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Se cumple una década y media de una de las luchas ambientales más emblemáticas de Córdoba y del mundo. Para este
año, se iniciaría un nuevo juicio penal, que podría establecer los nexos entre los agrotóxicos y su impacto en la salud.
19 años pasaron. Y cada una de las Madres de barrio Ituzaingó Anexo tomó su propio camino y su propia lucha. Las que
decidieron seguir viviendo en el barrio, se conformaron legalmente como asociación civil y llevan adelante, cada mes, una
“ronda de los barbijos” alrededor de la plaza central San Martín, en el centro de la ciudad de Córdoba. Todo bajo la espera
Aprovechando el aniversario de la década y media de lucha, la actividad fue acompañada con una radio abierta, organizada
por la FM Zumba la Turba (de la Red Nacional de Medios Alternativos) junto a distintas intervenciones artísticas. Vita
Ayllon es una de las Madres de barrio Ituzaingó Anexo y que todavía vive en el sur de la ciudad: “Decidimos hacer una
concentración distinta. Estamos pidiendo atención médica para los niños, haciendo un proyecto para los afectados
ambientales para que, de una vez por todas, los políticos trabajen en esto. Y exigir al ministro de salud que nos reciba”.
Era el inicio de la Argentina post 2001. Desde distintos puntos del país, emergieron organizaciones e inéditas formas de
reclamos, ayudas comunitarias y organizaciones de lucha, bajo un descontento generalizado del poder económico y
político. “Yo creo que la única forma de ser escuchada es salir a la calle. Por experiencia, todo lo que se ha logrado es por
salir a la calle”, señalan las Madres como aprendizaje en esos quince años.
Mientras tanto, los commodities iban en alza y los dólares que ingresaban por la venta de la soja transgénica lograba
paliar la situación financiera nacional. En ese entonces, los barbijos merodeaban por las casas y calles de tierra en
Ituzaingó Anexo, un barrio ubicado al sur de la ciudad, fuera de la Circunvalación, pegado al asentamiento industrial
metal-mecánica y a la frontera agrícola. Marcela Ferreyra también sigue viviendo en le barrio, aun con la pérdida de sus
seres queridos: “Lamentablemente, se juegan muchos intereses económicos y el gobierno que tenemos es el mismo que el
que hace quince años atrás. Así que ellos deben conocer muy bien lo que nos está pasando y de la situación del barrio”.
Un gran campo verde de soja emulaba ser un espectáculo gratuito, acompañado de una avioneta que volaba cerca de las
viviendas. Detrás de ese vehículo aéreo, niños y niñas correteaban por detrás, mientras el líquido se dispersaba. “Si
hubiéramos sabido que eso era un veneno, lógicamente no habríamos dejado que los chicos hagan eso”, señala Vita, quien
comenta que hoy hay 114 niños testeados con agroquímicos en la sangre.
A partir de las movilizaciones de las Madres, se declaró la emergencia sanitaria del barrio, más la promulgación de
ordenanzas tanto para el barrio como para toda la provincia de Córdoba para crear franjas de protección contra las
fumigaciones, más la instalación del Centro de Salud del barrio. “En el 2008 dejaron de fumigar por presiones nuestras.
Pero las pequeñas dosis que las absorbiste por bastante tiempo están en tu cuerpo”, señala Vita. A partir de una denuncia
penal de ese año, se llevó a cabo el famoso juicio por fumigaciones ilegales en el año 2012, donde fueron declarados
Madres e hijas
En el mundo, cuando se debatía sobre la problemática de los agrotóxicos, se pensaba que era una situación que complicaba
a los pequeños pueblos, campesinos y otros habitantes de zonas rurales. Sin embargo, lo que llamó la atención del caso
Ituzaingó Anexo fue que las víctimas son vecinos que viven en una de las ciudades urbanas más grandes de la Argentina
como es Córdoba. A partir de allí, emergieron las próximas luchas ambientales de Córdoba. “Estas Madres son los que nos
marcaron el camino. Como siempre, las madres son las que tiene la posta. El camino de ellas hizo que nosotros
pudiéramos avanzar también”, señala Vanina Barboza Vaca, una de las jóvenes vecinas de la localidad de Malvinas
Argentinas, quienes lograron echar a la multinacional Monsanto, en su intento por instalar una mega-fábrica procesadora
de maíz transgénico.
También al sur de la ciudad, se encuentra el barrio San Antonio, donde las casas conviven con la fábrica de bioetanol de
Porta, con sus fuertes olores por las emanaciones gases, a partir del procesamiento del maíz transgénico. Sería un nuevo
“Ituzaingó Anexo”, a partir de nuevas formas de lucro del agro-negocio: “Cuando veíamos en nuestro barrio que nuestros
niñitos se morían o que nacían con malformación, y hasta el día de hoy sus mamás pierden a sus bebes, nosotros
comprendimos el padecimiento de las Madres, y seguimos su ejemplo de no quebrantarnos, de salir en las calles y decirle a
este Estado que no le importa la vida de la gente”, señala la vecina organizada Silvia Cruz, quienes vienen luchando contra
Emi Gringos fue uno de los jóvenes recibidos en ciencias biológicas que acompañó a las Madres. Y también es militante de
la agrupación H.I.J.O.S. de Córdoba: “Ellas son las compañeras de los compañeros que trabajaban en la fábrica de Perkins,
en FIAT, en la zona de Ituziangó, donde secuestraron a mi papá y lo llevaron preso a La Perla. Y ellas tenían conciencia que
la lucha era la misma. Como diría Rodolfo Walsh, los planificadores del genocidio siguen siendo los mismos: la Sociedad
Rural, el grupo CARTEZ, la Fundación Mediterránea… Ellos se llevan el valor de nuestro trabajo y nos matan, y siguen
La espera
Se espera que para mediados de este año, comience un nuevo juicio por las fumigaciones en Ituzaingó Anexo. A diferencia
del 2012, donde la sentencia fue por mal uso de residuos peligrosos, aquí se apunta a la contaminación dolosa, es decir, la
En total, son seis personas que van a estar en el banquillo de los acusados: el productor Francisco Parra y el aeroaplicador
Edgardo Pancello, ambos ya sentenciados en el juicio de 2012; el aviador Gustavo Amaya, los hermanos empresarios Javier
“Pacientes no somos -dice Vita-. Vos fijate que los que se presentaron en el 2002, la mayoría de ellos ya no están.
Entonces, no podes tener paciencia si sabes que tenes un cáncer. El tiempo juega en contra de la gente. El tiempo nuestro
no es el tiempo de la justicia.”
Mientras que para Marcela: “Yo creo que va a ser algo muy bueno para la gente. Para la gente que esta enferma y para los
que han perdido a su familia por una enfermedad. Tengo confianza que puede salir bien. Eso lo llevo muy adentro mio. Sé
que no va a ser nada fácil. Si pensamos que va a salir mal, no vale la pena luchar por todo lo que hacemos. Entonces