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Parte I
El origen de la enfermedad.
El Dr. Bach, creador del sistema terapéutico floral, establecía que la enfermedad se origina
siempre en planos profundos de nuestro ser.
La enfermedad es, para Bach, el resultado de un conflicto entre nuestro Yo espiritual y
nuestro Yo mortal –entre el alma y la personalidad-.
Mientras estos dos estén en armonía, gozaremos de una perfecta salud; pero cuando hay
desacuerdo, aparece lo que conocemos como enfermedad.
Este conflicto puede manifestarse en el plano almico o psíquico, y se expresa como los
síntomas emocionales y mentales tales como ansiedad, melancolía, histeria, depresión, fobias
o incluso cuadros más graves como esquizofrenia o psicosis.
Pero también se pueden manifestar como síntomas en el plano físico.
Jung estaba convencido de que la psique, al igual que el cuerpo, era un sistema autoregulado
que se esfuerza constantemente por mantener el equilibrio entre propensiones opuestas, al
tiempo que busca su individuación.
El cuerpo físico posee sus mecanismos para compensación y mantenimiento del equilibrio de
sus funciones. La psique también tiene sus mecanismos de autoregulación a través de los
sueños.
Desequilibrio y enfermedad
Llegados a este punto, podemos sospechar que el estado de enfermedad es un estado de
desequilibrio.
Según la naturaleza del agente interno o externo, a veces un segundo de exposición es
suficiente para generar patología, como por ejemplo, un accidente de automóvil.
Sin embargo, otras circunstancias requieren de un periodo más largo de desequilibrio que
desemboca, finalmente, en un síntoma físico o psíquico.
En la Cábala se concibe al ser humano como una unidad de cuerpo, mente y espíritu, por lo
que lo que sucede en un plano afecta al resto.
Los desequilibrios pueden verse también como herencias kármicas de otras vidas que
venimos a resolver en esta existencia.
Comprender la naturaleza del desequilibrio nos ayuda a conocer y concretar el aspecto de
nosotros que requiere ser sanado.
Sephirot y salud: equilibrio de energías.
Un sefira es una dimensión de la creación donde operan energías de una naturaleza concreta.
Un sefira o esfera es una condensación de un tipo de energía o de característica natural. Esta
energía tiene una función concreta en el Universo.
Cuando se produce un desequilibrio en un sephira, el resto de esferas generan el proceso de
compensación necesario para mantener la homeostásis natural.
A continuación vamos a indicar brevemente en qué consiste la función de cada sefira, siendo
que en otros artículos extendemos la explicación de sus desequilibrios.
Keter-Jokmáh-Binah
Los tres primeros sefirot (Keter-Jokmah-Binah) constituyen el triángulo superno, y se
corresponden con las funciones mentales superiores: ideación, creatividad, imaginación,
síntesis, metafísica, ordenación, plasmación, concreción, inventiva, gestión, etc.
Los desequilibrios en estas esferas nos llevan a procesos que afectan, en el plano físico, con
el área de cara, cabeza, cuello y cerebro.
A nivel psicológico aparecen procesos de locura, desconexión con la realidad, exceso de
dogmatismo y rigidez, tiranía y falta de propósito vital-depresión.
Jesed-Geburáh-Tifaret
Estos tres sefirot centrales se corresponden con las funciones del centro emocional superior, y
trabajan el proceso de individuación al que se refiere Jung.
Los desequilibrios físicos afectan a toda la zona del tronco y brazos: pulmones, corazón,
espalda, sistema digestivo alto (hígado, páncreas, estómago).
A nivel psicológico observamos cuadros de narcisismo, incapacidad para comprometerse en
relaciones de pareja, exceso de dar o pedir, incapacidad para poner límites y/o defenderme,
exceso de apego al poder y a la ambición, severidad y despotismo.
Netzaj-Hod-Yesod
Estos sefirot se corresponden con el área de la mente inferior o mente animal. En ellos se
ubica el Ego y todas las funciones que se relacionan con él como adaptación al medio y
capacidad para obtener el sustento vital.
Los desequilibrios a nivel físico se aprecian en extremidades inferiores, aparato sexual,
intestinos y ano, sistema renal y linfático así como todos los problemas que se manifiestan en
la sangre.
A nivel psicológico se desarrollan desequilibrios en las emociones –celos, envidia, rabia,
tristeza, miedo, aprensión, asco, etc.-, en la mente concreta –incapacidad para fijar metas,
dispersión mental, confusión, volubilidad, etc.- y en la relación con los demás –exceso de
dependencia de las relaciones o su contrario-.
El estudio de tu Árbol de la Vida personal marca la carga con la que has venido en cada
esfera.
Esta información es de gran utilidad para saber si tienes tendencia a expresar esa energía en
exceso, en equilibrio o en defecto.
La información de tu configuración energética te ayuda a saber cómo eres y conocer cuales
son las condiciones que te favorecen para obtener un estado de equilibrio y paz en tu vida.