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1.

La Homeostasis:
Es una propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición
interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y
energía con el exterior (metabolismo). Se trata de una forma de equilibrio dinámico que se hace posible
gracias a una red de sistemas de control realimentados que constituyen los mecanismos de
autorregulación de los seres vivos. Ejemplos de homeostasis son la regulación de la temperatura y el
balance entre acidez y alcalinidad (pH).

2. Regulación de la temperatura como modelo de homeostasis:


La vida puede existir solamente dentro de una gama de temperaturas muy estrecha, desde
aproximadamente 0° C hasta 50° C, con pocas excepciones. Los animales buscan ambientes con
temperaturas adecuadas o bien crean ambientes internos adecuados. El mantenimiento de una
temperatura constante depende del equilibrio entre la ganancia y la pérdida de calor. Las dos fuentes
primarias de ganancia de calor son la energía radiante del Sol y el metabolismo celular. Se pierde calor
por conducción -lo cual, en los fluidos, es ayudado por la convección- a través, de la evaporación y a
través de la radiación.
En el lenguaje común, los animales frecuentemente se caracterizan como de sangre fría o de
sangre caliente. Los términos poiquilotermo y homeotermo también pueden resultar ambiguos.
* Animales Poiquilotermo:
Es un animal con temperatura corporal variable, mientras que un homeotermo mantiene la
temperatura del cuerpo constante. Se considera que la mayoría de los mamíferos y aves que conocemos
son homeotermos. La mayoría de los ectotermos acuáticos no pueden regular su temperatura y
mantienen una temperatura corporal que es igual a la temperatura del medio acuoso externo; en ese
caso, se los considera poiquilotermos. Los ectotermos terrestres, como los reptiles, regulan su
temperatura corporal controlando la cantidad de calor que captan del exterior.
* Animales homeotermos:
Son animales que mantienen la temperatura corporal relativamente constante a pesar de las
fluctuaciones de la temperatura ambiente. Esa es la razón principal por la que la mayoría de los
endotermos son buenos homeotermos, es decir, producen calor en forma endógena y esto permite la
regulación precisa de la temperatura corporal.
3. Función del Hipotálamo en la regulación de la Temperatura:
La temperatura corporal se mantiene en unos márgenes muy estrechos, regulada por una serie de
mecanismos complejos coordinados en el hipotálamo anterior.
La temperatura corporal es la resultante de un balance entre la producción y la eliminación de
calor. El ser humano, como otros animales homeotermos, es capaz de mantener su temperatura en unos
márgenes muy estrechos, independientemente de los cambios ambientales.
El centro encargado del control térmico se encuentra en grupos neuronales del núcleo preóptico
del hipotálamo anterior, que reciben información de los receptores térmicos cutáneos, de los situados
en grandes vasos, vísceras abdominales y médula espinal, y de la sangre que perfunde el hipotálamo.
Cuando aumenta la temperatura central, el centro termorregulador activa fibras eferentes del
sistema nervioso autonómico que aumentan la pérdida de calor al producir vasodilatación cutánea
(convección) y aumento de la sudoración (evaporación). Por el contrario, el hipotálamo reacciona ante
los descensos de temperatura disminuyendo la pérdida de calor mediante vasoconstricción cutánea y
disminución de la producción de sudor; además, puede incrementar la producción de calor
intensificando la actividad muscular (aumento del tono y/o escalofríos). El hipotálamo envía otras
señales a la corteza cerebral, que ponen en marcha respuestas conductuales complejas.

4. Mecanismos que se activan al aumentar la temperatura (calor); sudoración y vasodilatación:


El sobrecalentamiento del área termostática del hipotálamo aumenta la tasa de pérdida de calor
por dos procesos esenciales:
* Sudoración
Cuando el cuerpo se calienta de manera excesiva, se envía información al área preóptica, ubicada
en el cerebro, por delante del hipotálamo. Este desencadena la producción de sudor. El humano puede
perder hasta 1,5 l de sudor por hora. Mediante ella se produce la pérdida de agua la cual lleva a que se
disminuya la temperatura de nuestro cuerpo
* Vasodilatación
Cuando la temperatura corporal aumenta, los vasos periféricos se dilatan y la sangre fluye en
mayor cantidad cerca de la piel favoreciendo la transferencia de calor al ambiente. Por eso, después de
un ejercicio la piel se enrojece, ya que está más irrigada.
5. Mecanismos que se activan en ambientes fríos; tiritamientos y piloerección:
Muchos animales, incluyendo al ser humano, poseen un mecanismo denominado intercambiador
por contracorriente para conservar calor. Las arterias de los brazos y piernas corren paralelas a un
conjunto de venas profundas pero su flujo es opuesto. De manera que el calor de la sangre arterial (que
circula del núcleo a la periferia) difunde hacia la sangre venosa (que fluye de la periferia al núcleo). De
esta forma el calor es regresado a la región central del cuerpo.
* Tiritamientos
El organismo acelera algunas reacciones, activa la tiritona, pone la piel de gallina y lleva la
sangre a las zonas más internas. Además, genera una sensación que nos lleva a abrigarnos.
En general, un cuerpo desnudo mantenido en una atmósfera seca entre 12ºC y 55ºC puede
mantener una temperatura central normal de 36 ºC a 37,5ºC». Para conseguirlo, unos centros nerviosos
situados en el hipotálamo, al modo de centralitas telefónicas, reciben la información procedente de
unos sensores que detectan la temperatura y activan respuestas que pueden ir desde la producción de
más calor corporal a la piloerección, o sea, a que se nos ponga la piel de gallina. El objetivo último de
este sistema termorregulador es mantener la temperatura corporal en torno a los 37,1ºC siempre que sea
posible.
* Piloerección
La estimulación del sistema nervioso simpático provoca la contracción de los músculos erectores,
ubicados en la base de los folículos pilosos, lo que ocasiona que se levante el pelo. La erección del pelo
amplía la capa de aire en contacto con la piel, disminuyendo los movimientos de convección del aire y,
por lo tanto, reduciendo la pérdida de calor. En el humano, al carecer de pelaje, este mecanismo no es
importante y produce lo que comúnmente se denomina piel de gallina.

6. Fallas en la termorregulación; insolación, hipotermia, congelación y fiebre:


* Insolación
Las insolaciones se producen porque los sistemas para bajar la temperatura se muestran
insuficientes. Existen dos grupos en los que este problema se da con mayor intensidad: las personas
mayores que permanecen al sol durante un período largo de tiempo y los jóvenes que realizan ejercicio
físico intenso.
* Hipotermia
La hipotermia representa una situación en la que el organismo no es capaz de producir una
cantidad de calor suficiente para mantener las funciones fisiológicas, generalmente en el contexto de
exposición a temperaturas ambientales bajas.
* Congelación
A temperaturas iguales o inferiores a 0 °C los vasos sanguíneos comienzan a estrecharse. Esto
ayuda a preservar la temperatura corporal. En caso de frío extremo o cuando el cuerpo es expuesto al
frío por periodos prolongados, esta estrategia protectora puede reducir el flujo sanguíneo en algunas
áreas del cuerpo a niveles peligrosamente bajos. Las áreas donde esto ocurre se congelarán. La
combinación de temperaturas frías y bajo flujo sanguíneo pueden causar lesiones graves en los tejidos
que sufren congelación.
* Fiebre
La fiebre se define como una temperatura axilar superior a 38 °C o rectal superior a 38,8 °C. Es
una respuesta compleja e inespecífica mediada por mecanismos neuroendocrinos, inmunológicos,
autonómicos y conductuales, que representa un reajuste al alza del centro termorregulador.

7. Regulación de la concentración de glucosa en la sangre:


El proceso de control de glucemia hace que el cuerpo mantenga los niveles de azúcar en sangre,
principalmente la glucosa, dentro de unos márgenes estrechos. Este control estricto se denomina
homeostasis de la glucosa. Entre las hormonas implicadas en el proceso, las más conocidas son la
insulina, que reduce el nivel de azúcar en la sangre, y el glucagón, que lo eleva. Gracias a los últimos
descubrimientos de otras hormonas glucoreguladoras se ha logrado entender mejor este proceso.
Cuando la concentración de la glucosa es baja en la sangre, el páncreas produce glucagón que
estimula el desdoblamiento del glucógeno y la salida de glucosa en el hígado. Cuando la concentración
de la glucosa sube, el páncreas secreta insulina que estimula la absorción de glucosa por las células y la
conversión a glucógeno en el hígado. También es posible que frente a una situación de estrés se
estimule la producción de ACTH que actúa sobre la corteza suprarrenal para producir cortisol y otros
compuestos. Estas hormonas aceleran la degradación de proteínas y su conversión a glucosa en el
hígado. La estimulación de la médula suprarrenal, por fibras del sistema nervioso autónomo simpático,
produce adrenalina y noradrenalina que también aumenta la concentración de glucosa en la sangre.

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