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La Planchada en su versión antigua

Esta versión data del tiempo de la guerra con Estados Unidos en 1847 cuando el
Hospital San Pablo –después Hospital Juárez– atendía a los heridos, justo cuando
Antonio López de Santa Ana perdió parte del territorio mexicano. Se dice que ante
el exceso de trabajo y el escaso personal del hospital las enfermeras se quedaban
dormidas, y al despertar apresuradas por atender a los pacientes se encontraban
con la sorpresa de que ya habían sido atendidos por una enfermera que nadie
conocía. Los trabajadores y soldados de guerra se pusieron de acuerdo para
seguir a la mujer que los atendía, y según ellos, desaparecía a los pocos
metros. La describían como una mujer hermosa, rubia de ojos azules, que
caminaba muy derechita y con un uniforme blanco, perfectamente almidonado.
Nadie sabía quién era ni de dónde provenía, ni cómo había muerto.

La historia de la Planchada que todos conocen


La versión más conocida es que era una enfermera de nombre Eulalia y entró a
trabajar en el Hospital Juárez a mediados del siglo XX. Era enfermera de vocación
porque le gustaba atender muy bien a los pacientes, por lo que se ganó la
simpatía de todo el personal del hospital. Dicen que Eulalia era muy bonita, era
rubia de ojos azules y siempre estaba impecable, llevaba su uniforme blanco muy
almidonado, siempre bien planchado.

Amor a primera vista


Eulalia se enamoró del doctor Joaquín, un joven apuesto que comenzaba su
carrera de medicina. Quedó impactada cuando realizó un servicio médico con él.
Muchos le recomendaron no enamorarse de Joaquín, pero finalmente cayó
rendida a sus pies hasta que se hicieron novios. Joaquín era conocido en el
hospital por ser un poco presumido y coqueto con otras mujeres. Finalmente,
el doctor le propuso matrimonio a Eulalia y ella estaba extremadamente
emocionada.
La farsa total
La ilusión de Eulalia con la boda era perceptible a primera vista. Sin embargo, un
día Joaquín le encargó a la enfermera un traje de gala con el argumento de que
era para una recepción elegante. Eulalia lo guardó en casa y Joaquín al día
siguiente fue a cambiarse, y al mismo tiempo platicó con ella diciéndole que
se iría 15 días a un congreso. A Eulalia le pareció raro, pero nunca se imaginó el
desenlace. Cierto día, un enfermero del hospital invitó a Eulalia a una fiesta y no
accedió porque le dijo que estaba comprometida. El enfermero le contestó que eso
era mentira porque Joaquín se había casado y estaba en su luna de miel.
Además, había renunciado al hospital y se había ido de la ciudad.

La desgracia de La Planchada
Eulalia cayó en depresión por la triste noticia. Comenzó a llegar tarde al hospital,
descuidando a los enfermos. Pasó el tiempo y ella se enfermó hasta morir en el
mismo hospital. Después de su muerte comenzaron a suceder cosas
extrañas en el Hospital Juárez. Algunos pacientes graves comenzaron a
comentar a las enfermeras que había una enfermera muy bien vestida y
planchada que los cuidaba o administraba medicamentos, y las enfermeras
sorprendidas argumentaban que ellas no habían sido y que no la conocían.
Así comenzaron a aparecer testimonios de pacientes hasta que la bautizaron
como La Planchada.

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