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Belgrano, selección de textos (utiliza ortografía original)

“He clamado siempre por la escuela y por el premio como medios para la prosperidad
del Estado” (Belgrano, 1992, 58)

“Cuando hemos hablado de la necesidad que tenemos adquirir conocimientos… nuestro


intento ha sido respectivo al bien general, y por eso hemos aconsejado la educación
pública y escuelas de ciencias exactas” (1970, 203)

“Escuelas gratuitas a donde pudieran los infelices mandar a sus hijos sin tener que pagar
cosa alguna por su instrucción: allí se les podían dictar buenas máximas e inspirarles el
amor al trabajo, pues en un pueblo donde no reine este,… toma su lugar la miseria…
Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las Niñas donde se les enseñase
Doctrina Cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, etc., y principalmente inspirarles el
amor al trabajo para separarlas de la ociosidad… No me olvido lo útil que sería el
establecimiento de Escuelas de hilazas de Lana para igualmente desterrar la ociosidad”
(1992, 14-15)

Infeliz del pueblo en el que con el trabajo de uno solo se mantienen cinco individuos por
lo menos en la inacción y el abandono! Infeliz el labrador que con el único trabajo de
sus brazos, sostiene y alimenta á su familia, que sin exercicio alguno lucrativo vegeta
inútilmente al abrigo de la miserable choza que labró la incesante diligencia del padre
de familias; porque siempre agoviados uno y otro con el peso de la pálida indigencia,
arrastrarán apenas una existencia miserable. (Industria)

Por fortuna parece que va ya asomando la aurora de de esta felicidad inmarcesible; ya


no vemos en nuestros labradores pobres, ni en nuestros jornaleros, aquella miserable
desnudez en que traían retratada su indigencia y su abandono; ya no vemos aquella casi
universal apatía aun á la mas honrosa ocupación; porque el deseo de poseer y disfrutar
que desconocieron antes, va arraigando profundamente en ellos, y despertando los
vivísimos deseos de adquirir: situación feliz, si se sabe favorecer con oportunidad, y si
por alguna de aquellas fatalidades en que suelen verse envueltos los pueblos mas felices,
no se contrarían tan interesantes miras, capaces por si solas de establecer perpetuamente
la opulencia indestructible de nuestro afortunado territorio. (Industria)

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