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Teoría de la Constitución y sistema de fuentes Derecho


Constitucional I
Derecho Constitucional I (Universidad de Murcia)

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Tema 1: Teoría del estado y formación de la idea de constitución

I Desarrollo de contenidos fundamentales

●Leyes constitutivas de la comunidad política: El ser humano es un ser social


por naturaleza. Dicha naturaleza social determina que el ser humano tienda a
incluirse en diferentes grupos para formar parte de ellos. Las formas superiores de
organización política se caracterizan porque en ellas se desarrolla el fenómeno del
poder, es decir, el hecho de que unos miembros de esa organización ejercen
dominación y mando sobre otros miembros de la misma, de quienes recaban
obediencia.

Las relaciones de poder se han justificado históricamente en la desigualdad natural


del hombre. Esta comprensión del poder ha estado vigente en todas las
organizaciones políticas históricas, excepto en el estado constitucional, y ha
determinado que en todas ellas las reglas que regulaban el poder no fueran
estrictamente jdcas, pues en ellas faltaba la referencia al valor de la justicia dado
que a los gobernados no se les reconocía lo suyo.

Recordemos que para que una regla de conducta sea derecho no basta con que
aparezca respaldada por la coacción, sino que además, ha de realizar el valor de
justicia, entendida como la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo
suyo. Estas reglas que regulaban el poder político se denominaban leyes
constitutivas de la comunidad política.

●Constitución como logro del constitucionalismo: El constitucionalismo es un


movimiento político consistente en implantar una nueva forma de concebir las
relaciones entre los gobernante y gobernados en la que estos puedan real y
efectivamente limitar, controlar y supervisas el poder de aquellos mediante el
establecimiento de constituciones en el entendido de que estas se contienen en
tres instrumentos para limitar el poder:

-La democracia representativa.

-El principio de separación de poderes.

-Garantía de los derechos fundamentales.

El constitucionalismo se fundamento en varios y heterogéneos presupuestos


filosófico-políticos y logro el triunfo en las denominadas revoluciones atlánticas. A
partir de ellas y a pesar de la formidable oposición que el constitucionalismo
cosecho durante los siglos XIX y XX, este movimiento ha terminado dominando el
mundo contemporáneo.

●La realización de la Libertad en la historia: El constitucionalismo presenta


una serie de presupuestos filosóficos políticos, tanto de carácter mediato como
inmediato, que tienen por finalidad concebir y justificar las revoluciones del
constitucionalismo como realización y actualización definitiva de la libertad en la
historia.

Los presupuestos ideológicos del mismo de carácter mediato son los propios de la
civilización occidental. Por su parte, los presupuestos ideológicos de carácter
inmediato son la trasposición del principio democrático del ámbito religioso al
político, el racionalismo, individualismo, contractualismo y liberalismo.

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●Revoluciones atlánticas:

-Inglesa: La revolución inglesa cuenta con dos fases. La primera de ellas, 1640 a
1659, es la revolución puritana dirigida por Comwell, que triunfó inicialmente hasta
el punto de abolir la monarquía, organizándose como CommonWealth. Sin embargo,
las disidencias inevitables en todo el proceso que surgieron con la muerte de
Cromwell determinaros la restauración de la monarquía, contra la que se dirigió la
segunda fase de la revolución.

Esta, conocida como revolución gloriosa, triunfó en 1688 con la desaparición de


Jacobo II por motivos religiosos y el advenimiento de una nueva monarquía con
Guillermo de Orange al estar casado con la reina Mary, fue llamado a ocupar el
trono por el Parlamento británico. Fruto de la segunda revolución es el Bill of Rights
de 1689.

El éxito revolucionario inglés supuso la aparición del constitucionalismo en una


modalidad que fue calificada como constitucionalismo evolutivo, ya que el régimen
político ingles se ajusto a los ideales de control del poder que representa toda
constitución sin que existiera una ruptura abrupta de su historia.

El constitucionalismo ingles apenas tuvo repercusión directa en la posterior


expansión del constitucionalismo, mas allá de su evidente influencia inmediata en
las prácticas políticas de las colonias americanas durante el siglo XVIII y en los
sistemas de gobiernos de estados que fueron descolonizados en la segunda mitad
del siglo XX.

No obstante, el sistema político del Reino Unido es el régimen constitucional


existente en el mundo desde 1689 hasta la actualidad, es decir, existente durante
periodos en que otras naciones ni se planteaban implantar gobiernos
constitucionales o, aun haciéndolo, no podían conseguirlo debido a la reacción
absolutista. De ahí el prestigio de la singular y especifica constitución de Inglaterra.

-Americana: La revolución americana se asienta sobre la teoría y la práctica de la


democracia que los colonos ingleses venían realizando desde el pacto de Mayflower
en 1619. Esta revolución fue un movimiento secesionista de Inglaterra hasta
conseguir la independencia de las 13 colonias, pero por otro, fue consecuencia del
anhelo de igualdad de los ingleses de las colonias con relación a los de la metrópoli.
La revolución norteamericana dio origen a un régimen político basado en la
democracia representativa, la separación de poderes y garantía de derechos que se
institucionalizo en la Constitución de los Estados Unidos de 17 de septiembre de
1787, vigente en la actualidad.

El constitucionalismo americano ha sido calificado como originario, pues da origen


a un sistema político inexistente hasta entonces configurado en torno a una
constitución normativa, al federalismo y presidencialismo. La influencia del
constitucionalismo norteamericano es fundamental para comprender la evolución
del mundo contemporáneo y por qué en la actualidad el constitucionalismo y las
constituciones se han extendido sobre la faz de la tierra. Su influencia se ha
desplegado en tres ámbitos:

-En la concepción de que el único régimen político en el que los hombres pueden
vivir es el régimen constitucional, porque en este el poder de los gobernantes es
controlado, limitado y supervisado por los gobernados a través de la democracia, la
división de poderes y las Lib. Pbs.

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-En la concepción de que una constitución solo puede existir como norma jdca
superior. Esto determinó que algunas constituciones de entreguerras consagraran el
carácter de norma suprema de las mismas y optaran por su defensa jdca a través
de las correspondientes TC.

-En la solución federalista, el poder debe ser distribuido territorialmente entre todas
las partes del mismo.

-En la solución presidencialista, el estado se emancipaba del metrópoli para


alcanzar la independencia y abolir la monarquía.

-Francesa: La revolución francesa es importante porque con ella se constituyó la


constitución de 1791, la primera constitución vigente en Europa y la proclamación
de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789. Además,
desembocó en el gobierno personal de Napoleón en la que se le nombra primer
cónsul por la Constitución del Año VIII, posteriormente se le nombra cónsul vitalicio
por la Constitución del Año X y finalmente, se le nombra Emperador por la
Constitución del Año XII.

La disidencia que supuso el gobierno napoleónico sería perjudicial para el porvenir


inmediato del constitucionalismo, pues este fue utilizado como coartada para la
expansión geopolítica napoleónica hasta que la revolución española de la Guerra de
la Independencia y las Cortes de Cadiz demostró que el constitucionalismo había
sido secuestrado para las aspiraciones francesas y que las constituciones podían ser
adoptadas en cualquier Estado porque instauraban un régimen político justo y
necesario para el Gobierno y el progreso de cualquier pueblo.

El constitucionalismo francés ha sido calificado como revolucionario porque fue


capaz de sustituir el Antiguo Régimen para siempre en Europa, lo cual suponía n
autentico estremecimiento para los poderes públicos de la época. Además, tuvo
gran repercusión en Europa durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX en
cuanto su régimen constitucional, asentado con la III Republica, donde se ofrecía
como único medio viable para el resto de estados europeos.

Ello es así por dos razones: La primera de ellas es la consideración de


constitucionalismo revolucionario, donde se ofreció como un modelo racional,
general y abstracto que podía ser adoptado por el resto de países en Europa. La
segunda de ellas residía en que las características de los otros modelos de
constitucionalismo hacían que en esa época difícilmente pudieran servir de
referencia para la Europa Continental.

●Concepto de constitución y elementos: Una constitución es un pacto entre


todos los ciudadanos de una sociedad por el que se establece el proyecto político,
social y económico de convivencia de esa sociedad inspirándose en tres principios:
político-representativo, derechos fundamentales y la separación de poderes.

-Principio político-representativo: La democracia supone que los ciudadanos


son los titulares del poder político, así como los encargados de ejercerlo. Pero el
poder político puede ser ejercido de dos maneras, cada una de las cuales da a lugar
a la correspondiente versión de la democracia:

-La primera de ellas es la democracia directa en la que los ciudadanos ejercen


directamente el poder y donde existe una identidad total entre el titular del poder y
quien lo ejerce.

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-La segunda de ellas es la democracia indirecta o representativa en la que los


ciudadanos ejercen indirectamente el poder y no existe identidad entre el titular del
poder y quien lo ejerce. Es la democracia propia del movimiento constitucional en la
representativa.

La única experiencia de democracia directa se vivió en determinadas polis griegas y


en ciertas épocas de su evolución política. Los ciudadanos libres eran los titulares
del poder político y decidían los asuntos públicos en una asamblea general. La
experiencia griega influyo en el posterior pensamiento político, hasta el punto de
que en el siglo XVIII Rousseau se apoyo en ella al defender la necesidad de
establecer regímenes de democracia directa.

-Elementos de la representación política: En primer lugar, la existencia de una


persona ausente. En segundo lugar, la existencia de una persona presente, que
sustituye al ausente y hace presente al ausente. Por último, la existencia de una
relación entre el ausente y presente, denominada mandado. El mandato de los
rptes en Europa es nacional, libre e irrevocable.

●Garantía de los derechos y libertades:

-Derechos fundamentales: La antigüedad y la E. Media nos brindan una serie de


documentos históricos en los que aparecen consagrados determinados derechos y
que bien podrían considerarse como precedentes antiguos y medievales de los
derechos fundamentales:

-Fuero de Sobrache, 1188.

-La Goldone Bulle de Andreas II de Hungría, 1222.

-La Magna Charta inglesa, 1225.

-La Joyeuse Entrée de Brabante, 1456.

Estos documentos no contienen verdaderos derechos fundamentales porque tales


derechos nunca parten del reconocimiento del principio de igualdad jdca y se
conciben como mera concesión del Rey y nunca originarios de los ciudadanos, bien
como privativos de determinados grupos o ciudades.

-Declaraciones de derechos: Los derechos fundamentales aparecen en la historia


íntimamente vinculados al movimiento constitucional y a su concepto de
Constitución; al concepto de constitución que podríamos calificar como
constitucionalmente adecuado. Concebida la constitución por el movimiento
constitucional tal y como sabemos, la vinculación entre este y los ddff se evidencia
en dos elementos:

-De un lado, el constitucionalismo construye su concepto de constitución partiendo


del reconocimiento de la igualdad jdca entre todos los ciudadanos.

-De otro, el movimiento constitucional tiene por objetivo preservar esa igualdad
entre los ciudadanos, así como el resto de sus ddfff, mediante la propia
constitución.

La vinculación entre constitucionalismo y ddff no solo se evidencia en el anterior


plano teórico, sino también en el plano de los hechos materiales, pues el desarrollo
de las tres revoluciones atlánticas aparece jalonado por la presencia de

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declaraciones de derechos que se terminarían incorporando a las constituciones


como parte de ellas.

La concepción de los derechos fundamentales como meros mandatos al legislador


empieza a desaparecer como la generalizada implantación del concepto de
constitución constitucionalmente adecuado que tiene lugar en Europa del primer
tercio del siglo XX. Esta tendencia se consagra en las constituciones surgidas tras la
II GM.

● Principio de separación de poderes: El tercer elemento fundamental es el


principio de separación de poderes. Como no puede negarse que el poder tiende a
extenderse, este debe ser refrenado eficazmente para que no pase los limites que
se le asignen estableciendo medidas prácticas que consisten en que los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial deben ser distintos y diferentes.

Tema 2: Desarrollo de la idea de constitución

I Síntesis de la evolución del estado constitucional

Podemos definir convencionalmente una constitución como el pacto entre todos los
ciudadanos de una sociedad por el que se establece el proyecto político, social y
económico de convivencia de dicha sociedad inspirado en la separación de poderes,
la democracia representativa y los derechos fundamentales y libertades públicas.
Aceptando como valido este concepto, se deducen las siguientes consecuencias:

-En primer lugar, dicho pacto ha de transformarse forzosamente en norma jdca,


quedando así respaldado por la coacción propia del fenómeno jdco, pero dicho
pacto no puede ni debe cristalizar en una norma jdca cualquiera, sino en la norma
fundamental del ordenamiento jdco.

-En segundo lugar, dicho pacto tiene un contenido específico que es la ordenación
política de la sociedad. En este sentido, el Profesor Garrorena Morales ha podido
señalar que esas fases distinguibles en la evolución del constitucionalismo serian
las siguientes:

a) La constitución liberal entendida como primera etapa en la evolución del


constitucionalismo.

b) La constitución democrática, segunda etapa de la construcción de la idea de


constitución.

c) La constitución normativa y el constitucionalismo de última generación.

II Razones de la constitución social

La superación de las etapas liberal y democrática del constitucionalismo y su


apertura a la tercera etapa social produce como consecuencia tres hechos
fundamentales:

-La propia evolución del constitucionalismo, en la que puede advertirse la existencia


desde sus orígenes de una preocupación con respecto a la cuestión social, como
puso de manifiesto el Acta constitucional francesa de 24 junio 1793 en la que se
recogen derechos que podríamos considerar sociales.

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-El triunfo de la Rev. Bolchevique de 1917 que supone la aparición de una nueva
forma de estado desconocida hasta entonces que se ofrecía como alternativa real y
efectiva a los modelos políticos y económicos existentes y que abría horizontes
inéditos al determinar cómo sus objetivos principales la abolición de la explotación
del hombre por el hombre, el establecimiento de una sociedad socialista y la
victoria del socialismo en todos los países.

-La propia incapacidad del sistema capitalista como sistema de producción cuyas
contradicciones internas habían precipitado su propio hundimiento, como
evidenciaba la Gran Depresión.

Estas tres causas determinaron que los estados constitucionales, hasta entonces
meros estados liberales que comparecían como expresión institucionalizada del
sistema capitalista, introdujeran una serie de correctivos para corregir los
desajustes económicos y sociales generados por la infraestructura económica
capitalista.

●Contenidos de la constitución social:

-La garantica del derecho a la propiedad privada y a la herencia, así como el


reconocimiento de la economía de mercado y la libertad de empresa.

-La necesidad de la intervención de los poderes públicos en la economía, que se


proyecta en un triple ámbito: en el reconocimiento al estado de la función de
planificación de la economía. La creación de empresas públicas y la participación de
los poderes públicos en la actividad económica.

-El reconocimiento de una serie de fines de la acción de los poderes públicos de


contenido social, económico y cultural cuya satisfacción se encomienda a estos en
el ejercicio de la función correctica sobre el capitalismo. Siguiendo el ejemplo
paradigmático de la constitución de Weimar, en ella podemos encontrar los
siguientes contenidos de carácter social:

a) derecho a la vivienda digna.

b) derecho a la educación.

c) derecho al trabajo.

d) derecho al descanso.

e) protección de la familia e hijos ilegítimos.

f) protección de la juventud.

g) protección de la clase media.

h) protección de la vejez mediante el sistema de pensiones.

●Constitución social en el tiempo de la constitución normativa: A partir del


tiempo de Weimar, las constituciones que se promulgaron en el ámbito del estado
constitucional o de derivación liberal incorporaron los contenidos propios de la
constitución social. Asimismo, las constituciones entraron, tras la II GM, en otra fase
de esa peculiar evolución.

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En este sentido se afirma que las constituciones comparecen tras la II GM como


constituciones normativas. Es decir, como constituciones que, a la imagen y
semejanza de la matriz que es la constitución de EEUU de 1787, se conciben como
normas de ejecución y efectos inmediatos que poseen un rango superior al del resto
del derecho.

Siendo ello esencialmente cierto, tal como se recoge en la mayor parte de las
constituciones de nuestro entorno, no es menos cierto que las propias
constituciones limitan la eficacia de sus preceptos que recogen derechos de
contenido social, económico y cultural, tal como sucede con la CE de 27 de
diciembre de 1978.

Tema 3: Teoría de la Constitución

I Raptos de la constitución

El inicial triunfo del constitucionalismo encontró pronta respuesta en los defensores


del antiguo régimen, quienes combatieron en el plano material e intelectual. En
este último, los juristas al servicio de la reacción de los poderes del antiguo régimen
contra el constitucionalismo se inventaron otros conceptos de constitución para
justificar la implantación en ciertos países de pseudo-constituciones que
únicamente eran eso. Esos inventos pueden calificarse como raptos de constitución:

-Raptos del concepto de constitución consistentes en la negación de la


presencia de sus tres elementos. Dentro de este primer grupo, encontramos el
concepto sociológico y el concepto de constitución interna. La constitución en
sentido sociológico supone afirmar que una constitución no es sino el conjunto de
relaciones de poder que se establecen efectivamente en una sociedad. La
constitución interna supone afirmar que una constitución es el conjunto de factores
de índole política, histórica, geográfica y cultural.

-Raptos del concepto de constitución consistentes en la negación de la


presencia de alguno de sus elementos. Dentro de este segundo grupo
encontramos aquellas leyes constitutivas de la comunidad política que no pueden
ser constituciones, pues en ellas falta la garantía de los derechos individuales, o el
principio político representativo o la separación de poderes.

II Identificación de la Constitución

●Heterogeneidad de la Constitución: La identificación de la constitución que


acabamos de hacer debe llevarnos a dejar de lado esa visión simplista que
habitualmente tenemos de la misma y que consiste en reducirla al solo texto
normativo promulgado como tal y casi siempre bajo dicha denominación, para pasar
a percibirla como una categoría algo más compleja y plural. La cuestión está en
determinar que fuentes o tipos normativos pueden contener y podemos destacar
los siguientes:

-Desde luego la constitución, pues debe haber texto promulgado.

-Leyes constitucionales, que son el tipo normativo que la propia constitución suele
reservar para algún contenido materialmente importante y para cuya aprobación
impone un procedimiento semejante al establecido para reformar el texto
constitucional.

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-Las disposiciones constitucionales contenidas en leyes ordinarias.

-Las normas constitucionalizadas por reenvío, que son aquellas leyes de derecho a
las que la constitución atrae con la intención de someter a ellas su propio
ordenamiento.

-Leyes orgánicas o leyes ordinarias cualificadas.

-La jurisprudencia constitucional, es decir, la doctrina de los TC.

-La costumbre constitucional.

●Estructura y contenido de la Constitución: Toda constitución consta de dos


partes fundamentales: una parte orgánica y una parte dogmatica. Con respecto a la
primera, a ella le corresponden aquellos preceptos que especifican cuales son los
órganos constitucionales del Estado, aquellos otros que fijan las reglas a las que
deben atenderse tales órganos en su actuar y aquellos que regulan el sistema de
relaciones de confianza y control.

A la parte dogmatica le pertenecen las disposiciones que concretan la tabla de


nuestros derechos y libertades, pero también aquellas normas que establecen
garantías para protegerlos, ya que, como es bien sabido, un derecho sin garantía no
puede ser considerado un verdadero derecho. Por otra parte, la regulación del poder
y el aseguramiento de la libertad no son los dos únicos bloques de los que la
constitución se ocupa. Su contenido e intención suele ser muy variado, pero entre
los mandatos que normalmente integran esta tercera parte encontramos:

-Normas de principio y declaraciones de valor.

-Normas que contienen las calificaciones constitucionales del Estado.

-Normas pragmáticas en sentido estricto.

III Singularidad de la Constitución

En primer lugar, tenemos la supremacía de la constitución, que es la cualidad que


debemos por comenzar a distinguir bien de la idea de jerarquía, con la que
habitualmente se confunde. La supremacía alude nada menos que a la condición
misma de la constitución como norma que funda o crea a la propia comunidad
política, mientras que la jerarquía hace referencia a la posición en el ordenamiento
jdco. La supremacía alude a tres formas de ser de la misma:

-Su eficacia como norma fundacional de la comunidad política, esto es, su condición
como única que funda a la comunidad y la hace existir para el derecho.

-Su cualidad como derecho fundamental del estado, es decir, como único derecho al
que le corresponde fijar las reglas básicas del sistema político y del modelo
institucional de convivencia.

-Su posición como derecho superior al resto del derecho, cualidad jurídica que la
sitúa por encima de las demás normas y la hace prevaler sobre ellas.

En segundo lugar, es una norma abierta, con esta expresión solemos aludir al alto
grado de elasticidad que poseen la mayoría de sus preceptos. Por eso en la
constitución abundan los enunciados cuyo formato no reproduce la estructura
habitual de las normas sino que se concreta en formulaciones de principio y en

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clausulas de suficiente anchura e indeterminación como para que quepan


significaciones plurales.

Se trata de permitir que la constitución deje espacio al debate y a la legítima


libertad de configuración de la que deben disponer en democracia los diversos
legisladores. La condición abierta de la constitución no debe entenderse de una
manera tan extremada que nos lleve a considerar plenamente disponible el sentido
de sus preceptos.

IV Interpretación de la Constitución

En principio, las normas constitucionales son normas igual que las demás, con lo
cual es lógico que valgan para su interpretación los mismos métodos que desde
siempre hemos venido aplicando a la interpretación de tales normas. Por lo tanto en
la interpretación de las normas constitucionales es común recurrir al método
gramatical, interesado en buscar el sentido literal de las palabras.

Al método histórico, que trata de entender las normas a la luz de sus antecedentes.
Al método sociológico, que estima que el derecho debe leerse poniendo en
conexión con la realidad a la que va destinado. Al sistema sistemático, que parte
del presupuesto de que el ordenamiento jdco es un conjunto ordenado y coherente
de normas. Al método teleológico, partidario de interpretar las normas en atención
al fin que persiguen, es decir, el fin querido por el legislador según lo entiende la
concepción subjetiva.

Sin embargo, a partir de que determinados autores lo advirtieran, se ha hecho


común en la doctrina la afirmación de que los métodos tradicionales de
interpretación si pueden resultar insuficientes o poco adecuados cuando los
aplicamos a normas constitucionales. De ahí que Hesse haya propuesto unos
criterios o principios que deben orientar la labor del intérprete:

-El principio de armonización, que exige que la eficacia de la norma no se logre a


costa del sacrificio de otra.

-El principio de la unidad de la constitución, según el cual los preceptos incluidos en


el texto constitucional no se deben interpretar como una norma aislada sino
respetando su conexión de sentido con los demás preceptos de la misma.

-El principio de la fuerza normativa de la constitución, conforme al cual todo


operador jdco está obligado a interpretar las normas constitucionales dando
siempre preferencia a aquella solución que preserve y optimice en mayor grado la
fuerza normativa de la constitución.

V Eficacia de la Constitución

●La constitución como norma para la producción de normas: La constitución


ha sido entendida siempre como aquella norma a la que le corresponde regir el
proceso de creación de las demás normas, determinando quien, como y bajo que
formas puede crearlas. Así considerada, la constitución no es todavía derecho para
la vida, pero si es derecho porque regula la producción del resto de las normas.

Le corresponde atribuir potestades normativas, lo que equivale a decir que órganos


van a poder crear derecho. Establece los tipos normativos en los que ese derecho
debe quedar formalizado. Fija el procedimiento al que debe ajustarse la producción

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de normas. Define los principios que determinan el modo de relación entre tales
normas.

●La constitución como norma para juzgar la inconstitucionalidad del resto


de normas: Si la constitución es la norma superior del ordenamiento, es lógico
deducir de ahí no solo la necesidad de que las demás normas se atengan a sus
dictados a la hora de ser elaborados sino además la exigencia de que las mismas no
puedan contradecirla. La constitución es la norma parámetro o norma desde la cual
se juzga la constitucionalidad o inconstitucionalidad del resto de normas.

●La constitución como norma para la interpretación de las demás normas:


La constitución es la síntesis última y más acabada de todo el derecho, con lo cual
se comprende que el autentico significado de las demás normas solo se muestre y
alcance cuando las ponemos en contacto con ese referente o matriz de sentido
suyo que son las normas constitucionales. De ahí que a la constitución le termine
incumbiendo una tercera forma de eficacia.

Según esta la constitución es aquella norma a la que el juez y los demás operarios
jdcos deben recurrir a la hora de determinar el sentido constitucional en el que
deben interpretar y aplicar las demás normas jdcas.

●La constitución como norma de aplicación directa: La ultima cota de eficacia


alcanzada por las normas constitucionales ha permitido superar por fin la
comprensión de la constitución como mero derecho para el resto del derecho y
pasar a entenderla como norma directamente aplicable sobre los hechos, alegable
por tanto ante los jueces sin tener que esperar a que una ley la desarrolle. Es este
sin duda un avance decisivo, ya que la constitución logra existir finalmente como
una verdadera constitución normativa.

El deseo de llegar hasta ahí comenzó a manifestarse con claridad en toda Europa a
la salida de la II GM debido a la sensación que por entonces se tuvo de que la
ausencia de reconocimiento de valor aplicativo a las constituciones podía haber
estado entre las causas que facilitaros el cómodo avance de las fuerzas contrarias
al orden constitucional durante los regímenes totalitarios y fascistas, al no tener la
sociedad razón alguna para ver en tales textos una garantía eficaz de sus derechos.

●Tipología de las normas constitucionales desde la perspectiva de su


eficacia: En primer lugar, tenemos las normas de eficacia directa, entendidas como
aquellas disposiciones cuyo enunciado incluye todos los elementos necesarios para
su aplicación, lo que les permite operar ellas mismas como reglas para el supuesto
de hecho que contemplan. A este grupo pertenecen las normas constitucionales de
reconocimiento de derechos y las normas orgánicas.

En segundo lugar, tenemos las normas de aplicación aplazada, cuya estructura deja
diferida la concreción de alguno de los elementos que permitirían su aplicación a la
adopción de una norma posterior que la compete. Dentro de este grupo se incluyen
los mandatos al legislador, las normas programáticas y las normas orgánicas
incompletas.

Por último, las normas constitucionales de principio, las cuales merecen un


tratamiento diferenciado ya que la causa de su aplazamiento de eficacia se debe a
su peculiar naturaleza como normas dotadas de un intenso grado de abstracción
que las aleja de la aplicación y las acerca a la función informadora del resto del

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derecho. Como tales debemos considerar a las normas constitucionales que


incorporan valores y aquellas que incorporan principios.

●Eficacia de la constitución en el tiempo: Hasta ahora hemos visto el problema


de la eficacia de las normas por referencia a los distintos modos en los que esa
eficacia se produce. Pero la constitución es una norma que existe en el tiempo y ello
nos obliga a ocuparnos también de la misma en su dimensión temporal. Las dos
posiciones desde las cuales se ha encarado este problema son las siguientes:

-La solución alemana, según la cual, la colisión entre la constitución nueva y el


derecho viejo solo puede ser calificada técnicamente como un conflicto temporal de
normas, dado que la constitución opera en este caso respecto del derecho
precedente como ley posterior. De ahí la eliminación del derecho viejo opuesto a la
nueva constitución pueda y deba lograrse recurriendo al instituto de derogación.

-Según la solución italiana, el problema que nos ocupa debe plantearse como un
conflicto jerárquico de normas, esto es, como una colisión entre normas de
diferente rango y jerarquía, razón por la cual la verdadera causa de la nulidad de
ese derecho viejo no hay que buscarla en la condición de la constitución como ley
posterior sino en su calidad como ley superior.

Así planteada la cuestión, podría parecer que la misma carece de entidad, ya que, a
la postre, tanto da que ese derecho viejo pierda su vigencia porque se considere
derogado como porque se declare su inconstitucionalidad. Sin embargo, esto no es
del todo así ya que será una u otra la instancia encargada de resolver el problema,
lo que no es en absoluto indiferente.

VI Reforma constitucional

●Rigidez constitucional: Es aquella nota esencial que hace de manera


imprescindible al concepto formal de constitución porque toda norma fundamental
que no se dote de rigidez es una constitución que abdica de su propia
supralegalidad al renunciar a diferenciarse formalmente de las demás leyes y por lo
tanto a existir por encima de ellas.

Conocido pues que es la rigidez constitucional, debemos ocuparnos de considerar


cual es su finalidad, esto es, el bien que con su establecimiento se pretende
conseguir, porque perfectamente pudiera suceder que dicha finalidad no fuera solo
una sino que el procedimiento de reforma constitucional fuera una categoría
bifronte destinada a servir dos utilidades distintas.

Desde luego, está claro que el endurecimiento del procedimiento de reforma


constitucional en el que la rigidez consiste, tiende a comunicar a la constitución una
resistencia al cambio superior a la de las demás normas, y por lo tanto, a impedir
que sea posible realizar en ella modificaciones frecuentes o inmediatas.

Sin embargo, al lado de ello es igualmente cierto que la vida de toda sociedad
historia, es cambio, y que, en consecuencia, las condiciones de su existencia están
sujetas a variaciones y mudanzas, con lo cual las constituciones que las rigen no
pueden ser tan rígidas que no quepa modificarlas cuando sea preciso.

●Técnicas de rigidez: En primer lugar, la fijación de un procedimiento agravado


de reforma, esto es, la incorporación al mismo de determinados tramites distintos o
más exigentes que los contemplados para el procedimiento legislativo común. Las

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más frecuentes de tales agravaciones consisten en hacer que la reforma tenga que
ser elaborada por una Asamblea distinta del Parlamento ordinario u convocada solo
para este fin y en imponer que en la reforma intervengan dos parlamentos
sucesivos a fin de que el primero de ellos los acredite y el segundo la confirme, en
exigir que la reforma se apruebe por mayoría reforzada y que se ratifique por los
ciudadanos.

Una segunda técnica de rigidez consiste en el establecimiento de unos límites


expresos a la reforma dentro de los cuales la misma no se pueda llevar a cabo.
Unas veces se trata de límites temporales cuya intención es permitir que la norma
tenga un rodaje mínimo antes de reformarla, otras veces esos límites atienden a la
existencia de situaciones que harían imprudente la reforma y otras vedan o
imposibilitan la reforma en un momento concreto.

VII Justicia constitucional y control de constitucionalidad

●¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?: La primera de las


respuestas ha sido la patrocinada hasta casi la mitad del siglo pasado en Europa,
donde sin embargo, tal predilección constituyó siempre más un intento de cerrar el
camino a la solución jurisdiccional que una formula querida en sí misma. A partir de
este dato se explica que tanto la teoría como los escasos textos constitucionales
que decidieron ocuparse del tema lo hicieran para sostener que el defensor de la
constitución debía ser el Parlamento.

Pasada esta primera hornada de constituciones, los textos posteriores prefirieron


guardar silencio sobre el problema al considerar que esta era la mejor forma de
eludir el tener que terminar atribuyendo el control de constitucionalidad de la ley a
los jueces. En consecuencia, la opción partidaria de confiar dicho control a un
órgano político únicamente volvió a aparecer en los textos de esta parte del mundo
cuando las constituciones de algunos regímenes autoritarios la recuperaron por
razones vinculadas a su propia concepción autocrática.

La segunda de las respuestas contó desde un principio con la aceptación del


constitucionalismo americano. Y si bien en el continente europeo la solución
jurisdiccional padeció importantes resistencias que ya conocemos, las mismas
acabaron por ceder hacia la década de 1920. Según esta respuesta el control del
derecho deberá corresponder a los jueces, los únicos habilitados para resolver los
litigios de esta naturaleza.

●Formas de control en vía jurisdiccional:

-Sistema americano o control difuso: Es así denominado porque en él la


capacidad para hacer efectivo el control de la constitucionalidad de las leyes está
atribuida a los propios tribunales ordinarios, quedando así difundida o dispersa
entre todos los órganos que integran el orden judicial. Aquí son los jueces los que
deben resolver si una ley es adecuada a la constitución o no.

No lo hacen porque se presente ante ellos una demanda cuyo objeto directo sea
dilucidad tal cuestión, sino porque, al hilo de un proceso del que el juez está
conociendo y que va a otras pretensiones, alguna de las partes le plantea la
excepción de inconstitucionalidad, esto es, la pretensión de que no aplique al caso
una determinada norma por considerarla inconstitucional.

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Lógico riesgo de este modelo es el que acabe surgiendo entre ellos una
jurisprudencia contradictoria. No obstante, este peligro lo evita la existencia de un
TS que, al cesar o revisar las sentencias de los tribunales inferiores, consigue
unificar criterios, lo cual hace que sus decisiones sean la última y más valida
jurisprudencia constitucional del sistema.

-Sistema austriaco o de control concentrado: La alternativa al modelo anterior


ha consistido en concentrar en un solo órgano jurisdiccional la competencia para
conocer de la constitucionalidad de las leyes. Tal opción es la respuesta ideada por
Europa para resolver el problema del control de la constitucionalidad de las leyes,
toda vez que la visceral oposición del constitucionalismo europeo a poner dicho
control en manos de los jueces ordinarios hizo imposible la importación del método
americano.

La solución consistió en crear una jurisdicción específica para tal fin y además
concentrada en un único tribunal el TC, en cuyo nombramiento se reservaba incluso
un derecho a invertir la propia clase política y cuya independencia había que salvar
por otras vías. Ante este TC se preveía que pudieran presentar su demanda de
inconstitucionalidad aquellos concretos órganos del estado a los que la constitución
hubiera atribuido tal facultad y el TC la resolvería en una sentencia cuyo efecto
sería la nulidad de aquella.

-Sistema mixto: Aparte de estas dos modalidades básicas, las constituciones


posteriores a la II GM han pasado a asumir de una manera decidida la posibilidad de
que exista un tercer sistema nacido de la combinación de los dos anteriores.
Consiste tal opción en permitir que la cuestión sobre la constitucionalidad de la ley
surja dentro de un proceso concreto y porque una de las partes le advierta al juez
que la ley que va a aplicar es contraria a la Constitución pero establecer que el juez
no pueda decidir por sí mismo sino que deba elevarla al TC para que este la
resuelva.

●Ampliación funcional de los TC: Entre otros procesos que las constituciones
suelen atribuir a la jurisdicción constitucional están:

-La resolución de los conflictos de competencia entre el estado central y los estados
federados, donde este sea el caso, lo que es bastante lógico porque, al ser la
constitución la norma que realiza la distribución de competencias entre ellos, es
natural que sus desajustes sean juzgados desde ella y por el juez de la
constitucionalidad.

-También es común encomendarles el conocimiento de aquellos procesos que


realizan la protección jurisdiccional de los derechos y libertades ciudadanas.

-Algunos sistemas atribuyen también la resolución de los llamados contenciosos


electorales, procedimientos cuyo objeto es la resolución de determinados litigios
surgidos con ocasión del proceso electoral.

-También le reservan la competencia para conocer los llamados juicios políticos,


referidos al enjuiciamiento de las responsabilidades exigidas a altas magistraturas
del Estado.

-Finalmente, tienen atribuido el control de constitucionalidad de los partidos


políticos.

Tema 4: Caracterización de la CE

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I Caracterización

El 29 de diciembre de 1978 se publica en el BOE la CE hoy vigente. Este es el


noveno texto constitucional que llega a regir efectivamente la vida política de
nuestro país, siempre que incluyamos el Estatuto Real de 1834 y a las Siete leyes
fundamentales promulgadas entre 1938 y 1967 por el régimen franquista. EL nuevo
texto constitucional se produce tras una larga historia llena de conmociones y
cortes traumáticos, casi todos ellos certificados por un cambio de constitución.

La situación histórica de nuestro país hacia 1977-78 presentaba algunos datos


diferenciales a cuyo abrigo fue posible dar un tratamiento distinto al problema
constitucional. En concreto:

-El régimen autocrático de Franco había intercalado en la historia de nuestro


constitucionalismo demoliberal una extensa franja de 40 años interrumpiendo con
ello viejos vicios y malos hábitos de nuestra práctica constitucional anterior.

-En ese tiempo, la clase política había protagonizado la etapa previa a 1936 y había
desaparecido de la escena.

-El considerable desarrollo económico y técnico habido sobre todo a partir de los
años 60 del pasado siglo producía como efecto una neta amortiguación de los
conflictos sociales.

Al amparo de tal concurso de circunstancias se elaboró la CE de 1978. Que es una


constitución de ruptura; desde la perspectiva de las técnicas utilizadas es una
constitución de consenso y a la vista de su soporte de legitimidad es una
constitución legitimada por el directo refrendo popular.

II Constitución de ruptura

●Originalidad del proceso constituyente: La CE de 1978 es una constitución de


ruptura entendida como ruptura frente al modelo constitucional precedente. Con la
citada calificación, lo que se intenta es expresar el sentido y alcance de la
operación constituyente que condujo a la aprobación de dicho texto, operación que
estuvo marcada por el deseo de acabar con el régimen autoritario de Franco.

Esta operación constituyente que condujo hasta la CE actual no fue planeada


formalmente como tal proceso de ruptura sino como una simple operación de
reforma, acogida por tanto a la legalidad anterior y producida en formal continuidad
con ella. La ambigüedad de dicha fórmula era patente y sus contradicciones eran
asimismo manifiestas, pero su utilidad histórica la hacía estimable, aun por encima
de sus defectos.

De este modo, nuestro proceso constituyente se conformó con lo que se definió


entonces como un proceso de ruptura desde la reforma. Esa fue su condición
técnicamente discutible, pero también fue su originalidad y su virtud. Con apoyo se
celebraron en julio de 1977 las primeras elecciones democráticas de esta etapa y se
reunieron las nuevas CG que entre el 1 de agosto y el 31 de octubre procedieron a
elaborar y aprobar una nueva constitución.

Cabe cuestionar si técnicamente es correcto romper la legitimidad de un sistema


sin recurrir a un poder constituyente originario, esto es, si esa operación se puede
acometer recurriendo tan solo a un poder constituyente derivado de reforma. En

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cualquier caso esta inusual formula de reforma-ruptura cumplió con sobrado éxito
su cometido histórico.

●Consecuencias para el texto constitucional: Naturalmente, esta condición de


constitución de ruptura tuvo su reflejo en el planteamiento global que la misma hizo
del sistema como conjunto. No es exagerado decir que las Leyes Fundamentales del
régimen de Franco estuvieron presentes como contra-modelo en bastantes opciones
de nuestros constituyentes. Incluso la propia decisión de redactar una constitución
intensamente ideológica hay que conectarla al deseo de marcar a cada paso
distancias con el régimen anterior.

Y esa tensión lo es también respecto de concretos aspectos de su contenido en los


cuales la norma dice lo que dice unas veces por reacción y otras por actitud
precautoria frente a simétricos preceptos del precedente constitucionalismo
autoritario. Una constitución de ruptura debe ser leída con la Historia en la mano y
mirando convenientemente hacia atrás.

III Constitución de consenso

●Consenso como técnica: Esta calificación nos informa sobre la técnica utilizada
en su elaboración. Esa técnica que trata la búsqueda constante y negociada de
acuerdo de todas las fuerzas constituyentes en unos criterios comunes. Tal vez
debamos admitir que durante aquella etapa se produjo un cierto exceso en la
utilización de esa técnica. La conclusión seria que el recurso a la técnica del
consenso comunico a la labor de nuestros constituyentes un sentido de
colaboración que resultaba impagable.

●Consecuencias del consenso para el texto constitucional: La principal


consecuencia que se deriva de la utilización del consenso consiste en permitir que
la CE asuma su verdadera naturaleza en cuanto pacto fundamental del Estado, esto
es, en cuanto acuerdo de todas las fuerzas políticas en lo fundamental. Toda la
tradición pactista se hace presente como método adecuado para elaborar un texto
constitucional.

Solo así la CE puede operar como autentica norma común, que permite la tolerancia
con el contrario y posibilita el existir en pluralidad. La CE solo opera como norma
fundamental cuando expresa el autentico consenso de todos en los fundamentos
que le son comunes. Pero ese valor se debe pagar al precio de determinado
disvalores constituidos como consecuencias negativas del consenso.

Para empezar, habría que recordar que esa técnica afecto incluso a determinados
aspectos del propio proceso constituyente, como la labor de trastienda que resto la
debida publicidad a los debates parlamentarios habidos sobre su texto y aun redujo
su conveniente altura teórica. Además el consenso fue causa de determinadas
deficiencias técnicas nacidas de la necesidad de detener la redacción de un
precepto allí donde el acuerdo comenzaba a ser imposible.

IV Constitución legitimada por refrendo popular

El ser una constitución legitimada por refrendo popular nos informa sobre el soporte
último de legitimidad que dicha norma posee. En efecto, una vez aprobado
definitivamente por Congreso y Senado el texto del proyecto, el mismo fue
sometido a referéndum. La consulta se celebró el 6 de diciembre de 1978 y en ella
la CE obtuvo el 88.54% de votos a favor y un 7.89% de votos en contra, siendo el

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resto de votos nulos o en blanco. Ese resultado expresa la extensión del respaldo
popular con el que contó la actual CE en su punto de partida.

También es verdad que muestra sus dificultades de origen: la abstención vasca. No


obstante, con lo uno y con lo otro, este refrendo popular constituye finalmente la
condición ultima de la legitimidad de nuestra hoy vigente constitución.

V La incidencia del tiempo sobre la CE de 1978

Durante sus ya largos años de vigencia, la CE ha confirmado en gran medida las


virtudes que se le atribuyeron. Ha creado una autentica conciencia constitucional
en los españolas, ha servido a la consolidación de la democracia y al aseguramiento
de las libertades y ha constituido un marco valido para nuestra convivencia. No
obstante, el paso del tiempo ha afectado a sus previsiones, lo que nos lleva a tener
que completar la exposición anterior con algunas notas que nos aproximen a su
realidad actual.

En síntesis, el transcurso de los más de 30 años pasados desde su promulgación ha


incidido sobre ella de una doble manera, de una parte, sobre su articulado, donde la
vigencia de algunas normas está hoy agotada y de otra parte, sobre su espíritu,
respecto del cual los años han terminado por introducir sensibles modificaciones en
el modo de percibirlo y vivirlo.

Tema 5: Decisiones constitucionales fundamentales

I Estado de derecho

●Imperio de la ley: La CE es una de las pocas constituciones que realiza una


recepción expresa de la formula estado de derecho, lo que significa que otros textos
constitucionales de nuestro entorno no hagan suya dicha calificación aunque no la
mencionen. Nuestra CE lo ha hecho en su preámbulo donde afirma que es voluntad
de la nación española consolidar un estado de derecho que asegure el imperio de la
ley como expresión de la voluntad popular.

Y puesto que la exigencia fundamental del imperio de la ley es que todos los
poderes del estado actúen sometidos al ordenamiento jdco, a esta premisa hay que
considerar que responden aquellas normas en las que la CE intenta alcanzar tal
resultado. A partir de ahí, la CE ha acogido también todos y cada uno de esos
presupuestos que constituyen su sustancia ideológica: el principio de soberanía
nacional, la separación de poderes y la garantía constitucional de las libertades
fundamentales.

●Principios previstos en el art. 93: La CE ha reunido además en su art. 9.3


determinadas reglas, todas ellas enunciadas como principios y dotadas de una alta
densidad técnica, cuya intención no es otra que concretar instrumentalmente el
estado de derecho. Puestos a ordenar su contenido, debemos decir que algunos de
los principios mencionados por el art. 9.3 tienden a realizar el valor de seguridad en
el derecho y otros se orientan a hacer efectivo el valor de supremacía del derecho.

Los primeros son: el principio de seguridad jdca, al que es posible considerar


como una especie de compendio de todos los demás mencionados en el art. 9.3. El
principio de publicidad de las normas, cuya intención es impedir la vigencia de
disposiciones no publicadas. El principio de jerarquía normativa, según el cual las
normas poseen un rango que reproduce la correlativa posición de jerarquía en que

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se encuentre el órgano que las produjo. El principio de irretroactividad de las


normas sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos en virtud del cual no
se puede aplicar una norma que comporte sanciones o limite derechos.

Los segundos son: El principio de responsabilidad de los poderes públicos,


conforme al cual estos deben responder por sus actos u omisiones contrarios al
Derecho. El principio de legalidad, el cual postula la necesidad de que todos los
poderes públicos actúen sometidos a la ley y al derecho. El principio de interdicción
de la arbitrariedad de los poderes públicos, acogido por la jurisprudencia
contenciosa-administrativa. Y aunque su regulación se encuentra fuera del art. 9.3
podemos nombrar el principio de independencia de los jueves.

II Estado democrático

●Principio democrático: Este principio se hace eficaz en una triple dimensión


que coincide con los tres modos o momentos lógicos en los que habitualmente
admitimos que se realiza la idea de democracia e incluso con los tres sentidos en
los que solemos utilizar vulgarmente dicho concepto:

-Principio democrático como principio radical del poder: Aquí actúa como
aquel principio al que la CE encomienda la legitimación originaria del modelo.
Significa ello que solo la referencia al consentimiento fundacional de los gobernados
legitima todo el orden de las autoridades del estado y todo el orden de
prescripciones del derecho que ese estado produzca.

-Principio democrático como principio que postula la participación de la


sociedad en los asuntos públicos: Aquí la CE prevé ante todo en su art. 23 las
dos formas en las que la intervención de los ciudadanos se puede producir. Según
ello, a los efectos de esta segunda dimensión, el principio democrático existe en
primer lugar como principio de participación. Pero además, en su condición como
principio para la participación existe como principio de pluralidad.

-Principio democrático como principio de organización democrática del


poder: En fin, en su dimensión orgánica, rige además la organización y el
funcionamiento interno de aquellas instituciones que realizan la democracia en los
distintos niveles territoriales del estado. En ellas, el principio actúa y existe como
principio mayoritario o de decisión por mayoría pero también como principio de
respeto a las minorías.

●Formas de la democracia en la CE. Democracia representativa:

-Fidelidad de la teoría constitucional de la representación: La referida


preferencia de la CE por la democracia representativa sitúa en un lugar central de
nuestro estudio a la teoría de la representación. Dicha concepción se caracteriza
por seguir reproduciendo todavía las condiciones que definieron al mandato
representativo en la originaria teoría liberal. Aquí el mandato se caracteriza por lo
siguiente:

-Es un mandato general, basado en la presunción de que cada diputado representa


al cuerpo electoral como totalidad y no solo a sus electores o a la circunscripción
por la que su elección se produjo.

-Que el apoderamiento que el elegido recibe se configura además como un


mandato libre o no vinculado a instrucciones de sus electores.

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-Dicho mandato es no revocable, es decir, no está sujeto a la posibilidad de que sus


electores le desposean de concluir su tiempo por desacuerdos con la gestión.

-Adquisición del mandato y condiciones para su perfección: Cuando la CE


dice en su art. 23.1 que nuestros representantes deben ser libremente elegidos en
elecciones periódicas, está indicando que la representación se adquiere entre
nosotros por elección, con lo cual el único o acto o documento que debería
considerarse necesario para perfeccionar la adquisición del mandato debería ser el
acta de proclamación de electos que impida a la Junta electoral correspondiente
hacer realizado el escrutinio y con la que tal condición de elegido se acredita.

Sin embargo, nuestro derecho ha ignorado esta clara y simple lógica y ha decidido
exigir a los elegidos, como segunda y adicional condición de la que hace depender
la plena adquisición de sus mandatos, el juramento o promesa de acatamiento a la
CE. La doctrina subyace a tan singular exigencia suele partir de la consideración de
que el elegido está implicado en una doble relación: en una relación representativa
y una relación orgánica.

-Titularidad del mandato: Visto de nuevo el art. 23.1 y advertido que entre
nosotros la única causa de adquisición del mandato es la elección, parecería
evidente que la relación representativa que de ahí se deriva se establece tan solo
entre electores y elegidos, únicos sujetos que tienen derecho a considerarse parte
de la misma. Traído ello al terreno que aquí nos ocupa, significa que el mandato solo
puede pertenecer a la persona del elegido, único titular del mismo.

El mandato es de los diputados y de los senadores, según los arts. 68.4 y 69.6 CE.
En nuestros días, no obstante, esta elemental conclusión se complica en la medida
en que son los partidos quienes realmente monopolizan la oferta electoral y reciben
la confianza de los electores. Lógicamente ello explica que estas organizaciones
pretender tener algún título sobre la representación lograda bajo sus siglas y que se
haya llegado a sostener que el mandato pertenece al partido y no al rpte individual.

-Posición del TC: La conocida fidelidad de la CE a la teoría clásica del mandato ha


supuesto el compromiso matriz de esta con una concepción de la representación
que aboca inevitablemente a la más neta desconexión entre el diputado y sus
electores. Sin embargo, parecería que una constitución como la nuestra que asume
el principio democrático y reconoce el pluralismo político, con el consiguiente
derecho de los ciudadanos a ser representados en sus particulares opciones,
debería superar en parte el excesivo nivel de desidentificación a que conducen
aquellos esquemas liberales de la relación representativa.

De ahí que nuestro TC haya abierto una cierta brecha en su jurisprudencia para
intentar reconocer el referido efecto modificador del principio democrático sobre la
comprensión liberal del mandato rptvo: Algunas de sus sentencias han venido a
matizar la condición nacional de dicho mandato, reconociendo que si bien es cierto
que los elegidos son representantes del cuerpo electoral en su conjunto, eso no
debe ocultar que los mismos son también representantes de sus electores.

Y con la línea anterior, el TC ha puntualizado asimismo que, si bien tampoco cabe


negar que este no está sujeto a instrucciones, eso no impide aceptar que el rpte
tiene con quienes le eligieron un cierto deber de fidelidad a los compromisos
políticos especificados en su programa, fidelidad que no puede ser obstaculizada ni
desconocida por terceros.

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●Democracia directa:

-Iniciativa legislativa popular: El art. 873. CE admite la iniciativa legislativa


popular, esto es, la posibilidad de que las leyes sean iniciadas por los propios
ciudadanos, pero para ello impone como condición inexcusable que la proposición
de ley vaya respaldada por 500.000 firmas. Además, ha excluido de la iniciativa a
determinadas materias: materias reservadas a LO, materias tributarias, aquellas de
carácter internacional, aquellas relativas a la prerrogativa de gracia, la contenida en
el art. 166 y la de los arts. 131 y 134.1. El procedimiento para ejercerla lo ha
establecido la LO 3/1984 de 26 de marzo y es el siguiente:

-El proceso se inicia con la creación de una comisión promotora, la cual elaborara el
texto de la proposición de ley correspondiente.

-La Mesa del congreso debe pronunciarse en el plazo de 15 días sobre su admisión a
trámite.

-Contra el acuerdo de no admisión adoptado por la mesa cabe recurso de amparo


ante el TC.

-Una vez admitida a trámite la proposición, la comisión puede iniciar la recogida de


las firmas que deberán ir autenticadas en la forma que la ley prevé.

-Comprobadas las firmas por las juntas electorales provinciales, el art. 13.1 de la LO
y el art. 127 del reglamento del congreso hacen preceptivo que todavía queda un
paso más: la sumisión de la proposición de ley al trámite de toma en consideración
por el pleno del congreso.

-Referéndum: La posibilidad de recurrir al referéndum la ha previsto la CE para


distintos supuestos. De ahí que debamos distinguir tres tipos de consultas
referendarias, desarrolladas por la LO 2/1980: referéndum consultivo, art. 92,
abierto a la posibilidad de consultar con los ciudadanos ciertas decisiones de
especial trascendencia; referéndum constitucional, arts. 167 y 168, para la reforma
de la CE; referéndums autonómicos, arts. 151 y 152, para asuntos relacionados con
el Estado de las autonomías.

De estas tres modalidades, únicamente la del art. 92 existe como tal figura general
y nos da la efectiva medida de la aceptación constitucional del referéndum. La
facultad para convocar esta modalidad la comparten, según el art. 92.2, los
siguientes órganos del estado: El presidente del gobierno, a quien le corresponde
proponer su celebración; el Congreso, que deberá autorizar o no autorizar esa
propuesta haciendo que la concurrencia de su voluntad sea igualmente necesaria a
tal fin; el Rey, a quien le compete formalizarla.

La CE ha concebido, asimismo, al referéndum como un mecanismo utilizable a


efectos muy puntuales en el marco del estado de las autonomías, de ahí la
existencia de los referéndums autonómicos. Los ha previsto para 4 supuestos
concretos, de los cuales dos de ellos estuvieron pensados para operar en los
momentos iniciales de la puesta en marcha del estado autonómico:

-La reforma de los estatutos de autonomía cuya primera aprobación hubiera tenido
que hacerse en referéndum, art. 151.2.

-La decisión de integrar a Navarra en el País vasco si tal situación llegara a


plantearse.

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Un supuesto constitucionalmente no previsto es el de aquellas consultas que una


CCAA pudiera querer plantear en su propio ámbito y sobre objetos de su singular
incumbencia. Contra tal posibilidad juega el recelo de su eventual utilización por las
comunidades autónomas en confrontación institucional con el estado.

Como tercera posibilidad los arts. 167.3 y 168.3 contemplan al referéndum como un
traite opcional del procedimiento a seguir para la reforma parcial de la CE y como
un trámite necesario de su reforma total.

●Partidos políticos: Los partidos políticos son estructuras que permiten el


encuadramiento de los ciudadanos para la participación democrática. Desde esta
perspectiva son un elemento esencial del estado democrático. Conscientemente, el
art. 6 ha constitucionalizado por primera vez en la historia constitucional española a
los partidos políticos. El mismo artículo fija los principios sobre los cuales el
legislador habrá de apoyar la regulación de los mismos:

-Principio de funcionalidad democrática según el cual se reconoce que los


partidos asumen y desarrollan funciones de notoria relevancia pública.

-Principio de libertad de creación y disposición sobre sus propios actos,


según el cual su creación y ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto de
la CE y las leyes, con lo cual intenta mostrar la otra cara de los partidos, la que no
mira la dimensión pública de sus funciones sino a su condición privada como
formaciones nacidas de la libre voluntad de los particulares.

-Principio de democracia interna, donde el art. 6 concluye que su estructura


interna y su funcionamiento deberán ser democráticos, lo que comporta unas
consecuencias.

Como hemos visto la creación de los partidos políticos es libre, pero no obstante, la
ley ha sometido la creación de los partidos a dos condiciones, la primera, que sus
promotores sean españoles y que se inscriban en el Registro de partidos políticos
que se lleva en el Ministerio del Interior, a cuyo efecto quienes lo promuevan
deberán presentar en dicho registro la documentación correspondiente, acta
fundacional y estatutos en todo caso.

A la democracia interna se refieren los arts. 6 a 8 de la Ley, cuyo texto establece


que el órgano superior del gobierno del partido debe ser la asamblea general de
todos sus miembros; sus órganos directivos deben cubrirse además por elección;
todos los afiliados tienen derecho a ser informados de las actividades y de la
situación económica; y los estatutos del partido deben incluir procedimientos
previstos y contrastados que les den garantías en los supuestos de expulsión o de
imposición de sanciones.

En cuanto a la financiación de los partidos, la ley no se ha referido a ella, sin


embargo la LO 8/2007 establece que tienen dos fuentes de financiación una
privada, que viene constituida por las cuotas y aportaciones de sus afiliados y por
las donaciones que reciban, a las que la Ley pone ciertos límites a fin de evitar que
los partidos puedan adquirir por esta vía vínculos o compromisos que mediaticen
después su actuación.

Y la financiación pública que se nutre de una subvención anual no condicionada,


esto es, atribuida al partido para que haga frente a sus gastos generales de
funcionamiento; las subvenciones por gastos electorales y cuyo proceso regula la

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LOREG; y las subvenciones que les corresponda como grupo parlamentario según
los reglamentos de las Cámaras como en los Parlamentos autonómicos.

Tema 6: Estado español como estado social

I Constitución económica y economía de mercado

La suma de los dos contenidos antes mencionados constituye lo que hemos dado en
llamar la constitución económica. El concepto fue acuñado en Alemania para definir
el orden de decisiones básicas que determinan cual es el concreto sistema
económico que una constitución asume como propio. Sin embargo, la promulgación
en 1948 de la actual constitución de Alemania, la Ley fundamental de Bonn dio
lugar a que el TC sentara una tesis de neutralidad de la constitución.

En el caso español, la CE si ha identificado de forma expresa a la economía de libre


competencia como el modelo económico del Estado español. Lo ha hecho en su art.
38, pero ello no ha impedido, sin embargo, que cuando el tema de la constitución
económica se ha planteado entre nosotros, se haya intentado importar la tesis
alemana de la neutralidad económica de la Constitución.

No se trata de dos posiciones distintas ya que lo único que las separa es que el
tribunal alemán ha utilizado una nomenclatura bastante desafortunada al hablar de
neutralidad económica para referirse a lo que no es sino simple introducción de
correctivos en un modelo económico, la economía libre, cuya constitucionalizacion
nadie discute.

●Corrección social del modelo: Sobre la aceptación de ese pirus que es ese
modelo de economía libre, el estado social supone la previsión de un determinado
conjunto de medidas orientadas a alcanzar su corrección en sentido solidario y
publico, esto es, a contener la natural inercia de dicho sistema a actuar en la sola
dirección del egoísta espíritu del lucro. A ello apuntan en el caso español las
siguientes previsiones:

-Previsiones en el ámbito de la intervención pública de la economía: En


primer lugar, la consideración de la planificación de la economía como una
autentica función del estado, lo que sitúa a este en la posición de un efectivo
regulador externo del proceso económico encargado de fijar desde fuera las líneas
básicas de dicho proceso, a fin de que los distintos agentes de la producción
adecuen después su actividad a tales previsiones.

Además, la CE ha autorizado al estado para que pueda actuar el mismo como


empresario en aquellos sectores en los que el interés público lo requiera. Según
ello, el Estado no tiene porque ser tan solo planificador o regulador externo de la
economía del que acabamos de hablar sino que puede operar también como agente
directo de la producción mediante la creación de empresas de titularidad pública, lo
que comporta la aceptación de la existencia de un sector publico de la economía al
lado del sector privado.

El art. 128.2 ha acogido asimismo la figura de la intervención estatal de empresas


al facultar al Estado para que pueda intervenir la gestión de una empresa específica
sin sustraerla a la propiedad privada cuando el interés general o la existencia de
ciertos riesgos para la economía del país así lo aconseje. A los anteriores medios
debemos unir la facultad del estado de utilizar la Ley de presupuestos y la
legislación tributaria como eficaces instrumentos de política económica.

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Finalmente, el art. 129.2 ha dado acogida a las formas propias de una economía
social al establecer la posibilidad de que el estado promueva la existencia de
empresas cooperativas y de otras formas de participación de los trabajadores de la
empresa, ahí incluidas aquellas medidas que faciliten el acceso de los trabajadores
a la propiedad de los medios de producción.

-Previsiones en el ámbito de la concepción de los derechos: Consciente de


que la verdadera condición social de un estado requiere la ampliación del catalogo
de sus libertades a aquellos derechos que persiguen la igualación de las
condiciones en las que los hombres deben desenvolver su vida, el TI de la CE se ha
hecho cargo de esta existencia en el doble terreno de los derechos laborables y de
los derechos prestacionales.

La principal dificultad que afecta a estos derechos consiste en la imposibilidad de


hacerlos exigibles de modo inmediato, dada su condición de prescripciones
meramente directivas para los poderes públicos. Por eso la CE ha renunciado a
considerarlos como derechos y los ha recogido en el Capítulo III del TI. No significa
esto que carezcan plenamente de eficacia ya que:

-Pueden ser utilizados para apoyar sobre ellos la sí constitucionalidad de aquellas


decisiones que intenten satisfacerlos.

-Cabe usarlos para reforzar el alcance de otras normas en el sentido socialmente


más positivo.

-Se discute si pueden servir para impedir la disminución del nivel ya logrado por
ciertas conquistas sociales relacionadas con ellos.

-Previsiones sobre la transformación real y efectiva de la sociedad acerca


del alcance del art. 9.2: La CE es la única ha seguido el avanzado ejemplo de la
constitución italiana y ha atribuido a todos los poderes públicos la complicada tarea
de intentar transformar a la sociedad en una sociedad más justa en la que la
libertad y la igualdad sean reales y efectivas. Naturalmente, la formulación de tales
ideales en una norma constitucional obliga a analizar sus consecuencias en un
doble plano.

En el plano de su difícil eficacia jdca, perspectiva desde la cual ya se entiende que


el problema reside en la imposibilidad de conseguir que estas declaraciones pasen
por el terreno de la retorica constitucional, en el que de alguna manera están
planteadas, al de la efectiva aplicación judicial. Ello al margen los preceptos
españoles e italianos merecen ser analizados también en el plano de su intención
constitucional, contexto en el cual pudieran adquirir para nosotros una significación
especial.

A eso se refiere la doctrina italiana cuando indica que el constitucionalismo


occidental ha llegado a tanto como a reconocer sus propias insuficiencias y
contradicciones, porque decir que los poderes públicos deben remover los
obstáculos que impiden que la igualdad y la justicia sean reales y efectivas es
reconocer que hay obstáculos o que el propio sistema sigue generando
desigualdades.

Tema 7: Sistema constitucional de fuentes

I Ordenamiento jurídico y constitución

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El derecho de cualquier país se nutre de un número ingente de normas, producto de


la acción de diversos sujetos todos ellos dotados de capacidad para crearlas. Entre
esos centros creadores se incluyen desde los distintos órganos del Estado hasta la
propia comunidad que también lo crea a través de la costumbre. De ahí que ese
abigarrado conjunto de mandatos necesite la intervención de unos criterios que
permitan organizarlo y trabarlo en un sistema en el que cada norma ocupe su lugar,
un ordenamiento jdco.

II Constitución como norma que regula el sistema de fuentes

●Norma para la producción de normas: La constitución se encarga de


determinar las condiciones de producción de las demás normas y lo hace fijando
quienes son los únicos sujetos que pueden crearlas, en que tipos normativos deben
formalizarlas y a que reglas básicas han de atenerse para producirlas. Al operar de
esta manera, la constitución no solo está actuando como norma para la producción
del resto de normas sino que está cumpliendo una imprescindible función como
norma para determinación de la validez de las normas.

●Norma para la ordenación del sistema de normas: Además de regir la


creación de las otras fuentes del derecho, la constitución se ocupa asimismo de
estructurarlas o trabarlas en un autentico sistema u ordenamiento jdco. Para ello
pone en juego dos criterios fundamentales:

-El primero, el principio de jerarquía, está recogido en el art. 9.3 CE y su forma de


operar consiste en mantener que cada norma posee un rango distinto en razón de
la correlativa fuerza que es capaz de transmitirle la potestad que lo crea.
Consecuencia de esto es la distinta fuerza que ostenta cada norma, lo que se
traduce en que cada una de ellas posee una vis positiva que le permite actuar sobre
las normas inferiores y una vis negativa que la hace resistente a ella, a las normas
inferiores.

Por razones obvias, el principio de jerarquía suele bastar para explicar la ordenación
del sistema de fuentes en los estados unitarios o centralizados en los que existe un
solo orden de instituciones, las del estado central, y por lo tanto un solo orden de
productores del derecho.

-El segundo, el principio de competencia, no está expresamente mencionado en


la CE, sin embargo su recepción constitucional no es por ello menos evidente.
Según este principio cuando las normas tienen bien delimitados sus respectivos
ámbitos materiales, se establece entre ellas una relación horizontal que hace
legitima la acción de cada una en su correspondiente espacio, obligándonos a
preferir siempre la procedente de quien tenga la competencia sobre la materia de
que se trate.

-Junto a los dos principios anteriores, tenemos el principio de temporalidad, que


nos obliga a preferir en todo caso la norma posterior a la anterior siempre que
ambas se hubieran producido dentro de un mismo ámbito de competencia y
tuvieran la misma jerarquía y el principio de especialidad que nos impone la
exigencia de preferir la norma especial sobre la norma general, esto es, aquella que
prevé un régimen singular para un ámbito especifico sobre aquella otra que fija un
régimen común.

●Otras determinaciones de la constitución sobre el sistema de normas:


Además de las anteriores previsiones referidas a la producción y ordenación del

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derecho, la CE contiene también otras normas destinadas a adoptar ciertas


decisiones básicas relativas a la aplicación del derecho. Ese cometido lo cumple el
art. 9.3 en el que la misma ha querido codificar un largo listado de principios que
hacen tanto a la seguridad en el derecho, seguridad jdca, como a su fuerza de
obligar, supremacía del derecho.

Obviamente, todos estos principios son otras tantas denominaciones que la CE


adopta sobre el sistema de normas en su condición de derecho sobre el resto del
derecho. Pero como de todos ellos tenemos ya suficiente noticia por lo dicho en
aquel lugar, a lo allí considerado nos remitimos ahora.

●Addenda. Título preliminar del CC: El CC sigue conteniendo hoy día un título
preliminar denominado de las normas jdcas, su aplicación y su eficacia, norma que
es a todas luces pre-constitucional pero a la que no ha afectado para nada la
entrada en vigor de la CE. Por lo que hace al contenido de la regulación, hay que
puntualizar que el mismo es complementario y solo complementario del que la CE
establece.

Sobre su rango hay que añadir que aunque por su contenido estas disposiciones
sean constitución en sentido material eso no las convierte en constitución en
sentido formal, con lo cual las mismas no ven alterada en absoluto su posición en el
ordenamiento jdco, que sigue siendo la que corresponde por ley ordinaria.

Ello significa que la regulación relativa a las fuentes que el título preliminar
establezca no puede contravenir lo previsto sobre las mismas en el texto
constitucional y que, como tal ley ordinaria, otra ley posterior podrá excepcionar
cualquiera de sus previsiones para supuesto o materia especifica sin causar por ello
su derogación como regla general.

III Constitución como fuente del derecho

●Su fuerza y supremacía normativa: La CE es norma o fuente del derecho, no


es además una norma cualquiera. Es la norma superior del ordenamiento jdco,
fórmula en la que va implicada su doble condición como norma jdca y como norma
más alta. Aunque su propia promulgación como Ley Fundamental del estado,
producto de la voluntad del constituyente, ya lo comporta y no era preciso que lo
hiciera.

El art. 9.1 parece haber querido explicitar esta doble condición al decir que los
ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la CE y al resto del ordenamiento
jdco, enunciado con el cual intenta significar que ella misma forma parte del
ordenamiento y que posee además una indiscutida posición de preeminencia sobre
el resto de normas.

●Su rigidez y reforma constitucional:

-Iniciativa para la reforma: Esta cuestión determina quién puede poner en


marcha la reforma constitucional. El art. 166 de nuestra CE ha resuelto el problema
remitiéndose a los apartados 1 y 2 del art. 87 en los que se menciona a algunos de
los sujetos que poseen la capacidad para iniciar una ley ordinaria:

-El gobierno a través de un proyecto de ley de reforma constitucional.

-El congreso con una proposición de ley de reforma constitucional aprobada por 1/5
del total de diputados.

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-El senado con una proposición de ley de reforma constitucional respaldada por 50
senadores.

-Las asambleas de las CCAA las cuales podrán optar entre una doble vía, o bien
solicitar del gobierno la adopción de un proyecto de reforma o bien requerir del
congreso la aprobación de una proposición de reforma.

Queda excluida de esta posibilidad de poner en marcha la reforma constitucional, la


iniciativa popular, toda vez que el art. 166 no remite al apartado 3 del art. 87, en el
cual dicha iniciativa se contempla.

-Procedimiento y tipos de reforma: La primera reforma, la parcial, se


encuentra en el art. 167 CE y por tal debemos entender la que afecta solo a una
parte concreta del articulado. De ahí que su tramitación deba seguir los siguientes
pasos:

-Una vez ejercida la iniciativa en los términos que ya conocemos, el proyecto o


proposición debe ser sometido a enmienda y debate de ambas cámaras, aprobado
por una mayoría reforzada de 3/5 en cada una de ellas.

-Si el texto aprobado por el senado no coincidiera con el adoptado por el congreso,
se designara una comisión mixta de diputados y senadores que elaborara un texto
común, donde deberá obtener la mayoría de 3/5 no conseguida la primera vez.

-Si esa mayoría de 3/5 no se obtiene en el senado, el congreso podrá compensar tal
defecto y aprobar la reforma por mayoría de 2/3, superior por tanto a la
inicialmente exigida. Para ello se requiere que la mayoría obtenida en el senado no
haya sido inferior a la mayoría absoluta.

-El procedimiento concluye con el recurso opcional al referéndum.

La segunda reforma, la total, está regulada en el art. 168 y se considera como tal a
aquella que afecta a la totalidad del texto constitucional, es decir, a aquella que se
concreta en la presentación de un proyecto completo de nueva constitución o a
aquella reforma parcial que queda asimilada a la reforma total por afectar a los
derechos fundamentales o a la Corona. Su procedimiento es el siguiente:

-La reforma debe iniciarse con la aprobación en cortes, por mayoría de 2/3 en cada
cámara.

-El acuerdo de ambas cámaras comporta la disolución automática de las CG que


han aprobado el principio de reforma y la convocatoria inmediata de elecciones. La
intención de tan grave mecanismo es permitir que sean las dos Legislaturas que
intervengan en la reforma y dar lugar a que la consulta electoral que la disolución
abre opere como cuasi referéndum.

-Las nuevas CG elegidas tras la disolución han de proceder a ratificar la decisión de


las CG anteriores, confirmando la necesidad de la reforma. Si el acuerdo de
ratificación es positivo las CG debaten el articulado del proyecto y proceden a su
aprobación final por 2/3 de cada cámara.

-Adoptado el texto final, todavía queda la ratificación popular de la reforma en


referéndum, impuesta por el art. 168 CE.

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-Limites a la posibilidad de reforma: Nuestra CE no contiene más limite expreso


a la posibilidad de reformar la constitución que el establecido en el art. 169, según
el cual no puede iniciarse la reforma en tiempos de guerra o durante la vigencia de
los estados de excepción, alarma o sitio. Por lo que hace posible la existencia de
límites implícitos, la cuestión se ha planteado en relación con los siguientes
supuestos:

-En nuestro derecho, tal espíritu está recogido en el art. 1.1 CE, el cual declara
valores superiores de su ordenamiento la libertad, la justicia, la igualdad y el
pluralismo político. La cuestión es saber si este art. está protegido por una clausula
implícita de irreformabilidad.

-Una cuestión diferente es si existe un límite implícito en cuya virtud queda


presumir de irreformabilidad del propio procedimiento de reforma dado que su
modificación supondría desmontar el mecanismo de protección del que la CE ha
querido dotarse, y esa es una intención que ni cabe atribuir a la norma
constitucional.

-La única limitación no expresa que cabe derivar de la CE tiene que ver con la
habilitación por la misma de dos procedimientos distintos de reforma y consiste en
la imposibilidad de utilizar el procedimiento menos agravado para producir
modificaciones que solo deben alcanzarse por el procedimiento agravado.

●La jurisprudencia del TC como fuente supralegal: En relación con las fuentes
del derecho que tienen un rango superior a la ley debemos incluir la jurisprudencia
del TC, esto es, la doctrina que el mismo sienta en sus sentencias, en la parte en la
que se fija el sentido y el alcance de sus preceptos. La razón por la cual cuando la
jurisprudencia del Tc opera en este segundo sentido adquiere una fuerza de obligar
que la sitúa en una posición próxima a la CE y superior a las leyes.

El art. 1 de su Ley reguladora, lo convierte en el único órgano del estado con


capacidad para determinar, de manera vinculante para los demás órganos, cual es
el sentido que debe atribuirse a cada precepto que la CE contiene. En definitiva, esa
doctrina subordina a las demás fuentes del derecho al mismo nivel que la CE y por
lo tanto queda sometida a la posibilidad de que esta pueda fijar su propio sentido
de manera distinta a la establecida por esta jurisprudencia mediante una reforma
constitucional.

Tema 8: Sistema estatal de fuentes

I Teoría de la ley

●La ley en la teoría clásica: Entrando en la consideración de las normas de


origen interno, debemos comenzar por preocuparnos de la ley, a la que corresponde
una indiscutible primacía dentro de dicho ámbito. A lo largo del tiempo han existido
dos modos muy diferentes de entender la ley a los cuales podemos comenzar por
referirnos:

-El dualismo germánico y la concepción de la ley como ley material. Una de


esas dos concepciones identifica a la ley con aquel conjunto tasado de materias que
la CE le reserva, esto es, con aquel concreto ámbito que la constitución considera
propio de ley. A resultas de ello, la ley se identifica con aquella concreta lista de
materias en las que el parlamento debe intervenir en defensa de la sociedad.

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Esta concepción material de la ley determina además el tipo de vinculación que los
demás poderes del estado deban mantener respecto de ella y explica su particular
versión del principio de legalidad. Basta con que esa acción del ejecutivo no
desconozca lo establecido por la ley para que la misma sea posible.

Así entendida, esta singular concepción de la ley se extiende a las relaciones que
esta mantiene con el reglamento. Puesto que la ley queda aquí referida a las
concretas materias que la CE le atribuye, al lado de la reserva de ley, quedan
ciertos espacios exentos de ley que el reglamento puede ocupar con legitimidad
propia.

-La concepción monista de la ley como ley formal, trata una estructura con un
único órgano que dispone de legitimidad originaria, razón por la cual los demás
órganos del estado han de apoyar sobre él la legitimidad de sus actos. En
consecuencia, aquí lo que caracteriza a la ley no es su contenido sino su forma, de
ahí que la ley se conciba como ley formal, es decir, como la forma que adoptan los
mandatos del Parlamento en los que este expresa una voluntad irrefrenable a cuya
fuerza ninguna materia se pueda sustraer.

Dado que además el parlamento es ahora la única institución dotada de legitimidad


originaria y que los demás poderes deben apoyar sobre ella la legitimidad de sus
actos, le principio de legalidad no es aquí tan solo el limite a no trasgredir por tal
actividad sino su fundamento, esto es, el pirus o presupuesto en el que esta debe
encontrar su titulo para existir.

Traída esta argumentación al terreno de las relaciones entre la ley y el reglamento,


ello significa la exigencia de ley habilitante o ley previa para que el reglamento
pueda existir, lo que supone la primariedad o precedencia de la ley por el
reglamento y no solo su prevalencia o superior jerarquía.

●Concepto de la ley en la CE:

-Concepción constitucional: La CE no define la ley ni es tampoco demasiado


explicita a la hora de mostrarnos su concepción sobre la misma. Debemos intentar
deducirla de ciertos datos transversales que nos pueden resultar expresivos:

-No hay en la CE un precepto que reúna o codifique todas las materias propias de
ley, lo que ya es un indicio de que nuestra CE no tiene de la misma una visión
material.

-En dicha búsqueda, puede resultarnos bastante eficaz razonar a partir de la


condición monista de los presupuestos de legitimidad que operen en el sistema
español ya que esos presupuestos revelan que entre nosotros solo el parlamento
dispone de una legitimidad democrática originaria, con lo cual los demás poderes
deben derivar normalmente la legitimidad de sus actos del respaldo que el
parlamento les preste.

-Igualmente útil resulta constatar que la CE tiende a identificar a esta por referencia
a su imperium, esto es, a la intensidad de su fuerza, lo que no es disociable de su
forma y de la cualidad singular de la potestad que la crea.

-A un resultado complementario podría conducirnos el advertir que la CE plantea el


modo y grado en el que los demás poderes deben quedar sometidos a la ley en
términos de efectiva vinculación positiva.

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-Principio de legalidad: A la vista es posible mantener que la concepción de la


ley que la CE asume esta mucho más cerca del concepto de ley formal que de la
idea de ley material. Dicho de otra manera, no la reserva de ley sino el principio de
legalidad en su versión más intensa, aquella para la cual la ley es fundamento o
presupuesto que se impone de modo positivo a la acción de los demás poderes.

A la postre, la nota fundamental de la ley en nuestro ordenamiento jdco es su


primariedad, el ser la norma a la que la CE ha confiado la creación primera del
derecho. Las normas elaboradas por los demás poderes pueden colaborar con ella
en el posterior desarrollo de tales normas jdcas, no quedándose en la mera
producción de normas organizativas llamadas a operar tan solo ad intra de la
administración.

-Sentido y alcance de la reserva de ley: Nos queda tan solo averiguar qué
sentido tiene entonces el instituto de la reserva de ley en nuestro sistema, habida
cuenta de que la CE exige en bastantes preceptos que la materia mencionada por
ellos sea regulada por ley, con lo cual parece estarla reservando a dicho tipo
normativo.

Está claro que la función de la reserva no puede ser la de delimitar el total dominio
propio de ley porque esa es una tarea que este instituto solo asume en un modelo
dualista y porque en un sistema de ley formal como es el nuestro, dicho cometido lo
cumple ya por vías coherentemente no materiales el principio de legalidad al
reservarle la creación primera de toda regla de derecho.

La reserva de ley actúa a veces en la CE como reserva de tipo de ley, en este caso,
su intención no es acotar el ámbito propio de ley sino indicar a qué tipo de ley está
reservada la materia correspondiente. Otras veces, la reserva de ley opera como
reserva reforzada con la imposición de determinados contenidos.

En fin, la mayoría de las reservas de ley que la CE incluye actúan como reserva de
procedimiento parlamentario destinada a operar frente a ciertas decisiones
deslegalizadoras que pudiera adoptar el propio legislador. Lo que pretende la CE
con tales reservas no es vetar al gobierno sino evitar que el parlamento pueda
dictar preocupantes leyes de deslegalización.

●Caracteres de la ley: En primer lugar, la primariedad de la ley, es la


consecuencia inmediata de la condición de la ley como ley formal y por lo tanto,
apenas tenemos que insistir sobre ella. Mantener la primariedad de la ley es afirmar
que la misma es la norma primaria del ordenamiento, esto es, aquella a la que la CE
encomienda la creación primera del derecho.

En segundo lugar, limitación funcional de la ley, La ley se caracteriza en


nuestros días por ser una norma funcionalmente limitada, nota con la cual
comenzamos a dar cuenta de esos profundos cambios habidos en la concepción de
la ley formal de los que hablábamos hace un momento.

En tercer lugar, generalidad de la ley, La ley está llamada a contener


habitualmente normas de carácter general. La teoría clásica considero incluso que
esta generalidad de la ley era consustancial a la misma, tanto que para ella esta
nota era la que realizaba el valor de igualdad de todos antes el derecho.

En cuarto lugar, presunción de constitucionalidad de la ley, la ley ha pasado a


ser hoy una norma juzgable de inconstitucionalidad, igual que el resto de las

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normas son juzgables respecto del derecho que le es superior. Sin embargo, en esta
enjuiciabilidad, la ley se beneficia de un privilegio que no poseen las demás normas,
su presunción de legitimidad.

Por último, la heterogeneidad de la ley, la inicial condición unitaria de la ley


aparece hoy cuartelada en una multiplicidad de tipos normativos, todos los cuales
poseen condición y rango de leyes, esto es, todos los cuales son leyes. A este punto
de llegada se ha arribado en razón de la incidencia de determinados factores de los
cuales se ha hecho eco nuestra CE, con lo cual esta diversidad de la ley ha pasado a
ser una de las notas que caracterizan a dicha fuente en nuestro sistema.

II Leyes de producción Parlamentaria

●Ley ordinaria: Las CG utilizan habitualmente su prerrogativa legislativa en forma


de ley ordinaria, y puesto que ella es la forma común que adopta la ley, todo lo
dicho sobre su naturaleza formal y sobre su condición de norma primaria debe ser
traído a este lugar. Aparte de ello, aquí deberíamos hacer referencia al tratamiento
que la CE ha dado a sus aspectos procesales, esto es, al régimen establecido para
la iniciativa legislativa y al modo de elaboración de las leyes, ahí incluidas las
formulas de agilización del mismo. Pero en este punto parece sensato que nos
remitamos a lo que se diga en la parte orgánica al tratar de la función legislativa de
las CG.

●Ley orgánica: Consiste en exigir una mayoría reforzada, la mayoría absoluta,


para poder aprobar determinadas leyes relativas al desarrollo más inmediato de la
constitución. Son un tipo normativo que debe considerarse excepcional, porque
rompe el juego lógico del principio de las mayorías en toda democracia, donde la
ley debe poder aprobarse por la misma mayoría que permite gobernar. Dos son los
elementos que caracterizan a las leyes orgánicas, por una parte, la determinación
de unos supuestos específicos reservados a ley orgánica y por otra parte, la
exigencia de un procedimiento especial para su adopción. Decimos lo necesario
sobre ambos.

El art. 81.1 especifica que materias deben ser objeto de LO. Según su
enunciado, están reservadas a dicha categoría las leyes relativas al desarrollo de los
derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueban los estatutos
de autonomía, las que establecen el régimen electoral general, las que regulan
ciertos altos órganos del estado, las que afectan a los estados de excepción, alarma
o sitio, las relativas a determinadas cuestiones que tienen que ver con la
organización territorial del estado y las que sirven para formalizar ciertos actos
caracterizados por su especial importancia.

Con respecto a las condiciones de procedimiento, la CE ha establecido para las


LO un procedimiento de aprobación especial y mas agravado que el que rige para
las leyes ordinarias. La agravación procesal más intensa que incluye dicho
procedimiento consiste en requerir el voto de la mayoría absoluta del Congreso
para su aprobación o modificación, lo cual las sustrae al dominio de la mayoría
simple e impone para ellas un nivel de consenso más elevado y permanente que el
común.

En cuanto a la naturaleza y jerarquía de las LO, debemos decir que es una


cuestión a la que es preciso aproximarse con una actitud algo mas ponderada, lo
que perfectamente podría llevarnos a tener que encontrar la solución a tal dilema

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en el entrecruce de un postulado general con dos reglas adicionales que lo


completan y precisan:

-El postulado general del que debemos partir consiste en aceptar el indesplazable
valor del principio de competencia como criterio fundamental y primero al que
recurrir para entender las relaciones entre LO y LOR, ya que mantener otra cosa
supondría desconocer la evidente condición material de las LO e ignorar así la
necesidad de resolver sus colisiones con la LOR.

-Acto seguido debemos añadir a este postulado general dos reglas o excepciones
que apuntan a la eficacia complementaria del principio de jerarquía: la primera de
esas reglas alude al hecho de que no todas las LO son idénticas ni cumplen la
misma función, de tal modo que si bien la mayoría de ellas desempeñan estrictas
funciones del desarrollo de la CE o de concreción de la CE.

La segunda de esas reglas en cuya virtud el principio de jerarquía puede entrar en


juego es para regir las relaciones entre la LO y la LOR tiene que ver con la dificultad
que a veces existe cuando intentamos establecer una delimitación precisa del
ámbito reservado a la LO, así como con la evidencia de que la misma no puede ni
debe agotar muchas veces hasta los últimos niveles la normacion de la materia que
tiene reservada.

III Normas del gobierno con valor de ley

●Decreto ley: Por decreto ley debemos entender a aquella disposición de carácter
general que es dictada por el gobierno por razón de urgencia y a expensas de su
posterior convalidación parlamentaria. Está regulado por el art. 86 CE el cual
autoriza al gobierno a adoptar disposiciones legislativas provisionales que tomaran
la forma de decretos leyes, siempre que concurran determinadas circunstancias que
lo hagan necesario.

Añadamos que, como corresponde a la naturaleza extraordinaria de esta figura, el


art. 86 ha establecido una regulación restrictiva y cautelar de los decretos leyes,
cuyas determinaciones básicas son las siguientes:

-Presupuesto habilitante: La primera cautela frente al decreto ley consiste en


someterlo a determinada condición de hecho, convertida así en presupuesto
habilitador del gobierno para emitirlos. Ese presupuesto habilitante es la existencia
de una situación de extraordinaria y urgente necesidad que impida que la norma
pueda ser elaborada normalmente por las CG.

Por situación de necesidad debemos entender al estado de necesidad relativa


derivada de la correlación entre determinados objetivos estimables o importantes
para la política del Gobierno y la dificultad de alcanzarlos si no es recurriendo a esa
actuación normativa inmediata que es el decreto ley.

-Materias excluidas del decreto ley: La segunda de las actitudes precautorias


adoptadas por la CE frente al decreto ley consiste en impedir que este pueda
invadir a la potestad legislativa de las cortes para regular determinadas materias.
Por lo que quedan excluido del decreto ley el ordenamiento de las instituciones
básicas del estado, además la regulación de los derechos, deberes y libertades de
los ciudadanos del título I CE.

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También el régimen de las CCAA y el derecho electoral general, mención que debe
entenderse en el sentido de excluir del decreto ley toda norma referida a los
elementos esenciales del régimen electoral general, cualquiera que sea el ámbito
territorial de las elecciones afectadas, espacio que legítimamente corresponde
ocupar a la LOREG.

La doctrina se ha planteado la posible coincidencia de esta relación de materias


excluidas del decreto ley con las materias reservadas a LO, de tal modo que no
cabria adoptar un decreto ley en el mismo ámbito reservado a esta norma. Y es
verdad que una cierta semejanza existe entre ambos conceptos.

-Convalidación parlamentaria: El decreto ley adquiere vigencia u produce


efectos desde el momento que indique su texto. Pero esa vigencia es sin embargo
provisional en la medida en que pende del acuerdo de convalidación del congreso.
Así lo determina el art. 86.2 y 3, según el cual el Congreso deberá, en un plazo de
30 días contados a partir de su promulgación, pronunciarse sobre él, convalidándolo
o no. El acuerdo final que el mismo adopte deberá contar con alguno de estos tres
pronunciamientos:

-La no convalidación, decisión que comporta la nulidad del mismo y que plantea el
delicado problema de los efectos producidos durante su periodo vigente.

-La convalidación, que subsana la provisionalidad del mismo y lo integra en el


ordenamiento con rango de ley, pero sin transformar su naturaleza de decreto ley.

-La tramitación del decreto ley como proyecto de ley por el procedimiento de
urgencia. Posibilidad que se pensó para aquellos casos en los cuales el Parlamento
no desee ni convalidar el texto ni dejar sin norma una materia que lo necesita.

●Decreto legislativo: Por decreto legislativo debemos entender aquella norma de


carácter general que el Gobierno dicta con valor de ley, estando habilitado para ello
por las propias CG a través de la oportuna ley de delegación. Su regulación se
encuentra en los arts. 82 a 84 de la CE. La norma de ahí resultante reviste la forma
de decreto pero tiene la misma fuerza que la ley al haber sido dictada por
delegación de las CE.

-Materias excluidas: Al igual que con el decreto ley, la Ce ha querido que el


gobierno no pueda dictar decretos legislativos sobre determinadas materias, cuya
identificación esta vez es más clara porque no procederá el decreto legislativo en
todo el ámbito reservado a LO, con lo cual ambos espacios coinciden.

-Clases de leyes de delegación: En primer lugar, la ley de bases, mediante la


cual las CG delegan en el gobierno la capacidad para dictar un completo texto
articulado, bien que con sujeción a los criterios que fije la ley. A efectos de que
dicha delegación no se convierta en una carta en blanco, el art. 82 impone las
condiciones siguientes:

-El otorgamiento de la delegación que la ley de bases realiza debe ser expreso.

-Debe hacerse para materia o acto concreto.

-La delegación ha de quedar sometida a término, es decir, ha de hacerse por plazo


determinado.

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-Debe tener carácter indelegables, con lo cual el gobierno no la puede trasladar a


otro sujeto.

-Y debe hacerse con delimitación clara de las bases, a las que la misma queda
sometida, sin que valgan las delegaciones legislativas en blanco.

-Se prohíbe la posibilidad de que la ley de bases autorice al decreto legislativo a


modificar la propia ley de bases y la interdicción de que la ley de bases faculte al
gobierno para dictar a su amparo normas con carácter normativo.

En segundo lugar, ley de delegación para dictar un texto refundido, supuesto


en el cual el mandato que las las CG hacen al gobierno consiste en mandatarle que
recoja y compile en un texto ordenado y único una legislación preexistente, hasta
entonces dispersa en distintos cuerpos legales. La habilitación al gobierno la hacen
aquí a través de una ley de delegación que es una simple LOR y tampoco puede ser
en este caso una delegación en blanco.

-Control de los decretos legislativos: El control parlamentario antecede a la


elaboración de la norma por el gobierno en forma de condicionamientos puestos a
la misma por la ley de delegación que nunca podrá contener una delegación en
blanco. Este control está confiado a los tribunales ordinarios porque el art. 86.2
habla de la competencia propia de estos lo que plantea un problema ya que
sabemos que solo el TC puede conocer de las leyes y anularlas, con lo que el control
sería imposible.

La solución a la que ha llegado la doctrina consiste en considerar que si tal control


se refiere tan solo a la posibilidad de que el gobierno haya incurrido en ultra vires.
En este caso, el control por el juez ordinario se hace factible porque los preceptos
que hayan incurrido en tal exceso no habrán adquirido el valor de ley y habrán
pasado a ser producto tan solo de la potestad normativa propia del gobierno.

IV Reglamento administrativo como fuente secundaria

Con el reglamento entramos en otro ámbito normativo. Los reglamentos son


resultado de otra potestad, la potestad reglamentaria, de la que la CE dota al
gobierno para que discipline y ordene y norme la organización y actividad de la
administración y de sus servicios y llegado el caso, siempre que cuente con la
habilitación de una ley previa. Así entendido, el estudio detallado del reglamento
corresponde al derecho administrativo. Aquí simplemente puntualizaremos que ellos
mismos son una categoría internamente jerarquizada según el rango del órgano que
los produce.

V Relaciones entre la ley y el reglamento

Retomando ideas que ya vimos al exponer la teoría de la ley en la constitución


española, podemos convenir que el reglamento debe respetar siempre en nuestro
derecho la necesidad de que exista una ley previa que lo habilite cuando quiera
conformarse con un reglamento jdco, esto es, cuando quiera crear derecho con
eficacia sobre las relaciones, derechos y deberes de los ciudadanos.

No existen en nuestro ordenamiento los reglamentos praeter legem, exentos de


previa habilitación legal. Si caben, en cambio, sin que tenga que mediar una ley
previa, los llamados reglamentos internos o de organización, utilizados por la

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administración para la organización de sus propios servicios y sin proyección


normativa externa sobre los ciudadanos en cuanto destinatarios de tales servicios.

La aceptación de este modo de entender el principio de legalidad, y por lo tanto, las


relaciones entre la ley y el reglamento ha tenido que enfrentarse entre nosotros a
ciertas dificultades nacidas de la subsistencia de determinados hábitos con raíces
en nuestro pasado.

VI Reglamentos parlamentarios

Al lado de la ley y el reglamento, únicas normas del sistema estatal de fuentes


hasta aquí consideradas, existen otras normas fruto de la potestad normativa que la
CE ha atribuido a determinados órganos constitucionales para que puedan regular
su régimen interno. Esa potestad la reconoce toda constitución por lo menos a sus
cámaras parlamentarias para que estas puedan aprobar su reglamento
parlamentario.

En todos estos casos, los citados reglamentos deben considerarse normas


primarias, lo que no significa que sean actos con valor de ley sino que se sitúan al
mismo nivel que la ley porque la potestad que los crea se apoya inmediatamente
sobre la constitución, razón por la cual su denominación no debe confundirnos
haciéndonos pensarlas como reglamentos administrativos, cosa que no son en
absoluto.

Tema 9: Sistema autonómico de normas

I Leyes para la determinación del sistema autonómico de fuentes

La existencia del sistema autonómico de fuentes apoya su legitimidad sobre su


previsión por la CE. Es esta norma fundamental la que establece la condición del
estado español como estado de las autonomías y la que contempla la posibilidad de
atribuir potestades normativas a los territorios que acceden a su autogobierno. Esa
tarea la difiere a ciertas normas del sistema estatal a las que pasa así a
corresponder una función estatuyente.

Traído este planteamiento al terreno de las fuentes del derecho, eso significa que la
constitución convierte a tales disposiciones pertenecientes al sistema estatal en
normas sobre el sistema autonómico de normas, esto es, en el derecho que rige la
producción del derecho de las CCAA lo que nos avisa de su carácter cuasi-
constitucional y de su superioridad sobre dicho derecho autonómico.

●Estatutos de Autonomía: El primer lugar entre esas leyes estatales llamadas a


determinar las condiciones del sistema autonómico de fuentes lo ocupa el estatuto
de autonomía. Por lo que respecta a su contenido, el art. 147.2 les ha impuesto un
contenido necesario en el que no pueden dejar de mencionar la denominación de la
Comunidad que mejor responda a su identidad histórica, la delimitación de su
territorio, la denominación, organización y sede de las instituciones autonómicas y
las competencias que la CCAA asume dentro del marco establecido por la CE.

A partir de aquí, tanto la doctrina como el TC se han preguntado si cabria que los
Estatutos añadieran a este contenido necesario otros contenidos no contemplados
en dicho precepto. Y la respuesta tanto de aquella como de este ha terminado
siendo positiva porque, según la opinión más generalizada, el art. 147.2 solo ha

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fijado el contenido mínimo de tales normas estatuarias, nunca a su contenido


máximo.

La cuestión se reduce a preguntarnos si los estatutos pueden añadir todavía a los


anteriores contenidos otro tipo de previsiones contempladas de forma explícita ni
implícita por la CE, pero sí legítimamente optables por la CCAA en virtud de su
derecho a definir su propia autonomía, lo que nos sitúa dentro del debate sobre la
existencia y alcance del denominado contenido estatuario posible.

Ello aparte, la CE ha establecido que la aprobación de los estatutos debe hacerse


mediante LO. Es preciso por tanto, que en su adopción intervenga una mayoría
absoluta del Congreso. Ahora bien, tanto en su aprobación inicial como en sus
posteriores reformas la tramitación de los estatutos de autonomía no se ajusta al
mismo procedimiento que se sigue para la adopción de las demás leyes:

-En todos ellos se prevé una fase primera, de iniciativa de la reforma y adopción de
la propuesta que vaya a ser elevada a las CG, que queda siempre al final a cargo
del Parlamento de la CCAA.

-A la anterior fase, debe seguir una fase de elaboración y aprobación de la reformar


en las CG como LO. Su regulación se bifurca conforme a dos supuestos distintos:
Para los estatutos de determinadas CCAA está previsto que su tramitación se
produzca, tanto en el Congreso como en el Senado y para los demás estatutos, la
intervención de la CCAA en esta fase se contrae a permitir que una delegación de
tres miembros designada por el Parlamento regional pueda presentar ante las CG su
propuesta de reforma.

-Y solo para los estatutos de aquellas comunidades a las que se lo impone el art.
152.2 está previsto que exista una fase de ratificación, en la que la aprobación de la
reforma se hace depender del referéndum favorable de los electores de la CCAA
correspondiente.

-Naturaleza jurídica: Según una primera tesis, muy seguida al principio, es


evidente que los estatutos se aprueban y se modifican por LO, con lo cual se hace
difícil negar que son obra de una potestad creadora de derecho de la que solo es
titular el estado. Es estatuto, es una ley del estado, aprobada por las CG que son el
Parlamento y el Senado. Poco a poco, se ha ido abriendo paso en la doctrina una
corriente que considera inasumible la manifiesta exclusión de la voluntad de la
CCAA y la correlativa reducción a la voluntad del estado que dicha tesis comporta.

Pero en definitiva, los caracteres que definen como tal tipo singular son los
siguientes:

-Los estatutos son derecho autonómico al título más elevado porque son la norma
institucional básica de la CCAA sobre la que esta funda y legítima su existencia.

-Los estatutos son también normas de derecho estatal. Lo son en el doble sentido
de que la voluntad del estado interviene necesariamente en su producción y de que
el estado los asume como parte integrante de su ordenamiento jdco.

-Esta doble posición de los estatutos nos aboca a la existencia de un tercer rasgo
que es el que constituye la clave de toda su singularidad. Ese rasgo no es otro que
su alto ingrediente de bilateralidad, que se crea mediante la concurrencia de la
voluntad del estado y de la CCAA.

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-Por lo que respecta a su posición en el ordenamiento, todo lo anterior no hace que


los estatutos sean normas formalmente constitucionales pero si demuestra que son
normas funcionalmente constitucionales.

II Leyes especiales del art. 150

●Leyes marco: Están previstas en el art. 150.1 y se caracterizan por ser leyes de
las CG aprobadas por mayoría simple que atribuyen a todos o a algunos de los
parlamentos autonómicos la facultad de dictar leyes sobre alguna materia de
competencia estatal, siempre que lo hagan en el marco de los principios, bases y
directrices que esta ley estatal les fija.

Su sentido y dirección es la de trasladar competencias legislativas a las CCAA,


ampliando así la competencia normativa de estas. La técnica empleada para ello es
la habilitación por las CG a otro poder normativo para que dicten leyes que serian
de la competencia del estado con fijación de unos criterios básicos al que ese poder
normativo se debe sujetar.

El art. 150.1 permite a las CG incluir en la ley marco aquellas modalidades de


control sobre la ley autonómica así habilitada que estime oportunas. La práctica de
las leyes marco se ha limitado a la atribución a las CCAA de competencia para que
estas legislen sobre los impuestos que el estado les cede.

●LO de transferencias: Están previstas en el art. 150.2 y se refieren a un


supuesto más incisivo que el de las leyes marco, ya que con ellas las CG transfieren
a la CCAA beneficiaria del traspaso de determinadas competencias que pertenecen
al estado, pero lo hacen de modo incondicionado y de manera más intensa. De ahí
que la CE les imponga la forma de ley orgánica y la mayoría absoluta.

Su sentido vuelve a ser el de ampliar la competencia autonómica. No obstante, la


práctica de las leyes orgánicas de transferencias ha estado sometida hasta este
momento a tensiones muy singulares que las han hecho servir a fines distintos de
aquellos para los que esta categoría fue pensada. Fundamentalmente han sido
utilizadas para anticipar el traspaso de competencias que podían ser asumidas vía
estatuto a su posterior asunción mediante la correspondiente reforma estatuaria, lo
que no es su uso más ortodoxo.

En fin, mediante la LO de trasferencias, el estatuto traslada la competencia a la


CCAA sin renunciar a su titularidad, razón por la cual este puede recuperarla sin
más exigencia que su simple derogación. La ley puede prever además la
correspondiente transferencia de medios financieros que permitan a la CCAA el
ejercicio de la actividad trasladada.

●Leyes de armonización: Son un tipo normativo llamado a operar en sentido


inverso al de las dos figuras anteriores, ya que las leyes de armonización no
amplían sino que recortan o condicionan el ejercicio de las competencias
normativas de la CCAA, obligándola a atenerse a aquellos principios
homogeneizadores que les fija la ley estatal. Evidentemente, aquí las invadidas son
las competencias regionales y de ahí la delicadeza de este supuesto para la suerte
del estado autonómico.

La STC 76/1983 ha establecido que las leyes de armonización son un instrumento


absolutamente excepcional al que no se puede recurrir por vía general sino tan solo
para corregir desajustes muy puntuales; que esta figura solo permite establecer

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unos principios armonizadores a los que las disposiciones de las CCAA afectadas
habrán de adaptarse, pero sin que ello comporte la modificación de sus estatutos ni
la perdida de la titularidad de sus competencias; que la adopción de una ley de
armonización solo cabe cuando no se pueda llegar al resultado deseado por ningún
medio establecido en derecho y que su utilización es imposible si no la justifica la
existencia de un interés general motivado y muy estricto.

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