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Los objetivos SMART o inteligentes son los puntos donde una empresa quiere llegar,
de forma estratégica; es decir, son objetivos específicos, medibles, alcanzables,
relevantes y a tiempo. Estos criterios te ayudan a distinguir los objetivos eficaces de
los que no lo son.
Determinan las prioridades para cada equipo, permiten que los resultados de la
empresa sean medibles y sirven como una guía para el crecimiento de la empresa. Por
esto es crítico definir objetivos o metas con la metodología SMART.
Pensar SMART es tener orden para planear, anticipar y verificar los avances. Si aplicas
esta metodología tienes mayores posibilidades de establecer un orden en tu negocio,
sea en los procesos, los sistemas o las actividades de cada puesto; así podrás operar
con una misma visión y lograrás los resultados planteados. Con procesos inteligentes
todo fluirá mejor y evitarás riesgos innecesarios en la operación de tu empresa.
Otra gran ventaja es la posibilidad de hacer una mejor distribución de tus recursos
humanos, físicos y financieros, lo cual te generará ahorros. Con objetivos inteligentes
tendrás un mayor control de tus presupuestos.
5. Optimizar la comunicación
La claridad que te brinda un objetivo SMART favorecerá que comuniques con mayor
precisión lo que pretende la empresa o un proyecto en específico. De esta manera, los
integrantes de tu negocio identificarán la meta. Esto ayudará a la cohesión de los
equipos y tendrás la certeza de que cada una de las personas que trabajan por ese
objetivo están haciendo su parte.
Tu equipo de ventas requiere visión, certidumbre y metas palpables para que pueda
actuar de forma ágil. Esto se logra con objetivos SMART, así podrá guiarse y orientar
sus esfuerzos alineados a tu estrategia comercial.
Las metas son un puerto; los objetivos, la brújula que te guía. Entonces, hay que tener
claro que los objetivos y las metas sí son diferentes.
Por su naturaleza, las metas son más generales, amplias y pueden ser a corto,
mediano o largo plazo; incluso una meta puede o no cumplirse, pero los objetivos
siempre deben llevarse a cabo. Tanto los objetivos como las metas deben construirse
de forma SMART para que sean funcionales.
Por ejemplo, un negocio puede tener esta meta: «Este año generaremos mayor
posicionamiento de marca», pero esa visión habrá que hacerla SMART:
«Aumentaremos 10 % el engagement de marca y 20 % la fidelización de clientes en un
periodo de enero a abril, para mejorar el posicionamiento de marca». ¿Cómo llegar a
esto? Por lo menos, con la participación de las áreas de marketing, ventas y servicio.
Cada una tendrá objetivos SMART alineados a la meta que se quiere lograr.
Cuando tienes como objetivo «aumentar tus ventas», en realidad solo tienes una idea.
Cuando dices que «quieres aumentar 200 % tus ventas en 2 años» ya has incluido más
detalles, pero aún no hay la especificidad suficiente.
Un ejemplo más específico sería: «Aumentaremos las ventas de los productos estrella
(2 o 3 de los productos más vendidos) en un 40 % durante el año entrante, para poder
lanzar nuevos productos».
Cómo definir objetivos empresariales medibles
Lo más sencillo es que te bases en porcentajes de avance: si quieres
aumentar tu lista de suscriptores de 100 a 100.000, establece objetivos
cuando alcances los 500, 1000 y 50.000, por ejemplo. Por ejemplo:
«Incrementar a 500 el número de suscriptores en marzo, mediante una
campaña en Instagram, con el fin de fortalecer la estrategia de mailing».
Este punto te indica si el «cómo» es adecuado para alcanzar tu objetivo. Por ejemplo,
si ya cuentas con políticas y acciones de responsabilidad social, podrías buscar una
certificación de empresa responsable. Si no tuvieras esta cultura, entonces tu objetivo
sería iniciar con esas medidas. Un ejemplo quedaría así:
De esta forma, te asegurarás de que cada objetivo está alineado con la realidad de tu
empresa, de tal forma que lo verás cumplido de forma efectiva.
Cómo definir objetivos empresariales relevantes
Establece un objetivo relevante al pensar en aquellos aspectos que
consideras como oportunidades, ya sea el lanzamiento de un producto, el
crecimiento de una de tus líneas productivas o cambios organizacionales.
Después, desarrolla los estudios pertinentes que te permitan saber si
realmente esas cuestiones son relevantes o tienes que reformularlas.
Un objetivo será relevante si, además de saber cómo lo harás, puedes responderte de
forma clara para qué o por qué lo harás. Por ejemplo, «Quiero disminuir la hora de
salida de los colaboradores, cuyo horario es hasta las 6 p. m., pero la mayoría está
saliendo hasta las 7 p. m.» Este es un buen objetivo, pero falta la relevancia: «lo quiero
así para tener colaboradores con mejor calidad de vida como lo marca la cultura de
trabajo en la organización y así estén más concentrados en su actividad, contentos y
sean más productivos».
El objetivo SMART quedaría algo así: «Lograr que todos los colaboradores del área
operativa terminen sus labores a las 5:00 p. m., optimizando tiempos de trabajo para
ganar un 10 % en productividad. Para ello, daremos una capacitación sobre
optimización del tiempo, en el primer trimestre del año, con la finalidad de
incrementar su calidad de vida y aumentar su compromiso con la organización».