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MANUAL PULLES
MANUAL BALBIN
OM
de realizaciones materiales o servicios o la selección de personal a designar en cargos
públicos.
La celebración de contratos administrativos no solo constituye un medio de colaboración
de los particulares con la administración, sino que concreta la intervención del Estado
en la economía.
La Administración celebra contratos con sus calidades particulares:
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1. Mantienen el régimen jurídico exorbitante que caracteriza toda su actividad
2. El objeto de los contratos procura el interés publico el cual es superior al interés
individual
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3. Es un acuerdo en el cual las partes no están en un plano de igualdad con
autonomía de la voluntad
El voto de Fayt en el caso DULCAMARA resolvió que “los contratos administrativos
constituyen una especie dentro del genero de los contratos, caracterizados por
elementos especiales, tales como que una de las partes es una persona jurídica estatal,
LA
su objeto esta constituido por un fin publico o propio de la administración y que llevan
clausulas exorbitantes del derecho privado”.
En el fallo CINPLAST se sostuvo que “la licitación de suministros necesarios para la
prestación del servicio publico a cargo de la empresa nacional de telecomunicaciones
deriva de un contrato sujeto a los principios del derecho administrativo, porque, en
FI
principio, en tales contratos una de las partes es una persona jurídica estatal, su objeto
esta constituido por un fin publico o propio de la administración y contiene, clausulas
exorbitantes del derecho privado”.
ELEMENTOS DEL CONTRATO ADMINISTRATIVO: SUJETO, OBJETO, CAUSA,
FORMA, FORMALIDAD.
1. Sujetos: órgano o ente en ejercicio de función administrativa y un sujeto
particular (cocontratante, persona física o jurídica)
2. Objeto: Debe ser jurídica y moralmente licito y posible
3. Causa: esta conformada por los antecedentes facticos y jurídicos que justifican
el dictado del acto. Se da por la necesidad publica que requiere ser satisfecha
mediante la contratación y también una norma jurídica que autorice esa
contratación
4. Forma: requieren la forma escrita.
5. Formalidad: procedimiento que debe seguirse para que la contratación sea
válida.
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En su momento los contratos administrativos fueron regulados por la ley de contabilidad.
Luego surgió el reglamento delegado 1023 que derogo la parte aún vigente de la ley de
contabilidad y se constituyo en la norma básica de regulación de contratos. Este fue
reglamentado por el decreto 436/2000, mas tarde el PE aprobó una nueva
reglamentación a través del decreto 893/2012.
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La obra publica esta regulada por la ley 13.064 y sus reglamentos de ejecución y la
concesión de obra pública está regulada por la ley 17.520.
CLASIFICACION DE LOS CONTRATOS
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CONTRATOS DE COLABORACION: el cocontratante promete y realiza una prestación
que esta destinada a contribuir al cumplimiento de funciones esenciales o específicas
del Estado. La incidencia del interés publico pesa por sobre cualquier decisión
administrativa, a favor o en contra de la continuidad contractual.
CONTRATOS DE ATRIBUCION: se busca obtener una ventaja para que el ciudadano
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e) la responsabilidad de los agentes y funcionarios públicos que autoricen, aprueben o
gestionen las contrataciones;
f) La igualdad de tratamiento para interesados y para oferentes.
Se agrega allí que estos principios deben regir desde el inicio de las actuaciones hasta
la finalización de la ejecución del contrato, para gobernar la interpretación de las
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cuestiones que pudieran suscitarse.
MODOS DE SELECCIÓN DEL COCONTRATANTE
El articulo 24 establece que la selección debe hacerse mediante licitación o concurso
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públicos, siendo procedente la subasta pública, licitación o concursos privados o
contratación directa (articulo 25).
Cuando el procedimiento valora los contenidos concretos de la prestación y sus
componentes técnicos, económicos y materiales se debe acudir a la LICITACION
PUBLICA. El inciso b) del citado artículo 25 dispone que la subasta pública deberá
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sus ofertas que cumplan con las condiciones establecidas en el pliego de bases y
condiciones establecido previamente, para la realización de una prestación, siendo
elegida la que resulte mas conveniente para el interés público.
LICITACIONES PUBLICAS: el destinatario es absolutamente indeterminado
LICITACIONES RESTRINGIDAS: el destinatario es definido por una especialidad
funcional
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LICITACIONES PRIVADAS: el destinatario se restringe a personas determinadas
Licitaciones o concursos abreviados: el decreto habla de ellos solo cuando el llamado
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este dirigido exclusivamente a proveedores inscriptos en el SISTEMA DE
INFORMACION DE PROVEEDORES y serán aplicables cuando el monto estimado no
supere a que fije la reglamentación. El organismo puede extender la convocatoria a otros
interesados que no estén inscriptos.
Podemos distinguir entre licitaciones de UN SOLO SOBRE o de DOBLE SOBRE. Se ha
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exclusivamente.
b) Determinación de la existencia de fondos presupuestarios para realizar una
contratación que pudiera satisfacer aquella necesidad pública.
c) Establecimiento del procedimiento de selección por acto administrativo de la autoridad
competente.
d) Redacción de los pliegos de bases y condiciones particulares para la realización de
la prestación requerida. El pliego de bases y condiciones generales será normalmente
el pliego único aprobado por la Oficina Nacional de Contrataciones.
e) Aprobación del pliego y llamado a la licitación pública por acto administrativo suscripto
por la autoridad competente y publicación del llamado en el Boletín Oficial y en la página
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evaluadora.
j) Acto administrativo de adjudicación de la licitación, ocasión en que también se
resuelven las impugnaciones del apartado anterior.
k) Firma del contrato respectivo o emisión de la orden de compra que hace sus veces.
PLIEGOS
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El pliego de bases y condiciones de una licitación publica es un documento emitido por
la administración y aprobado por acto administrativo dictado por órgano competente
para resolver cual es el método de selección a utilizar.
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a. Pliego de bases y condiciones generales: marca los requerimientos generales
que se exigen a los oferentes en las licitaciones de un mismo organismo
b. Pliego de bases y condiciones particulares: describen los requerimientos de la
prestación que se pretende obtener
El articulo 43 del decreto 893/2012 establece que el pliego único de bases y condiciones
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"Al formular la respectiva propuesta, el oferente debe obrar con pleno conocimiento de
las cosas pues la magnitud de los intereses en juego le impone actuar de modo tal de
prevenir cualquier eventualidad que pudiese incidir negativamente en el resultado
económico del contrato; lo que excluye cualquier cambio de conducta que lo ponga en
contradicción con sus actos anteriores, en especial, el que tiende a modificar los
las previsiones de los pliegos son vinculantes para la Administración Pública, que no
puede apartarse de ellas ni siquiera a través de actos reglamentarios de jerarquía
mayor, durante el procedimiento de selección, integrándose así al llamado bloque de
legalidad contractual o licitatorio que gobierna el trámite y obliga a todos los
participantes, como también a los terceros, pues sirve para ellos de límite a sus
aspiraciones, pero también de garantía de igualdad en el desarrollo de la ejecución del
contrato. los Pliegos pueden ser adquiridos gratuitamente, como regla, aunque según lo
previsto en el artículo 48 del reglamento aprobado por el decreto 893/2012 podría
establecerse como precio el costo de reproducción que podría generar a la
Administración.
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mientras que los inscriptos deberán acompañar la documentación respaldatoria de los
datos que hubieren variado. Uno de los requisitos especialmente exigidos es el
certificado fiscal para contratar, que consiste en una constancia emitida por la
Administración Federal de Ingresos Públicos que acredite su aptitud para contratar.
GARANTIAS
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Los oferentes o cocontratantes deben presentar dos tipos de garantías
1. La primera asegura el mantenimiento de la oferta por el plazo previsto en los
pliegos, se pide si el oferente se retira del proceso.
2. La segunda es de cumplimiento, presentada por el adjudicatario y su finalidad
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es asegurar la satisfacción de la prestación.
3. La tercera es la garantía de impugnación, fija una caución en los casos en los
que se pretenda impugnar el dictamen de Comisión de Evaluación que funciona
como “preadjudicacion”.
que no se ajustan a los pliegos y un orden de merito de las ofertas. El comité no solo
tiene en cuenta el precio. Muchas veces, los pliegos establecen los valores relativos de
cada aspecto de la oferta, por ejemplo: 20% para los antecedentes de la empresa; 30%
para los aspectos técnicos; 30% para los aspectos económicos y 20% para las
condiciones de entrega. Se forman así, generalmente, fórmulas polinómicas que
permiten a los oferentes privilegiar algunos aspectos de su oferta, buscando una mejor
colocación.
A partir del dictamen y, coincidiendo o no con sus conclusiones, el órgano competente
emite el acto administrativo que resuelve el proceso, decidiendo las impugnaciones
contra el dictamen de evaluación y adjudicando la licitación a la mejor oferta. A raíz de
este acto administrativo se celebra el contrato.
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El tribunal añadió en el fallo "Ingeniería Omega" (2000) que "la prueba de la existencia
de un contrato administrativo se halla íntimamente vinculada con la forma en que dicho
contrato queda legalmente perfeccionado. Cuando la legislación aplicable exige una
forma específica para su conclusión, dicha forma debe ser respetada pues se trata de
un requisito esencial de su existencia".
Es decir, en el derecho privado el incumplimiento contractual no se resuelve
necesariamente con el pago de las indemnizaciones, sino que las partes pueden obligar
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a la otra al cumplimiento de las obligaciones convenidas, por sí o por terceros.
Por el contrario, el Estado sí puede incumplir sus obligaciones por razones de interés
público, en cuyo caso el contratista no puede obligarlo, por sí o por medio del juez, al
cumplimiento de sus obligaciones —sin perjuicio del pago de las indemnizaciones
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correspondientes—.
Por otro lado, el particular debe cumplir con sus obligaciones y cuando pretende resolver
el contrato debe —en principio— seguir cumpliendo sus compromisos y reclamar
judicialmente. Es decir, en principio no puede suspender el cumplimiento de sus
compromisos, por eso el alcance de la excepción de incumplimiento contractual es más
limitado en el campo del derecho público. Sin embargo, el contratante sí puede dejar de
hacerlo, cuando se torne imposible la ejecución del contrato por fuerza mayor, caso
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fortuito, hecho del príncipe o incumplimiento de las obligaciones del Estado, debiendo
iniciar —en tal caso— las acciones judiciales para extinguir el contrato.
El régimen sancionador El decreto 1023/2001 distingue entre penalidades y sanciones.
Por un lado, las penalidades son las siguientes: a) la pérdida de la garantía de
mantenimiento de la oferta o de cumplimiento del contrato; b) la multa por mora en el
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sus consecuentes exceden el contrato puntual (así, por ejemplo, las suspensiones e
inhabilitaciones).
Una vez aplicada una sanción de suspensión o inhabilitación, "ella no impedirá el
cumplimiento de los contratos que el proveedor tuviere adjudicados o en curso de
ejecución ni de sus posibles ampliaciones o prórrogas, pero no podrán adjudicársele
nuevos contratos desde el inicio de la vigencia de la sanción y hasta la extinción de
aquella" (art. 108 del decreto reglamentario).
Finalmente, cabe añadir que el decreto reglamentario establece el plazo de prescripción
(dos años). Así, "no podrá imponerse sanciones después de transcurrido el plazo de
dos años contados desde la fecha en que el acto que diera lugar a la aplicación de
aquellas quedará firme en sede administrativa".
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del príncipe puede tratarse de un acto de alcance general o particular de cualquier
órgano o ente estatal no contratante, pero de igual orden jurídico (es decir nacional,
provincial o municipal). ¿Cómo está regulado el hecho del príncipe en el ordenamiento
jurídico positivo? El decreto 1023/2001 establece que el contratante tiene la obligación
de cumplir las prestaciones por sí en todas las circunstancias, salvo... actos o
incumplimientos de autoridades públicas nacionales... de tal gravedad que tornen
imposible la ejecución del contrato. El hecho del príncipe puede tornar más oneroso el
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cumplimiento de las obligaciones del contratista particular, o lisa y llanamente trastocar
el contrato en un acuerdo de cumplimiento imposible. En el primer caso, el Estado debe
compensar; y, en el segundo, tal como veremos más adelante, indemnizar los daños y
perjuicios causados.
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La teoría de la imprevisión
La teoría de la imprevisión consiste en la existencia de hechos extraordinarios,
imprevisibles, sobrevivientes y ajenos a las partes que producen un excesivo sacrificio
para cualquiera de estas en el marco de la relación contractual. Es decir, hechos
imprevistos e imprevisibles por las partes contratantes al momento de celebrarse el
contrato. Habitualmente, el hecho es de carácter económico.
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El tribunal señaló en el antecedente "Chediak" (1996) que "si bien es cierto que dicha
doctrina ha sido receptada en materia de contratos administrativos en aquellos
supuestos en que la alteración del equilibrio se origina en causas ajenas a la voluntad
del Estado (alea económica), también lo es que para que ella sea admisible deben
concurrir circunstancias extraordinarias, anormales e imprevisibles —posteriores a la
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cual opera, no podía desconocer la evolución del mercado ... por ello no puede admitirse
que el actor invoque la imprevisibilidad del hecho en que sustenta su pretensión".
¿Cuáles son las consecuencias jurídicas de la teoría de la imprevisión? Básicamente,
la parte perjudicada puede iniciar acciones judiciales por recomposición o, en su caso,
resolución del contrato.
¿Es aplicable la teoría de la imprevisión en el derecho público? Y, en su caso,
¿en qué términos? Por un lado, el régimen general de las contrataciones (decreto
1023/2001) señala que el contratista tiene "el derecho a la recomposición del contrato,
cuando acontecimientos extraordinarios o imprevisibles de origen natural,
tornen excesivamente onerosas las prestaciones a su cargo". De modo que el decreto
delegado prevé y regula por sí mismo el instituto de la imprevisión que coincide
sustancialmente con el Código Civil y Comercial. Si bien el Estado puede recomponer
el contrato sin el acuerdo del contratista, cabe agregar que una vez planteado el conflicto
por el particular en sede judicial, el juez puede recomponerlo o resolverlo —según cuál
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originariamente).
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acuerdos que, cabe advertir, no coinciden con las categorías propias del derecho
privado:
a) la revocación es el acto estatal que extingue el contrato por razones de oportunidad,
mérito o conveniencia, o por cuestiones de ilegitimidad (vicios del acuerdo);
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b) la rescisión es el acto de extinción por culpa de alguna de las partes o por acuerdo
entre estas; y, por último,
c) la resolución es la extinción por hechos extraños a las partes (esto es, imprevisión,
caso fortuito o hechos del príncipe). Analicemos estos conceptos por separado.
términos caso fortuito y fuerza mayor como sinónimos" (art. 1730). En síntesis, la fuerza
mayor o caso fortuito son hechos de la naturaleza o del hombre de carácter imprevisible
y claramente ajenos a las partes. Por su lado, el decreto delegado 1023/2001 señala
que el contratante está obligado a cumplir con las prestaciones por sí mismo y en todas
las circunstancias "salvo caso fortuito o fuerza mayor, ambos de carácter natural... de
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tal gravedad que tornen imposible la ejecución del contrato" (art. 13, inc. c]).
Cabe señalar que, en el derecho público y particularmente en el decreto 1023/2001, el
caso fortuito y la fuerza mayor son "de carácter natural", y en el marco de la Ley de
Obras Públicas (ley 13.064) aquel comprende no solo los acontecimientos de origen
natural extraordinarios que impidan al contratista la adopción de medidas necesarias
para prevenir sus efectos, sino también "los que tengan causa directa en actos de la
Administración Pública". Cabe remarcar que, en las obras públicas, el caso fortuito es
también un supuesto de revisión contractual; en cuyo caso, el empresario tiene derecho
a que el Estado le indemnice por los gastos y perjuicios causados (art. 39, LOP), sin
perjuicio de que el hecho no sea imputable a este.
La Corte se expidió sobre esta causal —entre otros— en los precedentes "Cacik" (1992),
"Chediak" (1996) y "Cartellone" (2003).
en el antecedente "Chediak" (1996), la Corte adujo que "el recurrente intenta encuadrar
su pretensión en el art. 39 de la ley 13.064, norma que establece un régimen especial
en esta materia, poniendo a cargo de la administración el perjuicio sufrido por el
contratista en los casos en que ella taxativamente determina que son aquellos que
provengan de fuerza mayor o caso fortuito, entendiéndose por tales, "a) los que tengan
causa directa en actos de la administración pública, no previstos en los pliegos de
licitación" y "b) los acontecimientos de origen natural extraordinarios y de características
OM
responsabilidad por incumplimiento de sus obligaciones —art. 513 del Cód. Civil— en el
contrato de obra pública se otorga al contratista estatal, además, el derecho a ser
indemnizado".
La resolución del contrato por actos del Estado no contratante (hecho del
príncipe)
En este punto es necesario distinguir entre los actos del Estado contratante y los actos
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de otros órganos o entes del Estado. Así, cuando el hecho impeditivo del cumplimiento
de las obligaciones es cualquier decisión de otro órgano, ente o poder estatal, entonces,
el caso debe ubicarse en el marco del hecho de lpríncipe. Es decir, en este supuesto,
existe imposibilidad de ejecución contractual, liberándose al deudor, siempre que el
DD
hecho hubiese resultado imprevisible.
El Estado debe indemnizar en caso de resolución contractual por hechos del príncipe,
pero ¿cuál es el alcance de la reparación? Desde el análisis de los precedentes de la
Corte es posible inferir que el alcance de la indemnización por el hecho del príncipe
debe ser pleno; de modo que comprende el daño emergente y el lucro cesante. Ello
surge de los casos "Sánchez Granel" (1984), "Ruiz Orrico" (1993) y "El Jacarandá"
(2005) sobre revocación por inoportunidad que —según nuestro parecer— cabe
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trasladar al caso bajo análisis. En particular, en el caso de las obras públicas, cabe
remitirse a los arts. 53 y 54 de la ley 13.064 (el daño, sin el lucro).
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cumplimiento, aplicando las penalidades del caso más los daños y perjuicios; o rescindir
el contrato por sí y ante sí, sin intervención judicial. Por ejemplo, si el contratista cede el
contrato, sin el consentimiento del órgano competente, entonces el Estado debe
rescindir el contrato de pleno derecho y sin necesidad de interpelación. ¿Cuáles son las
consecuencias en tal caso? Por un lado, obviamente no corresponde indemnización
alguna a favor del contratista. Más claro y razonable: el particular no tiene derecho a
indemnización por las pérdidas y perjuicios causados por su propia culpa. Por el otro,
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cabe señalar: a) la pérdida de las garantías del cumplimiento del contrato; b) la
responsabilidad del contratista por los daños causados al Estado, en particular con
motivo de la celebración del nuevo contrato; y c) los otros gastos a cuenta del proveedor
(conf. arts. 98 y 102 del decreto reglamentario).
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En el campo del contrato de obra pública, la ley dispone que el Estado tiene derecho a
rescindir el contrato cuando el contratista: 1) actúe de modo fraudulento, con grave
negligencia, o incumpla las obligaciones y condiciones contractuales; 2) ejecute las
obras con lentitud y, consecuentemente, los trabajos no puedan realizarse en término
—en tal caso, el Estado debe exigirle al contratista que acelere los trabajos y si no lo
hace debe rescindir el acuerdo —; 3) exceda el plazo fijado para el inicio de las obras
—sin embargo, el Estado puede prorrogar el plazo si el contratista prueba que la demora
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sufra la Administración en razón del nuevo contrato o por la ejecución directa de las
obras.
decir, el incumplimiento del contrato es por hechos propios del Estado en el marco
contractual. Así, excluimos el hecho que comúnmente llamamos hecho del príncipe y
los hechos ajenos o extraños a las partes.
Por ejemplo, la ley de obras públicas dice que el particular puede rescindir el contrato
cuando:
a) las modificaciones que introduzca el Estado o los errores en el presupuesto sobre la
extensión o el valor de las obras supere en un veinte por ciento, en más o en menos, el
valor total de estas;
b) se suprima totalmente un ítem;
c) la Administración suspenda por más de tres meses la ejecución de las obras;
d) la Administración no entregue los elementos o materiales a su cargo y, como
consecuencia de ello, el contratista deba suspender las obras por más de tres meses o
reducir el ritmo del trabajo durante ese tiempo en más de un cincuenta por ciento;
e) el Estado no cumpla con la entrega de los terrenos o el replanteo de la obra y hayan
transcurrido treinta días desde el vencimiento del plazo respectivo.
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recepción provisional y, luego de vencido el plazo de garantía, a requerir la recepción
de carácter definitivo. En tal caso, no tiene derecho al cobro de gasto improductivo
alguno.
5) Por último, el contratista no tiene derecho al cobro de suma alguna por los beneficios
que hubiera podido obtener por las obras no ejecutadas (art. 54). Por nuestro lado,
entendemos que, si el Estado incumple sus obligaciones contractuales originarias, debe
responder de modo pleno (esto es, por el daño emergente y el lucro). Sin embargo,
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distinto es el caso cuando el contratista rescinde el contrato por otras razones
imputables al Estado, pues en tal caso es posible quizás asimilarlo a los actos de
revocación por razones de interés público.
FORMA DE PAGO
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porcentual equivalente al que se entregó al contratista como fondo de acopio al principio
del contrato y en segundo lugar, retiene un fondo de reparos para el caso de hallar vicios
en la obra. Una vez que la obra está completa el contratista solicita a la comitente la
recepción provisional de la obra, desde esa entrega provisoria la comitente examina la
obra durante un plazo que generalmente es de 6 a 12 meses para luego recibir
definitivamente la obra. Una vez realizada la recepción definitiva se practicará la
liquidación final de la obra cerrándose definitivamente toda la relación contractual.
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contrato de concesión de los servicios. El Estado puede modificar las tarifas y, en ciertos
casos y en términos consecuentes, el concesionario debe reducir sus beneficios. ¿Cuál
es el límite? ¿Hasta dónde puede llegar el Estado? Creemos que —en supuestos
excepcionales— el Estado puede avanzar más y más, pero en ningún caso avasallar el
capital invertido por el prestador.
¿Cuál es el contenido de las tarifas? Estas comprenden los costos, impuestos,
amortización de activos y rentabilidad. ¿Cómo deben ser las tarifas? Pues bien, estas
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deben ser justas, razonables y accesibles; y esto constituye un aspecto reglamentario y
no contractual. Es decir, las tarifas deben respetar los caracteres de proporcionalidad
en los términos del art. 28, CN; igualdad (art. 16, CN); e irretroactividad (art. 17, CN).
La Corte sentó su criterio sobre el régimen de las tarifas, entre otros, en los
DD
precedentes "Gómez", "Yantorno", "Ventafrida", "Banco Nación c. Municipalidad de
San Rafael", "Cía. De Tranvías", "Prodelco", "Maruba" (1998), "Fernández, Raúl"
(1999), "Provincia de Entre Ríos" (2000), "Central Térmica Güemes" (2006) y "CEPIS"
(2016).
Es posible concluir que, según el criterio del tribunal, el Poder Ejecutivo puede fijar y
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modificar el cuadro de las tarifas (subas y bajas) y, a su vez, el Poder Judicial controlar
su legitimidad. Justamente, el aspecto más conflictivo en los últimos años respecto de
los servicios públicos privatizados en nuestro país es, quizás, el de los cuadros
tarifarios. Ya hemos dicho que el usuario debe pagar el precio como contraprestación
del servicio, pero ese valor debe ser justo, razonable y accesible. respetar el Poder
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Ejecutivo al fijar las tarifas. Veamos, "todo reajuste tarifario, con más razón frente a un
retraso como el que nos ocupa, debe incorporar como condición de validez jurídica...
el criterio de gradualidad, expresión concreta del principio de razonabilidad". En
síntesis, "el Estado debe velar por la continuidad, universalidad y accesibilidad de los
OM
las tarifas por sobre el índice de actualización. Ya definidos los sistemas sobre el
cálculo de las tarifas del servicio, cabe preguntarse ¿quién debe fijarlas? En principio, y
según los marcos regulatorios, el ente es quien debe fijar las tarifas de acuerdo con el
marco jurídico vigente (es decir, de conformidad con las reglas que previó el legislador
y el Ejecutivo). Sin embargo, a partir de la emergencia del año 2002, el Poder Ejecutivo
es el poder competente, despojándose a los entes de dicho poder.
¿Puede el juez controlar la fijación de las tarifas de los servicios públicos? Creemos que
.C
sí, pues el acto de aprobación de las tarifas es de contenido jurídico y
consecuentemente, debe sujetarse al ordenamiento jurídico y ser controlado por el
juez. Este no puede deferir ese control al ente de regulación del servicio.
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CONTRATO DE SUMINISTRO
de los productos, utensilios e incluso servicios relativos a dichos bienes, que precisa
para el cumplimiento de sus fines. Agregando incluso, que lo que en la ley se llama
contrato de suministro es pues una figura compleja, no identificable en modo alguno con
lo que en el derecho civil se conoce con el mismo nombre, sino capaz de adoptar
modalidades contractuales muy diferentes (compraventa, suministro en sentido civil,
arrendamiento de servicios, incluso de obra, etc.) dentro de una común finalidad
FI
El régimen sancionador
El decreto 1023/2001 distingue entre penalidades y sanciones. Por un lado,
las penalidades son las siguientes: a) la pérdida de la garantía de
OM
o inhabilitación, "ella no impedirá el cumplimiento de los contratos que el
proveedor tuviere adjudicados o en curso de ejecución ni de sus posibles
ampliaciones o prórrogas, pero no podrán adjudicársele nuevos contratos
desde el inicio de la vigencia de la sanción y hasta la extinción de aquella"
(art. 108 del decreto reglamentario). Finalmente, cabe añadir que el decreto
reglamentario establece el plazo de prescripción (dos años). Así, "no podrá
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imponerse sanciones después de transcurrido el plazo de dos años contados
desde la fecha en que el acto que diera lugar a la aplicación de aquellas
quedara firme en sede administrativa". Y, añade, "cuando para la aplicación
DD
de una sanción sea necesario el resultado de una causa penal pendiente, el
plazo de prescripción no comenzará a correr sino hasta la finalización de la
causa judicial" (art. 109). Sin embargo, no es claro si se refiere al plazo de las
acciones (es decir, el término de que dispone el Estado con el objeto de
perseguir los incumplimientos del contratista), o al de ejecución de las
LA
sanciones (el plazo en que el Estado debe ejecutar las sanciones ya dictadas).
FI