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GUIA DE ESTUDIO PARA EXAMEN DE HISTORIA

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

¿QUÉ DICEN LOS HISTORIADORES SOBRE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL?

"El término 'revolución' implica un cambio "La Revolución Industrial señala la transformación más
repentino que no es, en realidad, fundamental experimentada por la vida humana en la
característico de los procesos económicos. El historia del mundo, registrada en documentos escritos (...).
sistema de relación humana llamado En la vida humana no había ningún cambio tan profundo
capitalismo se originó antes de 1760 y desde la invención de la agricultura, la metalurgia y las
alcanzó su pleno desarrollo mucho después de
ciudades en el Neolítico, como el advenimiento de la
1830: existe el peligro de ignorar el factor
industrialización"
esencial de la continuidad."
HOBSBAWM E. (1977):"Industria e Imperio. Una
ASHTON, T. S. (1970): "La revolución
historia económica de Gran Bretaña desde 1750". Ariel,
industrial." FCE, México, p. 10
Barcelona

"La Revolución Agrícola del 10000 a.C. y la Revolución "Llamar Revolución Industrial a este
Industrial del siglo XVIII d.C. crearon brechas profundas en proceso es algo lógico y conforme a una
la continuidad del proceso histórico. Con cada una de estas tradición sólidamente establecida, aunque
dos revoluciones empieza una 'historia nueva', una historia durante algún tiempo hubo una tendencia
dramática y completamente ajena a la anterior. (...). entre los historiadores conservadores, (...)
En este contexto, el término 'revolución' no quiere a negar su existencia y sustituir el término
decir, ni mucho ni menos, que los cambios representaran por otro más aceptable, como, por ejemplo,
accidentes súbitos sin ninguna relación con las situaciones y 'evolución acelerada'. Si la súbita,
evoluciones anteriores (...). Cada una de estas revoluciones cualitativa y fundamental transformación
tuvo sus raíces en el pasado, pero, al mismo tiempo, cada una verificada hacia 1780 no fue una revolución,
de ellas produjo una honda desgajadura respecto de ese la palabra carece de un significado sensato”
mismo pasado." HOBSBAWM, E. (2012): "La era de la
CIPOLLA,
." C. (2000): "Historia económica de la población revolución (1789-1875)". Crítica,
mundial”. Crítica, Barcelona, pp. 33-34 Barcelona, pp. 36-37
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¿QUÉ CAMBIOS SE PRODUJERON TRAS INDUSTRIALIZACIÓN?

Desde mediados del siglo XVIII se inició en Europa Occidental una etapa de profundas transformaciones
que dieron nacimiento a las sociedades industriales. El proceso, que recibe genéricamente el nombre de
"revolución industrial", comenzó en Gran Bretaña y desde allí fue difundiéndose primero hacia Europa
continental y Estados Unidos, y más tarde hacia otros países y regiones.
En contraste con el mundo preindustrial, (donde) la principal actividad económica era la agricultura, en la
sociedad industrial el peso del sector primario fue reduciéndose al tiempo que se incrementó el de la industria
y los servicios. Mientras que en la sociedad preindustrial la gran mayoría de la población vivía en el campo, (...),
la sociedad industrial se caracteriza por un alto grado de urbanización y por el incremento significativo del
número de grandes ciudades, que eran muy pocas antes del siglo XIX.
(Otra) diferencia entre el mundo preindustrial y el industrial radica en el ritmo de la innovación
tecnológica, que se aceleró notablemente desde el siglo XVIII. La velocidad del cambio técnico permitió
fuertes incrementos en la producción y la productividad, aumentando sensiblemente la oferta de energía y de
bienes y servicios. Gracias a las transformaciones de la agricultura creció la disponibilidad de alimentos, y de
los nuevos métodos de producción industrial incrementaron la oferta de bienes manufacturados en
proporciones desconocidas hasta entonces. En el sector manufacturero los incrementos de la producción y de la
productividad fueron mucho mayor que en la agricultura. (...)
Junto con la industrialización no sólo creció la producción sino también la población, (...) se multiplicó por
cinco entre 1760 y 1960. Se redujo notablemente la mortalidad infantil y creció la esperanza de vida. (...).
A la par de los cambios económicos y demográficos, (...), tuvieron lugar profundas transformaciones
sociales, políticas y culturales. Con la sociedad industrial, nacieron nuevas formas de organización del trabajo,
nuevas clases sociales, nuevas formas de organización de la familia, nuevas formas de actividad política. (...).
Con la aparición de la imprenta a vapor y de otras innovaciones en la industria editorial comenzó la producción
de impresos en gran escala y la circulación de libros y periódicos entre sectores cada vez más amplios de la
sociedad, que al mismo tiempo vieron ampliadas las posibilidades de acceder a la educación.
La contraposición entre la sociedad preindustrial y sociedad industrial es muy clara en la medida en que
comparemos el mundo resultante tras dos siglos de industrialización con el mundo anterior al siglo XVIII. (...).
Lo que también resulta evidente es que (la) ruptura no fue repentina, sino que tuvo lugar a lo largo de un
proceso que abarcó muchos decenios en los que convivieron elementos del pasado con los del nuevo presente.
Aróstegui, Buchrucker, Saborido (2001): “El nacimiento de las sociedades industriales”, en El Mundo
Contemporánea. Historia y problemas., Ed. Biblos, Barcelona, pp. 67-6
SISTEMA FABRIL

Características principales:
· Mecanización de la producción. El uso de la máquina reemplaza en gran medida la habilidad humana.
· Uso de energía inanimada (puede ser hidráulica, eólica, y sobre todo de vapor).
· Presencia de trabajadores asalariados, sometidos a un régimen de estricta disciplina.

“…el rasgo dominante de la industria moderna fue la difusión de las máquinas accionadas por energía
inanimada (…) que obligaron a sustituir las formas tradicionales de organización del trabajo y dieron nacimiento
al sistema de fábrica, ya que el tamaño y el costo de las maquinarias hacían imposible que fueran propiedad de
los trabajadores y utilizadas por ellos en sus hogares.”1

Una de las principales innovaciones en lo referido a la industria fue el descubrimiento de la máquina a


vapor, patentada por James Watt en 1769. Esta permitía transformar la energía térmica en energía cinética,

1
Aróstegui, Ob. Cit. p. 73.
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utilizando el coque (derivado del carbón de piedra) como principal y abundante fuente de energía. En el siglo
XIX la máquina de vapor es perfeccionada y a partir de 1820 es aplicada a los medios de transporte
(ferrocarriles y barcos a vapor), lo que traerá un gran cambio en las comunicaciones.
Estos adelantos no se difundieron rápidamente, sino que lo hicieron mediante un proceso gradual,
dependiendo de la disponibilidad de estos derivados del carbón de piedra. El uso de fuentes de energía
inanimada tiene como principal consecuencia el aumento de la productividad, a la vez que modifica el modo en
que se organizaba el trabajo. Con la fábrica surgen ciertos cambios:
• Una intensificación de la actividad laboral, con horarios estrictos para los obreros y una actividad
constante.
• El trabajo humano es el que debe adaptarse a las máquinas y no viceversa.
• Surge un constante y rígido control hacia el trabajador, con horas fijas para cada uno, con tareas
específicas y puestos delimitados.
• La jornada laboral es muy extensa, sobrepasando en la mayoría de los casos las 14 horas diarias.
• Los castigos propiciados hacia los trabajadores eran muy duros (entre ellos se encontraban el despido y
las multas).
• La división del trabajo se hace cada vez más intensa.
• La contratación de personal no calificado aumenta, personal que se especializa en actividades
rutinarias.
• De la mano con lo anterior muchas tareas no solo no necesitan calificación, sino que tampoco precisan
fuerza bruta, con lo que aumenta el trabajo de mujeres y niños, quienes son remunerados con un salario
menor que los hombres y son más fácilmente sometidos a la disciplina.
• Sin embargo, los trabajadores de oficio siguen teniendo un papel significativo, al menos hasta fines del
siglo XIX.

EL TAYLORISMO:

“El taylorismo, en su búsqueda del incremento de la productividad, dio un nuevo impulso a la DIVISIÓN DEL TRABAJO,
[…].
[…] el hombre queda sometido a la máquina: en lugar de dirigir los útiles de trabajo que emplea, el obrero [queda
añadido a] la máquina; la calificación del trabajo obrero se determina según el puesto de trabajo, y no en función de
la habilidad o el conocimiento técnico: las principales cualidades exigidas por la empresa son rapidez y precisión, […].
Se establece el salario pagado por pieza producida, lo que, según Taylor, debía motivar a los trabajadores para
aumentar la producción; la mecanización reduce el trabajo a un ciclo de actos repetitivos definidos por las normas de
rendimiento […]”
TORCUATO S. Di Tella (2006): “Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas”. Ariel. Buenos Aires. p. 677

EL FORDISMO:

Es un modo de producción en serie que supone una combinación de cadenas de montaje, maquinaria especializada,
altos salarios y un número elevado de trabajadores que permanecían fijos en sus puestos a lo largo de la cinta y solo
tenían que ajustar las piezas a la parte correspondiente cuando aquellas pasaban frente a ellos.
Este modelo funcionaba siempre que el producto pudiera venderse a un precio bajo. Fue llevado a la práctica por
Henry Ford, en su fábrica de automóviles en Estados Unidos.
Texto adaptado de ARTAGAVEYTIA, L. y BARBERO, C. (2016): “Historia 3: Mundo, América Latina y Uruguay 1895-2000”.
Santillana, Montevideo, p. 13
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DIFERENCIAS ENTRE LA PRIMERA Y LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

CARACTERÍSTICAS 1ª ETAPA (1750) 2º ETAPA (1870)


Mediados del siglo XVIII Mediados del siglo XIX
Inglaterra Europa: Holanda, Alemania,
PAÍSES INDUSTRIALIZADOS Francia, Bélgica
América: EEUU
Asia: Japón
Carbón
FUENTES DE ENERGÍA Máquina a vapor Electricidad
Hidráulica Petróleo
Siderúrgica
Textil Automotriz
PRINCIPALES INDUSTRIAS Metalúrgica Química
Minera Cine y fotografía
Bélica
Generadora de productos (tejedoras e Máquinas-herramienta (tornos,
MAQUINARIA hiladoras) fresadoras, rectificadoras)

Rotación de cultivos
Cercamiento de los campos Mecanización agrícola
AGRO Éxodo rural
Tránsito de la agricultura de consumo
a la agricultura de beneficio.
Ferrocarril
Ferrocarril Automóvil
MEDIOS DE TRANSPORTE Barco a Vapor Tranvía
Subterráneo
Aviones
Telégrafo Teléfono
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Correo Radio

Consumo para la satisfacción de Consumismo (el equilibrio


necesidades básicas, permitiéndose económico depende de la
CONSUMO algún gastro extra (dependiendo del extracción continua de unas
ingreso) necesidades de consumo cada
vez más variadas.
PUBLICIDAD La idea del ahorro está presente en la A gran escala, para convencer
sociedad de la primera Revolución a las masas que deben gastar
Industrial en lugar de ahorrar.
DIVISIÓN DEL TRABAJO Trabajo individual en la fábrica, se Fordismo y Taylorismo
participa en la totalidad de la
fabricación, pero no es creador.

LA SOCIEDAD INDUSTRIAL

La Revolución Industrial contribuyó a modificar la estructura social: la sociedad de clase pasó a tener grupos
abiertos; los hombres comenzaron a ser iguales ante la ley; la capacidad personal permitió acceder a otros
grupos.
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- LA BURGUESIA:
los empresarios pertenecen a la burguesía.
Al ocuparse de las actividades económicas despreciadas por la nueva nobleza (comercio, agricultura),
los burgueses tuvieron oportunidad de acumular capitales.
Con capital en mano y apoyada por el racionalismo científico que se puso al servicio de la economía, la
burguesía que accedió al poder político a través de las revoluciones, se transformó en la burguesía
industrial, rectora de la sociedad, desplazando a la antigua nobleza, al ser entonces sólo la fortuna
personal o familiar la “medida de todas las cosas”.
Los hombres que integraban este grupo social eran banqueros, comerciantes, industriales y
profesionales.
La burguesía -que acumulaba los beneficios de la industrialización- fue creando un estilo de vida propio,
con su filosofía utilitaria y sus valores bien determinados por la austeridad, el ahorro, el trabajo, un
marcado individualismo y una inmensa autoconfianza, además de las prácticas de caridad -que lo llevaron
a vincularse con la iglesia- y de un modelo de familia patriarcal.

- EL PROLETARIADO:
La nueva clase obrera estaba formada por miles de trabajadores industriales.
Los empresarios, en su búsqueda de obtener los máximos beneficios, pagaban bajísimos salarios.
Apareció aquí el trabajo de las mujeres en tareas inapropiadas, y de los niños a edades tempranas, que
una triste consecuencia de estas transformaciones.
Si bien la utilización de máquinas podía significar su trabajo más cómodo que el realizado por el
trabajador preindustrial, esta comodidad venia acompañada de jornadas interminables. Se trabaja en
condiciones insalubres, bajo una disciplina severa.
La gran mayoría de los obreros provenía de los medios rurales, lo que les supuso tener que adaptarse a
nuevas condiciones de vida y de trabajo.
Los salarios insuficientes llevaban al obrero a ocupar viviendas malsanas y a tener grandes carencias
alimentarias. Esta situación se agravaba si el trabajador era un niño.
Adaptado de CORRAL, B., AMESTOY, B. y Otros. “Historia. La construcción del mundo
contemporáneo”. CBU. III. Santillana. Montevideo.

REVOLUCIÓN FRANCESA

El proceso revolucionario francés es el acontecimiento más importante y polémico de todo el siglo XVIII. La
historiografía se ha preocupado constantemente de él y son miles los escritos que presentan a este
acontecimiento como una gran gesta o, por el contrario, como un acontecimiento pernicioso e innecesario para
Francia. A continuación estudiaremos este proceso para formularnos una opinión crítica a respecto y comprender
la trascendencia que esta tuvo.

CAUSAS

a. Ideas: Los filósofos ilustrados franceses aportan al aparato intelectual del proceso. La crítica de las instituciones
efectuada por Voltaire, la doctrina de la soberanía nacional de Rousseau y la separación de poderes postulada
por Montesquieu inspiran a los prohombres de la revolución.

b. Desajustes sociales: La sociedad estamental, con privilegios de la nobleza y el clero y problemas específicos para
cada estamento, se presentaba en el siglo XVIII como una estructura anacrónica.
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c. Problemas económicos: En 1788 el precio del trigo alcanzaba el máximo del siglo; el hambre empuja a las masas
a posturas exasperadas. Por otra parte el estado francés sufre un déficit crónico, los gastos son superiores a
los ingresos. La guerra de independencia americana ha provocado una sangría en las finanzas estatales francesas
de dos mil millones y medio de libras.

d. Crisis política: El estado francés esta envejecido; su administración debe ser renovada. La realeza se encuentra
sola. El rey gobierna sin parlamento (Estados generales), como un rey del siglo XVII. La división de poderes que
Montesquieu ha señalado como forma política adecuada, parece a los reyes, que concentran todo el poder en sus
manos, un atentado contra sus derechos que creen de origen divino.

PROCESO REVOLUCIONARIO

ETAPA MONÁRQUICA

a. Estados generales (mayo – junio 1789): La reunión de Estados generales se desarrolla en Versalles el 5 de mayo
de 1789, presidida por Luis XVI; tras largas y diversas discusiones se dan posturas encontradas entre el Tercer
Estado, la nobleza y el clero; en referencia al sistema de votación a aplicar. Por ello el tercer estado decide
romper con la legalidad y propone que se considere rebeldes a los que no acudan a la asamblea del Tercer
Estado (es decir a los representantes de la nobleza y el clero); el 17 de junio 1789 esta facción se adjudica el
nombre de Asamblea Nacional.

b. Asamblea Nacional (junio – julio 1789). El 20 de junio de 1789, al encontrar los diputados de la Asamblea
Nacional la cámara cerrada y ser informados de que Luis XVI presidiría una reunión real, deciden trasladarse al
salón del Juego de la Pelota, donde prestan juramento para que otorguen a Francia una constitución; para ello es
necesaria la instalación de la Asamblea Constituyente, la cual se da el 27 de junio.

c. Asamblea Constituyente (julio 1789 – 1791)

• Declararon la abolición de los derechos feudales y el diezmo; aprobaron la Declaración de los derechos del
Hombre y promulgaron la Constitución de 1791; la cual se basa en los siguientes puntos:
• División de poderes. El poder del rey está limitado por la Constitución y por el control de una Asamblea
elegida por la nación soberana.
• Constitución Civil del Clero. Los sacerdotes de consideran funcionarios públicos y han de jurar fidelidad a la
constitución.
• Categoría de ciudadanos activos, aquellos que poseen derechos políticos. Han de ser mayores de 21 años
y pagar una determinada renta. Debajo queda, sin derechos políticos, el llamado cuarto estado.

d. Asamblea Legislativa (1791 – 1792)

La mayoría de diputados fueron jóvenes debido a la prohibición de reelección que se dio anteriormente; en este
periodo se decreta el secuestro de los bienes de los emigrados y la deportación de parte del clero.

Las potencias europeas (Austria y Prusia), alarmadas por los sucesos franceses, se deciden a intervenir; esta guerra
fundirá la causa revolucionaria con la causa nacional en torno a la invasión extranjera, por su parte el rey ve en
esto su última esperanza. Un imprudente manifiesto de los prusianos, en julio de 1792, que amenaza con
destruir París si se ejerce violencia sobre Luis XVI, provoca la insurrección popular del 10 de agosto de 1792,
que derriba la monarquía (Asalto al palacio de las Tullerías y la suspensión de funciones del rey); en lo referente a
la guerra exterior, esta resulta favorable a los franceses revolucionarios con el triunfo en la batalla de Valmy
el 20 de septiembre de 1792.
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Se produce un nuevo debate sobre la forma adecuada de gobierno; finalmente se suprime la monarquía y se
proclamó la república; además se creo un nuevo calendario a partir del cual el año 1792 paso ha
convertirse en el año 1 de nuestra era.

ETAPA REPUBLICANA

Convención (1792 – 1795) – Directorio (1795 – 1799) – Consulado (1799 – 1804). Uno de los primeros temas en

discusión era la suerte que correría el rey, pues era visto como un conspirador contra el propio pueblo francés,
tras arduos debates se ordenó la ejecución del rey; esta se dio el 21 de enero de 1793. Otros aspectos que
destacan de la convención fueron:

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y una nueva
constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal.

Se creó el Comité de Salud Pública; lo cual dio inicio a la denominada etapa del Terror, dirigida por
Robespierre; entre 1793 y 1794 las condenas a prisión y muerte se convierten en algo normal por el simple
hecho de ser sospechoso contra la revolución.

Esta etapa sólo termina con la ejecución del propio Robespierre. En el año 1795 se da una nueva constitución, que
marca el inicio del Directorio, esta nueva constitución suprime el sufragio universal masculino, divide el poder
legislativo en dos cámaras y el ejecutivo reside en un directorio de cinco miembros: esta pluralidad refleja el
temor al poder excesivo de un hombre, al recuerdo amargo de la dictadura de Robespierre.

La inestabilidad vivida en Francia, motiva crecientes revueltas internas lo cual llevó a que Napoleón Bonaparte de
un golpe de estado el 9 de noviembre de 1799 (Golpe del 18 Brumario); suprimiendo el Directorio e
Instalando el Consulado, asumiendo los poderes junto con Sieyés y Roger Ducos.

Cuando Napoleón accedió al Consulado, según A. Soboul, “dos clases nacidas de la Revolución aspiraban
especialmente a la calma y estabilidad social: los campesinos propietarios, los cuales exigían mano dura contra
el bandolerismo y se mostraron hostiles a los intentos realistas de restauración, y la burguesía de los
negocios, para la cual la inestabilidad social y la prolongación de la guerra comprometían el auge de sus
empresas”. Termidoriana, directorial o Brumaria, la burguesía trataba de consagrar sus conquistas sociales y
políticas.

LA BANDA ORIENTAL

Fichas de Estudio sobre “La Banda Oriental en el siglo XVIII”

I) La Banda – frontera

1.- “La Banda Oriental es tierra de frontera, y frontera donde realmente se enfrentan las dos grandes potencias
colonizadoras de América del Sur, España y Portugal (...) La Banda Oriental es tierra de porfía. Portugal defiende
permanentemente la tesis de los grandes ríos para demarcar los límites de las Indias. No se trata de poseer unas
miles de leguas cuadradas más o menos, ni siquiera de ocupar una rica zona ganadera, sino de asegurarse las
conexiones fluviales al interior de sus comarcas mediterráneas sin sortear las penurias de los senderos de la selva
(...) La fundación de la Colonia del Sacramento en 1680 pretende afirmar, de hecho, la soberanía portuguesa sobre
la costa norte del Río de la Plata, a la vez que responde a determinados intereses económicos: Colonia está llamada
a ser la cabecera de puente desde la cual Inglaterra introducirá de contrabando sus mercaderías hacia el interior
del cerrado Imperio Español; por Colonia drenará también la plata potosina, que todavía baja con abundancia del
altiplano hacia Buenos Aires, su centro de exportación clandestino. Entre trámites burocráticos y asedios
militares, Colonia será canjeada, conquistada, arrasada casi por las balas del cañón hispánico. Medio siglo después
del primer establecimiento portugués de Colonia, la fundación de Montevideo será la respuesta de España
reafirmando así su posesión sobre las dos márgenes del Río de la Plata (...) Montevideo tiene, pues un sentido
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estratégico militar. Se construye para ser el fuerte desde el cual se detenga el avance portugués, se defienda la
entrada al río, y a la vez, servir de enclave estratégico al sistema de defensas organizado en guardias y fuertes
que irán diseminándose por todo el litoral, desde la laguna Merim hasta el río Uruguay. Es concebido además como
barrera de contención al contrabando que accede por mar o por tierra y como valla y freno de la evasión de
ganados hacia los dominios del Portugal. No obstante esos propósitos, de hecho y muy rápidamente, Montevideo se
transformará en el gran centro receptor e irradiador del contrabando extranjero y local.”. (“Colonia y Revolución”
de Blanca Paris de Oddone, incluido en “De la colonia a la consolidación del Uruguay”, E.B.O., 1973, p18-19).

II).- La Banda – pradera

2.- “Dos grandes centros de procreación tuvo el ganado vacuno en la B.O., divididas entre sí por el curso del río
Negro. La primera al Norte, en la zona misionera, derivando de la gran reserva de los Padres de la Compañía de
Jesús, organizada en la gran “vacaria dos pinheiros” (...) La segunda al sur, desde el núcleo originario introducido
por Hernandarias, dispersándose lentamente en el rumbo de las cuchillas, principalmente la del San Salvador y la
que divide aguas entre el Yí y el Santa Lucía, hasta traspasar las sierras del este, y llegar a las llanuras de Rocha
hacia el Yaguarón, constituyendo la famosa vaquería del mar, rica en 5 millones de cabezas. (...) De aquí resulta un
hecho excepcional en la historia: el ganado precede al hombre; se reproduce libremente sin mediar trabajo de
este y acaba de incorporarse a la geografía, como un elemento natural, que se ofrece a semejanza de un fruto. La
formación de estas “minas de carne y cuero” en la pradera oriental condiciona todo el proceso histórico, pero
particularmente en los inicios, porque aportó a la tierra baldía un incentivo económico determinante de la fijación
del blanco en ella. De la tierra ignorada, “sin ningún provecho”, de los buscadores de oro y plata, hemos llegado a la
codiciada “banda – vaquería” de los faeneros, de los bucaneros y de los banderaintes. Con las fundaciones de
ciudades y pueblos se pasa del sistema caótico de la vaquería al de la estancia. La vaquería implicaba la existencia
del ganado cimarrón o sin dueño y es independiente de la propiedad de la tierra; la estancia presupone, en cambio,
la propiedad sobre la tierra y las bestias. (...) Los pobladores de Montevideo recibieron en donación una “suerte de
estancia”, media legua de frente por una y media de fondo, que en las condiciones técnicas del siglo XVIII
implicaba una receptividad de 900 reses por suerte. La tierra se recibe con cargo a trabajo y población; el
hacendado vive en el campo y realiza faenas que implican al menos el comienzo de un sistema racional de
explotación: en una ganadería de campo abierto, sin cercados, se aplica el sistema de las rinconadas, que aprovecha
el embotellamiento del ganado en las encrucijadas de los ríos y arroyos para amansarlo y evitar su dispersión (...)
Pero todos estos trabajos (la yerra, la matanza selectiva, etc.) y todos estos resultados tienen por escenario los
establecimientos organizados, de área moderada, habidos por merced del fundador, simple denuncia o mera
ocupación (...) Este estanciero colonizador, propulsor de la riqueza, debió poseer la fortaleza necesaria para
afrontar la soledad y la rudeza del medio, expuesto a las acechanzas del bandolerismo. Para los trabajos de la
estancia se valió de gentes que convivieron con él y al abandonar la vida errante, se convirtieron en peones, los
paisanos, que deben distinguirse de los gauchos o gauderios (...) La estancia es un centro económico – social de vida
autárquica, donde se ofrece la posibilidad de trabajo; es un lugar de refugio en un medio inseguro, donde se
aguardan armas y puede organizarse una hueste para la guerra; es un núcleo generador de relaciones humanas, de
contactos civilizadores (religioso, de salud o diversión) Ella forma, junto con las capillas y las pulperías
diseminadas en la semidesértica área rural, los centros básicos de la sociabilidad campesina. Pero no todas
estuvieron organizadas de esta forma, ni desempeñaron el mismo papel. Los propietarios de las inmensas
extensiones de tierra que formaron los “latifundios coloniales” obtuvieron sus tierras por concesiones de la Corona
o con mayor frecuencia de las propias autoridades locales. Eran hombres influyentes para los que no rigió la ley del
trabajo y la obligación de la residencia (...) El sistema de denuncia por el costo del procedimiento administrativo,
por la demora en el trámite, por las diligencias que requería, solo estaba al alcance del opulento que además fuera
habitante de la ciudad, donde estas burocráticas gestiones se realizaban. Adquirido el bien, no lo poblaban; y
bastante corrientemente aplicaron la artimaña de efectuar la denuncia y tomar posesión, sin haber pagado las
compensaciones (...) Aquel latifundista, agraciado por merced o denunciante avispado, no poblaba con rodeos ni
levantaba rancho, ni abandonaba la ciudad, donde era comerciante o barraquero. Era un poseedor que detentaba la
tierra no para colonizar, sino para utilizarla como lugar de faena de ganado cimarrón que allí penetraba en busca
de pastos o aguadas y que quedaba encerrado en las rinconadas. Para disimular o como cebo, dejaba un rodeo con
el que atraía ganado silvestre, pero lo básico de sus actividades era la contratación de una partida de changadores
para que efectuara en su establecimiento una verdadera vaquería, o sea, una matanza de todo el ganado que
encontraran para extraerle los cueros y llevarlos a la ciudad a efectos de comercializarlos por el puerto. Una
tercera forma de explotación del ganado la aplicaron los changadores, gauchos o gauderios, por su cuenta e
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iniciativa en los campos realengos apartados. Se trata de una pura supervivencia de la vaquería que, por lo tanto,
coexiste en las formas más avanzadas de la estancia.” (“La Banda Oriental. Pradera. Frontera. Puerto”, W. Reyes
Abadie - O. Bruschera – T. Melogno, E.B.O., 1970, pp.13 a 43)

3.- “Las autoridades españolas procedieron en los primeros repartos de estancia a los pobladores de Montevideo
de acuerdo a un criterio relativamente lógico en lo social y en lo económico. A los primeros pobladores se les
otorgaba una “suerte” de campo, de media legua de frente por legua y media de fondo (el frente era menor que el
fondo porque limitaba con un río y arroyo o por lo que debía distribuirse entre el mayor número posible la
imprescindible aguada). Tal extensión equiparable en la actualidad a una 1875 has. (...) podía ampliarse reclamando
para cada hijo nacido del matrimonio fundador una suerte más (...). Los primeros reparto produjeron, por lo tanto,
un hacendado medio que pobló la tierra y residió habitualmente en ella, procurando por medio del rodeo, el amanse
de la novillada cimarrona, y vendiendo sus cueros a los comerciantes montevideanos o alguna partida de
contrabandistas que los pasaba al Brasil. (...) Feliz de Azara (...) señaló en su famosa “Memoria sobre el estado
rural del Río de la Plata”, una de las principales causales del latifundio: la “ley o cédula que ordena no dar tierra
sino al que las compre” (...) Otra causal del latifundio, que Azara no debió señalar por razones obvias, es la indicada
por Real de Azúa: las concesiones de la corona y en especial de las autoridades españolas locales a sus favoritos y
paniaguados, cuando no a sí mismas. Otras de las causas que contribuyeron a consolidar el latifundio fue que la
gran estancia era a menudo – no siempre – una respuesta muy efectiva a la situación de endémica inseguridad
creada por los indígenas y sus correrías, los gauchos y sus depredaciones, los portugueses y sus incursiones. La
gran estancia por lo general era un fortín y los peones armados, su mesnada. (...) El país fue colonizándose de sur a
norte (...) Desde la jurisdicción porteña y desde la montevideana, avanzó el movimiento de extensión progresiva de
las estancias. (Se ha) señalado que “(...) desde mediados del siglo XVIII hasta el final del coloniaje, la lucha entre
latifundistas y ocupantes sin títulos se desarrolló en cuatro o cinco oleadas, en cada una de las cuales se repitió el
ciclo de apropiación de la tierra fronteriza por hombres libres, despojo y apropiación por los grandes latifundistas
y emigración hacia una nueva frontera, seguida de nuevo despojo...”. Lo común fue el asentamiento y el límite vago,
hasta donde alcanzase el dominio efectivo y real del propietario, con una tendencia natural pero perturbadora, a
considerar intrusos a todos los que se establecieran en las cercanías, y con una predisposición al “pleito por
tierras” (...) A la ausencia de delimitación original clara como causa de (...) estafas debe sumarse la imprecisión de
igual denominación para arroyos que distaban entre sí ocho o diez leguas...” (“Bases económicas de la revolución
artiguista”, J.P.Barrán – B. Nahum, EBO 1972)

4.- “La “denuncia” era utilizada para desalojar anteriores poseedores o exigirles un contrato de arrendamiento u
otra forma de tenencia, o reducirlos a peones. Pero mientras hubo tierra y libre y “desarreglo de los campos” los
meros poseedores se desplazaban hacia tierras no ocupadas, perpetuando su condición itinerante. Los conflictos
entre denunciantes y ocupantes se entrecruzaron con otros entre distintos denunciantes.. Fueron frecuentes
también los conflictos de los Cabildos y las poblaciones con los grandes latifundistas que obstaculizaron el
establecimiento de poblados y de pequeña y mediana propiedad (...) A comienzos del siglo XVIII comienza la
explotación sistemática del ganado oriental por expediciones de vaquería procedentes de Santa Fe y de Buenos
aires por un lado y de los pueblos de las Misiones por el otro. Este cambio lo produce el aumento de la demanda
interna de ganado y la demanda externa de cueros. Los pueblos jesuitas, con una importante población,
necesitaban repoblar sus estancias destinadas al abasto (...). En la campaña de Buenos Aires el ganado cimarrón
se había ido internando en la pampa dominada por los indígenas (...). Por eso fue necesario recurrir al ganado de la
B.O. y las primeras vaquerías de porteños y santafesinos fueron arreos de ganado para repoblar sus estancias y
para el abasto de Buenos Aires (...). Vaquería era el lugar donde se concentraba el ganado cimarrón en grandes
cantidades, por sus aguadas y calidad de sus pastos, y también era el acto de “vaquear”, ya fuera para reunir
ganado que se arreaba para poblar las estancias de Buenos Aires, Santa Fe, Misiones o Brasil, o las incipientes de
Montevideo, ya fuera la caza para hacer cueros, sebos y grasa. Todo ello sin apropiación de la tierra. (...) La
vaquería fue el modo de producción predominante – casi exclusivo – hasta avanzada la segunda mitad del S. XVIII.
Constituye un modo de producción primitivo, depredatorio, puramente extractivo, anterior desde el punto de vista
del desarrollo de las fuerzas productivas al pastoreo... Es la caza indiscriminada del ganado salvaje para
aprovechar su cuero y su grasa, desaprovechando el resto del animal (...) El bajo desarrollo de las fuerzas
productivas: escasa población, primitivismo del transporte, mínimo nivel tecnológico de la explotación ganadera (la
mera producción de cuero), es el elemento que determina el predominio del latifundio (...) La estancia latifundista,
con predominio del ganado alzado y con una extensión desmesurada para la cantidad efectiva de ganado manso que
poseía, requería escasa mano de obra y arrojaba al hombre de campo a la vida itinerante (...) La propia existencia
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del latifundio fue un obstáculo al desarrollo de las fuerzas productivas: Los latifundistas se negaban al marcaje
del ganado. La indefinición de la propiedad del ganado facilitaba la vaquería indiscriminada, especialmente en
tierras realengas, y el contrabando. La indefinición de la propiedad de la tierra y el ganado, no solo por la falta de
cercos sino también por los títulos imperfectos, controvertidos o inexistentes y la lucha por la propiedad, quitaba
estímulo al poblamiento y a la cría del ganado (...) La ganadería de rodeo supone la apropiación privada del ganado y
también, aunque no necesariamente, la apropiación de la tierra (...) La aparición de la propiedad del ganado y de la
tierra suponen una relación social de exclusión: a partir de entonces hay hombres que poseen tierras y ganados y
hay otros que no los poseen (...) existían dentro de la unidad productiva estancia dos figura más. Una es el
“puestero”, que en los límites del establecimiento realiza una tarea de vigilancia y rodeo. Generalmente posee algo
de ganado y sus propios instrumentos de trabajo... El puestero recibe una parte del procreo y a veces alguna
retribución en especie; o dinero y paga en trabajo por el uso de la tierra (...) El “agregado” es alguien que vive en
tierra de otro, con su autorización; generalmente posee algunos animales y en algún caso siembra hortalizas, trigo
y maíz. Constituye para el estanciero una forma de obtener fuerza de trabajo (escasa) a cambio del uso de la
tierra (abundante). El agregado acceda a la subsistencia (al uso de la tierra) a cambio de realizar determinadas
tareas, de reconocer la propiedad y de dar apoyo en las épocas de inseguridad (...) Puede decirse en terminología
feudalizante que el estanciero recibe una renta de trabajo y el agregado el acceso a la tierra. (Millot, Julio;
Bertino, Magdalena. “Historia Económica del Uruguay”. Tomo 1. Montevideo. Fundación de Cultura Universitaria,
1991.)

III).- La Banda – puerto

5.-“Durante el último cuarto del siglo XVIII, Montevideo acrecentó su giro económico como centro acopiador de
cueros y puerto introductor de esclavos. Mientras el Reglamento de Comercio Libre de 1778, al habilitar el puerto,
promovió un considerable impulso material a la modesta ciudad, que cobra desde entonces su definitiva fisonomía
urbana (...) Comercio lícito e ilícito van transformando rápidamente a la plaza fuerte y apostadero naval en un
diligente centro comercializador. Y si aquella gran barraca de corambre que fue Montevideo a fines del siglo
XVIII se convirtió en la “llave” comercial del Río de la Plata, posición que motivara más de un enfrentamiento
entre comerciantes montevideanos y porteños” (Blanca Paris de Oddone, op.cit., p 25 –26)

6.- “En el permiso de libre comercio de 1778 concedido a Buenos Aires, se facultó a ésta para extender el
beneficio al puerto de Montevideo, cosa que se decidió favorablemente instalando su Aduana el 22/VIII/78 (...) El
mismo año de 1779 se creo la Comandancia de Resguardo de todas las rentas en Montevideo y Costas del Río de la
Plata, con sede en Montevideo, encargada de controlar buques y cargas, y reprimir el contrabando. La decisión de
radicarla en esta ciudad era lógica, ya que se preveía su contacto directo con España y la posterior introducción de
mercaderías en Buenos Aires e interior. (...). El libre comercio del 78 estimuló enormemente la explotación
ganadera de la Banda. Se valorizaron los ganados ante la perspectiva de su segura venta y exportación, y se
empezó al aprovechamiento del animal en forma más racional y completa, utilizándose ya no solo los cueros, sino
también el sebo, la grasa, la carne, las astas, etc. (...) En 1787 se concedió a la Compañía de Filipinas permiso para
la introducción de esclavos por Montevideo (...) los barcos podían (...)llevar de retorno cueros y frutos del país.
Esto provocó el contacto directo con Inglaterra y Portugal, lo que estimuló la introducción de numerosos efectos
de contrabando que venían con los esclavos. Además, y es importante, la relación directa puso en comunicación a
Montevideo y su Banda con los mercados compradores más amplio del mundo, lo que impulsó un aumento notable en
la cría del ganado y del comercio. Este beneficio y confirmó con el permiso de 1791, que convirtió a Montevideo en
el único puerto del Plata habilitado para la introducción de esclavos, y suscitó la consiguiente oposición de Buenos
Aires (...) A esto se unía la exportación creciente de tasajo, iniciada en 1785 por el capitán Juan Ros, quien
condujo un primer cargamento hasta La Habana donde lo colocó completamente (...) En 1795 se autorizó el
comercio del Plata con las colonias portuguesas del Brasil (...); todo este comercio, por resolución del Virrey, debía
concentrarse en Montevideo” (J.P.Barrán, op.cit.., p. 37 a 39)
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La Revolución Oriental (primera etapa, 1811 - 1820).

Dentro del conjunto de las Revoluciones Hispanoamericanas, la Revolución Oriental presenta ciertos rasgos de
singularidad, que las diferencia de las demás. Según los historiadores Barrán y Nahum, dichas características son:
- Fue una revolución de multitudes campesinas, no de élites ilustradas urbanas. El historiador Agustín
Beraza habla de un “ejército nuevo” para referirse a esta fuerza rural Oriental, compuesta por hacendados
y peones, por “vagos” del medio rural, por contrabandistas, indígenas, negros. Este “ejército nuevo” se
caracterizó por un aspecto exterior particular, la incorporación voluntaria de sus “soldados”, las armas
utilizadas (casi exclusivamente armas blancas, escasas armas de fuego), el carácter principal de la
caballería, la adaptación y el conocimiento del terreno en el cual luchaban, la identificación con su causa y
con su Jefe, Artigas.
- Fue una revolución iniciada en el medio rural, no en la ciudad; por el contrario, ésta (Montevideo) fue el
principal foco de la contrarrevolución.
- Las ideas del Jefe de esta revolución proponían soluciones radicales: república, federalismo, nueva
política de tierras,…

Para el historiador Agustín Beraza, los rasgos de excepcionalidad de la Revolución Oriental fueron:
- Su ámbito original (el medio rural) y su sector dirigente (el criollo – ganadero). La ciudad quedó al
margen de estos acontecimientos y perdió su tradicional predominio.
- La forma en la que se desarrolló este movimiento, dominada por un espíritu de violencia y rebeldía; fue un
movimiento que se desarrolló en forma tumultuosa.
- Las personas que participaron en el movimiento: la masa campesina en su doble integración, hacendados
propietarios y trabajadores rurales.
- El tipo de ejército que protagonizó este movimiento, un “ejército nuevo”.
Frente a la Revolución de Mayo de 1810, la posición de la Banda Oriental fue diferente, según se hable de su
campaña o de su ciudad (Montevideo). En Montevideo, la autoridad se encontraba en manos del Comandante de
Marina, Salazar, quien en 1810 es sustituido por el nuevo Gobernador de la ciudad, Vigodet, consumándose así
como foco realista en el Río de la Plata. En febrero de 1811, el Virrey Elío, instalado en Montevideo, le declara la
guerra a Buenos Aires. Para financiar esta guerra exige a los habitantes de la Campaña Oriental alojar a las milicias
españolas, pagar elevados impuestos, regularizar los títulos de propiedad a los ocupantes de tierras realengas bajo
amenaza de expulsión,... El descontento provocado por estas medidas dieron inicio a la Revolución en el medio
rural conocida como la “Admirable Alarma”. De este modo, en diferentes lugares de la Campaña Oriental surgieron
pronunciamientos de criollos en contra del gobierno de Montevideo y a favor de la Junta de Buenos Aires.

Como hecho que inicia la revolución en la campaña Oriental se toma la llamada “Admirable Alarma”, expresión con
la cual se designa el pronunciamiento de Asencio. A partir de aquí, la revolución se extendió rápidamente por toda
la campaña; el “Grito de Asencio” fue la “chispa” que encendió la revolución en el medio rural. El 28 de Febrero de
1811, Pedro Viera y Venancio Benavídez dieron comienzo al movimiento revolucionario Oriental, cuando a orillas
del Arroyo Asencio, actual departamento de Soriano, unieron a un grupo de gauchos y paisanos para expresar su
descontento hacia la presión española personalizada en la figura del Virrey Elío, instalado en Montevideo. Fue así
que este incipiente ejército revolucionario avanzó sobre la Campaña, integrándose espontáneamente a él los
habitantes de Mercedes, Villa Soriano, San José, Maldonado, Minas, San Carlos, y de esta manera prácticamente
todo el medio rural formaba parte de este movimiento. Al mismo tiempo, José Artigas, que había abandonado el
Regimiento de Blandengues, ofrece sus servicios a Buenos Aires y se incorpora al movimiento revolucionario
oriental. Su carisma y sus cualidades lo convirtieron en el líder de los hacendados, gauchos, paisanos, indios,
hombres sueltos, que formaron su ejército, quienes, como escribió el propio Artigas: “Corrían de todas partes a
honrarse con el bello título de soldados de la Patria”.
Estos primeros movimientos fueron bien vistos por Buenos Aires, designando entonces a Belgrano como Jefe del
Ejército de la Banda Oriental, a Rondeau como Segundo Jefe del Ejército, y a Artigas como Jefe de las Milicias
Orientales.

Rápidamente las milicias revolucionarias divididas en grupos avanzaron hacia Montevideo, armados con sables,
lanzas, cuchillos, entre otras armas, y el 18 de Mayo de 1811, en la localidad de Las Piedras, libraron su primera
batalla al encontrarse con el ejército español, comandado por Posadas, obteniendo su primera victoria gracias al
ingenio de Artigas para organizar su ejército, logrando “encerrar” a las tropas españolas, y estableciendo luego el
sitio de Montevideo. Con esta victoria creció el prestigio del ejército Oriental. Mientras tanto, en Montevideo, el
Virrey Elío ve reducido el abastecimiento de alimentos por el sitio, que impedía que llegaran del medio rural; a su
vez, el comercio se había interrumpido, por lo que la aduana no recaudaba fondos para mantener las tropas. Los
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revolucionarios controlaban entonces toda la campaña Oriental, y los realistas debieron encerrarse en Montevideo.
Las opciones entonces eran realizar un asalto rápido y sorpresivo a Montevideo (Artigas) o tomar Montevideo pero
no por asalto (Rondeau); esta última opción fue la que prevaleció.
Tomando en cuenta su situación, Elío solicita ayuda a la Corona Portuguesa, instalada en Brasil, para impedir que
los Orientales cumplan el objetivo de apoderarse de Montevideo. La Corona Portuguesa acepta ofrecer su ayuda ya
que siempre había anhelado conquistar esta zona para obtener la tan ansiada “frontera natural” del Río de la Plata;
así envía al llamado “Ejército Pacificador” al mando del General Diego de Souza. La Junta de Buenos Aires,
consciente de que no puede luchar en dos frentes al mismo tiempo (contra españoles y contra portugueses), accede
a la posibilidad de un acuerdo directo con el Virrey Elío (quien temía a los planes expansionistas portugueses), sin
consultar a los Orientales.

Fue entonces cuando Rondeau convocó a los Orientales en armas a conformar una Asamblea, que se congregaría
en la Panadería de Vidal (10 – 11 de Setiembre de 1811). En ella, los Orientales decidieron no reconocer el
acuerdo firmado entre Buenos Aires y Elío, proponiéndose continuar la guerra y solicitando al ejército bonaerense
que contuvieran a los portugueses mientras los Orientales mantenían el sitio de Montevideo.
Las negociaciones entre Elío y Buenos Aires continuaron a pesar de esto, llegándose a la firma de un armisticio
entre ellos en Octubre de 1811. Esta situación promovió la reunión de una nueva Asamblea de los Orientales, esta
vez en la Chacra de la Paraguaya (10 de Octubre de 1811). En ella, los Orientales decidieron levantar el sitio de
Montevideo, la partida del ejército “auxiliador” para Buenos Aires, y mantuvieron el no reconocimiento del armisticio
firmado por Elío y el gobierno de Buenos Aires. Además, nombraron a Artigas como su Jefe.
Pero Buenos Aires continuó con sus negociaciones, aceptando el armisticio firmado con Elío, lo que motivó al
reunión de una nueva Asamblea de los Orientales, esta vez en las riberas del Río San José; las principales
resoluciones de la misma fueron el no reconocimiento de la autoridad del gobierno de Montevideo (Elío), el
mantenimiento de la guerra por sí solos, la voluntad de emigrar y abandonar la Banda Oriental.
El 20 de Octubre finalmente se llega al definitivo “Armisticio de Octubre” entre el gobierno de Buenos Aires y Elío.
En ese mismo mes, las milicias Orientales se retiran del sitio de Montevideo e inician sus marchas hacia el Norte, en
una acción en la que fueron seguidos por miles de familias de la campaña. Fue la emigración (“éxodo”) de todo un
pueblo detrás de la persona a la que ellos mismos habían designado como su Jefe: José Artigas. Fue el Pueblo
mismo el que decidió seguirlo; prefirió dejar la tierra, incendiar las viviendas… Unas 4000 personas, entre las que
iban “(…) mujeres ancianas, viejos decrépitos, párvulos inocentes (…)” (según escribió Artigas), marcharon desde el
Paso de la Arena hasta el Daymán, recorriendo 550 Km en 59 días. Luego cruzaron el Río Uruguay para instalarse
en el Ayuí, en Entre Ríos. Hombres, mujeres, viudas, indios, negros, esclavos, iban entre carruajes, carretas, mulas,
caballos, bueyes y perros. Pero no eran sólo los paisanos sueltos, ni aquellos que debían su existencia a su jornal o
sueldo los que marcharon; vecinos establecidos, poseedores de buena suerte y de todas las comodidades que
ofrece este suelo, eran también los que se convertían repentinamente en soldados detrás de su Jefe; los que
abandonaban sus intereses, sus casas,… La expresión “Redota” (“derrota”) con la que los propios paisanos
designaron esta acción, significa a la vez la huida, el estar vencidos, la amargura, la contrariedad, la impotencia, el
sacrificio; según el historiador Carlos Maggi, describe el estado exacto en el que se hallaban los Orientales. Según
este historiador, sus determinantes principales fueron el pillaje realizado por los portugueses y los desertores,
sumado a las represalias que pudiera tomar contra ellos Elío; el entusiasmo con el que ya contaba la causa
revolucionaria y el prestigio de Artigas; la voluntad de emigrar de los Orientales, que ni el propio Artigas pudo
doblegar. Artigas perdió eficacia militar al hacerse cargo de la Redota. Es destacable la espontaneidad con la que
los Orientales despoblaron su tierra, abandonaron sus casas, y eligieron a un hombre que les brindaba seguridad y
libertad, para que los guiara. El campamento del Ayuí estuvo caracterizado por la falta de recursos, los
sufrimientos, la miseria.

Luego de que, en Octubre de 1812, José Culta (antiguo soldado de Artigas) formalizara el segundo sitio de
Montevideo, Artigas decidió volver a marchar sobre la ciudad, iniciando un nuevo cruce del río Uruguay e
instalándose en las márgenes del río Yí. En febrero de 1813, finalmente los Orientales se incorporaron al sitio. Al
mismo tiempo, el gobierno de Buenos Aires convocó a la elección de representantes para el Congreso
Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, frente a lo cual Artigas convocó una nueva reunión del
Pueblo Oriental para el 5 de Abril de 1813 en el paraje Tres Cruces. Este Congreso celebró dos sesiones, el 5 y el
20 de Abril; Artigas lo inaugura con un discurso en el cual pueden distinguirse algunas ideas fundamentales de su
pensamiento:
- Soberanía del Pueblo Oriental.
- Unidad nacional.
- Confederación interprovincial.
- Reconocimiento del Congreso Constituyente “por pacto”, bajo ciertas condiciones: logro de la unidad
rioplatense en el acatamiento a la Constitución que dicho Congreso elaboraría, sobre las bases de libertad,
libre determinación, soberanía particular de los pueblos.
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Luego de esto, los Orientales eligieron a sus representantes
para el Congreso, los que concurrirían al mismo con ciertas
instrucciones: las llamadas “Instrucciones del año XIII”.
Dentro de este documento se distinguen tres temas
fundamentales:
1- Organización general de las Provincias.
2- Cuestiones de interés para cada una de las
Provincias en lo político y económico.
3- Problemas particulares de la Provincia Oriental.
A continuación se desarrollará un resumen de las principales
disposiciones de estas Instrucciones:
- Artículo 1: se proclama la independencia absoluta de
las Provincias Unidas. En relación a su organización, se
propone un sistema federativo, fórmula de la unidad dentro de
la diversidad.
- Artículo 4: se establece que el fin último de todo gobierno debe ser preservar y garantizar la libertad, la
igualdad y la seguridad del pueblo.
- Artículo 7: se establecía el reparto de atribuciones entre el Gobierno Supremo de las Provincias Unidas (con
jurisdicción en los negocios generales del Estado) y los gobiernos particulares de cada Provincia (llamados
“gobiernos inmediatos”, a quienes correspondería el resto de los asuntos). La residencia del Gobierno
Supremo debía ser fuera de Buenos Aires.
- Artículo 20: se proclama el establecimiento de un gobierno republicano.

En estas Instrucciones se dejan ver las ideas políticas de Artigas de Confederación (unión ofensiva – defensiva de
las Provincias entre sí) y Federación (conformación de una unión política con una autoridad suprema y “gobiernos
inmediatos” de cada Provincia). En lo económico, las Instrucciones consagraron la libertad de comercio
interprovincial: el conjunto de las Provincias Unidas, desde el punto de vista político, constituiría también una unidad
económica en la que no podrían existir aduanas interiores que graven el comercio entre ellas.

Los diputados Orientales viajaron a Buenos Aires en Mayo de 1813; en Junio, la Asamblea Constituyente estudió su
situación, decidiéndose a rechazar sus poderes argumentando “vicios de forma” en su elección. Tras estas
contrariedades, Artigas decide abandonar el sitio de Montevideo (enero 1814), marchando con dirección al Litoral.
Pretendía ganarse el apoyo de las fuerzas entrerrianas, misioneras y
paraguayas de la frontera, y expulsar a los jefes locales
representantes del centralismo porteño.
La visión de Artigas abarcaba dos regiones: mediterránea (de
economía minera, agrícola y artesanal, articulada en el Paraná por el
puerto de Santa Fe); litoral (de economía agrícola – ganadera, con un
puerto transatlántico, Montevideo). El federalismo artiguista
proporcionaba a toda esta zona una fórmula de integración eficaz, en
la que cada Provincia podría contar con un “gobierno inmediato”
capaz de asegurarles el ejercicio directo de su soberanía particular.
Es por esto que se explica la oposición de intereses entre las
Provincias del interior y Buenos Aires. Para el patriciado porteño, la
Revolución debía consagrar un sistema político que le diera la
subordinación de toda la región, a la que veía como el mercado de colocación de las manufacturas extranjeras de
las que la misma Buenos Aires era intermediaria. Para los pueblos del interior, era necesario defenderse de esta
absorción por parte de Buenos Aires, para salvar su economía y el ejercicio de su autodeterminación; todo esto se
los brindaba Artigas y su “sistema de pueblos libres”.
En la construcción de este sistema, Artigas preveía una primera etapa, en la que se proclama la independencia
particular de cada una de las Provincias y, constituido él mismo como su “Protector”, garantizaría ante todo su
seguridad (Confederación). Preveía, además, una segunda etapa en la que, por la expresa voluntad de todas las
Provincias, se lograría la “unión federal”, sin perjuicio de la libertad de cada Provincia (Federación). En los hechos,
su accionar logró cumplir la primera etapa, constituyendo una Confederación de Provincias bajo la dirección política
de Artigas como “Protector de los Pueblos Libres”. Se trató, entonces, de un régimen de Protectorado, conformado
por las siguientes Provincias: Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Córdoba y la Provincia Oriental.
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En lo económico, en Setiembre de 1815, Artigas aprobó el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para
las Provincias confederadas. En éste se establecía que las Provincias podrían lograr evitar la intermediación
bonaerense a través del Puerto de Santa Fe y, desde allí, a Montevideo. Artigas prohibió todo comercio con Buenos
Aires; los puertos utilizados fueron Montevideo, Colonia, Maldonado, Santa Fe. Buscando garantizar la unión
aduanera entre las provincias (paso importante para que su integración política se fundamentara también en una
unión económica); se aplicaría un arancel uniforme, a pagar en los lugares de origen o destino, eliminando los
impuestos interprovinciales. Se buscaría proteger la producción artesanal local frente a la introducción de productos
extranjeros competitivos, y estimular la exportación de los productos regionales. Regular el comercio exterior era
esencial para la política económica del artiguismo y se buscó alcanzar este objetivo mediante aranceles aduaneros,
con tarifas diferenciales que aspiraban a favorecer la comercialización de los productos americanos y su
competitividad frente a los productos extranjeros. En relación con las llamadas “Introducciones” (importaciones) se
establecía que los productos no americanos pagarían un impuesto del 25% con excepciones; por ejemplo, caldos y
aceites 30%; papel y tabaco negro 15%; ropas hechas y calzado 40%. Los productos de América pagaban 4% de
derechos de aduana. El reglamento también mencionaba la existencia de “productos libres” de pagar derechos
como por ejemplo las máquinas, los libros e imprentas, la pólvora, medicinas, entre otros. En materia de
“extracciones” (exportaciones), todas eran gravadas con un impuesto del 4%, con
excepciones tales como los cueros, que pagaban un real por cada uno, un 4% de
alcabala y 2% de subvención. También hacía referencia además en forma especial a
las exportaciones “libres de derechos”, que eran las harinas de maíz y galletas de
producción provincial.

Todo el programa artiguista se articulaba sobre una base regional, integrando las
Provincias de la Liga Federal en una unión mercantil y aduanera que fomentara el
progreso de cada zona, la defensa de la producción local, la vinculación con los
mercados internacionales. El eje portuario del sistema era Montevideo. Se tomaron
medidas tendientes a la protección del ganado, a reprimir el contrabando, a
regularizar los servicios de transporte y comunicación, a promover las incipientes
“industrias” (por ejemplo: saladeros).
En este marco, para que éste tuviera éxito también en la Provincia Oriental, debía
lograrse restablecer sus fuentes de riqueza, objetivo que se manifestó
ideológicamente en el Reglamento Provisorio de 1815. Surge de ciertas
deliberaciones realizadas entre Artigas y el cuerpo de hacendados Orientales, en
Agosto de 1815. Finalmente, el 10 de Setiembre de 1815 se aprobó el documento
formal del “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de
su campaña y seguridad de sus hacendados”, que en lo fundamental establecía lo siguiente:
- Artículos 1º, 2º, 4º, 5º, 20º, 26º, 27º, 29º; Administración de Justicia: el Alcalde Provincial será juez de
campaña, y contará con subtenientes de campaña y jueces pedáneos como colaboradores. Éstos deberán
distribuir y fomentar la producción de los terrenos, además de velar por la aprehensión de los “vagos” de la
campaña; para desarrollar esta tarea los hacendados deberán entregar papeletas a sus peones, y los que
no las poseyeran serían aprehendidos.
- Artículo 3º; nueva división de la Provincia Oriental: dos gobiernos territoriales (Norte – Sur del Río
Negro).
- Artículos 12º, 13º, 14º, 15º; repartición de tierras: éstas serían tomadas de los “(…) emigrados, malos
europeos y peores americanos (…)”. También serán repartibles los terrenos que, entre 1810 y 1815 hayan
sido repartidos por el gobierno de Montevideo. En tal acción se tomará en cuenta, además, si sus dueños
son solteros o casados, de éstos se considerará si tienen hijos, a los que se les otorgará lo necesario para
subsistir. Con respecto a los solteros, sus tierras serán enteramente disponibles.
- Artículos 6º y 7º; personas a las que se les entregarían tierras: primeramente se consideraba que debía
poblarse la campaña con “brazos útiles”. Además, se cuidaría de que “los más infelices sean los más
privilegiados”. En tal sentido, serían agraciados con “suertes de estancia” los negros libres, los zambos de
esta clase, los indios y criollos pobres, las viudas pobres con hijos; serán preferidos, así mismo, los casados
a los americanos solteros, y éstos a cualquier extranjero.
- Artículos 8º, 9º, 10º; procedimiento para adquirir las tierras: inscribirse ante el Alcalde Provincial, el que
remitirá el registro al gobierno de Montevideo, el que determinará la donación y la marca de su propiedad.
- Artículo 16º y 22º; condiciones del los terrenos a repartir: éstos poseerán legua y media de frente y dos de
fondo. Se procurará que los terrenos posean aguadas y, en lo posible, linderos fijos. Los terrenos serían
poblados con ganado también donado.
- Artículos 11º, 17º, 19º; obligaciones de los agraciados: los poseedores se encuentran obligados a
construir un rancho y dos corrales en 2 meses, otorgándoles un mes más de prórroga. No podrán enajenar
o vender estas suertes de estancia. Se prohíbe la matanza de ganado que no sea de la propia marca.
- Artículo 24º; se prohíbe la extracción de ganado para Brasil y la matanza del hembraje.
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- Artículo 25º; creación de una policía de campaña.
- Artículo 27º; obligatoriedad de que todo peón rural posea de su hacendado una “papeleta” o documento de
identidad.
Lo realmente innovador de este Reglamento reside en el origen de los terrenos repartibles, en el que se empleaba
un criterio “revolucionario”, adoptando este criterio tanto para el retiro de los terrenos como para el reparto de los
mismos. Otro aspecto innovador fue la exigencia de papeletas de empleo a los peones, lo que constituía un intento
por asentar al gaucho nómade y una concesión a los hacendados. Con respecto a sus fines, busca principalmente
destruir el semi – nomadismo del gaucho y crear una fuerza social (clase media rural) comprometida con el
resultado final de la revolución.
Según Barrán y Nahum, este Reglamento tuvo dos objetivos claros:
1- Político – social: crear una clase media de propietarios rurales comprometida con el resultado de la
Revolución.
2- Económico – social: proporcionar seguridad al hacendado y sedentarizar al gaucho, con el objetivo de
restaurar la producción.
Según estos historiadores, la aplicación de este Reglamento no fue del todo satisfactoria. Muy pocos interesados se
presentaron para adquirir las suertes de estancia, gracias a la indiferencia de la población, la abundancia de ganado
libre, la inseguridad de la campaña, la ineficiencia de la policía de campaña, la tendencia nómade del gaucho. Otros
factores que también obstaculizaron la aplicación de este reglamento fueron el recelo y la oposición al mismo por
parte de los sectores poseedores (grandes hacendados, quienes lo vieron como una amenaza a su posición
dominante), las reparticiones arbitrarias en cuanto a los límites de los terrenos, la falta de recursos por parte de los
nuevos poseedores de tierras para poder producirlas, las divisiones de las suertes de estancia por herencia a la
muerte de su poseedor, la posibilidad de acumular tierras cuando no existen linderos fijos.

Pero, sobre todo, las próximas invasiones portuguesas dejarán en suspenso el logro de estos objetivos. Con el
objetivo de vencer a Artigas, la diplomacia secreta del gobierno de Buenos Aires tramó, entre 1816 y 1817 en la
Corte de Río de Janeiro, la invasión de la Provincia Oriental por los ejércitos portugueses, iniciándose así el período
de la historia nacional conocido como “Dominación Luso – Brasileña”. En este proceso, los beligerantes fueron,
de un lado, los orientales liderados entonces por el caudillo José Gervasio Artigas y algunos caudillos de otras
provincias que componían la Liga Federal y que optaron por seguirlo; del otro lado combatieron las tropas del Reino
Unido de Portugal, Brasil y Algarve, dirigidas por Carlos Federico Lecor. En el frente naval, el conflicto excedió
ampliamente la región del Río de la Plata y el litoral argentino para extenderse globalmente, ya que los corsarios
artiguistas acosaron a los buques portugueses y españoles en Europa, África y el Caribe.

Al finalizar la invasión portuguesa, al menos 4.000 orientales (el 6% de la población de la Banda Oriental) habían
muerto en tres años y medio de resistencia. Artigas se dirigió entonces hacia la banda occidental del río Uruguay,
acompañado por 300 jinetes. En tanto, los caudillos federales Francisco Ramírez de Entre Ríos, y Estanislao López
de Santa Fe, siguiendo órdenes de Artigas avanzaron hacia Buenos Aires y el 2 de febrero de 1820 derrotaron al
entonces director supremo José Rondeau en la batalla de Cepeda. Rondeau se vio obligado a renunciar y lo
sucedió Manuel de Sarratea. Sarratea salió de la ciudad y en la actual ciudad de Pilar, a 5 leguas de la ciudad de
Buenos Aires, se encontró con los caudillos vencedores. Luego de una breve negociación, allí se firmó el 26 de
febrero de 1820 un acuerdo o pacto entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe que establecía la
paz y la asunción del federalismo, en lo que se conocería como el Tratado del Pilar. Se convenía que en el plazo de
dos meses se reuniría un congreso de diputados de las tres provincias (al que se invitaba a las demás a sumar sus
representantes) para constituir un gobierno central que instauraría el sistema federal. Se aprobaba una amnistía y
decretaba la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay. Las autoridades del régimen caído debían afrontar un
juicio público ante un tribunal que se designaría oportunamente. Respecto a la Provincia Oriental, invadida y
ocupada, se decía que ante “la invasión con que amenazaba a Santa Fe y Entre Ríos una potencia extranjera, que
con respetables fuerzas oprime a la provincia aliada de la Banda Oriental”, los gobiernos de aquellas esperaban de
Buenos Aires “auxilios proporcionales para resistir cualquier eventualidad”. Se agregaba que: “(...) aunque las partes
contratantes están convencidas de que todos los artículos arriba expresados son conformes con los sentimientos y
deseos del Eximo. Sr. Capitán General de la Banda Oriental d. José Artigas, según lo ha expuesto el Sr.
Gobernador de Entre Ríos, que dicen hallarse con instrucciones privadas de dicho Sr. Eximo. Para este caso, no
teniendo suficientes poderes en forma, se ha acordado remitirle copia de esta acta para que, siendo de su agrado
enteradle desde luego las relaciones que puedan convenir a los intereses de las provincias de su mando, cuya
incorporación a las demás federales se mirará como un dichoso acontecimiento.“ No se declaraba la guerra a
Portugal, como había sido exigencia tajante de Artigas. Se definía a la Provincia Oriental como “aliada” y se le
negaba por lo tanto, el carácter de miembro de una alianza ofensivo-defensiva (lo mismo respecto de Corrientes y
Misiones, pero estas no estaban ocupadas). Se negaba a Artigas el tratamiento de “Protector de los Pueblos Libres”
y se le nombraba solamente como “capitán general de la Banda Oriental”. De esta manera, Ramírez y López, en
virtud de la situación ventajosa en la que estaban, tomaron distancia de su hasta entonces jefe, Artigas, restándole
autoridad sobre sus provincias. Se afirma que, junto al acuerdo firmado, hubo un pacto verbal secreto entre
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Sarratea y Ramírez, por el cual Buenos Aires se comprometía a apoyar a este último en su previsible guerra contra
Artigas. La unidad del movimiento federal se quebraba irremediablemente.

El pacto de Pilar, que para Artigas fue una “confabulación con los enemigos de los pueblos libres para destruir su
obra y atacar al jefe supremo que ellos se han dado para que los protegiese”, derivó en una guerra con Ramírez y la
firma del Pacto de Avalos con Corrientes y Misiones. Ramírez derrotó a la pequeña tropa de Artigas en una
sucesión de enfrentamientos entre junio y agosto de 1820. En septiembre Artigas se exilió en el Paraguay, lo que
implicó el fin del ciclo histórico de casi una década.

Sin embargo, el Pueblo Oriental permaneció fiel a la causa de su independencia, a pesar de que un sector de los
Orientales apoyó a Lecor. Fue este último sector el que conformó el “Congreso Cisplatino”, en 1821, en el cual se
sancionó la incorporación de la Provincia Oriental al Reino de Portugal, con el nombre de “Provincia Cisplatina”.
Pero la conquista portuguesa no cumple con los objetivos esperados; se trató de una operación puramente militar,
que no solucionó los problemas que aquejaban a la Provincia. El descontento generado entre los Orientales por
este dominio tuvo oportunidad de manifestarse cuando, en 1822, aprovechando el alejamiento del Rey de Portugal,
Juan VI, el partido independentista de Brasil logró la rebelión del príncipe, Pedro, representante del rey en América.
Es así que en setiembre de 1822, Brasil proclamó su independencia de Portugal. En la Cisplatina, este hecho dividió
en dos a los invasores: Lecor (gobernador supremo), que era brasileño; Da Costa (jefe de la junta militar), que era
portugués. En Octubre de 1822, un sector de los Orientales formado en apoyo a Lecor, comunica ante la Corte de
Río de Janeiro el sometimiento de la Cisplatina, iniciándose así la dominación brasileña de la Provincia.

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