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Licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas

Maestría en Derecho con énfasis en Derecho Penal


Quinta Opción – Grupo 2
Aportes Criminológicos del Derecho Penal

Grupo 5
“Reacción Social: Modalidades de Represión desde Represión Legislativa hasta
Represión Ejecutiva”

Elaborado por:
Carlos Raúl Aguilar Pérez 7-705-225
Justo Herrera Domínguez 7-705-275
Epimenides Pineda Donoso 9-176-816

Profesora:
Aida Selles

12 de octubre 2023
INDICE

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... ii

CONTENIDO ............................................................................................................................1

REACCIÓN SOCIAL ..............................................................................................................1

REPRESIÓN ..........................................................................................................................5

REPRESIÓN LEGISLATIVA...................................................................................................6

REPRESIÓN EJECUTIVA ...................................................................................................10

CONCLUSIÓN ......................................................................................................................... iii

BIBLIOGRAFÍA E INFOGRAFÍA .............................................................................................. iv


INTRODUCCIÓN

En este trabajo se desarrolla la temática de la reacción social. Es importante que en

toda sociedad se responda a aquellas conductas desviadas de cierta manera que no entran

en concordancia con el bien común y la convivencia pacífica. De esta reacción social surgen

las modalidades de la represión como mecanismo directo a la conceptualización de esas

conductas anómalas desarrollándose diversos modelos de represión. Este documento aborda

dos de éstas, la represión legislativa y la represión ejecutiva.

Finalmente se encontrará nuestra conclusión acerca de esta temática tan interesante

que atañe al mundo del Derecho Penal específicamente en el área de la criminología.

ii
CONTENIDO

REACCIÓN SOCIAL

Con respecto al concepto de “Reacción Social” y es que de acuerdo con Reyes

“entendemos por aquella la respuesta ante el delito o la conducta desviada”. Esta reacción

social nos comenta Reyes “se manifiesta de tres maneras: mediante la prevención de la

criminalidad o de conductas desviadas; por la represión de unas y otras; y en virtud de los

mecanismos de desprisionalización, despenalización, desjudicialización y descriminalización”.

De acuerdo con las modalidades de reacción social, es oportuno enforcarse en las

modalidades de represión tales como la represión legislativa y ejecutiva señalando que las

demás formas de reacción social no serán analizadas como parte de la temática.

La reacción social es la respuesta que el grupo social da a las conductas desviadas.

Esa respuesta puede ser más o menos espontánea, producto de los patrones de vida propia

del grupo, que terminan generando en los individuos que lo conforman actitudes de

aprobación, indiferencia o rechazo frente a determinadas conductas, o puede consistir en el

tratamiento que organismos institucionales especializados, de sociedades más o menos

complejas, dan a los comportamientos desviados de sus miembros. En el primer evento se

habla de una reacción social informal o no institucional y en el segundo de una reacción social

formal o institucional.

De esta forma, la reacción social formal consiste en aquel poder coactivo que ejerce el

Estado sobre la comunidad por medio de normas y codificaciones con el fin de mantener el

orden social y de una u otra forma castigar en caso de cometer conductas delictivas o

desviadas y prever la comisión de estas. Estos controles se pueden ver enmarcados en

diferentes documentos legales como código de policía, códigos nacionales, código nacional

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de convivencia y seguridad ciudadana y para conductas punibles el código penal; por ejemplo,

cuando un ciudadano comete un delito en la modalidad de homicidio y se le es imputado por

tal conducta punible y el estado por medio del juez le imputa una sentencia acorde al delito

cometido.

Lo ejercen aquellas personas que tienen encomendada la vigilancia, la seguridad o el

control como actividades profesionales (la policía, la justicia, la administración penitenciaria,

entre otras).

Por su parte, la reacción social informal establece normas, valores y métodos de

conductas que instituciones tales como la familia, educación, medios de comunicación y entre

otros para integrar y mantener al individuo en conductas propias de una comunidad como por

ejemplo el castigo que le da una madre a la hija por desobedecer las reglas establecidas en la

casa.

La reacción social es ejecutada por cualquier persona que actúa en un momento dado

contra la delincuencia (la familia, el colegio, la opinión pública. La respuesta al delito no es

siempre la pena o las medidas de seguridad, sino que hay otras formas de solución del

conflicto a veces mas eficaces que las penales oficialmente previstas.

Aun así, tanto en las formales como en las informales el incumplimiento de las normas

conlleva una sanción.

Por tanto, los elementos que caracterizan a toda forma de control social son:

1. La norma que aquella que define qué conductas se puede llevar a cabo y

cuáles no.

2. La sanción que se establece en caso de llevar a cabo una conducta

prohibida.

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3. Y el proceso, que es el modo de comprobar que se ha llevado a cabo una

trasgresión de la norma y que, por lo tanto, corresponde aplicar una sanción.

La reacción social es la respuesta de una población determinada frente a un hecho la

cual se origina por una conducta reprochable, que puede ser delictiva o simplemente

inaceptable o desviada, determinada por un territorio específico en un momento determinado.

Esto está arraigado a un contexto social de una colectividad determinada, bien sea por

cultura, creencias religiosas, tradición, entre otros aspectos que al fin y al cabo determinaran

el reproche frente a una conducta determinada como desviada.

En primer lugar, se manifiesta la manera en que los miembros de un grupo social

dominante reaccionan ante un evento que viola las reglas establecidas para vivir en

comunidad: reacción comunitaria. Se describe cómo espontánea y conlleva una "…fuerte

carga emocional." Ejemplos: delitos o crímenes como la violación, el maltrato o asesinato de

menores o ancianos, o de personas muy queridas por la comunidad, los cuales producen

sentimientos de coraje e ira que puede llevar a una turba a ejecutar al ofensor sin que medie

la intervención policíaca.

En segundo lugar, se define la reacción religiosa, la cual surge cuando un grupo ve

amenazadas sus creencias y estilos de vida religiosos. La historia de la humanidad evidencia

las persecuciones, torturas y asesinatos primero contra los cristianos, en la Antigüedad

Clásica, luego la ejecución de Jesucristo, las Cruzadas y la Santa Inquisición hacia los

llamados herejes y blasfemos, la época de Hitler y los crímenes contra los judíos, entre otros

incidentes de violencia en contra de las personas que no compartían el mismo credo. Aún en

el Siglo XXI se pueden apreciar las persecuciones religiosas y los actos terroristas, en donde

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mueren personas inocentes. Todo esto a nombre de Dios y como consecuencia de la

intolerancia hacia las creencias de los demás.

Tercero, se describe la reacción política como aquella que se produce como resultado

de quien tiene el poder y la autoridad para ejercerlo.

La reacción jurídica ocupa el cuarto lugar. Se refiere a la organización política del

Estado por medio del cual el gobierno utiliza las leyes como métodos de control social

dirigidos a controlar la conducta de los ciudadanos en casi todos los aspectos de su vida

social y personal.

Por último, y no menos importante, se presenta la reacción jurídico penal, representada

por las leyes, los códigos penales, y los sistemas de justicia criminal. Se institucionaliza la ley

penal sustantiva, la cual define los actos que constituyen el delito, sus elementos,

modalidades, establece el castigo como disuasivo de la conducta ilegal y se crean los

mecanismos o instituciones para implementarlos.

En otras palabras, la reacción social corresponderá a los intereses o valores que se ven

amenazados por ejemplo si son religiosos, la reacción será religiosa, si son políticos, tomará

forma política.

Desde luego hay desviaciones que afectan a varios valores o intereses, por lo que

atraen, a su vez, diversas formas de reacción. Es necesario señalar, que las reacciones por lo

general van entrelazadas.

En un momento dado la sociedad reacciona con cierta conducta, o contra cierto

individuo, y para evitar que la reacción sea injusta, desproporcionada, incontrolable, entonces

se forma el Estado, quien organiza la reacción, la reglamenta, la ordena, y además se

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apodera de ella; nadie podrá ya hacerse justicia por propia mano, ahora es un aparato el que

puede hacer la justicia.

La ley no es más que el reflejo fiel del sentir y querer sociales, y el Gobierno es el

portavoz, el intérprete autorizado de la comunidad.

De acuerdo con los sociólogos Gelles y Levine (2000) las leyes y las normas sociales

son formas de control social, dirigidas a "…prevenir y/o corregir el comportamiento desviado".

REPRESIÓN

Proviene del verbo reprimir, que significa refrenar, templar o moderar algo. Desde la

perspectiva de la criminología se refiere a la respuesta negativa del Estado o de la sociedad a

un comportamiento delictivo o desviado; dicha respuesta asume la forma de castigo en manos

de los particulares, ya sea físico, moral, social y de sanción penal o de violación de derechos

humanos, cuando la ejecuta el Estado por medio de sus agentes. La represión en cuanto a

sus manifestaciones tiene su interés en la criminología, ya sea porque suele generar nuevas

formas de criminalidad respecto de quienes la practican y en relación con quienes la padecen.

La represión, en cualquiera de sus manifestaciones, tiene interés criminológico, ya sea

porque suele generar nuevas formas de criminalidad respecto de quienes la practican y en

relación con quienes la padecen, ora porque tendría como finalidad mediata prevenir

criminalidad futura.

Podríamos agregar que la represión institucional o reacción social institucional presenta

las formas de legislativa, ejecutiva y judicial.

La represión es una fase secundaria, una vez que la persona comete un delito pasa a

impulsar el aparato de justicia. Y cuando falla la previsión la persona pasa a manos de los

órganos de justicia.

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REPRESIÓN LEGISLATIVA

Es el proceso de elaboración de normas jurídico-penales. Los problemas de política

legislativa son aquellos que ha de enfrentar el legislador por medio de la creación de nuevas

normas o la modificación de normas jurídicas vigentes con el propósito de resolver una

situación que se considera problemática porque causa consecuencias negativas en el ámbito

social.

Toda sociedad humana, y muy particularmente la contemporánea, es compleja en

razón del creciente número de integrantes, de la amplitud y variedad de las necesidades de

sus miembros que han de ser satisfechas, de la multiplicidad de sus conflictos

interpersonales, y de la obligación ética y política de superar sus desajustes y de garantizar su

armonioso desarrollo. Esa complejidad estructural determinó el nacimiento o la creación de

mecanismos de control social que hiciesen posible alcanzar la meta del bienestar común.

Tales mecanismos son: entre otros el hábito o costumbre, la opinión pública, la religión y la

ley.

¿Cuál de estos sistemas impera en el mundo contemporáneo?

Etimológicamente “existencia” significa “lo que está allí”, y en este sentido equivale a

realidad. “Esencial” es, en cambio, aquello que hace que la existencia “sea”. Si trasladamos

estos conceptos del ámbito filosófico al político, sería posible afirmar que el Estado, el

gobierno y la ley tienen categoría de existencia, en tanto que su esencia es el poder

económico político de la clase dominante. También lo podríamos decir de otra manera: el

poder económico político constituye la infraestructura del sistema, en tanto que la ley es la

superestructura de este. Y en lenguaje operativo diríamos que la ley es simplemente un

instrumento (probablemente el más eficaz) de gobierno; es decir, una herramienta idónea para

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el mantenimiento del statu quo o para su modificación en beneficio frecuentemente de los

detentadores del poder.

Ahora bien, la posibilidad de que la ley fuese creación social primaria solo debió de

ocurrir en pequeñas agrupaciones, y aún en ellas, la determinación era tomada por los

mayores; mujeres y niños eran sujetos pasivos de la decisión. Cuando la comunidad creció en

número y problemas, hubo necesidad de inventar intermediarios; la totalidad o la mayoría del

grupo delegaba en unos pocos (los más viejos, los más fuertes, los más sabios) el poder de

decidir por todos; para cumplir este rito se inventó el sistema electoral; otras veces, ese poder

decisorio se usurpa por la fuerza de las armas.

Pero aún en aquellos Estados que utilizan el mecanismo electoral, no existe ninguna

garantía de que los votantes (que nunca son la totalidad del conglomerado social) elijan sus

representantes mediante actos soberano de su voluntad y de que esto al expedir las leyes lo

hagan en beneficio de sus representados para la satisfacción del bien común. El fenómeno

que se da es el de una ficción de consentimiento tácito; el consenso real existe, pero en el

grupo minoritario que detenta el poder respecto de la masa de gobernados lo que aflora como

ley es un instrumento coactivo de dominación. Verdad es que la costumbre, la opinión pública

y la religión, con el insustituible y eficaz aporte de los medios de comunicación masiva, crean

la ilusión colectiva de una autonomía delegada; pero, lo cierto es que la sociedad

contemporánea está siendo regida las más veces por la ley instrumentada coactivamente, es

decir, autoritariamente, por la élite gobernante que mediante ella satisface con demanda con

demasiada frecuencia sus propios intereses económico político.

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Frente a este panorama descarnado se desvanece el retórico aforismo tradicional de

que la ley es fruto del consenso popular y que mediante ella puede cumplirse el apotegma

clásico del ius sun quique tribuere, tan caro a nuestros maestros los juristas romanos.

La ley penal no es una excepción a este proceso de gestación. Nace cuando el

gobierno (clase dominante) considera que determinados intereses económicos, políticos,

sociales o individuales carecen de protección jurídica, o la que tienen es insuficiente, recurre a

la tutela penal, considerada como la más eficaz debido a la naturaleza de su sanción, que va

desde una leve restricción de la propia libertad hasta la pérdida de la vida.

Pero los intereses que busca proteger (salvo los que corresponden a derechos

primarios como los de la vida y la integridad personal, la libertad sexual o la de locomoción)

son esencialmente aquellos cuya vulneración afecta sensiblemente a la clase dominante, vale

decir, los de contenido económico político.

Ahora bien, como la ley que crea una nueva figura delictiva o agrava la penalidad de

otra existente; necesita de una motivación social para garantizar su aceptación o para atenuar

la reacción social negativa, la vía más eficaz para el logro de esta finalidad es la utilización de

los medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión). Ellos se encargan de

manipular la información de tal manera que el hecho (si de la creación de una figura delictiva

se trata) aparezca como peligrosamente lesivo de los intereses del pueblo, o que el delito (si

la pretensión oficial es la de agravar la pena) muestre un incremento desmesurado (para eso

están las estadísticas oficiales) que causa la natural alarma social, o que los mecanismos

procesales vigentes auspician la impunidad (si lo que se pretende es restringir los sistemas de

defensa y crear procedimientos excepcionales) y; por eso; el conglomerado reclama del

gobierno drásticas medidas.

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Resulta ahora sí comprensible afirmar que la creación de la ley penal constituye

ordinariamente un acto de violencia estructural interclasista interna porque emana de un

consenso coactivo manipulado por una minoría económico-política que detenta el poder

debido a que con ella se golpea frecuentemente la mayoritaria clase dominada y porque su

ámbito de acción se limita al interior del Estado.

No es simplemente, entonces, verdad de Perogrullo la afirmación de que la ley penal es

la primera generadora de criminalidad, no solamente porque a partir de su vigencia es delito lo

que antes no lo era, sino porque la reacción social individual contra ella propicia diversas

formas de comportamiento desviado que, a su vez, generan represión oficial, en una cadena

de acciones y reacciones que se prolonga indefinidamente.

Es, pues, delincuente la persona a quien la ley señala como tal o, por mejor decir, la

persona cuya imagen comportamental coincide con la que han elaborado los autores de la ley;

pero, es también delincuente aquella persona que con tal nombre es conocida e identificada

por el grupo social gracias a la tarea informativa y divulgadora que sobre ella realizan los

medios de comunicación masiva, no importa que sea realmente inocente. Son estos medios

de control social los responsables del etiquetamiento subcultural, así nacen las categorías de

“vagos”, “mendigos”, que luego recoge la ley para colocar a los etiquetados en el umbral de la

criminalidad, mediante el rubro de los “estados predelictuales o de peligrosidad social”; pero,

esa etiqueta bien pronto se convierte en estigma cuando su titular salta al plano social de

“delincuente”, “homosexual” o “prostituta”, si la primera categoría suscita recelo y

desconfianza en el conglomerado, la segunda genera franco rechazo.

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REPRESIÓN EJECUTIVA

La represión ejecutiva es aquella utilizada como principal y efectivo instrumento de

control social, la misma se lleva principalmente por dos ejes que son la Fuerza policial y la

Fuerza Estatal.

La fuerza policial se conforma de la policía a la que se le asignan dos grandes

funciones tales como preservar el orden público interno y luchar contra la criminalidad; esta

última misión se descompone, a su vez, en dos tareas que son la de prevenir la ocurrencia de

conductas delictivas o desviadas y la de reprimirlas. En la represión de la delincuencia, la

policía solo debe actuar como auxiliar de la justicia penal; pero, cuando reprime conductas

desviadas o alteradoras del orden público, lo hace en forma autónoma. En uno y otro caso

utiliza los mecanismos de esta los cuales son la captura, la incomunicación, el allanamiento y

el interrogatorio. Entendiéndose cada una a continuación como:

1. La captura: entendida como aprehensión y pérdida temporal de la libertad. E

mecanismo de control social que la policía utiliza motu proprio o por orden judicial.

2. La incomunicación: es un mecanismo leal en virtud del cual a la persona capturada no

se le permite ponerse en contacto con otros; teóricamente se pretende con ello evitar

que la versión de los hechos que como protagonista ha de dar el aprehendido, sea

alterada por consejos o admoniciones de personas extrañas interesadas en desviar el

curso de la investigación. La incomunicación puede ser dispuesta y ejecutada por la

policía judicial en casos de captura en flagrancia.

3. El allanamiento: es esta una diligencia en virtud de la cual la autoridad policial por

orden judicial puede penetrar en un inmueble aun sin el consentimiento de sus

ocupantes, cuando haya serios motivos para presumir que en él se encuentra “alguna

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persona contra quien obra orden de captura o que habiendo sido víctima de un delito

deba ser rescatada, olas armas, instrumento o efectos con que se haya cometido la

infracción o que provengan de su ejecución.

4. El interrogatorio: durante la fase de indagación preliminar de un delito, la policía judicial

tiene facultad de interrogar a los testigos y de consignar sus versiones. Cuando captura

a un sujeto en situación de flagrancia y este quiere dar su versión sobre los hechos,

puede también la policía interrogarlo para precisar su declaración.

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CONCLUSIÓN

La reacción social formal emana de los preceptos normativos descritos en la ley; de

esta forma, la reacción surge como respuesta de lo que ha sido establecido o tipificado por el

Estado, teniendo un arduo alcance; ya que, dichos preceptos abarcan a toda la comunidad sin

ninguna distinción. En este sentido, entendemos que sin norma institucional no existiera

tampoco la reacción social formal legislativa y ejecutiva.

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BIBLIOGRAFÍA E INFOGRAFÍA

https://www.studocu.com/co/document/universidad-de-sucre/derecho-penal/criminologia-y-
reaccion-social/7844395

https://www.studocu.com/co/document/universidad-libre-de-colombia/criminologia-y-politica-
criminal/criminologia-reaccion-social-interaccionismo-desviacion-prevencion-represion-y-
profilaxis-delictiva/14734767?origin=organic-success-document-viewer-cta

https://www.studocu.com/co/document/universidad-pablo-de-olavide/introduccion-a-la-
criminologia/tema-1-la-criminalidad-y-la-reaccion/4307014

iv

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