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ÁngelAguirre Baztán (Ed.

Etnografía
Metodología cualitativa en la
investigación sociocultural

Alfaomega Fjli?) marcombo


O de los autores, i 9l>5

Edición originai puüücada por


Marcombo, S. A., Barcelona, España
Derechos reservados <9 1995

€> 1997 ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V.


Apartado Postal 7-1032, 06700 México, D.F.

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Impreso en México • Printed in México


Prólogo

Cuando leo y escribo es habitual en m í oír música, generalmente clásica. Tengo espe-
cial predilección por el piano y el violín, especialmente cuando actúan de solistas en una
orquesta. He oído incontables veces los veintisiete conciertos de piano y los cinco conciertos
de violín de Mozart, así como los cinco conciertos de piano y el único protagonizado por
un violín de Beethoven.
Su audición incansable me han hecho comprender, sentimientos aparte, las propiedades
fractales de la música, así como la naturaleza opuesta de uno y otro instrumento. Por esto,
no tiene sentido preguntarse qué es más música, si la que se interpreta con un piano o la
interpretada con un violín. Y es que las notas producidas por el teclado producen un sonido
discontinuo, como las imágenes sueltas de los fotogramas de una película, mientras que las
cuerdas van deshilvanando un sonido totalmente continuo, como la acción que transcurre en
el escenario de un teatro. De ahí que uno y otro instrumento despierten emociones diferentes.
Esto puede comprobarse, por ejemplo, con la audición de dos conciertos de Bach: el concierto
para violín y orquesta (BWV.1042) y el tercer concierto para clave y orquesta de cuerda
(BWV.1054) el cual es una transposición del primero hecha por el propio compositor.
Justamente, por sus características opuestas, obras que se basan en el «enfrentamiento»
entre ambos tipos de sonido alcanzan momentos sublimes. Desde fos austeros conciertos de
Bach para clave y orquesta de cuerda (BWY.1Q52 a 1058) hasta el brevísimo pero intenso
y expresivo, por sus contrastes rítmicos, Concierto para piano y orquesta (op.42) de Schonberg,
para ir desde el contrapunto polifónico al dodecafonismo. El efecto es más visible, si cabe,
en una obra como el popular Quinteto para piano y cuerdas (D.667) que Sehubert escribió
inspirándose en la primera estrofa de su lieci titulado Die Forelle (la trucha), pieza en la que
desde el allegro vivace inicial las teclas y los arcos desarrollan un diálogo homofónico,
considerado una de las expresiones más depuradas del romanticismo musical.
A mi modo de ver, esta dialéctica entre la continuidad y la discontinuidad no es sino
un reflejo del dualismo paradójico con que accedemos a la realidad, dualismo que se ma-
nifiesta también en otros pares fundamentales de la misma, como la materia y la energía,
o, en términos de la mecánica cuántica, los corpúsculos y las ondas. La propia constante k
de Planck es, a la vez, un signo de lo discontinuo dado por los saltos cuánticos y de lo
continuo como constante que es. Nuestro conocimiento necesita de ambos aspectos para
aprehender el significado global, que no total, de la realidad.
Ruego al lector que no se sorprenda ante las anteriores disquisiciones musicales y
físicas para prologar un libro sobre metodología etnográfica. Porque, un reflejo de las
citadas dualidades epistemológicas es el par cuantitativo y cualitativo. Lo cuantitativo (el

V
número, las unidades, el cálculo) es discreto, discontinuo como las notas duras dadas por las
teclas de un piano (pianoforte le llamaron los italianos). Permítaseme advertir, de paso, que
esto implica que por muchas teclas que hubiera siempre faltarían notas intermedias, en las
que subyacen las nociones de lo posible hasta lo infinito. Sólo en el límite, dado por el salto
a ese infinito, aparece la continuidad (el violín) y emerge lo cualitativo. Es lo que sucede
con las curvas monstruosas, precedente de la geometría fractal, estudiadas ya como curio-
sidad por algunos matemáticos del traspaso de siglo como Peano.
Ahora bien, al menos hay dos posturas que explícita o implícitamente tratan en la
actualidad de dirimir este dualismo mctaparadigmático de un modo radical: la positivista,
que adora el cuantitalivismo, y la postmodernista, que confía en el cualitativismo. Para la
primera, el conocimiento científico debe venir avalado por la dureza metodológica, dada por
un rigor y un control traducibles en lo cuantificable y cuantificado. Es obvio que, desde tal
perspectiva, referirse a la metodología cualitativa, sea en etnografía sea en la ciencia social
en general, resulta siempre desafiante.
Por su parle, el pensamiento poslmodcrno, con una actitud ingenua, altisonante y de-
cadente, va contra la uniformidad tecnocrática (Lyotard) y para solucionar las separaciones
conceptuales tradicionales elimina el sujeto, el objeto, la realidad y la historia (Baudrillard),
considerando que ésta ha llegado a su fin como unidad (Vattimo), punto este último en el
que paradójicamente viene a coincidir con el liberalismo capitalista de Pukuyama. Pese a
este «borrón y cuenta nueva», en el fondo, el rechazo postmodernista de cualquier cuan-
tificación así como su visión fragmentada y nihilista sigue moviéndose en las mismas
coordenadas epistemológicas frente a las que reacciona, pues sus ataques a la totalidad le
continúan situando cpigónicamcnte. aunque por vía negativa, en un paradigma de las partes
y el todo. Por otra parte y sin perjuicio de la gratuidad de su apología de la incertidumbre
y lo imprevisible así como de una aprehensión discontinua del mundo, estas características
le aproximan al nuevo paradigma emergente de la complejidad.
Antes de referirme a dicho paradigma, debo señalar que de lo expuesto hasta aquí creo
que pueden deducirse dos cosas. La primera, que, irremediablemente, la metodología cua-
litativa conlleva la metodología cuantitativa. La segunda, que la discusión de fondo entre
métodos cuantitativos y cualitativos 110 es metodológica. Sólo tiene sentido planteada
epistemológicamente y sólo desde la epistemología puede ser resuelta. Y, desde ésta, se ad-
vierte que la cuestión no está ni en lo cualitativo ni en lo cuantitativo sino en cómo se
relacionan ambas vertientes de lo real. Justamente esta relación se encuentra hoy en un
proceso de cambio.
Desde mitades de los años sesenta estamos asistiendo a un interés creciente por la
maternalica cualitativa, cuyo origen moderno puede situarse representativamente en Poincaré.
Esto es importante porque con ello el fundamento del pensamiento matemático se desplaza
del cálculo y la cantidad hacia el análisis de las propiedades. Una buena ilustración de ello
la proporcionan las geometrías topológica y simpléctica. Pues bien, recicntísimámente están
desarrollándose un número ya considerable de teorías, con apoyo más o menos empírico,
que en esta misma línea se aproximan cualitativamente a la realidad, descubriendo sendos
aspectos inéditos de la misma. Su común denominador está en la complejidad. Con ello
emerge un lenguaje conceptual nuevo, cuyos términos (conjuntos borrosos, catástrofes, fracla-
les, caos, percolaciones, ele.) responden a un conocimiento cualitativamente fundamentado.
Lo sugestivo de esto es que en tal contexto, lo cualitativo y lo cuantitativo dejan de
tener un sentido alternativo. Porque la complejidad, si bien entroniza decididamente lo
cualitativo, confiere a lo cuantitativo un ineludible carácter instrumental. Un reflejo de ello
lo tenemos en la evolución de la informática. Si ésta, en principio, parecía ser un paso más
hacia la matcmatización del conocimiento y a la postre de la realidad, su evolución está
dejando claro que la clave del proceso reside en la base lógica en que se sustenta, ya que
el significado emerge de lo rclacional y estructural sirviéndose del número como la cantidad

VI
de bits suministrada por el hardware. Es lo mismo que la conversación entre un piano y un
violín, y que lo postulado por el principio microfísico de complementariedad, formulado por
Planck.
El nuevo paradigma emergente prioriza lo cualitativo sobre lo cuantitativo, lo cual
invierte la relevancia que a este último le ha otorgado la ciencia tradicional. Esta inversión
conlleva un cambio de énfasis en los campos más duros como son la matemática y la física,
hasta el punto de que puede afirmarse que nos encontramos en una etapa de lo que he
llamado «reblandecimiento metodológico» de las ciencias naturales, expresión que no debe
ser tomada en sentido peyorativo sino todo lo contrario. Y lo más interesante ex que ese
proceso acerca dichas ciencias a las ciencias humanas, heterocalificadas de blandas.
En modo alguno, esto significa que las ciencias humanas puedan prescindir olím-
picamente de los enfoques cuantitativos de la realidad que estudian. Es de esperar que la
nueva situación lleve a las ciencias humanas a repensar la relación entre los métodos cua-
litativos y cuantitativos, pues unos y otros quedan por «inducción» modificados tanto en sus
limitaciones como en sus posibilidades. Lo polémico y trascendente de la nueva situación
se advierte a través de las palabras de uno de los comentaristas críticos de la teoría de las
catástrofes de Thom: adoptar los métodos cualitativos es renunciar a predecir a cambio de
comprender.
En el presente libro, el profesor Angel Aguirre, sensible a las cuestiones disputadas, ha
reunido y encabezado un vasto equipo de autores para tratar una selección de temas sobre
la investigación cualitativa de carácter etnográfico. Ahora bien, como él mismo nos recuer-
da, tanto etimológicamente como por el objetivo que en principio se propone, la etnografía
es una ciencia descriptiva. Claro está que, como la sociografía, la paleografía o la geografía,
la pura descripción se queda en lo intencional, y esto sin traspasar las presuntas fronteras
que la separan definicionalmente de la etnología y de la antropología. Si la etnografía fuera
meramente descriptiva, los métodos cuantitativos, taxonomías aparte, tendrían mayor
relevancia en sus estudios. Pero por ser ante todo una ciencia descriptiva, los métodos y las
técnicas con que se trabaja en la investigación etnográfica quedan afectados por lo compren-
sivo y lo hermenéutico, y, en consecuencia, la metodología cualitativa les es inherente.
Por todo ello y aparte de sus utilidades, este libro es un excelente estímulo y, por
consiguiente, una constante invitación a reflexionar sobre las cuestiones comentadas, cuya
problemática subyace en cada una de las páginas que siguen. En este sentido, el interés de
su lectura sobrepasa a las preocupaciones del etnógrafo y llega hasta el de quienes están
interesados en los problemas epistemológicos de la ciencia social y del conocimiento cílm i-
tífico en general. E incluso de quienes nos deleita la música.

Frederic MUNNÉ

VI!
Universidad Nacional
Federico Víllarreal
ANTROPOLOGÍA
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http$:/ /w w w . facebook .com / an t ropo$ ine rgia
Preliminar

El Instituto de Antropología de Barcelona ha trabajado, desde sus comienzos, en el


estudio de la antropología española, promoviendo primeramente investigaciones sobre su
fondo histórico, para así conocer mejor nuestra realidad cultural, y procurando herramientas
conceptuales para el trabajo antropológico.
A la primera demanda, respondió con publicaciones como, La antropología cultural en
España (1986), Historia de la antropología española (1992), Una historia de la antropo-
logía balear (1992)1 Anuario de historia de la antropología española (desde 1992), etc,,
teniendo en curso de publicación o preparación, las historias de antropología en Cataluña,
Galicia, Asturias y Navarra. A través de este fondo historiográfico, que sigue acrecentándose,
podemos evaluar la espléndida realidad de la «escuela española de antropología», así como
conocer más a fondo nuestro legado cultural del que podemos partir para nuestros trabajos
aplicados.
La dependencia extranjera de textos y herramientas docentes en antropología, nos im-
pulsó a publicar el Diccionario temático de antropología (2.“ ed., 1993), que ahora com-
pletamos con este excelente trabajo en equipo sobre Etnografía. Metodología cualitativa de
la investigación socio-cultural, que será completado en breve con un texto introductorio
sobre Antropología para psicólogos.
Esta Etnografía, trabajada en equipo por una treintena de especialistas, constituye una
publicación de indudable valor, no existiendo en nuestro ámbito científico una obra de tales
características.
Fue en el marco del II Congreso Nacional de Historia de la Antropología (1994) donde
n raüíb ~éi*tráirájv> tn i líqúipu, ojiie *isuy -preseit cantus, cuii ’ra!ni ceirefon lie -¿iJurcar■■un~n novu* ctío-
rico en reflexión, no sólo a nuestros jóvenes etnógrafos, sino a todo un grupo de antropólogos
aplicados que entienden la etnografía como activa y aplicada.
La obra consta de cinco partes diferenciadas: En la primera parte, los Profesores A.
Aguirre (Universidad de Barcelona) y E. González Pellón (Universidad de Cantabria) nos
introducen en la definición e historia del concepto de etnografía; la segunda parte trata de
analizar la metodología etnográfica y, a tal efecto, los Profesores A. González Echevarría
(Universidad Autónoma de Barcelona), M.“ J. Buxó (Universidad de Barcelona), M.° T.
Anguera (Universidad de Barcelona), A. Aguirre (Universidad de Barcelona) y J. Alcina
(Universidad Complutense de Madrid), estudian la observación participante, el arte y la
ciencia en el trabajo de campo, las perspectivas emic/etic y la deontología etnográfica; en
el tercer apartado, los Profesores X.M. González Reboredo (Museo Gajego), P. Sanchiz y
M. Cantón (Universidad de Sevilla), C. Junquera (Universidad Complutense de Madrid),

IX
J.A. González Alcantud (Universidad de Granada), J.M. Feriegla (Universidad de Barcelo-
na), S. Trías (UNED Palma de Mallorca), S. Aguirre (Empresa ECCO), F. Lara (Univer-
sidad de Burgos), X. Serrano (Universidad de Barcelona) y C. Ascanio (Cabildo Insular de
Gran Canaria) nos introducen en las diversas facetas del proceso etnográfico; en una cuarta
parte, J.A. Martín (Universidad de Salamanca), F. Vicente (Universidad de Extremadura),
M. Rodríguez (INFAD Barcelona), P. Jimeno (Universidad Autónoma de Madrid) y L. Díaz
Viana (CSIC, Madrid) abordan las secuencias y problemas de la redacción de la monografía
etnográfica; finalmente, los Profesores F. Giner Abati (Universidad de Salamanca), J.L.
Acín (Diputación de Aragón), F.J. Zubiaur (Museo de Navarra), J.O. Sánchez F. (Universidad
Complutense de Madrid), T. Calvo Buezas (Universidad Complutense de Madrid), P. Ro-
dríguez (Escritor), R. Marín (INFAD Barcelona), I. Badillo (INFAD Barcelona), A. Aguirre
(Universidad de Barcelona), L. Cencillo (Universidad de Salamanca), X.R. Marino (Uni-
versidad de Santiago de Compostela) y C. Fauría (Museo Etnológico de Barcelona) relatan
y a n a liz a n doce campos y experiencias etnográficas.
La calidad y número de los investigadores que participan en esta investigación sobre
la metodología etnográfica, son una garantía de presentación, no sólo ante la comunidad
antropológica, sino ante todos los que trabajan en el campo de las ciencias sociales y
humanas.
No dudamos de que se trata de una obra importante que pretende marcar un hito dentro
de la antropología española.
No me ha resultado especialmente difícil coordinar a los treinta y dos profesores que
han participado, bajo mi dirección en esta investigación de equipo, a pesar de las dificul-
tades que conlleva una obra así. Para todos, mi reconocimiento.
Mi reconocimiento y gratitud también para con mis alumnos de doctorado del Depar-
tamento de Psicología Social de la Universidad de Barcelona, a los que imparto el curso
sobre metodología etnográfica, por su atención y sugerencias.
Quiero además, destacar la especial ayuda de Silvia Aguirre e Isabel Badillo, sin cuya
colaboración me hubiera resultado mucho más difícil este trabajo.

Ángel AGUIRRE BAZTÁN

Instituto de Antropología de Barcelona


Universidad de Barcelona.
índice general

P ró lo g o .................................................................................................................................... V

P re lim in a r ............................................................................................................................. IX

INTRODUCCIÓN

1. E tnografía (Ángel Aguirre Baztán) .......................................................................... 3


1.1 Demarcación conceptual.................................................................................. 3
1.1.1 Introducción........................................................................................ 3
1.1.2 El estudio etnográfico....................................................................... 5
1.2 El proceso etnográfico..................................................................................... 6
1.3 El producto etnográfico................................................................................... 15
1.4 C onclusión.......................................................................................................... 18
B ibliografía................................................................................................................... 19

2. La evolución del concepto de etnografía (Eloy Gómez P elló n )........................ 21


2.1 El nacimiento de un té rm in o .......................................................................... 21
2.2 Las primeras «descripciones»......................................................................... 23
2.3 La etnografía «ilustrada»................................................................................. 28
2.4 La etnografía científica.................................................................................... 34
2.5 Nuevas formas de etnografía.......................................................................... 40
Bibliografía.................................................................................................................... 44

M ETO DO LO G ÍA ETNOGRÁFICA

3. E tnografía y método científico (Aurora GonzálezE chevarría)......................... 49


3.1 Introducción........................................................................................................ 49
3.2 Etnografía y teoría antropológica................................................................... 50
3.3 Antropología explicativa (además de interpretativa) y no relativista . . . 54
3.4 El veto etnográfico: «Mi pueblo no se desvincula»................................... 57
3.5 Etnografía y contrastación de te o ría s............................................................ 58
3.6 Conclusiones. Movimientos de revitalización de la etnografía y teoría
sociocultural................................................................................................ 60
Bibliografía.................................................................................................................... 62

XI
4. El arte de la ciencia etnográfica (MaríaJesús Buxó R e y ) ................................. 64
4.1 Sensibilidad estética en el trabajo de ca m p o ................................................ 65
4.2 Ni esencializar ni problcm atizar.................................................................... 69
B ibliografía.................................................................................................................... 72

5. La observación participante (María Teresa Angttera A rgilaga)....................... 73


5.1 Conceptualizatión............................................................................................. 73
5.2 Enclave en la metodología cualitativa................................................... 73
5.2.1 P e rfil..................................................................................................... 73
5.2.2 Principios inspiradores...................................................................... 75
5.3 «Continuum» participativo.............................................................................. 76
5.3.1 Niveles de participación.................................................................... 76
5.3.2 Tipos de participación....................................................................... 78
5.4 Tratamiento del reg istro .................................................................................. 80
5.4.1 Exigencias m etodológicas................................................................. 80
5.4.2 De la descripción al reg istro ............................................................ 81
5.4.3 Del registro a la codificación........................................................... 82
5.5 Utilización de la observación participante.................................................... 83
5.5.3 V entajas................................................................................................ 83
5.5.2 Inconvenientes..................................................................................... 83
5.6 Conclusiones ..................................................................................................... 83
Bibliografía................................................................................................................... 83

6. Émica, ética y transferencia (Ángel Aguirre Baztán) ......................................... 85


6.1 P relim inar............................................................................................................ 85
6.2 Los relatos e m ic ................................................................................................ 88
6.2.1 ¿Quiénes son los n ativ o s?................................................................. 88
6.2.2 Emic, el punto de vista del n a tiv o .................................................. 90
6.2.3 Emic, un concepto de vista poco defin id o .................................... 91
6.2.4 Critica del em icism o.................................................' ...................... 93
6.3 Los relatos e t i c ................................... ... .......................................................... 94
6.3.1 Forastero y a m ig o ................................................................. .. 94
6.3.2 La personalidad del etnógrafo.......................................................... 95
6.3.3 El etnógrafo como a u to r.................................................................... 96
6.3.4 Necesidad científica de los relatos e t i c ........................................... 96
6.4 El acto etnográfico y su validez científica.............................. .................... 97
6.4.1 El hecho de la relació n ...................................................................... 97
6.4.2 El momento afectiv o .......................................................................... 99
6.4.3 El momento cognoscitivo ........................................... .................... 100
6.4.4 El momento operativo . ................... ................................................ 102
6.4.5 El momento é tic o ...................................................... .. . . .............. 103
6.4.6 El momento so c ia l.............................................................................. 103
6.5 En conclusión....................................................................... ............................ 104
B ibliografía.................................................................................................................... 105

7. Deontología etnográfica (José Alcina F ra n ch )...................................................... 107


7.1 El secreto profesional....................................................................................... 10H
7.2 ¿Quién investiga a q u ié n ? ............................................................................... 10K
7.3 Entre el zoo y la m odernidad......................................................................... 109
7.4 Etnografía o p o lítica......................................................................................... 110

X II
EL PROCESO ETNOGRÁFICO

8. Demarcación de campo y documentación previa (Xosé M. González Reboredo) 115


8.1 Introducción..................................................................................................... 115
8.2 El campo de estu d io ....................................................................................... 116
8.3 El campo de observación.............................................................................. 119
8.4 Documentación p re v ia ................................................................................... 122
8.5 Consideración f in a l......................................................................................... 125
Bibliografía c ita d a ........................................................................................................ 125

9. Acceso y adaptación al campo (Pilar Sanchiz Ochoa á Manuela Cantón


D elgado)................................................................................................................... 128
9.1 Las fronteras de la negociación o los límites de la mentira. La etnografía
entre conversos . ........................................................................................ 130
9.2 Cenizas de la experiencia. La etnografía sum ergida................................. 133
B ibliografía................................................................................................................... 134

10. Los inform antes (Carlos Junquera R u b io ).......................................................... 135


B ibliografía................................................................................................................... 141

11. O ralidad: tiempo, fuente, transm isión (José Antonio González Alcantud). . . 142
11.1 Oralidad y tem poralidad................................................................................. 142
11.2 Las fuentes o ra le s............................................................................................ 144
11.3 La tradición o r a l.............................................................................. - ............. 145
11.4 Transmisión o r a l.............................................................................................. 147
11.5 Registro o r a l..................................................................................................... 148
B ibliografía................................................................................................................... 150

12. La etnografía y el com portamiento no verbal (Josep María Fericgla González) 151
12.1 La investigación de C.N.V.............................................................................. 151
12.2 Demarcación conceptual................................................................................. 154
12.3 Formas de comunicación g estu al.................................................................. 157
B ibliografía.................................................................................................................. 159

13. Los docum entos y la cultura m aterial (Sebastián Trías M ercant)................ 160
13.1 Estado de la cuestión...................................................................................... 160
13.2 La cultura material de un pueblo ysu evaluación etnográfica................... 160
13.2.1 Tecnología cu ltu ral.......................................................................... 161
13.2.2 Patrimonio docum ental.................................................................... 162
13.3 Infraestructura teórica del patrimonio cultural:archivos y museos . . . . 162
13.3.1 Historia, etnografía y arch iv o ......................................................... 163
133.2 Museo y etnografía.......................................................................... 164
13.4 Etnohistoria y etnotecnología: suestatutocientífico .... ................................ 165
13.4.1 Etnohistoria y patrimonio docum ental.......................................... 165
13.4.2 Etnotecnología y patrimonio m aterial........................................... 167
B ibliografía.................................................................................................................... 169

14. Entrevistas y cuestionarios (Silvia Aguirre Cauhé) .......................................... 171


14.1 Introducción....................................................................................................... 171
14.2 La entrevista............................................ ......................................................... 172
14.2.1 C oncepto............................................................................................. 172

XIB
14.2.2 Elementos másimportantes en la entrevista.................................. 172
14.2.3 Tipos tic entrevista............................................................................ 173
14.2.4 La entrevista.............................................................................: . . . 175
14.3 El cuestionario.................................................................................................. 176
14.3.1 D efinición........................................................................................... 176
14.3.2 Pases en la elaboración de un cuestionario................................. 177
14.3.3 Tipos de preguntas........................................................................... 178
14.4 Conclusión......................................................................................................... 180
B ibliografía.................................................................................................................... 180

15. Análisis inform ático de datos en la investigación cualitativa (Femando Lara


O rtega)...................................................................................................................... 181
15.1 Presentación....................................................................................................... 181
15.2 Análisis informático de dalos en la investigación cualitativa............... .. 182
15.2.1 Variables cuantitativas y variables cualitativas............................ 182
15.2.2 Preparación de los datos para su análisis inform ático............... 183
15.2.3 Pongamos un ejem p lo .................. ................................................... 184
15.2.4 El editor de texto de SPSS/PC+; R E V IEW ............................ .. . 186
15.2.5 Introducción de los datos en SPSS/PC+ ....................................... 186
15.2.6 Creación de un fichero en SPSS/PC+ capaz de interpretar esos
d a to s ................................................................................................ 190
15.2.7 Análisis informático de datos en S P S S /P C + ............................... 192
Bibliografía b á s ic a ........................................................................................................ 202

16. Estudio de casos (Javier Serrano B la sco ).................................. ...... .................. 203
16.1 El estudio de lo particular............................................................................. 203
16.2 El saber sobre el caso particular.................................................................... 203
16.3 E! método de caso ú n ic o ................................................................................. 205
16.4 Selección y función del c a s o .......................................................................... 206
16.5 La cuestión de la evaluación en el estudio de c a s o s ................................. 207
B ibliografía................................................................... ............................................... 207
Bibliografía com entada............................................................................................... 208

17. Biografía etnográfica (Carmen Ascanio Sánchez).............................................. 209


17.1 De los documentos personales a la «perspectiva biográfica».................. 209
17.2 Una historia interdisciplinar............................................................................ 210
17.3 Sobre teoría, método y técnica o nuevas vías para el conocimiento de lo
so c ial.................................................................. .. ....................................... 211
17.3.1 Lo social como objeto de estu d io .................................................. 211
17.3.2 E! proceso biográfico........................................................................ 212
17.4 Una «mirada» antropológica...........■.................................................... .. 215
Bibliografía utilizada................................................................................................... 216
Breve bibliografía com entada.......................................................... ....... ........... 217

EL PRODUCTO ETNOGRÁFICO

18. Análisis y organización del m aterial etnográfico (José A.Martín Herrero) . 221
18.1 Introducción....................................................................................................... 221
18.2 Rcdefinición del proyecto o riginal................................................................ 221
18.3 Lectura, revisión y clasificación.................................................................... 222
18.4 Elección del modelo de etnografía................................................................ 223

X IV
18.5 Redacción de la m onografía.......................................................................... 224
18.6 C onclusión........................................................................................................ 225
B ibliografía.................................................................................................................... 225

19. Tipos de m onografías etnográficas (Florencio Vicente C astro)....................... 227


19.1 La monografía etnográfica.............................................................................. 227
19.2 Las monografías clásicas................................................................................ 228
19.2.1 Estudios de fam ilias.......................................................................... 228
19.2.2 Estudios de biografías...................................................................... 230
19.2.3 Estudios de com unidad.................................................................... 232
19.3 Las monografías actu ales................................................................................ 235
B ibliografía.................................................................................................................... 235

20. Testimonio y poder de la imagen (MarisolRodríguez G utiérrez)................... 237


20.1 La im ag en .......................................................................................................... 237
20.1.1 Génesis de las imágenes y de lo im aginario.............................. 237
20.1.2 El significado de los mensajes visuales en nuestra sociedad . . . 239
20.2 La imagen-acto: la fotografía......................................................................... 241
20.2.1 Significado de la fotografía en la h istoria......... .......................... 241
20.2.2 El marco fotográfico: espacio y tie m p o ....................................... 242
20.2.3 La lectura fotográfica: el espectador............................................ 242
20.3 Antropología y fotografía:la Antropología v isu a l........................................ 243
20.3.1 Fotografía y A ntropología............................................................... 243
20.3.2 El testimonio fotográfico: «He estado a llí» ................................. 245
B ibliografía.................................................................................................................... 246

21. Los diarios de campo (Pilar Jimeno Salvatierra).................................. 248


21.1 Cuesdonamiento del d ia rio ............................................................................. 248
21.2 El antropólogo económ ico.............................................................................. 249
21.3 El estudio de la vida sexual entre los trobriandeses ................................. 252
21.4 Los valores entre los trobriandeses............................................................... 253
21.5 La publicación de los diarios de ca m p o ...................................................... 254
21.6 Del trabajo de campo a la monografía: la etnografía................................ 256
21.7 El holismo culturalista y la especialización antropológica....................... 258
B ibliografía................................................................................................................... 259

22. La etnografía como actividad y discurso (Luis Díaz V iana)............................. 260


22.1 La proyección alegórica en antropología: objetividad y subjetividad . . . 260
22.2 El etnógrafo como traductor entre cu ltu ras................................................. 262
22.3 Escritura científica y creación literaria: la poética de la persuasión . . . 263
22.4 El debate sobre la etnografía «postmodema»: la antropología como
ciencia y como disciplina retó rica........................................................... 267
Bibliografía.................................................................................................................... 269

CAMPOS Y EXPERIENCIAS ETNOGRÁFICAS

23. Etnografía en una comunidad «prim itiva» (Francisco Giner A b a ti)............... 273
23.1 Introducción....................................................................................................... 273
23.2 Los primeros p a s o s........................................................................................... 274
23.3 Revisión de trabajos anteriores....................................................................... 275
23.4 Organización del trabajo de ca m p o ............................................................... 275

XV
23.5 Toma de contacto y primera orientación..................................................... 276
23.6 Fase exploratoria............................................................................................... 278
23.7 Investigación concreta...................................................................................... 278
23.8 Valoración y publicación................................................................................ 27H
Bibliografía.................................................................................................................... 279

24. Etnografía en una com unidad de pastores (José Luis Acín Fon l o ) ............... 280
24.1 R eencuentro.................................................................................. ..................... 280
24.2 Por montes y v ere d as....................................................................................... 281
24.3 Entre la montaña y el lla n o ............................................................................ 282
24.4 Los últimos pasto res..................................................., .................................. 284
24.5 La universalidad del p astoreo......................................................................... 285
B ibliografía.................................................................................................................... 286

25. E tnografía en una com unidad agrícola de N avarra: San M a rtín de Unx
(Francisco Javier Zubiaur C arreña)................................................................... 288
25.1 Los orígenes de la investigación.................................................................... 288
25.2 La metodología de Barandiarán..................................................................... 289
25.3 Su aplicación a San Martín de U n x ............................................................. 290
25.4 El m éto d o ........................................................................................................... 291
25.5 Las referencias de ap o y o ................................................................................. 293
25.6 Los temas de especial interés ........................................................................ 294

26. Etnografía en una com unidad de pescadores (Juan Oliver Sánchez Fernández) 295
26. i Principios metodológicos en la investigación de cam p o ........................... 295
26.2 Interacción v e rb a l.............................................................................................. 296
26.3 Técnicas no verbales ....................................................................................... 298
26.4 ¿Análisis cuantitativo o cualitativo?....................................................... .. . 299
26.5 Interpretación y explicación........................................................................... 299
Bibliografía.................................................................................................................... 300 (

27. Etnografía y m inorías étnicas. Chicanos, puertorriqueños, indios y gitanos


(Tomás Calvo ¡Juezas)............................................................................................ 301
27.1 El fetichismo del trabajo «cam pero»................................................... . . . 301
27.2 No se investigan culturas, sino problem as................................................... 302
27.3 El estudio antropológico de un movimiento so c ia l.................................... 303
27.4 ¿Es posible la antropología política en sociedades com plejas?............... 303
27.5 El falso y maniqueo dilema entre menlalistas y m aterialistas................. 304
27.6 El análisis marxíano radicalmente necesario, pero radicalmente
insuficiente................................................................................................. 305
27.7 Emigrantes temporeros en los estados centrales de Estadas Unidos . . . 305
27.8 Igualdad simbólica y desigualdad social en una ciudad pluriétnica
neoyorquina.................................................................................................. 30b
27.9 Indios cunas, narcotráfico y guerrilla............................................................ 30(i
27.10 La percepción paya de los gitanos: los números son cualidad ................. 30í>
Bibliografía.................................................................................................................... 30/

28. El retrato imposible: la etnografía de grupos cerrados (Pepe Rodríguez) . . I0H


28.1 Introducción.................................................................................................................I0K
28.2 Etnografía en una s e c ta .................................................................................... 311
B ibliografía......................................................................... .......................................... 315
29. E tnografía en una com unidad em igrante (Rosa Marín B e n e t)........................ 316
29.1 Introducción...................................................................................................... 316
29.2 Para una antropología de la inm igración.................................................... 316
29.2.1 Concepto de em igración................................................................. 316
29.2.2 Tipologías . . ......... ........................................................................... 317
29.2.3 Momentos o etapas psicológicas dela em igración...................... 317
29.2.4 La culturalizació................................................................................. 318
29.3 Migración y psicopatología cultu ral.............................................................. 318
29.3.1 El choque cu ltu ral............................................................................. 318
29.3.2 La migración como procesode d u e lo ........................................... 319
29.3.3 Migración e identidad...................................................................... 320
29.4 Etnia, etnicidad y biculturalism o................................................................... 320
29.4.1 La educación intercultural om ulticultural..................................... 320
29.4.2 Racismo y xenofobia....................................................................... 321
29.5 Reflexión fin a l................................................................................................... 321
B ibliografía.................................................................................................................... 322

30. E tnografía en el centro escolar (Isabel Badillo L e ó n )....................................... 323


30.1 Pre-observación participante........................................................................... 323
30.2 Etnografía en la escu ela.................................................................................. 323
30.2.1 La escuela-chalet............................................................................... 324
30.2.2 La escuela-cuartel/convento............................................................. 324
30.2.3 La escuela-fábrica............................................................................. 325
30.3 La monografía etnográfica.............................................................................. 327
Bibliografía.................................................................................................................... 328

31. E tnografía en la em presa (Ángel Aguirre Baztán) ............................................ 329


31.1 Descubriendo la cultura de la em presa......................................................... 329
31.2 La cultura es e fic a z .......................................................................................... 331
31.3 El trabajo de campo etnográfico en la e m p re s a ........................................ 333
Bibliografía.................................................................................................................... 336

32. E tnografía desde la consulta clínica (Luis Cencillo R am írez)............... .. - 337

33. Etnografía histórica (Xosé Ramón Marino Ferro) ..................................... .. 344


33.1 Las coordenadas espacio-tem porales............................................................. 344
33.2 La brujería e u ro p e a.......................................................................................... 345
33.3 La medicina b ru jeril......................................................................................... 346
33.4 La medicina hum oral................................................................................... • 347
B ibliografía......................................................................................................... .. 348

34. Etnografía en el museo. U na exposición p ara el diálogo (Carme Fauría Roma) 349
34.1 Grupo de investigación de las sociedades norteafricanas.......................... 351
34.2 La exposición como experiencia cultural: unestudio de un caso relativo
a mujeres marroquíes visitando el m u se o .............................................. 353
B ibliografía.................................................................................................................... 356

xvn
Introducción
1. Etnografía
Ángel Aguirre Baztán

1.1 DEM ARCACIÓN CONCEPTUAL

La etnografía es el estudio descriptivo de la cultura de una comunidad, o de alguno


de sus aspectos fundamentales, bajo la perspectiva de comprensión global de la misma.
Expliquemos los términos y el marco conceptual de esta definición.

1.1.1 Introducción

La etnografía es el estudio descriptivo («graphos») de la cultura («ethnos») de ana


comunidad.
Su carácter descriptivo (como sucede con la «patografía» respecto a la enfermedad)
queda patente en Jas monografías etnográficas y se diferencia de la etnología que (al igual
que la patología) resulta de análisis comparativos, entre varias etnografías, con intención
teórica.
En la etnografía, la dimensión descriptiva no es obstáculo para el análisis de la cultura
en términos de identidad, totalidad, eficacia, por Jo que, como resultado de la acción etnográ-
fica, estamos en condiciones de conocer la identidad étnica de la comunidad, de comprender
Ja cultura como un «todo orgánico» y de verificar cómo esa cultura está viva y es eficaz en
la resolución de los problemas de la comunidad.
Hay dos tipos de etnografía;
- la etnografía «meramente descriptiva», cuyos destinatarios son los de la cultura del etnógrafo
(casi siempre del mundo académico);
- la etnografía «activa», que ha sido encargada por los etnografiados, como «diagnóstico
cultural» y que, una vez realizada, es «devuelta» a la comunidad solicitante, que puede
aceptarla o no, en vistas a su eficacia en la resolución de los problemas.

a) Las tres etapas de la investigación cultural


Como decía Lévi-Strauss, «etnografía, etnología y antropología no constituyen tres
disciplinas o tres concepciones distintas de los mismos estudias. Son en realidad, tres etapas
o momentos, de una misma investigación y la preferencia por uno u otro de estos términos,
sólo expresa que la atención esté dirigida en forma predominante, hacia un tipo de inves-
tigación, que nunca puede excluir a los otros dos» ( L é v i - S t r a u s s , 1968: 31).
La etnografía constituye la primera etapa de la investigación cultural, es a la vez como

3
veremos, un trabajo de campo (proceso) y un estudio monográfico (producto). Es mui
disciplina que estudia y «describe» la cultura de una comunidad desde la observación paitl
cipante y desde el análisis de los datos observados.
La etnología surge desde la comparación de las diversas aportaciones etnográficas,
como construcción teórica de la cultura, dentro de una triple síntesis: geográfico-espacial,
histórico-tcmporal y sistcmático-estructural.
La antropología «apunta a un conocimiento global del hombre y abarca el objeto on
toda su extensión geográfica e histórica, aspira a un conocimiento aplicable al conjunto del
desenvolvimiento del hombre, desde los homínidos a las razas modernas y tiende a conclu
siones, positivas o negativas, pero válidas para todas las sociedades humanas, desde la gran
ciudad moderna hasta la pequeña tribu melanesia» ( L é v i - S t r a u s s , 1968: 31).
Etnografía, etnología y antropología son, pues, tres etapas de la investigación cultural,
La etnografía, representa la etapa inicial de la investigación, con propósitos, fundamentalmente,
«descriptivos»; la etnología, como segunda etapa, comportaría un análisis «comparativo»
entre diversas culturas o aspectos fundamentales de dichas culturas; finalmente, la antropología
nos proporcionaría un tercer nivel de síntesis, la creación de «modelos o teorías» de cono
cimiento para comprender las culturas humanas, haciéndolas aplicables al desarrollo del
hombre.
La etnografía se constituye en la base empírica del conocimiento antropológico. Se lia
dicho, un poco maliciosamente, que los jóvenes antropólogos sólo saben hacer «etnografía",
que desde la madurez se llega a producir «etnología» y que sólo los sabios y experimentado.'i
antropólogos construyen «antropología».
No es, por eso, de extrañar que abunden las etnografías, no sean tan numerosas las
etnologías y contemos con poca teoría de antropología.
También se ha insistido en el carácter «iniciático» de la etnografía para los postgraduados
en ciencias de la cultura. El trabajo de campo ha sido declarado como el paso obligado,
como la práctica necesaria, con la que completar los estudios teóricos universitarios de
antropología (que para el Reino Unido significaba, también, iniciación al gobierno colonial),

b) El «choque cultural»
No se puede ser antropólogo si no se han vivenciado, al menos, dos culturas, si no si-
lla sufrido el «choque» de todo análisis transcultural: saber que existen otras culturas y que
todos los elementos culturales son relativos y comparables.
Cuando un etnógrafo se acerca a «otra cultura» (a veces «lejana» en el espacio y el
tiempo) se encuentra inerme y desamparado, pues su cultura no le ayuda a entenderla. Se
encuentra «como un niño» que debe iniciarse en los procesos de enculturación y sociali
zación.
Un etnógrafo que llega a una cultura «distinta» (elegida, justamente, para observar me-
jor los contrastes), necesita, sobre todo el primer mes, adaptarse a las comidas, las costumbres,
los olores, ... y, además, aprender su lengua. Podríamos decir que, al principio, «balbucea
la cultura» nativa.
El «choque cultural» tiene dos propósitos principales:
Para los etnógrafos, conocer, mediante la observación participante, la cultura elegida,
A partir de esta nueva vivencia cultural, el etnógrafo, no sólo relativizará su etnocentrismo,
sino que su vida se partirá en dos y ya no será, ni de «aquí», ni de «allí» totalmente: una
suerte de «esquizofrenia cultural» le acompañará toda la vida. Cuando se ha llegado a
vivenciar la «otra» cultura es cuando se la ha hecho propia («apropiada»).
Por el contrario, existe una mirada sucia de turista mercader que compra «sensaciones
de choque» (emociones duras). Las compra con dinero y no las integia en su vida sino como
trofeos de safari. Su mirada etnocéntrica trata a los «otros» como «pobres», «salvajes», «pri-
mitivos», etc. Allí están esos turistas reporteros, esos mercaderes del dolor, el sexo o la

4
miseria, en las guerras, en las catástrofes, filmando el desnudo de las adolescentes en la sel-
va, etc., para vender exclusivas a la televisión, o las revistas gráficas.
Este tipo de exotismo es la contraexperiencia antropológica.
c) Desde el etnocentrismo al particularismo
Es etnocéntrico el que se comporta como si no existiese sino su cultura o como si las
«otras culturas» fuesen «inferiores».
Por el contrario, la etnografía nos descubre las otras culturas, en toda su grandeza y
dignidad.
Este relativismo contrario al etnocentrismo, surgió como respuesta a la violencia
generalizadora del evolucionismo y a su método comparativo. Se oponía a sacar y abstraer
los hechos culturales de sus contextos geográfico-históricos, para, negando las diferencias,
poder homologar las culturas, realizando así construcciones teóricas.
El relativismo ha puesto de manifiesto la singularidad y particularidad de los procesos
culturales. Cada etnia se ha formado en un nicho geográfico concreto y a través de una his-
toria singular; por eso, cada cultura es única e irrepetible, un particularismo histórico.
Esta reacción relativista ha generado, a veces, un exceso de etnografismo en su aver-
sión al comparatismo. Sus conclusiones podrían ser estas:
• Los grupos humanos son diversos en sus adaptaciones espacio-temporales y sus sistemas
culturales resultantes son únicos e irrepetibles.
• Admitir semejanzas de unos con otros no infiere principio alguno de universalidad.
• Querer generalizar y unlversalizar representa una ansiedad por homologar (unitarismo
unificador), nacida de la inseguridad angustiosa o de una pasión inconsciente de poder
centralizador.
• La generalización comparatista es un reduccionismo que empobrece la riqueza plural de
lo real.
Metodológicamente, para los particularistas, la única realidad es la verificada etno-
gráficamente:
• En el relativismo se admite la realidad absoluta de lo relativo y la realidad relativa de lo
absoluto, es decir, la realidad positiva de lo etnográfico y la relativa realidad de lo etnológico.
• Lo particular es complejo, mientras que la abstracción generalizante es una simplificación.
La isomorfía comparativa disuelve la realidad en beneficio de los principios. Toda construc-
ción teórica es una abstracción que homologa la realidad (la des-cualifica) para poder ma-
nipularla (cuantificándola). Sólo son capaces de producir universalidad las culturas que son
sacadas de su semántica interna.
• Las culturas son absolutas para sí mismas y relativas para las demás. Todas las culturas
son igualmente dignas porque han sido capaces de construir «su mundo» cultural.
Por eso, la etnografía, dicen, es la única transcripción posible de la cultura. La forma
es más generalizable que el contenido, la cantidad más que la cualidad. Por ello, el relativismo
cultural cuestiona el valor y la legitimidad de la etnología, en cuanto conocimiento antro-
pológico.
Este particularismo histórico, de corte boasiano, ha recibido un notable impulso con el
diferencialismo y el postmodernismo surgidos como la crítica al monoculturalismo troncal
propuesto por el estructuralismo.

1.1.2 El estudio etnográfico

En el estudio etnográfico de una comunidad, podemos distinguir entre proceso, o


realización del «trabajo de campo» mediante la «observación participante», durante un tiempo
suficiente de uno o dos años, y en una comunidad no muy numerosa que no supere los tres

5
o cuatro mil habitantes: y el producto o «monografía» etnográfica (escrita, filmada, cu
imágenes, ele.), a través de la cual se «reconstruye» y vertebra la cultura de la comunidad
estudiada.

1.2 E L PRO CESO ETNO G RÁ FICO

El proceso etnográfico corresponde al trabajo de campo realizado mediante la obser-


vación participante a lo largo de un tiempo suficiente.
Este proceso comprende los siguientes pasos:
a) Demarcación del campo
- elección de una comunidad, delimitada y observable
- redacción de un proyecto definido: objeto, lugar, tiempo, etc.
- redacción de un presupuesto y búsqueda de financiación
- aprobación del proyecto
b) Preparación y documentación
- documentación bibliográfica y de archivo
- fuentes orales
- preparación física y mental
- mentalización
c) investigación
- llegada
- informantes
- registro de datos
- observación participante
d) Conclusión
- elaboración de la ruptura
- abandono del campo
Este proceso etnográfico, en cuya secuencia hemos distinguido cuatro momentos, de tu:
ser igualmente aplicable al estudio etnográfico realizado entre los tuareg, en una comunidad
pesquera mediterránea, en el movimiento Skin o en una empresa.
En estos supuestos aducidos, se trata de «culturas».
Tradicionaímente, los etnógrafos elegían para su trabajo de campo, comunidades pe-
queñas y aisladas, lo que les permitía el contacto directo personal y la facilidad de la sen
cillez de sis estructura cultural-social.
Hoy, la etnografía empieza a ser predominantemente urbana y los manuales etnográficos
no pueden sólo referirse a los Dusum, los Nuer, etc., sino también, a los colectivos de inmi-
grantes, a las factorías, a los barrios, etc.
Al diseñar este plan de acción en cuatro momentos, hemos querido dar un cierto orden
sccucncial al proceso etnográfico. En las etnografías, apenas se dice nada de cómo han sido
realizadas y esto es inconveniente por dos razones principales: porque no se nos dan garan-
tías de cómo se ha realizado eJ trabajo y porque no proporcionan esquemas de actuación
para los nuevos etnógrafos.
Como dicen Jongmans y Gutktnd,
uLa Üteratura existente ofrece pocos dalos sobre cóm o los aniroprttuj’os lian
llevado a cabo sus investigaciones. E n los últim os cuarenta años han sido publicada-,
cientos de m onografías, pero un cuidadoso estudio de las m ism as nos revela t|ut', ni
menos el sesenta p o r ciento de los autores no hacen m ención alguna de la mctodt>lt>|'úi
em pleada, quizá un veinte por ciento le dedique unas pocas líneas o dos o tres p an a
fos y solam ente el restante veinte por ciento nos da una idea clara de cóm o efcctuuum
sus respectivos estudios» ( J o n g m a n s & G u t k i n o 1967),

6
I

El problema de los que comienzan la etnografía puede ser grande si no encuentran ca-
minos indicativos de su proceso. Como cuenta Nader,

«A ntes de abandonar H arvard, Fui a ver a K luckhohn. A pesar de ia últim a ex-


periencia que ya tenía com o estudiante de H arvard, esta últim a sesión m e dejó com -
pletam ente frustrado. Cuando pregunté a K luckhohn si tenía algún consejo que darme,
m e contó la historia de un estudiante de postgrado que había preguntado a K roeber
la m ism a pregunta. C om o respuesta, se dice que K roeber cogió de su estante la etno-
grafía de m ayor tam año y grosor y dijo: “vete y hazlo así” » ( N a d e r , 1970'. 98).

Y es que, siguiendo algunos la supuesta práctica de los «naturalistas», según la cual el


observador no debe tener «prejuicio» metodológico previo, sino sólo debe observar y trans-
cribir, nos entregan sus monografías con el único certificado de su afirmación: «estuve allí
y soy testigo de lo que vi, tal como sucedió». Es evidente que un trabajo científico no se
basa en la autoridad, sino en la demostración.

a) Demarcación del campo


i) La elección de una comunidad concreta para realizar el trabajo de campo, constituye
la primera decisión etnográfica.
En la elección intervienen diversos factores: psicológicos, pues hay muchos elementos
proyectivos y hasta «terapéuticos» en la elección de un tema y una comunidad para la inves-
tigación. Lo que «gusta» es, muchas veces, lo complementario, lo reactivo, como sucede en
la elección de una carrera o de la pareja; económicos, pues los criterios de elección de un
trabajo de campo dependen de que los intereses de quien financia, coincidan con los intereses
del investigador; institucionales, por formar parte de un equipo departamental universitario,
ministerial, etc.; coyuntiirales, por aprovechar la estancia en el lugar como funcionario colonial,
cooperante, o simplemente aprovechando los informantes-parientes de su pueblo o de la
residencia vacacional, como han hecho algunos.
La mayoría de los graduados realizan sus trabajos en comunidades inmediatas, con
débil contraste cultural, bajo los imperativos y condicionante de realizar su «tesis doctoral»;
sobre su pueblo, sobre un grupo marginal o sobre una institución.
Sólo unos cuantos privilegiados que tienen acceso a becas y fondos de investigación
se permitirán el «lujo académico» de realizar sus trabajos en la comunidad elegida; los
demás, realizarán su investigación con cargo a partidas económicas distraídas de su sueldo,
simultaneando estas tareas con su trabajo habitual.
De todas las maneras, hoy hay menos lectores de una investigación etnográfica sobre
una «tribu primitiva» que sobre una «tribu urbana», ya que la primera es recibida como
exotísta y hasta colonialista y la segunda como abordaje responsable de un problema social
cercano.
Unos ejemplos de cómo se elige el «campo» etnográfico nos lo proporcionan estos tres
textos:
Barley, en su conocido libro El antropólogo inocente, nos dice que, después de que las
guerras locales le impidieran recalar en el sudeste asiático, eligió África:

«P rocedí a consultar con varios expertos en el ram o, que coincidieron en su-


gerir que regresara a A frica, donde los perm isos para investigar eran más fáciles de
obtener y las condiciones m ás estables. M e hablaron d e los bubi de F em ando Poo.
Para quienes no han tenido nunca contacto con F em ando Poo, diré que se trata de
una isla situada frente a la costa occidental de África; antigua colonia española,
form a hoy parte de G uinea E cuatorial. E m pecé a husm ear en la bibliografía. Todos
los autores m ostraban la m ism a actitud desfavorable respecto a Fernando Poo y los
bubi. Los británicos lo desprecian por ser un lugar “ donde es muy probable que a

7
m edia tarde uno se encuentre a un desaliñado funcionario español todavía e n pija-
m a", y se extendían nostálgicam ente en consideraciones sobre el tórrido y fétido am -
biente y Jas num erosas enferm edades a las que ofrecía refugio» (B a rle y , 1989: 23).

Nuestro inglés se fue, pues (por no encontrarse a un español en pijama) a las montañas
de Camerún, a estudiar otros «nativos».
Otros, por el contrario, tienen razones de más fundamento:

«L a razón de eleg ir G alicia h ay que buscarla prim ero, en su fuerte personalidad


cultural y, segundo, en que hasta esas fechas m e constaba que ningún antropólogo
social se había interesado por el estudio de la región» (L is ó n T o l o s a n a , 1983: 11).
«V arias han sido las razones que nos llevaron a acom eter este Estudio etnográfico
de San M artín de U nx. Sin duda, la p rim era de ellas fue el especia] cariño que
sentim os por el pueblo d e nuestros antepasados, en el que transcurrieron m uchos días
de nuestra niñez. (...) L a segunda razón que nos m ovió a iniciar este trabajo fue, la
constatación por nuestra parte, de q u e es un pueblo en donde se acaba, prácticam ente,
de dar una ruptura con el sistem a de vida tradicional, por lo que había que apresurarse
a recoger para la posteridad el m ayor núm ero posible de datos acerca de los com -
portam ientos de sus hom bres, de sus oficios, usos, costum bres, creencias y utensi-
lios» (Z u b ia u r & Z u b ia u r , 1980: 13).

¡i) En la redacción del proyecto del trabajo de campo intervienen algunos factores:
- la capacidad «proyectivn» deí que elabora el proyecto, proponiendo «idealmente» (a ve-
ces, ingenuamente) objetivos y desarrollo
- lapráctica académica en la elaboración de proyectos de tesis
- lasdirectrices previas que establecen los organismos que financian la investigación (tra-
bajos solicitados, concursos, becas, etc.)
- la posibilidad de hacer coincidir el proyecto con los intereses personales o de terceros.
Generalmente, hay tres etapas en la elaboración de un proyecto:
- La primera elaboración, hecha desde la elección psicológica (aunque desde factores
psicológicos, económicos, institucionales o coyunturales) es bastante proyectiva, ideativa y
hasta imaginativa, pues no está basada en el conocimiento de la realidad experiencial.
- La segunda elaboración viene dada por la lectura sistemática de la documentación,
tratándose de un proyecto de transición.
- La tercera elaboración es la que se realiza cuando se ordena el material de campo
para darle unidad monográfica y suele quedar reflejada en prólogos, introducciones, índices
y, en general, en el propio proceso de la monografía.
El proyecto es un «a priori» que constantemente se revisa, Entre el resultado final y el
proyecto inicial no suele haber muchos puntos de contacto, cuando el trabajo de campo ha
sido bien hecho y no para «justificar» el propio proyecto. Precisamente, la ansiedad psicoló-
gica puede llevar a un etnógrafo a dogmatizar su proyecto y a «domesticar» la cultura inves-
tigada para que quepa en sus esquemas o «apruebe» y confirme sus propias tesis.
Algunas de estas vicisitudes, quedan reflejadas en el siguiente texto:

«E xiste otro factor que, frecuentem ente, ju e g a un papel significativo en Iti


form ación y desarrollo de los problem as de investigación en la etnografía: la naturaleza
de) lugar elegido para el estudio. listo es así, porque en la etnografía, el desarrollo
de los problem as de investigación, raram ente se com pleta antes de que com ience el
trabajo d e cam po; el com ienzo de la recogida directa de inform ación, frecuentem cnir,
ju eg a un papel clave en su proceso de desarrollo. S uele ocurrir que, algunos de las
problem as que habían sido identificados o elaborados en el planteam iento de los p ro -
blem as prelim inares, realm ente no son pertinentes en e¡ lugar elegido para realizar
el estudio» (H a m m e r s l e y & A t k in s o n , 1994: 53-54).

8
En el proyecto etnográfico se especifica, pues:
- qué comunidad se va a estudiar
- qué objetivos se pretenden en el estudio de la comunidad
- con qué medios técnicos se cuenta para ese estudio
- durante cuánto tiempo durará la investigación
- de qué financiación se dispone.

Pongamos un ejemplo de cultura urbana: se ha realizado la fusión de dos bancos y un


psicólogo cultural es invitado con su equipo a investigar la forma de «integran» las dos
culturas de los bancos en fusión, en una sola cultura.
Tenemos, pues, la «comunidad» a estudiar: el nuevo banco resultado de la fusión. Co-
nocemos, además, el objetivo, que no es otro que el de integrar en una sola cultura las dos
previas. El tiempo que se adscribe, normalmente, al cambio de una cultura en una empresa
es el de «cinco años», pero según las dificultades con las que se encuentre, puede rebajarse
esta duración.
En la presentación del proyecto, no sólo se especificarán estas cinco cuestiones, sino
que se concluirá que la nueva cultura común otorgará identidad étnica, cohesión organizacional
y eficacia en la resolución de los problemas.
iii) Es evidente que, las condiciones económicas incluirán:
- cubrir los costes del trabajo, en los que se incluye algún tipo de ganancia, bien sea pecu-
niaria, de prestigio, de cartera de trabajo, etc.
- demostrar que, mediante este trabajo de «etnografía activa» y dentro de garantías de efica-
cia, los costes del trabajo etnográfico serán muy inferiores al coste de la no integración
o de integración traumática de las culturas, refiriéndonos al caso antes mencionado de la
fusión de dos bancos.
Tradicionalmente, la rentabilidad no ha sido incíuida en los proyectos etnográficos y
esto es un error que ha llevado a no ser entendida la: antropología como aplicable a la reso-
lución de problemas sociales.
Porque, la rentabilidad no tiene por que ser sólo pecuniaria (aunque vivimos en una
sociedad muy mercantilizada). Un estudio sobre las «tribus urbanas» puede ser encargado
por la policía, pero también por el Ministerio de Educación y hasta por una empresa de
confección de ropa juvenil.
L a rentabilidad ofrecida lleva a demostrar que con el trabajo de campo ofertado dis-
minuirán los costes (vg. de una fusión), se rebajará la conflictividad social, habrá mejores
expectativas de ventas, conoceremos mejor nuestra identidad cultural, lo que favorecerá la
cohesión social, etc.
Nadie da nada a cambio de nada, por lo que todo proyecto etnográfico ha de saber
«ofertar» algo.
Además, hay que mitigar la sensación de «inutilidad» que tienen algunos antropólogos,
al ver que sus investigaciones «duermen» en un estante de la biblioteca y sólo son leídas
por estudiantes como textos obligados. Hay que promover un mayor acercamiento a la rea-
lidad y hacer que toda etnografía sea «activa», comprometida con un diagnóstico o con la
solución de un problema.

b) Preparación y documentación
Tradicionalmente, para el estudio de las comunidades «primitivas», por el carácter de
su reciente descubrimiento, se disponía de una escasa documentación previa, generalmente
proveniente de relatos de viajeros y aventureros o de funcionarios coloniales. Estas primeras
«etnografías» se convertían en «informes», «relaciones», etc., de misioneros o de militares
y gobernadores.

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Después, se lia podido contar para el estudio de estas comunidades, con mapas y carto-
grafía oficial, generalmente aérea, así como de relatos de misioneros que pese a ser denostados
por algunos etnógrafos, son los que verdaderamente conocen las comunidades «primitivas»,
por los muchos años q u e llevan conviviendo con ellas.
En los es ludios actuales de biografías, familias, comunidades, grupos urbanos, empre-
sas, etc. la documentación etnohistórica es fundamental. Thomas & Znaniecki en su magis-
tral monografía sobre El campesino polaco utilizaron abundante documentación (archivos
parroquiales, aulas, ctc.), J.O. Sánchez Fernández, en su estudio sobre la comunidad pesquera
de Cudillero, o P. Rodríguez en sus trabajos sobre las sectas, etc., han utilizado rica y selec-
cionada documentación. Lo mismo sucede cuando un antropólogo estudia la cultura de una
empresa o la cultura de otros grupos urbanos.
i) En todo estudio etnográfico se hace imprescindible la documentación bibliográfica
y de archivo. Se trata de un trabajo etnohistórico previo para conocer las fuentes de su iden-
tidad cultural:
«El etiiohistoriador sustituye la estan cia en u n a com unidad y el uso de infor-
m antes p o r los docum entos generados por sociedades y culturas y a desaparecidas,
adaptando sus m étodos y técnicas tradicionales al estudio d el pasado» (S a n c h iz ,
1993: 271).
«La d ocum entación que hace posible una au tén tica Etnohistoria - e s decir, que
perm ite trabajar co m o antropólogo en sociedades del p a s a d o -, es aquella que surgió
espontáneam ente en la interacción social, que no se produjo pensando en el futuro...
L a m ejor fuente de inform ación para la Etnohistoria es la m asa de docum entación
que, en su m om ento, se cruzó entre individuos e instituciones com o parte d el sistem a
de com unicación de !a época» (J im é n e z , 1974).

La etnohistoria se constituye como un auténtico método etnográfico donde el trabajo


de campo se realiza en archivos y bibliotecas. Aquí la consideramos como una metodología
auxiliar que nos ayuda a conocer la información documental previa sobre una cultura.
Si el estudio etnográfico de las comunidades, primitivas o urbanas, se presenta, las más
de las veces como «espacial y sincrónico» (la cultura de un lugar en un corte sincrónico del
tiempo), la etnohistoria nos devuelve (desde su diacronía), el sentido etiológico de las
culturas y hasta su verdadera hermenéutica. Completaremos así las dos coordenadas, espacio
y tiempo, de la cultura.
ii) La utilización de las fuentes orales se da como complemento a la tradición escrita
en documentos.
Se han contrapuesto las comunidades ágrafas o «primitivas» (que no tienen textos es-
critos, sino «tradición oral») a las comunidades y sociedades con escritura (las religiones
«JffeTO», >*saigní5fi& 'Sí\ 'Kft Yh'b OTTTvmita-
des existe una «tradición narrativa», altamente presente en los rituales iniciáticos, que a
veces, se presenta incluso como «contracultura» (vg. el lenguaje «oral» del patio de recreo
frente al texto académico, oficial) o, simplemente, como complemento (vg. en la judicatura
hay «escrituras» de propiedad, sumarios, ctc., junto a la «vista oral»).
Es manifiesta ja importancia de la transmisión oral en el folklore infantil (cuentos,
juegos, cantos, etc.) y en la cultura popular (romances, refranes, leyendas, fiestas, etc.).
La entrevista para obtener tradición oral ha sido comparada con la sesión psicoanalítica
(T h o m p so n , 1988), donde la oralidad es recibida y analizada por el terapeuta.
iii) Una vez obtenida la documentación oral y escrita, el antropólogo procede a reor-
ganizar su proyecto, a la vista de los datos obtenidos.
Sólo queda ya la preparación física y mental para emprender el «viaje etnográfico».
Es evidente, que no es lo mismo ir a estudiar la cultura de los Himba, que estudiar una
secta. Para estudiar los Himba, F. Giner Abati necesité una preparación físico-médica (va-

1
cunas, etc.) y una preparación logística (vehículos, cámaras, medicamentos, etc.) antes de
emprender el viaje a Namibia; para estudiar una secta P. Rodríguez tuvo, sobre todo, que
realizar un «viaje mental» de infiltrado, que le permitiera analizar, desde dentro, la cultura
de la secta.
Aunque, en todos los casos sean necesarias las dos vertientes de preparación, la mental
y la corporal, el riesgo es prevalente, según las circunstancias. Se necesita una buena dis-
posición física para ir a zonas insalubres, con alimentación e higiene deficientes y poca
atención médica, sobre todo si se va acompañado de la familia:

«Peggy, mi mujer y mi hijo Rhys vivieron en condiciones difíciles y compar-


tieron conmigo el aprendizaje de la naturaleza» ( W illia m s , 1974: 35).

D e la m isma manera, se necesita la doble condición de preparación física y mental, en


el estudio, por ejemplo, de sectas y sociedades secretas, no sólo porque puedes quedar
«atrapado», si no tienes un autodominio, sino por el peligro, también físico, que estas
etnografías comportan.

«Es un mundo que tiene sus reglas y sus riesgos. (...) Hay que tratar con faná-
ticos y enfrentarse a soterrados e importantes intereses económicos y políticos. Si
entras en é l, no cabe tener miedo, pero tendrás que extremar la precaución» (R o d ríg u e z ,
1990: 17).

No siempre las situaciones son tan extremas, aunque todo trabajo etnográfico requiere
preparación y raentalización previas antes de entrar en la escena del trabajo de campo.
c) La investigación de campo
La investigación de campo comienza con la llegada al lugar donde se realiza la etnografía.
Es entonces cuando tiene lugar la «inmersión» en la cultura «nativa». Se trata de un
momento crucial, aunque de alguna manera, siempre estamos «accediendo» mientras estamos
en el escenario etnográfico.
i) L a llegada. Las cosas han cambiado mucho en las comunidades «primitivas», desde
que el antropólogo era visto como un agente colonial más o menos «por libre», pero siempre
protegido como súbdito británico o americano.
Ya no existen, prácticamente, culturas «vírgenes». Hasta el misionero se queja de que
su «tribu» ha sido redescubierta más de treinta veces por los jóvenes graduados americanos.
Una anécdota de J.M. Auzias, nos lo confirma:

«Saluda al jefe, se le da una choza y se le alquilan informantes. El jefe convoca


a todo el mundo, a los notables en primer término, para la palabrería con el antropólogo.
En seguida se establece el contacto. Entonces, se sacan las grabadoras, los ficheros
y, por último, las cámaras Rimadoras. A esta altura, ya el pueblo ha tomado conciencia
del interés por ciertas cosas. Entonces las vende» (A u z ia S , 1977: 93-94).

Hay comunidades que han elaborado, asesorados por el misionero, el arancel de las
actuaciones etnográficas para ser filmadas: la danza ritual, un número de pantalones téjanos
y camisetas; el rito iniciático de las adolescentes, tantos medicamentos, etc.
Esto, sin contar con los pagos y «sobornos» a la policía colonial o nativa.
Salvo cuando el trabajo es solicitado, en las comunidades urbanas puede ocurrir lo
mismo, que nos encontremos ante un mundo, o bien mercantilizado (se paga la información)
o bien hostil (alguien que viene a husmear en nuestros asuntos).
Por cierto, si la identificación del etnógrafo no es clara o no ha sido debidamente «in-
troducido» por alguien influyente dentro de la comunidad, el investigador puede ser tomado

U
pur policía, investigador de hacienda, proselitista de una secta, peribdista, etc., lo que, cu
algunas ocasiones, puede poner en peligro hasta su propia integridad física.
Por lo demás y sobre todo en las culturas «primitivas», los inicios son difíciles:

«Los p rim eros días, después d e la lleg ad a al área general de la investigue i<1»
propuesta, son norm alm ente m uy im portantes p a ra la m archa general d el trabajo. No
obstante, suelen ser los días m ás d ifíc iles p ara eí investigador de cam p o con poca
experiencia, porq u e tiene que adaptarse físicam ente al área, so portando cam bios, ¡i
veccs drásticos, en cuanto al clim a y la alim entación, y acostum brarse a utilizar
procedim ientos m uy diferentes en gestiones tan sim ples com o llam ar p o r teléfono,
b u scar direcciones o en co n trar un lugar p ara comen» (W illiam s, 1974: 50).

También resulta difícil la adaptación a comunidades urbanas extrañas al investigador:


comunidades marginales, instituciones, etc., porque hay que adaptarse a sus normas, cultura,
prejuicios, etc.
En todos los campos etnográficos, las dificultades son grandes. Algunos estudiantes
creen que esto de la etnografía es una mezcla de Indiana Jones y espots de aventura Camel:

«La imagen del investigador especializado, abriéndose paso heroicamente o


través de la jungla, con poco más que una muda de calcetines, un cepillo de dientes
y un cuaderno de notas, es la que nos atrae, tomando una hamburguesa de queso y
una coca-cola, en el snack del campus universitario.
»Sin embargo, hay una diferencia entre esta imagen idealizada y estar realmente
perdido, hambriento, empapado, herido, exhausto y desangrándose por las sanguijuelas.
(...) Se dice que, a menor cantidad de aventuras, mejor trabajo de campo» (W il l ia mí),
1974: 56-57).

De todas las maneras, la entrada en el área de trabajo, no es tanto una cuestión ffsicn,^
porque aparecen barreras psicológicas tanto más difíciles de franquear que las otras, coi nu(
sucede cuando se realiza un trabajo de campo entre «Skins» a los que no se debe nunca
aguantar la mirada, o en una comunidad sectaria o religiosa en la cual no eres iniciado, oí
en el campo de una empresa donde siempre se teme por el espionaje industrial o financiero^
ii) Los informantes son aquellos «nativos» bien informados que nos proporcionan in ,
formación sobre una cultura.
A veces, los informantes, cumplen las funciones de traductores, cuando el investigad* >r
no domina la lengua nativa.
El etnógrafo debe elegir bien sus informantes, como quien elige a su médico, porqué
dependerá en gran parte de ellos. Sólo serán buenos informantes los que tienen voluntad de
informar, lo cual significa que estos informantes han «aprobado» al etnógrafo. Í
Nadie da nada a cambio de nada, por lo que el intercambio mutuo, de amistad, favores,
etc. es una buena garantía de éxito.
Hay que evitar los informantes «oficiales», los que proporcionan la verdad oficial comí 4
«portavoces».
Es útil confrontar la información que proporcionan los distintos informantes entre sí ^
cotejarlo con lo que el investigador percibe. Esto evita la ingenuidad. No hay que olvida^
que el informante es un «traductor» no sólo de lenguajes sino, sobre todo, de significados.
Entre los informantes urbanos, para no incidir sólo en los informantes «primitivos» yl
rurales, están los porteros y conserjes, las secretarias, la escolta y los chóferes y los dirigen
tes colaboradores. (Lo que llega a saber el conserje de un hotel o una secretaria de einlil1
nivel! .
Cuando se trata de grupos cerrados, como sectas o tribus urbanas, el único informaiitr
posible es el mismo infiltrado que convive preguntando (participación observacional (oi;tl)|
o algunos miembros que han abandonado estos grupos, aunque este último supuesto es más
problemático.
Hay informantes globales (aquellos que tienen una visión completa de la comunidad)
e informantes específicos (vg. una mujer informará sobre los roles de la población femeni-
na). Hay informadores con estatus adquirido (se lo han ganado) y otros con estatus adscrito
(se lo han otorgado). Los primeros tienen una visión más dinámica de la comunidad, y los
segundos, más institucional y oficializada.
El informante es un endoetnógrafo, o bien de su cultura global o de su microcultura
específica. Así, el dirigente tiene una visión global de la cultura de su comunidad, mientras
que para entender la cultura infantil de la comunidad hay que contar con informadores
infanto-juveniles.
L a información suministrada por los informantes debe, algunas veces, ser confidencial.
Normalmente están orgullosos de aparecer en los prólogos, con su nombre como infor-
mantes, pero otras veces, sólo consignaremos sus iniciales o un nombre supuesto para que
no puedan ser identificados y peijudicados.
Gran parte del trabajo etnográfico, además del «estar allí» observacional, descansa en
la aportación de los informantes, y qué poco se ha investigado sobre el control de dalos
facilitados por los informantes.
iii) Registro de datos. El investigador, como el psicoterapeuta, mantienen una cons-
tante atención flotante, para captar todo lo que pasa, por rutinario que parezca. El ejercicio
de la observación, como el de la terapia analítica, requiere aprendizaje y reglas.
El registro de datos se realiza en dos dimensiones:
- dimensión global: atención flotante, relatos, lenguaje no verbal, registro audiovisual, his-
toria oral, etc. sobre toda la comunidad
- dimensión específica: focalización en el aspecto fundamental sobre el que descansa la et-
nografía (parentesco, economía, religión, etc.)
- L a primera observación se realiza sobre lo que se ve y se toca: la cultura material
(casas, tecnología, monumentos, documentos, instrumentos, etc.), debiendo ser considerada
ía comunidad corno un «museo viviente», explicado por los guías-informantes.
- L a segunda observación puede versar sobre el comportamiento social de la comuni-
dad en su expresión verbal, no verbal y conductual (rituales, costumbres, hábitos), recogiendo
toda esta actividad en registros audiovisuales (sonoros, filmaciones, fotografía, etc.), además
de en las notas escritas.
- Puede procederse, seguidamente, a las entrevistas y encuestas para profundizar en as-
pectos concretos.
La entrevista posee la inmediatez del diálogo oral con el entrevistado, mientras que la
encuesta le emplaza, mediatamente, en un diálogo prefigurado.
Encuestas y entrevistas pueden realizarse a través de visitas a amigos, dirigentes, etc.
procediendo en forma de «red capilar»: a los amigos, a los amigos de los amigos, en las
fiestas y concentraciones familiares, etc.
Hemos dicho que, en ese «museo viviente» que es la comunidad cultural, el informante
hace de «guía cualificado» y nos aclara y explica el ^significado de lo que observamos:
«Si s e o b se rv a a u n h o m b re pegando a u n a m u jer y en el cen so de la población
ap arece q u e la p areja está casada, lo m ás co n v en ien te sería clasificar la observación
co m o u n caso de “m arido que p e g a a su m u jer” . S in em bargo, se p uede uno enterar,
después, que en la com unidad local, los hom bres y las m ujeres están, generalm ente,
de acu erd o e n que, ia m ejo r fo rm a d e ah u y en tar u n a en ferm ed ad es una paliza pú-
b lica o q u e las m u jeres aprenden m ejor cuando se las g o lp ea duram ente en público,
o q u e las esposas tien en que d em o strar periódicam ente la fu erz a de sus m aridos, su-
friendo un p aliza a la v ista d ei püblico» (W illiam s, 1974: 96).

13
Por eso, el registro de datos debe hacerse desde la fidelidad «naturalista» de registrar
lo que se ve, pero también, desde la continua dotación de sentido de los datos dentro de la
semiótica cultural cíe la comunidad que se estudia.
iv) La observación participante nos aporta, a lo largo de la estancia en la comunidad
estudiada, el conocimiento «directo» y experiencia! de la cultura. Esto quiere decir que, rea-
lizamos el estudio de la cultura en «situación natural» y que nuestro trabajo es de «natu-
ralista».
A lo largo del trabajo de campo, el etnógrafo es el «principal instrumento» de análisis
de la cultura nativa, siendo la observación participante un «continuo acto participativo», un
continuo diálogo intcrcultural e interpersonal, donde se da un «intercambio» entre las pers-
pectivas «emic» y «etic».
En la observación participante, el etnógrafo analiza lo que le parece «relevante» y esto
puede parecer un reduccionismo, pero como veremos en otro capítulo al hablar de diagnós-
tico, esta «relevancia» es aceptada por el nativo si es «eficaz».
d) Conclusión
i) Finalmente, hay que preparar la terminación del trabajo y comenzar a elaborar la
ruptura: como en la psicoterapia, en el trabajo de campo se crean vínculos y lazos afectivos
que cuesta romper.
Cuando los informadores, que habían adquirido un estatus en la comunidad a causa de
su actividad, y las personas más cercanas en la convivencia que se servían del etnógrafo, s e 1
enteran de la próxima partida, se produce un cierto desasosiego.
Es el momento de racionalizar y verbalizar la ruptura, preparándola con tiempo.
Pero, sobre todo, se trata de concluir el proyecto. Una tesis doctoral si no se la limita,,
puede ser interminable, pues la investigación se enriquece progresivamente y genera nuevas
hipótesis.
A veces, la terminación del trabajo de campo se efectúa, de una manera más prosaica,,
por la terminación de los fondos económicos.
Una vez terminado el trabajo de campo, conviene recoger y ordenar los datos acumu-
lados para permitir su traslado y su utilización posterior en la redacción de la monografía.
ii) Se ha dicho que la meta de un tratamiento terapéutico no es la «cura», sino la
capacidad que alcanza el sujeto o la comunidad para proseguir su desarrollo, por sí mismos.
Por eso, hay dos tipos de terapias: la «terminable», que es la que se ha realizado Imju
la dirección del terapeuta, y la «interminable» o proceso indefinido de autonomía saludable
que desarrolla el sujeto o la comunidad, desde que abandona al terapeuta ( F r e u d , 1937).
Del mismo modo, en etnografía, hay un proceso de trabajo de campo «terminable», que1
<rciohrcnaiiulr itariSaeasrati'eatR/gitafr ihnr ífnailzautr, y u n proceso- «íhtfermmadifc», que
realizado por la propia comunidad a partir de recibir la monografía (diagnóstico cultural),
mediante el cual reconocen su identidad y sus potencialidades culturales.
Habitualmente, hasta ahora, sólo se ha elaborado el trabajo de campo desde la p m p rc
liva del análisis terminable, pero, en las «etnografías activas», que son las que «devuelven*
el diagnóstico cultural a la comunidad indígena estudiada, la propia comunidad sigile irttli
zando este fructífero análisis interminable.
Pero, volvamos al tema de la «terminación» del trabajo de campo.
El trabajo etnográfico debe finalizarse, o bien porque ha concluido la recogida dr dato*,
sobre los aspectos fundamentales de la cultura estudiada, o bien por circunstancias anómala*
En el primer caso, el trabajo de campo debe finalizarse cuando se han recocido dulu^
suficientes para explicar la totalidad de la cultura estudiada y puede obtenerse, a tiav<S ile
ellos, una visión holística de la misma, de acuerdo con el proyecto de investigación. Siempn*
es posible investigar nuevas cosas y ya hemos dicho que, en sí, toda cultura es Inabitrcitlil*^
por lo que la investigación es interminable. Pero, hay un punto de inflexión en el que nos
damos cuenta.que las preguntas del proyecto ya han sido colmadas y ese es el momento de
«cortar», de terminar.
Las principales situaciones anómalas por las cuales debe «interrumpirse» un proyecto,
son: los problemas transferenciales del investigador, la pérdida del rol de etnógrafo y la pér-
dida de interés por la cultura elegida para estudiar.
Respecto a los problemas transferenciales y por similitud con la situación terapéutica,
diremos que cuando «los problemas emocionales del paciente repercuten con excesiva in-
tensidad en los puntos ciegos y en los conflictos neuróticos del terapeuta, despertando en
éste una fuerte ansiedad, se perturba la adecuada comprensión y, por tanto, la evolución del
tratamiento» (C o d e rc h , 1987: 2 70). Lo mismo diremos del etnógrafo sometido, vg. a situa-
ciones de presión o chantaje por parte de la comunidad que va a estudiar, como el secuestro,
la presión nacionalista, las reivindicaciones sociales, etc. a través de las cuales queda pre-
sionado por una suerte de «síndrome de Estocolmo», etc.
Otro aspecto, no menos importante, es el de la indefinición del rol etnográfico por parte
de los nativos, como queda patente en este texto de Hollander:

«Pocos días después de haber llegado a una ciudad del sur de Georgia (1932)
se rumoreaba que yo era un agente de una empresa de fibras sintéticas, enviado para
estudiar la viabilidad de la instalación de una industria en la ciudad. Mis desmentidos
no hacían otra cosa que reforzar el rumor; todo el mundo trataba de venderme las
excelentes cualidades de la ciudad y su población. El observador se había convertido
en una verdadera hada madrina, hasta el punto de que se hizo imposible realizar un
trabajo mínimamente serio. La solución fue abandonar la ciudad» (Den H ollander,
1967: 13).

Finalmente, una etnografía puede abandonarse por no responder a las expectativas que
en ella se habían puesto en el proyecto.

1.3 E L PR O D U C TO E TN O G R Á FIC O

A la hora de analizar el producto etnográfico, estudiaremos los diferentes pasos que


hay que dar para convertir el trabajo de campo en monografía etnográfica y que comprenden:
a) análisis y organización del material
b) elección del tipo de monografía
c) redacción de la monografía.
El etnógrafo ha terminado ya de escuchar los relatos «sintomáticos» de la cultura de
los nativos y ha registrado mediante diversas técnicas, la cultura de la comunidad estudiada.
.Queda ahora, pues, la tarea de redactar el «informe», es decir, «decidir el diagnóstico» y
expresarlo en una monograffa.
a) El análisis del material etnográfico se realiza en una doble dirección: por una parte,
el material recogido obliga desde la realidad experiencial (presión «emic») al etnógrafo a
redefinir el proyecto original; por otra, este material recibido debe ser «reorganizado», des-
de la perspectiva científica, para ser devuelto como diagnóstico a los nativos o como mo-
delo a los demás etnógrafos (presión «etic»).
En primer lugar, pues, el etnógrafo es «invadido» por el contexto cultural de la comu-
nidad que observa participativamente, y a lo largo de su estancia irá tomando notas de lo
que le «dicte» la comunidad. Es tan grande esta dependencia que no sería posible objetivar
los datos sin mediar un alejamiento.
En segundo lugar, el etnógrafo para efectuar esa distancia, se irá a otra parte a redactar
la monografía. Allí repensará los datos, los organizará de acuerdo con su proyecto y redac-

15
tará, o bien un diagnóstico cultural para los nativos, o bien un informe para su com unidad
académica.
Desde la distancia, pues, el etnógrafo redactará su monografía, abandonando la pers-
pectiva ele campo y girando la orientación hacia quienes va dirigido ei informe:

«Para mi sorpresa, la monografía final... contiene poco material recogido a


través de la observación particípame, a pesar de mis voluntariosos diarios de campo
que, pacientemente escribía cada noche» (Newby, 1977; 127).

Hay pues, como una confrontación entre las dos perspectivas: la perspectiva «natura-
lista-' "o nuc . es decir,, el dejarse llevar por la estructura y dinámica de la cultura nativa
y <•iran.v, ¡¡bina- fielmente; y la perspectiva del observador o «etic» que reorganiza el dis-
cui ■<• ! 1 u i r a n i o inteligible desde sus categorías, como hem os apuntado am pliam ente en
ot r o . a . a a ; : ’
• > n i.í elección da. de monografía intervienen diversos factores. En primer
luga: j ó - .¡cairse que . o.. >r tiene su forma de expresarse» su form a «retórica», com o
d í c v i ! , •• . : ¡¡loriemos d. -nr.üi • ,a experiencia etnográfica.
'¡.. nrrnn;; nicho ■rn' oro --ti . jede tener dos destinatarios: por una parte, las
n - - . ¡ i !,>. icio1!i,¡t) .o 11 alusivam ente para los nativos (com unidades,
empi.,-,', !u¡>;mik-¡ia'\ a, . i' los que deberían encargar los trabajos de cam-
po ra;a: ahmoara!i.;- -anaa m.t. , o ¡.. » culturales: el paciente (com unidad, em presa,
a i c .• ai, -li i i . a n u d e s a u 1í u ¡ai i a ■■ >■ : a a te empresas, cambio cultural, etc.) encargaría al
r i n o a r a i t . a n e s t u d i o -d ia ria -o i • - a , . «devuelto» a la com unidad solicitante, que pue-
de .k c¡aai io■i (o, en vistas a su a-. . - o la resolución de los problem as,
P *!• •,a>U‘ \i¡ >o de «etnografía, activa», que debiera ser el habitual, es tan escaso com o
los J a a i itropología aplicada.
. ¡ ai - ai a ,
r .-arumio destinatario, ei habitual entre nosotros, de estas m onografías, es la comu-
nidad a a a - i a n i K a i y el Hiunclc) universitario, en general. Para ellos, se escribe un tipo de
etn - v n r . a . »a k i a sulla bastante endógama:

«Por lejos de los vergeles de la Academia que el antropólogo Yaya a buscar sus
lemas -escarpadas playas de Polinesia, un socarrado llano de la Amazonia, Akobo,
Mekes o el arroyo de la Pantera- escriben sus relatos con los atriles, las bibliotecas,
las pizarras y los seminarios que tienen a su alrededor. Este es el mundo que produce
a los antropólogos., que les permite hacer el tipo de trabajo que llevan a cabo y, en
vayo snto, el tipo de trabajo que realizan, debe encontrar su lugar sí merece llamar
i.¡ alen. ión. En sí misino, el Estar Allí es una experiencia de postal turística (“He
aoadv >n Katmandú. ¿Has estado tú?”). El Estar Aquí, en cambio, como universi-
toí u' mire universitarios, es lo que hace que la antropología se lea.., se publique, se
reseñe, se cite, se enseñe» (Geertz, 1989; 139-140).

Difícilmente se puede plantear más crudamente la realidad de una antropología que


sólo escribe para sí misma, para la envidia profesional, para la endogamia académica.
Desde que el fin del colonialismo, inglés sobre todo, alteró ei. rol del antropólogo y
pasó a ser, ele «agregado cultural» a simple profesor, la antropología cam ina un poco errática:
«en el nombre del cielo, qué es lo que estamos buscando» exclam aba L e a c h (1962: 131).
No acaba de enraizar la antropología aplicada, porque hay m iedo a la propia desnudez, a
tener que competir con otros saberes aplicados. Escribía, no hace m ucho, a este propósito:

«La antropología que imparten nuestros profesores universitarios, apenas si les


interesa nada más que a ellos. Se trata de una antropología endógama, de “currículum
interior”, dispuesta para el recelo y la envidia entre “colegas”, que se está convirtien-
do en “tribal” Muchos de los libros que escriben los antropólogos españoles,

16
sólo tienen salida como textos (obligados) universitarios, (...) Sin embargo, hay que
constatar, la reacción de algunos antropólogos españoles, que han decidido “pasar”
de las rencillas “tribales” y tratar de salir ele este callejón sin salida, ofertando la
antropología a graduados en otras disciplinas (...) corno perspectiva aplicable a sus
conocimientos científicos y técnicos, (...) El antropólogo no tiene otra opción que
sentarse a la mesa, en diálogo interdisciplinar con otros expertos y, desde su humil-
dad y coraje, ser capaz ele “vender” los saberes antropológicos en la resolución de
los problemas» (A g u ir r e , 1993c : 10).

Podemos concluir que, el tipo habitual de etnografías realizadas y publicadas, ha sido el


académico, pero que la antropología debe salir de este enclaustramiento o prisión, pava ofer-
tar soluciones diagnósticas en la resolución de los problemas de cada comunidad cultural
Por eso, apenas si podemos hablar de «monografías diagnóstico», controladas por los
propios nativos, como cuando se controla el diagnóstico de un médico» de un arquitecto, etc.
Lo que tenemos son monografías «académicas» y éstas han sido redactadas en forma
de estudios de biografía, de familias o de comunidades, tal corno queda patente en el capí-
tulo dedicado a los tipos de monografías etnográficas.
Estas tres realidades: biográfica, familiar y comunitaria, en el fondo son la misma cosa,
aunque pueda parecer lo contrarío. Se trata de biografías, más o menos extensas, que actúan
como testimoniales de la cultura de un grupo o comunidad.
Hasta ahora, de acuerdo con el «canon» malinowskiano, un trabajo de campo se hacia
durante unos dos años, en una comunidad pequeña de unos dos mil habitantes y por medio
de la observación participante que permitía poder interactuar con todas las personas (biogra-
fías), De allí surgía la biografía de la comunidad» el modo cultural de organizarse la vida,
a través de su cultura material y formal.
Hasta aquí, los antropólogos eran unos investigadores de «culturas primitivas», dejando
casi, para los sociólogos el estudio de la sociedad civilizada urbana,
Pero, recientemente, las cosas han cambiado. Lejos ya del tercer mundo que confunde
a ios antropólogos con los antiguos funcionarios coloniales, se ha empezado a hacer trabajo
de campo sobre «nuestro tercer mundo particular»: todo lo que nos es marginal (sida, presos,
prostitución, inmigrantes, etc.), aplicando la misma metodología con la que se realizaban las
etnografías a las comunidades «primitivas».
Pero, comienzan a surgir algunos problemas. Nuestros etnografiados pueden leer las
monografías que se escriben sobre ellos y al igual que los españoles se llenan de estupor o
de risa cuando leen algunas monografías que han escrito ingleses o norteamericanos sobre
ellos, de la misma manera, se comienza a desautorizar este tipo de etnografía etnocentrista
y retórica.
Se trata del primer aviso. Europa, por muy marginal que sea, es Europa y a un francés,
español o italiano no les gusta -que venga un inglés a justificar sus vacaciones en el Medi-
terráneo, medíante una etnografía llena de tópicos, prejuicios y estereotipias.
Pero, la dificultad mayor está por llegar. Cuando se encargue a un antropólogo realizar
un análisis sobre el impacto cultural que realiza el turismo en una isla, o sobre la cultura
del funcionariado, etc., éste no puede presentarse con una monografía pintoresca, sino que
le pedirán un buen análisis y una prospectiva de actuación, es decir, que tome decisiones
diagnósticas y que las presente en informes monográficos inteligibles y aplicables. Porque,
los «nativos urbanos» o sus responsables, no quieren «retóricas etnográficas» y Ies seleccio-
narán por su eficacia.
Sólo el día que nuestros «nativos urbanos» encarguen etnografías para, no sólo leerlas
y aceptarlas, sino para exigirles eficacia, se habrán acabado todas las discusiones sobre si
la etnografía es o no retórica.

r) La redacción de una monografía ha sido definida como un ejercicio literario:

17
«E s e v id e n te q u e , a s í la s c o sa s , la a n tro p o lo g ía e s tá m á s d e l la d o d e los d is -
c u rs o s “ lite ra rio s ” q u e d e lo s “ c ie n tífic o s ” » (G e e r t z , 1 9 8 9 : 1 8 ).

C o m o d ic e G e e r tz , m u c h a s d e la s m o n o g r a f ía s c lá s ic a s s o n a u t é n ti c o s r e la to s lite r a rio s
e n lo s c u a l e s s e n o s q u i e r e c o n v e n c e r , a v e c e s e x p r e s i v a m e n t e , q u e e l a u t o r e s t u v o a llí,
s u f r ió e n s u s p r o p ia s c a r n e s to d a s la s d if ic u lta d e s y v o lv i ó p a r a c o n tá r n o s lo .
E s to y d e a c u e r d o e n q u e la m a y o r ía d e la s m o n o g r a f ía s e s c r ita s s o b r e « c o m u n id a d e s
p r im itiv a s » a la s q u e s ó lo tu v o a c c e s o e l e tn ó g r a f o , s e e s f u e r z a n e n r e f o r z a r lite ra ria m e n te
e l « v e r is m o » y a q u e n o a p o r t a n p r u e b a s d e lo q u e d ic e n .
S u e l e p o n e r s e c o m o e j e m p l o e l l i b r o d e D e r e k F r e e m a n « M a rg a re t M e a d a n d Sam oa.
T he m a k in g a n d u n m a k in g o f an a n th ro p o lo g ic a l M y th » d o n d e i n t e n t a d e s m o n t a r l a « f á b u -
la » d e M . M e a d s o b r e la a r c a d ia f e liz d e lo s s a m o a n o s . E l lib r o d e M e a d , p r o b a b le m e n te
e s e x p r e s ió n , m á s d e lo q u e q u is o v e r q u e d e lo q u e v io . C o n e s te « te s tim o n io » in f lu y ó e n
E E .U U . p a r a q u e c a m b ia s e la o r ie n ta c i ó n p e d a g ó g ic a d e n iñ o s y a d o l e s c e n te s .
A lg u n o s a r g u m e n ta n q u e u n p u e b lo c a m b ia y q u e s e r á d if e r e n te p a r a c a d a a n tro p ó lo g o
q u e lo e s tu d ie . E s ;o s ig n if i c a e l « p a r t ic u l a r is m o d e l p a r tic u la r is m o » .
B a s t a y a , p u c .s : « c i e n t o q u i n c e a ñ o s d e p r o s a a s e v e r a t i v a e i n o c e n c i a l i t e r a r i a s o n y a
s u fic ie n te s » (G e e r z ), p o rq u e , c o n u n p o c o d e im a g in a c ió n y c o n r e la to s d e o tro s e tn ó g ra fo s ,
s e p u e d e « c o n s tru ir» la e tn o g r a f ía d e u n p u e b lo in e x is te n te y e s to y a n o s e r ía e tn o g ra fía
e m p í r i c a s i n o e x p e r i m e n t a l , c o m o l a q u e s e r e a l i z a p a r a « d o t a r » d e t r a d i c i o n e s c u l t u r a l e s ¡i
u n p u e b lo o a u n a r e g i ó n c u a n d o n o la s ti e n e o n o la s ti e n e s u f ic i e n te m e n te , p a r a o to r g a r le
« id e n tid a d h is tó r ic a » .
C u a n d o la m o n o g r a f ía e t n o g r á f ic a p u e d a s e r le íd a p o r lo s n a tiv o s , p o d r á a d o rn á rs e la
c o n to d a la lite r a tu r a q u e s e q u ie r a , p e r o , a l f in a l tie n e q u e r e f le ja r la v e r d a d r e c o n o c ib le ,
a u n q u e e s ta v e r d a d ( c o m o e n u n d ia g n ó s tic o n e g a tiv o ) lle g u e a d o le r.

1.4 CO N CLU SIÓN

a) L a e tn o g r a f ía e s e l e s tu d io d e s c r ip tiv o d e u n a c u ltu ra .

R e p r e s e n ta e l p r im e r p a s o , la r e c o g id a d e d a to s , d e n tr o d e la in v e s tig a c ió n c u ltu ra l.
I n v a d ie n d o la m e m b r a n a o fr o n te ra q u e d e f in e a la « o tr a c u ltu r a » , e l e tn ó g r a f o re c ib e
u n « c h o q u e c u ltu ra l» q u e lo re la tiv iz a , q u e le d e s tr u y e su e tn o c e n tris m o . S ó lo si s e h a su p e
r a d o e s te p a s o in ic iá tic o , s ó lo si s e h a lle g a d o a v iv e n c ia r d o s c u ltu r a s , s e p u e d e a d q u irir
c o n o c im ie n to a n tro p o ló g ic o .
E l a n á lis is d e u n a c u ltu r a d e lim ita d a q u e s e n o s p re s e n ta c o m o « o tra » , n o s p e rm ite p e r -
c ib ir s u « p a r tic u la r e x is te n c ia » ( p a r tic u la r is m o c u ltu r a l), y c o m p r e n d e r q u e h a y « o tra s » f o r -
m a s d e o r g a n iz a r la v id a , a d e m á s d e la n u e s tr a .

b) E l e s t u d i o e t n o g r á f i c o c o m p r e n d e d o s m o m e n t o s f u n d a m e n t a l e s : la e tn o g ra fía com o
« proceso» y la e tn o g ra fía c o m o «producto».. E l p ro c e so e t n o g r á f i c o c o r r e s p o n d e a l t r a b a j o
d e c a m p o , re a liz a d o d u r a n te u n tie m p o s u f ic ie n te q u e p e r m ita c o n o c e r to d a la c u ltu ra , e n u n a
c o m u n id a d p e q u e ñ a . E n e s e p r o c e s o , s e ñ a l a m o s c o m o .m o m e n to s m á s im p o r ta n t e s , e l a c c e s o
a la c o m u n id a d , e l d iá lo g o c o n lo s in f o r m a n te s , e l r e g is tr o d e d a to s y la a t e n c ió n flo ta n te .
A p e s a r d e q u e e s t a s e c u e n c i a b i o g r á f i c a 'd e e x p e r i e n c i a d e c a m p o ( « e s t u v e a l l í » ) h a
s id o d iv id id a e n d o s tie m p o s - l a p o s ic ió n p a s iv a d e r e c ib ir c u ltu r a c o m o u n « n iñ o » q u e c o -
m ie n z a y la p o s ic ió n a c tiv a d e b ú s q u e d a y c a p ta c ió n d e m a te r ia le s y d a t o s - to d o e l p ro c e s o
d e e s ta n c ia s itú a a l e tn ó g r a f o c o m o « n a tiv o m a rg in a l» , c o m o p ris io n e ro d e u n c o n te x to c u l-
tu r a l, e s c r i b i e n d o lo q u e e s a c u l t u r a le « d i c t a » c a d a d í a , a t r a v é s d e la e x p e r i e n c i a d e c a m p o .
El p ro d u c to e t n o g r á f i c o s e c o n s t r u y e m e d i a n t e u n i n f o r m e e t n o g r á f i c o o m o n o g r a f í a .
L o p rim e ro q u e h a c c e l e tn ó g r a f o e s « d c s c o n te x tu a liz a r s e » , a le ja r s e d e la c u ltu r a o b s e rv a d a
p a rtic ip a tiv a m c n le , p a r a p o d e r « o b je tiv a rla » .

i u
S in e m b a r g o , h e m o s c o n s id e r a d o q u e h a y d o s tip o s d e m o n o g ra fía s : la s q u e s e e n tre g a n
a lo s n a tiv o s , c o m o in f o r m e s d ia g n ó s tic o s c o n in te n c ió n d e q u e s e a n e fic a c e s e n la r e s o lu -
c i ó n d e lo s p r o b le m a s y lo s r e la to s e tn o g r á f ic o s o r ie n ta d o s h a c ia la c o m u n id a d c ie n tífic a .
A m b o s , n a tiv o s y c o m u n id a d c ie n tíf ic a d e b e n d e v a lid a r e l tra b a jo e tn o g r á f ic o , p e ro c o m o
h e m o s v is to , h a n a p a re c id o d u ra s c rític a s p a ra u n a e tn o g ra fía e n d ó g a m a q u e n o to m a d e -
c is io n e s d ia g n ó s tic a s , n o re s u e lv e n a d a y s e a h o g a e n s u p ro p io r e la to lite ra rio .
N e c e s ita m o s u n a e tn o g r a f ía « a c tiv a » q u e a n a lic e , in c lu s o p o r e n c a r g o , la fu n c io n a lid a d
d e la c u ltu r a d e u n a c o m u n id a d , p r o p o n g a d e c is io n e s d ia g n ó s tic a s y r e s u e lv a lo s p ro b le m a s .
A b o g a m o s p o r e s te tip o d e e tn o g r a f ía a c tiv a , a p lic a d a y e fic a z , q u e , a n u e s tr o e n te n d e r,
re d e f in a e l p a p e l d e la a n tr o p o lo g ía e n g e n e ra l y e l d e la e tn o g ra fía , e n p a rtic u la r.

c) A n te la lim ita c ió n d e e s te c a p ítu lo , n o h e m o s q u e r id o a b o r d a r c u e s tio n e s m e to d o -


ló g ic a s q u e o tr o s a u to r e s a n a liz a n e n e s te lib ro , s o b r e to d o , la s r e la tiv a s a la o b s e r v a c ió n p a r -
tic ip a n te ( A n g u e r a ) y la s q u e s e r e f ie r e n a la s p e r s p e c tiv a s « e m ic » (p u n to d e v is ta d e l n a ti-
v o ) y « e tic » ( p u n to d e v is ta d e l o b s e r v a d o r ) a la s q u e n o s r e f e r ir e m o s c o n d e ta lle e n el
c a p ítu lo « É m ic a , é tic a y tr a n s f e r e n c ia » , d o n d e , a d e m á s , a n a liz a m o s e l r o l d e l e t n ó g r a f o y lo s
c in c o m o m e n to s d e l a c to e tn o g r á f ic o : a f e c tiv o , c o g n o s c itiv o , o p e r a tiv o , é tic o y s o c ia l.
C o m p r e n d e r e l m é to d o e tn o g r á f ic o e s h a b e r e n c o n tr a d o la « v ía re g ia » p a r a a n a liz a r
c u a lita tiv a m e n te la re a lid a d s o c ia l-c u ltu ra l.

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P o w d e r m a k e r , H . ( 1 9 6 6 ) . S tra n g e r a n d F riend. N o r t o n , N e w Y o r k .
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F o ra l d e N a v a rra , P a m p lo n a .

?.n
2. La evolución del concepto de etnografía
Eloy Góm ez Pellón

2.1 E L N A C IM IE N T O DE UN T É R M IN O

En lo s p r im e r o s lu s tr o s d e l s ig lo x ix s e h a c e f r e c u e n te e n lo s a m b ie n te s re fin a d o s
e u ro p e o s e l u s o d e u n n e o lo g is m o q u e in m e d ia ta m e n te a d q u irirá c a rta d e n a tu ra le z a . T a l
té r m in o e r a e l d e « e tn o g r a f ía » , q u e p e r f ila d o e n la p r im e r a d é c a d a d e l s ig lo - p a r e c e s e r q u e
c o m o c o n s e c u e n c ia d e lo s c u r s o s im p a r tid o s p o r B .G . N ie b u h r b a jo e s te e p íg ra fe e n la
U n iv e r s id a d d e B e r l ín - , p a s a b a p o c o m á s ta r d e a o c u p a r lo s títu lo s d e g ra n d e s o b ra s , c o m o
la d e A . B a lb i, Introduction a l ’Atlas ethnographique du Globe, p u b lic a d a e n 1 8 2 6 . N a tu -
r a lm e n te , la v o z e r a e m p le a d a e n s u s e n tid o e s tr ic to , e s to e s , e l d e la d e s c r ip c ió n d e la s e tn ia s
o lo s p u e b lo s q u e h a b ita b a n la T ie r r a , si b ie n c o n te n ie n d o u n a a g o b ia n te c a r g a d e e x o tis m o ,
un ta n to b a s c u la d a h a c ia lo s a s p e c to s lin g ü ís tic o s y ra c ia le s . S im u ltá n e a m e n te , se h a c e
c o m ú n o tro té rm in o q u e e s e l d e « e tn o lo g ía » , a p e s a r d e q u e ta m b ié n s e e m p le a b a a n te rio r-
m e n te , c o n u n s ig n if ic a d o m u y p r ó x im o a l s e ñ a la d o , e n c u a n to tr a ta d o d e lo s p u e b lo s q u e
p o b la b a n e l p la n e ta , y q u e c o b r a r ía f o r tu n a a l ig u a l q u e e l a n te rio r. D e h e c h o , la s o c ie d a d
d e a n tig ü e d a d e s q u e n a z c a e n la c a p ita l fr a n c e s a e n 1 8 3 9 s e d e n o m in a rá Société Ethnologique
de París, y a e lla le s e g u irá n o tr a s e n E u ro p a . E n e l c lim a progresivista q u e h a b í a s u r g i d o
e n lo s tie m p o s d e la I lu s tr a c ió n , y q u e p o r e n to n c e s c a m in a b a h a c ia e l p le n o a p o g e o , ta le s
té r m in o s p o s e ía n u n s e s g o c a ra c te r ís tic o , c u a l e ra e l d e a tis b a r lo s o r íg e n e s d e la h u m a n id a d ,
e l d e s a r r o llo d e s u s c o m p o n e n te s é tn ic o s y r a c ia le s , la h is to r ia d e s u s p r o g r e s o s h a c ia la
c iv iliz a c ió n , e tc .
P r e c is a m e n te , y e n r e la c ió n c o n e s te m is m o c lim a progresivista, f o rja d o e n e s a e ta p a
q u e v a d e s d e f in a le s d e l p r im e r c u a r to d e l s ig lo x v m a lo s a ñ o s c u a re n ta d e l x ix (F . Vo g et ,
1 9 7 5 ) , t i e n e lj u g a r e l d e s a r r o l l o d e u n a n u e v a f a s e q u e l l e g a h a s t a f i n a l e s d e l a c e n t u r i a d e c i -
m o n ó n ic a , p r o p ia m e n te e v o lu c io n is ta , y m á s a ú n tra s e l tr iu n f o d e la s d o c tr in a s d a r w in is ta s
a m e d ia d o s d e d ic h o s ig lo , e n la q u e a lc a n z a s in g u la r p r o ta g o n is m o e l té r m in o d e a n tr o p o -
lo g ía , c o m o u n e s tu d io d e l h o m b r e d is tin to d e l p ro p u e s to h a s ta e n to n c e s p o r la filo s o fía y
p o r la s c ie n c ia s p o s itiv a s . E s te n u e v o s e n tid o d e la a n tr o p o lo g ía , q u e s e e v id e n c ia e n la
s e g u n d a m ita d d e la c e n tu r ia d e c im o n ó n ic a , a p a re c e c la r a m e n te e x p lic ita d o e n la s o c o rrid a
o b r a d e E .B . T y l o r Primitive Culture, e s c r ita e n 1 8 7 1 . F r e n te a la a n tr o p o lo g ía e s p e c u la tiv a ,
s is te m a tiz a d a p o r K a n t al p u b lic a r su Anthropologie en 1 7 9 8 y d e s a r r o lla d a p o r H e g e l, y
s e p a r a d a m e n te d e lo s p r in c ip io s r a c io n a lis ta s , n a c e u n a a n tr o p o lo g ía q u e p o n e s u s o jo s e n
lo s lo g r o s h u m a n o s q u e tie n e n p o r m a r c o la v id a s o c ia l. E s to s lo g ro s , e n g lo b a d o s e n e l c o n -
c e p to d e c u ltu r a p o r e l p r o p io T y lo r , s e c o n s titu ir ía n e n e l o b je to d e e s ta n u e v a a n tro p o lo g ía :
e l e s tu d io d e l h o m b r e a tr a v é s d e l a n á lis is c o m p a r a tiv o d e la s c u ltu r a s . T r a s la d e fin ic ió n

21*
s e h a lla b a la id e a d e q u e la c u ltu r a c a m b ia e n e l tie m p o y e n e l e s p a c io , lo c u a l im p lic a b a
la e x is te n c ia d e m ú ltip le s c u ltu r a s .
L o s e le m e n to s f u n d a m e n ta le s d e la p r o p u e s ta e f e c tu a d a p o r T y l o r - l a c u ltu r a , l a s o c ie -
d a d y el in d i v id u o - , h a b r ía n d e d a r lu g a r c o n e l tie m p o a d if e r e n te s c o n c e p c io n e s e n e l s e n o
d e la a n tr o p o lo g ía , s in m e r m a d e s u u n id a d e p is te m o ló g ic a . P o r u n la d o , s e r e c o n o c e r ía u n a
a n t r o p o l o g í a c u l t u r a l , c e n t r a d a e n la s p r o d u c c i o n e s h u m a n a s , t a n t o m a t e r i a l e s c o m o i n m a -
te r ia le s , y p o r o tr o la d o u n a a n t r o p o lo g ía s o c ia l, o r ie n ta d a h a c ia e l e s tu d i o d e la s r e la c io n e s
e n tr e lo s in d iv id u o s q u e f o r m a n p a r te d e la e s tr u c tu r a s o c ia l. E s e v id e n te , s in e m b a r g o , q u e
e n u n o y e n o t r o c a s o , m á s a l l á d e la s m a t i z a c i o n e s , l a c u l t u r a , e n c u a n t o e x p r e s i ó n d e la s
p ro d u c c io n e s y d e la s r e p r e s e n ta c io n e s s o c ia le s , e s e l o b je to p r im o r d ia l d e e s tu d io . U n in te n -
to d e s u p e ra c ió n d e e sta d o b l e p e r s p e c t i v a , l l e v a d o a c a b o a m e d i a d o s d e l s i g l o a c t u a l , d i o
lu g a r a la in f lu y e n te a n tr o p o lo g ía e s tr u c tu r a l, e n la c u a l s e p e r s ig u e a h o n d a r e n la r a íz e x p li-
c a tiv a q u e p e r m ita in te r p r e ta r la e s tr u c tu r a d e l in c o n s c ie n te d e l p e n s a m ie n to h u m a n o , al
a d m itirs e q u e e l h o m b r e s e in c a r d in a p r o g r e s iv a m e n te e n e l a c o n te c e r p u r a m e n te m e c á n ic o
d e l u n iv e rs o .
P o r ta n to , y a p e s a r d e q u e s u b r o te s e p r o d u c e c o n a n te r io r id a d , e s e n e l s ig lo x ix c u a n -
d o s e c o n s titu y e n f o r m a lm e n te tre s d is c ip lin a s s u m a m e n te c e rc a n a s e n s u o b je to - l a e tn o g r a f ía ,
la e tn o lo g ía y la a n tr o p o lo g ía - , c u y a s d e n o m in a c io n e s in ic ia le s s e h a n m a n te n id o e n el
c o r r e r d e l tie m p o d e a c u e r d o c o n la s p a r tic u la r id a d e s d e s u in s titu c io n a liz a c ió n , a la s q u e
n i s iq u ie ra e l á m b ito a c a d é m ic o h a s id o a je n o . S in e m b a rg o , y p o r e n c im a d e e s ta s p a r tic u -
la r id a d e s in s titu c io n a le s , la ín tim a r e la c ió n e x i s t e n te e n tr e e lla s h a d a d o lu g a r a q u e p o r lo
g e n e ra l s e u tilic e e l té r m in o d e a n tr o p o lo g ía s o c ia l o c u ltu r a l c o m o e n g lo b a d o r d e lo s o tro s
d o s , lo s c u a le s a lu d e n a s e n d a s e ta p a s d e la in v e s tig a c ió n q u e p o s ib ilita n e l c o n o c im ie n to
a n tr o p o ló g ic o . A s í , m i e n tr a s q u e la e t n o g r a f ía r e p r e s e n t a l a e t a p a in i c ia l d e la in v e s t ig a c ió n ,
p u ra m e n te d e s c rip tiv a , la e tn o lo g ía c o m p o r ta u n a e ta p a a n a lític o - c o m p a r a tiv a in te rm e d ia ,
q u e c o n d u c e a la e la b o ra c ió n t e o r é t i c a m á s e l e v a d a q u e s u p o n e la a n t r o p o l o g í a ( C . L é v i-
St r a u s s , 1 9 5 8 : 3 1 7 - 3 2 3 ) , si b ie n la d e n o m in a c ió n d e e s ta s d o s ú ltim a s s e c o n f u n d e c o n f r e -
c u e n c ia e n la tr a d ic ió n a c a d é m ic a d e a lg u n o s p a ís e s . E s e l r ig o r d e l m é to d o e l q u e im p o n e
e l c a m in o d e la i n v e s t i g a c i ó n , q u e p a r t i e n d o d e la o b s e r v a c i ó n d e s c r i p t i v a , tr a t a d e v e r i f ic a r
d is tin ta s h ip ó te s is p a r a a lc a n z a r u n a c o n c lu s ió n . P o r e llo , n in g u n a d e la s e ta p a s e x c lu y e a
la s r e s t a n t e s , s i n o q u e la s c o m p l e m e n t a . D i c h o d e o t r o m o d o , la s s u c e s i v a s e t a p a s i m p u e s t a s
p o r e l c o n o c im ie n to a n tr o p o ló g ic o , e n c a d e n a d a s y s o la p a d a s , c o n tr ib u y e n a tr a s c e n d e r el
f e n ó m e n o q u e e s tu d ia n , a f in d e c o n tr ib u ir a l d e s c u b r im ie n to d e la s c a u s a s q u e lo g e n e ra n .
P o r ta n to , la e tn o g r a f ía lle v a a p a re ja d o u n c a r á c te r d e s c r ip tiv o d e la s s o c ie d a d e s h u m a -
n a s q u e c o n s titu y e e l fu n d a m e n to d e l c o n o c im ie n to a n tro p o ló g ic o . E s e c a rá c te r d e s c rip tiv o
lo h a lla m o s e n c i p a sa d o , c o n f u n d id o c o n la c u r io s id a d , e n m ú ltip le s re la to s d e v ia je r o s y
c o s tu m b r is ta s , e n lo s q u e la te u n c o n t e n i d o e t n o g r á f i c o , c a r e n t e a ú n d e la n e c e s a r ia o r g a n i -
z a c ió n . H a b r á d e e s p e r a r s e a l s ig lo x ix p a r a q u e la e t n o g r a f ía o r g a n i c e s u d is p e r s a lite r a tu r a ,
lo c u a l l e p e r m i t i r á a l c a n z a r a f i n a l e s d e l m i s m o la m a d u r e z n e c e s a r ia p a r a in c a r d in a r s e
m e to d o ló g ic a m e n te c o m o fa s e in ic ia l d e l c o n o c im ie n to a n tr o p o ló g ic o . L a e tn o g r a f ía c o n s -
titu y e e l in e lu d ib le s u s t e n to d e la te o r ía a n tr o p o ló g ic a , la c u a l n o s e c o n s tr u y e s in o h i l v a -
n a n d o lo s d a to s q u e s u m i n i s t r a n la s n ú n u c i o s a s o b s e r v a c i o n e s d e a q u é lla . M á s a ú n , e l lie
c h o d e q u e a e s a p r im e r a y e le m e n ta l e ta p a d e la in v e s tig a c ió n a n tr o p o ló g ic a s e la d e n o m in e
e tn o g ra fía n o o c u lta qu e e n é s t a s e h a l l a n p r e s e n t e s l o s a s p e c t o s t e ó r i c o s , b i e n o r i e n t a n d o
la s d e s c r ip c io n e s , b ie n g e n e r a liz a n d o y c o m p a r a n d o , im p l í c i t a o e x p l íc i ta m e n te .
P u e s b ie n , é s te e s e l s e n tid o q u e p o s e e e l té r m in o d e e tn o g r a f ía e n e l p re s e n te , n r lin i
la d o e n o tro m á s a m p lio q u e e s e l d e a n tr o p o lo g ía , y s u p e r a n d o e l v ie jo c o n c e p to q u e p o s e y ó
e n e l p a s a d o , c o m o c o n j u n to d e s a b e r e s in d e p e n d ie n t e s a c e r c a d e lo s p u e b l o s . P a r a que. o M u
h a y a s u c e d id o s e h a te n id o q u e p r o d u c ir u n a tr a n s f o r m a c ió n , q u e s e h a lla in d is o lu b le m n ilr
u n id a a la q u e h a n s u f r id o lo s e s tu d io s d e l h o m b r e y d e s u m u n d o , p a r tic u la r m e n te tir a d -
lo s ú ltim o s lu s tr o s d e l s ig lo x ix . E l p r o g r e s iv o p e r f e c c io n a m ie n to d e la m e to d o lo g ía a n lm

22
p o io g ic a n a c r e a d o e n n u e s tro s ig lo u n a n u e v a c o n c e p c ió n d e la e tn o g ra fía , p o n ie n d o e n
c u e s tió n e l v a lo r d e la v ie ja e tn o g ra fía . A l f in y a l c a b o , s e tr a ta d e u n a c ir c u n s ta n c ia q u e
n o d is tin g u e a la a n tr o p o lo g ía d e o tr a s c ie n c ia s s o c ia le s , e n la s q u e , ig u a lm e n te , s e h a n o p e -
r a d o d e s ta c a d o s c a m b io s a lo la rg o d e l s ig lo q u e c o rre , c o m o c o n s e c u e n c ia d e l a q u ila ta m ie n to
m e to d o ló g ic o q u e s e h a p r o d u c id o e n s u se n o .

2.2 LAS PR IM E R A S «D ESC RIPCIO N ES»

A unque p a re c e e v id e n te que h a s ta el s ig lo xvm no c o m ie n z a n a d e s a rro lla rs e la s


c ie n c ia s s o c ia le s , q u e m á s ta rd e v a n a d q u ir ie n d o p e r s o n a lid a d p a r a q u e d a r c o n s titu id a s e n
e l s ig lo p o s te r io r , n o e s m e n o s c ie r to q u e e llo e s p o s ib le p o r q u e a lo la r g o d e m u c h o tie m p o
s e h a b ía id o re u n ie n d o u n c o rp u s d e c o n o c i m i e n t o . D i c h o c o rp u s v p r e c i s a m e n t e , s e r í a o b j e t o
d e s is te m a tiz a c ió n y ta m b ié n d e e s p e c u la c ió n p o r p a r te d e lo s p e n s a d o r e s ilu s tr a d o s , e la -
b o r a n d o in g e n io s a s h ip ó te s is , q u e s e v ie r o n a n im a d a s p o r e l in c r e m e n to q u e p a r a le la m e n te
s e p r o d u jo e n e s e e le n c o d e c o n o c im ie n to s , h a s ta c r e a r la s c o n d ic io n e s o b je tiv a s p a r a e l
a d v e n im ie n to c ie n tífic o , al c u a l la a n tro p o lo g ía e n g e n e ra l y la e tn o g ra fía e n p a rtic u la r n o
s o n a je n a s . E s te c o rp u s p r e c i e n t í f i c o , c u y a v a l i d e z h o y r e s u l t a d i s c u t i b l e a l c a r e c e r , p o r
d e f in ic ió n , d e la s g a r a n tía s n e c e s a r ia s , s e h a b ía c o n f ig u r a d o a lo la r g o d e m u c h o s s ig lo s , d e
m a n e r a h e te ro g é n e a , a l s o c a ire d e lo s c h o q u e s c u ltu r a le s p r o d u c id o s e n e l tie m p o .
A s í s e e n t ie n d e q u e e n la s g r a n d e s m e tr ó p o lis m e d ite r r á n e a s d e l a A n tig ü e d a d s e p r o -
d u je r a n d e s c r ip c io n e s e n la s c u a le s s u b y a c e u n im p u ls o e tn o g r á f ic o , p r o p io d e a u to r e s f a s -
c i n a d o s p o r la s d if e r e n c ia s e n t r e lo s p u e b l o s , y s o b r e to d o p o r e l c o n t r a s te e n tr e la s c u ltu r a s .
R e a lm e n te , s e tr a ta d e u n a c u r io s id a d q u e h a e x is tid o e n to d a s la s é p o c a s y e n to d o s lo s
lu g a r e s , a u n q u e s ó lo a lg u n o s in d iv id u o s h a y a n c o n s e g u id o tr a n s m itir la c o n u n a n o ta b le c la -
r iv id e n c ia . B ie n c o n o c id o e s , p o r lo q u e r e s p e c ta a G re c ia , e l c a s o d e H e ro d o to , q u ie n e n
e l s ig lo v a .C ., e l g ra n s ig lo d e P e r ic le s , e n s u H is to r ia , n o s l e g ó p o r m e n o r i z a d a s d e s c r i p -
c io n e s d e lo s p u e b lo s p o r lo s q u e v ia jó o tu v o c o n o c im ie n to , d e s d e E g ip to y M e s o p o ta m ia
h a s ta la s o r illa s d e l M a r N e g r o y e l N o r te d e Á f r ic a , c o n la s n a tu r a le s lim ita c io n e s im p u e s ta s
p o r l a d in á m ic a d e s u o b r a , e n la c u a l la s n o tic ia s s o b r e la s c o s tu m b r e s d e lo s p u e b lo s q u e
c ita e r a n a c c e s o r ia s , e n r e la c ió n c o n la s g u e r r a s g r ie g a s q u e c o m p o r ta b a n e l a s p e c to f u n d a -
m e n ta l d e s u p ro p ó s ito . S o r p r e n d e m á s to d a v ía la m e s u r a q u e s e d e s c u b r e e n s u s n o tic ia s ,
im p r o p ia d e la é p o c a , y a p e s a r d e la a u s e n c ia d e l n e c e s a r io rig o r, d e n o ta n d o la c o n c ie n c ia
d e u n re la tiv is m o c u ltu r a l y la h u id a d e l p u n to d e v is ta e tn o c é n tric o .
M á s a ú n , e s a d is tin c ió n e n tr e lo s p a tr o n e s c u ltu r a le s d e l o b s e r v a d o r y lo s d e lo s o b s e r -
v a d o s q u e s e a d v ie r te e n H e r o d o to e s ta n e x tr a ñ a q u e n o e s f á c il a d iv in a r la e n s u s c o n te m -
p o r á n e o s g r ie g o s , q u e c o n f r e c u e n c ia s e fija n e n la s c o s tu m b r e s d e o tr o s p u e b lo s , d e o tra s
g e n te s , p e ro a m o d o d e c o n tra s te c o n la g r a n d e z a d e su c iv iliz a c ió n q u e es s u b ra y a d a e n o r-
g u lle c id a m e n te . E n o tra s o c a s io n e s , lo s a u to re s g rie g o s d e é p o c a c lá s ic a e fe c tú a n p ro fu n d a s
r e f le x io n e s s o b r e lo s o r íg e n e s d e la s o c ie d a d y e l e s ta d o , c o m o s e a p r e c ia e n L a R ep ú b lica
d e P l a t ó n . , o s o b r e d e .t e r m i t i a .d a s i n s t i t u c i o n e s c o m o l a e s c l a v i t u d , c o m o s e d e n o t a e n l a P o lí-
tic a d e A r i s t ó t e l e s . L a p r i m e r a , s o b r e t o d o , h a t e n i d o u n a e x t r a o r d i n a r i a r e p e r c u s i ó n e n l a
e s c u e la s o c io ló g ic a f r a n c e s a , y ta m b ié n e n tr e lo s fu n c io n a lis ta s in g le s e s , q u e c o m o B . M a li-
n o w s k i s e s ir v ie r o n d e l p la n te a m ie n to p la tó n ic o d e la s n e c e s id a d e s h u m a n a s e n s u e la b o -
ra c ió n te ó ric a (A . P a l e r m ,' 1 9 7 4 , 1 ). D e s d e o tro p u n to d e v is ta , y a p e s a r d e l c a rá c te r v ia je ro
" S e a m b o s p e n s a d o r e s g rie g o s , s u p r o y e c c ió n e tn o g r á f ic a n o lle g a a p e r c ib ir s e y , c o m o s e h a
s e ñ a la d o , s u s o b ra s p o s e e n u n c a rá c te r e s p e c u la tiv o , s in p re te n s io n e s p o s itiv is ta s .
E n c u a lq u ie r c a s o , la s p e r m a n e n te s c o lo n iz a c io n e s lle v a d a s a c a b o e n e l M e d ite rrá n e o
p o r la s m e tr ó p o lis g r ie g a s e n lo s s ig lo s d e e s p le n d o r s u p u s ie r o n u n f u e r te c h o q u e c u ltu ra l
p a r a lo s g r ie g o s d e la é p o c a , q u e a m e n u d o s e tr a d u jo e n d o c u m e n to s d e u n e x tra o rd in a rio
v a lo r e tn o g r á f ic o p a r a e l c o n o c im ie n to d e lo s p u e b lo s d e la A n tig ü e d a d . E l s u rg im ie n to d^J

23
g ra n e s ta d o ro m a n o ir á a c o m p a ñ a d o d e c o n q u is ta s q u e s u p o n d rá n e l c o n o c im ie n to d e g e n te s
c o n p rá c tic a s y c o s tu m b re s a je n a s a la tra d ic ió n m e tro p o lita n a , y e n s u m a d e l d e s c u b rim ie n -
to d e u n a d iv e r s id a d s im ila r a la q u e s e p r o d u jo e n la s c iu d a d e s e s ta ta le s g r ie g a s . L o s e s c r i-
to re s r o m a n o s d e lo s p r im e r o s tie m p o s d e l im p e rio , d e fo rm a c ió n h e le n ís tic a , o g rie g o s
in c lu s o , r e c o g ie r o n te s tim o n io s d e a c u s a d o in te r é s e tn o g r á f ic o . E n la Geografía d e E s tra b ó n
- c o n c l u id a a c o m ie n z o s d e n u e s tr a e r a - s e c o n tie n e n m ú ltip le s n o tic ia s s o b r e la s s o c ie d a d e s
s o m e tid a s p o r R o m a , a lo q u e c o n t r ib u y ó s u e x c e le n t e f o r m a c ió n h e l e n ís ti c a y s u ta la n te
v ia je ro . L a c u r io s id a d q u e s e n tía p o r e l c o n o c im ie n to d e la s c o s tu m b r e s le lle v ó a p o n e r e n
p r á c tic a u n a té c n ic a d e in f o r m a c ió n in d ir e c ta d e lo s a c o n te c im ie n to s , q u e to d a v ía s e o b s e rv a
e n tr e lo s lla m a d o s a n tr o p ó lo g o s d e g a b in e te d e l s ig lo x ix , y q u e s in d u d a n o e r a n u e v a ,
a u n q u e e n E s tr a b ó n a d q u i e r a u n g r a n r e f i n a m ie n to . C o n s is tía e s t a t é c n ic a e n v a l e r s e d e lo s
te s tim o n io s d e m ilita r e s , f u n c io n a r io s , v ia je r o s , e tc ., q u e h a b ía n s id o te s tig o s d ir e c to s d e
lo s a c o n te c im ie n to s q u e tr a n s m itía . S u s d e te n id a s d e s c r ip c io n e s d e lo s p u e b lo s ib é ric o s ,
d e in e lu d ib le c o n s u lta p a r a lo s e s tu d io s o s d e la s c ie n c ia s s o c ia le s , f u e r o n r e u n id a s d e e s te
m o d o , p u e s to q u e n o lle g ó a c o n o c e r p e r s o n a lm e n te la P e n ín s u la I b é r ic a .
L a s o r p r e n d e n te n e u tra lid a d , o e l m o d é lic o re la tiv is m o c u ltu ra l, q u e d e s c u b r ía m o s e n
H e ro d o to lo e n c o n tra m o s ta m b ié n en a lg u n o s a u to re s ro m a n o s, c o m o T á c ito . L la m a la
a te n c ió n e n s u o b ra Sobre la geografía, costumbres, maneras y tribus de la Germania l a c a u -
limes d e l i m p e r i o ,
te la c o n q u e tr a ta la s f o r m a s d e v id a d e lo s p u e b lo s s itu a d o s a l o tr o la d o d e l
e n la s q u e r e c o n o c e l a a l t e r i d a d , e l o g i a n d o s u o r g a n i z a c i ó n . S u v a l o r e t n o g r á f i c o s e a c r e -
c ie n ta c o n s id e r a n d o q u e e s p r o b a b le q u e ta le s o b s e r v a c io n e s fu e ra n o b te n id a s p o r e l a u to r
d e p r im e r a m a n o , b ie n e n s u ju v e n tu d m ie n tr a s v iv ió e n la G a lia , o b ie n e n e l d e s e m p e ñ o
d e su s c a rg o s e n e l f u n c io n a r ia d o y e n la p o lític a .
T ra s la c a íd a d e R om a en el añ o 4 7 6 , c o in c id ie n d o con la d e p o s ic ió n d e l ú ltim o
e m p e ra d o r, s e in ic ia u n la rg o p e río d o h is tó r ic o q u e e s c o n o c id o c o m o E d a d M e d ia , y q u e
n o c o n c lu y e h a s ta m e d ia d o s d e l s ig lo x v . E n lo s p r im e r o s s ig lo s d e e s te p e r ío d o tie n e lu g a r
u n p r o c e s o s o c ia l, p o lític o y e c o n ó m ic o , v a r ia b le s e g ú n la s d is tin ta s r e g io n e s d e l m u n d o
o c c id e n ta l, p e ro c o n a lg u n o s r a s g o s c o m u n e s , e n tr e lo s q u e s o b re s a le n la in te n s a ru ra liz a c ió n
y e l e m p o b r e c im ie n to d e la c u ltu ra , a p a rte d e u n v a c ío p o lític o y u n a s itu a c ió n d e in e s ta -
b ilid a d s o b r e lo s q u e s e d e ja s e n tir e l p o d e r d e la I g le s ia . E s te d e b i lit a m i e n to c u ltu r a l d e lo s
p rim e ro s s ig lo s m e d ie v a le s , e n lo s q u e no fa lta n re la to s d e v ia je ro s , a f e c ta a la v is ió n
e tn o g r á f ic a , a l v e r s e in c lin a d a h a c ia u n a in te r p r e ta c ió n te o c é n tr ic a y e t n o c é n tr ic a d e la v id a
h u m a n a , q u e a h o r a q u e d a b a s u p e d ita d a a la p e r s p e c tiv a c r is tia n a . E n m u c h a s o c a s io n e s su
h a s e ñ a l a d o a S a n A g u s t í n , q u e d e s a r r o l l a s u o b r a e n t r e l o s s i g l o s iv y v , c o m o g e n u i n o
re p re s e n ta n te d e e s ta lín e a d e l p e n s a m ie n to , e n la q u e la a r m o n ía y la s a n tid a d c ris tia n a s so n
c o n tra p u e s ta s a la p e r v e r s ió n d e l p a g a n is m o .
L a r e n o v a c ió n c u ltu r a l y e s p ir itu a l q u e s e p r o d u c e e n E u r o p a d e s p u é s d e l a ñ o m il, al
c a l o r d e l i n c r e m e n t o d e l a p r o d u c c i ó n a g r í c o l a y d e l c r e c i m i e n t o d e m o g r á f i c o , d i b u j a n iu i
n u e v o h o r iz o n te s o c ia l, e n e l q u e la a c tiv id a d u r b a n a y c o m e r c ia l, ju n t o a lo s c o n ta c to s c o n
o tro s p u e b lo s d e l N o r te d e E u r o p a y d e A s ia , a d q u ie re n u n a e n o rm e p r e p o n d e r a n c ia . A v e n -
tu r e r o s , c o m e r c ia n te s , v ia je r o s , m is io n e r o s y 'c r u z a d o s s e r á n lo s in ic ia d o r e s d e u n n u e v o
g é n e ro e tn o g rá fic o e n e l q u e e l e x o tis m o s e c o n v e rtir á e n e l e p ic e n tr o d e to d o s lo s p u e b lo s
q u e d e s c r ib e n . E l la r g o e n c la u s tr a m ie n t o m e d ie v a l d e l m u n d o o c c id e n ta l s e v e r o to a p a r tir
d e l s i g l o x ii , a m o d o d e a n u n c i o d e l o q u e s e r á l a l l a m a d a r e v o l u c i ó n c o m e r c i a l d e l s i g l o
s ig u ie n te .

A c a s o , e l r e la to e tn o g r á f ic o b a jo m e d ie v a l m á s c o n o c id o s e a e l d e M a r c o P o lo , a ra íz
d e l v ia je p o r tie rra s a s iá tic a s d e e s te in tr é p id o v ia je r o , p e r te n e c ie n te a u n a f a m ilia d e m e rc a -
d e r e s v e n e c ia n o s , a p r o v e c h a n d o la a p e rtu r a d e lo s in te r c a m b io s c o n O r ie n te a tra v é s d e
C o n s ta n tin o p la q u e s e lle v a a c a b o e n e l s ig lo x m . L a im p o r ta n c ia d e la s o b s e rv a c io n e s
d e ín d o le e tn o g r á f ic a d e M a r c o P o lo , r e c o g id a s e n El libro de las maravillas del mundo
d ic ta d o a l e s c r ito r R u s tic h e llo h a c ia c o m ie n z o s d e l s ig lo x tv d u r a n te s u e n c a r c e la m ie n to en

24
G é n o v a , r e s id e e n q u e m e r c e d a e l la s s e c r e a u n a i m a g e n d e A s i a q u e p e r d u r a r á d u r a n t e tre s
s ig lo s , h a s ta q u e lo s n a v e g a n te s p o r tu g u e s e s y lo s m is io n e ro s e s p a ñ o le s o f r e z c a n u n a n u e v a
d im e n s ió n d e A s ia . G ra c ia s a la s d e s c r ip c io n e s d e M a r c o P o lo s e c o n o c ie r o n d e ta lle s s o b re
la s c o s tu m b r e s d e lo s p u e b lo s tá rta ro s , m o n g o le s , c h in o s y o tro s p u e b lo s a s iá tic o s . C u r io -
s a m e n te , e l im p a c to d e su s a n o ta c io n e s fu e ta n g ra n d e q u e d u ra n te c ie rto tie m p o su o b ra fu e
in c lu id a d e n tr o d e l g é n e ro f a n tá s tic o , h a s ta q u e p o c o a p o c o fu e ro n v a lid a d a s m u c h a s d e su s
e x p lic a c io n e s (A . Pa l e r m , 1 9 7 4 , I).
E l re la to d e M a r c o P o lo a b rió u n a é p o c a d e c u r io s id a d y f a s c in a c ió n p o r lo a je n o , p o r
lo d e s c o n o c id o q u e te n d r á s u c o n tin u id a d e n o tro s re la to s d e v ia je ro s y d e d e s c u b rid o re s , a
p ro p ó s ito d e la s a n s ia s d e c o n o c im ie n to d e tie rra s le ja n a s y d e g e n te s e x tra ñ a s . A u n q u e e n
c ir c u n s ta n c ia s m u y d is tin ta s d e la s d e l a v e n tu r e r o v e n e c ia n o , a lg u n o s d e e s to s s e n tim ie n to s
a n im a n la s d e s c r ip c io n e s d e l n o r te a f r ic a n o B e n B a ttu ta e n e l s ig lo x iv , c u a n d o e f e c tú a su
r e c o r r id o p o r la s e x te n s a s tie rra s d e l I s la m , v is ita n d o lo s p u e b lo s u n id o s p o r u n c r e d o y p o r
u n a le n g u a q u e e r a n lo s s u y o s . N o e s , e n c o n s e c u e n c ia , u n c a s o e l s u y o d e a c u s a d o im p a c to
c u ltu r a l, s in o m á s b ie n lim ita d o , a p e s a r d e la s d if e r e n c ia s e n tr e lo s p u e b lo s q u e v is itó e n
Á fric a , A s ia y d is tin to s lu g a re s s itu a d o s e n e l á r e a d e e x p a n s ió n is lá m ic a , a lo s q u e n i
s iq u ie ra fu e a je n a la P e n ín s u la Ib é ric a . C o n s e c u e n te m e n te , fu e u n v ia je d e re c o n o c im ie n to ,
m á s q u e d e c o n o c im ie n to d e o tr o s m u n d o s c o m o h a b ía s id o e l d e M a r c o P o lo . C o n to d o ,
lo in h a b itu a l d e u n p e rip lo s u m a m e n te d ila ta d o y la m in u c io s id a d d e la s d e s c rip c io n e s
s u p o n e n u n d o c u m e n to e tn o g r á f ic o d e e x c e p c io n a l in te r é s , s ó lo lim ita d o p o r la d e s a f o r tu n a -
d a tr a n s c r i p c ió n q u e d e l m i s m o h ic ie r o n lo s e s c r i b a s d e l a c o r t e m a g r e b í p a r a c o m p o n e r la
o b ra q u e lle v a r ía p o r títu lo L o s viajes.
O tro s c o n te m p o r á n e o s d e B a ttu ta , á ra b e s c o m o é l, r e a liz a ro n v a lio s a s d e s c rip c io n e s
e tn o g r á f ic a s , ta m b ié n e n e l á m b ito is lá m ic o , y m á s re s tr in g id a s g e o g rá fic a m e n te . U n o d e
é s to s f u e I b n K h a ld o u n , q u ie n r e c o r r ió la s ti e r r a s o c c id e n ta le s d e l N o r te d e Á f r ic a e n la
s e g u n d a m ita d d e l s ig lo x iv , d e já n d o n o s u n a d e ta lla d a d e s c r ip c ió n d e la s m is m a s e n su
H isto ria de los b e re b ere s, q u e a m e n u d o e s i n c l u i d a e n t r e u n o d e l o s i n e x c u s a b l e s a n t e c e -
d e n te s d e la e tn o g ra fía m o d e rn a .
P e ro es en e l R e n a c im ie n to , c u a n d o e l c h o q u e c u ltu ra l p ro d u c e u n a e x tra o rd in a ria
p r o d u c c ió n e tn o g rá fic a . L a e r a q u e s e in ic ia tra s e l d e s c u b r im ie n to d e A m é r ic a e s tá s a lp i-
c a d a p o r la s c r ó n ic a s y lo s re la to s d e g e n te s e u r o p e a s q u e e n tr a n e n c o n ta c to c o n o tra s c u ltu -
ra s d is ta n te s d e la s u y a , a l h ilo d e la c o lo n iz a c ió n q u e s e e s tá p ro d u c ie n d o . E n e s te c o n te x to ,
E s p a ñ a ju e g a u n p a p e l r e le v a n te , q u e h a h e c h o d e lo s r e la to s e tn o g r á f ic o s d e lo s d e s c u b r i-
d o r e s e l a n te c e d e n te in m e d ia to d e lo q u e s e rá la c ie n c ia e tn o g r á f ic a m o d e r n a (C . L is ó n ,
1 9 7 1 : 1 0 2 - 1 0 3 ) . T r a ta n d o d e d a r c u e n ta d e to d o lo q u e s e a l z a b a a n te s u s o jo s , y s in q u e
f a lta r a e n o c a s io n e s u n te m p e r a m e n to c rític o , d ic h a s d e s c r ip c io n e s p o s e e n e l m é r ito d e h a b e r
d e ja d o c o n s ta n c ia d e la e x is te n c ia d e c u ltu r a s q u e d e s a p a r e c e r ía n e n e l c o r r e r d e l tie m p o ,
p re c is a m e n te p o r la a c c ió n d e s m e d id a d e la c o lo n iz a c ió n . C u a n d o a ú n E u r o p a v iv ía e l s o b r e -
s a lto d e l d é b il c o n o c im ie n to a s iá tic o , to m a b a c o n ta c to c o n o tr o m u n d o m á s d is ta n te e in -
trin c a d o a ú n , q u e s i e n u n p rin c ip io s e c o n f u n d ió c o n e l a s iá tic o , lu e g o s e ría c o n o c id o , c o n
ra z ó n , c o m o el N u ev o M u n d o .
T r a s e l d e s c u b r im ie n to d e l c o n tin e n te a m e ric a n o r e a liz a d o p o r C ris tó b a l C o ló n fu e ro n
m u c h o s lo s e x p e d ic io n a r io s q u e s e in tr o d u je r o n e n la s d e s c o n o c id a s s e n d a s q u e a v is ta b a n .
U n o d e é s to s f ü e e l s e v illa n o A lv a r N ú ñ e z « C a b e z a d e V a c a » , q u e r e c o r r ió la s tie rra s te ja n a s
p ró x im a s a l R ío G ra n d e , p e n e tra n d o d e s p u é s e n e l N o r te d e M é x ic o . E l a z a r h iz o q u e p e r -
m a n e c i e r a d u r a n t e m e s e s c o m o c a u tiv o d e lo s in d i o s d e l G o lf o d e M é x ic o p r im e r o , y d e lo s
d e la T i e r r a F ir m e p o r e s p a c io d e u n lu s tr o d e s p u é s . C a b e z a d e V a c a e x p e rim e n tó e n tre e s to s
in d io s s u s c o n d ic io n e s d e v id a d e riv a d a s d e la p r á c tic a fo rra je ra , p e rc ib ie n d o u n m o d o d e
v id a e x tr a o r d in a r ia m e n te d is tin to d e l s u y o , d e s u e r te q u e tra s s u d e s p la z a m ie n to h a c ia e l
N o r o e s te m e x ic a n o p u d o o b s e r v a r la a c tiv id a d d e lo s n a tiv o s c o m o in c ip ie n te s a g ric u lto re s ,
a d v ir tie n d o la d is ta n c ia c u ltu r a l e n tr e u n o s y o tr o s . M a s lo r e le v a n te d e la e x p e rie n c ia d e

25
C a b e z a d e V a c a e n tr e e s to s in d io s a m e r ic a n o s , a c o m ie n z o s d e l s ig lo x v i, e s e l q u e h a c e r
e tn o g rá fic o q u e s e d e s p re n d e d e s u s Naufragios, p la s m a d o e n la s n u m e ro s a s a n o ta c io n e s
re u n id a s a l c a lo r d e su c o n v iv e n c ia c o n la s g e n te s o b s e r v a d a s , m e d ia n te u n a e s tr a te g ia m u y
p r ó x im a , s a lv a n d o la s d is ta n c ia s , a lo q u e e n la e t n o g r a f ía c i e n tí f ic a s e d e n o m in a la o b s e r -
v a c ió n p a rtic ip a n te .
U n e x c e p c io n a l te s tig o d e la p e r ip e c ia d e lo s d e s c u b r id o re s a m e r ic a n o s f u e B e m a l D ía z
d e l C a s tillo , q u ie n c a s i a l m is m o tie m p o q u e e l a n te rio r, c o m o m ie m b r o d e la e x p e d ic ió n
d e H e r n á n C o rté s q u e h a b ía s id o , c o m p u s o la c r ó n ic a c o n te n id a e n s u Historia verdadera
de la conquista <¡e Nueva España, e n d ir e c ta a lu s ió n a s u p a r tic ip a c ió n e n lo s h e c h o s q u e
v iv ió , y q u e h o y , d e s p u é s d e h a b e r r e s is tid o la c r ític a y e l r e c e lo d e q u ie n e s c o n s id e r a r o n
d e s m e s u r a d o s lo s a c o n te c im ie n to s q u e n a n a y lo s a s p e c to s q u e d e s c r ib e , p o s e e u n v a lo r
in e s tim a b le . L a s o s p e c h a q u e r e c a y ó s o b r e la c ita d a o b r a f u e la d e c o n s id e r a r h ip e r b ó lic a su
c o n c e p c ió n d e la s a lta s c iv ili z a c i o n e s m e s o a m e r ic a n a s , e s p e c ia lm e n te p o r p a r t e d e lo s a n -
tr o p ó l o g o s a c a d é m i c o s d e la s p r im e r a s d é c a d a s d e l s ig lo a c tu a l, d e s c o n o c e d o r e s a ú n d e la
im p o r ta n c ia d e d ic h a s c u ltu ra s . B e r n a l D ía z d e l C a s tillo , q u e , e n e fe c to , n o fu e u n o b s e r v a -
d o r r ig u r o s o y q u e r e d a c tó s u o b r a m u c h o tie m p o d e s p u é s d e h a b e r c o n te m p la d o lo s h e c h o s
q u e tra n s m ite , a e x p e n s a s d e s u m e m o r ia , h a b r ía d e c o n tr ib u ir a l c o n o c im ie n to e tn o g rá fic o
d e l m u n d o a z te c a , y s o b r e to d o a l d e r r u m b e d e la id e a d e u n m u n d o q u e in c e s a n te m e n te h a
s id o tild a d o d e m is e ra b le .
A l tie m p o q u e lo s d e s c u b r id o re s e x p lo r a b a n e l m u n d o n u e v o q u e a c a b a b a n d e a v is ta r,
u n a p lé y a d e d e fu n c io n a rio s d e la C o r o n a e s p a ñ o la s e e s ta b le c ía e n e l c o n tin e n te a m e ric a n o ,
a l o b je to d e a d m in is tr a r la s tie r r a s r e c ié n in c o r p o r a d a s , m ie n tr a s q u e n u m e r o s o s e c le s iá s tic o s
d e s p le g a b a n s u c o m e tid o e v a n g e liz a d o r . E r a n e s to s f u n c io n a r io s y e s to s m is io n e r o s lo s q u e
s e s u m e r g ía n e n la s s o c ie d a d e s a m e r ic a n a s , e n a r a s d e u n c o n o c im ie n to q u e le s p e r m itie r a
lle v a r a c a b o la ta r e a im p u e s ta p o r e l E s ta d o y p o r la I g le s ia , p o r la e s p a d a y la c ru z . P o r
e s o , e s a h o r a , e n e l m o m e n to d e la a p r o x im a c ió n d e lo s c o lo n iz a d o r e s a lo s c o lo n iz a d o s ,
c u a n d o s e a f in a n lo s m e c a n is m o s d e la p e r c e p c ió n in te r c u ltu r a l, c o n u n a in te n s id a d m a y o r
a ú n q u e e n o tro s m o m e n to s h is tó r ic o s , ta n to p o r la in m e n s id a d y la d iv e r s id a d d e l N u e v o
M u n d o c o m o p o r el a h ín c o c o lo n iz a d o r.
N o e x tr a ñ a e n c o n s e c u e n c ia q u e la o b r a q u e n o s h a lle g a d o d e u n o d e é s to s c o n s titu y a
u n m o d é lic o e s fu e rz o p o r la c o n q u is ta d e l n e c e s a r io c o n o c im ie n to . E s e l c a s o d e F r a y B e r-
n a r d in o d e S a h a g ú n , e l f r a n c is c a n o e s p a ñ o l q u e e s tu d ió lo s in d io s d e N u e v o M é x ic o e n el
s e g u n d o c u a rto d e l s ig lo x v i, c o n v ir tié n d o s e e n u n e x c e le n te c o n o c e d o r d e la le n g u a d e lo s
n a tiv o s , e l náhuatl, a s í c o m o d e s u s c o s tu m b re s . C u a l si s e tra ta r a d e u n m o d e rn o e tn ó g ra fo ,
c o n v ir tió la le n g u a y la e s c r itu r a p ic to g r á f ic a d e lo s e s tu d ia d o s e n la s s u y a s p r o p ia s , c r e a n d o
u n a v e r d a d e r a r e d d e c o la b o r a d o r e s , m á s q u e d e in f o r m a n te s , q u e s ir v ie r a a la m e to d o lo g ía
q u e p u s o e n p rá c tic a , c u y a s re s p u e s ta s s e c o n tie n e n e n e l lla m a d o Códice Florentino. T an
s in g u la r y p ro lo n g a d a p e r m a n e n c ia e n tr e lo s in d io s d e N u e v o M é x ic o le h iz o m o d if ic a r p r o -
g r e s iv a m e n te s u p u n to d e v is ta , e n e l m a r c o d e u n a a c u s a d a e m p a tia , e n ta n to q u e s u p o m ira r
lo s a c o n te c im ie n to s d e s d e d e n tr o d e la c u l tu r a q u e a n a liz a b a , d e s d e la p e r s p e c t iv a d e la s
g e n t e s o b s e r v a d a s , ta l c o m o s e a d v i e r te e n s u Historia general de las cosas de la Nueva
España. S i b ie n e s c ie r to q u e B . d e S a h a g ú n n o lle g ó a o b te n e r u n a v is ió n a b s o lu ta m e n te
d e s a p a s io n a d a d e la s o c ie d a d a z te c a , n o lo e s m e n o s q u e s u o b r a r e s u lta c o lo s a l p a r a la
é p o c a e n q u e fu e e s c r ita , h a s ta c o n v e rtir a e s te c u r io s o fr a n c is c a n o e n u n o d e lo s p a d re s d e
la e tn o g r a f ía m o d e r n a .
O tro re lig io s o , e l je s u í ta J o s é A c o s ta , e s c rib ió u n a Historia natural y moral de las Indias
q u e v io la lu z e n 1 5 9 0 q u e tie n e e l v a lo r d e h a b e r s id o re d a c ta d a c o n u n a e n o rm e m e ti-
c u lo s id a d , a p a r t ir d e lo s v a s to s c o n o c im i e n to s d e s u ^ u to r , q u e p e r m a n e c ió e n e l á r e a p e -
r u a n a y e n la m e x ic a n a e n e l ú ltim o c u a rto d e a q u e l s ig lo x v i y q u e u tiliz ó la le n g u a quechua
p a r a c o m u n ic a r s e c o n s u s in fo rm a n te s . L a o b ra , q u e n o p o s e e u n a o rie n ta c ió n d e c id id a m e n te
e tn o g rá fic a , d e b e s u é x ito a la re f le x ió n q u e s u s c ita , a l tr a ta r d e e n f r e n ta r la s te s is d e la filo -
s o fía e u r o p e a c o n la re a lid a d n a tu ra l y c u ltu ra l d e A m é ric a , d e s u e rte q u e h a b r ía d e c o n s -
titu ir s e e n r e f e r e n c ia d e o tr o s a u to r e s p o s te r io r e s . E n tr e lo s f u n c io n a r io s q u e c o n trib u y e ro n
a l e s tu d io e tn o g r á f ic o d e l N u e v o M u n d o s e h a lla , s in d u d a , G o n z a lo F e r n á n d e z d e O v ie d o ,
q u e p u b lic ó u n a e x h a u s tiv a Historia general y natural de Indias a p a r tir d e lo s a ñ o s tre in ta
d e l s ig lo x v i, la c u a l r e s u lta e x p r e s iv a d e lo s in te re s e s e c o n ó m ic o s q u e g u ia b a n a la p o te n c ia
c o lo n iz a d o ra , m u y in te r e s a d a e n la e x p lo ta c ió n d e lo s r e c u rs o s n a tu r a le s , d e fo r m a q u e
c o m p o r ta u n d e ta lla d o e s tu d io d e l m e d io n a tu r a l y d e s u s a p r o v e c h a m ie n to s . A . P a le rm h a
p u e s to m u y b ie n d e r e lie v e c ó m o la a m b ig ü e d a d d e e s ta s o b r a s , ta n f r e c u e n te s p o r o tr o la d o ,
r e s id e e n h a b e r p r e s ta d o u n s e r v ic io a la m e tr ó p o li a l m is m o tie m p o q u e p r o c u ra b a n u n r e le -
v a n te a n á lis is c u ltu ra l.
E n e l la d o o p u e s to a l d e F e r n á n d e z d e O v ie d o s e h a l la e l d o m i n ic o B a r t o lo m é d e la s
C a s a s , in te g r a n te d e l p r im e r g ru p o d e c lé rig o s lle g a d o s a l N u e v o M u n d o , y d e fe n s o r d e u n a
c o n c e p c ió n e x tr a o r d in a r ia m e n te c r ític a d e lo s a c o n te c im ie n to s q u e v iv ió , p a rtic u la r m e n te d e
la e x p lo ta c ió n d e l in d io , h a s ta e l e x tr e m o d e e m p e ñ a r s u p r e s tig io y s u tr a b a jo e n la d e f e n s a
d e s u d ig n id a d . E l h e c h o a d q u ie r e m a y o r n o to r ie d a d s i s e a d v ie rte q u e c o n a n te rio rid a d
h a b í a a d o p ta d o u n p u n to d e v is ta o p u e s to , e n r iq u e c ié n d o s e c o n la s e n c o m ie n d a s y lo s r e p a r -
tim ie n to s , y m á s a ú n si s e c o n s id e r a s u c u a lif ic a d a in f o r m a c ió n d e la s s o c ie d a d e s n a tiv a s d e
N u e v o M é x ic o , L a s A n tilla s , C e n tr o a m é r ic a y e l á r e a d e l N o r te d e lo s A n d e s . L a a b u n d a n te
p ro d u c c ió n lite r a ria d e l P . L a s C a s a s n o a d q u ie r e r e le v a n c ia ta n to p o r s u v a lo r e tn o g rá fic o
c o m o p o r la c a r g a r e f le x iv a q u e c o n lle v a . D e a h í q u e s e a s u d e n o s ta d a , y a l m is m o tie m p o
a la b a d a , Brevísima relación de la destrucción de las Indias, im p re s a e n 1 5 4 2 , a u n q u e e s c rita
p r im e r o , la o b r a m á s c o n o c id a , a la v e z q u e u n a d e la s m á s tr a d u c id a s , a l s e r c o n s id e r a d a
c o m o e l g e r m e n d e la lla m a d a « le y e n d a n e g ra » d e la c o lo n iz a c ió n e s p a ñ o la e n e l N u e v o
M u n d o , y q u e , e n s u m a , n o f u e s in o e l in te n to d e e s te o b is p o c a tó lic o d e c r e a r u n e s ta d o
d e c o n c ie n c ia d e l h e c h o a m e r ic a n o e n e l s e n o d e la C o r o n a e s p a ñ o la . E n to d o c a s o , la re fle -
x ió n c r e ó u n a s e n s ib ilid a d d u r a d e r a , a la q u e n o h a n s id o a je n o s lo s a n tr o p ó lo g o s m o d e rn o s
q u e h a n a p o s ta d o p o r u n a c ie n c ia in d e p e n d ie n te .
L as o b s e r v a c io n e s e tn o g r á f ic a s r e c o g id a s p o r lo s e s c r ito r e s e s p a ñ o le s e n el N uevo
M u n d o n o fu e r o n la s ú n ic a s q u e s e h ic ie r o n e n e l R e n a c im ie n to , la e r a d e lo s d e s c u b r im ie n to s
p o r a n to n o m a s ia , a u n q u e e s p r o b a b le q u e f u e r a n la s m á s s ig n if ic a tiv a s c o m o c o n s e c u e n c ia
d e l a m a g n i t u d d e la s tie n r a s y la s g e n t e s d e s c u b i e r ta s . S in e m b a r g o , u n a a c tit u d s im i la r a
la d e lo s o b s e rv a d o re s e s p a ñ o le s e n A m é r ic a la e n c o n tra m o s p o r e n to n c e s e n lo s o b s e rv a d o re s
e u ro p e o s e n A s ia , a l tie m p o q u e s e d e s c u b re n y re d e s c u b re n n u e v a s c u ltu ra s . Y son de
n u e v o lo s m is io n e r o s , y e n tr e e llo s lo s je s u íta s , q u ie n e s n o s h a n le g a d o u n m a y o r c u e rp o d e
c o n o c im ie n to s e tn o g r á f ic o s , m u y s a tis f a c to r io p a r a la é p o c a p o r lo c o m ú n . E s te e s e l c a s o
d e l a v is ió n c o n te n id a e n la s in f o r m a c io n e s d e l je s u i ta a r a g o n é s A d r ia n o d e la s C o r te s , q u ie n
p e r m a n e c ió e n A s i a d u r a n te d o s la r g a s d é c a d a s , a c o m ie n z o s d e l s ig lo x v i, d e te n ié n d o s e e n
lo s m o d o s d e v id a d e la s g e n te s d e l E x tr e m o O r ie n te (C . L is ó n , 1973 y B . Mo n c ó , 1 9 9 1 ).
S i la v iv a c id a d d e s u r e la to e tn o g rá fic o e s f a s c in a n te y m in u c io s a , s o rp re n d e m á s a ú n su
c o n f e s a d a y p e r m a n e n te h u id a d e la o b s e r v a c ió n e tn o c é n tr ic a , ta n to d e s u p a r te c o m o d e la
q u e s e c o n tie n e e n la s e x p lic a c io n e s d e lo s o b s e rv a d o s , h a s ta o f r e c e r u n e x tra o rd in a rio re la -
tiv is m o c u ltu ra l. E l o tr o c a s o e s e l d e l je s u i ta ita lia n o R ic c i, r e c o g ie n d o la tr a d ic ió n e tn o g rá fic a
d e la o r d e n e n A m é r ic a y A s ia , c u y o r e la to d e la C h in a d e la s e g u n d a m ita d d e l s ig lo x v i
p u e d e c o n s id e r a r s e c o m o e x tr a o r d in a r io , e n ta n to q u e f u e o b te n id o tra s u n la rg o p e rio d o d e
e n tr e g a a lo q u e , u n a v e z m á s , p o d e m o s d e n o m in a r « o b s e r v a c ió n p a r tic ip a n te » , e s to e s , z a m -
b u llé n d o s e e n la c u ltu r a n a tiv a y v iv ie n d o c o m o u n o m á s d e lo s o b s e rv a d o s , c o m e n z a n d o
p o r la u tiliz a c ió n d e s u m is m a le n g u a y s ig u ie n d o p o r la d e s u s c o s tu m b re s .
A lo la r g o d e l s ig lo x v i s e r e ú n e u n a g r a n m a s a d e lite r a tu r a e tn o g r á f ic a , n o s ó lo p r o -
c e d e n te d e lo s m u n d o s q u e s e d e s c u b r ía n s in o ta m b ié n d e la p r o p ia E u r o p a . E l R e n a c im ie n to
in tr o d u jo e n la c u ltu r a e u r o p e a la p a s ió n p o r lo s v ia je s , p o r e l c o n o c im ie n to d e o tra s g e n te s
y d e o tr o s lu g a r e s , p r ó x im o s o le ja n o s , c o n v ir tie n d o e s ta a c titu d e n u n s ig n o d e d is tin c ió n

27
d e l c a b a lle ro re n a c e n tis ta , c u y o s c á n o n e s fu e ro n e x p u e s to s p o r B a ld a s s a re d e C a s tig lio n e en
E l cortesano ( 1 5 2 8 ) . A s í s e e n t i e n d e l a d i f u s i ó n q u e a l c a n z a n l a s g u í a s d e s t i n a d a s a l o s v i a j e r o s
d e l s ig lo re n a c e n tis ta , c o m o e l M e th o d u s d e T h e o d o r Z w i n g e r , o e l D e p e re g rin a tio n e d e
H ie r o n y in u s T u r le r u s . p u b lic a d o s a c o m ie n z o s d e l ú ltim o c u a r to d e l s ig lo x v i. L a c e n tu r ia
d e l x v n m a n te n d r ía e s ta e x a lta c ió n d e l g u s to p o r la s c o s tu m b r e s e x tr a ñ a s , in c r e m e n ta n d o
aún m ás u n c o rp u s e t n o g r á f i c o y a r i c o d e p o r s í .
E s , ju s ta m e n te , a m e d id a q u e s e p r o d u c e e s te c r e c im ie n to c u a n d o la r e fle x ió n q u e se
e je r c e e s m a y o r, d e m a n d a n d o é s ta , a s u v e z , n u e v a s in fo rm a c io n e s . L a E d a d M e d ia , a p e s a r
d e l a ld a b o n a z o q u e r e p r e s e n t a r o n la s o b s e r v a c i o n e s d e M a r c o P o lo , B e n B a ttu ta , I b n K h a l-
d o u n y o tro s , n o e r a te r r e n o a b o n a d o p a r a q u e p r e n d ie r a e l p e n s a m ie n to c r ític o q u e lle v a b a n
a p a r e ja d a s la s d e s c r i p c io n e s e t n o g r á f ic a s , p o r q u e n i e l d e s d é n p o r la e x p e r i e n c i a , n i la v a l i-
d e z q u e s e le a tr ib u ía al a r g u m e n to d e a u to r id a d lo p e rm itía n . E l m e n o s p re c io , y h a s ta el
d e s p r e c io , p o r c u ltu r a s d is tin ta s d e la p r o p ia im p id ie r o n p o n e r e n m a r c h a u n c o m p a r a tiv is m o
q u e h u b ie r a s e n ta d o la s c o n d ic io n e s p a r a e l s u r g im ie n to d e u n a r e f le x ió n c r ític a , h a s ta el
e x tr e m o d e q u e lo s r e la to s e x ó t ic o s f u e r o n a m e n u d o p u e s to s e n c u e s t ió n , c o m o s e h a v is to .
P o r e l c o n tr a r io , e n e l R e n a c im ie n to , c u a n d o c o m ie n z a n a d e s v a n e c e r s e a lg u n a s d e la s c e r ti-
d u m b r e s m e d ie v a le s , s e p r o d u c e u n a m b ie n te m á s p r o p ic io p a r a s e n ta r la s b a s e s d e lo q u e
h a b r í a n d e s e r lo s p la n te a m ie n t o s d e l s ig lo x v n y m á s a ú n lo s d e l x v iii.
E l a rs e n a l d e c o n o c im ie n to s q u e s e re ú n e e n la c e n tu r ia d e l x v n r e s u lta r ía d e c is iv o p a ra
q u e , p o c o a p o c o , s e a g ra n d e la o la d e c o n te s ta c ió n al c o lo n ia lis m o q u e h a b ía s u rg id o en
e l s ig lo p r e c e d e n te , y s o b r e to d o p a r a q u e a la s o m b r a d e l h u m a n is m o s e c o m p r e n d a m e jo r
a la s g e n te s d e la s tie r r a s le ja n a s . S e s a b ía c a d a v e z m á s d e lo s in d io s a m e r ic a n o s , y ta m b ié n
d e lo s n a tiv o s a s iá tic o s y o c e á n ic o s , p o r lo q u e a u to r e s c o m o F r a n f o is B e m ie r s e a v e n tu -
ra ro n a e f e c tu a r a p r o x im a c io n e s a la tip o lo g ía d e la s ra z a s h u m a n a s . Y s e p o d ía c o m p re n d e r
m e j o r l a A n t i g ü e d a d , p o r q u e s u s t e x t o s e r a n m á s c o n o c i d o s , d e f o r m a q u e a l a m p a r o d e la s
d e s c rip c io n e s e tn o g r á f ic a s , d e s ig n o c r e c ie n te , c o m ie n z a n a tra z a rs e p a ra le lo s c u ltu ra le s , y
e n s u m a a a d o p ta r u n a a c titu d c o m p a r a tiv is ta d e c a u c e s re s trin g id o s . T o d o e llo s e p ro d u c ía
a l s o c a ir e d e u n p r o g r e s o c ie n tíf ic o , b a s a d o e n la b ú s q u e d a d e la v e r d a d q u e h a b ía p r e d ic a d o
R e n é D e s c a rte s e n la p r im e r a m ita d d e l s ig lo x v n , y e n e l e m p ir is m o , s e g ú n h a b ía s id o
e n u n c ia d o p o r I s a a c N e w to n e n la s e g u n d a n ú t a d d e l s ig lo , y q u e d a b a p i e a u n a r e n o v a c ió n
d e l m é to d o y d e lo s c o n te n id o s c ie n tíf ic o s , lo s c u a le s d e s p la z a b a n le n ta m e n te la s c r e e n c ia s
m e d ie v a le s b a s a d a s e n la in te r p r e ta c ió n lite ra l d e l r e la to b íb lic o y ta m b ié n e n p s e u d o c ie n c ia s
c o m o la a s tro lo g ía .

2.3 LA ETN O G RA FÍA «ILUSTRADA»

E s a b ú s q u e d a d e \a \ e t d a d y e s a r e n o v a c ió n c o T iD c itm e n t o q u e s e v e n í a e x p e r i m e n -
ta n d o d e s d e e l R e n a c im ie n to e n c u e n tr a n u n c a ld o d e c u ltiv o a d e c u a d o e n e l s ig lo x v m , c u a n d o
a la lu z d e la r a z ó n , y f u e r a d e la s s o m b r a s d e lo s s ig lo s p r e c e d e n te s , lo s in d iv id u o s il u s t r a -
d o s a lu m b r a n lo s g r a n d e s p r o b le m a s h u m a n o s , e n lo q u e a c e r ta d a m e n te s e h a lla m a d o el
S i g l o d e la s L u c e s o d e la I l u s t r a c i ó n . L a f e q u e s e d e p o s i t a e n l a r a z ó n p r o v e e a l h o m b r e
d e lo s m e d io s n e c e s a r io s p a r a c o m p r e n d e r s e a s í m is m o , a l m a r g e n d e la s c r e e n c ia s y c o n -
v e n c i o n a l i s m o s t r a d i c i o n a l e s , e n e l m a r c o d e u n f e r o z e m p u j e d e l a c r e c i e n t e b u r g u e s í a que.
a s p ira a tr a n s f o r m a r la s e s tr u c tu r a s d e la s o c ie d a d e s ta m e n ta l. L a f u e r z a c o n q u e s e d e s a -
rro lla n e s ta s c o n d ic io n e s e n F r a n c ia h a n h e c h o d e e s te e s ta d o e l c e n tr o d e l p e n s a m ie n to
ilu s tr a d o , ta n to m á s p o r c u a n to f u e p o s ib le u n a tr a n s f o r m a c ió n r e v o l u c io n a r i a d e la s o c ie d a d
s o b r e la q u e s e le v a n ta r o n lo s c im ie n to s d e u n a n u e v a e r a .
C u r io s a m e n te , la e n o r m e p o te n c ia c o lo n ia l e s p a ñ o la a lim e n ta d a p o r u n a p o d e r o s a b u ró
c r a c ia y p o r u n d e s m e s u r a d o a p e g o a l p a s a d o , n o c o n c ita la s c o n d i c io n e s n e c e s a r ia s p a ra
v iv ir e s ta tra n s fo rm a c ió n , a la q u e n o re s u lta b a n a je n o s lo s a s p e c to s id e o ló g ic o s . P o r e s o ,
m ie n tra s q u e e n F r a n c ia y o tro s e s ta d o s d e la é p o c a la ra z ó n p r o d u c e - la re n o v a c ió n , m e r-
c e d a la r e f le x ió n q u e s e e f e c tú a r e s p e c to d e lo s c o n o c im ie n to s q u e s e h a n id o a c u m u la n d o
e n s ig lo s d e h is to r ia , e n E s p a ñ a n o e s e llo p o s ib le . S i h a s ta e n to n c e s , y d e b id o a l h e c h o d e l
d e s c u b rim ie n to d e l N u e v o M u n d o , n u m e ro s o s a u to re s e s p a ñ o le s h a b ía n c o n trib u id o a la
c r e a c ió n d e u n a a b u n d a n te lite r a tu r a e tn o g rá fic a , a p a r tir d e e s e m o m e n to c e d e n a c u a lq u ie r
e s fu e rz o c o m p a ra tiv is ta y s in te tiz a d o r. N o e s e x a g e ra d o d e c ir q u e e n E s p a ñ a s e p ro d u c e u n
fe n ó m e n o d e d e s p o tis m o in tra n s ig e n te q u e a h o g a c u a lq u ie r p o s ib ilid a d d e e n c a u z a r el a rs e -
n a l d e c o n o c im ie n to s r e u n id o s a lo la r g o d e s ig lo s .
M a s e l tr iu n f o d e la ra z ó n q u e p r o d u jo la I lu s tra c ió n , a llí d o n d e e llo fu e p o s ib le , e s ti-
m u ló n o s ó lo to d o tip o d e c o n je tu r a s s in o ta m b ié n la c o m p r o b a c ió n d e m u c h a s d e e lla s . L o s
v ia je r o s f r a n c e s e s d e la é p o c a n o s h a n tr a n s m itid o v a lio s o s d o c u m e n to s e tn o g r á f ic o s e n lo s
q u e im p líc ita m e n te s e a p e la a l c o m p a r a tiv is m o , tr a ta n d o d e c r e a r e l a m b ie n te p ro p ic io p a ra
e l e n c a u z a m ie n to d e u n a fé r til d is c u s ió n e v o lu c io n is ta . L a s c ir c u n s ta n c ia s s e ilu s tra n e s p e -
c i a lm e n te a tr a v é s d e l c a s o d e l in v e s t ig a d o r f r a n c é s J .F . L a f ita u , c u y a v id a tr a n s c u rr ió e n
A m é r ic a d e l N o r te . E s te s a b io je s u íta e s e l a u to r d e u n a in f lu y e n te o b r a q u e lle v a p o r títu lo
Costumbres de los salvajes americanos comparadas con las costumbres de los primeros
tiempos ( 1 7 2 4 ) , e n l a q u e , c o m o b u e n c o n o c e d o r d e l a h i s t o r i a c l á s i c a , e s t a b l e c í a n u m e r o s o s
p a r a l e li s m o s e n t r e la s c u ltu r a s a n tig u a s y la s c u ltu r a s d e lo s in d io s a m e r ic a n o s . L o s n a tiv o s
h u r o n e s e ir o q u e s e s le s e r v ía n c o m o p u n to d e p a r tid a p a r a v e r e n e llo s u n r e m o to p a s a d o
d e la c iv iliz a c ió n d e s u tie m p o , s itu a n d o a la s c u ltu ra s c lá s ic a s e n u n p u n to in te rm e d io , y
c o n fig u ra n d o d e e s te m o d o u n a te o ría d e c o rte e v o lu c io n is ta (A . Pa g d e n , 1 9 8 2 ). A u n q u e ,
c ie r ta m e n te , e l P . L a f ita u e s ta b a in f lu id o p o r e l r e la to b íb lic o , s u te m p e r a m e n to a n a lític o le
lle v ó , e n p r im e r lu g a r , a s u b r a y a r la id e a d e q u e la s c u ltu r a s s ó lo p o d ía n s e r c o m p r e n d id a s
e n s u p r o p io c o n te x to , y n o e n e l d e la c u ltu r a d e l e s tu d io s o . P e ro , n o e s m e n o s im p o rta n te
q u e L a f ita u a d v ir tió q u e la s c u ltu r a s s e o rd e n a n c o n f o r m e a u n o rd e n d e p r o g r e s o , d e f o r m a
q u e la s m á s a n tig u a s a r r o ja n lu z s o b r e la s m á s m o d e r n a s , a le r ta n d o a l m is m o tie m p o s o b re
l a i d e a d e q u e l a c o n c l u s i ó n n o p o d í a e s t a b l e c e r s e a t r a v é s d e l a e s p e c u l a c i ó n , s i n o d e la
v e r if ic a c ió n d ir e c ta p o r p a r te d e l in v e s tig a d o r . N o e n v a n o , L a f ita u e s te n id o p o r u n o d e lo s
a n te c e s o re s d ire c to s , m á s q u e d e la c ie n c ia e tn o g rá fic a , d e l c o n o c im ie n to a n tro p o ló g ic o
m o d e rn o .
L a id e a d e J .F . L a f ita u d e c o m p r e n d e r a lo s n a tiv o s s e g ú n s u s h á b ito s y c o s tu m b re s ,
in d u d a b le m e n te d is tin to s d e lo s q u e p r a c tic a b a n lo s e u r o p e o s , p o s e ía u n c la r o s ig n ific a d o .
S e p a r á n d o s e u n ta n to d e la tr a d ic ió n to m is ta d e la le y n a tu r a l q u e p a r tía d e la p r e m is a d e
la e x is te n c ia d e u n a le y n a tu ra l u n iv e rs a l - q u e h a b ía d e e n c o n tra rs e e n to d o s lo s se re s
h u m a n o s - , y s e p a r á n d o s e p o r ig u a l d e la s c o r r ie n te s e s c é p tic a s q u e s o s te n ía n q u e d e la
e n o r m e v a r ie d a d d e c u ltu r a s n o s e p o d ía d e d u c ir q u e e x is tie r a u n a m o r a l c o m ú n a to d a s
e lla s , n o s ie n d o la m ín im a d e r iv a d a d e la s n e c e s id a d e s d e s u p e r v iv e n c ia , tr a ta b a d e p r o b a r
q u e lo s h á b ito s y c o s tu m b r e s d e to d o s lo s p u e b lo s s o n c o m p a r a b le s , y q u e e n lo s m is m o s
s e a d v ie r te e l r e s u lta d o d e u n a e v o lu c ió n . P re c is a m e n te , d e e s ta c o m p a ra c ió n , p r o b a d a m e -
d ia n te e l e x a m e n e tn o g r á f ic o d e ta lla d o , s e s e g u ía la e x is te n c ia d e p rin c ip io s c o m u n e s , e n tre
lo s q u e ta m b ié n s e h a lla b a n lo s r e la tiv o s a la s c r e e n c ia s . S ig u ie n d o e l c a m in o c o n tr a r io al
r e c o r r id o p o r lo s to m is ta s , d e m o s tr a b a a lg o n o m u y d is ta n te , y d e p a s o c o n tr a d e c ía a b ie r-
ta m e n te la te s is d e P ie r r e B a y le , m a n te n id a e n s u Diccionario, s e g ú n la c u a l la s p rá c tic a s
r e l ig io s a s n o s o n s in o e l r e s u lta d o d e u n c o n s e n s o s o c ia l.
S e r ía d if íc il b u s c a r e n e l s ig lo x v m o tr o c u ltiv a d o r d e la e tn o g r a f ía d e la ta lla d e L a fita u ,
ta n to p o r la c a lid a d d e s u s o b s e r v a c io n e s e m p íric a s , c o m o p o r la s a g a c id a d d e su s te sis.
O tr o s a u to re s d e s u é p o c a , fra n c e s e s c o m o é l, lle v a r o n a c a b o im p o rta n te s e la b o ra c io n e s
a c e r c a d e l e s ta d o d e lo s e s tu d io s e tn o g r á f ic o s , a u n q u e s in v e r if ic a r n in g u n a d e s u s e lu c u -
b r a c i o n e s s o b r e e l t e r r e n o . A s í s u c e d e c o n J .N . D e m e u n i e r , q u ie n p a s a p o r s e r u n o d e lo s
g r a n d e s p io n e r o s d e la e tn o g r a f ía e n e l s ig lo x v m , a c u y a a u to r ía s e d e b e u n d e ta lla d o e s -
tu d io s o b re El espíritu de los usos y de las costumbres de los diferentes pueblos, q u e p u b lic ó

29
e n 1 7 7 6 , a p a r t ir d e l e s tu d i o d e u n e n o r m e e l e n c o d e c a te g o r ía s q u e in c lu ía n e l u s o d e lo s
a lim e n to s , el a d o r n o c o r p o r a l, e l m a tr im o n io , lo s c a s tig o s , la m a g ia , e l fu n e r a l, la s e p u ltu ra ,
e tc . (M . H a r r is , 1 9 6 8 : 1 5 -1 6 ). L a im p o r ta n c ia d e lo s e s tu d io s d e D e m e u n ie r , c o m o p r im e r o
la d e lo s d e L a f ita u y o tro s , r a d ic a , n o s ó lo e n h a b e r p u e s to d e m a n if ie s to la d iv e r s id a d d e
la s c u ltu r a s , c u y a id e a e ra y a a n tig u a , s in o e n h a b e rla s c o n e c ta d o c o n la s u p u e s ta g ra n
h u m a n id a d d e l h o m b r e e u r o p e o , d e l h o m b r e b la n c o , c r is tia n o y c iv iliz a d o , c u y a im a g e n e s -
ta b a n h a c ie n d o s a lt a r e n p e d a z o s lo s p e n s a d o r e s ilu s tr a d o s .
L a v ie ja id e a d e L o c k e , c o n te n id a e n s u A n E ssa y C o n c ern in g H u m a n D e ve lo p m e n t
(1 6 9 0 ) , d e q u e la m e n te h u m a n a e s e n e l m o m e n to d e l n a c im ie n to u n a c a ja v a c ía , q u e s e
v a c o lm a n d o d e e x p e rie n c ia s h a s ta h a c e r d is tin to s a lo s h o m b r e s , a tr a v é s d e la s o c ia liz a c ió n
y la e d u c a c ió n , c a ló p r o f u n d a m e n te e n t r e lo s i l u s t r a d o s , q u e b u s c a r o n á v i d a m e n t e e n lo s
re la to s d e lo s e tn ó g r a f o s , y e n s u s c o n c lu s io n e s , la v e r if ic a c ió n d e s u s h ip ó te s is . L a s d e l
P . L a f ita u a d q u ir ir ía n u n v a lo r in c o n m e n s u r a b le , a l ig u a l q u e la s d e o tr o s m u c h o s e s tu d i o -
s o s . L a f u e r z a d e la r a z ó n ib a a f o r ja r u n a id e a d e p r o g r e s o , q u e tr a s c e n d ie n d o la I lu s tr a c ió n
ib a a lle g a r, s e g ú n V o g u e t (1 9 7 5 ), h a s ta 1 8 4 0 , a m o d o d e a n t e c e d e n te in e q u ív o c o d e la s
d o c trin a s e v o lu c io n is ta s . S i la id e a d e p ro g r e s o s e h a lla im p líc ita e n e l p la n te a m ie n to d e
L o c k e y e x p lic ita d a e n la e x p e r ie n c ia d e L a f ita u , n o e s m e n o s a c u s a d a e n u n c o n te m p o r á n e o
d e a m b o s q u e e s G ia m b a ttis ta V ic o , q u ie n e s p e c u la c o n la p o s ib ilid a d d e q u e la s o c ie d a d
c iv iliz a d a s e h a y a d e s liz a d o p o r u n a s e rie d e e ta p a s , n o n e c e s a ria m e n te s a tis fa c to ria s , q u e
e x p lic a n q u e q u ie n e s a ú n n o la s h a n r e c o r r id o s e a n d if e r e n te s . L a o b r a d e V ic o p o s e e , p o r
o tr a p a r t e , u n a a c u s a d a d im e n s ió n e t n o g r á f ic a , q u e n o s e h a l la e n o tr o s p e n s a d o r e s d e la
é p o c a . S u s a n á l i s i s f i l o l ó g i c o s d e lo s té r m i n o s i n d í g e n a s , s u d i s e c c i ó n d e lo s m i to s y d e la s
le y e n d a s y s u a n á lis is c o m p a r a d o d e la s c o s tu m b r e s , p r e v io s a s u c o n c e p c ió n d e la s o c ie d a d
y d e la h is to r ia , o f r e c e n la a u té n tic a m e d id a d e G . V ic o .
E s e n tr e lo s p e n s a d o r e s d e la I lu s tr a c ió n e s c o c e s a y d e la f r a n c e s a d o n d e , e f e c tiv a m e n -
te , m e jo r a p a re c e e n u n c ia d a la id e a d e p r o g r e s o . E n tr e lo s e s c o c e s e s , la h a lla m o s f o r m u la d a
e n A d a m F e r g u s o m , e n W illia m R o b c r ts o n y e n A d a m S m ith , e n tr e o tro s ; y e n tr e lo s f r a n -
c e s e s e n V o lta ire , e n M o u te s q u ie u , e n C o n d o r c e t, e tc . P a r a to d o s e llo s , la s o c ie d a d c iv ili-
z a d a s u p o n e e l lo g r o q u e p e r m ite a l h o m b r e r e a liz a r e l p o te n c ia l d e s u n a tu r a le z a h u m a n a ,
d e m a n e ra q u e e l s e r h u m a n o s ó lo s e e n tie n d e e n e l m a rc o d e u n a p ro g re s ió n . T a n to R o -
b e rts o n c o m o M o n te s q u ie u c irc u n s c rib e n a tre s e s ta d io s e l d is c u r r ir h u m a n o , q u e s o n el
s a lv a jis m o , la b a r b a r ie y la c iv iliz a c ió n , y e n e llo c o in c id e n la g e n e ra lid a d d e lo s ilu s tra d o s ,
a u n q u e in tro d u z c a n d iv e rs o s m a tic e s (M . H a r r is , 1 9 6 8 : 7 -4 5 ). E n g e n e ra l, s u c o n c e p c ió n d e
la u n id a d p s íq u ic a d e la h u m a n id a d le s s ir v e p a r a e n te n d e r q u e lo s g r u p o s s o c ia le s re c o rre n
a n á lo g o s e s ta d io s e n s u e v o lu c ió n , y q u e c a d a u n o d e e llo s s e a c o m p a ñ a d e la c o r r e s p o n -
d ie n te e s tr u c tu r a te c n o ló g ic a y e c o n ó m ic a , y d e id é n tic a o rg a n iz a c ió n s o c ia l. E l e s ta b le c i-
m ie n to d e p a r a le lis m o s c u ltu r a le s p e r m itir ía c o n o c e r, n o s ó lo e l g ra d o e v o lu tiv o d e c a d a
g ru p o , s in o e l c a m in o q u e h a b ía n r e c o r r id o lo s m á s c iv iliz a d o s . E n s u m a , e s to s ra c io n a lis ta s
e s ta b a n c o n v e n c id o s d e la p o s ib il id a d d e e n u n c ia r le y e s s o c ia le s s im ila r e s a la s fís ic a s .
D e s d e e l p u n to d e v is ta p r o p ia m e n te e tn o g r á f ic o , q u e e s e l q u e n o s in te r e s a m á s a q u í,
e l g ra n m é rito d e la I lu s tra c ió n c o n s is te e n h a b e r s is te m a tiz a d o e l c o rp u s e t n o g r á f i c o c o -
n o c id o h a s ta e l m o m e n to , y q u e s e h a lla b a b a d is p e rs o e n n u m e ro s a s o b ra s e la b o ra d a s d e s d e
la A n tig ü e d a d , c o n p a r tic u la r a te n c ió n a la s p r o d u c id a s d e s d e e l R e n a c im ie n to , tra s e l d e s -
c u b r i m i e n t o d e l N u e v o M u n d o . A ñ a d i d a m e n t e , e s t a b l e c e n r e l a c i o n e s e n t r e t o d a s e l l a s , a fin
d e e x tr a e r c o n c lu s io n e s . P a r a e llo , lle v a n a c a b o u n p e rf e c c io n a m ie n to d e l m é to d o , re c u -
r r ie n d o a la c o n f ig u r a c ió n d e c a te g o r ía s y al e s ta b le c im ie n to d e p a r a le lis m o s c u ltu r a le s q u e
p e r m itie r a n u n a v a n c e d e l c o n o c im ie n to . Y p o r o tr a p a r te , e l e m p le o d e la r a z ó n le s c o n d u c e
a d e m a n d a r a q u e llo s d a to s e tn o g rá fic o s a u n d e s c o n o c id o s , y q u e le s h a n d e s e rv ir p a ra
m e j o r a r l a v e r i f i c a c i ó n d e s u s h i p ó t e s i s . L a o b r a d e V o l t a i r e 7 t i t u l a d a E n sa y o so b re las
c o stu m b res , e s c r i t a e n 1 7 5 6 , c o n s t i t u y e u n s i g n i f i c a t i v o e j e m p l o d e e s t a s i t u a c i ó n . S i n e m b a r g o ,
se p u e d e d e c ir q u e e n e l s ig lo x v m n o s e p ro d u jo u n s u s ta n c ia l in c r e m e n to e n la lite ra tu ra

in
e tn o g r á f ic a , s in o q u e p o r e l c o n tr a r io la r e f le x ió n f ijó la s b a s e s d e lo q u e s e r ía la e tn o g r a f ía
p o s te rio r.
A p r o p ó s ito , e n lo s c im ie n to s d e e s o s f u tu r o s p la n te a m ie n to s e tn o g r á f ic o s , s e h a lla rá n
c u e s t i o n e s q u e , s u r g i d a s e n l o s s i g l o s x v i y x v ii , b a s c u l a n s o b r e t o d o e l s i g l o x v m . U n a d e
e lla s .e s la d e la p o s ic ió n d e l e tn ó g r a f o a n te lo s e s tu d ia d o s , e n ta n to d e b e n s e r m ira d o s f ría -
m e n te , c u a l o b je to s d e l c o n o c im ie n to e x p e rim e n ta l p r e c o n iz a d o p o r e l r a c io n a lis m o n e w -
to n ia n o , y a l q u e rin d e n v e n e ra c ió n , o si p o r e l c o n tr a r io d e b e n s e r m ir a d o s c o m o s u je to s ,
e n c u y o lu g a r e l e s tu d i o s o s e d e b í a c o l o c a r , tr a ta n d o d e c r e a r u n c l im a d e c o m p r e n s ió n , ta l
com o d e fie n d e R o u sse a u , e l m ism o qu e se d e ja s e d u c ir p o r la id e a d e l « b u e n s a lv a je »
(G . Lec l er c q , 1 9 7 2 : 2 7 2 - 2 7 4 ) , p o r la d e l s e r q u e v iv e e n e s ta d o d e p u r e z a , o p o r u tiliz a r la
e x p r e s ió n a c u ñ a d a p o r e n to n c e s , e n « e s ta d o d e n a tu r a le z a » , f r e n te a lo s q u e v iv e n e n « e s ta d o
d e c iv iliz a c ió n » . E l p r e s tig io d e l p e n s a m ie n to n e w to n ia n o c o n d u c e a la id e a , m u y e x te n d id a
e n e l s ig lo x v u i, d e q u e e s p o s ib le e l e n u n c ia d o d e le y e s s o c ia le s s im i la r e s a la s d e la f ís ic a ,
c o n s ó lo e s ta b le c e r u n a re la c ió n d e c a u s a y e fe c to , a p a r tir d e la d e ta lla d a o b s e r v a c ió n d e
lo s f e n ó m e n o s s u m in is tr a d o s p o r la d e s c r ip c ió n d e l o b s e rv a d o r, y d e l a n á lis is p o s te rio r.
O tr a d e e s ta s id e a s q u e e s tá p r e s e n te e n e l S ig lo d e la s L u c e s e s la d e l a n tic o lo n ia lis m o , q u e
p e r c ib im o s , p o r e je m p lo , e n e l m is m o R o u s s e a u y a te n u a d a m e n te e n V o lta ire . M ie n tra s q u e
e l p r im e r o e s u n a u té n tic o a p o lo g e ta d e la v id a lla m a d a p o r lo s ilu s tr a d o s « s a lv a je » , e s te
ú ltim o e s p a r tid a r io d e la p r o g r e s iv a c iv iliz a c ió n , le jo s d e c u a lq u ie r a b u s o , a f in d e q u e
g o c e n lo a n te s p o s ib le d e l p r o g r e s o . P o r ú ltim o , e s p r e o c u p a c ió n p e r m a n e n te d e lo s a u to re s
ilu s tr a d o s la p o s ib ilid a d d e e s ta b le c e r p a r a le lis m o s c u ltu r a le s , m e d ia n te lo s d a to s s u m in is -
tr a d o s p o r la li te r a tu r a e tn o g r á f ic a , y a p a r tir d e c a te g o r ía s q u e p o r e n to n c e s s e d is c u te n .
L a s e x p lo r a c io n e s q u e tie n e n lu g a r e n to d o e l m u n d o a f in a le s d e l s ig lo x v m , in c ita d a s
p o r la n e c e s id a d d e b u s c a r n u e v a s s o lu c io n e s p a r a u n a p o b la c ió n c r e c ie n te c o m o la e u ro p e a ,
y ta m b ié n p o r la c u r io s id a d d e m u c h o s e s tu d io s o s , c o n d u c e n a u n a p e r m a n e n te a m p lia c ió n
d e la s in fo rm a c io n e s e tn o g rá fic a s . L a s e s p e c u la c io n e s s o b r e e l c r e c im ie n to d e la p o b la c ió n
q u e lle v a n a c a b o M a lth u s y o tro s p e n s a d o r e s a fin a le s d e la c e n tu r ia , a lim e n ta n m á s a ú n
e l in te r é s p o r u n a c e r c a m ie n to a l m u n d o d e s c o n o c id o y p le n o d e re c u r s o s . S i e n lo s s ig lo s
x v i y x v ii E u r o p a h a b ía p u e s to la m ir a d a e n A m é r ic a y A s ia , e n lo s s ig lo s x v m y x ix , a d e -
m á s , la p o n e e n Á fr ic a , d a n d o lu g a r a l c o n s ig u ie n te c h o q u e c u ltu ra l. E n tre a m b a s c e n tu ria s
p a r e c e c o n s o lid a r s e u n a c o n c e p c ió n d e l h o m b r e q u e s e v e n ía a tis b a n d o a lo la r g o d e l s ig lo ,
g r a c ia s a la lib e r a c ió n q u e e x p e rim e n ta e l p e n s a m ie n to d e la é p o c a d e la s a ta d u r a s te o ló g ic a s ,
c o n s is te n te e n u n a p o s tu r a c u y a ú n ic a s u je c ió n e m p e z a b a a s e r e l r ig o r d e la e v id e n c ia .
. E l a v a n c e q u e s e h a b ía p r o d u c id o e n e l c o n o c im ie n to d e l h o m b re e n p a rtic u la r, y d e l
m undo g e o g rá fic o e n g e n e ra l, e s ta b a a b rie n d o n u m e ro so s in te rro g a n te s s o b re c u e s tio n e s
ta le s c o m o e l o rig e n d e l h o m b re , la c la s if ic a c ió n d e la s ra z a s h u m a n a s , la a n tig ü e d a d d e l
U n iv e r s o y o tr a s . H u m a n is ta s y n a tu r a lis ta s s e la n z a n a la v e r if ic a c ió n d e la s m ú ltip le s h ip ó -
te s is s u g e rid a s p o r lo s filó s o f o s , p o r lo q u e n o s o n p o c a s la s e x p e d ic io n e s g e o g rá fic a s q u e ,
a u s p ic ia d a s p o r lo s g o b ie r n o s e u r o p e o s , r e a liz a n m e tó d ic o s e s tu d io s . E n p le n a c o n tr o v e r s ia
s o b r e l a a n t ig ü e d a d d e la T i e r r a q u e s e p r o d u c ía e n tr e lo s o r to d o x o s n e p tu n is ta s y lo s h e r é ti-
c o s v u lc a n is ta s , e l g e ó lo g o in g lé s C h a r le s L y e ll te r c ia , p u b lic a n d o lo s P rin c ip io s d e G e o -
lo g ía ( 1 8 3 0 ) , p a r a a t r i b u i r u n a e d a d a l a T i e r r a e x t r a o r d i n a r i a m e n t e a l e j a d a d e l a q u e s o s -
te n ía n lo s p r im e r o s , a u n q u e s e p a r á n d o s e d e la s in te r p r e ta c io n e s d e lo s s e g u n d o s . E l d e b a te
s o b r e e l o r ig e n d e l h o m b r e c o n d u c e a u n a la r g a d is c u s ió n , e n e s a é p o c a d e b is a g r a e n tre d o s
s ig lo s , c u y o s p o lo s e s tá n r e p r e s e n ta d o s p o r lo s lla m a d o s m o n o g e n is ta s , q u e d e f e n d ía n la
u n id a d d e la e s p e c ie h u m a n a , y lo s d e n o m in a d o s p o lig e n is ta s , q u e s u g e r ía n u n a d iv e r s id a d
d e e s p e c ie s a t e n d ie n d o a la s r a z a s . N a tu r a lm e n te , e r a n é s to s lo s q u e a p a r t ir d e u n a s in g u la r
in te r p r e ta c ió n d e l G é n esis c o n s i d e r a b a n q u e l a s r a z a s o s c u r a s n o c o m p a r t í a n a s c e n d e n c i a
c o n la s ra z a s c la ra s , ju s tif ic a n d o a s í la in fe r io r id a d d e a q u é llo s y , d e p a s o , la le g itim id a d d e
la e s c la v itu d . N o o b s ta n te , a lg u n o s m o n o g e n is ta s s e m o s tra b a n c o n v e n c id o s d e la s u p re m a c ía
d e la r a z a b la n c a o c a u c á s ic a .

31
L le g a d o s a e s le p u n to , la e r a d e l p e n s a m ie n to progresivista in ic ia d a e n e l s ig lo x v m
h a b ía a lc a n z a d o s u p u n to c u lm in a n te , y d e ja b a p a s o a o tr a q u e e s c o n o c id a c o m o e v o lu c io n is ta ,
c u y o s in ic io s s e s u e le n s itu a r e n to m o a 1840. E l é x ito d e la p u b lic a c ió n d e la o b r a d e L y e ll
p e r s u a d ió a C h a rle s D a r w in d e la c o n v e n ie n c ia d e p r o f u n d iz a r e n la o rie n ta c ió n q u e h a b ía
d a d o a s u s e s tu d io s n a tu r a lis ta s , c u y a te o r ía s e p la s m a r ía e n 1859 e n la c o n o c id a o b r a E l o ri-
gen de las especies, d o n d e s e d e m o s t r a b a l a c o n t i n u i d a d d e la v id a a tr a v é s d e l m e c a n is m o
representado por l a selección natural de las especies, esto es, el é x ito de los in d iv id u o s m e j o r
a d a p ta d o s y e l f r a c a s o d e lo s m e n o s a p to s , lo c u a l c o n t r a d e c í a la id e a tr a d ic i o n a l d e la s s u c e -
s iv a s c r e a c io n e s y d e s a r r o ll a b a e l p r e c e d e n te s e n ta d o e n la o b r a d e J .A . d e L a m a r c k , u n ta n to
o lv id a d a p o r e n to n c e s . E l tr a b a jo d e D a r w in n o s ó lo d e s lu m b r ó a lo s c o n te m p o r á n e o s p o r
la b rilla n te z d e s u te o ría g e n e ra l, s in o p o r q u e s itu a b a a l h o m b r e e n s u j u s t o té r m in o , h a c ié n -
d o lo d e r iv a r d e f o rm a s p r im itiv a s m á s a n tig u a s , a u n q u e s in d e te n e r s e e x h a u s tiv a m e n te e n el
a s u n to . S in d u d a , a la e s p e r a d e la d is c u s ió n s u s c ita d a p o r ta n h e te r o d o x a p o s ic ió n in te le c -
tu a l, d e c id ió d e ja r lo s a s p e c to s h u m a n o s p a r a s u u lte r io r o b r a Descent o f Man, q u e s a ld ría
a la lu z e n 1871.
¿ P o r q u é la o b r a d e D a r w in f u e ta n im p o r ta n te p a r a e l d e v e n ir d e la e tn o g r a f ía y d e
la a n tr o p o lo g ía ? E n p r im e r lu g a r h a y q u e s e ñ a la r q u e p o r q u e s ir v ió p a r a e s tim u la r lo s lo g ro s
a lc a n z a d o s h a s ta e n to n c e s , p r o v o c a n d o s u rá p id o d e s a rro llo , y e n e s fe s e n tid o e s b ie n s a b id o
q u e ta le s d is c ip lin a s f r a g u a n e n e l m a r c o e v o l u c io n is ta . L a o b r a 'd e D a r w in e m p u jó a lo s
e s tu d i o s o s a d e s c u b r i r c ó m o h a b í a e v o l u c io n a d o la s o c ie d a d , h u m a n a , y a que en a q u é lla s e
r e c o n o c ía im p líc ita y e x p líc ita m e n te e s ta e v o lu c ió n al c o m p á s d el p ro g re so c u ltu r a l, ta l
c o m o h a b ía n s u p u e s to lo s te ó r ic o s d e l s ig lo x v m y d e la p r im e r a m ita d d e l x ix , y p o r s u -
p u e s to a lg u n o s d e lo s a u to re s d e lo s r e la to s e tn o g r á f ic o s q u e s e h a n c ita d o . D e o tr a p a rte ,
e l p ro p io D a rw in s e r e c o n o c e e n s u s o b ra s h e r e d e r o d e p e n s a d o re s s o c ia le s c o m o M a th u s
- d e u d o a s u v e z d e R o b e r t s o n - o S p e n c e r, q u ie n e s c o n s u s id e a s d e la e v o lu c ió n s o c ia l
in f lu y e r o n n o ta b le m e n te s o b r e e l n a tu r a lis ta . D e h e c h o , S p e n c e r h a b ía p r e c e d id o a D a rw in
e n la u tiliz a c ió n d e l té r m in o « e v o lu c ió n » , e ig u a lm e n te e n la d e la e x p r e s ió n « s u p e rv iv e n c ia
d e l o s m á s a p t o s » ( M . H a r r i s , 19 6 8 : 1 0 5 -1 1 2 ). E n e s t e m i s m o s e n t i d o , c u a n d o s e p u b l i c a n
lo s tra b a jo s d e D a r w in y d e S p e n c e r, o tro s e s tu d io s o s c o m o B a s tía n , M o rg a n y T y lo r, c o n -
s id e r a d o s e s to s d o s ú ltim o s c o m o p a d re s d e la a n tr o p o lo g ía , s e h a lla b a n y a m u y a d e la n ta d o s
e n s u e la b o r a c ió n d e la te o r ía e v o lu tiv a d e la s o c ie d a d .
P e ro , a d e m á s , la te o r ía d a rw in is ta r e s u ltó e s tim u la n te p a ra -lo s e s tu d io s e tn o g rá fic o s y
a n tr o p o ló g ic o s , p o r q u e a l s itu a r la h u m a n id a d e n e j s e n o d e la s c ie n c ia s n a tu r a le s , c o n firió
a e s ta s n a c ie n te s c ie n c ia s s o c ia le s u n c a rá c te r e m p ír ic o , q u e n o s ó lo s e tra d u jo e n u n a f ia n -
z a m ie n to d e s u o rie n ta c ió n y d e s u m e to d o lo g ía , s in o q u e c a ta p u ltó a la s m is m a s h a c ia u n a
p o s ic ió n d e r e lie v e e n e l c o n ju n to d e la s c ie n c ia s . L o s g r a n d e s lo g r o s d e la c ie n c ia s n a tu ra le s
p o r e s to s a ñ o s c e n tr a le s d e l s ig lo x ix s u p u s i e r o n u n e s ti m a b l e r e f e r e n te p a r a l a a n tr o p o lo g ía ,
q u e h iz o d e la e tn o g r a f ía s u fu n d a m e n to e s e n c ia l, a b a n d o n a n d o s u in d e c is a p o s ic ió n e s p e -
c u la d o r a . L a te o r ía e v o lu c io n is ta d e la a n tr o p o lo g ía s e r á c o n s tr u id a a p a r tir d e u n a a b u n d a n te
lite r a tu r a e tn o g r á f ic a , q u e d é b ilm e n te c o m e n z a b a a s e r r e u n id a p o r lo s p r o p io s te ó r ic o s , e n
lo q u e s u p o n ía u n in t e n to p o r s u p e r a r l a v ie ja d is o c i a c i ó n e n t r e e l t r a b a jo e m p ír ic o y e l
te ó ric o .
D u r a n te la p r im e r a m ita d d e l s ig lo x ix la e tn o g r a f ía h a b ía e x p e r im e n ta d o u n n o ta b le
p r o g r e s o e n s u m e to d o lo g ía . L a b ú s q u e d a d e la o b je tiv id a d g e n e ró d e s d e c o m ie n z o s d e s ig lo ,
la e la b o ra c ió n d e c u e s tio n a r io s , d is p u e s to s p a r a s e r a p lic a d o s p o r lo s in v e s tig a d o r e s . E l p r e -
p a r a d o p o r G é r a n d o e n 1 8 0 4 , c o n m o tiv o d e la e x p e d ic ió n f r a n c e s a a la s r e g io n e s a u s tra le s , \
Consideraciones sobre los diversos métodos a seguir para la obser-
y q u e lle v a p o r títu lo
vación de los pueblos salvajes, e s u n b u e n e j e m p l o , c u y a e x p r e s i ó n m á s e l o c u e n t e e s l a f r a s e '
c o n te n id a e n el m is m o d e q u e « e l p r im e r m e d io p a r a c o n o c e r a fo n d o a lo s s a lv a je s e s c ii|
c ie rta m a n e ra c o n v e rtirs e e n u n o d e e llo s » (J. P o ir ie r , 1 9 6 9 : 2 9 ). N a tu r a lm e n te , e l té rm in o
« s a lv a je » n o tie n e a q u í u n s ig n if ic a d o p e y o ra tiv o , s in o q u e s im p le m e n te r e s p o n d e a u n a j
c o n c e p c ió n e v o l u c io n i s t a , q u e a lc a n z a r á to d o s u d e s a r r o llo e n L .H . M o r g a n y E .B . T y lo r,
a u n q u e ta m b ié n e n G . K le m m , T h . W a itz , J .J . B a c h o f f e n , H . S u m m e r M a in e , J .F . M c L e n n a n
y e n o tr o s m u c h o s m á s . S in e m b a r g o , d e s d e e l p u n to d e v is ta d e l a e tn o g r a f ía in te r e s a n a q u í
e s p e c ia lm e n te M o r g a n y T y lo r , m á s p r e o c u p a d o s p o r e l e s tu d io re a l d e la s s o c ie d a d e s q u e
p o r la e s p e c u la c ió n a c e r c a d e la s m is m a s .
L a g r a n n o v e d a d e n e l d e s a r r o llo d e la e t n o g r a f ía e s q u e a h o r a , a m e d ia d o s d e l s ig lo
x ix , ta l c o m o s e h a s e ñ a la d o , lo s te ó r ic o s c o m ie n z a n a d e ja r d e to m a r p r e s ta d o s d e o tro s
a u to re s lo s r e la to s e tn o g rá fic o s . E l e je m p lo m á s s ig n ific a tiv o e s e l d e l a b o g a d o n e o y o rk in o
L .H . M o r g a n , q u e a n te s d e m e d ia d o s d e l s ig lo x ix r e a l iz a a lg o s im ila r a u n tr a b a jo d e c a m p o
e n tr e la s tr ib u s ir o q u e s a s , f r u to d e l c u a l f u e la p u b lic a c ió n d e u n a s ó lid a m o n o g r a f ía s o b re
e l te m a , The League o f the Iroquois (1 8 5 1 ), d o n d e s e re p a s a b a n to d o s lo s te m a s d e la m a -
te r ia , p e r o d o n d e s e a te n d ía s in g u la r m e n te a lo s a s p e c to s p o lític o s , y s o b r e to d o a l p a r e n -
te s c o c o m o fo r m a d e o rg a n iz a c ió n s o c ia l, y q u e a la p o s tr e s e r e v e la ría d e u n a e n o rm e tra s -
c e n d e n c ia , n o ta n to p o r lo q u e s ig n if i c a b a e n s í, s in o p o r c u a n to s u p o n ía e l a n tic ip o d e s u
g ra n p re o c u p a c ió n , tra ta d a e n u n a o b ra p o s te rio r, Systems o f Consanguinity and Affinity o f
the Human Family ( 1 8 7 1 ), q u e a b r ir á u n g ra n c ic lo in v e s tig a d o r e n e l s e n o d e la a n tro p o lo g ía ,
c u a l e s , p r e c is a m e n te , e l r e f e r id o a lo s e s tu d io s d e p a r e n te s c o . A l m is m o tie m p o , e s ta o b ra
p re c e d ía a otra que re s u lta fu n d a m e n ta l, La sociedad antigua, s a lid a d e la im p r e n ta e n 1 8 7 7 .
L a c o n c lu s ió n d e M o r g a n , c a ra c te r ís tic a d e l e v o lu c io n is m o s o c ia l, y c o n te n id a b á s ic a -
m e n te e n la ú ltim a d e la s o b r a s c ita d a s , c o n s is tía e n r e a f ir m a r s e e n la te s is ilu s tr a d a d e R o -
b e rts o n , q u e e r a la m is m a d e M o n te s q u ie u y d e o tro s m u c h o s a u to re s d ie c io c h e s c o s , e s
d e c ir , q u e , a l a b r ig o d e la u n id a d p s íq u ic a d e la h u m a n id a d , to d a s la s s o c ie d a d e s r e c o rre n
u n ilin e a lm e n te u n o s m is m o s e s ta d io s q u e , e n e s e n c ia , s o n lo s c o r r e s p o n d ie n te s a l p r im itiv is -
m o , a la b a r b a r ie y a la c iv iliz a c ió n , a u n q u e d is tin g u ie n d o e n e l s e n o d e é s to s u n a s e rie d e
e ta p a s . L a c i ta d a in d u c c ió n s e lle v a b a a c a b o a p a r tir d e s u tr a b a jo d e c a m p o e n tr e lo s in d io s
n o r te a m e r ic a n o s , p e r o ta m b ié n a p a r tir d e lo q u e a ú n s e g u ía s ie n d o h a b itu a l e n lo s e tn ó g ra fo s
d e la é p o c a , e l e n v ío d e m in u c io s o s c u e s tio n a r io s a e ru d ito s , c u r io s o s y v ia je ro s d e m u c h a s
p a r te s , a f in d e p o n e r e n p r á c tic a lo q u e h a b r ía d e s e r e l m é to d o c o m p a r a tiv o , y q u e re s u lta
in s e p a r a b le d e la p r á c tic a a n tr o p o ló g ic a d e la é p o c a .
L a o b r a a n t r o p o ló g ic a d e l b r it á n ic o E .B . T y lo r , p o s e y e n d o u n e x tr a o r d in a r io s ig n if ic a -
d o , c o m p a r a b le a l d e L .H . M o r g a n , n o r e s p o n d e m á s q u e e n e s c a s a m e d id a a s u s p r o p ia s
o b s e r v a c io n e s e tn o g r á f ic a s , e f e c tu a d a s e n A m é r ic a e n s u ju v e n tu d . S in e m b a r g o , e n la s ó lid a
p la s m a c ió n d e su te o ría e v o lu c io n is ta , a n á lo g a a la d e M o rg a n , a u n q u e c o n c ilia n d o a lg u n o s
d e s u s a s p e c to s c o n la s te s is d if u s io n is ta s , y c o n t e n id a s o b r e to d o e n La cultura primitiva
( 1 8 7 1 ), s í s e a d v ie r te u n a p ro g r e s ió n e n e l rig u r o s o e m p le o d e lo s d a to s e tn o g rá fic o s , e n a ra s
d e l e m p le o p r e c is o d e l m é to d o c o m p a r a tiv o , h a s ta s e n ta r u n o d e lo s p r e c e d e n te s s u s ta n c ia -
le s d e l e m p le o d e l m is m o . E l r ig o r e tn o g r á f ic o e n T y lo r , c o n q u ie n s e in s titu c io n a liz a la a n -
tro p o lo g ía a c a d é m ic a , a l c o n v e rtirs e e n le c to r d e la m a te ria e n la U n iv e rs id a d d e O x fo rd en
1 8 8 4 , e s s in g u la r, s o b re to d o p o r c o m p a ra c ió n c o n la a u s e n c ia m e to d o ló g ic a q u e s e a d v ie rte
en eí en o rm e arsenal etnográfico c o rre s p o n d ie n te a c u ltu ra s d e to d o el m u n d o u tiliz a d o p o r
J .G . F r a z e r , e l c o n o c id o e v o lu c io n is ta in g lé s , c u y o s p la n te a m ie n to s f u e r o n s e r ia m e n te r e p r o -
b a d o s p o r A .R . R a d c lif f e - B r o w n , n o s ó lo p o r e l p r o c e d im ie n to e m p le a d o p a r a r e u n ir lo s ,
m e d ia n te c u e s tio n a r io s e n v ia d o s a in d iv id u o s d e la m á s v a r ia d a c o n d ic ió n , y s in c o n tr ib u c ió n
e m p ír ic a a lg u n a p o r p a r te d e l a u to r, s in o p o r e l u s o d u d o s o q u e h iz o d e lo s m is m o s a la h o ra
d e c o n s tr u ir la te o r ía a n tro p o ló g ic a , c o n te h id a d e m o d o e x p re s o e n s u o b ra The Golden Bough,
p u b lic a d a e n 1890.
A p e s a r d e to d o , l a e tn o g r a f ía h a b ía a lc a n z a d o s u p le n o e s ta tu to e n la s e g u n d a m ita d
d e l s ig lo x ix , y lo q u e e ra m á s im p o r ta n te h a b ía q u e d a d o in c a rd in a d a e n la c o n s tru c c ió n
te ó r ic a d e la n a c ie n te a n tr o p o lo g ía s o c io c u ítu ra i, a lla n a n d o la v ie ja disociación e x is te n te
e n tr e a m b a s . L a e tn o g r a f ía y a n o s e h a lla b a a m e r c e d d e c u r io s o s y v ia je ro s , s in o d e p r o f e -
s io n a le s d o ta d o s d e u n a e x c e le n te f o r m a c ió n . E l e t n ó g r a f o d e f in a le s d e l s ig lo x ix y a n o

33
r e c o g e r á s u s d a to s c o n fin e s r e lig io s o s o a d m in is tr a tiv o s , s in o c o n la p r e te n s ió n d e e n f r e n ta r lo s
a u n a h ip ó te s is p re v ia , s u p e d ita d a a la te o ría a n tro p o ló g ic a . L a d e s c rip c ió n d e c u rio s id a d e s
a c e r c a d e l h o m b r e y d e la s o c ie d a d d e j a p a s o a lin a o b s e r v a c ió n r ig u r o s a q u e p e r m ita la
c o n q u is ta d e l c o n o c im ie n to c ie n tífic o . N o o b s ta n te , la d ila ta d a in e r c ia d e lo s e s tu d io s e r u -
d ito s s u b s is tir á e n q u is ta d a , a u n q u e c a d a v e z m á s r e s id u a lm e n te , e n e l s e n o d e lo s e s tu d io s
s o c ia le s . E n s u m a , la a n tr o p o lo g ía , s in d u d a f a v o r e c id a p o r e l h e c h o d e su in s titu c io n a liz a c ió n
a c a d é m ic a , h a b ía a d o p ta d o e l p e r f il c a r a c te r ís tic o d e u n a d is c ip lin a c ie n tíf ic a .

2 .4 LA E T N O G R A F ÍA C IE N T ÍF IC A

P a r tie n d o d e la id e a d e q u e lo s o r íg e n e s d e c u a lq u ie r c ie n c ia s o n e x tr e m a d a m e n te im -
p r e c i s o s , y d e q u e la m i s m a n o e s s in o la c o n s e c u e n c ia d e u n c o n o c im i e n to a c u m u la t iv o q u e
p re n d e d e m a n e ra im p re c is a , p a re c e h a b e r a c u e rd o e n q u e la a n tro p o lo g ía s o c io c u ltu ra l n a c e
d is c ip lin a r m e n te en el s ig lo x ix , e n un c o n te x to h is tó r ic o d e te rm in a d o p o r la h e re n c ia
i lu s tr a d a y e l a p o g e o c o l o n ia l , y c u a n d o la s m ú ltip le s a p r o x i m a c i o n e s e t n o g r á f ic a s h e c h a s
p o r u n a v a s ta lite ra tu ra e s ta b a n e n c o n d ic io n e s d e p ro p o r c io n a r u n p r o c e d im ie n to c ie n tífic o
d e c o n o c im ie n to . E s to h a h e c h o o b s e rv a r, e n s e n tid o a m p lio , q u e m ie n tra s la e tn o g r a f ía n a -
c ió d e la m a n o d e l im p e r io e s p a ñ o l e n s u d e s c u b r im ie n to d e u n m u n d o n u e v o , la a n tr o p o -
lo g ía lo h iz o d e la m a n o d e l b r itá n ic o , e n p le n a e r a v ic to r ia n a , c u a n d o tie n e lu g a r s u a d v e -
n im ie n to d is c ip lin a r (C . L is ó n , 1 9 7 1 , 9 5 ) . E s to s o r íg e n e s lá b ile s d e la a n tr o p o lo g ía , y p o r
e llo d e la e tn o g r a f ía q u e la s ir v e , s e a d v ie r te n c l a r a m e n te c u a n d o s e tr a z a n g e n e a lo g ía s s u -
m a m e n t e d iv e r s a s q u e tr a ta n d e ju s t i f i c a r e l n a c im ie n to . A h o r a b ie n , h a y a c u e r d o , p o r lo
g e n e ra l, e n c o n s id e r a r a lo s e v o lu c io n is ta s d e c im o n ó n ic o s , y c o n c re ta m e n te a M o rg a n y
T y lo r , c o m o lo s p a d r e s d e la a n tr o p o lo g ía c o n te m p o r á n e a . E llo s r e p r e s e n ta n la p la s m a c ió n
d e u n v ie jo p r o y e c to , al tr a s p a s a r lo s u m b r a le s d e la e x c r e c e n c ia d e l c o n o c im ie n to q u e r e -
p r e s e n ta b a n h a s ta e n to n c e s la s d e s c r ip c io n e s e tn o g r á f ic a s , y a l s u p e r a r la e s p e c u la c ió n a q u e
e s ta b a s u je ta la a n tro p o lo g ía , c o n f ir ié n d o le u n e s ta tu to e p is te m o ló g ic o .
E s v e rd a d , e n to n c e s , q u e s u r g id a la a n tr o p o lo g ía s o c io c u ltu r a l e n la s e g u n d a m ita d d e l
s ig lo x ix , s u d e s a r r o llo s e h a lla in d e le b le m e n te u n id o e n u n a p r im e r a f a s e a la e x p a n s ió n
im p e r ia lis ta d e la s g r a n d e s p o te n c ia s , lo c u a l, a p r o p ó s ito , s u p u s o u n e n r iq u e c im ie n to d e su
o b je to , u n a c e r c a m ie n to p r o f u n d o a la d iv e r s id a d c u ltu ra l y u n a a m p lia c ió n d e s u s b a s e s
e m p ír ic a s . E l a u m e n to d e la p o b la c ió n d e e s ta s p o te n c ia s y la n e c e s id a d d e r e c u r s o s m o tiv a d o s
p o r s u i n d u s tr i a li z a c i ó n , a p a r t e d e l a lu c h a p o r la h e g e m o n ía , m o t iv a r o n la e x p a n s i ó n d e lo s
e s ta d o s d o m in a n te s p o r to d o s lo s c o n tin e n te s , e n f r e n ta d o s a c u ltu r a s d is tin ta s d e la s s u y a s ,
F u e d e e s ta liz a d e la q u e s u r g ie r o n lo s im p e r io s c o lo n ia le s , d e s ta c a n d o e n tr e e llo s e l b r itá -
n i c o y e l n o r t e a m e r i c a n o , a d e m á s d e l f r a n c é s , q u e s e i n s t a l a r o n a l o l a r g o y a n c h o d e la
T ie rra , a u n q u e la d e c id id a p o lític a im p e r ia lis ta d e l p r im e r o d e e llo s le lle v ó a u n a p o s ic ió n
d e p riv ile g io . E s e n e s ta s c ir c u n s ta n c ia s e n la s q u e s e p r o d u c e la in te r r e la c ió n e n tre la
n e c e s id a d d e la a n tr o p o lo g ía d e e s tu d ia r la d iv e r s id a d c u ltu r a l y e l d e s e o d e lo s im p e r io s p o r
c o n o c e r m e jo r la s s o c ie d a d e s s itu a d a s b a jo s u d o m in io . A l s o c a ir e d e e s te c lim a f a v o ra b le ,
la s e x p e d ic io n e s c ie n tíf ic a s p a tr o c in a d a s p o r la s p o te n c ia s c o lo n ia le s s e s u c e d e n ¡n c c sa n
te m e n te , y n o s o n p o c o s lo s in v e s tig a d o r e s q u e a c u d e n a e s tu d ia r e s ta s c u ltu r a s le ja n a s y
e x ó tic a s , e s tim u la d o s p o r lo s g o b ie r n o s o c c id e n ta le s . N o e x tra ñ a , e n c o n s e c u e n c ia , q u e s a i
e n G ra n B re ta ñ a d o n d e s e p r o d u z c a la e c lo s ió n d e la a n tro p o lo g ía , a s í c o m o e n N o rte a m é ric a
y a lg u n o s o tro s p a íse s.
E n e l a m b ie n te e v o lu c io n is ta d e lo s ú ltim o s lu s tr o s d e l s ig lo x ix s e a f ir m a u n m o v í
m ie n to d e r é p lic a , q u e a d q u ir ir á u n a f u e r te im p la n ta c ió n e n e l c a m p o d e la a n tro p o lo g ía y
q u e e s c o n o c id o c o n e l n o m b r e d e d if u s io n is m o . S e tr a ta b a d e u n a v ie ja c o r r ie n te , in s c ita
e n la tr a d ic ió n e u r o p e a , a la q u e n i s iq u ie r a T y lo r h a b ía s id o a je n o , y q u e e n to n c e s to n i»
c u e rp o e n A le m a n ia , a p a r tir , s o b re to d o , d e l m a g is te r io d e F . R a tz e l y d e s u d is c íp u lo
L . F r o b e n iu s . A e llo s e u n ie r o n lo s r e s u lta d o s d e la e tn o g r a f ía e n e s te p a ís , c u y o f u n d a m e n to
s e h a lla b a e n lo s r ic o s m a te r ia le s lle g a d o s d e Á f r ic a , O c e a n ía y d iv e r s a s is la s d e l P a c ífic o ,
d o n d e A le m a n ia c o n ta b a c o n u n a s ó lid a im p la n ta c ió n c o lo n ia l, a s í c o m o lo s re s u lta d o s d e
a lg u n a s im p o r ta n te s e x p e d ic io n e s c ie n tíf ic a s . E l e x a m e n d e d ic h o s m a te r ia le s e n lo s m u s e o s
g e rm a n o s m á s r e le v a n te s , c o m o e l d e C o lo n ia , p e r m itie r o n a a lg u n o s e s tu d io s o s f u n d a m e n -
ta r u n a te o ría d ifu s io n is ta , s e g ú n la c u a l lo s p ré s ta m o s p a re c ía n c o n s titu ir e l fu n d a m e n to d el
d e s a r r o llo d e la s c u ltu r a s . L a c o r r ie n te , s u s te n ta d a e n la e tn o g r a f ía m u s e ís tic a , y n o e n el
tr a b a jo d e c a m p o , y a m p a r a d a e n la e s p e c u la c ió n , e n c o n tr a r á e n F r itz G r a e b n e r y e n W ilh e lm
S c h m id t s u s m á s c u a lific a d o s d ifu s o re s .
A p u n to d e f in a liz a r e l s ig lo x ix , tie n e lu g a r u n a g r a n e x p e d ic ió n b r it á n ic a a l E s tr e c h o
d e T o rre s , o r g a n iz a d a p o r la U n iv e rs id a d d e C a m b rid g e , q u e p e rm a n e c e e n A u s tra lia y e n
N u e v a G u in e a , d ir ig id a p o r A lf r e d H a d d o n , y e n la c u a l s e in c lu ía n , e n tr e o tro s , C h a rle s
S e lig m a n y W illia m H a ls e R iv e rs . E s te ú ltim o , q u e e n lo s p r im e r o s a ñ o s d e l s ig lo d e s a rro lla ría
u n e x h a u s tiv o tr a b a jo d e c a m p o e n tr e lo s to d a d e l a I n d i a , l a g r a n c o l o n i a a s i á t i c a d e l R e i n o
U n id o , y q u e e n p r in c ip io h a b ía s id o u n a b ie r to p a r tid a r io d e la s te s is e v o lu c io n is ta s , s e a d s -
c r ib e a p a r tir d e e n to n c e s a lo s p o s tu la d o s d if u s io n is ta s . R iv e r s , m é d ic o d e fo r m a c ió n , s e
c o n v e rtía , a s í, e n u n o d e lo s p r im e r o s a n tr o p ó lo g o s e u r o p e o s q u e c im e n ta b a s u te o r ía e n el
tr a b a jo d e c a m p o d e s a r r o lla d o p o r é l m is m o , e n lín e a c o n lo q u e ib a a s e r la a n tr o p o lo g ía
b ritá n ic a e n e l fu tu ro (M . Gl u c k ma n , 1 9 6 1 ). E s ta a c titu d d e d e f e n s a d e la o b s e r v a c ió n d i-
r e c t a d e lo s d if u s io n is ta s in g le s e s p r e t e n d ía g a n a r e n r ig o r , f r e n te a la s g e n e r a liz a c io n e s
e tn o g r á f ic a s d e lo s a n tr o p ó lo g o s e v o lu c io n is ta s , m u y e s c a s a m e n te c o n tr a s ta d a s . D e h e c h o ,
la in v e s tig a c ió n e tn o g r á f ic a d e R iv e rs (1 9 1 0 ) e n e l á m b ito d e l p a re n te s c o p u e d e c o n s id e ra rs e
c o m o e x c e le n te .
E s ta m is m a a c titu d , m á s a c u s a d a a ú n , la h a lla m o s e n e l d if u s io n is m o n o rte a m e ric a n o ,
y m á s e n c o n c re to e n e l p a r tic u la r is m o h is tó r ic o d e F r a n z B o a s . A le m á n d e n a c im ie n to , su
f o r m a c ió n te ó r ic a a l la d o d e R a tz e l le h a b ía in tr o d u c id o e n la s te s is d if u s io n is ta s . A s im is m o ,
B o a s h a b í a p a r tic ip a d o e n d is tin ta s e x p e d ic io n e s c ie n tíf ic a s , c o m o la q u e tu v o p o r d e s tin o
la T ie r r a d e B a f f in , e n e l Á r tic o , o la q u e s e d ir ig ió a la C o lu m b ia b r itá n ic a , e n C a n a d á . L a
p o s tu r a p a r tic u la r is ta d e F . B o a s (1 9 1 1 ) c o n r e s p e c to a la e tn o g r a f ía y a la a n tr o p o lo g ía se
e x p lic a p o r ra z o n e s d iv e rs a s , c o m e n z a n d o p o r s u re c h a z o a b ie rto d e l d e te rm in is m o g e o g rá fic o ,
a p a r tir d e s u s o b s e r v a c io n e s e m p ír ic a s , y c o n tr a d ic ie n d o e n e s te a s p e c to la te s is ra tz e lia n a .
E n la c o n s id e r a c ió n d e B o a s , e l m e d io a c tú a m á s b ie n c o m o u n c o n d ic io n a n te d e la c u ltu ra .
P e r o e n s u f o r m a c ió n , h e r e d e r a d e B a s tia n y d e lo s n e o k a n tia n o s , s e h a l la b a ta m b ié n la in -
f lu e n c ia d e D ilth e y , s e g ú n la c u a l a d m itía la d iv is ió n d e la s c ie n c ia s e n tr e la s d e la n a t u r a -
le z a y la s d e l e s p íritu , a d s c rib ie n d o B oas la a n t r o p o lo g ía a la s s e g u n d a s p o r h a l la r s e la
d is c ip lin a in c a p a c ita d a p a r a p a r tic ip a r d e l m é to d o d e la s c ie n c ia s n a tu r a le s . P o r e llo , F . B o a s
in c lu y e a la a n tr o p o lo g ía e n tr e lo s e s tu d io s id io g rá fic o s , y n o e n tre lo s n o m o té tic o s - s ig u ie n d o
la c la s if ic a c ió n d e W in d e lb a n d d e la s c i e n c ia s - , d a d a la d if ic u lta d d e la m is m a p a r a e n u n c ia r
le y e s g e n e ra le s .
L a v is ió n b o a s ia n a e n u n c ia d a e n la s lín e a s p r e c e d e n te s s e d e r iv a b a , e n b u e n a m e d id a ,
d e lo s e s tu d io s r e a liz a d o s p o r B o a s e n su A le m a n ia n a ta l, o r ie n ta d o s h a c ia la f ís ic a y la
m a te m á tic a , j u n t a m e n t e c o n la g e o g r a f í a . E s ta f o r m a c ió n f u e la q u e le c o n d u j o , tr a s s u e s -
ta b le c im ie n to d e fin itiv o e n N o rte a m é ric a e n 1 8 9 8 , y d e s p u é s d e d e d ic a rs e p o r e n te ro al
e s tu d i o y a la d o c e n c ia d e ¡a a n t r o p o lo g ía c u ltu r a l, a c o n v e r t ir s e e n u n g r a n in n o v a d o r , y a
c o n fe rirle a !r, a n t r o p o l o g í a m u c h o s d e l o s c a r a c t e r e s q u e p r e s e n t a e n n u e s t r o s d í a s . C o n é l ,
1p . m í t o p o l o g í a p e r d i ó e l c o m p o n e n t e e s p e c u l a t i v o q u e a ú n c o n s e r v a b a e n l a e s c u e l a e v o -
lu c io n is ta , p a r a a d q u ir ir u n c a rá c te r m a r c a d a m e n te e m p ír ic o , a p a r tir d e l c o n o c im ie n to p r o -
p o r c io n a d o p o r u n a m in u c io s a e tn o g r a f ía , b a s a d a e n la o b s e r v a c ió n d ir e c ta d e l in v e s tig a d o r.
L a s té c n ic a s d e o b s e r v a c ió n y re c o g id a d e d a to s s e tra n s f o r m a r o n r a d ic a lm e n te , p u e s to q u e
e n la s m is m a s h a b ía n d e e s ta r p r e s e n te s , a n te s q u e n a d a , la s c a te g o r ía s d e lo s o b s e rv a d o s ,
e m p e z a n d o p o r s e r r e g is tr a d a s e n s u m i s m a le n g u a , la c u a l d e b ía s e r b ie n c o n o c id a p o r el
in v e s tig a d o r . L a a p r e h e n s ió n d e lo s d a t o s e tn o g r á f ic o s d e r i v a d o s d e l tr a b a jo d e c a m p o 'j u n -
ta m e n te c o n e l c o n o c im ie n to d e la lin g ü ís tic a , d e la h is to r ia y d e la a n tr o p o lo g ía f ís ic a , s e
c o n v irtie ro n e n e l f u n d a m e n to d e l a n á lis is a n tr o p o ló g ic o d e l p a r tic u la r is m o h is tó ric o . C o n
F ra n z B oas, en c o n s e c u e n c ia , la e tn o g ra fía fu e e le v a d a a la n e c e s a ria c o n s id e ra c ió n
(R . L o w ie , 1937: 1 9 1 ).
D e b id o a la c o n c e p c ió n p a r t ic u l a r is ta d e B o a s a c e r c a d e lo s h e c h o s e tn o g r á f ic o s y a l a
c r í t i c a f o r m u l a d a a l c o m p a r a t i v i s m o e v o l u c i o n i s t a , a m e n u d o s e 1c h a c o n s i d e r a d o c o m o u n
c o n s u m a d o re la tiv is ta , c u a n d o e n e l fo n d o s u m e to d o lo g ía lle v a im p líc ito u n c o m p a ra tiv is m o
c o n tro la d o (F . Bo a s , 1 9 2 0 ). U n a rig u ro s a r e c o g id a d e d a to s e tn o g rá fic o s e n u n á re a d e te r-
m in a d a , d e b id a m e n te c o n te x tu a liz a d a , p o s ib ilita b a la le g ítim a c o m p a ra c ió n c o n lo s d a to s
c u id a d o s a m e n te r e u n id o s e n o tra s á re a s d e c a ra c te r e s a n á lo g o s . L a a c u m u la c ió n d e l c o n o -
c i m i e n t o a s í o b t e n i d o p e r m i t i r í a I le g a l' a la a p l i c a c i ó n d e u n p r o c e d i m i e n t o d e d u c t i v o s e g u r o .
B o a s n o fu e , d e n in g u n a m a n e ra , p a r tid a r io d e la g e n e ra liz a c ió n e v o lu c io n is ta , c o n s tru id a
s o b r e lo s c i m ie n to s d e la e s p e c u l a c i ó n , y c o n s e c u e n te m e n te a l e ja d a d e la r e a l id a d d e u n o s
h e c h o s q u e s ó lo el a n á lis is e tn o g r á f ic o p o d ía g a ra n tiz a r.
L a p a s ió n b o a s ia n a p o r la e t n o g r a f ía d e c a m p o s e r e f l e j a e n e l s o r p r e n d e n te c a tá lo g o
d e d a to s q u e r e c o g ió e n tr e lo s in d io s d e l N o r o e s te a m e r ic a n o , y e x p lic a q u e la e s c u e la d e
a n t r o p ó l o g o s r e u n i d a e n t o r n o a l m a e s t r o , ta l v e z l a m á s f é r t i l q u e h a c o n o c i d o l a a n t r o p o l o g í a ,
y c o n la s n a t u r a le s d iv e r g e n c ia s , s e l a n z a r a a u n in t e r m i n a b le tr a b a jo d e c a m p o e n A m é r ic a
y f u e r a d e l c o n tin e n te , q u e d a r ía s u s f r u to s a lo la r g o d e la p r im e r a m ita d d e l s ig lo x x , y
a ú n m á s ta rd e d a d a la e n o r m e in flu e n c ia c ie n tíf ic a y a c a d é m ic a d e F ra n z B o a s . M ie n tra s q u e
R o b e r t L o w ie r e u n ió a b u n d a n te in f o r m a c ió n e tn o g r á f ic a e n tr e lo s in d io s d e la s lla n u ra s c e n -
tra le s d e lo s E s ta d o s U n id o s , A lf r e d K r o e b e r e s tu d ió la s tr ib u s d e l S u d o e s te , y a s í s e p o d r ía
c ita r u n a la rg a n ó m in a d e e s tu d io s o s . U n o d e lo s m u c h o s a lu m n o s s a lid o s d e l s e m ille r o
b o a s ia n o d e C o lu m b ia fu e P a u l R a d in , q u ie n m o s tra n d o u n n o ta b le g ra d o d e c ritic is m o c o n
la p o s tu r a d e l m a e s tr o , a c e n tu ó la id e a d e é s te d e c a p ta r la s c a te g o r ía s d e lo s e s tu d i a d o s e n
u n e s fu e rz o a p ro x im a tiv o , p a ra d o ta r la d e u n c a rá c te r h u m a n is ta , h u y e n d o d e l a g o b ia n te
c ie n tif is m o b o a s ia n o , p a r a s u b r a y a r la im p o r ta n c ia d e la o b se rv a c ió n p a rtic ip a n te ( P . R a d in ,
1 9 2 7 ) , o lo q u e e s l o m ism o , e l g ra n p rin c ip io e tn o g rá fic o q u e s u s te n ta la c o n s tru c c ió n
a n t r o p o ló g ic a , y d e l c u a l lo s tr a b a jo s d e lo s f u n c i o n a l i s t a s in g l e s e s e s t a b a n b r in d a n d o e s -
p lé n d id o s e je m p lo s . C o n P a u l R a d in s e e x p e rim e n ta b a u n e x tr a o r d in a r io a v a n c e e n e l p e r -
fe c c io n a m ie n to d e l c o m p a r a tiv is m o e tn o g rá fic o .
E n p le n o a p o g e o d e la e s c u e la b o a s ia n a , y e n to ta l a c tiv id a d d e s u c re a d o r, h a c ía su
irru p c ió n e n e l p a n o r a m a a n tr o p o ló g ic o u n m o v im ie n to , d e c la r a im p la n ta c ió n b r itá n ic a , y
q u e r e c ib ir ía la d e n o m in a c ió n d e f u n c io n a lis ta , d e a c u e r d o c o n la s p r o p u e s ta s te ó r ic a s d e s u s
c r e a d o r e s . E l f u n c i o n a li s m o n a c ía e n e l á m b ito te m p o r a l d e lo s a ñ o s s ig u ie n te s a la P r im e r a
G r a n G u e r r a , lo s d e la d é c a d a d e lo s v e i n te , c u a n d o tr a s r e c o b r a r la p a z p e r d i d a e im p o n e r s e
la s p o te n c ia s v e n c e d o ra s , e s ta s re to r n a b a n con n u e v o s b río s e x p a n s io n is ta s a un m undo
c o lo n ia l q u e c o m e n z a b a a tr a n s f o r m a r s e le n ta m e n te , d e s p u é s d e m u c h o tie m p o d e d o m in a
c ió n , y q u e p o r o tr o la d o c o m p o r t a b a la i m a g e n d e la g r a n d e z a o c c id e n ta l e n e l p a s a d o , lil
fu n c io n a lis m o , q u e h u n d ía s u s r a íc e s e n la e s c u e la s o c io ló g ic a f r a n c e s a d e E . D u rk h c im , y
c u y o c o n c e p to d e la s o c i e d a d r e s p o n d í a a l s í m i l d e l o r g a n i s m o v i v o e n e l q u e la v id a d e l
m is m o s e s u p e d ita a la a r m o n ía d e s u s ó r g a n o s , c o n c o r d a b a c o n lo s a n h e lo s o c c id e n ta le s d e
u n a p a c ib le m u n d o c o lo n ia l (A . K u p b r , 1 9 7 3 : 1 2 3 -1 4 7 ).
E s a c o m ie n z o s d e lo s a ñ o s v e in te c u a n d o s e p u b lic a n lo s p r im e r o s tr a b a jo s f u n c io n a lis ta s ,
ll e v a d o s a c a b o e n lo s ú l t i m o s a ñ o s d e l c o n f l i c t o y e n lo s p r i m e r o s d e l a p a z . S u s a u t o r e s ,
q u e d e n o ta n la f a s c in a c ió n e je r c id a e n e llo s p o r e l e x o tis m o d e la s s o c ie d a d e s c o lo n ia le s ,
s e r á n , s in e m b a r g o , lo s g r a n d e s f o ij a d o r e s d e u n a s ó lid a y p r e c i s a e t n o g r a f ía , q u e le s p e r m i
lir á c o n s o lid a r d e f in itiv a m e n te la d is c ip lin a a n tr o p o ló g ic a , m e d ia n te la a p o r ta c ió n d e u n a
m e to d o lo g ía m o d é lic a q u e a d v e rtim o s ta n to e n B . M a lin o w s k i c o m o e n A .R . R a d c lif f e - B r o w n ,
su s g ra n d e s im p u ls o re s , a p e s a r d e q u e R . L o w ie (1 9 3 7 : 2 8 0 -3 0 3 ) y o tro s s e ñ a le n a l p rim e ro

36
CU111U é l Ü U L C 1 IH C V J u c a u u i. 1 'I U I U / a ía W ) / m / u u iv 1 v u ¿ v u v i u w u . m u _ . ---- --------------- - J

f r e n te a l d if u s io n is m o h is to r ic is ta , lo s f u n c io n a lis ta s p r o p o n e n u n c o n o c im ie n to s in c ró n ic o
d e la s o c ie d a d , e n e l q u e lo s d is tin to s e le m e n to s q u e la c o m p o n e n s e a n e s tu d ia d o s s ig n ific a -
tiv a m e n te d e n tr o d e u n c o n te x to , lo c u a l e n M a li n o w s k i c o n s titu y e e l p r e s u p u e s to b á s ic o a
la h o r a d e e s ta b le c e r s u te o ría g e rie ra l d e la c u ltu ra . L o s e s tu d io s fu n c io n a lis ta s s e d e fin e n
p o r e l r ig o r d e s u c o n o c im ie n to e tn o g rá fic o , lle v a d o a c a b o e n c o m u n id a d e s d e p e q u e ñ a e s -
c a la , y a tr a v é s d e u n a la r g a p e r m a n e n c i a e n e l s e n o d e l g r u p o e s tu d ia d o , ta l c o m o s e p o n e
d e re lie v e e n la o b ra d e B ro n is la w M a lin o w s k i y e n la d e A lfre d R a d c liffe -B ro w n .
L a e x p e rie n c ia e tn o g r á f ic a d e M a lin o w s k i, c o n s ig u ie n te a s u s e s tu d io s e n la U n iv e r s i-
d a d d e O x fo rd , e in ic ia d a e n M a ilu e n 1 9 1 5 , d e d o n d e p a s ó a la s I s la s T r o b ia n d e n 1 9 1 6 ,
a la r g á n d o s e a llí s u e s ta n c ia d u ra n te a lg u n o s a ñ o s - s i b ie n e s c ie rto q u é fo rz a d a m e n te , pl s e r
s o rp r e n d id o e n tie r r a s a u s tra lia n a s p o r la G ra n G u e r r a c u a n d o a ú n e ra s ú b d ito a u s tr ía c o - ,
p u e d e c o n s id e r a r s e m u y in te n s a y p r o lo n g a d a . P e r o n o e s m e n o s v e r d a d q u e la d is c ip lin a
a n tr o p o ló g ic a h a b ía y a in a u g u r a d o p o r e n to n c e s e s te g é n e ro d e in v e s tig a c ió n , y lo s jó v e n e s
lic e n c ia d o s in g le s e s lle v a b a n a c a b o s u s e s tu d io s e n la s d is tin ta s p a r te s d e l im p e rio , c o n tr i-
b u y e n d o c o n e llo no s ó lo a in tro d u c irs e e n la in v e s tig a c ió n , s in o a e s c a la r lo s d iv e rs o s
p u e s to s d e l f u n c io n a r ia d o c o lo n ia l. R a d c lif f e - B r o w n r e a liz ó p o r a q u e llo s m is m o s a ñ o s su
tr a b a jo d e c a m p o , m á s r e s tr in g id o , e n tr e lo s n a tiv o s d e la s Is la s A n d a m á n , c o m e n z a n d o u n a
o b r a q u e s e h a r ía c o n e l tie m p o m u c h o m á s te ó r ic a , c o m o s e d e s p r e n d e d e la la r g a s e rie d e
a rtíc u lo s c o n te n id a e n Estructura y función en la sociedad primitiva (1 9 5 2 ), a u n q u e n o e x e n ta
d e u n a s ó lid a d e f e n s a d e la o b s e r v a c ió n s is te m á tic a d e lo s h e c h o s e tn o g r á f ic o s , c o m o p a rte
s u s ta n tiv a d e la c o n s tr u c c ió n a n tr o p o ló g ic a . A s í, la s o b r a s d e M a lin o w s k i y d e R a d c lif f e - B r o w n
re p r e s e n ta n la m a d u r e z d e l p r o c e d im ie n to e tn o g rá fic o , la c r is ta liz a c ió n d e u n p ro c e s o in i-
c ia d o tie m p o a trá s , c a ra c te r iz a d o p o r u n e n f á tic o r e a lis m o y p o r u n r ig u r o s o c ie n tifis m o .
L a g ra n c o n q u is ta d e M a lin o w s k i f u e la a p lic a c ió n d e u n p r o c e d im ie n to p a r a p e n e tra r
e n la m e n ta lid a d d e lo s n a tiv o s , c o n s is te n te e n la observación participante, a p a r t i r d e la id e a
d e q u e s ó lo s u m e r g ié n d o s e e n u n a c u ltu ra , y s ie n d o u n o d e lo s e s tu d ia d o s , e l o b s e rv a d o r
p u e d e d e s c u b r ir y a n a liz a r la s r e la c io n e s e n tr e lo s e le m e n to s q u e c o m p o n e n d ic h a c u ltu ra .
La observación participante e s p a r a M a lin o w s k i ( 1 9 4 4 ) la c la v e d e l a n á lis is fu n c io n a l, e n
ta n to q u e n in g u n a f u n c i ó n p u e d e s e r a p r e h e n d id a f u e r a d e e s te p r o c e d im ie n to . E s te a n á lis is
f u n c i o n a l e s ta n e x h a u s t i v o q u e le ll e v a a l a c o n s i d e r a c i ó n d e e n t e n d e r q u e la h is to r i a e n e l
á m b ito d e la a n tr o p o lo g ía n o p r o d u c e e l s o p o rte c ie n tíf ic o n e c e s a rio . L a h is to r ia es p a ra
M a li n o w s k i u n a n e b u l o s a , c u y a in t e r p r e ta c ió n e s s ie m p r e e s p e c u la tiv a , d e lo q u e d e d u c e q u e
la la b o r d e l a n tr o p ó lo g o s e h a d e r e d u c ir, s is te m á tic a m e n te , a la id e n tific a c ió n d e u n a re la -
c ió n u n ív o c a e n tre in s titu c io n e s y fu n c io n e s .
L a d e f e n s a p o r p a r te d e M a lin o w s k i d e l p ro c e d im ie n to e tn o g r á f ic o d e la o b s e rv a c ió n
p a r tic ip a n te , la h u id a d e c u a lq u ie r e s p e c u la c ió n d ia c r ó n ic a y la a p u e s ta p o r c o n s id e ra c io n e s
p u r a m e n te s in c ró n ic a s , d ie ro n lu g a r a l é x ito d e u n m o d e lo d e m o n o g r a f ía e tn o g rá fic a q u e
no s ó lo s e ría p ro p ia de lo s fu n c io n a lis ta s en e l f u tu ro , a s e n ta d a fir m e m e n te so b re una
p r o lo n g a d a o b s e r v a c ió n p a r tic ip a n te , d e d o s a ñ o s a l m e n o s , y c a ra c te r iz a d a p o r la z a m b u llid a
p le n a d e l a u to r e n la c u ltu ra e s tu d ia d a , q u e e n c u e n tra en Los argonautas del Pacífico
Occidental ( 1 9 2 2 ) d e M a lin o w s k i s u m o d e lo p e r f e c to . A e s te e s tilo d e p r e s e n ta r lo s h e c h o s
e x a m in a d o s , e n el m á s p u ro presente etnográfico, c o m o si e l tie m p o n o tr a n s c u rr ie r a , y q u e
d o m in a r á d u r a n t e d é c a d a s e l p a n o r a m a a n tr o p o ló g ic o , p e r s is tie n d o a ú n e n n u e s tr o s d ía s , s e
le lla m a r á realismo etnográfico. L a g ra n d if e r e n c ia c o n la e tn o g r a f ía a n te rio r, a p a rte d e su
é n fa s is e n la in te n c io n a lid a d c ie n tif is ta q u e la e s c u e la b o a s ia n a e s ta b a im p la n ta n d o e n A m é ric a
s im u ltá n e a m e n te , y q u e la d if e r e n c ia s u s ta n c ia lm e n te d e la e tn o g r a f ía p re d is c ip lin a r, es el
e m p e ñ o p o r c a p ta r n ítid a m e n te la im a g e n d e l « o tro » , y p o r d e ja r o ír s u v o z .
E s te é n f a s is e n la m o n o g r a f ía e t n o g r á f ic a lo h a lla m o s e n o tr o s a u to r e s d e la a n tr o p o -
lo g ía in g le s a , c o m o en E .E . E v a n s - P r itc h a r d , a lu m n o d e M a lin o w s k i, c o n ig u a l r ig o r y
p r e c is ió n , y q u e p o n e d e m a n if ie s to s u s in g u la r c u a lid a d p a r a lo g r a r e l « a r te d e la c ie n c ia

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a n tr o p o ló g ic a » , p e r o c o n u n a d im e n s ió n d is tin ta a la d e lo s f u n c io n a lis ta s , q u e a h o r a s o n
re c u s a d o s , d e ja n d o p a s o a u n a o rie n ta c ió n m á s h is tó r i c a d e la a n tr o p o lo g ía (E .E . Ev a n s -
P r it c h a r d , 1 9 5 0 ). L a s d ila ta d a s c a m p a n a s e t n o g r á f ic a s d e E .E . E v a n s - P r itc h a r d e n t r e lo s
p u e b l o s s u d iv ie s c s a f in a le s d e lo s a ñ o s v e i n te y e n t r e lo s n il ó tic o s e n l a d é c a d a d e lo s
tre in ta , p u s ie r o n d e r e lie v e e l v a lo r d e s u m a g is tr a l p r o c e d im ie n to e tn o g r á f ic o , c o n te n id o e n
s u s tr a b a jo s s o b r e lo s a z a n d e y e n s u e x c e le n te m o n o g r a f ía a c e r c a d e Los nuer (1 9 4 0 ). L a
p r o y e c c ió n e u r o p e a d e e s ta m is m a c o n c e p c ió n e tn o g r á f ic a la h a lla r e m o s , c o r r ie n d o lo s a ñ o s ,
e n tre lo s d is c íp u lo s cicl p ro p io E v a n s -P ritc h a rd , com o se o b se rv a en la m o n o g ra fía de
C . L isó n so b re Bel>nonte d e los C a b a lle ro s ( 1 9 6 6 ) .
E n E s ta d o s U n id o s , d o n d e s u s c o n f in e s te r r ito r ia le s s e h a b ía n e x te n d id o d u r a n te la
é p o c a d e l c o l o n i a l i s m o d e c i m o n ó n i c o h a s t a lo s M a r e s d e l P a c í f i c o S u r , la s la r g a s e s ta n c ia s
d e c a m p o e n tie rra s e x ó tic a s c o b r a n ta m b ié n c a rta d e n a tu ra le z a , p a r tic u la r m e n te c o n u n a
in v e s tig a d o r a , M . M e a d , in f lu id a p o r B o a s y p o r lo s m o v im ie n to s f r e u d ia n o s q u e c o n f lu ir ía n
e n la e s c u d a d e C u lt u r a y P e r s o n a li d a d , a la q u e s e a d s c r i b e e s t a a u to r a . L a tr a d ic i ó n n o r te -
a m e r ic a n a d e in v e s tig a c ió n e t n o g r á f ic a e n tr e la s tr ib u s in d ia s s e v e e n r iq u e c id a d e s d e f in a le s
d e lo s a ñ o s v e i n t e c o n la s i n v e s t i g a c i o n e s e m p í r i c a s q u e M . M e a d r e a l i z a e n S a m o a ( 1 9 2 8 ) ,
y t a m b ié n c o n la s d e o tr o s e s t u d i o s o s , q u e , s in e m b a r g o , e n v e z d e c u l t i v a r la m o n o g r a f í a
e tn o g rá fic a , s e c e n tra n e n d e te rm in a d o s a s p e c to s d e la r e a lid a d q u e e s tu d ia n , y q u e e n el
c a s o d e la c ita d a a u to r a s o n f u n d a m e n ta lm e n te lo s d e r iv a d o s d e lo s c o n d ic io n a m ie n to s d e
la p e r s o n a lid a d y d e s u s v a r i a c io n e s . A p e s a r d e q u e , ta l c o m o e J la r e c o n o c e , c o n s u a c titu d
e tn o g r á f ic a tra ta d e e m u la r a M a lin o w s k i, a fin d e e n c o n tr a r la m a y o r p r e c is ió n a n a lític a
p o s ib le , la d i s t a n c i a e n t r e a m b o s e s c o n s i d e r a b l e . A u n c o i n c i d i e n d o lo s d o s e n e l l l a m a d o
contacto directo, e n M . M e a d ( 1 9 5 5 ) h a y u n a l e j a m i e n t o p r o g r e s i v o d e l estatism o etnográfico,
q u e s e a d v ie r te e n s u p a u la tin o in te r é s p o r lo s p r o c e s o s d e c a m b io .
L o c ie r to e s q u e a f in a le s d e lo s a ñ o s tr e in ta e l v o lu m e n d e la s in f o r m a c io n e s e tn o g r á f ic a s
r e c o g i d o e n .d is tin ta s p a r t e s d e l m u n d o a c o n s e j ó a u n g r u p o d e p r o f e s o r e s d e l a U n iv e r s id a d
d e Y a le , d ir ig id o s p o r G.P. M u rd o c k , su s is te m a tiz a c ió n (A . G o n z á l e z E c h e v a r r ía , 1990:
3 5 -5 3 ), c o n tin u a n d o con e] e m p e ñ o de a lg u n o s in v e s tig a d o r e s p o r a p l ic a r lo s m é to d o s
c o r r e la c ió n a le s a lo s h e c h o s e tn o g r á f ic o s , c u y a te n d e n c ia e r a p a te n te d e s d e lo s tie m p o s d e
T y lo r , y q u e p o r a q u e l e n to n c e s e s ta b a m u y p r e s e n te e n lo s tra b a jo s d e J . W itin g , o tr o d e
lo s d e s t a c a d o s r e p r e s e n t a n t e s d e la e s c u e l a d e C u l t u r a y P e r s o n a l i d a d . E l i n t e n t o , q u e c o n t a b a
c o n la o p o s ic ió n d e q u ie n e s c o n t e m p l a n e l e m p le o d e la e s ta d ís tic a e n la c u l tu r a c o m o u n
a te n ta d o c o n tr a su m is m a u n id a d , s e re a liz ó a p a r tir d e u n a rc h iv o e tn o g rá fic o , c o n s titu id o
c o n m ú ltip le s d a to s c o r r e s p o n d ie n te s a c u ltu ra s d e to d o e l m u n d o , q u e s e d e n o m in ó Yule
C ro ss-C u llu ra l Survey. D i c h o a r c h i v o s u p u s o e l g e r m e n d e u n p r o y e c t o í n l e r u n i v e r s i t n i i o ,
d e m a y o r c o m p l e j i d a d , q u e f u e e l H u m a n R cla tio n s A re a F ile s , e n e l c u a l q u e d a b a n i r
fie ja d a s la s r e g u la r id a d e s y la s c o r r e la c io n e s e tn o g rá fic a s d e n u m e ro s a s s o c i e d a d e s , qm *
h a s ta e n to n c e s s e h a lla b a n d is p e rs a s .
El H u m a n R e la tio n s A re a F ile s s u p u s o u n a i m p o r t a n t e c o n t r i b u c i ó n a l c o n o c i m i e n t o
a n tro p o ló g ic o , p o r c u a n to p e r m itía la c o n s tr u c c ió n d e h ip ó te s is v á lid a s , n o re fu ta d a s |h > i
o tr o s h e c h o s e tn o g rá fic o s c o m p ro b a d o s, a c tiv a n d o e l v a lo r d e l m é to d o c o m p a ra tiv o . I .n
v a lid e z d e e s te a r c h iv o s e j u s t i f i c a b a p o r e l r ig o r d e s u c o n s tr u c c ió n , a p a r t ir d e a b u n d a n te :,
d a t o s s o b r e l a f a m i l i a , e l p a r e n t e s c o , l a o r g a n i z a c i ó n p o l í t i c a , e t c . , h a s t a c o n v e r t i r s e e n la
e s e n c i a d e l o s e s t u d i o s n o m o t é t i c o s , s i b i e n s u c o n t e n i d o h u b o d e s e r a d a p t a d o e n lo s ano,-,
s i g u i e n t e s a la s e x i g e n c i a s d e r i v a d a s d e l p r o g r e s i v o p e r f e c c i o n a m i e n t o q u e d e m a n d a b a <•!
s is te m a , y q u e se c o n c re ta r ía en el W o rld E th n o g ra p h ic S a m p le ( 1 9 5 7 ) , e l c u a l c o n t e n í a
in f o r m a c ió n e tn o g r á f ic a c o d i f ic a d a s o b r e v a r io s c ie n to s d e c u ltu r a s , y c u y a d if e r e n c ia h u í
d a n ie n ta l c o n e l a n te r io r a r c h i v o r e s id e e n la n a t u r a le z a y e n e l n ú m e r o d e lo s d a to s r e u n id o s .
L a c im a d e la a m b ic ió n c i e n tí f ic a d e M u r d o c k q u e d a r í a e x p r e s a d a e n e l E th n o g r a p h ic A tla s
( 1 9 6 7 ) , d o n d e s e r e u n i e r o n m i n u c io s a m e n te lo s d a t o s d e 8 6 3 s o c ie d a d e s , y e n el q u e su
p e r á n d o s e la té c n ic a d e m u e s tre o u tiliz a d a h a s ta e n to n c e s s e a b o g a b a p o r la c o n s tr u c c ió n d e
u n « u n iv e r s o c u ltu r a l» , m e d ia n te lo s d a to s r e u n id o s e n to d o e l m u n d o a l o la r g o d e lo s
ú ltim o s s ig lo s .
A l m is m o tie m p o q u e s e a f ia n z a e l c o m p a r a tiv is m o e tn o g r á f ic o e n la a n tro p o lo g ía , d is -
tin ta s e s c u e la s o p ta n , a p a r tir d e lo s a ñ o s tr e in ta , p o r s e p a r a r s e d e l esta tism o etnográfico,
e n c a u z a n d o s u s in v e s tig a c io n e s d e c a m p o h a c ia lo s e s tu d io s d e l c a m b io , c o n u n a e s p e c ia l
p r e f e r e n c ia p o r lo s a s p e c to s m a te r ia le s . E llo e s b ie n v is ib le e n lo s m o v im ie n to s n e o e v o lu -
c io n is ta s , ta n to e n s u v e r tie n te g e n e ra l - L . W h i t e - c o m o e n s u v e r tie n te m u ltilin e a l - J . S te -
w a r d - d e la s d é c a d a s a n t e r io r e s a la m i t a d d e l s ig lo x x . Y lo s e g u ir á s ie n d o e n lo s q u e s u r ja n
tie m p o d e s p u é s , e n lo s a ñ o s s e s e n ta , in s p ira d o s e n e s te n e o e v o lu c io n is m o d e c o rte m a te ria lis ta ,
ta le s com o e l n e o fu n c io n a lis m o e c o l ó g i c o —A . V a y d a y R . R a p p a p o r t - , e l m a t e r i a l i s m o
c u ltu ra l (M . H a r r is , 1 9 7 9 ), e l m a te ria lis m o d ia lé c tic o -c ritic o , e tc . E n la e tn o g ra fía q u e s u s te n -
ta to d a s e s ta s c o r r ie n te s , e n g e n e r a l, s e a p r e c ia p o r lo s a s p e c to s c a m b ia n t e s d e la v id a s o c ia l
y p o r la d in á m ic a d e lo s s is te m a s c u ltu r a le s , e n e l s e n o d e lo q u e p o d r ía lla m a r s e dinamismo
e tn o g rá fic o .
E s p r e c is o s e ñ a la r q u e e n p le n a g e s ta c ió n d e lo s m é to d o s c o r r e la tiv o s , s u r g e e n e l s e n o
d e la a n tr o p o lo g ía s o c io c u ltu r a l u n a c o r r ie n te d e p e n s a m ie n to q u e se d e s ig n a c o n e l n o m b re
d e e s tr u c tu r a lis m o . B r o ta , p o r ta n to , e n lo s a ñ o s in m e d ia ta m e n te p o s te r io r e s a la S e g u n d a
G u e r r a M u n d ia l, c u a n d o e l m a p a c o lo n ia l s e h a tr a n s f o r m a d o y c a m in a h a c ia u n d rá s tic o
c a m b io , y c u a n d o la s s o c ie d a d e s e x ó tic a s q u e h a b ía n a tr a íd o la a te n c ió n d e lo s e tn ó g r a f o s
e s tá n a p u n to d e d e s a p a r e c e r , si n o lo h a n h e c h o y a , lo c u a l si b ie n n o s u p u s o u n a c r is is e n
e l o b je to d e la a n tr o p o lo g ía - p o r q u e d ic h a s s o c ie d a d e s e ra n u n a p a rte m á s d e l o b je to - , s í
u n a lim ita c ió n d e l m ism o . L a c o rrie n te , d e a d s c rip c ió n b á s ic a m e n te fra n c e s a , al m e n o s en
su s o ríg e n e s , to m a b a p o r re fe re n te la e s c u e la s o c io ló g ic a fran ce sa de E . D u rk h e im y
M . M a u s s , a l ig u a l q u e lo h a b ía h e c h o e l f u n c io n a lis m o in g lé s . M a s la a te n c ió n n o s e c e n tra
e n a p r e h e n d e r la f u n c i ó n d e lo s e l e m e n t o s , c o m o s u c e d í a e n é s te , s in o e n c o m p r e n d e r la s
e s tr u c tu r a s d e l p e n s a m ie n to q u e r ig e n e l s is te m a a n a liz a d o . L a a n tr o p o lo g ía e s tru c tu ra lis ta
g u a r d a u n a e s tr e c h a a n a lo g ía c o n e l m é to d o fo n o ló g ic o d e l c ír c u lo d e P ra g a , d e T ru b e tz k o y
y d e J a k o b s o n , a l c o n s id e r a r lo s e l e m e n t o s d e l a c u l t u r a a l m o d o q u e lo s f o n e m a s f o r m a n
e le m e n to s d e s ig n if ic a c ió n . E llo s e e n tie n d e a l c o n s id e r a r q u e e s la lin g ü ís tic a e s tr u c tu r a lis ta
l a f u e n te d e in s p ir a c ió n d e l a a n tr o p o lo g ía e s tr u c tu r a l, a la q u e s e a ñ a d e n la s in f lu e n c ia s d e l
p s ic o a n á lis is , y o tr a s m á s r e m o ta s d e lo s p e n s a d o r e s ilu s tra d o s .
C o n e s to s c a ra c te re s , la m e to d o lo g ía e s tr u c tu r a lis ta p a rte , n e c e s a ria m e n te , d e u n a v i-
v id a e x p e rie n c ia e tn o g r á f ic a , m a r c a d a p o r la s in c r o n ía d e lo s a c o n te c im ie n to s e x a m in a d o s ,
c u y a p r e te n s ió n n o e s la c a p ta c ió n m i n u c io s a d e lo s h e c h o s , q u e r e s u lta r ía e m p o b r e c e d o r a
y a h o g a ría la p e r s p e c tiv a g e n e ra liz a d o ra , p e ro ta m p o c o e s u n p e r m a n e n te c o m p a ra tiv is m o
g lo b a liz a n te q u e c e g a ría la p o s ib ilid a d d e d e s c e n d e r a lo s d e ta lle s s ig n ific a tiv o s . E s ta a c titu d
in te r m e d ia q u e s e a d v ie r te e n la a n tr o p o lo g ía e s tru c tu ra l d e C . L é v i-S tra u s s , e l c o n o c id o
c re a d o r, fu e la q u e d e s a rro lló d u r a n te s u tr a b a jo d e c a m p o e n A m é ric a d e l S u r, a l o b je to d e
p o d e r p e n e t r a r e n c a d a a s p e c t o d e l a s o c i e d a d y la c u l t u r a - e l p a r e n t e s c o y Ja m i to lo g í a s o n
lo s p r e f e r i d o s - y d e s c u b r ir s u r e d d e o p o s ic io n e s b in a r ia s , p a r tie n d o d e la fu n c ió n e s tru c -
U it a d o r a d e la . m e n t e d e l o s a c t o r e s . D i c h a , m a t u t e , s e g ú n L é v i - S t r a u s s , s e c o m p o r t a d e m a -
n e r a a n á lo g a e n to d o s lo s lu g a r e s y e n to d a s la s é p o c a s , e n ta n to q u e ra c io n a l, u n iv e rs a l y
e te rn a . L a ta r e a d e l e t n ó g r a f o c o n s is te , p u e s , e n d e s c r ib ir la s p a u ta s o b s e r v a b le s , y r e c o n s -
tr u ir a n tr o p o ló g ic a m e n te la s e s tr u c tu r a s m á s p r o f u n d a s . E l h e c h o d e q u e la e tn o g r a f ía al
e s tu d i a r u n a s o c ie d a d d e s c u b r a la d is tin c ió n e n tr e l o q u e lo s in d iv id u o s h a c e n y lo q u e d ic e n
q u e h a c e n , q u e y a f u e p u e s t a d e r e l ie v e p o r B . M a li n o w s k i, e s la r a z ó n d e l a c o n c e p c ió n
e s t r u c t u r a l i s t a , q u e , s in e m b a r g o , ti e n e u n p r o p ó s i t o d e d u c t i v o - i n d u c t i v o , m i e n tr a s q u e e l d e
lo s f u n c io n a lis ta s , a l re v é s , e r a m á s in d u c tiv o -d e d u c tiv o .
E s ta v is ió n e s tr u c tu r a lis ta d e la s o c ie d a d q u e s e a d v ie r te e n C . L é v i- S tr a u s s e s s im ila r
a la q u e s e p e rc ib e e n E . L e a c h (A. K u pe r , 1 9 7 3 : 1 8 7 -2 0 0 ), a l d e f e n d e r u n e n fo q u e ra c io n a lis ta
c o n tr a r io a l e m p ir is m o q u e h a b í a c a ra c te r iz a d o a lo s f u n c io n a lis ta s in g le s e s . M ie n tra s q u e

39
lo s e m p ir is ta s e n tie n d e n la ta r e a d e l e t n ó g r a f o c o m o la d e u n in v e s t ig a d o r d e c a m p o , q u e
h a d e s a b e r d e s c r ib ir lo s c o m p o r ta m ie n to s d e lo s in d iv id u o s , ta l c o m o lo s o b s e r v a , e n u n
contimwm d e tr a n s a c c io n e s e c o n ó m ic a s y s o c ia le s , lo s e s tr u c tu r a lis ta s a tr ib u y e n a l e tn ó g r a f o
u n a la b o r c o n s is te n te e n d e s c u b r i r la e s tr u c tu r a d e la s id e a s q u e tie n e n lo s in d iv id u o s , p o r
e n c im a d e s u s c o n d u c ta s a p a re n te s , m á s fin g id a s q u e r e a le s . S e tra ta d e u n a e s tr u c tu r a q u e
e x p r e s a la d im e n s ió n d e la c o le c tiv id a d p a n h u m a n a .

2 .5 N U E V A S F O R M A S D E E T N O G R A F ÍA

C o n p o s te r io r id a d a l n a c im ie n to d e la a n t r o p o lo g ía e s tr u c tu r a lis ta , a fin a le s d e lo s a ñ o s
c in c u e n ta , s u rg e n o tra s c o rrie n te s q u e c o m o é s ta a b o rd a n lo s f e n ó m e n o s c u ltu ra le s c o m o
s is te m a s id e a c io n a le s . U n a d e é s ta s , a l ig u a l q u e e l e s tr u c tu r a lis m o in f lu e n c ia d a p o r lo s p la n -
te a m ie n to s te ó r ic o s d e la lin g ü ís tic a , s e r á la lla m a d a « n u e v a e tn o g r a f ía » , b a jo e l im p u ls o
in c ia l d e W . G o o d e n o u g h ( 1 9 6 4 : 3 5 - 3 9 ) y d e o tr o s a u to r e s c o m o S . T y l e r , C . F r a k e , P . K a y ,
e tc é te ra . P a r tie n d o d e la id e a y a e s p ig a d a e n o tr o s m o v im ie n to s a n te rio re s , y s o b re to d o e n
e l e s tru c tu ra lis m o , e s ta c o r r ie n te n a c id a e n la U n iv e r s id a d d e Y a le , e n tie n d e c a d a c u ltu ra
c o m o u n s is te m a d e c o g n ic io n e s c o m p a r tid a s . T a le s c o g n ic io n e s , c r e a d a s p o r e l in te le c to h u -
m a n o , e x p lic a n la o r g a n iz a c ió n d e la s c o s a s , d e lo s a c o n te c im ie n to s y d e la s c o n d u c ta s , c o n -
s id e ra n d o q u e e l in te le c to h u m a n o g e n e r a c u ltu r a v a lié n d o s e s ó lo d e u n n ú m e r o fin ito d e
re g la s , c o n in te r v e n c ió n d e l in c o n s c ie n te . C o n s e c u e n te m e n te , s ó lo u n a in te n s a la b o r e tn o g r á f ic a
p u e d e d e s c u b r ir la u ti liz a c ió n d e la s r e g la s q u e g u ía n c a d a c u ltu r a .
E n e f e c to , ta le s p o s tu la d o s , a n á lo g o s a lo s s o s te n id o s p o r N . C h o m s k y e n s u s o b ra s
s o b re la g r a m á tic a tr a n s fo rm a c io n is ta , re la tiv o s a la e x is te n c ia d e re g la s g r a m a tic a le s s u b -
y a c e n te s a la s d is tin ta s le n g u a s , s e h a lla n m u y p r ó x im o s a lo s p r in c ip io s d e l a a n tr o p o lo g ía
e s tr u c tu r a lis ta . P e r o , a s í c o m o lo s e s tr u c tu r a lis ta s d e f ie n d e n la b ú s q u e d a d e r e g la s u n iv e r -
s a le s , v á lid a s p a r a to d a s la s c u ltu r a s , lo s in te g r a n t e s d e la « n u e v a e t n o g r a f ía » - t a m b i é n lla -
m ada etnociencia o etnoscm,'íntica-, constriñen su b ú s q u e d a a la s r e g la s d e c a d a c u ltu r a e n
c o n c re to . P a r a lo g r a r lo , lo s c u ltiv a d o r e s d e la « n u e v a e tn o g r a f ía » h a n r e c u r r id o a l a n á lis is
d e la s f o r m a s c o n q u e lo s in d iv id u o s in te g r a n te s d e u n a c u ltu r a p e r c ib e n s u m u n d o , v a lié n -
d o s e lo s in v e s tig a d o r e s d e la u tiliz a c ió n d e la p e r s p e c tiv a emic o in te r n a , e s to e s , a d o p ta n d o
e l o b s e r v a d o r e l p u n to d e v is ta d e lo s o b s e rv a d o s , fre n te a la p e r s p e c tiv a etic o e x te m a , en
la q u e p r e v a le c e e l p u n to d e v is ta d e l o b s e r v a d o r .
E s ta d is tin c ió n d e p e r s p e c tiv a s q u e s e o p e r a e n la « n u e v a e tn o g r a f ía » (G o o d e n o u g h ,
1 9 7 1 : 1 6 6 -1 6 9 ), r e s p o n d e a la id e a in tro d u c id a p o r a q u e llo s a ñ o s c e n tra le s d e l s ig lo p o r e l
lin g ü is ta K . P ik e , a l p r o p o n e r d ic h o s s u fijo s , emic y etic, p a r a c a lif ic a r e l e s tu d io d e la c u ltu ra ,
d e m o d o a n á lo g o a c o m o lo h a c e n e n la lin g ü ís tic a la f o n o lo g ía -phonem ic- y la fo n é tic a
-phonetic—. M ie n tra s a q u é lla s e c e n tr a e n e l e s tu d io d e la s u n id a d e s d e s o n id o s ig n ific a tiv a s
p a ra e l h a b la n te , é s ta s e r e f ie r e a la d e s c r ip c ió n d e lo s s o n id o s d e l h a b la n te e fe c tu a d a p o r
u n o b s e r v a d o r e x te r io r a e fe c to s c o m p a r a tiv o s , y e x e n ta d e s e n tid o p a r a e l h a b la n te . D e a h í
q u e e l in v e s tig a d o r d e la « n u e v a e tn o g r a f ía » tra te , m e d ia n te e l tr a b a jo d e c a m p o , d e a v e r i-
g u a r la p r e l a c ió n d e id e a s q u e u ti liz a n lo s in d i v id u o s c u a n d o to m a n d e c is io n e s e n o r d e n a
la c o n d u c ta m á s a d e c u a d a q u e h a n d e a d o p t a r , c o n s e c u e n te m e n te c o n l a c u l tu r a e n la q u e
v iv e n . E l e tn ó g r a f o tr a ta , p o r ta n to , d e c a p ta r la c u ltu r a d e lo s n a tiv o s d e f o r m a a n á lo g a a
la q u e é s to s h a n s e g u id o p a r a a p r e h e n d e r la , m e d ia n te u n p r o c e s o .d e e n c u ltu r a c ió n .
E s ta f o r m a d e c u ltiv a r la e tn o g r a f ía n o d e v ie n e , c o m o p o d r ía p a r e c e r , e n u n a p r e d ic c ió n
d e l c o m p o r t a m i e n t o d e lo s s u je t o s , c o m o t a m p o c o la g r a m á t i c a lo h a c e c o n r e s p e c t o á lo s
h a b la n te s d e u n a le n g u a . É s ta , la g r a m á tic a , ta n s ó lo e x p lic ita la s r e g la s q u e s e c o n s id e r a n
m á s a p r o p ia d a s p a r a u n h a b ía n te , y e n c o n s e c u e n c ia la s q u e s e e s p e r a q u e s ig a c u a n d o h a b la ,
c o n s id e ra n d o q u e ta le s r e g la s s o n o c a s i o n a lm e n te tr a n s g r e d id a s .- C o n l a c o n d u c t a d e lo s
s u je to s s u c e d e lo m is m o , y e l e t n ó g r a f o ú n ic a m e n t e tr a ta d e c o n o c e r la s n o r m a s d e c o n d u c ía

40
q u e s e c o n s id e r a n f u n d a m e n ta le s , a p ta s y a p r o p ia d a s e n la c u ltu r a q u e e s tu d ia , a u n q u e p r e -
v ie n d o q u e p u e d e n s e r v u ln e r a d a s , ju s ta m e n t e d e a c u e r d o c o n la s r e g la s d e c o n tr a v e n c ió n
d e d ic h a s re g la s . P o r e llo , s e s u p o n e q u e e n c u a lq u ie r c u ltu r a e l in d iv id u o s e p a ra c o n tin u a m e n -
te lo f u n d a m e n ta l d e lo a c c e s o rio , s e g ú n u n c ie rto n ú m e ro d e p rin c ip io s ló g ic o s , n a c id o s d e
la ra z ó n , lo s c u a le s n o p u e d e n s e r in fin ito s s in o lim ita d o s , p o r lo q u e c a b ría s u p o n e rs e q u e
f o r m a n p a r te d e u n fo n d o c o m ú n d e id e a s , q u e h a h e c h o p r o c la m a r a a lg u n o s c o g n itiv is ta s
la v u e lta a la c o n s id e r a c ió n d e la u n id a d p s íq u ic a d e la h u m a n id a d .
L o s tr a b a jo s m á s in s is te n te s d e lo s in te g ra n te s d e la « n u e v a e tn o g ra fía » s e h a n v e n id o
c o n c r e ta n d o e n lo q u e s e d e n o m in a « s is te m a s d e c la s if ic a c ió n p o p u la r » , e s d e c ir, e n e l e s -
t u d i o d e l a f o r m a e n q u e lo s n a t i v o s o r g a n i z a n s u m u n d o , c l a s i f i c a n d o la s i d e a s y la s c o s a s
m e d ia n te ta x o n o m ía s , a p a r tir d e s u le n g u a je . E s d e e s te m o d o c o m o e l in d iv id u o in te g r a s u s
c o n o c im ie n to s a c e r c a d e lo q u e le r o d e a e n u n to d o o r d e n a d o , q u e le r e s u lta im p re s c in d ib le
p a r a d a r s e n tid o a s u p r o p ia v id a (S . T y le r , 1 9 6 9 ). L o s e tn ó g r a f o s c o g n itiv is ta s h a n m o s tra d o
u n a e x t r a o r d in a r i a p r e f e r e n c ia p o r la s c o n c e p c io n e s n a t iv a s d e l u n iv e r s o o r d e n a d o d e la s
p la n ta s , d e lo s a n im a le s , d e l p a r e n te s c o , e tc ., p r o y e c t a d a s s o b r e m i n u c io s a s te r m in o lo g ía s ,
q u e s o n a p r e h e n d id a s e n e l tr a b a jo d e c a m p o , y q u e n o h a c e n s in o p o n e r d e re lie v e la e s tre -
c h a r e la c ió n e x is te n te e n tr e lo s c o n c e p to s y la s p a la b r a s (B . Co l b y e t a l., 1 9 8 1 ) .
E l g iro e f e c tu a d o p o r la « n u e v a e tn o g r a f ía » h a c ia la p e r s p e c tiv a em ic r e s u l t a r í a t r a s -
c e n d e n te , p e r o n o p o r n o v e d o s o , s in o p o r q u e d e s a r r o lla b a in s tr u m e n to s e tn o g r á f ic o s d is tin to s
a lo s q u e venían u tilizá n d o se. P ero si b i e n s e t r a t a b a d e i n s t r u m e n t o s d e s t i n a d o s a c a p t a r e l
p u n to d e v is ta d e l n a tiv o , n o v e d o s o s n o p o d ía n s e r c o n s id e r a d o s p o r q u e la p re o c u p a c ió n p o r
c a p tu r a r la s c a te g o r ía s d e lo s e s tu d ia d o s v e n ía m a n if e s tá n d o s e , al m e n o s , d e s d e lo s tie m p o s
d e F r a y B e m a r d i n o d e S a h a g ú n , y l a a p r e c ia m o s c o n e x t r a o r d i n a r i a n i t i d e z e n la s o b r a s d e
F. B oas y m á s to d a v ía e n la s d e B . M a lin o w s k i. S in e m b a r g o , y a p e s a r d e u n a c ie rta
r e c u r r e n c ia e n e l e s tilo (E . Lu q u e, 1 9 8 5 : 2 2 4 -2 3 9 ), n o e s m e n o s c ie r to q u e e l p ro c e d im ie n to
e tn o g r á f ic o g a n a e n p r e c is ió n a h o r a , lo c u a l ju e g a e n b e n e fic io d e lo s r e s u lta d o s . A l h a lla rs e
.s is te m a tiz a d a la r e c o g id a d e in f o r m a c ió n y s e r p ú b lic o s la m e to d o lo g ía y lo s re s u lta d o s , e l
e x p e r i m e n t o e s s u s c e p ti b le d e v e r i f ic a c ió n . A d v ié r t a s e q u e h a s ta e n t o n c e s lo s tr a b a jo s e t n o -
g r á f ic o s , s a lv o ra r a s e x c e p c io n e s , n o o f r e c ía n e x p lic a c io n e s a c e r c a d e la m e to d o lo g ía e m -
p le a d a e n l a r e c o g id a d e d a to s , c o n lo c u a l e r a n la p r o m e s a d e l a u to r y e l a c to d e fe d e l le c to r
lo s q u e v a lid a b a n la ta r e a e tn o g r á f ic a . S e e x p lic a , e n to n c e s , q u e s o b re u n c ie rto n ú m e ro d e
e s to s v ie jo s tr a b a jo s e tn o g rá fic o s h a y a re c a íd o a m e n u d o la d u d a d e la g a ra n tía .
L a d e f e n s a d e l p a rtic u la ris m o r e a liz a d a p o r la « n u e v a e tn o g r a f ía » , v ie ja e n a lg u n a
m e d id a , fre n te a la d e l d rá s tic o u n iv e r s a lis m o p r e c o n iz a d a p o r e l e s tr u c tu r a lis m o , y a p e s a r
d e la c o m ú n c o n c e p c ió n q u e p o s e e n a m b a s d e la c u ltu r a c o m o s is te m a id e a c io n a l, a c a b a ría
p o r a b r ir n u e v a s v ía s in te r p r e ta c io n is ta s a la e tn o g r a f ía . U n a d e é s ta s s e r ía la d e la lla m a d a
a n tr o p o lo g ía s im b ó lic a , c u y o s c u ltiv a d o r e s c o in c id e n e n la c o n c e p c ió n d e la s c u ltu ra s c o m o
s is te m a s d e s ig n ific a n te s y s ig n ific a d o s c o m p a r tid o s . E s ta c o rrie n te , q u e irru m p ió e n e l p a -
n o r a m a a n tr o p o ló g ic o c o n la s o b r a s d e V íc to r T u m e r (1 9 6 7 ) , d e M a r y D o u g la s (1 9 7 0 ), d e
C liffo rd G e e r tz ( 1 9 7 3 ) y d e a lg u n o s o tro s , a f in a le s d e lo s a ñ o s s e s e n ta , se d is tin g u ió e n s e -
g u id a p o r s u e n fo q u e h e rm e n e ú tic o , c e n tra n d o su a te n c ió n e n e l e s tu d io d e l e m p le o d e
lo s s ím b o l o s q u e lo s i n d i v id u o s h a c e n e n c o n t e x to s c o n c r e to s , y a l e já n d o s e u n ta n to d e lo s
in te re s e s d e la « n u e v a e tn o g ra fía » - e x p l ic i ta d o s e n la a p r e h e n s ió n d e lo s p r in c ip io s c o g n itiv o s
b á s ic o s -, y m ás a ú n d e la s p r e te n s io n e s u n iv e rs a lis ta s d e l e s tru c tu ra lis m o d e c a p ta r la s
e s tru c tu ra s in c o n s c ie n te s d e l in te le c to h u m a n o .
R e a lm e n te , a l ig u a l q u e o tr a s c o r r ie n te s a n tr o p o ló g ic a s , la s im b ó lic a s e h a lla a n c la d a
en c o n c e p c io n e s p re v ia s , que en e s te caso re s u lta n s e r la f ilo s o fía fe n o m e n o ló g ic a de
M . H e id e g g e r y la f ilo s o f ía h e r m e n e ú tic a d e H .G . G a d a m e r . L a c o n c e p c ió n s im b ó lic a e n -
tra ñ a u n a v is ió n s e m ió tic a d e la c u ltu r a , s e g ú n la c u a l lo s d is tin to s e le m e n to s q u e fo rm a n
p a r te d e la c u ltu r a lle v a n a p a re ja d o u n s ig n if ic a d o q u e e s n e c e s a r io d e s e n tr a ñ a r , c o n s id e ra n d o
q u e s ó lo ti e n e n s e n ti d o e n s u p r o p i o c o n t e x to . D e l m i s m o m o d o q u e s i s e tr a ta r a d e u n te x to

41
lite r a rio , s u c o m p r e n s ió n se s itú a e n e! m a r c o d e u n a e x é g e s is , e n la q u e c a d a s ig n o p o s e e
u n s ig n if ic a d o , y d o n d e lo d o s ím b o lo d e b e s e r in te r p r e ta d o (V . T u r n e e , .1 9 7 5 ). Al ig u a l q u e
e l le c to r d e l te x to n o p o d r ía e n te n d e r lo s in d e s v e la r s u s c la v e s s e m á n tic a s , el e s tu d io s o de
u n a c u ltu r a n o p u e d e e n te n d e r é s ta s in d e s c if ra r lo s s ím b o lo s q u e c o n tie n e , y q u e se h a lla n
v e l a d o s e n e l e n t r a m a d o q u e lo s e s c o n d e . D ic h o d e o tr o m o d o , la c u l t u r a v ie n e a s e r una
e s tr u c tu r a p le n a d e s ig n if ic a c ió n , q u e s ó lo s e h a c e in te lig ib le c u a n d o s itu a m o s los elementos
q u e la fo rm a n e n su ju s to té r m in o .
E n c o n s e c u e n c ia , el p ro c e d im ie n to e tn o g r á f ic o c o n s is te e n a s im ila r la c u ltu r a e s tu d ia d a
a u n « te x to » c o d if ic a d o q u e lo s in d iv id u o s q u e la in te g r a n le e n p e r m a n e n te m e n te , y q u e el
a n tr o p ó lo g o d e b e tr a ta r d e in te r p r e ta r , c u a l si d e u n te x to lite r a r io s e tra ta r a , p o n ie n d o d e
m a n if ie s t o e l v a l o r d e lo s c ó d ig o s e m p le a d o s p o r lo s a c to r e s e n s u v i d a c o t id ia n a . Cuando
e l e tn ó g ra fo e s tu d ia u n a c u ltu r a ie e u n lib ro c o m p le jo , e n e l q u e la p o lis e m ia , la m e tá fo ra
y la e lip s e c o p a n e l te x to , y d o n d e n o f a lta n lo s e q u ív o c o s y lo s d e s lic e s . P a r a p o d e r c o m u -
n ic a r el c o n te n id o d e l lib ro d e la c u ltu ra , e l e tn ó g r a f o d e b e tr a n s c rib ir lo , e s to e s , in te r p r e -
ta rlo , c o m o e x p lic a C. G e e rtz e n su c o n o c id a o b r a L a in te rp reta c ió n de la s c u ltu ra s ( 1 9 7 3 :
1 9 - 4 0 ) . S e g ú n e l m is m o a u to r , lo s d is tin to s a c o n te c im ie n to s s o c ia le s c o n tie n e n una d im e n -
s ió n s im b ó lic a q u e c ) e tn ó g ra fo p u e d e a b s tr a e r , e n fo rm a d e u n a to ta lid a d e m p ír ic a s u s c e p -
tib le d e s e r e s tu d ia d a . E l p ro p io G e e rtz h a e m p le a d o e s te p ro c e d im ie n to s e m ió tic o (1 9 7 3 :
8 7 -1 1 7 ), y m a rc a d a m e n te in te rp re ta tiv is la , p a r a e s tu d ia r la re lig ió n , b a jo e l c o n v e n c im ie n to
d e q u e lo s s ím b o lo s s a g ra d o s s in te tiz a n u n a v a ria d a in fo rm a c ió n a c e rc a d e la c u ltu r a e s tu d ia d a .
E s te in te r p r e ta tiv is m o d e C . G e e rtz e s s im ila r a l q u e s e a d v ie rte e n V . T u m e r , e n c u y a s
o b ra s se d e n o ta c o n e s p e c ia l tra n s p a re n c ia el e s tu d io h e rm e n é u tic o d e lo s s ím b o lo s . L a
a u s e n c ia d e lo s a s p e c to s e m o c io n a le s y a f e c tiv o s q u e s e p e r c ib ía e n e l f r ío ra c io n a lis m o
e s tr u c tu r a lis ta e s c u b ie r ta p o r V . T u r n e r c o n u n a v is ió n h u m a n is ta d e la a c c ió rr s im b ó lic a .
L a e tn o g r a f ía q u e s e h a lla im p líc ita e n s u s tr a b a jo s , r e a liz a d o s e n tr e lo s ndem bu d e Z a m b ia
(1 9 6 7 ), s u g ie r e q u e , m á s im p o rta n te q u e la s u p u e s ta o b je tiv a c ió n d e la c u ltu r a a n a liz a d a , e s
q u e e l in v e s t ig a d o r p la s m e d e f o r m a im a g in a tiv a lo s e n t r e s ijo s q u e l a c o m p o n e n .
P e ro la c o n t e s t a c i ó n al u n iv e rs a lis m o e s tru c tu ra lis ta n o s ó lo p r o c e d ía d e la « n u e v a
e tn o g r a f ía » y d e la a n tr o p o lo g ía s im b ó lic a a m e r ic a n a s , c o n v e rg e n te s p o r o tr o la d o e n a lg u -
nos a s p e c to s , com o h a p la n te a d o E . O h n u k i-T ie m e y (1 9 8 1 ). S e h a lla b a ta m b ié n , y c o n
i n u s i t a d a f u e r z a , e n e l d i f e r c n c i a l i s m o f r a n c é s n a c i d o e n e l c o n t e x t o p o s e s t r u c t u r a l i s t a d e lo s
t r a b a j o s d e l p s i c o a n á l i s i s d e J . L a c a n , y s o b r e t o d o e n l o s d e l r e l a t i v i s m o e p i s t e m o l ó g i c o d i;
M . F o u c a u it, e n la h e r m e n é u t i c a d e P . R i c o e u r y e n lo s d e l d e c o n s tr u c c io n is m o ra d ic a l
d e J. D e r r id a , y , e n g e n e r a l, e n d iv e r s a s p r o p u e s ta s v in c u la d a s a la c r ític a lite r a r ia q u e s e ría n
p la s m a d a s en la re v ista T el Q ncl, v e r d a d e r o c a t a l i z a d o r d e l p o s e s t r u c t u r a l i s m o f r a n c é s
(A. A g u ir r e , 1 9 9 3 ) . L a p e r s o n a l i d a d d e e s t o s p e n s a d o r e s y e l e x c e p t i c i s m o i m p e r a n t e e n la
F r a n c i a d e f i n a l e s d e l o s a ñ o s s e s e n t a , m á s n o t o r i o si c a b e e n l a o b r a d e J . D e r r i d a ( 1 9 6 7 ) ,
a c a b a r í a n p o r c o n c e d e r a la p r o d u c c i ó n d e e s to s a u to re s u n a in u s ita d a r e p e r c u s ió n , c u y o s
e c o s s e d e ja rá n o ír d e m a n e ra c r e c ie n te e n la a n tr o p o lo g ía a m e ric a n a , c u r io s a m e n te m á s q u e
e n ia e u r o p e a d o n d e s u in c id e n c ia s e r á lim ita d a . E l m o v im ie n to in t e r p r e ta d o n i s ta , d e ré p lic a
a la a n t r o p o lo g ía r e a l is ta q u e s e h a b í a d e s e n c a d e n a d o a p a r t i r d e l a « n u e v a e t n o g r a f í a » , h iz o
c o m o c o a d y u v a n te d e u n a te n d e n c ia q u e in te n ta b a r e m a r c a r ta n to la n e c e s id a d d e c o n q u is ta r
u n a a n tr o p o lo g ía in d e p e n d ie n te , li b r e d e a t a d u r a s c o n e l p o d e r e s ta b le c id o , d e c u y o v ic io el
c o lo n ia lis m o d e la s d é c a d a s p a s a d a s v e n í a a s e r s u e x p r e s i ó n m á s e l o c u e n te , c o m o ta m b ié n
e n la n e c e sid a d d e u n a r e n o v a c ió n d e l p ro c e d im ie n to e tn o g rá fic o , m á s c o n tro la d o y m ás
e x p u e s to a la c r ític a .
D e e s t e m u d o , u n g r u p o d e i n t e l e c t u a l e s n o r t e a m e r i c a n o s d e lo s a ñ o s o c h e n t a , e n t r o lo s
q u e n o f a lla r á n a l g u n o s a n t ig u o s r e p r e s e n t a n te s d e la « n u e v a e t n o g r a f ía » y d e la a n t r o p o -
lo g í a s im b ó l ic a , c o n f o r m a r á n la r e s p u e s t a a la a n t r o p o l o g í a im p e r a n t e p o r e n t o n c e s , y p o r
s u p u e s t o a la m á s t r a d i c i o n a l , p o r m e d i o d e u n a p o s t u r a q u e s e c a l i f i c a r á c o m o p o s m o d e r n i s t a
-la p o s m o d e rn id a d e s u n m o m e n to d e la m o d e rn id a d , fro n te riz o con el p asad o r e c ie n te .'.

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s e g ú n J .F . L y o t a r d ( 1 9 7 9 ) - , e n a l u s i ó n a s u e x t r e m a d o v a n g u a r d is m o . E s te v a n g u a rd is m o s e
h a lla a s e n ta d o s o b r e e l p o s e s tr u c tu r a lis m o q u e s e a c a b a d e m e n c io n a r, p e r o ta m b ié n , y d e
n u e v o , s o b r e l a f ilo s o f ía f e n o m e n o ló g ic a y l a h e r m e n é u tic a , a s í c o m o s o b re la lin g ü ís tic a
v in c u la d a al f o rm a lis m o e n g e n e ra l y al C írc u lo d e P r a g a e n p a rtic u la r. L a c u ltu ra e s c o n c e -
b id a p o r e s to s p o s m o d e m is ta s d e m a n e r a s e m ió tic a , r e c la m a n d o p o r p a rte d e l a n tro p ó lo g o
u n a a c titu d a c u s a d a m e n te h e r m e n é u tic a . L a o b r a a n tr o p o ló g ic a d e C . G e e rtz , d e c la r a o rie n -
ta c ió n s im b ó lic a , s e c o n v e rtirá e n el p u n to d e a rra n q u e d e l p o s m o d e m is m o , y su a u to r se rá
e le v a d o a la c o n d ic ió n d e a b a n d e r a d o d e s d e s u m a g is te r io d e la U n iv e rs id a d d e P rin c e to n ,
q u e p o c o a p o c o p e r d e r ía c o n e l tie m p o , a l s e r r e b a s a d o p o r s u s c o m p a ñ e r o s d e m o v im ie n to
(C . Re y n o s o , 1 9 9 1 ).
E n e l in te r p r e ta d v i s m o d e G e e r tz ( 1 9 8 0 ) s e c o n tie n e e l g e r m e n d e lo q u e h a b ía d e s e r
la n u e v a te n d e n c ia . E n la m is m a s e a b o g a b a p o r u n a e s p e c ie d e m e ta e tn o g ra fía , e n la q u e
e l a n tr o p ó lo g o h a b í a d e tr a n s m itir lo s te x to s q u e lo s n a tiv o s « le ía n » , a p a r tir d e u n a s p e c to
o u n te m a e le g id o c o m o m a te r ia d e in v e s tig a c ió n , e n e l q u e s e p u s ie r a n d e r e lie v e lo s s ig -
n if ic a d o s d e la s f o r m a s p ú b lic a s q u e a d o p t a b a n lo s s ím b o lo s , y e n e l s e n o d e lo q u e v ie n e
a s e r u n d iá lo g o e n tr e lo s e s tu d ia d o s y e l le c to r , d o n d e e l a n tr o p ó lo g o h a c e d e in te rm e d ia rio ,
m u y le jo s d e lo q u e h a b ía s id o l a a te m p o r a lid a d r o m á n tic a d e lo s p io n e r o s d e l a « m o n o g ra fía
e t n o g r á f ic a » . E l e t n ó g r a f o d e j a b a d e s e r e l a p a s i o n a d o d e s c u b r i d o r d e u n a c u l t u r a d e la c u a l
le v a n ta b a u n a c ta e n p re s e n te , p a r a a s u m ir e l p a p e l d e r e d e s c u b r id o r d e u n a c u ltu r a e n la
c u a l v iv e y d e la c u a l n a r r a la s v iv e n c ia s n a c id a s d e s u c o n v iv e n c ia c o n lo s in d iv id u o s q u e
h a c o n o c id o . P r e c is a m e n te , e s ta n a r r a c ió n te m á tic a c o n f ie r e u n a d ia c r o n ía a lo s a c o n te c im ie n -
to s , q u e c o n s titu y e e l c o n tra p u n to c o n la e tn o g ra fía m o n o g rá fic a .
P u e s b ie n , a lg u n o s a ñ o s d e s p u é s d e q u e s e p u b lic a r a e l tra b a jo d e C . G e e rtz , y c o m o
r e s u lt a d o d e la c a r g a q u e s e p o n ía e n la d im e n s ió n c o b r a d a p o r e s ta n o v e d o s a id e a d e la
p e r c e p c i ó n e t n o g r á f i c a —m u y i n s i s t e n t e p o r a q u e l e n t o n c e s e n o b r a s d e t a l a n t e d e s m i t i f i c a d o r ,
c o m o la d e N , B a rie y ( 1 9 8 3 ) - , s e o r g a n iz a b a u n s e m in a r io e n S a n ta F e (N u e v o M é x ic o ), e n
1 9 8 4 , d e l c u a l h a b r ía n d e s a lir lo s te x to s b á s ic o s d e l p o s m o d e m is m o a n tro p o ló g ic o , c o n te -
n id o s e n e l n ú m e ro 2 6 d e la r e v is ta C u rren t A n th ro p o lo g y ( 1 9 8 5 ) , y r e f l e j a d o s s u s t a n t i v a m e n t e
e n la s R e tó ric a s d e la a n tro p o lo g ía , c u y o s i g n i f i c a t i v o t í t u l o c o r r e s p o n d e a l l i b r o e d i t a d o p o r
J . C l i f f o r d y G .E . M a r c u s ( 1 9 8 6 ) , lo s a c tiv o s im p u ls o r e s d e l a c o m e n t e , y d e f e n s o r e s d e u n a
c o n c e p c ió n d e la e tn o g r a f ía q u e s u p o n e u n a r a d ic a liz a c ió n d e l p r o y e c to d e C . G e e rtz . P a ra
e s to s firm e s e n tu s ia s ta s d e la e tn o g r a f ía c o m o te x to , e l e tn ó g r a f o s e c o n v ie r te e n e l a u to r d e
u n a r e tó r ic a c r e a d a p o r é l m is m o , e n u n a s u e r te d e c u ltiv o lite r a rio , e n e l q u e e l a u to r s e s itú a
a u n p a s o d e la c o n d ic ió n d e n o v e lis ta , lo q u e le im p lic a e n u n p a p e l c r e a d o r . E l d o c u m e n to
e tn o g rá fic o , c o n v e rtid o a s í e n te x to lite r a rio , d e ja d e c o n te n e r e l d is c u rs o d e l o b s e rv a d o , q u e
p a r e c ía s e r e l o b je to p rim o r d ia l d e la a n tro p o lo g ía m á s r e n o v a d a , p a r a h a c e rs e c a rg o d e u n
p a p e l e n e l q u e e l e tn ó g r a f o s e c o n v ie r te e n p o r ta d o r d e u n a r e p r e s e n ta c ió n a je n a .
E s te é n fa s is in te r p r e ta tiv is ta h a s u p u e s to u n s a lto c u a lita tiv o q u e s e h a s u s ta n c ia d o e n
u n a d e f e n s a d e la e tn o g r a f ía r e fle x iv a , y q u e s e h a c e m a n if ie s to e n la e s tr u c tu r a n o v e la d a
d e s u s tr a b a jo s , e n lo s q u e n o f a lta n lo s c o m e n ta r io s y h a s ta la s e x c la m a c io n e s d e l e tn ó g ra fo ,
al 11110 d e s u e s ta n c ia e tn o g r á f ic a , ju n t o a lo s d iá lo g o s c o n lo s in d iv id u o s q u e h a n d a d o v id a
a s u e x p e rie n c ia d e c a m p o . E s to s in d iv id u o s s e c o n v ie r te n e n e l e p ic e n tr o d e la c o n s tru c c ió n
e tn o g r á f ic a , p o r c o n tr a d e lo q u e s u c e d ía e n la s c o n s tr u c c io n e s r e a lis ta s d e la é p o c a c o lo n ia l,
e n la s q u e e r a e l s is te m a o la o rg a n iz a c ió n - s o c ia l e l n ú c le o d e l e x a m e n e tn o g r á f ic o . E l e tn ó -
g r a f o tr a ta d e r e f le ja r s u e x p e rie n c ia m e d ia n te u n te x to lite r a rio , c u y o a rte c o n s is te e n e l u so
d e la m e tá f o r a y d e to d a s la s f ig u ra s q u e h a g a n p o s ib le u n a re tó r ic a c o n c a p a c id a d d e c o -
m u n ic a r a l le c to r la s v iv e n c ia s m á s p r o f u n d a s (J. C l if f o r d , 1 9 8 6 : 1 5 1 -1 8 2 ). L o s tra b a jo s d e
J . C lif f o r d , d e G .E . M a r c u s y M . F is c h e r , d e P . R a b in o w y d e V . C a p r a n z a n o s o n e x p o n e n -
te s d e e s ta e tn o g r a f ía r e tó r ic a y p o s m o d e m a , e n c u y o e x tr e m o s e s itú a n lo s tra b a jo s d e
S .A . T y le r . C o n T y l e r (1 9 9 1 ), e l v ie jo r e p r e s e n ta n te d e la « n u e v a e tn o g r a f ía » , e l te x to e tn o -
g r á f i c o s e c o n v i e r te e n e v o c a c ió n p o é t ic a d e l a e x p e r i e n c i a p a s a d a , e n u n a a le g o r ía v iv e n c ia l

43
y c x p e rie n c ia l q u e tra ta d e h a c e r p a r tíc ip e a l le c to r d e la c o n v iv e n c ia d e l a u to r c o n o tra s p e r -
s o n a s , v a lié n d o s e p a r a e llo d e u n s o r p r e n d e n te lir is m o . S e tr a ta , r e a lm e n te , d e lo q u e J . F e r -
n án d ez. (1 9 9 3 ) h a lla m a d o u n a « a u to r-iz a c ió n » d e lo s te x to s e tn o g r á f ic o s , c u y a p r a x is s e
h a c e e x tra o rd in a ria m e n te e v id e n te e n el re la to d e P . R a b in o w (1 9 9 2 ), re s p e c to d e su e x p e -
r ie n c ia d e c a m p o en M a rru e c o s .
S e im p o n e a q u í c ita r u n a r e c ie n te r e f le x ió n d e A . P a g d e n (1 9 9 1 ) a p ro p ó s ito d e la e v o -
Ilic ió n d e la s c ie n c ia s s o c ia le s , y d e la h is to r i a y la a n t r o p o lo g ía e s p e c ia lm e n te . N o c a b e
d u d a d e q u e la a n t r o p o l o g í a , y c o n e l l a l a e t n o g r a f í a , h a n l l e g a d o a s e r lo q u e s o n h o y d e s -
p u é s d e u n la r g o p r o c e s o e v o lu tiv o , e n e l q u e la s v ie ja s f o r m a s d e e n te n d e r la s d is c ip lin a s
o c u p a d a s e n el e s tu d io d e la s o c ie d a d d e ja r o n p a s o a o tra s n u e v a s , c o n la s c o n s ig u i e n te s
m o d i f i c a c i o n e s d e o r d e n e p i s t e m o l ó g i c o . E n la s l í n e a s p r e c e d e n t e s s e h a v i s t o c ó m o e n la
s e g u n d a m ita d d e l s ig lo x v m c o m e n z ó a e m e r g e r le n ta m e n te la c ie n c ia a n tro p o ló g ic a , p a r a
c r is ta liz a r e n e l s ig lo s ig u ie n te , g ra c ia s a l e n c u e n tr o d e u n e m p ir is m o q u e s e a d iv in a b a d e s d e
a n t i g u o - p e r o ‘q u e n o e r a a ú n p r o p i a m e n t e e t n o g r a f í a - y u n a d i l a t a d a e s p e c u l a c i ó n s o b r e e l
h o m b re - q u e aú n n o e ra te o ría a n tr o p o ló g ic a - N a t u r a l m e n t e , e l l o f u e p o s i b l e p o r q u e lo á -
b o r d e s d e la s d i s c i p l i n a s s o c i a l e s , e x t r e m a d a m e n t e d i f u s o s y c a m b i a n t e s , s e d e s v i r t u a r o n p o r
e f e c to d e la s n u e v a s c o n c e p c io n e s r a c io n a lis ta s . D e s d e e l s ig lo x ix la s c ie n c ia s s o c ia le s n o
h a n c e s a d o d e t r a n s f o r m a r s e , e n u n a e s p e c i e d e m e t a m o r f o s i s , d e m o d o q u e l a h i s t o r i a , la
s o c io lo g ía o la a n tr o p o lo g ía , p o r p o n e r a lg u n o s e je m p lo s , s e h a n c o n v e r tid o e n a lg o n u e v o ,
e n e l c o n t e x to d e e s a c o n t in u a e r o s ió n d e s u s b o r d e s . E s ta e r o s ió n h a d e s e r v ir , s in d u d a ,
p a ra q u e al m is m o tie m p o q u e s e a fia n z a n u n a s d is c ip lin a s , n a z c a n o tr a s n u e v a s , a l c o m p á s
d e u n im p a r a b le a v a n c e d e l c o n o c im ie n to .
E n e l s e n o d e la s d i s t i n t a s c i e n c i a s s o c i a l e s s e a d v i e r t e c ó m o a l m i s m o t i e m p o q u e ti e n e
lu g a r e i a s e n t a m i e n to d e lo s a s p e c to s f u n d a m e n ta l e s o c e n tr a le s d e la s m is m a s , s e p r o d u z c a n
c o n t in u o s c o r r i m ie n t o s e n s u s p e r i f e r ia s . D e o tr o m o d o , y p o r lo q u e s e r e f i e r e a la a n t r o -
p o lo g ía , a l m is m o tie m p o q u e se h a p e r f e c c io n a d o s u m e to d o lo g ía e n a ra s d e u n a m e jo r
a p re h e n s ió n d e l o b je to p o r p a r te d e l s u je to c o g n o s c e n te , q u e e s e l e tn ó g ra fo , h a n s u r g id o e n
lo s c o n fin e s d e la a n tr o p o lo g ía c o lin d a n te s c o n d is c ip lin a s c o m o la f ilo s o f ía o la c rític a lite -
ra ria , o tra s f o rm a s d e c o n o c im ie n to e n la s c u a le s e l s u je to y e l o b je to d e l c o n o c im ie n to se
a c e r c a n h a s t a c o n f u n d i r s e , e n u n a e s p e c i e , s i s e p r e f i e r e , d e m e t a a n t r o p o l o g í a . M a s t o d o lo
d ic h o , y a p ro p ó s ito , p o n e d e re lie v e a lg o s u m a m e n te im p o r ta n te , c u a l e s q u e la s d is tin ta s
f o r m a s d e a b o r d a r lo s h e c h o s e t n o g r á f i c o s n o s o n s i n o l a c o n s e c u e n c i a d e l a t e o r í a q u e lo s
a lim e n ta . F r e n te a la id e a d e la e x is te n c ia d e h e c h o s e tn o g r á f ic a m e n te p u ro s , q u e p o s te -
rio rm e n te son te ó ric a m e n te in te r p r e ta d o s , s e h a lla la id e a m á s e v id e n te a ú n de que lo s
h e c h o s e tn o g rá fic o s s e h a lla n m e d ia tiz a d o s , d e p a r tid a , p o r l a te o ría q u e a lim e n ta s u re c o g id a :
lo s d o c u m e n to s e tn o g r á f ic o s s ie m p r e s o n s e le c tiv o s . E l d is ta n c ia m ie n to q u e s e e s tá p r o d u -
c ie n d o e n tre la s te o r ía s c e n tr a le s d e la d is c ip lin a y la s q u e tie n e n lu g a r e n la p e r if e r ia n o s o n
s in o la p r u e b a d e la v id a q u e la te e n la a n tr o p o lo g ía y e n la e tn o g r a f ía q u e l a n u tre .

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46
Metodología etnográfica
3. Etnografía y método científico1
Aurora González Echevarría *

3.1 INTROD U CCIÓ N

Los antropólogos hacen trabajo de campo y escriben monografías etnográficas. En Ja


medida en que estudian la diversidad sociocultural, lejana y próxima, esas monografías
tienen interés por sí mismas. Nos hablan de otras formas de ser mujeres y hombres, y -por
ese solo hecho- nos hacen más libres con respecto a los imperativos de nuestra cultura.
Antes y' áhora los antropólogos han reflexionado sobre los procedimientos de investigación
que permiten penetrar en la diversidad sociocultural y en ocasiones eclosiona una auténtica
conciencia crítica. Así se da la nueva etnografía de los años cincuenta y sesenta, o la etno-
grafía posmodema de la pasada década. Estas etapas suponen una reconsideración de los
fundamentos epistemológicos de la encuesta etnográfica pero también una sofisticación de
los recursos técnicos, saltos adelante en ese discurso -que creo sí es en buena medida acu-
mulativo- sobre las técnicas de investigación, discurso tan bien representado en sus contenidos
actuales en este curso. Son también, estas etapas críticas, un estímulo para la construcción
de renovadas etnografías.
Yo he tenido, desde mis primeros años de antropóloga, interés por un aspecto parcial
de esas monografías etnográficas que se acumulan en las buenas bibliotecas. ¿Para qué sirven?
Llegué al tema un poco por azar, como sucede siempre. El profesor con el que trabajaba
presentaba su tesis y formulaba en ella una propuesta de construcción de conceptos
etnológicos.2 Me sugirió como memoria de licenciatura que tratara de aplicarlo a las ordalías
(un tipo de práctica adivinatoria particularmente común en el África Negra en conexión con
las acusaciones de brujería). Durante años me peleé con informes etnográficos que hablaban
primero de adivinación y después de brujería. Para mis propósitos eran parciales e insufi-

'M e he ocupado de estos temas en dos libros publicados, estos últimos años: La construcción teórica
en Antropología, Barcelona, Editorial Anthropos, 1987 y Etnografía y comparación. La investigación ínter-
cultural en Antropología, Barcelona, Publicaciones de Antropología Cultural, UAB, 1990. Una cierta síntesis
la he realizado en «Del estatuto científico de la Antropología», en J. Prat et a l, eds., Antropología de los
pueblos de España, Madrid, Editorial Tauros, pp. 177-191, artículo para el que he recuperado el que fue
en 1981 título y objetivo de mi tesis de doctorado. Y aunque he tratado en este capítulo de plantear estas
cuestiones de m odo más tentativo y abierto, porque me siguen preocupando y ocupando, algunas repeticio-
nes han sido inevitables.
*Para Ferrán Garriga, hereu de Can Boadella.
-Ramón Valdés, Comentarios etnológicos a algunas tesis recientes sobre el origen del pensamiento
positivo en Grecia, Oviedo, 1971.

49
cientcs. En este contexto realicé una prospección de campo en Camerún, interesándome por
la vigencia de las creencias en brujería. Pensaba que tal vez el único camino era dejar los
libros y hacer trabajo de campo. Pero aquella corta estancia en dos cercados de la selva
camerunesa, habitados por peculiares familias extensas, fue un auténtico shock conceptual.
Si los «primitivos» no existían ya, ni siquiera en la selva, tenía poco sentido buscar residuos
de primitividad (o tradición) en Cataluña, tras la sierra del Cadí. Si la complejidad no
caracterizaba sólo el barrio de Horta en Barcelona -donde acababa de vivir un año imagi-
nando una posible investigación alternativa sobre parentesco- sino también aquellas unidades
domésticas camenmesas, no tenía sentido alguno mantener supuestas distinciones entre
primitivismo y complejidad. Volví con el propósito de trabajar, en alguna medida, en una
Antropología cuyo propósito fuera explicar la diversidad humana desde una perspectiva
intercultural y contribuir al desarrollo de una ciencia social de alcance mundial.3
Con una idea de «ciencia» que se ha ido rodeando de todas las reservas extendidas por
Kuhn y Feyerabcnd, he reflexionado sobre la posibilidad de formular teorías antropológicas
de dominio teóricamente delimitado susceptibles de ser criticadas y sobre las formas de
poner a prueba teorías sobre fenómenos socioculturales, sean éstas sobre una cultura deter-
minada o de ámbito intercultural. De ahí mi interés en la utilización de materiales etnográficos
preexistentes en la contrastación.
Esta contribución va directamente encaminada a analizar el uso de informes etnográficos
previos en la puesta a prueba de teorías antropológicas dentro de los procedimientos críticos
de que disponemos, pero quisiera situar estos procedimientos técnicos en su contexto epistemo-
lógico y metodológico, entendiendo por «método» no el diseño de una investigación, sino
la lógica -las lógicas- de la investigación. Feyerabend ha persuadido a muchos científicos
sociales de que todo vale, y yo estoy bastante de acuerdo, pero si bien todo vale para algo
no todo vale para todo, y en cuestiones de procedimiento la selección se opera a partir de
presupuestos que vale la pena explicitar. No fuera a ser que este énfasis renovado en la
etnografía lleve implícita una orientación inductivista que nos sitúe -dentro de un tiempo
en crisis parecidas a las que sufrió la teoría antropológica cuando, tras la insistencia de ltt
primera mitad de este siglo en recoger pronto el contenido de culturas que estaban desapare-
ciendo, dejando la teoría para más adelante, la teoría no pudo hacerse a partir de informes1
etnográficos difícilmente comparables.

3.2 ETNO G RA FÍA Y T EO R ÍA A N TR O PO LÓ G ICA

Desde el principio en Antropología se dio la doble hermenéutica, interpretativa y rx


plicativa, con la que Giddens caracterizó en 1967 las que debían ser nuevas reglas »lcl
pensamiento sociológico. La Antropología ha sido siempre en sus «descripciones» ¡nterprr
tativa, porque los sujetos cuya cultura constituía su objeto de estudio eran básicamente

3¿Por qué «teoría antropológica»? ¿Por qué «ciencia» social? Sin duda alguna por enculturación, rn
primer término. Por ciertos ideales culturales heredados respecto a la adecuación entre ciertos objetivo*
cognoscitivos y ciertos procedimientos. En segundo lugar, por interés cognoscitivo. Por alcanzar 1111:1 |m
sición más razonada en relación con aquellos procedimientos vagamente conocidos y aquellos ideales dr
adecuación. Pero también por antidoginatismo. Por reacción ante el autoritarismo de una praxis supurMii
mente crítica y. sobre todo, por la libertad que parecía ofrecer el conocimiento de la diversidad cultiiiiil
Frente a dos iglesias que estaban de acuerdo en que fuera de ellas no había salvación, Pemba, en el m il"
de origen dogon -¿ o era el bam bara?- fue torbellino. El estudio de las «sociedades primitivas» sólo n a min
etiqueta heredada, más que incómoda, arcaica, que remitía a las diferencias de objeto de estudio cutir
disciplinas afines, si las hubiera. La Antropología siempre fue para m f el estudio de la variabilidad, tic l.t.
culturas humanas. Y la cultura de los «otros» nunca fue para m í ni una utopía, ni un objeto de deseo canllul,
ni una reconfortante contrastación de superioridad, sino la posibilidad de adquirir, frente a las constricciiiih'.
de la nuestra, grados de libertad. Yo tenía en 1968 dieciocho años, y nunca me he arrepentido de ello.

50
«otros» no inmediatamente inteligibles, a diferencia de la Sociología, que pudo ser más posi-
tivista porque partía de una supuesta familiaridad que parecía permitirle objetivar a los
sujetos que investigaba. Recordemos aquellas brillantes líneas de Sapir recogidas por Pike
en 1954, como ilustración de lo que éste iba a entender por enfoques etic y emic:
«Es imposible decir qué está haciendo un individuo a menos que hayamos aceptado
tácitamente los esencialmente arbitrarios modos de interpretación que la tradición social nos
está sugiriendo constantemente desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Déjese a
quien dude de esto realizar el experimento de tratar de hacer un informe laborioso [i.e. etic]
de las acciones de un grupo de nativos entregados a alguna actividad cuya clave cultural [i.e.
un conocimiento del sistema emic] no posee. Si se trata de un escritor hábil, puede conseguir
un relato pintoresco de lo que ve y oye, o piensa que ve y oye, pero las posibilidades de
que sea capaz de proporcionar una relación de lo que sucede en términos que sean inteligibles
y aceptables para los propios nativos son prácticamente nulas.» (Sapir, 1927, en Selected
Writings: 546-547, citado por P ik e , 1971: 39. Los corchetes son de Pike).
El experimento que Sapir propone nó trata de ejemplificar el quehacer etnográfico sino
de mostrar sus dificultades por reducción al absurdo. Aquella descripción de una cultura cuyas
claves no se poseen sería la vía no para hacer una etnografía, sino una caricatura.
En la denostada (entre nosotros) tradición estructural-funcionalista, se trató de entender
el lobola (las transferencias económ icas que form an parte del m atrim onio en Á frica del Sur)
m ás allá de su apariencia de «com pra de la novia» antes de hablar de la filiación como prin-
cipio básico estructural (R adcliffe-B row n, 1924); se trató de entender las concepciones
azande acerca de los ira mangu (las personas que porque poseían mangu en el abdomen
podían causar desgracias a sus vecinos) antes de aproxim arse a las acusaciones de brujería
com o indicio de situaciones de tensión social (E v a n s-P ritch ard , 1937). Precisam ente por
eso una buena parte de la filosofía de la ciencia social posterior se nutre de informes
etnográficos com o ejem plos de la opacidad de los fenóm enos socioculturales y sobre ellos
ejerce su reflexión. Pero se trata de elem entos de la cultura thonga o azande que la filosofía
de las ciencias sociales conoce a través de Radcliffe-Brown o de Evans-Pritchard y no a
través de un trabajo de cam po de nuevo cuño realizado por filósofos inspirados por Pike.
En este sentido no hay una etnografía interpretativa y otra que no lo sea. Todas las
monografías etnográficas son interpretativas y algunos antropólogos insisten en que no se
puede hacer otra cosa. Esta forma de relativismo epistemológico no es nueva en Antropolo-
gía, pero tiende ahora a apoyarse en la Sociología del Conocimiento que desarrolla una
Sociología que tiene que hacerse (también) antietnocéntrica y cualitativa porque lo era me-
nos o no lo era.
No se trata de subestimar los movimientos de renovación etnográfica de los boasianos,
ni los de los años cincuenta, ni los de los ochenta, sino de situarlos en una tradición auto-
crítica que puede hacerse comenzar con la etnografía. O, en términos más provocativos, de
sostener que Morgan, en La Liga de los iraqueses, ponía en práctica las dos hermenéuticas.
Si no hubiera sido así, el libro habría sido no ya ininteligible, sino imposible.
Como se sabe, Morgan (que al parecer, y a diferencia de McLennan, no había leído a
Lafitau) redescubrió entre los iraqueses lo que en los términos técnicos de los antropólogos
iban a ser el principio de filiación matrilineal y la terminología de parentesco que clasifica
juntos a los parientes colaterales y lineales. Lafitau había presentado estos términos como
apelativos corteses. Apreciación por lo demás nada inocente, puesto que su interés principal
al comparar las costumbres de los salvajes americanos con aquellas de los primeros tiempos
radicaba en la interpretación de los textos bíblicos. Si los iroqueses denominaban «padre»
a su tío paterno, los judíos muy bien habrían podido llamar «hermana» de la esposa a una
sobrina de ésta, o incluso a parientes femeninas más alejadas. Y así, determinadas relaciones
matrimoniales con cuñadas que aparecían en los textos sagrados y eran utilizadas por los
escépticos para poner en cuestión la reglamentación moral católica podrían no ser más que

51
una mala interpretación do las costumbres de los judíos.4 Morgan, por su parte, enfatizó la
eficacia de aquella furnia de adscripción al g r u p o y esta forma de denominar a los parientes
para individualizar los derechos y el c;irácter corporativo de cada tribu.
«No la menos notable entre sus instituciones era la que confinaba la transmisión de
lodos los títulos, derechos y propiedad en la línea femenina con exclusión de la masculina.
Muy distinta a los cánones de filiación adoptados por las naciones civilizadas, cumplía sin
embargo diversos objelivos importantes. Si la tribu Deer de los Cayugas, por ejemplo, reci-
bía un cargo de sachen en la distribución original de estos oficios, la sucesión a este título
se limitaba a la línea femenina y nunca podía salir fuera de la tribu. Así resultaba instrumental
en dar a la tribu individualidad. Un resultado más notable y quizás objeto primordial de esta
reglamentación, era la perpetua desheredación del hijo. Ser de la tribu de su madre formaba
contra 61 una barrera infranqueable La herencia, para la protección de los derechos tri-
bales, era así dirigida de los descendientes lineales del sachen a sus hermanos, o a los hijos
de sus hermanas o, en ciertas circunstancias, a algún otro individuo de la tribu.» (M o r g a n ,
1954 —1851—: 79 y ss.).
Consideraciones que repite a propósito de las clasificaciones de parientes:
«El modo iroquós de computar grados de consanguinidad era distinto al civil y al ca-
nónico, pero no dejaba de ser un sistema claro y definido. (...) El objeto central de la ley
iroquesa de filiación era hacer converger a los colaterales con los lineales (...) Ninguno de
tos colaterales se perdía por remoto que fuera el grado de relación. (...) y de este modo se
evitaba la subdivisión de una familia en ramas colaterales. Esta forma de relación, tan nueva
y original, no existía simplemente en teoría sino que era real, su reconocimiento era constante
y establecía el fundamento tanto de su organización social como de su organización polí-
tica.» (ibülem)
Dejando aparte tas provocaciones, y el problema no menor de validar las interpretacio-
nes, esto es, de saber si los iraqueses unificaban terminológicamente al padre y al hermano
del padre como señal de respeto tal como sostuvo Lafitau y sostendría McLennan contra
Morgan, o si lo hacían para evitar que la familia saltara en pedazos, tal como indicó Morgan.
(Que ahora, ya se sabe, es sospechoso de tratar de inventar -con interpretaciones de eslc
tipo- la Antropología del parentesco).5 Dejando aparte también las consideraciones sobre las
distintas formas de analizar normas culturales y comportamientos, Pike tenía toda la razón
a! decir en 1954, como ya había dicho Boas en 1896, que un enfoque interpretativo, en
términos de Pike un enfoque emic, proporcionaba la única base firm e sobre la que podrían
esperarse logras de una ciencia predictiva del comportamiento porque casi nunca serían
válidos estudios estadísticos predictivos que no trabajasen con homogeneidades reales. Y estas
homogeneidades, para ser reales, tendrían que darse no sólo en el plano de la morfología,
sino también en el de la significación. Parafraseando a Boas en su ejemplo sobre la occisión
de ancianos, si los judíos agrupasen juntos terminológicamente a determinados parientes en
señal de respeto, y ios iroqueses lo hicieran para mantener juntas las diversas ramas familiares,
sus terminologías de parentesco serían distintas.

4Laíitau, P. M o n a s des sauvages ameriquaines. Comparé atoe moeurs des premiers temps, París, 172-1.
2 vols. 131 título de )a reciente edición inglesa es más piadoso. Casto»is o f the American Indians compon-<1
with the Cusumis of Priiniurc Tintes, Toronto, The Champlain Socicty, 2 vols, 1974. En cuanto a los dcbalivi
sobre la forma de interpretar las afirmaciones del Levítico sobre la prohibición de describir la desnudez dr
los parientes y afines -cu cuyo contexto hay que leer el capítulo VI, «Des M arriages et de l'Education» dt‘
Lafitm i- ver 3, Goody, I^i evolución da la fam ilia y del matrimonio en Europa, Barcelona, H erder 19K<>
(1983), cap. 7.
:,Por ejemplo en Knper, The invention o f Primitivc Socicty. Transfarmations o f an IIlusión, Londres,
Routledge, 1988.
En González Echevarría Teorías del Parentesco. Nuevas Aproximaciones, Madrid, Eudema, 1994, lie
sostenido la necesidad de diferenciar lo que hubo en la Antropología del Parentesco de proyección ctnocéntricu
y lo que hubo de propuestas teóricas.

52
Por tanto, la cuestión no es si la Antropología debe de ser o no interpretativa, que no
puede dejar de serlo aunque esto suscite no pocos problemas de validación, sino que algunas
antropologías quieren ser además teóricas, o científicas, o nomológicas -si este término no
está excesivamente vinculado a una concepción de las teorías científicas rechazada hoy por
muchos-.
Creo que aquí se debe hablar de Antropología científica para no eludir una cascada de
cuestiones problemáticas:
- definición de método científico,
- demarcación de ciencia,
- concepción de las teorías científicas,
- aplicación de teorías científicas a ámbitos socioculturales.
Respecto a unas y otras voy a tratar de precisar mi postura de una manera somera.6
El método científico, entendido como un sistema para desarrollar y fundamentar el
conocimiento, esto es, como lógica de la investigación, se ha formulado en un contexto
cultural específico (creo) y se ha ido transformando a lo largo de nuestra historia. Así, a los
enunciados científicos, para serlo, se les ha exigido sucesivamente que fueran:
- certezas basadas en principios axiomáticos y deducciones lógicas o en inferencias induc-
tivas a partir de una base empírica firme. Pero ni se fue nunca puramente axiomático
- a los principios se llegaba a través del análisis de conjeturas que se modificaban en el
proceso- ni se fue nunca consistentemente inductivista y para aceptar principios genera-
dos inductivamente se exigieron confirmaciones adicionales;
- conjeturas verificables (Carnap) o refutables (Popper), pero -contra Cam ap- ningún con-
junto finito de evidencias verifica una proposición universal y contra Popper, la historia
de la ciencia muestra -com o ha defendido K uhn- que a) no se critican enunciados sino
teorías (como ya dijera Duhem) y b) no se abandonan teorías refutadas si no se dispone
de otras mejores.
De este modo, el énfasis metodológico pasó de los enunciados a las teorías y se pidió
a las teorías científicas, para serlo, que fueran resultado de substituir teorías por otras más
progresivas teórica y empíricamente (Lakatos). Pero como han mostrado, entre otros, Kuhn,
Feyerabend, Toulmin y Bunge, ni el conocimiento científico es acumulativo ni las teorías
son siempre comparables.
Lo que ha supuesto un duro golpe tanto para las propuestas de delimitación normativa
del método científico como, en consecuencia, para el propósito de establecer un criterio de
demarcación claro entre la ciencia y otros modos de conocimiento, criterio que Popper y sus
discípulos fueron -desde el racionalismo crítico- los últimos en buscar.
Si -a l margen de posturas epistemológicas extremadamente anarquistas que remiten en
nuestro ámbito al primer Kuhn y a Feyerabend— existe hoy algún consenso respecto al
método científico, se basa en el rechazo de cualquier criterio normativo y en la admisión de
la coexistencia de racionalidades pragmáticas y lógicas en el proceso científico (y también
de irracionalidades). En cuanto a la racionalidad, ésta se analiza mejor desde una nueva
concepción de las teorías científicas entendidas no como un conjunto articulado de axiomas
que se deriva de una base empírica ni como un conjunto de axiomas a la búsqueda, a través
de reglas de correspondencia, de una base empírica que eventualmente los refute, sino como
una estructura que se predica de un sistema determinado y que —si existen regularidades en
el mundo natural o en el mundo sociocultuial- se aplicará a otros sistemas.

‘V er A. González Echevarría, «Método antropológico», en A. Aguirre, coord. Diccionario Temático


de Antropología. 2.' ed. Barcelona, Boixareu Universitaria: 424-430. 1993.

53
D e manera que, en relación con las teorías científicas podríam os estar de acuerdo en
que:
1) Se acepta tina teoría porque explica un dominio problemático.
2) Se mantiene porque se apoya en un núcleo de aplicaciones paradigmáticas, aunque
fracasen muchos intentos de establecer nuevas aplicaciones (Sneed, Stegmüller, Moulines).
3) Se va modificando en un proceso en el que se desarrollan los conceptos teóricos
(Lakatos).
4) Se abandona no porque esté refutada -cosa que en todo caso sólo se produciría
cuando se da un cambio progresivo en el seno de un programa de investigación— sino por-
que interesan otros problemas o se ven de otro modo.
En el estado actual de la reflexión filosófica no hay un criterio lógico que muestre la
superioridad de la ciencia sobre otras formas de conocimiento. Optar en Antropología por
la utilización de un método científico o, de manera más precisa, optar en Antropología
por aprender algo de otras disciplinas con una más larga tradición científica y de la reflexión
sobre el método científico que ha jalonado este trabajo es una cuestión (metafísica) de con-
fianza. En mi caso, de confianza en una form a de conocimiento que trata más de
autocontrolarse que de apuntalarse. Confío en la capacidad de la Antropología para ayudar-
nos a entender el mundo y a cometer menos errores en la acción social. Y confío —de manera
genuina, aunque suene ingenuo y/o bienintencionado y/o grandilocuente- en su potencial
liberador y transformador. Y confío más en una Antropología que pone a prueba sus teorías
que en la que se guía por las intuiciones de los antropólogos.
En definitiva, no sólo no estoy de acuerdo con la crítica a la Antropología científica
por sus aplicaciones (algunas o muchas de las cuales sin duda deben criticarse) sino que es
la posibilidad de aplicación de la Antropología al bienestar social (sic) la que pienso que
exige una Antropología científica.

3.3 ANTROPOLOGÍA EXPLICATIVA (ADEMÁS DE INTERPRETATIVA) Y NO


RELATIVISTA

La búsqueda de explicaciones teóricas en Antropología puede hacerse en el marco de


una cultura -si presenta suficiente variedad interna como para ponerlas a prueba- o en un
marco más amplio. En este sentido, ni el relativismo antropológico es necesariamente idio-
gráfico, cuando afirma la futilidad de comparar distintas culturas, ni las teorías antropológicas
son necesariamente interculturales.
Creo que la existencia de regularidades transcu)turales ño puede afirmarse a priori, pero
tampoco puede negarse. Tras una historia mediada por el funcionalismo -tanto en A n -
tropología como en otras Ciencias Sociales^ parece claro que muchas sociedades tienen
instituciones con funciones aparentemente análogas (organización de la procreación, educa-
ción de los niños, mantenimiento del orden) pero con estructuras internas y significados muy
distintos. Por ejemplo, las familias troncales del Pirineo aragonés (C o m a s d ’A r g e mik &
P u j a d a s , 1985) y las de la segunda generación de inmigrados japoneses en Seattlc (Y a n a c ii-
s a k o , 1984).
Se entiende la resistencia de la Antropología actual a considerar a estas y aquellas insti-
tuciones análogas, este rechazo —que ya se produjo en otros momentos por razones análogas-
de la comparación, este énfasis en los análisis cualitativos, esta desconfianza en la fecun -
didad de la búsqueda de uniformidades interculturales.
Pero tampoco debemos perder de vista, como señaló Goodenough en 1970, que si bien
es cierto que rasgos aparentemente iguales pueden tener significados culturales distintos,
también lo es que pueblos con diferentes recursos culturales pueden elaborar artefactos cnl-

54
turaies semejantes por diferentes medios culturales, por ejemplo, familias nucleares.1 No
debemos perder de vista, en definitiva, que» las cosas son diferentes o semejantes respecto
a algún criterio que se utiliza en la comparación.
Desde la perspectiva de lo que podríamos llamar principios suprateóricos, defiendo
pues una Antropología que sin dejar de ser interpretativa —porque no puede- sea también
explicativa, y confío en una investigación guiada por ideales metodológicos críticos que
permita una menos errónea comprensión de la sociedad y una menos errónea intervención
en ella. Pienso que esta Antropología explicativa puede ser intercultural, Tylor es doble-
mente explícito en relación con sus objetivos: le interesa el desarrollo de las instituciones,
pero también le interesa mostrar que en ese estudio es posible el uso de métodos científicos:
«Se da todavía una cierta incómoda vacilación en hombres comprometidos en las pre-
cisas operaciones de las matemáticas, la física, la química y la biología, a la hora de admitir
que los problemas de la Antropología son susceptibles de tratamiento científico. Mi propó-
sito es mostrar que el desarrollo de las instituciones puede ser investigado sobre la base de
la tabulación y la clasificación.» (T y l o r , 1961, p. 1),
Para alcanzar su propósito se dedicó durante muchos años a obtener datos sobre dos
temas cuyas leyes quería establecer: el matrimonio y la filiación, y recogió información que
hacía referencia a unas trescientas cincuenta sociedades, que incluían desde «insignificantes
hordas salvajes hasta grandes naciones civilizadas» (ibídem), y que hacían referencia a va-
rios ítems. Llegado a un punto que le resultó satisfactorio, correlacionó sus datos para
comprobar si eran independientes o si se daban entre ellos asociaciones que no se debían
al azar. Cuando las encuentra ofrece explicaciones desde su orientación teórica evolucionista,
pero vale la pena subrayar que estas explicaciones las aduce con reservas:
«Porque la razón puede ser sólo análoga a la razón real o corresponderse con ella sólo
indirectamente, o expresarse sólo parcialmente, como su correlación con otras conexiones
puede eventualmente mostrar.» (1961, p. 4).
El segundo hito lo constituye Radcliffe-Brown, que en 1923 trató de diferenciar con
precisión entre Etnología y Antropología social, y lo hizo caracterizándolas por el empleo
de dos métodos, el método histórico, que vinculó a la etnología, que trata de explicar cada
institución o conjunto de instituciones averiguando las etapas de su desarrollo y, si era
posible, la causa u ocasión de cada uno de los cambios, y otro tipo de estudio al que propone
llamar «inductivo» porque por sus fines y métodos es esencialmente semejante al de las
ciencias naturales o inductivas, y que sería el propio de la Antropología social.
Radcliffe-Brown confiaba con cierto retraso respecto a la filosofía de la ciencia en que
esa ciencia inductiva, que había conquistado un reino de la naturaleza tras otro: astronomía,
física, química, biología, psicología, diese cuenta, en el siglo xx, de los fenómenos de la
cultura o de la civilización, explicando lo? hechos particulares «mediante la demostración
de que son ejemplos de una regla general». Pero no debemos minimizar la propuesta de
Radcliffe-Brown. En el artículo citado, la crítica a las teorías sobre el origen de las insti-
tuciones no pone el énfasis en generalizar a partir de los hechos, sino en la imposibilidad
de verificación. Como ejemplo avanza lo que sería su teoría sociológica del totemismo y la
contrapone a la de Frazer, que vinculaba a las creencias de los hombres primitivos sobre la

■"Defiendo estas lesis desde hace tiempo, pefo mi confianza en ellas aumentó cuando nació el hijo de
unos amigos, hereu de una familia troncal en la ¿exta generación. Al ver el entusiasmo de su abuela, que
había sido pubilla, pensé en el artículo de Yanagjsako y dudé de la especificidad de las familias troncales
de aquella segunda generación de inmigrantes japoneses a los que hace referencia. Esta abuela sabía muy
bien que es improbable que este niño siga de m ayor el oficio de su padre, de sus abuelos. Pero repetía, feliz:
«este nieto es distinto, este no se va de casa». ¿Son contenidos de identidad y continuidad cultural muy
distintos a los que expresaban -c o n sus estrategias residenciales y hereditarias- aquellos abuelos japoneses?
Y de manera más general, ¿cómo podemos estar seguros de que las familias troncales de Seattle eran espe-
cíficas si no las comparamos con las de Banyoles?

55
ingestión de comida como causa del embarazo, insistiendo en que su objeción metodológica
a la teoría dé Frazer, y a todas las del mismo tipo, es imposible de verificar (1975: 41).
Sobre la génesis de su propia teoría indica que, cuando empezó a interesarse por eL
totemismo decidió estudiar, en primer lugar, «un pueblo primitivo que no conociera el tote-
mismo, si es que podía encontrarlo» (1975: 43). Terminado en 1908 su trabajo de campo
en las islas Andamán, donde dedicó especial atención a los comportamientos rituales de los
indígenas en relación con los alimentos o con los animales que se utilizan como fuente de
alimento. De ahí salió su hipótesis sobre el totemismo que contrapone la vinculación ritual
de las sociedades segmentadas con los objetos importantes para la vida social con la de las
sociedades indifcrcnciadas como la Andamán.
Con esta hipótesis fue Radcliffe-Brown a Australia, donde podía encontrar algunas de
las formas más interesantes de totemismo, con el propósito de pasar allí los ocho o diez años
que pensó serían necesarios para verificar su hipótesis. Al cabo de dos años la guerra in-
terrumpió su trabajo. Volvió a Inglaterra y más tarde se trasladó a Polinesia, donde encontró
restos de lo que podía ser un sistema totémico incorporado en una sociedad politeísta, de
modo que concluye:
«Si bien no puedo decir que haya conseguido verificar completamente la hipótesis, sí
que he podido ponerla a prueba en un teneno bastante amplio. En cualquier caso, la presento
aquí como un ejemplo, no de una hipótesis verificada, sino de una que por su naturaleza se
puede verificar» (1975: 43).
Es decir, Radcliffe-Brown, a partir de su trabajo de campo (y si hemos de creerle en
relación con su elección de las islas Andamán parcialmente antes), formula hipótesis, trata
de ponerlas a prueba, admite que no ha llegado a verificarlas pero valora que puedan veri-
ficarse.Y aunque inconsecuente en su práctica teórica y etnográfica con sus propios principios,
porque una y otra vez no llega a contrastar las hipótesis que propone, en todos sus escritos
metodológicos siguió sosteniendo que tras el establecimiento de generalizaciones éstas debían
ser verificadas a través de la comparación intercultural.
La defensa de un método científico inductivista no se dio sólo en la tradición británica.
En 1953 Lévi-Strauss, siguiendo a Durkheim, hablaba de «método estructuralista», que
consistía en «analizar en profundidad un pequeño número de casos y probar así que, a fin
de cuentas, una experiencia bien hccha vale una demostración» y ha de colocarse «en un
punto de vista lo bastante general para hacer válidas las explicaciones más allá del dominio
limitado para ej que se las concibió originalmente» (L é v i -S t r a u s s , 1977, p. 260).
Más recientemente, Meillassoux (1977a y 1977b) ha construido los modelos de sociedad
cinegética y sociedad agrícola de subsistencia que incorpora a Mujeres, graneros y capitales
basándose casi exclusivamente en la descripción de Tumbull de los pigmeos mbuti, en las
consideraciones de Althabe sobre el cambio social entre los baka y en su propio estudio de
los guru, y Meillassoux no se ha sentido nada incómodo por generalizar a partir de tres casos
etnográficos. (Ver A. G o n z á l e z E c h e v a r r ía , 1987, pp. 246-259). Geffray, 1990, con su estu-
dio de la sociedad ginccoestática makhuwa, ha añadido un cuarto caso a la base etnográfica
de esta corriente teórica.
Pienso que esle breve recorrido pemil te concluir tres cosas. La primera es que se hace
una identificación apresurada entre inductivismo y funcionalismo. La defensa de métodos
inductivos es compatible con diversas orientaciones teóricas en Antropología y probablemente
las relaciones entre orientaciones teóricas y orientaciones metodológicas deben pensarse en
términos de compatibilidad c incompatibilidad. Así es posible reinterprctar la critica de
Radcliffe-Brown a la etnología -térm ino que reservaba para la investigación sobre los orí-
genes- por su incompatibilidad con lo que-para él era el método científico: la generación
inductiva de hipótesis seguida de su validación en términos de verificación.
La segunda consideración es que ni Tylor ni Radclijfe-Browti fueron inductivistas en
sentido estricto, al menos no Radcliffe-Brown en sus declaraciones de principio. Tylor era

56
consciente de las reservas que había que mantener frente a las razones que daba de las adhe-
siones entre rasgos culturales; Radcliffe-Brown, de que su teoría sobre el totemismo no
estaba suficientemente verificada. Esto concuerda con la reconstrucción que hace Lakatos
del circuito de análisis-síntesis de Descartes. Al margen de las propuestas normativas de
método científico, la práctica científica moderna se habría caracterizado por el doble recurso
a la inducción y la deducción. En esta línea Tylor dudaba de sus conjeturas; Radcliffe-
Brown sabía que sus principios estructurales debían ser puestos a prueba; aunque no lo
hiciera.
La tercera es que la Antropología social habría alcanzado logros más claros si hubiera
recurrido a la contrastación, tanto de generalizaciones inductivas como de conjeturas ima-
ginativas. No estaba muy justificado el entusiasmo de Meyer Fortes, cuando en 1951 hacía
balance de los logros de la Antropología social otorgando un lugar prominente a la acu-
mulación de datos obtenidos por observadores preparados, porque pensaba que iban a
proporcionar más oportunidades que nunca para el estudioso «de sillón», para que se cons-
truyeran y se pusieran a prueba hipótesis con la ayuda de información más detallada y fiable
(F o r t e s , 1975, p, 170). Parecía confiar en que las monografías acumuladas eran, de acuerdo
con el ideal, holísticas. Todo el que haya intentado poner a prueba una hipótesis intercultural
con fuentes preexistentes sabe, sin embargo, que en muchas ocasiones no encuentra los
datos que busca. Pienso que la Antropología de orientación inductivista es responsable en
buena parte de los escasos logros teóricos de la Antropología, pero no por defender la
inferencia inductiva para form ular sus hipótesis, sino por no ser consciente de que no eran
más que hipótesis, o por no encontrar el tiempo necesario para verificarlas o por pensar
-en su versión más empirista- que primero había que acumular los datos, y que ¡aformulación
de las hipótesis y su contrastación podría hacerse más adelante.

3.4 EL VETO ETNOGRÁFICO: «MI PUEBLO NO SE DESVINCULA»

La expresión es de la antropóloga americana Margaret Clark que subraya el uso del


veto etnográfico a las generalizaciones, en este caso la propuesta por Cumming y Henry a
principios de los sesenta, al plantear que cuando las personas van entrando en la última parte
de su vida y se suponen cercanas a la muerte se van desvinculando progresivamente de su
medio. Esta teoría, que se propuso para todo tiempo y lugar, ha sido tachada de metafísica
por irrefutable y con los años la desvinculación ha pasado a ser considerada un fenómeno
variable a explicar más que una teoría general (ver S a n R o m á n , 1990); pero la teoría y la
crítica a la ingenuidad de algunos de sus críticos apuntan a otro tipo de dificultades en el
uso de la etnografía en la crítica de las propuestas teóricas.
Voy a apuntar sólo dos problemas que acechan a la contrastación. El primero tiene que
ver con la formulación de las teorías antropológicas. Muchas de ellas se plantean como de-
terminantes universales de condiciones que se postulan como universales e incitan a fáciles
refutaciones desde cualquier sociedad donde no se den estas condiciones o aquellos deter-
minantes. Hay muchos ejemplos de este tipo de formulaciones en los enfoques contrapuestos
de los setenta respecto al estatus femenino, que argumentaban en unas ocasiones que las
mujeres éramos (consideradas) inferiores en todas las sociedades y en otras que todas las
sociedades eran originalmemte igualitarias y que la extensión del dominio masculino se
debió a la colonización y a la expansión del cristianismo (por ejemplo, O r t n e r , 19 7 4 y
L e a c o c k , 1 9 8 1 ).
A estos errores de delimitación del dominio de las teorías antropológicas se une el
extremo falsacionismo de muchos antropólogos no inductivistas, que critican el uso en
Antropología de métodos de investigación que suponen propios de las ciencias naturales
arguyendo que, dada la extrema maleabilidad de la naturaleza humana, siempre es posible

57
encontrar varios casos en contra de cualquier generalización teórica, aunque con uno sería
suficiente. Es decir, puesto que mi pueblo no se desvincula, cualquier esperanza explicativa
es vana.
Contra e] inductivismo deant.es y de ahora, y contra formas muy elementales de falsa-
cionismo, conviene introducir en la reflexión epistemológica sobre el estudio de los fenómenos
socioculturalcs ideas hoy generalmente admitidas por los filósofos y los historiadores de la
ciencia:

a) En primer lugar, que una teoría, cuando se propone, resulta aceptable si explica un
dominio problemático, Y en este sentido «nace verificada», «se apoya en un conjunto de
aplicaciones paradigmáticas», tiene un «núcleo duro» o como queramos llamarlo. Su ulterior
puesta a prueba depende tanto de su adecuación como de su fecundidad, de su capacidad
de ajustarse a la clase de culturas a las que se supone que se aplica y de extenderse a nuevos
ámbitos. Pero para que esta contrastación sea posible, hay que especificar el ámbito de
aplicación de las teorías que se formulan.
b) En segundo lugar, que no se avanza rechazando teorías, sino modificándolas, refor-
mulándolas, y que esta modificación es el lugar de la construcción de los conceptos teóricos.
Pensemos en las formas de residencia. Conceptos como «matrilocalidad» y «pattilocalidad»
fueron utilizados por Tylor en el interior de una teoría evolucionista que establecía la
transformación de un tipo en otro por la presencia fuerte o residual de otros rasgos como
la evitación entre el esposo y la familia de la esposa y la tecknonimia. Más tarde, se
vincularon estas formas de residencial al predominio del trabajo femenino y masculino. En
1975 Meillassoux propuso substituirlos por «ginecoestatisrno» y «ginecomovil idad» cuando
pensó que las cuestiones pertinentes para explicar la residencia tenían que ver, en las socie-
dades de autosubsislcncia, con la coerción ejercida por unos ancianos que basaban su poder
en el control de las semillas y del destino de Jas mujeres. Pero si prestamos atención a las
tesis de Divale, 1974, que explica la matrilocalidad por la solidaridad de que instaura entre
los hombres de un conjunto de comunidades, sería más adecuado hablar de virilocalídad.
Divale piensa que esta movilidad de los hombres resulta particularmente funcional en situa-
ciones de emigración y de enfrentamiento con los anteriores propietarios de un territorio
ahora ocupado. Enfoque que, entre otras cosas, permite dotar de contenidos concretos y de
límites, como también lo hacen las formas de endogamía del parentesco «árabe» a la teoría
de la exogamia de Lévi-Strauss, tan parecida formalmente a la teoría de la universal des-
vinculación de los ancianos o a la teoría de la inferioridad universal de las mujeres.

3.5 ETNOGRAFÍA Y CONTRASTACIÓN DE TEORÍAS

Cuando Radcliffe-Brown hablaba de la utilización del método experimental en ciencias


sociales, recordaba que etimológicamente experieri significó «poner a prueba», y su idea era
que se pusieran a prueba las hipótesis sobre la organización social observando un número
de sociedades diferentes. Pero sin duda en su uso actual más común «experimentación»
significa provocar voluntariamente un hecho en circunstancias determinadas de antemano y,
si nos atenemos a ese uso, hemos de pensar en dos fo rm a ste contrastación, una experimen-
tal y otra no experimental.
En su forma más general, una hipótesis H dará lugar a implicaciones contrastadoras
prediciendo que si se dan condiciones de tipo C se producirá un acontecimiento de tipo E.
En situaciones con las que el control experimental es posible, se crean las condiciones C y
se comprueba si el acontecimiento E se produce o no se produce, pero cuando el control
experimental es imposible, es decir, cuando las condiciones contrastadoras no pueden ser
provocadas o variadas a voluntad por medios tecnológicos disponibles, «entonces habrá que

58
contrastar las hipótesis de un modo no experimental, buscando o esperando que se produz-
can casos en que estas condiciones específicas se den espontáneamente, y comprobando
luego si E se produce» (H e m pe l , 1979, p. 40)
Que la cita corresponda a la Filosofía de la Ciencia Natural, de Hempel, nos indica que
las situaciones en las que no pueden provocarse a voluntad las condiciones contrastadoras
en modo alguno son específicas de las ciencias sociales, pero sí es cierto que la experimen-
tación rara vez es posible en ciencias sociales, aunque la Antropología aplicada nos permite
pensar en ciertas form as de control experimental de hipótesis, ya que al modificar factores
de cambio que previamente se han establecido como tales o al modificar condiciones que,
también previamente, se asume que son necesarias para mantener invariables ciertas carac-
terísicas culturales, pone a prueba la validez de los supuestos teóricos de partida.
Pero sin duda, el procedimiento que puede utilizarse con más frecuencia en ciencias
sociales para poner a prueba las teorías es la investigación controlada no experimental.
Como se ha dicho tantas veces, el laboratorio en Antropología es el trabajo de campo, aun-
que no sea éste el único laboratorio. Volvamos, pues, los ojos al trabajo etnográfico, fuente
de muchas de las hipótesis y al mismo tiempo lugar por excelencia para la contrastación de
las teorías antropológicas.
¿Cómo poner a prueba teorías intraculturales o de alcance intercultural? No creo que
existan más de dos posibilidades. O podemos encontrar los datos pertinentes en informes
previos, o se deben diseñar trabajos de campo específicamente encaminados a este fin. En
uno y otro caso la contrastación servirá para apoyar las hipótesis o para mostrar su
inadecuación, obligando a modificarlas, tal vez a desecharlas, y eventualmente para modificar
su dominio. Sucede lo mismo cuando lo que se trata de ver es si una teoría formulada para
un aspecto de la cultura es capaz de dar cuenta de otro, por ejemplo, si la alianza puede
explicar no sólo el reparto de mujeres, sino también la distribución de bienes o si una teoría
que se ha propuesto para minorías étnicas puede aplicarse a otras situaciones de marginación
social, Este tipo de desarrollo de una teoría a través de sucesivas aplicaciones o especia-
Hzaciones obliga a desarrollar los útiles teóricos y a diversificar los ámbitos de contrastación.
Sabemos bien que pocas veces se han realizado de este modo los trabajos de campo
etnográficos. Las razones son varias, y ya hemos hablado de alguna de ellas. Por una parte,
la Antropología se ocupó durante mucho tiempo de la cultura de sociedades sometidas a
procesos rápidos de cambio social generados por el contacto con la cultura occidental. Se
dio prioridad a la descripción del mayor número posible de sociedades con culturas distintas
a la nuestra. El ideal de descripción holista hizo confiar en una recogida exhaustiva de datos
que permitiese la ulterior verificación de hipótesis teóricas.
Hay otra razón menos coyuntural, más permanente. La Antropología estudia muchas
veces culturas que nos son desconocidas, o aspectos de nuestra cultura de los que tenemos
previamente una visión folk. Con frecuencia las hipótesis sólo llegan a formularse durante
un trabajo de campo exploratorio, o después de él, y en esta fase prospectiva la recogida de
datos se hace más que con un diseño específico, de acuerdo con el background teórico previo.
En este caso, las conclusiones del trabajo no son sino hipótesis que, si bien en ocasiones se
pueden poner a prueba con los datos recogidos previamente, con más frecuencia exigen la
realización de trabajos de campo especialmente diseñados para su contrastación. Pero en
este tipo de situaciones de campo se entiende bien el rechazo de diseños muy cerrados que
puedan dificultar los descubrimientos. Al igual que la Antropología teórica no agota las
formas de hacer Antropología, el trabajo de campo para poner a prueba hipótesis teóricas
no agota los objetivos del trabajo de campo.
Cuando la puesta a prueba exige diseñar y realizar nuevas investigaciones sobre el
terreno, el proceso puede ser laborioso y lento. Si un trabajo de campo prospectivo puede
ser realizado por un investigador, o una investigadora, diseños contrastadores suelen exigir
un equipo más diversificado y el recurso a técnicas cuantitativas. El problema se complica

59
y encarece cuando el discíio es de alcance intcrcultural, aunque existen trabajos pioneros
como el estudio de niños de seis culturas dirigido por los Whiting (B.B. W h it in g , ed., 1963,
B.B. W h it in g & J.W.M. W h it in g , 1975). La cuestión es aquí de representatividad de las
unidades analizadas y debe confiarse en otros trabajos que recojan e incorporen las hipótesis.
Si la contrastación se realiza con datos disponibles previamente la tarea es más fácil
y mayor el número de sociedades con las que se puede trabajar. Los problemas que se sus-
citan son otros y el más serio es la dificultad para encontrar los datos pertinentes en las
monografías realizadas con anterioridad que responderían, en muchos aspectos, a intereses
teóricos distintos.
En este punto yo quisiera recordar las observaciones biográficas que hice al principio,
y no por narcisismo. Jlc (cuido interés circunstancial en el aprovechamiento de materiales
etnográficos previos y crco que estos materiales pueden tener una cierta utilidad en un
desarrollo teórico (para desechar ciertas hipótesis, pulir otras, eventualmcnte corroborarlas),
pero no pretendo en modo alguno sostener que el recurso a los materiales etnográficos archi-
vados sea la única manera de poner a prueba hipótesis interculturales. Hay otras, y este
recurso será muchas veces insuficiente.

3.6 CONCLUSIONES. MOVIMIENTOS DE REVITALIZACIÓN DE LA


ETNOGRAFÍA Y TEORÍA SOCIOCULTURAL

Aunque la Antropología haya tenido siempre una dimensión interpretativa y toda etno-
grafía -incluso la de M organ- sea una hermenéutica, no tendríamos que perder ninguna de
las enseñanzas de los esfuerzos críticos entre los que subrayaría:
a) las advertencias de Boas sobre la necesidad de aseguramos -antes de com parar- de la
homogeneidad de las unidades que comparamos sin separar las instituciones sociales de
sus significados culturales,
b) el esfuerzo iniciado por Pike para dilucidar las diferencias entre las perspectivas que de-
nominó emic y etic, y
c) la luz que arroja el énfasis de los años setenta y ochenta en la hermenéutica sobre el ca-
rácter interpretativo de muchos de ios términos que integran el vocabulario técnico de
los antropólogos.
La oposición emic/etic al modo de Harris carece de sentido, porque supondría explicar
una cultura que no conocemos. Usando etic como lo usa, parece que las explicaciones se
aplican a una realidad conocida a través de un lenguaje de observación fisicalista. En la
tradición Pikc/Goodenough, qué es un enfoque emic parece claro: es el único posible en
etnografía, «redeScubicrto» por la filosofía de las ciencias sociales y la sociología interpretativa,
y soóre eí que stf agua’íza periódicamente fa crítica. Qué' es eí lenguaje etic es mfís proble-
mático, porque substituyendo las propiedades del aparato fonador humano por los universales
de la cultura, parece que se apunte de nuevo a.un lenguaje neutral.
Mi impresión, y aun más, mi hipótesis actual de trabajo, es que cada teoría se aplica
a una suerte de «base empírica» integrada por fenómenos sociocultUTales previamente inter-
pretados y descritos en un lenguaje pre-teórico que se construye con acopios distintos,
procedentes unos de los conocimientos folk de los antropólogos, otros de los esfuerzos inter-
pretativos, oíros de los desarrollos teóricos previos, y que sobre estos fenómenos así definidos
se construye una estructura teórica.
En cuanto al vocabulario que la etnografía aporta a la Antropología, la discusión que
hace Sperber me parece particularmente interesante. Señala Sperber que las interpretaciones
pueden introducir lina utilización peculiar de los términos y que las interpretaciones siste-
máticas -com o la etnografía- llegan incluso a desarrollar una terminología interpretativa ad

60
hoc. Estos términos interpretativos se introducen estipulando que van a traducir un término
nativo y, o bien se eligen porque tienen implicaciones pragmáticas comparables, o se deja
de lado su significado estándar y se les atribuye un significado determinado. Otras veces son
los propios términos nativos los que pasan a integrar ese vocabulario técnico, con ejemplos
como mana y guru.
Sperber recuerda las críticas que Leach y Needham, entre otros, han hecho a este voca-
bulario técnico y piensa que son acertadas pero excesivamente puntillosas, porque se trata
de términos que se han ido introduciendo no para responder a intereses teóricos sino a
necesidades interpretativas, y que traducen nociones nativas que son muchas veces politéticas.
A sí defiende el uso de términos como «sacrificio», «adivinación», «matrimonio», «tribu»,
etc., en la traducción y en la libre interpretación de los datos etnográficos.
Otra cuestión es que se los utilice en la teoría, y que se formulen teorías que no son
más que generalizaciones de interpretaciones etnográficas... o de interpretaciones nativas. Y
lo que es más grave, que los términos interpretativos trasladen a la Antropología cuestiones
mal planteadas como: ¿qué es el totemismo?, o ¿cuál es la función de la brujería?, o ¿cuáles
son las diferencias entre religión y magia? Porque estos términos interpretativos son con-
ceptos inadecuados para la construcción teórica que no tienen por qué corresponder a clases
de fenómenos homogéneos y distintos.
Frente a una etnografía que haría posible la construcción teórica, se puede defender una
etnografía que se acabe en sí misma, en la experiencia de alteralidad y especificidad. La ha
habido siempre. Pero también parece posible analizar las condiciones de un trabajo de
campo que trate de ser directamente útil para la puesta a prueba de teorías antropológicas,
y la posibilidad de utilización de materiales etnográficos, recopilados previamente, para la
puesta a prueba de estas teorías. .
Para estos objetivos teóricos, parece que las cuestiones más urgentes serían:
a) discutir las condiciones de la interpretación etnográfica de los comportamientos, de las
normas y de las representaciones indígenas,
b) analizar el papel de los términos y de las representaciones folk y de los términos y las
generalizaciones interpretativas en la génesis y en la puesta a prueba de las elaboraciones
teóricas, y
c) formular preguntas y proponer hipótesis explicativas sobre los más diversos fenómenos
socioculturales, y utilizar las situaciones de aplicación de la Antropología, el trabajo de
campo y la comparación intercultural para someter a crítica nuestras elaboraciones teóricas.
Como he escrito en otras ocasiones, pienso que la tesis metodológica del relativismo,
en lo que tiene de crítica a las representaciones etnocéntricas, constituye la mayor aportación
de la Antropología a la sociedad contemporánea. Pero también me interesa y atrae de la An-
tropología otra aportación más limitada, más problemática, más tentativa: su capacidad para
colaborar en un cambio social y cultural que el relativismo nos impulsa a imaginar, porque
nos muestra que muchas de las construcciones vienen de la cultura humana, no de la
naturaleza. Frente al peso de aquellos modos de interpretación que ía tradición social' nos
eslá sugiriendo constantemente desde el momento mismo de nuestro nacimiento, para Sapir
«tácitamente aceptados y esencialmente arbitrarios» (yo no me atrevería a decir tanto), la
experiencia etnográfica y el análisis antropológico nos ayudan a liberamos de lo que en
términos de otra tradición teórica serían fenómenos de falsa conciencia y de alienación. Es
en este punto donde las tesis interpretativas más extremas y la epistemología más relativista
nos limitan las posibilidades de analizar las culturas y promover y/o controlar reflexivamente
las transformaciones. Porque muchas de las proposiciones teóricas de la Antropología sólo
pueden ponerse a prueba con algún recurso a la comparación intercultural. Si aceptamos que
la racionalidad está culturalmente pautada, no tendría mucho sentido basar nuestro compor-
tamiento en el oráculo del benge azande. Y pienso, desde los desarrollos que guiaron en

61
nuestra cultura el alejamiento del error —en ocasiones el error de buscar las certezas- y e]
alejamiento de la irracionalidad, que sólo podemos modificar racionalmente una cultura si
somos capaces de formular teorías que puedan aplicársele, y que puedan someterse a contras-
tación y la resistan.

B IBLIO G R A FÍA

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63
4. El arte en la ciencia etnográfica
María Jesús Buxó Rey

El significado... «un aroma particular pecibido por la consciencia cuando


prueba una combinación de elementos de los cuales cada uno por sf mismo no
produce un sabor comparable... el etnólogo intenta recuperar el significado,
reconstituir el significado, por medios mecánicos, lo construye, lo desenvuelve
y después de todo él es un hombre y lo saborea.»
Claudc Lévi-Strauss.

Recuerdo siendo estudiante que Claudio Esteva solfa preocupamos en clase con la duda
metódica sobre si el quehacer antropológico era arte o ciencia. Sin duda este contraste ha
sido un referente constante para discutir y acotar la naturaleza técnica y teórica de la etno-
grafía. Así, ya en 1938, en su artículo «Science is ‘Sciencing’», Leslie White distinguía
entre ciencia y arte como dos formas de tratar con la experiencia argumentando que si bien
ambas trabajan en la misma dirección de hacer inteligible la experiencia, se aproximan de
manera diferente: la ciencia trata con particulares en término de universales y el arte trata
con universales en término de particulares.
Ciertamente, esta distinción pertenece todavía a la época de las categorías bien estable-
cidas y al contraste entre de dos mundos: el natural de las cosas y el de la mente a partir
de los cuales se establecían prioridades epistémicas. Actualmente, la complejidad de los sis-
temas de conocimiento tiende a dejar atrás las definiciones y prioridades canónicas, esto es,
la rigidez de ciertas concepciones clásicas de ciencia y el sentido realista de cultura, para
abrirse a vinculaciones entre investigador y objeto de estudio así como relaciones interdisci-
plinares más sensibles, flexibles y productivas adscritas a los procesos de investigación
específicos. En general, pues, nos encontramos ante una apreciación estética del discurso
científico que podríamos redondear con una reflexión de Quine en From a Logical Point o f
View (1963) cuando nos dice que:

«Desde un punto de vista lógico, no son simplemente refutables los sistemas


teóricos sino el mundo entero. Por lo tanto no hay nada en lo que podamos descansar
cti relación a nuestros conjuntos de creencias para evaluar diferentes hipótesis o solu-
ciones a un problema, ya que cualesquiera que esas sean, pueden ser modificadas
desde otros puntos de vista. De forma que cualquiera que sea la solución que adop-
temos es una convención cuyo único valor es que nos aporta un sistema más o menos
manejable de creencias útiles. Puesto que la elección teórica es un asunto de con-
vención, es racional elegir sobre la base de la elegancia, ja simplicidad y otras consi-
deraciones de carácter estético.»

64
En este sentido, entiendo que el concepto nuclear que abre estas posibilidades de
contraste e interacción científica no es el de arte, sino el de estética. Y en este punto con-
viene aclarar qué quiero decir por estética ya que, siendo un concepto sujeto a mil y una
reflexiones y debates sobre la belleza en diferentes tradiciones filosóficas y teológicas, pue-
de prestarse a confusión y usarse con diferentes matices de significado.
Por estética no hago referencia al arte o a lo artístico, sino que comparto con Dilthey
y Dewey que lo estético tiene su génesis en la sensibilidad humana y no procede de un
dominio ideal, esto es, un reino platónico de arquetipos superiores a las actividades humanas
vulgares. Es una actividad experiencial cognitiva y emotiva que hace uso de imágenes, ideas
y símbolos para establecer asociaciones sensoriales y afectivas en busca de significados y
armonías. La impresión sentimental o emocional que produce, aun pudiendo quedar en sim-
ple deleite sensual, una vez ha pasado por los sentidos se convierte en intelección, implicando
vicaria y virtualmente a los actores (nativo y antropólogo) con la naturaleza y lo sobrenatural
así como los acontecimientos y las personas.
Esto nos indica que la estética trata con dimensiones implícitas de la experiencia muy
veladas o escondidas. No quiere decir que se trate necesariamente de facetas reprimidas u
oscurecidas, lo que ocurre es que, aunque la experiencia estética resulte en satisfacción
sensorial o intelectiva, es relevante al hilo del pensamiento kantiano, que el interés por lo
propio queda sumergido en la cosa misma, en la apreciación y la potenciación de los detalles
de la belleza o sublimidad olvidándose o relegando la finalidad con la que se inició. De ahí
que como experiencia se note poco y a la vez sea tan elusiva. La experiencia estética
corresponde a unas estrategias de representación que no indican cómo son las cosas, sino
cómo pueden ser desde diferentes perspectivas guiadas por la naturaleza de la imaginación
que se define en .esas situaciones y no implican una visión general de la vida, ni de la
identidad o cualesquiera de las cuestiones en las que se implique.
En general, la estética se ha considerado en referencia al arte y la semiótica del poder
en su implicación por el control de los símbolos políticos y de clase, así como en la ela-
boración retórica de todos los discursos científicos, histriográficos y literarios. Pero rara vez
se considera en tanto que una forma de pensar la realidad cotidiana y la resolución de
problemas, es decir, como una actitud creativa ante la vida y una acción creativa que
salvaguarda los Ínteres personales y del colectivo.
En el quehacer etnográfico, más allá de la distinción ya clásica de empatia y simpatía,
emic y etic, la sensibilidad estética ayuda a liberar al antropólogo de la pre-ocupación por
las descripciones realistas, una cierta concepción clónica del nativo y el sentido canónico de
la cultura, la apreciación de que no hay una solución ni explicación únicas para un plan-
teamiento o problema, sino que depende de los conceptos y juicios específicos que se
comunican o intersubjetivizan en el diálogo de una experiencia etnográfica concreta, esto es,
coloca la sensibilidad antropológica en otro plano de realidad. Así, la subestima anterior por
las experiencias sensoriales, las peculiaridades de la memoria, las fantasías y los ensueños
de nativos y antropólogos se revalorizan en el proyecto de construcción de realidades antro-
pológicas.
Y esto es justamente lo que puede contribuir a potenciar la sensibilidad en la dirección
de darle una categoría o un valor epistémico en el que se reconozca su implicación básica
en las estructuras perceptuales y conceptuales del mundo experiencial de la observación y
la interacción, y con ello presumiblemente desvelar matices y formulaciones relativos a la
experiencia del antropólogo y el nativo ayudando a conocer mejor lo que sentimos y a sentir
lo que conocemos.

4.1 SENSIBILIDAD ESTÉTICA EN EL TRA BA JO D E CA M PO


Es notorio que la Antropología Cultural nace sobre las bases científicas del naturalismo

65
y la em pina y no obstante se establece en el territorio académico de las humanidades. Ln
este ámbito ha sido una constante el interés y combate intelectual por superar el concepto
ambiguo de Letras y abrirse a la sistematización científica mediante la adoptación y la apli-
cación de aquellas técnicas y métodos analíticos que mejor formalizasen la búsqueda de lew
datos y las andaderas para moverse entre éllos y así lograr construir modelos que permitixcu
orientar explicaciones o interpretaciones.
Ese afán por hacer de la Antropología una ciencia formal queda consignado en énfasis
y apropiaciones metodológicas que son una constante en la historia de la Antropología. Así
queda ilustrado en el título del libro donde Malinowski perfila su enfoque ñincionalista: (fnn
teoría científica de la cultura (1948) y en el riguroso programa estructuralista de Lévi-
Strauss sometido a la disciplina con mayor capacidad de formalización, la lingüística y la
sistematicidad de la cibernética. Y no podían ser menos en reiterar su carácter científico los
enfoques materialistas desde el procesualismo sistémico de la ecología cultural hasta el
materialismo dialéctico. Tanto es así, que a modo de anécdota recordaré el comentario tlr
un ingeniero ex-alumno de antropología de finales de los años 70 quien siempre comcntnhn
que lo que más le sorprendía de las facultades de humanidades en contraste con las ilr
ciencias era la preocupación permanente de las primeras por afirmar ej caracJer cieaiíñc-i) dr
sus métodos mientras en las otras eso era una obviedad.
En esos años, la Antropología se llena de otros aires abiertos a una concepción mil*
amplia del concepto positivista de la ciencia. Recordemos que mientras se creyó acertar con
la racionalidad científica del positivismo, no se cuestionó la ideología subyacente. Pero, ni
invertir la conexión supuesta entre objeto y representación en cuanto que más que reflejar,
las representaciones creaban el universo, el énfasis hacia la realidad como una verdad
objetiva se modifica substituyéndose por el interés en los procesos simbólicos a través «Ir
los cuales se percibe y se comprende. Por lo tanto crecen las cuestiones sobre la Antropología
en su calidad de discurso y de institución cultural.
Por una parte, esto contribuye a superar las viejas concepciones de ciencias mmlum*
c inmaduras, las confusiones en la relación entre ciencia y verdad, y el caractcr causal dr
las explicaciones racionales. Frente a lo normativo y canónico, se perfilaron las ideas de |«»
radigma, programa de investigación y la concepción de que, como una actividad social, la
racionalidad científica cambia con el tiempo influida por normas y estructuras culturales, dr
forma que la ciencia constituye formas progresivas de conocimiento.
Y, por otra, se rompe la vieja dicotomía ciencia y letras o arte para abrirse a una mayor
se n sib ilid a d etnográfica que incorpora la discusión sobre la representación y el valor <lr l;<
subjetividad. Se entiende que la etnografía no es simplemente una empiria que dcscubir y
explica el conocimiento cultural de una comunidad, sino una retórica que plantea problema*
de autenticidad nativa y de autoría antropológica, lo cual obliga a repensar a los nativos y
a los antropólogos.
En este sentido, se abre un proyecto en el que la experiencia estética juega un pnprl
relevante en la compresión del proceso creativo en Antropología, especialmente en la
vinculación entre la intersubjetividad, la reflexividad y el dialogismo.
En un artículo titulado «Toward a Reflexive and Critical Anthropology» (1974), Holt
Scholle planteaba que el análisis autocrítico de los paradigmas científicos y sociales revelaba
invariablemente la presencia inescapable de un contexto ideológico u otro. Así, puesto qui-
la actividad antropológica estaba culturalmcnte mediatizada, debía a su vez sujetarse u
descripción etnográfica y análisis etnológico. En este proyecto autorreflexivo, Scholtc añadía
que la tradición etnológica formaba parte operativa de las presuposiciones del antropólogo
al igual que las presuposiciones del nativo, formando ambas una mediación intcrcultural y
una experiencia interpersonal muy complejas:

«En otras palabras, la etnografía implica las sensibilidades personales del

66
trabajador de campo, la naturaleza específica de sus métodos descriptivos y la capa-
cidad artística del nativo en disfrazarse y la credibilidad de su información.»

Con lo cual cabía concluir que cualesquiera que fuesen los datos etnográficos resultan-
tes nunca son particulares estáticos que pueden ser reducibles a leyes y principios etnológicos,
sino el resultado de procesos dinámicos, una identificación simpatética y una producción
creativa.
En esta misma dirección se cuestiona el concepto nuclear de la Antropología, la cultura.
Wagner en su artículo «Culture as Creativity» (1977) hizo una aguda crítica de la imagina-
ción antropológica en relación a la metaforización de los grupos tribales entendidos como
cultura. Llena de lógicas explicativas, niveles y sistemas heurísticos, la cultura aparece como
la misma metáfora del orden:

«La lógica de la cultura en nuestras sociedades se considera algo consciente de


forma que todo tiene que tener un propósito, y esto crea un efecto surrealista cuando
nos enfrentamos a esas gentes de tal manera que nos forzamos a pensar que las razo-
nes y propósitos aducidos teóricamente son subliminales, subconscientes o propiedades
universales implícitas.»

En este sentido, Wagner trata de sensibilizamos no sólo sobre el concepto de cultura,


sino también de sociedad, progreso, decadencia, industrialización los cuales, abstraídos de
su historicidad y relaciones concretas, por lo tanto como abstracciones, actúan a nivel
de presuposición y como esquemas explicativos en nuestra epistemología antropológica, a
veces teleológicamente y otras más allá de nuestra consciencia. Por ello:

«En general, el antropólogo asume que el nativo hace lo que él hace, es decir
cultura. Y así, como una forma de entender a su sujeto, el etnógrafo se obliga a in-
ventar una cultura para él, como una cosa plausible, Pero dado que la plausibilidad
es una función del punto de vista del investigador, 3a "cultura” que él imagina para
el nativo está obligada a mantener una relación distinta a la que él clama para sí
mismo. Cuando un antropólogo estudia otra cultura, la inventa al generalizar sus im-
presiones, experiencia y otras evidencias como si fueran producidas por alguna cosa
extema... La invención hipotética de una cultura por un antropólogo constituye un
acto de extensión, es una derivación nueva y única del sentido abstracto de cultura
en su sentido más estrecho... No debe sorprendemos si los modelos parecen raros y
desajustados, porque nacen de la paradoja creada por imaginar una cultura para gente
que no se la imaginan para ellos mismos. Esos constructos son puentes tentativos
para construir significados, son parte de nuestra comprensión, no su objeto, y los
tratamos como reales con el peligro de convertir la antropología en un museo de cera
de curiosidades, fósiles reconstruidos, y grandes momentos de historias imaginarias...
La antropología no quedará bien establecida en su calidad mediadora hasta que
nuestra invención de otras culturas pueda reproducir por lo menos en principio, la
forma en que esas culturas se inventan a sí mismas.»

Incorporar al antropólogo y criticar la retórica antropológica quiere decir buscar solu-


ciones más confiables de tratar con la experiencia etnográfica. Esto implica ir más allá de
las distinciones clásicas de emic y etic y plantearse la cuestión de la intersubjetividad. Desde
la filosofía y la semiótica se orientaron diversas fórmulas de interés: conseguir el cruce o
la conversación de los discursos sobre la base de la fusión de horizontes y la transvaloración.
Una fórmula, ahora bien aceptada, es la de Gadamer en Verdad y Método (1978), quien
afirmaba que el producto cultural de la otredad o el extranjero se descubría a través de la
fusión de horizontes en forma de una conversación donde los discursos se desarrollan
dialécticamente guiados por su lógica y no por la imposición de sus interlocutores. Y en
contra del monologismo, Bakhtin (1981) en The Dialogical Imagination proponía la dialógica

67
como el modelo más apropiada de conversación con la alteridad cuyo fin no era la unani-
midad o la verdad, sino hacer crecer la consciencia. A lo cual, siguiendo a Bakhtin, Todorov
en «El cruzamiento entre culturas» (1983), anadió el concepto de transvaloración en el sen-
tido de aprender a verse una vez se ha puesto la mirada en el otro. O dicho de otra manera,
volver sobre sí la mirada previamente informada por el contacto con el Otro.
En este proyecto de contribuir a matizar e inventar las experiencias culturales sin
pretensiones de verdad pero sí con la sensibilidad de la reflexividad y la transvaloración,
cabe destacar la obra pionera de Barbara M yerhoff-Peyote Hunt (1974), Number Our Days
(1979)-. Rompiendo normas científicas convencionales, esta antropóloga se introduce en la
vida de sus sujetos y a éstos en su trabajo, produciendo ese efecto de voces múltiples y
contradictorias con las que se pone en evidencia cómo la gente crea significados e identi-
dades en sus vidas, por ejemplo, mediante la improvisación de historias, o ei relato de un
diario personal.
Narrar es un rasgo constitutivo de la vida social que no se impone sobre la misma, sino
que la vida social se hace narrándose. De ahí que sea importante entender que los informantes
ajustan sus narraciones a su sensibilidad y sentido de la identidad y las relaciones sociales,
y, por ello, modelan la realidad encajándola en ésas historias.
Ei máximo acierto consiste en que este proceso de diálogo, reflexividad y transvaloración
no se mueve sólo entre datos e interpretaciones, sino que aporta criterios para maximizar las
posibilidades de acuerdo intersubjetivo y, puesto que ya no se busca una garantía de verdad,
se constituyen Jas bases estéticas para establecer criterios de relevancia y de gusto perso-
nales. Y así concluye en Life Histoty among the eldetiy: Performance, Visibility, and
Remembcring (1982):

«Y así podemos llegar a la complciitud de nuestra capacidad humana, y quizás


el deseo humano de observarnos y disfrutar sabiendo que sabemos.»

A partir de aquí Ja pregunta obvia es cómo captar esa narratividad constitutiva de


identidades superando nuestra fijaciones teóricas sobre las razones que mueven las ideologías,
finalidades, intereses y conflictos de los actores. Es decir, aún sabiendo que el repertorio de
narrativas predominantes gira al entorno de la distribución y de los mecanismos del poder,
cómo podemos abrimos mejor a la consideración de otras'razones sensibles y esporádicas
en la elección de narrativas que las gentes usan para caracterizarse y guiar múltiples expe-
riencias en multitud de redes e historias particulares.
A partir de este ambiente intelectual enfrentado a la rigidez de ciertas concepciones
clásicas de ciencia: las descripciones realistas, el sentido canónico de la cultura y la exclu-
sión de contradicciones y paradojas, los 80 postmodernos abrieron las compuertas para lo
convivencia de los contrarios, la unión de éticas y estéticas, y en definitiva, la reflexividad
dialógica que quería integrar la autoría de nativos y antropólogos en sus diferentes modos
de pensar, imaginar y tener sensaciones. Tylcr, en su artículo «Etnografía postmodemn;
desde el documento de lo oculto al oculto documento» (1991), define la etnografía posl
moderna, entre otros muchos matices, como una vuelta a la idea de la integración estítica
como terapia conceptual en busca de la armonía entre las partes.
Ahora bien, a pesar de esa sensibilidad asociada a la experiencia etnográfica y la
responsabilidad social que afecta profundamente el quehacer antropológico estética y
éticamente, no obstante se mantiene la tendencia a esencializar y a problematizar la realidad
de nuestros objetos de estudio, dejando repetidamente de lado la fuerza de su creatividad
cultural. Así, por ejemplo, llevamos mucho tiempo estando de acuerdo en que los cambios
y la innovación en las culturas tradicionales no es una tragedia, y que el impulso de las
mismos no proviene exclusivamente de fuerzas y turbulencias históricas, líderes carism.1licos
y grupos de poder, ni de las condiciones de contacto y las imposiciones aculturativas. Y aún

68
considerando críticamente las ideaciones victimistas, la fijación en los grupos de poder, las
normas y los principios estructurales, tanto antropólogos como nativos, como coleccionistas
de la memoria seguimos buscando en la cultura órdenes, autenticidades y esencias. Más que
en la selección de datos, eso se mide por una cierta actitud que da a entender implícitamente
que los colectivos, al combinar y usar ad hoc y paradójicamente la materia cultural, tienden
a imitar, a perder en gusto estético y a vulgarizar o desordenar su idiosincrasia.
Ciertamente, unos más que otros y por razones distintas, el registro de la diferencialidad
exótica o traumática, permite a los antropólogos aunar las expectativas sociales respecto a
la profesión con el prestigio asociado al detalle etnográfico original y critico en la construc-
ción teórica, y, a los nativos combinar productivamente la sensibilidad identitaria con el
marketing étnico cuya conversión en evocación romántica o aventurera son un valor añadido
en la construcción del etnoturismo y la venta electoral.
Siendo todo ello bien conocido, el problema no reside simplemente en la fijación
estereotipada resultante, sino en obviar la creatividad cotidiana de los actores en su capa-
cidad para mezclar, improvisar y resolver sus situaciones particulares, aunque sea de forma
ambigua y paradójica. Como dice Renato Rosaldo en Culture and Truth (1989), sin negar
la importancia de las reglas y los códigos, conviene hacer relevante la variabilidad, la
ambigüedad, y lo indeterminado para improvisar y crear.

4.2 N I ESEN CIA LIZA R NI PRO BLEM A TIZA R

En relación a mi trabajo de campo en Nuevo México, siempre me ha preocupado el


hecho de que la mayor parte de los estudios elaborados por antropólogos hispanos y anglos
se han guiado generalmente por describir la cultura hispana o chicana como un modelo
tradicional o costumbrista y problematizarla en relación al mainstream: o tradición mayo-
ritaria anglo. Ninguno de estos aspectos da pistas para entender la complejidad interna de
las expresiones culturales hispanas o chicarías que se han construido en el pasado y contri-
buyen a construir su identidad cultural en el presente.
Recordemos que en el volumen 12 del Animal Review o f Anthropology, 1983, Spindler
& Spindler presentaron un estado de la cuestión sobre American Culture que se entendía
como mainstream y venía guiado obviamente por la mirada anglo respecto a los demás
grupos étnicos. La versión de estos autores sobre la identidad étnica general de USA se
concreta de la siguiente manera:

«La única diversidad con la que nos hemos encontrado es la diversidad de las
elecciones individuales. Pero los Estados Unidos de América se considera diversos
regionalmente, estructural mente y cultural mente. Sin embargo, cuando se cruza el
país en coche y se para en poblaciones medias, y usas las facilidades junto a las
carreteras, y muestreas los asuntos locales a través de los diarios y la radio, te quedas
impresionado con la uniformidad de la escena americana. La diversidad en USA es
menos étnica o regionalmente cultural, aunque pueda haber algunas variaciones signi-
ficantes, que interaccional. Eso es, varios grupos entran en conflicto y se acomodan
de forma variable con el “establishment", o el “mainstream”, o la estructura de po-
der, o el hombre, o el hombre blanco, o sus parientes, y al así hacerlo crean una
cierta y transitoria diversidad.»

En 1985, este olvido se remedia y en el Annual de dicho año se publica un resumen


sobre «Chicano Studies, 1970-1984» realizado, por Rosaldo. En su presentación, Rosaldo
pone en evidencia la falta de sensibilidad y la restrictividad de ciertos estudios antropológicos
que sólo buscan la actitud crítica y patrones regulares para delimitar la especificidad cultural
de estos grupos: el chicano monolítico. Asimismo, cita a Paredes (1978), quien señala la

69
dificultad de definir lo chicano por la explotación que se hace del estereotipo cultural en les
escritos etnográficos y la deformación académica que afecta incluso aquellos antropólogos
que, procediendo de la cultura chicana, escriben sobre sí mismos hasta el extremo de forzar
la etnografía hasta la misma irrealidad. Son temas universales los aspectos exóticos del fata-
lismo, el bandolerismo, el machismo, las mujeres recluidas o traidoras, los pahones despóticos
y los pobres campesinos.
Pero de igual modo que se incurre en el error de querer ver la cultura hispana o chicana
como un monolito del pasado ocurre cuando se describe como una realidad homogénea del
presente en términos de problemas raciales y de marginalidad. Así, en los numerosos artícu-
los que recoge Rosaldo los temas en su mayoría refieren a problemas de la salud, la vejez,
la victimización de la mujer, el trabajo a destajo, y las dificultades lingüísticas y laborales.
Triste perspectiva que nos obliga a preguntamos criticamente si esta forma de asociación
constante con la aculturación, la asimilación, la pobreza y la marginalidad no es una forma
secundaria de alienación cultural. ¿No tenían noticia, no les interesa o no eran capaces de
ver los antropólogos en estos colectivos chícanos elementos de creatividad o la dinamiza-
ción de una forma más innovadora de constituirse étnicamente? ¿Cómo es posible que
después de una convivencia histórica y cultural de tantos siglos no se pusiera de manifiesta
la creatividad, interculturalidad o la innovación sintética?
En este punto, cabría considerar que el discurso del postmodemismo al auspiciar la
crítica antropológica respecto al control de las retóricas sería más sensible e innovador res-
pecto a los convencionalismos etnográficos. Sin embargo, no es así y justamente en el libro
programático del postmodemismo antropológico Retóricas de la antropología (1991) se en-
cuentra un artículo de Fischer sobre «El etnicismo y las artes postmodernas de la memoria»,
en el que trata conjuntamente la autobiografía étnica de las literatura chicana, negra e
irlandesa.
Partiendo de forma sugerente que el etnicismo es algo reinventado y reinterpretado, en
definitiva, es dinamismo puro, un proceso imparable de interacciones y de referencias múl-
tiples entre dos o más tradiciones culturales, este autor nos sorprende con la incoherencia
de sus conclusiones en la que nos dice que los autores chícanos que usan indistintamente
y en combinación inglés y español son indefectiblemente bilingües. Y, en poderosa contra-
dicción con la propuesta de apertura hacia el dinamismo puro de la creatividad y la innovación
étnicas, de la cual la literatura chicana es una obra monumental por la expresividad del
intcrlingüismo en toda clase de interferencias y alternancias lingüísticas y discursivas, con-
cluye senciUaínente:

«El resultado final de esta producción cultural es una vo?. colectiva, popular,
poderosa, que contiene las eternas cuaüdades de lo folklórico.»

Así pues, en general, la historia y el discurso desde los cuales se propone el análisis
de la cultura chicana remite a la situación de dominación ejercida por el poder político y l:t
ideología angloamericana. De ello derivan dos escenarios: una cultura chicana marginal
constituida en resistencias inútiles, reivindicaciones permanentes nutridas de la inmigración,
y una elnicidad chicana asimilada, aunque sea de modo parcial. Y aun así se oyen voces en
la dirección de que la ideología chicana ha terminado y con ello repeticiones de antaño sobre
que los chícanos no han sabido desarrollar estrategias adecuadas de lucha y defensa de su
identidad étnica, y que, a pesar de protestas puntuales y resistencias continuadas, han sido
asimilados culturalmcnte al mainstream. En definitiva, se estudian más las razones del fraca-
so del movimiento chicano que la producción cultural que este movimiento ha animado
hasta hoy.
Esta perspectiva actúa en menoscabo o tiende a oscurecer otras formas de elaboración
cultural y étnica más creativas como la revitalización o los sincretismos innovadores. Y es,

70
en este punto, donde conviene que la sensibilidad antropológica ayude a salir de ciertos cri-
terios de convención y autenticidad para abrirse a nuevas vías de acción que ayuden a ver
que la cultura y la etnicidad chicanas no son un simple referente de lo español, mexicano,
anglo o caribeño, ni supone lealtades lingüísticas y literarias unívocas, ni son bilingües ni
biculturales. Son interlingiies e interculturales con capacidad para crear un realidad cultural
propia en el flujo amplio de una transculturalidad mayor constituida hoy por el sistema
mundo. ¿En qué aspectos cabe fijarse? Es fácil pensar en las expresiones estéticas como el
arte pictórico mural, la literatura y la cinematografía. Pero no basta pensar en esto porque
ahí también actúa lo canónico. No sólo existen los prejuicios antropológicos, sino también
los estereotipos culturales basados en un entramado de razones e intereses culturales, polí-
ticos e intelectuales que, por su consistencia, resultan a veces más difíciles de dirimir. Por
ejemplo, los prejuicios derivados de intelectuales como Octavio Paz quien por entender que
este colectivo olvida su mexicanidad, les acusa de malinchismo cultural, o el peso de las
editoriales anglos y chicanas que publican siempre y cuando los escritores chícanos man-
tengan ciertos criterios esenciales de lo chicano, o que expresen el Movimiento. En definitiva,
toda una chicahesca, que como define Lomeli en Chicano Perspectives in Literature (1976)
en relación con la literatura, quiere ser una representación perfecta de un ambiente chicano,
bien cercano a lo que se había entendido como descripción realista en etnografía.
Lo relevante en cualquier caso no es tanto la cultura que esta expresión escrita refleja,
sino la capacidad para crear un mundo propio, indicativo, por una parte, de la vitalidad
cultural, y, por otra, de cómo se organizan y orientan las formas de pensar y ser de este co-
lectivo diverso llamado cultura chicana.
Pero veamos, por último, algún aspecto más relativo a los efectos de la transvaloración
en cuanto ésta contribuye también a la sensibilidad etnográfica en la medida en que permite
advertir un buen número de incongruencias derivadas de esencializar y problemaíizar. ex-
clusivamente. ■
Así, por ejemplo, es bastante difícil que en España, algunos políticos e intelectuales
entiendan que en el suroeste de Norteamérica los hispanos o chícanos hablen y escriban casi
o sólo en inglés. Unos ven ahí toda suerte de imposiciones asimilacionistas, pero, también,
una falta de resistencia muy grande motivada por mil razones: leyenda negra, falta de
consciencia étnica, una política lingüística desacertada, entre otras. En cambio, les parece
absurdo que las etnicidades históricas de su propio país resuelvan hacer inmersiones
lingüísticas en lengua vernácula porque esto va en detrimento de la salud del español. Y
otros, en este caso las comunidades históricas, operan de forma semejante pero al revés
cuando no reconocen como literatura propia aquella que se escribe en castellano, lo cual
tiene implicaciones negativas no sólo en la selección de lo que se publica sino también en
lo que se premia y adquiere valor canónico en la distribución del prestigio y la educación.
Unos y otros no se dan cuenta de la contradicción en la que incurren por no transvalorar su
comprensión en ambas situaciones. Y para cerrar el círculo de las incongruencias: mientras
críticas y contracríticas circulan en ambas direcciones, las instituciones académicas y la
prensa muestran toda clase de anuncios que avisan de la necesidad de aprender inglés. Por
ejemplo: «De cada diez personas que triunfan, nueve hablan el inglés correctamente». Cuan-
do llega el verano, todos los que pueden huyen a los cursos de verano de Inglaterra y USA,
incluso los hijos de aquellos que critican la falta de criterio por parte de los chícanos.
Afortunadamente, a pesar de verse sujeta a las imposiciones del canon, la originalidad
y la calidad literarias de los chicanos son el mejor ariete y aliado de la etnicidad para romper
limitaciones y fronteras más allá del mainstream. De ahí nace una magnífica literatura que
intenta superar reduccionismos culturales en cualquier dirección y no busca más soporte
que toda la expresividad que permite la capacidad creativa humana para contrastar y com-
binar sus tradiciones con la cultura universal. Con ello, la culturalidad chicana se asienta
sobre un patrimonio cuyo poder yace en ampliar la perspectiva de considerar las cosas y las
acciones como realidades exclusivas y particulares para abrirse en la dirección de un sentido
más universal. Es decir. Ja particularidad propia no produce más particularidad, sino más
universalidad.
Ciertamente, esto puede ser terrible para un político o un etnicista, pero humanamente
es una maravilla, como así nos enseña Goethe citado en Todorov (ídem 1988):

«En endít particularidad, tanto si es histórica o mitológica como si procede de


una fábula o ha sido inventada de manera más o menos arbitraria, se veri cada vez
más brillar y transparentarse lo universal a través del carácter nacional e individual».

En este sentido es de gran interés el proyecto postmodemo de romper con una Antro-
pología de ajuste entre conceptos y realidades fijas, en la cual todo era apariencia de sentido
y orden, incluso en relación con aquellos acontecimientos que se definían como conflicto y
crisis. No cabe duda que estos ejercicios intelectuales y experimentales contribuyen a
incrementar nuestra sensibilidad para reconocer las implicaciones de la cultura académica
y la propia y por ello dejar de ser un portador inconsciente de sus significados explícitos e
implícitos, y, más concretamente, la apertura estética para aprender a apreciar con nuevos
ojos lo habitual y sabido de las otras culturas desarrollando una reflexivídad a través de la
cual generamos consciencia de nosotros mismos en la medida en que vemos nuestras accio-
nes y las de los otros, así como la propia subjetividad y la de los informantes se enlazan en
el proceso de interpretación. De ello derivan virtualidades cognitivas y sensoriales que son
de gran interés en el diálogo metodológico que nos proponemos para mejorar nuestras
antropologías.

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72
5. La observación participante
María Teresa Anguera Argilaga

5.1 CONCEPTUALIZACIÓN

En metodología observacional, uno de los criterios taxonómicos básicos para enmarcar


un estudio es el nivel de participación entre observador y observado.
La observación participante se caracteriza por la existencia de un conocimiento previo
entre ambos y una «permisividad en el intercambio» establecido, lo cual da lugar a una
iniciativa por parte de cada uno de ellos en su interrelación con el otro. El observado puede
dirigirse al observador, y el observador se dirige al observado en una posición de mayor
«cercanía psicológica» que con un nivel bajo o nulo de participación.

5.2 ENCLAVE EN LA METODOLOGÍA CUALITATIVA

5.2.1 Perfil

En principio, la observación participante no debería guardar relación con la naturaleza


cualitativa o cuantitativa de una investigación o de una aplicación cualquiera. La relación
entre los sujetos de la observación es cuestión distinta del tipo de dato obtenido y de su
tratamiento y análisis; no obstante, la tradición y la praxis nos muestran que su trayectoria
ha transcurrido de forma pareja, e, incluso, integrada.
Habrá que profundizar, pues, en desvelar las claves por las cuales la observación
participante se ha encuadrado en el paradigma de la metodología cualitativa. La investiga-
ción cualitativa ( A n q u e r a , en prensa), en efecto, ha sido considerada desde el rango de
paradigma en sentido kuhniano, cuyo punto básico de partida es el desarrollo de conceptos
y teorías derivados de los datos. Precisamente este interés por los significados sociales y la
insistencia en que tales significados sólo pueden ser examinados en el contexto de
la interacción de los individuos es lo que caracteriza a este paradigma ( F i l s t e a d , 1986).
Erickson (1977) dice textualmente que «lo que la investigación cualitativa hace mejor
y más esencialmente es describir incidentes clave en términos descriptivos funcionalmente
relevantes y situarlos en. una cierta relación con el más amplio contexto social, empleando
el incidente clave como un ejemplo concreto del funcionamiento de principios abstractos de
organización social» (p. 61).
Son innumerables las discusiones y polémicas que pueden desprenderse de estas pala-
bras, y de forma especial la detección y plasmación de incidentes clave en términos

73
descriptivos, así como el situarlos en una cierta relación con el más amplio contexto social.
¿Es posible esta contcxtualización si existe un radical desconocimiento entre observador y
observado? ¿Cómo se logra sin caer en una mera praxis acientífica y exenta de rigor? ¿Es
que la metodología cualitativa debe quedar proscrita a un mero estudio exploratorio? ¿Se
trata de una etiqueta con connotaciones de única verdad para algunos y peyorativas para
otros?
La metodología cualitativa parte de unos supuestos, y se delimita a partir de unas de-
terminadas características, que son las que la configuran, por lo que no cabe atribuirle
valoraciones en n in g ú n sentido. Método o metodología significa «camino para», y su encua-
dre en el ámbito de las Ciencias del Comportamiento o de las Ciencias Sociales lo acota en
cuanto al contenido y, por consiguiente, delimita las cuestiones sustantivas a las que puede
y debe aplicarse: En ocasiones cabe una opción en cuanto al reduccionismo inicial que
implica la obtención del dato (por ejemplo, en psicología deportiva, la transcripción de un
partido de hockey o de un combate de judo, en los cuales es posible tanto una descripción
minuciosa de las acciones concretas en que se plasma la estrategia de juego, como un mero
listado de longitudes de desplazamientos, tiempos, ángulos, etc.); por el contrario, en otros
casos no cabe otra vía por la propia naturaleza de la situación y el anclaje del marco teórico
(por ejemplo, el proceso de elaboración del duelo por la muerte inesperada de un familiar
cercano a través de una intervención psicoterapéutica). Desde un planteamiento paralelo
propio de la metodología obscrvacional, en el primer caso la descripción minuciosa a la que
nos referimos no requiere el atributo de participación, mientras que en el segundo podríamos
afirmar que se recomienda.
En el fondo se trata de un problema de operativización, o, lo que es lo mismo, de
«licitud» del reduccionismo que permitirá seleccionar la información considerada relevante,
y como consecuencia recoger los datos de una u otra forma. Éste es el núcleo del problema,
y la cuestión esencial en tomo a la cual se conforman las actitudes a favor o en contra, y,
por tanto, dando lugar a la vertebración de una metodología cualitativa o cuantitativa.
La estrategia que inspira la metodología cualitativa (A n g u e r a , en prensa) implica un
intercambio dinámico entre la teoría, los conceptos y los datos con retroinformación e
incidencia constante de los datos recogidos. En muchas ocasiones, además, el marco teórico,
si existe, se halla sumamente debilitado (por la falta de comprobación empírica de sus
postulados, sin que por realizar dicha afirmación se nos pueda acusar de reduccionismo), por
lo que actúa de manera puramente referencial, a modo de metateoría. De ahí que se afirme
que el paradigma cualitativo se ha caracterizado por una preocupación por el descubrimiento
de la teoría más que por el de su comprobación; de igual forma, en la observación partici-
pante interesa más el proceso que el producto, y, por tanto, la propia dinámica establccidn
entre observador y observado, que el registro neutro en donde no interesa el observador
como sujeto.
Las situaciones problema no plantean un necesario cumplimiento de requisitos, a menos
que en su formulación quede explícita la operativización que conlleve a iniciar y proseguir
el proceso de investigación mediante una metodología cuantitativa; si nos planteamos un
estudio relativo a tiempos de reacción ante determinado estímulo es indudable que 110 resulta
pertinente la metodología cualitativa, pero en cambio es indiscutible en una investigación
sobre pautas de crianza de los hijos, o de irrupción de sujetos extraños en conducta comu-
nicativa, o en el análisis de redes de apoyo social en tercera edad.
La matización que acabamos de realizar tiene una enorme trascedencia posteriormente.
La inicial decisión sobre la selección de determinada información entresacada del entramado
que constituye el problema va a conformar una trayectoria correspondiente a la observación
participante, siendo éste un rasgo relevante del perfil característico de la metodología a ta
litativa.
In clu so e s p o s ib le q u e e n fa s e s p o ste rio re s p re d o m in e e l c a rá c te r c u a lita tiv o o cuati

74
titativo de las operaciones a realizar, pero a nuestro juicio es secundario, a pesar de que
tenga su importancia. La naturaleza del dato de partida -registro observacional- la vamos
a considerar constitutiva para la caracterización de la metodología seguida, aunque no todos
los autores están de acuerdo con esta consideración.

5.2.2 Principios inspiradores

Es indudable la existencia de características diferenciales de la perspectiva cualitativa


( A n q u e r a , en prensa) en la que se enmarca la observación participante. Éstas, constituyen un
marco de referencia que en mayor o menor medida son tenidos en cuenta en las diversas
situaciones en que resulta de aplicación.
Como axiomas comunes podemos señalar los siguientes (G u b a & L i n c o l n , 1985):
a) Concepción múltiple de la realidad. Existen muchas realidades que no pueden ser
consideradas de forma unitaria, por lo que cabe una diversificación en la interpretación de
dicha realidad. Son diversas las facetas que se pueden estar considerando.
b) El principal objetivo científico será la comprensión de los fenómenos. Se pretende
llegar a captar las relaciones internas existentes, indagando en la intencionalidad de las
acciones, sin permanecer únicamente en la capa externa a la que parece propicia la descripción
de los fenómenos.
c) Se interrelacionan el investigador y el objeto de la investigación, de forma tal que
se influyen mutuamente.
d) Se pretende un conocimiento de carácter idiográfico, de descripción de casos indi-
viduales. La investigación cualitativa no pretende llegar a abstracciones universales, y de ahí
que abogue por el estudio de casos en profundidad, que luego se compararán con otros, con
el fin de hallar regularidades y generar redes. Se pretende averiguar lo que es único y espe-
cífico en un contexto determinado y lo que es generalizable a otras situaciones .
e) La simultaneidad de los fenómenos e interacciones mutuas en el hecho educativo
hace imposible distinguir las causas de los efectos.
f) Los valores están implícitos en la investigación, reflejándose en las preferencias por
un paradigma, elección de una teoría, etc.
Como consecuencia de los principios inspiradores indicados se derivan una serie de
características que concretan los rasgos diferenciales que los identifican, y que, según sea
la técnica concreta de recogida de información se manifiestan de forma más o menos acu-
sada. Precisamente es en la observación participante donde adquieren una especial relevancia
que justifica el enclave de ésta en la metodología cualitativa y, en consecuencia, la razón
última del porqué la tradición y la praxis han llevado a considerar la observación partici-
pante bajo la cobertura de la metodología cualitativa.
Las principales características son las siguientes:
a) La fuente principal y directa de los datos son las situaciones naturales. Ningún fenó-
meno puede ser entendido fuera de sus referencias espacio-temporales y de su contexto.
b) El investigador se convierte en el principal «instrumento» de recogida de datos, en
el sentido de actor del proceso que implica la captación de la realidad, y con la capacidad
para aportar datos tan fiables como los generados por medios más objetivos. Entre las prin-
cipales ventajas que ello reporta, destacan:
• Su adaptabilidad, para registrar información simultánea sobre múltiples factores y a
varios niveles.
• Visión holística, es decir, capacidad para captar el contexto de forma global.
• Mayor amplitud de conocimientos.
• Posibilidad de explorar respuestas atípicas e idiosincrásicas, las cuales son difíciles

75
de captar por medios ordinarios, y tienen una enorme relevancia para lograr una más óptima
comprensión.
c) Incorporación del conocimiento tácito, es decir, el correspondiente a intuiciones,
aprehensiones o sentimientos que no se expresan de forma lingüística pero que se refieren
a aspectos conocidos de algún modo. Muchos de los matices de la realidad sólo pueden ser
captados por esta vía, a la vez que muchas de las interacciones entre investigador e inves-
tigado ocurren en este nivel.
d) Aplicación de técnicas de recogida de datos abiertas, por adaptarse mejor a las in-
fluencias mutuas y ser más sensibles para detectar patrones de comportamiento.
e) Muestreo intencional. La selección de la muestra no pretende representar a una po-
blación con el objeto de generalizar los resultados, sino que se propone ampliar el abanico
y rango de los datos tanto como sea posible, a fin de obtener la máxima información de las
múltiples realidades que pueden ser descubiertas.
f) Análisis inductivo de los datos. Ello implica una primera descripción de las situacio-
nes de cada uno de los casos o eventos estudiados, con el fin de detectar progresivamente
la existencia de unas regularidades entre ellos que constituyen la base o germen de una
futura teoría adecuada a las condiciones y valores locales.
g) La teoría se genera a partir de los datos de una realidad concreta, no partiendo de
generalizaciones «a priori». Autores relevantes como Goetz y Le Compte (1988) definen la
teoría como:
• generativa, por preocuparse por el descubrimiento de constructos y proposiciones;
• inductiva, pues las teorías se desarrollan desde abajo, a través de la interconexión de
evidencias y datos recogidos;
• constructiva, dado que las unidades de análisis comienzan a aparecer en el curso de
la observación y descripción;
• subjetiva, entendido como el propósito de reconstruir categorías específicas que los
participantes utilizan para conceptualizar sus propias experiencias y su visión de la realidad.
h) El diseño de la investigación es emergente y en cascada, ya que se va elaborando
a medida que avanza la investigación. La situación generadora del problema da lugar a un
cuestionamiento continuado y a una reformulación constante, en función de la incorporación
de nuevos datos. Esta filosofía de «diseños no estándar» flexibiliza el estudio de forma acor-
de con la propia realidad y los datos que se obtienen, lo cual le aporta infinito número de
posibilidades. Además, este tipo de diseños permite una adecuación a las múltiples reaüdu •
des, a los contextos específicos y a las interacciones entre investigador y contexto. Un
diseño previo prefijado relegaría la realidad vivencial.
i) La metodología cualitativa se plantea criterios de validez específicos, utilizando kV
nicas propias que garantizan la credibilidad de los resultados.

5.3 «CONTINUUM» PARTICIPATIYO

5.3.1 Niveles de participación

La característica más relevante de la observación directa es la preservación de la espon-


taneidad del sujeto observado, por lo que la participación del observador en algún sentido
corre el riesgo de vulnerarla. La multiplicidad de matices que de aquí se derivan permito
considerar la participación como una dimensión que puede hallarse saturada de forma va
riable, y que posee los límites lógicos de mínima y máxima carga participativa:

5.3.1.1 Observación no participante


El observador actúa de forma claramente neutra, sin que ni siquiera se precise c o iu h c i

76
al sujeto observado (así, en el patio de una escuela se puede observar al «niño del chandal
azul», o en una competición deportiva al integrante del equipo que en su camiseta figura el
9), y el observado en ningún momento se dirige al observador como inicio de conducta
interactiva, o, si lo hace, no sobrepasa en intensidad la forma como se dirigiría casualmente
a cualquier sujeto extraño.

5.3.1.2 Observación participante propiamente dicha


Se da un tipo especial de interrelación entre observador y observado.
Por lo que se refiere al observador, cabe distinguir entre la figura del investigador que
inspira y planifica el estudio, y el mero observador que efectúa el registro de las sesiones
de observación, aunque es cierto que en ocasiones una misma persona aúna los dos roles.
En el primer caso, es decir, quién planifica las fases y actividades de que consta el estudio,
debe partir de la base de que se trata de una metodología no interventiva, y por consiguiente
no reactiva (W e b b , C a m pb e l l , S c h w a r t z , S e c h r e s t & G r o v e , 1981), lo cual implica un grado
de control interno1 mínimo o nulo.
La observación participante propiamente dicha consiste en un proceso caracterizado,
por parte del investigador, como una forma «consciente y sistemática de compartir, en todo
lo que le permitan las circunstancias, las actividades de la vida, y, en ocasiones, los intereses
y afectos de un grupo de personas. Su propósito es la obtención de datos acerca de la con-
ducta a través de un contacto directo y en términos de situaciones específicas en las cuales
sea mínima la distorsión producida en los resultados a causa del efecto del investigador
como agente exterior» (K l u c k h o l m , 1940, p. 331). Es relativamente frecuente que una ob-
servación que inicialmente es no participante, con el transcurso del tiempo se vayan conociendo
observador y observado y se transforme en observación participante.
Aunque tradicionalmente se ha favorecido desde diversos ámbitos (Etnografía, So-
ciología, Pedagogía, Antropología,...), resaltando como aspecto positivo el de una mejor
comprensión del comportamiento estudiado y la mejor accesibilidad a los sujetos observa-
dos, encierra el grave peligro de la subjetividad, atribuyendo a!(a los) sujeto(s) observado(s)
sus propios sentimientos o prejuicios.

5.3.1.3 Participación-observación
Resulta de una intensificación de la observación participante, cuando un miembro de
un grupo adquiere la cualidad de observador de otro(s) perteneciente(s) a un grupo natural
de sujetos, como diada madre-hijo, o con una relación interactiva continuada, como profe-
sor-alumno, etc., y aunque implica un posible sesgo de expectativa, disminuye el de reactividad
y aumenta la accesibilidad del sujeto, y por consiguiente la viabilidad del estudio, pues no
hay que olvidar que en metodología observacional es frecuente el grave problema de falta
de acceso al sujeto observado durante todo el tiempo necesario.
Existen notables diferencias entre el papel del observador participante y del participan-
te-observador (B a b c h u k , 1962), referidas, especialmente, a la tarea a realizar, donde el
participante-observador tiene mayor libertad de movimientos, pudiéndose relacionar con
todas las personas de su grupo en sus propios niveles. El significado de ciertos compor-
tamientos escapa siempre, al menos en parte, a los que observan desde fuera, mientras que
la observación en el propio grupo ofrece, además de la mayor posibilidad de acceso, garantía
de logro de mayor volumen de información.

‘El control interno significa la existencia de dominio sobre la situación, y, por consiguiente, nivel de
intervención o de manipulabilidad. Este criterio es precisamente el que permite diferenciar entre sí las tres
metodologías básicas observacional, selectiva y experimental (Arnau, Anquera & Gómez, 1990), que se
disponen ocupando tres tramos contiguos en un «continuum» definido por dicho criterio.

77
5.3.1 A Autoobservación
En el «continuum» indicado va reduciéndose la distancia entre observador y observado
hasta 1legai’ a la autoobservación, en que coinciden en una misma persona. La autoobservación
implica el grado más elevado de participación en la observación, donde el observador es a
la vez sujeto y objeto.
Tradicionalmcnte se lia desatado una polémica sobre la autoobservación, en la cual
actúa un doble proceso consistente, por un lado, en atender deliberadamente a la propia
conducta, y, por otro, en registrarla mediante algún procedimiento previamente establecido.
La autoobservación se ha revelado especialmente indicada en el estudio de conductas que
pertenecen a la esfera de la privacidad (por ejemplo, desavenencias familiares), las que
resultan poco detectablcs a observadores externos (como sentimientos de timidez, agresividad
controlada), conductas encubiertas (tomar decisiones, reflexionar sobre determinados argu-
mentos) y aquellas conductas que se supone que están precedidas por reacciones internas o
estados emocionales (como comportarse asertivamente, fumar, etc.).
Hay que distinguir entre autoobservación de conductas heteroobservables, en que se
puede contrastar con el registro de un observador que sea una tercera persona (por ejemplo,
número de cigarrillos fumados en un período de tiempo diario por una persona que está
siguiendo un programa de deshabituación al hábito de fumar), de autoobservación
introspectiva, que se refiere a vivencias expcricnciadas en primera persona (como terrores),
y que presenta importantes riesgos, especialmente el de inferencia desmesurada y el de
distorsión.
Como señala Lieberman (1979), la autoobservación e informe de un sujeto sobre sus
sentimientos y pensamientos no deberían diferir de la observación externa de sus actividades
motoras. El problema, en lo fundamental, está en que mientras el primer tipo de compor-
tamiento no siempre puede ser verificado independientemente, sí puede serlo el segundo. De
aquí que un reparo habitual hacia la autoobservación se debe a las garantías sobre la calidad
del registro cuando se trata de eventos privados inobservables para otros sujetos. Ahí se
podría oponer que el mundo privado es igualmente observable, aunque sólo para una única
persona; y ahí habría que tener presente que el individuo aprende a dar cuenta de su mundo
privado según le enseña la comunidad a hacerlo.

5.3.2 Tipos de participación

Independientemente del nivel particípativo en tjue nos situemos, aunque no se puede


negar su repercusión diferencial, hay que distinguir entre dos tipos de observación, en
general, y específicamente, de observación participante:

S.3.2.1 Observación participante directa


Corresponde a un objeto de observación formado por conductas manifiestas, y, por
tanto, susceptibles de ser percibidas a través de nuestros órganos sensoriales. Se trata de un
proceso que se inició con la percepción de un evento y/o conducta y/o situación que dio
lugar a un registro determinado, con la única excepción de material textual, o, del que no
siéndolo inicialmcnte, después es analizado como texto o documento.
Según Longabaugh (1980), es observable la conducta que, si ocurre en presencia de
otro sujeto, tiene la capacidad de actuar como estímulo para dicho sujeto, el cual puede
obtener de ella un registro de conducta. Para Mucchielii (1974, p. 6), «observar es en primer
lugar percibir», por lo que la percepción se constituye en elemento básico de la observación
al existir verdaderamente un mundo externo y objetivo con propiedades reales, abstractas,
u otras, que pueden ser experienciadas en virtud de la percepción más que com o constrac-

78
ciones ficticias mediante diversos procesos cognitivos (intelectivos, mnemónicos o imagina-
Üvos).
Pero, ¿qué conductas del ámbito clínico, escolar, etológico, etc., comportan una percep-
ción de la realidad desde la perspectiva de la observación participante? En primer lugar, para
hacer viable la recogida de datos, tendrá que desencadenarse el correspondiente proceso
representacional, que proporciona un retrato de la realidad -según Bemard (1976, p. 41), «el
observador debe ser como el fotógrafo de los fenómenos»-, y para el cual se precisa del
mecanismo representacional, que actúa selectivamente e implica tanto aspectos orgánicos
(cada individuo, ya que sus representaciones son puras y totalmente propias, y no pueden
ser experienciadas por otra persona) como inorgánicos (mecanismos autónomos de registro),
y se manifiesta mediante signos de diverso orden (sensaciones, elementos convencionales,
etc.) que, en cualquier caso, estarán insertos en un contexto de representación que fijará las
dimensiones básicas espacio-temporales, etc.
El problema y consiguiente pregunta que ello sugiere es: ¿Cómo podría obtenerse
información sobre conductas en el aula, hospital, despacho de un terapeuta, etc., de las que
todavía no se posee ningún conocimiento? Mediante un mecanismo orgánico deberá desen-
cadenarse adaptativamente la sucesión de cambios necesarios a lo largo de un proceso de
desarrollo que permitirá la representación del correspondiente segmento de la realidad y
enlazará con el planteamiento inductivo o deductivo de la investigación, que implica, res-
pectivamente, la ausencia o presencia de un conocimiento previo, y permitirá adoptar la
decisión acerca de cuándo pueden o deben formularse hipótesis en un estudio observacional.

5.3,2.2 Observación participante indirecta


En el análisis de la realidad social ocupan un papel relevante las conductas verbales del
sujeto. Es innegable que, como ser social por naturaleza, la comunicación humana se realiza
predominantemente mediante la conducta verbal, aunque sea igualmente cierto que en la
mayoría de los casos se completa y/o modula en virtud de que actúan otros niveles de res-
puesta, especialmente el vocal y el no verbal.
La conducta verbal ofrece la posibilidad de ser analizada desde una doble perspectiva.
Por una párte, es perfectamente susceptible de observación directa, sola o complementada
con otros niveles de respuesta; pero, por otra, se abre lentamente un nuevo horizonte de
posibilidades si tenemos en cuenta que además de ser directamente perceptible puede serlo
también indirectamente, dado que la interpretación de «lo hablado» puede tener diversos
sentidos en función del contexto, del sujeto emisor, del sujeto receptor, de ambos, ... Es ob-
vio, además, que la conducta verbal se puede grabar y transcribir, con lo que adopta la forma
de material documental.
La observación participante indirecta, muy cuestionada desde diversos ángulos, im-
plica la existencia de conductas encubiertas que requerirán una inferencia y, por tanto, una
carga interpretativa que puede redundar en detrimento y menoscabo de la objetividad requerida
en toda metodología científica. De ahí los recelos que inspira y su carácter un tanto ambiguo
a la hora de considerar su inclusión.2 Sin embargo, y como se indicó anteriormente, en los
últimos años se ha avanzado considerablemente en este sentido, y el estudio de los procesos
cognitivos superiores ha impulsado a empujar los límites que la circundan. En la actualidad,
por ejemplo, se está trabajando en indicadores externos de la conducta intencional de los
niños y en autoinformes. Además, es muy posible que la mejora de las técnicas que permiten
su estudio riguroso contribuya a su progresiva consolidación.
Forman parte de la observación indirecta (A n g u e r a , 1988), entre otras posibilidades,

2Mientras no se especifique lo contrario, con el término «observación participante» nos referiremos


siempre a la observación participante directa.
las mencionadas n continuación, en todas las cuales la originaria conducta verbal se ha trans-
formado en mal erial documental, motivo por el que le serán aplicables las mismas técnicas
en cuanto al tratamiento cualitativo de datos:
a) Textos documentales obtenidos por la grabación de la conducta verbal de un sujeto,
y que pueden ser sometidos a un análisis de contenido, proceso que corre en paralelo con
el de Ja observación directa, pero con la diferencia fundamental -q u e constituye un indu-
dable riesgo- de delimitación de las unidades lingüísticas (sintácticas, estructurales y temáticas)
y su codificación.
b) Los dalos verbales obtenidos oralmente mediante técnicas diversas (generalmente
entrevistas) implican en parte una vuelta al introspeccionismo desde el momento en que el
sujeto puede estar explicando sus vivencias en un momento determinado. Esta información,
que corresponde a los informes verbales o protocolos, o análisis de tareas, puede ser igualmente
susceptible de análisis de contenido, cada vez más sofisticados, e incluso contando con el
prometedor apoyo de la teoría de grafos. La principal dificultad sigue siendo de garantía de
validez.
c) Los autoinformes, procedentes del registro propio de la autoobservación, deben
también incluirse en tanto en cuanto que se refieren a conductas —en su sentido más amplio-
no perceptibles por heteroobservadores (aunque en algunos casos en la autoobservación se
registre desde la observación directa -p o r ejemplo, cigarrillos fumados en un período de
tiempo-, debiendo contemplarse como tal), y en donde se extemaliza el lenguaje interno de
diversas formas, algunas muy características, como los diarios (por ejemplo, el de sujetos
anoréxicos) o cartas que dejaron escritas algunos suicidas, y que igualmente deberán someterse
al análisis de contenido.
Finalmente, en la observación participante indirecta se considera igualmente incluido
un conjunto de materiales de registro que desde su origen adoptan una forma diversa, sean
documentos escritos (entre los que se encuentran libros, publicaciones diarias y periódicas,
series estadísticas, diarios autobiográficos, docum entos históricos, etc.) y materiales
audiovisuales (como discos, películas, fotografías, videos, etc.), y en donde ambos pueden
ser tanto de carácter privado como público. No obstante, seguiremos considerando como
prototipo el material escrito textual.

5.4 TRA TA M IEN TO D EL R E G ISTR O

5.4.1 Exigencias metodológicas

La finalidad del tratamiento de datos, sin importar el tipo de datos que se tenga, es
imponer algún orden en un gran volumen de información, así como proceder a una reduc-
ción de datos, de manera que sea posible obtener unos resultados y unas conclusiones, y que
se puedan comunicar mediante el informe de investigación.
Se detecta una cierta contradicción -al menos aparente- entre el hecho de que el inves-
tigador cualitativo prefiere que la teoría emeija de los propios datos, averiguando qué esquemas
de explicación son empleados por las materias sometidas a estudio para proporcionar un
sentido a la realidad con las que se encuentran, y, por otra parte, que para analizar la infor-
mación s e empleen procedimientos estadísticos de diversa complejidad ( R u i z - M a y a ,
M a r t í n - P l i e g o , L ó p e z , M o n t e r o & U r i z , 1990). En consecuencia, es preciso esmerarse para
resolver la cuestión sin desviarse de la filosofía de referencia, pero con un máximo de rigor.
Esta larca es un reto especialmente en la metodología cualitativa en la que habitual -
mente se ubica la observación participante, y ello por tres principales razones:
a) No existen reglas sistemáticas para el análisis y presentación de datos cualitativos,

80
Jo cual se debe en parte al carácter «blando» que se les atribuye. La ausencia de procedi-
mientos analíticos y sistemáticos hace difícil la tarea en una investigación cualitativa, en
donde además no tiene sentido la replicación.
b) Requiere un gran volumen de trabajo. El analista cualitativo debe analizar y darle
sentido a páginas y páginas de material que primero fue narrativo y después descriptivo. Por
ejemplo, un estudio que se realice en un centro hospitalario en donde se llevan a cabo treinta
entrevistas a enfermos de cáncer en fase terminal que son sabedores de su estado; las trans-
cripciones varían de 40 a 80 páginas por entrevista, lo cual da como resultado gran cantidad
de material que hay que leer, organizar y sintetizar. La investigación cualitativa implica una
dedicación considerable de tiempo, lo cual, combinado con el hecho de que las muestras son
pequeñas, aumenta la dificultad, además de que es costoso, y su generalización es limitada.
c) Es precisa una redución de datos para la elaboración del informe. Con frecuencia,
los principales resultados de una investigación cualitativa se pueden esquematizar en algunos
cuadros; no obstante, si se sintetizan demasiado, se pierde la integridad del material narrativo
de los datos origínales.- Como consecuencia, es difícil presentar resultados de investigacio-
nes cualitativas en un formato que sea compatible con las limitaciones de espacio de las
publicaciones científicas profesionales.
Si se dispone de una flexibilidad en los niveles descriptivos más adecuados, de forma
que exista una gradación continuada que incluya una gama de niveles descriptivos intermedios
j io situados en los extremos de posiciones bipolares, será mayor el ajuste y la articulación
entre percepción e interpretación, con lo cual resulta beneficiada la calidad del registro ob-
servacional. Podría argüirse en contra que aumentaría la complejidad en la codificación y
posterior análisis, pero ello puede solventarse adecuadamente si se hace uso adecuado de los
parámetros observacionales establecidos y se lleva a cabo un tipo de análisis que se adecúe
a los datos recogidos.
En buena parte de los casos, la inclusión en un mismo registro de varios niveles des-
criptivos daría lugar a la superposición de diversas unidades y cubrir el «coníinuum» de
conducta, lo cual permitirá, establecer una convergencia entre diferentes tipos de análisis
(B la n c o ,. 1 9 8 3).

5.4.2 De la descripción al registro

La descripción es la expresión verbal del contenido de la observación y la primera tarea


que debe llevar a cabo una ciencia. Pero es cierto que actuamos desde niveles de descripción
diferentes cuando anotamos rigurosamente cada uno de los movimientos y sonidos emitidos
por un recién nacido que cuando describimos globalmente lo ocurrido en una discusión pro-
fesional.
Por otra parte, el registro es una «transcripción de la representación de la realidad por
parte del observador mediante lá utilización de códigos determinados, y que se materializa
en un soporte físico que garantiza su prevalencia» (A n g u e r a , B e h a r , B l a n c o , C a r r e r a s ,
L o s a d a , Q u e r a & R ib a , 1993), aunque resulta evidente que dicha transcripción no es auto-
mática, y habrá que tomar diversas decisiones en su materialización.
Uno de los elementos determinantes en estas decisiones y, en consecuencia, en la forma
cómo se lleva a cabo la captación del significado es la adopción de un criterio-base (o
varios) sobre la segmentación de la conducta y la demarcación de sus unidades, la cual
depende a su vez de la naturaleza de los parámetros del comportamiento que se poseen y
de los fines específicos de la investigación, con lo que se establecerá el carácter predomi-
nantemente molar, molecular o mixto del sistema taxonómico, que está en estrecha relación
con un nivel elevado o prácticamente inexistente de abstracción, el interés por una taxonomía
predominantemente natural, estructural, o funcional y, de forma relativamente más distante,

81
c o n la s u p e r p o s ic ió n d e n iv e le s e n la e s tr u c tu r a d e la c o n d u c ta a l p u n tu a liz a r su d is p o s ic ió n
je rá rq u ic a .
El tip o o m o d a lid a d de d e sc rip ció n r e p e r c u t e d e f o r m a d e t e r m i n a n t e . N o e x i s t e c r i t e r i o
u n á n im e e n la lite r a tu r a e s p e c ia liz a d a , y s e h a id o im p o n ie n d o e l c r ite r io d e p r o f e s io n a le s
d e d iv e r s o s á m b ito s ( s o c ió lo g o s , o tó lo g o s , c tc .) . D e s d e u n a c o n s id e r a c ió n c e r c a n a a l g r a d o
d e im p lic a c ió n d e l o b s e rv a d o r, s e d is tin g u e e n tr e descrip ció n ética (H eadland, P ik e & H a rris,
1 9 9 0 ), q u e tie n e u n in d u d a b le c a rá c te r e x te rn o , o b je tiv o y e x h a u s tiv o , h a c ie n d o re fe re n c ia
a c a te g o r ía s p r e v ia m e n te e x p lic ita d a s e n d o n d e n o a c tú a u n a s e le c c ió n d e lo r e le v a n te y
to d o s lo s d e ta lle s tie n e n ig u a l im p o r ta n c ia , y u n a d e sc rip ció n ém ica, q u e s e s i t ú a e n u n n i v e l
d e id e n tif ic a c ió n y p r e c is ió n d e la s c a te g o r ía s s ig n if ic a n te s p a r a e l s u je to , y q u e s e lo g ra ría
in te n ta n d o c o m p o n e r y r e la c io n a r la s in f o r m a c io n e s é tic a s e x tr a íd a s p o r e l o b s e rv a d o r.
S i s e d is p o n e d e u n a fle x ib ilid a d e n lo s n iv e le s d e s c r ip tiv o s m á s a d e c u a d o s , d e f o rm a
q u e e x is ta u n a g ra d a c ió n c o n tin u a d a q u e in c lu y a u n a g a m a d e n iv e le s d e s c rip tiv o s in te rm e d io s
n o s itu a d o s e n lo s e x tr e m o s d e p o s ic io n e s b ip o la r e s , s e r á m a y o r e l a ju s te y la a rtic u la c ió n
e n tre p e rc e p c ió n e in te rp re ta c ió n , c o n lo c u a l r e s u lta b e n e fic ia d a la c a lid a d d e l r e g is tro o b -
s e rv a c io n a l. P o d r ía a r g ü ir s e e n c o n tr a q u e a u m e n ta r ía la c o m p le jid a d e n la c o d if ic a c ió n y
p o s te r i o r a n á lis is , p e r o e l lo p u e d e s o lv e n t a r s e a d e c u a d a m e n t e s i s e h a c e u s o a d e c u a d o d e lo s
p a r á m e tr o s o b s e r v a c jo n a le s e s ta b le c id o s y s e lle v a a c a b o u n tip o d e a n á lis is q u e s e a d e c ú e
a lo s d a to s r e c o g id o s .

5.4.3 Del registro a la codificación

L a f a s e e m p ír ic a d e la o b s e r v a c ió n p a r tic ip a n te s e in ic ia d e s d e e l m o m e n to e n q u e e l
o b s e r v a d o r e m p ie z a a a c u m u la r y c la s if ic a r in f o r m a c ió n s o b r e e v e n to s o c o n d u c ta s , c o n lo
q u e p o s e e u n o s d a to s p ro v in ie n te s d e u n a tr a d u c c ió n d e la re a lid a d , y q u e d e b e rá s is te m a tiz a r
p r o g r e s iv a m e n te , p u d ié n d o lo h a c e r a lo la r g o d e u n a g r a d a c ió n c o n m u c h ís im o s e s la b o n e s
in te r m e d io s - d e s d e la o b s e r v a c ió n p a s iv a a la a c t i v a - , lo s c u a le s s u e le n s u c e d e r s e e n tr e s í,
a l m e n o s p a r c ia lm e n te , a m e d id a q u e a v a n z a e l c o n o c im ie n to d e l o b s e r v a d o r a c e r c a d e la s
c o n d u c ta s e s tu d ia d a s y s e a c re c ie n ta su ro d a je e s p e c ífic o .
S i se tra b a ja c o n n o ta s d e c a m p o , tra n s c rip c io n e s p ro v e n ie n te s d e e n tre v is ta s n o e s tr u c -
tu ra d a s , d o c u m e n to s h is tó r ic o s o a lg ú n o tr o m a te ria l c u a lita tiv o , u n a ta r e a d e te r m in a n te e s
la p r e p a r a c ió n c u i d a d o s a d e la c o d if ic a c ió n ( S t r a u s s & C o rb in , 1 9 9 0 ) m e d ia n te la im p o s i-
c ió n d e a lg u n a e s tr u c tu r a e n la m a y o r p a r te d e la in fo rm a c ió n .
E n p r im e r lu g a r, a l ig u a l q u e e n lo s e s tu d io s c u a n tita tiv o s , e s im p o r ta n t e r e v i s a r q u e
lo s d a to s e s té n c o m p le to s , q u e te n g a n b u e n a c a lid a d y q u e e s té n e n u n f o r m a to q u e fa c ilite
s u o r g a n i z a c i ó n . S e d e b e c o n f i r m a r q u e la s t r a n s c r i p c i o n e s t e x t u a l e s e n r e a l i d a d lo s e a n , y
q u e s e h a lle n c o m p le ta s .
L a p rin c ip a l ta re a e n la o r g a n iz a c ió n d e lo s d a to s c u a lita tiv o s p r o c e d e n te s d e u n a o b s e r -
v a c ió n p a r tic ip a n te e s d e s a r r o lla r u n m é to d o p a r a in d iz a r e l m a te r ia l; p o r e je m p lo , lis ta d o s
q u e r e la c io n a n lo s n d m e ro s d e id e n tif ic a c ió n d e m a te r ia c o n o tr o s tip o s d e in f o r m a c ió n ,
c o m o fe c h a s y lu g a r e s d e la re c o g id a d e d a to s .
T o d o re g is tro , p o r a ju s ta rs e a l o b je tiv o p r e v ia m e n te d e lim ita d o , im p lic a u n a s e le c c ió n
d e la s c o n d u c ta s c o n s id e r a d a s r e le v a n te s , y e n b a s e a s u s c a ra c te r ís tic a s , a la té c n ic a d e
re g is tro e le g id a y a lo s re c u rs o s d e q u e s e d is p o n e , d e b e rá e s c o g e rs e u n s is te m a (e s c rito ,
o ra l, m e c á n ic o , a u to m á tic o , ic ó n ic o , e tc .) q u e f a c ilite s u s im p lif ic a c ió n y a lm a c e n a m ie n to .
A h o ra b ie n , e l p la n o e n q u e s e s itú a e l re g is tr o e s p o b r e e in s u f ic ie n te s i p r e te n d e m o s ,
c o m o s e i n d i c ó a n t e r i o r m e n t e , u n a e l a b o r a c i ó n p o s t e r i o r - y t a m b i é n l a c u a n t i f i c a c i ó n - d e la
p la s m a c ió n d e la c o n d u c ta e s p o n tá n e a m e d ia n te la o b s e r v a c ió n s is te m á tic a . Y d e a h í In
n e c e s i d a d , m e d i a n t e l a c o d i f i c a c i ó n , d e c o n s t r u i r y u t i l i z a r u n s i s t e m a d e s í m b o l o s - que*
p u e d e n s e r d e m u y d iv e r s o s ó r d e n e s - q u e p e r m ita la o b te n c ió n d e la s m e d id a s r e q u e r id a s
e n c a d a c a so , y q u e p e r m itir á n u n u lte r io r a n á lis is .

82
5.5 U T ILIZA C IÓ N DE LA O B SE R V A C IÓ N PA R T IC IPA N T E

5.5.1 V entajas

S o n d iv e r s a s , y g e n e ra lm e n te s e v in c u la n a la p r o p ia n a tu r a le z a d e la s itu a c ió n . N o o b s -
ta n te , y e n u n in te n to p o r s is te m a tiz a r la s (A n g u e r a , 1 9 8 5 ) , p o d r ía n s e ñ a la r s e la s s ig u ie n te s :

a) F a c ilita la « p e r c e p c ió n » , e n c u a n to r e s u lta m á s v ia b le d e e s tu d io e l e s c e n a r io s o c ia l
d e la s in te r r e la c io n e s e n tr e lo s m ie m b r o s y la d in á m ic a d e l g r u p o .
b) D e s d e u n p u n t o d e v i s t a p s i c o l ó g i c o , l o s s u j e t o s o b s e r v a d o s v a n m o d i f i c a n d o y m o -
d u la n d o s u p ro p ia a c titu d re s p e c to a l o b s e rv a d o r, a l q u e a c a b a n p o r a c e p ta rlo e in c lu s o a
c o n s id e ra rlo c o m o u n m ie m b ro m á s d e l g ru p o .
c) H a y m á s s i t u a c i o n e s d e o b s e r v a c i ó n c o n l a n e c e s a r i a v i a b i l i d a d .
d) F a c ilita e l a c c e s o a d a to s e in fo rm a c io n e s re s trin g id a s .

5.5.2 Inconvenientes

E x i s t e u n b u e n n ú m e r o d e d e t r a c to r e s d e la o b s e r v a c i ó n p a r t ic i p a n te , y n o e s c a s u a lid a d
q u e e n b u e n a m e d id a e je rz a n m á s o m e n o s p re s ió n e n fu n c ió n d e l á m b ito s u s ta n tiv o e n q u e
s e s itú a n .
L o s in c o n v e n ie n te s o d ific u lta d e s q u e s e a rg u y e n c o n m á s c o n tu n d e n c ia so n :

a) S u b j e t i v i d a d d e l o b s e r v a d o r , c a n a l i z a d a e n f u n c i ó n d e l a s c a r a c t e r í s t i c a s p r o p i a s y
la s d e l(d e lo s ) s u je to (s ) o b s e rv a d o (s ).
b) P o s i b l e f a l t a d e e s p o n t a n e i d a d .
c) T r a t a m i e n t o c o m o c a s o ú n i c o , l o c u a l i n c i d e s o b r e l a i n d i v i d u a l i z a c i ó n d e l o b s e r v a -
d o r y a n u la c ió n d e la p o s ib ilid a d d e s u s u s titu c ió n p o r c u a lq u ie r o b s e rv a d o r e n tre n a d o y
a d ie s tra d o .
d) P e lig ro s d e s e s g o (B eh ar & Riba, 1 9 9 3 ), ta n to e l c o rre s p o n d ie n te a l o b s e rv a d o r
(e x p e c ta n c ia ) c o m o a la s itu a c ió n d e o b s e rv a c ió n (re a c tiv id a d ).

5.6 CONCLUSIONES

L a o b s e rv a c ió n p a rtic ip a n te c o n lle v a u n a in d u d a b le c o m p le jid a d e n su c o n c e p tu a liz a c ió n ,


d e s a r r o llo y u s o . S u r e v is ió n e s u n a ta r e a in a c a b a d a e n n u e s tr o s d ía s , y e l m o v im ie n to p e n -
d u la r d e e n c o m io y d e s c ré d ito e n q u e s e h a lla e s b u e n a p r u e b a d e e llo , d a d o q u e la a d s c rip c ió n
m á s o m e n o s r íg id a a d e te rm in a d o s p la n te a m ie n to s v ig e n te s p u n tu a lm e n te e n d e te rm in a d o
m o m e n to le im p id e la n e c e s a ria p e rs p e c tiv a h is tó ric a q u e o fre z c a u n a m a y o r a n g u la r p a ra
s u p r o f u n d iz a c ió n c rític a .

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94
6. Émica, ética y transferencia
^ v
Angel Aguirre Baztán

6.1 PR ELIM IN A R

a) En 1954, el lingüista y misionero Kenneth L. Pike describe en su obra Language


In Relation to a Unified Theory ofth e Stm cture o f Human Behavior (Glendale 1954, 2 a Ed.
La Haya 1971) una «distinción» entre dos modos de hablar de una cultura: emic y etic. Para
Pike, estos dos sufijos proceden de phonemic y phonetic, siendo «fonémica» la perspectiva
que se centra en el estudio de las unidades significativas para el hablante, mientras que la
«fonética» estudiaría los sonidos del hablante desde el exterior, a efectos lingüísticos.
Señalemos que Pike efectúa esta distinción como misionero (que quiere entrar en
comunicación con los nativos mixtecas) y como lingüista (desde una perspectiva intercultural).
Sapir, a quien cita Pike y en quien probablemente se inspira, describe la «diferencia
comprensiva» del interior y el exterior:

«Resulta imposible decir lo que un individuo está haciendo sin haber aceptado
tácitamente los modos de interpretación esencialmente arbitrarios que la tradición
social está constantemente sugiriéndonos desde el momento mismo de nuestro na-
cimiento. Si alguien lo duda, que haga el experimento de dar un informe detallado
(debe entenderse etic) de las acciones de un grupo de nativos entregados a alguna
actividad, digamos religiosa, de la que él no tenga la clave cultural (o sea, que no
conozca el sistema emic). Si es escritor hábil, conseguirá hacer una descripción
pintoresca de lo que ve y oye, o piensa que ve y oye; pero las posibilidades de que
sea capaz de dar tina relación de lo que acontece en términos que resulten a la vez
inteligibles y aceptables a los nativos mismos, son prácticamente nulas. Se hará
culpable de toda clase de distorsiones y su interés lo pondrá siempre donde no debe.
Ga cotvra rd laícresúMís q u e A js /zxr/ft tf p a r ¿ teízv/tét á ? ¿v?¿ /n&fslA?
casual de conducta que no merece comentario especial; y, en cambio, dejará com-
pletamente de observar los momentos cruciales que en el trascurso de la acción, dan
significado formal al conjunto, en las mentes de aquellos que poseen la clave de su
comprensión» (en Pik e , 1954: 9).

Si el observador exterior no está en la «mentalidad» del nativo, no podrá entender el


significado de la cultura.
Emic y Etic son, pues, «dos puntos de vista» o perspectivas, que desde la óptica de Pike
sólo significan dentro/fuera: la descripción émica o punto de vísta del nativo, se sitúa dentro
de la perspectiva del actor, mientras que la descripción ética o punto de vista del observador
exterior, se sitúa, fuera del agente.
Existen otras aproximaciones conceptuales a dentro/fuera:
cmic etic
particularismo genera Usmo
interno externo
relativo absoluto
material formal
histórico ohistórico

Jas que se puede acceder a comprender la «distinción» de Pike, aunque no todos estén
c o jj
de acuerdo en su homologación conceptual.
b) La cuestión se complica cuando la llamada «nueva etnografía» ( S t u r t e v a ,n t , 1964),
nacida en Yale con reminiscencias estructuralistas Ievistraussianas, que entiende la cultura
como un sistema de cogniciones compartidas, asimila la distinción de Pike, integrándola en
su particular perspectiva:

«Generalizando (...) podemos decir que cuando describimos cualquier sistema


de comportamiento socialmente significativo, la descripción es émica, en la medida
en que se basa en los elementos ya componentes del sistema. El objeto de los análisis
vínicos es llegar a un conjunto mínimo de componentes conceptuales que puedan ser-
vir como los puntos originales de referencia para describir el resio del contenido del
sistema. Pero este conjunto mínimo de componentes conceptuales sólo puede ser
descrito en términos éticos, es decir, con referencia a conceptos que son extrínsecos
al sistema que se está describiendo. La émica, pues, se refiere a todo lo que participn
metodológica y teóricamente al hacer una descripción émica de los sistemas de com-
pvríarnicnto socia/mcnlc significativos, Mnto lingüísticos como culturales. La ética
5>cícftcrc a. todo lo implicado en la conceptualvzación y descripción, de los componentes
émicos básicos u originarios de tal sistema de comportamiento» (Goodenoiiüh, 1975:
166-167).

La perspectiva emic o interna a la cultura estudiada, sería la «válida» por ser la pers-
pectiva de los nativos, mientras que la perspectiva etic sólo tendría sentido en cuanto pers-
pectiva «validada», si se aprende tal como los nativos la han aprendido, por enculiuracióo
previa.
Esta explicación emjc/etic, dada por la «nueva etnografía» supone una ampliación
notable de la formulación de Pike, de la que se aleja, dando un giro de predominancia hacia
eJ sistema emic y hacia eí particularismo cultural.
c) De los recientes desarrollos conceptuales de la obra de Pike, destaca el de M, Harris,
el cual desde su posición materialista cultural, critica el emicismo de la «nueva etnografía»
y define el dentro de Pike, más como «dentro de la mente» que «dentro de cada cultura»,
desde una suerte de «eticismo» de los nativos respecto al «emicismo» de sus culturas. «Se
diría que Harris ha entendido inicialmente la perspectiva etic de un modo inverso a como
la entendió Pike, es decir, como la perspectiva esencial; y de ahí la ambigüedad del término
“etic” en manos de Harris, que, por un lado, conserva residuaímente alguna connotación de
Pike —el fisicalismo... y, por otro lado asume las características de lo que es esencial»
(B u e n o , 1990: 58). Esquematicemos con un ejemplo, su postura:
Cultura nativa: Emic Etic
Coaducta del grupo: Una madre no deja morir de Una madre deja moric de hambre a
hambre a sus hijos, sus hijas.
Pensamiento individual: Una madre nunca debe dejarmorir Cuando no hay alimento, se salvu it
a sus hijos y defiende su vida. los machos que sobreviven mejor.

86
Tanto el campo emic como el etic tienen «dos versiones»: lo que se piensa y lo que
se hace, lo cual hace imposible hablar de la intención o mentalidad a la que aludían Sapir
y Pike. Lo emic sería, para Harris, tanto lo que el nativo nos informa (discurso manifiesto)
como lo que calla (discurso tácito). Es como cuando le preguntamos a un católico sobre el
aborto y responde que es detestable, pero piensa que en caso de apuro (sobre todo si es
propio) se puede transigir (privadamente) la ley enunciada.
Harris lo argumenta con el recurso, al que hemos de volver más adelante, del análisis
de la relación entre el terapeuta y el paciente:

«Hay algunas opciones que de una forma sutil anulan la distinción cmic-etic.
por ejemplo, es un lugar común de la investigación y de la práctica psicoanalítica el
considerar que el actor es un mal observador de su propios estados internos. La tarea
del analista consiste en penetrar detrás de las fachadas, los símbolos y las otras de-
fensas de los pensamientos y de los sentimientos inconscientes de los que el actor
, no se da cuenta. Hasta aquí todo es etic: las afirmaciones del analista no quedan
falseadas, aunque se demuestra que los contrastes que él establece no son significativos,
ni tienen sentido, ni son reales, ni resultan apropiados para el punto de vista del
actor. Pero, de todos modos, esto parece, concillarse con la suposición de que si el
actor acepta que la descripción del analista sí corresponde a su propio “verdadero”
estado interno, entonces sí se ha logrado la verificación. Y, en esta medida, las des-
cripciones psicoanalíticas son emic. Mas hay que señalar que tal aparente anulación
de la distinción emic-etic lleva aparejado un castigo bajo la foima de un bajo nivel
de verificabiHelad y un estatus empírico dudoso. Es el mismo castigo que pagan
siempre quienes, indiscriminadamente, pasan repetidas veces de la estrategia emic a
la etic y viceversa» ( H a r r i s , 1977: 497).

El terapeuta sabe que, en psicopatología, todo discurso del paciente sobre el síndrome
(signos y síntomas) que le aqueja, cuanto más elaborado y cerrado (aparentemente seguro)
se presenta, más falseado y construido desde la ansiedad resulta. En este sentido, la narra-
ción cultural de un nativo puede estai, desde impregnada de nacionalismo hasta magnificada
desde el complejo de inferioridad.
d) Proveniente del movimiento diferencialista francés de los años setenta y que surge
como reacción al estructuralismo, la etnografía «postmodema» (Reinoso, 1991; A g u i r r e ,
1993c) que se proclama como «meta-etnografía», en la cual el etnógrafo, en vez de levantar
acta presencial de la cultura nativa etnografiada, «de-speja» (se mira en el espejo de la otra
cultura) sus propias incógnitas y redescubre su propia cultura:

«La antropología está mucho más del lado de los discursos literarios que de los
científicos. Los nombres personales aparecen ligados a libros y artículos y más oca-
sionalmente a sistemas de pensamientos (...) Lo cual, no nos convierte sin embargo en
floretistas, deJ mismo modo que el hecho de construir hipótesis o escribir fórmulas
tampoco nos convierte, como algunos parecen pensar, en físicos» (Geertz 1989: 18).
«En la investigación etnográfica, la voz del investigador se manifiesta siempre
en primer plano; pero, lo convencional de su texto, las limitaciones de su explica-
ción, a mediad entre el discurso fundamentado y el estilo realista, hacen de su obra
un todo cerrado, unidimensional» (C l if f o r d & M a r c u s , 1991, 42).

El e tn ó g ra fo es u n « re tó ric o » de la a n tro p o lo g ía y e l te x to e tn o g rá fic o e s u n a


n á n d e z , 1993).
« a u to r-iz a c ió n » (F e r
Frente al relato realista (emicista) de los antropólogos «naturalistas» y frente al discur-
so emicista de la «nueva etnografía», surge aquí un eticismo «suí generis», donde lo único
válido es el relato experiencia! del etnógrafo. La biografía etic es antepuesta al discurso,
sobre el otro, con pretensiones neutras y científicas.

87
e) ¿Dónde está lo interno y lo externo a que se refería Pike? ¿Es preferible el discurso
cmicista o el eticista? ¿Dónde encontrar la seguridad teórica que valide la metodología etno-
gráfica como científica? Entre el relato emicista del enfermo y la respuesta diagnóstico-ética
del terapeuta hay un enclave que nos proponemos analizar para poner de manifiesto la
pertinencia científica del proceso etnográfico.

6.2 LO S RELA TO S EM IC

La etnografía trata, sobre todo, de obtener relatos de cómo otras culturas organizan la
vida social de los pueblos.
Cuando el antropólogo se introduce en una cultura en condición de «nativo asociado»
por medio de la observación participante, trata de percibirla «desde dentro», desde su «com-
prensión interna», desde la «mentalidad nativa».
Es entonces,' cuando el etnógrafo se transforma en un «nativo más», cuando se percibe
el relato emic, en el diálogo permanente que realiza desde lo vivenciado allí con la versión
de los informantes.

6.2.1 ¿Quiénes son los nativos?

a) Parece como sí el término «Nos-Otros» resumiera perfectamente la «violencia» con


que nos referimos a los extraños. El «nosotros» etnocentista es el discurso del «Nos» sobre
los «Otros».
En el mundo griego, los bárbaros eran aquellos cuya existencia, perturbante y periférica,
amenazaba a los griegos (Aristóteles. Política 1324, b. 10).

«Si la lengua expresa el lógos, palabra y razón, según la semántica del término
griego, ese lógos que es lo más característico del ser humano, según la famosa
definición de Aristóteles, la lengua griega conviene como ninguna otra a la
racionalidad, que eleva al hombre por encima de los animales carentes de lógos»
( G a r c I a - G u a l , 1 9 9 2 : 7 ).

El bárbaro no tiene lógos (no habla griego), es decir, no tiene «razón» y por lo tanto,
no tiene «derecho».
Es el cristianismo el que se abre a los «gentiles» (etnikoi), a los «otros», para fuiuliti
su catolicidad (katolikós = universal)
Sin embargo, estos pueblos «Otros» que denominamos con el eufemismo de «nativos»,
casi siempre han sido los dominados v su discurso isa cu ltu ré sólo o odia ser analizado
«desde fuera».
Fue colonialismo el que produjo la mirada y el discurso etnográficos: «el imperio espa-
ñol produjo la Etnografía, el británico -con la Universidad- la Antropología» (LisriN, 1977:
103).
Parece que hoy, In vieja distinción entre el Nos-Otros, ya no puede traducirse por «grie-
gos/bárbaros», sino por la amarga dicotomía de pobres/ricos.
No es que los «bárbaros», «primitivos», etc., no tengan «logos», es que no tienen
dinero.
b) Los conquistadores y más tarde los etnógrafos, cuando descubrían culturas aisladas
en el espacio (en islas, selvas, desiertos, montañas, etc.) y en el tiempo (incomunicadas hasta
ser descubiertas), pudieron percibir que había «otras» formas de organizarse comunitariamenlr
y de dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de las comunidades.

88
Este choque con otras culturas les permitió comprender que las «otras» culturas eran
otras formas de vida, tan legítimas y eficaces, en sí, como su propia cultura. A partir de aquí,
resquebrajado parcialmente su originario etnocentrismo, pudieron admitir que cada comu-
nidad representaba un «particularismo cultural», con su propia y singular lengua, religión,
etcétera.
Para toda la ideología dependiente del colonialismo, los «nativos», los «indígenas», etc.
han sido esas comunidades subdesarrolladas, que un día fueron sus colonias y que son visi-
tadas por nuestros antropólogos, misioneros, cooperantes, etc., con intenciones tutelares,
más o menos encubiertas.
Hasta podríamos decir que, «nativos» (antes se decía: «primitivos», «salvajes», «ágrafos»,
etc.) son todos aquellos que no somos nosotros.
c) Podemos decir que las cosas han cambiado, porque se hace etnografía «at home»,
entre nosotros (por lo tanto ya somos «nativos»), en nuestras propias ciudades, de dos mane-
ras muy diferenciadas;
- en nuestro tercer mundo suburbano (marginación, inmigrantes, enfermos, presos, etc.)
- en los grupos urbanos, como las empresas, las asociaciones, las instituciones, etc.
Como dice Barth (1969: 9) el antiguo concepto de «etnia» estaba ligado al concepto
de aislamiento geográfico rural (tanto las comunidades «primitivas» de los paises coloniza-
dos, como nuestros núcleos rurales aislados). Este concepto ha evolucionado hacia el de
«etnicidad» que sé aplica a toda cultura resultante de un agrupamiento urbano (aislamiento
psico-sociológico), no por nacer en una comunidad sino por «adscribirse» a ella.
Respecto a las «culturas suburbanas (marginados, gitanos, tribus urbanas, presos, etc.)
el comportamiento etnográfico ha sido el mismo que con los «nativos primitivos»: etnografía
sobre su aislacionismo psico-sociológico y sobre su cultura suburbana, con matices de com-
prensión reivindicadora. Por mucha capacidad de «identificación con la causa de los opri-
midos», en estas etnografías está bien claro quién es el observador y quién es el observado.
En lo que concierne a los grupos urbanos (empresas, colegios, hospitales, clubes, etc.),
el autoagrupamiento, crea un aislamiento psico-sociológico que genera una cultura grupal.
Para que exista un grupo se necesita una cultura y allí donde hay un agrupamiento estable,
surge una cultura urbana:

«El proceso de formación cultural es, en un sentido idéntico al proceso de


formación grupal, en cuanto que la misma esencia de “colectividad” o la identidad
del grupo -los esquemas comunes de pensamiento, creencia, sentimientos y valores
que resultan de las experiencias compartidas y el aprendizaje común-, es lo que, en
última instancia, denominamos “cultura” de ese grupo. Sin un grupo no puede existir
cultura, y sin la existencia de un cierto grado de cultura, en realidad, todo lo que
podemos es hablar de un agregado de personas y no de un grupo» (Schein 1988: 65).
«De hecho, existe la posibilidad, poco considerada en la investigación sobre
el liderazgo, de que lo único realmente importante que hacen los líderes sea la crea-
ción y conducción de la cultura y que el único talento de los líderes esté dado por
la habilidad para trabajar con la cultura» (S c h e in , 1988: 20).

También podríamos, pues, llamar «nativos» a los miembros de una organización em-
presarial, de un centro educativo, o de un club de fútbol, ya que si bien la categoría de abo-
rígenes (nativo = de «nascor», nacer) no es muy adecuada, de alguna manera «se nace» al
grupo cuando se ingresa en él.
d) Concluiremos diciendo que, cuando hablamos de la perspectiva emic, refiriéndonos
al «punto de vista de los nativos», incluiremos allí, tanto la cultura de los pueblos «primi-
tivos» (aislados geográfica e históricamente), como la cultura de los grupos urbanos (ais-

89
lados psicológica y sociológicamente), aunque más que «nativos» habría que hablar de
«vivientes» o «vivencíales» de una cultura.

6.2.2 Emic, el punto de vista del nativo

La manifestación fundamental emic de una cultura se da en ios procesos de enculturación.


Es allí, donde «desde dentro», se transmiten a los nuevos miembros los códigos que definen
su cultura. Por eso, para Frazer la iniciación constituía ei misterio central de las sociedades
primitivas. Este acontecimiento era como una «epifanía emic», una manifestación pública de
la propia cultura a los «neófitos». Allí se trasmitía, además, la ortodoxia de las creencias
y la ortopraxis de la conducta.
De alguna manera, el etnógrafo que quiera conocer «desde dentro» una cultura, deberá
seguir la secuencia de los tres pasos iniciátícos: separación de su propia comunidad, margen
o situación de tránsito, y agregación a la cultura nativa (Van Gennep) para llegar a ser
«nativo»:
«Por iniciación se entienden, generalmente, un conjunto de ritos y enseñanzas
orales que tienen como finalidad la modificación radical de la condición religiosa y
social del sujeto iniciado. Filosóficamente hablando, Ja iniciación equivale a una
mutación ontológica del régimen existencial. Al final de las pruebas, goza el neófito
de una vida totalmente diferente de la anterior a la iniciación: se ha convertido en
otro» (E l Ia d e , 1975:. 10) (encursivado mío).

El etnógrafo, para tener un conocimiento emic, debería experimentar esta «mutación


ontológica», convertirse en «otro».
Esta es la razón por la cual, muchos recelan de que esto se dé realmente y prefieren
una endoetnografía, que podríamos definir así: uno no puede ser etnógrafo si no ha vivenciado
dos culturas y ha superado así su percepción etnocéntrica. Pues bien, tomemos a un etnógrafo
nativo que vaya a vivenciar otra cultura y, después de haberse «relativizado», vuelva a estu-
diar la propia cultura.
Tradicionalmente, el etnógrafo dejaba «su» cultura y marchaba a estudiar «otra» cultura.
Este acto «eticista» no le garantiza, al decir de los endoetnógrafos, conocer suficientemente
la otra cultura, porque siempre le será «ajena».
Sin embargo con la endoetnografía, se deja temporalmente la propia cultura (para sentir
el «choque cultural» de vivenciar otra cultura) y, después, se vuelve a estudiar la «propia»
cultura. Que es la única, dicen, que uno puede estudiar.
La solución parece sencilla y hasta legítima; pero lo que no se ve claro es como se
puede vivenciar plenamente la otra cultura, es decir conseguir «relativizar», en poco tiempo,
el propio ctnocentnsmo.
Además, la endoetnografía es el tipo de etnografía que propugnan los etnógrafos
«nacionalistas» o «localistas».
Un ejemplo nos aclarará este tipo de postura: Barandiarán ha sido fiel discípulo de
Aranzadi, un naturalista y a la vez, un etnógrafo con apasionamiento nacionalista. De él ha
heredado, a la vez, la precisión en la recogida de datos y la convicción de que hay que
recoger la esencia culturahrural del pueblo vasco, antes de que la cultura urbano-industrial
la destruya por completo. Si se llegara a tiempo, a recoger este legado de cultura tradicional
rural-cristiana del pueblo vasco, en los momentos de crisis, se podrá «volver a los orígenes»,
a la propia «identidad» perdida.
Barandiarán sigue, fielmente, este programa, y lo asume, dándole caracteres de «con-
versión». Aprovechando (y magnificando) una conversación con Wundt (el Wundt que
influenciará también el proyecto etnográfico catalán de T. Carreras Artau), decide entregarse
a un emicismo militante:

90
«Yo estuve interesado en los estudios de Etnología general. Me interesaba,
sobre todo, la Etnología religiosa y había leído muchos estudios comparados sobre
Religiones. Sin embargo, lo que venía leyendo no me aportaba más que ciencia li-
bresca. Pero luego, cambié. Fue a partir de mi encuentro con el Prof. Wundt quien
me indicó, de manera contundente y en repetidas ocasiones, lo siguiente: "El método
que está empleando para el estudio de la Etnología religiosa no es nada bueno. Usted
se está basando en libros, en libros de etnógrafos que han hecho estudios en tal o cual
pueblo, generalmente en pueblos lejanos. (En aquel entonces, el término Etnología
■ se aplicaba a los estudios de pueblos de cultura ‘inferior’ y la Etnología social reci-
bía el nombre de Folklore.) Pues bien, en el mejor de los casos, esos etnógrafos que
han escrito los libros usted l<ie, sft han dedicado &investigar, pero, su investi-
gación, en la mayoría de los casos, ha estado mediatizada por un desconocimiento
de la lengua del pueblo cuya cultura analiza, teniendo que recurrir por ello a la ayuda
de un intérprete. En tal caso, como usted comprenderá, el etnógrafo hace sus pre-
guntas al intérprete, quien a su vez las traduce al indígena, el cual contesta al intér-
prete y este traduce para el etnógrafo. En este largo camino de mediaciones se corre
el peligro de perder mucha materia sustantiva en la investigación e incluso, en mu-
chos casos, los datos que recoge el etnógrafo le han llegado tan cambiados que poco
tienen que ver con la realidad original. El etnógrafo que escribe, dando incluso una
interpretación de estos datos, no puede resultarle de gran utilidad para acercarse a las
fuentes, porque además, al leer usted el libro de un tal etnógrafo, se ve obligado ft
interpretarlo conforme a la cultura que usted ha recibido”. Cuando comprendí esta
problema que me planteaba el Prof. Wundt, estuve en condiciones para entender sus
consejos prácticos en orden a la investigación que yo debería emprender.
»Wundt me ofreció un programa de acción, hablándome en estos términos:
“¿Tiene usted problemas?... ¿problemas de carácter social? Pues, la mejor manera de
estudiar científicamente el comportamiento de los grupos humanos, es que usted se
dedique a estudiar el grupo humano a que usted pertenece. Usted tiene en su País,
un Pueblo con una lengua y una cultura propias; usted debería de estudiar la cultura
de ese grupo humano. Usted está perdiendo el tiempo dedicándose a la investigación
libresca que no le garantiza el acceso a las fuentes. Sin embargo, si usted se centra
en el estudio de la cultura de su pueblo estará en condiciones de recoger datos con
el sentido original que les corresponde en su contexto. Este contexto sólo lo puede
ofrecer una persona que haya crecido en el medio cultural que trata de analizar.
Usted tiene ese contexto, porque lo ha vivido”. Me convenció. Este acontecimiento
fue para mí una revelación; un cambio cultural» (J.M. B a r a n d i a r á n , en A . Manterola,
1984: 31).

Este expresivo texto patentiza todo el fervor emicista de la endoetnografía. Su programa


está claro: «este contexto sólo lo puede ofrecer una persona que haya crecido en el medio
cultural que se trata de analizar», pues sólo un endoetnógrafo sabe lo que significan las
palabras y las cosas (Worten und Sachen). No hace falta interpretación, ya que la cultura
habla desde dentro, desde sí misma. Sólo hay que explicar las cosas a los de «fuera».
Pero a nadie se le oculta que, detrás de este ejercicio de «inventario» etnográfico,
subyace en Barandiarán (como en todos los endoetnógrafos, según cada caso) la reconstruc-
ción nostálgica e idílica de un Pueblo Vasco, rural y católico, tradicionalista y diferencial
(«radicalmente diferente»), y que la pretendida «mera descripción de los hechos», oculta no
poca ideología. No se trata aquí de legitimar o no, esta u otra ideología, sino de descubrir
si el emicismo de la endoetnografía es científico (objetivo) y no está viciado por el etno-
centrismo.

6.2.3 Emic, un concepto poco definido

a) Si la valoración «emic» parte del supuesto de que el actor (nativo) está más capa-

91
cUado para conocer «desde dentro» (Pike), su propia cultura, el auténtico etnógrafo s e ria d
nativo que recoge y describe su propia cultura (endoetnografía).
Pero, sin darnos cuenta, al describir la endoetnografía, lo que hacemos es hablar de la
figm a del «informante», del «nativo bien informado», que es capaz de trasmitir al foráneo
(etic) la cultura de un pueblo «tal como es», «tal como se entiende». En este sentido, la
figura de Barandiarán sería la de «un nativo bien informado», pues nos servimos de sus
«fieles» descripciones para entender la cultura vasca desde fuera.
Tomaremos, pues, aquí la figura del «informante» como la de un auténtico endoetnógrafo,
pues, además de haher tenido contacto con otras culturas (las de los foráneos para los que
trabaja como «intérprete» de su cultura), es un nativo «bien informado».
El emicismo endoetnógrafo nos llevaría a afirmar que sólo los nativos bien informados
nos pueden describir (etnografiar) su cultura y que «nuestra etnografía» no sería otra cosa
que una mcta-cinografía «clic» o interpretativa y reconstructiva. Segiín esto, sólo los vascos
entenderían a los vascos, sólo las mujeres entenderían a las mujeres, sólo los niños entenderían
a los niños y podrían explicar «su» cultura a los «otros» para que hicieran todas las metaetno-
grafías que quisieran.
En el diálogo intercultural sólo se admitiría una dirección: desde los nativos (los que
poseen émicamente la cultura) a los de fuera; y no, desde el «fueía-etic» hacia el «dentro-
emic».
Este emicismo niega, en primer lugar, la posibilidad del conocimiento científico
«objetivo» (ob-jectum), por la incapacidad de llegar al núcleo semántico de la cultura nativa
«desde fuera». Pero, además en segundo lugar, niega la posibilidad misma de un análisis
intercultural, puesto que la «generalización» constituiría una violencia exterior, superior al
análisis etíc...
El emicismo, al afirmar su particularismo cultural, queda aislado (a veces, paianoide-
mente), como una singular «mónada», asediada por acechantes miradas «etic»,
b) Cuando un «informante» recibe a los foráneos les da una descripción de su cultura,
un tanto «normativa y oficial» (lo que el pueblo quiere ser, la buena imagen, la «cara bue-
na»), olvidando, como dice Harris, que no sólo hay reglas de conducta, sino también, reglas
para quebrantar la conducta. En las escuelas, por ejemplo, la cultura «oficial» de las aulas
es contrarrestada con Ja cultura «clandestina» del patio de recreo ( G r u g e o n , 1995: 23-48),
donde se desarrolla, no pocas veces, el llamado «folklore obsceno infantil» ( G a i g n i í m í t ,
1986).
Lo que un nativo o informante «calla», oculta, olvida o no sabe es, muchas veces, mír,
importante que lo que explica, y no hace falta recurrir a psicoanálisis para descubrir que ex-
plicaciones demasiado «idílicas y perfectas» están construidas desde una posición de in -
ferioridad y de ansiedad.
c) Finalmente, puede perfectamente ocurrir que, mientras la descripción emic de ln
cultura de un pueblo sea correcta, su interpretación «desde dentro» sea totalmente errónea
y que los «informantes», aunque actúen de buena fe, no estén capacitados para informarnos
bien. G. Bueno aduce, a este respecto, un clarificador ejemplo etnohistórico: «Desde la pers-
pectiva emic de Cristóbal Colón, de los Reyes Católicos, o de quienes apoyaron las empre-
sas de "navegación hacia el poniente”, puede decirse que Colón no descubrió América
(Colón creyó haber llegado a Cipango o a Catay) y que la empresa no se organizó para des-
cubrirla. Decirlo sería un anacronismo, tanto más grave, cuanto que históricamente los molí
vos que determinaron la empresa colombina actuaron, precisamente, al margen de Améi íea
(por ejemplo, actuaron a través del proyecto estratégico de “coger a los turcos por la e:>
palda”). Pero, desde una perspectiva etic, que es la nuestra (la de nuestra geografía), haluia
que decir que Colón descubrió América y podremos fijar en 1992, la fecha del Quinto ( 'e n
tenario del descubrimiento por antonomasia» (B u e n o , 1990: 11).

92
6.2.4 Critica del emicismo

El propio análisis formal que los naturalistas, sobre todo los que aplicaban la perspectiva
«botánica» (formalista y atemporal) de Linneo (F o u c a u l t , 1968: 126-163), puede servir de
punto de referencia para explicar el enfoque emicista, heredero tanto del pensamiento ilustrado
francés del siglo xvm, como de la antropogeografía alemana.
El positivismo representa un empirismo racionalista y un enfoque naturalista, colocando
a las ciencias de la naturaleza como modelo de toda cientiflcidad.
La antropogeografía alemana, aportó, además, la explicación geográfico-determinista
de la cultura:

«Geografía y etnografía eran, en la segunda mitad del siglo xix, ciencias muy
relacionadas, como lo prueba, entre otras cosas, la elección del etnógrafo A. Bastían
para presidente de la Sociedad Geográfica de Berlín (de 1871 a 1873). Es también
. interesante destacar que dos geógrafos alemanes, Peschel y Ratzel, escribieron sendos
tratados de Vólkerkunde, que han sido considerados por algunos antropólogos mo-
dernos como obras clásicas de dicha disciplina (Lowie 1937) y que Ratzel inició en
1882, una serie de publicaciones monográficas que llevaban el título general de
Forschungen zur detaseherí landeskimtle und V&lkerkunde» (C apel, 1981: 279).

El determinismo geográfico de Ratzel, del cual es deudor el también alemán F. Boas


(vg. en su obra The Central Eskimo 1888) impregna la escuela boasiana norteamericana, no
tanto desde un rígido condicionamiento físico, sino desde el contexto de un nicho ecológico:

«Un estudio detallado de las costumbres en relación con la totalidad de la


cultura de la tribu que las practica y en conexión con una investigación de su distri-
bución geográfica entre tribus vecinas, nos proporciona casi siempre un medio para
determinar con considerable precisión las causas históricas que llevaron a la forma-
ción de las costumbres en cuestión y al proceso psicológico que actúa en su desa-
rrollo. Los resultados de investigaciones realizadas con este método pueden ser triples.
Pueden revelar las condiciones ambientales que han creado o modificado los ele-
mentos culturales; pueden esclarecer los factores psicológicos que conforman la
cultura o pueden presentar ante nuestros ojos los efectos que han tenido las conexiones
históricas sobre el desarrollo de la cultura» (Boas, 1896 ed. 1968: 276).

Condiciones ambientales, factores psicológicos, conexiones históricas se revelan como


las tres claves de todo particularismo cultural, que se origina en un nicho geográfico, (antropo-
geografía), que tiene una mentalidad (Volkgeist) y que genera una cultura (Volskunde),
Para analizar cada cultura hay que hacerse «como si se hubiera nacido en ella», porque
vg.: si un pueblo mata a sus ancianos por razones económicas y otro para asegurarles un
final feliz, nos encontraremos ante dos fenómenos émicamente distintos que pueden ser
iguales para un observador etic que no capte la intención y la «mentalidad» de cada pueblo.
Hasta el mismo Malinowski, cuyo método etnográfico-funcionalista se hizo canónico,
(Maestre 1990: 37) repite la tradición emicista:

«Este objetivo es, en pocas palabras, captar el punto de vista del nativo, su
relación con la vida, llegar hasta su visión del mundo. Estudiar las instituciones, las
costumbres y ios códigos, o estudiar la conducta y la mentalidad sin el deseo sub-
jetivo de sentir qué hace vivir a esas gentes, de entender la sustancia de su felicidad,
equivale en mi opinión a renunciar a la mayor recompensa que podemos obtener del
estudio del hombre» ( M a l i n o w s k j , 1973: 25).

En los últimos años, como hemos visto, la «nueva etnografía» ha seguido insistiendo,

93
e n e s la p e rs p e c tiv a é m ic a , b a s a d a e n u n c ie rto « c o m p le jo n a tu ra lis ta » d e c ie n tific id a d , q u e
s e a g a r r a a lo s f e n ó m e n o s , al d a to « e n s í» , a « la s c o s a s m is m a s » , c o m o d ir í a H u s s e rl.

6.3 LOS RELA TOS E T IC

L a p e rs p e c tiv a etic n o s v ie n e d a d a p o r l a c o m p re n s ió n d e u n a c u ltu ra , re a liz a d a p o r u n


o b s e r v a d o r e x te r io r a e lla . « L a s p r o p o s ic io n e s e tic q u e d a n v e rific a d a s c u a n d o v a rio s o b s e r -
v a d o re s in d e p e n d ie n te s , u s a n d o o p e ra c io n e s s im ila re s , e s tá n d e a c u e rd o e n q u e u n a c o n te -
c im ie n to d a d o , h a o c u rrid o . U n a etnografía etic e s , p u e s , u n c o rp u s d e p re d ic c io n e s s o b re
la c o n d u c ta d e c la s e s d e p e r s o n a s » ( H a r r i s , 1 9 7 7 : 4 9 7 ) .
L a m ir a d a « n e u tra » d e l o b s e r v a d o r im p a rc ia l e s la m ir a d a q u e objetiva e l re la to s u je tu a l
(y s u b je tiv o ) d e l n a tiv o in fo rm a d o r. E n e l á m b ito te r a p é u tic o , s e r ía la p e r s p e c tiv a d ia g n ó s tic a
d e l te ra p e u ta s o b re e l p a c ie n te .
E n la h is to r ia d e la e tn o g r a f ía n o h a s id o s ie m p r e b ie n m ir a d o d e f e n d e r la p e r s p e c tiv a
e t i c ; a l c o n t r a r i o , s e lo h a t o m a d o c o m o u n s i g n o d e v i o l e n c i a e x t e r i o r s o b r e la s c u l tu r a s .

6 .3 .1 F o r a s te r o y a m ig o

E l p a p e l d e l in v e s tig a d o r e tic p o d ría c o n c re ta rs e e n e s ta s fu n c io n e s : s e r u n s u je to q u e


v ie n e d e o tra c u ltu r a y e s portador d e u n a m e to d o lo g ía d e a n á lis is ; s e r u n s u je to q u e s e
a d e n tra e n la c u ltu r a n a tiv a y participa d e e lla c o m o n a tiv o a s o c ia d o ; s e r u n s u je to q u e , a
la v e z , observa la c u ltu r a n a tiv a ; s e r u n s u je to q u e reconstruye la c u ltu r a n a tiv a c o m o u n
to d o y ; s e r u n s u je to q u e p la s m a e n u n a m o n o g r a f ía e s a c u ltu ra , m e d ía n te la c u a l devuelve
a la c o m u n id a d s u v e r s ió n s o b r e la m is m a p a r a su a u to c o m p r e n s ió n .
P o w d e r m a k c r li a d e f i n i d o a l e t n ó g r a f o c o m o Stranger andfriend (1 9 6 6 ), co m o u n a p e r-
sona que h a traspasado las fronteras te rrito ria le s d e u n a c u ltu r a p a r a e s tu d ia rla . E s ta s fro n -
te r a s p u e d e n s e r f ís ic a s ( r ío s , m o n ta ñ a s , e tc .) , s a n ita r ia s y a lim e n ta r ia s ( a d a p ta c ió n ) , p s ic o -
ló g ic a s (e n te n d im ie n to ) y , s o b r e to d o , c u ltu r a le s ( in ic io d e e n c u ltu r a c ió n ) .
A u n q u e v ie n e d e fu e ra , s e « a d e n tra » e n la c u ltu r a n a tiv a p a r a r e a liz a r e l « tra b a jo d e
c a m p o » . D e s p u é s , r e c o n s tru ir á , a tr a v é s d e u n a m o n o g r a f ía , s u v is ió n s o b r e la c u ltu r a n a tiv a .
S ig u e s ie n d o fo ra s te ro p u e s , a d e m á s d e q u e v ie n e d e fu e ra , m a n te n d rá p o r e n c im a d e
la fa m ilia rid a d c o tid ia n a , u n a distancia objetiva, q u e s e h a rá c o m p le ta c u a n d o , u n a v e z a c a b a d o
e l tr a b a jo d e c a m p o , a b a n d o n e e l e s c e n a r io y s e r e p lie g u e a o tr o lu g a r p a r a , y a le jo s d e l c o n -
ta c to c o n lo s n a t iv o s , o r g a n i z a r e l m a te r i a l y e s c r i b i r la m o n o g r a f ía .
P e r o in te n ta r á ta m b ié n s e r a m ig o , e s d e c ir, « n a tiv o a s o c ia d o » c o n lo s n a tiv o s , com er
su c o m id a , v iv ir s u s p ro b le m a s , h a b la r s u le n g u a y h a s ta d e ja rs e a tr a p a r a fe c tiv a m e n te c o m o
p o r u n « s ín d ro m e d e E s to c o lm o » , a c a u s a d e la p ro lo n g a d a c o n v iv e n c ia e n a is la m ie n to .
S u e s ta tu s d e e x tra n je ro a l g ru p o c u ltu ra l s e rá p e rm a n e n te ; s u c o n d ic ió n d e a m ig o
te n d r á q u e g a n á r s e la c a d a d ía .
L a e s ta n c ia e n la c o m u n id a d d e b e s e r lo s u fic ie n te m e n te p ro lo n g a d a p a ra p e rm itir
v iv e n c ia r to d a s la s f a c e ta s d e la c u l tu r a n a tiv a . A s í p o r e j e m p l o , n o s e c o n c ib e e l e s tu d io
d e u n a c o m u n id a d a g r íc o la s in la p e r m a n e n c ia , a l m e n o s , d u r a n te u n « c ic lo a n u a l» a tra v é s
d e l c u a l s e r e a l iz a n la s c o s e c h a s .
E l a c c e s o a la c o m u n id a d , e l p r im e r m e s d e e s ta n c ia , lo s a ltib a jo s y la r u tin a , la d e s -
p e d i d a a l f in a l d e la e s ta n c ia , e tc ., h a n s id o p r o li ja m e n te e s tu d i a d o s p o r a lg u n o s e tn ó g r a f o s ,
p e ro n o p o r e s o d e ja n d e c a u s a r, c a d a v e z , a b u n d a n te s s o rp re s a s p a r a e l e tn ó g ra fo « fo ra s te ro
y a m ig o » .

94
6.3.2 L a personalidad del etnógrafo

N a ro ll (1 9 7 0 : 9 3 5 -9 3 7 ) tr a tó d e a s e g u r a r e l c o n tro l d e c a lid a d d e la e tn o g ra fía , a n a li-


z a n d o 2 5 f a c to r e s d e c o n tro l:

1. P a p e l d e l e tn ó g r a f o
2 . D u ra c ió n d e l tr a b a jo d e c a m p o
3 . C irc u n s ta n c ia s te m p o ra le s d e l tra b a jo d e c a m p o
4 . E x p e rie n c ia p re v ia d e c a m p o
5. C o m p o s ic ió n d e l e q u ip o in v e s tig a d o r
6. N a c io n a lid a d
7 . U n iv e rs id a d d o n d e s e fo rm ó e l a u to r
8. P ro fe s q re s q u e in flu y e ro n e n s u f o rm a c ió n
9 . F in a n c ia c ió n
10 . O b je tiv o s d e l e s tu d io d e c a m p o
1 1. R a z o n e s d e la e le c c ió n d e la c u ltu ra e s tu d ia d a
12. Razones de la elección de la comunidad estudiada
1 3. N ú m e ro d e c o m u n id a d e s v is ita d a s p o r e l a u to r
1 4 . S e n tim ie n to s p e r s o n a le s d e l a u to r p a r a c o n lo s n a tiv o s
1 5. O rie n ta c ió n te ó ric a
1 6. F a m ilia r id a d c o n la le n g u a n a tiv a
1 7. A s is te n te s n a tiv o s
18. A s is te n te s n o n a tiv o s
19. In fo rm a n te s
2 0 . L u g a r d e r e s id e n c ia d u ra n te e l tra b a jo d e c a m p o
2 1 . U s o d e l m é to d o g e n e a ló g ic o
2 2 . P a rtic ip a c ió n
2 3 . E n u m e r a c ió n d e lo s r a s g o s c u ltu r a le s
24. Referencia a etnografías anteriores
2 5 . E x te n s ió n d e l tra b a jo

p e r o n a d a a c la r a e s te a u to r , s o b r e l a p e r s o n a lid a d d e l e tn ó g r a f o . E s to m e r e c u e r d a , la o b lig a c ió n
q u e tie n e n lo s fu n c io n a r io s d o c e n te s e s p a ñ o le s , a l to m a r p o s e s ió n d e s u p la z a , d e p re s e n ta r
u n c e r tif ic a d o a n titu b e r c u lo s o , s in im p o r ta r a la a d m in is tr a c ió n g ra n c o s a q u e e l s u je to s e a
n e u r ó tic o a g u d o , p a r a n o id e , e tc ., a s p e c to s q u e e v id e n te m e n te p e r ju d ic a n m á s a su re la c ió n
d o c e n te .
Y e s q u e la p e r s o n a lid a d d e l e tn ó g r a f o , a l ig u a l q u e la d e l te ra p e u ta , e s d e m a s ia d o im -
p o r ta n te p a r a n o s o m e te r la a c o n tro l.
- C o m o d ije ra M . B a lin t (1 9 8 6 ) re s p e c to a l m é d ic o , s u f ig u ra e s e l fá rm a c o m á s fre -
c u e n te m e n te u tiliz a d o e n la p r á c tic a m é d ic a . U n a d r o g a q u e s e a d m in is tr a c o n fre c u e n c ia ,
s in c o n o c e r s u c o m p o s i c ió n , n i s u u s o , n i s u s c o n t r a in d i c a c i o n e s y q u e p r o d u c e , p o r e llo ,
e n o rm e s e fe c to s s e c u n d a rio s .
U n a e tn o g r a f ía p u e d e e s ta r r e a liz a d a d e m o d o ta n c e rr a d o y p e r f e c to q u e p u e d e h a c e r
d u d a r. O tra s , c o m o s e ñ a la D e v e r e u x , s o n a u té n tic a s r e c o n s tru c c io n e s p r o y e c tiv a s , q u e s ile n -
c ia n a s p e c to s r e p r im id o s ( v g . lo s te m a s d e s e x u a lid a d e n la s m o n o g r a f ía s d e m is io n e r o s ) , o
m a g n if ic a n d o s itu a c io n e s c o n la s q u e s e id e n tif ic a n (v g . a lg u n a s e tn o g r a f ía s « r e v o lu c io n a -
ria s » h e c h a s p o r m a rx is ta s ).
E s to s e tn ó g ra fo s tra n s fo rm a n e n te m á tic a s u p r o p ia p ro b le m á tic a .
- O tro a s p e c to n o m e n o s im p o rta n te c o n c e rn ie n te a la p e rs o n a lid a d d e l e tn ó g ra fo es
q u e , a l ig u a l q u e e l te r a p e u ta , e l e tn ó g r a f o p o s e e u n poder protoplástico d e re o rie n ta c ió n
in ic ia l d e to d o e l c u r s o d e la in v e s tig a c ió n , p o la r iz a n d o e l in te ré s n a n a tiv o d e lo s in fo rm a n -
te s, m o ld e a n d o la in te n s id a d d e lo s c o n te n id o s . S i e l c u rs o d e u n a e n fe rm e d a d p u e d e s e r

95
predeterminado por una reorientación próloplástica inicial, de la misma.manera, el etnógrafo
puede dar un sesgo personal profundo a la investigación etnográfica.
- Finalmente, existe en muchos etnógrafos una doble personalidad: la «escénica» (que
niega los conflictos vg. haciéndose protector de los nativos) y la «profunda» (aqueila donde
emergen las pulsiones y conflictos censurados, vg. eí desprecio hacia los nativos)
Leyendo en paralelo Los argonautas del Pacífico occidental y el Diario en el sentido
estricto del termino, pueden rastrearse estas contradicciones en la personalidad de su autor,
B. Malinowski. Y es que, esta «doble versión» de la realidad nos pone de manifiesto, la
«doble verdad» interior de Malinowski, que corresponde a dos tiempos psicológicos: el
pulsional y el autocensurado. Así, mientras el Diario fue escrito, cotidianamente, en las
Trobriand, Los Argonautas fue redactado en Tenerife, a considerable distancia (física y
psicológica). La misma dicotomía podríamos establecer entre el idealismo optimista con que
M. Mead se refiere a los samoanos y el pesimismo crítico con que los trata D. Freeman. Al
final, dos versiones, ¿cuál de las dos está escrita desde la realidad «personál» y proyectiva
y cuál desde la realidad «objetiva»?

63.3 El etnógrafo como autor

Durante los siglos xvm y xix visitaron España muchos viajeros ingleses y franceses,
que nos dejaron narraciones exóticas y hasta inefables, casi siempre distorsionadas, como la
de aquel que describía a los vascos bailando flamenco. «Así nos vieron» y «así nos descri-
bieron», podríamos decir.
Resulta divertido leer estos libros de viajes, aunque dudamos, desde el principio, de su
fiabilidad.
¿Son etnografía estos libros de viajes? Por supuesto que no, son más bien relatos. Por
su sola «experiencia subjetiva» («estuvieron allí») no se les confiere autoridad científica.
En esta línea, algunos antropólogos «postmodemos», proclaman que «es evidente que,
así las cosas, la antropología está mucho más del lado de los discursos «literarios» que de
los «científicos»» (ücertz, 1989: 18) y otros hablan de la etnografía como «retórica», un
discurso que hacc creíble la experiencia personal allí vivida.
. Lo que vienen a decir estos autores es que la experiencia etnográfica es propia del autor
(como un «Diario de campo») y hay que entenderla simplemente como vivencia personal,
mientras que la escritura de una monografía es una entrega que se hace al lector, con un
mensaje implícito: lo que «comparativamente» se quiere decir. (M. Mead quiso cambiar, con
su monografía sobre Samoa, la formación norteamericana de los adolescentes.)
No vamos a abundar en la crítica a esta forma de eticismo radical que representa estas
posturas postmodemas, donde el relato etnográfico es un discurso sobre el etnógrafo, que
surge «al contacto con el Otro» (A g u i r r e , 1993c: 43-48). Aquí no hay discurso emic, pro-
piamente dicho, sino relato vivencial. El relato postmodemo es un discurso etic surgido «al
contacto» con la otra cultura, a la que, en realidad, no se intenta analizar.

6.3.4 Necesidad científica de los relatos etic

Por un lado, el método «naturalista» ha tenido una preferencia manifiesta por el enfoque
«emic», por la pura y simple descripción de los hechos; por otro, tanto la llamada «nueva
etnografía», de corte emicista, como el postmodemismo antropológico que reduce el relato
etnográfico a texto literario, han denostado, repetidamente, el enfoque «etic».
No vamos a insistir aquí en la pertinencia de la perspectiva «etic», sino que propondre-
mos algunos puntos de análisis que corroborarán su absoluta necesidad.
a) Como hemos dicho al principio de este apartado: «las proposiciones etic quedan
verificadas cuando varios observadores independientes, usando operaciones similares, están
de acuerdo en que un acontecimiento dado, ha ocurrido. Una etnografía etic es, pues, un
corpus de predicciones sobre l a conducta de clases de personas» ( H a r r i s , 1977: 497).
Existe pues un empirismo etic, cuando los observadores exteriores coinciden.
b) «Cuando realizamos un trabajo clínico, el paciente nos aguarda esperando un diag-
nóstico, absolutamente controlable, lo mismo que cuando realizamos el trabajo etnográfico
s o b r e nuestra propia sociedad. La etnografía es aquí relato y diagnóstico, en una palabra,
ciencia. El etnógrafo es autor d e una decisión de diagnóstico sobre una cultura» ( A g u i r r e ,
1993c: 46-47),
Decidir un diagnóstico, despúés de un cuidado análisis émico, aunque hubiera equivo-
cación, sería un acto científico.
c) «En definitiva, este lenguaje etic, o jerga profesional, o vocabulario técnico (como
diría Sperber) de los antropólogos, que en mi opinión se elabora no sólo a partir del voca-
bulario emic y de la terminoíogía interpretativa, sino también de la lengua foík del antropólogo
y de los conceptos teóricos de la Antropología, es el que sirve de punto de partida, tanto para
abordar un sistema, como pensaba Pike, como para la traducción y libre interpretación de
los datos etnográficos, en términos de Sperber, como para la clasificación y archivo de los
materiales etnográficos de los que se dispone» ( G o n z á l e z E c h e v a r r í a , 1990: 169). Sin con-
ceptualízacíón, con su terminología correspondiente, no hay posibilidad de comparación y
de análisis intercultural.
En conclusión: la perspectiva emic puede ser empírica y objetivada, es una decisión
diagnóstica y desde su construcción conceptual admite la comparación intercultural, lo que
permite niveles de generalización científica.

6 A E L A CTO ET N O G R Á FIC O Y SU VALIDEZ C IEN TÍFIC A

Voy a proponer la comparación entre el acto etnográfico y el acto terapéutico para


comprender cómo, entre el relato emic del nativo y del paciente, y la respuesta etic del etnó-
grafo y el terapeuta, hay un punto de fusión, el acto etnográfico y acto terapéutico.
En lugar de analizar en paralelo, como las vías de un ferrocarril que no se juntan nunca,
las perspectivas emic y etic, estudiaremos un modelo de conjunción al que llamaremos acto
etnográfico, siguiendo los pasos, (mejor estudiados y que por lo tanto nos allanarán el ca-
mino), de la acción terapeiítica, bien analizada en la antropología médica (L a In E n t r a l o o ,
1984: 343-454).

6.4.1 El hecha de la relación

Me referiré, a través de dos textos, a la relación existente entre el terapeuta y el enfer-


mo y, a partir de ellos, analizaré la relación inicial en la etnografía:

«U n enferm o lleva, a m enudo, la m áscara de su enferm edad: palidez, rasgos


tensos, ojos hundidos, color terroso, sin o lvidar todos los aspectos exteriores corres-
pondientes a una degradación de su cuerpo; entonces, es fácil im itar de allí una m ás-
cara d e teatro, donde todos sus defectos se agrandarán desm esuradam ente, aparece-
rán hinchados cad a vez que ello sea verosím il.
»E1 m édico, p o r el contrario, deberá ocu ltar sus observaciones clínicas, no de-
j a r aparecer lo que siente; en una palabra, p erm an ecer im pasible, sea para reconfortar
al enferm o, sea p ara reflexionar m ás en extrem o sobre el m étodo que deberá aplicar

97
con objeto de obtener una curación Final. El aspecto serio del médico tai vez ocul-
ta un desconcierto interno, una incapacidad de curar; el enfermo no debe darse cuen-
ta» ( A l l a r d & L e f o r t , 1 9 8 8 : 2 5 ) .
«Sean empíricas, mágicas o técnicas, la mentalidad y la práctica del sanador,
cuando éste se acerca al enfermo, entre ambos se establece un modo peculiar de
Tclactón interpersonal, determinado por la situación vital de una de las dos personas
(un hombre que, a consecuencia de su enfermedad, necesita ayuda) y las capacidades
que se atribuyen a la otra (un hombre dispuesto a prestar esa ayuda conforme a lo
que de él se espera). Bajo tan enormes diferencias en el contenido y en la forma,
algo común tiene, en efecto, la relación sanador-paciente en estos tres casos: la ope-
ración del curandero que empíricamente reduce una fractura ósea, el rito del chamán
o el hechicero en cuya virtud mágica creen, tanto él como el enfermo y la existencia
dd médico que según los recursos del diagnóstico y la terapéutica actuales, trata una
insuficiencia coronaria. No puedo pensar que para esté último sea motivo de des-
honra la existencia de una radical comunidad, a la postre humana, entre él y un
ocasional sanador del paleolítico o el medicine-man de una tribu primitiva» ( L a (n
E n t r a l g o , 1 984: 3 4 3 ).

L a re la c ió n te ra p é u tic a , a u n q u e in te rp e rs o n a l, r e p r e s e n ta e l d iá lo g o d e d o s fo rm a s c u l-
tu ra le s , u n a e m ic (e l d is c u r s o s in to m á tic o d e l p a c ie n te o d e lo s p a c ie n te s ) y o tra , e tic , e l
d is c u rs o a c a d é m ic o , a tra v é s d e l m é d ic o .
E s ta re la c ió n d iá d ic a s e r e a liz a e n tre s p la n o s :

- d e h o m b re a h o m b re (d e o b s e rv a d o r a o b s e rv a d o )
- d e a y u d a (e s u n a re la c ió n v e rtic a l)
- d e c a ra c te r té c n ic o (e s e fic a z , m e d ia n te e l d ia g n ó s tic o ).

a) C o m o e n l a r e l a c i ó n e t n o g r á f i c a , a q u í h a y u n d i á l o g o c u l t u r a l e n t r e u n a c u l t u r a q u e
e s o b s e rv a d a (p o s ic ió n p a s iv a ) y u n a c u ltu r a q u e o b s e rv a (p o s ic ió n a c tiv a ).
E l o b s e rv a d o r es p o r ta d o r d e u n a c u ltu r a q u e a n a liz a , d e s d e fu e ra , lo q u e o b s e rv a , m e -
d ia n te to d o s lo p r o c e d im ie n to s p o s ib le s , p e r o s in q u e l a té c n ic a s u s titu y a e l d iá lo g o « h o m b re
a h o m b re » , « c u ltu ra a c u ltu ra » , p ro p io d e la o b s e rv a c ió n p a rtic ip a n te .
E l e tn ó g ra fo , c o m o e l te r a p e u ta , « h a n e s ta d o a llí» , e n p r e s e n c ia , m id ie n d o c o n s u c u e r -
p o y s u m ira d a la re a lid a d .

b) A l t r a t a r s e d e u n a r e l a c i ó n d e a y u d a , d e f i n i m o s a e s t a r e l a c i ó n c o m o v e r t i c a l y e s t o
n o c o m p o r ta tr a to v e ja to r io a l g u n o . D e la m i s m a m a n e r a q u e e l e n f e r m o s e c o n f í a e n e l
m é d ic o , la c u ltu r a n a tiv a s e d e ja e tn o g r a f ia r p o r e l o b s e r v a d o r fo rá n e o . U n a b u e n a e tn o g ra fía
p u e d e s e r u n a e x c e le n te a y u d a .

c) L a r e l a c i ó n e s d e c a r á c t e r t é c n i c o , e s d e c i r , o r i e n t a d a a r e c i b i r u n d i a g n ó s t i c o . N o
to d o s lo s m é d ic o s s o n té c n ic a m e n t e b u e n o s , n i to d o s lo s e t n ó g r a f o s h a c e n b ie n s u tr a b a jo .
L a v a lid a c ió n d e l e n f o q u e e tic v e n d r á d a d a p o r e l e f ic a z d ia g n ó s tic o , e l c u a l d e b e rá s e r a c e p -
ta d o (o n o ) p o r la c o m u n id a d n a tiv a /e n f e r m a , s e g ú n lo s c a s o s .
Q u e u n e n f o q u e e tic e s im p r e s c in d ib le e s ta n c ie r to c o m o q u e s e n e c e s ita u n b u e n
d ia g n ó s tic o p a r a c u r a r . L o e tic r e p r e s e n ta u n a « d e c is ió n » d ia g n ó s tic a s o b r e e l d is c u r s o e m ic .
L a r e la c ió n te r a p é u tic a o e tn o g r á f ic a p u e d e s e r d e b id a :

- a u n a d e m a n d a d e l e n f e r m o o d e la c u ltu r a n a tiv a , p a r a e s ta b le c e r u n d ia g n ó s tic o m é d ic o


o d e id e n tid a d é t n ic a , s e g ú n lo s c a s o s ;
- a u n a d e m a n d a d e l p r o p io o b s e rv a d o r q u e b u s c a v e rific a r c o m p a ra tiv a m e n te , d a to s q u e
p o s e e d e o tra s e tn o g ra fía s o e x p lo ra c io n e s .

E n e l p r i m e r c a s o , u n a e t n o g r a f ía ( lo m i s m o q u e u n d ia g n ó s t ic o ) s e e n t r e g a o d e v u e lv e
a la c o m u n id a d e s tu d ia d a p a r a q u e lo u tilic e e n s u m e jo r a .

98
Rn el segundo caso, el diagnóstico es una confirmación de la perspectiva etic, a efectos
•Ir comparación o de reelaboración teórica.
Hn la relación terapéutica hay dos discursos:
Jil discurso emic que describe la vivencia de la enfermedad: síntomas somáticos (algias,
distonías, etc.), signos externos (rostro, foima de vestir, etc.). Este discurso está elabo-
rado (sobre todo en psicosomática) por el paciente desde su angustia, por lo que no puede
srr utilizado por él (el autoanálisis es un fracaso y se aconseja a los terapeutas (médicos,
psicólogos, etc.) no actuar terapéuticamente sobre sí mismos o sobre las personas afectiva-
mente cercanas). El discurso emic está psicológicamente distorsionado.
El discurso etic sale al encuentro del discurso emic con una respuesta interpretativa, de
acuerdo con los conocimientos académicos previos.
Ambos discursos se encuentran en un punto crítico: el diagnóstico (emitido por etic y
aceptado por emic). El diagnóstico, si está bien construido, cohesiona el diálogo emic/etic,
identifica el problema y es eficaz en su resolución. El diagnóstico es, pues, un acto de
decisión científica, realizado a través de cinco momentos: el afectivo, el cognoscitivo, el
operativo, el ético y el social.

6.4.2 El m om ento afectivo

El momento afectivo del vínculo terapeútico es puesto de manifiesto en aquellas pa-


labras de Séneca:

« ¿ P o r q u é al m é d ic o y a l p re c e p to r le s o y d e u d o r d e a lg o m á s, p o r q u é no
c u m p lo c o n e l lo s c o n e l s im p l e s a l a r i o ? ¿ P o r q u é e l m é d ic o y e l p r e c e p t o r s e c o n -
v ie r te n e n n u e s tr o s a m ig o s y n o n o s o b l i g a n p o r e l o f ic io q u e v e n d e n s i n o p o r s u
b e n i g n a y f a m i l i a r b u e n a v o lu n t a d ? » ( S é n e c a D e beneficiis VI. J 8 ) .

L a tra n s fe re n c ia a fe c tiv a q u e v in c u la a l e n fe rm o y a l m é d ic o s e c o n s titu y e e n e l c o n -


te x to y v e h íc u lo d o n d e s e r e a liz a to d a c u ra c ió n .

99
El paciente llega siempre herido y devaluado en su psiquismo, a causa de una enfer-
medad experimentada, no pocas veces, como castigo (castración).
Su debilidad le hace regresar a posiciones infantiles de dependencia, concentrando,
narcisísticamente, todas las energías disponibles sobre sí. Desde esta posición reclama
protección «parental» y el médico, el psicólogo, el profesor, el sacerdote, el curandero, etc.
son investidos de ese «poder» (omnipotencia mágica del deseo infantil).
Esta omnipotencia profesional recibe 1a «fe» del paciente (la fe «mueve los montes»
y, sobre todo, cura los enfermos), una fe que no esté exenta de exigencia para que el tera-
peuta demuestre que es capaz de curar, que tiene «poder», que es auténtico.
La respuesta (etic) del terapeuta («contratransferencia») ante esta movilización afectiva
por parte del paciente, puede ser negativa (satisfacción de su propio narcisismo, enamo-
ramiento, moralismo, etc.) o positiva (seguridad, neutralidad, trato bondadoso, etc.).
La historia personal, las raíces étnicas, los prejuicios religiosos, etc. no pocas veces
mediatizan, contratransferencialmente, la decisión clínica.
Está fuera de toda duda que la transferencia afectiva impregna, igualmente, el acto
etnográfico, pues el observador (extranjero) nunca se adentrará en el contexto nativo, si no
s e h a c e «am igo». D el e tn ó g ra fo s e espera, n o s ó lo q u e m e jo re la calidad d e vida d e la
comunidad (sobre todo si es médico, agrónomo, etc.), sino que les descubra y valore su
riqueza cultural.
Esta cualidad de nativo dependiente que espera protección y reconocimiento del ex-
tranjero es patente en los gestos de bienvenida (como en la irónica película de Bcrlanga,
«Bienvenido Mr. Marshall»).
No siempre la transferencia es cordial, pues a veces se toma hostil y desconfiada, a
causa del rechazo vg. a todo hombre blanco como símbolo del colonialismo, como sucedió
con la muerte del P. Foucault a manos de los tuareg. Amistad u hostilidad, dependencia y
rebelión, constituyen la doble cara de la transferencia nativa (emic) para con el observador
extranjero.
No menos importante es la consideración de la contratransferencia (etic), del etnógrafo
para con los nativos, presente, por ejemplo, en el Diario de Malinowski, con su ambivalencia
hacia los indígenas.
A los nativos se les estima o se Ies rechaza contratransferencialmente. Pero, también
se les manipula. Hay etnógrafos que tratan <ie «demostrar» sus teorías en los nativos, qur
desde su ansiedad, fabrican descripciones demasiado «completas», silencian aspectos «xr
cundarios» (por inquietantes) o, simplemente, se encuentran a los nativos como «redcnloirs
políticos» (a veces, guerrilleros), frente a la causa colonial de su cultura de origen.
El control de la transferencia y la contratransferencia es de vital importancia, tanto puin
la curación como para el trabajo etnográfico. De la misma manera que, sin esa transir rrurin
afectiva no puede realizarse el acto terapéutico o el etnográfico, tampoco es posible m i
correcta ejecución sin un control de distancia contratransferencial.

6.4.3 El momento cognoscitivo

La exploración del enfermo cristaliza en la decisión diagnóstica, la cual hace posible


la intervención curativa eficaz.
a) La enfermedad es un «estado vital» que afecta a toda la persona y a la comunidad
en la que está integrado. Curar es restaurar el «equilibrio» del microcosmos corporal y del
macrocosmos comunitario.
En la exploración clínica hay un triple acto cognoscitivo: la mirada, la anamnesis y lu
scnsorialización.
- La mirada («ojo clínico») descubre hi distorsión global y la distonía particular que
ha creado la enfermedad en el organismo, el individuo y la comunidad:
« A tra v é s d e la m ira d a , la e x p re s ió n d e l m é d ic o d e b e o fre c e r a l e n fe rm o un
á m b i t o e n e l q u e é s t e s e s i e n t a e n v u e l t o y p r o te g id o . ( ...) S u m i r a d a , e n f in , d e b e
s e r o b je tiv a n te . E l d i s t a n c i a m i e n t o m e n ta l r e s p e c t o d e l a c o s a m i r a d a y la a t e n c ió n
p e r c e p t i v a y d i s t i n t i v a h a c ia e l la , d a r á n a l a o b j e t i v a c i ó n d e l e x p l o r a d o r , to d a la
p e r f e c c i ó n d e s e a b l e » (LaIn E n tr a l g o , 1984: 379).

A través de la mirada se globaliza la enfermedad, se la sitúa en su contexto de signi-


ficación, se la objetiva en su concreto nicho corporal.
- En la anamnesis nos acercamos al relato biográfico, a la interrogación por el pasado
y aunque no somos hoy «lo mismo». Hay tres formas principales de anamnesis: la testifical,
la elaborada y la silenciada. En el relato testifical, el enfermo informa de las manifestaciones
(signqs y síntomas) de la enfermedad. Se trata de un relato experiencial, vivido en propia
carne (él sí que «estuvo allí»), un testimonio directo.
En el relato elaborado, el paciente intenta «colaborar» con el terapeuta, ayudarle en la
interpretación. Sin embargo, la mayoría de las veces, la elaboración interpretativa es una
estrategia angustiosa que intenta desviar la atención del terapeuta. Todo autoanálisis lleva
al error por lo que nadie puede constituirse en sanador de sí mismo (etic), necesitándose del
concurso del terapeuta exterior (etic).
El relato silenciado está constituido por los expresivos silencios, a través de los cuales
se expresa una enfermedad (silencios sobre la muerte, la sexualidad, el amor; amnesias
anestésicas sobre hechos significativos, etc.). El terapeuta debe hacer hablar a esos silencios.
- Finalmente, el acercamiento sensorial completo: tocar, oler, a veces gustar, escuchar,
mirar,... nos sitúa «sobre el terreno» de la enfermedad. La palmación exploratoria, la escucha
respiratoria y circulatoria, etc., nos acercan a la realidad enferma.
El instrumental clínico, como prolongación de nuestra exploración sensorial, nos alarga
el poder del análisis, a la vez que lo perfecciona.
b) La decisión diagnóstica se realiza a partir del reconocimiento de la enfermedad
(análisis emic de signos y síntomas), desde modelos y esquemas de enfermedad (análisis
etic).
Este «reconocimiento» se efectúa a través de la constatación objetiva (signos y síntomas)
de hecho mórbido, de la selección adecuada de los datos, de la inducción tipificadora y de
la definición diagnóstica.
La secuencia diagnóstica va desde el hecho particular (el enfermo) hasta la teoría (la
enfermedad) y vuelve, de nuevo, al enfermo (reconocimiento). Se trata de un «juicio clíni-
co» desde un razonamiento previo que a n a l i z a lo s datos, lo s co m p ru eb a y permite hipótesis
o inferencias diagnósticas.
Algunos autores distinguen entre la inferencia intuitiva, la inferencia estadística y la
inferencia hermenéutica, para señalar que, en la intuitiva hay más arte que ciencia, en la es-
tadística habría más ciencia que arte y en la hermenéutica habría experiencia, ciencia y arte.
Cuando decimos que el diagnóstico es una decisión, nos referimos a que se basa en un
juicio razonado y ponderado de los hechos (nivel emic), que son «reconocidos» desde mo-
delos (científicos) de morbidad (nivel etic) y a partir de este hecho inferido, se toma la
decisión definitoria, con su consecuente acción terapéutica.
Es evidente que existen formas deficientes de diagnóstico (por deficiencia exploratoria,
por impericia científica, por deficiencia técnica, etc.), pero esto no invalida la cientificidad
del acto cognoscitivo diagnóstico.
Hay cierta medicina que queriendo extremar el conocimiento, reduce el acto médico a
la constatación de variaciones físico-químicas en el organismo, sin sopesar la importancia
de la variable cultural en el comportamiento humano y en la enfermedad. Por eso, y a pe-
sar de la racionalidad del proceso diagnóstico, al final hay que tomar una decisión y afirmar
una hipótesis prevalente.

101
En el acto etnográfico operamos de la misiva manera. La recogida de datos de una cul-
tura debe ser técnicamente correcta. Una vez explorada y constatada (nivel emic), la cultura
pasa a ser explicada inferencialmente, desde unos modelos académicos, científicamente
construidos (nivel etic).
En el diagnóstico, una cultura (vg. la cultura de una empresa o de una comunidad)
puede manifestarse como sana, enferma, ineficaz, etc.
En primer lugar, pues, debemos analizar la cultura tal como es, señalando su capacidad
de identificación étnica, de cohesión grupal y de eficacia en la resolución de los problemas.
Posteriormente, vendrá la orientación diagnóstica y la actuación consiguiente (vg. incrementar
el uso, «normalización», de la cultura nativa).
Conocer una cultura, mediante un trabajo de campo etnográfico, no pretende, de en-
trada, actuar sobre ella. La constatación de su existencia nos ofrece ya el imponderable de
su singularidad respecto a la nuestra.
El acto cognoscitivo etnográfico, al igual que el terapéutico, se basa pues, en un pro-
ceso científico de recogida de datos, mediante la exploración participante, sobre los cuales
se infiere un diagnóstico (monografía), a partir de sistemas científicos de conocimiento. La
da Vv»-. vi&Vcs, tte ic , <ya\ U dejási&v o y ik io e&c., ta. basa
esencial del acto etnográfico.

6.4.4 El m om ento operativo


El diagnóstico clínico, cuando detecta «estado de enfermedad», se manifiesta como
operativo, tiene intención terapcútica.
Reproduciendo el esquema sobre el que híi operado el acto diagnóstico, la acción tera-
péutica se sitúa entre el enfermo «paciente» y el terapeuta «agente».
El enfermo, conducido (a veces contra stf voluntad) por la «violencia» del síntoma,
desea restaurar el equilibrio corporal y social que ha perdido, quiere curarse.
Toda estructura viva, como es el individuo o el grupo, lucha constantemente contra la
«entropía» o autodisolución y trata de mantener el tono y la tensión necesarias para pervivir.
En caso de quebranto y enfermedad acude al sanador a quien se entrega como «paciente»,
con «fe esperanzada».
Los antropólogos pensaban que las culturas «primitivas» eran incontaminadas, sanas,
puras («roussonianas») y que el trabajo de campo buscaba sólo su «reconocimiento». Con
Devefcux se ha puesto de manifiesto, que en todas las culturas hay momentos de salud y
de enfermedad, de vitalidad cultural y de dcculturación. Una cultura está enferma cuando
no es capaz de resistir el choque aculturador, cuando no es eficaz en la resolución de los
problemas de la comunidad, cuando no proporciona indentidad, ni cohesión grupal, etc.
La demanda de una cultura enferma puede advertirse vg. en una comunidad-empresa
que decide hacer un «cambio cultural» (reingeniería) a la vista de su inadaptación al mer-
cado, o de la crisis interna (cultural) que se ha desatado después de la fusión de dos em-
presas, etc. ( A g u i r r e , 1994); o, cuando una comunidad necesita un proceso de «inculturación»
( A g u i k r r , 1993a: 384-387) que le potencie su perspectiva intercultural, más allá de su aisla-
miento cultural.
El terapeuta actúa a demanda del enfermo para restituir su equilibrio corporal-anímico.
Su acción puede ser positiva (sanadora) o negativa (iatropatogénica). Se receta a sí mismo
(Balinl hablaba del «médico-medicamento») inspirando confianza o traslada la «receta» a un
programa de rehabilitación (dieta, fármaco, cirugía o, simplemente, la palabra).
En parecidos términos, el etnógrafo actúa sobre una cultura enferma o desestabilizada,
como «consultor» (antropología aplicada) que receta fórmulas de reingeniería cultural, tanto
para una empresa en crisis interna a consecuencia de una fusión, para una población agrícola
que ha sufrido el impacto de \a industrialización, para una comunidad de inmigrantes que

102
tiene problemas de adaptación a la cultura receptora, para una comunidad aislada en situa-
ción de etclase o marginación, para una cultura débil por los efectos de una intensa acul-
turación, etc.
El acto terapéutico es un acto de gran responsabilidad, al que sólo deberían acceder los
antropólogos bien adiestrados, lo cual no significa que tengan como única experiencia la
docencia, ni el haber hecho un «trabajo de campo1» donde pasan las vacaciones, en vistas
a su tesis doctoral.
Los desastres que un «aprendiz de brujo» puede acarrear (iatropatogenia, antropo-
patogenia) pueden costarle la vida a una comunidad cultural (empresa, grupo, hospital, es-
cuela» etc.).

6.4.5 El momento ético

El hombre actúa siempre éticamente porque, desde su libertad, da «valor» a las cosas.
El valor (lo que es bueno) es normativizado por las culturas, constituyendo un código de
referencia para sus miembros. Así, cada cultura profesional tiene su código deontológico que
le exige actuar moralmente, además de unas leyes de coercitivo cumplimiento.
La. re&^o^qhvUdaíi t&rapéuxiLca. gata curar., i?ero este ejercicio comporta no
pocas «alternativas», referentes a la elección del inodo de curación, al secreto, a la oculta-
ción de la enfermedad, etc.
De la misma manera, el trabajo etnográfico debe regirse por un código ético. Claro está
que, los etnógrafos no ponen en peligro la vida de las comunidades estudiadas, pero deberán,
en todo caso, actuar como competentes profesionales, superando su etnocentrismo. no distor-
sionando la realidad, no siendo agentes de los más varios colonialismos, siendo discretos
con la vida de las personas y, sobre todo, procurando que la investigación etnográfica tenga
como principal beneficiario al pueblo nativo estudiado.
N ada más pernicioso que aquellos etnógrafos «politizados» que quieren liderar la revo-
lución indigenista, o la de aquellos que quieren aislarlos de cualquier adelanto tecnológico
para mantenerlos «puros e incontaminados» (salvaje feliz), o por el contrario, mantienen la
atención de un exotismo mercader con fines turísticos (fotografías de adolescentes desnudas
en revistas gráficas, vestido y hábitos chocantes, etc.). ¿Qué decir de aquellos que, desde una
insolvencia profesional o desde la mala fe, embarcan a empresas, asociaciones, comunidades
y otros colectivos, en cuantiosos gastos por informes culturales completamente ineficaces,
que sirven sólo para desprestigiar la figura del antropólogo? ¿Y qué decir de aquellos que,
mediante una monografía tendenciosa denigran a utt pueblo, ridiculizando sus creencias (vg.-.
filmando un video «desvistiendo» a la virgen patfona del lugar para «desmitificar» su fe)?
Urge, como en otros colectivos de profesionales, elaborar un código deontológico del
antropólogo que potencie la responsabilidad a la hora de realizar una antropología aplicada.

6.4.6 El momento social


La terapéutica es un acto de interacción social, entre el enfermo y el médico, pero
también, entre el enfermo y su entorno.
Cuando uno enferma, modifica sus relaciones con el entorno, lo altera y la curación es
un acto de restablecimiento del equilibrio en la propia comunidad. En la psicosomática hay
abundante etiología situacional (sucesos vitales, pérdidas afectivas, presión ambiental, etc.),
pero, a su vez, las enfermedades tienen, epidemiológicamente, una amplia repercusión social.
Finalmente, el mismo concepto de normalidad tiene una dimensión social, pues si bien
un individuo puede sentirse autonormal o autop^tológico, la sociedad puede considerarle
como normal (heteronormal) y viceversa.
Mención aparte merece el tema de la socialización médica que ha definido las relacio-
nes económicas y clínicas entre el enfermo y el médico.
Por lo que respecta al momento social del etnógrafo, podemos afirmar que entre éste
y la comunidad nativa se inaugura una fuerte interacción social. Al principio es visto como
turista extranjero, después como afincado y nativo asociado, al final, como una persona de
la que cuesta despedirse. Por su parte, el etnógrafo percibe a la comunidad nativa, al prin-
cipio, como impactante, después, trata de acomodarse y, finalmente, también siente la partida.
El etnógrafo para adentrarse en la comunidad nativa experimenta una enculturación y una
socialización, un aprendizaje de las normas culturales y sociales de la comunidad.
Los nativos, por su parte, desarrollan pautas sociales con el extranjero, a veces tole-
rantes, a veces hostiles, diferentes de las suyas habituales.
En cierto modo, la acción del etnógrafo modifica el contexto de la comunidad nativa
y la cultura nativa modifica la percepción social del etnógrafo.
El etnógrafo es percibido a través de su rol y su estatus, la comunidad nativa es
analizada desde su estructura social-cultural.
En este juego, pues, de interacciones sociales se desarrolla la relación etnográfica, ba-
sada en la observación participante, en una pequeña comunidad y durante un periodo medio
de dos años de estancia.

6.5 EN CONCLUSIÓN

Los conceptos de «emic» y «etic», nacidos en el contexto de la lingüística, para expli-


car las relaciones entre el etnógrafo y la comunidad nativa, siguen siendo válidos todavía,
no sólo por su general aceptación, sino porque expresan dos realidades: el punto de vista del
nativo y el punto de vista del observador exterior.
Pero, a la hora de explicar su interacción, se nos presentan, más bien, como dos vías
de ferrocarril que nunca se conjuntan. Unos insisten más en el enfoque «emic», otras escue-
las aluden a la necesidad del enfoque «etic».
A la pregunta, ¿quiénes son los nativos? hemos contestado que hoy, lo son tanto los
habitantes de las comunidades primitivas como los miembros de una agrupación o empresa
y que el momento más importante de la proclamación de lo «emic» son los procesos ini-
ciáticos de enculturación.
A la pregunta sobre quién es el etnógrafo, hemos respondido que es un forastero y un
amigo (un consultor) que elabora un diagnóstico cultural y que su momento más importante
es la redacción de una monografía donde reconstruye y totaliza la cultura nativa estudiada,
Pero, las dificultades de explicación de la interacción emic-etic, en el marco de la
lingüística, nos han llevado a trasladar el planteamiento al marco de la acción terapéutica,
donde se explica mejor la conjunción de los dos discursos: el sintomático y el diagnóstico,
por lo que hemos procedido al análisis conjunto del acto etnográfico y terapéutico, a través
de cinco momentos: afectivo, cognoscitivo, operativo, ético y social.
La acción del etnógrafo, hasta ahora, ha sido la de descubrir culturas y describirlas,
pero en la actualidad, el trabajo etnográfico se orienta más a describir y diagnosticar las
culturas que se lo solicitan (empresas, agrupamientos, comunidades rurales, cambios culturales,
etc.) para sobre ellas elaborar un proyecto de identidad, cohesión y eficacia en la resolución
de sus problemas.
Ante este nuevo consultor-etnógrafo, la comunidad solicitante reclama un buen di:if-
nóstico del problema y un proyecto de resolución eficaz. Diagnóstico que deberá ser rom
partido por la comunidad demandante (conjunción emic/etic) y que recibirá su respaldo tolnl
(y su agradecimiento) en el momento en el que haya sido eficaz.
Cuando una cultura comienza a no proporcionar identidad a los miembros de una n i

104
munidad, a no crear cohesión interna y a no ser eficaz en la resolución de los problemas,
es que esta cultura está enferma y necesita de la acción de un experimentado etnógrafo que
actúe sobre ella y promueva un cambio cultural. Estos son los nuevos caminos de una etno-
grafía nacida en el ámbito de una antropología aplicada.

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106
7. Deontología etnográfica
josé Alcína Franch

El primer «deber» de ui( médico .-todos lo sabemos en la medida en que hemos sido
pacientes de un «Doctor»- es no mátar a^sus enfermas. ¿Cómo podríamos «traducir» esta
primera norma deontológica de la práctica de la Medicina, a la práctica de la Etnografía, sin
caer, por eso, en el chiste fácil o en lo obvio? Todos los que nos consideramos a nosotros
mismos como verdaderos indígenas, u originarios de nuestro país, miembros de nuestra
propia cultura, somos potencial o realmente «pacientes» o sujetos de la acción del agente,
en este caso del etnógrafo, que viene a investigamos.
Claro que el paciente de un médico se dirige voluntariamente a éste cuando se halla
enfermo, para que averigüe qué enfermedad padece y le sane. No es éste el caso del paciente
del etnógrafo, el cual no solicita que se te investigue, sino que es más bien el etnógrafo
quien desea investigarlo para descubrir eso tan etéreo a lo que ordinariamente llamamos
incontinentemente, «verdad». Si en el caso del enfermo que pide el concurso del médico
debe exigir de él que no le lleve a lo contrario de lo que le solicita -la muerte en lugar de
la salud- parece que en el caso del indígena será con mayor razón exigible que quien le
investigue no provoque la destrucción de lo que investiga, es decir, del indígena, no como
ser individual, sino como ser social y cultural.
Es evidente que quien se propone investigar una sociedad o ente sociocultural no pre-
tende o tiene como objetivo la destrucción de lo que investiga, pero es evidente también que
quien quiera que se pone en.contacto con una sociedad distinta de la suya propia actúa como
agente dp su propia cultura y tal como si se tratara de un enfermo portador de una enfermedad
contagiosa, expone a todos a quienes trata a los efectos de su propia cultura que, por eso,
pudiera transformarse en el germen de su propia enfermedad.
Esto es particularmente notable cuando el etnógrafo, como suele suceder, es un agente
encubierto de la cultura occidental -única que se sepa que produce este género de profesio-
nales a Jo s que denominamos etnógrafos—ya que su grado de diferencia o contraste con
culturas extrañas, suele ser más notable y, por lo tanto, los resultados del contacto pueden
conducir casi inevitablemente, a la destrucción o, al menos, al daño irreparable de la socie-
dad investigada.
Claro que el grado del daño provocado por el etnógrafo, como agente de la cultura
occidental es variable. El daño directo puede ser muy grave, pero no menor puede ser el
daño indirecto, ya que una mala interpretación del «hecho etnográfico» investigado, puede
distorsionar la realidad investigada y, por consiguiente, las conclusiones a que se llegue y
los «juicios de valor» que se construyen acerca de la cultura o grupo étnico en relación al
cual el ente de cultura occidental, que muchas veces es el grupo nacional dominante, ela-

Í07
bora un juicio, podría llegar a ser incluso ¿penal». Muchos «científicos» siguen pensando
—erróneamente—que la ciencia es inocente; lo que implica que su propia «maldad» pueden
llegarla a considerar como «natural». De ahí que, si es malo que algunos políticos sigan con-
fundiendo modernización con «civilización»■mucho peor es que esa confusión anide en el
propio etnógrafo. No es extraño pues que algunos de estos etnógrafos se conviertan en
agentes conscientes -y aun a sueldo— del cambio que las fuerzas centrípetas «nacionales»
propugnan para acabar definitivamente con cualquier variedad social o cultural distinta de
la que ellos representan.

7.1 E L SEC RETO PRO FESIO N A L

Aunque el concepto de «secreto profesional» no podemos extenderlo sin más al campo


del trabajo etnográfico, es bien cierto que no afecta exclusivamente a la práctica médica o
periodística, tal como lo conocemos habitual mente, sino que, en cierto modo, afecta también
al trabajo etnográfico y esto, especialmente, al menos desde dos o tres perspectivas. Es bien
sabido y consagrado como práctica habitual el hecho de cambiar el verdadero nombre de la
localidad o grupo étnico investigado, aunque se indique con mayor o menor precisión su
localización geográfica, con lo que el investigador interesado identificará satisfactoriamente
ese extremo; del mismo modo, los nombres de los informantes, al menos los más habituales,
también serán sustituidos por otros ficticios, de tal manera que sus opiniones queden salva-
guardadas por el secreto; por último es evidente que multitud de otros nombres de personas
o de lugar ni siquiera serán mencionados en tanto que lo que interesa estudiar y, por lo tanto,
los hechos que sirven de base para la investigación en conjunto son, obviamente, hechos
«biográficos» o bien determinados en tiempo y espacio, pero todas esas circunstancias son
obviadas no por el simple requerimiento de salvaguardar el secreto de personas y circuns-
tancias sino porque tales detalles no interesan en puridad a la investigación misma,
Claro es que en la «ocultación» de tales detalles identificadores pesan fundamentalmen-
te consideraciones éticas que se refieren o tratan de salvaguardar derechos individuales o
colectivos cuya transgresión afectaría muy negativamente a las personas o grupos implica-
dos. No debemos ocultar u olvidar, sin embargo, el hecho de que en una investigación etno-
gráfica hay que preservar también el derecho que otros investigadores, interesados, en ese
estudio, o en el área de trabajo, tienen en r e la c ió n con las «fuentes» de la información mane-
jada por el etnógrafo. Ello, junto con otros aspectos que afectan a la metodología utilizada,
permitirá comprobar, en cierto modo, a sus colegas, la «calidad» de la investigación y la
excelencia o no de los resultados obtenidos en la misma. De tal manera esto es así que, en
realidad, el «secreto» siempre debe ser relativo y no sólo por lo que —aparente contradic-
ción- acabamos de decir, sino porque, ocasionalmente, los «informantes» o ciertos «infor-
mantes» podrían estar interesados no sólo en que oculten sus nombres sino, por el contrario,
en aparecer como personas relevantes en el proceso de la investigación e incluso cercanos
a la «autoría» de la misma, lo que en algún caso podría hallarse más cerca de la verdad de
lo que podría pensarse, si tenemos en cuenta la dependencia que muestran algunos etnógrafos
a determinados de sus «informantes».

7.2 ¿QUIÉN INV ESTIGA A QU IÉN ?

De la misma manera que como miembros de una sociedad suficientemente culta po-
demos expresar nuestro deseo y aun desearlo fervientemente que nadie venga a «salvamos»,
a quedar libres de pretendidos «liberadores», algunos pueblos indígenas (?) podrían expresar
el deseo y, como digo, desearlo fervientemente y aun con todo coraje, no ser investigado1;

108
por ningún etnógrafo o antropólogo, por bueno o aun benefactor que sea o pretenda ser.
Imagino el sentimiento de horror y hasta de odio que pueden sentir hoy los yanomami al
contemplar la llegada de unos «blancos» como posibles antropólogos. No me extrañaría que
los recibiesen a flechazos y aun a tiros.
Durante años y años fueron «investigados», sin que previamente se Ies hubiese pedido
autorización para ello. En realidad, ¿qué diferencia habría entre un antropólogo y un misio-
nero? Ambos habrán sido visualizados y entendidos como «agentes» blancos, intrusos curiosos
en su medio, a los que habrán observado casi con tanta minuciosidad como ellos iban a ser
observados por los blancos. En realidad, un buen etnógrafo es aquél que se deja observar
y analizar como él pretende hacerlo con el grtfpo étnico objeto de su interés «científico».
Quizás la empatia nace de esa mutua curiosidad que en los «científicos» conduce a la obra
etnográfica y en los indígenas lleva al enriquecimiento de sus experiencias humanas. Por
eso, podemos preguntamos muchas veces, ¿quién investiga a quién?, ¿quién se burla de
quién? El etnógrafo, disfrazado de «ingeniero social», que no es otra cosa en realidad que
un agente del gobierno, para que ese pueblo en concreto responda adecuadamente a los
intereses generales de un estado lejano y desconocido puede, a su vez, ser utilizado por el
«cacique» o por las «fuerzas vivas» de la población para que aquel lejano gobierno conceda
las siempre incumplidas promesas, las «mejoras» nunca llevadas a la práctica.
Y, ¿qué diríamos de las burlas? En este caso la acción mutua y la solidaridad no existe:
se trata de una relación asimétrica en la que los «blancos» son siempre motivo de mofa por
parte de los indígenas; únicamente cuando los «flancos» no son tan blancos, como es el caso
de ios latinos, el entendimiento burlesco puede ser más parecido, equiparable o equilibrado.

7.3 ENTRÉ EL ZOO Y LA MODERNIDAD

Una vieja discusión en un café de Lima: ¿los «indígenas» deben quedar en el zoo de
la reserva étnica o, por el contrario, tienen derecho a disentir de los indigenistas y desear
lu supuesta o real «modernización», la tecniñcación de sus vidas, la «civilización» (?)...?
Todas son voces comprometedoras y habría que precisarlas para enteder mejor el problema
global. No es este el lugar y el momento más adecuado, pero es inevitable algún género de
precisión. La «reserva étnica» ¿es deseable en Ia misma medida en que estamos obligados
¡i preservar nichos ecológicos sagrados —llámense parques nacionales o no—al menos como
una contribución serairromántica y una enseñanza de regeneración para nuestros descendien-
tes de modo que inicien al menos esa recuperación del medio natural? También el medio
.social y cultural vale la pena que lo rescatemos y contribuyamos así a la regeneración de
nuestro planeta.
Sin embargo, no podemos desdeñar que «todos» -tam bién los indios- nos hallamos
inmersos en un complejo proceso de cambio, que nos puede llevar a la ruina -que quizás
i i o k lleve inevitablemente a la ruina—pero del que difícilmente nos podemos librar salvo que
echemos mano de la «dictadura del ecologísmo». ¿Es posible, es preferible (?) sacrificar la
libertad y aun el espíritu democrático, en aras de la regeneración biológica sociocultural del
planeta? ¿Cómo podría decirle a Tomás Huamán que no llamase William a su hijo pequeño
-estoy rememorando hechos pasados hace treinta años casi—o que no se vistiese él mismo
con prendas vaqueras o impedirle desear la conipra de un frigorífico, para guardar qué? ¿O
es que su propia identidad émica e incluso su lengua —la quéchua- no deberá cambiar nunca
más? El castellano de hoy en día no es el mismo que yo escuchaba a mi padre hace sesenta
años. ¿No estaremos magnificando cosas que -com o todo—serán antiguallas dentro de muy
poco? ¿Hasta dónde debe llegar el derecho a la defensa de lo propio, de lo tradicional, de
la identidad cultural de los pueblos, sin que nosotros mismos nos transformemos en un
lastre, en un dique insensible? O bien, ¿cuál podría ser el punto equilibrado que mantenga,

109
respete y aun acreciente la cohesión sociocultural de un grupo sin que le impida al mismo
tiempo cambiar, ser algo que algunos pensarán que es mejor aun cuando otros crean que se
pierden definitivamente Jas «esencias» de la cultura propia?
Aquella vieja discusión en un café de Lima junto a colegas experimentados en mil lides
de antropología de campo, está viva, a no dudarlo, en la conciencia de cualquier etnógrafo
la primera vez que se pone en contacto con el «otro». Podría decaer, olvidarse, acorcharse
el entendimiento ante este problema y eso es nocivo para el investigador y el investigado.
Ni uno ni otro son inertes, pero no deben serlo -sobre todo el activo, el agente- si no que-
remos adocenarnos y adocenar la etnografía. El fiel de la balanza implica una pesada respon-
sabilidad moral que es imposible disimular.

7.4 ETNO G RA FÍA O PO LÍTIC A

Cuando la Antropología comenzó a ser considerada como una disciplina científica, su


objeto principal de estudio eran los peyorativa y erróneamente llamados «pueblos primiti-
vos»; ya en nuestro siglo se empezó a utilizar el concepto de «campesino», aplicable a
aquellos que se hallaban entre «la tribu primitiva y la sociedad industrial», pero ésta última
que había sido objeto exclusivo de estudio para los sociólogos lo fue igualmente para los
antropólogos. Aquellos «primitivos» y/o campesinos parecían dóciles minorías ya integradas
o en proceso de integración en las sociedades nacionales «modernas»; habían protagonizado
revueltas más o menos violentas y sonadas en el pasado peto, en conjunto, parecían sola-
mente deseosas de salvar su patrimonio cultural. El pujante «indigenismo» de los años
cuarenta y cincuenta en América era fundamentalmente paternalista: una especie de institu-
ción lascasiana deseosa de impedir la «destrucción» total de los pueblos indios del conti -
nente. Nadie sabía lo que había dentro de la olla a presión que era en realidad la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Todo eso ha cambiado radicalmente en muy
pocos años. Los conceptos de «ctnicidad» y de «nacionalidad étnica» juegan un papel im -
portante en la moderna antropología y el indigenismo se radicaliza desde los años setenta
y cobran fuerza las organizaciones que agrupan a nivel nacional o internacional a un sinfín
de etnias indígenas que reclaman no sólo la defensa de su lengua y su cultura, sino su
derecho a estar representadas en el parlamento nacional de cada país e incluso su derecho
a la autodeterminación y a la independencia.
Pero aquellos «indígenas» de antaño, a los que defendía el Instituto Indigenista luir
ramericano, o los Institutos Indigenistas nacionales de cada país de América, son hoy lo»
indígenas de todo el mundo: son los chechenos del sur de la antigua URSS o los kurdos <!<-
Turquía e Iraq, los tutsis, los indios de Chiapas o los catalanes y vascos de nuestro país, n
«wiyit, de. wie&to estado T<jdo& «tUa-s,, «ya, ra&ffivaft V& w^wan, m
«nuevo orden mundial» -n o el anunciado a bombo y platillo cómo presente de los Estallos
Unidos de América al resto de los países del mundo—sino un nuevo orden auténtico en H
que las relaciones de poder internacional tenga en cuenta a esas nuevas -en realidad muy
antiguas- naciones con lenguas y culturas diferentes que desean gobernarse a sí mismas con
plena independencia.
Pues bien, ¿cuál es el papel del etnógrafo en ese nuevo/viejo panorama real del m u n d o ,
siempre aplastado por la «historia» de conquistas, violentas o no, pero siempre injustas, i o n
absurdas fronteras coloniales -externas o internas- que se siguen manteniendo a sanare y
fuego para defender los intereses de algunos? La responsabilidad ética del etnógrafo t|iir
ayudó a definir la etnicidad de aquellos pueblos es de dimensiones incomparablemente
mayor que en otros casos. Ya no se trata de responsabilidad científica, del buen uso del
secreto profesional, de la imperiosa necesidad de defender la verdad; se trata de adquirir un
nuevo compromiso, esta vez político, con aquellos con quienes se ha convivido, con los que
e l « c i e n t í f i c o » s e h a h e r m a n a d o , y a lo s q u e m u c h a s v e c e s h a a l e n t a d o a s e n t i r s e o r g u ll o s o s
d e s u p r o p i a l e n g u a , s u r e l i g i ó n o s u s t r a d i c i o n e s m á s í n tim a s . E n e s a h o r a , m u c h a s v e c e s
d r a m á t i c a e n l a q u e e ! p e r i o d i s t a o e l « c a s c o a z u l » l l e g a a p e r d e r l a v id a , e l e t n ó g r a f o , e l
a n t r o p ó l o g o , t i e n e q u e e s t a r c o n e s o s q u e , d e f i n i t i v a m e n t e , s o n lo s « s u y o s » y n o m e r a m e n t e
s u o s c u r o o b je to d e c u rio s id a d .
Una Yez más repetiré lo que tantas veces he dicho de lo que constituye el núcleo de
nú vocación y de mi hacer profesional. «Yo -d ec ía- soy arqueólogo, pero más que la ar-
queología, lo que me interesa es la antropología; claro que más que la antropología me inte-
resa la educación y siempre, mucho más que la educación me interesa -aunque en el mejor
sentido de la palabra- la política». Como muñecas rusas o cajas chinas, cada una de esas
capas de cebolla se justifican a sí mismas y a las que contienen.
Y eso, naturalmente, para siempre.

111
El proceso etnográfico
8. Demarcación de campo y documentación
previa
Xosé M . G onzález Reboredo

8.1 IN T R O D U C C IÓ N

Entre los etnógrafos -e s decir, los antropólogos en acción a la busca de datos- existe
una especie de sustrato colectivo de raíz naturalista que tiende a reconocer que el trabajo de
campo difícilmente puede ser enseñado y planificado previamente de manera detallada.
Como dice M. Cátedra «hay una tradición ya clásica en Antropología de considerar que no
se puede enseñar a hacer etnografía; simplemente hay que hacerla y con ello superar el rito
de p a ss a g e que convierte al iniciado en un profesional adulto» (M. C á t e d r a , 1988b, 321).
La idea de que el trabajo de campo no necesita especial preparación se apoya en presupues-
tos como el de considerarla inútil porque la misión del investigador es enfrentarse con lo
inesperado o porque las comunidades, áreas o temas a investigar están inéditas y no ofrecen
información previa.
De todos modos esta actitud (cultivada p o r e m in e n te s antropólogos c o m o Kroeber,
quien se limitaba a dar una información muy superficial a sus discípulos partiendo quizás
del principio de que les bastaba su formación académica) no se puede sostener hoy y tampo-
co pasó muchas veces de ser una mera pose en el pasado. Ya uno de los padres de la Antro-
pología de nuestro siglo, Malinowski, indica claramente que las ideas preconcebidas son pe-
ligrosas para el científico, pero las conjeturas previas al trabajo de campo son un don indis-
pensable (B. M a u n o w s k i , 1973, 26). Aún no pudíendo predecir el curso que tomará nuestra
investigación sobre el terreno, es necesaria una preparación previa y un plan inicial de actua-
ción que evite un comportamiento caótico del investigador o un impacto desorientador en
la investigación (J. M a e s t r e A l f o n s o , 1976,72. M. H a m m e r s l e y & P. A t k i n s o n , 1994, 42).
D e sd e íbs comienzos se afeóen p/anfear y se/eccibnar (os femas a aóorcfar, ííos enfoques
a utilizar como herramienta teórica, los problemas o hipótesis a resolver/comprobar y también
las razones que nos conducen a elegir un sector, comunidad o área de estudio. Todo ello
puede tener una relación con aspectos extracientíficos, como la situación personal del in-
vestigador o las inquietudes de la sociedad en que está inmerso; un buen ejemplo de lo
primero nos lo facilita S. Brandes, que eligió como campo general de estudio España porque
para él nuestro país representaba un lugar donde podía encontrar refugio mental en medio
de unas relaciones personalizadas y un ideal muy diferente de la sociedad am ericana de fines
de los años sesenta, inmersa en una tensa conflictividad con el drama del Vietnam como
telón de fondo (S. B r a n d e s , 1991, 144-154); es bien sabido, por otra parte, que antropólogos
norteamericanos le han prestado a lo largo del siglo xx, con Boas como iniciador, bastante
atención al problema racial porque esa era una preocupación incrustada en la propia socie-

115
dad americana. Mas, por encima de personalismos ajenos a la ciencia en sí, en general los
trabajos etnográficos necesitan de un punto de arranque epistemológico y técnico del que
nos ocuparemos en las líneas que siguen.
Dividiremos nuestra exposición en tres apartados. Distinguiremos inicialmente ío que
es la unidad o campo de estudio y la unidad - unidades— o campo de observación, enten-
diendo por lo primero un conjunto teorético y estratégico que establece un marco conceptual
del proyecto, y por lo segundo ios lugares concretos donde se desarrolla el trabajo de campo,
aunque cabría establecer diferencia entre campo de observación y unidad de observación, en
tanto que en muchos casos el campo ejegido (como veremos en algún ejemplo; comprende
más de una unidad. A ello dedicaremos los dos primeros apartados. El tercero estará cen-
trado en el tema de la documentación previa, advirtiendo que las tareas preparatorias de lew
dos primeros suponen también el manejo de documentación bibliográfica inicial.

8.2 EL CAM PO DE ESTUDIO

Son varias las formas de enunciar las distintas fases de una investigación antropológica.
Una, sencilla y genérica, es la que aporta Tentorí, quien distingue las cinco siguientes:
Primera: defi;;ic¡óí} de) problema y programación de la investigación.
S e g u n d a : r e c o g i d a d e d a to s , s e a n e s t o s d o c u m e n t o s d e i n f o r m a n t e s o f r u t o d e l a o b s e r v a c i ó n
de las acciones humanas. Esta es la fase etnográfica por antonomasia.
T e r c e r a : o r d e n a c i ó n d e lo s d a to s .
C u a r ta : a n á l i s i s d e lo s d a t o s .
Quinta: redacción de la monografía (J. Ten t o r í, 1981, 127-128).
En este capítulo nuestra atención debe de centrarse principalmente en la primera de las
enumeradas, aunque no evitaremos hacer alguna alusión a las posibles -y frecuentemente
necesarias- reformulaciones del problema y del programa en las fases siguientes, especial-
mente en la segunda.
Todo análisis etnográfico está condicionado por los principios que as/mííó cí investi-
gador durante su formación y por el enfoque concreto que adopte para programar su trabajo.
Cualquiera que sea la investigación a realizar, las orientaciones teóricas sirven para formular
unos interrogantes precisos, los cuales facilitarán la detección de respuestas adecuadas du-
rante el trabajo de campo (J. F r i c o l é R b i x a c h , 1983, 26); aunque el enfoque sea meramente'
descriptivo, tanto ios dalos recogidos (objeto) como la ordenación de los mismos (méíoiíi*)
dependen de conceptos, manifiestos o latentes, utilizados en la descripción, es decir, de l;i
teoría (I. Rossi & E. 0 ‘H o g g in s , 1981, 157). No es este lugar adecuado para hacer un
recorrido aaaJj>jrn s L^vés ste J.w dw iw toj y osatfos por ía Antro-
pología. De todos modos creemos preciso recordar (J. G o e t z & M.D. L e C o m p t e , 1988, 60
y ss.) que se puede establecer una jerarquía en los enfoques teóricos de la siguiente
manera:

a) Grandes teorías o paradigmas teóricos, que aspiran a tener un alcance universal y


a formular reglas generales.
b) Teorías formales o de rango intermedio, es decir, conjuntos de proposiciones inter-
rclacionadas cuyo objeto es explicar una clase abstracta de comportamientos o fenómenos.
Teorías sobre estructura social, tecnoeconomfa o personalidad entrarían dentro de esta ca-
tegoría.
c) Teorías sustantivas o proposiciones interrelacionadas que se centran en cuestiones
puntuales de poblaciones, espacios o tiempos identificables por su concreción. En el campo
de la Etnografía/Antropología estas teorías sustantivas estarían representadas por el corpus

116
construido en tomo a los estudios de las sociedades campesinas, el parentesco, las religiones
populares, la marginalidad, la educación, etc.

El primero de los niveles enunciados tiene poca aplicabiüdad en Etnografía. El segundo


sirve para establecer un marco genérico de estudio en el que se insertan las ideas plasmadas
en la investigación puntual. En cuanto al tercero, es seguramente el que necesita una mayor
atención para delimitar el campo de estudio en las ciencias sociales. Dentro de esos corpus
teóricos concretos se pueden encontrar fundamentos para enunciar hipótesis de trabajo y
principios para desarrollarlas, aáí como insinuaciones para delimitar el objetivo inicial del
trabajo. Una muestra de ello puede ser la propuesta hecha por T. San Román y A. González
Echevarría para un estadio dei parentesco; su formulación se basa en /a siguiente hipótesis
general de partida: en la base de la institución defparentesco y la familia está la regulación
social de la procreación; para llevar a cabo una contrastación de esta hipótesis las autoras
proponen varias fases, entre las que destacamos la primera, encaminada a abordar una re-
visión crítica del parentesco, de la construcción teórica en Antropología y también la rea-
lización de un diseño general que permita formular diversas hipótesis auxiliares que completen
a la general de partida; el objetivo de este proyecto es la construcción de un modelo
interpretativo del parentesco (T. S a n R o m á n & A. G o n z á l e z E c h e v a r r í a , 1993, 129 y ss.).
Ejemplo de características diferentes puede ser, entre otros, el que llevó a estudiar una co-
munidad de Manda a R . Creeswell, en el que se partió, con el objetivo de construir un
modelo, de una hipótesis inicial así formulada: la estructura tecnoeconómica determina las
formas que adoptan otras estructuras sociales; esta infraestructura es el resultado de! funcio-
namiento pasado y actual de todas las estructuras (R. C r e s s w e l l , 1969, 15-16).
Con frecuencia los planteamientos teóricos iniciales no son fruto de un investigador
aislado, sino que se enmarcan dentro de planes generales que pretenden establecer objetivos
comunes y fijar hipótesis o problemas que luego se validarán o reformularán con datos obte-
nidos no solamente en una localidad o área, sino en varías localidades distintas mediante el
trabajo de varios observadores, lo cual favorece posteriormente análisis comparativos. Un
ejemplo de ello es la propuesta, hecha por un grupo de estudiosos, de acercarse a la antro-
pología de la educación mediante el estudio en varias localidades del maestro como trans-
misor de cultura y la educación como un proceso de transmisión de cultura, lo cual conduce
a aprovechar conceptos sacados del metalenguaje específico, como mculltt ración, aculttiración
o emic/etic (M. K n i p m e y e r , M. G o n z á l e z B u e n o & T. S a n R o m á m , 1980,5 y ss.). Otra muestra
sería, dentro de los estudios sobre Antropología del género, el llevado a cabo en el marco
de un proyecto amplio para estudiar el tema «Mujeres y cambio socioeconómico» desde una
perspectiva que pretende profundizar en los factores económicos, sociales e ideológicos que
actúan para crear y reproducir condiciones que son específicas de las mujeres de barrios
urbanos; este planteamiento fue desarrollado en trabajos puntuales como el de K. Bohman
en una barriada de Medellín (Colombia) (K. B o h m a n , 1984, 7).
La cíececcíon de un proófema que atraíga fa atencídn del investigador puede no esiar
relacionada inicial y directamente con los planteamientos basados en la teoría o en la
casuística etnográfica conocida -aunque sí lo esté en sus aspectos generales-. El punto de
partida para un proyecto investigador se puede hacer presente en un hecho o una serie
de hechos que llaman la atención del estudioso; así, Measor percibió que no solamente las
chicas tendían a ir peor que los chicos en los exámenes de ciencias, sino también que esta
diferencia estaba más acentuada en Nuffied, lo cual le llevó a planificar una investigación
sobre el fenómeno (cit. por M. H a m m e r s l e y & A t k i n s o n , 1944, 44). Muchos estudios de
comunidades o áreas rurales se iniciaron a partir de un primer contacto deí investigador, que
detectó allí la presencia de un problema, lo que le condujo a formular un diseño basado en
esa apreciación inicial. Eso es lo que sucedió con respecto a un estudio nuestro sobre el valle
de Aneares, en el límite entre León, Asturias y Galicia, recientemente llevado a cabo.

117
N u e stro c o n o cim ie n to inicial de e sta z o n a a rafa d e u n e sta d io anterio r, d e d ic ad o a la ver
tiente g allega de la S ierra d e A n e are s, nos h a b ía p e rm itid o o b se rv a r alg u n o s fenóm enos de
interés, c o m o la d iferen cia en tre L u g o y L eó n en lo q u e se re fie re a la trad ició n hereditaria
pred o m in an te, o la p re sen c ia en el valle de A n eares de o ficio s a m b u lan tes ejercidos hasta
hace pocos años (e sp o rád ic a y aisla d am e n te aún hoy), alg o in ex iste n te o se c u n d ario en las
aldeas galleg as p ró x im as. A m bos h ech o s fueron p u esto s en re la ció n con la biblio g rafía sobre
la fam ilia y h e ren c ia en G a lic ia (vid., por ejem p lo , C. L isón T o lo s a n a , 1971), con algunas
apro x im acio n es a los oficios am b u la n te s (X .A . F id a lg o S a n ta m a riñ a & F . R o d ríg u ez , 19H8
y X A . Fidai.üO S a n ta m a riñ a , 1990) y co n los dalos re co g id o s a n te rio rm e n te en tierras g a -
llegas vecin as (X.M. G o n z á l e z R e b o re d o & X. R o d ríg u e z C a m p o s , 1990), lleg an d o a la
conclusión d e qu e era op o rtu n o o rien tar la in v estig a ció n al e stu d io d e la fa m ilia , la identidad
y los oficios cara cte rístico s del valle de A n eares (X.M. G o n z á l e z R e b o re d o & C . G o n z á i .i /.
P é r e z , en prensa).
El ejemplo anterior puede servirnos para incidir en un aspecto hasta ahora sólo insi-
nuado. Nos referimos a q u e es normal q u e las hipótesis y objetivos no lleguen a formularse
de una manera acabada si no se realiza una exploración inicial de unidades o campos de
observación en los q u e se piensa trabajar. En muchos casos este trabajo exploratorio resulta
fundamental, puesto q u e nos permite adaptar objetivos e hipótesis a la realidad (A. G o n z A m -v .
E c h e v a r r í a , 1987, 232). María Cátedra, por ejemplo, deja constancia escrita de que su
interés por el estudio de una minoría marginal, los «vaqueiros» asturianos, surgió durante
un viaje exploratorio preliminar por tierras de Asturias y, más concretamente, gracias a la
observación en un chingre de aldea de una escena en la que dos «vaqueiros» se cruzaban
reproches e insinuaciones intencionadas con otros aldeanos allí presentes (M. CA t k d k a ,
1988a, 20). En otros casos, además, el contacto previo puede suponer la toma de una deci-
sión radical, como la de cambiar el proyecto esbozado o buscar otra unidad de observación
que reúna las características exigidas por aquél. P. Navarro Alcalá Zamora nos cuenta cómo,
tras haber seleccionado una localidad como campo de observación a partir de datos estadís
ticos y documentales, y de construir una hipótesis de trabajo basada en la idea de «bosque
mantenedor de la población», tuvo que renunciar al estudio porque la realidad observada
sobre el terreno era muy distinta de la que se podía deducir de la documentación previa
(P. N a v a r r o A l c a l á - Z a m o r a , 1979, 19 y ss.).
Si el cambio de orientación de la investigación tiene lugar a veces antes de que se inicie
el trabajo de campo, lo más normal es que el investigador tenga que replantearse sus
objetivos o hipótesis a lo largo de su ejecución, momento en el que suelen aforar nuevos
problemas y perspectivas a las que conviene prestar atención. Una investigación llevada a
cabo por Dollard sobre los negros del sur de Estados Unidos tenía como objetivo estudiar
la personalidad de este grupo étnico renunciando a hacer un estudio global de la comunidad
donde residían; cuando ya estaba en marcha el proceso etnográfico pudo comprobar que lu
comunidad estaba enraizada en la vida de los individuos que quería estudiar, y que los
blancos allí afincados formaban parte también de la vida de las gentes de color, lo cual le
obligó a aproximarse a la comunidad en su conjunto y renunciar a las historias de vida
aisladas (M. H a m m e r s l e y & P . A t k i n s o n , 1994, 47).
No obstante, si la planificación inicial del campo de estudio está adecuadamente hecha,
la rcfonnulaciones necesarias a partir de la experiencia etnográfica suelen ser pequeñas. Así,
una investigadora centrada en el tema de la casa en la Catalunya Nova nos manifiesta que
se vio obligada a reformar la pregunta sobre el «Hereu» porque este término, utilizado en
un sentido concreto por los estudiosos, tenía entre los informantes unas connotaciones que
provocaban errores en las respuestas, lo cual, obviamente, no supuso alteración grave de sus
planes (M.I. J o c i l e s R u u i o , 1989, 11). Personalmente hemos tenido también una experiencia
en este sentido durante nuestro ya citado estudio sobre el valle de Aneares; teniendo en
cuenta las que creíamos características generales de la familia en esta zona y rasgos asociados,

118
como el reparto igualitario del patrimonio, nos pareció posible encontrar aquí un inquietante
sistema de residencia postmatrimonial, la residencia natolocal, que había sido estudiada en
contextos parecidos en la isla de Tory, Irlanda (R. Fox, 1978, 156 y ss.), en Tras-os-Montes
(B.J. O ’N e il l , 1984, 320 y ss.) e incluso en el sur de Galicia (C . L is ó n T o l o s a n a , 1971, 310
y ss.); la hipótesis se había reforzado además, con algún informe escueto e indirecto en este
sentido; pero una vez iniciado el trabajo y cuestionado sobre el asunto a numerosos informantes
de distintas localidades del valle, tuvimos que abandonar este aspecto al comprobar que esa
posibilidad no era contemplada, ni en el pasado ni en la praxis presente, por la sociedad
local (X.M. G o n z á l e z R e b o r e d o & C. G o n z á l e z P é r e z , en prensa). La pausa en él field-work,
con reflexión sobre el plan de trabajo y delimitación previa del campo, trae como resultado
nuevas formulaciones, se incorpora a posteriori a la delimitación inicial del campo concep-
tual, y convierte a todo proyecto en un proyecto abierto; esta realidad fue detectada desde
siempre por los etnógrafos preocupados por el método; como dice M. Griaule «el etnógrafo,
generalmente, se ha fijado un programa de estudios antes de su llegada al terreno. Luego,
en numerosos casos, se verá obligado a cambiarlo, o bien porque lo había establecido a par-
tir de datos insuficientes, o bien porque las circunstancias lo colocan frente a instituciones
interesantes cuya existencia ignoraba.» (M. G r ia ü l e , 1969, 49).
La necesidad de reformular el plan inicial de trabajo no supone necesariamente que éste
sea superfluo, ni mucho menos. Si el acercamiento a un tema de estudio tiene dosis de im-
precisión con un plan detallado inicial, la actuación sin esta planificación conduce siempre
a un caos del que difícilmente se pueden extraer conclusiones coherentes. Por eso todo in-
vestigador ha de preguntarse desde el mismo momento de la concepción del estudio por una
serie de cuestiones, precisándolas y documentándolas de la manera más exacta posible. Los
interrogantes a plantear están referidos, primariamente, a los siguientes aspectos:

a) Teoría o corpus teóricos predominantes que orientarán la investigación.


b) Tem a o temas en los que se pretende incidir.
c) Problemas que se quieren dilucidar, es decir, objetivos o fines de la investigación.
d) Hipótesis de partida, tanto principales como secundarias.

8.3 E L CA M PO DE OBSERVACIÓN

Hay muchos casos en que un conocimiento previo del campo de observación conduce
a delimitar el campo de estudio, del que nos acabamos de ocupar. En otros casos puede
suceder al revés, siendo entonces necesario localizar un campo de observación adecuado
para poder iniciar la acción guiada por el plan trazado. Es verdaderamente grande la casuística
que los distintos autores nos ofrecen sobre su elección de un campo o unidad de observación,
la cual siempre ha de adaptarse al principio de que cuanto más restringidos o concretos sean
los presupuestos teóricos que se van a aplicar, o cuanto más precisas sean las cuestiones
planteadas, con mayor precisión ha de definirse la unidad de observación (J.G . G o e tz & M.D.
L e C o mpt e , 1988, 81). A veces se llega a la meta después de diversas peripecias, como las
que simpáticamente nos cuenta Barley (N. B a r le y , 1990, 22-24). En otras circunstancias
pueden influir insinuaciones de las autoridades, de lo que es muestra el caso de Evans-
Pritchard, que se dedicó a estudiar los nuer porque así se lo solicitó el por entonces gobierno
del Sudán anglo-egipcio (E.E. E v a n s - P r itc h a r d , 1977, 21). Sin embargo esta casuística,
plagada muchas veces de personalismos, debe de estar siempre relacionada con un mínimo
de criterios científicos que justifiquen la elección, puesto que, como señala Geertz, los
etnógrafos no aspiran a estudiar aldeas sino que estudian en aldeas para llegar a construir
una visión específica sobre el hombre (C. G e e rtz , 1988, 33).
En Antropología se usan términos como «comunidad» o «área» para definir el campo

119
o unidad concreta en la que el etnógrafo lleva a cabo su observación. La etnografía de prin
cipios de este siglo se concentró básicamente en comunidades primitivas, por lo que las uni-
dades de observación fueron tribus o bandas (abarcadas con más o menos detalle según los
casos). Posteriormente se desarrolló, a partir del segundo tercio de nuestro siglo, un amplio
interés por estudiar sociedades campesinas, fruto de lo cual fue que una aldea o pueblo dr
tamaño controlable para el investigador se convirtió en campo de observación privilegiado,
En los últimos treinta años, la Antropología se ha abierto a numerosos problemas nuevos y
también ha fragmentado en distintas subespecialidades el saber antropológico unitario - <ju«-
nunca se debe, con todo, perder de vista-. Por eso definir en el presente lo que es una unidad
de observación requiere la enumeración de un amplio conjunto de agrupaciones humann*
que se pueden clasificar como tales. Tomando un modelo elegido entre otros, podemos decir
que una unidad de observación, denominada frecuentemente «comunidad», présenla la nI
guíente tipología (A. S á n c h e z , 1988, 179):

a) Comunidad' de sangre (familia, clan, tribu).


b) Comunidad de lugar (aldea, barrio, área rural),
c) Comunidad de espíritu (grupos religiosos, sectas, grupos nacionales, etc.).
d ) Grupos que comparten un rasgo común, como la marginalidad (bandas, pandillas, ck\).
e) Grupos unidos en torno a una institución (escuelas, cuarteles, iglesias, etc.).

En el caso de las historias de vida, autobiografías o estudios de casos, también el


individuo o individuos seleccionados actúan como «unidad de observación», puesto qiir los
rasgos derivados de su descripción/análisis son una muestra de otros casos semejantes ion
los que forman un «grupo» o «comunidad»; ejemplos de ello los encontramos en la ytt
clásica obra de O. Lewis (O. L e w i s , 1961) o, por lo que a Galicia se refiere, en la auloliio
grafía de un labriego publicada por X.R. Mariño Ferro (X.R. M a r i n o F e r r o , 1986). Lo»
estudios de etnohistoria, de tanta importancia en la actualidad, encuentran por su paite un
campo de observación específico en las colecciones documentales, que sustituyen en rute
ámbito a las comunidades humanas. Ausente el ser vivo, la etnohistoria se define como iiim
aplicación sistemática de la teoría antropológica a la documentación del pasado (A. J i m P n i y ,
1975, 91 y ss.). Un ejemplo puede ser el estudio hecho por B. Morell Peguero sobre los
archivos de protocolos, que se convierten aquí en un sustituto de los clásicos infommiitr»
del trabajo de campo ordinario ( B . M o r e l l P e g u e r o , 1981).
Aunque la literatura antropológica tiene alguna de sus mejores joyas en las im>n<ij;utlf*i*
dedicadas a pequeñas comunidades, lo cierto es que el etnógrafo puede aplicarse a oliv ivw
una gama muy amplia de espacios y personas. De acuerdo con Levine, ios trabajos de
pueden hacerse:

a) En una sola comunidad.


b) En varias comunidades del mismo tamaño.
c) En varias de distintos tamaños.
d) En un área con sociedades dentro de un rango de tamaños restringidos (50-300 pciKoii.t»)
e) En un área grande continua dentro de sociedades de tamaño grande (R.A. Li-vinií, 19/0.
183 y ss.)

En las líneas que siguen nos ocuparemos de algunos casos concretos que pueden urtvlr
de muestra de las posibilidades que se presentan para la delimitación de campos de obsei
vación.
Tradicionalmente, como ya indicamos antes, la Antropología optó por estudiar mimi
nidades «primitivas» o pequeñas comunidades principalmente rurales, partiendo del piln. I
pío de que era en esos ámbitos donde se podía ejercitar con cierta garantía la obseivu Iih i

120
participante, eje principal de la práctica antropológica. U na de las críticas que se han diri-
gido a la Antropología funcional-estructuralista de tradición británica ha sido precisamente
su énfasis en el estudio de pequeñas comunidades, que al final llega a confundir la unidad
de estudio con la de observación (J. P r a t , 1991, 127). La crítica, de todos modos, hay que
entenderla como crítica de presentación de los resultados y de su generalización, puesto que
no está, desde luego, presente esta intención en los investigadores implicados en ella. En la
clásica monografía de J. P i t t - R i v e r s sobre una localidad andaluza, el autor deja bien claro
que su estudio se centra en un pueblo, pero la búsqueda de fondo es «dar una idea de la
cultura de Andalucía mediante la definición de su raíz estructural». (J. P i t t - R i v e r s , 1971,
11). En una línea semejante estuvo la corriente sociológica conocida como la «Escuela de
Chicago», que buscaba áreas naturales para sus estudios, considerando como tales un barrio
de inmigrantes, un gueto judío, una banda juvenil, etc., porque se partía del principio de que
cada una de ellas era tratada como un universo que creaba y perpetuaba un ethos y una
organización específica. No es este el lugar para indicar las lagunas de estos planteamientos,
que encajan mejor en una disquisición sobre las teorías de la Antropología. Lo q u e s í debe-
mos de abordar son las distintas maneras en q u e se puede llegar a determinar una unidad
o unidades de observación para un trabajo determinado. Y lo haremos a través de algunos
ejemplos.
El supuesto más elemental es el de un investigador solitario que, vinculado o no a un
grupo de trabajo (equipo, departamento universitario, centro de investigación), decide en-
frentarse con un tema y una comunidad determinada. Dejando a un lado las posibles motiva-
ciones personales es evidente que tiene que encontrar un campo de observación adecuado
a su campo de estudio (siempre que este no se haya elegido previamente). Y ¿cómo hacerlo?
Una posibilidad es localizar una comunidad que sea significativa para el tema pro-
gramado y adecuada por sus características. Para elegir una comunidad significativa dentro
de una comarca, país o nación se puede acudir a contrastar algunos aspectos generales con
esos mismos aspectos en la localidad hasta llegar a. la conclusión de que el lugar analizado
reúne el requisito de significatividad; eso precisamente fue lo que hizo E. Frield en Grecia,
llegando a la conclusión de que Vasilika, en Beocia, poseía unos rasgos generalizables a un
área amplia; también comprobó que Vasilika era una unidad de observación adecuada porque
se podían utilizar allí las técnicas de trabajo de campo usuales (E. F r i e l d , 1962, 3). Con una
orientación semejante podemos decir que se movió J. Aceves para elegir El Pinar (Segovia)
como campo de observación; aparte vinculaciones personales que le permitían conocer esta
localidad desde hacía tiempo, la elección se basó en el hecho de que El Pinar era un pueblo
más desarrollado y mejor que otros de la comarca, aunque tampoco era radicalmente diferente,
todo lo cual lo convertía en apto para el estudio del cambio social (J. A c e v e s , 1973, 29-31).
Si bien se da en algunos estudios la tendencia a buscar lo insólito, la comunidad significativa,
como se deduce de lo antes dicho, no es la que presente unos rasgos peculiares sino la que
pueda responder a una media adecuada del área en que se inserta; como dice J. Cutileiro
sobre su unidad de estudio en el Alemtejo «essa freguesía nao tem nada que a torne par-
ticularmente original entre as freguesías alemtejanas. Há estudos antropológicos de comu-
nidades feitos para registrar, enquanto sobrevivem, institufoes ou costumes peculiares...
Neste livro existe a preocupado contraria». (J. C u t i l e i r o , 1977, X).
Otro modelo para localizar la unidad de información nos lo ofrece P. Navarro Al-
calá-Zamora. Este investigador hizo en el año 1971 una selección de pueblos de una comarca
andaluza, partiendo de un esquema basado en que la localidad adecuada debía de contar en-
tre mil y tres mil habitantes, que el municipio no tuviera demasiadas entidades de población
y que reuniera otras condiciones deducibles del estudio previo, como poseer un santo patrón
masculino porque eso era lo más normal en la zona, a diferencia de otras tierras andaluzas;
finalmente tuvo en cuenta que el pueblo estuviera en la provincia de Granada y no en la de
Almería por la proximidad de las fuentes escritas y archivos. Tras aplicar estos criterios, en-

121
contró seis municipios que reunían estas condiciones, de (os cuales dos quedaron eliminados
al comprobar que en el último padrón habfan descendido por debajo de los mil habitantes;
de los cuatro restantes se decidió por Mecina por tener mejor conservados los archivos
parroquiales y municipales, por las facilidades encontradas y por la buena acogida inicial
que allí encontró (P. N a v a r r o A l c a l á -Z á m o r a , 1979, 19 y ss.).
Posibilidad más compleja se presenta cuando el trabajo de campo es programado por
un equipo de investigadores que pretenden estudiar algunas cuestiones concretas en distintas
comunidades. En este caso la elección ha de realizarse en función de que el conjunto
se lec cio n a d o presarte una variabilidad suficiente para dar cuenta de los diversos matices
emanados de las hipótesis de partida y también una adaptación al análisis comparativo de
los resultados. Este sería el caso de una investigación llevada a cabo por un grupo de antro-
pólogos sobre rituales y proceso social. La elección de las unidades de observación vino
determinada por la siguiente hipótesis inicial: la naturaleza concentrada o dispersa de la
población, por tener una incidencia en la organización de la diversidad, ha de tenerla también
en la estructura de los rituales que contribuyen a organizar esa diversidad. Consecuentemen-
te había que elegir áreas que fueran significativas de un variado espectro en cuanto al
hábitat; la elección -en la que influyeron Qtros factores que no vienen al caso ahora- recayó
en zonas de acusada dispersión de la población, como Oseos -Ibias-T aram undi, en el límite
de Asturias con Galicia, otra de claro poblanijento concentrado, el valle del Jerte (Extremadura)
y otras dos intermedias, Vegadeo-Castrop0l (Asturias) y el valle de Corneja (Ávila) (J.L.
G a r c í a , et al., 1991, 19 y ss.)
Hemos mostrado algunos ejemplos de delimitación del campo de observación, que
puede estar integrado por una o varias unidades. La regla genérica que se deduce es que el
campo elegido ha de dar respuesta suficiente a las preguntas formuladas en el plan inicial
de investigación. Y ello exige también el tomar en consideración cuestiones pragmáticas
(M. H a m m e r s l e y & P. A t k in s o n , 1994, 55), sin las cuales el trabajo de campo puede verse
obstaculizado. Entre ellas podemos señalar dos grupos, las generales y las específicas de cada
comunidad concreta. Dentro de las primeras hay que destacar una de especial importancia,
los costes del trabajo y la búsqueda de financiación (T.R. W il l ia m s , 1973, 41 y ss.). Entre
las segundas es preciso mencionar la evaluación de las posibilidades de acceso a la comu-
nidad, tanto físicas como sociales, la disponibilidad de personas que nos introduzcan en la
sociedad local y la colaboración de las autoridades locales. Ejemplos de previsiones hechas
en este sentido pueden ser las que nos narra Pina-Cabral, que consiguió cartas de presen
tación del Arzobispado de Braga para facilitar sus contactos en Pafo, en la comarca por
tugucsa de O Minho (J. P in a -C a b r a l , 19§9( 23).

8.4 DOCU M ENTA CIÓ N PREV IA

Entendemos por documentación prcvia en cualquier trabajo de campo un conjunto «Ir


elementos que podemos clasificar en tres grupos:
a) Los que se refieren a la programación del campo de estudio.
b) Los relacionados con la unidad de observación elegida.
c) La preparación de materiales, la organización de su consulta y la selección de técnicas
a emplear.
La programación del campo de estudie* exige una documentación bibliográfica que nos
ponga al tanto del tema a abordar y facilite UIia puesta a punto de principios teóricos que
orienten la investigación. Generalmente los etnógrafos poseen ya una preparación remota
recibida durante su período de formación, hj cual incide en su actividad investigadora intcn
sámente. En cualquier caso el etnógrafo incipiente -a l que van dirigidas fundamentalmente

122
estas líneas- suele necesitar una revisión de lo escrito en general sobre la cuestión propuesta.
Así, un investigador novel que se dirija a estudiar una comunidad campesina puede echar
mano de algunas obras que pretendan dar una visión genérica de las sociedades rurales,
como puede ser el ya clásico libro de E. W olf (E. W o l f , 1971), el escrito de Gamst dedicado
al mismo tema e incluido en una colección, Basic Anthropology Units, destinada a facilitar
conceptos fundamentales sobre el estudio antropológico ( F .C . G a m s t , 1974), o conjuntos de
textos sobre campesinado como el dirigido por *r, Shanin (T. S h a n i n , 1971). Si su inclina-
ción le lleva a enfrentarse con comunidades del mundo mediterráneo, le será de provecho
la consulta de obras como la de D a vis (J. D a v í s , 1983), y selecciones de textos como los
recogidos en el libro colectivo Les sociétés rurales de la Mediterranée (citamos por la edición
francesa porque es la que tenemos a mano, Edjsud, 1986). Si, por el contrario se orienta
hacia el estudio de la llamada «antropología del género», le será de utilidad, para el caso
de España, la lectura de obras como las de María Jesús Buxó o Lourdes Méndez (M.“ J.
Buxó R e y , 1988; L. M é n d e z , 1988). El recordatorio que contienen algunas obras elemen-
tales de etnografía general, como la bien conocida de M. Mauss (M. M a u s s , 1971), puede
ser también aprovechable para cuestiones como ]a elaboración de cuestionarios generales.
En lo que a España se refiere, la lectura de algunas obras introductorias a la problemática
antropológica en nuestro estado, como la de Fri^olé y otros (J. F r i g o l é et al., 1983) o la de
J. Prat y otros (1 P r a t e t a l, 2992), e s recomendable para el etnógrafo incipiente que
pretende iniciarse en un estudio monográfico. A ello habría que añadir las variadas obras
escritas sobre zonas concretas y sobre planteamientos teóricos de estos ámbitos que omiti-
mos para no alargar en exceso estas insinuaciones.
Una muestra de cómo se puede acumular información al respecto la encontramos en
una investigación llevada a cabo en cinco comunidades marineras de Galicia por un equipo
dirigido por el profesor Galván. Aunque los resultados creemos que no están a la altura
de la planificación propuesta, lo cierto es que ésta se llevó a cabo con minuciosidad y exigió
la consulta de más de doscientos títulos bibliográficos dedicados a la pesca -y de manera
especial al enfoque procesual—, así como la realización de seminarios para discutir los
principios teóricos en ella contenidos (A. G a lv ¿ n> 1 9 8 9 , 236 y ss.).
Conocida la unidad o unidades de estudio las que se va a realizar la investigación,
o, al menos, conocida ya el área o sector a observar, se impone una nueva tarea, que es la
de consultar información bibliográfica existente sobre ella. Esta información puede ser de
dos tipos, la que nos facilitan otros estudios Antropológicos sobre la zona y la que nos
proporcionan obras descriptivas o elaboradas ciesde perspectivas no antropológicas. Esta
obligada recomendación aparece reiteradamente en varios escritos dedicados al método
etnográfico (por ejemplo, T.R. W i ll i a m s , 1973, 35-39; J . M a e s t r e A l f o n s o , 1976, 76; I. Rossi
Se E. O ’H ig g i n s , 1981, 161). También se explícita en la introducción de algunas monografías
fruto del trabajo de campo, como la ya clásica de Evans-Pritchard (E.E. E v a n s -P r it c h a r d ,
1977), aunque esta muestra la citamos para ejemplificar cómo en algunos casos fue, y aún
es, muy precaria la información que se puede Obtener por esta vía.
Una cuestión que resulta obvia en principio es la de dominar una lengua que le permita
al investigador entrar en contacto con los nativos, evitando dentro de lo posible la utilización
de intermediarios que, consciente o inconscientemente, introduzcan matices personales en
los informes. El conocimiento de la lengua es considerada por algunos antropólogos funda-
mental y por otros algo accesorio (E. L u q u e B a e n a , 1 9 8 5 , 2 2 2 ). En general, sin embargo,
suele haber mayoría de opiniones a favor del dcimin io previo del lenguaje cotidiano de las
comunidades antes de iniciar la investigación, o a] menos de una «lengua franca» (J. M a e s t r e
A l f o n s o , 1976, 63; R. C r e s s w e l l , 1981, 61, etc,). En las sociedades bilingües/diglósicas se
plantea el problema, experimentado por nosotros¡t de que los informantes cambian con faci-
lidad y frecuencia de registro lingüístico ante el investigador, dando lugar a informes en los
que se mezclan con frecuencia dos lenguas o elementos aislados de una dentro de otra. En

123
cualquier caso es preferible conocer, o al menos, entender adecuadamente Ja lengua cotidia-
na de la comunidad, lo que resulta de especial trascendencia en el caso que el etnógrafo cen-
tre su estudio en el análisis semántico o de textos orales.
La información previa sobre el campo de estudio se complementa frecuentemente con
datos facilitados por la cartografía, las estadísticas y la documentación. Esta última puede
convertirse en el propio campo de observación cuando la perspectiva adoptada es la etno-
histórica, y es siempre complemento útil, incluso necesario, en la realización de un trabajo
cuando el investigador afronta el estudio de sociedades históricas (L.A. R o u b ín , 1981, 31 y
ss.). Aunque la consulta y vaciado de documentos se realiza generalmente durante el trabajo
de campo, el etnógrafo ha de informarse inicialmente de las posibles fuentes a consultar, así
como establecer unos modelos de ficha para sintetizar los datos obtenidos. Cada país tiene
sus propias peculiaridades en cuanto a documentación histórica, de ahí que no se pueda dar
una norma general unitaria, necesitando el estudioso informarse previamente de las carac-
terísticas de la zona donde va a realizar su trabajo. En España fuentes documentales de es-
pecial relieve suelen encontrarse en los archivo parroquiales (libros de matrimonios, tic
defunciones o de bautizados), en los archivos municipales (padrones de habitantes, libros
de actas, de plenos, etc.), judiciales (legajos con pleitos de los juzgados de paz, municipales
o de primera instancia) y de notariado (protocolos notariales). Para una fecha que se silún
en 1752-53 existe una fuente de información de primera magnitud si se pretende remontar
la profundidad histórica hasta el siglo xvm; nos referimos al Catastro del Marqués de la
Ensenada, del que suele existir copia amplia en los Archivos Provinciales y un resumen
general en el Archivo de Simancas. Un ejemplo, entre otros, de aprovechamiento de este
tipo de documentación nos lo ofrece Luque Baena en su monografía sobre un pueblo de
Andalucía (E. L u q u e B a e n a , 1974).
La necesidad de informarse sobre la cartografía y las fotografías aéreas ha sido desta-
cada por diversos autores (por ejemplo, C. L a c o s t e , 1981, 39 y ss.; R. C r e s s w e l l , 1981, .VI
y ss.) y su utilidad práctica se pone de relieve en algunas monografías (J.A. F e r n An d k z nií
R o t a , 1984), Suelen los municipios disponer de planos urbanos de gran utilidad para inves-
tigaciones en este medio. También existe -nos referimos estrictamente a España- una amplia
gama cartográfica editada por el Instituto Geográfico, dentro de la cual destaca el Mapa To-
pográfico en dos escalas, 1/25000 y 1/50000, obra de necesaria consulta especialmente para
los etnógrafos que realicen trabajos relacionados con la tecnoeconomía, la ecología o el
poblamiento. Para llegar a manejar este mapa con soltura y precisión hay publicaciones cinc
informan sobre ello, como la de R. Puyol y J . Estébanez (R. P u y o l & J . E s t é b a n e z , 1978).
Los datos estadísticos publicados periódicamente por el Instituto Nacional de Estad Í s I í l 's i
aportan también sugerencias importantes para la investigación. En este sentido es de desta-
car la utilidad de los diferentes Nomenclátor provinciales editados, en los que constan datos
sobre entidades de población, habitantes, viviendas, etc.
Entre los planes del investigador deben figurar, siempre que sea posible, los referidos
a ciertas técnicas usuales en el trabajo de campo, seleccionando y estableciendo el uso dr
las más idóneas según cada caso. Una cuestión que a veces se descuida es la referida al
dibujo, de gran importancia en los trabajos que incluyen documentos materiales. Los etnógrafos
no tienen por qué ser buenos dibujantes (aunque haya algunos que lo son) pero sí han de
prever la necesidad de efectuar dibujos, evaluando su cantidad y características, así como
la posibilidad de contar con un técnico que los realice. Entre las obras que pueden sugerir
soluciones en la fase de preparación de la investigación se encuentra la de J. Alvar (J. A l-
v a r , 1981). El registro gráfico se complementa generalmente con la fotografía y, en algunos

casos, con la filmación; de ser así, también resulta útil programar o, al menos, informarse
sobre las aplicaciones prácticas que en nuestra disciplina tienen estas técnicas, para lo cual
se puede acudir a escritos como los de J.D. Lajoux o Lisón Arcal (J.D. L a j o u x , 1981, 119
y ss.; J. L i s ó n A r c a l , 1988, 169 y ss.).

124
En las líneas antecedentes hemos hecho algunas sugerencias sobre la documentación
previa que debe de acumular el investigador antes de iniciar el trabajo de campo. A todo ello
habría que añadir las previsiones sobre el diario de campo, las grabaciones magnetofónicas,
y los cuestionarios o encuestas a utilizar, los modelos de fichas donde reflejar datos esta-
dísticos o documentales e incluso previsiones aparentemente inútiles, como las referidas a
forma de alojamiento, medios de locomoción, etc. Muchas de ellas pueden demorarse hasta
un estadio avanzado de la investigación y por ello sólo las mencionamos de forma tangencial,
siendo abordadas con más profundidad en otros apartados de esta obra. De todos modos, su
mera enumeración no deja de ser un recordatorio de las múltiples facetas que es preciso
tener en cuenta para sacarle el mayor fruto posible a la investigación.

8.5 CONSIDERACIÓN FINAL

Hemos pasado una rápida revista a las cuestiones previas que puede plantear la deli-
mitación del campo de estudio y de observación, y hemos dado algunos consejos sobre la
documentación previa que se debe preparar antes de iniciar el trabajo de campo. Es, de todos
modos, difícil y largo de apuntar ideas sobre los numerosos temas, lugares y documentos
que usa el etnógrafo, dada la variada gama de cuestiones y/o situaciones posibles. Por eso
hemos recurrido reiteradamente a citar algunos ejemplos que sirven de muestra o de insi-
nuación, las más de las veces centrados en España. Terminaremos resumiendo muy sucin-
tamente las preguntas básicas -y elementales- que todo etnógrafo ha de hacerse antes de
salir al campo. Serían las siguientes:
1. ¿Qué es lo que se va a investigar y desde qué perspectiva?
2. ¿Cuáles son los lugares - o el lugar- idóneos para la investigaci
3. ¿Qué técnicas o documentación es necesario manejar?
4. ¿Con qué medios es preciso contar?
De la adecuada respuesta a todas estas preguntas iniciales dependerá en buena parte el
resultado de la investigación.

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127
9. Acceso y adaptación al campo
Pilar Sanchiz O choa & Manuela Cantón Delgado

«Imagínese que de repente está en tierra, rodeado de todos sus pertrechas,


solo en una playa tropical cercana de un poblado indígena, mientras ve alejarse
hasta desaparecer la lancha que le ha llevado.» ( M a l i n o w s k i , B., 1 9 7 3 : 2?,),
«La experiencia concreta, cercada de contingencias, rara vez alcan/.n h
altura de lo ideal; pero como medio para producir conocimiento a partir tic mi
compromiso intenso e intersubjetivo, la práctica de la etnografía conserva m i
status ejemplar.» ( C l i f f o r d , J., 1991b: 143).

Si algo hay más idealizado que el trabajo de campo en la disciplina, es el modo y


manera en que éste se inicia. Inicios idealizados por defecto, idealizados por silenciados:
demasiada contingencia prosaica. Pero acaso ni lo uno ni lo otro, trabajo de campo y acceso ■
adaptación, merecen en justicia tanta solemnidad, atravesados como suelen estar de pesares
y despropósitos. Hace ya tiempo que declaraciones contrarias a éstas no despiertan sino
suspicacias y extrema desconfianza. Signo de los tiempos, tan saludables como dcsconso
lados.
Los problemas del acceso se nos presentan envueltos en la misma paradoja que nmllln
y engrandece al científico social: la reflexividad. Somos parte del mundo social (¡ti** i-sln
diamos y, si no lo somos, terminamos por serlo en el momento en el que decidimos inslalmnno
en él para conocerlo. En la medida que la realidad que nos proponemos investigar cn iiiih
realidad con la que podernos (y debemos) conversar, porque no es algo sustancialmcnti- din
tinto ae nosotros mismos, en esa nrisma memua fo í prnTftsrefcr iTíorrnstritor ú'e¡ üvtfmftt
campo se convierten asimismo en objeto susceptible de reflexión antropológica.
Paradojas pero también contradicciones, porque si la cuestión del acceso no <li‘j¡i ilr
tener un carácter eminentemente «práctico» y contingente, si las estrategias que utili/anim
son inevitablemente parte de nuestro repertorio conductual en las relaciones interpei simules,
si el «sentido común» juega en estos primeros tanteos un papel crucial (es casi lo imii'o qur
tiene el investigador en ese preámbulo de inicial ignorancia), al mismo tiempo hemos de
estar advertidos contra nuestra única arma: debemos estar constantemente alerta para ik> de
jarnos conducir por lo que consideramos o no, tolerable, accesible, recomendable. Es prci isu
espantar preconceptos. Iniciar nuestra tarea, en suma, desnudos, desprotegidos y cxeoprin
nalmente receptivos, la situación idónea para dar traspiés que pueden revestir un caráeli i
dramático y definitivo.
El momento del acceso es crucial, tanto como lo es el resto de la investigación di'

128
campo: «La negociación del acceso y la recogida de información no son, por lo tanto, fases
distintas dentro del proceso de investigación. Estas se sobreponen de manera significativa.
Se puede aprender mucho de los problemas involucrados en la toma de contacto con la
gente, así como de la forma en que ésta responde a las aproximaciones del investigador
( H a m m e r s l e y & A t k i n s o n , 1994: 71). Efectivamente, si la negociación del acceso y la reco-
gida de información no son fases distintas es porque negociando el acceso nos hacemos con
un tipo de información muy valiosa, y porque de algún modo esa negociación es un proceso
permanente. Los primeros momentos son tan cruciales como el resto de los momentos, sólo
que en el comienzo lo ignoramos casi todo.
La «adaptación» contiene al menos tres paradojas. En primer lugar, ¿qué es el acceso
sino los primeros momentos del proceso de adaptación? (y qué es el trabajo de campo sino
continuar adaptándose). En segundo lugar el etnógrafo ha de adaptarse sin «hacerse» nativo,
amoldarse salvando siempre «su» distancia, acomodarse sin integrarse del todo: «De algún
modo en Antropología siempre hay que provenir de fuera. La condición de ‘nativo marginal'
es otra forma de expresarlo, pues la condición marginal es una forma de foraneidad interiore
(V e l a s c o , 1989: 57). En tercer lugar, poco se ha dicho sobre la adaptación que viene des-
pués, la que resulta del «choque cultural» con lo propio a la vuelta del trabajo de campo.
En suma, los límites (idea que de algún modo atraviesa estas páginas de principio a fin) son
siempre imprecisos. Porque son límites construidos.
Un punto que resulta clásico en el devenir de la práctica etnográfica es el de la conve-
niencia de que el investigador sea conocido primero a través de otra persona. Como casi
todo, la eficacia de este recurso dependerá de contextos y de la elección acertada de anfitriones.
Ef investigador corre el riesgo de quedar automáticamente asociado a esa persona. Nuestra
experiencia dicta que la entrada indirecta al campo sólo es recomendable cuando la/las
personas encargadas son de nuestra confianza, en el sentido preciso de que conocemos bien
la naturaleza de la relación que les une con los individuos o grupos que nos proponemos
estudiar; o bien cuando el acceso directo es tan problemático que no se vislumbra más
opción que la de correr el riesgo de una asociación contraproducente.
En este sentido resulta ilustrativa la experiencia sufrida entre gitanos pentecostales de
Granada, a los que accedimos a través de una religiosa y trabajadora social, excelente cono-
cedora del banio. Afortunadamente contábamos con otra vía que permitió rescatar la relación
que había quedado bloqueada por nuestra asociación inicial con alguien cuya conducta con
los gitanos resultaba sin duda útil a sus propósitos, pero de cara a los nuestros se nos anto-
jaba paternalista y autoritaria. Es decir, completamente opuesta a lo que consideramos
debería ser la actitud del antropólogo.
Pero la experiencia que en adelante utilizaremos como referente es la de nuestro trabajo
de campo entre conversos evangélicos centroamericanos. Otro continente, otras coordenadas
socio-culturales, otro sistema religioso y una situación política en extremo desfavorable para
la investigación etnográfica. El antropólogo no puede ser sino un personaje bajo sospecha
en un país que mantiene a su población indígena bajo sospecha. Nos referimos a Guatemala.
Nuestra investigación, llevada a cabo entre las uñas 1989 y 1993, ss inscribió ea el
ámbito de los movimientos socio-religiosos y su instrumentalización política. Más con-
cretamente. se ocupó de la dinámica de los protestantismos de denominación pentecostal en
el campo religioso global, y el carácter de los procesos simbióticos que lo relacionaban (y
lo relacionan) con el peculiar y trágico desarrollo de la vida política guatemalteca.
Pues bien, ni el considerable rosario de lecturas previas, ni la minuciosa planificación
elaborada antes de volar por primera vez a tierras guatemaltecas, tuvieron entonces otra
utilidad que la de pensar en escribir algún día un capítulo como éste. Los lugares seleccionados
para el estudio resultaron estar entonces en manos del ejército, o contar con conversos tan
escasos y pobres que hacían el trabajo estéril y penosísimo, o ser centros que sólo en nuestra
imaginación constituían enclaves decisivos de labor proselitista. íbamos buscando el conflic-

129
to , y n o s e s f o r z a m o s in ú ltilm e n te e n h a lla r lo e n a q u e llo s m u n ic ip io s d o n d e n o e r a p r e c is a -
m e n te e l c o n flic to in tra c o m u n ita rio e n tre c a tó lic o s y e v a n g é lic o s lo m á s d e s ta c a b le . S i es
q u e ta l c o n f lic to e x is tía .
P o r o tr a p a r te e l c o n f lic to p u e d e s a lta r a la v is ta , o n o s a lta r. N o s p a r e c e , h o y , q u e e n
G u a te m a la e s o m n ip r e s e n te , p e ro n o s ie m p r e e s v is ib le . R e q u ie r e tie m p o p a ra s e r d e s c u b ie r -
to . O n o s e r d e s c u b ie rto ja m á s . Y n o e ra el tie m p o lo q u e n o s s o b ra b a , d e m a n e ra q u e
d e c id im o s p r o c e d e r a l p r im e r o d e lo s g ir o s . L a s o s p e c h a d a y s i n u o s a i m p lic a c ió n d e la s
ig le s ia s e v a n g é lic a s e n la in m in e n te c a m p a ñ a e le c to ra l, q u e s e a p u n ta b a p o r a q u e lla s fe c h a s ,
y la c a n d id a tu r a d e u n « p ro fe ta » p r o te s ta n te m a rc a ro n d e c is iv a m e n te a q u e l g iro .

9.1 LAS FRO NTERAS DE LA N EG O C IA CIÓ N O LOS L ÍM IT ES DE LA


M EN TIRA. LA ETNO G RA FÍA EN TR E CONVERSOS

E n t e n d e r e m o s p o r « m é t o d o s » , la s e s t r a t e g i a s d e a c e r c a m i e n t o a lo s d i s ti n to s á m b ito s
d e la r e a lid a d q u e c o n s titu y ó n u e s tr o u n iv e r s o d e e s tu d io . E n e l c o n te x to d e d ic h o s m é to d o s
e l ro l d e l in v e s tig a d o r e s p ie d r a a n g u la r. D e c ó m o e l in v e s tig a d o r s e p r e s e n te y s e re p re s e n te
a s í m is m o d e p e n d e n u n a b u e n a c a n tid a d d e c o s a s . S u s h a b ilid a d e s y s u s to r p e z a s p rim e ra s
im p r e g n a n la in te r a c c ió n y , lo q u e e r a p a r tic u la r m e n te d e lic a d o e n la s itu a c ió n p o litiz a d a y
« p a r a n o ic a » d e la s ig le s ia s p r o te s ta n te s g u a te m a lte c a s , c o n d ic io n a n f a ta lm e n te la r e la c ió n
in t e r lo c u to r ia e n e l c o n t e x to d e la s g r a b a c io n e s d e te s t im o n i o s d e c o n v e r s i ó n y d e e n t r e -
v is ta s .
F u e a s í c o m o la m a y o r p a r te d e lo s te s tim o n io s , o p in io n e s y v a lo r a c io n e s p r o p o r c io n a -
dos por lo s in fo rm a n te s c o n v e rso s, te rm in a ro n por c o n v e rtirs e en re s p u e s ta s a unas
u n iv e rs ita ria s c o n p ro b le m a s d e fe , a u n a s in te re s a d a s e n e l e s p e c ta c u la r c re c im ie n to d e l
e v a n g e lis m o e n G u a te m a la , o a u n a s e x c a tó lic a s q u e n o h a b ía n a c e p ta d o la fe p r o te s ta n te ,
p e r o q u e f r e c u e n ta b a n e n a lg u n a m e d id a ig le s ia s p r o te s ta n te s e n E s p a ñ a . P r im e r a le c c ió n
a p r e n d id a , p o r f o r tu n a lo b a s ta n te te m p r a n o : p r e s e n t a m o s c o m o u n a s a n tr o p ó lo g a s lle g a d a s
a G u a te m a la con un p ro y e c to de in v e s tig a c ió n so b re la s im p lic a c io n e s p o lític a s de la s
c o n v e rs io n e s a l p r o te s ta n tis m o , h a b r ía b a s ta d o p a r a a m a in a rlo to d o (e m p e z a n d o p o r n u e s tra
p ro p ia s e g u rid a d p e rs o n a l).
L a e n t r a d a e n la s v a r i a s ig l e s ia s c o n la s q u e t r a b a ja m o s d u r a n t e e s o s a ñ o s d is ta b a d e
p a r e c e r s e d e u n a o c a s ió n a la s ig u ie n te . C u a n d o la a c o g id a e r a c a lu r o s a y h a s ta e u f ó r ic a ,
tra tá b a m o s d e m o d e r a r c u a lq u ie r m u e s tra d e e n tu s ia s m o e x c e s iv o q u e p u d ie s e c o s ta m o s a
la l a r g a e x i g e n c i a s , m á s o m e n o s t á c i t a s , d e d e c l a r a c i o n e s p ú b l i c a s e n la ig l e s ia , d e c o n v e i
s i o n e s q u e s e e n t e n d í a n d e s e a d a s , o d e o f r e n d a s c u a n t i o s a s . C u a n d o l a a c t i t u d e r a d e s o s p e i lm
o v e l a d o r e c h a z o , tr a tá b a m o s d e tr a n s m i t i r c i e r ta c o r d i a l i d a d y to t a l ig n o r a n c ia , a fin d e
m itig a r p a u la tin a m e n te la s s u s p ic a c ia s . E l re s u lta d o , s ig u ie n d o e s ta s e s tra te g ia s im p ro v is a
d a s , s ie m p re c a m b ia n te s s e g ú n la c o n g re g a c ió n , y q u e in v a ria b le m e n te b u s c a b a n te je r u n
e q u ilib rio q u e a to d o s n o s re s u lta s e c o n fo rta b le y a y u d a s e a la re a liz a c ió n d e l tra b a jo , e se
r e s u l t a d o , f u e a s i m i s m o m ú l t i p l e . P o r o t r a p a r t e , a q u e l l a s c o n g r e g a c i o n e s e n la s q u e r e s u lt a b a
im p o s i b l e h a c e r la m e n o r p r e g u n t a s in d e s p e r t a r m i r a d a s c ó m p l i c e s ( c o n l o q u e la s r e s p u e s ta s
a d q u iría n e l a s p e c to d e u n a c o r a z a p e rfe c ta ) re q u irie ro n m á s tie m p o d e tr a b a jo q u e la s
re s ta n te s .
D a d o q u e s ó lo u tiliz á b a m o s la g r a b a d o r a c u a n d o e l in f o r m a n te a c c e d ía a c o n f ia r n o s s u
te s t im o n i o d e c o n v e r s i ó n , y q u e la s e n t r e v is ta s g r a b a d a s c o n s ti tu ía n u n a a s tu t a p r o lo n g a c ió n
d e l m is m o m ie n tra s la c in ta s e g u ía g ir a n d o c o m o q u ie n n o q u ie r e la c o s a , e l a p a ra to a p a re c ía
c o m o a lg o s e c u n d a r io e n la r e la c ió n q u e s e e s ta b le c ía : u n s im p le r e c u r s o p a r a q u e « e l te s ti-
m o n io v ia je h a s ta s u p a ís, y s e a e s c u c h a d o p o r p e rs o n a s q u e a ú n n o c o n o c e n a C ris to » . E n
n in g ú n c a s o p u d im o s e x p o n e r c o n s in c e r id a d n u e s tr o s o b je tiv o s ,- a u n q u e ja m á s lle g a m o s a
p r e s e n ta m o s c o m o m u je r e s e v a n g é lic a s . N i q u e r ía m o s m e n tir, n i p o d ía m o s d e c ir to d a la v e rd a d .

130
L a ra z ó n e s c la ra : d e h a b e rn o s p r e s e n ta d o c o m o in v e s tig a d o ra s , m ie m b ro s d e u n e q u ip o
d e a n tro p ó lo g o s d e s p la z a d o s a G u a te m a la p a r a d e s a rro lla r u n p ro y e c to s o b re e l im p a c to d e
la s c o n v e rsio n e s y su im p lic a c ió n p o lític a , a s í c o m o so b re lo s c a m b io s s o c io c u ltu ra le s
s o b r e v e n id o s tr a s la c o n v e rs ió n , s e n o s h a b r ía n c e r r a d o to d a s la s p u e r ta s q u e q u e r ía m o s ,
p o d ía m o s y p re c is á b a m o s a b rir p a r a tra ta r d e e n te n d e r q u é e s ta b a o c u rrie n d o en aquel
p e d a z o d e C e n tro a m é ric a .
L a s ig le s ia s p r o te s ta n te s g u a te m a lte c a s c o n s titu y e n , p o r o tr a p a rte , e s p a c io s f u e r te m e n -
te s e n s ib iliz a d o s a n te d e te rm in a d a s p ro p u e s ta s p o lític a s . E l e v a n g e lis m o e s , h a s ta e x tre m o s
d ifíc ilm e n te im a g in a b le s , u n n u e v o le n g u a je . A m e d id a q u e c o n q u is ta e s p a c io s y g e n te s , im -
p r e g n a lo s d is c u r s o s , y m u ta n la s p a la b r a s c o m o m u ta n lo s u n iv e r s o s q u e d e s ig n a n . E s a
m e t a m o r f o s i s s e ñ a l a ( lo q u e a l lá q u i e r e d e c i r « a c u s a » ) a l o s q u e a ú n q u e d a n d e l o t r o la d o :
« S i a lg u ie n le h a b la d e “ e x p lo ta c ió n ” o d e “ c la s e s s o c ia le s ” , te n g a la s e g u r id a d d e q u e e s tá
a d o c tr in a d o , y lo s q u e e s tá n a s í a d o c tr in a d o s n o p u e d e n s e r s in o c o m u n is ta s » . E s d e c ir,
g u e rrille ro s , s u b v e rs iv o s . S o n p a la b ra s d e u n in flu y e n te líd e r d e la Ig le s ia d e C ris to E L IM
d e G u a te m a la c a p ita l. G u a te m a la m a n te n ía e n to n c e s , y c o n tin ú a m a n te n ie n d o h o y , la m á s
la r g a g u e r r a c iv il d e to d a A m é r ic a L a tin a , u n o d e lo s m á s n u tr id o s e jé r c ito s ( c o n c e b id o p a ra
la d e f e n s a in te r n a ) , y d e la s h is to r ia s d e v io le n c ia p o lític a y re p r e s ió n « c o n tra in s u rg e n te »
m á s e s c a lo f r ia n te s . E n u n o d e lo s m á s r e c ie n te s e p is o d io s d e e s ta v io le n c ia , h a n ju g a d o u n
p a p e l d e s ta c a d o c ie rta s ig le s ia s e v a n g é lic a s , a p o y a n d o la r e p r e s ió n m ilita r en n u m e ro sa s
á re a s d e c o n flic to .
A q u é n e g a r q u e la re p u ls ió n n o s h a a s a lta d o e n n u m e ro s a s o c a s io n e s . S o s te n e r u n a
e x p r e s ió n s e r e n a y d e e n c e n d id o in te r é s m ie n tr a s a lg u ie n ju s ti f ic a e l a s e s in a to d e h o m b re s ,
m u je re s y n iñ o s b a jo s o s p e c h a d e a p o y a r a la in s u r g e n c ia e s , s in lu g a r a d u d a s , u n a e x p e rie n c ia
q u e f r u s t r a y l a s t im a . Ñ o s i e m p r e f u e p o s i b l e g u a r d a r s ile n c io . C u e n t a L l o b e r a : « ...« n e l
tr a b a jo d e c a m p o e l e tn ó g ra fo tie n e q u e h a c e r fre n te a s itu a c io n e s q u e f r e c u e n te m e n te p o n e n
e n te la d e ju ic io su m a n e ra d e se r, d e s e n tir y d e h a c e r. ¿ E s d e e x tra ñ a r q u e el e tn ó g ra fo
re a c c io n e a v e c e s d e fo r m a n e g a tiv a ? » (1 9 9 0 : 5 4 ).
P o r to d o e llo lo s r o le s a d o p ta d o s c o m o in v e s tig a d o r a s h a n s id o n e c e s a r ia m e n te fle x ib le s ,
a d a p ta d o s a c a d a c ir c u n s ta n c ia y lu g a r, a c a d a p e r s o n a je , a c a d a c o n g r e g a c ió n . N a tu ra lm e n te
e llo s e h a v is to fa v o re c id o p o r e l h e c h o d e n o h a b e r tra b a ja d o e n u n a ú n ic a p o b la c ió n , y d e
h a b e r l o h e c h o e n c a d a u n a d e e l la s d u r a n t e p e r i o d o s d e ti e m p o l i m i t a d o s . D e lo c o n t r a r io
h a b r ía r e s u lta d o m u y d ifíc il n o in c u r r ir e n c o n tr a d ic c io n e s y c a e r c o n e llo e n e l m á s a b s o lu to
d e s c ré d ito .
L a a s i s t e n c i a a l o s n u m e r o s o s c u l t o s q u e l a s i g l e s i a s c e l e b r a n c a d a s e m a n a , p a r e c í a la
v ía m á s f á c i l.y m e n o s c o m p r o m e te d o r a p a r a in ic ia r e l c o n ta c to c o n lo s fie le s . P e r o p o d ía
o c u r r ir q u e e n e s e p r im e r c o n ta c to a lg u n a a u to rid a d d e la c o n g re g a c ió n (p a s to r, c o -p a s to r o
a lg ú n d iá c o n o ) r e p a r a s e e n a lg u n a d e n o s o tr a s e h ic ie s e d u r a n te e l c u lto p ú b lic a m e n c ió n d e
n u e s tr a p re s e n c ia . N i s iq u ie ra e r a in f r e c u e n te q u e , a r e n g ló n s e g u id o , s e n o s in s ta s e a p r o -
n u n c ia m o s d ic ie n d o n u e s tro n o m b re , p ro c e d e n c ia y ra z ó n de la v is ita . T o d o e llo e n tre
s o n r is a s d e s b o r d a n te s y g iro g e n e ra l d e to d a la c o n g r e g a c ió n h a c ia e l h u m ild e r in c ó n d e s d e
e l q u e p r e t e n d ía m o s p a s a r d e s a p e r c ib id a s . A m e n u d o e s to s p r im e r o s c o n ta c to s c o n la s c o n -
g r e g a c io n e s m a r c a n d e m a n e r a im p r e v is ta e l r u m b o q u e to m a n la s c o s a s . E in e v ita b le m e n te
h a y q u e r e to m a r la s d o n d e e llo s la s d e ja ro n , re c o n d u c ir la s y d e v o lv e r la s a u n p u n to d e s d e el
q u e p o d e r r e c o n c ilia r la s c o n e l p la n tra z a d o .
A u n q u e a s i s t i r a v a r i o s c u l to s c o m o u n v i s i t a n t e m á s , a f i n d e f a m i l i a r i z a r n o s c o n la s
c o n d u c ta s , e l ritu a l y e l le n g u a je , n o s p a r e c ía e l p a s o in ic ia l m á s ú til y e n e l q u e m e n o s
h ip o te c á b a m o s , n o s ie m p r e s e r e v e la b a c o m o la o p c ió n id ó n e a . H u e lg a d e c ir q u e c u a n d o se
tr a ta b a d e u n a c o n g r e g a c ió n m in ú s c u la ( d ie z , q u in c e , v e in te m ie m b r o s ) , p a r e c ía m á s ra z o n a b le
n o tr a ta r d e a s is tir s in s e r d e te c ta d o s , y c o n ta c ta r a n te s d e l c u lto c o n e l líd e r o c o n a lg ú n
m ie m b ro .
P o r o tr o la d o , a lg u n a s d e la s r a z o n e s q u e a c o n s e j a b a n la a d o p c ió n d e u n a u o tr a a c titu d

131
e n lo s c u lto s tu v o q u e v e r c o n la d e n o m in a c i ó n a la q u e p e r t e n e c í a la c o n g r e g a c ió n (s i e*^
p c n t c c o s l a l , l a s c a r a c t e r í s t i c a s d e s u s c u l t o s e x i g e n u n a p a r t i c i p a c i ó n m á s a c t i v a q u e s i se
tr a ta d e u n a c o n g r e g a c ió n b a u tis ta , p o r e je m p lo ) y c o n e l ta m a ñ o d e la m is m a (la p r e s e n i l »
d e a lg u ie n a je n a y a to d a s lu c e s e x t r a n je r a e s m á s e v id e n te e n u n s e r v ic io q u e re ú n e a v e in U g
m i e m b r o s q u e e n o t r o q u e r e ú n e a o c h o m i l, q u e lo s h a y ) . E n c u a l q u i e r c a s o la s c o n g r c ^ n
c i o n e s d e f ilia c ió n p e n t e c o s ta l , c o n la s q u e h e m o s tr a b a ja d o m a y o r ita r i a m e n te , lo g r a n c t r a ^
u n a a t m ó s f e r a lo s u f i c i e n t e m e n t e e x a l t a d a y d r a m á t i c a e n s u s c e r e m o n ia s , y m u e s t r a n ta n to
in t e r é s y e n t u s i a s m o p o r in t e g r a r r á p i d a m e n t e a lo s d e s c o n o c i d o s q u e s e a c e r c a n a s u ig lo s lttfl
q u e r e s u lta d if íc il a b s te n e r s e d e p a r tic ip a r a c tiv a m e n te e n lo s c u lto s s i s e d e s e a e n ta b la
r e l a c i ó n c o n l a c o n g r e g a c i ó n o c o n a l g u n o s d e s u s m i e m b r o s . D e o t r a m a n e r a : « ¿ Q u é lu is i *
a q u í s i n o te g o z a s e n el S e ñ o r? »
Y a L a l i v e D ’E p i n a y o b s e r v ó e s t o m i s m o d u r a n t e s u t r a b a j o d e c a m p o e n c o m u n i d a d e s "
p e n te c o s ta le s c h ile n a s : « L o s e s p e c ia lis ta s e n s e c ta s s a b e n q u e n o p u e d e h a b e r u n o h s e iv m lo ^
n e u t r o e n e s t e t i p o d e s o c i e d a d e s . E l g r u p o n o c o m p r e n d e r í a q u e s e a s i s t a a s u s a c t i v i d n d r ■w
s in e s t a r e x i s t e n c i a l m e n t e i n t e r e s a d o p o r s u m e n s a j e y p o r s u f e . E l v i s i t a n t e e s tá c o n s tie n ld i™
a p a r tic ip a r , e s d e c ir , a c a n ta r , a o r a r ( ...) d e ta l m a n e r a q u e e l m é to d o lla m a d o d e o l u r r |
v a c ió n p a r t ic i p a n te a q u í n o s e e lig e : s e im p o n e » ( 1 9 6 8 : 1 8 ).
C u a n to m ás p e q u e ñ a es la c o n g r e g a c ió n , c o n m a y o r p ro b a b ilid a d la p r e s e n c ia il< (
o b s e r v a d o r p u e d e in f lu ir e n e l d e s a r r o llo d e l a c e r e m o n i a , t a n t o e n e l s e n t i d o c lr i n h l b i i
c ie rta s m a n ife s ta c io n e s e x tre m a s c o m o , m á s f re c u e n te m e n te , d e e s tim u la rla s . P o r o tia p a i l r "
p o d r í a m o s p r e g u n t a m o s , c o m o l o h a c e e l m i s m o L a l i v e D ’E p i n a y , s o b r e l o s l í m i t e s d r
p a r t i c i p a c i ó n . E l p r o b l e m a q u e e l g r a d o d e p a r t i c i p a c i ó n i m p l i c a e s d o b l e : m c t o d o l ó |t l t o y
é tic o .
M e to d o ló g ic a m e n te , u n a in te g ra c ió n e n tu s ia s ta en u n a c o n g re g a c ió n puede irs n llm
c o n f lic tiv a c u a n d o s e n e c e s ita tr a b a ja r e n v a ria s ; la g lo s o la lia (d o n d e le n g u a s ), p o r e je m p lo "
p r e s u p o n e e l B a u tis m o e n el E s p ír itu S a n to y , c o n e llo , la a d s c rip c ió n a u to m á tic a e n p iliu i >g
l u g a r a l p e n t e c o s t a l i s m o , y e n s e g u n d o l u g a r a l a c o n g r e g a c i ó n e n la q u e e l i n v e s t i j / m l o i
e x h i b e d ic h o c o m p o r ta m ie n to . P o r o tr o la d o , la p a r t ic i p a c ió n q u e U c g a a l e x tr e m o d e I i |
e x p r e s i ó n g l o s o l á l i c a , p r o f é t i c a o e x t á t i c a e n g e n e r a l , c u a n d o e s s i m u l a d a , p o d r í a p liiM lrn i
c o n f l i c t o s d e c a r á c t e r é t i c o , y a q u e e n t r a e n e l t e r r e n o d e l e n g a ñ o a b i e r t o c o n r e s p e c t o ¡i u i n 4
m i s m o ( 1 9 6 8 : 1 9 ). C o r r e s p o n d e a l in v e s t i g a d o r , e s n u e s t r o p a r e c e r , d i l u c i d a r la n r c e t l t l m l . j
p e r t i n e n c i a y u t i l i d a d d e s i m u l a r u n a i d e n t i f i c a c i ó n c o m p l e t a c o n l a c o n g r e g a c i ó n . I ’. i i n •
d e l t o d o e v i d e n t e q u e , d e h a b e r q u e r i d o c o n o c e r d e t e r m i n a d o s a s p e c t o s s o b r e e l l i i m lu n n (
m ie n to de la s ig le s ia s , h a b ría m o s n e c e s ita d o h a c e rn o s pasar por c o n v e rs a s . I o i |i u
c o n s i d e r a m o s i n d i s c u t i b l e e s q u e c i r c u n s t a n c i a s c o m o é s t a d e b e n , e n c u a l q u i e r c a s o , i |i i t d .u I
e x p l í c i t a m e n t e r e c o g i d a s e n l o s p r e s u p u e s t o s d e s u t r a b a j o , a s í c o m o e n l a d c s u i p i t o n d«
la s c o n d i c i o n e s p r á c t i c a s d e la i n v e s t i g a c i ó n .
T r a s a s i s t i r p o r v e z p r i m e r a a l c u l t o e n u n a c o n g r e g a c i ó n c o n c r e t a , s e h a c í a p i n iv >
c o n s e g u i r u n a c i t a c o n a l g ú n l í d e r o c o n e l p a s t o r . E l r e c o n o c i m i e n t o a l a c s t r u e l u i a d e .n i
t o r i d a d e s r e c o m e n d a b l e , m á s a l l á d e l a c o n v e n i e n c i a d e c o n v e r s a r c o n l o s d i r i g e n t e s d r l.r.
c o n g r e g a c io n e s p o r r a z o n e s o b v ia s . P o r lo g e n e ra l e s ta s p e r s o n a s m u e s tr a n u n a e x ti.io id ln n
r ia d i s p o s ic i ó n p a r a e l d iá lo g o : r e n t a b i l i z a r l o d e p e n d e r á d e q u e la im p r e s ió n tr a s e l p r í m n
c o n t a c t o n o c o n t r a r í e s u s e x p e c t a t i v a s . É s t a s s u e l e n r e s p o n d e r b á s i c a m e n t e a l a s d e l.i e v a n
g e liz a c ió n y e l p ro s c litis m o .
S e i m p o n e e n t o n c e s s u a v i z a r e n e x t r e m o e s t e p r i m e r e n c u e n t r o : f a c i l i t a r l e s la le í t u i .i
d e u n o m is m o ( a tu e n d o , g e s to s , m a n e r a s ...) , e v ita r to d o lo q u e p u d ie r a d e s p e r ta r d c s c o n lim i/.i
c o n r e s p e c t o a l o s p r o p ó s i t o s d e s u i n t e r l o c u t o r ( d e s c o n f i a n z a q u e e n a b s o l u t o e s i n c o m p .i l i M i
c o n e s a b u e n a d i s p o s i c i ó n a l d i á l o g o ) , y a l m i s m o t i e m p o a d v e r t i r q u e e s u n s i n c e r o iu t i i i *>
lo q u e te l l e v a h a s t a a l lá , y n o u n a h e r m a n d a d e n la f e . E s t o e v i t a r á n o s ó lo c o n f l i c t o s é tli o h
(q u e c a d a q u ie n d e b e e le g ir a s u m ir o n o ) s in o u lte r io r e s c o m p r o b a c io n e s y p r e s u n c io n e s di
c o m p r o m is o s . F e liz m e n te , la d e f ic ie n te m e m o r ia n o s a y u d a b a : in v a r ia b le m e n te o lv id á b a m o s

132
% v a r u n a B ib lia a lo s c u lto s . H a b r ía b a s ta d o p a r a d e ja r c la r o q u e n o é r a m o s c o n v e rs a s y
¡ fiy e la r l a f a r s a , d e h a b e r l a h a b id o ;

J f t CENIZAS DE LA EX PERIEN CIA . LA ETN O G RA FÍA SUM ERGIDA

E l p r o c e s o d e a c c e s o a l c a m p o , la p a u la tin a a d a p ta c ió n a c o n te x to s y a m b ie n te s , lo s
tite o s in te r s u b je tiv o s d e lo s p r im e r o s m o m e n to s , in f lu y e n d e c is iv a m e n te e n e l d e s a r r o llo
^ |1 tr a b a jo , e n lo s in d iv id u o s y g r u p o s q u e tr a ta m o s d e c o n o c e r y e n u n o m is m o . E l te x to
E x u lta n te e s e l p ro d u c to , m ie n tra s b u e n a p a r te d e l p ro c e s o s u b y a c e , e s s ile n c ia d o o d é b il-
m e n te b o s q u e ja d o en lu g a r e s im p re c is o s . N a d ie n ie g a y a el papel o m n ip re s e n te de la
s u b je tiv id a d e n e l tr a b a jo a n tro p o ló g ic o , n i la im p lic a c ió n d e l a n tro p ó lo g o e n a q u e llo q u e
V tiu l ia : p a r tic ip a e n u n p r o c e s o d e in te r a c c ió n e n tr e in d iv id u o s y g r u p o s , lo q u e in e v ita b le -
m e n t e lo in v o lu c r a h a s ta c o n v e r tir lo e n p a r te in tr ín s e c a d e d ic h o p r o c e s o .
^ E s la p r o c la m a d a p a r a d o ja d e u n a d is c ip lin a q u e tr a ta d e h a c e r c ie n c ia d e lo q u e n o e s
^ p o r e s u lta d o d e u n a e x p e rie n c ia e n e s e n c ia p e r s o n a l, d e « c o n s tr u ir te x to s o s te n s ib le m e n te
c ie n tífic o s a p a rtir d e e x p e rie n c ia s c la r a m e n te b io g rá fic a s » (G eertz, 1 9 8 9 : 1 9 ). E s e s ta p a ra -
^ )jn la q u e c o n v ie rte a la a n tro p o lo g ía e n b la n c o d e c rític a s n o d e l to d o d e s a tin a d a s : « S u

«
v c s tig a c ió n e s tá b a s a d a e n v a ria b le s n o c o n tr o la d a s y , c o n s e c u e n te m e n te , la p o s ib ilid a d d e
p lic u b ilid a d es c a s i in e x is te n te » (L ó p e z C o ir a , 1 9 9 1 ). E l p ro b le m a d e l c o n o c im ie n to
■ « t r o p o ló g lc o e s a s í e m p u ja d o d e s d e « e l o tro » h a c ia el p r o p io in v e s tig a d o r . E s te d e s p la z a -
m ie n to p o d e m o s lle v a r lo h a s ta e l m is m o p u n to d e p a rtid a , d e l q u e n o s v e n im o s o c u p a n d o .
% « E o s te x to s e tn o g rá fic o s » , e s c rib e J . C liffo rd , « s o n in e v ita b le m e n te a le g ó ric o s , y u n a
a c e p ta c ió n c o n s c ie n te d e e s te h e c h o c a m b ia r á la s f o r m a s e n q u e h a s ta e l p r e s e n te h a n s id o
f í e l o s y e s c r ito s » (1 9 9 1 a : 1 5 3 ). E s te n ta d o r e x t e n d e r la p r o p u e s ta m á s a llá : e l p r o c e s o d e

f
eeso y a d a p ta c ió n a l c a m p o es ta m b ié n , c o m o to d o e l tr a b a jo d e c a m p o y lo s te x to s
n o g rá fic o s d e lo s q u e h a b la C lif f o r d , in e v ita b le m e n te a le g ó r ic o . S o n lo s p r im e r o s p a s o s e n
^ m in u c io s a c r e a c ió n d e u n m u n d o q u e , p r e te n d ie n d o c o m p r e n d e r o e x p lic a r a lo s o tr o s , n o s

é
u n ti c n e . E l e t n ó g r a f o , a n t e s d e r e p r e s e n t a r ( c o n m a y o r o m e n o r f o r tu n a ) a n te lo s d e m á s la s
lillu r a s q u e e s tu d ia , h a d e r e p r e s e n t á r s e la s a n t e s í m is m o . E s ta e s u n a a c tiv id a d , la d e p r e s -
a r s ig n ific a d o s y re p re s e n ta r-s e la c u ltu r a d e o tro s , s u s ta n c ia lm e n te a le g ó ric a . U n a a c tiv id a d
™ i c tie n e s u m o m e n to in a u g u r a l e n e l a c c e s o y a d a p ta c ió n a l c a m p o , o a c a s o a n te s .
A S u b c m o s q u e lo s d a to s n o s e « r e c o g e n » ta n to c o m o s e « c o n s tr u y e n » . S a b e m o s q u e
d e s p u é s s e in te rp re ta n . E n v e rd a d in te rp re ta m o s d e s d e e l m is m o m o m e n to e n q u e in ic ia m o s
« re c o g id a » d e d a to s, y c ie r ta m e n te e llo d a c o m ie n z o c o n e l a c c e s o a l c a m p o , o a c a so
^ n te .s . L o s p ro c e s o s s e s o b re p o n e n ; e s p o c o v e ro s ím il p r e te n d e r e s ta b le c e r fa s e s c o n fro n -
™ * ras q u i r ú r g i c a m e n t e s e p a r a d a s . L a o b s e r v a c i ó n p a r t ic i p a n te , f ó r m u l a e q u í v o c a s a lv o q u e s e
A i re fo rm u le «en té rm in o s h e rm e n é u tic o s c o m o u n a d ia lé c tic a e n tre la e x p e rie n c ia y la
in te rp re ta c ió n » (C liffo rd , 1 9 9 1 b : 1 5 2 ), e s « re c o g id a » d e d a to s , e x p e rie n c ia e in te rp re ta c ió n .
% o r o tra p a rte , a p e n a s cabe c o n c e b ir la o b s e rv a c ió n s in la in g e r e n c ia (la p re s e n c ia del
i n v e s t i g a d o r n o c a r e c e d e c o n s e c u e n c ia s ) , n i é s ta s in q u e r e p r e s e n te c i e r ta f o r m a d e « p a r-
™ c ip a c ió n » .
a L a s d is ti n c io n e s s o n n e c e s a r ia s , p e r o n o v e m o s p o r q u é d e b e s a c r i f i c a r s e a e lla s la c o m -
p le jid a d r e a l d e lo s p r o c e s o s in v o lu c r a d o s e n e l tr a b a jo d e c a m p o e tn o g r á f ic o . S i h e m o s y a
A b a n d o n a d o la p r e te n s ió n d e d is e c c io n a r la s r e a lid a d e s q u e e s tu d ia m o s c o m o si d e c u e rp o s
¿ r e o s y f r a g m e n ta d o s s e tr a ta s e ; s i lo in te r s u b je tiv o , lo d is c u r s iv o y lo d ia ló g ic o h a n a f lo r a d o
m a s ía su o c a s io n a l p r o ta g o n is m o , ¿ p o r q u é h a b r ía m o s d e n e g a r e s ta m is m a c o n f u s ió n c la ri-

Í
lc n d o r a a l p r o c e s o m is m o d e tr a b a jo de cam po? A firm a P a u l R a b in o w : « E l tra b a jo de
■am po, e n to n c e s , e s u n p r o c e s o d e c o n s tr u c c ió n in te r s u b je tiv a d e fo rm a s lim in a le s d e c o -
k n u n ic a c ió n » ( 1 9 9 2 : 1 4 4 ).
E s p o s ib le q u e e l a c c e s o y la a d a p ta c ió n a l c a m p o n o e n c u e n tre n su e s p e c ific id a d m á s

133
q u e e n la n a t u r a l e z a d e la s i n t e r p r e t a c i o n e s q u e p o d e m o s r e a l i z a r p a r t i e n d o d e e s e e s ta d o j
in ic ia l d e d e s c o n o c im ie n to ; la n a tu r a le z a d e la s r e p r e s e n ta c io n e s q u e , p o r s e r la s p rim e ra s ,
tie n e n u n a tr a s c e n d e n c i a s o b r e la q u e c o n v i e n e e s ta r a d v e r t id o s : la n a tu r a le z a ta m b ié n d e la s l
p r o y e c c io n e s a le g ó r ic a s q u e p u e d e n te r m in a r p o r s o b r e v iv ir a to d o e l tr a b a jo d e c a m p o , o
s e r re fo rm u la d a s d e m a n e ra f le x ib le a m e d id a q u e a c u m u la m o s e x p e rie n c ia .
E s t a n o e s « la » m a n e r a d e e n t e n d e r e l p r o c e s o d e l tr a b a j o d e c a m p o , s i n o u n a e n t r e la * |
m a n e r a s p o s ib le s . N o s é h a s ta q u é p u n to , d e s d e la p r o p u e s ta h e c h a e n e s ta s p á g in a s , n o s r s
d a d o « s a lv a r la d is ta n c ia » q u e m a r c a n lo s a ñ o s « q u e d is ta n e n tr e e l d ía q u e (e l e tn ó g ra fo )!
p u s o p o r p rim e ra v e z e l p ie e n u n a p la y a in d íg e n a e h iz o la p rim e ra te n ta tiv a p o r e n tra r r n
c o n t a c t o c o n lo s n a t i v o s , y e l m o m e n t o e n q u e e s c r i b e l a ú l t i m a v e r s ió n d e s u s re s u lta d o * » *
( M a l i n o w s k i , 1 9 7 3 : 2 1 ) . N o s é s i e s t a p r e t e n s i ó n d e l i n e a l i d a d e s u n a i n g e n u i d a d , o a lg o ^
n a c id o d e l s a lu d a b le p r o p ó s ito d e p r e s e n ta r lo s d a to s « d e f o r m a a b s o lu ta m e n te lim p ia y
s in c e r a » ( I b id .: 2 0 ).

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J . A . F ern án d ez de R o ta ( e d .) Lengua y cultura. Aproximación desde una semántica
antropológica. L a C o r u ñ a . E d . d o C a s tro .

134
10. Los informantes
Carlos Junquera Rubio

In fo rm a n te e s t o d o i n d i v i d u o q u e p r o p o r c i o n a i n f o r m a c i ó n a c e r c a d e a l g o . I n d u d a b l e -
m e n t e , e s t a v i s i ó n s e q u e d a c o r t a c u a n d o l o q u e s e p r e t e n d e e s q u e s e a a d e m á s c a lificado
'e n e l i n t e r i o r d e u n a c u l t u r a e x t r a ñ a a l o s o j o s d e q u i e n l e v a a i n t e r r o g a r q u e , d i c h o s e a d e
p a s o , d e b e p re s u p o n e rs e q u e p r e te n d e c o n v e rtirs e e n e s p e c ia lis ta d e e s e s a b e r a je n o al su y o .
U n p e rio d is ta , u n lo c u to r d e ra d io o u n p re s e n ta d o r d e T V s u e le n in f o r m a r c u a n d o n a rra n
,n o tic ia s c o tid ia n a s o c o m e n ta n a lg ú n s u c e s o , p e r o la E tn o lo g ía n u n c a lo s c o n s id e ra ría c o m o
in fo rm a n tes p o r q u e l o q u e s e d e s e a c o n o c e r e s m á s c o m p l i c a d o y p r o f u n d o q u e l a p u r a d i -
v u lg a c ió n .
U n e tn ó lo g o e lig e e s tu d ia r u n a d e te r m in a d a c o m u n id a d c o n u n m o d o d e v id a a je n o al
s u y o p o r d iv e rs o s m o tiv o s . S e s u p o n e q u e la tr a d ic ió n d e lo s e s tu d ia d o s e s d ife re n te d e la
d e q u ie n s e d is p o n e a e v a lu a rla . P re v ia m e n te , y p o r p ru d e n c ia , é s te d e b e te n e r p re s e n te a q u e l
c o n s e jo s a b io d e F r a n z B o a s c u a n d o a p u n tó d e q u e n o se tr a ta s ó lo d e c a p ta r c ó m o es u n a
re a lid a d s in o d e s a b e r c ó m o h a lle g a d o a s e r lo q u e e s (B oas, 1 9 2 0 : 3 2 0 ). P a ra c u m p lir a d e -
c u a d a m e n te e s ta m is ió n s e re q u ie r e b u s c a r y e n c o n tr a r s u je to s e x c e p c io n a le s e n m e d io d e
e s e m u n d o e x ó tic o q u e s e d e s e a c o n o c e r p r im e r o y d iv u lg a r d e s p u é s , p o rq u e e llo s so n q u ie -
n e s m e jo r p u e d e n c o m u n ic a r c ó m o e s , c ó m o s e p ie n s a y c ó m o s e a c tú a e n c a d a m o m e n to
c o n c re to .
Así pues, para el especialista, el in fo rm a n te es un miembro bien situado en la sociedad
que estudia y con el que entabla primero y mantiene después una relación de tipo personal
durante el tiempo que dure la investigación de campo. La amistad y la simpatía mutuas aflo-
rarán en proporción similar a como se enfoquen los temas a tratar, pues hay cosas que
carecen de inconvenientes para ser comunicadas, pero de otras debe esperarse mucho tiempo
antes de comenzar a preguntar por ellas, aunque la impaciencia invite a lo contrario. El fin
de este contacto es demostrar al especialista que está capacitado para elaborar su conoci-
miento; también, que está ya en posición de poder beneficiarse de esa cultura ajena a la suya.
La tarea llegará a buen fin a pesar de no tener ocasión de reseñar «muchas cosas» (Evans-
P ritc h a rd , 197 7 : 2 8 ).
L o s p r o f e s o r e s s u e le n a c o n s e ja r a s u s d is c íp u lo s q u e c u a n d o lle g u e n a u n a c o m u n id a d
d e b e n s e le c c io n a r a su s in fo rm a n tes c a p t á n d o l o s d e t o d a s l a s c a t e g o r í a s s o c i a l e s , e s p e c i a l -
m e n te d e a q u e lla s q u e a p a r e c e n c o n m á s p r e s tig io . C u a n d o u n o lle g a al c a m p o d e e s tu d io ,
y q u ie n s u s c rib e e s ta s lín e a s tie n e a ñ o s d e e x p e rie n c ia , s e d a c u e n ta d e q u e lo p rá c tic o es
e c h a r m a n o d e a q u e llo s q u e tie n e n v o lu n ta d p a r a in fo rm a r. E l e s p e c ia lis ta d e b e h a c e r su p r o -
p ia c o m p o s ic ió n d e lu g a r a n te s d e a c u d ir a la p lu m a , a l p a p e l o a l m a g n e tó f o n o ; m e n o s a ú n
d e b u s c a r re s p u e s ta s p a ra s u c u e s tio n a rio . L o s p a tin a z o s s u e l e n p a g a r s e c a r o s p u e s E v a n s -

135
P r itc h a r d n a r r a q u e « lo s n u e r s o n e x p e r to s a la h o r a d e s a b o te a r u n a in v e s tig a c ió n » (E v a n s -
P ritc h a rd , 1977: 24).
E n u n m a r c o d e r e f e r e n c ia b a s ta n te r e s tr in g id o , e l e s p e c ia lis ta d e b e a r r ie s g a r s e y e le g ir
a a q u e llo s in d iv id u o s q u e p r e v ia m e n te h a n d a d o m u e s tr a s d e s e r, a l m e n o s d e m o d o a p r o x i-
m a d o , q u ie n e s m á s s e a c e rc a n a l ideal r e q u e r i d o p a r a i n f o r m a r . I n d u d a b l e m e n t e , e l c x p c i t n
d e b e te n e r a lg u n o s c o n o c im ie n to s p re v io s d e l te m a q u e d e s e a in v e s tig a r ; a s f, e s p ru d e n te
q u e s i, p o r e je m p lo , e s tá in t e r e s a d o e n e l e s tu d i o d e c i e r to s a l f a r e r o s tr a d ic io n a le s ja p o n e s e s ,
d e b e s a b e r p o r q u é a lo s d e c a d a d e c im o te r c e r a g e n e ra c ió n s e le s p r o h íb e to c a r la ru e d a o
tra b a ja r c o n o tro tip o d e c e rá m ic a (M e a d , 1 9 7 1 : 2 1 ).
A v e c e s , el e tn ó lo g o c r e e d e b u e n a fe q u e h a h e c h o u n a s e le c c ió n c o rre c ta , p e ro p u n ir
a c o n te c e r lo c o n tr a r io ; e s d e c ir , q u e s e a n io s a u tó c to n o s q u ie n e s le s e le c c io n e n a ó l y d e r a t o
p u e d e d a rs e u n o c u e n ta c u a n d o c o m ie n z a a r e d a c ta r la m o n o g r a f ía q u e s a ld r á d e s p u é s d r
p o n e r e n s u s itio a c a d a u n o y a to d o s lo s d a to s q u e h a r e c o g id o . E n m á s d e u n a o c n * ió n
h e s e n tid o la le ja n í a d e u n a r e a l id a d q u e te n ía c e r c a ( J u n q u e r a , 1 9 9 1 a ) ; e n o tr a s , h e te n id o
q u e r e c o n o c e r q u e h a n s id o lo s m o m e n to s d e g r a c ia lo s q u e m e h a n p e r m itid o e n tr a r r n u n
m u n d o r e a lm e n te d e s c o n o c id o p e ro m a ra v illo s o (J u n q u e ra , 1 9 9 1 b ). S e p u e d e e s ta r m u y c o ic a
d e u n c o n o c im ie n to y n o s e r c a p a z d e r e s e ñ a r lo n u n c a p o r u n a ra z ó n s e n c illa : « n u n c a m r
h a s p re g u n ta d o a c e rc a d e esto», r e s p o n d e n l o s n a t i v o s c u a n d o s e l e s c u e s t i o n a p o r d a l o s
s o b r e e s to o a q u e llo , y q u e e n b u e n a ló g ic a d e b e ría n h a b e r a p a re c id o a n te s .
H a y q u e t e n e r e n c u e n t a q u e c u l t u r a s m i l e n a r i a s , a n c l a d a s e n e l P a l e o l í t i c o , p u e d e n lu i y
e v o lu c io n a r e n u n o s 3 0 a ñ o s y p la n te a r u n a n ip tu r a g e n e ra c io n a l c u y a s p ro p o rc io n e s n o so n
fá c ile s d e e v a lu a r . P u e s b ie n , h o y m u c h o s in fo rm a n tes s o n i n d i v i d u o s a c u l t u r a d o s c |i i r si-
m u e v e n c o n s o ltu ra e n d o s c u ltu r a s d if e r e n te s p o r lo m e n o s , p e r o q u e s o n , a l m is m o tie m p o ,
lo s m e jo r e s te s tig o s p a r a r e c u p e r a r u n te s t im o n i o f ie l d e lo q u e a c o n te c i ó q u e e s m u y d lf r
r e n te d e lo q u e s u c e d e ahora. U n d e t a l l e a t e n e r e n c u e n t a : h a y i n d i v i d u o s r e f l e x i v o s c o n t n
i g u a lm e n te lo s h a y d is p u e s to s a o r i e n t a r s e h a c ia c u a l q u i e r c a m b io q u e s e c o n s id e r e b e n é lit o .
D e a c u e r d o c o n e l g r a d o d e a c u ltu r a c ió n s e p o d r á c e d e r a l o f r e c im ie n to d e a lg u n o s m itó c lo
n o s im p a c ie n te s p o r in f o r m a r , o e s p e r a r a q u e c o n e l tie m p o s e p u e d a h a c e r u n a s e le c c ió n
c o rre c ta .
P a c i e n c i a y d i p l o m a c i a d e b e n s e r c u a l i d a d e s d e t o d o e t n ó g r a f o . E l e j e r c i c i o d e a m h tn i
p u e d e o r ie n ta r a b u e n fin p o r q u e d e s u e q u i lib r i o p e n d e e l q u e a c o n te z c a u n a b u e n a y m u tu a
r e la c ió n . E l e s p e c ia lis ta lle g a r á a c o n s e g u ir u n c ie rto c o n o c im ie n to d e la c u ltu r a q u e r s liu lla ,
p e r o s u s i n f o r m a n te s p u e d e n l l e g a r a c o n o c e r t a m b ié n la s u y a m e d ia n t e lo s r e la to s q u r v « v «
f iltr a n d o . C u e n to c o n a m ig o s e n t r e lo s H a ra k m b e t d e l b o s q u e t r o p i c a l a m a z ó n i c o y r u i n
a u t ó c t o n o s d e o t r a s p a r t e s d e l m u n d o q u e h a n e n r i q u e c i d o m i p e r s o n a y m i s a b e r , n o « o lu
d e l d e e llo s s in o ta m b ié n d e l m ío .
C r e o q u e m i p r e s e n c i a e n t r e e l l o s t a m b i é n I e s h a s e r v i d o d e a l g u n a a y u d a , L a i r l m I- mi
m u t u a p e r m i t e u n m e j o r c o n o c i m i e n t o . E s m á s , e s t e d a t o e s u n o d e l o s q u e p o s i b i l i t a n <pi.
s e a c u d a n o r m a lm e n te a la c o m u n id a d d e s p u é s d e q u e s e h a y a n lo g r a d o lo s d a to s p a t a r ln
b o r a r l a c o r r e s p o n d i e n t e m o n o g r a f í a . L o s c o n t a c t o s d e f u t u r o p e r m i t i r á n c o r r e g i r y n u * |ti m i
lo s d a t o s c u l t u r a l e s a j e n o s a l e s p e c i a l i s t a .
L o s m u é s t r e o s n o p a s a n d e s e r e s c a r c e o s . L o ú n i c o p o s i t i v o e s q u e p u e d e n l l e p a i a |« ■
m i t i r l a e n t r a d a e n l a s o c i e d a d q u e s e h a e l e g i d o p a r a e f e c t u a r e l c o n o c i m i e n t o d H p i n M><
e x ó t i c o . L a p r e s e n c i a d e u n c o r t o e s p a c i o d e t i e m p o p u e d e c a t a l o g a r s e m u c h a s ......... >l>
visita tu rística y d e e s t o s v i a j e s s u e l e o b t e n e r s e e s c a s o c o n o c i m i e n t o . U n a i n f o r m a c i ó n v> i n -
e s a q u e lla q u e s e c o n tr a s ta c o n s ta n te m e n te , p o r lo q u e e s n e c e s a r io d is p o n e r d e un iiiIiik m
s u fic ie n te d e in fo rm a n te s p a ra a c la r a r c o n u n o s l o q u e n a r r a n o t r o s . V e r i f i c a r u n i l r t til*
c u ltu ra l p u e d e r e s o lv e r n u m e r o s o s p r o b le m a s y r e s e ñ a r lo m a l p u e d e lle v a r a c a m in o s n ia ili.»
q u e s ó lo p u e d e n o rig in a r c o n fu s ió n y p o lé m ic a .
Los in fo rm a n tes s o n s u j e t o s q u e m u e s t r a n c a p a c i d a d p a r a a d e c u a r s e a l in\rstlyihli>>,
p r o p o r c i o n á n d o le d a to s d e c u a n to q u ie r a s a b e r , a c o n s e j á n d o le m u c h a s v e c e s e n e l < am m > ■

136
r o ig u ir , o lo s in d iv id u o s a in te r r o g a r p a r a é s te o a q u é l d e ta lle e n c o n c re to , p u e s ta m b ié n
e b e d e m o s tr a r q u e e s fie l a la ta r e a p a r a la q u e h a s id o e s c o g id o . E s to s s o n e x c e p c io n a le s
I s d e e l in te r io r d e s u c u ltu ra .
N o p u e d e o b v ia rs e u n h e c h o c o n c re to c o m o e s q u e m u c h o s p u e b lo s d e la tie r r a s e
h c u e n tr a n d is e m in a d o s p o r s u te r r ito r io é tn ic o b a jo f o rm a s d e p o b la d o s o p e q u e ñ o s a s e n -
^ m ie n to s . E n e l b o s q u e tr o p ic a l a m a z ó n ic o , é s to s p u e d e n e n c o n tr a r s e a u n a d is ta n c ia c o n s i-
le ra b le , q u e r e q u ie r e d ía s p a r a d e s p la z a r s e d e u n o a o tr o , lo q u e e x i g e d e l in v e s tig a d o r d e s -
la z a m i e n to s c o n s ta n te s p a r a lo s q u e d e b e c o n ta r s e c o n m e d io s d e tr a n s p o r te a u tó c to n o s
u y o m a n e jo n o s e lo g ra d e la n o c h e a la m a ñ a n a . E n e s to s c a s o s , h a y q u e a c u d ir a e x p e rto s
n n a v e g a c ió n u s a n d o b a ls a s o c a n o a s , y e s p e c ia lis ta s e n e l c o n o c im ie n to d e la g e o g r a f ía p o r
q u e h a y q u e m o v e rse .
L a re la c ió n p e rs o n a l e n tre informantes y recolector d e s a b e re s a je n o s d e b e p re s e n ta r
li a g a m a a m p lia d e p o s ib ilid a d e s : d ire c ta , in d ire c ta , c a u s a l, fo rm a l, e s tru c tu ra d a , e tc . A h o ra
ú e n , e l p r o b le m a n o re s id e e n s a b e r c u á l s in o e le g ir q u é p r o p ó s ito s y q u é c o n d ic io n e s d e b e n
T n p le a r s e .
| ¿ Q u é d a to im p u ls a a u n informante a c o la b o ra r c o n u n e s tu d io s o q u e e s a je n o a su
n u n d o ? D e s d e lu e g o q u e n a d a le a n im a a l p ro p ó s ito d e q u e a v a n c e la c ie n c ia e tn o ló g ic a d e
q u e p o s ib le m e n te ig n o r e to d o o c a s i to d o . S ó lo p u e d e h a b e r u n m o tiv o im p o r ta n te : la
a tis f a c ió n q u e p ro d u c e q u e s u c o la b o ra c ió n p r o p o r c io n a b e n e fic io s a l a je n o a s u c u ltu ra . E n
ra d a c r e o q u e la g a n a n c ia m a te ria l p u e d a lle g a r a s e r u n m ó v il, a l m e n o s p a r a lo s in d iv id u o s
U sp u e sto s a in f o r m a r p o r q u e a s í lo d e s e a n . C r e o s in c e r a m e n te q u e e s to e s a s í p o r q u e , p o r
y e m p lo , E tn a , u n c h a m á n harakmbet, m e p r o p o r c io n ó lo s m e jo re s in f o r m e s d e s u q u e h a c e r
|n re c ib ir p o r e llo m a y o re s a te n c io n e s d e m i p a rte (Junquera, 1 9 9 1 b : 5 2 ). E s m á s, su fa m a

K
e d a r á e n s o m b r e c id a a n te la d e l e tn ó lo g o q u e s e r á q u ie n s e lle v e lo s p a ra b ie n e s c u a n d o
b liq u e la m o n o g r a f ía s o b r e s u m u n d o e x ó tic o . S ó lo la s a tis f a c c ió n y la v o lu n ta d p u e s ta s
ui a c c ió n c o m p e n s a n la pérdida d e tie m p o , si e s q u e a s í p u e d e e tiq u e ta rs e a la p e rm a n e n c ia
u n to al e s tu d io s o . H a y o tra s g r a tif ic a c io n e s , p e r o s e q u e d a n e n u n s e g u n d o p la n o .
E l c ie n tíf ic o n o a c u d e h o y a n in g u n a p a r te d e l m u n d o s in u n b a g a je c u ltu r a l q u e le

Í
- > r m ita a b o r d a r c o n é x i t o c u a l q u i e r e m p r e s a y q u e e v i t e c a e r e n g r a v e s e r r o r e s c o m o a c o n -
c ió e n e l s ig lo x ix , m o m e n to e n q u e n o s e n c o n tr a m o s c o n e je m p lo s c o m o lo s d e S ir J o h n
|U b b o c k , q u i e n p a r a j u s t i f i c a r e l i m p e r i a l i s m o y c o l o n i a l i s m o b r i t á n i c o s n o t u v o e s c r ú p u l o s
m d e g r a d a r la c u ltu r a a u tó c to n a al d e c ir q u e « c u a n d o lo s n a tiv o s d e l b a jo M u r r a y v ie ro n p o r
J u m e r a v e z b u e y e s c a r g a d o s [ ...] p e n s a r o n q u e e r a n l a s e s p o s a s d e l o s c o l o n o s p o r q u e l l e -
g a b a n s u s c a r g a s . A u n q u e lo s s a lv a je s s ie m p r e tie n e n a lg u n a r a z ó n [ ...] s u s r a z o n e s s o n
le m p re a b su rd as» (P alerm , 1 9 7 6 , II: 1 9 0 ). P o r d e s g r a c ia , e s te e je m p lo n o e s e l ú n ic o .
U n a g r a n d if ic u lta d p a r a ju z g a r s i la in f o r m a c ió n lo g r a d a e s b u e n a o m a la , u n a v e z q u e
re e v a l ú a e l c o n t e n i d o d e l a e n t r e v is ta e s , a l m e n o s e n p a r t e , q u e d e b e e s ta r e n c o n s o n a n c i a
»pn e l p e r io d o d e tie m p o q u e p a s a e l e s p e c ia lis ta e n la tie r r a e x ó tic a q u e p r e te n d e c o n o c e r,
A s i m il a r y t r a n s m i t i r a l o s d e s u m u n d o . D e s u y o , y a v a n a p a r e c i e n d o a p o r t e s r e f e r e n t e s a
f ia b ilid a d p re c is a m e n te p o rq u e la p re s e n c ia s o b re e l te rre n o h a d e ja d o d e s e r e s c a s a y se
li n c e c o n p r e s e n c i a s l a r g a s a u n q u e e s p a c i a d a s . E s t a s r a z o n e s , e n t r e o t r a s , p a r e c e n d i s p o n e r
le í p e s o s u fic ie n te p a ra s u g e r ir y a n u e v o s p la n te a m ie n to s te ó ric o s e n e l v o c a b lo investiga-
rá n c u a n d o e s tá r e f e rid o a lo q u e tr a d ic io n a lm e n te s e e n tie n d e p o r investigación de campo
[H irschkind, 1991: 237-249).
E x is te n , n o o b s ta n te , a lg u n o s m e d io s p a r a comprobar s i l a i n f o r m a c i ó n r e c o g i d a e s o
t r e s : a) p o r o b s e r v a c i ó n , b) p o r m e d i o d e o t r o s
S
o c o rre c ta . L a h is to r ia e tn o ló g ic a d o c u m e n ta
ífo rm a n te s c u a lif ic a d o s y c )■m e d i a n t e l a c o h e r e n c i a i n t e r n a d e l i n f o r m a n t e e l e g i d o , p u e s
u ira v e z s e o p in a q u e u n in d iv id u o a r tic u la d o s e a c a p a z d e m a n te n e r la fa ls e d a d a lo la rg o
f ie t o d a l a e n t r e v i s t a . D e s u y o , e s t o n o d e j a d e s e r m e d i o f a l s o ; p o r o t r o l a d o , s a b e m o s q u e
) n a v e rd a d a m e d ia s lle g a rá a a flo ra r e n m e n tira . E s d e c ir, u n in fo rm a d o r p u e d e te n e r u n a
d e te rm in a d a c u a lific a c ió n , p e ro e n m á s d e u n a o c a s ió n m o d ific a rá la c o m u n ic a c ió n o se

137
c e rr a r á e n b a n d a y n o h a b rá m o d o d e s a c a r le n a d a . Y a E v a n s -P ritc h a rd d e s a fia b a «al
p a c i e n t e d e l o s e t n ó l o g o s » a q u e p r o p u s i e r a o t r o s p r o c e d i m i e n t o s p a r a e x t r a e r l o s l i n a j e s *I r
lo s nuer d e s p u é s d e re c ib ir, c o m o s e d ic e v u lg a r m e n te , c a la b a z a s u n a s c u a n ta s v e c e s ( I iv .^ S
Pr it c h a r d , 1977: 2 5 ). ^
N o c a b e d u d a d e q u e e n tre v is ta d o r y e n tre v is ta d o d e b e n d is p o n e r d e a g u a n te y p a c i e 'l i i
p a r a r e p e t i r u n a s e c u e n c i a c u a n t a s v e c e s s e a n e c e s a r i o ¡ t o d o p o r e l b i e n d e l a c i e n c i a 'A f c i
h a y q u e o lv id a r q u e u n in d iv id u o p u e d e m o s tr a r c ie r ta s a c titu d e s c u a n d o e s tá a s o la s c o n e l
f o r á n e o y la s m i s m a s s e r á n o c u l ta d a s s i e s t á a c o m p a ñ a d o p o r a l g u n a s p e r s o n a s d e s u s o c ie ' ~
e s m á s , s e r á n e c e s a r io c o n o c e r e l g r a d o d e d e p e n d e n c ia q u e te n g a r e s p e c to a e lla s p u e s
d e n s e r d e m e n o r, ig u a l o s u p e r io r r a n g o s o c ia l y e s ta s c o s a s p r im a n m u c h o a ú n e n ”
m
11

s o c ie d a d d e c o r te p rc c s ta ta l e in c lu s o e s ta ta l c o n te m p o r á n e a d e c o rte o c c id e n ta l. E n tra
e n j u e g o u n a v a ria b le c u ltu ra l q u e s e c o n d ic io n a c o n s ta n te m e n te p o r u n b a re m o q u e p o d e m o s
c a lif ic a r c o m o d e c a lid a d , e n c u a n to q u e é s ta d e c id e m u c h a s v e c e s la in fo rm a c ió n a p i < £ *
c i o n a r . U n e j e m p l o c l a r o d e e s t o l o c o n s t i t u y e n lo s a d u l t o s c u a n d o s e le s in t e r r o g a P '¿ i ; l
le n g u a je a u tó c to n o . ™
N o c o n o z c o a n in g ú n n a t i v o d e l b o s q u e t r o p i c a l a m a z ó n i c o q u e , p o r e n c i m a d e I tj 11
a ñ o s , te n g a v o lu n ta d d e p r o n u n c ia r p a l a b r a a l g u n a e n s u le n g u a ; n o a s í lo s n iñ o s , q u e rom o
e s c o l a r e s d e u n c e n t r o d e e d u c a c i ó n a j e n o y e n p e r i o d o d e a c u l t u r a c i ó n , c a r e c e n d e re lii
p a r a c o m u n i c a r s u le n g u a , e l s i g n i f i c a d o d e c a d a p a l a b r a o e l d e u n a f r a s e c u l e r a . A K ii.i
b i e n , l o s m a y o r e s s e p r e s t a r á n a c u a l q u i e r t a r e a c u a n d o c o n o c e n q u e e l f o r á n e o , p o r iiu M ^ P in
q u e a e llo s le s s o n desco n o cid o s, e s c a p a z d e e x p r e s a r s e e n s u i d i o m a ; e n e s t a
c a r e c e n y a d e in c o n v e n ie n te s p a r a in f o r m a r y , lo q u e e s m á s im p o r ta n te , p a r a c o i i t T l i .
Q uede c la ro que e s ta n o rm a puede que no sea u n iv e rs a l, p e ro v a le p a ra la A m iij£ p < r
s u d o c c id e n ta l, e n d o n d e a s í lo h e v iv id o . E l é n f a s is p u e s to e n a c c ió n p u e d e l u v n u ■m .
e n t o r p e c e r u n a i n v e s t i g a c i ó n ; e s m á s , m a l r e a l i z a d a s e r v i r á p a r a c e r r a r la s p u r i t n *
fu tu ro s in v e s tig a d o r e s q u e s e in te r e s e n p o r e l m is m o g ru p o h u m a n o .
T e n ie n d o e n c u e n ta , c o m o y a s e h a in d ic a d o , q u e e l tie m p o e s u n fa c to r d r te im lii
c u a n d o s e tra ta d e c o m u n ic a r p e r s o n a s d e d if e r e n te c u ltu r a , h a y q u e te n e r e n e n r u l a ' I ^ P ^
c o n o c i m i e n t o d e l a l e n g u a a u t ó c t o n a e s a l g o q u e p u e d e f a c i l i t a r o i m p o s i b i l i t a r la i n v e s t í a n n u i
H a y e x p r e s io n e s id io m á tic a s q u e , p r o n u n c ia d a s s e g ú n e n q u é c o n d ic io n e s , s ig n ilii . 1111
a q u e l l o ; e s d e c i r , e l i n v e s t i g a d o r d e b e t e n e r u n c o n o c i m i e n t o a m p l i o d e la le n y .u ii
c a s o c o n t r a r io , d e b e r á a c u d ir a u n in t é r p r e te p a r a q u e p r e g u n t e a l in f o r m a n te y d i s |n t ^ H i
tr a n s c r i b a la in f o r m a c ió n . E s te m é to d o p l a n te a s e r io s in c o n v e n ie n t e s s a lv o q u e lo s im iA m
e s té n m u y a c u ltu ra d o s .
S i d e a l g o s i r v e la e x p e r i e n c i a , h a y q u e a c o n s e j a r q u e c u a l q u i e r i n v e s t í a n Im i
c o m e n z a r p o r e s t e c a p í t u l o ; e s d e c i r , l l e g a r a d o m i n a r e l i d i o m a y s i e s p o s i b l e lu s ■
p o n d ie n te s v a r i a b le s d ia le c t a le s , p u e s h a y q u e te n e r p r e s e n t e q u e lo s p u e b lo * n ¡ i |i n i , M (
c o m o p r i m i t i v o s c u e n t a n , p o r e j e m p l o , e n s u i n m e n s a m a y o r í a , c o n e s c a s o s h n h liu ilr s. l u t a f e '
c u e n ta d e q u e la p ir á m id e p o b la c io n a l e s tá m á s q u e la s tim a d a , p u e s h a s id o , i s v . i-t
p r o b l e m a d e d i f í c i l s o l u c i ó n . E l d a t o e s b a s t a n t e v i e j o p a r a l a c i e n c i a p o r q u e tiu n . l . ^ t
c o r r ie n te s b o a s ia n a s e s p r e c is a m e n te la lin g ü ís tic a .
E n el s u p u e s to d e te n e r q u e a c u d ir a u n in té r p r e te p u e d e n a c o n t e c e r lo s
p o s i b l e s e j e m p l o s : 1 .° ) e l t r a d u c t o r c o n o c e b i e n s u t a r e a y p r o c u r a f a c i l i t a r e l ti,ib,i|< > .
s a b e su c o m e tid o p e ro e s tá d is p u e s to e n re a lid a d a s a b o te a r la ta rc a c o m o lo s nun,
m a n i f i e s t a q u e n o e s c a p a z d e c a p t a r e l é n f a s i s d e c i e r t a s p a l a b r a s o f r a s e s , 4 ." ) e l M n tiis
p u e d e i n c i d i r e n l a i n f o r m a c i ó n r e c o g i d a q u e s e p r o c e s a r á m e d i o a d u l t e r a d a , ,Y") ti
e n c u e n t a l a o b j e c i ó n a n t e r i o r , h a y q u e c o n t a r t a m b i é n s i s o n o n o i n d i v i d u o s e u n l li> l i W T
E s t a s s o n s o l a m e n t e a l g u n a s d e l a s c a u s a s p o r l a s q u e l a p r u d e n c i a r e c o m i e n d a ¡ib s ti
d e a c u d i r a e l l o s y o r i e n t a r s e a a p r e n d e r l a l e n g u a n a t i v a q u e s e r á e l e l e m e n t o b a s e p ,n 1
c a r t a r a lo s in t e r m e d ia r io s . ^
E 11 l a a c t u a l i d a d , t e n e m o s c o n c i e n c i a c l a r a d e q u e l a c u l t u r a c o d i f i c a c u a n t o < i> • ^ . 1

138
!
ihacemos; ahora bien, concretar cómo acontece este proceso no resulta precisamente claro,
e suyo las teorías para definir qué se entiende por esto son muchas y en ocasiones no pre-
isamente bien avenidas. En ésta línea, debe sugerirse que de lo que se trata en esta empresa
jes de apoyar el avance del conocimiento sobre un determinado grupo humano con la sana
^«tención de que sus aportes repercutirán en la Humanidad entera. La celebración de rituales

f
s una realidad cotidiana, pero llegar a alcanzar el significado de cada ingrediente del mismo
o es asunto fácil, máxime si los informantes elegidos son ajenos a lo que se ventila en el
f diverso simbólico, porque éste es con certeza un depósito cultural importante pero ¡hay que
á ul>er interpretarlo!
Los datos proporcionados por los notificadores serán buenos si logran adquirir el status
científico y lo logran si se pueden insertar en un sistema de razonamiento lógico. Tampoco
n»c debe perder de vista que la inteligencia artificial ha influido notablemente en los últimos
§ftos y que estas cosas no pueden ignorarse ya, como tampoco el que los computadores

Í
retendan ser la expresión del pensamiento humano aunque disten mucho de poder llegar
serlo. La Antropología cognitiva pretende captar cómo se representan los pensamientos en
estructuras de conocimiento, qué procesos se emplean para ello, cómo se plantean las de-
cisiones y cómo se evalúa, por ejemplo. El vocablo cultura contiene todo, pero eso no signi-
f ic a que la opinión de un informante pueda abarcar a la totalidad.
Ecología, economía, estructura social y organizaciones políticas otorgan pautas de con-
d u c ta necesarias para quienes se dedican a criar y educar niños. Ahora bien, las cosas no
fcse quedan ahí con estos elementos, pues resulta que el comportamiento infantil es el índice
" le su personalidad mientras que las creencias es el de los adultos. Estos valores no pueden
|f*er ajenos a la investigación y a las preguntas que se le hagan al entrevistado aunque luego
no sea necesario acudir a ellas para plasmar aspectos concretos o limitaciones. La dimensión
lintercultural requiere también evaluación.
' Si nos centramos por un momento en el universo mágico-religioso, podemos encon-
tra m o s, como de hecho sucede, con casos en los que una madre, por ejemplo, acude al médi-
|c o occidental porque su niñito padece algún mal; pues bien, poco logrará el especialista,
buen alumno de una Universidad, ante el planteamiento materno de que el mal procede de
)la maldición de algún brujo, incluso en el supuesto de que acepte la explicación de por qué
los microbios observados en un laboratorio aparezcan dañando el organismo de su hijo.
FEstos datos, su reseña y evaluación ya fueron ofrecidos por mí hace años ( J u n q u e r a , 1976:
170-71).
Es más, en estos temas aparecen siempre las posibles conexiones entre la explicación
(oral popular atribuida a la dolencia y el modo de criar a los niños. Extraer los ingredientes
culturales es tarea del experto, pero el autóctono lo es de proporcionarlos. No es fácil, aun
'en el supuesto de establecer una buena relación entre el informante y el especialista, de
)predecir el futuro que tendrán la mayoría de las sociedades ágrafas en la actualidad, porque
lo que en ellas se considera hoy como un valor importante puede carecer de significado en
i la generación siguiente y quedar borrado de esa cultura en la próxima. Este cambio es im-
portante reseñarlo y tal vez requiera más dedicación de la que normalmente recibe.
Mi tarea en el bosque tropical amazónico, el área geográfica en la que he residido más
tiempo, comenzó reseñando datos etnográficos porque pensé entonces que era el mejor
modo de iniciarme en el estudio de una cultura ajena a la mía; es más, me di cuenta pronto
de que era necesario reseñar y evaluar bien cuanto pretendía reseñar.
Hay que dejar bien sentado que cuando un estudioso comienza a describir lo que hace,
basándose en su propia experiencia, nunca lo hace con métodos de la que ha estudiado en
la investigación de campo, sino acudiendo a la de la cultura en que ha sido educado. En el
mejor de los casos, es un individuo bicultural que describe situaciones en las que posible-
mente nunca estarán sus lectores. Téngase en cuenta que los aspectos tradicionales de una
cultura fueron útiles mientras que todo se redujo a anotar la presencia o ausencia de rasgos

139
culturales, registrar vocabularios de lenguas que iban convirtiéndose en muertas al r_;'c
cer de individuos que las hablasen. Todo está muy bien pero no sirve para captar la wK»
lución de un pensamiento. ^
Que las cosas no son como muchas veces se piensa se debe a que los límites carerri
de precisión como diría Barth (1976). Un ejemplo, y no es el único, lo tenemos si com paran i
a los vascos y a los castellanos que, por el simple hecho de residir en el Sur de Euroin ;
ser vecinos, pueden ofrecer mayor afinidad entre ellos que si los comparamos por scp¡MS.
con los italianos que están bastante alejados. Sin embargo, cuando se analizan los ingreu
tes de cada uno vemos que los segundos y los últimos se expresan en una lengua quee.pfo
cede de la misma fuente, mientras que los primeros desconocen las rafees lingüísticas
he puesto de manifiesto la importancia del lenguaje y en nada deseo que no se evalúe c o h m
un componente cultural por excelencia. w
Teniendo presentes muchos de los presupuestos de Barth (1976), estoy en la o b lig ^ ^ i
de preguntarme que si mi investigación, por ejemplo, pretende clarificar la com plejuliu™ i
tural del pueblo harakmbet, al que he dedicado años de estudio y varias publicaciones,
plantearme preguntas tales como ¿qué individuos se identifican más con su tra d id ó n e o
que se mantienen fieles a la religión propia o los que se han convertido a alguno de !o>¡íél
dos cristianos?, ¿dónde debo marcar las fronteras? Mucha gente postula que cada cu^*r
dispone de unas características propias, pero también está claro de que tiene otras njram
adquiridas por préstamo cultural. Diferenciar ambas no es tarea fácil, pero debe h a m ^ »
se han elegido buenos informantes.
Un error en el que no debe caerse es en el de afirmar que la Antropología hasmffeu
biografías permitía establecer la cultura. Este tipo de informadores pasaron por ser Io n
cultos de su grupo étnico y de este modo se convertían en representativos o individuos
Resultó que las cosas no eran así. Ante esto hay que preguntarse ¿qué tecla hay que i
para conseguir al informante ideal?, ¿qué presupuestos teóricos debe conceder un in d i vh
típico? Indudablemente, esto requeriría disponer de una sociedad homogénea, y d e ^ p
estamos muy lejos. La expresión «individuo típico» es absurda; lo que hay que bu sr?
encontrar son «personas cerebrales» porque éstas son las más representativas de una nimwn
Quede bien claro que si los chamanes harakmbet son los ideales para comunicar datos
su saber, nunca se podrían constituir como grupo homogéneo. La preocupación por t orne
guir aportes válidos es algo que incide en la realidad psicológica ( W a l l a c ü , 1961) y li>4Qp
ha permitido desarrollar la etnociencia ( R o m n e y & d ’A n d r a d e , 1964).
Cuando se planifica una investigación, las limitaciones aparecen pronto, lil tic n ip ^ l'
un asunto crucial porque pasa rápido e impide conseguir la información deswuln, u >-nu
confianza de quien se supone puede llegar a ser un buen informante. Grabar,
traducir y sacar diapositivas son aspectos de la vida cotidiana de un etnógrafo; peni, .
referente a m determinado acontecimiento, puede ser que nunca llegue a ver/o, rtt >((v>> <
tiene que fiarse de lo que le narren. Cuando uno se dedica a un asunto concreto, plrid.HK
vista otros muchos. ^
Cada uno de nosotros ha ido captando sus normas culturales mediante la o b v i vn.mli
y el ejercicio que otros hacen de ellas, como puedan ser nuestros padres, hermanos, ii u i r - ,^
y amigos. De este modo, cada hombre es producto de su propia historia y de <unn*_y
acontecimientos le toque vivir, amén de ser un organismo regido por múltiples
biológicas. Después de hacer las cosas medianamente bien, hay que interrogarse míu si
teoría será capaz de explicar los sistemas simbólico y cognitivo de las personas, iitclmli™
macrosistema de las sociedades en que viven. Aquí radica el saber elegir bien a un
pero si se acierta o no es cuestión que debe esperar hasta el refrendo a p o stn io ií

140
JIIIIIJO G R A F ÍA

HIam ni. F. (Comp.) 1976. Los grupos étnicos y sus fronteras. México. Edit. FCE.
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141
11. Oralitlad: tiempo, fuente, transmisión
José Antonio G onzá lez Alcantud

La OTalidad es Ja cualidad adjetiva de la expresión oral. La oralidad delimita pin


propia naturaleza intencional el campo de lo humano: «Los simples sonidos salen itntmii f
mente del gaznate -dirá Rousseau-, la boca está naturalmente más o menos abierta; pero
modificaciones de la lengua y del paladar, que hacen articular, exigen atención, e je r c id o ^
Sólo los humanos son capaces sistemáticamente de comunicar a través de los códigos oi<ili4P

s
es el rasgo básico del tránsito de la naturaleza a la cultura.
La expresión «tradición oral», ampliamente aceptada dentro del argot científico #
antropólogos, etnólogos y etnógrafos, así como de los historiadores que emplean luent
orales, por su indudable empleo universal presenta a priori una enraizada solide/, insliunicnta
La oralidad se remite a dos horizontes, el temporal, definidor de la historia y la (indicio
y el sistema de transmisión, generado por los agentes y sobredeterminado por el conlexti
El texto, inserto entre los horizontes temporal y transmisor, circula pleno de sentido,

11.1 ORALIDAD Y TEM PO RALID AD

La tradición se mide en una concepción temporal implícita, la que enfrenta un tlein(HP


anterior, tradicional, al actual, contemporáneo. Es una escisión fácilmente observable rn £
campo del sentido común, donde los puntos de vista del observador y del actor social, i mu
ciden. El investigador que emplea fuentes orales comparte con el común de la población • 0
escisión temporal, aun sin haberla llevado al terreno analítico. _
Según J. Fabian, el estudio del tiempo antropológico trae consigo el estudio del i ib ™
aprehendido en su singularidad temporal. Para este autor la ruptura esencial en la peicepi i r *
temporal acaece con la secularización del tiempo histórico. Señala cómo, para un cMiit<>r
relativamente tardío como Bossuet, el cambio de los imperios políticos y la pentianem £
temporal de la religión, es la explicación última que justifica la existencia del tiempo teológn o
Desde el siglo x v t n se habría asistido a una progresiva secularización y naturalización di™
tiempo. La secularización sobrevendría como consecuencia de los viajes filosófico*, < |r¿|
pusieron en contacto reflexivo a los occidentales con culturas que no conocían el tiempo
teológico cristiano. La naturalización del tiempo se presenta como una consecuencia din i
del contacto de los estudios de los naturalistas y geólogos con los historiadores, que diopo>
resultado la teoría de la evolución. W
Fabian resume las concepciones temporales en dos ejes, el premoderno y el niodern* a
El premoderno, tiempo cristiano, latino y mediterráneo, seria el de la incorporación a l.r

142
teleo lo g ía cristiana, mediante la conversión y la salvación. Éste «consiste en unos círculos
Me proximidad al centro en el espacio real y en el Tiempo mítico, simbolizado por las
^ciudades de Jerusalem y Roma». El otro, el tiempo moderno, es el tiempo de la distancia,
está «construido como un sistema de coordenadas (emergiendo también de un centro real,
^la metrópolis occidental) en el cual están las sociedades de todos los tiempos y lugares, y
que ha sido maquinado en términos de distancia relativa desde el presente» ( F a b ia n , 1983:
>26-27).
La percepción de las «tradiciones» es pues un asunto esencialmente temporal. Nuestras
*sociedades hacen coexistir en su seno las dos tendencias. De un lado, la del tiempo esca-
^tológico, incorporador a un proyecto de salvación, donde la tradición es periódicamente
renovada, y donde la renovación adquiere valor de salvación religiosa. Tras este supuesto
)lu tradición es un mito atemporal, renovado cíclicamente a través del rito. En la segunda
tendencia, la del distanciamiento, la tradición aparece marcada por el sentido de efimeridad
Jy de pérdida irremediable. Esta última tendencia es la que propiamente es concebida como
t «tradición», con sus connotaciones semánticas pasadistas.
Un hecho civilizatorio, la escritura, modificó axiológicamente con su aparición la visión
\ de la tradición. Esta quedó fijada temporalmente en los libros sagrados, cuya exégesis debe-
ría ser a partir de ahora literal y/o metafórica, según su grado de apertura sémica a diferentes
^ lecturas textuales. Ya en el mundo egipcio, según J. Goody, la tradición religiosa estaba
I reglada por la escritura: «La escritura de un ritual (...) significaba que este texto podía servir
" como modelo y como regulador de otros actos en cualquier otro lugar, tal como un documento
| escrito significaba que el pasado también podía proporcionar un modelo para un tipo concreto
de comportamiento» ( G o o d y , 1990: 51). Según el sentido otorgado por J. Derrida a este des-
\ plazamiento, de la oralidad a la escritura, nos hallaríamos ante la emergencia de una nueva
.form ulación logocéntrica, la que supone el tránsito del fonocentrismo al grafocentrismo
* ( D e r r i d a , 1978). Rousseau ya había advertido de la pérdida de inocencia civilizatoria, y la
| modificación del «logos» con este tránsito: «La escritura -según el filósofo ilustrado-, que
parece debería fijar la lengua, es precisamente lo que la altera; no cambia las palabras, sino
\ el genio; sustituye la exactitud por la expresión. Uno expresa sus sentimientos cuando habla
. y s u s ideas cuando escribe» ( R o u s s e a u , 1980: 46).
I Subraya el africanista G. Balandier, que «la tradición puede ser vista como el texto
constitutivo de una sociedad, texto según el cual el presente se encuentra interpretado y
abordado» ( B a l a n d i e r , 1994: 37). Extiende la denominación «sociedades de la tradición» en
justa consecuencia, a aquellas que fueron denominadas otrora «primitivas» o «arcaicas»,
porque buena parte de su ethos cultural participa de ese «texto» tradicional. Fue precisa-
mente en relación a las sociedades africanas tradicionales en tránsito a la modernidad post-
colonial donde se comenzaron a elaborar las primeras teorías de la tradición oral desde la
antropología.
El investigador más celebrado fue Jan Vansina. Para este autor, «las tradiciones orales
son todos los testimonios orales, narrados, concernientes al pasado». La narratividad sería
la característica esencial de esa transmisión oral tradicional. Este es el aspecto en común que
posee con la escritura: el carácter narrativo. Lo que a su vez la diferencia de otras fuentes
orales fundadas en la experiencia visual, icónica o en el rumor. Al estar formalizada tex-
tualmente, la tradición, según J. Vansina, es controlable por el poder social y político. De
tal manera puede afirmarse que «el miedo es un elemento que debe tenerse en cuenta cuando
■se estudian las tradiciones privadas y también cuando se estudian las públicas» ( V a n s i n a ,
1967: 101). Las tradiciones oficiales, mucho más determinadas por el poder político, están
regidas en última instancia por el mito, y sólo pueden ser narradas ritualmente. Mito, rito
y poder político se hablan entre ellos. Las tradiciones privadas que «son a menudo trans-
mitidas por el azar, sin ningún control y abiertas a la fantasía individual», se acercan más
a la atextualidad del «rumor». Las tradiciones oficiales se remiten asimismo al discurso de

143
los orígenes, garante de la legitimidad política y social; las privadas a los acontecimiento1,
más cercanos en el tiempo.

11.2 LAS FUENTES ORALES

Todos los historiadores han empleado fuentes orales hasta que la influencia de lit jtul»4
prudencia escrita en la segunda mitad del siglo xix hizo que sólo fuesen considerados trstl _
monios veraces los que pudiesen fundarse en documentación escrita. Aún el historimloi d P
la Revolución Francesa Jules Michelet pudo construir en buena medida su obra subir trsii^
monios de coetáneos, según recuerda P. Thompson. La delimitación de la c a trín íu d "
«prueba», y su relación con la evolución del derecho, parece elemental para cntcndri 1^
evolución de la historia como disciplina. _
La aparición de nuevas «fuentes», generalmente en forma de archivos, conslituyr pmH
los historiadores contemporaneístas actuales parte del origen de la legitimi/.ación dr u n a
nueva teoría o de una revisión de las anteriores. Cuando se descubre o se abre un nurvir
archivo los investigadores se precipitan sobre 61 con gran excitación. Los testimonios otiilr ^
una árente efe riqueza infinita y si alcance de cualquier ciudadano, desapareced xitt set t<<<>
pilados, mientras tanto. Permanecen, paradójicamente, sin «descubrir». El fenómeno lia sldfl
señalado por Mercedes Vilanova, con carácter testimonial: «Desde 1969 a 1975, fui In i¡n¡> ^
historiadora que utilicé la historia oral. ( . .. ) L:j característica de estos inicios fue la ulili/m I " ™
complementaria de cifras, textos y voces que me permitieron muy pronto combatir lesis l u ^
toriográficas arraigadas, especialmente sobre el anarquismo catalán y las coleclivi/iu lonr»
durante la guerra» ( V i l a n o v a , 1995). Si había un hecho a destacar en los movimientos su . I > £
les de la España trágica que t r a n s c u i T e de 1931 a 1939, era la mitificación acrílic», Iims
presentación como una liistoria épica. Sin embargo, aquí había un más allá social q u r n o • i ™
otro que el de la historia concebida como discurso veraz. Los testimonios orales dirimí im £
imagen más vivida de la guerra civil a través de la obra de R. Fraser, y más ccicami n I.»
realidad a partir de las contribuciones de M. Vilanova. Esta autora descubriría qur lo s u i i l i P
tantes izquierdistas analfabetos pudieron sobrevivir a la represión posterior a la g u r i M 11 vi
gracias a su «invisibilidad». Yo, por mi parte, descubriría a partir del trabajo sobir rl I m r J fe
que los movimientos sociales obreros estaban atravesados por los mismos problemas minu Q
turales que teóricamente combatían. En mi caso particular analicé el cliciitrlisiuo I >. «<l.
luego poseemos obras pioneras en la crítica de la ética política, como la de Rohnl MU In l ^ t
quien en 1911, desde posiciones socialistas podía afirmar: «En el mundo piosalm d« In^
hechos, todos los movimientos clasistas que pregonan el propósito del bien para la .<.......ii Wh iP
incurren inevitablemente en la contradicción». No es nuevo el descubrimiento, p n o itln»£
ha sido contrastado y sugerido por la oralid.id.
Para llegar a aquellas conclusiones, por consiguiente, las fuentes orales up,tic< n i t<u«L%
mentales, si bien deben admitírseles algunas reservas. Según comprobó A. Poitrill |>mn . L
caso Luigi Trastulli, la capacidad de enmascaramiento en las propias l'ucnlrs oi.dt •. i P
enorme: personas que habían comprobado personalmente con su participación mllvn u |
hecho, que L. Trastulli había muerto en una manifestación comunista anti-Nulo, modilit .iioii
su apreciación -años después en la memoria colectiva habría muerto en una lucha i oiiti.i l>>6
patronos- como consecuencia del cambio de política del PCI, al poco partidario dr la Ali.m
za Atlántica. El mito enmascaraba la veracidad de las fuentes orales. Para nosolios l.t v< nlm P
del caso de las ambigüedades de los obreros macaelenses en sus luchas sociales solo .i|.,i^
reció cuando encontramos, ¿por puro azar?, varios documentos comprometcdoirs rit lo.
archivos municipales; la tradición oral era hermética, y encubría hechos consignados v. ■......^
zosos para la totalidad de la comunidad.
La historia fundada en fuentes orales quiere desconlruir el mito, justo lo conii.iilo .! ,•

144
lo que pretende la tradición oral, que quiere construirlo. Mito y verdad es, pues, la antinomia
«obre la que se construye la tradición y la historia oral. Desde un punto de vista lógico no
»on antagónicos, puesto que pertenecen ambos al campo de la poética. El vértigo del mito
texide en que contiene en esencia la verdad; y la verdad se valora por su capacidad para
remontar al campo de «mythos».
Las disciplinas que emplean técnicas basadas en las fuentes orales poseen un horizonte
^camán: «Antes que nada, la Historia Oral interviene en la ciencia histórica en base a em-
l>r/nr u estimar el carácter y la praxis histórica de la masa de sujetos. (...) Esto lo alinea con
otro» esfuerzos por una historia social cualitativa, influenciada por las ciencias humanas, es-
pecial mente por la antropología, y que se muestra cada vez más como potencial crítico
frente a los llamados paradigmas, es decir, los intentos de dominio del saber científico»
^(N ib t h a m m e r , 1989: 13). En este sentido la historia oral y la etnografía comparten la misma
característica que su objeto de estudio, la oralidad: el deseo de evitar los grandes contractos
omnicomprensivos. Metodológicamente se prefieren los estudios de comunidad, las historias
|de vida, o las comparaciones interculturales basadas en hechos empíricamente concretos.
La antropología social opera asimismo sobre las tradiciones orales, si bien no les con-
Iredc el grado de veracidad que les da la historia oral, sujeta aún a la conciencia romántica
que otorga a los intersticios, límites y márgenes el ser portadores de la verdad histórica. Pero
^ln untropología sólo cree en sí misma, en su superior capacidad teorética y empírica, frente
otras ciencias sociales e históricas. De ahí que ponga entre comillas a la narración textual
para hacerla hablar en relación con unas estructuras segundas, «inconscientes» podríamos
ofiadir. El estructuralismo levi-strausSiano al abordar la tradición oral como una secuencia
mítica, a la cual analíticamente aplicó criterios lingüísticos, profundizó al máximo en el
'«nítido semántico de la transmisión oral tradicional, en especial de ios pueblos amerindios.
Las antropologías postestructuralistas, en especial la hermenéutica antropológica ha
procurado completar el cuadro, profundizando en los tropos lingüísticos. Basada funda-
mentalmente en el empleo de tres tropos, metáfora, sinécdoque y metonimia, sigue la influencia
tic hermeneutas como Paul Ricoeur. Este último, por ejemplo, dice que los neorretóricos
'eitructuralistas, han reducido la metonimia a una contigüidad, cuando efectivamente es una
relación entre dos objetos, cada uno de los cuales es un todo aparte. La hermenéutica
Hiitmpológica busca explicaciones semánticas en la tradición oral, considerada como texto
iiianatlvo para una semiosis cultural. Tal que dice C. Lisón: «El antropólogo es, por la
naturaleza de su profesión, un intérprete del significado, de la diferencia, un hermeneuta»
( I i i ó n , 1983).

111.3 LA TRA D IC IÓ N O RAL

1 ,a tradición oral opera plenamente en la función simbólica. Es la «caja negra» cultural


donde se formaliza e invierte el significado patente de la vida social, para devenir significado
latente. Por ello ía tradición oral funciona en el seno de la vida social confiriéndole sentido.
Una tradición oral muy formalizada, y transmitida a través de textos escritos, que
pievianiente fueron depurados de tradiciones orales anteriores, constituye el «corpus» fol-
klórico de muchos pueblos. Este corpus no tiene sólo un sentido arqueológico, sino que otor-
ga jsentido a la vida social, cristalizando identidades, íilteridades, y contribuyendo a la inven-
ción de tradiciones.
V. Propp aportó a la comprensión del folclore oral un método científico capaz de aislar
ltt% gandes temas, secuencias y personajes de la tradición folclórica rusa, ideando un sis-
, tema combinatorio lógico, capaz de explicar la permanencia de algunas de estas tradiciones
n i el tiempo y en el espacio. En cualquier caso, no señaló suficientemente la distinción entre
l fuentes escritas y orales en el corpus folclórico. Nunca se dejará de señalar lo bastante la
complementariedad y retroalimcntación entre escritura y oralidad desde la aparición de !<■
pliegos de cordel en el siglo xvi, y la extensión de literatura barata y folletines por entregar
en el siglo xix.
Cuanto menos, en la tradición oral de los pueblos alfabetizados podemos distiiiguu
varias figuras narrativas que han adquirido características de universalidad:

• Narraciones míticas: Ocupan un rol central en la vida cultural y social de sociedad^


no alfabetizadas. Su transmisión es ceremonial. Aparentemente están plenamente lo im a ^
zadas y son inamovibles; sin embargo, hoy sabemos por el empleo de sistemas de grabación
y compilación de diferentes versiones, recogidas en el mismo lugar en distintas épocas, q ^
funcionan como un bricolage mítico, donde la creación y recreación individual tiene ijv
cierto espacio. Se transmite por agentes sociales iniciados ritualmente. ™
• Genealogías: Están enlazadas con la narración mítica, si bien pueden hallarse sn ^
larizadas. Constituyen la fuente de legitimidad política y social más frecuente en sociedadcT
como la islámica. Los linajes «chorfa» magrebíes atribuyen su genealogía a ser los p r in ir i^
pobladores islámicos del país; ahí reside su legitimación política. Asimismo, la distint ió"
entre tribus, linajes y clanes se hace entre los beréberes en base a las capacidades i m l i ^
duales para recordar total o parcialmente las genealogías (H a r t , e.p.). La tradición gcncnlógi^
es fuente de poder social y político.
• Cuentos maravillosos: Recoge tradiciones infantiles unlversalizadas a través «Ir l^p
compiladores decimónonos, en las que sus actuantes son antropomorfizados y/o zoomnili
zados. La tesis central de V. Propp hoy umversalmente aceptada reza que «todos los i iirnlV
maravillosos pertenecen al mismo tipo en lo que concierne a su estructura». Transmitido
vía familiar, literaria y mediática.
• Leyendas religiosas: Suelen responder fundamentalmente a las tradiciones rcco g ld ^
y extendidas por los «flos sanctorum» (libros de vidas de santos), por vía de prediendotm
y sermones, dentro de la liturgia y cultos específicos de cada santo. Los orígenes dr 1 0
hagiografías pueden ser rastreados históricamente, en su falsedad o veracidad, gradas ^
grosor historiográfico y teológico de la Iglesia católica. ^
• Leyendas históricas: Responden a tradiciones nacionales, iniciadas asimismo r n ^ p
siglo xix a raíz del auge del nacionalismo. Constituye el soporte infantil y juvenil dr la In
vención de tradiciones. Sus actuantes son héroes, cuyas acciones adoptan diferentes lomirdP
épica, martirilogio, etc. Transmitidos por vía escolar en la enseñanza primaria, a p.iitli <'
la generalización de la alfabetización. ®
• Romances: Narraciones históricas y amorosas fundamentalmente, que cniplntn r n t a
formalización estructuras poéticas romanceadas. Su eficacia de fondo depende de m i Io iiiin
Transmitidos por varias vías, entre ellas las de los «narradores profesionales» portas iflP
clusive- y la de las «gentes de memoria» de las comunidades.
• Refranes, dichos y consejas: Transmiten experiencias morales y enseñanzas pi.ii in nW
Suerte de aforismos populares, que tienen su haz y su envés siempre, para garanti/ai In i
cacia de su uso en situaciones contrarias. El refranero es un recurso del «etilos» dr l.i vliu
adulta común a todas las clases. Se transmite como voz de la experiencia de la cdml m liiP^
a la juvenil.

Este es el cuerpo oral, admitido por todos los investigadores consagrados a la oi.tll.l» m
desde el lado de la antropología y la etnografía. Está sometido, de todas manrins 11 l<»
cambios estructurales de lo oral a lo escrito, y de este a lo mediático. En una zona a m b le o
residen las narraciones litúrgicas. Estas tienen sus contadores especiales en las sodnl.ul.
africanas y son fuente de legitimación del poder político. En los pueblos ágrafos o ru U 0
estados iniciales de su alfabetización es el mito en sus diversas variantes astrales, tiitltn.<l< ^
zoomórficas y genealógicas, el que cristaliza y da forma lógica a la tradición oral. I‘n Us

146
p ie d a d e s alfabetizadas, la función del narrador oral litúrgico se ha em pobrecido por ha-
berse desplazado su función hacia el narrador escritural, y perderse parcialm ente el sentido
h é t i c o de la narración mítica.
Por lo que se refiere a nuestra propia sociedad, no se estudia aún en toda su dimensión
„7papel de los media en la conformación de nuevas tradiciones. Sin lugar a dudas un caso
ipecífico lo constituye el emporio comunicacional Disney, cuya eficacia mediática ha mo-
dificado mundialmente las tradiciones infantiles, con el relevante aporte ucrónico y utópico
) sus centros culturales -Eurodisney y Disneylandia-.
. Sea cual sea la modalidad de la transmisión oral esta no puede ser enfrentada estructu-
.Bmente a la veracidad histórica. Tal como señala H. White todo el cuerpo lógico fundado

f ia narración puede, y debe, para tener eficacia estar orientado a la verdad. Se pregunta
hite de forma taxativa: «¿Alguien cree seriamente que el mito y la ficción literaria no re-

S
ten al m undo real, no dicen verdades acerca de él, ni nos proporcionan un conocim iento
1 del m ism o?» (W h it e , 1994: 27).

A .4 TRA N SM ISIÓ N O RAL

Los agentes de la transmisión oral difieren según-sea la tradición. Si esta se transmite


'fí el seno de la unidad doméstica, cabe a los adultos su traslado. Si se hace en el seno de
¡a vida social ceremonializada, el agente transmisor deberá haber sido iniciado previamente
* los secretos de la tradición. Si se hace en el seno de la comunidad, los transmisores suelen
^ r personas distinguidas por su capacidad de intelección nemotécnica.
Históricamente los vehículos de transmisión han sido muy variados. Van Gennep, a
^ n cip io s del siglo xx, ya reparó en la importancia de reconocer la fuente de información,
Crente a la tradición decimonónica que sólo valoraba el contenido informativo de la tradición
Hal. «Está claro -escribió- que conviene otorgar muy distinto valor a las narraciones conta-
o s por una anciana que jamás se ha movido de su lugarejo, que a las que provienen de un
nfíldado que vuelve a su hogar después de campañas por países diversos o muchos cambios
£ guarnición». En esta dirección señaló asimismo que dependiendo del transmisor, y de su
Inteligencia, la tradición oral puede sufrir diversas modificaciones o repetirse; según él, «el
Hdividuo vulgar se caracteriza por el cuidado que pone en seguir la vía tradicional y el te-

t or que experimenta en las encrucijadas a internarse por senderos apenas practicados. Preci-
mente inverso es el carácter del hombre inteligente (...) [que] tiende a aportar al bien trans-
mitido, modificaciones personales» ( V a n G e n n e p , 1914: 255-257). Finalmente, Gennep sub-
rayó las modificaciones introducidas por la escuela, la alfabetización y la difusión del libro.
« Medios transmisores no orales e influyentes en la oralidad fueron en la cultura tradi-
wonal española los pliegos de cordel. Caro Baroja se lamentaba que los romances de ciego
J pliegos de cordel, de intensa circulación en la vida popular española desde el siglo xvi a
piales del siglo xix, no hubiesen sido aceptados por la tradición erudita como fuente de
uutoridad, al igual que los romances históricos ( C a r o B a r o j a , 1969). Hoy sabemos que estos
Amanees son esenciales en la conformación de las mentalidades tradicionales en la España

«
odema y contemporánea. Su producción estaba regida no tanto por el poder en su for-
ulación prístina como por el «ethos», el cual imprime cierta unicidad moral a la transmi-
sión oral.
Las fuentes de legitimidad de la tradición oral son, por tanto, el poder político y el
Jtoos social, confundido frecuentemente con la autoridad emanada de la edad. Secundaria-

«
ente intervienen otros factores como el sexo y las clases. En las sociedades altamente alfa-
¡tizadas el poder político ha perdido control frente a la tradición oral; su dominio está

f
pntrado en la escritura y los media. La diversificación social, el aumento demográfico, la
ermeabilidad social y la urbanización, han provocado el estallido de la tradición en multitud

147
de tradiciones. Hoy, por tanto, al poder político le resulta difícil orientar la tradición ornl(
fuera del contexto ceremonial o mediático.
El acto central de la transmisión oral puede ser conceptuado como una perfonmmcr.i
Paul Zumthor la define así: «Una instancia de realización plenaria, la performance detnmina
todos los otros elementos formales, que con relación a ella, apenas son más que virtualidades
( Z u m t h o r ,. 1991: 155). La performance es un acto ritual completo en el que la voz y el
son los medios esenciales de puesta en escena de tiempos, espacios, competencias, texto* y
aperturas diferentes. «Varias culturas -añade Zumthor-, conscientes del poder de los c lr r to l
así provocados, codifican con cuidado la elección de los componentes, tiempo, lugar y pin ,
ticipantcs de la performance». Lo que nos remite al control político del ritual fundado rif
la oralidad.
La interacción entre lo oral y lo escrito en la perfomance es también cognitiva e Imll
vidualizada. Goody señaló que en el paso de lo oral a lo escrito y viceversa se llevan it eabtf
operaciones de formalización diferenciadas. Ello se traduce en un mayor empleo de oraciime*
subordinadas, adjetivos, reiteraciones, sentencias tópicas, etc. en el lenguaje hablado; y i r
empleo de abstraciones, elaboraciones y formalidades en el lenguaje escrito ( G o o d y , l‘>H/|
263-264). Sin lugar a dudas, la escritura hace perder polisemia al lenguaje.
Hemos señalado la importancia mediática de la transmisión oral contemporánea. I'.n cf
curso de esa transmisión intervienen otros códigos distintos del lingüístico, el más impoi
tante de ellos, el icónico. Tal que decía U. Eco, «un código comunicativo extralingllístii ti
no debe construirse necesariamente sobre el modelo de la lengua» (Eco, 1978: 274). Por lau^
to, esos medios lian desplazado la focalidad de la transmisión del fono/grafoccntrismo, ti un
relativo iconoccntrismo. De otro lado, desde el lado de la comunicación mediática se h q
augurado el fin de. la distinción entre alta cultura y cultura popular, desde el momento i(lu -
los media audiovisuales ponen en acción mecanismos iterativos de comunicación liimmui^
( G u b e r n , 1 9 8 3 : 2 3 4 - 2 3 5 ) . Esta nueva situación comunicacional ha tenido re p e rc u tí io n r^
inmediatas sobre el retroceso de la tradición reglada y transmitida circunscribiéndola n cótll
gos muy normalivizados. Pero también ha tenido un efecto beneficioso sobre la oralidad uí(
devolverle a esta un estatuto elevado en la comunicación audiovisual; incluso más elevado
que la propia escritura. Ha poco, algunos lingüistas celebraban el importante rol jugado rifl
la «pureza» y viveza lingüística del castellano por los muy denostados seriales televisivo^
sudamericanos, al poner en contacto dos modalidades del castellano en trance de volvnn
estancas.

11.5 R EG ISTR O O RA L

Referente a las técnicas empleadas en la recogida á e la oralidad vamos a srjjulr u1y,iitini|


observaciones realizadas previamente por nosotros en otro lugar (G. A i .c a n h i i >, IW .M N o «
vamos a centrar fundamentalmente en el momento esencial de la transferencia de inlotm>i< ImJl
del actuante al investigador: la entrevista.
La entrevista es común a la antropología social y la historia oral. En la pilniem,
embargo, la entrevista está sobredeterminada por la observación participante, i|iir poi m i a
particulares características es un método indirecto de investigación; ello hace que la cuín \ l»t i
en el marco de la observación participante se encuentre bajo mínimos en cuanto .i loimn 4
lización. Caso distinto del de la investigación sociológica, folclórica o de historia mal, >n ,
todas las cuales la entrevista formalizada es parte esencial de su método. La ilialrt lulnyl.i'
en sus entrevistas requiere asimismo de cierta formalización, si bien le interesa mrts In . ■ j
tructura gramatical, fonética y semántica, que el sentido social de lo expresado.
En el caso de la historia oral resulta interesante comprobar que los artículos (<*« nli o* ^
sobre cómo abordar una entrevista ocupan una buena parte de su bibliografía. Según el t ,ti.i

148
logo elaborado por «The Brithish Library» en 1990, sobre un total de 2.132 libros y artículos
de historia oral publicados en inglés, alrededor de ciento cincuenta se referían exclusivamen-
te a técnicas. Una proporción apreciable que nos indica que la historia oral se encuentra en
una fase de introyección a la búsqueda de su método, considerado como elemento distintivo.
El historiador que recurre a las fuentes orales no considera pertinente la observación parti-
cipante, por cuanto es una técnica cualitativa e intensiva. Sólo cuando aborda el género
«historia de vida», que en definitiva es una suerte de narración biográfica en primera per-
sona, las técnicas etnológicas le resultan útiles. En todo caso el historiador oral pretende
conseguir información de calidad y en profundidad en base a la entrevista formal.
Previo a cualquier trabajo basado en la oralidad, sea este de antropología o de historia,
el investigador ha de procurarse una información de archivo y bibliográfica exhaustiva sobre
sus objetos de estudio. El acto de entrevistar constituye una auténtica sesión de psicoanálisis
(T h o m p s o n , 1988). Magnus Berg añade que para que esta sesión sea eficaz se debe adoptar
cierta distancia clínica, procurando no mostrar excesiva simpatía o antipatía por el narrador
o la historia narrada (B e r g , 1990). Es justo lo que S. Freud proponía como uno de los nudos
de la eficacia psicoanalítica: «He de recomendar calurosamente -escribió- que procuren
tomar como modelo durante el tratamiento psicoanalítico la conducta del cirujano, que im-
pone silencio a todos sus efectos e incluso a su compasión humana y concentra todas sus
energías psíquicas en su único fin: practicar la operación conforme a todas las reglas del'
arte» ( F r e u d , 1972). El único elemento que aleja al investigador oral de la técnica psico-
analítica es la ausencia de finalidad terapeútica. Sin embargo, son muchos los historiadores
y antropólogos que subrayan que el empleo de técnicas formalizadas de entrevista oral pro-
ducen una satisfacción en el entrevistado muy alta, al poder decir lo no dicho, por censura
o autocensura social.1
El etnotexto es un intento por formalizar literariamente el acto comunicacional lingüístico
en su integridad, sin adecuarse a los arreglos literarios. «En el caso del paso de lo oral a lo
escrito la transcripción podrá ser fiel o no al código oral, el texto podrá ser reescrito o sim-
plemente arreglado... Pero en todos los casos la versión escrita obtenida está lejos de ser
neutra» ( B o u v i e r , 1992: 20). El etnotexto procura evitar al máximo esos procedimientos de
formalización manteniendo la literalidad del discurso oral, y añadiendo otros elementos
aparentemente exógenos como la gestualidad.
Puesto que la técnica de entrevista en historia oral se encuentra a medio camino de la
entrevista sociológica cerrada y la entrevista informal antropológica, la técnica más recurrente
es la llamada entrevista semiestructurada de final abierto. La grabación resultante debe servir
de orientación a las siguientes entrevistas, y debiera ser transcrita tras su realización, a efec-
tos puramente operativos. La observación proxémica del entrevistado y las circunstancias
contextúales es un asunto aún poco elaborado en historia oral. E.H. Hall en su obras «El
lenguaje silencioso» o «La dimensión oculta» puso en circulación la insuficiencia de la in-
formación escrita y fonética, al incorporar al campo del significado el lenguaje gestual y
cinético; dijo al respecto: «El problema no radica en el código lingüístico sino en el con-
texto, que da lugar a que varíen las proporciones del significado» ( H a l l , 1976). Hoy con
el empleo de medios audiovisuales integrales, como el cine o el video, se quiere comple-
tar el cuadro de la información que transmite el acto comunicacional humano (P a g g i , 1994).
Las debilidades de la historia oral para recoger la información holística del acto comu-
nicativo, en cuya interpretación la antropología social quizás haya avanzado más, procede
de encontrarse en un confuso terreno entre «la historia de los historiadores (...) y la historia

'A sí lo manifestó Pilar Gómez, de la revista «Historia y Fuente Oral», una vez finalizadas las entre-
v is ta s dei Proyecto Olímpico, el primer proyecto sistemático de historia oral realizado en España (G ó m e z ,
P.. 1993).

149
mucho más difusa de las memorias orales» (J o u t a r d , 1986), sin una técnica de campo ple-
namente desarrollada. Ello por otro lado le confiero la frescura y sencillez, que la antropo-
logía social ha perdido con sus complejos, y a menudo retóricos, sistemas de acercamiento
a la realidad social.

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