sujeto beneficiario.

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