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Unidad VI.

El pago de los títulos de crédito

¿Qué es el pago de los títulos de crédito?


Es un acto jurídico en donde hay obligados y responsables; el obligado es el
que debe pagar, porque fue el único que se obligó a ello, y los responsables
(endosantes) son lo que responden de que la cantidad se pague si el obligado
no lo hace, porque también utilizaron el título.

Lo anterior, significa que si el pago lo efectúa el obligado, se extinguen todas las


obligaciones incorporadas al título, ya que la responsabilidad de cada endosante
pierde justificación, pues no tendrán de que responsabilizarse, sin embargo,
esto cambia cuando el pago lo ejecuta, no el obligado, sino uno de los
responsables, o si lo realiza el obligado, al vencimiento y no de forma judicial, o
si lo hace previo al embargo o sentencia judicial.

Para entender mejor, qué es el pago se deben tenerse presentes las siguientes
reglas:

Pago extrajudicial

*El titulo debe presentarse para su cobro en la fecha, el lugar y la dirección


señalados para tan efecto; en caso de no estar consignado el lugar, deberá
presentarse en el domicilio del obligado principal y, si existen varios en
cualquiera (art. 126, LGTOC).

*Debido a la incorporación, el pago debe hacerse, precisamente contra la


entrega del título (art. 129, LGTOC). Esto es una obligación fincadas al
beneficiario para poder cobrar (art. 17, LGTOC), lo que implica que el obligado
al pagar su título ya no tiene obligación de guardarlo como prueba cuando la
otra parte lo alegue en el juicio.
*De acuerdo con su literalidad, cuando el deudor sólo pague parte del título,
éste no se entregará porque sigue consignando la deuda, pero textualmente se
restara de la cantidad consignada (arts. 17 y 130, LGTOC). El deudor tendrá el
beneficio de que, si quiere pagar una quita, el beneficiario está obligado a
recibirla (art. 130, LGTOC).

*En caso de que al vencimiento el acreedor no se presente a cobrarlo, se deja


pasar el vencimiento para, de manera deliberada provocar un embargo, el
deudor se libera de su obligación si deposita el valor del documento, por vía de
jurisdicción voluntaria, en un juzgado competente, para lo que previamente
debió haber adquirido un billete de depósito u otro documento equivalente (art.
132, LGTOC).

Pago judicial

*Si el título no se paga bastara su presentación ante el juez para probar que, en
efecto, no se pagó; pues de haberse pagado se habría entregado y no se
tendría con que probar al juez el incumplimiento.

Puede probarse el pago por otros medios, siempre que se trate de una
excepción personal, en su caso del demandado en contra del actor, es decir,
cualquier título vencido por cualquier motivo (a excepción del depósito judicial),
no obra en poder de quien lo suscribió es la prueba de que, cualquiera que se la
causa, no se cumplió con la obligación en él consignada y se estará ante las
consecuencias judiciales.

Opinión con base en los textos sobre las consecuencias jurídicas


ocasionadas por la falta de pago oportuno de un título de crédito.

Cuando a su vencimiento un título se presenta por quien posee el derecho


legítimo de hacerlo, en el lugar adecuado y el día señalado, y no se paga, el
deudor queda en un total estado de evidencia, ya que los títulos son pruebas
preconstituidas de la existencia de una obligación cambiaria, al no estar en el
poder del deudor el día de su vencimiento presuponen una prueba del
incumplimiento de la obligación.
Para ejecutar la deuda lo único indispensable es mostrar al juez un título
vencido. Es un mecanismo judicial diseñado para garantizar que la institución
del título de crédito (la deuda unilateral e impersonal prometida en un texto), se
pague a la brevedad para que los comerciantes y el público continúen teniendo
confianza.

Las consecuencias inmediatas de la falta de pago son las siguientes:

 Ipso tempo súbito: el titulo se convierte en la prueba irrefutable del


cumplimiento de la deuda.
 Protesto: que es cundo el acreedor hace pública la protesta que su título
no se pagó y tiene una doble justificación a) el hacer pública la protesta
como la falta de pago se dan a conocer a los interesados, sobre todo a
los endosatarios, pues quedan advertidos de su posible requerimiento y el
juez comprueba que el documento se presentó, en el día, lugar y ante la
persona adecuada, sin ningún resultado.
Este requisito sólo es indispensable para constituir la acción cambiaria en
vía de regreso (la que se intenta contra los endosantes/responsables).
El protesto debe insertarse en el documento o en hoja adherida a él, en
donde el notario, corredor o autoridad pública que lo diligencie sentara los
siguientes datos.
1. Reproducción literal del texto del título.
2. requerimiento de pago y las razones esgrimidas por el deudor, en
caso de negativa.
3. Firma de la persona que lleve la diligencia por parte del acreedor.
4. Hora, lugar y día de la diligencia.

La autoridad que lo levante debe retener el título todo el día del protesto y el
siguiente con el fin de que el obligado pueda presentarse a pagarlo o que algún
tercero intervenga, en su favor, a cubrirlo (art. 149, LGTOC).

 Títulos y operaciones de Crédito (pp. 154-158), de Dávalos Mejía.


 “Tesis jurisprudenciales o aisladas" consulte las interpretaciones que la Corte ha
referido acerca del tema “El pago de los títulos de crédito”.

Unidad VII. El aval en los títulos de crédito

Concepto de aval
El concepto de esta importantísima institución cambiaria lo suministra el art. 109
de la Ley General de Operaciones y Títulos de Crédito: “Mediante el aval se
garantiza en todo o en parte el pago de la letra de cambio”.

Es necesario, sin embargo, aclarar que esta figura es también propia del pagaré y
del cheque (arts. 174 y 196).

Función jurídica
 Se trata del tan criticable como generalizado empleo del vocablo aval,
aplicado a las personas que lo prestan, y que en rigor deben calificarse,
exclusivamente, con el sustantivo “avalista”.

Elementos personales
Conforme al art. 110 de la Ley General de Operaciones y Títulos de Crédito, el
aval puede prestarse por cualquiera de los que hayan intervenido en la letra y por
personas extrañas a la misma, de momento sólo resta añadir que, igualmente, el
aval es susceptible de otorgarse por toda clase de personas físicas o morales,
pero es muy importante dejar señalado que estas últimas lo pueden hacer sólo en
la medida en que lo permitan sus estatutos, pues de otro modo estarían actuando
más allá del objeto social y, por regla general, las personas físicas que en su
nombre suscriban el aval realizarían un acto ultra vires, con todas sus
consecuencias, sin que importe que el suscriptor apoderado disfrute de las más
amplias facultades de representación, incluidas las de suscribir t. de c., previstas
por el art. 9o de nuestra ley.

En otro orden de ideas, es necesario precisar la persona por la que se presta el


aval, pues:
“… A falta de tal indicación, se entiende que garantiza las obligaciones del
aceptante y, si no lo hubiere, las del girador” (art. 113).

Naturalmente, esta última parte debe entenderse referida, en el pagaré, sólo al


suscriptor y, en el cheque, al librador. Si bien ya quedó precisado que el avalista
se obliga solidariamente con su avalado, se presenta aquí una de las más
importantes manifestaciones características de esta forma de garantía: la
obligación de dicho avalista surte todos sus efectos aunque la obligación
garantizada sea nula por cualquier causa (art. 114).

Requisitos formales
El formalismo, se refiere, en efecto, a que el aval debe asentarse en el documento
mismo o en hoja adherida a él, pues de otro modo no asumirá la calidad cambiaria
que aquí se examina, sino otra diferente.

Con relación a esto, la opinión de Francisco López de Goicoechea resulta


importante de mencionar pues esta aclara que no es preciso que el aval conste en
la letra misma, que, en su opinión puede otorgarse en escritura pública, en
documento privado extracartular y hasta por carta. Además, ha de expresarse con
la fórmula “por aval” u otra equivalente, pero, ante todo y sobre todo, debe llevar la
firma del otorgante.

Recuérdese que a falta de mención del avalado, se entenderán garantizadas las


obligaciones del suscriptor principal. Se cuestiona en doctrina la eficacia del aval
otorgado en una letra de cambio en blanco, esto es, a la que faltan uno o más de
los requisitos esenciales. Mientras que en nuestro sistema jurídico, según se
expresó en su lugar, un título de crédito en blanco puede circular válidamente,
puesto que los requisitos faltantes pueden ser satisfechos, hasta antes de su
presentación a pago, por quien en su oportunidad debió hacerlo, y por cuanto,
según también se expresó, existe una tesis jurisprudencial en el sentido de que
cualquier tenedor legítimo puede llenar los requisitos faltantes, parece que no
debe caber duda de que también será admisible el aval prestado en un título de
esta naturaleza.
Dicha opinión, no es compartida por Vicente y Gella, ya que el menciona que “El
aval, como garantía cambiaria que es, sólo puede otorgarse sobre una letra
perfecta; si faltase a la misma algún requisito esencial, dicho aval no produciría
sus efectos peculiares sin perjuicio, claro está de las acciones que pudieran surgir
del derecho común mientras el título no fuere completado; los principios expuestos
con respecto a la letra en blanco son desde este punto perfectamente aplicables”.

Díaz Bravo, Arturo, Títulos y operaciones de crédito, 5a ed., IURE editores, México, 2016, pp. 212-
224.

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