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Epidemiología

y consecuencias 4
psicosociales de los
trastornos del suelo
pélvico
Anne M. Weber

PREVALENCIA, INCIDENCIA Y REMISIÓN 42


PREVALENCIA, INCIDENCIA Y REMISIÓN
Incontinencia urinaria 43
Incontinencia fecal 44 A la hora de interpretar la información procedente de la biblio-
Prolapso de órganos pélvicos 44 grafía médica, es importante tener un conocimiento claro de
Trastornos del suelo pélvico coexistentes 45 términos epidemiológicos fundamentales; desafortunadamente,
FACTORES DE RIESGO DE LOS TRASTORNOS DEL SUELO estos términos se emplean mal con frecuencia. Prevalencia alude
PÉLVICO 45 a la proporción de sujetos que padecen la enfermedad de interés
Sexo 45 (numerador) dividida por la población en riesgo (denominador)
Edad 45 en un momento dado. Los datos de prevalencia pueden obte-
Raza 46 nerse a partir de estudios transversales o de la información basal
Parto 46 al comienzo de un estudio de cohortes. Incidencia es el número
Menopausia y estrógenos 47 de sujetos en los que aparece la enfermedad de interés (numera-
Obesidad 48
dor) dividido por la población en riesgo (sin la enfermedad en el
período basal; denominador) durante un período determinado.
Tabaquismo 48
La incidencia es una tasa con una unidad de tiempo en el deno-
CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES DE LOS TRASTORNOS
minador. Los datos de incidencia sólo pueden obtenerse a partir
DEL SUELO PÉLVICO 48
de estudios de cohortes longitudinales en los que se identifica a
Cambios sociales 48
los sujetos sin la enfermedad de interés en el momento de entrada
Cambios psicológicos 50 y se les sigue a lo largo del tiempo para determinar en cuántos
Calidad de vida 50 aparece dicha enfermedad. Remisión es lo opuesto a incidencia,
Cambios sexuales 51
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es decir, el número de sujetos (numerador) en que la enferme-


ASPECTOS ECONÓMICOS 51 dad desaparece con el tiempo dividido por la población con la
enfermedad en el período basal (denominador). Al igual que en
el caso de la incidencia, la remisión es una tasa con una unidad
de tiempo en el denominador. De manera análoga, los datos de
remisión sólo pueden obtenerse a partir de estudios longitudina-
les en los que se sigue a los sujetos a lo largo del tiempo.
Dado que la prevalencia de los trastornos del suelo pélvico
aumenta con la edad, la demografía cambiante de la población
Incontinencia urinaria
estadounidense dará lugar a un número aún mayor de mujeres
afectadas. A partir de proyecciones del censo de Estados Unidos, La International Continence Society (ICS) define la incontinen-
el número de mujeres de 60 años o más se duplicará práctica- cia urinaria como «la manifestación de cualquier escape involun-
mente entre 2000 y 2030. Por ejemplo, el número de mujeres de tario de orina». A pesar de lo general de esta definición, resulta
60 a 69 años pasará de 10 a 20 millones. Incluso las cifras pobla- fácil entender por qué la prevalencia comunicada de incontinen-
cionales absolutas no reflejan plenamente la carga real –y cada cia urinaria en las mujeres varía ampliamente con las diferencias
vez mayor– de trastornos del suelo pélvico en las mujeres con- en las poblaciones estudiadas, los métodos de recopilación de
forme envejecen. Luber et al. (2001) calcularon que la demanda datos y las definiciones específicas de la enfermedad. Es posible
de servicios sanitarios relacionados con los trastornos del suelo obtener cálculos incorrectos como consecuencia de sesgos al
pélvico se incrementará al doble de velocidad que la de la pobla- estudiar las muestras, como sesgos de selección y de respuesta.
ción. En los estudios se ha comprobado una coincidencia moderada-
44 Parte 2 ■ Ciencia básica

mente intensa entre las evaluaciones de la incontinencia urinaria urinaria, incluso el propio término resulta problemático. Algunos
comunicadas por las propias pacientes y por los clínicos. Por estos clínicos utilizan únicamente el término incontinencia fecal para
motivos, las cifras presentes en la bibliografía sólo deben conside- aludir a la pérdida de heces (líquidas o sólidas) y prefieren inconti-
rarse aproximaciones cercanas. nencia anal para describir de manera colectiva la pérdida de heces
Hay una variación considerable en la prevalencia calculada o gases; sin embargo, muchos otros no realizan esta distinción
de incontinencia urinaria de cualquier tipo, es decir, cualquier y emplean incontinencia fecal para hacer referencia a la pérdida
pérdida de orina durante un período de 12 meses en mujeres de de contenido intestinal de cualquier tipo, ya sean gases o heces.
la comunidad. Cuando el mecanismo de continencia se ve some- Para los objetivos de este capítulo, el término incontinencia fecal
tido a fuerzas extremas, se constata una prevalencia importante, aludirá a la pérdida involuntaria de gases y heces (por separado
incluso en las mujeres en que tradicionalmente no se pensaba que o en conjunto). No existe consenso con respecto a lo que consti-
tuvieran riesgo de incontinencia urinaria, como las deportistas de tuye una incontinencia fecal intensa o con importancia clínica. La
élite nulíparas (p. ej., saltadoras de trampolín) o las paracaidistas. intensidad puede expresarse según el tipo de pérdida (gases, heces
En las mujeres adultas de la comunidad, la prevalencia de inconti- líquidas o heces sólidas) o la frecuencia de episodios de incon-
nencia urinaria de cualquier tipo oscila entre el 9 y el 69%. tinencia. En varias escalas se combinan estos dos componentes
La intensidad de la incontinencia puede definirse por la y se expresa el grado de síntomas en forma de una puntuación
frecuencia de episodios de incontinencia, la cantidad de orina numérica. En muchos estudios se usa una frecuencia de episodios
perdida o ambas. Cuando la intensidad de la pérdida de orina se de incontinencia de una vez a la semana o más, o las pérdidas que
define como «diaria», «semanal» o «la mayor parte del tiempo», precisan protección higiénica, para definir la incontinencia fecal.
la prevalencia comunicada oscila entre el 3 y el 17% en las muje- La prevalencia de incontinencia fecal en la población general
res de entornos comunitarios. Este cálculo se corresponde de una oscila entre el 1,5 y el 2,3%. En la población anciana, la prevalen-
forma más estrecha con la estimación clínica de la enfermedad cia es mayor, del 3,7 al 18,4%. Las mujeres que viven en residen-
porque identifica probablemente a mujeres situadas en el extremo cias experimentan incontinencia fecal con una tasa aún mayor,
más intenso del espectro que solicitan asistencia clínica. La pre- de entre un 30 y un 63%. No se dispone de información relativa
valencia de incontinencia urinaria en las mujeres que viven en a la incidencia de incontinencia fecal, como tampoco acerca de la
residencias es mucho mayor que en las de la comunidad, de modo progresión desde incontinencia fecal leve o infrecuente a formas
que en la mayoría de los estudios se ha descrito una prevalencia más intensas.
superior al 50%, sobre todo en los centros en que sus residentes
presentan un deterioro funcional más intenso.
Prolapso de órganos pélvicos
Se cuenta con mucha menos información acerca de la inci-
dencia, progresión o remisión, en comparación con la prevalencia, Las características epidemiológicas del prolapso son incluso más
de incontinencia urinaria (e incluso menos del resto de trastornos difíciles de determinar que las de la incontinencia urinaria y fecal.
del suelo pélvico). Las mujeres jóvenes y de edad madura mani- Los síntomas relacionados con el prolapso son inespecíficos y la
fiestan incontinencia urinaria con una frecuencia inferior (del presencia de un prolapso leve a moderado no puede determinarse
3 al 8% anual) a la de las de edad más avanzada. Herzog et al. de manera fiable con una evaluación mediante un cuestionario
(1990) comunicaron una incidencia de incontinencia del 20% sin antes una confirmación por medio de la exploración física.
anual en las mujeres de 60 años o más de edad. Sin embargo, Aunque la ICS ha aceptado un sistema de estadificación norma-
Grodstein et al. (2004) publicaron una incidencia anual mucho lizado en el prolapso, no hay consenso con respecto al grado de
menor (del 3,2% de incontinencia ocasional y del 1,6% de incon- signos físicos que definen un prolapso con importancia clínica.
tinencia frecuente) en las mujeres de 50 a 75 años. Según se ha Las cifras de prevalencia en la bibliografía médica deben anali-
señalado anteriormente, este hecho recalca la dificultad de com- zarse teniendo en cuenta estas limitaciones.
parar directamente los datos de la bibliografía debido al uso de En estudios de mujeres que no buscaban atención por el pro-
diferentes definiciones de la enfermedad. lapso, se ha identificado un prolapso leve a moderado (en o por
Tradicionalmente, la incontinencia urinaria se ha considerado encima del himen, prolapso en estadio I-II según las normas de la
una enfermedad progresiva crónica. No obstante, algunos datos ICS) hasta en el 48% de ellas. En cerca del 2% de las mujeres apa-
recientes lo ponen en duda. En un estudio de 3 años sobre el uso rece un prolapso más avanzado (más allá del himen, estadio III
de raloxifeno en el tratamiento de la osteoporosis, la mayoría de o IV). En 412 mujeres reclutadas en la Women’s Health Initiative,
las mujeres (60%) con incontinencia en el período basal no expe- Handa et al. (2004) comunicaron una incidencia media anual de
rimentaron una modificación significativa de sus síntomas, el 27% 9,3 casos de prolapso vaginal anterior, 5,7 de prolapso vaginal
mejoró y sólo el 13% empeoró. La remisión tiene lugar en el 6% posterior y 1,5 de prolapso uterino por cada 100 mujeres y año.
al 38% de las mujeres jóvenes y de edad madura en comparación En mujeres con un prolapso de, al menos, grado 1 en el período
con el 10% en las de edad avanzada. En estos cálculos se incluyen basal, se produjo progresión en 10,7 casos de prolapso vaginal
las causas crónicas y agudas de incontinencia urinaria. La inconti- anterior, 14,8 de prolapso vaginal posterior y 2,0 de prolapso ute-
nencia por causas transitorias, tales como infección, uso de fárma- rino por cada 100 mujeres y año. Lo que resulta más interesante,
cos y delirium, se corrige con frecuencia después del tratamiento. se observó regresión con mayor frecuencia que incidencia o pro-
De este modo, se produce una fluctuación anual de la aparición y gresión, en especial de grado 1 a 0. El prolapso vaginal anterior
regresión de la incontinencia entre las personas. pasó de grado 1 a 0 en 23,5 casos por cada 100 mujeres y año y de
grados 2 y 3 a 0 en 9,3 casos por cada 100 mujeres y año. El pro-
lapso vaginal posterior presentó regresión en 25,3 casos, al igual
Incontinencia fecal
que el prolapso uterino en 48 casos por cada 100 mujeres y año.
Al igual que en la incontinencia urinaria, la prevalencia descrita Esto sirve para recalcar que el prolapso es un proceso dinámico
de incontinencia fecal varía según la definición utilizada y la y que los factores relacionados con la progresión y la remisión
población analizada. No obstante, a diferencia de la incontinencia requieren nuevos estudios.
Capítulo 4 ■ Epidemiología y consecuencias psicosociales de los trastornos del suelo pélvico 45

Trastornos del suelo pélvico coexistentes La comparación de la incontinencia fecal entre ambos sexos
depende de la población estudiada. Muchos estudios revelan una
Los médicos conocen perfectamente que los trastornos del suelo
mayor prevalencia de incontinencia fecal en las mujeres que en
pélvico aparecen juntos con frecuencia, aunque los datos presen-
los hombres, aunque en algunos se han descrito tasas semejan-
tes en la bibliografía sólo lo han confirmado recientemente. Las
tes y, en unos pocos, los hombres tuvieron tasas más altas que las
incontinencias urinaria y fecal («doble incontinencia») coexisten
mujeres. Las mujeres son particularmente vulnerables a la lesión
hasta en el 69% de las mujeres. Las diferentes poblaciones y defi-
de los mecanismos de continencia fecal durante el parto vaginal,
niciones de ambos tipos de incontinencia son responsables de
aunque se desconoce su influencia en la prevalencia y las causas de
parte de la variación en los resultados comunicados. Dado que
la incontinencia fecal en las mujeres en comparación con los hom-
las pacientes tienden a «infranotificar» los síntomas de todos los
bres. Los estudios de la función anorrectal ponen de manifiesto
trastornos del suelo pélvico, resulta indispensable que los clínicos
que, con respecto a los hombres, las mujeres presentan presiones
pregunten de forma sistemática por todo el espectro de trastor-
de compresión anal más bajas, un mayor descenso perineal y más
nos siempre que una mujer consulta por un síntoma.
datos de lesión nerviosa de los músculos pélvicos y los esfínteres
anales.
Aunque sólo las mujeres tienen riesgo de prolapso de órganos
FACTORES DE RIESGO DE LOS TRASTORNOS pélvicos, el prolapso rectal afecta a ambos sexos en aproximada-
DEL SUELO PÉLVICO mente las mismas proporciones, lo que requiere una explicación
que no se fundamente en lesiones sufridas durante el parto.
Sexo
Edad
La incontinencia urinaria es dos a tres veces más frecuente en las
mujeres que en los hombres. La diferencia entre ambos sexos es La prevalencia de incontinencia urinaria aumenta con la edad,
más pronunciada en los adultos menores de 60 años debido a la aunque no guarda una relación lineal. Los estudios recientes
prevalencia muy baja de incontinencia urinaria en los hombres revelan un pico amplio de prevalencia entre los 40 y los 60 años,
más jóvenes. Estas diferencias entre sexos son constantes, con con aparición de un incremento continuado después de los 65 a
independencia de que la medida sea la incontinencia de cualquier 70 años (fig. 4-1). Es posible que el tipo de incontinencia difiera
tipo, la incontinencia intensa o los síntomas vesicales irritativos. en función de la edad, de modo que muchos estudios indican
El síntoma de incontinencia de esfuerzo es infrecuente en los una mayor prevalencia de incontinencia de esfuerzo en las muje-
hombres que no se han sometido a cirugía, mientras que los pro- res más jóvenes, en comparación con una mayor incontinencia
blemas miccionales son más habituales, sobre todo en los hom- de urgencia en las de mayor edad; sin embargo, no todos los
bres ancianos, debido en parte a las afecciones prostáticas. estudios confirman este hecho y la prevalencia de incontinen-

40
Desconocida

35 Leve
Moderada
30 Intensa

25
Prevalencia (%)
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20

15

10

0
20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 80-84 85+
Desconocida 0,3 0,6 1 1,1 1,6 2,4 3 3,1 3,6 4,8 4 4,2 5,2 5,7
Leve 6,3 8 10,7 11,5 11,6 13,7 12,3 9,3 7,8 5,6 5,7 7 5,9 2,6
Moderada 2,5 4,5 4,9 6 7,5 8,3 8,8 8,4 7,6 8,3 8,1 8,1 8,1 8,2
Intensa 1,3 1,2 1,6 2,6 3,3 4,1 6,1 6,8 7,2 8,7 12,1 14,6 16,1 19,3

Edad
Figura 4-1 ■ Prevalencia de incontinencia urinaria según el grupo de edad y la intensidad. (De Hannestad YS, Rortveit G, Sandvik H, Hunskaar S. A community-
based epidemiological survey of female urinary incontinence: the Norwegian EPINCONT Study. J Clin Epidemiol 2000;53:1150, con autorización.)
46 Parte 2 ■ Ciencia básica

cia mixta (de esfuerzo y de urgencia) varía notablemente entre constatado, con un estudio más minucioso, que presentan una
distintos estudios. En más de la mitad de las ancianas institu- prevalencia importante de incontinencia urinaria y otros sínto-
cionalizadas se identifican síntomas urinarios. Además de la mas urinarios, entre ellas las mujeres de raza negra, hispanoame-
contribución a la incontinencia de la disfunción de las vías uri- ricanas y asiáticas (japonesas y chinas). Puede haber diferencias
narias inferiores, a menudo están presentes otras causas no uro- en la distribución de los síntomas iniciales o los diagnósticos
lógicas de incontinencia, como deterioro cognitivo, inmovilidad, confirmados, de tal modo que algunos trabajos indican la exis-
fármacos y causas metabólicas de una diuresis excesiva (p. ej., tencia de menor riesgo de incontinencia de esfuerzo pero mayor
diabetes). Jirovec y Wells (1990) observaron que, al analizar con- de hiperactividad del detrusor en las mujeres de raza negra o his-
juntamente varias variables, la movilidad surgió como el mejor panoamericanas que en las de raza blanca. No obstante, estos tra-
factor predictivo del control urinario, seguido del deterioro cog- bajos no han sido poblacionales, lo que habría aportado la mejor
nitivo. El tratamiento siempre debería incluir una combinación estimación de diferencias raciales reales.
de tratamientos urológicos y no urológicos para controlar la No se dispone de estudios relacionados con la raza o etnia en
incontinencia urinaria en los ancianos, especialmente en los que la incontinencia fecal.
viven en residencias. En muchos estudios sobre el prolapso, las poblaciones son de
La mayor parte de los estudios sobre la incontinencia fecal predominio blanco, lo que limita los análisis relacionados con la
muestran una mayor prevalencia con la edad. En un estudio de raza y etnia. En los estudios que cuentan con una representación
más de 10.000 hombres y mujeres del Reino Unido, Perry et al. significativa de minorías parece haber diferencias en la aparición
(2002) comunicaron incontinencia fecal en el 0,9% de los adultos de prolapso según la raza. En la Women’s Health Initiative, las muje-
de 40 a 64 años y en el 2,3% de los de 65 años o más. También en res de raza negra tuvieron un riesgo inferior de prolapso (OR de
el Reino Unido, Crome et al. (2001) describieron que la tasa de 0,65 o menos) con respecto a las de raza blanca. Las hispanoame-
incontinencia fecal se duplicó aproximadamente por cada dece- ricanas presentaron un mayor riesgo de prolapso uterino y vagi-
nio de edad, del 4,7% en las mujeres de 70 a 79 años al 10,1% nal anterior, con unas odds ratio de 1,24 y 1,20, respectivamente;
en las de 80 a 89 y al 20,3% en las de 90 a 99. Al igual que con la el riesgo de prolapso vaginal posterior no fue significativamente
función urinaria, el efecto de la edad sobre la función anorrec- diferente al de las de raza blanca. En un estudio de casos y con-
tal es multifactorial y la presencia de enfermedades coexistentes troles de 447 mujeres, Swift et al. (2001) comunicaron un riesgo
contribuye al empeoramiento de los síntomas. La incontinencia, significativamente inferior desde el punto de vista estadístico de
tanto urinaria como fecal, se relaciona firmemente con el dete- prolapso en las mujeres de raza distinta a la blanca (aunque no
rioro cognitivo y las limitaciones físicas. se describió la magnitud de este menor riesgo). Las diferencias
Aunque los datos disponibles son limitados, casi todos los raciales en la pelvis ósea quizá desempeñen una función a la hora
estudios revelan que la prevalencia de prolapso de órganos pél- de determinar el riesgo de prolapso de una mujer, posiblemente
vicos aumenta de manera continua con la edad. Esto se ha com- al influir en la probabilidad o el grado de lesión del sostén pélvico
probado en estudios de casos y controles, estudios prospectivos y durante el parto.
estudios de cirugía por prolapso. En la Women’s Health Initiative
se observó prolapso uterino en el 14,2% de 16.616 mujeres en el
Parto
período basal. Se constató un prolapso vaginal anterior en cerca
de un tercio de la población del estudio, con independencia del El número de partos es un factor de riesgo perfectamente defi-
estado relativo a la histerectomía (32,9% con y 34,3% sin histe- nido de incontinencia urinaria en las mujeres jóvenes y de edad
rectomía), así como un prolapso vaginal posterior en una quinta madura (hasta los 50 años); sin embargo, el efecto del parto dis-
parte, también sin relación con la histerectomía (18,3 y 18,6%, minuye con la edad e incluso desaparece en las mujeres de edad
respectivamente). En cuanto al prolapso uterino, los análisis de más avanzada. En ensayos aleatorizados extensos (HERS [Heart
regresión revelaron un incremento del 16 al 20% de la odds ratio and Estrogen/Progestin Replacement Study]) y estudios observa-
(OR) de presentar prolapso por cada decenio de vida. Los estudios cionales (Nurses’ Health Study) se han constatado efectos nulos
de cirugía por prolapso, que es probable que reflejen el extremo o débiles del número de partos en las mujeres de edad avanzada.
más intenso del espectro clínico de este proceso, muestran de La prevalencia de incontinencia fue del 50% en un estudio de
manera sistemática unas mayores tasas de cirugía en función de la 149 religiosas nulíparas y dos tercios de las mujeres incontinentes
edad (hasta los 80 años o más). Olsen et al. (1997) comunicaron manifestaron síntomas de esfuerzo o mixtos.
unas tasas de cirugía por prolapso (por cada 1.000 mujeres y año) Poco después del parto es cuando el tipo de parto tiene un
de 1,24 en las mujeres de 50 a 59 años, 2,28 en las de 60 a 69 y efecto más intenso. En uno de los pocos ensayos aleatorizados
3,43 en las de 70 a 79. sobre el tipo de parto en que se abordó esta cuestión (aunque
no como objetivo principal), el Term Breech Trial (Hannah et al.,
2002), se comprobó una menor frecuencia de incontinencia uri-
Raza
naria en el grupo de parto por cesárea programada (4,5%, riesgo
Si bien se han descrito diferencias raciales en algunos trastornos relativo [RR] de 0,62) que en el de parto vaginal programado
del suelo pélvico, aún no está claro si se trata de diferencias bioló- (7,3%) a los 3 meses de éste. Dado que el 43% de las mujeres del
gicas o socioculturales (relacionadas con el acceso a la asistencia grupo de parto vaginal programado se sometieron en realidad a
sanitaria o la probabilidad de solicitarla), de ambas, o de otros un parto por cesárea, los resultados de este estudio infravaloran
factores. Es posible que diferentes grados de riesgo dependan de probablemente la magnitud de la diferencia precoz entre parto
atributos genéticos o anatómicos, factores relacionados con el por cesárea y parto vaginal.
modo de vida, tales como régimen alimentario, ejercicio y hábitos En un estudio observacional comunitario extenso que se
laborales, o expectativas culturales y tolerancia de los síntomas. llevó a cabo en Noruega en mujeres menores de 65 años (el estu-
En poblaciones en que se pensaba tradicionalmente que disfru- dio EPINCONT [Epidemiology of Incontinence in the County of
taban de una protección relativa de los síntomas pélvicos se ha Nord-Trondelag]), la prevalencia de incontinencia de cualquier
Capítulo 4 ■ Epidemiología y consecuencias psicosociales de los trastornos del suelo pélvico 47

tipo fue del 10,1% en las mujeres nulíparas, en comparación con 12


el 15,9% en las que habían dado a luz por cesárea y el 21,0% en 10
las que lo habían hecho por vía vaginal. El efecto del tipo de parto

Riesgo relativo
disminuyó con la edad, de tal modo que la prevalencia de incon- 8
tinencia fue semejante con independencia del tipo de parto en el 6
grupo de mujeres de edad más avanzada estudiado (50 a 64 años). 4
Viktrup (2002) observó que la incontinencia 5 años después del
primer parto no se vio influida por el tipo de parto. Un estudio 2
realizado por Wilson et al. (1996) reveló que el riesgo de incon- 0
0 1 2 3 4+
tinencia se acumulaba con el número de partos por cesárea; des-
Número de partos
pués de tres o más, la prevalencia de incontinencia fue parecida
(38,9%), en comparación con las mujeres que habían dado a luz Figura 4-2 ■ Efectos ajustados del número de partos sobre las tasas de ingresos
hospitalarios por prolapso genital. Riesgos relativos ajustados respecto a edad,
por vía vaginal (37,7%). número de partos o período, según proceda. (De Mant J, Painter R, Vessey M.
En los pocos estudios en que se ha evaluado directamente la Epidemiology of genital prolapse: observations from the Oxford Family
función anorrectal durante el embarazo, no se han identificado Planning Association Study. Br J Obstet Gynaecol 1997;104:579, con autori-
cambios de manera sistemática. En pocas mujeres aparecen sínto- zación.)
mas nuevos de incontinencia fecal durante la gestación (en compa-
ración con la incontinencia urinaria), aunque este hecho no se ha
estudiado bien. Sin embargo, tras un parto vaginal con frecuencia Aparte del número de partos, el tipo de parto (es decir,
aparecen incontinencia fecal y otros síntomas de alteración de la espontáneo frente a vaginal quirúrgico; vaginal frente a abdomi-
defecación (sobre todo, tenesmo rectal). El riesgo de incontinencia nal; abdominal con o sin dilatación) y su relación con el prolapso
fecal en las mujeres que dan a luz por vía vaginal es máximo en las posterior no se ha estudiado adecuadamente. En dos estudios de
que sufren una lesión directa del esfínter anal (laceración perineal casos y controles se ha identificado que el parto vaginal quirúr-
de tercer o cuarto grado). Aparecen síntomas de tenesmo rectal e gico (con ventosa o fórceps) es un factor de riesgo en las mujeres
incontinencia de gases hasta en el 50% de las mujeres durante el que se someten a cirugía por prolapso o incontinencia urinaria.
puerperio precoz; la pérdida de heces líquidas o sólidas es menos Sin embargo, por ahora no pueden extraerse conclusiones con
habitual, aunque sigue siendo considerable (del 2 al 10%). Un parto respecto al efecto relativo de diferentes modos de parto debido a
vaginal posterior, especialmente si se produce otra laceración del la existencia de datos limitados.
esfínter anal, conlleva un mayor riesgo de síntomas persistentes de
incontinencia fecal. El mayor riesgo de incontinencia fecal con una
Menopausia y estrógenos
lesión del esfínter anal persiste y empeora con el tiempo.
La mayoría de los estudios revelan que la episiotomía en La vagina y la uretra tienen revestimientos epiteliales similares
la línea media es uno de los factores de riesgo más importan- debido a su origen embriológico común. Los cambios citológicos
tes de lesión del esfínter anal y, por ello, de incontinencia fecal. urinarios son parecidos a los de la citología vaginal durante el
Debido especialmente a que los métodos actuales de reparación ciclo menstrual, durante el embarazo y después de la menopau-
quirúrgica dejan defectos persistentes del esfínter anal hasta en sia. El receptor de estrógenos clásico (RE-!) se ha identificado
el 85% de las mujeres y se acompañan de tasas elevadas de sín- por toda la pelvis; el segundo receptor de estrógenos (RE-"), des-
tomas puerperales, la prevención de la lesión inicial durante el cubierto en 1996, aún no está perfectamente caracterizado. La
parto vaginal tiene una importancia crítica. Incluso el parto por atrofia genitourinaria por carencia de estrógenos es, al menos en
cesárea no protege totalmente a las mujeres de la posibilidad de parte, responsable de los síntomas urinarios sensitivos y la menor
una disfunción anorrectal puerperal. En estudios recientes se han resistencia a la infección que se detecta con frecuencia después
identificado síntomas nuevos de incontinencia fecal incluso des- de la menopausia. El tratamiento con estrógenos administrados
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pués de un parto por cesárea programada sin dilatación. En este por vía vaginal reduce las infecciones vesicales en las mujeres pos-
momento se desconoce si esto refleja cambios debidos al emba- menopáusicas con infecciones recidivantes y puede mejorar los
razo, al parto quirúrgico o, posiblemente, a ambos. síntomas sensitivos de las vías urinarias inferiores.
En la mayoría de los estudios (aunque no en todos) se cons- A pesar de algunos datos relativos a que los estrógenos endó-
tata que el número de partos guarda relación con la prevalencia genos intervienen en el mantenimiento de la función urinaria
de prolapso, aunque la magnitud del efecto varía entre los dife- normal, el efecto de los estrógenos exógenos es menos seguro.
rentes estudios. Mant et al. (1997) comunicaron un intenso efecto Los ensayos sobre el uso farmacológico de estrógenos en la pre-
acumulativo del número de partos sobre el riesgo de ingreso hos- vención o el tratamiento de la incontinencia no han revelado
pitalario por prolapso. El efecto fue máximo con el primer y el efectos beneficiosos importantes y los estudios de estrógenos en
segundo partos, y menor con tres o más (fig. 4-2). A partir de otras aplicaciones (p. ej., episodios cardiovasculares) indican que
los datos transversales de la Women’s Health Initiative, Hendrix et empeoran o incluso causan incontinencia en algunas mujeres.
al. (2002) comprobaron que el primer parto duplicó aproxima- En las mujeres con incontinencia en el período basal del estu-
damente el riesgo de prolapso uterino y prolapso vaginal ante- dio HERS, la incontinencia empeoró en un mayor número de las
rior y posterior; cada parto adicional incrementó el riesgo entre asignadas al azar a estrógenos y progestágenos (39%) en compa-
un 10 y un 21%. En los datos longitudinales de un subgrupo de ración con placebo (27%). La diferencia fue evidente a los 4 meses
mujeres reclutadas en la Women’s Health Initiative, Handa et al. de tratamiento y se observó tanto en la incontinencia de esfuerzo
(2003) observaron que la incidencia de prolapso vaginal anterior como en la de urgencia.
aumentó en un 31% por cada embarazo adicional; se apreciaron Determinados moduladores selectivos de los receptores de
asociaciones semejantes con el prolapso uterino y vaginal poste- estrógenos (SERM) conllevan riesgos importantes de trastornos
rior, aunque no se comunicaron datos específicos. del suelo pélvico. Un ensayo sobre el uso de levormeloxifeno en la
48 Parte 2 ■ Ciencia básica

osteoporosis publicado por Goldstein y Nanavati (2002) se inte- Tabaquismo


rrumpió antes de su finalización debido a efectos adversos signifi-
El tabaquismo se ha identificado como un factor de riesgo inde-
cativos sobre los síntomas pélvicos. En comparación con placebo,
pendiente de incontinencia urinaria en varios estudios, con obser-
se constató una incidencia cuatro veces mayor de incontinencia
vación de un efecto más intenso en relación con la incontinencia
urinaria (17% frente a 4%) y una incidencia o progresión dos
de esfuerzo y mixta en las grandes fumadoras. El mecanismo
veces mayor de prolapso (9% frente a 4%). En contraste, el raloxi-
fisiopatológico podría incluir efectos directos sobre la uretra y
feno careció de efectos sobre la incontinencia urinaria durante un
efectos indirectos, de modo que las fumadoras generan mayores
período de 3 años y las mujeres tratadas con este fármaco tuvie-
aumentos de la presión vesical con la tos, lo que vence la capaci-
ron la mitad de probabilidades de someterse a cirugía por pro-
dad de la uretra de mantener un sello hermético.
lapso que las que recibieron placebo.
No se dispone de información acerca del efecto del taba-
Se sabe poco acerca de los posibles efectos independientes
quismo sobre la incontinencia fecal.
de la menopausia o el estado relativo a los estrógenos sobre la
Los datos relativos al tabaquismo y el prolapso son contra-
incontinencia fecal. Se han demostrado receptores de estrógenos
dictorios. Un estudio no reveló efectos del tabaquismo en las
en el esfínter anal externo y los músculos pélvicos. Donnelly et al.
mujeres menopáusicas con y sin prolapso. En un estudio de casos
(1997) comunicaron un efecto beneficioso en las mujeres posme-
y controles de mujeres que se sometieron a cirugía por prolapso
nopáusicas con incontinencia fecal tratadas con estrógenos, aun-
o incontinencia, el tabaquismo se asoció al doble de riesgo. Sin
que, en general, el efecto del estado hormonal y los estrógenos
embargo, en estudios epidemiológicos extensos, el tabaquismo
sobre la incontinencia fecal no se ha estudiado bien.
ejerció un efecto protector paradójico. En la Women’s Health
Salvo los estudios acerca de SERM y prolapso, la informa-
Initiative, la odds ratio ajustada de prolapso en las mujeres con
ción relativa al efecto de la menopausia (independiente de la
tabaquismo activo osciló entre 0,81 y 0,85; el límite superior del
edad) y el estado relacionado con los estrógenos sobre el riesgo de
intervalo de confianza del 95% se aproximó a 1,0, pero sin cru-
prolapso es muy limitada. En un estudio de casos y controles en
zarlo, lo que alcanzó significación estadística. Mant et al. (1997)
mujeres que se sometieron a cirugía por prolapso o incontinen-
comunicaron un riesgo relativo ajustado de 0,78 en las mujeres
cia, Moalli et al. (2003) comunicaron una disminución del riesgo
con ingresos hospitalarios por prolapso (aunque no fue estadísti-
relacionado con el uso posmenopáusico de hormonas, aunque
camente significativo, IC del 95% de 0,57-1,07). En este momento
sólo alcanzó significación estadística cuando su duración superó
se desconoce si estos datos representan un posible efecto bioló-
los 5 años (OR ajustada, 0,1).
gico, modificaciones del tratamiento debido al tabaquismo (p. ej.,
se recomienda la cirugía con menos frecuencia) u otros efectos.
Obesidad
La obesidad se ha identificado de manera sistemática como un
factor de riesgo independiente e intenso de incontinencia urina- CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES DE LOS
ria de todos los tipos. La incontinencia también se relaciona con TRASTORNOS DEL SUELO PÉLVICO
un mayor cociente cintura:cadera, lo que respalda la teoría de que
las mujeres obesas generan presiones intraabdominales más altas El prolapso y la pérdida de control de la expulsión de orina, gases
que superan el mecanismo de continencia. Es posible que la pér- y heces tienen consecuencias importantes sobre el bienestar social
dida de peso conlleve una resolución de la incontinencia sin otro de las personas afectadas. Aunque la ICS ha modificado su defi-
tratamiento específico. nición de incontinencia urinaria (la manifestación de cualquier
Se sabe menos acerca de la relación entre obesidad e incon- escape involuntario de orina), de tal modo que ya no exige que
tinencia fecal. Fornell et al. (2004), en un análisis unifactorial de sea un problema social o higiénico, este hecho no disminuye la
mujeres obesas (índice de masa corporal [IMC] = 30 kg/m2) en importancia de las consecuencias psicosociales de la incontinencia
comparación con mujeres normales (IMC = 25), observaron unos y otros trastornos del suelo pélvico. En la tabla 4-1 se presenta un
riesgos relativos elevados de incontinencia de gases (RR, 1,8), resumen de las posibles consecuencias psicosociales de los trastor-
heces líquidas (RR, 2,5) y heces sólidas (RR, 1,3), aunque sólo nos del suelo pélvico. En comparación con la incontinencia urina-
alcanzó significación estadística el riesgo de incontinencia de heces ria y fecal, se cuenta con poca información específica acerca de los
líquidas. No se realizaron análisis multifactoriales. cambios sociales y psicológicos relacionados con el prolapso.
Muchos estudios, aunque no todos, sobre el prolapso revelan
un mayor riesgo en las mujeres con sobrepeso y obesidad. En los
Cambios sociales
datos transversales de la Women’s Health Initiative, el efecto de un
peso elevado fue constante y tuvo una magnitud máxima en las Se han utilizado muchas técnicas para medir las consecuencias
mujeres obesas con prolapso vaginal posterior (OR ajustada, 1,75) psicosociales de los trastornos del suelo pélvico y se han desarro-
en comparación con las mujeres normales. Además, las mujeres llado y validado instrumentos de calidad de vida específicos de
con un patrón corporal «en manzana» (perímetro de la cintura enfermedades para uso en contextos de investigación y clínicos
mayor que el de la cadera) tuvieron un riesgo de prolapso vagi- (tabla 4-2). En una revisión de la repercusión de los síntomas de las
nal anterior y posterior un 17% mayor, lo que respalda la teoría vías urinarias inferiores en pacientes de edad avanzada, Naughton
de que el aumento de la presión intraabdominal desempeña una y Wyman (1997) apreciaron un efecto considerable de la inconti-
función en la aparición del prolapso. Mant et al. (1997) descri- nencia urinaria sobre la calidad de vida global y el bienestar. Las
bieron un efecto más intenso del peso aislado (RR ajustado, 1,50) relaciones y actividades sociales se redujeron como consecuen-
que del IMC (peso y talla). Los datos longitudinales de la Women’s cia de los escapes involuntarios, un hecho relacionado, al menos
Health Initiative revelaron una marcada asociación entre un IMC en parte, con el miedo al olor y la vergüenza. Las áreas afectadas
cada vez mayor y la aparición de prolapso vaginal posterior, pero comprenden actividades sociales, domésticas, físicas, laborales y
no de prolapso uterino o vaginal anterior. de ocio. El miedo o la aparición de episodios de incontinencia
Capítulo 4 ■ Epidemiología y consecuencias psicosociales de los trastornos del suelo pélvico 49

Tabla 4-1 Resumen de las consecuencias psicosociales de los trastornos del suelo pélvico
Individuo Deterioro psicológico y funcional
Síntomas psicológicos Posibilidad de institucionalización
Inseguridad Familia
Ira Carga y estrés emocional en el cuidador
Apatía Deterioro de las relaciones interpersonales
Dependencia Preocupaciones económicas
Culpa Deterioro de la salud del cuidador principal
Humillación Posibilidad de maltrato o abandono
Sensación de abandono Decisión de institucionalizar
Vergüenza Alta diferida de centros de cuidados
Pena Profesional sanitario
Depresión Sentimientos y conductas negativas hacia las pacientes con
Negación trastornos del suelo pélvico
Sentido de uno mismo Formación de reacción
Pérdida de confianza en uno mismo Complacencia excesiva
Pérdida de autoestima Permisividad excesiva
Dificultades sexuales Atención excesiva
Falta de atención a la higiene personal Responsabilidades asistenciales adicionales
Interacción social Frustración, depresión y culpa del personal
Reducción de las actividades sociales Reducción de la moral del personal
Rotura de contactos sociales Síndrome del profesional «quemado»
Aislamiento social
Modificado con autorización de Ory MG, Wyman JF, Yu L. Psychosocial factors in urinary incontinence. Clin Geriatr Med 1986;2:657.

Tabla 4-2 Cuestionarios de calidad de vida genéricos y específicos de enfermedades


Cita bibliográfica Título Número de apartados

Cuestionarios de calidad de vida relacionada con la salud genéricos


Hunt et al., 1985; Grimby et al., 1993 Perfil de salud de Nottingham (NHP, Nottingham 38
Health Profile)
Bergner et al., 1981; Hunskaar y Vinsnes, 1991 Perfil de consecuencias de la enfermedad (SIP, Sickness 136
Impact Profile)
Ware, 1989; Ho-Yin et al., 2003 Cuestionario de salud SF-36 36
Ware et al., 1995; Fialkow et al., 2003 SF-12 (dominios de salud física y mental) 12
Cuestionarios exhaustivos sobre los trastornos del suelo pélvico
Barber et al., 2001 Inventario de angustia por trastornos del suelo pélvico 61
(PFDI, Pelvic Floor Distress Inventory)
Cuestionario de consecuencias de los trastornos del suelo 93
pélvico (PFIQ, Pelvic Floor Impact Questionnaire)
Incontinencia urinaria
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Shumaker et al., 1994; Van der Vaart et al., 2003 Cuestionario de consecuencias de la incontinencia 30
(IIQ, Incontinence Impact Questionnaire)
Inventario de angustia genitourinaria 19
(UDI, Urogenital Distress Inventory)
Uebersax et al., 1995 IIQ-7; UDI-6 7;6
Incontinencia fecal
Rockwood et al., 1999; Cavanaugh et al., 2002 Índice de intensidad de la incontinencia fecal 4
Rockwood et al., 2000 Escala de calidad de vida de la incontinencia fecal 29
Eypasch et al., 1995; Rothbarth et al., 2001 Índice de calidad de vida gastrointestinal 36
Prolapso de órganos pélvicos
Digesu et al., 2003 Calidad de vida del prolapso 20
(P-QOL, Prolapse Quality of Life)
Función sexual
Rogers et al., 2001 Cuestionario sexual en el prolapso de órganos 31
pélvicos/incontinencia urinaria
(PISQ, Pelvic Organ Prolapse/Urinary Incontinence
Sexual Questionnaire)
Rogers et al., 2003 PISQ-12 12
Barber et al., 2002 Cuestionario sobre la función sexual 9
50 Parte 2 ■ Ciencia básica

pueden llevar a las pacientes a abandonar o limitar los quehaceres cionales, ansiedad y depresión. Dado que en la mayoría de los
domésticos, así como actividades tales como acudir a la iglesia, ir estudios objetivos se comunican resultados semejantes con diver-
de tiendas, viajar, ir de vacaciones, practicar deportes y activida- sos diagnósticos de incontinencia, los cambios psicológicos tie-
des recreativas, disfrutar de entretenimientos fuera del domicilio nen más probabilidades de guardar relación con el síntoma de
y practicar aficiones. Algunas pacientes hacen planes detallados pérdida de orina y con la discapacidad y angustia relacionadas,
para disimular o prepararse para los episodios de incontinencia. en lugar de con trastornos uroginecológicos específicos. Se han
Algunas personas incontinentes se aíslan cada vez más conforme descrito efectos adversos parecidos en la incontinencia fecal, que
limitan sus actividades y contactos sociales. Incluso las mujeres son múltiples cuando coexiste incontinencia urinaria y fecal. No
incontinentes hogareñas, en comparación con las continentes, se han descrito efectos psicológicos específicos del prolapso.
tienen significativamente menos interacciones sociales, sobre Con la mejora de los instrumentos para medir los aspec-
todo con sus familiares. Parece que las relaciones conyugales son tos psicosociales de la incontinencia, se han descrito variaciones
las que más se deterioran, debido quizá a un efecto adverso adi- importantes cuando ha sido tratada con éxito. En varios estu-
cional sobre las relaciones sexuales. dios sobre el tratamiento conservador de la incontinencia se han
La incontinencia urinaria en la población anciana puede comunicado mejoras de las medidas subjetivas de la calidad de
originar una discapacidad y dependencia tales como para que la vida, como depresión, aislamiento, vergüenza y miedo al olor. La
familia o los cuidadores a domicilio presenten dificultades para magnitud de la mejora de los factores psicosociales se ha rela-
afrontar y responder a unas mayores demandas. La incontinencia, cionado con una disminución de la frecuencia de episodios de
en especial la aparición de incontinencia fecal y urinaria, puede ser incontinencia y una mejoría del estado de salud global.
la gota que colme el vaso en los esfuerzos de una familia por aten-
der a una persona anciana en su domicilio. La incontinencia es uno
Calidad de vida
de los principales factores que conllevan la institucionalización de
los ancianos, especialmente en caso de demencia. En un estudio, el Los trastornos del suelo pélvico y su angustia psicosocial acom-
5% de las personas incontinentes que vivían en residencias indica- pañante constituyen un espectro relacionado con la intensidad
ron que la incontinencia era el principal motivo de su ingreso en la real de los síntomas y la percepción por parte de la mujer de su
residencia y fue un motivo secundario en muchos más. discapacidad. La calidad de vida relacionada con la salud es un
Los estudios sobre las consecuencias sociales percibidas concepto importante en la investigación y la práctica clínicas. Se
de la incontinencia no han sido totalmente coherentes en sus han desarrollado numerosos instrumentos, fundamentalmente
resultados. En algunos estudios, aunque no en todos, se ha cons- para uso en investigación clínica, para medir la influencia de los
tatado una mayor angustia y trastornos emocionales relaciona- síntomas sobre la calidad de vida, ya sea sobre la salud en gene-
dos con el tenesmo vesical y la incontinencia de urgencia, en ral (cuestionarios genéricos) o relacionados expresamente con la
comparación con la incontinencia de esfuerzo. Los síntomas en enfermedad de interés (cuestionarios específicos de enfermeda-
las mujeres más jóvenes tienden a generar más angustia que en des). Los cuestionarios basados en síntomas miden los síntomas
las de edad más avanzada. En muchos estudios se ha descrito en cuanto a aparición, frecuencia e intensidad. Los instrumentos
una cierta relación entre la intensidad de los síntomas y las con- de calidad de vida miden la repercusión de la enfermedad o el tra-
secuencias psicosociales. Sin embargo, es probable que otros tamiento sobre la percepción de la persona de su bienestar físico,
factores, aún por definir, desempeñen una función a la hora de psicológico y social. Los instrumentos más eficaces son sencillos,
determinar el umbral de tolerancia de los síntomas de cada per- breves (el paciente puede cumplimentarlo con rapidez) y sólidos
sona y la discapacidad o angustia relacionada. desde el punto de vista psicométrico. Las características psicomé-
Se acepta de forma generalizada que los trastornos del tricas de un cuestionario aluden a su fiabilidad, validez y sensi-
suelo pélvico se encuentran infradiagnosticados e infratratados. bilidad; estas propiedades de los instrumentos disponibles en la
Por ejemplo, menos de la mitad de las personas con inconti- actualidad se resumen perfectamente en una revisión efectuada
nencia urinaria en la comunidad consultan a los profesionales por el Comité de evaluación de los síntomas y la calidad de vida
sanitarios acerca de este problema. Entre los motivos cabe seña- de la First International Consultation on Incontinence (Corcos
lar vergüenza, obtención fácil de productos absorbentes, bajas et al., 2002).
expectativas de efectos beneficiosos del tratamiento, temor al La medición de la calidad de vida, tanto genérica como espe-
tratamiento quirúrgico y falta de información con respecto a las cífica de enfermedades, se ha convertido en una parte impor-
opciones terapéuticas. Incluso con la publicidad «directa al con- tante de la evaluación de resultados en investigación clínica, lo
sumidor» extendida de especialidades farmacéuticas para tratar cual se aplica especialmente a los trastornos del suelo pélvico, que
la incontinencia urinaria, la infranotificación y el infratrata- habitualmente no provocan mortalidad, pero pueden ocasionar
miento siguen siendo impedimentos importantes para optimi- deterioros graves del rendimiento psicosocial. Las puntuaciones
zar la asistencia de las mujeres con incontinencia urinaria. En o escalas que se centran en la frecuencia de síntomas no captan
los pocos estudios sobre la prevalencia de incontinencia fecal adecuadamente las tremendas consecuencias negativas que pue-
también se describe una infranotificación por los pacientes y la den tener los trastornos del suelo pélvico sobre el funcionamiento
falta de una evaluación adecuada por parte de los profesionales cotidiano. Por ejemplo, algunas mujeres presentan una afectación
sanitarios, incluso cuando el paciente reconoce los síntomas de grave, a pesar de que los episodios de incontinencia (urinaria o
forma voluntaria. No se ha identificado documentación rela- fecal) son infrecuentes. Esto puede suceder cuando experimentan
cionada con la notificación del prolapso. una ansiedad abrumadora acerca de la posibilidad de aparición
de incontinencia o cuando han restringido actividades de las que
disfrutaban con anterioridad por miedo a la incontinencia. Este
Cambios psicológicos
hecho tiene consecuencias importantes sobre la evaluación de los
La incontinencia urinaria ocasiona una angustia psicológica efectos beneficiosos del tratamiento. La información relativa a la
importante, lo que contribuye a la aparición de trastornos emo- calidad de vida tiene una importancia crítica cuando los clíni-
Capítulo 4 ■ Epidemiología y consecuencias psicosociales de los trastornos del suelo pélvico 51

cos y pacientes realizan elecciones entre tratamientos que, por lo factores importantes. En los estudios de mujeres con y sin incon-
demás, podrían parecer semejantes en comparaciones basadas tinencia urinaria y prolapso de órganos pélvicos, la edad ha sido
puramente en los síntomas. un factor predictivo importante de la función sexual, más que la
Las expectativas de la paciente con respecto al tratamiento, presencia o ausencia de incontinencia o prolapso. La satisfacción
especialmente la cirugía, representan un campo relativamente con la función sexual sigue siendo elevada en la mayoría de las
nuevo de interés en la investigación de resultados. Los objetivos mujeres, incluso cuando los síntomas del suelo pélvico afectan de
de la paciente, que oscilan entre el alivio de síntomas concretos forma negativa a su actividad sexual.
y una mejora general del modo de vida, pueden ser bastante La función sexual puede verse afectada de manera positiva
diferentes con respecto a lo que el clínico confía o espera poder o negativa por la cirugía pélvica reparadora. Cuando mejoran los
lograr con el tratamiento. El conocimiento de las expectativas síntomas pélvicos, como el alivio de la incontinencia urinaria,
de la paciente es especialmente importante en los trastornos del también puede mejorar la función sexual. Sin embargo, la cirugía
suelo pélvico, cuando se recomienda el tratamiento para mejorar puede introducir síntomas nuevos. La colporrafia posterior se ha
la calidad de vida, en lugar de tratar o prevenir una enfermedad asociado a dispareunia en muchos estudios, incluso en estudios
potencialmente mortal. Las expectativas insatisfechas guardan recientes en que la técnica quirúrgica no comprometió el calibre
una estrecha relación con la insatisfacción de la paciente después del introito; en un estudio se comunicó una relación especial-
de la cirugía. mente intensa entre dispareunia y reparación posterior cuando se
Una revisión exhaustiva de todos los instrumentos de calidad practicó una colposuspensión de Burch de forma simultánea.
de vida relacionados con los trastornos del suelo pélvico queda Aunque la información relativa a las consecuencias sexuales
fuera del ámbito de este capítulo. En la tabla 4-2 se ofrece un de la incontinencia fecal es limitada, su efecto parece probable-
ejemplo de cuestionarios genéricos y específicos de enfermedades mente semejante o incluso peor que en las mujeres con inconti-
validados; se remite al lector interesado a la bibliografía para leer nencia urinaria. El coito vaginal puede producir tenesmo rectal
más acerca de este importante tema, así como al capítulo 39 para y el miedo o la aparición de incontinencia fecal o de gases en las
obtener una revisión exhaustiva de los instrumentos de calidad mujeres afectadas. El temor de esta naturaleza puede deteriorar
de vida relacionados con los trastornos del suelo pélvico. gravemente la función sexual, incluso cuando los episodios reales
de incontinencia son infrecuentes.
Cambios sexuales
Teniendo en cuenta la proximidad anatómica estrecha entre la ASPECTOS ECONÓMICOS
vagina y la vejiga, la uretra y el recto, parece evidente que es pro-
bable que los trastornos del suelo pélvico se acompañen de una A pesar de la prevalencia elevada de trastornos del suelo pélvico,
posible disfunción sexual. Además, uno de los principales objeti- las estimaciones de sus consecuencias económicas son incom-
vos de la cirugía pélvica reparadora es la restauración o el mante- pletas. Los costes calculados han de englobar los costes médicos
nimiento de la capacidad sexual normal. A pesar de esto, el estudio directos e indirectos, incluidos los costes de tratar las complica-
científico riguroso de la función sexual relacionada con los tras- ciones y los costes extramédicos. Los costes directos son los recur-
tornos del suelo pélvico es relativamente limitado. Durante los sos económicos que se utilizan para diagnosticar, tratar, atender y
últimos años se ha mejorado el diseño de los estudios (incluidas rehabilitar a las pacientes con trastornos del suelo pélvico. Entre
comparaciones antes y después del tratamiento) y se han desa- los costes indirectos figuran la productividad perdida, consecuen-
rrollado instrumentos específicos para evaluar la función sexual cias que oscilan entre úlceras cutáneas y mortalidad y el coste del
en las mujeres con trastornos del suelo pélvico. No obstante, este tiempo que dedican los cuidadores no retribuidos. En un estudio
campo de importancia esencial sigue estando poco estudiado. se calculó un coste anual nacional de más de 6.000 millones de
Algunos ejemplos de situaciones en que la actividad sexual dólares en la asistencia informal relacionada con la incontinencia.
afecta a las vías urinarias inferiores son el aumento de las infec- Las estimaciones del coste global en los trastornos del suelo pél-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ciones urinarias con el coito, sobre todo en las mujeres que usan vico no captan de manera sistemática los costes indirectos.
diafragmas, y la dispareunia que manifiestan algunas mujeres con Se ha calculado que el coste directo anual de la incontinencia
divertículos uretrales. Las mujeres pueden experimentar un deseo urinaria en Estados Unidos es de 16.300 millones de dólares; las
urgente de orinar durante o después del coito. Se produce una pér- mujeres representan el 76% de estos costes (o 12.400 millones de
dida de orina durante el coito vaginal en el 2% de las mujeres en dólares). La categoría de coste más amplia fue la asistencia habitual
muestras poblacionales y en el 10 al 56% de poblaciones clínicas de (70%), seguido de los ingresos en residencias (14%). La inconti-
mujeres incontinentes. Dado que la incontinencia sexual rara vez nencia guarda una relación intensa con los ingresos en residencias;
se reconoce de forma voluntaria, los médicos deben preguntar su las ancianas incontinentes tienen 2,5 veces más probabilidades de
existencia de forma sistemática a las pacientes con cualquier tipo de ingresar en una residencia que las continentes. Un diagnóstico y un
trastornos del suelo pélvico. Puede aparecer pérdida de orina con la tratamiento adecuados de la incontinencia urinaria en la comu-
penetración, durante la estimulación del clítoris o con el orgasmo. nidad pueden disminuir los costes globales. Sin embargo, con las
Los trabajos iniciales indicaron una relación entre la incontinencia estimaciones actuales, el tratamiento únicamente justifica el 9% de
de esfuerzo y la pérdida de orina con la penetración, frente a la los costes directos totales, una cifra que sólo es algo mayor que el
hiperactividad del detrusor y la pérdida de orina con el orgasmo; 6% de los costes atribuidos a la atención de las complicaciones. Es
sin embargo, en estudios posteriores no se ha confirmado esto y no probable que esto represente el efecto del infradiagnóstico e infra-
hay una relación constante evidente entre el tipo de incontinencia tratamiento.
y los síntomas sexuales típicos. El coste específico atribuible a la vejiga hiperactiva se ha cal-
Muchos factores influyen en la calidad de la función sexual. culado en 12.000 millones de dólares anuales. En las mujeres de la
La edad y los acontecimientos vitales relacionados, en especial la comunidad, se calcularon unos costes directos de 7.000 millones
disponibilidad y el estado de salud de las parejas sexuales, son de dólares anuales y unos indirectos (productividad perdida) de
52 Parte 2 ■ Ciencia básica

400 millones. Los costes institucionales de ambos sexos se calcula- Hanley J, Capewell A, Hagen S. Validity study of the severity index, a simple
ron en 2.800 millones de dólares. El coste aislado más importante measure of urinary incontinence in women. Br Med J 2001;322:1096.
Hannestad YS, Rortveit G, Sandvik H, Hunskaar S. A community-based
en las mujeres consistió en los ingresos en residencias adicionales
epidemiological survey of female urinary incontinence: the Norwegian
(1.500 millones de dólares) seguido de los costes de la asistencia EPINCONT Study. J Clin Epidemiol 2000;53:1150.
habitual (1.300 millones), con los costes farmacológicos en un Herzog AR, Diokno AC, Brown MB, et al. Two-year incidence, remission, and
tercer lugar muy próximo (1.100 millones). change patterns of urinary incontinence in noninstitutionalized older
Una vez se ha producido el ingreso en la residencia, se incre- adults. J Gerontol 1990;45:M67.
Herzog AR, Fultz NH. Prevalence and incidence of urinary incontinence in
mentan los costes de la asistencia de las mujeres con incontinen- community-dwelling populations. J Am Geriatr Soc 1990;38:273.
cia urinaria; en un estudio se calculó un aumento de los costes Hunskaar S, Burgio K, Diokno A, et al. Epidemiology and natural history of
de unos 5.000 dólares anuales por persona incontinente. A pesar urinary incontinence in women. Urology 2003;62(Suppl 4A):16.
de la carga económica importante de la incontinencia urinaria Luber KM, Boero S, Choe JY. The demographics of pelvic floor disor-
ders: current observations and future projections. Am J Obstet Gynecol
en las residencias, aún se desconoce si las intervenciones dismi-
2001;184:1496.
nuyen o aumentan los costes globales. Aunque las intervenciones Melville JL, Miller EA, Fialkow MF, et al. Relationship between patient report
disminuyen claramente la aparición de incontinencia fecal y uri- and physician assessment of urinary incontinence severity. Am J Obstet
naria, no se reducen necesariamente los costes. La calidad de vida Gynecol 2003;189:76.
y otros efectos beneficiosos de segundo orden deben tenerse en Nygaard IE, Lemke JH. Urinary incontinence in rural older women: preva-
lence, incidence, and remission. J Am Geriatr Soc 1996;44:1049.
cuenta cuando se pretende que la rehabilitación de la continencia Samuelsson EC, Victor FT, Svardsudd KF. Five-year incidence and remission
sea coste-efectiva. En la comunidad, el tratamiento conductista rates of female urinary incontinence in a Swedish population less than 65
no incurriría en costes de mano de obra, por lo que podría ser years old. Am J Obstet Gynecol 2000;183:568.
más coste-efectivo, aunque esta comparación no se ha estudiado. Waetjen LE, Brown JS, Modelska K, et al. for the MORE Study Group. Effect of
raloxifene on urinary incontinence: a randomized controlled trial. Obstet
Pocas estimaciones de costes se relacionan únicamente con el
Gynecol 2004;103:261.
prolapso. En un estudio se calculó que el coste directo anual de la
cirugía por prolapso en Estados Unidos fue algo mayor de 1.000
millones de dólares, en representación de las intervenciones prac- Incontinencia fecal
ticadas en unas 226.000 mujeres al año. La histerectomía justificó
en torno a la mitad de los costes (prácticamente 500 millones de Baxter NN, Rothenberger DA, Lowry AC. Measuring fecal incontinence. Dis
Colon Rectum 2003;46:1591.
dólares). En el 21% de las operaciones por prolapso se incluyeron Delvaux M. Digestive health in the elderly: faecal incontinence in adults. Ali-
intervenciones para tratar la incontinencia urinaria, con un coste ment Pharmacol Ther 2003;18:84.
anual calculado de 218 millones de dólares. Jorge JM, Wexner SD. Etiology and management of fecal incontinence. Dis
En pocos estudios se han descrito los costes de la incontinen- Colon Rectum 1993;36:77.
Nelson R, Norton N, Cautley E, et al. Community-based prevalence of anal
cia fecal y no se conocen estimaciones de costes a escala nacional incontinence. JAMA 1995;274:559.
o poblacional. Los pocos estudios publicados se centran en los Vaizey CJ, Carapeti E, Cahill JA, Kamm MA. Prospective comparison of faecal
tratamientos quirúrgicos de la incontinencia fecal. Es probable incontinence grading systems. Gut 1999;44:77.
que las mujeres en edad fértil con incontinencia fecal por una
lesión obstétrica incurran en los costes más altos a lo largo de
la vida porque la eficacia y la durabilidad limitadas de las inter- Prolapso de órganos pélvicos
venciones existentes en la actualidad les confieren un riesgo ele- Bland DR, Earle BB, Vitolins MZ, Burke G. Use of the pelvic organ prolapse
vado de someterse a múltiples intervenciones. La graciloplastia staging system of the International Continence Society, American Urogy-
dinámica fue más coste-efectiva en un estudio que el tratamiento necologic Society, and the Society of Gynecologic Surgeons in perimeno-
convencional (ropa interior protectora y medidas de apoyo) o la pausal women. Am J Obstet Gynecol 1999;181:1324.
Bump RC, Mattiasson A, Bo K, et al. The standardization of terminology of
colostomía. Sin embargo, las estimaciones de costes de la colosto- female pelvic floor dysfunction. Am J Obstet Gynecol 1996;175:10.
mía reflejan la práctica clínica en los Países Bajos, que supone una Ellerkmann RM, Cundiff GW, Melick CF, et al. Correlation of symptoms
asistencia hospitalaria más costosa y una menor atención con- with location and severity of pelvic organ prolapse. Am J Obstet Gynecol
trolada por la paciente. Los autores propusieron que los costes 2001;185:1332.
de la colostomía en Estados Unidos serían inferiores, ya que las Handa VL, Garrett E, Hendrix S, et al. Progression and remission of pelvic
organ prolapse: a longitudinal study of menopausal women. Am J Obstet
pacientes se involucran más directamente en los cuidados de su Gynecol 2004;190:27.
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Descripción y clasificación
de la disfunción de las 5
vías urinarias inferiores
y el prolapso de órganos
pélvicos
Mark D. Walters

SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE LA DISFUNCIÓN DE LAS VÍAS lización de la ICS actualizó y revisó las definiciones en 2002
URINARIAS INFERIORES 55 (v. Apéndice B). A continuación se presenta un resumen de sus
Clasificación de la International Continence Society 55 resultados.
Clasificación funcional 56 Las vías urinarias inferiores están constituidas por la vejiga
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA INCONTINENCIA URINARIA 56 y la uretra, que trabajan juntas como una unidad funcional para
DESCRIPCIÓN Y ESTADIFICACIÓN DEL PROLAPSO DE ÓRGANOS favorecer el almacenamiento y vaciamiento de la orina. Los sín-
PÉLVICOS 58 tomas, signos, observaciones urodinámicas y afecciones son
categorías independientes con terminologías diferenciadas, pero
solapadas. Aunque en todas las pacientes sintomáticas no resulta
necesaria una investigación urodinámica completa, sí es esencial
SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE LA
llevar a cabo alguna evaluación clínica o urodinámica de las fases
DISFUNCIÓN DE LAS VÍAS
de llenado y evacuación en cada paciente. La exploración de la
URINARIAS INFERIORES
actividad vesical y uretral por separado resulta útil en todas las
fases. En caso de practicar estudios urodinámicos, los resultados
El objetivo de todo sistema de clasificación consiste en facilitar el
deberían reflejar claramente los síntomas y signos de la paciente.
conocimiento de la etiología y la fisiopatología de la enfermedad,
ayudar a definir y normalizar las directrices sobre el tratamiento
FASE DE LLENADO Y ALMACENAMIENTO
e investigación y evitar la confusión entre los que muestran inte-
rés en este problema. Se han desarrollado varios sistemas de clasi- La clasificación de la ICS de las anomalías de las fases de alma-
ficación de los trastornos miccionales y la incontinencia urinaria. cenamiento y evacuación se resume en el cuadro 5-1. La cis-
Estas clasificaciones se han basado en diversos datos anatómicos, tometría se utiliza para evaluar la vejiga durante su llenado y
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

radiológicos y urodinámicos. Wein y Barrett (1988) describieron almacenamiento. La función debe describirse en cuanto a sen-
las ventajas, inconvenientes y aplicabilidad de los diversos siste- sibilidad vesical, actividad del detrusor, capacidad vesical y dis-
mas de clasificación de la disfunción miccional. En este capítulo tensibilidad vesical.
se revisan dos sistemas prácticos de clasificación de la disfunción La actividad del detrusor puede ser normal o hiperactiva. La
miccional en las mujeres. También se comenta el diagnóstico función hiperactiva del detrusor se caracteriza por contracciones
diferencial de la incontinencia urinaria en las mujeres utilizando involuntarias que experimenta durante el llenado. Pueden ser
terminología actualizada de la International Continence Society espontáneas o provocadas y no pueden suprimirse por completo.
(ICS). Con un poco de suerte, la nomenclatura que se emplea La función hiperactiva del detrusor en ausencia de una anoma-
en estos sistemas de clasificación se conocerá y utilizará de una lía neurológica conocida se denomina hiperactividad idiopática
forma más generalizada y la investigación se centrará en definir del detrusor; la provocada por un trastorno de los mecanismos de
su aplicabilidad clínica. control nervioso, hiperactividad neurógena del detrusor. Estas afec-
ciones se acompañan a menudo del síntoma de tenesmo vesical.
El tenesmo vesical, con o sin incontinencia de urgencia, habitual-
Clasificación de la International Continence
mente con polaquiuria y nicturia, se describe como síndrome de
Society
la vejiga hiperactiva, síndrome de urgencia o síndrome de tenesmo
En 1973, la ICS creó un comité para normalizar la terminología vesical-polaquiuria.
relativa a la función de las vías urinarias inferiores. Se han publi- La función uretral durante el almacenamiento puede eva-
cado cinco de los seis primeros informes de este comité. Estos luarse mediante métodos clínicos (observación directa de pérdida
informes se revisaron, ampliaron y cotejaron en una monogra- de orina con la tos o una maniobra de Valsalva), urodinámicos
fía publicada en 1990 (v. Apéndice A). El subcomité de norma- (perfil de presión de cierre de la uretra y determinaciones de
56 Parte 2 ■ Ciencia básica

de orina por el meato uretral externo de forma sincrónica con el


CUADRO 5-1 CLASIFICACIÓN DE LA DISFUNCIÓN ejercicio físico, como un golpe de tos o una maniobra de Valsalva.
DE LAS VÍAS URINARIAS INFERIORES Dado que los síntomas y signos de incontinencia urinaria resul-
DE LA INTERNATIONAL tan engañosos en algunas ocasiones, el diagnóstico exacto precisa
CONTINENCE SOCIETY con frecuencia una investigación urodinámica además de una
anamnesis y una exploración física minuciosas.
I. Fase de almacenamiento
A. Función vesical durante el almacenamiento FASE DE EVACUACIÓN
1. Actividad del detrusor
a. Normal Durante la fase de evacuación, el músculo detrusor puede encon-
b. Hiperactiva trarse normal, hipoactivo o acontráctil. La evacuación normal
2. Sensibilidad vesical suele lograrse por una contracción continua del detrusor, de ini-
a. Normal cio voluntario, que provoca un vaciamiento completo de la vejiga
b. Aumentada (hipersensibilidad) en un intervalo de tiempo normal y en ausencia de obstrucción.
c. Reducida
Un detrusor hipoactivo durante la micción supone que la con-
d. Ausente
e. Sensaciones vesicales inespecíficas tracción del detrusor es de magnitud o duración insuficiente para
f. Dolor vesical lograr el vaciamiento de la vejiga en un intervalo de tiempo nor-
g. Tenesmo vesical mal. Un detrusor acontráctil es aquel cuya contracción no puede
3. Capacidad vesical demostrarse durante los estudios urodinámicos.
4. Distensibilidad vesical Durante la evacuación, la función uretral puede ser normal o
B. Función uretral durante el almacenamiento anormal. Una función uretral anormal puede ser consecuencia de
1. Normal una obstrucción o hiperactividad uretral o de una uretra incapaz
2. Incompetente de abrirse debido a una anomalía anatómica, como un notable
3. Relajación uretral prolapso de órganos pélvicos o una estenosis uretral.
II. Fase de evacuación
La determinación simultánea de la presión intravesical o del
A. Función del detrusor durante la evacuación
1. Normal detrusor y del flujo de orina es necesaria para determinar si la
2. Anormal evacuación de la paciente es obstructiva. En general, una presión
a. Hipoactivo del detrusor alta con una tasa de flujo baja indica un problema
b. Acontráctil obstructivo, mientras que una presión del detrusor baja con una
B. Función uretral durante la evacuación tasa de flujo baja supone que el problema es de hipoactividad
1. Normal o acontractilidad del detrusor. Se requiere un electromiograma
2. Anormal simultáneo del esfínter uretral externo para determinar si un
a. Obstrucción del orificio de salida de la vejiga patrón obstructivo de evacuación es resultado de hiperactividad
b. Evacuación disfuncional uretral o de obstrucción mecánica.
c. Disinergia detrusor-esfínter
d. Obstrucción del esfínter uretral sin relajación
Clasificación funcional
Wein (1981) clasificó la disfunción miccional desde un punto
presión en el punto de fuga) o radiológicos (cistouretrografía
de vista funcional, dependiendo de si el déficit se localiza fun-
con o sin vídeo). El mecanismo de cierre de la uretra puede ser
damentalmente en la fase de llenado/almacenamiento o en la de
competente o incompetente. Un mecanismo incompetente es el
evacuación. Cada sección se subclasifica en función de si el déficit
que permite una pérdida de orina en ausencia de contracción
es de la vejiga o del orificio de salida. En el cuadro 5-2 se recoge la
del detrusor. Esta pérdida puede aparecer durante un aumento
clasificación funcional ampliada, con las afecciones importantes
de la presión abdominal en ausencia de contracción del detrusor
recomendadas por Wein (1998).
(incontinencia de esfuerzo urodinámica) o debido a una relajación
Para utilizar adecuadamente este sistema en un problema
uretral en presencia de una presión abdominal elevada o hipe-
miccional dado, se requiere una descripción urodinámica razona-
ractividad del detrusor (incontinencia por relajación uretral). La
blemente precisa, pero el tratamiento no precisa un diagnóstico
definición e importancia de esta última situación se encuentran a
exacto. En una misma paciente pueden coexistir varios déficits
la espera de nuevos datos.
y han de identificarse todos ellos para emplear de manera apro-
La incontinencia urinaria consiste en pérdidas involuntarias
piada este sistema de clasificación.
(uretrales o extrauretrales) de orina. Se trata de un síntoma, un
signo y una afección. La incontinencia urinaria como síntoma
supone que la paciente afirma que tiene una pérdida involunta-
ria de orina. Los tipos de síntomas de incontinencia comprenden DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA
incontinencia de esfuerzo, incontinencia de urgencia, incontinen- INCONTINENCIA URINARIA
cia mixta, enuresis nocturna, incontinencia situacional e inconti-
nencia continua. En cada circunstancia concreta ha de describirse En las mujeres que refieren incontinencia urinaria, el diagnóstico
la incontinencia urinaria en mayor detalle especificando facto- diferencial comprende afecciones genitourinarias y no genitouri-
res pertinentes, tales como tipo, frecuencia, intensidad, factores narias (cuadro 5-3). Según se ha mencionado, los trastornos geni-
precipitantes, consecuencias sociales, efectos sobre la higiene y tourinarios abarcan problemas del llenado y almacenamiento de la
calidad de vida, medidas utilizadas para contener las pérdidas vejiga y trastornos extrauretrales, como fístulas y anomalías con-
y si la mujer busca o desea o no ayuda al respecto. El signo de génitas. En general, los procesos no genitourinarios que provocan
incontinencia de esfuerzo indica la observación de una pérdida incontinencia urinaria son trastornos funcionales que aparecen de
Capítulo 5 ■ Descripción y clasificación de la disfunción de las vías urinarias inferiores y el prolapso de órganos pélvicos 57

CUADRO 5-2 CLASIFICACIÓN FUNCIONAL CUADRO 5-3 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL


AMPLIADA DE LA INCONTINENCIA URINARIA

Defecto de almacenamiento Etiología genitourinaria


Debido a la vejiga Trastornos del llenado/almacenamiento
Hiperactividad del detrusor Incontinencia de esfuerzo urodinámica
Contracciones involuntarias Hiperactividad del detrusor (idiopática)
Enfermedad, lesión o degeneración neurológica Hiperactividad del detrusor (neurógena)
Obstrucción del orificio de salida de la vejiga Tipos mixtos
Inflamación Fístulas
Causa idiopática Vesicales
Disminución de la distensibilidad Ureterales
Enfermedad neurológica Uretrales
Fibrosis
Causa idiopática Congénitas
Hipersensibilidad del detrusor Uréter ectópico
Inflamación Epispadias
Infección Etiología no genitourinaria
Enfermedad neurológica
Funcional
Causa psicológica
Causa idiopática Neurológica
Cognitiva
Debido al orificio de salida Psicológica
Incontinencia de esfuerzo (relacionada con hipermovilidad) Deterioro físico
Cuello de la vejiga-uretra proximal no funcional (disfunción del Ambiental
esfínter intrínseco) Farmacológica
Metabólica
Defecto de vaciamiento Metabólica
Debido a la vejiga
Enfermedad neurológica La incontinencia funcional se relaciona con un deterioro cog-
Causa miógena
nitivo, psicológico o físico que dificulta llegar al baño o interfiere
Causa psicológica
Causa idiopática
en la higiene adecuada. En caso de estos procesos, es posible que las
mujeres continentes no tengan tiempo suficiente de evitar un acci-
Debido al orificio de salida
dente. Las causas funcionales también pueden actuar de manera
Anomalía anatómica sinérgica con otros problemas urinarios. Por ejemplo, las mujeres
Compresión uretral: extramural (p. ej., masa vaginal, prolapso, con una hiperactividad del detrusor controlable pueden tornarse
hematocolpos)
incontinentes en caso de que otra enfermedad o problema físico les
Masa uretral (intramural o intraluminal)
Estenosis uretral impida llegar al baño. Entre los procesos físicos que pueden cau-
Contractura del cuello de la vejiga sar incontinencia funcional figuran anomalías articulares, dolor
Causa funcional artrítico y debilidad muscular. Un entorno desconocido, la falta de
Disinergia del esfínter liso unas instalaciones higiénicas cómodas y otros factores ambientales
Disinergia del esfínter estriado pueden agravar esta situación. Las dificultades psicológicas y un
comportamiento reprimido u hostil pueden guardar relación con
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Modificado de Wein AJ. Pathophysiology and categorization of voiding dysfunc- la incontinencia, sobre todo en las ancianas institucionalizadas.
tion. En: Walsh PC, Retik AB, Vaughan ED, et al., eds. Campbell’s Urology, 7.ª ed. WB
Saunders, Filadelfia, 1998. Por último, los factores iatrógenos, como los fármacos, pueden
provocar o agravar una incontinencia (v. cap. 6).
forma simultánea con una función uretral y vesical normal o anor-
mal. Estos procesos son más frecuentes en las mujeres ancianas. Incontinencia Hiperactividad del
de esfuerzo detrusor y otras
El trastorno del almacenamiento de la orina más frecuente
en las mujeres es la incontinencia de esfuerzo urodinámica. Los
trastornos del llenado de la vejiga debidos a una función hipe-
Porcentaje de mujeres

ractiva del detrusor representan la segunda causa más habitual


incontinentes

de incontinencia urinaria. Una función hipoactiva o acontráctil


del detrusor puede ocasionar una disfunción miccional o incon-
tinencia urinaria. La ICS ya no recomienda usar el término incon-
tinencia por rebosamiento, aunque, en caso de utilizarse, debe ir
acompañado de una definición exacta y de la fisiopatología aso-
ciada, como una función uretral reducida o una hiperactividad
del detrusor/distensibilidad vesical baja. Los trastornos miccio- Adultas Ancianas Ancianas
nales con incontinencia en las mujeres suelen asociarse a diabetes, sanas ambulatorias institucionalizadas
enfermedades neurológicas, prolapso genital intenso u obstruc- Figura 5-1 ■ Probabilidad calculada de afecciones que provocan incontinen-
ción posquirúrgica. cia en las mujeres en diversas categorías de edad.
58 Parte 2 ■ Ciencia básica

La probabilidad relativa de cada afección causante de incon- ción y el desarrollo completo del prolapso. Entre los criterios pro-
tinencia varía con la edad y la salud de la persona (v. fig. 5-1). En puestos para demostrar un prolapso máximo figuran uno o todos
las mujeres incontinentes ambulatorias, el proceso más frecuente los siguientes: cualquier prominencia de la pared vaginal se pone
es la incontinencia de esfuerzo urodinámica, que representa entre tensa durante el esfuerzo de la paciente, la tracción del prolapso no
el 50 y el 70% de los casos. Las anomalías del detrusor y las formas provoca un mayor descenso, la mujer confirma que el tamaño del
mixtas (normalmente, incontinencia de esfuerzo e hiperactividad prolapso y el alcance de la prominencia observada por el explorador
del detrusor) explican del 20 al 40% de los casos de incontinencia. son tan extensos como la prominencia más intensa que ha tenido
En las mujeres ancianas, incontinentes y no institucionalizadas a (resulta útil el empleo de un pequeño espejo manual para visualizar
las que se evalúa en centros de referencia se identifica una inconti- la prominencia) y una exploración en bipedestación o durante el
nencia de esfuerzo urodinámica con menos frecuencia (30-46%) esfuerzo confirma que el alcance completo del prolapso se observó
y son más habituales las anomalías del detrusor y los trastornos en las otras posiciones utilizadas. Han de indicarse detalles acerca de
mixtos, que surgen entre el 30 y el 60% de las ocasiones, que en las la posición de la paciente, los tipos de espéculos vaginales o retrac-
mujeres ambulatorias más jóvenes. Sin embargo, en un estudio tores, el tipo e intensidad del esfuerzo utilizado para desencadenar el
urodinámico de mujeres ancianas con incontinencia que residían prolapso en su grado máximo y la plenitud de la vejiga.
en la comunidad, Diokno et al. (1988) comunicaron una preva- Este sistema descriptivo contiene varias mediciones especí-
lencia de anomalías del detrusor de tan sólo un 12%, lo que refleja ficas del sostén de los órganos pélvicos de la mujer. Puede apren-
probablemente un grupo más sano de mujeres. Las ancianas ins- derse con facilidad y enseñarse por medio de un videoseminario.
titucionalizadas que son incontinentes presentan hiperactividad Se evalúa el prolapso en cada segmento y se mide con respecto al
del detrusor (con o sin alteración de la contractilidad vesical) en himen (no al introito), que es una referencia anatómica fija que
el 38 al 60% de los casos y una incontinencia de esfuerzo urodi- puede identificarse de manera sistemática y exacta. Las posicio-
námica en tan sólo el 16 al 21% de los casos. nes anatómicas de los seis puntos definidos de medición deben
encontrarse varios centímetros por encima o proximales al himen
(número negativo) o varios centímetros por debajo o distales al
DESCRIPCIÓN Y ESTADIFICACIÓN himen (número positivo), con el plano del himen definido como
DEL PROLAPSO DE ÓRGANOS PÉLVICOS cero. Por ejemplo, un cuello uterino que asoma 3 cm distalmente
con respecto al himen se describirá como +3 cm.
Al igual que en la disfunción miccional, una descripción y una cla- Se localizan 6 puntos (2 en la pared vaginal anterior, 2 en
sificación sistemáticas del prolapso de los órganos pélvicos resul- la porción superior de la vagina y 2 en la pared posterior de la
tan útiles para ayudar a documentar y comunicar la intensidad vagina) con respecto al plano del himen (fig. 5-2). Al describir la
del problema, definir directrices terapéuticas y mejorar la calidad pared vaginal anterior, es preferible el término prolapso de la pared
de la investigación mediante una normalización de las definicio- vaginal anterior al de cistocele o enterocele anterior, a menos que
nes. Dos sistemas de clasificación generales están vigentes, aun- se identifiquen los órganos afectados mediante pruebas comple-
que se recomienda que los clínicos e investigadores empleen la mentarias. Se conocen y se han descrito dos puntos anteriores:
terminología de la ICS en el futuro.
Durante muchos años, la intensidad del prolapso de órga- 1. Punto Aa: punto localizado en la línea media de la pared vagi-
nos pélvicos se ha descrito mediante los criterios modificados de nal anterior, a 3 cm proximalmente con respecto al meato
Beecham (1980) y Baden et al. (1968). Este sistema de gradación uretral externo, correspondiente a la localización proximal
es sencillo de usar, es conocido por los cirujanos ginecológicos
de forma generalizada y se ha comprobado que tiene una varia-
bilidad interobservador razonable en todos los segmentos de la
vagina y el sostén uterino. La posición más declive de los órganos
pélvicos durante esfuerzos máximos o la bipedestación se utiliza
y gradúa como normal o de primer, segundo y tercer grado. El
término prolapso de primer grado alude a los segmentos vaginales
que descienden a mitad de camino (pero sin alcanzar) el himen; el
de segundo grado, al descenso hasta el himen, y el de tercer grado,
al prolapso que sobrepasa el himen. En la clasificación de los rec-
toceles resulta útil practicar una exploración rectovaginal.
En 1996, Bump et al. describieron la normalización por la ICS
de la terminología del prolapso de órganos pélvicos femeninos. En el
sistema de cuantificación del prolapso de órganos pélvicos (POPQ,
Pelvic Organ Prolapse Quantitation) se describe la anatomía de los
órganos pélvicos durante la exploración física de los genitales exter-
nos y el conducto vaginal. Los segmentos del aparato reproduc-
ltv

tor inferior sustituyen a los términos cistocele, enterocele, rectocele


y unión uretrovesical porque estos términos implican una certeza hg
poco realista con respecto a las estructuras situadas al otro lado de cp
la prominencia vaginal, especialmente en las mujeres que ya se han
sometido a una intervención quirúrgica por prolapso. El explorador Figura 5-2 ■ Seis lugares (puntos Aa, Ba, C, D, Bp y Ap), hiato genital (hg),
cuerpo del periné (cp) y longitud total de la vagina (ltv) utilizados para cuan-
observa y describe la prominencia máxima que aprecia la paciente tificar el sostén de los órganos pélvicos. (De Bump RC, Mattiasson A, Bo K, et
durante sus actividades cotidianas. Han de especificarse los detalles al. The standardization of terminology of female pelvic organ prolapse and
de la exploración, incluidos los criterios para finalizar la explora- pelvic floor dysfunction. Am J Obstet Gynecol 1996;175:10.)
Capítulo 5 ■ Descripción y clasificación de la disfunción de las vías urinarias inferiores y el prolapso de órganos pélvicos 59

de la cresta uretrovesical. Por definición, el intervalo de posi- pared anterior pared anterior cuello uterino o
ción del punto Aa con respecto al himen es de −3 a +3 cm. muñón
2. Punto Ba: punto que representa la posición más distal (es
decir, más declive) de cualquier parte de la pared vaginal
anterosuperior desde el muñón vaginal o el fondo de saco
hiato genital cuerpo del longitud total de
vaginal anterior al punto Aa. Por definición, el punto Ba se periné la vagina
sitúa a −3 cm en ausencia de prolapso y tendría un valor
positivo equivalente a la posición del muñón en las mujeres
con eversión vaginal después de una histerectomía total. hg cp ltv
Dos puntos se localizan en la porción superior de la vagina. pared posterior pared posterior fondo de saco
posterior
Estos puntos representan las localizaciones más proximales del
aparato reproductor inferior en posición normal:

1. Punto C: punto que representa el borde más distal (es decir, Figura 5-3 ■ Cuadrícula 3 × 3 para registrar una descripción cuantitativa del
más declive) del cuello uterino o el punto de avance del muñón sostén de los órganos pélvicos. (De Bump RC, Mattiasson A, Bo K, et al. The
vaginal (cicatriz de histerectomía) después de una histerectomía standardization of terminology of female pelvic organ prolapse and pelvic
total. floor dysfunction. Am J Obstet Gynecol 1996;175:10.)
2. Punto D: punto que representa una localización del fondo
de saco posterior en una mujer que aún conserva el cuello
uterino. Representa un lugar de inserción del ligamento ute- normal completa. En la figura 5-2 se presentan los puntos y
rosacro a la porción posterior proximal del cuello uterino y mediciones.
se incluye como un punto de medición para diferenciar un Se miden y registran las posiciones de los puntos Aa, Ba,
defecto suspensorio del complejo de ligamentos uterosacros/ Ap, Bp, C y D (en caso de proceder), con referencia al himen. Las
cardinales de un alargamiento cervical. El punto D se omite posiciones se expresan en centímetros por encima o proximal-
en ausencia del cuello uterino. mente con respecto al himen (número negativo) o en centíme-
tros por debajo o distalmente con respecto al himen (número
Dos puntos se localizan en la pared posterior de la vagina. positivo), con el plano del himen definido como cero. Es posi-
De manera análoga al prolapso anterior, el prolapso posterior se ble registrar las mediciones como una línea sencilla de números
comentará aludiendo a los segmentos de la pared vaginal en lugar (p. ej., −3, −3, −7, −9, −3, −3, 9, 2, 2 para los puntos Aa, Ba, C,
de a los órganos situados por detrás de la misma. De este modo, D, Bp, Ap, longitud total de la vagina, hiato genital y cuerpo del
es preferible el término prolapso de la pared posterior de la vagina periné, respectivamente). Por otro lado, puede utilizarse una
al de rectocele o enterocele, a menos que los órganos afectados cuadrícula 3 × 3 para organizarlas de manera concisa, según se
se identifiquen mediante pruebas complementarias. En caso de aprecia en la figura 5-3, o bien trazarse un diagrama lineal de una
haber intestino delgado en el espacio rectovaginal, el explorador configuración, como el que aparece en las figuras 5-4 y 5-5. En
comentará este hecho y describirá claramente el fundamento de la figura 5-4 se recoge una cuadrícula y un diagrama lineal en el
esta impresión clínica (p. ej., mediante observación de actividad que se contrastan unas mediciones indicativas de un sostén nor-
peristáltica en la porción posterior distendida de la vagina o pal- mal con las de una eversión vaginal después de una histerectomía.
pación de las asas de intestino delgado entre un dedo introducido En la figura 5-5 se muestra una cuadrícula y un diagrama lineal
en el recto y otro en la vagina). En tales casos, es posible indicar que representan un prolapso predominante de la pared anterior y
un anexo por «pulsión» a la posición del punto Bp (p. ej., Bp equi- posterior de la vagina con un descenso parcial de la bóveda.
vale a +5 [pulsión]; v. una exposición más detallada en el texto El perfil de cuantificación del prolapso ofrece una descrip-
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

siguiente). ción exacta de la anatomía en pacientes concretas. Se ha propuesto


un sistema de estadificación ordinal del prolapso de órganos
1. Punto Bp: punto que representa la posición más distal (es pélvicos en el que se utilizan estas mediciones y que resulta útil
decir, más declive) de cualquier parte de la pared vaginal para describir poblaciones y realizar comparaciones con fines de
posterosuperior desde el muñón vaginal o el fondo de saco investigación. Los estadios se asignan con arreglo a la porción
vaginal posterior al punto Ap. Por definición, el punto Bp más intensa del prolapso cuando se ha demostrado la extensión
se sitúa a −3 cm en ausencia de prolapso y tendría un valor completa de la prominencia. Para asignar un estadio a una mujer
positivo equivalente a la posición del muñón en las mujeres concreta, resulta esencial efectuar su descripción cuantitativa en
con eversión vaginal después de una histerectomía total. primer lugar. Los cinco estadios del sostén de los órganos pélvicos
2. Punto Ap: punto localizado en la línea media de la pared poste- (0-IV) se describen en el cuadro 5-4.
rior de la vagina, a 3 cm proximalmente con respecto al himen. Entre las técnicas complementarias para describir el pro-
Por definición, el intervalo de posición del punto Ap con res- lapso de órganos pélvicos cabe citar: a) realización de un tacto
pecto al himen es de −3 a +3 cm. rectal mientras la paciente efectúa un esfuerzo; b) evaluación
digital del contenido del tabique rectovaginal durante la explora-
Otras referencias son el hiato genital, que se mide desde la ción para diferenciar entre un enterocele por «tracción» (el fondo
mitad del meato uretral externo a la línea media posterior del de saco rectouterino posterior resulta traccionado hacia abajo por
himen. El cuerpo del periné se mide desde el borde posterior el cuello uterino o muñón vaginal que se prolapsa, pero sin dis-
del hiato genital a la porción media de la abertura anal. La lon- tensión por el intestino) y un enterocele por «pulsión» (el conte-
gitud total de la vagina es la profundidad máxima de la vagina nido intestinal del enterocele distiende el tabique rectovaginal y
en centímetros cuando se reduce el punto C o D a su posición produce una masa prominente); c) prueba del hisopo (Q-tip test)
60 Parte 2 ■ Ciencia básica

4,5 hg 1,5 cp ltv


Itv hg cp Itv
ltv

A B
Figura 5-4 ■ A. Cuadrícula y diagrama lineal de una eversión completa de la vagina. El punto más distal de la pared anterior (punto Ba), la cicatriz del muñón
vaginal (punto C) y el punto más distal de la pared posterior (punto Bp) se encuentran todos en la misma posición (+8) y los puntos Aa y Ap están distales en
grado máximo (ambos en +3). Dado que la longitud total de la vagina equivale a la prominencia máxima, se trata de un prolapso en estadio IV. B. Sostén normal.
Los puntos Aa y Ba y los puntos Ap y Bp se encuentran todos en −3 porque no existe descenso de la pared anterior ni posterior. El punto más bajo del cuello
uterino está 8 cm por encima del himen (−8) y el fondo de saco posterior se sitúa 2 cm por encima de éste (−10). La longitud de la vagina es de 10 cm, mientras
que el hiato genital y el cuerpo del periné miden 2 y 3 cm, respectivamente. Esto representa un sostén en estadio 0. (De Bump RC, Mattiasson A, Bo K, et al. The
standardization of terminology of female pelvic organ prolapse and pelvic floor dysfunction. Am J Obstet Gynecol 1996;175:10.)

4,5 hg
1,5 cp Itv
ltv
4,5 cp ltv
hg Itv

A B
Figura 5-5 ■ A. Cuadrícula y diagrama lineal de un defecto predominante del sostén anterior. El punto de avance del prolapso es la pared vaginal anterosuperior,
punto Ba (+6). Existe un alargamiento significativo de la pared anterior abombada. El punto Aa se encuentra distal en grado máximo (+3) y la cicatriz del muñón
vaginal se sitúa 2 cm por encima del himen (C = −2). La cicatriz del muñón ha experimentado un descenso de 4 cm porque se encontraría en −6 (longitud total
de la vagina) en caso de contar con un sostén perfecto. En este ejemplo, la longitud total de la vagina no es la profundidad máxima de la vagina con reducción
máxima de una pared vaginal anterior alargada, sino más bien la profundidad de la vagina en el muñón con el punto C reducido en su extensión completa normal,
según se especifica en el texto. Esto representa un prolapso en estadio III Ba. B. Defecto predominante del sostén posterior. El punto de avance del prolapso es la
pared vaginal posterosuperior, punto Bp (+5). El punto Ap se encuentra 2 cm distalmente con respecto al himen (+2) y la cicatriz del muñón vaginal se sitúa 6 cm
por encima del himen (−6). El muñón sólo ha experimentado un descenso de 2 cm porque se encontraría en −8 (longitud total de la vagina) en caso de contar con
un sostén perfecto. Esto representa un prolapso en estadio III Bp. (De Bump RC, Mattiasson A, Bo K, et al. The standardization of terminology of female pelvic
organ prolapse and pelvic floor dysfunction. Am J Obstet Gynecol 1996;175:10.)

para medir la movilidad del eje uretral; d) medición del descenso cas de exploración para diferenciar diversos tipos de defectos (p.
perineal; e) medición del diámetro transversal del hiato genital ej., defectos centrales frente a paravaginales de la pared vaginal
o del prolapso que hace prominencia; f) medición del volumen anterior). La cistoscopia y la fotografía resultan útiles para descri-
vaginal; g) descripción y medición del prolapso rectal, y h) técni- bir el prolapso de órganos pélvicos. Entre las técnicas de imagen
Capítulo 5 ■ Descripción y clasificación de la disfunción de las vías urinarias inferiores y el prolapso de órganos pélvicos 61

Bates P, Bradley WE, Glen E, et al. First report on the standardization of ter-
CUADRO 5-4 ESTADIOS DEL PROLAPSO minology of lower urinary tract function. Urinary incontinence. Procedu-
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Estadio 0 Bates P, Bradley WE, Glen E, et al. Second report on the standardization of
Ausencia de prolapso demostrada. Los puntos Aa, Ap, Ba y Bp se terminology of lower urinary tract function. Procedures related to the
encuentran todos a −3 cm y el punto C o D se sitúa entre −LTV evaluation of micturition: flow rate, pressure measurement, symbols.
(longitud total de la vagina) cm y −(LTV–2) cm (es decir, el valor de Acta Urol Jpn 1977;27:1563; Br J Urol 1977;49:207; Scand J Urol Nephrol
cuantificación del punto C o D es ! −[LTV–2] cm). La figura 5-4 B 1977;11:197.
Bates P, Bradley WE, Glen E, et al. Third report on the standardization of
representa el estadio 0. terminology of lower urinary tract function. Procedures related to the
Estadio I evaluation of micturition: pressure flow relationships, residual urine. Br J
Urol 1980;52:348; Eur Urol 1980;6:170; Acta Urol Jpn 1980;27:1566; Scand
No se cumplen los criterios del estadio 0, pero la porción más distal J Urol Nephrol 1980;12:191.
del prolapso se encuentra >1 cm por encima de la altura del himen Bates P, Bradley WE, Glen E, et al. Fourth report on the standardization of
(es decir, su valor de cuantificación es < −1 cm). terminology of lower urinary tract function. Terminology related to neu-
Estadio II romuscular dysfunction of lower urinary tract. Br J Urol 1981;52:333;
Urology 1981;17:618; Scand J Urol Nephrol 1981;15:169; Acta Urol Jpn
La porción más distal del prolapso se encuentra !1 cm proximal o 1981;27:1568.
distalmente con respecto al plano del himen (es decir, su valor de Bent AE, Richardson DA, Ostergard DR. Diagnosis of lower urinary tract
cuantificación es " −1 cm pero ! +1 cm). disorders in postmenopausal patients. Am J Obstet Gynecol 1983;145:218.
Blaivas JG. Classification of stress urinary incontinence. Neurourol Urodyn
Estadio III 1983;2:103.
La porción más distal del prolapso se encuentra >1 cm por debajo Blaivas JG, Olsson CA. Stress incontinence: classification and surgical appro-
del plano del himen, pero asoma no más de 2 cm menos que la ach. J Urol 1988;139:727.
longitud total de la vagina en centímetros (es decir, su valor de Castleton CM, Duffin HM, Asher MJ. Clinical and urodynamic studies in 100
cuantificación es > +1 cm pero < +[LTV–2] cm). La figura 5-5 A elderly incontinent patients. Br Med J 1981;282:1103.
Diokno AC, Brown MB, Brock BM, et al. Clinical and cystometric characte-
representa un prolapso en estadio III Ba y la figura 5-5 B representa
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un prolapso en estadio III Bp. 1988;140:567.
Estadio IV Enhorning G. Simultaneous recording of intravesical and intraurethral pres-
Básicamente, se comprueba una eversión completa de la longitud sure. Acta Chir Scand 1961;276(Suppl):1.
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asoma al menos (LTV–2) cm (es decir, su valor de cuantificación es
Ouslander J, Staskin D, Raz S, et al. Clinical versus urodynamic diagnosis in an
" +[LTV–2] cm). En la mayoría de los casos, el punto de avance del incontinent female geriatric population. J Urol 1987;37:68.
prolapso en estadio IV es el cuello uterino o la cicatriz del muñón Resnick NM, Yalla SV, Laurino E. The pathophysiology of urinary incon-
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manera intuitiva, pero carece de utilidad probada. Es probable 1982;97:895.
que los efectos de la anestesia, la disminución del tono muscular
y la pérdida de conciencia provoquen un empeoramiento leve del
CLASIFICACIÓN DEL PROLAPSO DE ÓRGANOS PÉLVICOS
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

prolapso, aunque se desconoce su trascendencia clínica. Han de


evaluarse las limitaciones debidas a la posición de la paciente. Baden WF, Walker T. Fundamental, symptoms, and classification. In Baden
La definición exacta de la fuerza de los músculos del suelo WF, Walker T, eds. Surgical Repair of Vaginal Defects. JB Lippincott,
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pélvico y la descripción de los síntomas funcionales son impor- Baden WF, Walker T, Lindsey JH. The vaginal profile. Tex Med 1968;64:56.
tantes. Para más detalles, se remite al lector al documento del Beecham CT. Classification of vaginal relaxation. Am J Obstet Gynecol
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Evaluación de la
incontinencia urinaria 6
y el prolapso de órganos
pélvicos
Anamnesis, exploración física y pruebas
de realización en la consulta
Mark D. Walters

ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA 66 vaginal figura la vejiga, con o sin afectación de la uretra, lo que
Anamnesis de la incontinencia urinaria 66 origina cistoceles y cistouretroceles, respectivamente. Las pacientes
Diario urinario 66 pueden presentar un prolapso uterino o, después de una histe-
Anamnesis del prolapso de órganos pélvicos 66 rectomía, puede herniarse el muñón vaginal, con aparición de un
Exploración ginecológica 68 prolapso vaginal apical. El recto, el intestino delgado y el colon
sigmoide también pueden herniarse, lo que ocasiona rectoceles,
Exploración neurológica 69
enteroceles y sigmoidoceles, respectivamente.
Técnicas para medir la movilidad de la uretra 70
Muchas de las definiciones aceptadas de prolapso de órganos
PRUEBA DEL PAÑAL PERINEAL 71
pélvicos se fundamentan en opiniones de expertos y consensos en
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS 72 lugar de en datos epidemiológicos o clínicos. El American College
Analíticas 72 of Obstetrics and Gynecology define el prolapso de órganos pél-
Radiológicas 72 vicos como la protuberancia de órganos pélvicos en el conducto
Evaluación del llenado y la evacuación de la vejiga 72 vaginal (1995, boletín n.º 214). Más concretamente, en un taller
DIAGNÓSTICO DE LA INCONTINENCIA 73 de terminología organizado por los National Institutes of Health
EXACTITUD DIAGNÓSTICA DE LAS EVALUACIONES (NIH) para investigadores en trastornos del suelo pélvico feme-
EN LA CONSULTA 73 nino, el prolapso de órganos pélvicos se definió como el descenso
INDICACIONES DE LAS PRUEBAS URODINÁMICAS de segmentos vaginales a 1 cm del himen o menos (Weber et al.,
Y LA CISTOSCOPIA 75 2001). Weber et al. no emplearon de forma intencionada términos
tales como cistocele y rectocele porque suponían una certeza poco
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

realista en cuanto a los órganos concretos presentes detrás de la


La incontinencia urinaria puede ser un síntoma indicado por pared vaginal en el momento de la exploración física.
las pacientes, un signo identificado en la exploración o una afec- Lo que es más importante, aunque la mayor parte de los
ción (es decir, un diagnóstico) que puede confirmarse mediante clínicos pueden identificar los extremos del sistema normal de
estudios definitivos. Cuando una mujer refiere incontinencia sostén en comparación con un prolapso intenso, la mayoría no
urinaria, una evaluación adecuada comprende la exploración de pueden afirmar objetivamente en qué punto se torna patológica
la naturaleza de sus síntomas y la búsqueda de signos físicos. La la laxitud vaginal y precisa intervención. Se dispone de datos
anamnesis y la exploración física son los primeros pasos, y los limitados con respecto a la distribución normal del prolapso
más importantes, de la evaluación. Es posible efectuar un diag- de órganos pélvicos en la población y las correlaciones entre
nóstico preliminar mediante pruebas de realización en la con- síntomas y signos físicos. En un estudio de 497 mujeres, Swift
sulta y analíticas sencillas, con un tratamiento inicial basado en (2000) constató que la distribución del prolapso en una pobla-
estos datos. Cuando existen procesos complejos, la paciente no ción seguía una curva en forma de campana, de tal modo que
mejora tras el tratamiento inicial o se contempla la cirugía, nor- la mayoría de las mujeres tenían un prolapso en estadio I o II
malmente se necesitan estudios especializados y definitivos. según el sistema de cuantificación del prolapso de órganos pél-
El prolapso de órganos pélvicos es una afección heterogé- vicos (POPQ, Pelvic Organ Prolapse Quantification) (v. cap. 5), y
nea en que la debilidad de la musculatura y el tejido conjuntivo sólo el 3% presentaban un prolapso en estadio III. Esto significa
del suelo pélvico provoca una herniación de los órganos pélvicos que, en situación basal, la mayor parte de las mujeres, en especial
hacia la luz vaginal. En casos más intensos, el prolapso puede aso- las que han tenido hijos, presentan un cierto grado de relajación
mar por el introito vaginal y superar el anillo himenal. Entre los pélvica. Sin embargo, estas mujeres se encuentran normalmente
órganos que pueden herniarse potencialmente hacia el conducto asintomáticas y sólo manifestarán síntomas a medida que el pro-
66 Parte 3 ■ Evaluación

lapso aumente de intensidad (Swift et al., 2005). Por consiguiente, definir la intensidad del problema. Las preguntas 11 a 13 sirven
aun cuando se detecte un prolapso en la exploración física según como cribado de infecciones urinarias y neoplasias, mientras
la primera definición, es posible que carezca de importancia clí- que las preguntas 14 a 16 están diseñadas para obtener síntomas
nica y que no requiera intervención si la paciente se mantiene de disfunción miccional.
asintomática. Después de los antecedentes urológicos, se obtendrán unos
antecedentes médicos, quirúrgicos, ginecológicos, neurológicos y
obstétricos minuciosos. Algunos procesos médicos y neurológi-
ANAMNESIS Y EXPLORACIÓN FÍSICA cos, tales como diabetes, ictus y discopatía lumbar, pueden causar
incontinencia urinaria. Asimismo, la tos intensa que acompaña a
una neumopatía crónica puede empeorar notablemente los sín-
Anamnesis de la incontinencia urinaria
tomas de incontinencia de esfuerzo. Se tomará nota de los ante-
Al comienzo de la entrevista, debe obtenerse una descripción cedentes intestinales porque el estreñimiento intenso y crónico
del síntoma principal de la paciente, lo que incluye duración y se ha vinculado con dificultades miccionales, tenesmo vesical,
frecuencia. Ha de buscarse un conocimiento claro de la intensi- incontinencia de esfuerzo y aumento de la capacidad vesical.
dad del problema o discapacidad y sus efectos sobre la calidad de Los antecedentes de histerectomía, reparación vaginal, cáncer o
vida. La evaluación de la movilidad y el entorno de vida resulta radioterapia pélvica o de cirugía por incontinencia han de alertar
especialmente importante en determinadas pacientes. Se formu- al médico ante la posibilidad de un traumatismo quirúrgico pre-
larán preguntas relativas al acceso a baños o sustitutos, así como vio de las vías urinarias inferiores.
acerca de factores sociales, como planes vitales, contactos sociales Se obtendrá un listado completo de los fármacos que toma
e intervención de cuidadores. la paciente (incluidos los de venta sin receta) para determinar si
En el cuadro 6-1 se enumeran varias preguntas que resultan alguno de ellos podría influir en la función de la vejiga o uretra,
útiles a la hora de evaluar la incontinencia en las mujeres. La con aparición de incontinencia urinaria o dificultades micciona-
primera está diseñada para obtener el síntoma de incontinen- les. En la tabla 6-1 se presenta un listado de fármacos que alteran
cia de esfuerzo (es decir, pérdida de orina con situaciones que con frecuencia la función de las vías urinarias inferiores. En estos
aumentan la presión intraabdominal). El síntoma de inconti- casos, una modificación de la dosis o el cambio a un fármaco de
nencia de esfuerzo suele acompañarse aunque no siempre del eficacia terapéutica semejante, pero con menos efectos secunda-
diagnóstico de incontinencia urodinámica de esfuerzo. Las pre- rios sobre las vías urinarias inferiores, con frecuencia mejorará o
guntas 2 a 8 ayudan a obtener los síntomas relacionados con curará el síntoma conflictivo de las vías urinarias.
una hiperactividad del detrusor. El síntoma de incontinencia de
urgencia está presente cuando la paciente responde afirmativa-
Diario urinario
mente a la pregunta 3. Polaquiuria (preguntas 4 y 5), enuresis
nocturna (pregunta 6), escape de orina con el coito (pregunta 8) Resulta habitual que lo que refiere la paciente en cuanto a fre-
y sensación de tenesmo vesical (preguntas 2 y 7) se asocian a cuencia e intensidad de los síntomas urinarios resulte inexacto
hiperactividad del detrusor. Las preguntas 9 y 10 contribuyen a y engañoso. Los diarios urinarios son más fiables y exigen que
la paciente registre el volumen y la frecuencia del consumo de
líquidos y de micción, habitualmente durante un período de uno
CUADRO 6-1 PREGUNTAS ÚTILES EN LA a siete días. Parece que un diario de tres días es tan exacto como
EVALUACIÓN DE LA INCONTINENCIA uno de siete en lo que respecta a documentar síntomas, además
URINARIA FEMENINA de mejorar el cumplimiento. Se anotan los episodios de inconti-
nencia urinaria y los acontecimientos o síntomas asociados, como
1. ¿Tiene escapes de orina al toser, estornudar o reír? tos, tenesmo vesical y uso de pañales. El número de veces que se
2. ¿Alguna vez tiene una necesidad intensa e incómoda de orinar orina por la noche y todos los episodios de enuresis nocturna se
tal que, en caso de no llegar al baño, tendrá un escape de orina? registran la mañana siguiente. El volumen orinado máximo tam-
3. En caso de responder «Sí» a la pregunta 2, ¿tiene escapes de bién aporta una estimación relativamente exacta de la capacidad
orina antes de llegar al baño? vesical. El médico estudiará los gráficos de frecuencia/volumen
4. ¿Cuántas veces orina durante el día? con la paciente y corroborará o modificará la impresión diag-
5. ¿Cuántas veces orina por la noche después de acostarse?
nóstica inicial. En caso de observar una frecuencia y un volumen
6. ¿Se ha orinado en la cama durante el último año?
7. ¿Le aparece una necesidad urgente de orinar cuando se excesivos de consumo de líquidos, es posible que la restricción de
encuentra nerviosa, bajo estrés o tiene prisa? este aporte oral excesivo de líquidos (combinada con una micción
8. ¿Tiene escapes de orina durante o después del coito? programada) mejore los síntomas de incontinencia de esfuerzo y
9. ¿Con cuánta frecuencia tiene escapes de orina? urgencia al mantener el volumen vesical por debajo del umbral en
10. ¿Considera necesario llevar un pañal debido a los escapes de que se producen los escapes de orina.
orina? Los diarios urinarios representan un método de investiga-
11. ¿Ha padecido infecciones de vejiga, orina o riñón? ción útil y aceptado para medir la intensidad de la incontinencia,
12. ¿Tiene problemas por la aparición de dolor o molestias al así como una medida con la que se obtienen resultados después
orinar? de someterse a intervenciones. Esto se revisa en detalle en el capí-
13. ¿Ha tenido sangre en la orina?
tulo 39.
14. ¿Le cuesta comenzar a orinar?
15. ¿Tiene un chorro urinario lento o tiene que hacer esfuerzos
para expulsar la orina? Anamnesis del prolapso de órganos pélvicos
16. Después de orinar, ¿tiene goteo o la sensación de que la vejiga
sigue llena? Las pacientes con prolapsos de órganos pélvicos pueden con-
sultar por síntomas relacionados directamente con el prolapso,
Capítulo 6 ■ Evaluación de la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos 67

Tabla 6-1 Fármacos que pueden influir en la función de las vías urinarias inferiores
Tipo de fármaco Efectos sobre las vías urinarias inferiores

Diuréticos Poliuria, polaquiuria, tenesmo vesical


Cafeína Polaquiuria, tenesmo vesical
Alcohol Sedación, disminución de la movilidad, diuresis
Analgésicos opiáceos Retención urinaria, impactación fecal, sedación, delirio
Anticolinérgicos Retención urinaria, dificultad miccional
Antihistamínicos Acciones anticolinérgicas, sedación
Psicofármacos
Antidepresivos Acciones anticolinérgicas, sedación
Antipsicóticos Acciones anticolinérgicas, sedación
Sedantes/hipnóticos Sedación, relajación muscular, confusión
Bloqueadores !-adrenérgicos Incontinencia de esfuerzo
Agonistas !-adrenérgicos Retención urinaria, dificultad miccional
Antagonistas del calcio Retención urinaria, dificultad miccional

tales como protuberancia vaginal, presión y molestias, así como toma se acompañó de un valor predictivo negativo del prolapso
por multitud de síntomas asociados que guardan relación con las a la altura o pasado el himen del 76%. No resulta sorprendente
disfunciones miccional, defecatoria y sexual. La intensidad del que un mayor grado de prolapso, sobre todo cuando se supera el
prolapso no se acompaña necesariamente de un aumento de la himen, curse con mayores molestias pélvicas y la visualización de
sintomatología visceral. una protuberancia. En la figura 6-1 se presenta la relación de las
El prolapso vaginal en cualquier compartimento (anterior, medidas POPQ en la exploración con tres síntomas relacionados
apical o posterior) puede manifestarse en forma de plenitud vagi- con frecuencia: fragmentación urinaria, ayuda digital para defe-
nal, dolor o masa prominente. En un reciente estudio efectuado car y protuberancia vaginal.
por Tan et al. (2005), la sensación de «bulto o de que algo sale Pueden surgir incontinencia urinaria de esfuerzo y dificul-
por la vagina» tuvo un valor predictivo positivo del prolapso de tades miccionales en relación con un prolapso vaginal anterior y
órganos pélvicos del 81%, mientras que la ausencia de este sín- apical. Sin embargo, es posible que las mujeres con grados avanza-

Estadio 0-1 Estadio 2 Estadio 3-4

% con
fragmentación
urinaria
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

% con ayuda
digital

% con
protuberancia
vaginal

Medición POPQ máxima (cm)


Figura 6-1 ■ Prevalencia de síntomas de prolapso según el grupo POPQ. Porcentaje de pacientes que refieren fragmentación urinaria, ayuda digital y protube-
rancia vaginal por cada medición POPQ pertinente. (Modificado de Tan JS, Lukacz ES, Menefee SA, et al. Predictive value of prolapse symptoms: a large database
study. Int Urogynecol J 2005;16:203.)
68 Parte 3 ■ Evaluación

dos de prolapso no muestren síntomas manifiestos de incontinen- probado que la incontinencia urinaria mejora o se resuelve des-
cia de esfuerzo porque el prolapso puede causar una obstrucción pués de eliminar las impactaciones fecales.
mecánica de la uretra, lo que impide el escape de orina. En su La exploración física en caso de incontinencia y prolapso ha
lugar, estas mujeres quizá necesiten presión vaginal o una recolo- de efectuarse con la paciente en posición ginecológica, al igual que
cación manual del prolapso para lograr la evacuación. Por con- para llevar a cabo una exploración pélvica sistemática. Cuando
siguiente, tienen riesgo de presentar un vaciamiento incompleto los signos físicos no se corresponden con los síntomas o no puede
de la vejiga e infecciones urinarias recidivantes o persistentes, confirmarse el alcance máximo del prolapso, puede explorarse de
así como la aparición de una incontinencia de esfuerzo de novo nuevo a la mujer en bipedestación.
después de reparar el prolapso. En general, las pacientes que pre- Inicialmente, se inspeccionan los genitales externos y, si no
cisan ayuda digital para orinar presentan grados más avanzados hay un desplazamiento evidente, se separan los labios con suavi-
de prolapso. Además de dificultad miccional, en las mujeres con dad para exponer el vestíbulo y el himen. El flujo vaginal puede
prolapso se identifican otros síntomas urinarios, como tenesmo remedar una incontinencia, por lo que deben buscarse datos de
vesical, polaquiuria e incontinencia de urgencia. No obstante, no este problema y, en caso de estar presente, tratarse. La palpación
está claro si la intensidad del prolapso guarda relación directa con de la pared vaginal anterior y la uretra puede desencadenar secre-
unos síntomas miccionales más irritativos o dolor vesical. ción uretral o dolor a la palpación indicativos de un divertículo
El prolapso de órganos pélvicos, sobre todo en los compar- uretral, carcinoma o proceso inflamatorio de la uretra. Se evalúa
timentos apical y posterior, puede acompañarse —aunque no la integridad del cuerpo del periné, así como el alcance máximo
siempre— de disfunción defecatoria, que consiste en dolor con de todas las partes prolapsadas. Puede utilizarse un retractor, un
la defecación, necesidad de ayuda manual para defecar e incon- espéculo de Sims o la pala posterior de un espéculo de dos valvas
tinencia anal de gases, líquido o heces sólidas. Es frecuente que para hacer descender la porción posterior de la vagina y ayudar a
estas pacientes presenten un estreñimiento de tipo «orificio de visualizar la porción anterior de la misma, y viceversa para la por-
salida» secundario a un atrapamiento de heces en la hernia rec- ción posterior. Dado que la mayoría de las pacientes con prolapso
tal, con necesidad de fragmentación o de aplicación de presión son posmenopáusicas, se examinará la mucosa vaginal en busca
manual en la vagina, recto o periné para reducir el prolapso de atrofia y adelgazamiento porque esto puede repercutir en el
y contribuir a la defecación. Aunque la disfunción defecatoria tratamiento. El tejido estrogenizado sano, sin datos significativos
sigue siendo un campo poco conocido en las pacientes con pro- de prolapso, se encontrará bien perfundido y tendrá pliegues y
lapso, los estudios clínicos y radiológicos han revelado que la humedad fisiológica. El tejido vaginal atrófico compatible con
intensidad del prolapso no se correlaciona firmemente con una hipoestrogenemia aparece pálido, delgado, sin pliegues y puede
mayor sintomatología. ser friable; este dato indica que la mucosa uretral también está
Aunque la relación entre función sexual y prolapso de órga- atrófica.
nos pélvicos no está claramente definida, en la evaluación de toda Tras la exploración vaginal en reposo, se indicará a la paciente
mujer con prolapso se incluirán preguntas relativas a la disfun- que realice una maniobra de Valsalva o que tosa enérgicamente.
ción sexual. Las pacientes pueden referir síntomas de dispareunia, Durante esta maniobra se aprecia el orden de descenso de los órga-
disminución de la libido y el orgasmo y vergüenza por el modo en nos pélvicos, al igual que la relación entre ellos en el momento de
que la alteración anatómica afecta a la imagen corporal. En algu- máxima presión intraabdominal. Se evalúa la presencia e inten-
nos estudios se ha comunicado que el prolapso influye de forma sidad de una relajación vaginal anterior, lo que incluye cistocele
negativa en el rendimiento sexual, con la consiguiente mejoría de y desprendimiento y movilidad de la uretra proximal, así como
la función sexual después de repararlo (Barber et al., 2002; Rogers de cicatrices en la porción anterior de la vagina. Se tomará nota
et al., 2001; Weber et al., 2000). Sin embargo, Burrows et al. (2004) de las anomalías asociadas del sostén pélvico, como rectocele,
comprobaron una correlación escasa entre el grado de prolapso y enterocele y prolapso uterovaginal. Ha de medirse, estadificarse
la disfunción sexual. La evaluación de la función sexual es espe- y registrarse la cantidad o intensidad del prolapso en cada seg-
cialmente difícil en esta población de pacientes porque entre los mento vaginal con arreglo a las directrices POPQ que aparecen
impedimentos de la función sexual pueden figurar factores ajenos en el capítulo 5 de esta obra. Se requiere una exploración rec-
al prolapso, como limitaciones de la pareja y déficits funcionales. tovaginal para evaluar plenamente el prolapso de la pared pos-
Los síntomas de incontinencia y prolapso y sus consecuen- terior de la vagina y el cuerpo del periné. La evaluación digital
cias para la mujer pueden medirse o cuantificarse mediante varios del contenido intestinal en el tabique rectovaginal durante el
cuestionarios validados y de fácil uso en los que se determina la esfuerzo puede ayudar a diagnosticar un enterocele. Otras obser-
intensidad de los síntomas, la calidad de vida y la función sexual. vaciones clínicas y pruebas que ayudan a delimitar un prolapso
Estos criterios de valoración resultan útiles en la práctica clínica y son: a) prueba del hisopo (Q-tip Test) para medir la movilidad
en investigación; se revisan en detalle en el capítulo 39. del eje uretral; b) medición del descenso perineal; c) medición
del diámetro transversal del hiato genital o del prolapso que hace
prominencia; d) medición del volumen vaginal; e) descripción y
Exploración ginecológica
medición del prolapso posterior, y e) técnicas de exploración para
En toda mujer con incontinencia o prolapso se practicará diferenciar diversos tipos de defectos (p. ej., defectos centrales
una exploración general, ginecológica y neurológica inferior; frente a paravaginales de la pared vaginal anterior). También se
la exploración pélvica es de capital importancia. Se realizará una efectuará una inspección del esfínter anal porque la incontinencia
exploración bimanual para descartar un proceso ginecológico fecal se acompaña a menudo de defectos de sostén de la porción
coexistente, lo que sucede hasta en dos tercios de los casos. La posterior de la vagina. Desde un punto de vista macroscópico, las
exploración rectal también permite evaluar enfermedades pélvi- mujeres con rotura del esfínter externo pueden tener cicatrices o
cas y una posible impactación fecal; esta última puede asociarse un signo de «cola de paloma» en el cuerpo del periné.
a dificultades miccionales e incontinencia en las mujeres de edad El descenso de la pared vaginal anterior suele representar
avanzada. En pacientes geriátricas institucionalizadas se ha com- un descenso de la vejiga con o sin hipermovilidad uretral con-
Capítulo 6 ■ Evaluación de la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos 69

comitante. Sin embargo, en el 1,6% de las mujeres con un pro- varios centímetros por debajo o distales al himen (número posi-
lapso vaginal anterior, un enterocele anterior puede remedar un tivo), con el plano del himen definido como cero. Por ejemplo,
cistocele en la exploración física. Asimismo, los defectos para- un cuello uterino que asoma 3 cm distalmente (más allá) con
vaginales laterales, identificados como un desprendimiento de respecto al himen se describirá como +3 cm. Los estudios han
los surcos vaginales laterales, pueden distinguirse de los defectos revelado una fiabilidad inter e intraobservador excelente cuando
centrales, que se observan como una protuberancia en la línea se utiliza el sistema POPQ para cuantificar el prolapso. En el
media con conservación de los surcos laterales, mediante el uso sistema POPQ no se tienen en cuenta los defectos laterales y el
de unas pinzas curvas colocadas en los surcos vaginales ante- descenso perineal, si bien pueden agregarse en términos des-
rolaterales y dirigidas hacia la espina ciática. La prominencia criptivos. A pesar de sus limitaciones, el sistema POPQ consti-
de la pared vaginal anterior en la línea media entre las palas de tuye en la actualidad el sistema de clasificación que se utiliza en
las pinzas supone la existencia de un defecto en la línea media; la mayoría de los estudios de investigación y ensayos de los NIH
el aplanamiento o descenso de los fondos de saco vaginales en y está adquiriendo popularidad en la práctica clínica.
alguno de los lados con el esfuerzo indica la presencia de defec-
tos paravaginales laterales. Sin embargo, los investigadores han
Exploración neurológica
demostrado que la técnica de exploración física para detectar
defectos paravaginales no es especialmente fiable ni exacta. En La incontinencia urinaria (y fecal) puede ser el síntoma inicial
un estudio efectuado por Barber et al. (1999) de 117 mujeres con de una enfermedad neurológica. En la exploración neurológica
prolapso, la sensibilidad de la exploración clínica para detectar de cribado ha de evaluarse el estado mental, la función sensitiva
defectos paravaginales (92%) fue buena, aunque la especifici- y motora de ambas extremidades inferiores y la función neuro-
dad (52%) fue deficiente. A pesar de una prevalencia elevada de lógica lumbosacra. En la exploración lumbosacra de cribado se
defectos paravaginales, el valor predictivo positivo tan sólo fue incluirán evaluaciones de: a) la fuerza de los músculos del suelo
del 61%. En menos de dos tercios de las mujeres en que se pen- pélvico; b) el tono en reposo del esfínter anal; c) la contracción
saba que existía un defecto paravaginal en la exploración física anal voluntaria, y d) la sensibilidad perineal. Esta exploración de
se confirmó esto mismo durante la cirugía. Otro estudio llevado cribado sencilla puede realizarse con rapidez y facilidad como
a cabo por Whiteside et al. (2004) reveló una reproducibilidad parte de la exploración ginecológica. Cuando se aprecian anoma-
escasa de la exploración clínica para detectar defectos de la lías o se sospecha la existencia de una disfunción neurológica, se
pared vaginal anterior. Por tanto, sigue sin conocerse la utilidad practicará una exploración neurológica exhaustiva, con especial
clínica de determinar la localización de defectos paravaginales hincapié en las raíces nerviosas lumbosacras. Esta evaluación
en la línea media, apicales y laterales. exhaustiva ha de realizarse antes de practicar cualquier estudio
En relación con el prolapso posterior, las exploraciones clíni- neurofisiológico, ya que estas pruebas sólo deben interpretarse en
cas no siempre diferencian con exactitud entre rectoceles y ente- el contexto de la anamnesis y los signos físicos identificados en la
roceles. En consecuencia, algunos investigadores han aconsejado exploración de la paciente.
realizar estudios de imagen para definir en mayor detalle la natu- El estado mental se determina anotando el nivel de concien-
raleza exacta del prolapso de la pared posterior. De manera tra- cia, la orientación, la memoria, el habla y la comprensión de la
dicional, la mayor parte de los clínicos creen que pueden detectar paciente. Entre los trastornos asociados a anomalías del estado
la presencia o ausencia de estos defectos sin localizarlos anató- mental que pueden originar cambios de la función intestinal
micamente. Sin embargo, se sabe poco acerca de la exactitud o o vesical figuran demencia senil y presenil, tumores cerebrales,
el uso de exploraciones clínicas en la evaluación de las localiza- ictus, enfermedad de Parkinson e hidrocefalia normotensiva.
ciones anatómicas del intestino delgado o grueso prolapsado o La evaluación de los sistemas sensitivo y motor puede identi-
de defectos específicos en el espacio rectovaginal. Burrows et al. ficar una lesión neurológica oculta o ayudar a determinar la ubi-
(2003) constataron que, con frecuencia, las exploraciones clínicas cación de una lesión conocida. Algunas enfermedades frecuentes
no predijeron con exactitud la localización específica de defectos relacionadas con anomalías sensitivas y motoras que pueden
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

en el tabique rectovaginal que se identificaron posteriormente de producir trastornos urológicos son enfermedad de Parkinson,
manera intraoperatoria. Los signos clínicos se correspondieron esclerosis múltiple, enfermedades cerebrovasculares, infecciones
con las observaciones intraoperatorias en el 59% de las pacientes y tumores. Los segmentos sacros 2 a 4, que contienen las neu-
y difirieron en el 41%; la sensibilidad y el valor predictivo positivo ronas importantes que controlan la micción, son especialmente
de las exploraciones clínicas fueron inferiores al 40% en relación importantes (fig. 6-2). La función sensitiva se evalúa mediante
con todos los defectos posteriores. No obstante, las consecuencias un análisis de la capacidad de los dermatómeros lumbosacros
clínicas de no detectar defectos preoperatorios siguen sin estar de percibir el tacto ligero, estímulos punzantes y la temperatura.
claras. Los dermatómeros sensitivos de interés comprenden el periné y
Según se ha señalado anteriormente, la clasificación POPQ la piel perianal (nervio pudendo, S2-S4), el monte del pubis y la
debe realizarse en todas las mujeres con prolapso. Este sistema cara superior de los labios mayores (nervio ilioinguinal, L1-L2),
descriptivo contiene varias mediciones focales específicas del sos- la cara anterior de las rodillas (L3-L4) y la planta del pie (S1). Los
tén de los órganos pélvicos de una mujer. Estas determinaciones mapas de dermatómeros resultan útiles para caracterizar déficits
pueden obtenerse con rapidez en manos con y sin experiencia y sensitivos, aunque es importante recordar que puede haber un
pueden aprenderse y enseñarse con facilidad por medio de un solapamiento considerable entre los dermatómeros. A fin de eva-
videoseminario breve. Se evalúa el prolapso en cada segmento luar la función motora, la paciente extiende y flexiona caderas,
y se mide con respecto al himen (no con respecto al introito), rodillas y tobillos e invierte y evierte los pies. La fuerza y el tono
que es una referencia anatómica fija que puede identificarse de del músculo elevador del ano y el esfínter anal externo se valoran
manera sistemática y exacta. Las posiciones anatómicas de los digitalmente. La fuerza de la musculatura del suelo pélvico se eva-
seis puntos definidos de medición deben encontrarse varios cen- lúa palpando el complejo muscular elevador del ano en la pared
tímetros por encima o proximales al himen (número negativo) o posterior de la vagina a unos 2 a 4 cm en dirección cefálica con
70 Parte 3 ■ Evaluación

rofisiológicos o una evaluación radiológica para evaluar un sín-


drome del cono medular o la cola de caballo.
Dos reflejos ayudan a explorar la actividad refleja sacra. En
el reflejo anal, el hecho de pasar la mano por la piel adyacente al
ano provoca una contracción refleja del músculo del esfínter anal
externo. El reflejo bulbocavernoso consiste en una contracción de
los músculos bulbocavernoso e isquiocavernoso en respuesta a un
toque suave o compresión del clítoris. Desafortunadamente, estos
reflejos pueden ser difíciles de evaluar clínicamente y no siempre
están presentes, incluso en mujeres neurológicamente intactas.
Han de evaluarse tanto el tono en reposo como la contracción
voluntaria del esfínter anal. El explorador inspeccionará el ano en
primer lugar, en busca de cicatrices o un esfínter muy abierto. Es
posible que las mujeres con interrupción del esfínter anal externo
presenten anomalías macroscópicas del cuerpo del periné con un
signo de «cola de paloma» en la zona del esfínter interrumpido.
Se efectuará un tacto rectal, percibiendo la resistencia a la intro-
ducción del dedo del examinador. El esfínter anal interno genera
entre el 50 y el 85% del tono anal en reposo global. La pérdida del
tono en reposo indica una interrupción del esfínter anal interno
o una lesión de su inervación simpática (es decir, lesión del plexo
pélvico). A continuación se pedirá a la paciente que «apriete» en
su grado máximo el esfínter anal. La presencia de una contracción
voluntaria fuerte del esfínter anal indica una inervación pudenda
y un esfínter anal externo intactos. A diferencia de la fuerza de los
músculos pélvicos, no se conoce ninguna escala validada y acep-
tada de forma generalizada para cuantificar la fuerza de compre-
sión anal. Kaushal y Goldner (1991) utilizaron una escala de 0 a 3
y comprobaron que tuvo una correlación elevada con la presión
Figura 6-2 ■ Dermatómeros sensitivos de las extremidades inferiores y el máxima de compresión según lo determinado mediante mano-
periné. La zona sombreada representa los segmentos sacros 2, 3 y 4. (Modifi- metría anal. Weidner et al. (2000) emplearon una versión modi-
cado de Boileau Grant JC. Grant’s Atlas of Anatomy, 6.ª ed. Williams & Wilkins,
Baltimore, 1972.)
ficada de la escala de valoración de los músculos pélvicos para
cuantificar la fuerza de compresión anal. La ausencia o disminu-
ción del tono y la contracción voluntaria del esfínter anal indica
una posible lesión nerviosa sacra o periférica. La conservación del
respecto al himen. A continuación se le pide que «apriete» alre- tono en reposo en ausencia de contracción voluntaria sugiere una
dedor de los dedos del explorador. La debilidad de este músculo lesión suprasacra.
puede ser consecuencia de un déficit neurológico o traumatismo
directo durante el parto. La fuerza de los músculos esqueléticos se
Técnicas para medir la movilidad de la uretra
gradúa en una escala de 0 a 5 (cuadro 6-2). La sensibilidad posi-
cional y vibratoria ha de evaluarse en las extremidades distales. Se La exploración de la pared vaginal anterior no resulta exacta para
valoran las respuestas reflejas rotuliana, del tobillo y plantar. predecir la cantidad de movilidad de la uretra. Mediante la explo-
La sensibilidad visceral de la vejiga y el recto puede evaluarse ración física resulta difícil diferenciar entre cistocele y descenso
mediante cistometría y manometría anal, respectivamente. La rotacional de la uretra y, con frecuencia, coexisten ambos. La
pérdida de la sensibilidad perineal en una paciente con disfun- medición de la movilidad de la uretra contribuye a diagnosticar
ción intestinal o vesical, sobre todo cuando es aguda, siempre la incontinencia urodinámica de esfuerzo y a planificar el trata-
debe alertar al explorador ante la posibilidad de un problema miento de este proceso (suspensión del cuello de la vejiga frente
neurológico potencialmente grave. Se practicarán estudios neu- a inyección periuretral de sustancias expansoras). Se dispone de

CUADRO 6-2 ESCALAS DE GRADACIÓN DE LA FUERZA MUSCULAR


Puntuación Músculos de la extremidades Elevador del ano

0/5 Ausencia de movimiento Ausencia de contracción


1/5 Indicios de contracción Parpadeo, apenas perceptible
2/5 Movimiento activo cuando se elimina la gravedad Aprieta poco, 1 a 2 s
3/5 Movimiento activo sólo contra la gravedad Aprieta más firmemente, 1 a 2 s
4/5 Movimiento activo contra resistencia, pero no normal Buena capacidad de compresión, 3 a 4 s, atrae y eleva
los dedos ligeramente
5/5 Fuerza normal Mayor capacidad de compresión, 3 a 4 s, atrae y eleva los
dedos perfectamente
Capítulo 6 ■ Evaluación de la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos 71

varias pruebas para valorar la cantidad de movilidad de la uretra de 73 grados, aunque se produjo un solapamiento amplio en las
en las mujeres. determinaciones entre las mujeres continentes e incontinentes.
Los datos indican que unos valores límite arbitrarios en torno a
EVALUACIÓN RADIOLÓGICA 30 grados son demasiado bajos para definir una movilidad «nor-
La cistouretrografía lateral en proyecciones en reposo y durante mal» de la uretra en las mujeres que han tenido partos.
el esfuerzo puede identificar la movilidad o fijación del cuello Aunque normalmente se considera que la exploración pél-
de la vejiga, la embudización del cuello de la vejiga y la uretra vica aislada es poco fiable para predecir la movilidad de la uretra,
proximal y el grado de cistocele. El componente miccional puede un estudio reciente efectuado por Noblett et al. (2005) ha reve-
identificar un divertículo uretral, fístula, obstrucción o reflujo lado que, básicamente, todas las mujeres con prolapso en estadio
vesicoureteral. La videocistouretrografía permite una evaluación II-IV según el POPQ tuvieron un ángulo del hisopo mayor de
dinámica de la anatomía y función de la base de la vejiga y la 30 grados. Por tanto, es posible que las medidas de movilidad de
uretra durante el llenado retrógrado con material de contraste y la uretra sólo resulten útiles en las mujeres con prolapso en esta-
durante la evacuación. Su mayor utilidad radica en organizar las dio 0 o I o en las que se han sometido a reparaciones quirúrgicas
causas de problemas de incontinencia complejos. No obstante, previas u otras intervenciones.
es invasiva, costosa y su obtención no es fácil. Por estos motivos,
suelen utilizarse otros métodos para medir la movilidad de la ure-
tra en las mujeres incontinentes. PRUEBA DEL PAÑAL PERINEAL

ECOGRAFÍA El pesaje de un pañal perineal puede utilizarse cuando se desea


documentar objetivamente la presencia y la cantidad de pérdida
La ecografía es un método alternativo de evaluación de la ana-
de orina. Esta prueba debería aproximarse a las actividades coti-
tomía uretrovesical y se describe en detalle en el capítulo 10. En
dianas y evaluar el período más prolongado que sea posible, sin
comparación con la cistouretrografía con cadena de cuentas, la
dejar de ser práctica. Se recomienda un período de estudio de una
radioscopia y la prueba del hisopo, la ecografía perineal y vagi-
hora, aunque puede ampliarse durante períodos adicionales de
nal muestra con exactitud el descenso de la unión uretrovesical,
una hora cuando la paciente o el médico no considera representa-
la abertura del cuello de la vejiga y las contracciones del detru-
tivo de los síntomas el resultado de la primera prueba. Por otro lado,
sor. Esta técnica parece prometedora como método incruento y
esta prueba puede realizarse después de llenar la vejiga hasta un
exacto de evaluación de la posición y movilidad de la unión ure-
volumen definido o en el domicilio durante un período de 24 h.
trovesical y la uretra proximal en las mujeres incontinentes.
La cantidad total de orina perdida durante la prueba se
PRUEBA DEL HISOPO determina mediante el pesaje de un dispositivo colector, como un
pañal absorbente. El pañal ha de llevarse dentro de ropa interior
La colocación de un hisopo de algodón en la uretra a la altura impermeable o tener un refuerzo impermeable. Se tendrá precau-
del cuello de la vejiga y la medición de la variación del eje con ción en utilizar un dispositivo colector de capacidad suficiente.
el esfuerzo puede utilizarse para confirmar la movilidad de la Inmediatamente antes del comienzo de la prueba, se pesa el dispo-
uretra. A la hora de realizar la prueba del hisopo (Q-tip Test), sitivo colector y se redondea al gramo más próximo. Un esquema
se introduce un aplicador con la punta de algodón, lubricado y habitual de la prueba consiste en empezar sin que la paciente haya
estéril por vía transuretral en la vejiga y, a continuación, se retira orinado y después de beber unos 500 ml de líquido. Se realiza
con lentitud hasta percibir una resistencia definida, lo que indica un período de deambulación, tos, ejercicio y lavado a mano. Al
que la punta de algodón se encuentra en el cuello de la vejiga. La final de la prueba de una hora, se retira el dispositivo colector y
mejor forma de llevar a cabo esta prueba es con la paciente en se pesa. En caso de que la prueba se considere representativa, la
posición ginecológica durante una exploración pélvica. El ángulo paciente orina y se registra el volumen; en caso contrario, se repite
en reposo del aplicador en relación con la horizontal se mide con la prueba durante otra hora.
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

un goniómetro o transportador de ángulos. A continuación se Si el dispositivo colector se satura o llena durante la prueba,
pide a la paciente que tosa y realice una maniobra de Valsalva y ha de retirarse, pesarse y sustituirse. El peso total de orina per-
se mide el ángulo durante el esfuerzo máximo con la horizontal. dida durante el período de la prueba se considera equivalente al
Los resultados no se ven afectados por la cantidad de orina pre- aumento de peso del dispositivo colector. A la hora de interpretar
sente en la vejiga. Hay que tener precaución para garantizar que los resultados de la prueba, debe recordarse que un incremento de
la punta de algodón no se encuentra en la vejiga ni en la porción peso de hasta 1 g puede deberse a errores de pesaje, transpiración
media de la uretra porque esto origina una determinación falsa- o flujo vaginal.
mente baja de movilidad de la uretra. Dos variables esenciales determinan la sensibilidad del pesaje
Aunque, en general, se considera que las mediciones del del pañal: la cantidad de líquido en la vejiga durante el ejercicio y
ángulo durante el esfuerzo máximo mayores de 30 grados son el tipo de actividad utilizada para generar un aumento de la pre-
anormales, se cuenta con pocos datos para diferenciar las determi- sión intraabdominal. Lose et al. (1986) constataron que el peso del
naciones normales de las anormales. Es probable que la movilidad pañal se correlaciona significativamente con la carga de líquido
de la uretra en las mujeres continentes guarde relación con la edad, en la vejiga (es decir, volumen inicial más diuresis). El pesaje del
el número de partos y los defectos de sostén de la pared vaginal pañal presenta una fiabilidad aceptable al repetir la prueba y es
anterior. Walters y Díaz (1987) observaron que las mujeres asin- fácil de realizar en un contexto clínico. Sin embargo, tiene una
tomáticas con un número medio de partos de 2 y una edad media sensibilidad baja y una correlación escasa entre el aumento de
de 32 años tuvieron un ángulo en reposo medio de 18 grados y peso del pañal y la evaluación videográfica de la intensidad de
un ángulo durante el esfuerzo máximo medio de 54 grados. Las la incontinencia. Estos defectos han limitado la aceptación del
mujeres con incontinencia urodinámica de esfuerzo presentaron pesaje del pañal como parte sistemática de la evaluación de la
un ángulo durante el esfuerzo máximo significativamente mayor, incontinencia.
72 Parte 3 ■ Evaluación

En ocasiones se utiliza clorhidrato de fenazopiridina para los hallazgos intraoperatorios consiguientes. En consecuencia,
ayudar a los clínicos a diferenciar la continencia de la inconti- algunos investigadores han aconsejado el empleo de estudios de
nencia urinaria en las mujeres con humedad vaginal molesta. Se imagen, como ecografía, radiografías con contraste y resonancia
administra a las pacientes comprimidos de fenazopiridina y se les magnética (RM), para describir en detalle la naturaleza exacta de
indica que lleven un pañal higiénico durante un tiempo dado. A los defectos de sostén antes de intentar reparaciones quirúrgicas.
continuación se retira y analiza el pañal. La tinción de color rojo- Por ejemplo, algunos médicos han utilizado la ecografía con con-
naranja se considera una prueba de que se ha producido pérdida traste para evaluar defectos paravaginales mediante la colocación
de orina. Aunque esta prueba resulta útil en ocasiones, Wall et al. de un preservativo relleno de agua en el conducto vaginal a fin de
(1990) comprobaron que, aunque todas las mujeres incontinen- definir mejor los espacios paravaginales (Ostrzenski et al., 1997).
tes presentaron tinción del pañal, también apareció en el 52% de Otros han empleado la RM para caracterizar mejor los tejidos blan-
las continentes sanas, lo cual se traduce en una tasa elevada de dos y vísceras de la pelvis. Sin embargo, en la actualidad faltan cri-
pruebas positivas falsas. terios radiológicos normalizados para diagnosticar el prolapso de
órganos pélvicos. Por consiguiente, el uso clínico de los estudios de
imagen sigue siendo desconocido; en la actualidad se emplean en su
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS mayor parte con fines de investigación.
En general, en las pacientes con prolapso y sin síntomas de
disfunción defecatoria no se encuentra justificada la realización
Analíticas
de estudios intestinales complementarios. Por ejemplo, aunque la
En la evaluación de la incontinencia y el prolapso se necesitan proctografía durante la defecación aporta información adicional
pocas pruebas analíticas. Se obtendrá una muestra de orina de la con respecto al vaciamiento rectal, Siproudhis et al. (1993) cons-
parte media limpia del chorro o mediante sondaje para efectuar tataron que no es más sensible en la detección de rectoceles que
un análisis de orina con tira reactiva. Cuando el análisis con tira la exploración física aislada. Sin embargo, las pacientes con dis-
reactiva indique una infección, se llevarán a cabo urocultivos y función defecatoria o trastornos de la motilidad concomitantes sí
antibiogramas. Una cistitis aguda puede manifestarse con varios merecen una evaluación más profunda.
síntomas irritativos, como disuria, polaquiuria, tenesmo vesical, En las mujeres con disfunción defecatoria, resulta necesario
incontinencia y dificultad miccional. En estos casos, el tratamiento diferenciar a aquellas con trastornos de la motilidad del colon
de la infección suele erradicar los síntomas. Sin embargo, la bacte- de las que tienen síntomas del estrecho inferior de la pelvis.
riuria es, con frecuencia, asintomática, sobre todo en los ancianos. Algunas pruebas complementarias útiles son la anoscopia y la
Boscia et al. (1986) observaron que no se constataron diferencias proctosigmoidoscopia para evaluar hemorroides prolapsantes y
en los síntomas urinarios al comparar a ancianos con bacteriuria prolapsos intrarrectales. Los trastornos de la motilidad pueden
con ellos mismos cuando se encontraban sin bacteriuria. En vista evaluarse mediante estudios del tránsito cólico. En las pacientes
de los datos contradictorios, parece razonable analizar la orina en con prolapso vaginal apical y posterior que también refieren un
busca de infección en todas las pacientes incontinentes y, en caso vaciamiento intestinal difícil o incompleto es importante eva-
de identificar bacteriuria, prescribir los antibióticos adecuados y luar la existencia de una disinergia del suelo pélvico. Durante la
reevaluarlas al cabo de varias semanas. exploración física, las pacientes con disinergia del suelo pélvico
Se recomienda efectuar estudios en sangre (nitrógeno ureico presentan con frecuencia unos músculos puborrectales hiper-
sanguíneo [BUN], creatinina, glucosa y calcio) cuando se sos- contraídos y dolorosos a la palpación que no pueden relajarse al
pecha una alteración de la función renal o existe poliuria (en recibir una orden. Entre las pruebas para diagnosticar una disi-
ausencia de diuréticos). No se recomienda una citología de orina nergia del suelo pélvico cabe citar el electromiograma y la prueba
en la evaluación sistemática de las pacientes incontinentes. Sin de expulsión de un globo que revela una contracción paradójica
embargo, en caso de hematuria microscópica (recuento de 2 a del músculo puborrectal durante la defecación. También puede
5 eritrocitos por campo de gran aumento [eritrocitos/CGA]), en utilizarse con fines diagnósticos una proctografía durante la defe-
las mayores de 50 años con hematuria persistente o en caso de cación, que obtiene imágenes dinámicas y estáticas de pacientes
aparición aguda de síntomas miccionales irritativos en ausencia en reposo, durante la defecación y mientras se contrae el esfínter
de infección urinaria se requiere una cistoscopia y citología para anal. La defecografía tiene la ventaja añadida de aportar datos
descartar una neoplasia vesical. radiológicos del órgano específico que se hernia hacia la pared
posterior de la vagina y es el método de referencia para medir el
descenso perineal.
Radiológicas
También puede utilizarse la defecografía por RM dinámica
Después de una anamnesis y exploración física cuidadosas, se para obtener información con respecto a la defecación y los
necesitan pocas pruebas diagnósticas para evaluar en mayor defectos anatómicos de tejidos blandos. Conlleva las ventajas de
detalle a las pacientes con prolapso de órganos pélvicos cuando ser una técnica incruenta, no precisar radiación ionizante y ser
no existe una disfunción miccional o defecatoria concomitante. incomparable en lo que se refiere a representar los tejidos blandos
Aunque aparece hidronefrosis en una pequeña proporción de las pélvicos. Sin embargo, el uso clínico de esta costosa modalidad de
mujeres con prolapso, aun cuando se identifica, normalmente imagen es discutible porque aún no se ha demostrado que altere
no modifica la actitud terapéutica en aquellas en las que se ha la toma de decisiones clínicas.
previsto una reparación quirúrgica. Por consiguiente, no resulta
necesario un estudio de imagen sistemático de los riñones y uré-
Evaluación del llenado y la evacuación
teres.
de la vejiga
Según se ha comentado en secciones precedentes, las eva-
luaciones clínicas preoperatorias de defectos de sostén específicos La valoración en la consulta de la incontinencia debe incluir
implicados en el prolapso no se corresponden con frecuencia con alguna evaluación de la evacuación, la función del detrusor
Capítulo 6 ■ Evaluación de la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos 73

durante el llenado y la competencia del mecanismo esfinte-


riano uretral. Durante la evaluación hay que intentar deter- DIAGNÓSTICO DE LA INCONTINENCIA
minar las circunstancias específicas que dan lugar a la pérdida
involuntaria de orina. En caso de ser posible, estas circunstan- Basándose en la evaluación clínica, el médico puede formular un
cias han de reproducirse y observarse directamente durante la diagnóstico de presunción e iniciar el tratamiento, utilizando el
evaluación clínica. La forma más fácil de iniciar la explora- algoritmo de la figura 6-4 como guía. Fantl et al. (1996) propusie-
ción es con la vejiga de la paciente en una situación de llenado ron unas directrices parecidas para evaluar la incontinencia que
cómodo. Se permite que la paciente orine con la mayor nor- se han utilizado con éxito en pacientes ancianas. El objetivo ini-
malidad posible en privado. Se registran el tiempo de micción cial debería consistir en buscar concienzudamente y tratar todas
y la cantidad orinada. A continuación, la paciente regresa a las causas reversibles de incontinencia urinaria y dificultad mic-
la sala de exploración y se mide el volumen de orina residual cional (cuadro 6-3). Se seleccionan las causas complejas de incon-
mediante un sondaje transuretral. Si aún no se ha obtenido tinencia para ser objeto de estudios urodinámicos o bien para la
una muestra de orina estéril para el análisis, puede obtenerse consulta con especialistas (cuadro 6-4).
en este momento. Se acopla a la sonda una jeringa de 50 ml Tras la evaluación, puede clasificarse a las pacientes según
sin el émbolo y se sostiene por encima de la vejiga. Después presenten una probable incontinencia urodinámica de esfuerzo o
se pide a la paciente que se siente o ponga de pie y la vejiga una probable hiperactividad del detrusor (con o sin incontinen-
se rellena por gravedad vertiendo alícuotas de 50 ml de agua cia de esfuerzo coexistente). Ante cualquiera de estos diagnósticos
estéril en la jeringa (fig. 6-3). Se anotan la primera sensación puede administrarse un tratamiento conductista o médico ade-
vesical de la paciente y la capacidad vesical máxima. La altura cuado, y cabe esperar que respondan un porcentaje considerable
del agua en la jeringa debe observarse estrechamente durante de pacientes. Incluso las pacientes con trastornos mixtos (incon-
el llenado, dado que cualquier elevación de la columna de tinencia de esfuerzo e hiperactividad del detrusor coexistentes)
agua puede ser secundaria a una contracción del detrusor. responden a diversas formas de tratamiento conservador en cerca
Han de evitarse los incrementos involuntarios de la presión del 60% de los casos.
intraabdominal por parte de la paciente.
A continuación, se retira la sonda y se pide a la paciente que
tosa en bipedestación. La pérdida de pequeñas cantidades de orina EXACTITUD DIAGNÓSTICA DE LAS
a chorros, de forma simultánea con la tos, indica firmemente un EVALUACIONES EN LA CONSULTA
diagnóstico de incontinencia urodinámica de esfuerzo. Una pér-
dida de orina prolongada, el escape 5 a 10 s después de toser o la Los datos obtenidos en una anamnesis y exploración física cuida-
ausencia de pérdida de orina con la provocación señala la posi- dosas predicen el diagnóstico de incontinencia real con una exac-
bilidad de que existan otras causas de incontinencia, en especial titud razonable. La posibilidad de confirmar una incontinencia
hiperactividad del detrusor. La interpretación de estas pruebas urodinámica de esfuerzo en los estudios urodinámicos diagnósti-
de realización en la consulta puede ser difícil debido al artefacto cos en las mujeres que manifiestan una incontinencia de esfuerzo
introducido por las elevaciones de la presión intraabdominal como único síntoma oscila entre el 64 y el 90%. En el 10-30% de
provocadas por los esfuerzos o el movimiento de la paciente. Las ellas se identifica una hiperactividad del detrusor (aislada o coexis-
pruebas limítrofes o negativas han de repetirse para maximizar su tente con una incontinencia urodinámica de esfuerzo). Otros pro-
exactitud diagnóstica. cesos infrecuentes que pueden causar el síntoma de incontinencia
de esfuerzo son divertículos uretrales, fístulas genitourinarias,
uréteres ectópicos e inestabilidad uretral. Los signos físicos re-
lacionados con la incontinencia urodinámica de esfuerzo son rela-
jación de la porción anterior de la vagina, hipermovilidad uretral y
observación de una pérdida transuretral de orina con la tos.
© Elsevier. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

El tenesmo vesical sensitivo, la incontinencia de urgencia, la


polaquiuria diurna y nocturna y la enuresis nocturna se han aso-
ciado a vejiga hiperactiva. Cuantos más síntomas urinarios anor-
males manifieste la paciente, más posibilidades tiene de presentar
una hiperactividad del detrusor. Cantor y Bates (1980) observa-
ron que el 81% de las pacientes con tres o más de estos síntomas
tenían una hiperactividad del detrusor en la cistometría. Los sig-
nos físicos de una exploración neurológica anormal y una hiper-
movilidad uretral ausente en una mujer con incontinencia se han
relacionado con una función hiperactiva del detrusor.
¿Resulta útil determinar la movilidad de la uretra en el diag-
nóstico de la causa de una incontinencia urinaria? El ángulo de
inclinación uretral no difiere entre las mujeres continentes e
incontinentes con relajación pélvica. Numerosos autores han
demostrado que, aunque la prueba del hisopo refleja con exac-
titud la cantidad de movilidad de la uretra con el esfuerzo, tiene
escaso valor a la hora de diferenciar la incontinencia urodinámica
Figura 6-3 ■ Evaluación en la consulta de la función de llenado vesical. En de esfuerzo de la hiperactividad del detrusor. Asimismo, la adi-
sedestación o bipedestación con una sonda en la vejiga, se rellena ésta por ción seriada de la determinación de la inclinación uretral con
gravedad vertiendo agua estéril en la jeringa. una prueba del hisopo a la anamnesis y la exploración pélvica
74 Parte 3 ■ Evaluación

Incontinencia urinaria en las mujeres


Anamnesis, exploración física y diario urinario
Análisis de orina
Sondaje posmiccional para medir la orina residual

¿Proceso Sí
reversible? Tratar
(v. cuadro 6-3)

No
¿Paciente curada Sí
Seguimiento
o satisfecha?
No

¿Proceso Sí Consultar con el


complejo? uroginecólogo
(v. cuadro 6-4) o el urólogo

No

¿Síntomas de Sí ¿Prueba de Positivo ¿Tenesmo No Suponer


incontinencia esfuerzo? (signo vesical,
IUE
de esfuerzo? de incontinencia polaquiuria
de esfuerzo) o enuresis?

No Negativo Sí Síntomas
de IUE
¿Tenesmo Sí Suponer prominentes
Suponer IUE
vesical, HAD y HAD mixtos
polaquiuria
o enuresis? Ejercicios pélvicos
Síntomas de HAD Entrenamiento vesical
prominentes Tratamiento médico
Dispositivos mecánicos
Entrenamiento vesical
Tratamiento médico

Continuar Sí ¿Paciente curada


el tratamiento o satisfecha?

¿Paciente curada Sí Continuar


o satisfecha? el tratamiento No

Consulta para realizar


No estudios urodinámicos y
consideración de la cirugía
Consulta para
realizar estudios
urodinámicos

Figura 6-4 ■ Algoritmo de evaluación clínica de la incontinencia urinaria en las mujeres. HAD, hiperactividad del detrusor; IUE, incontinencia urodinámica de
esfuerzo.

no modifica de manera apreciable la sensibilidad ni especificidad Aunque la determinación de la movilidad de la uretra no


en el diagnóstico de la incontinencia urodinámica de esfuerzo. resulta útil en el diagnóstico de la incontinencia urinaria, puede
Sin embargo, dado que la mayoría de las mujeres con incontinen- aportar cierta información acerca del tratamiento quirúrgico
cia urodinámica de esfuerzo primaria presentan hipermovilidad más adecuado. En las pacientes con incontinencia urodinámica
uretral, una prueba negativa debería cuestionar este diagnóstico, de esfuerzo se utiliza un cabestrillo en la porción media de la
indicando quizá la necesidad de practicar estudios urodinámicos. uretra o una intervención de suspensión retropúbica cuando se
Evidentemente, la determinación de la movilidad de la uretra no comprueba que coexiste hipermovilidad uretral con una fun-
debe utilizarse para diferenciar la incompetencia del esfínter ure- ción relativamente normal del esfínter uretral intrínseco. Cuando
tral de las anomalías de la evacuación o la función del detrusor, se detecta hipermovilidad uretral en una paciente con datos de
pues estos diagnósticos precisan una medición de la presión del deficiencia esfinteriana intrínseca, suele recomendarse una inter-
detrusor durante el llenado y vaciamiento. vención de cabestrillo pubovaginal (o quizá de banda vaginal sin
Capítulo 6 ■ Evaluación de la incontinencia urinaria y el prolapso de órganos pélvicos 75

una sensación de plenitud vesical y tienen una capacidad vesical


CUADRO 6-3 PROCESOS REVERSIBLES estimada dentro del intervalo normal, probablemente presentan
QUE PROVOCAN O CONTRIBUYEN una función normal de llenado de la vejiga. Parece que no existe
A LA INCONTINENCIA URINARIA un consenso claro acerca de la definición de capacidad vesical
normal. Los valores oscilan entre 300 y 750 ml. No obstante, una
Procesos que afectan a las vías urinarias inferiores capacidad vesical elevada no siempre es patológica. Weir y Jaques
Infección urinaria (1974) observaron que el 33% de las mujeres con una capacidad
Uretritis
vesical mayor de 800 ml eran normales desde el punto de vista
Vaginitis/uretritis atrófica
Embarazo urodinámico, y que sólo el 13% tenían una atonía vesical real.
Efectos secundarios de fármacos (v. tabla 6-1) En ausencia de síntomas de dificultad miccional, las pacien-
Aumento de la producción de orina tes suelen tener una función miccional normal. La incidencia
Metabólico (hiperglucemia, hipercalcemia) de disfunción miccional asintomática en las mujeres que mani-
Exceso de consumo de líquidos fiestan otros síntomas urológicos tan sólo es del 3%. No se han
Sobrecarga de volumen definido los valores normales de orina residual posmiccional. Los
Impactación fecal volúmenes inferiores a 50 ml indican un vaciamiento adecuado
Disminución de la capacidad o disposición a llegar al baño de la vejiga y puede considerarse que los superiores a 200 ml
Movilidad limitada representan un vaciamiento inadecuado. A la hora de interpretar
Delirium
el significado de los volúmenes de orina residual posmiccional ha
Enfermedad crónica, lesión o limitación que interfiere en la
movilidad de emplearse el juicio clínico, sobre todo en el intervalo interme-
Psicológica dio de 50 a 200 ml. Dada la posibilidad de que casos aislados de
un volumen elevado de orina residual carezcan de importancia,
se repetirá la prueba cuando se obtengan unos valores anormal-
mente altos. En las mujeres con síntomas de dificultad miccional
y en las que parecen orinar anormalmente o tienen retención, se
CUADRO 6-4 SITUACIONES QUE JUSTIFICAN necesitan estudios más sofisticados para determinar las causas y
UNA CONSULTA PARA EVALUAR el mecanismo de la disfunción miccional.
Y TRATAR LA DISFUNCIÓN DE Dado que las pacientes con un prolapso anterior, apical o
LAS VÍAS URINARIAS INFERIORES posterior pueden tener disfunción miccional por obstrucción de
la uretra, la naturaleza completa del vaciamiento de la vejiga debe
Diagnóstico dudoso e incapacidad de elaborar un plan de evaluarse con el prolapso reducido. Es posible que los pliegues de
tratamiento razonable basado en la evaluación diagnóstica básica. la uretra oculten cualquier indicio de la existencia de una incon-
Puede haber dudas sobre el diagnóstico cuando falta correlación tinencia urinaria. Por consiguiente, es importante una evaluación
entre los síntomas y los signos clínicos.
en busca de datos de incontinencia después de reducir el prolapso.
Falta de respuesta a satisfacción de la paciente a un ensayo
terapéutico adecuado y la paciente se muestra interesada en seguir Ésta puede efectuarse con un pesario, apoyo vaginal o pinzas anu-
con el tratamiento. lares en el momento de llevar a cabo los estudios urodinámicos
Consideración de una intervención quirúrgica, especialmente o el llenado de la vejiga en la consulta. Cuando aparece escape
cuando la cirugía previa ha fracasado o la paciente presenta un de orina con la tos o una maniobra de Valsalva tras la reducción
riesgo quirúrgico alto. del prolapso, es probable que el esfínter uretral sea incompetente,
Presencia de otras enfermedades coexistentes: aun cuando la paciente sea, normalmente, continente. Esto llega a
• Incontinencia asociada a infecciones urinarias sintomáticas suceder hasta en la mitad de las mujeres con prolapso en estadio
recidivantes. III o IV. En esta situación, el cirujano debe elegir un cabestrillo de
• Síntomas persistentes de un vaciamiento de la vejiga difícil. la porción media de la uretra o una intervención de Burch junto
• Antecedentes de cirugía antiincontinencia previa, cirugía pélvica
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con reparación del prolapso (Meschia et al., 2004; Brubaker et


radical o radioterapia pélvica.
• Prolapso pélvico sintomático, en especial si supera el himen. al., 2006). Cuando no existe incompetencia esfinteriana incluso
• Orina residual posmiccional anormal. después de reducir el prolapso, quizá no esté indicada una inter-
• Enfermedad neurológica, como esclerosis múltiple o lesiones vención antiincontinencia, aunque un estudio reciente efectuado
medulares. por Brubaker et al. (2006) reveló que una intervención de Burch
Fístula o divertículo suburetral preventiva en el momento de una sacrocolpopexia abdominal
Hematuria sin infección deparó unas tasas inferiores de incontinencia urinaria postopera-
toria que cuando no se practicó dicha intervención.

tensión). Cuando la uretra es inmóvil o intrínsecamente afuncio- INDICACIONES DE LAS PRUEBAS


nal, es probable que la inyección periuretral de sustancias expan- URODINÁMICAS Y LA CISTOSCOPIA
soras o un esfínter urinario artificial depare mejores resultados.
Por tanto, la medición de la movilidad de la uretra puede ayudar El médico debe conocer que, incluso en las situaciones clínicas más
al cirujano a elegir un grupo de intervenciones quirúrgicas antes típicas, el diagnóstico de incontinencia basado exclusivamente en
que otro, aunque no puede determinar qué intervenciones obtie- la evaluación clínica puede ser incierto. Esta incertidumbre diag-
nen los mejores resultados en cada situación clínica. nóstica puede ser aceptable cuando se ha previsto un tratamiento
El llenado retrógrado de la vejiga aporta una evaluación de médico o conductista (en contraposición a la cirugía) debido a la
la sensibilidad vesical y una estimación de la capacidad vesical. baja morbilidad y coste de estos tratamientos y porque las rami-
Las pacientes sin tenesmo vesical ni polaquiuria, que perciben ficaciones de la no curación (incontinencia continuada) no son
76 Parte 3 ■ Evaluación

graves. Hay datos limitados que respaldan la necesidad de realizar Burrows LJ, Sewell C, Leffler KS, Cundiff GW. The accuracy of clinical evalua-
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