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La Acción.

Concepto
En temas anteriores hemos abordado lo referente a la jurisdicción y al proceso,
es decir, se ha señalado que el Estado mantiene el monopolio de
la administración de justicia (jurisdicción) ya que los ciudadanos no pueden
tomarla y ejercerla a su voluntad; así, es el Estado el encargado de
esta función pública, la cual realiza a través o por medio del proceso, pero
para que el Estado pueda ejercer su función mediante la tramitación de un
proceso, se requiere que el individuo solicite la tutela jurídica, ya que el
proceso funcionará en la medida que la parte lo inicie, todo en función de
los principios romanos «nemo iudex sine actore» y «ne procedat iure ex
officio», y ese ejercicio o iniciativa de reclamar el poder o la tutela
jurisdiccional es denominado acción.
El vocablo acción proviene del latín actio, que significa ejercer, realizar, el
efecto de hacer, posibilidad de ejecutar alguna cosa.
En el ámbito jurídico, la palabra ha tenido diversas acepciones; así,
encontramos acción utilizado para referirse a la realización de un hecho
punible; para diferenciar las diversas ramas de derecho, bien procesal, laboral,
penal, de niños y adolescentes, contencioso administrativo; para determinar
la clase de derecho material que se hace valer en el proceso, tales como acción
reivindicatoria, acción posesoria, de nulidad entre otras, suele utilizarse para
calificar la clase de bien sobre la cual recae la relación jurídica material
ventilada, tal como acción mobiliaria o inmobiliaria; y finalmente, suele
utilizarse según la persona o los bienes, acción real o personal.
Para VÉSCOVI, la acción consiste en el poder (abstracto) de reclamar
determinado derecho (concreto) ante la jurisdicción (el Poder Judicial o
tribunales), y ese poder determina la obligación del órgano jurisdiccional de
atenderlo, de darle movimiento, de poner en marcha el proceso, por lo que en
definitiva quien ejerce el poder tendrá respuesta: la sentencia.
Sigue diciendo el autor, que la acción consiste en reclamar un derecho ante el
órgano jurisdiccional y obtener, como resultado, el proceso, que debe terminar
con una sentencia, por lo que la finalidad, es tener acceso a la jurisdicción,
siendo el famoso derecho de acceso al tribunal, a ser escuchado, a que se
tramite un proceso para dilucidar la cuestión planteada.
Concluye el autor conceptuando a la acción, como un derecho subjetivo
procesal, y por consiguiente, autónomo e instrumental, o el poder abstracto de
reclamar ante el juez (el órgano jurisdiccional del Estado) un determinado
derecho concreto, éste sí, que se llama pretensión.

RENGEL ROMBERG, define la acción como el derecho subjetivo o el poder


jurídico concedido a todo ciudadano, para solicitar al juez, la composición de
la litis, mediante la actuación de la pretensión que hace valer el demandante
contra el demandado.
Para COUTURE, la acción es el poder jurídico que tiene todo sujeto de
derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamarles la
satisfacción de una pretensión; ya no es el derecho material del actor ni su
pretensión a que ese derecho sea tutelado por la jurisdicción, sino el poder
jurídico de acudir a los órganos jurisdiccionales.
Devis ECHANDÍA, define la acción como el derecho público, cívico,
subjetivo, abstracto y autónomo, que tiene toda persona natural o jurídica, para
obtener la aplicación de la jurisdicción del Estado a un caso concreto mediante
sus sentencias, a través de un proceso, o para pedir que se inicie la
investigación penal previa al proceso.
Dice al autor que la acción es una actividad jurídica por naturaleza, puesto que
origina relaciones jurídicas, derechos y obligaciones, cargas y facultades.
Es subjetivo, dado que no es un simple poder o una facultad inherente al
derecho de libertad o a la personalidad, que pertenece a todas y cada una de
las personas físicas o jurídicas que quieran recurrir al Estado para que les
preste el servicio público de su jurisdicción.
Es un derecho autónomo, público, individual o abstracto, que pertenece
al grupo de derecho cívicos, cuya raíz se encuentra en las garantías
constitucionales del particular frente al Estado y cuyo origen puede ser común
a todos los derechos de petición a la autoridad.
Los sujetos de la acción son únicamente el actor (sujeto activo) y el Estado a
quien se dirige a través del Juez, que es el órgano mediante el cual se actúa
(sujeto pasivo). Ni el demandado ni el imputado son parte de la acción,
únicamente lo son de la pretensión o acusación.
El objeto de la acción es hincar el proceso y a través de él obtener la sentencia
que lo resuelva.
Consideramos, siguiendo a BELLO LOZANO, que la acción es el nervio del
derecho procesal, y en el fin del Estado moderno, es solamente a él a quien
corresponde resolver los conflictos surgidos entre las personas mediante el
ejercicio de la función jurisdiccional, consistente en el estudio y decisión de
los litigios aplicando a cada caso en particular el derecho subjetivo.
Como expresa Pineda León, citado por BELLO LOZANO, es el derecho
puesto en pie de guerra, para enervar los obstáculos que se oponen en contra
de su eficacia.
Es el derecho, poder o potestad que tiene toda persona natural o jurídica, en
fin, todo ciudadano de reclamar del Estado la jurisdicción, solicitándole un
derecho determinado o concreto, que es la pretensión, para obtener como
resultado el proceso, el cual terminará mediante la decisión que resuelva
el conflicto planteado.
El derecho de acción en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, se encuentra regulada en los artículos 26 y 51, y al efecto la
primera de las normas expresa:
Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de
justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o
difusos; a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente.
El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea,
transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles».
Pero el derecho de acción y petición consagrado en la Constitución de la
República, no solo se limita al ámbito nacional, sino que por el contrario,
la ley fundamental extiende el mismo al ámbito internacional, solo en lo
referente a los derechos humanos, y al efecto el artículo 31 señala:
Toda persona tiene derecho, en los términos establecidos por los tratados,
pactos y convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a
dirigir peticiones o quejas ante los órganos internacionales creados para tales
fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus derechos humanos.
El Estado adoptará, conforme a procedimientos establecidos en esta
Constitución y en la ley, las medidas que sean necesarias para dar
cumplimiento a las decisiones emanadas de los órganos internacionales
previstos en éste artículo».
LA ACCIÓN EN EL DERECHO ROMANO
Como se señalara, el término "acción" proviene del vocablo latino actio, y
como expresa Véscovi, todos los autores citan al famoso texto de Celso que
sirvió por siglos para definir la acción: nihil aliud est actio quam ius
persequendi in iudicio quod sibi debeatuf:; que significa: La acción no es sino
el derecho a perseguir en juicio lo que se nos debe, en otros términos, como
expresa el citado autor, quien tiene el derecho tiene la acción.
Para Celso, la acción en el período formulario, era el derecho concebido por el
magistrado para acudir ante el juez haciendo valer su fórmula, ya que era el
pretor o magistrado quien redactaba la fórmula ante el reclamo del interesado,
por lo que siempre las acciones estaban por encima del derecho y eran las que
importaban, pues éstos eran definidos por aquellas.
De esta manera, la acción era la fórmula a través de la cual podía el pretor o
magistrado absolver o condenar a un sujeto, siendo un derecho autónomo que
se originaba en la fórmula, que era considerado lo principal (acción), en tanto
que el derecho defendido era lo accesorio.
En el derecho romano, la acción se confundió con el derecho mismo, por lo
que el interrogante no consistía en saber si se tenía o no el derecho a una cosa,
sino si se tenía la acción de reclamar, todo lo cual originó, que por
mucho tiempo se confundiera con el derecho subjetivo, llegándose incluso a
decir, que se trataba del mismo derecho subjetivo transformado para la lucha
(armée et casquée en guerre), cuando era desconocido.
En la última etapa del derecho romano, expresa Azula Camacho, denominado
extraordinario, se caracterizó por la eliminación de la fórmula y
el conocimiento de toda la actuación por el mismo sujeto o funcionario ya
investido de jurisdicción, considerándose la acción como el derecho que se
hacía valer en juicio.
TEORÍAS SOBRE LA ACCIÓN
Teoría Clásica o Monista
Esta constituye la primera tendencia relacionada con la teoría sobre la acción,
la cual la identifica con el derecho sustancial mismo, siendo ésta la teoría
unitaria de la acción y el derecho.
Según esta tendencia, la acción constituye solo un elemento del derecho
sustancial, relacionándose la idea de la acción con la de lesión de un derecho
sustancial, concibiéndosele, como expresa Echandía, como un poder inherente
al derecho subjetivo de reaccionar contra la lesión.
Entre los seguidores de esta doctrina encontramos a Oémolombe (1806), para
quien la acción no es ya lo primero y el derecho subjetivo lo segundo, por el
contrario, estos factores se invierten, pasando a convertirse el derecho
subjetivo en la entidad importante, donde no hay acción sin derecho.
Otros seguidores de esta corriente, fueron Garconnet y Savigny, este último,
quien incluyó un nuevo concepto de la acción, consistente en que la violación
del derecho sustancial daba origen a otro derecho que tenía por contenido una
obligación del violador de cesar la violación, dependiendo el derecho de
acción, de la existencia del derecho sustancial y de su violación.
Esta novedosa concepción sigue permaneciendo en la teoría monista, puesto
que el derecho como acción no fue dotado de autonomía, por el contrario, el
derecho de acción para Savigny, derivaba de la violación de otro derecho.
Teoría de la acción autónoma o autonomía de la acción
En un avance notable, y tras las críticas que se formularon a la doctrina clásica
o monista, dentro de las cuales se destacó fundamentalmente que la actuación
de la jurisdicción podía surtirse en su totalidad por la realización del proceso,
y a pesar de ello, no ser reconocido el derecho reclamado por el accionante,
como resultado de la sentencia adversa, se comienza a desligar
conceptualmente la acción del derecho sustancial, y al efecto, se trazan dos
corrientes, la primera que trata la acción como un derecho autónomo concreto,
y la segunda, que la concibe como un derecho autónomo abstracto.
Para el estudio de la teoría de la acción como un derecho autónomo concreto,
previamente debemos referimos a la polémica desatada entre Bemhard
Windscheid y Theodor Müther, donde tiene su origen las teorías autónomas
del derecho de acción.
En este sentido, el profesor Alemán Windscheid, influenciado por sus estudios
romanísticos y civilísticos, en el año de 1856 publica su obra in titulada "La
"actio" del derecho civil romano desde el punto de vista del derecho actual",
donde expresó que mientras en Roma la acción era el derecho, en Alemania,
para la época, el derecho era primero que la acción, pero además, esa actio
romana era el anspruch o pretensión material, concebida como el reclamo de
la prestación debida cuando ha de trasladarse al proceso.
Windscheid, sostuvo que toda violación o desconocimiento de un derecho
sustancial, producía una pretensión a favor del lesionado y en contra del
violador, para obtener de esta manera, el resarcimiento del daño o la
satisfacción de la obligación, pretensión que podía obtenerse en forma
espontánea, cuando quien había dado lugar a ella reparaba el daño o pagaba lo
debido; o en caso contrario, a través de la actuación de la jurisdicción, por lo
que la pretensión material, se convertía en acción.
De esta manera, Windscheid descubre el derecho de pretensión material, la
cual confundió con la acción, ya que la reclamación de la prestación debida,
era el equivalente a la actio romana.
Como expresa Azula Camacho, en la terminología jurídica alemana, se
reconocía el concepto de la actio y la Klage, entendida la primera como el
derecho mismo o la potestad de reaccionar contra su violación, en tanto que la
Klage era el derecho de poner en actividad la rama jurisdiccional, siendo que
Windscheid, había eliminado el primero de los conceptos y se había
centralizado en el segundo, pero entendida como aquella dirigida contra el
demandado, para obtener una sentencia favorable.
Por lo que en conclusión, toda violación o desconocimiento de un derecho,
originaba una pretensión (anspruch) a favor del afectado y contra quien lo
había ocasionado, la cual se proponía la obtención del resarcimiento del daño
o la satisfacción de la obligación.
Tras la teoría expuesta por Windscheid, en el año de 1857 el también profesor
Alemán de la Universidad de Kónisberg, Theodor Müther, quien era
reconocido como un científico de la ciencia procesal, publica su obra in
titulada "La teoría de la acción romana y el derecho moderno de obrar", la cual
pretendía rebatir la teoría que había expuesto Windscheid.
El trabajo de Müther, desliga en forma definitiva la acción del derecho civil,
pasando a formar parte del derecho procesal, concebido como un derecho
público subjetivo, mediante el cual se obtiene una tutela jurídica
(rechtsschutzanspruch), que se dirige, de una parte, contra el Estado, quien es
el obligado, para lograr una sentencia favorable, y de otra, contra el
demandado, a fin de obtener el cumplimiento de una prestación insatisfecha,
por lo que la actio romana no era algo equiparable a la Anspruch, era el
derecho de obtener la fórmula de manos del pretor o magistrado
La teoría desarrollada por Müther expresa, que la acción no es un anexo del
derecho originario ni un agregado a su contenido, sino que por el contrario, es
un derecho singular que existe junto al otro como protección, por lo que, con
la violación del derecho originario, se tienen dos derechos de naturaleza
pública, como lo son: 1) El derecho del lesionado hacia el Estado para la
obtención de la tutela estatal; 2) El derecho del Estado contra el autor de la
lesión, para obtener la reparación de la violación.
En este sentido, para Müther la Actio era la pretensión del titular del derecho
dirigida al pretor para la expedición de la fórmula, con el fin de obtener la
composición del derecho sustancial violado, por lo que, el presupuesto del
derecho a la tutela estatal, era otro derecho y la lesión del mismo.
CHIOVENDA, citado por Beatriz QUINTERO y Eugenio PRIETO, al
referirse a la teoría desarrollada por el maestro alemán Theodor Müther, en
el discurso que sobre la acción pronunció en Bologna, traducido por Santiago
Sentís Melendo, expresó, que Müther había llegado a concebir el derecho de
accionar como un derecho frente al Estado en la persona de sus órganos
jurisdiccionales, como un derecho a la fórmula, o , para nosotros, a la tutela
jurídica. A este derecho subjetivo público que tiene por presupuesto un
derecho privado y su violación, corresponde al Estado, no solo el deber
respecto al titular del derecho de impartirle-la tutela, sino también un derecho
subjetivo suyo, del Estado, público, se entiende, de realizar contra el particular
obligado la coacción necesaria para obtener de él el cumplimiento de sus
obligaciones.
Luego de la réplica de Müther, el maestro alemán Windscheid, en el mismo
año de 1.857, publica una réplica al trabajo de Müther, in titulada "La actio,
réplia al doctor Theodor Müther", donde expresó que su intención no referirse
al concepto de acción, el cual solo de manera impropia podría significar
derecho, como derecho de actuar, por lo que la acción, así sería el acto de
actuar en el proceso (Klagerecht) .
En realidad, como expresan Chiovenda, Mercader y Azula Camacho, la
concepción de Müther, lejos de contradecir la teoría de Windscheid, a pesar de
sus aspiraciones de polémica, pasan a integrar o complementar la figura del
anspruch, al señalar que obra en dos direcciones: una dirigida al Estado, y la
otra dirigida hacia el deudor para que cumpla con la obligación contraida.
Teoría Concreta de la Acción
Esta teoría fue expuesta por el profesor Alemán Adolf Wach, en sus obras
"Manual de Derecho Procesal Civil" (1885) y "La Acción de Declaración"
(1888), y seguida por Kisch.
Wach, quien tomó los fundamentos de Müther, consideró la acción como un
derecho autónomo contra el Estado, puesto que se reclamaba la actuación
jurisdiccional para obtener la tutela del derecho invocado; y frente al
demandado, dado que se perseguía una decisión favorable a las pretensiones
deducidas.
En este sentido, como expresa Bello Lozano, para Wach la acción se presenta
como un derecho subjetivo por sí mismo, que tiene como sujeto activo al
demandante, y al demandado como sujeto pasivo, constituyendo una relación
jurídica distinta de la privada, encuadrándose en el campo del derecho
público.
En esta teoría, como se expresó, la acción es un derecho autónomo y diverso
del derecho sustancial; subjetivo, dado que uno de sus sujetos pasivos es el
Estado; concreto, pues se encuentre referido con un vínculo definitivo
conceptual al derecho sustancial, dirigido contra el demandado, y además
porque no corresponde a cualquier persona, sino al titular del derecho
sustancial controvertido, siendo el Estado el destinatario de la acción, ya que
de el deriva la tutela pretendida.
Concluye señalando, como expresan Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, que el
proceso es un medio de conceder la tutela jurídica justa, o, visto
subjetivamente, para satisfacer el interés legítimo de la tutela, por lo que, el
derecho que no ha sido amenazado o ha sido satisfecho, no requiere tutela.
Las teorías de Windscheid, Müther y Wach, como expresa Azula Camacho, se
fundan en una misma premisa, constituyendo eslabones de la acción que la
sitúan cada vez en un plano más alto, ubicándola en el campo del derecho
público como un derecho subjetivo, pero siendo criticadas por colocar el
interés individual por encima del interés colectivo o público, ya que
consideran que el Estado está en la obligación de ejecutar una pretensión a
favor del ciudadano, concretamente el demandado.
Otro de militantes de esta teoría, es el maestro italiano Giuseppe Chiovenda,
para quien la naturaleza de la acción, como lo expuso en su discurso
pronunciado en la Universidad de Bologna en el año de 1903, es
de carácter privado, ya que no vincula al Estado, de donde se deriva, que la
acción es el poder jurídico de dar vida a la condición para actuaciones de la
voluntad de la Ley.
Para el maestro italiano, la acción sigue siendo de índole procesal, pero de
carácter privado, pues se dirige contra el obligado y la intervención del Estado
en nada afecta su naturaleza.
Chiovenda en su discurso de Bologna, donde se refirió a la polémica de
Windscheid y Müther, concluye expresando que no existe un derecho de
accionar independiente de un efectivo derecho privado o de un interés que
pueda conducir a una sentencia favorable, ya que la acción, a su decir y
apoyado en el concepto de Wach, es el derecho a la sentencia favorable, que
se tiene contra el adversario, por el titular efectivo del derecho sustancial.
De manera, si bien Chiovenda retrocede a la concepción del derecho de acción
como un derecho privado, y la confunde con el derecho de pretensión procesal
(obtención de una sentencia favorable al demandante), también abre el camino
de la autonomía de la acción respecto al derecho sustancial ya la propia
pretensión material, ya que una cosa es el derecho a la prestación, y otra el
poder de provocar la coacción del Estado, por lo que la acción puede nacer y
extinguirse independientemente del derecho sustancial y se rige por el derecho
procesal.
Teoría Intermedia de la Acción
Esta teoría es sostenida por áscar Von Bülow, quien en su obra in titulada "La
Teoría de las Excepciones Procesales y los Presupuestos Procesales",
publicada en el año de 1.868, concibe la acción como un derecho a obtener
una sentencia justa, convirtiéndose de esta manera en una teoría intermedia,
donde se considera a la acción como un derecho concreto a la obtención de
una sentencia favorable, y abstracto, que solo ve en ella una simple facultad
jurídica.
La tesis sostenida por Von Bülow, junto con los trabajos de Dágenkolb
(1877), Plosz (1.880), se considera como los antecedentes o precursores de la
teoría abstracta de la acción, la cual realmente puede apreciarse del último
trabajo de Windscheid, para quien la acción es algo mas que el derecho que
triunfa, es un derecho abstracto de obrar, desvinculado de todo fundamento
positivo que legitimen las pretensiones de quienes lo ejercen.
Teoría Abstracta de la Acción
En esta teoría supera la escuela que pregona la tesis de la acción como derecho
concreto, y concibe la acción como un derecho totalmente autónoma e
independiente del derecho sustancial, tiene como finalidad, la obtención de
una sentencia, sea esta o no favorable al demandante, por lo que existe un
distanciamiento del resultado del proceso, estructurándose como un derecho
abstracto, genérico, universal, siempre el mismo, cualquier que sea la relación
sustancial que origina el proceso.
De esta manera, bajo esta nueva concepción, se dota de autonomía propia a la
institución de la pretensión procesal, la cual es concebida como aquel derecho
concreto que se dirige contra el demandado, el cual variará, según el derecho
sustancial debatido.
Como expresa Couture, la acción se realiza por medio del proceso, sin tener
en cuenta la razón o sin razón del pedimento del demandante.
La teoría abstracta de la acción, es desarrollada por Francesco Camelutti,
Alfredo Rocco, Ugo Rocco, y entre sus seguidores se encuentran además
Enrico Tulio Libman, Eduado J Couture, Hemando Devis Echandía, Jairo
Parra Quijano, Hemán Fabio López Blanco.
Para el maestro italiano Francesco Camelutti, la acción constituye un derecho
subjetivo procesal abstracto y público para el cumplimiento del proceso.
Afirma que la acción constituye un derecho subjetivo procesal autónomo
anterior al proceso, es decir, que para el momento de trabar el proceso, ya el
conflicto existe (litigio), supuesto que si bien la ley impone, entre otras, la
carga de la demanda, de la cual depende no solo la existencia del poder del
juez, sino también la existencia de su deber, la proposición de la misma
constituye simultáneamente el cumplimiento de una carga y ejercicio de un
derecho subjetivo procesal.
Observa el maestro italiano, que la manera de solucionar el litigio es a través
del proceso, por lo que, éste es el instrumento del litigio, el cual además viene
a ser su contenido.
Se expresa afirmando que la acción es un derecho subjetivo que tiene el
individuo como ciudadano para obtener del Estado la composición del Litigio;
es el derecho subjetivo procesal de las partes, ya que el derecho subjetivo es
un interés debidamente protegido mediante una obligación, cuyo
cumplimiento depende de un acto de voluntad del titular, dado que el proceso
no se inicio de oficio por el juez, sino que actúa previa petición de parte,
siendo ese acto conocido como demanda, la que origina para el funcionario, la
obligación de proveer.
De esta manera, para que el particular tenga acción, ha de gozar de una
determinada idoneidad, o sea, una especial situación respecto al litigio, en
otras palabras, tener un interés en la composición del litigio, aún cuando no
sea titular del derecho material subjetivo, por lo que puede concebirse la
titularidad de la acción con la titularidad del derecho subjetivo material.
En este sentido, afirma que la obligación procesal que impone al juez la
acción, es distinta de la obligación del demandado afirmado en la demanda,
por lo que queda satisfecho el "derecho subjetivo procesal en que consiste la
acción", al concluirse normalmente el proceso, aún cuando quede insatisfecho
el contenido del derecho subjetivo material que en él se ha pretendido hacer
valer. Es el acto de voluntad del titular de la acción la condición impuesta por
la ley para que el juez quede obligado a proveer, aún cuando este proveer no
siempre sea favorable a dicho actor, por 10 que puede considerarse la acción
como "derecho de proveimiento y, en particular, a la sentencia", pero no a la
sentencia justa o favorable, o derecho a la tutela jurídica.
Concluye Carnelutti expresando que la abstracción del instituto de la acción,
consiste en su independencia respecto del derecho sustancial que se invoque,
porque la acción tiende a un pronunciamiento judicial para la justa
composición del litigio, con autonomía plena, por lo que la acción no se muta
cualquiera que sea el derecho sustancial que se debata en el proceso, favorezca
o no la sentencia a quien lo acciona, accédase o no al reclamo que se formula.
Resumiendo la teoría de Camelutti, podría sintetizarse las siguientes
proposiciones:
La acción constituye un derecho autónomo anterior al proceso, pero de
carácter subjetivo, procesal y abstracto;
 La acción es un derecho anterior al proceso;
 La acción es un derecho subjetivo;
 La acción es un derecho subjetivo procesal;
 La acción es un derecho público;
 La acción es un derecho autónomo; y
 La acción es de carácter abstracto.

Por su parte, Alfredo Rocco perfecciona el concepto de Camelutti, al señalar


que la acción es un derecho subjetivo público frente al Estado, frente a los
órganos de la función jurisdiccional, y solo frente a ellos, no contra el
adversario, siendo su contenido de interés abstracto en lo que se refiere a la
intervención del Estado, para el logro de la aplicación de la norma sustancial
al caso concreto, con miras a la realización de los intereses tutelados.
De esta manera, la acción corresponde a todo sujeto de derecho, con
independencia de cualquier otro presupuesto.
Ugo Rocco, desarrolla el tema de la acción como prestación de la jurisdicción,
fundamentándose en los estudios de Carnelutti, y explica que la misma es el
derecho de pretender la intervención del Estado y la prestación de la actividad
jurisdiccional para hacer cierto o realizar coactivamente los intereses
sustanciales tutelados en abstracto por el derecho objetivo, por lo que el
contenido del derecho de acción es la prestación de la jurisdicción, es decir, la
actividad positiva del Estado.
Pero Ugo Rocco, al igual que Alfredo, hablan de la acción del opositor,
demandado o acusado, siendo en consecuencia lo teorizantes originales del
derecho de contradicción o acción en negativo.
La tesis de Rocco se sustenta en los siguientes puntos:
La acción es un derecho subjetivo, ya que entre el Estado y el particular existe
una relación que corresponde al derecho subjetivo, caracterizado por una
reciprocidad de derechos y obligaciones;
La acción es un derecho público, dado que la obligación del Estado de dar
jurisdicción, es una actividad y función soberana de derecho público;
La acción es un derecho autónomo, toda vez que es independiente del derecho
material o de la relación sustancial sobre la cual se pide la declaración de
certeza, por lo que la acción siempre tiene una misma naturaleza o contenido;
la prestación de la jurisdicción, mientras que la relación material es diversa o
variada;
La acción es de carácter abstracto, dado que se presupone una sentencia, sin
tener en cuenta la decisión tomada en ella;
La acción es diferente a la pretensión, puesto que esta última se dirige contra
el adversario y para obtener una prestación individualizada de los órganos
jurisdiccionales; y
La acción es relación obligatoria con elementos indeterminados pero
determinables, ya que tiene como sujetos al demandante, en calidad de activo,
y al Estado, como pasivo, siendo su objeto la prestación de la jurisdicción.
En síntesis, encontramos que para Rocco, la acción es un derecho contra el
Estado, y es un derecho que pertenece a todo ser con personalidad jurídica,
por consiguiente autónomo e independiente de los derechos sustanciales que
se pretenden en el proceso.
De lo anterior se observa, como expresan Beatriz Quintero y Eugenio Prieto,
que la tesis abstracta se distancia del "derecho potestativo", el cual fuera
afirmado por Weismann en Alemania y por Chiovenda en Italia, como el
poder de poner en movimiento lo necesario para la realización del derecho
objetivo, dado que hace corresponder el derecho de acción del deber jurídico
de jurisdicción que el Estado asume, existiendo en consecuencia, una relación
inmodificable a saber: derecho-deber de la persona y del Estado.
Este distanciamiento lo es también del concepto de acción entendida como
"derecho a la tutela judicial" expuesto entre otros por Wach, Stein, Helwig en
Alemania y Simoncelli y Menestrina en Italia, que concibe como el derecho a
la sentencia favorable (teoría concreta).
De esta manera, como expresa Bello Lozano,16 el fundamento de la acción
reposa el deber que ostenta el Estado de brindar su jurisdicción, a fin de evitar
que los ciudadanos asuman la justicia por sí mismos, por lo que todo sujeto
investido de personalidad jurídica, se encuentra el derecho de pedir al Estado
su intervención (jurisdicción), para que mediante un proceso se componga el
conflicto.
Teoría de la acción como facultad o poder
Esta teoría concibe la acción como un poder o facultad que tiene todo sujeto
de derecho, de solicitar del Estado su poder de jurisdicción.
Entre los doctrinantes que sostienen esta teoría, encontramos a Kóhler, Nicoló
Coviello y Eduardo J. Couture, entre otros
Para Kóhler, el sujeto, mas que el derecho de trabar un proceso, se encuentra
investido de la facultad de entablar el mismo, ya que ello es una emanación de
su personalidad jurídica, convirtiéndose en consecuencia la acción en un poder
o mera facultad de pedir jurisdicción, fundado en el derecho de la libertad.
Por su parte Coviello concibió la acción desde dos sentidos a saber: material,
según la cual la acción es la facultad de invocar la autoridad del Estado para la
defensa del derecho; y formal o procesal, entendida como un mero hecho,
equivalente a la instancia procesal, no siendo ni un derecho ni un elemento de
éste.
El maestro Uruguayo Eduardo J. Couture, al referirse a la acción expresa, que
en el Estado de derecho la violación privada se transforma en petición ante la
autoridad; esa petición constituye el poder jurídico del individuo de acudir
ante la autoridad que no puede serIe quitado a nadie, porque, prohibida la
justicia por mano propia, ese poder es el medio necesario para obtener la
prestación de la jurisdicción a fin de conseguir la justicia por medio de la
autoridad, y privarlo de una y otra, sería negarle la justicia.
Al referirse a la naturaleza del derecho de acción, sostiene que el mismo es de
carácter cívico inherente a todo sujeto de derecho en su condición del tal;
siendo el mismo derecho constitucional de petición a la autoridad, consagrado
en la mayoría de las Constituciones vigentes, por lo que la acción vendría a ser
una especie dentro del género de los derechos de petición, puesto que el
derecho constitucional de petición no es otra cosa que el derecho de
comparecer ante la autoridad.
Explica Couture, que históricamente la acción había sido confundida con otros
poderes jurídicos o facultades a las cuales se les daba el mismo nombre, por lo
que la acción es un poder, ya que compete a todo individuo como tal, por ser
una emanación de su personalidad, el cual se contrae a poner en
funcionamiento la actividad jurisdiccional del Estado, con el fin que se realice
el proceso.
Más tarde el maestro Uruguayo en su obra Fundamentos del Derecho Procesal
Civil, manifiesta que la acción es el poder jurídico que tiene todo sujeto de
derecho de acudir a los órganos jurisdiccionales para reclamar la satisfacción
de su pretensión.
En esta nueva obra, Couture ya no habla de la acción como un derecho cívico,
sino como un poder, el cual dice que se encuentra consagrado en el artículo 10
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948.
Señala igualmente que la acción es un derecho eminentemente público, ya que
si bien la acción es ejercida por un particular, se encuentran en juego los
intereses de la comunidad, como lo es la composición de los conflictos para
vivir en armonía, paz social y seguridad; Igualmente es de carácter autónomo,
ya que no solo se diferencia del derecho material, sino también de la
pretensión, ello a propósito de ser un derecho que reside en cualquier persona,
el cual tiene derecho a acudir a los órganos jurisdiccionales, para que
considere su pretensión, indistintamente de la razón o sin razón del
accionante, por lo que la acción vive y actúa con prescindencia del derecho
que se pretende proteger en el proceso.
Por otro lado, la acción expresa Couture es diferente a la pretensión, ésta la
cual, es concebida como la autoatribución de un derecho por parte del sujeto
que la invoca y pide concretamente se haga efectiva a su respecto la tutela
jurídica, por lo que si bien la pretensión puede resultar desestimada en la
sentencia, el derecho de acción se habrá cumplido y ejercido en su totalidad.
Es de carácter abstracto, expresa el maestro Uruguayo, ya que recae en todos
los sujetos de la colectividad, siendo un derecho cívico que se verifica a través
del derecho constitucional de petición, el cual constituye un instrumento de
relación entre el Estado y el ciudadano, que garantiza un sistema de tutela
judicial efectiva.
Como Expresa Devis Echandía, la diferencia entre el pensamiento de
COUTURE, CARNELUlTI y Rocco, descansa en que para el primero la
acción es poder o facultad, en tanto que para los otros, es un derecho
subjetivo, elemento éste que es objeto de crítica a la tesis del maestro Couture,
pues no puede existir -dice ECHANDÍA similitud entre el derecho de petición
genérico y la acción, puesto que la posible analogía entre ambos se contrae en
una similar garantía constitucional, siendo mejor considerar a la acción como
un derecho público, cívico y especial.
A modo de conclusión, respecto de las teorías estudiadas y con relación a lo
que debe entenderse por acción, resulta interesante el criterio de los autores
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, para quienes la acción es el derecho de
jurisdicción, el cual se ofrece como un derecho con autonomía propia, no solo
con referencia al derecho sustancial que se debate en el proceso, sino además
como fundante del derecho de libertad. Es el derecho de crear la obligación
correlativa, el cual obliga al Estado a desplegar su actividad jurisdiccional,
aplicando las normas jurídicas a los casos concretos para lograr en última
instancia la paz social.
Siguen expresando los citados autores, que la acción es en todo caso el
correlativo del deber jurisdiccional, de índole público, específicamente
procesal, estructurado sobre la base de que la ley protege en abstracto al titular
de un derecho subjetivo sustancial; el cual tiene como sujeto activo la persona
y como pasivo al Estado; cuyo objeto es la prestación de la jurisdicción y su
causa o finalidad, es la solución de los conflictos o litigios; y que se
materializa constitucionalmente a través de cuatro hitos o mojones a saber:
El derecho de acceder a un proceso;
El derecho a que se adelante un debido proceso;
El derecho a que se decida el fondo o mérito; y
El derecho a que se ejecute lo decidido.
Por su parte Jaime Azula Camacho, al concluir el estudio de las teorías de la
acción expresa, que la misma es el derecho de poner en actividad la rama
jurisdiccional para que se surta un proceso.
LA NATURALEZA JURÍDICA DE LA ACCIÓN
La problemática más severa de esta cuestión es determinar la relación entre la
acción y el derecho sustancial. La naturaleza jurídica de la acción ha tenido
profunda evolución en la historia del pensamiento procesal, partiendo desde la
concepción romana que la comprendía dentro del derecho material, hasta las
modernas corrientes doctrinarias que la tienen como un derecho autónomo e
independiente, desligado del derecho privado de la persona en particular.
La teoría tradicional, la identifica en el derecho material protegido, que es el
criterio que se sostiene al considerarla como un medio que se da al titular de
un derecho para su debida protección que toma la misma naturaleza que el
derecho que protege, y para conocer la de aquella es menester precisar éste.
La primera concepción, es decir, la latina, tiene su génesis en el derecho
romano inspirado en la definición del jurisconsulto CELSO y
las instituciones de GAYO, que conceptúan la acción como el jus persequendi
quo sibit debetur; o como se afirma el medio legítimo para reclamar en juicio
los derechos que nos pertenecen.
SAVIGNY, ha señalado que cuando se examina el derecho bajo la relación
especial de su violación, aparece un nuevo estado, el estado de defensa, y así
la violación de igual manera que las instituciones establecidas para
combatirlas recobran sobre el contenido y la esencia del derecho mismo, y así
el conjunto de modificaciones operadas en el derecho por aquella causa, se
designa con el nombre de acción.
Los elementos de la acción según SAVIGNY, son dos: el derecho protegido y
su violación. Si no hay derecho, no cabe violación y sin ésta, no puede tomar
la forma la acción.
La violación del derecho establece una relación jurídica entre el titular y el
causante de la lesión, que los coloca en una situación idéntica a la del acreedor
y del deudor. Estando constituido el contenido de tal relación por la reparación
de la violación y según SAVIGNY la relación que de la violación resulta, es
decir, el derecho conferido a la parte lesionada, se llama derecho de acción o
acción.
La acción va indisoluble mente unida al derecho protegido, por lo tanto, no
puede ser enajenada, hipotecada, gravada o sumada, transmitida
independientemente de aquel derecho de donde brota.
La mayoría de los autores seguidores de la trayectoria latina, o sea, la línea
tradicional, funda la acción en el derecho que se reclama y es pretendido en el
juicio, bien sea de mera declaración, conservación o ejecución.
CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN
Las características de la acción, las podemos enunciar así:
La acción es un derecho subjetivo que genera obligación
El derecho potestad se concreta a solicitar del Estado la prestación de la
actividad jurisdiccional, y ésta se encuentra obligada a brindar la misma
mediante el proceso.
La acción es de carácter público
Es público en el sentido que su finalidad es la satisfacción del interés general
sobre el particular, mediante la composición de los pleitos y
el mantenimiento del orden y paz social, evitando la justicia por la propia
mano del hombre.
La acción es autónoma
La acción va dirigida a que nazca o se inicie el proceso, no habrá este último
sin el ejercicio del primero, y se diferencia con el concepto de pretensión que
se verá más adelante.
La acción tiene por objeto que se realice el proceso
La acción busca que el Estado brinde su jurisdicción mediante un proceso, y
como se dijo, no habrá tal proceso sin una previa acción ejercida por el
ciudadano que busque la tutela que brinda el Estado.
La acción a diferencia de la pretensión como se verá, busca que se emita algún
pronunciamiento, que se dicte sentencia, bien sea favorable o desfavorable.
La acción es un derecho de toda persona, bien sea natural o jurídica.
SUJETOS DE LA ACCIÓN
Los sujetos de la acción son el accionante o actor, quien es el elemento activo,
y el juez, quien representa al Estado como sujeto o elemento pasivo a quien va
dirigida la acción.
7. LA PRETENSIÓN. CONCEPTO. DIFERENCIA CON LA ACCIÓN Y LA
DEMANDA
Los conceptos de acción, pretensión y excepción, con frecuencia, tienden a
confundirse, pero realmente obedecen elementos distintos.
De esta manera, siguiendo a VÉSCOVI, y como se señaló anteriormente, la
acción es el poder jurídico de reclamar la prestación de la función
jurisdiccional; es un derecho subjetivo procesal, y, por consiguiente,
autónomo e instrumental, dirigido al juez (como órgano del Estado) para
solicitar la puesta en movimiento de la actividad judicial y obtener un
pronunciamiento (sentencia).
La pretensión es la declaración de voluntad hecho ante el juez y frente al
adversario; es el acto por el cual se busca que el juez reconozca algo con
respecto a una cierta relación jurídica. En realidad, se está frente a una
afirmación de derecho y a la reclamación de la tutela para el mismo.
La pretensión nace como una institución propia en el derecho procesal en
virtud del desarrollo doctrinal de la acción, y etimológicamente proviene de
pretender, que significa querer o desear.
AZULA CAMACHO, define la pretensión como el acto de voluntad de una
persona, en virtud del cual reclama del Estado, por conducto de la
jurisdicción, un derecho frente, o a cargo de otra persona.
RENGEL ROMBERG, la define como el acto por el cual un sujeto se afirma
titular de un interés jurídico frente a otro y pide al juez que dicte una
resolución con autoridad de cosa juzgada que lo reconozca.
El ciudadano tiene derecho de exigir su derecho (pretensión) mediante el
ejercicio de la acción, que pone en funcionamiento la maquinaria
jurisdiccional (jurisdicción) para obtener un pronunciamiento a través del
proceso.
La pretensión es la declaración de voluntad de lo que se quiere o lo que se
exige a otro sujeto.
CARNELUTTI, citado por ROMBERG, la define como la exigencia de la
subordinación de un interés de otro a un interés propio..
En definitiva, la pretensión es la manifestación de voluntad contenida en la
demanda que busca imponer al demandado la obligación o vinculación con la
obligación; el fin o interés concreto o que se busca en el proceso, para que se
dicte una sentencia que acoja el petitorio o reclamación..
Características de la pretensión
Se dirige a una persona distinta a quien la reclama.
Es decidida por una persona distinta de quien la solicita, ya que quien en
definitiva reconocerá su procedencia es el Estado a través del órgano
jurisdiccional.
Jurídicamente, como expresa COUTURE, sólo requiere la autoatribución de
un derecho, o la afirmación de tenerlo, lo que presupone una situación de
hecho que lo origina.
Es un acto de voluntad y no un poder o un derecho como lo es la acción.
Elementos de la pretensión
Los sujetos: representados por el demandante, accionante o pretensionante
(sujeto activo) y el demandado, accionado o pretensionado (sujeto pasivo),
siendo el Estado (órgano jurisdiccional) un tercero imparcial, a quien
corresponde el pronunciamiento de acoger o no la pretensión.
El objeto: está constituido por el determinado efecto jurídico perseguido (el
derecho o la relación jurídica que se pretende o la responsabilidad del
sindicado), y por consiguiente la tutela jurídica que se reclama; es lo que se
persigue con el ejercicio de la acción.
El objeto de la pretensión, será la materia sobre la cual recae, conformado por
uno inmediato, representado por la relación material o sustancial, y el otro
mediato, constituido por el bien de la vida que tutela la reclamación.
La razón: Es el fundamento que se le otorga a la pretensión, es decir, que lo
reclamado se deduce de ciertos hechos que coinciden con los presupuestos
fácticos de la norma jurídica, cuya actuación es solicitada para obtener los
efectos jurídicos.
La razón de la pretensión puede ser de hecho, contentiva de los fundamentos
fácticos en que se fundamenta la misma, los cuales encuadrarán el supuesto
abstracto de la norma para producir el efecto jurídico deseado; y de derecho,
que viene dado por la afirmación de su conformidad con el derecho en virtud
de determinadas normas de derecho material o sustancial.
La razón de la pretensión, dice ECHANDÍA, se identifica con la causa petendi
de la demanda, y los hechos en que se basa la imputación formulada al
sindicado, es decir, la causa imputandi.
De esta manera, el juez al momento de tomar su decisión, bien para acoger la
pretensión o rechazarla, observará si existe conformidad entre los hechos
invocados, los preceptos jurídicos y el objeto pretendido.
La causa petendi o el título: Es el motivo que determina su proposición, y lo
constituyen los hechos sobre los cuales se estructura la relación jurídica.
El fin: Es la decisión o sentencia que acoja la pretensión invocada por el
accionante. En el ámbito civil, el fin será la pretensión o reclamación; en el
ámbito penal, será la responsabilidad del sindicato o procesado.
Diferencia entre la pretensión y la acción
En la acción los sujetos son el actor (sujeto activo), y el juez quien encarna al
Estado (sujeto pasivo); en tanto que en la pretensión, el sujeto es el actor o
pretensionante (sujeto activo) y el demandado o pretensionado (sujeto pasivo).
En la acción se busca una decisión, bien sea ésta favorable o no; en tanto que
en la pretensión se busca una decisión favorable, que acoja el petitorio
reclamado.
La demanda
En cuanto a la demanda, BELLO LOZANO MÁRQUEZ, la define como el
acto iniciatorio o introductorio del proceso, acto exclusivo de parte (actora),
sin el cual no puede iniciarse el mismo.
De esta manera, el artículo 339 del Código de Procedimiento Civil, dispone:
El procedimiento ordinario comienza por la demanda que se propondrá por
escrito, en cualquier día y hora ante el Secretario del Tribunal o ante el Juez.
El procedimiento ordinario comienza por la demanda que se propondrá por
escrito, en cualquier día y hora ante el Secretario del Tribunal o ante el Juez.
Con la demanda se ejerce la acción y se deduce la pretensión, es decir, que la
demanda contiene la, acción que despierta la actividad jurisdiccional, para
darle paso al proceso, y contiene a su vez la pretensión o reclamación del
solicitante de la tutela por parte del Estado.
De esta manera, la acción es un derecho o potestad; la pretensión, una
declaración de voluntad, y la demanda un acto procesal.
EL DERECHO DE CONTRADICCIÓN. LA EXCEPCIÓN
Podríamos decir que el derecho de contradicción es el mismo derecho de
acción en negativo, es decir, otorgada al demandado.
El derecho de contradicción es aquel que pertenece a todo sujeto, bien sea
persona natural o jurídica, por el simple hecho de ser accionado o demandado,
o bien por el hecho de ser imputado o sindicato por la comisión de un hecho
punible, mediante el cual, se defiende de las pretensiones o imputaciones
(excepción). Este derecho es una emanación del derecho constitucional de la
defensa que debe reinar en todo proceso legal.
De esta manera, el derecho de contradicción al igual que el derecho de acción,
se fundamenta en un interés general, dado que no mira en específico la
defensa del demandado o imputado, sino el interés público del respeto a los
principios constitucionales de no poder ser juzgado sin antes ser oído, sin
darle los medios adecuados para su defensa, en el plano de igualdad de
oportunidades y derechos, y el que niega el derecho de hacer justicia por su
propia mano.
DEVIS ECHANDÍA, define el derecho de contradicción, como aquel derecho
de obtener una decisión justa del litigio que se le plantea al demandado o
acerca de la imputación que se le sigue al procesado, mediante la sentencia
que debe dictarse en ese proceso, luego de tener la oportunidad de ser oído en
igualdad de circunstancias, para defenderse, alegar, probar e
interponer recursos que la ley consagre.
Ugo Rocco, citado por AZULA CAMACHO, define el derecho de
contradicción como aquel que tiene el demandado o sindicado con base en el
principio constitucional para intervenir en el proceso y poder ejercer su
derecho de defensa.
Objeto del derecho de contradicción
En cuanto al objeto de este derecho de contradicción, encontramos que el
mismo no es perseguir una tutela concreta mediante una sentencia favorable al
demandado o imputado (excepción), sino la tutela abstracta por una sentencia
justa y legal, cualquiera que sea, y la oportunidad de ser oído en el proceso
para el ejercicio del derecho a la defensa en igualdad de condiciones,
facultades y cargas (acción en sentido negativo).
Finalidad del derecho de contradicción
En cuanto al fin, persigue por una parte la satisfacción del interés público en la
buena justicia; y por la otra, la tutela del derecho constitucional de la defensa
y libertad individual.
Sujetos del derecho de contradicción
Así como en la acción el sujeto es el actor (sujeto activo) y el Estado (sujeto
pasivo); en la pretensión, el sujeto activo es el actor y el pasivo el demandado;
en el derecho de contradicción, el sujeto activo será el demandado o el sujeto
pasivo el Estado.
Derechos que emanan de la contradicción
Del derecho de contradicción, dimanan ciertos derechos que ostenta el
demandado, es decir, puede asumir con respecto a la pretensión del accionante
varias posiciones que pueden concretarse en las siguientes:
Pasiva: El demandado se limita a recibir la citación, " notificación o
intimación y espera el resultado del proceso sin tomar ninguna defensa.
Oposición: Aquella que ejerce el demandado con el objeto de dejar sin efecto
la pretensión del accionante, y puede tomar la forma de objeción u excepción.
En la primera, el demandado se limita a contradecir las pretensiones en que se
fundamenta la demanda del accionante; en tanto que en la segunda, es decir,
en la excepción, como se verá más adelante, el demandado invoca otros
hechos distintos en los que se fundamenta la pretensión del accionante, para
fundamentar su , defensa.
Allanamiento: Se produce cuando el demandado conviene o acepta toda la
pretensión del accionante, tanto en los hechos como en el derecho invocado.
Impedimentos procesales: Consiste en que el demandado opone defensas
tendientes a depurar el proceso o impedir su continuación, tal como lo son las
cuestiones previas a que se refiere el artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil.
La excepción o defensa
Es aquella que puede formular el demandado a la pretensión del accionante,
mediante la cual le solicita al juez desestime o declare la improcedencia de la
reclamación del accionante; es el derecho de contradicción en específico.
No puede confundirse el derecho de contradicción (la causa) con la defensa o
excepción (el efecto), ya que aquel existe siempre aun cuando éste no se
formule. La excepción es la pretensión en negativo.
La excepción, señala CARNElUTTI, citado por AZULA CAMACHO, es la
propia razón del demandado que la opone a la invocada por el demandante; es
una especie de contraprestación por constituir argumentos propios, basados en
hechos diferentes que tienden a dejar sin fundamento la pretensión del
demandante.
Clasificación de las excepciones
Las excepciones, según nuestro Código de Procedimiento Civil, pueden
clasificarse de la siguiente manera:
Previas o dilatorias: Son aquellas tendientes a limpiar o depurar el proceso de
defectos o vicios que puedan entorpecer su ulterior desarrollo, tales como las
cuestiones precias a que se refieren los ordinales 1°, 2°, 3°, 4°, 5° y 6° del
artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
De inadmisibilidad: Son aquellas que rechazan al procedimiento e impiden
que se forme el juicio o se le de entrada, sirven para destruir la acción, tales
como las cuestiones previas a que se refiere los ordinales 9°, 10 y 11 del
Artículo 346 del Código de Procedimiento Civil.
Perentorias o definitivas: Son aquellas que sirven para destruir la pretensión,
para evitar que ésta se reconozca en la sentencia, fundamentada en
circunstancias de hecho y de derecho. Estas excepciones presentan tres
modalidades:
Impeditivas o invalidativas: Que son aquellas dirigidas a desconocer la
existencia del derecho material por hechos que atañen el nacimiento de éste,
como el caso de contratos suscritos por menores de edad o incapacitados;
Modificativas: Que son aquellas que le atribuyen al derecho o relación jurídica
una modalidad distinta a la otorgada por el accionante, como es el caso de que
la parte reclame la existencia de un contrato de arrendamiento y el demandado
opone que lo que existe es un comodato; o bien, el demandante reclame una
cantidad dineraria y el demandado opone que dicha cantidad fue donada; y
Extintiva: Aquella que se presenta cuando reconociendo el demandado la
obligación, alega un hecho que implica su extinción, tal como es el caso del
pago, la compensación, la prescripción, la confusión, entre otros.
CLASIFICACIÓN DE LAS ACCIONES
Las acciones, atendiendo a la clase de jurisdicción y al tipo de proceso pueden
clasificarse en ordinaria y especial.. Las primeras son llevadas ante los
órganos jurisdiccionales ordinarios y mediante los procedimientos de esta
índole, tales como las llevadas en sede civil, mercantil y penal; en tanto que en
las segundas, son llevadas ante tribunales de jurisdicción especial, bien
mediante procedimientos ordinarios o especiales, tales como los tramitados en
sede contencioso administrativo, tránsito, laboral, bancario, de protección del
niño y del adolescente, entre otros.
Ahora, dependiendo del tipo de derecho que se haga valer en el proceso, las
acciones pueden clasificarse en reales, personales o mixtas, mobiliarios e
inmobiliarias, estas últimas tomando en consideración el tipo de bien que se
encuentre en litigio.
Atendiendo a la naturaleza del fallo que llegue a dictarse en el proceso, las
acciones pueden clasificarse en declarativas, que son aquellas que logran la
afirmación de la existencia o inexistencia de un derecho, las cuales no
requieren ejecución, ya que ellas mismas son la ejecución del fallo;
constitutivas, que son aquellas que crean, modifican o extinguen una
determinada relación jurídica; y las de condena, que son aquellas que
presuponen la existencia de voluntad de la ley que impone al demandado la
obligación de una prestación que puede ser de dar, hacer, o no hacer,
conforme a la obligación, cuyo cumplimiento es reclamado en el proceso.
Existen otros tipos de acciones, tales como las ejecutivas, que son aquellas
fundamentadas en títulos de carácter ejecutivo, y mediante la cual se solicita el
cumplimiento de una obligación; cautelares, que son aquellas constituidas por
las medidas provisionales que dictan los jueces para el aseguramiento de un
derecho o de una defensa; singulares, las que se intentan contra bienes del
deudor para obtener el pago completo delcrédito de un solo ejecutante;
concúrsales, que son aquellas en las cuales existen diversos ejecutantes con
sus respectivos créditos, quienes ejercitan una acción conjunta para liquidar
el patrimonio del deudor y obtener la cancelación de su acreencia (concurso de
acreedores en materia civil o quiebra en materia mercantil).
Leer
más: http://www.monografias.com/trabajos12/accpret/accpret.shtml#ixzz45eB
J3NSH

El concepto de acción y su evolución


De la famosa polémica que se produjo entre Windscheid y Muther a raíz de la
publicación por parte del primero de su monografía “La actio del Derecho
Civil romano, desde el punto de vista del Derecho Actual”, dio lugar a la reacción crítica
de Muther.
Windscheid consideró la acción como el poder de hacer valer en juicio una prestación
(anspruch), que es diferente del derecho invocado por el actor. En cambio
Muther sostuvo que la acción es un derecho contra el Estado para la prestación
de la debida tutela jurídica. Sin embargo, el verdadero mérito de la discusión es de
haber servido de aldabonazo para alentar el nacimiento de la nueva ciencia
procesal a la cual proporciona uno de sus conceptos fundamentales.

1.3 La acción en el Derecho romano


Al desarrollar la Teoría de las Acciones en el derecho romano, Scialoja explica que
actio
es en sustancia, un sinónimo de actus, y éste es el significado original del
quedespués han provenido todos los demás, a manera e especificación indica
que actioquiere decir actus, y se refiere por tanto, a lo que llamamos nosotros actos
jurídicos.Agrega Scialoja, que entre estos actos había algunos de suma
importancia, que eranlos actos que se debían cumplir para obtener la ejecución
de un juicio o la decisión deun punto controvertido, y como estaban
establecida por la ley determinarse formas enque estos actos solemnes debían
modelarse, se llamaron legis actiones, que eran losactos en donde se constituía y se
introducía un juicio ante el magistrado, que despuésdebía, según los casos,
decidir o remitir al juez. De este significado de acto con que seinicia el juicio,
surgió después la connotación especial de actio como momentoprocesal del
derecho, que se ha conservado también en la lengua jurídica común.Para los juristas
romanos era desconocido el concepto del derecho subjetivo, tal comofue elaborado en
tiempos mucho más recientes; ellos conocían, en cambio, la actio,que era el medio
jurídico para pedir la satisfacción de las propias razones. Para decirque a Ticio
le correspondía un derecho decían que le correspondía la actio.

1.4 La autonomía de la acción


Lo que nace de la violación de un derecho, dice Windsceid, no es un derecho
deaccionar como afirmaba Savigny, sino una pretensión contra el autor de la
violación,que se transforma en acción cuando se la hace valer en juicio. La
violación delderecho de propiedad no origina un derecho de accionar en justicia, sino
unapretensión a la restitución de la cosa respecto de una determinada persona,
pretensiónque puede quedar satisfecha por sumisión del autor de la violación sin
intervención delpoder público. La acción sería entonces, según este autor, la
pretensión jurídicadeducida en juicio.Muther contrario a esta afirmación,
concibe la acción como un derecho públicosubjetivo mediante el cual se
obtiene la tutela jurídica y se dirige contra el Estado parala obtención de una
sentencia favorable y contra el demandado para el cumplimientode una
pretensión insatisfecha. La acción tiene por presupuesto la existencia de
underecho privado y su violación, pero aunque está condicionada por el
derechosubjetivo, es independiente de éste y su regulación corresponde al derecho
público.

1.5 Teoría de la acción como derecho concreto de obrar


Tomando como base las ideas de Muther, pero ya con independencia de criterio
enmuchos aspectos, Wach considera la acción como un derecho autónomo
contra elEstado y frente al demandado. De allí sus caracteres: es un derecho
público al que
corresponde por parte del Estado la obligación de dispensar la “tutela del
derecho”,
pero es un derecho concreto en cuanto su eficacia afecta sólo al adversario: la acción
corresponde “a quien tiene derecho” a una sentencia favorable (teoría de la
acción
concreta).
1.6 Teoría de la acción como derecho abstracto
A la doctrina de la acción concreta y precediendo a la obra de Wach,
propusoDegenkolb la llamada teoría de la acción abstracta. Se afirma que la acción es
dada,no sólo a quien tiene razón, sino a cualquiera que se dirija al juez en
demanda de unadecisión sobre una pretensión: la acción, por consiguiente,
puede ser deducida aunpor quien esté equivocado y por ello es abstracta del
fundamento de la demanda.Para esta teoría la acción es un derecho subjetivo público del
ciudadano con elEstado, y sólo para con el Estado, teniendo por objeto la
prestación de la actividad delos órganos jurisdiccionales para la eliminación
de los obstáculos que la inobservancia
CAPITULO XII - Acción. Pretensión. Demanda. Contestación:
CAPITULO XII

ACCION. PRETENSION.

DEMANDA. CONTESTACION

SUMARIO: PRIMERA SECCION. l. Prohibición de la autodefensa. Origen.


Evolución.- 2. Autonomía de la acción.- 3. Orientaciones modernas. 3.1. La
acción como derecho concreto de obrar. 3.2. La acción como derecho
abstracto de obrar. 3.3. La acción como derecho potestativo. 3.4. La acción
como función pro¬cesal. 3.5. La acción como poder jurídico. 3.6. La acción
como derecho público subjetivo. 3.7. Conclusión - 4. Acción: significa¬dos.
Concepto. - 5. Acción. Pretensión. Demanda. 5.1. Acción. 5.2. Pretensión. 5.3.
Demanda.- 6. Condiciones para el ejercicio de la pretensión. 6.1. Posibilidad
jurídica. 6.2. Interés. 6.2.1. Di-recto. 6.2.2. Legítimo. 6.2.3. Actual. 6.3.
Legitimación.- 7. Ele¬mentos de la pretensión. 7.1. Sujetos. 7.2. Objeto. 7.3.
Causa.- 8. Acumulación de pretensiones. 8.1. Acumulación objetiva. 8.1.1.
Requisitos. 8 .1.1.1. No contradicción de las pretensiones. 8.1.1.1.1.
Acumulación sucesiva. 8.1.1.1.2. Acumulación eventual. 8. 1. 1.1.3.
Acumulación alternativa. 8.1.1.2. Unidad de competen¬cia. 8.1.1.3. Unidad de
trámites. 8.2. Acumulación subjetiva. 8.2.1. Activa. 8.2.2. Pasiva. 8.2.3.
Mixta.- 9. Clasificación de las pre¬tensiones. 9.1. Por la clase de
pronunciamiento que persiguen. 9.2. Por el derecho que protegen. 9.3. Por la
finalidad pretendida.-
SEGUNDA SECCION. l. Demanda. Concepto.- 2. Requisitos. ¬2.1.
Redacción por escrito. 2.2. Idioma castellano. 2.3. Mecanografiada o
manuscrita. 2.4. Prueba documental. 2.4.1. Excepcio¬nes. 2.4.1.1.
Documentos no tenidos a disposición. 2.4.1.2. Docu¬mentos posteriores o
desconocidos. 2.4.1.3. Documentos anterio¬res. 2.4.1.4. Hechos no
considerados en la demanda. 2.5. Firma. 2.6. Copias. 2.7. Tasa judicial.- 3.
Contenido. 3.1. Nombres y do¬micilios. 3.2. Cosa demandada. 3.3.
Exposición de los hechos. 3.4. Fundamento jurídico. 3.5. Petición. 3.6.
Determinación del mon¬to.- 4. Efectos. 4.1. Efectos de la presentación. 4.1.1.
Procesales. 4.2. Efectos de la admisión. 4.2.1. Procesales. 4.2.2. Sustancia¬les.
4.3. Efectos de la notificación. 4.3.1. Procesales. 4.3.2. Sus¬tanciales.- 5.
Importancia.- 6. Contestación de la demanda. 6.1. Con¬cepto. 6.2.
Importancia. 6.3. Carga procesal. 6.4. Si1encio. Res¬puestas evasivas.
Negativa general de los hechos. Efectos. 6.4.1. Hechos. 6.4.2. Documentos.
6.4.3. Cartas, telegramas e instrumen¬tos.- 7. Requisitos. 7.1. Requisitos
extrínsecos (forma). 7.2. Re¬quisitos intrínsecos (contenido). 7.2.1. Hechos
expuestos en la de¬manda. 7.2.1.1. Expresa o tácita. 7.2.1.2. Simple o
calificada. 7.2.2. Autenticidad de documentos. 7.2.3. Recepción de cartas,
telegra¬mas e instrumentos.- 8. Hechos alegados como fundamento de la
defensa.- 9. Documentos presentados por el demandado.

PRIMERA SECCION
PROHIBICION DE LA AUTODEFENSA. ORIGEN.
EVOLUCION
La acción surge como una necesaria consecuencia de la prohibición que tienen
las personas de ejercer la autodefensa de sus derechos, lo cual constituye uno
de los basamento del Estado moderno. Se halla consagrada en la Constitución,
que expresa: "Nadie podrá hacerse justicia por sí mismo ni reclamar sus
derechos con violencia, pero se garantiza la le¬gítima defensa" (Art. 15 CN).

Enseña CALAMANDREI: "En compensación de la pro¬hibición impuesta al


individuo de hacerse justicia por sí mis¬mo, le está reconocida la facultad de
dirigirse al Estado para obtener justicia contra el obligado: al faltar el
voluntario cum¬plimiento del obligado, el titular del derecho se dirige al
Estado a fin de que, como garante de la observancia del de¬recho, convierta la
obligación en sujeción. Esta facultad de invocar en beneficio propio frente al
Estado la prometida ga¬rantía de la observancia del derecho es, en un cierto
sentido, la acción".

En una sociedad primitiva, en la que no existía por en¬cima de los individuos


una autoridad superior capaz de decidir y de imponer su decisión, sólo podían
haber dos maneras de resolver el conflicto surgido entre sus miembros: el
acuerdo voluntario o el empleo de la fuerza.

El empleo de la fuerza privada, como medio de defensa del derecho,


constituye la negación de todo derecho y de toda pacífica convivencia social.
Dejar en manos de los interesados la posibilidad de resolver los conflictos
significa excluir la po-sibilidad de una decisión imparcial, en razón de que
nadie pue¬de ser juez en causa propia, y también, la victoria del más fuerte
sobre la razón de la justicia, porque, a no dudarlo, en estas condiciones, se
impondrá la razón de la fuerza sobre la fuerza de la razón.

La prohibición del empleo de la fuerza privada como modo de justicia, en


forma general y con excepción en el caso de la legítima defensa, se encuentra
por primera vez en el De¬recho Romano, hallándose consagrada en el célebre
"Decretum Divi Marci" del emperador Marco Aurelio, que considera como
delito castigado con la pérdida del derecho, el caso del acreedor que, sin
recurrir al juez, intenta por medio de la violencia hacerse pagar la deuda. En
un rescripto posterior de los emperadores Ventiniano, Teodosio y Arcadio, se
hizo extensiva la prohibición respecto de los derechos reales.

La prohibición de la autodefensa, establecida en forma general por el Derecho


Romano, desaparece posteriormente en la Edad Media, situación que se
prolonga hasta la primera parte de la Edad Moderna, como consecuencia de
las bárbaras concepciones de origen germano vigentes por varios siglos, que
utilizaban el duelo y la venganza como forma de solución de los conflictos.

Sólo después, a través del influjo del Derecho Canóni¬co, la prohibición


vuelve en forma general y absoluta, como una de las premisas fundamentales
sobre las cuales se funda¬mentan el ordenamiento de la Justicia y el Estado de
Derecho.

La prohibición hecha a los individuos de recurrir a la fuerza para resolver sus


conflictos y hacer valer sus derechos, significa concomitantemente la facultad
de poder recurrir a la fuerza pública del Estado.

La acción es así, dice CALAMANDREI, la respuesta jurídica a la prohibición


de la autodefensa.

La acción nace en el momento que el Estado prohíbe la autodefensa y asume


la tutela jurisdiccional.

El Estado es el que tiene a su cargo la función juris¬diccional de resolver los


conflictos de intereses por medio del proceso. Pero, para que el Estado actúe,
es necesario que el individuo lo pida, mediante el ejercicio de la acción. El
proceso civil funciona a iniciativa de parte.

Precisamente, el poder o derecho subjetivo de recla¬mar la tutela


jurisdiccional del Estado se denomina acción. La acción consiste en el poder o
derecho subjetivo (abstracto) de reclamar determinado derecho (concreto) ante
la jurisdic¬ción (Poder Judicial). Ese poder, a su vez, determina el deber del
órgano jurisdiccional de atenderlo, de poner en marcha el proceso. Con lo
cual, en definitiva, quien ejercita la acción tendrá una respuesta: la sentencia.

El acceso a la Justicia es tener la posibilidad cierta, real, de ser escuchado, que


se tramite un proceso para resolver la cuestión planteada. Lo cual no significa
que la sentencia que se vaya a dictar necesariamente tenga que ser favorable.
Esto estará supeditado al contenido de la acción, que es lo que se denomina la
pretensión.

La acción se promueve en juicio por medio de la demanda.


En el proceso penal mediante la acusación.
Mediante el instrumento de la demanda en uso de su poder de acción, el actor
ejercita su pretensión reclamando al tribunal un "bien de la vida".

2. AUTONOMIA DE LA ACCION
La doctrina inicialmente identificó a la acción y al Derecho material. Se decía
que la acción era el derecho en movimiento o el derecho con casco y armado
para la guerra ("armée et casquée en guerre").

Una célebre polémica surgida entre dos conocidos juristas respecto del
contenido de la "actio" romana y de la «anspruch» germana, culminó con el
reconocimiento de que la acción y el dere¬cho no eran la misma cosa.

Windscheid, en su obra "La acción en el derecho civil ro¬mano desde el punto


de vista moderno" (1856), expuso ciertas ideas que constituyeron el punto de
arranque de las nuevas doctrinas pro¬cesales al distinguir la acción del
derecho.
Esta separación histórica del derecho y de la acción constituyó, según
Couture, "un fenóme¬no análogo a lo que representó para la física la división
del átomo". La "anspruch" a la que se refirió Windscheid ha sido traducida
como "pretensión jurídica"

Otro jurista, Muther, publicó "La teoría de la acción roma¬na y el derecho


moderno de obrar"(1857), en el que sostuvo que la acción tiene por
presupuestos la existencia de un derecho privado y su violación, pero
admitiendo que, aunque condicionada por el de¬recho subjetivo, es
independiente de éste y su regulación corres¬ponde al Derecho público.

Con ambas obras y las posteriores de Degenkolb "La ac¬ción en el


contradictorio y naturaleza de la norma contenida en la sentencia" (1878), y
Wach "Manual de Derecho Procesal" (1885) y "La acción de declaración"
(1888), quedaron sentadas las bases que otorgaron definitivamente el carácter
autónomo a la acción procesal frente al Derecho material.

Esta notable distinción determinó la autonomía de toda una rama del derecho:
el Derecho procesal. A partir de allí adquirió personalidad propia,
desprendiéndose del viejo tronco del Derecho civil.

3. ORIENTACIONES MODERNAS

La acción es considerada por la moderna doctrina procesal de diversos modos;


algunos de éstos son:

3.1. La acción como derecho concreto de obrar


Esta concepción, propuesta por WACH, sostiene que la ac¬ción sólo compete
a los que tienen razón. La acción dice, no es el Derecho, pero no hay acción
sin Derecho.

3.2. La acción como derecho abstracto de obrar

La acción, según DEGENKOLB, hace abstracción del fun¬damento de la


demanda; en consecuencia, está dada para el que tiene razón y aun para el que
no la tiene o está equivocado. Esta es la teoría dominante entre los
procesalistas.

3.3. La acción como derecho potestativo

Desarrollada por CHIOVENDA, quien sostiene que la ac¬ción es «el poder


jurídico de dar vida a la condición para la actua¬ción de la voluntad de la ley».
Considera a la acción dentro de los derechos potestativos, entendiéndose por
éstos, los que tienden a la modificación del estado jurídico existente con la
sola manifes¬tación de voluntad de su titular y, por tanto, sin necesidad del
con¬curso de la voluntad de otro, v. g.: el derecho del mandante de revocar el
mandato.

3.4. La acción como función procesal

Inspirada por CARNELUTTI, dice que la acción tiene por objeto provocar la
actividad jurisdiccional y es independiente del derecho material, pero no es un
derecho potestativo, sino derecho a una pretensión determinada: la actividad
jurisdiccional. La ac¬ción sería así un derecho a la jurisdicción.

3.5. La acción como poder jurídico

Expuesta por COUTURE, quien define la acción como el poder jurídico que
tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos jurisdiccionales para
reclamarles la satisfacción de una pretensión. Sostiene que la acción como
poder jurídico de acudir a la jurisdicción, existe siempre, con derecho material
o sin él; con pretensión o sin ella, pues todo individuo tiene ese poder jurídico,
aun antes de que nazca su pretensión concreta.

El poder de accionar es un poder jurídico de todo indivi¬duo en cuanto tal;


existe aun cuando no se ejerza efectivamente. La acción es una forma del
derecho de petición, y no debe confundirse el derecho a pedir con la justicia
de lo pedido. La acción civil no difiere en su esencia del derecho de petición
ante la autoridad. Este es el género, aquélla es una especie.

3.6. La acción como derecho público subjetivo

Para ALSINA la acción es un derecho público subjetivo mediante el cual se


requiere la intervención del órgano jurisdic¬cional para la protección de una
pretensión jurídica.

3.7. Conclusión
De acuerdo con la evolución doctrinaria se puede concluir que existen tres
definiciones fundamentales sobre el moderno con¬cepto de la acción, que se
resumen en:

3.7.1. La acción es un derecho autónomo. En consecuencia, es independiente


del derecho que se reclama en el juicio.

3.7.2. La acción es un derecho abstracto no concreto. Consiste solamente en el


poder que tiene toda persona de poner en activi¬dad la función jurisdiccional
mediante el proceso.

3.7.3. La acción, como derecho público, se ejerce frente al órga¬no


jurisdiccional contra el demandado.

La acción tiene fundamento constitucional en nuestro país, en virtud de lo


preceptuado en el Art. 40 1ª. p. de la Consti¬tución, que legisla el derecho de
peticionar a las autoridades.

4. ACCION: SIGNIFICADOS. CONCEPTO

Etimológicamente acción significa obrar, actuar.


El tér¬mino viene del vocablo latino "actio" y éste de "agere", en razón de que
en el origen del Derecho el actor debía actuar, reproducir mímicamente ante el
tribunal el hecho fundamen¬tal de su reclamación.

De esa noción de actividad, el vocablo evolucionó al concepto del derecho a


ejercer esa actividad. Es célebre el texto de CELSO, que sirvió por siglos
como definición de la acción: "Nihil aliud est actio quam ius persequendi in
iudicio quod sibi debetur", que traducida significa: la acción es el derecho de
perseguir en juicio lo que se nos debe.

En el Derecho procesal el vocablo acción tiene varios significados: acción


como sinónimo de derecho, acción como sinónimo de pretensión, acción como
sinónimo de provocar la actividad jurisdiccional, acción como sinónimo de vía
procesal mediante la cual se debate un asunto sometido a la jurisdicción y
acción como sinónimo de demanda.

Para ALLEN, la acción es el derecho subjetivo de peticionar a la jurisdicción


con un contenido pretensional. Y agrega, la acción puede existir sin derecho
material, pero nun¬ca sin pretensión. Para ejercitar válidamente una acción la
misma debe tener un contenido pretensional y cumplirse las formalidades
exigidas en la ley.
La acción es el derecho subjetivo (o poder) abstracto de reclamar ante el
órgano jurisdiccional un determinado de¬recho.

5. ACCION. PRETENSION. DEMANDA

Los conceptos de acción, pretensión y demanda son co¬rrelativos y se apoyan


en forma recíproca para determinar el fenómeno procesal.
No obstante, suelen ser confundidos, por lo que es preciso distinguidos.

5.1. Acción
Como se señaló precedentemente, la acción es el dere¬cho subjetivo (poder)
de reclamar ante el órgano jurisdic¬cional un derecho determinado.

5.2. Pretensión

La pretensión es lo que se exige de otro. Como ex¬presa CARNELUTTI:


"Exigencia de la subordinación de un interés ajeno al interés propio".
La pretensión, dice GUASP, es una declaración de vo¬luntad, no una
declaración de ciencia ni de sentimientos, por¬que en ella se expone lo que un
sujeto quiere y no lo que sabe o siente.

La pretensión es lo que el actor desea obtener, vale decir, lo que quiere y, en


consecuencia, pide. Se formula contra el demandado por medio del juez.

La pretensión para ALLEN, siguiendo a COUTURE consiste en la


autoatribución de un derecho material con la alegación de que ha sido violado,
desconocido, impedido, y la correspondiente manifestación de voluntad
requiriendo una concreta tutela jurídica.

La presentación de la pretensión al proceso se realiza mediante el ejercicio del


derecho de acción, que se efectúa a través de la presentación de la demanda.

La pretensión debe contener la atribución de un dere¬cho o una consecuencia


jurídica derivada de determinada si¬tuación de hecho, sin importar que el
derecho coincida o no con el ordenamiento jurídico vigente. De allí que la
preten¬sión pueda ser fundada o infundada.

La pretensión es admisible cuando reúne los requisitos necesarios para iniciar


el proceso y el tribunal pueda pronun¬ciarse sobre el fondo del asunto.

La pretensión es fundada cuando resulta apropiada para obtener un


pronunciamiento favorable a quien la ha promovi¬do.

El examen del cumplimiento de los requisitos de admisibilidad es


necesariamente anterior, porque de no hallar¬se reunidos no podría emitirse
una sentencia sobre el mérito de la pretensión.

5.3. Demanda

La demanda es el acto procesal de iniciación del proce¬so. Mediante ella se


ejercita la acción y se deduce la preten¬sión.
Concedido por el Estado el poder de acceder a la Justicia (acción), la persona
puede reclamar a otro sujeto un bien de la vida (pretensión), iniciando un
proceso mediante la de¬manda. Es decir, la acción se ejerce ante los órganos
juris¬diccionales mediante la demanda, con el fin de obtener un
pronunciamiento sobre una pretensión.

6. CONDICIONES PARA EL EJERCICIO DE LA PRE¬TENSION


Se dice que tres son las condiciones, generalmente admi¬tidas, para poder
ejercer la acción: la posibilidad jurídica, el interés y la legitimación.

Sin embargo, estas condiciones se refieren a la preten¬sión, esto es a la


reclamación concreta que se realiza ante el juez y contra el adversario, porque,
como se vio, para ejer¬cer la acción basta sólo con peticionar a la autoridad
con un contenido pretensional y con las formalidades establecidas en la ley.

6.1. Posibilidad jurídica

Consiste en que la pretensión esté regulada por el de¬recho objetivo. Es decir,


que se encuentre tutelada por el mis¬mo y no exista una prohibición legal que
impida que pueda ser planteada ante el Poder Judicial para su consideración y
resolución.

La ausencia de posibilidad jurídica determina el rechazo "in limine" de la


demanda, situación que la doctrina denomina "defecto absoluto en la facultad
de juzgar" o "improponibilidad objetiva de la acción"

6.2. Interés

Se trata del motivo, la razón, el móvil que tiene la parte para ejercer la acción;
por ello se dice que sin interés no hay acción.

El interés es la medida de la acción. Consiste en el hecho de que el actor


sufrirá un perjuicio sin la intervención del órgano jurisdiccional.

El interés puede ser, y de ordinario lo es, patrimonial y, generalmente con un


contenido económico, v.g.: el pago de una deuda.

Pero, a veces, también puede ser moral o de otra índo¬le, es decir, sin un
contenido patrimonial propiamente dicho, V.g.: la acción del cónyuge para
que el otro deje de usar su apellido, la destrucción de una obra, etc.
El interés invocado por el accionante debe ser directo, legítimo y actual. .

6.2.1. Directo: quiere decir particular, propio de quien lo ejer¬ce.


Sólo por excepción admitida por la ley, se permite que alguien ejercite un
interés que no sea propio, v.g.: subroga¬ción.

6.1.2.2. Legítimo: significa en este caso lícito, no contrario en Derecho. Debe


existir un interés jurídicamente protegido, suele decir legítimo.

6.1.2.3. Actual: es decir no eventual o futuro. Si una obligación está sujeta a


un plazo no vencido o a una condición, no se la puede reclamar judicialmente.
Excepcionalmente, el Código Procesal Civil admite la con¬dena de futuro, en
cuya virtud se puede anticipadamente solicitar un desalojo, aunque todavía no
haya vencido el plazo del arrenda¬miento, para hacerlo efectivo recién cuando
venza (Art. 634 CPC).

6.3. Legitimación

Es la condición jurídica en que se halla una persona con relación al concreto


derecho que invoca en el proceso, en razón de su titularidad o de otra
circunstancia que justifique su pretensión, V.g.: el que pretende el cobro de
una suma de dinero debe ser el acreedor y la demanda debe estar dirigida
precisamente contra el deudor.

La ausencia de legitimación en la causa autoriza la oposi¬ción de una


excepción previa, denominada en nuestro derecho fal¬ta de acción (Art. 224
inc. c) CPC).

7. ELEMENTOS DE LA PRETENSION

Un tema trascendente del Derecho procesal consiste en lo que la moderna


doctrina procesal denomina identifica¬ción de las pretensiones, antes llamada
impropiamente iden¬tificación de las acciones. En efecto, se trata de
identificar, individualizar, a través de los elementos de la pretensión el objeto
del proceso.
De la manera como se presenten los elementos: suje¬tos, objeto y causa, cada
proceso tendrá una individualidad, el litigio se planteará entre determinadas
partes(sujetos), con referencia a determinada cosa (objeto) y de acuerdo a un
cierto fundamento fáctico (causa).

Por diversas razones será necesario que los elementos subjetivos y objetivos
de la pretensión sean identificados, a fin de conocer cuándo estamos ante un
proceso idéntico a otro proceso y cuándo no.

Adviértase que al concluirse el procedimiento se habrá de dictar una sentencia


que tendrá autoridad de cosa juzgada, es decir será inmutable e inmodificable,
y se constituirá en la verdad legal. Pero habrá de saberse precisamente, por sus
consecuencias, cuáles son los límites de la cosa juzgada, qué es lo que no
podrá discutirse más, qué es lo que no podrá volver a ser objeto de un nuevo
proceso. Para conocer estas cuestiones habrá que recurrir a la clásica regla de
las tres identidades: de los sujetos, del objeto y de la causa.

Esto mismo acontecerá con otros fenómenos procesa¬les como la


litispendencia, la acumulación de procesos, el cambio de demanda, etc.

7.1. Sujetos

Los sujetos constituyen el elemento subjetivo de la pre¬tensión. Son las partes


del proceso. El actor, que es la per¬sona (física o jurídica) que formula la
pretensión y el de¬mandado que es aquel contra quien se la deduce.

Generalmente, las partes procesales son también los sujetos de la relación


jurídica material que se debate en el pro¬ceso, v.g.: el acreedor y el deudor, el
arrendador y el arrenda¬tario, etc. Pero ello no es siempre así ni es
imprescindible que lo sea.

Si la persona que ejerce la acción deduciendo la pretensión no es el titular del


derecho (en el ejemplo: no es el acree¬dor, ni el arrendador), lo mismo habrá
proceso. De igual modo, si la persona contra quien se dirige la demanda no es
realmente el sujeto pasivo de la relación jurídica (no es el deudor o no es el
inquilino), él igualmente será parte en el proceso, el sujeto pasivo de éste.

Los sujetos de la pretensión y del proceso son los que actúan en él, aunque no
sean los que hubieran debido actuar (legitimados) para que se juzgue
eficazmente determinada si¬tuación jurídica.

Las partes serán siempre dos, aunque una de ellas pue¬da ser plural como se
da en el fenómeno del litisconsorcio. También, en el proceso pueden
intervenir terceros, pero en ese caso habrá, generalmente, una nueva o
diferente preten¬sión de la original; una nueva litis, como dice
CARNELUTTI.

No tiene el carácter de sujeto de la pretensión el órgano jurisdiccional ante


quien ella se deduce. Pero sí es sujeto del proceso.

7.2. Objeto:
El elemento objetivo de la pretensión es el "bien de la vida" que se pretende
como dice CHIOVENDA, y por lo tanto solicita el actor.

El "petitum" que contiene la demanda. Lo que quiere el actor que la sentencia


le conceda, v.g.: el pago de una suma de dinero, la entrega de una cosa, la
prestación de un servicio, etc.

Según GUASP, puede consistir en una cosa o en una conducta ajena. Es la


pretensión del actor, el contenido de ella.

7.3. Causa:

La causa invocada en la demanda, es decir la "causa petendi", consiste en la


razón, el motivo, el interés material o moral de la pretensión deducida en el
juicio.

Se trata del hecho jurídico que el actor invoca como fundamento de su


pretensión, v.g.: en el juicio de reivindica¬ción la causa es el dominio que
invoca el actor.

Generalmente, se distinguen el hecho y sus consecuen¬cias jurídicas, al existir


una razón de hecho y una razón de derecho, v.g.: le presté a Diego una suma
de dinero que se niega a devolvérmela (hecho) por lo que en virtud de mi
calidad de acreedor, tengo derecho a cobrarle (afirmación jurl¬dica).

También se menciona como causa el título en cuya vir¬tud se actúa, que


consiste en el hecho constitutivo del dere¬cho, v.g.: si el actor reclama una
cosa a título de locador, el juez no puede entregársela a título de dueño.

La causa constituye un elemento de la cosa juzgada, conjuntamente con los


sujetos y el objeto.

8. ACUMULACION DE PRETENSIONES

Por razones de economía procesal y para evitar proba¬bles pronunciamientos


contradictorios, se permite en un mis¬mo proceso la acumulación de varias
pretensiones.

La acumulación de pretensiones puede ser objetiva o subjetiva. Se denomina


objetiva a la acumulación entre las mis¬mas partes procesales de pretensiones
con diversos objetos. Por su parte la acumulación subjetiva, consiste en la
acu¬mulación de los sujetos (activos o pasivos) del proceso.

No debe confundirse la acumulación de pretensiones con la acumulación de


procesos, que consiste en la reunión de varios procesos iniciados, en los cuales
se han deducido pre¬tensiones conexas. La acumulación de procesos tiene por
fi-nalidad permitir la sustanciación de varios procesos ante un mismo juez y su
resolución en una misma sentencia o de acuerdo con un solo criterio.
La acumulación de procesos trata de evitar el escándalo jurídico que producirá
el hecho de que una misma cues¬tión sea resuelta de distinta manera en los
diversos procesos.

8.1. Acumulación objetiva

La acumulación objetiva tiene lugar cuando el actor reúne en una misma


demanda, en las condiciones estableci¬das por la ley, varias pretensiones
contra el demandado.
La norma procesal utiliza, de manera impropia, el vo¬cablo acción como
sinónimo de pretensión (Art. 100 CPC).
El demandante puede reunir en su demanda todas las pretensiones que tenga
contra el demandado para que se tra¬miten en un mismo proceso y se
resuelvan en una sola sen¬tencia.
Del mismo modo, es admisible que el demandado en la reconvención ejerza
todas las pretensiones que tenga contra el actor, que será el demandado en la
reconvención (Art. 237 CPC).
La acumulación objetiva de pretensiones configura el caso de un proceso con
pluralidad de objetos. Es facultativa para el actor.

8.1.1. Requisitos

8.1.1.1. No contradicción de las pretensiones: Es preciso que las pretensiones


no sean contrarias entre sí, de modo que por la elección de una quede excluida
la otra, salvo el caso en que se promueva una pretensión como subsidiaria de
la otra.
Lo que la ley prohíbe, en realidad, es la acumulación de las pretensiones en
carácter de principales, pero nada impi¬de, como la misma norma lo indica,
que sean deducidas en forma subsidiaria (Art. 100 inc. a) CPC).

Siendo así, pueden distinguirse los siguientes modos de acumulación:


8.1.1.1.1. Acumulación sucesiva: Cuando una de las pretensiones es propuesta
con la condición de que antes sea acogida la otra de la que tomará vida, de
modo que desestimada aquella, ésta queda de hecho excluida.
8.1.1.1.2. Acumulación eventual: Cuando la pretensión sólo será considerada
por el juez cuando la otra pretensión fuere desestimada.
8.1.1.1.3 Acumulación alternativa: Cuando varias pretensiones son propuestas
para que una u otra sea estimada.

8.1.1.2 Unidad de competencia: Las pretensiones deben co¬rresponder a la


competencia de un mismo juez. Se debe consi¬derar a cada pretensión tomada
aisladamente, para lo cual han de tenerse en cuenta las reglas que regulan la
competencia.
Se considera que no procede la acumulación si toma¬das las pretensiones
aisladamente corresponden por su valor a distintos jueces, v.g.: 1ª Instancia y
Justicia letrada, salvo que emanen de un mismo título o relación jurídica en
cuyo caso habrá conexidad.

8.1.1.3. Unidad de trámites: Las pretensiones deben poder sustanciarse por los
mismos trámites, v.g.: es improcedente la acumulación de una acción
ejecutiva a una ordinaria, o de ésta a otra que se sustancie por un
procedimiento especial, a menos que el actor renuncie al proceso ejecutivo o
especial y opte por el proceso ordinario.
La acumulación de pretensiones es procedente aun cuando las mismas tengan
diverso origen. Siendo así, pue¬den emerger de un derecho original como
adquirido por ce¬sión. Pero no será admisible acumular una demanda de
di¬vorcio, en que es competente el juez en lo civil y una de¬manda por
régimen de relacionamiento de menores en la que será competente el juez de
la niñez.
La acumulación objetiva de pretensiones será admisible formalmente también
en los procesos sumarios, de ejecución y de menor cuantía siempre que se
cumplan las condiciones re¬queridas por la ley para su procedencia.

Cuando se hayan acumulado pretensiones en violación de las previsiones de la


ley procesal (Art. 100 CPC) el demandado podrá oponer la excepción de
defecto legal en la forma de deducir la demanda (Art. 224, inc. e) CPC) o la de
incom¬petencia, en su caso (Art. 224, inc. a) CPC).
El actor podrá formalizar la acumulación hasta antes de la notificación de la
demanda.

8.2. Acumulación subjetiva


La acumulación subjetiva de pretensiones se produce cuando varias personas
en un mismo proceso actúan unidas como actores o demandados.
Lo que caracteriza a este tipo de acumulación es la exis¬tencia de varios
sujetos en una misma posición procesal. Es decir, existe un proceso con partes
múltiples.
Tiene lugar siempre que, entre más de un actor o de¬mandado (acumulación
activa y pasiva, respectivamente), o entre más de un actor y más de un
demandado (acumulación mixta) se sustancien, en un mismo proceso,
pretensiones conexas por la causa o por el objeto y por ambos elementos a la
vez. Es decir, respectivamente, cuando se invoque como fundamento de ellas
una misma relación jurídica o una misma situación de hecho o cuando medie
coincidencia respecto de la clase de pronunciamiento que se pide (objeto
inmediato) y la cosa, hecho o relación jurídica sobre el que dicho
pronuncia¬miento debe versar (objeto mediato).
Cabe advertir que el fenómeno del proceso con partes múltiples no es igual al
fenómeno del litisconsorcio. La acu¬mulación subjetiva puede o no dar lugar
a la formación de un litisconsorcio. Este tendrá lugar cuando exista conexidad
causal o conexidad objetiva - causal. La acumulación subjetiva es el género y
el litisconsorcio la especie.

En el supuesto de que la conexidad sólo sea objetiva, no se formará un


litisconsorcio, sólo habrá compartes, es decir sujetos procesales que ocupan
una misma posición pro¬cesal, pero que no corren la misma suerte. Sus
pretensiones serán tramitadas conjuntamente y serán resueltas en una sola
sentencia, pero separadamente, a fin de evitar decisiones con¬tradictorias
sobre el mismo objeto del proceso.

En la acumulación subjetiva la relación procesal se desenvuelve con la


presencia de varios sujetos. Puede ser:

8.2.1. Activa: Cuando existe pluralidad de actores.


8.2.2. Pasiva: Cuando hay pluralidad de demandados.
8.2.3. Mixta: Cuando existe pluralidad de actores y deman¬dados.

La figura procesal analizada se funda en el Principio de economía procesal y


sobre todo en razones de política proce¬sal a fin de evitar el pronunciamiento
de sentencias contradic¬torias, lo que produciría lo que se da en llamar un
"escándalo jurídico", es decir, cuando un juez dice una cosa y otro juez otra
cosa distinta.
Además del requisito explícito de la norma procesal, en el sentido de que las
pretensiones sean conexas por el título, por el objeto, o por ambos elementos a
la vez (Art. 101 CPC), corresponde para su admisibilidad procesal que puedan
sustanciarse por el mismo trámite (unidad de trámite) y que la competencia
corresponda al mismo juez (unidad de compe¬tencia).
Las pretensiones pueden ser conexas por el título (cau¬sa), v.g.: cuando varios
contribuyentes demandan por repeti¬ción de un impuesto, cuando varios
damnificados por un acto ilícito o por un accidente demandan al causante del
hecho, etc.
Las pretensiones son conexas por el objeto, v.g., en los casos de solidaridad de
la obligación o copropiedad.

Las pretensiones son conexas por el título (causa) y el objeto, v.g.: cuando se
demanda por reivindicación contra varios poseedores de un mismo inmueble,
cuando el propie¬tario promueve el desalojo del inmueble ocupado por varios
inquilinos, etc.

9. CLASIFICACION DE LAS PRETENSIONES

Los criterios de clasificación expuestos por la doctrina son diversos y, además,


todos relativos. A su vez carecen de interés práctico.
Utilizaré aquí como sinónimos (aunque no lo son), al solo efecto académico,
los vocablos acción y pretensión, ad¬virtiendo que el concepto de acción es
uno solo.
En efecto, la acción es una, es un fenómeno unitario, por lo que no puede
clasificarse.
Lo que sí puede ser objeto de clasificación son las pretensiones, no la acción.

9.1. Por la clase de pronunciamiento que persiguen


Se dividen en de conocimiento, de ejecución y precautorias. Son las que dan
origen, respectivamente, a los procesos del mismo nombre.
La acción de conocimiento persigue la declaración de certeza del derecho.
La de ejecución tiene por objeto obtener el cumplimiento forzado de una
sentencia de conocimiento (de conde¬na) o de un título ejecutivo, mediante la
ejecución.
La acción precautoria previene el peligro de la demo¬ra del proceso y del
dictado de la sentencia. Es siempre una pretensión accesoria de otra principal.

Las acciones de conocimiento se subdividen, a su vez, en pretensiones de


condena, constitutivas y declarativas, dan¬do lugar a las sentencias del mismo
nombre.
La pretensión de condena es la más común. Por ella se pretende una
resolución que condene al demandado a una de¬terminada prestación que
puede ser de dar, de hacer o de no hacer.
La pretensión constitutiva persigue una sentencia en la que se declare el
derecho modificando o creando una situa¬ción jurídica nueva, v.g.: divorcio,
filiación, etc.
La pretensión declarativa persigue una sentencia de pura declaración sobre
una relación o situación jurídica como consecuencia de la incertidumbre que
existe sobre su existen¬cia o extensión.

9.2. Por el derecho que protegen


Pueden ser acciones reales y personales.
Es la clasifi¬cación más importante desde el punto de vista práctico, por¬que
el Código de Organización Judicial regula la competencia, entre otros
criterios, por éste.
El Código Civil divide también las acciones en reales y personales. Las
acciones personales derivan de los derechos personales, que son los que
autorizan a exigir de una persona determinada el cumplimiento de una
obligación de dar, de hacer o de no hacer.

Las acciones reales son las que pretenden permitir usar, gozar o disponer de
una cosa propia o ajena. Derivan de los derechos reales establecidos en el
derecho sustancial.
Las acciones reales y personales son patrimoniales y se diferencian de las
acciones que protegen los derechos personalísimos (estado, nombre, etc.) que
por tener dicho carácter se rigen por principios especiales
(intransmisibilidad).

9.3. Por la finalidad pretendida


Las acciones se dividen en civiles y penales.
La acción penal pretende, en su concepción tradicio¬nal, la imposición de la
pena.
La acción civil en cambio usualmente persigue una finalidad patrimonial.

SEGUNDA SECCION

l. DEMANDA. CONCEPTO

La demanda es el acto por cuya presentación al tribu¬nal queda explícito el


ejercicio de la acción que tiene como contenido necesario la pretensión.
Para ejercer la acción no es imprescindible que en la realidad de los hechos
exista o no un conflicto de intereses, sólo es preciso que se manifieste su
existencia afirmándolo en la demanda, porque de no ser así ésta será abstracta
y el caso no sería justiciable.

En la demanda el actor hace una manifestación de vo¬luntad, solicitando que


el tribunal dicte una sentencia que le sea favorable.

Mediante la demanda, como resultado de la prohibición de la autotutela (Art.


15 CN), se somete un conflicto a la deci¬sión del Estado para que éste, por el
órgano jurisdiccional (Po¬der Judicial) decida, mediante un debido proceso,
en forma definitiva la controversia.
Son incontables las definiciones que sobre la demanda han dado los autores de
Derecho procesal; algunas de ellas expresan:
En sentido general, demanda, dice ALSINA, es toda petición formulada por
las partes al juez en cuanto traduce una manifestación de voluntad encaminada
a satisfacer un interés.
En sentido procesal, según COUTURE, la demanda es el acto procesal
introductivo de instancia, por virtud del cual el actor somete su pretensión al
juez, con las formas requeridas por la ley, pidiendo una sentencia favorable a
su interés
Es, sostiene CARNELUTTI, el acto procesal por el cual se pretende el
otorgamiento de la tutela jurídica a través de la sentencia.
Es el instrumento mediante el cual se expone ante el juez la pretensión,
expresa SENTIS MELENDO.
Mediante la demanda se ejerce la acción procesal, que contiene una pretensión
y que tiene por objeto lograr la for¬mación de un proceso.
De este modo se advierte que la acción tiene por objeto constituir un proceso;
la demanda tiene por objeto ini¬ciar un procedimiento; y la pretensión tiene
por objeto lo¬grar una sentencia favorable.
Es conveniente señalar que el término demanda no de¬berá utilizarse
extensivamente para designar cualquier otro acto que sólo signifique una
petición, queja, reclamo, etc. Porque aquélla siempre contiene una pretensión
y se la plantea para iniciar un procedimiento que concluya en una sentencia.

2. REQUISITOS
Los requisitos de la demanda son, en general, los que corresponden a todo
acto procesal escrito:
2.1. Redacción por escrito
El escrito de demanda no requiere fórmulas sacramentales; basta con que sus
términos sean claros y pre¬cisos (Art. 215, 1er. p. la. p. CPC).
2.2. Idioma castellano
Las actuaciones judiciales deben ser redactadas en idio¬ma castellano. Esta es
la denominación correcta, no español, como dice el Código Procesal Civil
(Art. 105, 1 a p. CPC). La Constitución establece: "El Paraguay es un país
pluricultural y bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el guaraní. La ley
establecerá las modalidades de utilización de uno y otro. Las lenguas
indígenas, y las de otras minorías forman parte del patrimonio cultural de la
Nación". (Art. 140 CN)
2.3. Mecanografiada o manuscrita
El escrito de demanda debe redactarse con tinta oscura e indeleble (Art. 106,
la p. CPC). Puede también imprimirse por cualquier medio mecánico o
tecnológico.
2.4. Prueba documental
Se debe distinguir el documento del instrumento. El documento es toda
representación objetiva de una idea, la que puede ser material o literal, v.g.: un
monumento.
El instrumento es el documento literal, escrito, destina¬do a constatar una
relación jurídica o una manifestación de voluntad susceptible de producir
efectos jurídicos. Siendo así, el documento es el género y el instrumento la
especie.
La norma procesal prescribe, como regla general, que el actor al promover la
demanda debe acompañar la prueba documental que tuviere en su poder (Art.
219, 1 a p. CPC).
La misma carga procesal tiene el demandado, que ha de cumplirla cuando
contesta la demanda (Art. 236 CPC) y cuando, en su caso, reconviene (Art.
237, 1 a p. CPC).
Igual carga tiene quien deduce una excepción previa (Art. 227 CPC) o un
incidente (Art. 183 CPC). También en el proceso de conocimiento sumario
(Art. 683, inc. c) (CPC) Y en el juicio ejecutivo cuando se oponen
excepciones (Art. 460, 3er. p. CPC).
La prueba documental que deberá acompañarse va más allá de los
instrumentos públicos o privados del C. Civil si extiende a todo objeto en el
que los hechos se encuentren regis¬trados o testimoniados pudiendo ser de
distintas clases y tipos.
La exigencia de adjuntar al escrito de demanda – y a los escritos de
contestación, reconvención, excepción e incidente ¬toda la prueba documental
que se tuviere, está fundada en el Principio de moralidad y buena fe que debe
regir el proceso, en cuya virtud el mismo debe substanciarse con lealtad y no
puede constituirse en una trampa donde pueda sucumbir la verdad.

2.4.1. Excepciones: Las partes tienen la carga de presentar to¬dos los


documentos que tengan en su poder o a su disposición. Las excepciones a esta
regla general están establecidas en la ley. Son las siguientes:
2.4.1.1. Documentos no tenidos a deposición: Deberán ser individualizados,
indicando su contenido, el lugar, archivo, oficina pública o persona en cuyo
poder se encuentren (Art. 219,20 p. CPC).
2.4.1.2. Documentos posteriores o desconocidos: En este supuesto se deben
seguir las reglas establecidas en la norma procesal, que dispone: "Después de
contestada la demanda no se admitirán al actor sino documentos de fecha
posterior, o anteriores bajo juramento de no haber antes tenido conocimiento
de éstos. En estos casos se dará vista a la otra parte, quien deberá cumplir la
carga impuesta en el Art. 235, inc a) (Art. 221 CPC).
2.4.1.3. Documentos anteriores: Se agregarán bajo juramento de no haber
antes tenido conocimiento de ellos y se seguirán las pautas del Art. 221 del
CPC transcripto en el apartado anterior.

2.4.1.4. Hechos no considerados en la demanda: Cuando en la con¬testación a


la demanda o a la reconvención, en su caso, se alegan hechos no considerados
en el escrito de demanda o reconvención, el actor podrá agregar documentos
dentro de los cinco días de notifica¬da la providencia respectiva, sin
substanciación (Art. 220 CPC).
La consecuencia del incumplimiento de la carga de acompa–ar los
documentos, en la oportunidad procesal que la ley establece, es que no deben
ser admitidos posteriormente y si lo fueren debe solicitarse su desglose de los
autos, oponiéndose a su agregación.
Todo instrumento que no se halle redactado en idioma caste¬llano debe
traducirse por traductor matriculado para que sea viable su agregación a los
autos (Art. 105, in fine CPC).

2.5. Firma
Un requisito de fundamental importancia es la firma. El C. Civil declara -
refiriéndose a los instrumentos privados que será indispensable para su
validez, sin que pueda ser sustituida por signos, ni por iníciales de los nombres
o apellidos" (Art. 399 CC).
La firma se define como el trazado gráfico que contiene habitual¬mente el
nombre, apellido y rúbrica de una persona, con el cual se suscriben los
documentos para darles autoría y obligarse a lo que en ellos se dice.
Los escritos judiciales deben estar firmados por las personas que en ellos
intervienen (Art. 106, la p. in fine CPC). Siendo así, el escrito carente de firma
será un acto jurídicamente inexistente y aje¬no, como tal, a cualquier
posibilidad de convalidación posterior. Véase el apartado. 7 del Capitulo XV.

2.6. Copias
La copia es la reproducción fiel de un documento original.
La norma procesal dispone que de todo escrito de que deba darse traslado, de
sus contestaciones y de los documentos con ellos agre¬gados, deberán
acompañarse tantas copias firmadas como partes in¬tervengan (Art. 107, 1ª p.
CPC). Véase el apartado 8.3 del Capítulo XV

2.7. Tasa judicial


El pago de la tasa judicial es un requisito fiscal de cum¬plimiento necesario
como condición de admisibilidad. Se halla legislada en la Ley 284/71 y su
modificación Ley 1165/85 y en la Ley 669/95 que modifica los gravámenes
específicos establecidos en la Ley 284/71 de Tasas Judiciales.

3. CONTENIDO
La demanda, dice la norma procesal, será deducida por escrito y contendrá
(Art. 215 CPC):

3.1. Nombres y domicilios


3.1.1. Del demandante o actor: Individualización del deman¬dante con sus
nombres y apellidos, denuncia del domicilio real y constitución del procesal
(ad litem) a los efectos del proceso.
3.1.2. Del demandado: Individualización del mismo con sus nombres y
apellidos y denuncia del domicilio real, legal o es¬pecial, según el caso.

3.2. Cosa demandada


Determinación precisa de lo que se demanda. El objeto de la pretensión. Lo
que se desea que se resuelva favorable¬mente en la sentencia.
El "bien de la vida" que se pretende, como dice CHIOVENDA.

3.3. Exposición de los hechos


Los hechos en que se funda la demanda explicados claramente. Los hechos
son el fundamento y sustento fáctico do la pretensión.
El Código sigue básicamente la teoría de la substanciación sintetizada en el
aforismo «Da mihi factum, dabo tibi jus» (dame los hechos, yo te daré el
derecho), diferente a la teoría de la individualización que se apoya más que en
los hechos en la determinación de la relación jurídica. Ambas tienden a
conseguir la individualización del objeto del litigio. La de la substan¬ciación a
través de los hechos, la de la individualización a través del derecho. La
demanda, dice FAIREN GUILLEN, debe ser prácticamente substanciada y
jurídicamente individualizada.

La exposición de los hechos tiene capital importancia por¬que:

- El demandado tiene la carga de reconocer o negar categórica¬mente cada


uno de los hechos expuestos en la demanda (Art. 235, inc. a) CPC).
- Sobre los hechos alegados por el actor, y en su caso por el demandado,
deberá versar la prueba (Art. 247, 1er. p. CPC).
- La sentencia sólo podrá hacer mérito de los hechos alegados por las partes
(Art. 159, incs. b) y c) CPC).
- Autoriza la excepción de defecto legal, cuando no sean clara y precisamente
expuestos (Art. 224, inc. e) CPC).

3.4. Fundamento jurídico


El derecho debe ser expuesto sucintamente. Se debe in¬vocar y pedir la
aplicación de las normas legales que avalan la pretensión.

3.5. Petición
La petición en términos claros y positivos, formulada con precisión en la
petitoria. Contribuye a determinar el objeta del litigio. Puede ser:
Principal: Referente a la que se reclama al demandada.
Accesoria: cama las dañas y perjuicios, las intereses, las cas¬tas.

3.6. Determinación del monto


La demanda deberá precisar el monto reclamado.
Coma regla general la estimación debe ser exacta y obligatoria, salvo que al
acto no le fuera pasible determinarla, al promover la demanda:
a) para las circunstancias del caso;
b) si la estimación dependiere de elementos aún no definiti¬vamente fijados y
la promoción de la demanda fuere impres¬cindible para evitar la prescripción
de la acción. En cual¬quiera de los casos de excepción mencionadas no
procederá la excepción de defecto legal.
Siendo así, la falta de determinación sólo puede ser admitida de manera
excepcional cuando para establecerla se necesite actividad probatoria a cuando
su determinación de¬rive de elementos aún no fijados y la promoción de la
de¬manda sea imprescindible a fin de evitar que la acción pres¬criba.
Par su parte el Art. 15, inc. g) del COJ establece que cuando el valor de la cosa
objeto de la demanda no pueda ser determinado, el actor deberá manifestarla
bajo juramento sin perjuicio del derecho del demandado a declinar la
jurisdicción.
A su vez, el C. Civil dispone: "Cuando, se hubiese jus¬tificado la existencia
del perjuicio, pera no fuese pasible deter¬minar su manto, la indemnización
será fijada por el juez" (Art. 452 CC).

4. EFECTOS
Cada demanda produce, en general, diversas efectos jurídicos sustanciales y
procesales, sea por la presentación al tribunal, su admisión por éste a por la
notificación al deman¬dado.

4.1. Efectos de la presentación


Desde el momento en que el actor presenta la deman¬da al tribunal surgen las
siguientes:

4.1.1. Procesales:
4.1.1.1. Queda abierta la instancia y el actor tiene la carga de proseguirla.
4.1.1.2. Queda fijada la competencia del juez can relación al actor.
4.1.1.3. Caduca la facultad del actor de recusar sin expresión de causa.
4. l .1.4. El juez asume el deber de:
4.1.1.4.1. Conocer la demanda o rechazada de oficio.
4.1.1.4.2. Pronunciarse sobre su competencia.

4.2. Efectos de la admisión


La demanda cuando es admitida por el juez produce los si¬guientes:
4.2.1. Procesales
4.2.1.1. Nace el estado de litispendencia.
4.2.1.2. El juez debe:
4.2.1.2.1. Juzgar en la sentencia la pretensión deducida.
4.2.1.2.2. Atenerse a los términos de la demanda al dictar sentencia bajo pena
de nulidad, por el efecto retroactivo que tiene la sentencia que debe ser
pronunciada como si hubiese sido el momento mismo de la promoción de la
de¬manda.
4.2.2. Sustanciales
4.2.2.1. Determina que los magistrados, fiscales, defenso¬res de incapaces y
ausentes y otros funcionarios, abogados, procuradores, escribanos, peritos que
intervengan o hayan intervenido en el proceso, no puedan adquirir los bienes
comprometidos en el juicio en compraventa, aunque sea en remate, por sí o
por interpósita persona (Art. 739, inc. f) CC).

4.3. Efectos de la notificación


La demanda notificada produce los siguientes:
4.3.1. Procesales:
4.3.1.1. Extingue el derecho del actor de modificar la de¬manda y ampliar o
restringir sus pretensiones (Art. 217 CPC). 4.3.1.2. Extingue el derecho del
actor de desistir unilateralmente de la instancia (Art. 167, in fine CPC).
4.3.2. Sustanciales
4.3.2.1. Interrumpe el curso de la prescripción (adquisitiva y liberatoria),
aunque el tribunal ante quien se promovió sea in¬competente (Art. 647, inc. a)
CC).
4.3.2.2. Constituye en mora al demandado respecto de obli¬gaciones que
carecen de plazo expresamente convenido pero resultare de la naturaleza y
circunstancias de la obligación (Art. 424, 1er p. 23 p. CC).
4.3.2.3. Determina que el poseedor que haya sido condenado a restituir la cosa
o a pagar su precio abone los frutos percibidos, aunque no hubieren sido
solicitados (Art. 2428 CC).
4.3.2.4. Determina la prestación debida en las obligaciones alternativas,
cuando la elección corresponde al actor (Art. 487, 1er P. CC).

5. IMPORTANCIA
La demanda es el acto central del proceso y el prime¬ro, salvo las diligencias
preparatorias si las hubo.
De los efectos señalados precedentemente, surge la fun¬damental importancia
que la misma posee, dada su profunda influencia en la constitución y posterior
desarrollo del pro¬ceso y en la sentencia.
Por ello, su redacción y formulación requieren sumo cuidado y atención ya
que constituye la base del juicio y de ella depende, en gran medida, el éxito o
el fracaso de la pre¬tensión deducida.

6. CONTESTACION DE LA DEMANDA

6.1. Concepto
La contestación de la demanda es la respuesta que da el demandado a la
pretensión del actor contenida en la deman¬da. La contestación significa para
el demandado la facultad de pedir la protección jurídica del Estado y el
ejercicio de una acción. La contestación es la forma civilizada que asume la
defensa.
6.2. Importancia
La contestación tiene para el demandado similar importancia que la demanda
la tiene para el actor.
Con la contestación se integra la relación procesal, se fijan los hechos sobre
los que versará la prueba y se especifica la carga de ella, se centran los
términos de la litis y se establecen los límites de la sentencia. Por todo esto,
surge la importancia que asume la demanda en la constitución y en el
desarrollo del proceso.
6.3. Carga procesal
Lo que distingue y caracteriza al contenido de la con¬testación de la demanda
es la carga procesal que tiene el de¬mandado y que consiste en reconocer o
negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda.
Consecuencia lógica de lo anterior es también la car¬ga que pesa sobre el
demandado en el sentido de tener que reconocer o negar, en la misma forma,
la autenticidad de los documentos acompañados que se le atribuyen y la
recep¬ción- no el contenido- de las cartas, telegramas e instrumen¬tos a él
dirigidos cuyas copias se hubiesen acompañado.
La negación debe ser categórica y concreta. Deben distinguirse los hechos
personales y los que tiene el deber de conocer, de los que no lo son o son
hechos de terceros. En estos últimos casos puede el demandado simplemente
decir que no le constan.

Las excepciones a la regla mencionada, son:

El defensor en ejercicio de una función pública.


El demandado que interviene en el proceso como sucesor a título universal de
quien participó en los hechos o suscribió o recibió los documentos. Porque
puede carecer de la infor¬mación necesaria para asumir una determinada
conducta. No obstante, una vez producida la prueba debe dar su respuesta
definitiva, a cuyo efecto el juez dictará una providencia intimándole a dar una
respuesta categórica, bajo apercibi¬miento de tener por admitidos los hechos o
por auténticos o por recibidos los documentos.

6.4. Silencio. Respuestas evasivas. Negativa general de los hechos. Efectos


El efecto del incumplimiento de la carga impuesta como imperativo legal es
que el silencio, las respuestas evasivas o la negativa meramente general,
podrán estimarse por el juez o tribunal como reconocimiento de la verdad de
los hechos per¬tinentes y lícitos. En cuanto a los documentos se los tendrán
por reconocidos o recibidos, en su caso. Lo mencionado con¬cuerda con el C.
Civil, que dice: "El silencio será juzgado como asentimiento a un acto o a una
pregunta, cuando exista deber legal de explicarse, o bien a causa de la relación
entre el silen¬cio actual y la conducta anterior del agente. La manifesta¬ción
de voluntad sólo se presume en los casos previstos ex¬presamente por la ley"
(Art. 282, 2° p. CC).

6.4.1. Hechos: se produce el reconocimiento, mejor la admi¬sión (tácita) de la


verdad de los hechos pertinentes y lícitos alegados por el actor.
6.l.4.2.Documentos: que le son atribuidos, se los tienen por reconocidos.
6.l.4.3.Cartas, telegramas e instrumentos: dirigidos al demorado, se tendrán
por recibidos.
El Código Procesal Civil autoriza que durante el proce¬so podrá decretarse
embargo preventivo siempre que de la con¬fesión expresa o ficta resultare la
verosimilitud del derecho, o ello surgiere de la contestación de la demanda o
reconvención (Art. 709, inc. b) CPC).

7. REQUISITOS:
Los requisitos de la contestación de la demanda pueden ser extrínsecos,
referidos a la forma; e intrínsecos, relativos al contenido.

7.1. Requisitos extrínsecos (forma)


La norma procesal establece para la contestación los mis¬mos requisitos de
forma que debe contener la demanda y que se encuentran legislados en el Art.
215 del CPC. Así como tam¬bién la carga de la agregación de la prueba
documental.
A su vez, el demandado debe justificar la personería, caso contrario autoriza la
deducción de la excepción de falta de personería, en este supuesto mediante el
recurso de reposición que puede deducir el actor (Art. 224, inc. b) in fine
CPC)

7.2. Requisitos intrínsecos (contenido)


El demandado tiene la carga procesal de reconocer o ne¬gar categóricamente:
7.2.1. Hechos expuestos en la demanda: El reconocimiento, o más
precisamente la admisión de los hechos, puede ser:
7.2.1.1. Expresa o tácita: esta última se producirá en caso de silencio o
respuestas evasivas o negativa general (Art. 208, 2° p. CC).
7.2.1.2. Simple o calificada: cuando es simple no determina tiempo, lugar o
circunstancia, V.g.: se niega deber la suma de dinero reclamada. En este caso
el demandado no debe probar porque es suficiente la negación. Sin embargo,
el actor tiene la carga de la prueba porque los hechos no se presumen.
Será calificada cuando se admite el hecho pero se le otor¬ga una distinta
significación jurídica, v.g.: se admite haber reci¬bido dinero, pero en calidad
de donación y no de préstamo, o cuando importa una afirmación del
demandado, v.g.: no se ad¬mite haber contraído la obligación
voluntariamente. Lo cual im¬porta afirmar implícitamente un hecho (error,
dolo, violencia, etc.) cuya prueba corresponderá al demandado, porque
impor¬ta un hecho impeditivo, modificativo o extintivo de la obliga¬ción.

7.2.2. Autenticidad de documentos: Los documentos deben atribuirse al


demandado. Por el contrario, el demandado no tiene la carga de reconocer o
negar los documentos emanados de terceros. En este supuesto habrá que
ofrecer a dichos terceros como testigos para obtener el reconocimiento que se
pretende.
7.2.3. Recepción de cartas, telegramas e instrumentos: Deben estar dirigidos al
demandado. Esta carga pesa sobre él, siempre que se acompañen las
respectivas copias que el actor debe agregar.

8. HECHOS ALEGADOS COMOFUNDAMENTO DE LA DEFENSA

El demandado puede, a su vez, alegar hechos constituti¬vos, impeditivos o


extintivos como fundamento de su defensa, los cuales debe especificar con
claridad (Art. 235, inc. b) CPC), v.g.: compensación, nulidad de acto jurídico,
pago, prescrip¬ción, etc.
En relación a la compensación, también podrá deducirse como demanda
reconvencional, en cuyo caso si el crédito del reconviniente es mayor al del
actor podrá percibirlo. De lo contrario sólo podrá obtener su absolución en la
misma medida del crédito del actor, pero no podrá obtener condena contra él
por la diferencia a su favor.

9. DOCUMENTOS PRESENTADOS POR EL DEMANDADO

El demandado podrá también presentar documentos en respaldo de sus


afirmaciones (Art. 236 CPC). Es más, tiene la carga procesal de hacerlo del
mismo modo que el actor al promover la demanda.

De estos documentos se dará traslado al actor por seis días, con copias,
debiendo notificársele por cédula (Art. 133, inc. a) in fine CPC).
La pretencion, concepto y diferencias con del derecho de acción
Posted on 26/06/2013 by D. Fernando Ospina

La razón de ser del proceso (su finalidad), es la pretensión, En la demanda se


busca la satisfacción de un interés por medio del proceso, en el proceso se
define la pretensión (el derecho que se desea hacer tutelar), como dice el
jurista panameño, Jorge Fabrega en su libro Instituciones de del derecho
procesal, “la pretensión es un acto, un hacer, una declamación o emisión de
voluntad”, interpuesta por el demandante a fin de hacer valer un derecho y
obtener una satisfacción de la pretensión que le interesa.

El anteriormente citado autor menciona que la pretensión puede ser fundada


en derecho o carecer de fundamento.

 pretensión Fundada: es la pretensión presentada ante un tribunal


competente (en todos los aspectos), en la que se exige la tutela de un
derecho o satisfacción de un interés, basándose en una normativa legal,
presente, vigente y justiciable.
 pretensión Infundada: es la pretensión que se presenta ante un tribunal,
competente (la falta de competencia no vicia la demanda, es al proceso
al que afecta) ante el cual se exige la satisfacción de un interés, el cual
el individuo puede considerar erróneamente justiciable o con
fundamentos legales, como también puede que se ignore la ilegalidad de
la petición o exista un desinterés por parte del demandado de saber que
fundamentos puede poseer lo que esta exigiendo.

Se indica que la pretensión, no es un derecho, sino un acto meramente


voluntario, por lo tanto recordamos a Carnelutti que se menciona respecto al
tema aludiendo que la pretensión es algo que alguien hace y no algo que
alguien tiene, Jorge Fabrega esta desacuerdo con esta postura.

Pero desde mi punto de vista, yo Diego F. Ospina me pregunto, ¿no es acaso


la pretensión igual a el derecho de acción?
definición corta de derecho de acción: Teniendo en cuenta que el derecho de
acción se refiere a un derecho subjetivo que recurre a la intervención del
órgano jurisdiccional, competente para la protección de un bien jurídico.

Para el colombiano H. Devis Hechandia el derecho de acción consiste en: un


derecho publico, subjetivo, abstracto, cívico y autónomo. Que corresponde a
toda persona natural o jurídica, para obtener la aplicación de la jurisdicción
del estado a un caso en concreto mediante una decisión judicial, por medio de
un proceso.

Tal parece que aunque son parecidas, no son iguales, El caso es que desde mi
punto de vista el derecho de acción (derecho a pedir ante un tribunal),
comparte una semejanza casi sinónima con la pretensión (posibilidad de pedir
ante un tribunal), en mi opinión la diferencia es muy difícil de conocer si solo
nos basamos en el concepto.

Semejanzas entre derecho de acción y pretensión:

Se asemejan en que, generalmente, ambas corresponden al sujeto activo del


proceso, en que ambas se plantean ante un tribunal y por medio de un acto
procesal y en su objetivo, pues ambas tienen por objeto lograr la solución de
un conflicto.

Diferencias entre derecho de acción y pretensión:


 Sujeto destinatario: la acción se dirige hacia en tribunal; la
pretensión contra el adversario.
 Objetivo: la acción tiene como objetivo primordial la apertura
del proceso; la pretensión se dirige a obtener una sentencia favorable.

 Oportunidad en que se resuelven: si se acoge o no la acción, es


resuelto tan pronto como se es presentada; el pronunciamiento respecto
de la pretensión se da sólo con la sentencia.

 Efecto de su rechazo: la acción rechazada puede volver a


interponerse; si se rechaza la pretensión, la condena.

La pretensión es una manifestación de voluntad que abalanza contra alguna


persona diferente de quien la produce, osea dentro del proceso, ante el juez,
pero contra el demandado, mientras que la acción va dirigida a que el juez
conozca de la pretensión.

La pretensión busca dar lugar a que nazca (surja) un proceso judicial que
permita ejercitar la pretensión, mientras que la pretensión lo que busca es
lograr la satisfacción de un interés (un veredicto o sentencia positiva)

Si la acción es legitima o correcta (si se a presentado correctamente, ante el


tribunal competente) se define al momento de ser presentada esta para iniciar
el proceso, mientras que la pretención debe de esperar a la culminación del
proceso, para ver su objetivo cumplido o no con la sentencia judicial.

El ultimo aspecto seria el caso en que una acción es rechazada, porque se


interpuso ante un tribunal no competente o esta mal presentada (formulada),
en cuyo caso puede corregirse el defecto e intentar presentarse nuevamente,
mientras que en la pretensión, si se niega esta, se termina puesto que en el
derecho existe una maravilla llamada cosa juzgada, así pues que en un caso
una pretensión negada en una sentencia, no puede ser nuevamente exigida,
amenos no por el mismo sujeto, como ya se menciono esto es a razón de la
cosa juzgada y que en la mayoría de los países democráticos una persona no
puede ser condenada varias veces por la misma causa.

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