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Somos una empresa con presencia internacional que fabrica y comercializa productos para la
industria de la construcción.
Nuestra Filosofía
Misión
Hacer la diferencia en el mundo de la construcción generando valor de manera sostenible para nuestros
accionistas, colaboradores, clientes y comunidades.
Visión
Ser el proveedor preferido de la industria de la construcción
Eternit en Colombia
Construyendo Historia
"Eternit® está construyendo al país desde hace un poco más de siete décadas, periodo en el que nos
hemos enfocado en la urbanización de Colombia, la cual no se detiene sin importar el pasar de los
años”
Con la fundación de Eternit® Colombiana S.A. el 21 de mayo de 1942 se inició la industria del fibrocemento en
nuestro país con una fábrica en las afueras de su capital Bogotá.
La industria de placas onduladas de fibrocemento impulsó a la Empresa que dos años después inició
producciones de las plantas en Cali y Barranquilla.
Así mismo, en 1948 se dio inicio a la producción de tuberías de fibrocemento en la planta de Bogotá.
Desde su fundación, Eternit® ha cubierto más de 300 millones de metros cuadrados con sus tejas, ha servido
a 1 millón y medio de viviendas con sus tanques y ha extendido cerca de 40.000 km de tubería de acueducto
y alcantarillado por el territorio nacional.
Pero además, países como Panamá, Aruba, Costa Rica, Perú, Venezuela, Ecuador y las Antillas Holandesas
se han beneficiado con la oferta constructiva de Eternit®.
En la actualidad, los productos Eternit® fabricados en Colombia generan más de 500 empleos directos entre
instaladores, proveedores, transportadores y comerciantes, además de 50.000 indirectos.
Para estar más cerca de nuestros clientes, Eternit® cuenta en Colombia con una amplia y fortalecida red de
distribución con más de 600 puntos de venta y más de 1.500 subdistribuidores.
¿Alguna vez te has preguntado con qué materiales están construidas las tejas del techo de tu
casa, tu escuela, o el hospital más cercano? Tenemos una mala noticia: si las tejas son de
fibrocemento y las fabricó Eternit, tienen asbesto blanco, un material invisible y muy
peligroso que causa cáncer. Por eso, hoy más de 30 voluntarios realizaron una acción en la
Plazoleta del Transmilenio en Bogotá para pedir que Eternit, una de las empresas que más
utiliza esta fibra, deje de enfermar a los hogares colombianos.
En esta nota te contamos más sobre este tóxico y qué puedes hacer para que Eternit deje de
enfermarnos.
Tiene grandes impactos en la salud: con solo respirarlo, puede causar cáncer de pulmón y
mesotelioma. Además, contamina el aire y los cursos de agua. La Organización Mundial
de la Salud ha determinado que el asbesto blanco (crisotilo) es cancerígeno para seres
humanos, y su uso está prohibido en más de 55 países como Argentina, Chile, Uruguay,
España, Alemania, Turquía, Japón, Reino Unido, Honduras, Italia, Austria, Bélgica, Dinamarca,
Finlandia, Francia, Países Bajos, y Suecia, entre otros. Sin embargo, en Colombia se
continúa utilizando.
2- El asbesto es frecuentemente utilizado en la industria de la construcción.
Al ser un material flexible, de bajo costo, y resistente al calor, fuego y productos químicos, el
asbesto es usado para la construcción, la industria automotriz y la indumentaria. Eternit está
exponiendo a los colombianos a enfermarse dentro sus propias casas, ya que las tejas
de fibrocemento fabricadas por esta empresa y presentes en muchos hogares tienen
asbesto blanco. Lejos de lamentarse, Eternit se enorgullece de haber cubierto más de 300
millones de metros cuadrados con este material tóxico.
3- El asbesto es invisible.
Es posible fabricar tejas con materiales que no afectan al medioambiente ni a la salud, como por
ejemplo hormigón ligero y fibras vegetales como yute, cáñamo, sisal, palma de nuez, fibra de
coco, kenaf, y pulpa de madera.
¿Qué opinas de estos datos? ¿Quieres saber más sobre el asbesto? Sigue leyendo, en próximas
notas te contaremos más sobre esta campaña.
Si quieres conocer la historia de una víctima del asbesto, lee: Latinoamérica sin asbesto: Ana
murió pero su lucha continúa
'Me declaro víctima de Eternit''
Judicial
17 Ene 2015 - 9:00 PM
Angélica María Cuevas Guarnizo
El Espectador presenta cuatro testimonios de personas que aseguran estar
enfermas o haber perdido a un familiar por la exposición a fibras de asbesto
producidas por la compañía.
Ana Cecilia Niño, junto a su esposo, Daniel Pineda, y su hija, Ana Sofía. / Fotos: Pamela Aristizábal
Los síntomas son los mismos: comienzan a fatigarse fácilmente, aparecen dolores
de espalda y pecho incapacitantes que los mandan a urgencias, diagnósticos en
principio equivocados y médicos que descartan pulmonía o tuberculosis. Van de
una clínica a otra, de un especialista a otro, hasta que llega un momento en el que
una radiografía revela manchas peligrosas, indicio de que tienen el pecho lleno
de líquido, y de manera inesperada terminan en un quirófano entregando un
pulmón.
Los diagnósticos en los miembros de las familias Bravo, Nivia, Mayorga y Niño
se repiten: mesotelioma, un cáncer del revestimiento de las cavidades pleural y
peritoneal; asbestosis, una forma de fibrosis pulmonar.
“Cada vez recibo más casos de gente que responde que tuvieron contacto de
niños con la fibra porque sus familiares trabajaron en Eternit (la fábrica que
produce las tejas) o porque incluso ellos fueron empleados directos o vivían cerca
de la planta y sus rellenos, en Sibaté, Soacha, Pablo Neruda o el Muña. Se sabe
que en las décadas de los 70 y los 80, esta compañía entregó a las comunidades
aledañas muchos residuos de las tejas que producían para que levantaran pisos y
paredes, sin prever los impactos a la salud que podría tener. Por años, las familias
estuvieron expuestas y ahora comienzan a aparecer los enfermos”, dice el
cirujano.
En octubre del año pasado, Granada operó a Ana Cecilia Niño, una periodista de
39 años a quien en abril le comenzó un dolor en el pecho. Antes de la
intervención, en la que Ana perdió el pulmón izquierdo, le fue diagnosticado
mesotelioma pulmonar.
“Creo que soy la persona más joven del país que está padeciendo esta
enfermedad. Todo pasó muy rápido. Un día comencé a asfixiarme y salía de
bañarme cansada, como si hubiera corrido una maratón. Aunque tenía un dolor
insoportable en el pecho, los médicos decían que eran espasmos musculares.
Luego llegó esa radiografía donde se veía el tumor maligno”.
Ana Cecilia habla despacio por que respira con dificultad. No sabe cuándo podrá
quitarse los tubos que le llevan oxígeno a la nariz y tampoco cuándo tendrá
energía para volver al trabajo después de cinco meses y retomar la “normalidad”
junto a Daniel, su esposo, y Ana Sofía, su hija de un año. “¿Cómo una fábrica y
unos cuantos empresarios pueden cambiarle a uno la vida? ¿Por qué siguen
utilizando materiales cancerígenos sin que el Gobierno los regule?”.
El mismo cáncer que se llevó en 2012 a Julio Horacio Bravo, de 75 años, quien
trajo a su esposa de Nariño a Bogotá en la década de los 60 cuando fue
contratado por Eternit como jefe de personal, mientras ella, que era maestra, les
enseñaba en primaria a los hijos de los empleados.
Aunque al menos 50 países han prohibido el uso del asbesto en todas sus
presentaciones, en Colombia aún se permite la utilización de la fibra en una
presentación conocida como crisotilo. El material es utilizado en 90% para la
elaboración de tejas y fibrocementos y en un porcentaje menor para la
producción de pastillas de frenos y textiles. Las compañías autorizadas son:
Toptec, de Manizales; Eternit Pacífico, de Cali; Eternit Atlántico, de
Barranquilla, y Eternit Colombiana e Incolbest, en Bogotá.
Al preguntarles a las familias si han tenido alguna relación con Skinco Colombit,
todas aseguran que no y que se acercaron al movimiento No Más Asbesto a
través de internet, con el fin de encontrar ayuda. "No tengo ninguna relación con
ninguna empresa, ni Eternit, ni Skinco Colombit, ni alguna constructora. Mi
interés particular son las víctimas. Celebro que algunas compañías, abogados y
personas afectadas estén a favor de la prohibición y cualquier empresa que haya
sustituido el material es amiga de la causa", asegura Andrés Hoyos, representante
del movimiento.
“Detrás de esta demanda hay un llamado a que se hagan visibles los casos de
familias que hoy están en un hospital padeciendo las consecuencias del asbesto.
Muchas personas que hoy están expuestas a esta fibra van a seguir desarrollando
enfermedades mortales, como la de mi esposo, si el uso de este material no se
prohíbe en el país”, dice la mujer.
Ingresé a Eternit en el año 77. Allá era normal que trabajáramos con las tejas y
los tubos. Era un trabajador honesto, correcto, y la empresa siempre fue buena
conmigo.
Ingresé como ayudante de almacén, pero cuando había bastante trabajo me
mandaban a reforzar en bodega. Estimo que por lo menos durante dos años tuve
contacto directo con el asbesto, me acuerdo que descargábamos los bultos de 50
kilos. También mezclábamos el material. Pero en ese tiempo la protección era
muy poca, era mínima. Pero eso mejoró después de los 80”.
acuevas@elespectador.com