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constricciones de un orden social mediante la creación de otro orden social menos limitado.
A diferencia de Hegel, no considera que esas limitaciones y constricciones sean las de un
esquema conceptual dado. Lo que constituye un orden social, a la vez sus posibilidades y
limitaciones, es la forma dominante de trabajo por la que se produce su sostén material.
Las formas de trabajo varían con las formas de tecnología; y la división del trabajo y la
consiguiente división entre amos y trabajadores establecen una separación en la sociedad
humana y el surgimiento de las clases y los conflictos entre ellas. Los esquemas conceptuales
con que los hombres captan su propia sociedad tienen un doble papel: en parte revelan la
naturaleza de esa actividad y en parte ocultan su verdadero carácter. Así, la crítica de los
conceptos y la lucha por la transformación de la sociedad necesariamente van de la mano,
aunque la relación entre estas dos tareas variará según los diferentes periodos.
Este reemplazo del autodesarrollo hegeliano de la Idea absoluta por la historia económica y
social de las clases conduce a una transformación de la visión hegeliana sobre el
individualismo. Según Hegel, los diversos esquemas conceptuales individualistas son a la vez
realizaciones y obstáculos para ulteriores realizaciones, es decir, estadios en el desarrollo de
la conciencia humana sobre la moralidad que revelan a su vez sus limitaciones paniculares.
Así, son considerados también por Marx. Pero sólo pueden comprenderse si se los interpreta
en el contexto de la sociedad burguesa.
Muchos preceptos semeJantes aparecerán, por cierto, en las moralidades de cada clase, sim-
plemente en virtud de que cada clase es un grupo humano, pero no servirán para determmar
las relaciones entre las clases.
Una vez delineados estos. antecedentes, creo que se comprenden como totalmente
compatibles consigo mismas las actitudes de Marx en diversas ocasiones con respecto a la
formulación de juicios morales. Marx creyó, por una parte, que en los asuntos relacionados
con el conflicto entre las clases sociales, la invocación a los juicios morales no sólo carecía de
sen tido sino que era positivamente engañosa. Así, trató de eliminarlos ala mados a _ la
justicia para la clase obrera de los documentos de la primera InternaciOnal. Pues ¿a quiénes
se dirigían estos llamados? Presumible mente a los responsables de la explotación; pero
ellos actuaban de acuerdo con las normas de su clase, y, aunque puedan encontrarse filan
trópicos moralistas individuales entre la burguesía, la filantropía no puede alterar la
estructura de clases. Sin embargo, se puede usar un lenguaje moralmente valorativo, por lo
menos en dos sentidos. Puede usárselo simplemente en el curso de una deSCripción de
acciones e instituciones: Ningún lenguaje adecuadamente descriptivo de la esclavitud podría
deJar de condenar a cualquiera que tenga ciertas actitudes y metas.
Podemos expresar de otra forma la actitud de Marx hacia la moralidad. El uso del
vocabulario moral siempre presupone una forma compartida de orden social. El llamado a
los principios morales en contra de un estado de cosas existente es siempre un llamado
dentro de los límites de esa forma social, y para formular un llamado en contra de esa forma
social debemos encontrar un vocabulario que no presupone su existencia. Un vocabulario
semejante se encuentra bajo la forma de la expresión de deseos y necesidades que no
pueden satisfacerse en la sociedad existente y que exigen un nuevo orden social. Así, Marx
dirige un llamado a los deseos y necesidades de la clase obrera en contra del orden social de
la sociedad burguesa. Pero nunca plantea dos preguntas que son decisivas para su propia
doctrina. La primera se refiere al papel de la moralidad dentro del movimiento de la clase
obrera. Puesto que considera que la creación de la clase obrera ha sido determinada
económicamente por el desarrollo del capitalismo, y que las necesidades del capitalismo
obligarán . a la clase obrera a opone?e conscientemente a este sistema, nunca examina el
problema de los prmcipios de acción que darán forma al movimiento de la clase obrera. Esta
omisión forma parte de una laguna más general en su argumentacION Marx es bastante
preciso con respecto a la naturaleza de la decadencia del capitalismo; y aunque sus
afirmaciones sobre los detalles de la economía socialista sean dispersas, podemos considerar
que se ajustan a su propio punto de vista. Pero no es explícito con respecto a la naturaleza
de la transición del capitalismo· al comunismo. Por eso nos quedamos en la incertidumbre
sobre la forma en que Marx cree posible que una sociedad presa de los errores del
individualismo moral puede llegar a darse cuenta de ellos y trascenderlos.