El enfoque cognitivo se centra en los procesos mentales internos, como la

percepción, la memoria, el pensamiento y la resolución de problemas. Examina

cómo las personas procesan la información, toman decisiones y desarrollan su
conocimiento. Por otro lado, el enfoque cultural se centra en cómo las normas, los
valores, las creencias y las prácticas culturales influyen en el comportamiento
humano. Examina cómo la cultura moldea las actitudes, las conductas y las
interacciones sociales.

Las concepciones implícitas son representaciones encarnadas en la medida en

que todas nuestras representaciones del mundo físico y social, e incluso de
nosotros mismos, están mediadas por la forma en que nuestro cuerpo se relaciona
con el mundo

La primera diferencia significativa entre el aprendizaje implícito y explícito radica

en el momento de adquisición del aprendizaje, mientras en el aprendizaje implícito
no se tiene intención de aprender, en el aprendizaje explícito, existe una conducta
intencional hacia lograr la adquisición de una habilidad.

Las tecnologías digitales han transformado la organización social del aprendizaje

al ampliar el acceso a la información, fomentar la colaboración, permitir el
aprendizaje personalizado, facilitar el aprendizaje a distancia y enriquecer la
experiencia de aprendizaje con recursos multimedia. Estos avances tecnológicos
han llevado a un cambio significativo en la forma en que las personas aprenden y
se relacionan con la educación.

La tecnología en la educación ha generado tanto entusiasmo como debate en los

últimos años. Si bien hay muchas certezas sobre los beneficios que la tecnología
puede aportar al aprendizaje, también existen algunas incertidumbres y
cuestionamientos que se plantean. A continuación, se presentan algunas de las
principales incertidumbres relacionadas con la tecnología en la educación: